Tema 1 1.1. Cuento: Conciencia breve (Ivan Equez)) Disfruta de la lectura de este relato: CONCIENCIA BREVE Iván Egüez (Ecuador) Esta mañana Claudia y yo salimos, como siempre, rumbo a nuestros empleos en el cochecito que mis padres nos regalaron hace diez años por nuestra boda. A poco sentí un cuerpo extraño junto a los pedales. ¿Una cartera? ¿Un...? De golpe recordé que anoche fui a dejar a María a casa y el besito candoroso de siempre en las mejillas se nos corrió, sin pensarlo, a la comisura de los labios, al cuello, a los hombros, a la palanca de cambios, al corset, al asiento reclinable, en fin. - Estás distraído, me dijo Claudia cuando casi me paso el semáforo. Después siguió mascullando algo, pero yo ya no la atendía. Me sudaban las manos y sentí que el pie, desesperadamente, quería trasmitir el don del tacto a la suela de mi zapato para saber exactamente qué era aquello, para aprehenderlo sin que ella notara nada. Finalmente logré pasar el objeto desde el lado del acelerador hasta el lado del embrague. Lo empujé hacia la puerta con el ánimo de abrirla en forma sincronizada para botar eso a la calle. Pese a las maromas que hice, me fue imposible, Decidí entonces distraer a Claudia y tomar aquello con la mano para lanzarlo por la ventana. Pero Claudia estaba arrimada a su puerta, prácticamente virada hacia mí. Comencé a desesperar. Aumenté la velocidad y a poco vi por el retrovisor un carro de la policía. Creí conveniente acelerar para separarme de la patrulla policial pues si veían que eso salía por la ventanilla podían imaginarse cualquier cosa. - ¿Por qué corres? me inquirió Claudia, al tiempo que se acomodaba de frente como quien empieza a presentir un choque. Vi que la policía quedaba atrás por lo menos con una cuadra. Entonces aprovechando que entrábamos al redondel le dije a Claudia saca la mano que voy a virar a la derecha. Mientras lo hizo, tomé el cuerpo extraño: era un zapato leve, de tirillas azules y alto cambrión. Sin pensar dos veces lo tiré por la ventanilla. Bordeé ufano el redondel, sentí ganas de gritar, de bajarme para aplaudirme, para festejar mi hazaña, pero me quedé helado viendo en el retrovisor nuevamente a la policía. Me pareció que se detenían, que recogían el zapato, que me hacían señas. - ¿Qué te pasa? me preguntó Claudia con su voz ingenua. - No sé, le dije, esos chapas son capaces de todo. Pero el patrullero curvó y yo seguí recto hacia el estacionamiento de la empresa donde trabajaba Claudia. Atrás de nosotros frenó un taxi haciendo chirriar los neumáticos. Era otra atrasada, una de esas que se terminan de maquillar en un taxi. - Chao amor, me dijo Claudia, mientras con su piececito juguetón buscaba, inútilmente, su zapato de tirillas azules. 1.2. Barreras comunicacioneales Las barreras son obstáculos que dificultan el proceso de comunicación, en el que dos o más personas intercambian mensajes, a través de un canal que facilita la transferencia de la información. Tipos de barreras en la comunicación 1. Físicas: Son las condiciones que se presentan en el medio ambiente y que impiden una buena comunicación, por ejemplo: ruidos, iluminación, distancia, falla de los medios empleados para emitir un mensaje: teléfono, proyector, acústica, grabadora, pantalla, etc. 2. Semánticas: Refiere al sentido de las palabras; estas pueden tener diversos significados, por lo tanto, distintas interpretaciones, por ejemplo, si el emisor dice: “ven lo más rápido posible”, el receptor podría interpretar como “de inmediato” o “pronto, pero no urgente”. 3. Fisiológicas: Están relacionadas con los defectos fisiológicos que afectan a los sentidos, tanto del emisor como del receptor, y que dificultan la transmisión y recepción clara de los mensajes. Por ejemplo: deficiencia auditiva, visual, en la escritura, la lectura, etc. 4. Psicológicas: Relativas a actitudes, prejuicios, estados anímicos, emocionales (miedo, alegría, tristeza, enojo…) del emisor o receptor. 1.3. Modelos comunicacioneales Modelos contaminados Virginia Satir, educadora y psicoterapeuta familiar, plantea que la comunicación es vital en las relaciones interpersonales, e identifica cuatro modelos contaminados: Inculpador: Tiene dos enfoques: El victimario: es el acusador, autoritario, tiene una actitud de superioridad, impone sus opiniones, busca defectos, critica y culpa a los demás. Utiliza frases como: “Tú tienes la culpa”, “Yo tengo la razón, es como digo y punto”, “Siempre te equivocas”. La víctima: Emplea oraciones como: “yo tengo la culpa”, “todo me pasa a mí” Racionalista o calculador: Adopta una actitud correcta, sensata, serena, razonable en exceso, fría, sin reflejo de emociones. Utiliza un lenguaje intelectual para afrontar la amenaza, recurre a citas, explicaciones científicas, emite frases como: “Según señala tal autor”, “Como lo señala la ley”. Evasivo o distractor: Ignora la amenaza, busca mecanismos para enfocar la atención en otro tema, se dispersa, es esquivo, evita la confrontación, por lo tanto, no resuelve los conflictos. Conciliador o aplacador: Intenta aplacar a fin de evitar el enojo del otro, se disculpa, quiere agradar, ser aceptado, siempre está de acuerdo, busca la aprobación de los demás. Las expresiones más comunes del conciliador son: “Como tú prefieras”, “Lo que dices me parece bien”, “Lo que decidas está correcto”, etc. Modelos sanos Cuando las personas nos comunicamos lo hacemos no solo con palabras, sino con todo nuestro ser, con el cuerpo, el rostro, la mirada, el tono de voz, nuestros principios y valores, etc. Y debe haber congruencia entre el lenguaje verbal y el no verbal. Para que la comunicación sea efectiva debemos considerar tres “puertas”: verdad, necesidad y calidez o afecto. Hablar con la verdad es fundamental para construir relaciones saludables, por ello debemos descartar las llamadas “mentiras blancas o piadosas”, pues la verdad siempre sale a la luz. Por otro lado, debemos considerar si lo que vamos a decir es necesario o si es preferible ser prudentes y guardar silencio. Hemos escuchado con frecuencia expresiones como “lo importante no es lo que se dice, sino cómo se lo dice”, “más vale una gota de miel que un barril de vinagre”, de ahí la necesidad de comunicarnos de manera cálida y afectuosa, donde el respeto es primordial. Virginia Satir nos habla de un modelo de comunicación congruente funcional, en el que la persona es consciente de sus pensamientos y emociones, se expresa de forma honesta, franca, directa, clara, respetuosa, su lenguaje corporal y verbal son coherentes, establece límites, no teme la confrontación, llega a acuerdos ganar-ganar, no inculpa ni juzga. El congruente se expresa con este estilo de locuciones: “Desde mi punto de vista”, “Salvo mejor criterio considero…” “Me pare conveniente proceder de esta manera.” Modelo de la comunicación no violenta (Marshall B. Rosenberg) Marshall B. Rosenberg (2000) nos ofrece su modelo de la comunicación no violenta o comunicación compasiva que parte de dos preguntas: “¿Qué ocurre cuando nos apartamos de esa actitud solidaria, cuando nos conducimos de forma violenta y abusamos de nuestro prójimo? Y a la inversa, ¿por qué algunas personas son consecuentes con esta actitud solidaria incluso en las circunstancias más adversas?” (p.13). Sus estudios determinaron la trascendencia de la comunicación en el desarrollo de la capacidad compasiva del ser humano, “descubrí ese enfoque específico de la comunicación -hablar y escucharque nos lleva a darnos a los demás de todo corazón, a conectar con nosotros mismos y con otras personas de manera que aflore nuestra compasión natural” (Rosenberg, 2000, p. 15). El modelo de la comunicación no violenta se sintetiza en cuatro pasos o componentes: 1. 2. 3. 4. Actos concretos que observamos que afectan nuestro bienestar. Cómo nos sentimos en relación con lo que observamos. Las necesidades, los valores, los deseos, etc., que crean nuestros sentimientos. Los actos concretos que queremos pedir a la otra persona para enriquecer nuestra vida. (Rosenberg, 2000, p. 19) 5. Recursos complementarios 6. Observación del vídeo (15 minutos) sobre La Comunicación: Barreras comunicacionales. 7. https://todosobrecomunicacion.com/barreras-de-la-comunicacion/ 8. Análisis y estudio de diapositivas sobre: Modelos comunicacionales. Modelos contaminados y sano (Virginia Satir), Modelo de la comunicación no violenta (Marshall B. Rosenberg). 9. Observación del vídeo subtitulado (1:03:02) sobre La comunicación no violenta, Marshall Rosenberg. 10. https://www.youtube.com/watch?v=C50SD-SDBKg 11. Bibliografía 12. Egüez, I. (1981). El triple salto. Quito: El Conejo. 13. Rosenberg, M. (2000). Comunicación no violenta. El lenguaje de la compasión. Barcelona: Ediciones Urano. 14. https://www.vitalcoachingbarcelona.com/que-tipo-de-comunicador-eres/ 15. https://es.slideshare.net/HugoPinto4/comunicacin-segn-virginia-satir Tema 2 2.1. Cuento: Luna llena (Edgar Allan Garcia) Disfruta de la lectura de este relato: LUNA LLENA Edgar Allan García (Ecuador) Y se encontraron después de muchos siglos y de al menos cuatro vidas de buscarse ilusionados e incansables, pero sin éxito. Ninguno de los dos sabía exactamente cómo habían llegado hasta la esquina de aquel barrio de casas descascaradas y se habían detenido justo ahí, a esa hora tan extraña para ambos, a esperar un taxi trashumante que con un poco de suerte los llevaría a sus respectivas casas. La noche estaba fría, aunque no demasiado, y el cielo parecía un silencioso enjambre de luciérnagas inmóviles. Ella miraba distraída la desembocadura de la calle principal y, de pronto, tuvo ganas de cerrar los párpados cansados, de replegarse para entrar en la queda oscuridad de sí misma; entonces lo sintió venir; fue un presentimiento nunca antes experimentado, un inesperado sobresalto que la puso a temblar cinco segundos antes de que él apareciera entre la penumbra de la calle lateral como un espectro emergiendo de las sombras. Cuando abrió los ojos, sintió un fogonazo, como si una veloz salamandra hubiera subido por su columna vertebral hasta la nuca. Paralizada por aquella visión, no pudo voltear la cabeza para verlo una vez más y permaneció ahí, congelada en el rectángulo de la parada del trole, dándole las espaldas, fingiendo buscar en su cartera algún objeto indispensable, algo tan diminuto e inexistente que sin duda tardaría en aparecer. Él se situó detrás de ella, con las manos en los bolsillos; no podía dejar de verla de arriba abajo, deteniéndose de vez en cuando en esas manos nerviosas que rebuscaban inútilmente dentro aquella cartera negra de boca desmesurada. Cuando huyó de la fiesta de Carlos, su antiguo compañero de colegio, no imaginó que no habría un solo taxi luego de más de cuarenta y cinco minutos de caminata por calles desoladas y desconocidas, así que decidió buscar una estación de trole, un lugar medianamente céntrico donde esperar un milagro. Fue entonces cuando se internó en la oscuridad de una callejuela tortuosa que prometía llevarlo a un lugar más iluminado, pero solo se encontró con otra más estrecha y tenebrosa que la anterior. Regresó, pero fue a parar a un callejón sin salida donde ladraba un perro insomne tras una malla desgarrada. Jaloneado por una intensa sensación de asfixia, trotó hacia lo que parecía un paraíso de luces de neón que se desvanecían a medida que se acercaba y, de súbito, se encontró ahí, justo ahí, hipnotizado por aquella mujer a la que pareció reconocer de lejos y a la que se acercó como si fuera a saludar, a abrazar y besar, pero ya a pocos centímetros de su rostro huidizo y de ese cuerpo esbelto cuyo pulóver dorado no lograba disimular el atractivo contorno de sus nalgas, se detuvo. No, no la conocía, y al mismo tiempo le era familiar. Sin saber qué hacer, se paró detrás de ella, en un ángulo desde el que ella no podía verlo. Mientras se balanceaba con las manos en los bolsillos, para su propia sorpresa empezó a desear que el taxi no llegara nunca y que ese extraño, pero intenso momento se congelara para siempre en su vida. Ella, en un gesto maquinal movió sus cabellos hacia atrás y de inmediato él aspiró su perfume, una leve fragancia dulce y oleaginosa que entró por sus ternillas, descendió como un licor añejo por su garganta y le estalló en el plexo un segundo antes de bajar como un relámpago hasta su bajo vientre. Ella se movió apenas, lo justo como para mirar de reojo a aquel hombre que no se movía de sus espaldas y cuyo silencio no le hacía temer sino temblar con una rara emoción que le erizaba los vellos de la espalda. Sentía al mismo tiempo sus nalgas brotadas, germinando bajo la seda negra, imantándose hacia él, dejándose acariciar por esas miradas que, ella sabía, la recorrían de arriba abajo con una avidez de fuego casi palpable. Con la mano que por fin había dejado de buscar inútilmente en la cartera, deslizó otra vez su resplandeciente cabellera para atrás, lentamente, abriéndose finas matas de cabello con los dedos. Con oscura emoción se dio cuenta de que su perfume se esparcía como una lluvia secreta y que una parte muy íntima de ella había empezado a revolotear en brisa fría rumbo a las entrañas de aquel hombre misterioso. Arriba la luna llena tenía un conejo tatuado en su vientre de harina, ¿o era un rostro? Sí, un rostro de hombre, de pronto se acordaba, aquel que había observado desde niña y ahora, pensándolo bien, se parecía mucho al hombre que permanecía silencioso a sus espaldas. Escuchó entonces su propia respiración y se dio cuenta de que había empezado a respirar con más profundidad y frecuencia que antes. El silencio era casi total, apenas si se escuchaba un murmullo a lo lejos, en algún rincón del universo estrellado, en tanto la ciudad semejaba el luminoso telón de fondo de un teatro abandonado. Solo ella y él estaban vivos, percibiéndose cada vez más cerca, escuchándose respirar el uno al otro. El corazón le dio un vuelco, por un momento sintió que él se había acercado aun más, que ya solo faltaban unos pocos centímetros de penumbra para que sus cuerpos se rozaran, se tocaran, se palparan suavemente y empezaran a temblar abrazados. Si su auto recién salido de la mecánica no se hubiera dañado en aquel barrio desolado, si el celular que siempre llevaba en la cartera no hubiera agotado su batería en un momento tan crítico, seguramente a estas horas se estaría bañando antes de ir a la cama, desnuda como todas las noches, para continuar la lectura de aquella pequeña novela sobre un amor imposible que, de manera consciente, se había demorado en leer más de la cuenta. Si Carlos no se lo hubiera encontrado en la calle, si no hubiera insistido tanto en que fuera a su fiesta de cumpleaños, si se hubiera dado cuenta con solo verlo que ahora estaba frente a un solitario irreductible, ante alguien a quien nunca le gustaron las celebraciones, que siempre había detestado los “hip hip hip hurra” y los “cumpleaños-feliz”, porque creía que en el fondo no había nada que celebrar. Pero una vez cometido el error de haber aceptado, tenía que huir, no aguantaba más el ambiente opresivo de aquellos seres que fingían estar felices. Los vio como a través de un lente que podía penetrarlos, que dejaba en carne viva sus secretos dramas, su absurda patraña. ¿No se ven acaso?, ¿quieren que les pase un espejo? mírense, son tristes, o peor aún, patéticos, les dijo, les gritó en silencio mientras bailaban indiferentes a su enfado. Entonces, no sabe aún cómo, dio un paso hacia atrás y luego otro hasta desaparecer por la puerta que alguien había dejado entreabierta. Se sintió mejor con la noche fría sobre sus hombros, con la soledad de las calles rodeándolo, con la luna arriba persiguiéndolo por entre aquel laberinto como una loba silenciosa, esa misma luna en la que desde niño creía ver una mujer, o más bien la sombra difusa de una mujer triste. Registró en vano los bolsillos en busca de un cigarrillo que sabía no tenía. ¿Acaso no había dejado de fumar hacía tres meses? La mujer se movió imperceptiblemente y volteó un poco más el rostro encendido. Tenía los ojos húmedos y abiertos en extremo. Él tuvo ganas de tocarla lentamente, de pasarle los dedos por el cabello perfumado, de succionarle los lóbulos de las orejas, de acariciarle la cintura y atraerla con suavidad hacia él, hacia ese cuerpo recio que había empezado a resoplar como un lobo en celo. Por unos segundos sintió el estremecimiento de ella cuando él se acercó un poco más, pero quería oler aquel perfume hasta embriagarse, quería que su cuerpo estuviera más cerca de esas nalgas que parecían crecer, señalando hacia él, invitándolo a rozarlas y a explorarlas con manos ávidas. Ella quiso dar un paso hacia atrás cuando sintió entre los cabellos un vaho caliente, el movimiento casi imperceptible de aquel hombre cuyo rostro ya no recordaba, pero cuyo olor le acababa de golpear en la nuca, bajando luego por sus vértebras y quemándole las caderas súbitamente ensanchadas. Esa fuerte emanación a piel sudada, a hombre, a animal le hizo volverse un poco más. Cerró los ojos para poder olerlo mejor. No podía saber que el hombre a sus espaldas también había cerrado los ojos mientras alargaba el cuello, el rostro y la nariz en busca de su cabellera. Los dos permanecieron así durante varios segundos, suspendidos en el aire de la madrugada, con sus cuerpos temblorosos cada vez más cercanos. Entonces ella volvió como de un sueño. Un ruido lejano la había traído de regreso. Un ruido ronco, pesado, lento, como el de un viejo camión subiendo la cuesta. A lo lejos ella alcanzó a ver la chatarra amarillenta con una débil luz parpadeante sobre el techo. Un taxi, se dijo con angustia creciente. El tiempo se había terminado. Ninguno de los dos lo sabía de manera consciente pero durante siglos y siglos se habían buscado sin encontrarse, y ese persistente desencuentro los había convertido en dos seres solitarios e infelices hacía tres mil años en Persia, ochocientos en Cantón y trescientos en Oklahoma. Solo en Madagascar se habían encontrado durante unos breves minutos cuando él, que entonces era la madre de ella, murió durante el parto de su primogénito, que entonces era la mujer que ahora tenía frente a él. Entre ese confuso pasado y aquel presente se levantaba un abismo de fantasmas, presentimientos y esperas inútiles que ninguna mujer, que ningún hombre había podido llenar. Ahora la inminencia del taxi que avanzaba jadeando hacia ellos, les dejaba unos pocos segundos más para hablar, conocerse, o al menos establecer un futuro encuentro. Pero cómo acercarse sin que ella se sobresaltara, sin que él pareciera un violador que intentaba sujetarla por los hombros y arrastrarla hacia la oscuridad del zaguán a sus espaldas. Cómo explicarle, sin que sonara ridículo, que ella le parecía conocida, que seguramente debían de haberse conocido en alguna reunión, en algún ascensor, en alguna calle de una ciudad o país que no lograba recordar. Cómo decirle que él, no sabía cómo ni por qué, se había estremecido al verla ahí, en medio de la noche, parada en la esquina de ese barrio desconocido. Cómo decirle que su olor lo había perturbado más allá de todo límite, que ya no podía sobrellevar tantas y tantas llamaradas crepitando dentro de él, que si ella quería en ese mismo instante él la embarcaba en aquel taxi que venía en cámara lenta hacia ellos y se la llevaba a su refugio para hacerle el amor toda la noche, todas las noches, toda la vida; para amarla para siempre, sí, para siempre, aunque lo que dijera le sonara cursi o estúpido. Ella cerró los ojos otra vez. Quería borrar la visión de aquel taxi avanzando lento y destartalado. En el momento indicado, se dijo, se volvería hacia él y le diría que, dadas las circunstancias, podían compartir el taxi; que ella insistía en que así fuera. Para lograrlo, tendría que tragarse años, siglos de educación religiosa y de advertencias maternas acerca de los hombres, esos monstruos babosos que “solo buscan el sexo”. Tendría además que decirle que ya que se encontraban en el mismo taxi y la noche estaba tan fría, ella podía invitarlo a tomar un café o un trago en su departamento, sí, en ese lugar tan limpio y ordenado por donde aún no había pasado un solo hombre digno de ser amado hasta los huesos y para siempre. Y le diría, además, que se sentía sola, tan terriblemente sola que le pedía, le rogaba se quedara a dormir con ella por esa noche, por las siguientes noches, para toda la vida. Y entonces, tomando su cara entre las manos le susurraría que ella ya lo amaba, que siempre lo había amado y lo amaría por toda la eternidad si fuera necesario. Pero estaba petrificada y respiraba cada vez con mayor dificultad, sus pensamientos no podían cuajar en palabras, en tanto los ojos permanecían fijos en el taxi que avanzaba hacia ellos y una de sus manos sujetaba con fuerza la correa de la cartera. Miles de años de deformación religiosa y de miedo al ridículo pesaban sobre sus débiles hombros. Ella terminaría por entrar en aquel taxi, muda, tensa, sin atreverse a mirarlo siquiera, o tal vez se quedaría viendo cómo él se le adelantaba, la hacía a un lado y se alejaba en el taxi mientras ella se quedaba paralizada por la desesperación. El taxi gruñó al cambiar de marcha y enfiló hacia donde estaban. Él alargó entonces un brazo para tocarla y ella se volvió de inmediato. Se miraron deslumbrados el uno por el otro, trepidando, percibiéndose durante unos segundos con aquellos ojos antiguos y nuevos a la vez. Él tartamudeó: siga, siga usted, por favor. Ella asintió con la cabeza sin atinar a decir nada. Él le abrió la puerta y ella entró tensa, cerrando los ojos, gritando por dentro palabras que ni ella misma entendía. La puerta se cerró con un estruendo metálico y ella alcanzó a balbucear su dirección al conductor. Mientras el taxi arrancaba y se alejaba, ella no se percató de que aquel desconocido empezaba a sollozar en silencio mientras desesperado levantaba la cara hacia la luna llena. Ella no podía siquiera llorar, continuaba paralizada, encogida sobre sí misma mientras un alarido le desgarraba el pecho, un alarido milenario y demoledor que se negó a salir hasta cuando se metió con la ropa puesta bajo la ducha fría. Él la buscaría, sí, lo juraba por aquella luna, la buscaría por toda la ciudad, por todo el país, en cada oficina, en los ascensores, en los parques, en todas las paradas posibles. Iría a fiestas, a discotecas, e incluso a los espantosos paseos de Carlos con tal de descubrirla entre la multitud, bajo un árbol, o quizá en esa misma esquina solitaria, en donde con suerte la tomaría entre sus brazos, pondría de nuevo su rostro frente al de ella y le desnudaría una verdad que sin duda iba a sonar delirante y que acaso la mujer rechazaría espantada. Ella lo buscaría hasta el último día de su vida si era necesario y cuando por fin lo encontrara, no importaba dónde, se lanzaría como una demente a sus brazos y le diría, le susurraría, le gritaría todos sus sueños inconclusos, esos deseos crecientes como ascuas, aquellas mordeduras invisibles en los pezones encendidos, tantas cosas que ahora no podía siquiera expresar, sentada como estaba como un guiñapo bajo la inclemente ducha de agua fría. O quizá no, quizá la próxima vez él se quedaría mudo de nuevo, rígido como una estatua de sal, espantado al verla tan frenética y desparpajada, al percibirla tan estúpidamente obsesiva, seductora, histérica, como si ella no fuera sino una loca más en medio de la enorme ciudad llena de extraños espantajos. O tal vez entonces ella, al verlo venir, dominada nuevamente por el pánico, solo atinaría a pasar, a pasar junto a él, lo más cerca posible, sintiendo con angustia cómo otra vez sus caminos se cruzaban sin remedio, hasta el siguiente encuentro, hasta la próxima vida, hasta aquel lejano tiempo en que el esquivo destino los uniría para siempre. O quizá, y esta eventualidad le hizo soltar un alarido mortal bajo la ducha, hasta nunca… 2.2. Comunicación no verbal La comunicación no verbal es aquella en la que el emisor y receptor no utilizan palabras para transmitir los mensajes (tanto en forma oral como escrita), sino señales, signos, gráficos, sonidos, movimientos, gestos, etc. Tipos de comunicación no verbal 1. Proxémica: Es el estudio del uso y percepción del espacio social y personal para comunicarse (la distancia para hablar). El antropólogo Edward Hall (1968) distingue los siguientes tipos de espacio: Espacio fijo: marcado por estructuras inamovibles, como las barreras de los países. Espacio semifijo: espacio alrededor del cuerpo. Este puede ser invadido (mirar fijamente a alguien, ocupar dos asientos con bolsas cuando hay gente de pie). Tipos de distancia DISTANCIA ÍNTIMA: entre 15 y 45 cm. mucha confianza, la comunicación se realiza a través de la mirada, el tacto. Zona íntima privada a menos de 15 cm. DISTANCIA PERSONAL: entre 46 y 120 cm. En el trabajo, reuniones, asambleas, fiestas, conversaciones amistosas. DISTANCIA SOCIAL: entre 120 y 360 cm. Esta distancia nos separa de los extraños. Ej.: la vendedora de un almacén. DISTANCIA PÚBLICA: se da a más de 360 cm. Y no tiene límite. Ej.: conferencias o charlas. 2. Kinésica: Se refiere al lenguaje corporal, gestos y movimientos que acompañan a la comunicación para darle realce; se utilizan para trasmitir ideas y sentimientos. • • • • • • La expresión Los gestos (manos, brazos, cabeza…) La expresión facial. La mirada. La sonrisa. El desplazamiento 3. Paralingüística: Estudia los signos orales, auditivos, táctiles o visuales. Estas variaciones no lingüísticas donde están presentes los sonidos y ausentes las palabras. Por ejemplo: • • • • El llanto. La risa. El tono de voz (intensidad y volumen). El ritmo (pausado o de prisa). 4. Artefactual: Se encarga del estudio de los objetos y accesorios en un entorno o contexto de comunicación. Hay 4 tipos de objetos: • • • • • Integrados: se usan con un propósito específico. Ej.: mesa, podio. Incidentales: aquellos que afectan a los receptores, aunque no sean parte de un plan para usarlos. Ej.: ventilador, lámpara. Revelados: son los que el comunicador usa con énfasis, muestra a los receptores. Ej.: proyector, vídeo. Objetos ocultos: los que no son detectados por el público, pero sí se ha planeado su uso. Ej.: un ramo de flores, manteles, lapiceros, agua, vasos, etc. 2.3. Comunicación verbal • Es aquella en la que utilizamos palabras para transmitir los mensajes, en forma oral y escrita. Cuando nos comunicamos oralmente podemos hacerlo con más rapidez, dar mayor información en menor tiempo y nos es posible ofrecer retroalimentación, pero también podemos distorsionar el mensaje e interpretarlo de manera subjetiva. • En la comunicación escrita el texto del mensaje debe ser preciso, claro, coherente, fluido, de manera que facilite la comprensión del lector. Además, la información queda registrada permanentemente y puede ser verificada. • Al comunicarnos transmitimos básicamente información, en tanto que al expresarnos transmitimos, sobre todo, emociones. Ejemplo: “esta es mi madre” (información); “esta es mi madre, mi amiga, con ella he experimentado momentos inolvidables de ternura, así como dramas terribles, con ella he llorado y reído tantas veces...”, (la emoción prevalece sobre la información). • Las benditas palabras • Las palabras no solo son un factor fundamental de la comunicación humana, sino que hay que saber amarlas, construirlas con prolijidad, tensar y retejer el lenguaje cotidiano hasta hacerlo dar a luz imágenes, ambientes, personajes, diálogos... de gran expresividad. Para que tengas una idea de lo que significa para muchos escritores la palabra, cito este texto del gran poeta chileno Pablo Neruda (1974): • (...) son las palabras las que cantan, las que suben y bajan (...) Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito... Amo tanto las palabras... las inesperadas... Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen... Vocablos amados... Brillan como piedras de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío... Persigo algunas palabras... son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema... Las agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes, ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas… Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto... Las dejo como estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio, regalos de la ola... Todo está en la palabra... (p.54) • Hermoso, ¿verdad?, pero no todo está en las palabras, como dice Neruda. Antes de que las palabras empiecen a danzar en el papel, está el silencio, ese silencio profundo que almacena las vivencias del escritor: sus intuiciones, sus angustias, sus anhelos, sus emociones y sentimientos. • Recuerda que con las palabras logramos construir o destruir, por ello debemos ser cuidadosos con el uso de la palabra y su mágico poder. • Bibliografía • García, E. (2013). Cuentos fríos y calientes. Quito: El Conejo. • Neruda, P. (1974). Confieso que he vivido. Memorias. Barcelona: Seix Barral. • https://s3.amazonaws.com/wocas3/telligent.evolution.components.attachments/13/1637 /00/00/00/00/65/25/Contributions+of+Edward+T+Hall+for+Friends+of+AFS+ES.pdf?AW SAccessKeyId=AKIAJC2S635RRRB3EOPQ&Expires=1564342257&Signature=XV45F PDZe%2fga3bSaHvcBYCR%2bXws%3d Tema 3 3.1. Cuento: Del seguro contra robos de autos.(Abdón Ubidia Disfruta de la lectura de este relato: DEL SEGURO CONTRA ROBOS DE AUTOS Abdón Ubidia (ecuatoriano) El sistema funciona así: cuando el ladrón consigue entrar al automóvil -cosa por lo demás nada difícil- y se sienta frente al volante, unos dispositivos accionados electrónicamente traban las puertas y aseguran las ventanas. La operación puede o no ser silenciosa. El segundo paso sobreviene cuando el intruso trata de arrancar el motor. Entonces, sobre el tablero de los instrumentos parpadea una luz roja. A continuación, una voz grabada repite, cada treinta segundos, el mismo mensaje: “De aquí no podrá salir… De aquí no podrá salir”. Luego del tercer mensaje (esto ya ha sido computado, el ladrón que ha insistido ya varias veces con el arranque, intenta huir). Pero, tanto puertas como ventanas están muy bien trabadas. No conseguirá abrirlas. Es cuando una aguja hipodérmica sale del asiento y le inyecta un preparado especial que le paraliza las piernas y le deja sin voz. Se ha establecido que, en un porcentaje muy alto de los casos, el ladrón -bajo el efecto de la inyección-, cree que todo lo que le ocurre no es otra cosa que una pesadilla. Para evitarle tal error, la misma grabación le explica los pormenores del asunto. Y así todo queda listo para el último paso que, por desgracia, es harto desagradable pero, sin duda, necesario. El espaldar y el asiento se corren hacia la derecha (en los modelos ingleses hacia la izquierda) dejando al descubierto un sistema de engranajes y émbolos entre los cuales el ladrón es perfectamente triturado, comprimido, y disuelto en un poderoso ácido inodoro cuya fórmula es un secreto de la casa fabricante. Luego, asiento y espaldar retornan a su posición normal, de tal manera que el propietario cuando entre a su vehículo y lo ponga en marcha no encuentre un solo indicio de lo que ha ocurrido ahí. La casa fabricante garantiza que solo en uno por ciento de los casos, el dispositivo confunde ladrón con propietario. 3.2. Tipos de lenguaje verbal Tenemos dos tipos de lenguaje: verbal que se caracteriza por el uso de la palabra y el no verbal en el que la palabra está ausente, tanto en forma oral como escrita. Son ejemplos de lenguajes artísticos no verbales: la pintura o pictórico, la escultura, la danza, el cine mudo, la música (melodía), si es una canción con letra se considera verbal. La Literatura es un arte verbal eminente. Distinguimos cinco tipos de lenguaje verbal: Coloquial: Es el que utilizamos a diario en la comunicación, viene del término coloquio que significa conversación. Se caracteriza porque puede ser formal o informal dependiendo de las situaciones, los espacios, los contextos en los que nos encontremos. Por ejemplo, saludamos con nuestros familiares y amigos de manera más cálida y relajada, con nuestros jefes o personas desconocidas somos formales. Científico: Se caracteriza por ser técnico, objetivo, preciso, con términos especializados, propios de una disciplina, en ocasiones conserva los vocablos de otro idioma, por ejemplo, en informática: documento en Word, presentación en power point, programa Excel, etc. Periodístico: Su objetivo es informar, por lo tanto debe ser claro, objetivo, veraz a fin de llegar a toda la comunidad. La noticia es el género periodístico básico, comprende: título, subtitular, cuerpo de la noticia, foto y pie de foto (cuando se publica en un medio de prensa). Publicitario: El objetivo no es vender, sino convencer o persuadir, pues existen publicidades que no ofertan ningún producto, pero sí crear conciencia o cambios de actitud y comportamiento, por ejemplo: publicidad referida al cuidado y protección del medio ambiente, a la protección y cuidado de los animales, a la práctica de valores. Se caracteriza por ser un lenguaje atractivo, sencillo, claro, preciso, tan conciso que solo una onomatopeya es un eslogan que identifica al producto. Por ejemplo: tic-tic-tic-tic este sonido lo ha utilizado la empresa de caramelos Tictac, chicles Adams. Literario: El objetivo de este lenguaje es crear belleza por medio de las palabras, por lo tanto, es una forma de expresión artística, estética, un trabajo estilizado en prosa y en verso. Ejemplo: EL BESO (Fragmento de la novela Rayuela, de Julio Cortázar) Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua. 3.3. Funciones del lenguaje Referencial o informativa Se utiliza para transmitir información de forma clara, por ejemplo: el verano ha concluido. Emotiva o expresiva Se emplea para comunicar emociones, sentimientos. Ejemplo: ¡me encanta el verano! Apelativa o conativa A través de esta función solicitamos al receptor realizar algo. Ejemplo: por favor ayúdame a concluir este informe. Fática o de contacto La usamos para comprobar que el canal de comunicación esté abierto, que el receptor confirme que está atento a lo que dice el emisor. Por ejemplo: Hola ¿me escuchas? ¿Está clara la explicación? ¿Tienes alguna duda? Metalingüística Se utiliza están función para explicar la misma lengua u otro idioma. Ejemplo: conciencia se escribe con c. Yes significa sí. Poética o estética Su función es crear belleza con las palabras, provocar un deleite espiritual en el receptor (lector), ello implica un trabajo más elaborado con el lenguaje, entonces nos apoyamos en los recursos o figuras literarias (metáfora, símil, antítesis, humanización, hipérbole, sinestesia…). Ej.: “la lágrima es una pizca de ola que siente nostalgia del mar” (Edgar Allan García). Te envío un abrazo de mar, que con su música salina invada de paz la dulce espera del reencuentro. En una sola frase podemos emplear varias funciones de lenguaje. Ej.: Cuídate por favor, ¿sabes que te extrañaré? Y recuerda que te quiero. Recursos complementarios Observación y análisis de diapositivas sobre tipos y funciones de lenguaje. Observación y análisis de un ejemplo de revista digital elaborada por estudiantes de sexto nivel, de la Carrera de Educación Infantil, Modalidad Presencial. Mayo 2019. https://www.flipsnack.com/belusuarez/new-flipbook.html Bibliografía Cantú, L., Flores, J., Roque, M. (2005). Comunicación oral y escrita. México: Compañía editorial continental. Cortázar, J. (1963), Rayuela. Buenos Aires: Pantheon Books Fonseca, S., Correa, A., Pineda, M., Lemus, F. (2011). Comunicación oral y escrita. México: México: Pearson. Ubidia, A. (1992). Divertinventos. Quito: Libresa. Tema 4 4.1. Cuento: La medalla (Alfonso Cuesta) Disfruta de la lectura de este relato: LA MEDALLA Alfonso Cuesta (Ecuador) OCTUBRE. Las aceras vecinas al caserón de la Escuela de los Hermanos Cristianos, se desbordan de niños sonrosados. Tres meses de vivir a todo sol, remendando el cielo con cometas, los han cambiado: vuelven morenos, vivos, con tres dedos más de cuerpo y cosa rara... con avidez de letras. Sin embargo, cuando al llegar a la esquina de la Escuela, oyen un sonido muy conocido para ellos, se demudan, tiemblan ligeramente... No es para menos: ¡Convertirse las tórtolas en chascas! Y acortan el paso, indecisos. A la puerta del Instituto, grupos de padres de familia esperan el turno para presentar a sus hijos al Hermano Director. Uno de ellos ya no puede con su niño primerizo, como de siete años, que patalea y chilla, debatiéndose entre sus brazos. Cada hermano que pasa le asusta como un oso... y grita más. A su lado, otro niño siente los mismos miedos, pero no habría consuelos sino golpes: es el sirviente, indiecito arrancado de su choza en vacaciones. No grita, más un hilo de lágrimas resbala en sus mejillas, y cuando ve un Hermano, involuntariamente aferra su manecita al vestido del patrón. Este ni lo mira, embebecido en consolar a su hijo: - Los Hermanitos son más buenos que las monjas... Tendrás medallas de oro. Serás el monitor... ¡Pero calla!... Te he de hacer faltar cuando quieras... ¡Dan caramelos, estampas!... Calla, calla. Y hacía voz de madre. Al fin, les llegó el turno. Un Hermano rubio salió a recibirlos: Arrastrados más que andando, entraron los dos chicos a la sala. Cuando tras ellos se cerraron las puertas, hasta el indiecito dio gritos; pero, pronto se calmaron ambos al ver que nada les sucedía, y contemplaban, asombrados, al oso convertido en un curita bueno que les acarició riendo y les dio un caramelo y una estampa. Luego, ante una gran mesa cubierta de libros manuscritos, el padre y el Director departieron. - Le traigo mi primogénito -dijo el hombre- Quizá se aplique. Es el mejor, ¡vivísimo! Si hace travesuras, me avisa... Muy bien- Y, dirigiéndose al niño, el Superior preguntó: - ¿Cómo te llamas? - Yo... Juan- dijo el chico, haciéndose alfeñique. - Que seas como ése- Y quitándose el solideo, el Hermano indicó en un óleo a San Juan Bautista de la Salle, cuyo rabá semejaba el alma de los niños abrazada a su cuello. - ¿Y este otro? -continuó el director, aludiendo al cholito. - ¡Ah! - contestó el hombre-. Es un indio que he traído de la hacienda para que acompañe al chico. Quizá aprenda siquiera a escribir su nombre... ¡Muy brutos son! Pero… ¡déle!: la letra con sangre entra. -No, no. Aquí todos son lo mismo: niños. Y el maestro acarició al indio, cuya carita de gratitud sonrió reflejada en las alas del cuello del religioso. Después, llamó a un alumno grande y lo envió con ambos niños hacia adentro. Hora de recreo. El patio hervía, mesa de todos los juegos infantiles. Pronto acudieron chicos que en la ciudad eran vecinos del novato, y lo mezclaron en sus juegos. El indiecito quedó solo. Aturdido en esa algarabía tan extraña a él, comenzó a buscar un sitio retirado; pero, antes de encontrarlo, cayó en manos de muchachos fisgones, que empezaron a silbarle y darle de golpes. - ¡Cocolo! ¡Cocolo! ¡Cholo cocolo! Acurrucada, la víctima cubría con sus brazos la desnudez de calabaza de su cráneo. De pronto, los agresores contuviéronse. ¡El Hermano! Y trataron de huir. La voz del vigilante los detuvo. - ¡A la pared! Obedecieron en el acto, cabizbajos. El Hermano abrazó al infeliz. No llores... Cuando te molesten, me avisas. Yo soy el Hermano Dionisio... ¡Veme! Y aquel viejecito, que en vez de corazón debe de tener un rostro de niño que sonríe al ver otro niño, jugaba blanda y suavemente con las orejas del pequeñuelo. -Yo soy el Hermano Dionisio, de la Octava... Y tomando al niño por la mano, lo llevó hasta el aula, a través del patio enorme, siempre sonreído, haciendo su bordón del indiecito. A cada paso, contenía riñas y -viejo lebrel de Diossalvaba un nuevo niño tímido. El sol doraba la cabeza de los párvulos, y el cuello vaporoso del anciano, caído hasta un jeme sobre el pecho: lengua jadeante de su alma. Cuando aquel día salieron los dos niños, Manuel Cuzco, el indiecito, tuvo pena. ¡A la puerta, los esperaba el patrón! ¡Él era tan distinto! -¡Ya ves!- dijo éste a su mimado, cuando los vio venir, extendiéndole los brazos¿No te dije?... ¿Y qué has hecho? -Nada, ... repasamos las minúsculas. - ¡Muy bien! Ya vendrían esas medallas... Y echó a andar con la mano sobre el chico, mientras decía a su sirviente: - ¡Síguenos! Cuidado con perderse... Habría, Manuel, querido quedarse. Pero ¿cómo decirlo? Y resignado, fue tras ellos; mas, su corazón -orejita roja de pellizcos- quedaba latiendo entre los dedos del Hermano de la octava. Ya en la casa, le obligaron a quitarse el saco nuevo y le dieron la tarea de pelar montes, pues, en vacaciones, el patio se había soñado campo y alargaba hacia el sol manzanillas y otras plantas, en apretado ramo. El chico aceptó el trabajo gustosísimo: Estaba en su elemento. Antes de empezarlo, fue con avidez hacia un ponchito rojo, del que le despojaron junto con sus largos cabellos de azabache, cuando vino. El poncho -choza plegable cobijó sus hombros, cariñosamente. Después, Manuel cubrió su cabeza cruelmente afeitada, con el sombrero suyo, cucurucho de lana bruta, sin hilarse, flor de rebaño, con que se abrigan los indios de la puna, y así vestido, se dio a la tarea con ardor, como cuando pelaba allá, en su chacra, la hierba de los cuyes. De repente, la voz agria de la patrona, cholejona enriquecida y cruel, hirió los tímpanos del Cuzco: - ¡Miren el longo de poncho, en plena casa decente! ¡Sáquese! ¡Ya te enseñaré a vivir entre cristianos! ¡Venga acá! El cholito se acercó temblando. De uno como zarpazo, la patrona le despojó de las dos prendas agrestes. - ¡Ahora vas a ver lo que hago! Y tomando poncho y sombrero por las puntas, con asco, fuese hacia el traspatio de la casa, haciendo adelantar al infeliz a empellones. En ese sitio, ardía una hoguera, devorando desperdicios. Al verla, Manuel comprendió todo y se echó a llorar. La mujer lanzó las prendas al fuego. El poncho cubrió las llamas, que se salieron hambrientas, por sus flancos. Levantáronse, como para contemplar su presa. Cabrillearon un instante. Tuvieron pena... y se apagaron. Sobre el ponchito, casi intacto, rodaron los ojos del niño, triunfantes; mas, la cruel mujer, sacó a lucir una caja de fósforos, y se la entregó. - ¡Me mostrarás en cenizas poncho y sombrero ¡He de ver! El indiecito vacilaba. - ¿Entiendes? ¡Quema! Y zarandeó al niño. Este obedeció al fin, y pronto una gran llama, como fiera que él mismo provocara, devoró aquellos últimos recuerdos de su choza. Lloraba el cholito cantando, mientras crecía el fuego: Su taita le había comprado aquel ponchito vendiendo el borrego murungu, y quemando carbón en los cerros. Su madre había muerto cuando él vino... "¡Mama ca viviera!"... - ¡Miren al Jeremías! ¡Ahora sí, a sacar los montes! Y la patrona empujó al cholito, hasta el primer patio. Ha de quedar rapado como tu cabeza, y si no... ¡Hoy vas a conocerme! Humildemente, el sirviente se puso al trabajo, tragándose las lágrimas, con frío y sin esperanza en el saco, porque era nuevo, y no podía usarlo sino al ir a clase. La Escuela llegó a ser para el cholito algo como un castillo encantado a donde entraba saliendo del infierno. Esperaba con ansia las horas de enseñanza y temblaba cuando a su compañero, el patroncito mimado y caprichoso, se le ocurría darse asueto, porque entonces, también él faltaba, pues que solo le enviaban para que cuide al niño. Estudiaba con pasión. Las noches, en un rincón de la cocina, aprovechando de la bujía a cuya lumbre una sirvienta tejía toquillas. Manuel se engolfaba en un viejo silabario. En cambio, su patrón, cada día añoraba con más pena los cielos de la hacienda, reducidos, por culpa de octubre, a abecedarios... Las consecuencias no tardaron. Un día, al salir de la Escuela, hermosa medalla brillaba sobre el corazón de Cuzco, mientras a su lado, el patroncito, muy vacío, ... refunfuñaba roído por la envidia. Al llegar a la casa, el indiecito no cabía en sí de gusto. Subió él primero la escalera, como nunca, a saltos... ¡Quería que lo viesen, que lo admirasen! Y oprimía la medalla contra el pecho, como con miedo de que volara ¡Era tan bella! Dorada, prendida a un lazo azul, azul de mar. Al verlo, la patrona no pudo ahogar una exclamación de sorpresa. -¡Qué milagro!... ¿Y el amito? -Abajo está, amita... La mujer, convencida de que su hijo traería mejor premio, llegose, emocionada, a la ventana. En el patio estaba el chico, cabizbajo. -Sube, hijito, sube -dijo la madre, notando el pecado -No importa... Así son estos frailes ¡Injustos, atrevidos! Y en seguida, dirigiéndose a Manuel: -¡Longo medalludo! ¡Ve el que saca medalla!¡ Quién sabe si no la has robado!... ¡A barrer! El criado obedeció - ¡Sin leva! ¡Sin leva! - añadió, deteniéndole. Y señalando la medalla: -¡Deja también eso! Buena albarda te ha puesto... Pero, ya voy a ver la casa sin una basurita ¡¡Esto no es robar medallas!!... Todo aquel día, el galardón del niño fue objeto de sangrientas burlas. Odio irresistible brotó en el alma de aquella mente baja, al ver que un cholo subía sobre el hijo de sus entrañas. En otra vez que lo vieron llegar condecorado, ya no solo se burlaron de él, sino que le dieron látigo; pues el patroncito, envalentonado con los prejuicios y sinrazones de la madre, decía: Yo lo he visto. El cholo le compró la medalla a un amigo con plata de papá... La mentira manifiesta era un pretexto para castigar al infeliz, pretextos que ocurrían a diario, como el de que era ocioso y sucio, el de que caía el niño confiado a su cuidado, en fin... Un día le quemaron los dedos: como no tenía pizarra, el cholito había pintado letras de carbón en la cocina. Otra ocasión le rompieron la cabeza: Una mañana en que, el padre de la casa se dirigió al guardarropa, para calarse traje negro, pues iba a funerales. Al tomar el vestido, lanzó una exclamación de furia: Ni un solo botón había en todo el terno. Cogió la prenda arruinada y fue en busca de los chicos. A la puerta, tropezó con su hijo, quien, en ese preciso instante, jugaba con el cuerpo del delito. - ¿Quién ha hecho eso?- preguntó, indicando las desgarraduras del chaquet. El muchacho, con los botones en la mano, no tuvo qué decir, y rompió en llanto. Ese momento, pasaba Manuel, conduciendo un enorme cubo de agua. El hombre fue hacia él, siniestro. - ¡Otra vez harás esto! -Pero si yo no he hecho, amito. - ¡Indio! Es que, por jugar contigo, ¡el niñito ha arrancado los botones! Y descargó golpe salvaje. Temblando el indiecito se incorporó apenas, y al ver que el patrón no continuaba, humildemente, volvió a levantar el balde enorme, y se alejó tambaleante, sin chistar, con el mudo llanto de su raza, mientras una lengua de sangre -germen de madre que todos llevamos en el corazón- lamía su cuello y sus débiles hombros temblorosos. Poco a poco, Manuel se iba consumiendo. Sus ojillos, antes vivos -escribanos en las onda- se tornaron amarillos, y pronto, ataques espantosos lo llevaban rodando, hasta el borde de la tumba. Y estudiaba como nunca. Todas las noches al fondo de la cocina, surgiendo de entre tiestos y basuras, aparecía en las manos del cholito un ladrillo poblado de mayúsculas hermosas. Y a pesar de esto, ya no llegaba con medalla, nunca. Los patrones, molestos por los ataques que se repetían con demasiada frecuencia, acudieron a un médico -¿No ha sufrido algún golpe fuerte en la cabeza? Preguntó el doctor al mirar en la nuca del enfermo una lacra lívida. -¡¡Ah!! Sí- contesto le el patrón, algo turbado-. ¡Sí... muchos!... Es demasiado inquieto... Se sube a los árboles... El otro día, por alcanzar una pelota, descendió del techo... Ahí está la lacra, ¿la ve?... ¿será por eso? -Por eso y quién sabe qué otras causas más... Tenga mucho cuidado. Si viene otro acceso, no respondo... Las recetas dejadas por el médico, quedaron olvidadas, y poco después, los verdugos no pensaban en que la vida del pequeño estaba en un hilo. Seguían tan crueles como antes. Una mañana, llegando de la Escuela, Manuel entró tranquilo en la casa: no había hecho nada que pudiera motivar un castigo; además, no le dolía la cabeza. Ni siquiera llegaba con medalla... Y se puso a trabajar, el barrido de la casa, casi como un niño, ligeramente alegre. Barría, cuando la horrible voz surgió muy cerca de él: -¡Ve el indio, si entiende! ¡Pero si es indio pues, indio! ¿No te he dicho que te has de sacar la leva en cuanto llegues? ¡Sácate! Manuel palideció. El muchacho lloraba, sin obedecer. La ira encendió a aquella arpía que fue con las uñas crispadas hacia su víctima. -¡Mitayo, algo has hecho!... ¡Ya habrás roto la camisa! ¡Sácate te digo! E iba ya a arañarle, cuando el indiecito, presa de convulsiones crueles, cayó rodando entre las piedras. Era el ataque ¿Sería el último?... Pronto acudieron todos los patrones. El virus retorcía el cuerpecito flaco, exprimiéndole la vida. Lo sujetaron. Quedó inmóvil, los labios remordidos; los ojos vidriados, con un hilo de lágrimas, abiertos, fijos en los patrones... Estos, ligeramente conmovidos, por ver si respiraba, desabrocharon el saco del cholito, que quedó con su pecho descubierto. La vergüenza azotó las caras de los verdugos: Una brillante medalla péndula en la cinta patria, estaba ahí escondida, ... cubriendo el pechito tembloroso. 4.2. El acento. Agudas, graves, esdrújulas y sobresdrújulas. Diptongo e hiato EL ACENTO: Mayor intensidad de voz con la cual se pronuncia determinada sílaba de una palabra. *Todas las palabras llevan acento. • • • • Agudas: En la última sílaba. _ _ _´ sabor, amor Graves: En la penúltima sílaba. _ _´ _ tarde, huertos Esdrújulas: En la antepenúltima sílaba. _´ _ _ música Sobresdrújulas: En la tras antepenúltima sílaba. _´ _ _ _ repítemelo TILDE: Es la representación gráfica del acento en la sílaba tónica de determinadas palabras. *No todas las palabras llevan tilde. • • • Agudas: Cuando terminan en: n – s – vocal Ejemplo: canción, ciempiés, allá. Graves: Cuando terminan en cualquier consonante, menos n – s – vocal. Ejemplo: carácter, mármol. Esdrújulas y sobresdrújulas: Todas se tildan sin excepción. Ejemplo: cúbrete, abrázame. RECUERDA LAS MAYÚSCULAS SIEMPRE SE TILDAN. Los monosílabos no llevan tilde: fue, fui, vio, dio, ti, vi, fe, pan, luz, pie... Excepciones: tilde diacrítica y enfática. Los pronombres demostrativos: este, ese aquel, con sus femeninos y plurales, no se tildan. Por ejemplo: Analizaré este proyecto si es urgente. Los pronombres interrogativos y exclamativos: que, cual, como, donde, cuando, se tildan ya sea en preguntas directas o en indirectas. Por ejemplo: ¿Cuándo se irá? No sé cuándo se irá. ¿Dónde estaba el baúl? No dijo dónde estaba el baúl. Pero cuando no tienen sentido interrogativo, aunque estén dentro de una pregunta, no se tildan. Ejemplo: ¿No es ella quien estudia en la ESPE? ¿Es ese el hotel donde nos hospedaremos? Las palabras compuestas se tildan de acuerdo con las reglas generales de agudas graves y esdrújulas: Ciempiés, decimoséptimo. Los adverbios terminados en mente conservan la tilde del adjetivo original. Ej.: ágil – ágilmente único – únicamente Si el adjetivo original, no lleva tilde, tampoco el adverbio. Ej.: libre – libremente cariñoso – cariñosamente Diptongo es la unión de una vocal cerrada o débil (i – u) con una vocal abierta o fuerte (a – e – o). Ej.: aire, construido, huidizo, anciana, reino, hielo, cohibir, desahuciar, fuera… Hiato se define como “encuentro de dos vocales que se pronuncian en sílabas diferentes” (RAE, 2001). Ej.: etéreo, raíz, teatro, frío, poseer, ahínco, alcohol… 4.3. Tilde diacrítica y enfática TILDE DIACRÍTICA: Contribuye a diferenciar una palabra de otra que suena igual, pero significa algo muy diverso. aún (todavía) Aún no ha vuelto. aun (hasta, también, inclusive, ni siquiera) Ni aun con esto puedo. dé (de dar) No le dé todo. de (preposición) Viene de México. él (pronombre) Dáselo a él. el (artículo) Ya salió el sol. más (cantidad, comparación) Quiero más. mas (pero) Es puntual mas no llega. mí (pronombre personal) Me lo dijo a mí. mi (adjetivo posesivo) Ven a mi casa. sé (de saber o de ser) Lo sé hace tiempo. Sé generoso. se (pronombre) Se vende. Se dice. Él se lo ha buscado. Aún no se sabe nada. sí (afirmación, pronombre) Sí lo espero. Lo atrajo hacia sí. Volvió en sí. si (conjunción condicional) No sabe si irá. Hazlo si puedes. té (bebida y planta) Por favor sírveme té. te (pronombre) ¿Cómo te llamas? Te visitaré. tú (pronombre personal) Tú eres muy gentil. tu (adjetivo posesivo) Tu paciencia me sorprende. RECUERDA: SOLO YA NO SE TILDA TILDE ENFÁTICA. Es aquella que utilizamos en frases interrogativas y admirativas o exclamativas. Que, cual, cuales, quien(es), cuanto(s), cuanta(s), como, donde, ¿adónde? ¿Cómo estás hoy? ¿Adónde fuiste? Adonde me empujaba el corazón. ¡Qué hermoso es el atardecer! No sé cómo evitarlo Hay que estar atentos para distinguir si estas palabras tienen sentido interrogativo o exclamativo. El hecho de que ellas vayan en oraciones exclamativas o interrogativas no significa que deban necesariamente tildarse, por ejemplo: ¿Me llamarás cuando llegues a casa? ¡Es ella quien llegó de Nueva York! 4.4. Palabras y expresiones de ortografía dudosa CORRECTO • • • • • • • • • • TAL VEZ SOBRE TODO QUIENQUIERA DONDEQUIERA APRISA - A PRISA DEPRISA - DE PRISA FUERA - AFUERA ENJUAGAR - ENJAGUAR FRIJOL – FRÍJOL – FRÉJOL GROSÍSIMO – GRUESÍSIMO • • • En base a A base de De acuerdo a – de acuerdo al Hubieron manifestaciones Habrán protestas Habemos personas honestas Onceavo • • • • o o o o o o o Sobre la base de Con base en De acuerdo con Hubo manifestaciones Habrá protestas Hemos – existimos personas honestas Undécimo - onceno LA NORMA ES: • • • AVO AL NUMERAL SOLO DESPUÉS DE LA PRIMERA DECENA: DOCEAVO, VEINTEAVO, etc. Del 1 al 30 se escribe UNA SOLA PALABRA Ej.: diecisiete, veintidós. Del 31 en adelante TRES PALABRAS Ej.: treinta y cinco 4.5. Uso de preposiciones A, ante, bajo, con, contra, de, desde, durante, en, entre, hacia, hasta, mediante, para, por, según, sin, sobre, tras, so (significa bajo: so pena, so pretexto). INCORRECTO • • • • • • • • • • Ejemplo a seguir Asuntos a tratar Al interior del partido Los participantes al evento La población activa al año 2005 Olla a presión Pienso de que Estoy convencido que Voy con el doctor Entre más estudio, menos entiendo CORRECTO • • • • • • • • • • Ejemplo para seguir Asuntos por tratar En el interior del partido Los participantes en el evento La población activa para el año 2005 Olla de presión Pienso que (decir, opinar) Estoy convencido de que Voy donde el doctor Cuanto más estudio, menos entiendo Recursos complementarios Observación de vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=cHn7nEFzsuM Bibliografía Cantú, L., Flores, J., Roque, M. (2005). Comunicación oral y escrita. México: editorial continental. Compañía Espinosa, S. (1992). Manual de ortografía, aprender sonriendo. Bogotá: Norma. Fonseca, S., Correa, A., Pineda, M., Lemus, F. (2011). Comunicación oral y escrita. México: México: Pearson. Maqueo, A., (1995). Ortografía. México: Editorial Limusa, S.A. Real Academia Española. (2002). Ortografía de la lengua española. Madrid: Espasa Calpe. Viteri, E. (2003). Antología básica e historia del cuento ecuatoriano. Quito: Editor E. Viteri, ISBN 9978404783, 9789978404782 Autoevaluación Lee con atención la siguiente parábola y escribe las tildes que faltan, además subraya o resalta la palabra tildada. Hay 15 tildes. EL AMOR ES ARMONIA (Anthony de Mello) Dentro de mi suena una melodia cuando llega mi amigo, y es mi melodia la que me hace feliz, y cuando mi amigo se va me quedo lleno con su musica, y no se agotan las melodias, pues con cada persona suena otra melodia distinta que tambien me hace feliz y enriquece mi armonia. Puedo tener una melodia o mas, que me agraden en particular, pero no me agarro a ellas, sino que me agradan cuando estan conmigo y cuando no estan, pues no tengo la enfermedad de la nostalgia, sino que estoy tan feliz que no añoro nada. La verdad es que yo no puedo echarte de menos porque estoy lleno de ti. Si te echase de menos seria reconocer que al marcharte te quedaste fuera. ¡Pobre de mi, si cada vez que una persona amada se va, mi orquesta dejase de sonar! 2. Escribe la tilde en las palabras subrayadas que deban llevarla, además subraya o resalta la palabra tildada. 1. Se realizó el trabajo en tan solo cinco minutos 2. En tu habitación aun no han puesto seguridades. 3. Espero que hoy me de la respuesta. 4. Di solo la verdad de los hechos. 5. A mi me consta que respondió con un si 6. Si tu no vienes por mi, iré yo por ti. 7. ¿A quienes convoco a la sesión? 8. Aun los niños colaboraron en la colecta. 9. Me has dicho que si vienes; mas, te esperaré si cambias de actitud. 10. ¡Que respuesta tan oportuna! 11. Nadie te ha dicho que el te es dañino para la salud. 