Desastres Naturales TEMA 2 Fenómenos naturales que afectan a los seres vivos. Todos los años, el mundo se ve sacudido por el paso de fenómenos y eventos de origen natural cuyos efectos trastocan la vida cotidiana de los seres humanos. Huracanes, tornados, tormentas eléctricas, inundaciones, erupciones volcánicas, incendios forestales, avalanchas y muchos más suceden con cierta frecuencia y son comunes en todas las regiones geográficas. Se les llama desastres naturales, y la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA) los define como cambios violentos, súbitos y destructivos en el medio ambiente cuya causa no es la actividad humana, sino los fenómenos naturales. De acuerdo con esto, un desastre natural es el resultado de un proceso que ocurre normalmente en la naturaleza, pero que al contacto con la civilización humana provoca efectos adversos y a menudo demoledores que una simple lluvia o la exhalación de un volcán no ocasionan. Sin humanos, una inundación u ola de calor no constituye un desastre natural. Los desastres naturales tienen un poder que sobrepasa a la humanidad y suelen desencadenar problemas más graves y duraderos. A lo largo de la historia varios pueblos han sufrido el embate de un evento particularmente fuerte y se han visto seriamente amenazados. Uno de los más conocidos ocurrió en el año 79 d. C. cuando el volcán Vesubio hizo erupción y las ciudades de Pompeya y Herculano y demás sitios aledaños quedaron literalmente sepultados bajo toneladas de ceniza, roca fundida, piedra pómez y material expulsado, hecho que causó la muerte de los habitantes y el final eterno de las ciudades. Los efectos de un desastre natural pueden ser ligeros o de proporciones dramáticas, como en el caso de Pompeya. Pueden causar la muerte de los seres vivos, daños materiales, pérdidas económicas, daño a la belleza natural y pueden constituir una vía de propagación de enfermedades. Por ejemplo, las inundaciones acarrean polvo, basura y otros materiales que contaminan a su paso por los terrenos. La gente que entra en contacto con todo ello es proclive a padecer enfermedades del estómago y de la piel, y de contagiar a otras personas. Aunque los desastres naturales son causados por fenómenos de origen natural, se cree que el hombre tiene cada vez mayor responsabilidad en la cantidad e intensidad de algunos, puesto que en las últimas décadas se han producido tornados, huracanes y terremotos sumamente fuertes. La grave sequía que azotó Estados Unidos en la década de los años 30 y la que en esta segunda década del 2000 afecta su región occidental están relacionadas con el cambio climático, mismo que también incide en los huracanes al proveer más aire caliente. Gracias a la tecnología actual es posible tomar medidas precautorias que elevan las probabilidades de salir ileso de un desastre natural. La Tierra es continuamente monitorizada para detectar a tiempo cambios que podrían poner en peligro la vida. Por eso, los terremotos, los huracanes, los tornados, las inundaciones y las erupciones volcánicas suelen ser advertidos semanas, días y horas antes de que ocurran, aunque algunos fenómenos suceden de forma repentina e inesperada. En estos casos, lo mejor es actuar de forma consciente pero rápida, sin caer presa del pánico, y estar preparado para evacuar. Por otra parte, una vez que ocurrió el evento natural, en caso de ser necesario, tanto los gobiernos como las organizaciones correspondientes y la población deberá estar preparado para evacuar. Para ello es necesario contar con rutas. Lugares de evacuación, sala de asistencia médica y sanitaria. Una buena organización, etc. Los desastres naturales forman parte de los procesos de la Tierra. Los terremotos ocurren porque las placas tectónicas se reacomodan, los volcanes erupcionan para liberar energía del interior del planeta, las avalanchas suceden al contener gran cantidad de nieve y las inundaciones ocurren cuando llueve excesivamente o hay mucho deshielo en las montañas, Pero. Muchas veces también la sociedad interviene en las causas de estos desastres, al cambiar el curso de un rio o talar desmedidamente un bosque, por lo que en ocasiones un evento natural común puede transformase en un desastre a través de las acciones humanas Adaptación de https://www.geoenciclopedia.com/desastres-naturales/ TEMA 1 UN HOMBRE LISTO - - Un vendedor de camellos perdió un día uno de los camellos de su caravana. Decidió partir en su búsqueda y emprendió camino por la etapa. Encontró de pronto a un hombre montado en un caballo. Se saludaron, se ofrecieron tabaco y fumaron juntos, como era costumbre en ese entonces. He perdido mi camello –se lamentó el vendedor de camellos- ¿No lo has encontrado por casualidad? ¿Es un camello tuerto del ojo derecho, no?, ¿y le faltan los dientes de adelante? Sí, sí –se regocijaba el vendedor de camellos- ¿Dónde está? ¿Cómo quieres que yo lo sepa? Sólo he visto sus huellas ayer. Pero el propietario del camello no le creyó y lo acusó de haberle robado el animal, obligándolo a presentarse delante del juez. ¿Qué puedes decir para defenderte? –dijo el juez. Y el caballero respondió: No puedo decir nada para mi defensa, pero puedo, sin embargo, aclarar el porqué de mis observaciones. Y bien, habla –dijo el juez. Sobre uno de los costados de su carga, llevaba un saco cargado de miel. Sobre el otro, una bolsa llena de semillas. Has visto bien –exclamó el vendedor de camellos –tú eres el ladrón. El juez, totalmente confuso, le dijo al caballero: Pero, ¿tu has visto al camello? No –volvió a insistir el acusado. Pero, ¿Cómo puedes saber todo eso si no lo has visto? Muy simple: el camello no tiene ojo derecho, porque no comió la hierba más que del costado izquierdo del sendero. ¿Y cómo sabes que le faltan los dientes de adelante? Muy sencillo, porque al comer la hierba, dejaba siempre la parte central sin cortarla. Muy bien –dijo el juez-, pero ¿cómo sabes que llevaba miel y semillas? Por cierto que es fácil: de un costado del sendero, las moscas estaban posadas sobre gotas de miel, y del otro, había pajaritos que comían las semillas. Muy cierto –dijeron el juez y el vendedor de camellos, asombrados y admirados por la sabiduría del caballero. Y así el caballero pudo emprender tranquilamente su camino. Cuentos para leer y contar Itzcovich, Susana (selección); Díaz, Julia (ilustradora), Buenos Aires, Huemul, 1972.