Subido por Arón B.

BAÑAY, Arón (2020) Por qué ante el racismo también nos lavamos las manos

¿Por qué ante el racismo también nos “lavamos las manos”?
Arón Milkar Bañay *
Imagen: de la Web.
El día 21 de marzo de 1966 la Asamblea General de Naciones Unidas estableció esta
fecha para conmemorar, como un llamado a la reflexión, la trágica represión y asesinato
de 69 personas en Shaperville, Sudáfrica, que manifestaban pacíficamente contra las
leyes del apartheid en 1960, a manos de la policía sudafricana. El escritor uruguayo
Eduardo Galeano (1940-2015), en Ser como ellos y otros artículos, define al apartheid
así: “Sistema original de África del Sur, destinado a evitar que los negros invadan su
propio país. El Nuevo Orden lo aplica, democráticamente, contra todos los pobres del
mundo, sea cual fuere su color”.
En estos tiempos de endemias y pandemias (la historia relativamente reciente de la
humanidad da cuenta de varias), tiempos éstos de sobre información e irresponsable
desinformación, nos han vuelto a enseñar a lavarnos las manos. Lo hacemos, por
necesidad y urgencia, para protegernos y proteger a los demás. Pero ante el racismo que
horada la diversidad constitutiva de nuestras sociedades, no hubo necesidad de
reaprender a lavarnos las manos. Este flagelo actúa silenciosamente, de forma solapada,
y en ocasiones explícita y abiertamente. Corroe mediante un tipo de discriminación que
jerarquiza a las personas por su condición étnica, su color de piel o su posición
socioeconómica, afectando en América Latina especialmente a las personas de pueblos
indígenas y afrodescendientes. Esta detestable clasificación se refleja no solo en los
prejuicios y descalificaciones, sino también en la exclusión y ‘ninguneo’ de las
historias, lenguas y conocimientos de esos pueblos de la conversación cotidiana (cuando
no hecha de adjetivaciones ofensivas), como también de los planes de estudio de todos
los niveles del sistema educativo. También lo hacen en la escasa participación de
personas de pueblos originarios y afrodescendientes entre el estudiantado, docentes,
autoridades y funcionarios. Estos problemas no afectan tan solo a las personas y los
pueblos indígenas y afrodescendientes. A pesar de ello, reciben escasa atención por
parte de las instituciones públicas, los medios de comunicación y las Instituciones de
Educación Superior (IES).
Como afirma el investigador del CONICET, Daniel Mato (Universidad Nacional de
Tres de Febrero-UNTREF): “son numerosos los instrumentos internacionales en vigor,
las constituciones nacionales y leyes de buena parte de los países de la región que
establecen derechos colectivos para estos pueblos e individuales para quienes forman
parte de ellos, pero en la práctica éstos no se cumplen”. Por su parte, la docente emérita
Ana María Gorosito Kramer (Universidad Nacional de Misiones - UNaM), referente
innegable y activa colaboradora del pueblo mbya guaraní, sostiene que esas normas
constituyen “la retórica políticamente correcta del Estado”. En nuestra región,
caracterizada por las olas migratorias provenientes de Europa y el mestizaje, la
diversidad no es abiertamente negada, aunque en algunas escuelas primarias por
ejemplo, llega a constituir “un problema” a la hora de enseñarse como temática ¿Por
qué continúa siéndolo?, ¿por qué se sigue enseñando a “lavarse las manos” frente al
racismo?
La experiencia de la Educación Intercultural Bilingüe (EIB) cuenta con más de quince
años en la provincia de Misiones, el primer equipo técnico se estableció en 2004. A
escala nacional fue establecida por la Ley de Educación Nacional N° 26.206 sancionada
en 2006, que incorporó a la Modalidad de Educación Intercultural Bilingüe dentro de la
estructura del sistema educativo nacional. Sin embargo, todavía se la piensa como
exclusiva para las comunidades mbya guaraní y para la zona fronteriza sobre el margen
del río Uruguay, donde es notoria la influencia del portugués brasileño en la
cotidianeidad de la población. ¿Por qué aun persiste la resistencia a enseñar y aprender
el guaraní del Paraguay en los márgenes del Paraná? En 2018, el Equipo Nacional de
Pastoral Aborigen (ENDEPA) elaboró un crítico Informe para la Incidencia Pública
titulado “A Medias Tintas” donde se observa el estado de la Educación Intercultural
Bilingüe en la Argentina y realiza recomendaciones y aportes para las autoridades que
toman decisiones en su implementación, siendo de acceso abierto en la web.