12. Después de la muerte del padre el niño se quedó solo 13. Yo no se como se llegó a enterar de todo. 14. Todos dijeron que si irán de excursión. 15. A mi me contaron la verdad. 16. El hizo todo el trabajo. 17. Si tu resuelves ayudarme, te lo agradeceré. 18. ¡Que dices! TEMA 5 5.1. Cuento: "El guaraguao" (Joaquín Gallegos Lara) Disfruta de la lectura de este relato: EL GUARAGUAO Joaquín Gallegos Lara (Ecuador) Era una especie de hombre. Huraño, solo: con una escopeta de carga por la boca y un guaraguo. Un guaraguao de roja cresta, pico férreo, cuello de gallinazo. Es el que huele de más lejos la podredumbre de las bestias muertas para dirigir el enjambre. Pero este guaraguao iba volando alrededor o posando en el cañón de la escopeta de nuestra especie de hombre. Cazaban garzas. El hombre las tiraba y el guaraguao volaba y desde media poza las traía en las garras como un gerifalte. Iban solamente a comprar pólvora y municiones a los pueblos. Y a vender las plumas conseguidas. Allá le decían “Chancho- rengo”... Cuando reunían siquiera dos libras de plumas las iba a vender a los chinos dueños de pulperías. Ellos le daban quince o veinte sucres por los que valía lo menos cien. Chancho- rengo lo sabía. Pero le daba pereza disputar. Además, no necesitaba mucho para su vida. Vestía andrajos. Vagaba por el monte. Era un negro de finas facciones y labios sonrientes que hablaban poco. Suponíase que había venido de Esmeraldas. Al preguntarles sobre guaraguao decía: • • • Lo recogí de puro fregao... Lo e criao dende chiquito, er nombre Arfonso. ¿Porqué Arfonso? Porque así me nació ponesle. Una vez trajo al pueblo cuatro libras de plumas en vez de dos. Los chinos le dieron cincuenta sucres. Los Sánchez lo vieron entrar con tanta pluma que supieron que saca lo menos doscientos. Los Sánchez eran dos hermanos. Medio peones de un rico, medios esbirros y “guardaespaldas”. Y, cuando gastados diez de los cincuenta sucres, Chango-rengo se iba su monte, lo acecharon. Era oscuro. Con la escopeta al hombro y en ella parado el guaraguao caminaba. No tuvo tiempo de defenderse. No de gritar. Los machetes cayeron sobre él de todos lados. Saltó por un lado la escopeta y con ella el guaraguao. Los asesinos se agacharon sobre el caldo. Reían suavemente. Cogieron el fajo de billetes que creían copioso. De pronto Serafín, el mayor de los hermanos chilló: • ¡Ayayay! ¡Naño me ha picado una lechuza! Pero, el otro, sintió el aleteo casi en la cara. Algo alado estaba allí en la sombra. Algo que defendía al muerto. Tuvieron miedo. Huyeron. Toda la noche estuvo Chango-rengo arrojado en la hojarasca. No estaba muerto: se moría. Nada iguala la crueldad de lo ciego y el machete meneado ciegamente, le dejó un mechoncito de hilachas de vida. En el frío de la madrugada, Una cosa pesaba en su pecho. Movió- casi no podía- la mano. Tocó algo áspero y entreabrió los ojos. El alba floreaba de violetas los huecos del follaje que hacían encima un techo. Le parecía un cuarto. El cuarto de un velorio. Con raras cortinas azules y negras. Lo que tenía en el pecho era el guaraguao. - ¡Ajá! ¿Eres vos Arfonso? No… No… Me comas… Un hijo no… Muesde ar padre… Loj otros. El día acabó de llegar. Cantaron los gallos de monte. Un vuelo de chocatas muy abajo: muchísimas. Otro de chiques, más alto. Una banda de micos de rama en rama cruzó chillando. Un gallinazo pasó arribísima. Debía haber visto. Empezó a trazar amplios círculos en su vuelo. Apareció otro y comenzó la ronda negra. Vinieron más. Como moscas. Cerraron los círculos. Cayeron en loopings. Iniciaron la bajada de la hoja seca. Estaban alegres y lo tenían seguro. ¿Se retardarían cazando nubes? Uno se puso tímido en la hierba a poca distancia. El hombre es temible aún después de muerto. Grave como un obispo, tenido su cabeza morada. Y vio al guaraguao. Lo tomará por un avanzado. Se halló más seguro y adelantóse. Vinieron más y se aproximaron aleteando. Bullicio de los preparativos del banquete. Y pasó algo extraño. El guaraguao como gallo en su gallinero atacó, espoleó. atropelló. Resentidos se separaron. volando a medias, todos los gallinazos. A cierta distancia parecieron conferenciar: ¡qué egoísta! ¡Lo quería para él sólo! Encendía la mañana. Todos los intentos fueron rechazados. Un choro verde de loros pasó metiendo bulla. Los gallinazos volaron cobardemente más lejos. Al mediodía la sangre del cadáver estaba cubierta de moscas y apestaba. Las heridas, la boca, los ojos, amoratados. El olor el apetito de los viudos. Vino otro guaraguao. ¡Alfonso!, el de Chancho-rengo lo esperó adrándose. Sin ring. Sin cacha. No eran ni boxeadores ni gallos. Encarnizadamente pelearon. Alfonso perdió el ojo derecho, pero mató a su enemigo de un espolazo en el cráneo. I prosiguió espantando a sus congéneres. Volvió la noche a sentarse sobre la sabana. Fue así como... Ocho días más tarde encontraron el cadáver de Chango-rengo. Podrido y un guaraguo terriblemente flaco — hueso y pluma — muerto a su lado. Estaba comido de gusanos y de hormigas; no tenía la huella de un solo picotazo. 5.2. Los signos de puntuación EL PUNTO . • • • Punto y seguido: separa dos enunciados que tratan un mismo tema. Punto y aparte: separa dos párrafos que desarrollan ideas distintas. Punto final: indica el final de un texto. El punto siempre irá: • • Después de las abreviaturas. Ej.: Sr. Lcdo. Raúl García Después de las comillas, paréntesis o corchetes de cierre. • Después de los signos de interrogación y exclamación no va punto. ¿Cómo se encuentra? LA COMA , - • Separa los elementos de una enumeración, excepto el último si va precedido por las conjunciones y, e, ni, que. Ej.: La crisis actual no es más que el resultado del desorden, la corrupción, la ignorancia y la falta de organización. • En los vocativos (personas o cosas personificadas, a las cuales nos dirigimos al hablar). Cuando el vocativo va al principio de la oración, lleva la coma después. Ej.: Juan, ven acá. • Cuando el vocativo está intercalado, va entre comas. Ej.: Ser honesto en la vida, mi amigo, es lo más importante. • Cuando el vocativo va al final, la coma se coloca antes. Ej.: Es necesario que me escuches, Jorge. • Las expresiones intercaladas (frases explicativas, comentarios). Ej.: Ana, mi prima, vendrá con nosotros. La verdad, escribe un político, se ha de sustentar con razones. • Sustituye a un verbo que ha aparecido antes. Ej.: Fui al cine. Y después, a mi casa. ¡Te pedí jugo, no agua! • Cuando estos nexos se escriben en medio de la oración van entre comas: ,esto es, ,es decir, ,en efecto, ,o sea, ,por último, ,no obstante, ,en fin, ,finalmente, ,sin embargo, ,por ejemplo, ,tal vez, ,quizá, ,además, ,hasta cierto punto, ,con todo, ,por eso, ,naturalmente, ,por consiguiente, ,efectivamente, ,en resumen, ,por regla general, ,en definitiva, • Antes de las conjunciones adversativas: pero, mas, sino, aunque, con que, así que, de manera que, porque, pues. • En los encabezamientos de las cartas, se pone coma entre el nombre de la ciudad y la fecha. Ej.: Quito, 9 de abril de 2005 EL PUNTO Y COMA ; Señala una pausa mayor que la coma y menor que el punto. Se usa: • En oraciones largas, antes de las conjunciones adversativas: sin embargo, aunque, no obstante, pero, sino, mas, etc. Utilizamos punto y coma. Cuando se trata de oraciones cortas usamos coma. Ej.: La tarde se nublaba, el viento sacudía violentamente los árboles y un no sé qué envolvía misteriosamente ese parque; mas, aquel espectáculo era digno de filmarse aun por los que se consideraban escépticos. • Separa los elementos de una enumeración cuando alguno de ellos lleva coma. : El mejor olor, el del pan; el mejor sabor, el de la sal; el mejor amor, el de los niños. Le he comprado un libro a Juan; a Marina, un juguete; y a Pedro, una calculadora. · Entre oraciones que exponen aspectos diferentes de una misma idea. Ej.: - Vinieron los vientos de noviembre, glaciales y recios; se guareció el pastor en su cabaña y el labrador en su granja; la nieve borró los caminos. - No debemos continuar así; vamos directo al desastre. LOS DOS PUNTOS : • Usamos dos puntos antes de citar textualmente las palabras de otra persona. Ej.: Kant, filósofo alemán, dijo: “Dormía y soñé que la vida era bella; desperté y advertí entonces que ella es deber”. • • Antes de una enumeración. Ej.: En estas vacaciones visité: Cuenca, Loja y Baños. Después de las palabras de saludo o encabezado de cartas, circulares, discursos, etc. Ej.: Querida hermana: Estimado doctor: De mi consideración: LOS PUNTOS SUSPENSIVOS ... Son solo tres y vienen a ser algo así como un suspiro escrito. • Para indicar que una oración se interrumpe para dar paso a la reflexión, suspenso, duda, temor, sorpresa o vacilación. Ej.: Me voy de vacaciones a... ¡Europa! En el instante de revelar el nombre algo silenció su voz, era... • Lo empleamos también con una enumeración en lugar de “etcétera”, “así sucesivamente”. Ej.: A Ecuador llegan turistas de todas las nacionalidades: españoles, japoneses, venezolanos, argentinos, chilenos, italianos, brasileños... • Para mostrar que se corta momentáneamente una cita textual. Cuando el corte lo hace quien copia la cita, los puntos suspensivos van entre paréntesis o corchetes, para diferenciar de puntos suspensivos colocados por el propio autor. Ej.: - No era aquel ningún sacrificio a divinidades marinas o rústicas ( ... ) Las voces se elevaban delicadamente cristalinas, y decían la llegada y el triunfo de un espíritu nuevo. (Rubén Darío, “El hombre de oro”, en Azul). - Estuve en toda la ceremonia, lo he presenciado todo. Si te he de decir verdad, fue una cosa conmovedora... No somos hechos de fierro...(Rubén Darío, “Amor divino”, en Azul). • Después de los puntos suspensivos, no se puede poner punto, pero sí coma, punto y coma o dos puntos. Ej.: - Cuando decidas lo que quieras hacer: estudiar, trabajar, viajar..., dímelo por favor. • Traje lo que me pediste... Seguro que sí. COMILLAS “ ” • • • • Reproducen una cita. “Hoy te extrañé, me senté en una esquina a descubrirte en cualquier mujer, y sin pensarlo dos veces cogí el teléfono, contestaste y tu voz derrumbó el inmenso muro construido por la nostalgia de tenerte y no verte.” Indican que una palabra o una expresión es vulgar, procede de otro idioma o tiene un sentido especial dentro de un contexto. Ej.: No me gusta este café. Es muy “light”. Se emplean para dar un sentido irónico a lo que se dice. Ej.: Usaré el vestido azul, que lucía en las fiestas de “alta categoría”, como tú afirmabas. Entre comillas se ponen: los apodos o sobrenombres, las frases célebres, los dichos populares o refranes. PARÉNTESIS ( ) • • • • • Se usa para intercalar una aclaración o un comentario. Ej.: Este verano iremos a Brujas (Bélgica). También ponemos entre paréntesis las fechas, etimologías, autores, explicaciones de abreviaturas, etc. Ej.: Mario Benedetti (1920-2009) nació en Uruguay. Deducir (del latín deducere) significa sacar consecuencias de un principio o supuesto. Varios de los autores consultados (Aguilar, Murphy, Pieper) coinciden en esta opinión. • Algunos países latinoamericanos continúan dialogando sobre el TLC (Tratado de Libre Comercio). * Es frecuente sustituir el paréntesis por el guion largo. RAYA O GUION • • • • Se usa raya en el diálogo. Ej.: Hola ¿cómo estás? Bien ¿y tú? ¡Extrañándote! • Al principio y al fin de intercalaciones completamente desligadas de la construcción en que se introducen. Ej.: “¡Ah, cuánto dolor, ternura, remordimiento y repugnancia –todo mezclado, revuelto, como un guiso plebeyo- me causaban sus esfuerzos para improvisar, para sorprenderme...!” LOS SIGNOS DE INTERROGACIÓN ¿ ? • • Se ponen al principio y al fin: ¿Dónde estás? Si hay varias interrogaciones que prolongan la misma idea, no hace falta comenzar con mayúscula cada nueva interrogación: ¿Qué has hecho? ¿dónde estuviste? ¿por qué tardaste tanto? LOS SIGNOS DE ADMIRACIÓN ¡ ! • • Se ponen al principio y al fin: ¡Qué asombro! Si una cláusula es a la vez interrogativa y admirativa, se han de usar estos dos signos: ¡¿Qué persecución es esta?! Bibliografía Cantú, L., Flores, J., Roque, M. (2005). Comunicación oral y escrita. México: Compañía editorial continental. Espinosa, S. (1992). Manual de ortografía, aprender sonriendo. Bogotá: Norma. Fonseca, S., Correa, A., Pineda, M., Lemus, F. (2011). Comunicación oral y escrita. México: México: Pearson. Gallegos, J. (2007). Cuentos. Cuenca: Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión”, Núcleo del Azuay. Maqueo, A., (1995). Ortografía. México: Editorial Limusa, S.A. TEMA 6 6.1. Cuento: Uno menos (Alicia Yánez) Disfruta de la lectura de este relato: UNO MENOS Alicia Yánez Cossío (Ecuador) María Dolores tenía como doscientos años, se sentía bien, vivía contenta y saludable y no quería morirse. Todas las mañanas, apenas abría los ojos tomaba sus pastillas contra la vejez. Guardaba en su mesa varios frascos de pastillas, gracias a la treta de ser cliente de algunos geriatras, quienes, atraídos por su innata simpatía y por la gracia con que relataba los acontecimientos de los tiempos viejos, le suministraban la medicina pasando por alto la prohibición de proporcionar las pastillas a las personas que hubieren llegado a cierta edad... Cada uno de los médicos pensaba en sus adentros que una vieja más en el mundo no era delito, ni importaba mucho, pero le recomendaban cautela: no debía salir a la calle, debía mantenerse alejada de todos, y ser muy discreta para no llamar la atención. Pocos viejos en el mundo tenían la suerte y la cantidad de pastillas que María Dolores. La superpoblación en las ciudades era increíble, nadie quería morirse: los centenares de hombres y mujeres que se habían hecho hibernar, consideraban que debían aprovechar hasta el fin el alto precio que habían tenido que pagar por sus respectivas prolongaciones de vida. Tenían que seguir viviendo hasta donde la técnica hiciera el milagro de la inmortalidad, aunque muchos debían llevar una existencia artificial, de laboratorio, y se sentían desubicados en un mundo tan extraño. De todas formas, morir era más fácil que nacer. El nacimiento de un niño era un absurdo. De vez en cuando, algunas mujeres que se sentían solas pensaban que tal vez un hijo remediaría la situación. Luchaban por el derecho a la maternidad, a brazo partido, tratando de adquirir un espermatozoide artificial o natural, pero ni los hombres ni los laboratorios se los daban sin una serie de requisitos casi imposibles de llenar. Estas mujeres, consideradas psíquicamente anormales, luchaban por concebir y cuando lograban concebir, luchaban como lobas resistiéndose al aborto. Debían permanecer escondidas porque la sociedad en que vivían las tachaba de egoístas. Nunca se vio una mujer grávida por las calles, eran repugnantes, y sus vidas valían menos que las de un insecto. Cuando lograban tener el hijo esperado y deseado, sus soledades disminuían, desaparecían sus respectivas neurosis, pero la presión de la sociedad era tal, y se sentían tan solas e impotentes, que casi siempre terminaban por arrepentirse dejando a un lado toda la pesada carga sicológica y material que era el hijo. Había tan pocos niños en el mundo que no valía la pena el que hubiera casa cunas, ni colegios, ni sitios especiales para ellos. Los niños vagaban de un lado para otro como perros sin dueño, cuidándose entre ellos y esperando la oportunidad de hacerse hombres y mujeres para saber defenderse y bastarse a sí mismos. También María Dolores se sentía sola y lejana. A veces, no podía apartar de su mente ciertos recuerdos de su infancia. Entonces tomaba algunas pastillas azules para lograr amnesias parciales. Se olvidaba de lo que quería olvidarse, pero pasado el efecto, volvía a recordar lo mismo, lo cual no era razón suficiente para querer morirse. Vivía sola en una pequeña buhardilla con muchas de las comodidades de la época. No tenía amigos porque las gentes de su edad ya no existían. Sus parientes la detestaban por vieja, y los viejos que se habían hecho hibernar no servían para amigos de ella porque eran como espectadores asustados de una vida en la cual no tomaban parte, ni se integraban totalmente a ella. Por fuerza de las circunstancias como era la soledad y el abandono, se hizo la gran amiga de los pocos niños que deambulaban por las calles de la ciudad. Eran cuatro o cinco los que se reunían en su buhardilla. Muchas veces, se quedaban a dormir con ella porque sus alfombras eran más confortables que el pasto o el cemento donde dormían, por lo general. Ella les contaba cosas fascinantes de los tiempos viejos que los hacían suspirar, y ellos le decían cosas extrañas y crueles. Pero el mundo era así, y a pesar de estos escollos pasaban largas horas hablando y hablando y haciéndose mutuamente compañía. La vieja les daba comida y golosinas para que volvieran. Ellos siempre volvían, y cuando los niños se alejaban de ella, se quedaba triste. Pero esa tristeza no era suficiente razón para querer morirse. Teniendo la cantidad de pastillas que tenía, le importaba poco la opinión de la gente que no dejaba de mirarla mal, como si ella, por razón de su edad, ocupara un espacio más grande que el resto de la gente de menos años, en el apretado y confuso mundo. Aquella tarde, ella y los niños habían conversado muchas cosas y se habían entretenido en cocinar el más extraño de los platos: una sopa. Cuando se despidieron, ella se asomó a la ventana de su altísima buhardilla para verlos caminar hacia sus soledades. Vio, un poco inquieta cómo uno de ellos no tomó la vereda aérea, que debía tomar para cruzar la calle, sino que trató de cruzarla corriendo como para demostrar a sus amigos -y también al mundo- lo valiente que era, romo desafiando a todos, o para demostrar que... María Dolores vio a los otros niños caminando sobre la cabeza del que iba debajo, y vio también un vehículo supersónico manejado por una mujer que aceleró toda la marcha y hasta vio como se desviaba unos metros para atropellar al niño… Ella gritó con todas sus fuerzas. Los silenciadores absorbieron el alarido... El muchacho quedó aplastado en la calle como un bistec sin cocinar... Los otros niños se dieron a la fuga acicateados por el instinto de conservación... las ruedas del vehículo marcaron en el pavimento unas paralelas de sangre. La gente que transitaba de sus asuntos a su rutina y vio el espectáculo, se encogió de hombros y dijo: "Uno menos". Instantáneamente apareció en el lugar un carro de limpieza y con una pala mecánica recogió los restos del niño. Los metió en su fondo junto a la basura que traía. Luego limpió la calle con un chorro de agua y desapareció... La vieja se dio cuenta de que estaba llorando, lo cual era muy raro porque esa misma mañana había tomado su dosis de pastillas para combatir la melancolía. Le costaba entender cómo la muerte del muchacho la estaba afectando tanto. Hacía muchos años que no lloraba. Hasta se había olvidado el sabor de las lágrimas. Con la punta de su lengua pescó una y la mordió como si se tratara de una bolita de vidrio y ese vidrio molido le pasó raspando la laringe y le llegó al corazón. La lágrima empezó a hacer su efecto por el organismo. Fue a la mesa de noche, tomó el frasco de las pastillas de la juventud que tanto trabajo le costaba conseguir, y por la ventana abierta lo estrelló contra el pavimento. No oyó ruido porque estaba muy lejos, solo vio que había caído en el mismo lugar donde fue aplastado el muchacho... Cerró la ventana despidiéndose del conocido paisaje de tejados. Encendió la calefacción para estar más confortable. Se sentó en su butaca favorita. Se secó las lágrimas acumuladas desde hace años que rodaban cuesta abajo por las viejas mejillas. Se puso la manta de lana que sabía el secreto de la artritis de sus rodillas. Extendió la mano buscando algo en el registro de su discoteca y encontró el botón del cassette más amable y lánguido para el momento: la música con la cual cerraba los ojos y se sumía de cabeza en el recuerdo: "Medieval and Renaissence Music for the Irich and Medieval Harps, Viele, Records Tambourin...". Un médico le había dicho que cuando se sintiera deprimida y angustiada respirara hondo y escuchara esa música. Ella lo hacía, y su angustia se cambiaba en una suave tristeza, tolerable, y amiga, semejante al espectáculo de cualquier atardecer. La buhardilla se llenó de sonidos y de recuerdos. Ella cerró los ojos, cruzó las manos sobre las rodillas y se puso a esperar... Al cabo de doscientos años de edad comprendió que había vivido demasiado y que no quería vivir más. 6.2. Vicios de dicción Son errores que se comenten a nivel: fonético, morfológico, semántico, sintáctico y ortográfico, tanto en forma oral como escrita. Anfibología Es el uso de palabras o frases con más de una interpretación o sentido, lo que produce ambigüedad. Ejemplos: 1. En esa librería venden novelas para jóvenes de terror. ¿Jóvenes de terror o novelas de terror? 2. Fidedigna es una vaca. ¿Es una vaca llamada Fidedigna o una mujer con sobrepeso? 3. Matías viajó con Elena, en su auto nuevo. ¿El auto de Matías o de Elena? 4. Juan encontró a su gato, la pasó muy mal el pobre. ¿Juan o el gato? 5. Tomaré un té solo. Tomaré un té sin compañía. Tomaré un té y nada más. Tomaré un té sin azúcar o leche. Cacofonía Es la repetición de fonemas, sílabas o palabras en una misma frase lo que produce un sonido desagradable. Ejemplos: 1. 2. 3. 4. 5. No te visité ayer porque me despisté con el tiempo. El partido de ajedrez al parecer está perdido. Procedan con precaución, pongan mucha atención y eviten cualquier distracción. Como no estuviste no comiste el bisté que preparé. Tómate este té para que se te pase el resfrío. Extranjerismos Palabra o expresión de otro idioma introducida arbitrariamente en el nuestro. Palabras que una lengua toma prestadas de otras lenguas. ANGLICISMOS (inglés) GALICISMOS (francés) QUICHUISMOS (quichua). Hay dos tipos de extranjerismos: • Los extranjerismos que tienen una equivalencia en castellano. Ej.: bistec – filete souvenir – recuerdo Estos extranjerismos no están aceptados por la Real Academia; por eso debes evitarlos y emplear en su lugar la palabra española. • • Los extranjerismos que no tienen equivalencia en español. Dentro de este tipo de extranjerismos tenemos que distinguir: Los extranjerismos adaptados a la ortografía española. Ej.: stress – estrés • comic – cómic Los extranjerismos no adaptados a la ortografía española. Ej.: boutique – se pronuncia /butík/ software – se pronuncia /sóftguer/ Estos extranjerismos sí están aceptados por la Real Academia. Anglicismos Palabra extranjera con la correspondiente en español: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. Altoparlante altavoz implementar equipar magazín revista nocaut fuera de combate reportar informar batir el récord superar la marca silenciar callar claxon bocina del auto enfatizar subrayar / recalcar match encuentro 11. 12. 13. 14. 15. speaker locutor noquear poner fuera de combate chance oportunidad interviú entrevista planificar planear Admitidos por la academia: Adhesivo coctel control evento filme momento CRUCIAL folklore líder bar exhaustivo golf flirt, flirtear linchar club congestión factoría tabú discriminación interferir nominar nominación pijama tótem seleccionar sabotear sabotaje erradicar sofisticación detectar No admitidos por la academia, pero su uso no es incorrecto: Ancestro clown desempleo jeep kaki (color) pimpón rascacielos confort drenaje esnob hobby estándar (tamaño) finanzas gánster picnic pionero slogan clóset Expresión extranjera por la correspondiente española: INCORRECTO CORRECTO volibol conectar Asunto A consultar Asunto POR consultar Deuda A pagar Deuda POR pagar Escapé AL peligro Escapé DEL peligro Lo persiguieron A LO LARGO del camino Lo persiguieron POR EL del camino Voy a Cuenca, pero volveré EN quince días Voy a Cuenca, pero volveré DENTRO DE quince días Fue de aquí QUE desaparecieron las monedas Fue de aquí DE DONDE desaparecieron las monedas. / DE AQUÍ desaparecieron las monedas. Admitidos por la academia: Bulevar rango consomé acuerdo afrontar devenir abandono acordar adolecer susceptible acceso abalanzarse acaparar acicalar afección relevar (de una obligación) Quichuismos: confortable ¡Achachay!, ¡arrarray!, ¡ayayay!, ¡atatay!, taita, mama, guagua, guambra, mucha (beso), omoto (pequeño), huasi-fichai, tripa mishqui, mushpas, chaquiñan, Huagra-huasi, soroche, runa, chuchaqui, irqui, yaguar-locro, chaupi, llucho. Extranjerismos con sus equivalentes en español: • • • • Ayer compramos mermelada ligera María apareció con un nuevo look aspecto Me encantó el show de anoche. espectáculo En el siglo XX surge el boom de la narrativa hispanoamericana. auge Palabras extranjeras con los términos adaptados a la ortografía en español. Leader líder chale chal spaghetti espaguetis goal yoghurt standard gol yogur estándar Muletilla Es la repetición sistemática e inconsciente de una palabra, frase, movimiento, entonación. Ejemplos: o sea, este, eh, verdad, mmm, pues, ya, bueno, vale, aja, ¿me entiendes? etc. Redundancia Es el uso de palabras innecesarias en una frase u oración. Ejemplos: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. Mi papá es más mayor que mi tía Elba. Debo concluir este proyecto en un lapso de tiempo Volvemos a reiterar nuestra felicitación. Mi madre quiso viajar a Rusia, pero sin embargo, no pudo hacerlo. Su pasaporte sigue vigente en la actualidad. Mi opinión personal sobre el tema. Su profesora le pidió salir afuera. Es necesario repetir otra vez la evaluación. Hoy madrugué muy temprano. Por favor elabora un breve resumen de los hechos. Solecismos Error cometido contra la sintaxis o estructura del idioma. No INCORRECTO 1 Se venden carteras señoritas de buen cuero. 2 Estos otros. 3 Habíamos personas. 4 hombres o para Se venden carteras de buen cuero para señoritas. cualquiera Estos o cualesquiera otros. de Estábamos personas. cien cien Hubieron fiestas. Hubo fiestas. Hay traidores, también existimos amigos fieles. pero 5 Hay traidores, pero también habemos amigos fieles. 6 Debieron de haber causas para su prisión. Debió de haber graves causas para su prisión. 7 Suelen haber tropiezos. Suele haber tropiezos. 8 Tienen que haber toros. Tiene que haber toros. Solo entonces caí en cuenta de Solo entonces cuenta cuenta graves más hombres de 9 más CORRECTO caí de en la las 10 las dificultades. dificultades. La función va a comenzar. Desde ya agradecemos al público la atención que nos dispensará. La función va a comenzar. Desde ahora / por anticipado agradecemos al público la atención que nos dispensará. Son expresiones correctas: 1. 2. 3. 4. Ponerse en pie, ponerse de pie, ponerse de pies. Estar en pie, estar de pie, estar de pies. Amo a Dios, amo a mis padres. Amo los libros El tren debe llegar a las 4 (obligación) El tren debe de llegar a eso de las 4 (duda) 5. Entré a la casa / Entré en la casa No INCORRECTO CORRECTO 1 Si oyes algo me cuentas Si oyes algo me lo cuentas 2 Pongamos de a buenas Pongámonos de buenas 3 Entró en puntillas Entró de puntillas 4 Lo digo de deveras Lo digo deveras 5 Haz de cuenta que he muerto Haz cuenta que he muerto 6 Pasa de que en la semana anterior Pasa que en la semana anterior me enfermé me enfermé 7 Es preferible esto que lo otro Es preferible esto a lo otro 8 Esto es distinto a lo demás Esto es distinto de lo demás 9 Me di cuenta que estabas presente Me di cuenta de que estabas presente 10 No dudó salir de su patria No dudó en salir de su patria 11 Bajo este punto de vista el problema Desde este punto de vista el problema resulta fácil resulta fácil Bajo este aspecto la cuestión está ya resuelta En este aspecto la cuestión está ya resuelta 13 ¿Alguien de ustedes ha tomado el libro? ¿Algunos de ustedes han tomado el libro? 