Subido por Nathalia Estupiñan

ensayo sobre la música

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Educación Musical: Su Rol en la Pedagogía y la Sociedad
Natalia Andrea Estupiñán Rojas - 221071
Escuela de Trabajo Social, Universidad Industrial De Santander
PH1: Taller De Lenguaje I
Cristal Gallego Escobar
Profesora Practicante
10 De Octubre De 2021
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Educación Musical: su Rol en la Pedagogía y la Sociedad
Si bien en pleno siglo XXI aún se afronta como un difícil reto la tarea de formar ciudadanos
que tengan la capacidad de convivir en sociedad, existen hoy algunos docentes y profesionales en
el área de la educación que se niegan a soltar los métodos clásicos y mecanizados de enseñanza
para dar espacio a herramientas didácticas que aporten al aprendizaje mediante un desarrollo
creativo y participativo, como es el caso de la música. Un arte que si bien lleva milenios siendo
practicada, tiende a verse como un asunto de poca importancia e interés evidenciándose esto,
incluso, en las definiciones sistemáticas y simples que se dan acerca de no solo a la música, sino
al arte en general en nuestra sociedad. Pues los conceptos que se dan no pasan de una oración o
frase; aún más dentro de las cargas académicas en escuelas de básica primaria y educación media
se le asigna un espacio dedicado a la música no mayor a dos horas, mientras que a las materias de
ciencias, matemáticas y lenguaje se les asignan cuatro o más horas en la semana.
Pese a esta poca relevancia dada a la música existe una relación innegable entre esta y el
ser humano. En palabras de Stefan Koelsch (2011), profesor de psicología de la música y
neurocientífico germano-estadounidense, afirma que Somos criaturas musicales de forma innata
desde lo más profundo de nuestra naturaleza. Si se parte desde una mirada neurocientífica, existen
estudios que sugieren que los ritmos y la sonoridad tienen la capacidad de involucrarse de manera
íntima al punto de poner a actuar simultáneamente áreas del cerebro humano destinadas al
lenguaje, el movimiento, y las emociones; siendo estas últimas, un factor importante para el
aprendizaje.
Las emociones dentro de la psicología no fueron consideradas como una categoría, sino a
partir del siglo XIX al ser definidas como: ‘‘un estado afectivo intenso y transitorio producido por
un estímulo del entorno o una situación interna del propio individuo’’ (Cabrelles Sagredo, 2007);
Asimismo, dentro de esta definición podemos tomar a la música como aquel ‘‘estímulo’’ del
entorno, pues tiene el poder de producir un estado afectivo intenso y transitorio, antes mencionado,
en el ser humano.
Muchos estudios han tratado de simplificar esquemáticamente los efectos y la relación que
hay entre la música y el cerebro, al punto de ser necesario separar las emociones en dos categorías:
positivas y negativas. Ambas categorías son mediadas por el córtex prefrontal ventro-medial,
generando que el cerebro clasifique y de una respuesta fisiológica ya sea de aproximación o
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retirada debido a las sensaciones que producen las construcciones tonales de las piezas musicales.
Si una persona es sometida a un caos sonoro atonal y desafinado, sentirá necesidad de alejarse de
aquello que le genere molestia o incomodidad; mientras que, piezas más de estilo jónico, definidas
como brillantes y de aire alegre, producirán una aproximación, ya que, conecta de manera positiva
con quien la escucha. Esto porque el sistema dopaminérgico siente placer ante este tipo de música
generando un incremento del flujo sanguíneo cerebral activando así, sistemas de recompensa
similares a las producidas por la comida, drogas adictivas o el sexo.
A partir de lo expuesto, es que se ve la música como herramienta válida de intervención en
aspectos cognitivos, físicos, emocionales y sociales en distintas áreas. Desde la salud hasta la
pedagogía por medio de la musicoterapia, la cual se puede entender como una función terapéutica
de ‘‘proceso sistemático de intervención que usa experiencias musicales y la relación personaterapeuta para promover cambio’’ (Bruscia, 1998) y que, además, puede ser usada para involucrar
al mundo en procesos de terapia individuales o grupales. Es importante en el proceso de desarrollo
humano, específicamente en el período de 0 a 6 años formar las bases de la inteligencia emocional
a través del fomento de la adquisición de habilidades, como: autoconocimiento, motivación,
empatía y control de impulsos; ya que, ayudan al alumnado a reconocer su experiencia emocional,
promueven el descubrimiento y entendimiento del ser, y simultáneamente enaltece otros procesos
de aprendizaje (Albornoz, 2002). Adicionalmente, ayuda a crear la capacidad de resiliencia en la
personas.
