“CLEMENCIA” (Ignacio Manuel Altamirano) La historia se desarrolla durante la ocupación francesa entre 1863 y 1864. Sus personajes principales son: El comandante Enri que Flores; apuesto, inteligente, varonil, apreciado, simpático y elegante, el comandante Fernando Valle; distraído, metódico, sumiso, de apariencia enferma y antipático de primera impresión, Isabel; prima de Fernando Valle, niña bien de sociedad, distinguida rubia de ojos azules y, Clemencia; hermosa morena de grandes ojos negros, perteneciente a la alta clase social. Ambas jóvenes quedan impresionadas al conocer a Enrique Flores, pero éste se inclina primero por Isabel. Fernando Valle, carga para siempre con su silencio por lo que es animado por su amigo a tratar de conquis tar a Clemencia quién mostró interés en él. Sin embargo, Clemencia ama en realidad a Enrique Flores y usa a su amigo para atraerlo. Valle se enamor a de Clemencia. Isabel se decepciona de Flores y al poco tiempo, el apuesto militar corteja a Clemencia. Valle se sume rge en su tristeza. Los franceses invaden Guadalajara, lugar dónde se desarrollan los hechos, las acaudaladas familias huyen y los comandantes cumplen ordenes. Valle, quien toda su vida fue humillado, tiene que elegir entre defender su dignidad o su país y después, entre la venganza y la muerte. Capítulo 1: Dos Citas de los cue ntos de Hoffman. En una noche de diciembre, en casa de un doctor cuyo nombre no tiene importancia, varios amigos conversan alegremente. Amenazas de lluvia y nieve, animan al doctor a invitar a sus amigos a quedarse más tiempo y ofrece su colección de antigüedades como distracción. Uno de los invitados, pregunta por el significado de dos citas de Hoffman que lee en un marco. Las citas son: “Ningún ser puede amarme, porque nada hay en mí de simpático ni de dulce”. Y “Ahora que es ya es muy tarde para volver al pasado, pidamos a Dios para nosotros la paciencia y el reposo…” lo que da pie a la narración contada por el doctor. Capítulo 2: El me s de dicie mbre de 1863. Estábamos a punto de terminar el año de 1863, que como ustedes recordarán, el ejército francés ocupó México buscando extender sus dominios. Las tres divisiones del ejército Franco mexicano, mandadas por Douay, Berthier y Mejía, salidas en mes de octubre y noviemb re de México en diferentes direcciones a fin de envolver al ejército nacional y apoderarse de las mejores plazas de la interior. El general Comonfort fue asesinado en Chamacuero por los Troncosos, cuando venía a ponerse al mando del ejército nacional, el general Uraga quedó en el mando de las tropas. Los franceses se apoderaron de Querétaro en Morelia. El ejército con Uraga se dirigió hacia la Piedad y el gobierno nacional se retiró de San Luis Potosí a Saltillo después del i ntento de asalto de Negrete en esa plaza. En pocos días el invasor se extendió en el corazón del país, sin encontrar resistencia. L e faltaba ocupar Zacatecas y Guadalajara aún. Esto se hizo un poco más tarde, y todo el círculo que se había conquistado quedó libre. Urano después de ser rechazado en la plaza de Morelia se vio obligado a dirigirse al sur de Jalisco, cuándo se tomó esa dirección el general Arteaga evacua Guadalajara con las tropas que allí tenía y se retiró a Sayula, incorporándose a Uraga. Bazaine general en jefe del ejército francés ocupó la capital de Jalisco. Regresemos unos días atrás cuando nuestro ejército se dirigía la Piedad en el mes de noviembre, para decirles a ustedes que no tenían ninguna colocación en el Cuerpo Médico Militar, conseguí licencia del cuartel general para dirigirme a Guadalajara. Aproveché una cab allería que el general envió a Arteaga para incorporarme a él, Este cuerpo escoltaba armamento y vestuario qué las tropas de Arteaga podía utilizar. Marchábamos los soldados y yo coma grandemente inconformes por no poder asistir a las funciones de armas que iban a verificarse dentro de muy pocos días. Capítulo 3: El comandante Enrique