Jesús Martínez Nicolás ¢4XLpQVHKD OOHYDGRPLTXHVR" Érase una vez dos liliputienses y dos ratoncitos en un laberinto. Recorrían éste día y noche buscando el queso que los hiciera felices. Un buen día dieron con él en un inhóspito lugar del laberinto y todos quedaron sorprendidos ante el tesoro que allí les aguardaba. Día tras día los ratones y los liliputienses madrugaban para ir a saborear aquel rico queso. Conforme pasaban los días los dos hombrecitos se levantaban cada vez más tarde dando por supuesto que el queso duraría por siempre. Era una mañana como otra cualquiera o al menos eso pensaban ellos… Cuando llegaron a la cámara, la sorpresa les sobrecogió, su preciado queso había desaparecido, se quedaron inmóviles, paralizados, incrédulos ante lo que veían… Los ratoncitos, con más corazón que cabeza, optaron rápidamente por ir en la búsqueda de un nuevo queso. Sin embargo, los dos liliputienses seguían absortos no entendiendo lo que allí ocurría, acordaron esperar a que aquella situación se resolviera por si misma. Transcurrieron los días y la situación no mejoraba, su amado queso no aparecía, y ellos, cada vez más debilitados, seguían confiando en la providencia divina. Llegados a este punto, uno de ellos decidió ir en busca de nuevo queso mientras el otro se quedó sentado resignado a lo que les acontecía. Armado de valor aunque con miedo a lo desconocido, se dispuso a aventurarse por oscuros pasadizos y después de no pocas desilusiones dio con el esperado depósito de nuevo queso. En él se encontraban desde hace algún tiempo los tenaces ratones Habitualmente sus pensamientos se centraban en qué habría sido de su amigo, ¿se habría dado cuenta qué el queso no regresaría? ¿estaría ahora recorriendo el laberinto en busca de nuevo queso…? En varias ocasiones estuvo tentado de regresar y mostrarle el camino pero después pensaba que el cambio de mentalidad lo tenía que dar él por si Jesús Martínez Nicolás mismo, tenía que ser lo suficiente maduro como para darse cuenta de que el cambio no necesariamente tiene que ser perjudicial. El liliputiense había aprendido la lección, cada mañana, lo primero que hacía era inspeccionar el estado del queso, y no se quedaba ahí ya que también recorría el laberinto periódicamente en busca de nuevos depósitos de su rico alimento, no se dormía en los laureles, no quería que la situación se repitiera… /RVSHUVRQDMHV Los ratoncitos: tenaces y guiados por su instinto Fisgón : magnífico rastreador gracias a su increíble olfato Escurridizo: mira siempre hacia delante Los liliputienses: similares a los humanos, con capacidad de raciocinio Hem: temeroso al cambio, se resiste a que las cosas varíen Haw: al principio igual a Hem, después se dará cuenta de que la solución no llega por si sola, recapacita para acabar pensando que el tiempo va modificando las cosas, lenta pero inexorablemente, por lo que él debe ir cambiando con él 2SLQLyQSHUVRQDO Me ha gustado bastante ya que a través de una pequeña historia de ratoncitos y liliputienses nos hace reflexionar acerca de las inseguridades que muchos de nosotros llevamos dentro, realmente me parece un libro muy recomendable ya que es muy fácil de leer y si meditamos acerca de su temática podremos avanzar cada día más en nuestro crecimiento personal, este es de los libros que valen la pena leer y releer para no olvidarnos de que la vida es algo más que estancarse en un sólo lugar sin darse la oportunidad del cambio. Jesús Martínez Nicolás