EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA DIDÁCTICA Y DESAFÍOS ACTUALES Resumen El presente trabajo plasmará el recorrido histórico realizado por la Didáctica como disciplina en estrecha relación con las Ciencias de la Educación. Se analizarán los diferentes escenarios en los cuales se ha ido construyendo y evolucionando de acuerdo a distintos paradigmas. Finalmente, se realizará un análisis de los desafíos actuales a los que se enfrenta dicha disciplina y las posibles soluciones a los mismos. PALABRAS CLAVE: didáctica general, didácticas específicas, paradigma, contrato didáctico, prácticas de enseñanza, modelo, modernidad, escuela tradicional, escuela nueva, tecnicismo, constructivismo. INTRODUCCIÓN Tomaremos la investigación de Ángel Díaz Barriga en el campo de la Didáctica en la cual presenta distintos modelos históricos en los cuales esta se desarrolla. Es válido aclarar que para este autor, el poder entender los distintos aportes implica primero “comprender el sentido social y técnico-pedagógico que tiene cada época en la producción didáctica, para así comprender la forma en que los procesos sociales han demandado determinado tipo de debate en este campo de re-conocimiento” (Díaz Barriga, 1998.P.2) Establece además que “La didáctica es una disciplina muy peculiar que históricamente se estructura para entender los problemas de la enseñanza en el aula; incluso una peculiaridad de la misma es que su conformación disciplinar es previa a la constitución de la pedagogía” (Díaz Barriga, 1998. P.6). Es en Europa, durante el S.XVI, que surge la escuela pública y así se van construyendo las primeras propuestas que van a dar lugar a la disciplina que hoy conocemos como Didáctica. El origen de la Didáctica se enmarca en un contexto particular donde la complejidad de las formas de producción requiere de una cantidad mínima de conocimientos. En lo social, existe una lucha por la igualdad entre las distintas clases sociales lo que da lugar al ascenso de la burguesía. A nivel religioso se hace imperiosa la alfabetización con el fin de que todos comprendan las escrituras en el marco de la pugna entre los príncipes alemanes por la reforma religiosa. Es Comenio - teólogo, filósofo y pedagogo nacido en la actual República Checa- que, a través de su obra Didáctica Magna, presenta a la didáctica como técnica para cumplir con las necesidades educativas de su época. Durante el S.XVII como parte del proyecto social se buscaba una educación general, para todos, que todos lleguen al conocimiento es así que la didáctica se convierte en un elemento básico para el papel que la modernidad asigna a la escuela. A fines de siglo el proyecto pasó a ser Aprender a convivir, y posteriormente con la escuela nueva la educación para la paz; todo esto nos deja ver que la finalidad de la escuela debe replantearse, y que la didáctica como tal es mucho más compleja de lo que se piensa. DESARROLLO Alicia Camilloni plantea que ya desde el S.X, en el continente europeo, se pueden reconocer nombres de disciplinas bastante similares a la Didáctica que eran las encargadas de tratar los temas relacionados con la enseñanza. Aunque Comenio es llamado el padre de la Didáctica, Wolfgang Ratke, educador alemán, fue uno de los que comenzó a elaborar una teoría de la enseñanza reflexionando sobre qué hay que enseñar y cómo debe enseñarse. Pero fue Comenio quien trascendió en la historia y a partir de su obra Didáctica Magna de 1632 construye los pilares de la enseñanza, abalando la existencia del método didáctico que debía “enseñar todo a todos”. Este pedagogo postula que el maestro es el centro del aprendizaje quien posee el arte de enseñar todas las cosas y de esta manera se encargará de educar a los alumnos que tenga a su cargo. Con dicha obra se daría el primer momento fundacional de la Didáctica. Se establece la necesidad de saberes específicos que debe conocer el docente además del manejo del método y la aspiración de universalidad del alumnado. Atendiendo a estas características podemos decir que estaríamos frente al modelo de escuela tradicional donde el docente es centro y expone los saberes a los estudiantes. La “buena” Didáctica supone la exposición del maestro en el aula con calidad y claridad en los contenidos y un correcto manejo del método didáctico. Durante más de dos siglos se perpetuó esta corriente y fue a partir de publicaciones y experiencias pedagógicas de Jhon Dewey, Ovidio Decroly, María Montessori, Célstin Freinet, entre otros, que aparece la denominada Escuela Nueva que va a traer nuevas perspectivas al campo pedagógico. En este modelo el alumno es el centro y factor determinante de toda propuesta didáctica y el método debe ser rigurosamente implementado por el maestro atendiendo a dicha concepción. Este movimiento pedagógico se inicia finalizando el S.XIX y encuentra su apogeo en el período entre guerras. Rechaza profundamente el positivismo pedagógico y descarta la memorización, competitividad, autoritarismo, disciplina y la centralidad del rol docente, criterios