(Publicado por el Dr. Belluscio) Subo fallo inédito y a texto completo sobre Violencia de género, que me remitiera mi amigo y magistrado Marcelo José Molina . VIOLENCIA DE GÉNERO DECLARACIÓN DE NULIDAD Cámara de Apelación de Feria T° feria F°189 N°14 Rosario, 21 de Julio de 2021. Y VISTOS: Los presentes caratulados “M., M.A. c/ T., G. C. s/ VIOLENCIA FAMILIAR”, Expte. CUIJ Nº 2123678328-3, venidos para resolver el recurso de apelación interpuesto por M.A.M., contra lo decretado en su momento por la Jueza de grado en el marco de la audiencia celebrada en fecha 23/06/2021; Y CONSIDERANDO: 1.- Antecedentes 1.1.- En fecha 16/06/2021, la Sra. M.A.M., con el patrocinio del Dr. J.L.B., formuló una denuncia por violencia familiar contra el Sr. G.C.T.. Relató, al efecto, que luego de cuatro años de convivencia, contrajo matrimonio con el denunciado de quien siempre recibió un trato violento; y que en el último tiempo la violencia psicológica, maltratos y amenazas del Sr. T. hacia ella se habían incrementado, al punto que hacía unos tres meses le había solicitado a ella que se retirase del hogar conyugal. Con respecto a esto último, manifestó que se decidió a hacerlo porque temía por su integridad física y por su vida, y puso de resalto que aún después de ello, el denunciado comenzó con agresiones y amenazas telefónicas o por whatsapp, como así también violencia económica, pues le prohibió el uso de tarjeta de crédito o débito; siendo que la totalidad de los ingresos y bienes de la comunidad de bienes son administrados por su marido. Indicó, también, que el denunciado tiene armas de fuego y que registra una causa penal por abuso de armas o tentativa de homicidio. En virtud de todo ello peticionó la exclusión del hogar del denunciado y su reingreso a dicha vivienda. Asimismo, solicitó la fijación de cuota alimentaria provisoria y ofreció prueba. 1.2.- La jueza de grado dispuso lo siguiente: “...ordénase con estricto carácter cautelar, la prohibición de acercamiento y contacto y el cese de actos de hostigamiento, violencia, perturbación o intimidación, agresión y maltrato entre sí, entre la señora M., M.A. (...) y el Sr. T., C. G. (…) de cualquier lugar donde se encuentre y/o concurra y/o habiten, hasta el próximo día 23 de junio de 2021 a las 10.00 horas, día que se fija audiencia a los fines de escuchar a las partes, quienes deberán estar munidos de su DNI pudiendo ser presenciada con patrocinio letrado sea particular y/o Defensoría General y/o consultorio Jurídico Gratuito. A la hora de audiencia convocada este Tribunal hará una videollamada a través de whatsapp a los teléfonos que deberán informar las partes previo a la misma. Se le prohíbe a los nombrados acercarse entre sí a dichos sitios o realizar actos de hostigamiento y/o violencia que los afecten, extendiéndose a comunicaciones telefónicas, electrónicas, redes sociales e internet...”. 1.3.- Las partes se notificaron en fecha 22/06/2021 (v. fs. 25). Ese mismo día, la denunciante solicitó que la jueza de grado resolviese el pedido inicial y dejase sin efecto la audiencia citada. Justificó su pedido diciendo que, luego de muchos años de sufrir violencia por parte de su esposo, tomó la decisión de efectuar una denuncia y que, en lugar de recibir la ayuda solicitada, obtuvo un decreto en el que se le ordena a ella, que es la agredida, a cesar en hostigamientos hacia el Sr. T.. También denunció un hecho nuevo, referido a que sus hijos B. y S. A. trabajaban con el Sr. T. y éste los dejó sin trabajo, lo que a su entender constituiría una nueva forma de violencia hacia su persona. 1.4.- La Jueza de grado, mediante decreto, decidió no hacer lugar al pedido de suspensión de la audiencia y dispuso que la misma se tomaría primero con la actora y luego con la denunciada. En consecuencia, la denunciante no sólo informó al juzgado su número de teléfono celular, para la realización de la videollamada en cuestión, sino también el de su abogado, ya que el denunciado, titular de aquella línea, había solicitado su suspensión. 1.5.- El 23/06/2021 tuvieron lugar sendas videollamadas con denunciante y denunciada (v. fs. 27). La Sra. M. expuso que el bien del que se pretende sea excluido el Sr. T. es propio de éste y que ella no tiene recursos para ir a otro lado, “...pues trabaja en la empresa de transporte de su esposo...”. Seguidamente se efectuó la comunicación por videollamada con el Sr. T. y su letrado Dr. F.M.. Aquél reconoció que el bien del que se solicita sea excluido es un bien propio donde habita con sus dos hijas, una menor de edad; y manifestó que uno de los hijos de la denunciante habita en un inmueble de su propiedad. También dijo que “...la señora hizo este trámite de violencia por cuestiones económicas, pero que no son reales los hechos denunciados...”; e incluso solicitó se le corriese traslado. La jueza hizo lugar a este ultimo pedido y resolvió correr traslado al demandado “...de la pretensión esgrimida...”