Flore s . El narrador, es decir el doctor, advierte que no será una novela militar sino de Amor y que además sucedió realmente. El comandante Enrique Flores, es el primero en ser presentado. Guapo, simpático, galante, apuesto, generoso, educado, conocido, idolatrado por las damas más distinguidas de la sociedad, aventurero según sus amigos e irresistible conquistador, son algunos de los adjetivos que ayudarían a describirlo. Tenía justamente todas las cualidades y todos los defectos que aman las mujeres y que son eficaces para cautivarlas. Nunca le hicieron falta los halagos y la atención, sin duda este hombre era irresistible y muy apuesto, afortunado con las mujeres y los placeres. Capítulo 4: El comandante Fe rnando Valle . Justamente lo opuesto a Enrique Flores, y mandando al segundo escuadrón dentro del mismo cuerpo militar; Fernando Valle era c allado, distraído, metódico, sumiso, antipático que sin embargo, había dado pruebas de un valor temerario en el campo de batalla, aunque algunos más pensaban que en realidad es un ambicioso y un malvado encubierto. Ambos comandantes además del rango tienen la misma edad. Veinticinco año s. Este oficial era menospreciado en el ejército nacional y se le pasaba por alto en todas sus situaciones, inclusive se notaba hasta cuando estaba en situaciones de salud graves. pero se le consideraba El oficial más inteligente y más pudiente del ejército. Sus superiores se veían obligados a tolerarlo por su gran desempeño en el campo de batalla . Capítulo 5: Lle gada a G uadalajara . En este capítulo, el autor nos narra una notable transformación en el comandante Fernando Valle. Todos en la tropa no pasan d esapercibidos que el comandante, siempre ajeno a los lujos y el bullicio, se había arreglado para llegar a Guadalajara y además había comprado unas flores. Cuando varios soldados se agrupan a su alrededor, el comandante Valle les explica que las flores no son para un amorío secreto sino para su prima demasiado bella que habita en la ciudad. Enrique Flores, acostumbrado a coquetear con las más bellas damas al ver la gente siempre a su alrededor, se acerca a Valle y entre broma y broma le pide que le presente a su prima para comprobar si de verdad las tapatías eran tan bellas como dicen. Fernando Valle aceptó sin ningún inconveniente en presentarle a su prima. Capítulo 6: G uadalajara de le jos . El narrador comenta lo siguiente: Se encontraba Guadalajara en aquellos días animosa. a propósito, me parece conveniente describirles este bello lugar qué tal vez no conozcan. A esta ciudad Se le puede llamar reina de occidente, por su belleza, su topografía y su antigua importancia en tiempos de virreyes se puede considerar superior. En lo particular yo disfrutaba a irme acercando poco a poco a esta bella ciudad, que todos mencionaban. Su clima es cálido y seco, su suelo pedregoso o sino tapizado con una alfombra de arenas, se le conocía también por sus hombres valientes y sus mujeres hermosas. Pero en los tiempos de lluvia todo es distinto, el cielo se cubre de nubes sombrías, la ciudad se envuelve en un manto de lluvia. A este lugar se le pudiera llamar la hija predilecta del trueno y la tempestad. Pareciera que esto influye en los hijos de la ciudad, pues se observa en su amor, en su odio y en sus venganzas la fuerza irresistible de elementos desencadenados. sus árboles naturales y frutales son muy bellos y debajo de ellos se cobijan las variedades de animales que ahí hay. Y no se puede desperdiciar el el decir que: “está situada en país alegre y regalado”. Capítulo 7: G uadalajara de ce rca . Al entrar en sus bellas Calles se puede ir descubriendo su gran ambiente de amabilidad y calidez, pues ahí las personas son mu y agradables. Al ser recibido agradablemente por su gente, se te invita a comer y estrechar la copa de la amistad, las mujeres ahí se presentan bellas y risueñas, pues saben que no necesitan ser tan abiertas para dar una impresión