A su vez, la musicoterapia puede ser clave dentro del aula de clase o espacios de
aprendizaje; ya sea como un elemento complementario para generar un buen ambiente de estudio,
o ser usada mediante el empleo de piezas musicales llevando a cabo ejercicios donde se anime a
los niños a identificar sus emociones. Se busca durante el ejercicio de sensibilización musical,
poder trabajar en sus emociones, u otras sentidas en su diario vivir. Cualquiera que sea el caso, se
puede realizar de forma individual o grupal; la idea es invitarlos a expresarlas y desarrollar su
creatividad con las cosas que pueden llegar a imaginar con la música.
En el caso de Colombia, son muchos los jóvenes y niños que sueñan con acceder a una
educación musical, Nacieron con aquella facilidad o ‘‘don’’ para el área artística y musical. Sin
embargo, a causa de diferentes factores como la baja oferta académica en el área, su
infravaloración profesional o la situación socioeconómica ellos terminan experimentando
frustración por no haber tenido la oportunidad de explotar aquellos talentos y cualidades durante
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su educación, o si quiera llegar a enterarse de la capacidad que podrían llegar a poseer para emplear
un arte como lo es la música Triste situación que logró sé bien plasmada desde la música misma
en la canción En algún lugar: ‘‘En las sombras mueren genios sin saber de su magia concedida,
sin pedirlo mucho tiempo antes de nacer’’ (Duncan Dhu, 2004). Desde la pedagogía la música
puede ser no solo un intento de fomentar una apropiación cultural e histórica de nuestro país y
nuestra gente en los niños, sino también una invitación para que los más jóvenes adquieran un
papel participativo en la sociedad, en donde, puedan plasmar mediante canciones aquello que no
han podido contar. Sus suelen ser invalidadas y reprimidas históricamente dentro de este mundo
construido por y para adultos; no obstante, estos últimos también han sido históricamente
silenciados por otros adultos, más exactamente aquellos que visten de corbata y ocupan grandes
puestos.
El compilado musical Tocó cantar: una travesía contra el olvido (Centro Nacional de
Memoria Histórica, 2015), es un ejemplo de todo lo expuesto y muestra que la música no se trata
solo de escuchar y su utilidad no está solo en las áreas de pedagogía, biología, neurociencia o
psicología sino que puede llegar a ser un elemento clave para intervenir socialmente con todo tipo
de comunidades; sobre todo en aquellas que son vulnerables al ser víctimas del abandono de Estado
y que necesitan una herramienta que les permita contar aquello que no ha podido ser contado. Son
ciudadanos oprimidos que se han visto desventajados por leyes injustas e impuestas por gobiernos
indolentes con el pueblo; también, sirve para historias autóctonas de nuestra cultura que han
quedado en el olvido (hacer memoria). Para todo esto y más es la música. En suma, ya sea como
medio de desahogo donde se puedan descargar emociones, o como forma de comunicación al
mundo plasmando palabras, ideas, emociones, recuerdos o vivencias en el arte musical este tipo
de educación servirá como base de inicio para todo ello.
En conclusión, la música merece jugar un mayor papel en el desarrollo emocional que va
de la mano con el área cognitiva y social de los sujetos de nuestra sociedad. Debe iniciarse desde
la niñez con la necesaria participación por parte del Estado a través del aporte de más espacios y
recursos para su implementación y desarrollo. Todo lo anterior con el fin de que los niños al llegar
a la adultez tengan en sus manos una herramienta poderosa de comunicación, que les permita
mantener nuestros lazos históricos y culturales sin ser infravalorados ni desestimados.
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Referencias
Cabrelles Sagredo, I. (2007). Las emociones y la música. Revista de Folklore, N° 324, 183-192.
http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmcj40k2
Facundo Manes. (14 de Septiembre de 2015). ¿Qué le hace la música a nuestro cerebro? Periódico el
País
https://elpais.com/elpais/2015/08/31/ciencia/1441020979_017115.html?prm=copy_link
Carlos Francisco Fernández (30 de Marzo 2021) Los maravillosos efectos de la música en el
cerebro.
El Tiempo https://www.eltiempo.com/salud/cual-es-el-efecto-de-la-musica-en-el-cerebro-365688
Eduard Punset. (09 de Octubre de 2011) Música, emociones y neurociencia.
Rtve https://www.rtve.es/television/20111009/musica-emociones-neurociencia/465379.shtml
Bohórquez, L. R. M. (2019). Música y conflicto armado: Representaciones de identidad,
memoria y resistencia en el compilado musical "tocó cantar: Una travesía contra el
olvido". Cuadernos de Música, Artes Visuales y Artes Escénicas, 14(2), 125-145
http://dx.doi.org/10.11144/javeriana.mavae14-2.myca
González Martín, C., y Valls, A. (2018). Los proyectos de trabajo en el área de música: una
metodología de enseñanza-aprendizaje para afrontar los retos de la sociedad del siglo
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Albornoz, Yadira. (2009). Emoción, música y aprendizaje significativo. Educere, 13(44), 67-73.
Recuperado en 11 de octubre de 2021, de
http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S131649102009000100008&lng=es&tlng=es.
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