La Química, el elemento clave para la preservación Aunque parecen dos campos completamente separados, el arte no podría subsistir en el tiempo sin la Química. Las obras de arte representan un gran patrimonio como la expresión y evolución artística, cultural e histórica de las sociedades. La valorización de una obra de arte no depende solo de su antigüedad o de su autor, sino también del estado de conservación en que se encuentra. Los procesos de degradación en una obra de arte no solo pueden afectar su estética sino también su valoración monetaria. Aunque parezcan dos áreas totalmente diferentes y aisladas, la Química y el Arte están estrechamente unidos. La Química no solo le puede otorgar al arte herramientas para su creación, sino también herramientas para su conservación y restauración. Para un historiador la Química es fundamental en el proceso de investigación. Los datos históricos combinados con la misma pueden permitirle conocer el origen y la época de una obra como también las técnicas y materiales utilizados, sus posibles cambios o intervenciones a lo largo del tiempo y la autenticidad de la misma, para así poder prolongar su vida y restablecer su apariencia original. Esta información es vital para el desarrollo de la conservación. No solo la Química sino también la ciencia juega otra vez un papel importante en el desarrollo de la restauración. La pieza puede ser examinada mediante un estereomicroscopio, o radiación ultravioleta e infrarroja, como también por rayos x para detectar el estado de todas las capas de la pintura y encontrar posibles modificaciones o restauraciones anteriores. Diferentes factores como la acumulación de partículas de polvo, el daño de la luz solar, el envejecimiento de los pigmentos que forman una pintura o las malas condiciones de conservación pueden llegar a dañar una imagen con el paso del tiempo. Proceso de conservación de pinturas Enfocaré mi análisis en la conservación de pinturas especialmente. Acerca de una pintura, el análisis debe dividirse en sus cuatro capas: el soporte (que puede ser un muro, tabla, lienzo u otra base), el fondo o preparación aplicada al soporte para hacerlo mas receptivo a la pintura, el dibujo o las capas pictóricas y la capa protectora (barniz). Cada uno puede presentar algún daño a la pintura; el soporte puede estar cortado o delicado, la pintura puede haberse levantado, agrietado o cambiado de color y la capa protectora puede estar cubierta de polvo u oxidada (tomando un color pardo oscuro). El proceso de restauración se inicia generalmente con la reconstrucción del soporte, en caso de que éste se encuentre dañado. Si el ambiente donde se encuentra la obra es muy húmedo la contracción y expansión de las fibras puede afectar a la capa pictórica como también propiciar la aparición de hongos o plagas. En caso de que el ambiente sea demasiado seco, materiales como la madera, el cuero y el papel tienden a resecarse y quebrarse. Luego sigue la limpieza de la superficie de la obra donde la extracción del barniz en una de las etapas más exigentes en el tratamiento, ya que es irreversible y los solventes deben ser adecuadamente testeados para que no dañen la pintura. Los compuestos orgánicos más utilizados en la pintura y el barniz están constituidos por aceites secantes, aglutinantes proteicos , ceras naturales, resinas naturales y sintéticas. Antes de su utilización se pueden realizar pruebas que determinen la solubilidad del barniz y la pintura. Generalmente se utilizan solventes orgánicos a base de agua. La importancia en los solventes radica en su interacción con el resto de la pintura. Por ejemplo en caso de que el agua interaccione mal con los solventes o la pintura, puede generar a largo plazo que ésta se despegue del soporte, o puede alterar el tamaño de la tela o la madera expandiendo o contrayendo sus fibras, y el resultado final será el descascaramiento. Por otra parte la modificación de la pintura de la obra puede repercutir en la cromaticidad de la obra de arte como en los efectos, poniendo en peligro la técnica del autor.