gustosa. Sin duda alguna digo yo, esta ciudad es muy bella, talentosa y confortable para los extranjeros. Y se puede decir que esto es muy cierto. El carácter de los jaliscienses es demasiado conocido para tener que detallarlo, en cuanto a sus damas , se pudiera decir que son unos ángeles. Y yo como médico no me negaría amar alguna de ellas, pero para ello hay que tener mucha lealtad, amor cariño y ternura pero tal vez aún no estaba listo para amar alguna de ellas; pues esto cosas no consiste en interés, sino en un sentimiento exaltado como también puro . Por eso amo esa ciudad pues ahí el amor todavía tiene un santuario de fieles adoradores, allí todavía las mujeres permanecen fieles a las leyes del corazón. Paisano esto que te digo de Guadalajara debe considerarse dicho de todo el estado de Jalisco, ahí todo está lleno de bellezas físicas y morales. Capítulo 8: La Prima (Isabe l) . Al llegar a Guadalajara está se encontraba contenta, era impresionante como las personas permanecen en una contagiosa alegría aún sabiendo lo que les esperaba. El general Arteaga, gobernador de Jalisco reunió la ciudad numerosas tropas de disciplina con empeño que esperando cómo era de suponerse se veían obligadas a pelear contra el enemigo. cómo dije Valle le prometió a flores en llevarle a casa de su prima. Así que el don Juan, no desperdicio nada esas palabras y le recordó a su colega la seductora promesa. Así que después de las laboriosas tareas del cuartel se dirigieron a la plaza central dónde hay podían contemplar varias damas muy bellas. Al no encontrar nada en la plaza estos dos jóvenes se percataron que donde más damas podría ver era en la catedral, la cual se encontraba limitada por unas grandes rejas de hierro, así que los jóvenes se adentraron en el templo sagrado en el cual se celebraba la misa de las doce. Por un lado va hayas encontrado observando la estructura de aquel espacio mientras que Flores no despegaba el ojo de las bellísimas damas. - Hombre, Valle, deja de mi de mirar Santos como bobo y aprecia los primores que hay aquí. ¡Canario! Que bonitas están las damas. Valle miró y efectivamente ahí había muchas señoritas bellas, por lo visto el quedó muy asombrado. La misa acabó y los oficiales se dirigieron a la puerta principal para observar mejor a las chicas que habían visto de reojo y deprisa, observando las detalladamente una por una. Las damas tenían también su atención en ellos y se sonroja van al ver aún más a Flores. de repente dos bellas señoritas se acercaron con amabilidad a ellos, una era rubia de ojos grandes y azules, su cuerpo era muy bonito, tal señorita parecía una aparición celestial, mientras que la otra tenía el rostro cubierto con un espesor el obscuro, la rubia saludo amablemente a Valle, pero al observar a flores su gesto cambio pues quedó aún más encantada de ver a tan hermoso caballero, lo mismo sucedió con su amiga. Al término del saludo ella se fueron y vaya dijo estas dos palabras a flores: -¡Mi prima! Enrique flores sonrío y se contentó después de susurrar lo siguiente: -¡Deliciosa! La rubia v una vez más para mirarla flores a lo que él dijo: -Entiendo, que tendrá usted el gusto de seguir a su linda prima y yo he de acompañarle. - B u e n o – contestó Valle un poco penoso -, no sé si se dirigirá su casa y si es así podría recibirnos así que vayamos y ya ella dirá. -¡Hombre! Seguro que tan linda muchacha tendrá el placer de recibir a dos jóvenes como nosotros – señaló Flores. Diciendo eso siguieron a las lindas criaturas, se dirigieron a la calle del Carmen, detenid as ellas voltearon para ver si eran seguidas y lo confirmaron al observar a los oficiales y se apresuraron a entrar en la casa la cual era un hogar muy encantador. Capítulo 9: La pre se ntación . Isabel sale a recibirlos y los invita a pasar. Adentro, una señora de 40 años acompaña a la chica de la cara cubierta y que ahora mostraba el más lindo semblante que hubiera podido soñar un poeta