14 Nadie de nosotros lo ha tomado Ninguno de nosotros lo ha tomado 12 15 De que vengas te lo diré Cuando vengas te lo diré Bibliografía Viteri, E. (2003). Antología básica e historia del cuento ecuatoriano. Quito: Editor E. Viteri, ISBN 9978404783, 9789978404782 https://www.retoricas.com/2015/02/cacofonia-vicio-del-lenguaje.html https://ejemplos.yavendras.com/anfibologia/ TEMA 7 7.1. Cuento: "El rastro de tu sangre en La nieve (Gabriel García Márquez) Disfruta de la lectura de este relato: El rastro de tu sangre en la nieve Gabriel García Márquez (Colombia) Al anochecer cuando llegaron a la frontera, Nena Daconte se dio cuenta de que el dedo con el anillo de bodas le seguía sangrando. El guardia civil con una manta de lana cruda sobre el tricornio de charol examinó los pasaportes a la luz de una linterna de carburo, haciendo un grande esfuerzo para que no lo derribara la presión del viento que soplaba de los Pirineos. Aunque eran dos pasaportes diplomáticos en regla, el guardia levantó la linterna para comprobar que los retratos se parecían a las caras. Nena Daconte era casi una niña, con unos ojos de pájaro feliz y una piel de melaza que todavía irradiaba la resolana del Caribe en el lúgubre anochecer de enero, y estaba arropada hasta el cuello con un abrigo de nucas de visón que no podía comprarse con el sueldo de un año de toda la guarnición fronteriza. Billy Sánchez de Ávila, su marido, que conducía el coche, era un año menor que ella y casi tan bello y llevaba una chaqueta de cuadros escoceses y una gorra de pelotero. Al contrario de su esposa, era alto y atlético y tenía las mandíbulas de hierro de los matones tímidos. Pero lo que revelaba mejor la condición de ambos era el automóvil platinado, cuyo interior exhalaba un aliento de bestia viva, como no se había visto otro por aquella frontera de pobres. Los asientos posteriores iban atiborrados de maletas demasiado nuevas y muchas cajas de regalos todavía sin abrir. Ahí estaba, además el saxofón tenor que había sido la pasión dominante en la vida de Nena Daconte antes de que sucumbiera al amor contrariado de su tierno pandillero de balneario. Cuando el guardia le devolvió los pasaportes sellados, Billy Sánchez le preguntó dónde podía encontrar una farmacia para hacerle una cura en el dedo a su mujer, y el guardia le gritó contra el viento que preguntaran en Hendaya, del lado francés. Pero los guardias de Hendaya estaban sentados a la mesa en mangas de camisa, jugando barajas mientras comían pan mojado en tazones de vino dentro de una garita de cristal cálida y bien alumbrada, y les bastó con ver el tamaño y la clase del coche para indicarles por señas que se internaran en Francia. Billy Sánchez hizo sonar varias veces la bocina, pero los guardias no entendieron que los llamaban, sino que uno de ellos abrió el cristal y les gritó con más rabia que el viento: Merde! Allez—, es pece de con! Entonces Nena Daconte salió del automóvil envuelta con el abrigo hasta las orejas, y le preguntó al guardia en un francés perfecto dónde había una farmacia. El guardia contestó por costumbre con la boca llena de pan que eso no era asunto suyo. Y menos con semejante borrasca, y cerró la ventanilla. Pero luego se fijó con atención en la muchacha que se chupaba el dedo herido envuelta en el destello de los visones naturales, y debió confundirla con una aparición mágica en aquella noche de espantos, porque al instante cambió de humor. Explicó que la ciudad más cercana era Biarritz, pero que en pleno invierno y con aquel viento de lobos, tal vez no hubiera una farmacia abierta hasta Bayona, un poco más adelante. —¿Es algo grave? —preguntó. —Nada —sonrió Nena Daconte, mostrándole el dedo con la sortija de diamantes en cuya yema era apenas perceptible la herida de la rosa—. Es solo un pinchazo. Antes de Bayona volvió a nevar. No eran más de las siete, pero encontraron las calles desiertas y las casas cerradas por la furia de la borrasca, y al cabo de muchas vueltas sin encontrar una farmacia decidieron seguir adelante. Billy Sánchez se alegró con la decisión. Tenía una pasión insaciable por los automóviles raros y un papá con demasiados sentimientos de culpa y recursos de sobra para complacerlo, y nunca había conducido nada igual a aquel Bentley convertible de regalo de bodas. Era tanta su embriaguez en el volante, que cuanto más andaba menos cansado se sentía. Estaba dispuesto a llegar esa noche a Burdeos, donde tenían reservada la suite nupcial del hotel Splendid, y no habría vientos contrarios ni bastante nieve en el cielo para impedirlo. Nena Daconte, en cambio, estaba agotada, sobre todo por el último tramo de la carretera desde Madrid, que era una cornisa de cabras azotada por el granizo. Así que después de Bayona se enrolló un pañuelo en el anular apretándolo bien para detener la sangre que seguía fluyendo, y se durmió a fondo. Billy Sánchez no lo advirtió sino al borde de la media noche, después de que acabó de nevar y el viento se paró de pronto entre los pinos, y el cielo de las landas se llenó de estrellas glaciales. Había pasado frente a las luces dormidas de Burdeos, pero sólo se detuvo para llenar el tanque en una estación de la carretera pues aún le quedaban ánimos para llegar hasta París sin tomar aliento. Era tan feliz con su juguete grande de 25.000 libras esterlinas, que ni siquiera se preguntó si lo sería también la criatura radiante que dormía a su lado con la venda del anular empapada de sangre, y cuyo sueño de adolescente, por primera vez, estaba atravesado por ráfagas de incertidumbre. Se habían casado tres días antes, a 10.000 kilómetros de allí, en Cartagena de Indias, con el asombro de los padres de él y la desilusión de los de ella, y la bendición personal del Arzobispo Primado. Nadie, salvo ellos mismos, entendía el fundamento real ni conoció el origen de ese amor imprevisible. Había empezado tres meses antes de la boda, un domingo de mar en que la pandilla de Billy Sánchez se tomó por asalto los vestidores de mujeres de los balnearios de Marbella. Nena Daconte había cumplido apenas dieciocho años, acababa de regresar del internado de la Chattelainie, en Stblaise, Suiza, hablando cuatro idiomas sin acento y con un dominio maestro del saxofón tenor, y aquel era su primer domingo de mar desde el regreso. Se había desnudado por completo para ponerse el traje de baño cuando empezó la estampida de pánico y los gritos de abordaje en las casetas vecinas, pero no entendió lo que ocurría hasta que la aldaba de su puerta saltó en astillas y vio parado frente a ella al bandolero más hermoso que se podía concebir. lo único que llevaba puesto era un calzoncillo lineal de falsa piel de leopardo, y tenía el cuerpo apacible y elástico y el color dorado de la gente de mar. En el puño derecho, donde tenía una esclava metálica de gladiador romano, llevaba enrollada una cadena de hierro que le servía de arma mortal, y tenía colgada del cuello una medalla sin santo que palpitaba en silencio con el susto del corazón. Habían estado juntos en la escuela primaria y habían roto muchas piñatas en las fiestas de cumpleaños, pues ambos pertenecían a la estirpe provinciana que manejaba a su arbitrio el destino de la ciudad desde los tiempos de la Colonia, pero habían dejado de verse tantos años que no se reconocieron a primera vista. Nena Daconte permaneció de pie, inmóvil, sin hacer nada por ocultar su desnudez intensa. Billy Sánchez cumplió entonces con su rito pueril: se bajó el calzoncillo de leopardo y le mostró su respetable animal erguido. Ella lo miró de frente y sin asombro. —Los he visto más grandes y más firmes— dijo, dominando el terror, de modo que piensa bien lo que vas a hacer, porque conmigo te tienes que comportar mejor que un negro. En realidad, Nena Daconte no sólo era virgen sino que nunca hasta entonces había visto un hombre desnudo, pero el desafío le resultó eficaz único que se le ocurrió a Billy Sánchez fue tirar un puñetazo de rabia contra la pared con la cadena enrollada en la mano, y se astilló los huesos. Ella lo llevó en su coche al hospital, lo ayudó a sobrellevar la convalecencia, y al final aprendieron juntos a hacer el amor de la buena manera. Pasaron las tardes difíciles de junio en la terraza interior de la casa donde habían muerto seis generaciones de próceres en la familia de Nena Daconte, ella tocando canciones de moda en el saxofón, y él con la mano escayolada contemplándola desde el chinchorro con un estupor sin alivio. La casa tenía numerosas ventanas de cuerpo entero que daban al estanque de podredumbre de la bahía, y era una de las más grandes y antiguas del barrio de la Manga, y sin duda la más fea. Pero la terraza de baldosas ajedrezadas donde Nena Daconte tocaba el saxofón era un remanso en el calor de las cuatro, y daba a un patio de sombras grandes con palos de mango y matas de guineo, bajo los cuales había una tumba con una losa sin nombre, anterior a la casa y a la memoria de la familia. Aun los menos entendidos en música pensaban que el sonido del saxofón) era anacrónico en una casa de tanta alcurnia. “Suena como un buque había dicho la abuela de Nena Daconte cuando lo oyó por primera vez. Su madre había tratado en vano de que lo tocara de otro modo, y no como ella lo hacía por comodidad, con la falda recogida hasta los muslos y las rodillas separadas, y con una sensualidad que no le parecía esencial para la música “No me importa qué instrumento toques –le decía— con tal de que lo toques con las piernas cerradas”. Pero fueron esos ares de adioses de buques y ese encarnizamiento de amor los que le permitieron a Nena Daconte romper la cáscara amarga de Billy Sánchez. Debajo de la triste reputación de bruto que él tenía muy bien sustentada por la confluencia de des apellidos ilustres, ella descubrió un huérfano asustado y tierno. Llegaron a conocerse tanto mientras se le soldaban los huesos de la mano, que él mismo se asombró de la fluidez con que ocurrió el amor cuando ella lo llevó a su cama de doncella una tarde de lluvias en que se quedaron solos en la casa. Todos los días a esa hora, durante casi dos semanas, retozaron desnudos bajo la mirada atónita de los retratos de guerreros civiles y abuelas insaciables que los habían precedido en el paraíso de aquella cama histórica. Aun en las pausas del amor permanecían desnudos con las ventanas abiertas respirando la brisa de escombros de barcos de la bahía, su olor a mierda, oyendo en el silencio del saxofón los ruidos cotidianos del patio, la nota única del sapo bajo las matas de guineo, la gota de agua en la tumba de nadie, los pasos naturales de la vida que antes no hablan tenido tiempo de conocer. Cuando los padres de Nena Daconte regresaron a la casa, ellos habían progresado tanto en el amor que ya no les alcanzaba el mundo para otra cosa, y lo hacían a cualquier hora y en cualquier parte, tratando de inventarlo otra vez cada vez que 1o hacían. Al principio lo hicieron como mejor podían en los carros deportivos con que el papá de Billy trataba de apaciguar sus propias culpas. Después, cuando los coches se les volvieron demasiado fáciles, se metían por la noche en las casetas desiertas de Marbella donde el destino los había enfrentado por primera vez, y hasta se metieron disfrazados durante el carnaval de noviembre en los cuartos de alquiler del antiguo barrio de esclavos de Getsemaní, al amparo de las mama santas que hasta hacía pocos meses tenían que padecer a Billy Sánchez con su pandilla de cadeneros. Nena Daconte se entregó a los amores furtivos con la misma devoción frenética que antes malgastaba en el saxofón, hasta el punto de que su bandolero domesticado terminó por entender lo que ella quiso decirle cuando le dijo que tenía que comportarse como un negro. Billy Sánchez le correspondió siempre y bien, y con el mismo alborozo. Ya casados, cumplieron con el deber de amarse mientras las azafatas dormían en mitad del Atlántico, encerrados a duras penas y más muertos de risa que de placer en el retrete del avión. Solo ellos sabían entonces, 24 horas después de la boda, que Nena Daconte estaba encinta desde hacía dos meses. De modo que cuando llegaron a Madrid se sentían muy lejos de ser dos amantes saciados, pero tenían bastantes reservas para comportarse como recién casados puros. Los padres de ambos lo habían previsto todo. Antes del desembarco, un funcionario de protocolo subió a la cabina de primera clase para llevarle a Nena Daconte el abrigo de visón blanco con franjas de un negro luminoso, que era el regalo de bodas de sus padres. A Billy Sánchez le llevó una chaqueta de cordero que era la novedad de aquel invierno, y las llaves sin marca de un coche de sorpresa que le esperaba en el aeropuerto. La misión diplomática de su país los recibió en el salón oficial. El embajador y su esposa no sólo eran amigos desde siempre de la familia de ambos, sino que él era el médico que había asistido al nacimiento de Nena Daconte, y la esperó con un ramo de rosas tan radiantes y frescas, que hasta las gotas de rocío parecían artificiales. Ella los saludó a ambos con besos de burla, incómoda con su condición un poco prematura de recién casada, y luego recibió las rosas. Al cogerlas se pinchó el dedo con una espina del tallo, pero sorteó el percance con un recurso encantador. —Lo hice adrede —dijo— para que se fijaran en mi anillo. En efecto, la misión diplomática en pleno admiró el esplendor del anillo, calculando que debía costar una fortuna no tanto por la clase de los diamantes como por su antigüedad bien conservada. Pero nadie advirtió que el dedo empezaba a sangrar. La atención de todos derivó después hacia el coche nuevo. El embajador había tenido el buen humor de llevarlo al aeropuerto, y de hacerlo envolver en papel celofán con un enorme lazo dorado. Billy Sánchez no apreció su ingenio. Estaba tan ansioso por el coche, que desgarró la envoltura de un tirón y se quedó sin aliento. Era el Bentley convertible de ese año con tapicería de cuero legítimo. El cielo parecía un manto de ceniza, el Guadarrama mandaba un viento cortante y helado, y no se estaba bien a la intemperie, pero Billy Sánchez no tenía todavía la noción del frío. Mantuvo a la misión diplomática en el estacionamiento sin techo, inconsciente de que se estaban congelando por cortesía, hasta que terminó de reconocer el coche en sus detalles recónditos. Luego el embajador se sentó a su lado para guiarlo hasta la residencia oficial donde estaba previsto un almuerzo. En el trayecto le fue indicando los lugares más conocidos de la ciudad, pero él sólo parecía atento a la magia del coche. Era la primera vez que salía de su tierra. Había pasado por todos los colegios privados y públicos, repitiendo siempre el mismo curso, hasta que se quedó flotando en un limbo de desamor. La primera visión de una ciudad distinta de la suya, los bloques de casas cenicientas con las luces encendidas a pleno día, los árboles pelados, el mar distante, todo le iba aumentando un sentimiento de desamparo que se esforzaba por mantener al margen del corazón. Sin embargo, poco después cayó sin darse cuenta en la primera trampa del olvido. Se habla precipitado una tormenta instantánea y silenciosa, la primera de la estación, y cuando salieron de la casa del embajador después del almuerzo para emprender el viaje hacia Francia, encontraron la ciudad cubierta de una nieve radiante. Billy Sánchez se olvidó entonces del coche, y en presencia de todos, dando gritos de júbilo y echándose puñados de polvo de nieve en la cabeza se revolcó en mitad de la calle con el abrigo puesto. Nena Daconte se dio cuenta por primera vez de que el dedo estaba sangrando, cuando abandonaron a Madrid en una tarde que se había vuelto diáfana después de la tormenta. Se sorprendió, porque había acompañado con el saxofón a la esposa del embajador, a quien le gustaba cantar arias de ópera en italiano después de los almuerzos oficiales, y apenas si notó la molestia en el anular. Después, mientras le iba indicando a su marido las rutas más cortas hacia la frontera, se chupaba el dedo de un modo inconsciente cada vez que le sangraba, y sólo cuando llegaron a los Pirineos se le ocurrió buscar una farmacia. Luego sucumbió a los sueños atrasados de los últimos días, y cuando despertó de pronto con la impresión de pesadilla de que el coche andaba por el agua, no se acordó más durante un largo rato del pañuelo amarrado en el dedo. Vio en el reloj luminoso del tablero que eran más de las tres, hizo sus cálculos mentales, y sólo entonces comprendió que habían seguido de largo por Burdeos, y también por Angulema y Poitiers y estaban pasando por el dique de Loira inundado por la creciente. El fulgor de la luna se filtraba a través de la neblina, y las siluetas de los castillos entre los pinos parecían de cuentos de fantasmas. Nena Daconte, que conocía la región de memoria, calculó que estaban ya a unas tres horas de París, y Billy Sánchez continuaba impávido en el volante. —Eres un salvaje —le dijo—. Llevas más de once horas manejando sin comer nada. Estaba todavía sostenido en vilo por la embriaguez del coche nuevo. A pesar de que en el avión había dormido poco y mal, se sentía despabilado y con fuerzas de sobra para llegar a París al amanecer. —Todavía me dura el almuerzo de la embajada —dijo—. Y agregó sin ninguna lógica: Al fin y al cabo, en Cartagena están saliendo apenas del cine. Deben ser como las diez. Con todo Nena Daconte temía que él se durmiera conduciendo. Abrió una caja de entre los tantos regalos que les habían hecho en —Madrid, y trató de meterle en la boca un pedazo de naranja azucarada. Pero él la esquivó. —Los machos no comen dulces —dijo. Poco antes de Orleáns se desvaneció la bruma, y una luna muy grande iluminó las cementeras nevadas, pero el tráfico se hizo más difícil por la confluencia de los enormes camiones de legumbres y cisternas de vinos que se dirigían a París. Nena Daconte hubiera querido ayudar a su marido en el volante, pero ni siquiera se atrevió a insinuarlo, porque él le había advertido desde la primera vez en que salieron juntos que no hay humillación más grande para un hombre que dejarse conducir por su mujer. Se sentía lúcida después de casi cinco horas de buen sueño, y estaba además contenta de no haber parado en un hotel de la provincia de Francia, que conocía desde muy niña en numerosos viajes con sus padres. "No hay paisajes más bellos en el mundo", decía, "pero uno puede morirse de sed sin encontrar a nadie que le dé gratis un vaso de agua." Tan convencida estaba, que a última hora había metido un jabón y un rollo de papel higiénico en el maletín de mano, porque en los hoteles de Francia nunca había jabón, y el papel de los retretes eran los periódicos de la semana anterior cortados en cuadritos y colgados de un gancho. Lo único que lamentaba en aquel momento era haber desperdiciado una noche entera sin amor. La réplica de su marido fue inmediata. —Ahora mismo estaba pensando que debe ser del carajo tirar en la nieve —dijo—. Aquí mismo, si quieres. Nena Daconte lo pensó en serio. Al borde de la carretera, la nieve bajo la luna tenía un aspecto mullido y cálido, pero a medida que se acercaban a los suburbios de París el tráfico era más intenso, y había núcleos de fábricas iluminadas y numerosos obreros en bicicleta. De no haber sido invierno, estarían ya en pleno día. —Ya será mejor esperar hasta París –dijo Nena Daconte. Nena Daconte. — Bien calienticos y en una cama con sábanas limpias, como la gente casada. —Es la primera vez que me fallas —dijo él. —Claro —replicó ella—. Es la primera vez que somos casados. Poco antes de amanecer se lavaron la cara y orinaron en una fonda del camino, y tomaron café con croissants calientes en el mostrador donde los camioneros desayunaban con vino tinto. Nena Daconte se había dado cuenta en el baño de que tenía manchas de sangre en la blusa y la falda, pero no intentó lavarlas. Tiró en la basura el pañuelo empapado, se cambió el anillo matrimonial para la mano izquierda y se lavó bien el dedo herido con agua y jabón El pinchazo era casi invisible. Sin embargo, tan pronto como regresaron al coche volvió a sangrar, de modo que Nena Daconte dejó el brazo colgando fuera de la ventana, convencida de que el aire glacial de las cementeras tenía virtudes de cauterio. Fue otro recurso vano, pero todavía no se alarmó. “Si alguien nos quiere encontrar será muy fácil", dijo con su encanto natural. "sólo tendrá que seguir el rastro de mi sangre en la nieve." Luego pensó mejor en lo que había dicho y su rostro floreció en las primeras luces del amanecer. —Imagínate —dijo: —un rastro de sangre en la nieve desde Madrid hasta París. ¿No te parece bello para una canción? No tuvo tiempo de volverlo a pensar. En los suburbios de París el dedo era un manantial incontenible, y ella— sintió de veras— que se le estaba yendo el alma por la herida. Había tratado de segar el flujo con el rollo de papel higiénico que llevaba en el maletín, pero más tardaba en vendarse el dedo que en arrojar por la ventana las tiras del papel ensangrentado. La ropa que llevaba puesta, el abrigo, los asientos del coche, se iban empapando poco a poco de un modo irreparable. Billy Sánchez se asustó en serio e insistió en buscar una farmacia, pero ella sabía entonces que aquello no era asunto de boticarios. —Estamos casi en la Puerta de Orleáns —dijo. —Sigue de por la avenida del general Leclerc, que es la más ancha y con muchos árboles, y después yo te voy diciendo lo que haces. Fue el trayecto más arduo de todo el viaje. La avenida del general Leclerc era un nudo infernal de automóviles pequeños y bicicletas, embotellados en ambos sentidos, y de los camiones enormes que trataban de llegar a los mercados centrales. Billy Sánchez se puso tan nervioso con el estruendo inútil de las bocinas, que se insultó a gritos en lengua de cadeneros con varios conductores y hasta trató de bajarse del coche para pelearse con uno, pero Nena Daconte logró convencerlo de que los franceses eran la gente más grosera del mundo, pero no se golpeaban nunca. Fue una prueba más de su buen juicio, porque en aquel momento Nena Daconte estaba haciendo esfuerzos para no perder la conciencia. Sólo para salir de la glorieta del León de Belfort necesitaron más de una hora. Los cafés y almacenes estaban iluminados como si fuera la media noche, pues era un martes típico de los eneros de París, encapotados y sucios y con una llovizna tenaz que no alcanzaba a concretarse en nieve. Pero la avenida Denfer Rochereau estaba más despejada, y al cabo de unas pocas cuadras Nena Daconte le indicó a su marido que doblara a la derecha, y estacionó frente a la entrada de emergencia de un hospital enorme y sombrío. Necesitó ayuda para salir del coche, pero no perdió la serenidad ni la lucidez. Mientras llegaba el médico de turno, acostada en la camilla rodante, contestó a la enfermera el cuestionario de rutina sobre su identidad y sus antecedentes de salud. Billy Sánchez le llevó el bolso y le apretó la mano izquierda donde entonces llevaba el anillo de bodas, y la sintió lánguida y fría, y sus labios habían perdido el color. Permaneció a su lado, con la mano en la suya, hasta que llegó el médico de turno y le hizo un examen rápido al anular herido. Era un hombre muy joven, con la piel del color del cobre antiguo y la cabeza pelada. Nena Daconte no le prestó atención, sino que dirigió a su mirada una sonrisa lívida. —No te asustes— le dijo, con su humor invencible. —Lo único que puede suceder es que este caníbal me corte la mano para comérsela. El médico concluyó el examen, y entonces los sorprendió con un castellano muy correcto, aunque con raro acento asiático. —No, muchachos —dijo—. Este caníbal prefiere morirse de hambre antes que cortar una mano tan bella. Ellos se ofuscaron, pero el médico los tranquilizó con un gesto amable. Luego ordenó que se llevaran la camilla, y Billy Sánchez quiso seguir con ella cogido de la mano de su mujer. El médico lo detuvo por el brazo. —Usted no— le dijo. —Va para cuidados intensivos—. Nena Daconte le volvió a sonreír al esposo, y le siguió diciendo adiós con la mano hasta que la camilla se perdió en el fondo del corredor. El médico se retrasó estudiando los datos que la enfermera había escrito en una tablilla. Billy Sánchez lo llamó. —Doctor —le dijo—. Ella está encinta. —¿Cuánto tiempo? —Dos meses. El médico no le dio la importancia que Billy Sánchez esperaba. "Hizo bien en decírmelo," dijo, y se fue detrás de la camilla. Billy Sánchez se quedó parado en la sala lúgubre olorosa a sudores de enfermos, se quedó sin saber qué hacer mirando el corredor vacío por donde se habían llevado a Nena Daconte, y luego se sentó en el escaño de madera donde había otras personas esperando. No supo cuánto tiempo estuvo ahí, pero cuando decidió salir del hospital era otra vez de noche y continuaba la llovizna, y él seguía sin saber ni siquiera qué hacer consigo mismo, abrumado por el peso del mundo. Nena Daconte ingresó a las 9:30 del martes 7 de enero, según lo pude comprobar años después en los archivos del hospital. Aquella primera noche, Billy Sánchez durmió en el coche estacionado frente a la puerta de urgencias y muy temprano al día siguiente se comió seis huevos cocidos y dos tazas de café con leche en la cafetería que encontró más cerca, pues no había hecho una comida completa desde Madrid. Después volvió a la sala de urgencias para ver a Nena Daconte, pero le hicieron entender que debía dirigirse a la entrada principal. Allí Consiguieron por fin un asturiano del servicio que lo ayudó a entenderse con el portero, y éste comprobó que en efecto Nena Daconte estaba registrada en el hospital, pero que sólo se permitían visitas los martes de nueve a cuatro. Es decir, seis días después. Trató de ver al médico que hablaba castellano, a quien describió como un negro con la cabeza pelada, pero nadie le dio razón con dos detalles tan simples. Tranquilizado con la noticia de que Nena Daconte estaba en el registro, volvió al lugar donde había dejado el coche, y un agente de tránsito lo obligó a estacionar dos cuadras más adelante, en una calle muy estrecha y del lado de los números impares. En la acera de enfrente habla un edificio restaurado con un letrero: Hotel Nicole. Tenía una sola estrella, y una sala de recibo muy pequeña donde no habla más que un sofá y un viejo piano vertical, pero el propietario de voz aflautada podía entenderse con los dientes en cualquier idioma a condición de que tuvieran con qué pagar. Billy Sánchez se instaló con once maletas y nueve cajas de regalos en el único cuarto libre, que era una mansarda triangular en el noveno piso, a donde se llegaba sin aliento por una escalera en espiral que olla a espuma de coliflores hervidas. Las paredes estaban forradas de colgaduras tristes y por la única ventana no cabía nada más que la claridad turbia del patio interior. Había una cama para dos, un ropero grande, una silla simple, un bidé portátil y un aguamanil con su platón y su jarra, de modo que la única manera de estar dentro del cuarto era acostado en la cama. Todo era peor que viejo, desventurado, pero también muy limpio, y con un rastro saludable de medicina reciente. A Billy Sánchez no le habría alcanzado la vida para descifrar los enigmas de ese mundo fundado en el talento de la cicatería. Nunca entendió el misterio de la luz de la escalera que se apagaba antes de que él llegara a su piso, ni descubrió la manera de volver a encendería. Necesitó media mañana para aprender que con el rellano de cada piso habla un cuartito con un excusado de cadena, y ya había decidido usarlo en las tinieblas cuando descubrió por casualidad que la luz se encendía al pasar el cerrojo por dentro, para que nadie la dejara encendida por olvido. La ducha, que estaba en el extremo del corredor y que él se empellaba en usar des veces al día como en su tierra, se pagaba aparte y de contado, y el agua caliente, controlada desde la administración, se acababa a los tres minutos. Sin embargo, Billy Sánchez tuvo bastante claridad de juicio para comprender que aquel orden tan distinto del suyo era de todos modos mejor que la intemperie de enero, se sentía además tan ofuscado y solo que no podía entender como pudo vivir alguna vez sin el amparo de Nena Daconte. Tan pronto como subió al cuarto, la mañana del miércoles, se tiró bocabajo en la cama con el abrigo puesto pensando en la criatura de prodigio que continuaba desangrándose en la acera de enfrente, y muy pronto sucumbió en un sueño tan natural que cuando despertó eran las cinco en el reloj, pero no pudo deducir si eran las cinco de la tarde o del amanecer, ni de qué día de la semana ni en qué ciudad de vidrios azotados por el viento y la lluvia. Esperó despierto en la cama, siempre pensando en Nena Daconte, hasta que pudo comprobar que en realidad amanecía. Entonces fue a desayunar a la misma cafetería del día anterior, y allí pudo establecer que era jueves. Las luces del hospital estaban encendidas y había dejado de llover, de modo que permaneció recostado en el