Esta modalidad educativa o alguna alternativa que contemple a los pueblos indígenas y
afrodescendientes (como se recomienda desde diversos organismos internacionales) se
encuentra ausente en el nivel superior, como también la formación de docentes EIB para
todos los niveles educativos, con algunas excepciones de profesorados en algunas
provincias, como Chaco o Salta, y en otras ocasiones algunas adecuaciones como la
validación de la figura de las y los Auxiliares Docentes Indígenas (ADI). Esta situación
deja en evidencia el retraso respecto de los niveles básico y medio, con una Ley de
Educación Superior (LES) N° 24.521, de 1995 aún en vigencia -con algunas
modificaciones, la más reciente a fines de 2015- que merece ya una revisión y por qué
no una reformulación.
En este sentido, para el estudiante avanzado de la Licenciatura en Trabajo Social
(FHyCS-UNaM), Martín González (mbya guaraní) “la interculturalidad es algo que
permite visualizar también el racismo, no solo en la universidad sino en todos los
estamentos del estado. Cuando se habla y hace poco sobre las políticas interculturales es
claro que hay prejuicios y discriminación (…) la universidad puede generar facilidad
para el ingreso universal -a la clase típica media baja-, pero para nosotros es una deuda,
una política de participación con nuestro pueblo, sino seguirá siendo una política de
asimilación y desconocimiento”.
Las Universidades y otras IES juegan un papel significativo en la formación no solo de
profesionales en diversas áreas, sino como señala Daniel Mato, director de la cátedra
UNESCO “Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América
Latina” de la UNTREF, en formar a docentes de los restantes niveles educativos,
dirigentes sociales, funcionarios públicos, legisladores y, en definitiva, a quienes toman
decisiones a fin de erradicar de manera efectiva al racismo que afecta a nuestras
sociedades.
En los últimos tiempos a esta parte, algunos ejemplos muy evidentes han quedado
sumamente expuestos. Por citar algunos, en marzo de 2018, fue brutalmente asesinada
en Brasil la concejala del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), Marielle Franco, un
crimen político y de odio, hacia todo lo que representaba por ser mujer, feminista,
bisexual, negra, favelada, socialista y activista de derechos humanos. Si en nuestro país,
algunos altos funcionarios estatales han proclamado públicamente frases repetidas a lo
largo de la historia nacional como que “los argentinos descendemos de los barcos”, qué
decir del controvertido actual mandatario brasileño, para el cual “el racismo es una cosa
rara” y que dijo que “en 1978 salvó a un negro de ahogarse en un lago” aduciendo que
si él fuera racista se habría quedado de “brazos cruzados”; o a principios de este año
afirmara que “Cada vez más el indio es un ser humano igual a nosotros", declaraciones
que pueden encontrarse en periódicos digitales de amplia circulación.
Por otra parte, un caso de “racismo judicial” puede ser el de la joven mbya Miryam
Bogado, de 19 años, detenida desde febrero a septiembre de 2019, acusada por el
poder judicial de la provincia de Misiones de un hecho doloso (la muerte de su hija de 4
meses que había nacido con serias complicaciones de salud) negándole la participación
de intérpretes y desconociendo todo derecho consuetudinario. En periódicos digitales
locales, y en redes sociales, los comentarios de nuestros comprovincianos hacia el
pueblo mbya asombran e indignan.
Otro hecho en la región, con abiertas connotaciones racistas, fue el confuso y discutible
proceso eleccionario en Bolivia a fines de octubre de 2019, que derivó en un golpe de
Estado, tras una sucesión de presiones nacionales e internacionales a su mandatario, de
origen aymara, Evo Morales Ayma. A través de la televisión y los periódicos pudo
observarse que miembros de las fuerzas armadas bolivianas se arrancaban el distintivo
que representa a la Whipala de sus uniformes, cuando esta bandera fue adoptada y
reconocida como símbolo en su Constitución del año 2008, donde se reconoce como un
Estado Plurinacional.