musulmán. Fernando Valle saluda a su tía y presenta a Enrique Flores. La tía por su parte, presenta a una de las jóvenes más distinguidas de Guadalajara: Clemencia. Ambos, quedaron impresionados de su belleza, sobre todo Valle quién prácticamente no estaba acostumbrado a estar con chicas tan lindas. Flores por su parte, encuentra tanto a Isabel como a Clemencia igual de hermosas y decide que el destino mismo, decida con cual salir. Flores comienza a lucir su natural encanto sobre Isabel. Mient ras tanto Valle, ante la belleza de Clemencia experimenta una sensación de miedo y dolor no exento de admiración. Intimidado, comienza a platicar con su tía. Clemencia por su parte, miraba de cuando en cuando a Flores quien también le respondía las miradas con sus ojos “audaces e imperiosos”. Al término de la reunión, Valle sale triste y Flores risueño. Capítulo 10: Las dos amigas . La tía conversa con las amigas sobre sus impresiones que tuvieron de los comandantes. Fernando Valle le fue antipático a su propia prima Isabel. La tía al respecto nos informa que hubo una pelea entre el conservador padre y su liberal hijo. A Clemencia, Fernando Valle le resultó encantador. Con respecto a Enrique Flores, las tres estuvieron de acuerdo en lo: distinguido, caballeroso, elegante, divertido, galante, simpático, guapo, varonil, atractivo y etc, etc, etc… La rubia Isabel sin embargo, tiene celos de la morena Clemencia pues intuye que también le ha gustado a Enrique Flores y la considera su rival. Dicha intuición le hace muy mal. Capítulo 11: Los dos amigos. En el camino, Valle y Flores intercambian también sus impresiones. Flores intuye que la belleza de Isabel intriga a Valle y e n efecto, éste le confiesa no haber visto antes a su prima, y que su “corazón esta virgen de amor”. Flores expone su manera práctica de ver las cosas; se considera ambicioso y exigente de sentidos, no cree en el corazón (entendiéndolo como metáfora del amor) más bien piensa que “el amor no debe ser m ás que el embellecimiento del camino de la ambición”. Flores insiste en que a Valle le gusta su prima y le propone que la intente conquistar ya que él prefiere a Clemencia. A lo que Valle no se niega en la aceptar. Capítulo 12: Amor. Isabel, una vez sola en su cuarto, idealiza a Flores y se convence de que jamás había tenido p retendiente tan completo. De repente, Clemencia ocupa sus pensamientos y se siente ligeramente inferior ya que presentía que también a su amiga le había gustado el joven militar. Posteriormente, siente también que hay algo en Enrique que no le convence del todo. Un grupo de amigos que llega a visitarla la distrajo un poco. Al convivir con ellos, Isabel se convence: “Ninguno es como él”. Los pensamientos de intuición de Isabel le hacen mucho daño por lo que al día siguiente, las horas de la mañana se le hacían siglos. Ella pretendía dar un paseo para distraer su mente pero él idearse una visita inesperada de su primo y su guapísimo amigo la hicieron cambiar de opinión, quedándose con las ganas de salir a dar un paseo pues temía que ellos llegaran a la visita y ella estuviera ausente. Sin equivocarse dieron las cuatro de la tarde y efectivamente los dos oficiales tocaron a la puerta de la casa, Isabel recibió con la más bella y dulce las voces invitándoles a tomar asiento en la sala mientras que ella iba a avisar a su madre de la visita. ir a dar el aviso su madre Isabel se ruborizaba y se sentía un poco tímida. A este Jesús regular de Isabel ambos oficiales se percataron de ellos y quedaron un poco risueños. Pero cómo se mencionaba antes a Isabel le provocaba un gran encantó el caballeroso oficial Flores. Capítulo 13: Ce los . Fernando nota de inmediato la agitación de su prima frente a Enrique. Isabel fue por Mariana, su madre, quien también sucumbe ante los encantos de Enrique Flores. Valle por su parte, siente celos de que Isabel mostrara más interés hacia Flores. Más tarde, Clemencia llega también. Nuevamente, El