POEMAS CORTOS Paseaba una señora por la plaza y aledaños. Sube y baja los peldaños y finge mirar la hora, esbozando una sonrisa y caminando sin prisa. La que fuera bella otrora, hoy es carne de esqueleto. Y un vestido corto, y prieto, deja translucir su “encanto”. Cuando se pone “de canto”, más que un cuadro es un boceto y, el verla, produce espanto. (Hablo con todo el respeto). … A la vecina de al lado, le endulzaba sus orejas un día un rico hacendado. “Tengo tierras de sembrado, tractor y cientos de ovejas. Todo esto, tuyo sería, si me quisieras, María”. La dama, tras de las rejas, le respondió muy ufana: ¿Pretendes tirar los tejos a una joven guapa y sana? ¡Si te cuelgan los pellejos! ¡Y ya no te queda “lana”! No quiero trastos añejos. tu hermano y tú sois más viejos que una calzada romana. … Acercose un pordiosero a una dama engalanada lanzándole una andanada -con un lenguaje groserofingiendo ser caballero. Su aspecto era de indigente, burro, necio y maloliente. ¿“Por qué no miráis primero -respondió la señoritasi “vuecencia” necesita un aseo corporal, colocarse un buen pañal y alguna que otra cosita”? …