tan defendidos por la escuela tradicional. El vínculo maestro-alumno se transforma notoriamente, entendiendo que el primero debe cooperar con el segundo comportándose como un auxiliar, un mediador en el desarrollo del niño. A partir de los años ´50 y hasta la década del ´70 surge el movimiento tecnicista relacionado con el modelo empresarial para la educación. Éste entiende la escuela como una empresa que debe ser eficaz y eficiente. Tiene una estrecha relación con el conductismo de Watson y Skinner. Este movimiento, plenamente prescriptivo, busca controlar la gestión áulica y escolar. El maestro debe registrar todo en su planificación y se presta especial atención a las conductas del alumnado. El método pasa a ser un conjunto de técnicas con las que un maestro puede enseñar todo. En este momento histórico se habla poco de didáctica y las palabras más utilizadas en la tarea docente son: planeamiento, conducción y evaluación de los aprendizajes. Aunque los tres modelos desarrollados no coinciden en cuanto a la finalidad pedagógica, la concepción del saber, el elemento eje o el tema-objeto de interés didáctico, tanto en la escuela tradicional como la nueva y el modelo tecnológico comparten el mismo paradigma didáctico, la prescripción. En los ´80 irrumpe un nuevo modelo, el constructivismo. Junto a él aparecen las aulas-taller ya que sostiene que el alumno debe participar en la construcción de los conceptos por lo que la exposición docente queda olvidada y se promueve el trabajo en grupos. Con esta corriente se resalta el concepto de construcción propia del aprendizaje, se tiene en cuenta que en cada aula se ponen en juego complejos procesos que no pueden ser observables en forma individual o fragmentada y además se tiene especial atención al error dentro del proceso cognitivo y es a partir de él que muchas veces se construye. Estos son, podría decirse, los más valiosos aportes que el constructivismo ha realizado a la investigación didáctica. Finalizados los años ´80 distintos organismos internacionales comienzan a “preocuparse” por la calidad del sistema educativo en América Latina y así comienzan a intervenir en las políticas educativas. Se vislumbra en ese momento una nueva forma de tecnicismo que apunta a obtener buenos resultados en evaluaciones internacionales, exigencias para la elaboración de proyectos institucionales y áulicos sin otorgarle a los docentes tiempo real para la planificación y organización de dichos proyectos. Durante esta modalidad distintos académicos e investigadores dan cuenta que los distintos postulados de la Didáctica fueron poco o nada tenidos en cuenta y durante este tiempo dicha disciplina ocupó un lugar relegado. En los ´90 se habla de una refundación de la Didáctica. Son Alicia Camilloni, Edith Litwin y María Cristina Davini las que plantean un nuevo paradigma interpretativo que intenta descartar para siempre la prescripción. “Entendemos la didáctica como la teoría acerca de las prácticas de la enseñanza significadas en los contextos sociohistóricos en que se inscriben” (Litwin, 1996. P.94) La Didáctica general crece en su dimensión interpretativa-descriptiva y además, como propone Davini, no debe descuidar su dimensión propositiva. El aula es el escenario fundamental de las prácticas de enseñanza, es donde tiene lugar el contrato didáctico y se establece la relación dialógica maestro-alumno-saber. Pero los desafíos actuales tienen en cuenta que con esos tres elementos no es suficiente y deben existir materiales de calidad para enseñar, preguntas que lleven a la reflexión y un análisis continuo de las prácticas de enseñanza para producir transformaciones y aportes significativos en el campo de la Didáctica. Es fundamental, a partir de las prácticas docentes, elaborar teorías que permitan distinguir la “buena enseñanza” y develar a su vez el currículo oculto. Esta “buena enseñanza” está estrechamente relacionada a la ética y los valores que se ponen en juego en las prácticas de enseñanza. “Tenemos que hacer teoría acerca de las prácticas y poder hacer prácticas de las teorías”. (Steiman, Misirlis, Montero, 2004. P.13) Al definir una teoría de las prácticas de enseñanza se está definiendo, simultáneamente, una teoría de la intervención social. “Y aquí, desde este lugar de claro entrecruzamiento de lo social en la enseñanza y de considerar al mismo tiempo la enseñanza como parte de las prácticas sociales es que hoy es necesario contar con una didáctica general fortalecida” (Steiman, Misirlis, Montero, 2004. P.17) Litwin plantea que la agenda clásica de la Didáctica atendía al análisis de los objetivos, contenidos, currículum, actividades, evaluación y cuestiones acerca del aprendizaje. Pero en los años ´90 surge una relevante transformación en sus constructos centrales. Distintas investigaciones dan cuenta de la necesidad de recuperar la preocupación por la enseñanza desde las dimensiones filosóficas, políticas, ideológicas y pedagógicas y es sobre esas dimensiones que debe continuar su análisis la Didáctica.