tronco de un castaño frente a la entrada principal, por donde entraban y salían médicos y enfermeras de batas blancas, con la esperanza de encontrar al médico asiático que había recibido a Nena Daconte. No lo vio, ni tampoco esa tarde después del almuerzo, cuando tuvo que desistir de la espera porque se estaba congelando. A las siete se tomó otro café con leche y se comió dos huevos duros que él mismo cogió en el aparador después de 48 horas de estar comiendo la misma cosa en el mismo lugar. Cuando volvió al hotel para acostarse, encontró su coche solo en una acera y todos los demás en la acera de enfrente, y tenía puesta la noticia de una multa en el parabrisas. Al portero del Hotel Nicole le costó trabajo explicarle que en los días impares del mes se podía estacionar en la acera de números impares, y al día siguiente en la acera contraria. Tantas artimañas racionalistas resultaban incomprensibles para un Sánchez de Ávila de los más acendrados que apenas dos años antes se había metido en un cine de barrio con el automóvil oficial del alcalde mayor, y había causado estragos de muerte ante los policías impávidos. Entendió menos todavía cuando el portero del hotel le aconsejó que pagara la multa, pero que no cambiara el coche de lugar a esa hora, porque tendría que cambiarlo otra vez a las doce de la noche. Aquella madrugada, por primera vez, no pensó solo en Nena Daconte, sino que daba vueltas en la cama sin poder dormir, pensando en sus propias noches de pesadumbre en las cantinas de maricas del mercado público de Cartagena del Caribe. Se acordaba del sabor del pescado frito y el arroz de coco en las fondas del muelle donde atracaban las goletas de Aruba. Se acordó de su casa con las paredes cubiertas de trinitarias, donde serían apenas las siete de la noche de ayer, y vio a su padre con un piyama de seda leyendo el periódico en el fresco de la terraza. Se acordó de su madre, de quien nunca se sabía dónde estaba a ninguna una hora, su madre apetitosa y lenguaraz, con un traje de domingo y una rosa en la oreja desde el atardecer, ahogándose de calor por el estorbo de sus tetas espléndidas. Una tarde, cuando él tenía siete años, había entrado de pronto en el cuarto de ella y la había sorprendido desnuda en la cama con uno de sus amantes casuales. Aquel percance del que nunca había hablado, estableció entre ellos una relación de complicidad que era más útil que el amor. Sin embargo, él no fue consciente de eso, ni de tantas cosas terribles de su soledad de hijo único, hasta esa noche en que se encontró dando vueltas en la cama de una mansarda triste de París, sin nadie a quién contarle su infortunio, y con una rabia feroz contra sí mismo porque no podía soportar las ganas de llorar. Fue un insomnio provechoso. El viernes se levantó estropeado por la mala noche, pero resuelto a definir su vida. Se decidió por fin a violar la cerradura de su maleta para cambiarse de ropa pues las llaves de todas estaban en el bolso de Nena Daconte, con la mayor parte del dinero y la libreta de teléfonos donde tal vez hubiera encontrado el número de algún conocido de París. En la cafetería de siempre se dio cuenta de que había aprendido a saludar en francés y a pedir sándwiches de jamón y café con leche. También sabía que nunca le sería posible ordenar mantequilla ni huevos en ninguna forma, porque nunca los aprendería a decir, pero la mantequilla la servían siempre con el pan, y los huevos duros estaban a la vista en el aparador y se cogían sin pedirlos. Además, al cabo de tres días, el personal de servicio se habla familiarizado con él, y lo ayudaban a explicarse. De modo que el viernes al almuerzo, mientras trataba de poner la cabeza en su puesto, ordenó un filete de ternera con papas fritas y una botella de vino. Entonces se sintió tan bien que pidió otra botella, la bebió hasta la mitad, y atravesó la calle con la resolución firme de meterse en el hospital por la fuerza. No sabía dónde encontrar a Nena Daconte, pero en su mente estaba fija la imagen providencial del médico asiático, y estaba seguro de encontrarlo. No entró por la puerta principal sino por la de urgencias, que le había parecido menos vigilada, pero no alcanzó a llegar más allá del corredor donde Nena Daconte le había dicho adiós con la mano. Un guardián con la bata salpicada de sangre le preguntó algo al pasar, y él no le prestó atención. El guardián lo siguió, repitiendo siempre la misma pregunta en francés, y por último lo agarró del brazo con tanta fuerza que lo detuvo en seco. Billy Sánchez trató de sacudírselo con un recurso de cadenero, y entonces el guardián se cagó en su madre en francés, le torció el brazo en la espalda con una llave maestra, y sin dejar de cagarse mil veces en su puta madre lo llevó casi en vilo hasta la puerta, rabiando de dolor, y lo tiró como un bulto de papas en la mitad de la calle. Aquella tarde, dolorido por el escarmiento, Billy Sánchez empezó a ser adulto. Decidió, como lo hubiera hecho Nena Daconte, acudir a su embajador. El portero del hotel, que a pesar de su catadura huraña era muy servicial, y además muy paciente con los idiomas, encontró el número y la dirección de la embajada en el directorio telefónico, y se los anotó en una tarjeta. Contestó una mujer muy amable, en cuya voz pausada y sin brillo reconoció Billy Sánchez de inmediato la dicción de los Andes. Empezó por anunciarse con su nombre completo, seguro de impresionar a la mujer con sus dos apellidos, pero la voz no se alteró en el teléfono. La oyó explicar la lección de memoria de que el señor embajador no estaba por el momento en su oficina, que no lo esperaban hasta el día siguiente, pero que de todos modos no podía recibirlo sino con cita previa y sólo para un caso especial. Billy Sánchez comprendió entonces que por ese camino tampoco llegaría hasta Nena Daconte, y agradeció la información con la misma amabilidad con que se la habían dado. Luego tomó un taxi y se fue a la embajada. Estaba en el número 22 de la calle Elyseo, dentro de uno de los sectores más apacibles de París, pero lo único que le impresionó a Billy Sánchez, según él mismo me contó en Cartagena de Indias muchos años después, fue que el sol estaba tan claro como en el Caribe por la primera vez de su llegada, y que la Torre Eiffel sobresalía por encima de la ciudad en un cielo radiante. El funcionario que lo recibió en lugar del embajador parecía apenas restablecido de una enfermedad mortal, no sólo por el vestido de paño negro, el cuello opresivo y la corbata de luto, sino también por el sigilo de sus ademanes y la mansedumbre de la voz. Entendió la ansiedad de Billy Sánchez, pero le recordó sin perder la dulzura con que estaban en un país civilizado cuyas normas estrictas se fundamentaban en criterios muy antiguos y sabios, al contrario de las Américas bárbaras, donde bastaba con sobornar al portero para entrar en los hospitales. "No, mi querido joven," le dijo. No había más remedio que someterse al imperio de la razón, y esperar hasta el martes. —Al fin y al cabo, ya no faltan sino cuatro días— concluyó. —Mientras tanto, vaya al Louvre. Vale la pena. Al salir Billy Sánchez se encontró sin saber qué hacer en la Plaza de la Concordia. Vio la Torre Eiffel por encima de los tejados, y le pareció tan cercana que trató de llegar hasta ella caminando por los muelles. Pero muy pronto se dio cuenta de que estaba más lejos de lo que parecía, y que además cambiaba de lugar a medida que la buscaba. Así que se puso a pensar en Nena Daconte sentado en un banco de la orilla del Sena. Vio pasar los remolcadores por debajo de los puentes, y no le parecieron barcos sino casas errantes con techos colorados y ventanas con tiestos de flores en el alféizar, y alambres con ropa puesta a secar en los planchones. Contempló durante un largo rato a un pescador inmóvil, con la caña inmóvil y el hilo inmóvil en la corriente, y se cansó de esperar a que algo se moviera, hasta que empezó a oscurecer y decidió tomar un taxi para regresar al hotel. Sólo entonces cayó en la cuenta de que ignoraba el nombre y la dirección y de que no tenía la menor idea del sector de París en donde estaba el hospital. Ofuscado por el pánico, entró en el primer café que encontró, pidió un coñac y trató de poner sus pensamientos en orden. Mientras pensaba se vio repetido muchas veces y desde ángulos distintos en los espejos numerosos de las paredes, y se encontró asustado y solitario, y por primera vez desde su nacimiento pensó en la realidad de la muerte. Pero con la segunda copa se sintió mejor, y tuvo la idea providencial de volver a la embajada. Buscó la tarjeta en el bolsillo para recordar el nombre de la calle, y descubrió que en el dorso estaba impreso el nombre y la dirección del hotel. Quedó tan mal impresionado con aquella experiencia, que durante el fin de semana no volvió a salir del cuarto sino para comer, y para cambiar el coche a la acera correspondiente. Durante tres días cayó sin pausas la misma llovizna sucia de la mañana en que llegaron. Billy Sánchez, que nunca habla leído un libro completo, hubiera querido tener uno para no aburrirse tirado en la cama, pero los únicos que encontró en las maletas de su esposa eran en idiomas distintos del castellano. Así que siguió esperando el martes, contemplando los pavorreales repetidos en el papel de las paredes y sin dejar de pensar un solo instante en Nena Daconte. El lunes puso un poco de orden en el cuarto, pensando en lo que diría ella silo encontraba en ese estado, y sólo entonces descubrió que el abrigo de visón estaba manchado de sangre seca. Pasó la tarde lavándolo con el jabón de olor que encontró en el maletín de mano, hasta que logró dejarlo otra vez como lo habían subido al avión en Madrid. El martes amaneció turbio y helado, pero sin la llovizna, y Billy Sánchez se levantó desde las seis, y esperó en la puerta del hospital junto con una muchedumbre de parientes de enfermos cargados de paquetes de regalos y ramos de flores. Entró con el tropel, llevando en el brazo el abrigo de visón, sin preguntar nada y sin ninguna idea de dónde podía estar Nena Daconte, pero sostenido por la certidumbre de que había de encontrar al médico asiático. Pasó por un patio interior muy grande con flores y pájaros silvestres, a cuyos lados estaban los pabellones de los enfermos: las mujeres a la derecha y los hombres a la izquierda. Siguiendo a los visitantes, entró en el pabellón de mujeres. Vio una larga hilera de enfermas sentadas en las camas con el camisón de trapo del hospital, iluminadas por las luces grandes de las ventanas, y hasta pensó que todo aquello era más alegre de lo que se podía imaginar desde fuera. Llegó hasta el extremo del corredor, y luego lo recorrió de nuevo en sentido inverso, hasta convencerse de que ninguna de las enfermas era Nena Daconte. Luego recorrió otra vez la galería exterior mirando por la ventana de los pabellones masculinos, hasta que creyó reconocer al médico que buscaba. Era él, en efecto. Estaba con otros médicos y varias enfermeras, examinando a un enfermo. Billy Sánchez entró en el pabellón, apartó a una de las enfermeras del grupo, y se paró frente al médico asiático, que estaba inclinado sobre el enfermo. Lo llamó. El médico levantó sus ojos desolados, pensó un instante, y entonces lo reconoció. Pero ¡dónde diablos se había metido usted! —dijo. Billy Sánchez se quedó perplejo. En el hotel —dijo—. Aquí a la vuelta. Entonces lo supo. Nena Daconte había muerto desangrada a las 7:10 de la noche del jueves 9 de enero, después de setenta horas de esfuerzos inútiles de los especialistas mejor calificados de Francia. Hasta el último instante había estado lúcida y serena, y dio instrucciones para que buscaran a su marido en el hotel Plaza Athenée, tenían una habitación reservada, y dio los datos para que se hicieran en contacto con sus padres. La embajada había sido informada el viernes por un cable urgente de su cancillería, cuando ya los padres de Nena Daconte volaban hacia París. El embajador en persona se encargó de los trámites de embalsamamiento y los funerales, y permaneció en contacto con la Prefectura de Policía de París para localizar a Billy Sánchez. Un llamado urgente con sus datos personales fue transmitido desde la noche del viernes hasta la tarde del domingo a través de la radio y la televisión, y durante esas 40 horas fue el hombre más buscado de Francia. Su retrato, encontrado en el bolso de Nena Daconte, estaba expuesto por todas partes. Tres Bentleys convertibles del mismo modelo habían sido localizados, pero ninguno era el suyo. Los padres de Nena Daconte habían llegado el sábado al medio—día, y velaron el cadáver en la capilla del hospital esperando hasta última hora encontrar a Billy Sánchez. También los padres de éste habían sido informados, y estuvieron listos para volar a París, pero al final desistieron por una confusión de telegramas. Los funerales tuvieron lugar el domingo a las dos de la tarde, a sólo doscientos metros del sórdido cuarto del hotel donde Billy Sánchez agonizaba de soledad por el amor de Nena Daconte. El funcionario que lo había atendido en la embajada me dijo años más tarde que él mismo recibió el telegrama de su cancillería una hora después de que Billy Sánchez salió de su oficina, y que estuvo buscándolo por los bares sigilosos del Faubourg—St. Honoré. Me confesó que no le había puesto mucha atención cuando lo recibió, porque nunca se hubiera imaginado que aquel costeño aturdido con la novedad de París, y con un abrigo de cordero tan mal llevado, tuviera a su favor un origen tan ilustre. El mismo domingo por la noche, mientras él sospechaba las ganas de llorar de rabia, los padres de Nena Daconte desistieron de la búsqueda y se llevaron el cuerpo embalsamado dentro de un ataúd metálico, y quienes alcanzaron a verlo siguieron repitiendo durante muchos años que no habían visto nunca una mujer más hermosa, ni viva ni muerta. De modo que cuando Billy Sánchez, entró por fin al hospital, el martes por la mañana, ya se había consumado el entierro en el triste panteón de la Manga, a muy pocos metros de la casa donde ellos habían descifrado las primeras claves de la felicidad. El médico asiático que puso a Billy Sánchez al corriente de la tragedia quiso darle unas pastillas calmantes en la sala del hospital, pero él las rechazó. Se fue sin despedirse, sin nada qué agradecer, pensando que lo único que necesitaba con urgencia era encontrar a alguien a quien romperle la madre a cadenazos para desquitarse de su desgracia. Cuando salió del hospital, ni siquiera se dio cuenta de que estaba cayendo del cielo una nieve sin rastros de sangre, cuyos copos tiernos y nítidos parecían plumitas de palomas, y que en las calles de París había un aire de fiesta, porque era la primera nevada grande en diez años. 7.2. Técnicas de expresión oral: foro El foro es una reunión de varias personas para conversar, reflexionar, opinar sobre un tema de interés. En la actualidad también se realizan foros virtuales, de forma escrita, a través de internet. El foro tiene la siguiente estructura: Inicio: el moderador introduce el tema y expone las reglas a los participantes. Desarrollo: los participantes intervienen expresando sus opiniones de manera respetuosa y ordenada. Cierre: el moderador concluye el conversatorio sintetizando las ideas sobresalientes, y agradece a los partícipes. Características • • • • Un moderador presenta el tema, dirige la discusión del foro, plantea interrogantes y al final realiza un cierre. Pueden participar en el foro muchas personas, con puntos de vista diferentes y de forma cortés. Las intervenciones deben ser cortas por el número de participantes, máximo dos minutos. Los diálogos deben ser claros, con un lenguaje verbal y no verbal apropiado. Bibliografía Fernández, G. (2000). Cómo hablar correctamente en público. Bogotá: Norma. García, G. (1992). Doce cuentos peregrinos. Bogotá: Oveja Negra https://www.guioteca.com/educacion-para-ninos/que-es-un-foroconoce-sus-principales- caracteristicas/ 8.1. Cuento: El ramo azul (Octavio Paz) Disfruta de la lectura de este relato. El ramo azul Octavio Paz (México) Desperté, cubierto de sudor. Del piso de ladrillos rojos, recién regado, subía un vapor caliente. Una mariposa de alas grisáceas revoloteaba encandilada alrededor del foco amarillento. Salté de la hamaca y descalzo atravesé el cuarto, cuidando no pisar algún alacrán salido de su escondrijo a tomar el fresco. Me acerqué al ventanillo y aspiré el aire del campo. Se oía la respiración de la noche, enorme, femenina. Regresé al centro de la habitación, vacié el agua de la jarra en la palanca de peltre y humedecí la toalla. Me froté el torso y las piernas con el trapo empapado, me sequé un poco y, tras de cerciorarme que ningún bicho estaba escondido entre los pliegues de mi ropa, me vestí y calcé. Bajé saltando la escalera pintada de verde. En la puerta del mesón tropecé con el dueño, sujeto tuerto y reticente. Sentado en una sillita de tule, fumaba con un ojo cerrado. Con voz ronca me preguntó: ¿Ónde va A dar una vuelta. Hace mucho - Hum, todo está ya cerrado. Y no hay alambrado aquí. Más valiera quedarse. señor? calor. Alcé los hombros, musité “ahora vuelvo” y me metí en lo obscuro. Al principio no veía nada. Caminé a tientas por la calle empedrada. Encendí un cigarrillo. De pronto salió la luna de una nube negra, iluminando un muro blanco, desmoronado a trechos. Me detuve, ciego ante tanta blancura. Sopló un poco el viento. Respiré el aire de los tamarindos. Vibraba la noche, llena de hojas e insectos. Los grillos vivaqueaban entre las hierbas altas. Alcé la cara: arriba también había establecido campamento las estrellas. Pense que el universo era un vasto sistema de señales, una conversación entre seres inmensos. Mis actos, el serrucho del grillo, el parpadeo de la estrella, no eran sino pausas y sílabas, frases dispersas de aquel dialogo. ¿Cuál sería esa palabra de la cual yo era una sílaba? ¿Quién dice esa palabra y a quien se la dice? Tiré el cigarrillo sobre la banqueta. Al caer, describió una curva luminosa, arrojando breves chispas, como un cometa minúsculo. Caminé, largo rato, despacio. Me sentía libre, seguro entre los labios que en ese momento me pronunciaban con tanta felicidad. La noche era un jardín de ojos. Al cruzar una calle, sentí que alguien se desprendía de una puerta. Me volví, pero no acerté a distinguir nada. Apreté el paso. Unos instantes después percibí el apagado rumor de unos huaraches sobre las piedras calientes. No quise volverme, aunque sentía que la sombra se acercaba cada vez más. Intenté correr. No pude. Me detuve en seco, bruscamente. Antes de que pudiese defenderme, sentí la punta de un cuchillo en mi espalda y una voz dulce: - No se mueva, señor, o se lo entierro. Sin volver la cara pregunté: ¿Qué quieres? Sus ojos, señor – contestó la voz suave, casi apenada. - ¿Mis ojos? ¿Para qué te servirán mis ojos? Mira, aquí tengo un poco de dinero. No es mucho, pero es algo. Te daré todo lo que tengo, si me dejas. No vayas a matarme. - No tenga miedo, señor. No lo mataré. Nada más voy a sacarle los ojos. Volví a preguntar: Pero, ¿para qué quieres mis ojos? - Es un capricho de mi novia. Quiere un ramito de ojos azules. Y por aquí hay pocos que lo tengan. - Mis ojos no te sirven. No son azules, sino amarillos. - Ay, señor, no quiera engañarme. Bien sé que los tiene azules. - No se le sacan a un cristiano los ojos así. Te daré otra cosa. - No se haga el remilgoso, me dijo con dureza. Da la vuelta. Me volví, era pequeño y frágil. El sombrero de palma le cubría medio rostro. Sostenía con el brazo derecho un machete de campo, que brillaba con la luz de la luna. - Alúmbrese la cara. Encendí y me acerqué la llama al rostro. El resplandor me hizo entrecerrar los ojos. Él apartó mis párpados con mano firme. No podía ver bien. Se alzó sobre las puntas de los pies y me contempló intensamente. La llama me quemaba los dedos. La arrojé. Permaneció un instante silencioso. - ¿Ya te convenciste? No los tengo azules. - Ah, qué mañoso es usted – respondió – A ver, encienda otra vez. Froté otro fósforo y lo acerqué a mis ojos. Tirándome de la manga, me ordenó: - Arrodíllese. Me hinqué. Con una mano me cogió por los cabellos, echándome la cabeza hacia atrás. Se inclinó sobre mí, curioso y tenso, mientras el machete descendía lentamente hasta rozar mis párpados. Cerré los ojos. - Ábralos bien – ordenó. Abrí los ojos. La llamita me quemaba las pestañas. Me soltó de improvisto. - Pues no son azules, señor. Dispense. Y desapareció. Me acodé junto al muro, con la cabeza entre las manos. Luego me incorporé. A tropezones, cayendo y levantándome, corrí durante una hora por el pueblo desierto. Cuando llegué a la plaza, vi al dueño del mesón, sentado aún frente a la puerta. Entré sin decir palabra. Al día siguiente huí de aquel pueblo. 8.2 Niveles de lectura La lectura en ocasiones es un proceso difícil, sobre todo cuando no se la ha venido practicando desde la infancia; en este proceso intervienen dos hechos trascendentes: uno físico, la percepción visual y otro intelectual, la comprensión mental del texto. Por ello se debe poner énfasis en la comprensión y asimilación de lo leído. Cuando un lector encuentra placer en un texto, cuando lo comprende bien y se deleita con él, lee más de prisa y se anticipa con su pensamiento, se lanza más allá de las líneas. En contrapartida la asimilación y la concentración entran en servicio recíproco, y el provecho puede ser considerable. (Bellenger, 1979, p. 25) La definición de lectura ofrecida por Romera Castillo (1979) en su obra Didáctica de la lengua y la literatura es bastante acertada. La lectura es un complejo proceso mediante el cual los símbolos impresos o escritos llegan a tener significado. Inherente a la capacidad para leer, se halla la aptitud para comprender el significado, interpretar, evaluar, reflexionar y aprovechar lo que se lee... la lectura es un instrumento que conduce a la instrucción, la comprensión y el placer. (p. 37) La lectura de buenos libros ofrece múltiples ventajas pues, además de ser una actividad mental de estructuración, que permite relacionar unos signos con otros, es un medio de acceso a los conocimientos, a la información y al aprendizaje; una forma de recreación a través de la cual es posible vivir experiencias nuevas y formativas, identificarse con variadas situaciones y canalizar las actitudes y comportamientos, pues cada mensaje plantea a los distintos lectores nuevos problemas de comprensión, valoración, implicación y aceptación, y cada uno lo percibe de forma diferente a los demás. Contribuye a acrecentar el conocimiento de la lengua por la infinidad de recursos expresivos, favorece la reflexión sobre la historia de la obra, las distintas problemáticas humanas enfocadas en el argumento; considera la relación que guarda con la realidad y la posibilidad de afrontar distintas opciones que posibiliten una mejor comprensión de la vida. El leer hace pensar y el pensar genera inquietudes y búsqueda de respuestas; por ello es fundamental ejercitar una lectura comprensiva y crítica. Además, la lectura favorece una correcta expresión oral. «Un requisito importantísimo para expresarse bien oralmente es la lectura: se aprende a hablar leyendo... La finalidad que persigue la lectura». (Romera, 1979, p. 74) Existen tres niveles de lectura. Literal Es el nivel básico de lectura, responde a qué dice el texto, las ideas, la información, los detalles presentes de forma explícita en el texto. Inferencial Implica leer entre líneas, interpretar, establecer conclusiones, inferir ideas no evidentes en el texto, hacer deducciones, descubrir la intención del autor. Crítica En la lectura crítica el lector evalúa, plantea su postura o punto de vista, compara, emite juicios valorativos y sustentados. Responde a las preguntas ¿qué, ¿cómo, por qué? 8.3. El paratexto Enunciados que van junto al texto principal de una obra y son: • • • • • • • Título Subtítulo Epígrafe Índice Prólogo o prefacio Dedicatoria Nota al pie 9.1. Texto: No (Carlos Martos, Julia Pomiés) Disfruta de la lectura de este texto. «Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos (…) sin distinción de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole». No Carlos Martos, Julia Pomiés (Argentina) El 1 de diciembre de 1955, Rosa Parks, una sencilla modista negra, dijo “No” cuando un hombre blanco le exigió que dejara libre su asiento. En esa época los blancos tenían prioridad sobre los negros en los medios de transporte de Montgomery, Alabama, en el sur de los Estados Unidos. Por eso con la ayuda del conductor y de la policía, Rosa Parks fue arrestada. Cuatro días después se inició un juicio que conmovió a toda la población negra de Alabama. El juez condenó a Rosa Parks, porque las leyes así lo establecían. La población negra decidió realizar un boicot contra los autobuses de Montgomery; la acción duró más de un año, hasta que la compañía quebró. El boicot fue liderado por Martin Luther King, un pastor negro desconocido hasta ese momento. Este incidente fue el comienzo de una campaña contra la discriminación racial, también dirigida por Luther King, a quien por su actuación se le otorgó el premio Nobel de la Paz en 1964. En marzo de 1969 el pastor negro fue asesinado por James Earl Ray, un sureño blanco, al que se condenó a 99 años de prisión. 9.2. El párrafo Cuando una o varias oraciones desarrollan una idea, desde un punto de vista, toman el nombre de párrafo. Los párrafos no tienen extensiones determinadas, pueden estar constituidos de una sola oración compleja o de muchas oraciones. Usualmente, la idea central del párrafo suele ir al comienzo, pero también es frecuente encontrarla en el medio o al final como conclusión. El párrafo simple Se estructura con una oración principal, oraciones de apoyo y una oración de conclusión. Párrafo simple Ejemplo Oración principal En Navidad el tráfico es terrible. Oración de apoyo 1 Los carros se atrancan en las calles. Oración de apoyo 2 La gente pita por todo. Oración de apoyo 3 Los carros se aparcan en cualquier sitio. Oración de conclusión Esos días es mejor no salir en auto. Párrafo simple Ejemplo Oración principal Me fastidia la playa. Oración de apoyo 1 El sol me quema. Oración de apoyo 2 Tengo alergia mariscos. Oración de apoyo 3 La arena me pica. a los Oración de conclusión Párrafo simple En fin, cuando voy a la playa, paso mal. Ejemplo Oración principal Me encanta la playa. El sol Oración de apoyo 1 me hace feliz. La comida Oración de apoyo 2 de mar riquísima. Oración de apoyo 3 El mar me tranquiliza. Oración de conclusión En fin, me escapo a la playa, cada vez que puedo. Párrafo simple me parece Ejemplo Oración principal En Ecuador existen diversos grupos étnicos cada uno con su Oración de apoyo 1 propia cultura. Son manifestaciones culturales entre otras: la música, la comida, la vestimenta, las Oración de apoyo 2 tradiciones. No existen culturas superiores ni inferiores simplemente son diferentes. Oración de conclusión En nuestro país encontramos variedad cultural expresada de múltiples formas, todas dignas de respeto. Párrafo simple Ejemplo Oración principal Miguel tiene un gato que se llama Oración de apoyo 1 Félix. Él piensa que su gato es el Oración de apoyo 2 mejor del mundo. A Miguel no le gusta que su gato trate de atrapar Oración de apoyo 3 a los pájaros. Miguel sabe que aunque diga a Félix que no lo Oración de conclusión Porque un gato persigue a todas las cosas que se mueven. El párrafo complejo Un párrafo complejo contiene: una oración principal, oraciones de apoyo a las que se añaden oraciones de expansión y una oración de conclusión. Párrafo complejo Ejemplo Oración principal Me fastidia la playa. Oración de apoyo 1 El sol me quema. Oración de expansión Tengo que pasar todo el día debajo de un parasol, cubierta de pies a cabeza en bloqueador. Oración de apoyo 2 Tengo alergia mariscos. Oración de expansión Si como un langostino, me enroncho como si tuviera sarampión. Oración de apoyo 3 La arena me pica. Oración de expansión Se mete como hormigas chiquitas entre los dedos de los pies y no me deja en paz. Oración de conclusión En fin, cuando voy a la playa, paso mal. Párrafo complejo Ejemplo a los Oración principal El Pelado Pilas juega en su equipo como arquero. Cuando Oración de apoyo 1 él es el guardameta nadie les mete ningún gol. Atrapa todas las Oración de expansión pelotas, difíciles. Oración de apoyo 2 Vuela en el arco. Da la impresión Oración de expansión que tiene alas. Ataja de frente Oración de apoyo 3 y de costado. Parece que sus brazos Oración de expansión se estiran para atrapar el balón. aun las más Oración de conclusión El Pelado Pilas es un gran arquero. Brillantes ideas para escribir tu párrafo Selecciona el tema. Enuncia la idea principal de tu párrafo. Mediante oraciones de apoyo, sustenta la idea principal. Si redactas un párrafo complejo, incluye oraciones de expansión que respalden a las oraciones de apoyo. 