. Contra este decisorio la denunciante interpuso recurso de revocatoria, por considerar que lo peticionado por ella oportunamente se debería resolver luego de oír a las partes, sin que se transforme en contradictorio el proceso. En dicha ocasión también negó que el demandado viva con sus hijas, alegando que en realidad la mayor vive en Rosario, y la menor lo hace con su madre. Finalmente, la Jueza de primera instancia decretó: “...al recurso de reposición interpuesto contra la providencia dictada en la audiencia llevada a cabo el día 23 de junio de 2021, glosada a fs. 27 de los presentes, no ha lugar (art. 347 a contrario sensu del CPCC)...”; y “...al recurso de apelación subsidiariamente planteado, concédase el mismo en relación y con efecto suspensivo...” (v. fs. 30). 1.6.- Atento versar el presente sobre una denuncia de violencia familiar, esta Cámara ordenó la apertura de la feria judicial y le corrió traslado a la apelante para que expresara sus agravios. 2.- Apelación La recurrente acompañó su memorial a fs. 43/44. Allí señala que lo ordenado por la Jueza de grado va en contradicción con lo dispuesto por la Ley Nº 11.4259, en especial con su art. 5 que califica a las medidas a adoptar como “autosatisfactivas”. Refiere, en concreto, que el denunciado fue escuchado y que tuvo oportunidad de manifestarse. Solicita, en consecuencia, que se deje sin efecto el traslado en cuestión y que, acto seguido, se remitan las actuaciones al Juzgado de Familia en feria para que resuelva el pedido de exclusión de hogar. 3.- Solución Las presentes actuaciones versan sobre una denuncia de violencia familiar formulada en los términos de la Ley Nº 11.529. Sin embargo, de la mera lectura del escrito inicial no cabe duda alguna que los hechos expuestos se enmarcan en la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra La Mujer - "Convención de Belem do Pará” y en la Ley Nacional Nº 26.485 de “...protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales...”, a la que nuestra provincia adhiriera mediante Ley Nº 13.348. La Convención citada, aprobada por ley 24.632, reconoce que “la violencia contra la mujer constituye una violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales y limita total o parcialmente a la mujer el reconocimiento, goce y ejercicio de tales derechos y libertades” y agrega que “la violencia contra la mujer es una ofensa a la dignidad humana y una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres”. Establece también que “debe entenderse por violencia contra la mujer cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado (art. 1°)” e incluye dentro de tal concepto a “la violencia física, sexual y psicológica: a. que tenga lugar dentro de la familia o unidad doméstica o en cualquier otra relación interpersonal, ya sea que el agresor comparta o haya compartido el mismo domicilio que la mujer, y que comprende, entre otros, violación, maltrato y abuso sexual; b. que tenga lugar en la comunidad y sea perpetrada por cualquier persona y que comprende, entre otros, violación, abuso sexual, tortura, trata de personas, prostitución forzada, secuestro y acoso sexual en el lugar de trabajo, así como en instituciones educativas, establecimientos de salud o cualquier otro lugar, y c. que sea perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes, dondequiera que ocurra” (art. 2°). Entre los deberes asumidos por nuestro país al aprobar este instrumento internacional se cuenta con el de “actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar y sancionar la violencia contra la mujer” (art. 7 inciso b), extremo que, como no puede ser de otro modo, incluye al Poder Judicial. Asimismo, nos hemos comprometido internacionalmente a “adoptar medidas jurídicas para conminar al agresor a abstenerse de hostigar, intimidar, amenazar, dañar o poner en peligro la vida de la mujer de cualquier forma que atente contra su integridad o perjudique su propiedad” (art. 7 inciso d) y a “establecer procedimientos legales justos y eficaces para la mujer que haya sido sometida a violencia, que incluyan, entre otros, medidas de protección, un juicio oportuno y el acceso efectivo a tales procedimientos” ((art. 7 inciso f) , entre otros. En tanto la adhesión de nuestra provincia a la ley 26.485 se realizó mediante una adhesión general sin pautar un sistema de procedimientos propio, son de aplicación, en primer término, los arts. 20 y siguientes de esa ley y, subsidiariamente, los de la ley de violencia familiar local. Dicho procedimiento prevé que, una vez efectuada la denuncia, los jueces pueden adoptar medidas preventivas “...de acuerdo a los tipos y modalidades de violencia contra las mujeres definidas en los artículos 5º y 6º de la presente