comandante Enrique Flores acapara la atención de las tres mujeres. La platica gira hacía las aptitudes de cada uno. Clemen cia toca el piano seduciendo discretamente a Flores. Fernando Valle, sintiéndose solo, deja escapar una lagrima. Luego Isabel, animada por Clem encia, continúa tocando el piano. Capítulo 14: Re ve lación . Isabel decide no quedarse atrás, y se pone a tocar. Hábil, comienza a coquetear con Flores quién se siente hechizado ante la rubia de ojos azules. Flores no aguanta más y le murmura al oído: “Después de esto, caer de rodillas y adorar a usted”. Isabel reacciona. Clemencia nota el cambio de actitud de Enrique ante Isabel por lo que decide platicar con el solitario Fernando Valle. El joven militar se siente turbado ante la presencia de la hermosa morena quien no tarda en insinuar demasiado interés en él. Cuando le toca a Flores el turno al piano se despide bajo pretexto de una cita, pero con la promesa de verlas mañana. Clemencia le pide a Valle que también asista pues desea conocerlo mejor. En la calle, los dos amigos platican su experiencia. Flores manifiesta su amor por Isabel y anima a Valle a que le tire los cane s a Clemencia. Fernando Valle sin embargo, manifiesta su cariño por Isabel. Flores le responde que Isabel ha puesto sus ojos en él y que no tiene nin guna oportunidad con ella. Flores insiste en que Valle debe de salir con Clemencia. Fernando Valle, duerme pensando en Clemencia. Capítulo 15: Un salón e n G uadalajara . En la opulenta casa de Clemencia sucede una fiesta. Clemencia presenta a sus padres a Flores y Valle. Para variar, Flores vue lve a ser el centro de atención. Clemencia aparta a Valle y simplemente, empieza a destilar sus numerosos encantos para enamorarlo. Ambos jóvenes sentían una atracción el uno por el otro y comienzan a tener una conexión hermosa e indescriptible. Pero después parecen ser interrumpidos por unas voces que lo llaman al centro del salón dónde ocurre la fiesta. Capítulo 16: Fre nte a fre nte . Clemencia llegó a la mesa del brazo del comandante Fernando Valle, quién no puede creer que mujer tan bella mostrara tanto interés en él. Las parejas quedaron sentadas frente a frente. Isabel y Enrique manifiestan su felicidad. Clemencia también. Al término de la cena, Clemencia le pide a Valle que lo acompañe a un lugar especial. Pues le tiene reservada una sorpresa especial, qué tal vez el oficial Valle nunca se imaginó recibir. Capítulo 17: La flor. Clemencia le ofrece a Fernando Valle una flor. Valle se siente intimidado. Clemencia insiste. Valle acepta la flor y también –para sí- estar enamorado de Clemencia. El joven militar, le confiesa haber sentido celos por Flores. Clemencia, poniéndole la flor en el ojal, le reitera su aprecio. Enrique Flores llega de repente y al escuchar la interesante y cursi charla parece expresar una serie de celo s, posteriormente invita a bailar a Clemencia –después de Isabel-, a lo que la bella chica acepta. Y después de tal propuesta los tres regresan a el salón. Capítulo 18: Cle me ncia Una vez sola, luego del bullicio de la fiesta, Clemencia admite para sí, estar enamorada del comandante Enrique Flores. Siente remordimiento por lo dicho a Valle, pues ella le regaló su flor más preciada y le dedicó unas palabras tan especiales que pareciera ser su alma gemela, pero se promete enamorar a Flores a cualquier costo. Teniendo un ideal de triunfo pues ella creía que era mejor que Isabel y tenía más oportunidades de cautivar a tan galante joven. Capítulo 19: Confide ncias. Isabel le manifiesta a Clemencia estar profundamente enamorada de Flores. Clemencia le pide que no se precipite y que no se deje llevar por una primera impresión, pues clemencia no iba a permitir que Isabel intentara enamorar al oficial Flores, clemencia no le daría ventaja en la en la competencia por el amor del joven galante y haría lo que fuera para conseguir su cariño . Isabel pregunta sobre Valle, Clemencia