5. Cierra tu párrafo con una oración de conclusión. 1. 2. 3. 4. 9.3. Los conectores Los conectores son palabras, expresiones o frases cortas que sirven para enlazar o unir oraciones y párrafos. De esta manera se logra una redacción coherente, ordenada y lógica. Ejemplos de conectores • • • • • • • • • • • • • • Copulativos: y, además, ni, que, incluso, aún, también, asimismo, más, por añadidura Condicionales: a no ser que, en caso de que, si, a menos que, siempre que, según, cuando Adversativos: mas, pero, pese a ello, sin embargo, aunque, empero, no obstante Concesivos: si bien, a pesar de, aun cuando, por más que, a pesar de, si bien, aunque Causales: porque, ya que, puesto que, debido a, dado que, pues Consecutivos: por ende, como consecuencia, entonces, luego, por consiguiente, en consecuencia, por lo tanto, por eso, de allí que, por eso, por ende, por lo que, por eso Comparativos: así, así como, como, tal como, igual que, tanto como, más que, menos que, mayor que, menor que Dubitativos: tal vez, según parece, quizás, probablemente, seguramente, aparentemente, a lo mejor Explicativos: es decir, por ejemplo, vale decir, en otras palabas, o sea, entre otras Temporales: mientras, tan pronto como, luego, antes, después, cuando, entonces, en cuanto Pronominales: la cual, el cual, ese, que, aquel, este Jerárquicos: en primer lugar, en segundo lugar, para comenzar, por último, por otra parte, luego De diferenciación: mientras que y en cambio Finales: con el objeto de, para que, a fin de, con el propósito de, para • • • • • Negativos: no, de ninguna forma, tampoco, jamás, de ninguna manera, nunca, entre otros conectores De continuidad: en efecto, más aún, vale decir, también, es decir, además, incluso Exclusivos: sino que, solo, sino, no, solamente Afirmativos: sin duda, ciertamente, seguro, por supuesto, siempre, sí, también De modo: a escondidas, bien, mal, así, sin más ni más o adverbios como rápidamente, velozmente, claramente, entre otros Conectores de uso frecuente Para empezar un escrito Para empezar, ante todo, la finalidad de este escrito es, en primer lugar, el tema que voy a tratar Para añadir ideas y ordenarlas Por lo que respecta a, a continuación, por otra parte, asimismo, en lo que se refiere a, después de, por añadidura, inmediatamente, del mismo modo, en efecto, en otras palabras, desde que, a partir de Para introducir ejemplos Para ilustrar esto, en concreto, o sea, de hecho, por ejemplo, esto es, particularmente, así como Para indicar conclusiones En otras palabras, por todo lo anterior, dicho de otro modo, en efecto, en conclusión, en otros términos, en suma, en pocas palabras, en resumen, finalmente, en síntesis Para iniciar ideas contrarias A pesar de esto, sin duda, es cierto que, naturalmente, por el contrario, admito que, hay que tener en cuenta, en contraste con esto, seguramente, es cierto que Para comparar Así como, de la misma manera, del mismo modo, desde otro punto de vista, de igual forma, mejor dicho, como, asimismo, de forma semejante, de modo similar Para indicar una consecuencia Consecuentemente, por consiguiente, por esta razón, como resultado, por lo que sigue, de manera que, en consecuencia, por lo tanto, así que, entonces, así que Para terminar un escrito Finalmente, para concluir, para terminar, por último, como conclusión final, para resumir, en último lugar 10.1. Cuento: Necedad (Carmen Cueva) Disfruta de la lectura de este relato. Necedad Carmen Cueva (Cuba-Ecuador) La advertí tantas veces, quise prevenirla, le hablé de todas las formas que encontré para que me entienda... pero no pude convencerla. -Mira, - le dije que tu destino no tiene sol, ni luna, ni estrella; que tu horizonte se verá muy brumoso y muy lejano; que la soledad será tu compañera de siempre. Pero no… ella tenía esa esperanza envidiable de los niños; esa confianza absurda de los ingenuos; esa fe inquebrantable de los pobres... y no pude convencerla. -Mira. - insistí, que la gente no cree jamás en las utopías; que los sueños no están permitidos más allá de la alborada, que los días están construidos de metal y cemento. Pero no... Ella me hablaba de las flores y del viento; de los niños y de la música; de los colores y del mar.… y no puede convencerla. -Escucha, - grité, cómo el llanto traspasa las fronteras; cómo el silencio es más poderoso que la palabra más dulce; cómo el viento se detiene para impedir el ritmo de las flores. Pero no ella amaba la paz. La libertad; amaba el amor; creía en el poder de la luz sobre la sombra; creía en la vida. No pude convencerla, no pude y nació. 10.2. El ensayo La palabra ensayo viene del latín «exagium» que significa acto de pensar algo. Ensayo es la obra literaria en prosa, que expone con profundidad y desde una perspectiva personal, un tema determinado. Conocimiento, emotividad, crítica son los rasgos esenciales de todo ensayo. Proceso creador. El ensayista se encuentra frente a un universo listo para ser explicado, posee datos acerca de él, reflexiona, asume una actitud, comunica sus juicios y sentimientos mediante una forma original. Escribir ensayos puede parecer abstracto y atemorizante hasta que uno se da cuenta que es algo que practicamos a menudo. Cada vez que uno sostiene un diálogo interno (explicarse cosas a sí mismo o tratando de decidir hacer lo correcto en alguna situación) está haciendo un ensayo. Escribir ensayos es sencillamente una variación de una actividad tan fundamental para el ser humano: ¡pensar! Estructura del ensayo El ensayo tiene la siguiente estructura: • Introducción (1 párrafo). Aquí se plantea la tesis u oración principal. • Desarrollo (2, 3 párrafos). Cada párrafo desarrolla una oración de apoyo planteada en la tesis. • Conclusión (1 párrafo). Cierra el ensayo retomando la tesis u oración principal. Esquema de ensayo Tema general: La televisión Asunto: Los llamados reality shows son un engaño para los televidentes. Ideas de apoyo 1) Responden exclusivamente a una estrategia comercial para ganar audiencia. 2) Fabrican la popularidad de personas que no han realizado ningún hecho meritorio. (Vallejo, 2003, p.109) I. (Primer párrafo) Introducción Aquí se plantea la teisi u oración principal que redactamos con el asunto y las ideas de apoyo anteriormente señaladas. Ejemplo: Los llamados reality shows son un engaño para los televidentes, puesto que responden exclusivamente a una estrategia comercial para ganar audiencia y fabrican la popularidad de personas que carecen de méritos. II. (Segundo párrafo) Primer párrafo de desarrollo Oración principal: Es la primera idea de apoyo de la tesis. Ejemplo: Responden exclusivamente a una estrategia comercial para ganar audiencia. Oración Oración de apoyo 1 de apoyo 2 III. (Tercer párrafo) Segundo párrafo de Oración principal: Es la primera idea de apoyo de la tesis. Ejemplo: desarrollo Fabrican la popularidad de personajes que no han realizado ningún hecho meritorio. Oración Oración de apoyo 1 de apoyo 2 IV. (Cuarto párrafo) Conclusión: Puede expresar de forma modificada la oración principal o tesis del ensayo, puede sintetizar los puntos principales que han sido discutidos, no debe por ningún concepto plantear una nueva idea. _ _ Argumentos y contraargumentos Se entiende por argumento una idea, razonamiento, premisa, explicación expuesta de forma coherente. El contraargumento es una respuesta contraria al argumento, una contradeclaración, réplica u objeción. Ejemplo: El sol influye en el clima. Argumento En el transcurso de la historia del planeta se ha evidenciado que el clima varía por la radiación solar. Contraargumento El sol es un factor importante, pero no el único pues, se ha demostrado que el efecto invernadero es más intenso. 11.1. Texto: Las ideas de Simón Rodríguez: «Para enseñar a pensar» (Eduardo Galeano) 11.1. Texto: Las ideas de Simón Rodríguez: «Para enseñar a pensar» (Eduardo Galeano) Disfruta de la lectura de este texto. Las ideas de Simón Rodríguez: «Para enseñar a pensar» Eduardo Galeano (Uruguay) Hacen pasar al autor por loco. Déjesele transmitir sus locuras a los padres que están por nacer. Se ha de educar a todo el mundo sin distinción de razas ni colores. No nos alucinemos, sin educación popular, no habrá verdadera sociedad. Instruir no es educar. Enseñen, y tendrán quien sepa; eduquen y tendrán quien haga. Mandar recitar de memoria lo que no se entiende, es hacer papagayos. No se mande, en ningún caso, hacer a un niño nada que no tenga su porqué al pie. Acostumbrado el niño a ver siempre la razón respaldando las órdenes que recibe, la echa de menos cuando no la ve, y pregunta por ella diciendo: “¿por qué?”. Enseñen a los niños a ser preguntones para que pidiendo el porqué de lo que se les manda hacer, se acostumbren a obedecer a la razón; no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos. En las escuelas deben estudiar juntos los niños y las niñas. Primero, porque así desde niños los hombres aprenden a respetar a las mujeres; y segundo, porque las mujeres aprenden a no tener miedo a los hombres. Los varones deben aprender los tres oficios principales: albañilería, carpintería y herrería, porque con tierras, maderas y metales se hacen las cosas más necesarias. Se ha de dar instrucción y oficio a las mujeres, para que no se prostituyan por necesidad, ni hagan del matrimonio una especulación para asegurar su subsistencia. Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al que no tiene, cualquiera lo compra. 11.2. Redacción del ensayo 11.2. Redacción del ensayo Relación del párrafo con el ensayo Párrafo Ensayo Oración principal Me encanta la playa. Oración de apoyo 1 El sol me hace feliz. Oración de apoyo 2 El mar me tranquiliza Párrafo de introducción En vacaciones uno puede ir a muchos lugares. Algunos escogen ir a una hacienda, otros prefieren subir montañas, a mí me encanta la playa. (Oración principal: tema y opinión). Párrafo de desarrollo 1 El sol me hace feliz. Todos los días me acuesto en la playa para broncearme un poco más. Me gusta pasar el tiempo contemplando los brillos del sol en el agua. El calor me envuelve como una cobija. Párrafo de desarrollo 2 El mar me tranquiliza. Me fascina caminar a la orilla, saltando para escaparme de las olas. Meterme en las olas es como un buen masaje. Y escuchar el sonido del mar en la noche me arrulla y duermo feliz. Oración de conclusión Párrafo de conclusión En fin, me escapo a la playa cada vez que puedo. En fin, cuando voy a la playa, el tiempo que paso allí nunca es suficiente. Siempre quiero quedarme más. Algún día hasta me gustaría vivir allí por un tiempo. Receta para un ensayo Paso 1. Elegir un tema. Paso 2. Delimitar el tema. ¿Cuánto abarca el tema elegido? (asunto) Paso 3. Decidir el propósito del ensayo. Se trata de comparar dos cosas, defender un punto de vista o qué exactamente. Paso 4. Tener claro a quién va dirigido. Paso 5. Elaborar un título provisorio que indique el tema, sus límites, el propósito y a quién va dirigido. Paso 6. Encontrar datos específicos -ejemplos, hechos, opiniones o anécdotas- que ayuden a describir el tema o defender un punto de vista. Los datos específicos dan valor a un ensayo. Paso 7. Organizar el material. Integrar o eliminar datos. Planificar una introducción, el desarrollo y la conclusión. Paso 8. Escribir un borrador, defendiendo punto por punto con ejemplos, hechos, opiniones o anécdotas. Paso 9. Revisar. Corregir el texto por errores de lógica, interés, coherencia, ortografía y redacción. Luego, readecuar el título provisorio, haciéndolo más escueto y atractivo. Tipos de párrafos introductorios Raúl Vallejo (2003) plantea los siguientes tipos de párrafos para introducir un ensayo: El cambio de bando. El autor empieza el párrafo con una afirmación contraria a la tesis u oración principal. Ejemplo: ¡Qué relajante y qué sabroso suena imaginarse que uno está en la cama viendo una película entretenida, comiendo un plato de deliciosa y desbordante pizza, picando crocantes papitas fritas y tomando una inagotable Coca-Cola de dos litros! Sin embargo, no es tan rico como suena, ya que este tipo de comida tiene exceso de grasa y azúcar y quien está acostado sobre una cama no hace ningún ejercicio para quemarlas. Esto es malo para nuestro cuerpo porque estamos más propensos a sufrir enfermedades cardíacas y a ganar peso. Por ello es importante saber que el rechazo de la comida chatarra, asumir una alimentación balanceada y realizar el ejercicio adecuado son actitudes que contribuyen a conservar nuestra salud. (p.112) Las preguntas de apertura. El párrafo inicia con una o varias preguntas relacionadas con el asunto y las respuestas están implícitas en el desarrollo del ensayo. Ejemplo: ¿Amamos a nuestro país? ¿Demostramos nuestro amor al momento de botar un papel en la calle o recoger alguna basura del suelo? Si estamos en el extranjero y nos preguntan de qué país somos, ¿decimos con orgullo: ¡Ecuador!? ¿Hablamos con la gente de afuera alguna vez acerca de lo hermoso que es nuestro país? (…) La falta de amor de los ecuatorianos por su propio país ha hecho que, a veces, el Ecuador sea visto como un territorio descuidado, desconocido y sin esperanza de progreso. (p. 113) La historia de impacto. Se empieza el párrafo con el relato de una historia sugestiva referente a la tesis u oración principal. Ejemplo: Mario Viera vive en Guayaquil. Ha decidido llevar a su familia al Malecón 2000 y luego a comer en “El cuchifrito”. Después de que la merienda ha concluido, Mario entra al auto con su familia que, cansada por un día agitado, se duerme cuando tan solo faltan diez cuadras para llegar a casa. Mario está feliz porque para él estar con su familia es la mejor manera de aprovechar el sábado. Lo que Mario no sabe es que apenas dé vuelta en la siguiente esquina será muy tarde para impedir que aquel grupo de jóvenes pandilleros, estrelle un bate de baseball en el parabrisas de su vehículo sin que aparezca ni por casualidad un patrullero de la policía. Guayaquil se ha convertido en una ciudad excesivamente peligrosa, pues la delincuencia ha aumentado significativamente en los últimos años, las pandillas juveniles se han multiplicado y el actual cuerpo de policía resulta insuficiente. (p. 113) El embudo. Como la forma del embudo, el párrafo comienza con una oración general referida al asunto y luego se va especificando el tema hasta concretarlo en la oración principal. Ejemplo: Desde la llegada de los españoles a América, los indígenas fueron condenados a realizar trabajos forzados. Los españoles se convirtieron en dueños de las tierras, que incluyeron en ellas a los indígenas para trabajarlas. Los sistemas de las mitas y los obrajes fueron el medio para someter a los indígenas a un trabajo físico del que pocos regresaban con vida. En 1934, la novela Huasipungo, del escritor ecuatoriano Jorge Icaza, denunció la situación social del indio explotado. Mas, durante la última década del siglo 20, el movimiento indígena se ha fortalecido en su representatividad social, algunos de sus miembros han obtenido puestos en la Asamblea Nacional y otras instancias del Estado, aunque la situación general del indígena ecuatoriano no ha mejorado significativamente en el campo. (p. 113) La referencia cultural. Se introduce el párrafo con una cita, cifras o datos históricos (de fuentes confiables) relacionados con el tema del ensayo. Ejemplo: Como el informe presentado por la UNESCO en abril de 2000 nos lo demuestra, las políticas educativas recomendadas a los gobiernos de los países en desarrollo, por parte del Fondo Monetario Internacional, han fracasado. Sus resultados son negativos, cuando lo que se esperaba era una mejora en la calidad de la educación pública. En el Ecuador, esas políticas han contribuido a hacer más pobres a los pobres, han impedido la ampliación de la participación democrática de los bienes culturales, y fue poco lo que ayudaron a la obtención de equidad social. (p. 115) «La tesis u oración principal de cada párrafo introductorio está subrayada». 12.1. Cuento: Las ropas de papi se fueron (Luis Pimentel) Disfruta de la lectura de este relato. Las ropas de papi se fueron Luis Pimentel (Brasil) - Papi se fue de la casa, no va a vivir más con nosotros. - No es verdad, boba. Papi se fue de viaje, después él vuelve. - No hermanito, yo sé lo que te digo. Él no se fue de viaje ni nada de eso. - Se fue y después vuelve. - ¡Cabezón! Papá se fue. Se peleó con mami. - Tú no conoces a mi papá. - No olvides que soy mayor que tú. Lo conozco mejor. - No lo conoces. - Mami me lo contó todo. Ellos ahora van a vivir separados. Cada uno en su lado. - Mamá no conoce a Papi. Él vuelve. - Vuelve solo para despedirse de nosotros y después se va otra vez. - Él se queda conmigo. - Eres muy cabezón. Él ya se llevó hasta las ropas. - ¡Qué boba eres! ¿Querías que se fuera desnudo? - Se llevó todas las ropas. Puedes mirar su armario. - ¿Todas? ¿Para otra casa? ¿Y se van a quedar allá en otro guardarropa? Entonces vamos a ponernos de acuerdo en una cosa. - ¿En qué? - Solo las ropas se fueron. Mi papá no. 12.2. Debate En la técnica del debate se discuten opiniones contrapuestas o diferentes sobre un tema específico. El objetivo es exponer distintas posturas o puntos de vista, con argumentos sustentados y llegar a establecer una conclusión. Los debates pueden ser formales, que cuentan con un moderador, o informales o espontáneos, que no han sido planificados con antelación. Participan en el debate Los debatientes, que pueden ser expertos en el tema, que han preparado sus argumentos y contraargumentos, y siguen las normas señaladas por el moderador. El moderador, quien presenta el tema, indica los turnos de intervención, orienta la discusión manteniendo el respeto entre los participantes, con una actitud imparcial y finalmente concluye el debate. En un debate puede o no haber público, si lo hubiere, participa como espectador o interviene con preguntas y opiniones. Estructura del debate Tiene un inicio o apertura donde se presenta a los participantes y se expone el tema y las reglas; el cuerpo del debate, en el que se desarrollan los argumentos y contraargumentos; y la conclusión, en la que los participantes sintetizan sus posturas y el moderador concluye y cierra el debate. Antes de la conclusión, el público puede plantear preguntas a los participantes. Recursos complementarios El debate,la mesa redonda,el foro y la entrevista Debate Para el concepto de debate científico, véase consenso científico. Un debate es una técnica, tradicionalmente de comunicación oral, donde se expone un tema y una problemática. Hay integrantes, un moderador, un secretario y un público que participa. No se aportan soluciones, sólo se exponen argumentos. Adicionalmente y con el desarrollo de las nuevas tecnologías, se admite que el debate puede realizarse, mediante la comunicación escrita, por medio de los llamados foros de internet, donde también encontramos la figura del moderador, los integrantes, que serán aquellos que redacten hilos de discusión, el público, que lo formarán los lectores, y el secretario que lo representa la propia herramienta informática. La condición de un 'debate' se da en el distinto punto de vista que guardan dos o más posiciones antagónicas en torno a un tema o problema. • Elegir un tema de interés para todo el público que tenga controversia y preparar los contenidos teóricos. • Escoger un moderador, quien determina el esquema de trabajo que en algunos casos puede ser un cuestionario con preguntas elaboradas de tal manera que susciten la controversia. • Conformar partes (grupos) que defiendan o ataquen los planteamientos en pro y en contra. Normas para su realización Durante el debate el moderador debe: • Poner en consideración el objetivo del tema. • Anunciar el tema y ubicarlo dentro del proceso. • Describir la actividad. • Formular la primera pregunta y dar la palabra en orden a los participantes. • Desempeñar durante la discusión el papel de moderador. • Terminar el debate, el secretario tratará de llegar al consenso sobre las conclusiones. • Realizar la evaluación con la asamblea. • Coordinar las intervenciones de todos los participantes Recomendaciones para debatir Para desarrollar y llevar a buen término los ejercicios de Debate, resulta muy importante que, tanto el emisor como el receptor, consideren los siguientes puntos: • No se trata de imponer el punto de vista personal, sino de convencer usando la exposición, la argumentación y la contra-argumentación. • Escuchar al otro antes de responder. • Ponerse en el lugar del otro. • Ser breve y concreto al hablar. • Ser tolerante respecto a las diferencias. • No subestimar al otro. No hablar en exceso para así dejar intervenir a los demás, evitando la tendencia al • monólogo y la monotonía. • No burlarse de la intervención de nadie. • Evitar los gritos para acallar al interlocutor. • Hablar con seguridad y libertad, sin temor a la crítica. • Acompañar las críticas con propuestas. • Oír atentamente al interlocutor para responder en forma adecuada. Articular correctamente los sonidos, empleando un tono de voz adecuado a la • situación concreta de entonación y al contenido del mensaje (interrogación, exclamación, sonidos indicativos de fin de enunciación, pausas, etc). • Adecuar el vocabulario que se posee a la situación comunicativa del momento y ampliarlo para conseguir precisión léxico-semántica. • Evitar las palabras y giros idiomáticos desgastados y los propios del registro lingüístico informal, pues en la sala de clases o en la situación comunicativa de un debate se impone el registro lingüístico formal. • Conviene arribar a conclusiones al final del debate. El Debate formal Un debate formal, indica preparación por lo que las palabras no siempre se emplean en un lenguaje simple, en este caso por la preparación uno deberá emplear desde acertijos hasta moralejas. Moderador Es aquel que determinará el tiempo de exposición para cada participante, de 3 a 5 minutos, durante el cual cada participante habrá de presentar los puntos más relevantes del tema y poner orden, y da la palabra conforme al orden de cada equipo. El secretario es el que va anotando lo que se va opinando en el debate, a qué hora y su coherencia. Participantes informados Es necesario que cada uno de los participantes del debate sepa e investigue profundamente el tema por tratar en un debate. Dentro de las distintas modalidades de debates que existen, muchas veces se tienen semanas, días o sólo horas para la preparación de un tema. Esto determina que los equipos deban hacer buen uso del tiempo y realizar una investigación exhaustiva del tema y sus implicaciones, viendo las posibles argumentaciones de la contraparte y tratando de encontrar argumentos favorables a la posición que se representará. Argumentos • • • Los argumentos a favor se llaman pruebas y los que están en contra se llaman objeciones. Por los primeros se intenta demostrar la validez de las afirmaciones u argumentos propios. Por los segundos, se intenta mostrar los errores del adversario o contrincante. Argumentos lógico racionales • Sintomáticos o por signo: las razones se presentan en forma de indicios, signos o síntomas que conducen a una breve conclusión. Por ejemplo: No sería extraño que Juan tuviese un infarto. Come, bebe y fuma en exceso, además de trabajar demasiado. • Nexos causales: las razones se presentan como la causa que provoca la conclusión: uno es causa de otro. Por ejemplo: Correr 5 kilómetros diarios produce un bienestar general del sistema cardiovascular. Corra por su vida. • Analógicos: razonamiento basado en la existencia de atributos semejantes en seres o cosas diferentes. Por ejemplo: Debe haber una preocupación permanente por el medio ambiente, igual que por un auto. Éste se debe mantener limpio, repararlo cuando se requiera y usar de un modo racional sus beneficios. • Por generalización: a partir de varios casos similares, se puede generalizar una tesis común a todos ellos, comprobándola mediante solución. • Falacias Un buen argumento debe aportar apoyo suficiente para aceptar la conclusión, y las premisas deben estar relacionadas con la conclusión. Una argumentación insuficiente es considerada una falacia. Mesa Redonda Sir Galaad ocupa el «asiento peligroso». En la leyenda del rey Arturo, la Mesa Redonda o Tabla Redonda era una mesa mística de Camelot alrededor de la cual el rey y sus caballeros se sentaban para discutir asuntos cruciales para la seguridad del reino. En algunas versiones, el mago Merlín también tenía un asiento. La Mesa Redonda apareció por primera vez en el Roman de Brut de Robert Wace, si bien la idea de Arturo rodeándose con los mejores guerreros del mundo data de la Historia Regum Britanniæ de Godofredo de Monmouth y en los textos medievales galeses como Culhwch y Olwen y Trioedd Ynys Prydein. La historia más popular sobre el origen de la mesa aparece por primera vez en el Merlin de Robert de Boron, que fue adoptada por romances en prosa posteriores. En ella, la mesa fue creada por Merlín como imitación de la mesa del Grial de José de Arimatea, a su vez una imitación de la mesa de la Última Cena. En obras como el ciclo de Lanzarote en prosa, el ciclo post vulgata y La muerte de Arturo de Thomas Malory, la Mesa Redonda fue creada por el rey de Arturo, Uther Pendragon, que fue a parar a manos de su vasallo Leodegrance tras su muerte. Cuando Arturo sube al trono, recibe la mesa como un regalo cuando se casa con la hija de Leodegrance, Ginebra. No hay ningún lugar privilegiado en una mesa redonda, por lo que ninguna persona sobresale del resto. Así, los caballeros que se reunían a su alrededor eran todos iguales y no había ningún «líder» como los de tantas otras mesas medievales. Hay indicios de otras disposiciones de asientos en círculo para evitar conflictos entre los antiguos grupos celtas. Sin embargo, podía inferirse la importancia de cada sitio en función del número de asientos que lo separaba del rey. Quizá en cada reunión el rey Arturo dejaba que sus caballeros se sentaran aleatoriamente sin saber dónde se sentaría él cada vez. El Asiento Peligroso estaba reservado a caballeros de corazón puro. Hay muchas estimaciones diferentes del número total de caballeros de la Mesa Redonda. Si hubieran sido 25 caballeros, entonces el diámetro de la mesa tendría que haber sido de unos 8 m, que es una separación bastante grande para poder mantener una conversación educada. Si hubieran sido 100 caballeros, el diámetro habría subido a unos 30 m. Algunos estudiosos de este antiguo tema dicen que la mesa estaba construida en segmentos y tenía un centro hueco. De esta forma se habría ahorrado mucho material en su fabricación y se habría facilitado el servir comida a los caballeros. Dado que no se conserva ningún retrato de la Mesa Redonda de la época en la que se dice que Arturo reinó, todo el asunto es pura especulación. Foro (técnica de comunicación) El foro es un tipo de reunión donde distintas personas conversan en torno a un tema de interés común. Es, esencialmente, una técnica de comunicación oral o virtual, realizada en grupos, con base en un contenido de interés general que origine una "discusión". Es una técnica de dinámica de grupos que consiste en una reunión de personas donde se aborda de manera informal o formal un tema de actualidad ante un auditorio que, a menudo, puede intervenir en la discusión. Normalmente la discusión es dirigida por un moderador. El objetivo del foro es conocer las opiniones sobre un tema concreto. Características • Libre expresión de ideas y opiniones de los integrantes. • Permite la discusión de cualquier tema. • Es informal (casi siempre). • Generalmente se realiza el foro a continuación de una actividad de interés general: • Puede constituir también la parte final de una mesa redonda, simposio, entre otros. • De acuerdo con la actividad anterior, la técnica se llamará foro-debate, cine foro, disco-foro,entre otros. • Formula una pregunta concreta y estimulante referida al tema. • Distribuye el uso de la palabra. • Limita el tiempo de las exposiciones. • Controla la participación espontánea, imprevisible y heterogénea de un público numeroso y desconocido. Organización • El moderador inicia el foro explicando con precisión sobre cuál es el problema para discutir. • Señala las reglas del foro. • El moderador hace una síntesis de las opiniones expuestas y extrae las posibles conclusiones. Pasos para la organización del foro • Anunciar el tema y el objetivo de la discusión. • Presentar a los panelistas. • Determinar el tiempo de la discusión y el de la realización de las preguntas. • Iniciar la discusión. • Mantenerla viva y animada. • Evitar que los panelistas se salgan del tema. • Evitar que los panelistas repitan lo que ya se compartió. • Hacer resúmenes sobre el estado de la discusión. • • Finalizar la discusión. Conceder la palabra a los miembros del auditorio, al terminar la discusión. Moderador El moderador es una parte esencial en un foro. Entre sus funciones destacan: 1. Anuncia el tema, hecho, problema o actividad que se va a discutir o analizar y lo ubica dentro del proceso. 