ley...”, entre las cuales se encuentra la “...prohibición de acercamiento del presunto agresor al lugar de residencia, trabajo, estudio, esparcimiento o a los lugares de habitual concurrencia de la mujer que padece violencia...” (art. 26, a.1); “...ordenar al presunto agresor que cese en los actos de perturbación o intimidación que, directa o indirectamente, realice hacia la mujer...” (art. 26, a2); “...ordenar toda otra medida necesaria para garantizar la seguridad de la mujer que padece violencia, hacer cesar la situación de violencia y evitar la repetición de todo acto de perturbación o intimidación, agresión y maltrato del agresor hacia la mujer...” (art. 26, a.7); “...prohibir al presunto agresor enajenar, disponer, destruir, ocultar o trasladar bienes gananciales de la sociedad conyugal o los comunes de la pareja conviviente...” (art. 26, b.1); “...ordenar la exclusión de la parte agresora de la residencia común, independientemente de la titularidad de la misma...” (art. 26.b.2); “...decidir el reintegro al domicilio de la mujer si ésta se había retirado, previa exclusión de la vivienda del presunto agresor...” (art. 26 b.3); como así también “...en caso de que se trate de una pareja con hijos/as, se fijará una cuota alimentaria provisoria, si correspondiese, de acuerdo con los antecedentes obrantes en la causa y según las normas que rigen en la materia...” (art. 26 b.5); entre otras. Luego de dispuestas las medidas, la ley establece que se convoque a “...una audiencia, la que deberá tomar personalmente bajo pena de nulidad, dentro de cuarenta y ocho (48) horas de ordenadas las medidas del artículo 26, o si no se adoptara ninguna de ellas, desde el momento que tomó conocimiento de la denuncia...” (art. 29). La norma agrega que “...el presunto agresor estará obligado a comparecer bajo apercibimiento de ser llevado ante el juzgado con auxilio de la fuerza pública...”, y que “...en dicha audiencia, escuchará a las partes por separado bajo pena de nulidad, y ordenará las medidas que estime pertinentes...”. Finalmente, el último párrafo del artículo 29 establece que “...quedan prohibidas las audiencias de mediación o conciliación...”. De manera similar regula dicha cuestión la ley local de violencia familiar, pero precisa que las medidas que pueden adoptar los jueces revisten el carácter de “autosatisfactivas”, aun cuando no todas ellas revisten estrictamente tal carácter (art. 5, Ley Nº 11.529). También la Ley Nº 26.485 faculta a los jueces a disponer una gran variedad de medidas probatorias a efectos de revestir de verosimilitud a los hechos afirmados por la denunciante y, en virtud de ello, otorgar o no las medidas peticionadas (art. 29 y ss.). En función del marco normativo expuesto y de estar vinculadas las actuaciones de violencia familiar que, además, incluyen violencia de género, dentro del marco protectorio constitucional de los derechos humanos, este Tribunal no puede soslayar sopesar la totalidad del desarrollo de las actuaciones, más allá de la pretensión recursiva particularmente considerada. Así, se debe resaltar que llama poderosamente la atención a este Tribunal el tenor del primer decreto de trámite suscripto por la Jueza de grado, en el que se adopta una medida restricción de acercamiento y de cese de hostigamiento tanto para el denunciado como para la denunciante. En ese sentido, no puede colegirse cómo quien está efectuando una denuncia de violencia de género puede terminar, desde la perspectiva del juzgado, siendo recipiendaria ella misma de la medida de cese de hostigamiento, cuando no se cuenta con elemento alguno dado que no ha sido denunciada- que permita arribar a tal deducción. En tanto y en cuanto, de la sola lectura de la denuncia, surgen elementos que, tal como se adelantara, permiten subsumir sin mayores hesitaciones el caso en el cuadro normativo anteriormente descripto, este Tribunal debe de oficio ponderar si lo actuado en autos no importa una vulneración a la normativa expuesta. No se escapa a nuestra consideración que sí se ha dictado una restricción de acercamiento y de cese de hostigamiento a la parte denunciada, y que la restricción de acercamiento opera, en los hechos, como una limitación que incluye a la denunciante. Sin embargo, no es admisible de modo alguno que las medidas adoptadas, tanto de restricción como de cese de hostigamiento, sean impuestas sin que haya habido pretensión alguna por parte del denunciado. Claro está que la conducta esperable por parte de la Sra. M. es la de no realizar actos de hostigamiento, de violencia, de perturbación, intimidación, agresión o maltrato respecto del Sr. T. -muy por el contrario-, pero no puede obviarse el hecho de que no fue éste el denunciante y por ende, en ese sentido, corresponde anular lo decidido por la jueza de grado. Si bien es cierto que para disponer