Simbad el marino C.C Jerez Garcia C.C Laju Chen PERSONAJES • Simbad (El cargador) • Simbad el marino (El dueño de la casa) • Scherezade • Rey Mihrajan Viaje uno: La ballena A pesar de que Simbad tenía todos los recursos que le heredó su padre, él tomó la decisión de aventurarse en un viaje para hallar sus propios bienes. Al iniciar su viaje llega a una isla donde se establece, pero resulta ser una gran ballena en la cual han crecido árboles y plantas, a causa del largo periodo de tiempo que ha estado durmiendo sobre la superficie del mar. Pero esta despierta al sentir el calor de una fogata que prende la tripulación sobre ella, ocasionando que esta se sumerja nuevamente. Luego zarpa el buque dejando a Simbad a la deriva, corriendo con la suerte de poder llegar a una isla cercana gracias a un barril que consiguió. En la isla logró conseguir a un rey que lo titula capitán de puerto y se convierte en un gran amigo. Tiempo después regresa la embarcación y cuando llega al puerto, Simbad logra recuperar todas sus pertenencias. Ahí toma la decisión de volver a Bagdad con un gran obsequio que le da su gran amigo el rey, al cual no pudo cumplir su compromiso. Al finalizar el relato de su primer viaje, le regaló al cargador unas cuantas piezas de oro con la condición de que fuera al día siguiente para que escuchara más sobre su historia y tendría más piezas. Viaje dos: Ave roc Al día siguiente regresó él cargado, y nuevamente empezó a contar el deseo que tenia de regresar al mar y conocer el mundo a través de él mientras estaba en tierra, por lo que decidió un día regresar al mar. Al llegar con su tripulación, fue abandonado accidentalmente en una isla desierta sin ningún tipo de alimento pero en su expedición sobre ese territorio logró conseguir un extraño objeto redondo, blanco, el cual resultó ser un huevo de ave. Esperó hasta que apareció y se durmió para poderse amarrar a su pata para que lo sacara de la isla, pero tuvo la mala suerte de que esta lo abandonó en un valle lleno de más aves como ella y serpientes gigantes. Pero con la inmensa sorpresa que este lugar estaba alfombrado con un sinfin de diamantes. Era donde los comerciantes lograban conseguir los diamantes, pero primero tenían que alejar los gigantescos animales con ayuda de carne que llevaban. Simbad tuvo la genial idea de atarse un trozo de carne a la espalda y correr hacia el ave para que ésta lo llevara de regreso a su nido, con una bolsa repleta de diamantes. Viaje tres: El monstruo gigantesco En su tercer viaje, parte desde Basora en Irak hacia una isla nueva, pero lamentablemente llegaron a un territorio en el cual fueron capturados, él y sus acompañantes. El monstruo con características únicas empezó a comerse a cada uno de los tripulantes, por lo que Simbad creó un plan para neutralizar al gigante, el cual consistía en unas estacas con fuego. Luego de unos cuantas aventuras más, regresa a Bagdad, donde a su llegada le da a un huérfano y viuda una generosa limosna, finaliza diciendo: “Le di limosna con generosidad a la viuda y el huérfano, a modo de acción de gracias, por mi feliz regreso y se olvidaron todas las penurias, mientras que comía bien y bebía bien y me vestía bien, luego de todo lo que había caído sobre mí y todos los peligros y penurias que había sufrido”. Viaje cinco: El viejo del mar Luego de un tiempo en tierra, Simbad toma la decisión de regresar al mar pero al pasar por una isla desierta, este reconoce un gigantesco huevo de ave roc, pero los demás tripulantes decidieron recogerlo y comérselo, lo que enfureció a sus gigantescos padres. Estos fueron tras el barco dejando caer sobre este enormes piedras que llevaban con sus garras, lo que causó que volvieran a naufragar. Fue esclavizado por un viejo del mar que lo hacía cabalgar sobre él, llegando a concebir con agrado la idea de morir. Pero a Simbad se le ocurrió elaborar vino y dárselo al viejo hasta emborracharlo para luego matarlo y escapar. Logra subir a un barco que lo lleva hasta la ciudad de los simios, la cual era invadida por monos antropófagos que le lanzaban cocos cuando él le tiraba rocas. Logra vender los cocos y aumenta sus riquezas nuevamente, logrando conseguir quien lo trasladara nuevamente a Bagdad. Viaje seis: El rio de piedras preciosas Por sexta vez consecutiva vuelve a naufragar, pero a diferencia de las otras ocasiones, esta vez su buque se parte en pedazos al caer por un gigantesco acantilado. Sin alimentos sus compañeros empiezan a morir, hasta que queda él solo. Al descubrir un río se le ocurre hacer una balsa para navegar por medio de unas cavernas pero se da cuenta de que el arroyo contiene rocas importantes, al igual que otros ríos que hay en el mar. Regresa a Badgad. Último viaje de Simbad e nuevo Simbad zarpa y vuelve a quedar varado en una tierra desolada donde construye una balsa para navegar, que lo lleva a otra ciudad. El mercante encargado une a Simbad con su hija como herederos antes de fallecer. Pero los habitantes de esta ciudad tienen la cualidad de que una vez al mes se trasforman en aves, lo cual aprovecha Simbad para llegar a la parte más alta del cielo donde escucha los ángeles, pero de forma sorpresiva salen unas bolas de fuego del cielo hacia los pájaros, matándolos instantáneamente. El pájaro que lo traslada se molesta y lo deja en una montaña, donde consigue a dos ayudantes de Alá, los cuales le obsequian una vaca dorada para rescatar una de estas aves. Por medio de su esposa se entera que estas aves son demonios, pero que su padre y ella no pertenecían a esa especie, así que ella lo convence de vender todas las propiedades y que regrese con ella para Bagdad. Lo que hizo sin durar e iniciando una vida tranquila y pausada donde disfrutaba de sus riquezas sin ningún tipo de aventura, ni naufragios. Pero Harún al-Rashid, le pide a Simbad llevarle unos regalos al rey de Serendib, por lo que organizó su séptimo viaje.