2. Describe la actividad que se va a realizar, da las instrucciones sobre las normas que regulan la participación de los asistentes. 3. Declara iniciado el foro, anima a los presentes a participar, propone preguntas que despierten su interés. 4. Cerrar el foro. Entrevista La entrevista es un acto de comunicación oral que se establece entre dos o más personas (el entrevistador y el entrevistado o los entrevistados) con el fin de obtener una información o una opinión, o bien para conocer la personalidad de alguien. En este tipo de comunicación oral debemos tener en cuenta que, aunque el entrevistado responde al entrevistador, el destinatario es el público que está pendiente de la entrevista. Según el fin que tenga esta podemos hablar de: 5. Entrevista periodística 6. Entrevista de televisión 7. Entrevista clínica 8. Entrevista de trabajo Entrevista periodística Una entrevista es un diálogo entablado entre dos o más personas: el entrevistador o entrevistadores que interrogan y el o los entrevistados que contestan. La palabra entrevista deriva del latín y significa "Los que van entre sí". Se trata de una técnica o instrumento empleado para diversos motivos, investigación, medicina, selección de personal. Una entrevista no es casual sino que es un diálogo interesado, con un acuerdo previo y unos intereses y expectativas por ambas partes. También la entrevista puede significar mucho para otras personas ya que pueden ayudar a conocer personas de máxima importancia. El diccionario de la real academia española define la palabra Entrevista como: la conversación que tiene como finalidad la obtención de información. La misma proviene del francés entrevoir que significa lo que se entrevé o lo que se vislumbra. Origen de la entrevista A pesar del origen francés del término entrevista, las primeras entrevistas publicadas y reconocidas como tal son norteamericanas. Hasta hace poco incluso se utilizaba indistintamente en castellano la palabra inglesa interview (o interviú) y entrevista. Los historiadores no se ponen de acuerdo si la primera entrevista fue de James Gordon Bennett (director del New York Herald) en 1836 o Horace Greely en el Tribune de Nueva York en 1859. Esta última posee una mayor proximidad al concepto actual de entrevista, tanto en planteamiento de objetivos como en resolución formal. En el primero, el de 1836, es la narración del asesinato de Juan Manuel León González y el periodista recoge el testimonio de Rosita, el ama de llaves, en forma de citas textuales, extractos de la conversación y declaraciones. La novedad es que se registran los diálogos en el texto. El segundo texto es una entrevista de personaje. Interesa la persona y es la persona, en sí misma, el motivo de la entrevista y que la misma se luzca. El periodista acude a Salt Lake City (Estados Unidos) a reunirse con Brigham Young, líder de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (Mormones). En una entrevista intervienen básicamente dos personas: El entrevistador y el entrevistado. El primero, además de tomar la iniciativa de la conversación, plantea mediante preguntas específicas cada tema de su interés y decide en qué momento el tema ha cumplido sus objetivos. El entrevistado facilita información sobre sí mismo, su experiencia o el tema en cuestión. El entrevistador 9. El entrevistador debe tener disposición y paciencia para así llevar a cabo con éxito una entrevista. 10. Debe hablar de manera clara, precisa y en voz entendible. 11. Es conveniente que el entrevistador hable en voz regulable ya que puede ayudar a mejorar de alguna u otra manera el resultado de la entrevista. 12. Debe tener buena y clara letra para que sean entendibles las respuestas del entrevistado. 13. Las preguntas debe hacerlas de manera natural para que el entrevistado responda con sinceridad y se sienta a gusto entrevistándose. 14. Las preguntas deben ser precisas y deben ser sencillas (cortas), deben ser exactas a lo que se quiere preguntar, y adecuadas al nivel educativo del entrevistado, y la entrevista debe ser en el menor tiempo posible, o depende de la disponibilidad de tiempo de ambas partes. 15. El entrevistador debe estar seguro de lo que desea preguntar, si es necesario anotar las preguntas antes de comenzar la entrevista. 16. El entrevistador debe estar preparado para realizar preguntas improvisadas a partir de las respuestas. 17. El entrevistador debe tener información sobre la persona la cual entrevistará. El entrevistado Uno de los requisitos para que haya una entrevista es que el sujeto entrevistado esté de acuerdo. Esto ocurre normalmente porque tiene algún interés en ser entrevistado. Las seis razones principales que puede tener son las siguientes: • Por su propio ego: por el deseo de aparecer en los medios o que se escuche su opinión. • Por publicidad: sobre todo los políticos y entre ellos los famosos, que dependen de la publicidad para influir en la opinión pública o para continuar en la brecha. Consideran las entrevistas como publicidad gratuita. • Por dinero: aunque según muchos códigos deontológicos los periodistas no deberían pagar a los entrevistados es una práctica frecuente en medios sensacionalistas o amarillistas. Algunos famosos llegan a tener grandes ingresos por ello. • Para ayudar al periodista: algunos sujetos se dejan entrevistar simplemente para ayudar al periodista en el desempeño de su trabajo. • Por gratitud: El entrevistador logra que el entrevistado acceda a contestar las preguntas sin oponer resistencia mediante un diálogo introductoria predefinido. La entrevista como instrumento de investigación ha sido utilizada de forma ambiciosa por antropólogos, sociólogos, psicólogos, politólogos o economistas. Es por ello que gran parte de los datos con que cuentan las ciencias sociales proceden de las entrevistas. Los científicos sociales dependen de ellas para obtener información sobre los fenómenos investigados y comprobar así sus teorías e hipótesis. La entrevista periodística se distingue fundamentalmente por tres factores: • Un evidente interés hacia la persona entrevistada. • Pericia en el manejo de la técnica de pregunta y respuesta. • Voluntad manifiesta de difundir el resultado en un medio de comunicación. Pero además de una técnica, utilizada por los profesionales para recabar información, la entrevista es sobre todo un género periodístico. La entrevista es una de las técnicas más utilizadas. Tipos de entrevista La entrevista tiene un número de variantes casi indeterminadas, a continuación se citan varios tipos de entrevista que aparecen en los medios de comunicación: • Laboral: Para informarse el entrevistador, valora al candidato a un puesto de trabajo y saber si puede ser apto o no para realizar su función. • Entrevista de personalidad: Se realizan con la finalidad de analizar psicológicamente a un individuo y en función de esta y otras técnicas determinar el tratamiento adecuado. • Informativa o de actualidad: Es la vinculada con los hechos del día, es noticiosa, por tanto, se redacta como una noticia. Jamás se titula con frases textuales. • De divulgación: Sobre temas especializados en avances o descubrimientos científicos, médicos, tecnológicos, etc o temas de actualidad o de interés permanente. • Testimoniales: Las que aportan datos, descripciones y opiniones sobre un acontecimiento o suceso presenciado. • Declaraciones: Datos, juicios u opiniones recogidos textualmente. • Encuestas: Preguntas destinadas a obtener información sobre la opinión de un sector de la población sobre un tema, se utiliza para obtener información relevante u ofrecer una muestra de lo que piensan representantes de distintos sectores sociales, sobre un tema de actualidad o interés permanente. • Perfil o semblanza: Es cercano a la biografía, está basado en la combinación de fuentes de documentales y testimoniales con datos obtenidos de la persona entrevistada para hacer de él un retrato escrito. Se revelan aspectos íntimos del entrevistado. • De opinión: Este tipo de entrevista es en el que se preocupa por los ideales, opiniones y comentarios personales del entrevistado, en esta se deberá de destacar los puntos ideológicos del entrevistado. • Noticiosa: Se aplica a un especialista en un tema específico, normalmente se utiliza para formular o complementar una noticia o reportaje, es por eso que se destacan puntos notables del tema del que se está hablando, normalmente se complementa de una vigorosa investigación. • Cuestionario fijo: En algunos medios se usa periódicamente con distintas personas. Abarca registros diferentes, desde el humor hasta la seriedad. • De investigación o indagación:No aparece publicado con forma de entrevista. Se utiliza para obtener o contrastar información • Interpretativa: También conocida como creativa, de personaje, etc.Se interesa por el personaje de una manera global. Interesa el valor estético del texto y el interés humano. Otras clasificaciones Se pueden realizar en varias ocasiones como las siguientes. • Por su objetivo: Entrevista de opinión, entrevista de noticia o entrevista de personalidad. • Por el canal, por el que se obtiene: Personal, telefónica o por cuestionario (remitidas a través de correo postal, fax, etc.) • Por el número de entrevistados: Propiamente dicha, Colectiva o de prensa: 2 o más entrevistadores. • Por su modalidad: Entrevista estructurada o formal (preguntas previamente establecidas) o entrevista no estructurada (desarrollo sin preguntas). • Por su estructura: • Entrevista abierta: (todas las preguntas son abiertas es decir se plantea un serie de preguntas que el entrevistado puede dar su respuesta libremente. Ej: ¿Qué piensa del desempeño de...?) • Semi-abierta: Incluye preguntas abiertas pero algunas son cerradas - solo es posible contestar por si, por no o de lo contrario no contestar. La mayoría de las preguntas (más de la mitad) han de ser abiertas, de lo contrario sería una encuesta. Entrevista de televisión Con esta entrevista se pretende obtener la versión que una persona tiene sobre determinado hecho o fenómeno que es noticia o la explicación de este y/o como ocurrió. La cámara se sitúa en zonas de gran afluencia de personas y el periodista pregunta por ejemplo: a los pasajeros de los transeúntes la opinión que les merece la noticia en sí o entrevistan a una testigo de un accidente automovilístico. La resultado de la entrevista consta de dos partes: una, la noticia misma, y otra, donde se recogen un conjunto de opiniones que casi se reducen a "bien", "mal" o "indiferente". Esta fórmula suele ser atractiva para la audiencia porque se muestran algunas opiniones de la gente de la calle. En el ámbito de los servicios informativos de una cadena, la entrevista es un género de gran importancia, con tantos formatos como necesidades existentes y, normalmente, con unos costos bastante reducidos. La encuesta callejera, conocida en la jerga profesional como vox populi, es un recurso que cada vez tiene menos presencia en los informativos de televisión. Es más una forma de completar la información de la que se presume que tendrá una fuerte incidencia social. Entrevista en directo En contadas ocasiones en que se quiere destacar un acontecimiento extraordinario, se pide al protagonista de una noticia que acuda a la emisora para participar como entrevistado dentro del telediario. Se trata de un formato inusual y que debe administrarse con prudencia. Personajes de gran relieve, decisiones muy importantes o informaciones de gran trascendencia informativa permiten que, en unos minutos, su protagonista pueda explicarlos a la audiencia. El encargado de realizar esta entrevista es el conductor-presentador, quien se ocupa de comentarlo. Normalmente, el entrevistado se puede imaginar cuáles van a ser las preguntas en torno a las que va a girar la entrevista. Lo difícil es hacer que sus respuestas no ocupen más de dos o tres minutos en total, para que encajen correctamente en el telediario. Entrevista clínica La entrevista clínica es el proceso de comunicación que se produce entre médico y paciente, dentro del desarrollo de su profesión. La comunicación es la interrelación que se produce entre al menos dos personas que intercambian mensajes y consiguen hacerse conscientes recíprocamente de sus sentimientos e ideas, por medio de expresiones verbales y no verbales. El objetivo de la entrevista clínica es la atención del paciente para solucionar un problema de salud. Para alcanzar este objetivo se debe crear una buena relación médico-paciente donde el médico debe aplicar sus conocimientos técnicos y su humanidad, y el paciente su confianza. Entrevistador Es importante la participación del entrevistador en el tipo, calidad y destino de la relación con el entrevistado, por lo que se recomienda tener cualidades o actitudes necesarias que debería tener, como: "sentido de humor, habilidad y juicio intelectual superiores, originalidad y variedad de recursos" (Wolff, 1970). [1] Fases de la entrevista clínica Son tres fases: Hay que procurar no dejar círculos abiertos para que no queden sentimientos inconclusos. • Etapa de contacto. Es para que el paciente se sienta más agusto y seguro. Corresponde al inicio de la entrevista, es la apertura de la relación médico-paciente, donde la principal herramienta es el entendimiento. • Etapa de desarrollo. Llegar a donde queremos llegar pero que el paciente esté totalmente relajado. Donde se trata la problemática • Etapa de despedida y cierre. Crear un espacio de tiempo para resumir todo lo que ha sucedido en la entrevista, aclarar dudas o planificar futuras entrevistas. Donde vamos preparando al paciente para terminar sesión. Entrevista de trabajo De las distintas herramientas utilizadas en el proceso de selección, la entrevista de trabajo aparece como la más empleada (Muchinsky, 1986; Levy-Leboyer, 1990), muy por encima, con diferencia, del resto (referencias, tests, centros de evaluación, datos biográficos, grafología). La entrevista de trabajo es la fase definitiva, dentro de cualquier proceso de búsqueda de empleo o de cambio de trabajo. Todos los pasos anteriores como la toma de información, preparación, envío, de la carta de presentación y seguimiento de currículo, han estado dirigidos a conseguir una entrevista de selección con la empresa. Es el momento del contacto personal, donde de una forma individual y directa, el entrevistado tiene la ocasión de convencer al entrevistador de que él es la persona idónea para el puesto. "Nos jugamos mucho en poco tiempo". Una entrevista de trabajo es una actividad clave en el proceso de selección del personal. Se selecciona, como es lógico, a los mejores, y los mejores para las empresas de éxito son aquellos que a más de saber, saben ser y hacer. En las empresas pequeñas, los entrevistadores, por lo general, no son especialistas en la selección de personal, buscan gente, únicamente, que sepan hacer, por lo que, puede influir la química personal entre el entrevistador y el entrevistado, hasta se puede impresionar haciendo algo que sepamos hacer bien; en cambio, en las empresas grandes o en las consultorías de personal, el entrevistador suele ser un experto en recursos humanos, en donde, solo conseguiremos el puesto si somos el candidato idóneo que busca la empresa. En cualquier caso, deberíamos transmitir cordialidad, honestidad, afinidad y nuestra valía personal. Las características definidoras de la entrevista de selección son que: a) se realiza a partir de un análisis de puestos, b) es uniforme para todos los candidatos, c) los entrevistadores poseen un alto grado de formación específica y d) la decisión de contratación se realiza después de haber desarrollado todas las entrevistas (Campion, Palmer y Campion, 1997). Entrevistador • • • Averiguar si el entrevistado es adecuado o idóneo para el puesto. Descubrir si puede, sabe y quiere ocupar el puesto. Predecir el rendimiento en el mismo, y cuales son sus expectativas. Entrevistado • • Demostrar que puede, sabe y quiere lo que requiere el perfil del puesto de trabajo. Transmitir su competencia laboral para el puesto. • Probar que está realmente interesado. • Causar una impresión positiva en el entrevistador. Tipos de entrevista • Individual: estándar o formalizada, informal, de choque o tensión. También puede ser para verificar alguna cosa en concreto de las que figuran en el curriculum; por ejemplo: para saber si es cierto que el candidato habla inglés. Si setrata de un puesto importante puede haber, lógicamente, varias entrevistas individuales. • Colectiva: varios entrevistadores. En este tipo de entrevista es bastante frecuente que haya un psicólogo de empresa. • Para ambas: puede ser directiva, no directiva o mixta (la más común). Ventajas e inconvenientes La buena utilización de la entrevista confiere a esta grandes ventajas tales como la posibilidad de indagar en aspectos no medibles ni observables por otras técnicas, o conocer personalmente al candidato. Posee, además, una gran flexibilidad en cuanto al tiempo que se puede dedicar y al número de personas que se pueden entrevistar por día, así como la gran cantidad de información que se puede recoger (Hough y Osdwald, 2000). Pero presenta también diversos inconvenientes, sobre todo los relativos al alto coste que supone el tiempo necesario para su preparación, realización y análisis de la información (al igual que la mayoría de las técnicas cualitativas, pero sobre todo a la falta de preparación y formación en su utilización debido a su aparente facilidad, de manera que muchos empresarios o directivos se sienten capacitados para “preguntar” a los candidatos. La realidad, sin embargo, es que la técnica de entrevista es difícil y compleja, requiriéndose una gran capacitación y experiencia en su manejo (Bretones y Rodríguez, 2008). Junto con estos inconvenientes, debemos señalar, además, su bajo nivel de generalización con respecto a otras pruebas de recogida de información (Hunter y Hunter, 1984, Harris, 1989) sobre el comportamiento futuro de los candidatos (más baja que las pruebas profesionales, tests cognitivos, centros de evaluación o las referencias, por ejemplo). De hecho, en los distintos estudios psicométricos realizados en su aplicación en los procesos de selección de personal, se muestran coeficientes de fiabilidad y validez moderados. Una de las estrategias para superar tales carencias en cuanto a su validez sería formular las preguntas a modo de incidentes críticos ocurridos al candidato en otras experiencias anteriores (“cuéntenos una experiencia concreta sobre cómo resolvió un problema con un empleado”, por ejemplo), bajo el supuesto de que las conductas pasadas pueden predecir conductas futuras. Preparación de la entrevista • El entrevistado ha de llevar el CV, documentos acreditativos y referencias, con una presentación uniforme, ordenada y atractiva. • Ha de procurar obtener la máxima información sobre la empresa y el puesto al que se presenta. • Ha de prever qué preguntas pueden hacerle en función de sus puntos fuertes y débiles. • Ha de tener claros sus objetivos profesionales. • Ha de tener confianza en sí mismo y mostrar capacidad para afrontar desafíos. • Ha de acudir solo. • Ha de ser puntual; al llegar debería anunciarse a quien corresponda y aprovechar el tiempo para relajarse (control de respiración) y para repasar qué contestaría ante determinadas preguntas. • Ha de cuidar su aspecto personal, en función del puesto solicitado, evitando características llamativas. • No ha de fumar ni masticar chicle a lo largo de la entrevista. Ha de mantener una postura adecuada y cortés, al margen de la postura que • mantenga el entrevistador. • Ha de utilizar un lenguaje correcto: no muy redicho, pero sin caer en la vulgaridad ni lo ordinario (hay que evitar el uso de muletillas). Fases de la entrevista de selección En el proceso de la entrevista de selección podemos señalar tres fases: inicial, desarrollo y cierre (Díaz y Rodríguez, 2003). Fase inicial La fase inicial es de suma importancia en el proceso de entrevista. El objetivo en esta fase es incrementar la empatía (“rapport”) y reducir la ansiedad del candidato a entrevistar Así, por ejemplo, suele comenzar la conversación con una charla introductoria sobre algún tema no comprometido de manera que, aunque no sea muy relevante para el proceso selectivo, nos permita reducir la ansiedad del entrevistado. Posteriormente, se explica de manera resumida el desarrollo de la entrevista También se le pedirá permiso para grabar la conversación (si fuera el caso), así como se le informará de que durante el proceso iremos tomando algunas notas. Es cierto que el uso de instrumentos puede provocar ciertas distorsiones en el entrevistado; sin embargo, con entrevistadores altamente experimentados éstas desaparecen en los primeros minutos. En cualquier caso, aunque se utilice grabadora, es conveniente tomar notas sobre aspectos no verbales. Fase de desarrollo Tras esa fase inicial, se pasará de manera natural y espontánea a la segunda fase de desarrollo, en la que será el candidato quien ocupe la mayor parte del tiempo hablando. En ella, se plantearán las preguntas sobre aspectos de interés para la empresa. Estas primeras preguntas se referirán a datos que contiene su currículum, ya que éstas van a generar un bajo grado de ansiedad en el candidato y sus respuestas las tiene preparadas. El orden puede ser el mismo, pasando de los puntos básicos del currículum (formación y experiencia) a aspectos personales y familiares, a otros aspectos relacionados con sus aficiones o que consideremos de interés). Las primeras cuestiones (formación y experiencia) son de menor implicación personal, de manera que vamos paulatinamente aumentando su nivel conforme avanzamos en la entrevista. En este primer momento, las preguntas versarán sobre aspectos tales como su historial académico, éxitos y fracasos, carencias, compatibilización de los estudios con trabajos (remunerados o no remunerados), análisis de las empresas en las que ha trabajado (características de la empresa, tareas que realizaba, nivel de responsabilidad y autonomía, retribuciones, etc.). Otras preguntas que podremos ir formulando después serán: datos biográficos y familiares, expectativas del puesto de trabajo, motivaciones para presentarse a la oferta, conocimiento de la empresa y aficiones e intereses. Sin embargo, no existen nunca dos procesos de entrevista idénticos, por lo que el entrevistador debe saber utilizar distintas estrategias para conseguir su objetivo. Fase de cierre La última fase sería la de cierre, cuya dificultad estriba en cómo podemos cerrar una entrevista de manera no abrupta. En esta fase, además, se le debe ofrecer la posibilidad al candidato para que pregunte aquellas dudas que tenga sobre el proceso o el puesto en particular. Como en cualquier interacción social, los últimos momentos son importantes, por lo que deberemos finalizar la entrevista de manera amable y cordial, agradeciendo al candidato el tiempo que nos ha dedicado. Al finalizar, es conveniente rellenar la ficha de la entrevista en la que recojamos puntos fuertes y débiles, a favor y en contra del candidato en cuestión, señalando si es idóneo para el puesto. Hemos de ser conscientes de tener en cuenta sólo aspectos relacionados con los criterios de selección que emanan de la descripción y análisis del puesto, no realizando inferencias y atribuciones sobre otras características. La técnica de “Reformulación positiva” en la entrevista de trabajo La habilidad de reformular positivamente es un recurso comunicativo muy útil para el candidato a la hora de afrontar sus puntos débiles en una entrevista de selección de personal. La situación de entrevista es para el candidato una ocasión de evaluación que dará lugar a la toma de decisiones sobre su destino. Por consiguiente, el comportamiento adecuado, desde el punto de vista del aspirante, ha de ser el de venta de sí mismo ante el empleador, argumentando, transmitiendo, informando persuasivamente de sus bazas o puntos fuertes para ese puesto y/o también reformulando sus inconvenientes, carencias o puntos débiles. Definición de Reformulación Positiva • • • • Argumentar transformado lo negativo en positivo Ver el problema o inconveniente desde otro punto de vista más favorable Convertir un punto débil en una ventaja Saber presentar un aparente defecto o carencia como una virtud Bases psicológicas de la reformulación La reformulación positiva tiene sus bases en el fenómeno de la percepción de la realidad y en el poder del lenguaje para representar y conceptualizar dicha realidad. El mundo exterior y lo que le pasa a la persona es percibido y, por consiguiente, es interpretado y dotado de significado a través del lenguaje por el individuo. Se puede decir, pues, que toda percepción es también una interpretación. Incluso ir más allá y afirmar, con cierta exageración, que la realidad no es como es, sino como se percibe. Numerosos refranes populares y algunas citas literarias hacen referencia a este fenómeno: • “Todo es según el color del cristal con que se mira” • “Y es que en el mundo traidor nada es verdad ni es mentira; todo es según el color del cristal con que se mira” ("Las dos linternas" de Ramón de Campoamor, 1817-1901) • “Cada cual cuenta la feria según le va en ella” Botella agua La botella medio llena o medio vacía es un buen ejemplo. Para la persona optimista la botella estará medio llena; en cambio para el pesimista la misma botella está medio vacía. El objeto real es idéntico, en ambos casos la botella es exactamente la misma, el líquido contenido no varía, pero, sin embargo la interpretación, y consiguiente presentación verbal, es muy diferente. Son muchos los ámbitos en los que un mismo hecho-concepto llega a tener diferentes interpretaciones o enfoques en función de quién haga su presentación. El fenómeno de la reformulación está presente, por ejemplo, en las distintas lecturas que se pueden hacer de las cifras estadísticas o en las divergentes presentaciones de los resultados electorales que hacen los partidos políticos tras unos plebiscitos. Otro muy común es el campo de las relaciones sociales cotidianas en las que con frecuencia se generan conflictos debido a la interpretación del comportamiento de unos y otros: • Yo puedo considerar que actúo de una manera cauta ante un determinado asunto, sin embargo para ti eso es una conducta cobarde. • Él se considera una persona simpática, pero en cambio ella le ve como un seductor. • Yo puedo pensar que estoy reaccionando con entusiasmo y alegría, sin embargo, para ti no deja de ser una actuación descontrolada propio de alguien que se conduce “ a tontas y a locas”. ]] Cómo poner en juego la reformulación positiva en la entrevista (por parte del candidato) La entrevista de trabajo es una situación comunicativa muy adecuada para que el candidato aproveche esta particularidad de la psicología humana y ponga en juego la técnica de la reformulación positiva a la hora de presentar sus puntos débiles. Para ello ha de seguir un procedimiento como el que se describe a continuación: 1. Inventario personal: tras realizar un análisis de la candidatura a un puesto concreto, la persona debe obtener un balance de puntos fuertes y de puntos débiles para dicho puesto. 