RITUAL DE MUERTOS Nuestros antepasados tenían muy bonitas costumbres con los muertos.Algunos todavía las conservamos.En vida ellos dormían en petates.Cuando alguien se moría lo envolvían en su petate y lo quemaban. A esole llamaban “petatearse”. Hoy día todavía usamos esa manera de hablarcuando preguntamos “si ya se petateó”.Las cenizas eran llevadas a la vivienda del difunto y con ella se hacía unsigno de dos líneas: una raya, de oriente a poniente, que representa aldios sol, que es vida, que sale del oriente y se oculta en el poniente. Y laotra raya de norte a sur señala los pasos del ser humano.Cuando fueron cristianos, llamaron a ese signo “cruz” porque mucho sele asemejaba. A los 9 días recogían esta ‘cruz’ de cenizas del muerto, amontonándo-las en el centro. Creían que de esta manera la muerte era el encuentro de los pasos de dios y los pasos del hombre. Este era el momento de la verdadera muerte. Sobre su tumba ponen la flor que más se parece al dios Tonatiuh, dios que daba vida. Esta flor es el zempasuchitl. ¿Por qué esperaban 9 días para enterrarlo? Porque según sus creencias, el número 1 era Cielo, el número 2 era Tierra, el número 3 era Aire. El aire era como la escalera para subir al cielo. Cuando había mucho aire:3+3+3 = 9, era más fácil pasar de la tierra al cielo. Actualmente se coloca cal o tierra en forma de “cruz”. A los 9 días se le-vanta esa cruz. Rito que señala que la muerte es como recoger los pasos del difunto y llevarlo a que se encuentre con los pasos de Dios. Antiguamente, durante el novenario, la gente danzaba y simulaba comerse al muerto. Para eso hacía calaveras y huesos de amaranto y los acompañaban con pulque. En la actualidad, en noviembre, comemos pan de muerto y calaveras de dulce. Hoy día, mucha gente coloca su altar del muerto; en él colocan los ali-mentos que le gustaban al difunto.Actualmente conservamos muchas costumbres pero que en cada región varía, en unas partes es mucho más fuerte toda esta riqueza de costumbres que en otras; sin embargo, en todas ellas podemos encon-trar “kerigma”.El interlocutor habla por medio de símbolos. Es necesario tener bien presente esto porque nos llevará a descubrir las “semillas del Verbo”que ahí se encuentran. Para esta celebración la gente no tiene muchas “palabras”, dice poco, explica poco con palabras pero es muy expresiva con su simbología. Aquí la gente no habla pero dice todo con signos. La tarea es descubrir que en su simbología la gente manifesta su imaginario, sus anhelos (que su difunto todavía siga viviendo). El “kerigma” está en la interpretación que se haga de su simbólica. Hay que tener presente que el tema del kerigma lo pone el interlocutor,no la Iglesia. La gente pone el tema y el agente de Religiosidad Popular pone la Buena Noticia (que es lo que él espera). El “día de muertos” es una verdadera fiesta, sobre todo en las casas y panteones.En México la muerte no es tabú sino algo muy familiar. Los días 1 y 2 de noviembre, se celebra una fiesta de comunión con los “angelitos” (niños muertos) y difuntos (muertos grandes).Todo nos habla de una estrecha relación con ellos. Los “angelitos” del “Limbo” (los no bautizados), ya suprimido este concepto por la Iglesia Católica, llegan el 31 de octubre a las doce del día y se van a la misma hora del día primero de noviembre. Los otros “angelitos” llegan el día primero y se van al terminar ese día; en ese momento llegan los difuntos, que se irán hasta las doce de la noche del día dos. Esta es la creencia popular mexicana. Para unos y para otros se arregla el altar de ofrendas. A los angelitos se ofrece galletas, atolito, frutas,dulces, pan…; a los difuntos, tamales, “memenchas” (gorditas de elote),mole, pulquito, fruta, pan, “chacualolli”… y otras cosas que les gustabanen su vida terrenal.Qué bueno fuera que en el altar del muerto o en su tumba colocáramostambién aquello por lo que murió: ¿droga? ¿Pistola? ¿Agua contaminada? ¿Cuchillos? ¿Falta de dinero para comprar medicina?