Ya iniciado el presente año 2020, en enero, se celebró en la localidad misionera de
Corpus Christi la “comilona” de San Baltazar, una fiesta con más de cien años,
vinculada a la comunidad afrodescendiente misionera, sin embargo, con muy escaso
reconocimiento a nivel regional, apenas con promoción y apoyo municipal y de poca
circulación en los medios de comunicación.
En el campo de la salud y los pueblos indígenas, hace años que abundan los ejemplos de
discriminación racista por parte de profesionales de la salud formados en universidades
públicas nacionales y en menor medida en instituciones privadas, donde se desestima su
abordaje por parte de estos pueblos como “medicina folclórica” o situaciones de tipo
anecdótico. Qué decir del reciente caso de un médico en la provincia de Salta en que
afirmaba abiertamente que asesina indígenas wichí y “nadie sabe, nadie se da cuenta
porque él ‘es doctor’”.
A estos, podemos agregar el caso de asesinato del joven Fernando Báez Sosa, cuya
familia es de origen paraguayo, en la localidad de Villa Gesell, por un grupo de jóvenes
que le propinaron tremenda paliza bajo el mote clasista y racista de “negro de mierda”,
tan frecuentemente escuchado a lo largo de nuestro país. O el testimonio expresado a
fines de febrero por una mujer paraguaya residente en Juan José Castelli, Chaco:
“Siempre me trataron de paraguaya de m… sólo por hablar guaraní”. Finalmente, la
directa vinculación a las personas de origen asiático con la pandemia actualmente en
auge, mencionada por algunos periódicos nacionales, citando a un importante líder del
hemisferio norte como “gripe china”.
En este sentido, investigadores, docentes y estudiantes, de comunidades indígenas y no
indígenas, señalan con énfasis la recomendación de la Conferencia Regional de
Educación Superior realizada en Córdoba (CRES 2018) de que “las políticas y las IES
deben contribuir proactivamente a desmontar todos los mecanismos generadores de
racismo y deben educar a la población en general, y particularmente a sus comunidades,
contra el racismo y todas las formas de discriminación”.
Siguiendo tales recomendaciones, en junio de 2018 la cátedra UNESCO “Educación
Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América Latina” de la UNTREF
lanzó la “Iniciativa para la Erradicación del Racismo en la Educación Superior” con un
portal accesible con contenidos educativos en la web. Su director, el Dr. Daniel Mato
informa que en breve plazo se logró “la adhesión de los rectores de más de veinte
universidades de nueve países latinoamericanos, quienes actualmente conforman su
Consejo Asesor, como también de un número semejante de centros de investigación,
carreras y cátedras que se han incorporado a su ‘Coalición inter-institucional para la
Erradicación del Racismo en la Educación Superior’ y de más de sesenta colegas de
diez países latinoamericanos que ya se han incorporado a su ‘Red de Colaboradores’”.
La puesta en marcha de esta Iniciativa constituye un paso promisorio. Por lo pronto ya
ha logrado que todas las universidades participantes en las mismas e incluso algunas
más estén organizando foros, mesas redondas y otros tipos de actos para conmemorar el
Día Internacional de la Eliminación de la discriminación Racial y promover reflexiones
y debates sobre el tema que, junto con la realización de talleres en Internet y campañas
comunicacionales contribuyan a dinamizar las transformaciones institucionales
recomendadas por la CRES 2018.
* Arón Milkar Bañay (n. 1987)
Licenciado en Antropología Social. Becario doctoral del CONICET en Programa de
Posgrado en Antropología Social (PPAS-UNaM), docente del Departamento de
Antropología Social de la UNaM. Investigador Residente de la red interuniversitaria
ESIAL “Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América Latina”.
Centro Interdisciplinario de Estudios Avanzados. Universidad Tres de Febrero (CIEAUNTREF). Miembro de la red de colaboradores de la Iniciativa para la Erradicación del
Racismo en la Educación Superior.
Integra el Comité Editorial de la Revista de Antropología Avá y de la Revista
Tramas/Maepova del Centro de Investigaciones Sociales y Educativas del Norte
argentino, de la Universidad Nacional de Salta (UNSa), ambas disponibles en la web.
Contacto: aronmilkar87@gmail.com