le dice que no lo ama; pero tal vez, se puede presentar una oportunidad y podría ocurrir el abrirle las puertas de su corazón a tan reservado joven. Capítulo 20: El amor de Enrique . Luego de quince días, Clemencia recibe la noticia de que Isabel se encuentra enferma. Al visitarla, la encuentra llorando desconsolada pues Flores le pidió su honra. Isabel jura no volver a ver a Flores pero también que jamás podrá dejar de amarlo. Clemencia felicita a su am iga por su postura. Sin embargo, Isabel no ha terminado. El comandante Enrique Flores marchará pronto de Guadalajara y ella quiere encargarse de ser la única en poder enamorarlo. Capítulo 21: La última Navidad . La familia de Clemencia ofreció a los soldados una fiesta en su mansión. Ahí, Fernando Valle no tarda en deducir que Enrique Flores y Clemencia habían desarrollado una amistad que no tardó en indignarlo. Valle decide alejarse, pero Flores, acompañado de Clemencia, trat a de animarlo. Valle defendiendo su orgullo pelea verbalmente con Flores ante la mirada estupefacta de Clemencia. Se retan a duelo. Valle se despide de Clemenc ia. Una vez sola, la pareja se manifiesta su amor. Una vez sola, Clemencia se pregunta “¿Qué he hecho Dios mío?”. Capítulo 22: El de safío. Fernando Valle pide a un amigo, el doctor –el narrador- que sea testigo durante el duelo. Le platica la historia y el doctor accede. Sin embargo, cuando el doctor regresa con Valle para confirmar la asistencia de Flores, encuentra a Valle destroz ado. Su jefe, enterándose del duelo, le recuerda que por su calidad de militar, no puede batirse en duelo. Valle piensa en el suicidio. El doctor lo detiene y le recuerda también que el país está siendo invadido. Valle se resigna: se cancela el duelo. Mientras tanto, Flores es ascendido a teniente coronel. Capítulo 23: El carruaje . El ejército invasor se acerca. Las familias de Guadalajara incluida en ellas la de Clemencia e Isabel, estas huyen en un carruaje pero una volcadura los detiene en su camino con dirección a Zacoalco el cual todavía estaba a cuatro leguas de distancia. Un mozo se ofrece para ir al pueblo más cercano en busca de ayuda, logrando encontrarla. Capítulo 24: Bie n por mal. El mozo fue interceptado por tropas militares y llevado ante el jefe: Fernando Valle. El mozo explica la situación y Valle, aunque tiene fuertes resentimientos hacia Clemencia, decide ayudarlos. Valle se aleja de la tropa y consigue otro carruaje. El mozo es mandado de regreso sin haber pagado nada, tan solo le pide que no mencione el nombre del hombre el cual les hizo el favor de conseguir el carruaje , ya que Valle sentía pena y resentimiento hacia Clemencia. Dicho oficial consigue otro caballo para alcanzar a la tropa, poniéndose al tanto de sus labores militares asignadas. Capítulo 25: Alte r tulit honore s . El mozo llega con el carruaje a su destino, y Cleme ncia creé –y a todos convence- que Enrique Flores lo había mandado. Ella sin saber que Fernando Valle pidió al mozo no dar nombres de tal héroe en dicha situación. Como ya se había dicho Clemencia siempre dio los créditos de tan generosa y cortes acción a Flores, sin reconocer la bondad de Valle. Capítulo 26: Prisión y re galos . Fernando Valle llega al cuartel y se encuentra con su antiguo rival, Enrique Flores, ha sido ascendido. Humillado, tiene que ponerse a sus ordenes. A Valle se le ordena ir a Zapotlán y a Flores tomar rumbo a Santa Anita. Flores por su parte, recibe una carta del padre de Clemencia agradeciéndole por el carruaje y otra de Clemencia jurándole amor. Flores medita sobre como sacarle provecho a la confusión. Aún sin saber nadie que tan bonita acción fue obra de generosidad del comandante Valle. Capítulo 27: El traidor. En Zapotlán, Fernando es amonestado por su ausencia. Valle explica que encontró al mozo de las familias y tuvo que ayudarlos por razones personales. A su vez, Valle había descubierto que Flores intercambiaba información con el enemigo