Mi crónica como docente KARINA GONZALEZ VILLARREAL En julio del 2011 mi padre fallece, dejando esa oportunidad de tomar una de sus claves como docente, debido a que mis hermanas se encontraban laborando o estudiando la opción llega a mí. Tomar esa decisión parecía sencillo, pero nunca lo fue, sabía desde ese momento que si aceptaba debía de cambiar todo: horarios personales, residencia, actividades entre semana, además de un trabajo en el que ya me desempeñaba eficientemente, aparte de todo eso y quizá el miedo más grande, si así lo puedo llamar era enfrentarme al reto de desempeñarme en una actividad para la cual no estaba capacitada, mucha gente dice que ser maestro es fácil, que el trabajo de ser maestro no es trabajo, sin embargo puedo decir que nunca estuve de acuerdo con tales afirmaciones. En enero del año 2012, me asignaron como centro de trabajo una comunidad en la Sierra Norte del Estado de Oaxaca, llamada Villa Hidalgo Yalalag, en una Escuela Secundaria Técnica No. 95, en el área de Ciencias Sociales, entre la fecha en que me avisaron y en la que debía de presentarme hubo solo unos días, por cuestiones ajenas a mí, no me dieron las asignaturas que venían en mi oficio de presentación y para las cuales ya tenía material de trabajo y cierto estudio de los temas, así pues llegue a la escuela en completa ignorancia de las nuevas materias asignadas. El director que estaba en función en ese momento en la escuela, nos llamo a reunión y nos dio sugerencias de que podíamos hacer en esa primera semana de actividades, casi todo el personal era nuevo, así pues con estas sugerencias y otras de mi madre enfrenté mi primera clase, la voz se me hacia nudos, no se escuchaba y solo veía en los rostros de los alumnos su inquietud por saber quién era yo, que hacía en ese lugar ocupando el lugar de su antigua maestra. En los meses que siguieron mi estilo de vida se volvió austero, de la escuela a mi cuarto y de mi cuarto a la escuela, por que, cómo iba a enseñar lo que ya no recordaba, hacía tantos años que había estudiado esos temas que mi prioridad era leerlos y prepararlos para las clases, así pues no había tiempo para pasear, para socializar o cualquier otra actividad. Tuvieron que pasar varios meses antes de que pudiera ajustar ese estilo de vida, fines de semana era recibir el apoyo y la experiencia de mi madre como profesora, para poder organizarme y que la semana de trabajo fuera más placentera. Además de las clases, a los maestros les corresponden actividades o cargos en otros organismos de la institución, este hecho ya lo conocía pero no esperaba que ese primer año me heredaran el cargo de asesora de un tercer grado de secundaria, por lo tanto también debía de organizar el evento de clausura de ese ciclo escolar en coordinación con la comisión de acción social de la escuela. Los grupos A y B de tercer grado trabajaron en conjunto para su evento de clausura, realizamos muchas actividades que permitieron crear vínculos fuertes entre ellos y sus asesores. En el tiempo que llevo en funciones me han tocado alumnos que tienen gran interés por aprender, leen, ven documentales, conocen de temas políticos, preguntan, tienen sed de saber y entender más, pero también me han tocado aquellos que no tienen interés en las clases, cuya conducta es “mala” por denominarla de alguna manera, ambos tipos de alumnos me hacen avanzar, cuestionarme cómo mejorar, cómo despertar en ellos el interés sobre algo, revisar más libros, leer noticas, ver documentales, investigar sus dudas, acercarse a ellos tratando de conocer lo que los motiva o los desmotiva, creo en resumidas palabras ellos me enseñan a ser mejor maestra, en lo personal y en lo profesional. Con el paso del tiempo y las experiencias vividas se cumplieron los dos años que me había propuesto estar a prueba, llegado ese momento reconocí antes que nada mis incompetencias en la labor, por que debía de trabajar en ellas si continuaba por este camino y tomé la decisión definitiva, seguiría en este trabajo, porque me da satisfacciones en lo personal y laboral también, sé que la preparación la tengo que conseguir, es por ello que empecé a estudiar la maestría y aunque a veces no entiendo los tecnicismos, me esfuerzo por no quedarme atrás por no renunciar aunque entre más conozco del aérea acepto que menos sé.