2. Prepararse antes: los argumentos para reformular los puntos débiles deben ser preparados con anterioridad a la entrevista. 3. Poner palabras a los argumentos hallados, intentando construir un discurso persuasivo que cuide el contenido y la forma, el qué y el cómo (la adecuación tanto de las palabras seleccionadas, como del lenguaje no verbal). Se trata en este punto de contribuir al objetivo del candidato en la entrevista, que principalmente es causar una impresión positiva al entrevistador/empleador, mostrándole que se es adecuado para el puesto. Algunos ejemplos de reformulación positiva: (Candidato) “Si, es cierto, hasta ahora no he tenido ocasión de ser contratado pues acabo de finalizar mis estudios de XXX. Pero esto, precisamente, hace que tenga unas enormes ganas de empezar en mi primer trabajo, al que abordaré con (Entrevistador) “Parece que una gran motivación y entrega, pues para mi va a suponer no tiene todo un reto y una oportunidad que pienso aprovechar. mucha experiencia para este Además, me ayuda el tener frescos los puesto” conocimientos adquiridos durante mi formación, prestos para aplicarlos. En cierto sentido, no haber trabajado antes en otras empresas/organizaciones me permite ahora adaptarme más fácilmente a este puesto y a esta empresa...” (Candidato) “Entiendo que me diga eso. Realmente cuando un (Entrevistador) “Le veo asunto me importa mucho, no puedo evitar sentir muy nervioso” cierta ansiedad por lograrlo. Además, soy una persona bastante transparente en mis sentimientos, y cuando estoy cerca de lograr algo que realmente deseo y para lo cual me considero capacitado, no puedo evitar sentirme inquieto” (Candidato) “Todo este tiempo me ha permitido adquirir madurez y experiencia, lo que me va a ayudar a abordar este trabajo con responsabilidad. El puesto que ofrecen es verdaderamente muy importante, tanto como para (Entrevistador) “Tiene usted no ponerlo en manos de cualquiera, y yo ofrezco la garantía ya una cierta edad...” de ser precisamente una persona responsable y madura. Además, el tener la edad que tengo me hace valorar más juiciosamente un puesto de trabajo, para esforzarme en mantenerlo” 13.1. Microcuento: El dinosaurio (Augusto Monterroso) Disfruta de la lectura de este micro cuento. El dinosaurio Augusto Monterroso (Guatemala) Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba ahí. 14.1. Cuento: Imágenes (Luis Aguilar Monsalve) Disfruta de la lectura de este relato. Imágenes Luis Aguilar Monsalve (Ecuador) A Naomi Brofman Me habían notificado que saldría el viernes. Hoy miércoles recibí esa maravillosa noticia. Lo primero que iba a hacer era comunicar a mi esposa que la vería el viernes; repetía esta frase a cada instante (la veré el viernes, la veré el viernes, la veré…) En el último momento decidí no hacerlo, opté por sorprenderla, me presentaría ante ella. Si lo anunciaba ahora, cuando me viese no reaccionaría de la misma manera; su sorpresa, me dije, al verme sin aviso, sería más espontánea, única. Entonces comencé a imaginar su reacción: estaría vestida como siempre con falda ancha, una blusa de manga corta y zapatos blancos de lona; el cabello estaría recogido en cola de caballo, dejando libre su extraordinario cerquillo. Al verme, empalidecería, se quedaría inmóvil, yo tendría que correr a sostenerla; la besaría con pasión, sus lágrimas mojarían el cuello de la camisa y, posiblemente, yo también lloraría. Luego, me pondría las manos en el rostro, sentiría la suavidad de ellas, empezaríamos a hablar, nos interrumpiríamos, nos reiríamos. Una emoción nueva me pasó de la mente al pecho. No era la emoción blanda, algo tibia y aún aguanosa que nos seduce, sino una dramática y firme. En fin, no puedo esperar más, tengo que salir ahora mismo, pero no me dejarán, tengo que huir esta noche. Lo que más me atrae es que voy a olvidar la ausencia, la distancia, el martirio de haber estado fuera de la vida de Susana y de mi hijo Alex. ¿Cómo estará él? ¿Seguirá llorón y engreído? ¿Consentido y mimado? ¿Todavía podré ponerlo en los brazos? ¡Era tan pequeño la última vez que lo vi! Tenía los ojos celestes de su madre y la tez morena como la mía. ¡Era tan hermoso! Empecé a disfrutar cada momento de esta anticipación. Decidí no fugarme, el riesgo era muy grande, podía arruinarlo todo y sólo faltaban dos días para poder verlos y volver a ser, como antes, muy felices. Deduje que uno no puede deshacerse de los recuerdos aunque ya no tengan la prestancia del ayer. Pero es el lazo que nos une a las ausencias. No supe cómo continuar, la voz se frenó en el silencio, luego tropecé con una realidad golpeante y volví a hundirme en una melancolía azucarada, espesa, sin perspectiva; capté el sonido de mi respiración en pugna. Me di cuenta entonces de que por mí, por aquel hombre insignificante a quien oprimió la neblina de una civilidad en crisis, había pasado toda una historia. El viernes llegó. Amanecía. El cuartucho se achicaba con los primeros resplandores de una luz difusa y verde azulina. Salí en la madrugada a paso lento y con la mirada baja. Arriba, temblaba un vapor de color inexistente, ígneo, que la inmadura alba trataba de ignorar. Me aturdí entre el polvo maquinal de la duda y la angustia de una culpabilidad callosa. Partí en medio de una lluvia perenne, hacía mucho frío y no tenía la ropa adecuada para abrigarme; sentía que llevaba una carga enorme, no quería continuar, pero era como si unos gendarmes me obligaran y me empujaren a seguir con algo que no quería hacer. Tenía la impresión de que me habían condenado e iba a recibir, en alguna celda miserable, una inyección letal. Me sentí dentro de unas «llanuras bélicas y páramos de asceta». Al llegar a mi antigua residencia, no quise tocar la puerta, me entró un temor repentino, me sentí culpable de todo. Fue entonces cuando resolví circundar la casa, me tomé mi tiempo. Alcé la vista al cielo, y sobre el fondo umbrío de una nube en tránsito, en un azul inmenso chillaban las golondrinas con su dominicana figura y diseñaban autopistas ilusorias con su vuelo impertinente. Pero algo andaba mal, no era lógico lo que estaba sucediendo, después de todo iba a estar con mi esposa y mi hijo a quienes quería más que a mi propia vida. En la parte trasera había una ventana muy grande que daba al comedor familiar y al jardín de atrás; como ladrón en mi propio hogar, me aproximé con sigilo y miré el suelo que pisaba: era ocre, gualdo y grisáceo. Un césped mal tenido amarilleaba a trechos. Susana apareció como la recordaba, Alex lloraba sin control, ella portaba un tazón grande y movía con una cuchara de madera las claras que estaba batiendo. El rostro de ella mostraba enojo; de pronto, un hombre de mi estatura empezó a hablarle, se gritaban, pero no escuchaba lo que se decían; actuaban como marido y mujer. Oí el silbido de una cigarra que preñaba al aire como anunciándome lo inevitable. Tenía que verle la cara, ¿sería posible que en mi ausencia de seis años, ella se hubiese unido a otro hombre? Y Alex ¿con diferente padre? Anudé mi angustia en la punta de mi miedo. El rumor de las hojas, el grito de las aves y alguna voz humana, distante, lejana, casi mítica, daban un toque de fondo a los latidos que salían hiperbólicos de mi corazón. Logré acercarme más a la ventana, el hombre me dio la espalda y salió del cuarto, mientras Susana, alterada, dejó caer lo que tenía en las manos, parecía que gritaba histérica sin vernos a ninguno de los dos. El hombre regresó con más prisa que antes; una maldita rama de cerezo me impedía mirarlo, era como un óbice puesto allí para angustiarme, para detener mi acelerada marcha hacia lo tenebroso, pero cuando la rompí, me quedé lívido. El hombre era yo. En la mano derecha tenía la daga. 14.2. Técnica de expresión oral: El discurso El discurso es un mensaje transmitido oralmente. Existen distintos tipos de discurso, ya sea para informar, entretener, convencer, por ejemplo: discurso político, cívico, de bienvenida, de despedida, de agradecimiento. Estructura del discurso El discurso tiene la misma estructura del ensayo. 1. Se empieza con un saludo al público. 2. Introducción: Aquí se plantea el tema del discurso. 3. Desarrollo: Se profundiza el tema con argumentos convincentes, citas de autores relevantes, datos, cifras confiables. 4. Conclusión: Se cierra el tema de una forma que impacte y lleve a la reflexión al público, se sugiere emplear citas, preguntas retóricas (que no tienen que ser respondidas). Recursos complementarios Cómo preparar un discurso Preparar un discurso no es tan difícil si tienes un procedimiento que puedas seguir. Existen pasos de probada eficacia que te ayudarán a poner las ideas en orden para lograr una disertación eficaz, así que relájate y lee cómo mantener tu ansiedad a raya y dar un buen discurso frente a tu audiencia. Comienza por tu Audiencia 1. Determina la ocasión. Es importante saber qué tipo de discurso vas a exponer y por qué se reunió esa audiencia para comenzar con el pie derecho. Discierne si el discurso ha de ser del tipo narrativo, informativo, persuasivo o ceremonial. • Narrativo personal. Una narración es otra forma de decir una historia. Si se te ha pedido contar algo sobre ti mismo, averigua si lo que se pretende es que cuentes una experiencia personal para enseñar una lección, reforzar una moraleja, inspirar al auditorio o simplemente entretenerlo. • Discurso informativo. Hay dos clases de discursos informativos: proceso y exposición. Si se te ha encargado un discurso informativo sobre un procedimiento, la idea es que expliques cómo se hace, cómo se fabrica o como funciona algo. Tendrás que llevar a la audiencia paso a paso por todo el proceso. Si el discurso es una exposición, tu tarea será tomar lo que puede ser un asunto complicado y dividirlo en secciones para que tu audiencia lo comprenda por completo. Se trata de educarlos sobre el asunto. • Discurso persuasivo. Si el objetivo es persuadir, debes convencer al auditorio para que adopte cierta forma de pensar, una creencia o un comportamiento que tú defiendes. • Discurso ceremonial. Este tipo de discursos abarcan desde brindis en bodas a elogios en funerales, pasando por discursos de graduación o despedidas. Se espera que sea breve y se enfoque en entretener, inspirar, o aumentar el aprecio de los asistentes por algo o alguien. 2 Escoge un tema que interese a los presentes. Si puedes elegir, elige lo que tu audiencia encuentre interesante o agradable. A veces no tienes la opción de escoger el tema, sino que se te asigna uno en particular. En ese caso, debes encontrar la manera de despertar la atención y mantenerla. 3 Fija una meta. Escribe una frase que resuma cual es el objetivo del discurso. Puede ser algo tan simple como "Quiero que mi audiencia aprenda las cuatro cosas que deben observar a la hora de comprar un diamante" o "Quiero convencer al auditorio de que no coma comida rápida durante un mes." Puede sonar simple, pero ponerlo por escrito logra dos cosas: Te ayudará a que no te vayas por las ramas cundo unifiques las ideas, y te ayudará a recordar que debes enfocarte en tus oyentes mientras avanzas en la preparación de tu disertación. 4 Ten presente a tu audiencia en todo momento. Sería una pérdida de tiempo y esfuerzo preparar un discurso, y que después tu audiencia no te prestara atención o no pudiera recordar ni una palabra de lo que dijiste. Debes estar bien pendiente de que lo que digas resulte interesante, significativo, relevante y memorable para tu audiencia. • Lee el periódico. Si puedes conectar tu discurso con una noticia importante o curiosa, destacarás la relevancia de lo que vas a decir. • Traduce los números. Usar estadísticas puede causar impacto, pero serán más fáciles de entender y causarán mayor impresión si las traduces de forma que se entiendan mejor. Por ejemplo, puedes decir que cada año 7.6 millones de personas mueren de cáncer alrededor del mundo, pero puedes hacer el dato más interesante e impactante diciendo que ese número representa la población completa de un país como Suiza. • Expresa los beneficios. Es buena idea hacer que la audiencia sepa exactamente qué conseguirá si escucha tu discurso, de esa forma mantendrá su atención. Si aprenderán a ahorrar dinero, díselo desde el principio. Si la información que vas a presentarles le hará la vida más fácil de alguna forma, déjalo claro. Si van a lograr conocer o comprender mejor algo o a alguien, que lo sepan. Método 2 Investiga y Escribe tu Bosquejo 1 Conoce el tema. En algunos casos solo te hará falta sentarte tranquilamente, poner en orden tus ideas y ponerlas por escrito. Otras veces, el tema será poco conocido para ti y deberás hacer una investigación para hablar con sentido y propiedad. La mayoría de las veces te encontrarás entre los dos extremos. 2 Haz una investigación amplia. Internet puede ser una excelente fuente de información sobre una gran variedad de asuntos, pero no te conformes con unos pocos clicks. Si eres un estudiante, usa tus libros de texto o bases de datos de las bibliotecas a tu disposición. Muchas bibliotecas públicas disponen de bases de datos de miles y miles de artículos. Si eres miembro de ella, estos datos están a tu disposición. Piensa en entrevistarte con algún experto en la materia o hacer una encuesta. Cuanto más investigues, más posibilidades de éxito tendrás. A demás, al usar varias fuentes de información podrás hablar más ampliamente del tema. 3 Evita el plagio. Si citas de alguna fuente, asegúrate de decir de dónde sacaste la información o quien la publicó. Para hacerlo, anota las fuentes para seguirles el rastro en caso de que finalmente emplees esa información en el discurso. 4 Decide si usarás un bosquejo o lo escribirás completo. Los discursos narrativos, informativos o persuasivos quedan mejor si los expones con tus propias palabras, mientras que es mejor escribir completamente los ceremoniales. • Bosquejo. Al usar bosquejo, simplemente organizas las ideas y estructuras el discurso sobre una serie de puntos principales. Por ejemplo, usando el ejemplo anterior: "Quiero que mi audiencia aprenda las cuatro cosas que hay que observar al comprar un diamante", designarías un punto principal como "Corte," otro como "Color," otro como "Claridad" y otro como "Quilates." Bajo cada uno de esos puntos, darías información detallada a la audiencia. • Los bosquejos pueden ser escritos con frases completas o con una serie de abreviaturas y recordatorios. Otra forma de hacerlo es escribiendo el discurso palabra por palabra y después abreviar las frases usando palabras que te recuerden las ideas de cada fase del discurso. • Escrito. Una razón lógica parea escribir palabra por palabra un discurso ceremonial, es que usar las palabras exactas para un discurso así es muy importante. Se trata de hacer un homenaje e inspirar algo concreto en la audiencia, y hacerlo con brevedad, así que decir exactamente lo que preparaste aumenta tus oportunidades de lograrlo. • Saca tus viejos libros de lengua y revisa cosas como símiles, metáforas, comparaciones y otros tipos de lenguaje figurado. Este tipo de recursos añaden impacto a un discurso ceremonial. • Cuidado con los peligros de un discurso leído: Tener una página escrita enfrente de ti puede hacerte caer en la trampa de leer sin mirar a la audiencia, lo que te haría perder fuerza y contacto visual, y no atrapar la atención del auditorio. Los ensayos concienzudos te ayudarán a no equivocarte con esto. 5 Asegúrate de tener todas las piezas en su sitio. Un discurso incluye tres piezas básicas: introducción, cuerpo y conclusión. No descuides ninguno de los tres elementos. • Introducción. Hay dos cosas que debe tener una buena introducción: Algo que capte la atención y un resumen de lo que se va a decir. • Pon algo que capte la atención. Lo más importante del inicio de un discurso es que enganche al auditorio. Puedes hacerlo de varias formas: Plantea una pregunta o serie de preguntas, di algo inesperado, lee una estadística llamativa, usa una cita o un proverbio famoso, o cuenta una historia breve. Tómate tiempo para hacerte una idea de cuál será la mejor forma de captar la atención; es más fácil hacerlo al principio que tratar de engancharlos a medida que se desarrolla el discurso. • Ofrece una vista previa. Piensa en que vas a dar un vistazo a lo que viene a continuación. Planea decir a la audiencia los puntos principales de tu disertación. No hay que entrar en detalles todavía; eso lo harás en el cuerpo del discurso. Puedes escribir en una sola frase corta un resumen de cada uno de los puntos que abarcarás después. • Cuerpo. El cuerpo es la "carne" de tu discurso. Los puntos que bosquejaste o la información que escribiste forman el cuerpo. Hay muchas formas de organizar esta información: secuencial, paso a paso, de más importante a menos, problema-solución, por mencionar algunas. Escoge un esquema que tenga sentido, acorde con el propósito de tu discurso. • Conclusión. Hay dos cosas que quieres lograr con la conclusión: No es el momento de dar información nueva; más bien se trata de resumir lo dicho y hacer que se recuerde. • Haz un sumario. Una forma de hacer que la audiencia recuerde el discurso es mediante la repetición intencional. En la introducción mencionaste lo principal, en el cuerpo lo ampliaste y en la conclusión lo recalcaste de nuevo. Al simplemente remarcar esos puntos en la conclusión, lograrás que tu discurso sea recordado. • Termina con una frase bien pensada. Una afirmación memorable y definitiva da a tu discurso un sentido de cierre. Una forma sencilla de hacerlo es refiriéndose a una frase que mencionaste en la introducción. Esto ayuda a cerrar el círculo y dar sentido a todo el conjunto. Método 3 Escoge Ayudas Visuales 1 Elige alguna ayuda visual para beneficio de la audiencia. Hay muchas razones para hacerlo: Pueden ayudar a entender las cosas, ayudan a reforzar la memoria sobre lo que has dicho, llaman la atención de los que aprenden visualmente, y la audiencia te percibe como más persuasivo. Asegúrate de aclarar por qué usas cada una de las ayudas visuales que incorpores al discurso. 2 Escoge ayudas visuales que se ajusten al tema. Aunque es una idea genial mostrar algo visual, escoge algo que tenga sentido. Por ejemplo, en el ejemplo del discurso del diamante, tendría sentido mostrar un diagrama de un diamante preparado para cortarlo y hacer una joya. También ayudaría mostrar diferentes fotos de diamantes claros, rosados o amarillos para mostrar a la audiencia cómo reconocerlos. Por otro lado, también puede ayudar a poner en contexto el discurso mostrando el exterior de una joyería. 3 Usar PowerPoint con precaución. PowerPoint puede ser un instrumento muy útil de comunicación visual. Puedes usarlo para mostrar fotos, cuadros y gráficos fácilmente. Pero hay algunos errores comunes que los discursantes suelen cometer cuando usan PowerPoint. Aquí tienes algunos de ellos para que tengas cuidado: • No escribas todo lo que quieras decir en la propia imagen. Todos hemos sufrido presentaciones en las que el discursante hace poco más que leer lo que ya estamos viendo. Esto es muy aburrido y muy pronto se desvanece la atención. En lugar de eso, usa la presentación para introducir, repasar o subrayar información clave. Recuerda, la presentación de PowerPoint debe ser un añadido extra de lo que vas a decir, no una copia exacta del discurso. • Prepara presentaciones fáciles de leer. Usa fuentes y tamaños fáciles de leer y no pongas demasiada información en cada diapositiva. Si la audiencia no consigue leerlas o captarlas, no sirven para nada. • Usa animaciones con moderación. Tener gráficos que floten alrededor, se acerquen y se alejen, cambien de color, etcétera, pueden ser atractivos, pero también pueden distraer. Ten cuidado de no usar demasiados efectos especiales. La presentación de diapositivas debe ser una ayuda, no la estrella del show. Método Practica tu Discurso 4 1 Date bastante tiempo. Cuanto más tiempo tengas para preparar tu discurso, más preparado te sentirás y por lo tanto, menos nervioso. Una regla que da resultado es que ensayes una o dos horas por cada minuto de que tengas que hablar. Por ejemplo, para una disertación de 5 minutos, deberías ensayar de 510 horas. Por supuesto, esto incluye TODA tu preparación de principio a final; los ensayos de práctica son solo una porción de este tiempo. • Date tiempo para practicar. Si tienes tendencia a dejar las cosas para después, podrías darte cuenta que te quedaste sin tiempo para ensayar antes de pronunciar tu discurso, y por lo tanto poco preparado, más ansioso y nervioso. 2 Practica enfrente de alguien. Siempre que sea posible, di tu discurso frente a tu familia o amigos. Si quieres que te aconsejen, dales algunas pistas de lo que tratas de lograr y lo que te causas más dudas, para que se enfoquen en lo que puedes mejorar. • Mira a la audiencia. No hay nada más atractivo para un auditorio que el contacto visual con el discursante. Mientras ensayas, asegúrate de mirar a tus amigos o familiares a la cara. Requiere algo de práctica ser capaz de hablar sin mirar continuamente las notas y levantar la cabeza hacia el auditorio. Trata de captar una o dos ideas en un vistazo rápido a las notas y explícalas con tus propias palabras mientras miras a tus oyentes. Esta es una de las razones por las que es tan importante ensayar. • Si no tienes la oportunidad de ensayar frente a alguien, al menos trata de ensayar en voz alta. No querrás que el día del discurso sea la primera vez que esas palabras salen de tu boca. A demás, hablar en voz alta te da la oportunidad de comprobar si eres capaz de pronunciar correctamente todas las palabras, practicar la articulación y confirmar el tiempo exacto que durará el discurso (hablamos más rápido en la mente que en voz alta). 3 Ábrete a los cambios. Una vez que escuches tu discurso, verás que hay cosas que modificar. Si es demasiado largo, deberás recortarlo. Si se quedó corto o alguna sección es escasa, añade algo. No solo eso, sino que cada vez que lo pronuncies en voz alta, verás que te sale algo diferente. Esto es perfectamente normal. No eres un robot, sino una persona. No necesitas memorizar tu discurso palabra por palabra, lo importante es exponer las ideas de forma clara y atractiva. Método 5 Reduce la Ansiedad 1 Muévete. Es muy común exteriorizar el nerviosismo: palpitaciones, respiración acelerada y manos sudorosas. Esta es una respuesta normal debida al aumento de adrenalina en la sangre, lo cual sucede cuando nos sentimos amenazados. La clave está en moverse, hacer ejercicio para mover la adrenalina en el organismo y que se disipe. • Aprieta y afloja. Aprieta tus puños muy, muy fuerte, mantenlos unos segundos y suéltalos. Repítelo unas cuantas veces. Puedes lograr el mismo resultado tensando y relajando los músculos de las pantorrillas. Con cada relajación notarás una ligera reducción de los síntomas del nerviosismo. • Respira profundamente. La adrenalina hace que tu respiración se vuelva entrecortada y que el sentimiento de ansiedad se eleve. Tienes que romper el círculo vicioso. Toma aire por la nariz y llena completamente tus pulmones y tu estómago. Deja que se expanda tu caja torácica. Luego deja salir el aire poco a poco por la boca. Repite ese ciclo de inhalación y exhalación cinco veces. 2 Concéntrate en tu audiencia. Aunque sea difícil de creer, un buen discurso no lo hace el orador, sino la audiencia. Enfócate por completo en tu audiencia y concéntrate en ella durante todo el discurso, pero especialmente en la introducción. ¿Realmente están captando el mensaje no verbal que les estás transmitiendo? ¿Están entendiendo lo que dices? ¿Debes ir más despacio? ¿Están de acuerdo con lo expones? ¿Se están abriendo y acercándose a ti y a lo que les estás explicando? Si pones tu atención en lo que ellos sienten, no tendrás tiempo para pensar en tus propios nervios o ansiedad. 3 Usa ayudas visuales. Seguramente ya has planeado usar alguna ayuda visual, pero si no, tal vez debas replantearte el asunto. Para algunos oradores, usar ayudas visuales reduce su ansiedad, ya que les hace sentir que no son el único centro de atención, sino que están compartiendo los focos con algo más. 4 Practica la visualización. Crea una imagen mental de ti mismo pronunciando el discurso exitosamente. Cierra tus ojos e imagínate sentado antes de que te den paso a la plataforma. Escucha tu nombre cuando te presentan. Visualízate de pie frente al público con confianza, con tus notas frente a ti y dispuesto a comenzar a hablar. Luego imagina que ya estás hablando y observa cómo pronuncias lo que has preparado con tanto esmero, mientras miras a la audiencia en silencio y prestándote toda su atención. Luego mírate diciendo "Gracias" y regresando a tu asiento. 5 Mantén la confianza. Incluso si te sientes nervioso, haz tu mejor esfuerzo para no hablar negativamente del discurso. En lugar de decir "Este discurso va a ser un desastre" esfuérzate por decir "Hice todo lo que pude para prepararlo concienzudamente." Reemplaza "Soy un manojo de nervios" por "Estoy nervioso, pero es lo normal antes de un discurso, no voy a permitir que esto me impida dar lo mejor de mí mismo." • Los pensamientos negativos son increíblemente poderosos. Se dice que necesitas cinco pensamientos positivos para Consejos • contrarrestar uno negativo y hacer que desaparezca. Usa tu propio estilo de lenguaje. No uses palabras que nunca has pronunciado en tu vida. Póntelo fácil. • Cuando ensayes, habla claro y en voz alta, de forma que cualquiera en el auditorio pueda escucharte con claridad. • Viste apropiadamente. La vestimenta puede marcar la diferencia. • Si necesitas notas, úsalas, pero eso no anula los ensayos. Practica el discurso frente a tu madre, tu esposa, tu hermana, tu gato o tu espejo. • Asegúrate de que el discurso tenga cohesión y sentido. • Haz preguntas retóricas a la audiencia. Digamos que estás discursando acerca de teléfonos celulares. Puedes preguntar: "¿Han visto el último teléfono de Apple?" o "¿Alguien vio cómo funciona el GPS del LG 223?". No esperes respuesta, solo sirven para conectar con el público e implicarlo en la disertación. • Mantén la viveza y la naturalidad; no leas directamente del bosquejo. El discurso os discursos forman parte de nuestra vida diaria. Es la forma que nosotros tenemos para comunicarnos con las personas ya que son una conjunto de palabras expresadas ordenadamente y de forma oral. Tiene las funciones de informar, entretener y convencer. Aquí te ayudaremos a preparar un discurso de manera estructurada y correcta. Qué es un discurso La definición de discurso es muy sencilla, pues el discurso es un mensaje transmitido de manera oral, mediante palabras, para llegar al máximo número de oyentes, lo que se reduce a hablar en público exponiéndose sobre un tema. El discurso es una acción comunicativa, puesto que está formado por el emisor que crea un mensaje (discurso) y un receptor. Para poder entender el discurso es imprescindible tener en cuenta el contenido que va a tener, es decir, el contenido que presenta el discurso o lo que es lo mismo, la temática del discurso, el contexto donde es producido, y los elementos expresivos que dependiendo para que se usen pueden tener varias funciones. Cómo preparar un discurso ¿No sabes cómo preparar un discurso? Si deseas elaborar un discurso esta información te servirá de gran ayuda. Te mostraremos las partes y elementos de un discurso que te ayudarán a elegir el tema adecuado y a llamar la atención de tu público fácilmente. o Temas para un discurso o Partes de un discurso o Formas de un discurso o Cómo empezar un discurso o Consejos para escribir un discurso o Cómo terminar un discurso o Consejos para exponer un discurso Tipos de discurso Existen diferentes tipos de discurso dependiendo de lo que quieras expresar y contar. El discurso es usado para informar, entretener o convencer por lo tantos estos tipos de discursos son los más usados. No obstante, hay una gran diversidad de discursos como los siguientes: o Discurso de graduación o Discurso político o Discurso de agradecimiento o Discurso argumentativo o Discurso de despedida o Discurso público o Discurso de bienvenida o Discurso expositivo