y lo denuncia. Mientras tanto, un inquieto Enrique Flores espera noticias, las cuales no fueron entregadas a el, pues se les descubrió su mal objetivo. Capítulo 28: Proce so y se nte ncia. Enrique Flores es acusado y hallado culpable de traición a la patria. Lo sentencian a ser fusilado a la mañana siguiente. Esa noche será custodiado por Fernando Valle, quién niega al principio acatar la orden. Valle recuerda a Clemencia y todo e l amor que le hizo sentir. Se remuerde la conciencia por el dolor que significará la muerte de Flores para toda la familia, tanto de Clemencia como de Isabel. Clemencia por su parte, movió toda su influencia con su anciano padre para conseguir anular la se ntencia, pero no pudo conseguir nada. Capítulo 29: En capilla. Clemencia no puede creer que su amado Enrique Flores sea un traidor y se convence -y convence a toda la familia- de que se trata de una venganza planeada por Fernando Valle para alejarlos de su amor. Nuevamente, ella convence a su padre de que agote todos los recursos con tal de salvar a Flores. Luego, resuelve ir a visitarlo. Valle no niega la entrada y Clemencia consuela a Valle quien le jura ser inocente. Al salir de la celda, Clemencia se acerco a Valle y lo despreció. Valle aguanta las humillaciones hasta que Isabel y su madre se llevaron a una histérica Clemenc ia que clamaba por su amante. De paso, su prima Isabel también lo humilla pues aún ama a Flores. Capítulo 30: Ante s de la e je cución. Enrique tiene miedo y espera la hora de su muerte. De pronto Fernando entra en la celda y le dice que huya y ame para ser fel iz. Enrique, luego de exagerados halagos se pone el uniforme de Valle logrando escapar sin ser descubierto. Mientras tanto Valle se hacía pasar por su colega para salvarle la vida y permitir que el enamorado de Clemencia viviera y tal vez así poder conseguir su perdón. Capítulo 31: De se ngaño. Enrique Flores llega a casa de Clemencia y cuenta que Fernando Valle lo ayudo a escapar. Sabe que tiene que huir por lo que pide sin más un caballo y ropa. Clemencia se extraña de su actitud y Flores confiesa que en verdad colaboró con los franceses. Todos le dan la espald a. Mientras tanto, Fernando Valle es condenado a morir fusilado por haber aceptado dejar escapar a un traidor, para conseguir el perdón de su prima y la amiga de ella. Pues el sentimiento que Valle percibió no era más que de humillación, desprecio, odio y culpa. Capítulo 32: Sacrificio inútil. A la mañana siguiente, todos reciben la noticia del indulto de Enrique que costo la mitad de la fortuna del padre de la morena. Clemencia se arroja a sus brazos y le cuenta la verdad. Los cabos se atan y todos descubren que también fue Valle el que los ayudó con el carruaje y no Flores como pensaban. Desgraciadamente ya era demasiado tarde para hacer algo por el inocente Valle, quien no hizo más que sufrir en su miserable v ida y a pesar de ello ser autor de tan bellos gestos de amabilidad. Capítulo 33: La fatalidad. Fe rn an d o Val l e p i d e h ab l ar c o n s u ami go e l d o c t o r y l e p i d e q u e e n t re gu e u n as c art as l u e go d e s e r f u s i l ad o . Fi n al me n t e , l e e n t re ga d o s c i t as d e H o f f man n q u e h ab í a l e í d o e n agrad e c i mi e n t o a s u ami s t ad . Capítulo 34: Bajo las palmas. Al día siguiente al dar las siete de la mañana una columna de doscientos caballos escoltaban carruaje, allí iba un reo de muerte el carruaje se detuvo afuera del cuadro se abrió la portezuela y Fernando bajo tranquilo y con pasó firme y seguro. Llevaba abrochada su levita militar y su kepí inclinado graciosamente hasta los ojos. Al tiempo de entrar en el cuadro, otro carruaje llegaba a galope por el lado opuesto y de él se apresuraban rápidamente tres señoras vestidas de negro y un caballero de edad avanzada. Era Clemencia, su pobre madre, su padre e Isabel. La apasionada hija de Jalisco había procurado inútilmente penetrar la prisión