una medida de exclusión del hogar debe contarse con elementos de convicción suficientes, y que la adopción preventiva de una restricción perimetral obedece a un criterio de prudencia, en tanto y en cuanto la persona denunciante se encuentre en un marco de contención y de seguridad, no puede inferirse por qué razones no fueron proveídas por el juzgado medidas a efectos de producir la oferta probatoria brindada por la actora. Más aún cuando en los términos de la denuncia surge una eventual existencia de armas en el domicilio del denunciado y de procesos penales que pueden estar, eventualmente, marcadamente relacionados con la denuncia recibida. En otras palabras, la conducta esperada y exigida a un Juzgado de familia en un proceso de violencia familiar y de género es la de instrumentar medidas, dispuestas de oficio, que permitan a la titular de aquél arribar a un convencimiento suficiente para otorgar o no la pretensión deducida. Diligencias que, claro está, deben ser registradas en el expediente respectivo, extremo que en este caso no se observa y, como hemos visto, la jueza de grado termina corriéndole un traslado a la denunciada para que se expida sobre la pretensión de exclusión del hogar y de alimentos provisorios. Tampoco se adoptó decisión fundada alguna cuando la denunciante puntualizara que luego de un período de reflexión logró radicar la denuncia que nos ocupa y que entendía que debía el juzgado resolver sin convocar a audiencia. Tal pretensión, que no fue formulada como recurso de revocatoria, mereció como única y lacónica respuesta por parte de la jueza de grado un “...a la suspensión de audiencia solicitada, no ha lugar...”, sin brindar ningún tipo de argumentación o fundamento, tal como es exigible a los actos de los magistrados. Amén de lo expuesto, lo cierto es que la jueza de grado dictó una medida de las previstas en el ordenamiento procesal y convocó a una audiencia, la que tuvo lugar con la participación de la denunciante, debidamente patrocinada, y luego del denunciado, también patrocinado. Es en el marco de esa audiencia en que el denunciado solicitó se le corra traslado de la pretensión, extremo al que accedió la jueza de grado. La denunciante recurrió tal medida y su planteo fue finalmente desechado mediante un escueto: “...al recurso de reposición interpuesto contra la providencia dictada en la audiencia llevada a cabo el día 23 de junio de 2021, glosada a fojas 27 de los presentes, no ha lugar (art. 347 a contrario sensu del CPCC)...”. Si se tiene en cuenta que el pedido de traslado fue efectuado por la parte denunciada y proveído favorablemente, la revocatoria planteada por la denunciante sólo puede ser resuelta luego de efectuado un traslado a la denunciada, extremo que no se observa en autos y afecta nuevamente a lo resuelto. Sin embargo, todo ello importa una ordinarización de las denuncias por violencia de género, extremo que de modo alguno es compatible con el espíritu y con el esquema procesal previsto en la normativa internacional, nacional y provincial antes citada, tal como ya lo señaláramos más arriba. Esta misma Cámara de Apelación en Feria, a partir del derrotero procesal establecido por la jueza de grado, se hallaría en situación de tener que correr un traslado de la expresión de agravios al denunciante, extremo que no resiste ningún análisis cuando de autos surge, sin mayores hesitaciones, que respecto de la denuncia de violencia el denunciado ya se ha expedido. En otras palabras, el esquema procesal impreso a los presentes se muestra en franca contradicción con la normativa internacional citada y con las leyes locales dictadas en consecuencia, por lo que se declarará la nulidad de todo lo actuado, con excepción de la restricción de acercamiento dispuesta en favor de la Sra. M. y se remitirán las actuaciones al subrogante legal. Finalmente, cabe también puntualizar que cuando en una denuncia de violencia de género se hace mención a la existencia de armas en el domicilio del denunciado debe darse intervención al Ministerio Público de la Acusación a efectos de que pondere el alcance de dicha afirmación y, en su caso, instrumente las acciones que estime pertinente desarrollar. En consecuencia, la Cámara de Apelación en Feria RESUELVE: 1.- Declarar la nulidad de todo lo actuado manteniéndose subsistente la medida de restricción de acercamiento y cese de hostigamiento dispuesta en favor de la denunciante, debiéndose enviarlas actuaciones al subrogante legal para la continuidad del proceso 2.- Remitir copia del escrito inicial al Ministerio Público de la Acusación de xxxxxxxxx en relación a lo expuesto en cuanto a la existencia de armas en el domicilio del denunciado. Insértese y hágase saber. Marcelo J. MOLINA – Mario CHAUMET - Adriana MANA (art. 26 Ley 10.160)- Jueces de Cámara. Hernán C. GUTIERREZ - Secretario