de Fernando para pedirle perdón de rodillas. Clemencia se precipitó entre la multitud procurando entrar en el cuadro, pero el gentío era inmenso y estaba tan compacto que nadie podía atravesarle . Después de tanto insistir la muchedumbre asombrada y triste abrió pasó pero aún quedaba atravesar la fila de soldados… Clemencia iba a suplicar a un granadero que la dejara pasar, cuando quedó clavada en el suelo, y muda de horror y de dolor. Estaba frente a frente a Fernando, aunque a lo lejos. El joven estaba hermoso heroicamente hermoso. No había querido vendarse se había quitado su kepí que había puesto a un lado del suelo, y pálido pero con la mirada serena y con una ligera y triste sonrisa, elevando los ojos al cielo esperaba la muerte. Clemencia quiso gritar para traer siquiera sobre ella la última mirada de Fernando, pero no pudo, la sangre se le heló en sus venas, el momento era terrible… Se oyó una descarga. Fernando había caído muerto con el cráneo hecho pedazos y atravesado el corazón. El soldado que estuvo frente a Clemencia, pidió que la levantaran, pues ella había caído desmayada. Los fusileros se retiraron llorando: ¡era tan valiente que el oficial! El padre de clemencia llegó junto al cadáver y, pidiendo permiso, saco de su cartera unas tijeritas y cortó un mechón de cabellos de Fernando que guardo cuidadosamente, después de lo cual volvió al carruaje que partió para la ciudad. Clemencia volvió de su nuevo desmayó en su casa, y ya recuperada y más tranquila. Al despertar ella recibió de la mano de su padre, el mechón de cabello de Fernando que puedo conseguir cortar. Con mucho remordimiento clemencia tomó el mechón y lo beso cuidadosamente, dándose cuenta que a él era que debía haber amado. Después de lo sucedido el padre de Clemencia pidió qué se llevará a su casa el cadáver del difunto joven, para darle su debida sepultura. Capítulo 35: Epílogo. Algunos meses después estábamos derrotados y perdidos. Los franceses eran dueños de Jalisco y de Colima. Yo vine a Michoacán cómo pude, pero después las enfermedades que me tenían agonizante me obligaron a venirme a cerrar a Méxic o a mi pesar. Al día siguiente de mi llegada era la fiesta de Corpus , y yo pasé a la casa de la familia de Fernando y entregué al portero la carta que había traído guardada, encargándole que la subiera en el acto. Amigos, eso fue atroz. Era el cumpleaños del padre de mi pobre amigo. Estaba la familia en la hora del brindis. Las hermanas de Fernando estaban en el balcón viendo desfilar la columna y se hallaba muy divertidas. Yo me detuve en el zaguán para ver pasar también aquella tropa para mí aborrecida. Llegaba frente a nosotros un cuerpo de caballería, y a su frente venía un gallardo coronel que caracoleaba en un soberbio caballo. Era Enrique Flores, el miserable autor de la muerte de Fernando. Saludo graciosamente y se quedó mirando un instante a las hermosas. Estás le devolvieron el saludo con una deliciosa coquetería. Pero no acabaron de saludar, cuando se metieron espantadas. El viejo aristócrata había tomado la carta y al leerla había dado un grito de dolor, pues supo que su hijo había muerto. La señora leyó la carta también y se desmayó, las hermanas de Fernando llegaron y un momento después , en aquella casa que antes rasonaba con las alegrías del festín, no se oían más que sollozos y gritos de desesperación. En cuanto a Clemencia era hermana de la Caridad en la Casa Central; allí la visité pero ¡cuan cambiada estaba! hermosa todavía, pero con una pálida desde muerta. -Poco me falta que sufrir, doctor – me dijo -; esto se va acabando. Y mostrándome un pequeño relicario oculto debajo de su hábito: - He aquí lo que me queda – me dijo -, un hábito que me consagra a los que sufren, y esto que me consagra la muerte… ¿Sabe usted?... Son sus cabellos… Espero que él me haya perdonado desde el cielo. Y los ojos de la infeliz joven se llenaron de lágrimas. Algunos meses hace que partió para Francia.