UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA DIRECCIÓN DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO PROGRAMA: ESPECIALIZACIÓN EN DERECHOS HUMANOS MATERIA : TEORÍA Y PERSPECTIVA DE LOS DERECHOS HUMANOS ENSAYO CRÍTICO SOBRE EL CONCEPTO DE DIGNIDAD HUMANA Estudiante: Faustino Antonio Mesa Martínez C.I. 10186071 Celular: 04145976609 mesafaustino71@gmail.com Naguanagua, 02 de mayo de 2021 INTRODUCCIÓN Es un compromiso ético de los Estados de proteger y dar seguridad a los derechos humanos de las personas, en su dignidad, su libertad, su naturaleza social, su origen; lo cual no implica, en modo alguno, una concesión graciosa del Estado, pues, su función se limita a reconocer esas realidades humanas que son anteriores a su propio ordenamiento jurídico, y cuyo disfrute tiene el deber de garantizar. La función del Derecho, en este caso, consiste en reconocer, respetar y promover esos valores. De estas afirmaciones sobre la preeminencia de los derechos esenciales se desprende un aspecto muy importante: Si no se parte de la preexistencia del concepto de la Dignidad humana, como un valor universal, es ilusorio concebir para los individuos poderes personales para reclamarlos como deber al estado y a las demás personas, ni es posible tampoco que los ordenamientos jurídicos lo garanticen. Como lo hace notar, ya en la segunda mitad del siglo XVIII Cesare Beccaria (1981): “No hay que esperar ningún beneficio duradero de la política moral si no está fundada sobre los sentimientos indelebles del hombre” (p-71) En efecto, el bien común que debe promover el Estado solo se realiza plenamente cuando todos los ciudadanos se sientan seguros de los derechos que le corresponden por su dignidad y que le permiten sentirse auténticamente como seres libres y respetados . En ese sentido, partiendo de la prioridad ética y axiológica de la dignidad de la persona, expondremos en el transcurso del ensayo algunos conceptos relativos a la temática, y su tratamiento heurístico –analítico, todos ellos basado en la protección y promoción de los derechos humanos a nivel universal e interno. I. Consideraciones Generales sobre el Autoconocimiento de nuestra Valía Personal. Para descubrirnos a nosotros mismos, es mejor estar a solas. La aptitud para soportar la soledad y el silencio parece proporcional a la grandeza de las almas. Eso no quiere decir que debemos emular a los misántropos. El distanciamiento que ennoblece es el de las personas comunes que solo se apartan un poco, en determinado tiempo, modo y lugar, con el fin de entregarse más de lleno al cumplimiento de lo que considera su sentido de existir. El doctor Víctor Frankl (1991), uno de los sobrevivientes del campo de exterminio nazi en Auschwitz, en base a su propia experiencia nos da unas de las razones por las cuales a veces es menester estar a solas con uno mismo en ciertas circunstancias: A pesar del primitivismo físico y mental imperantes a la fuerza, en la vida del campo de concentración aún era posible desarrollar una profunda vida espiritual. No cabe duda que las personas sensibles acostumbradas a una vida intelectual rica sufrieron muchísimo (su constitución era a menudo endeble), pero el daño causado a su ser íntimo fue menor: eran capaces de aislarse del terrible entorno retrotrayéndose a una vida de riqueza interior y libertad espiritual. Sólo de esta forma puede uno explicarse la paradoja aparente de que algunos prisioneros, a menudo los menos fornidos, parecían soportar mejor la vida del campo que los de naturaleza más robusta. (p-26). Es que la soledad implica estar en más íntima compañía de nuestra propia conciencia, y nos permite analizar nuestros propios actos y motivos para medir su validez, y atemperar nuestros mecanismos de defensa ante un peligro o una amenaza inminente. Además, cuando exige que rindamos cuenta, tiene la severidad de un juez. Por tal motivo, antes de ir directamente al punto que nos ocupa sobre el concepto y las dimensiones axiológicas, éticas y normativas de la Dignidad Humana, debemos enfocarnos ,primeramente, en una autoexploración sincera para revelar lo que ha de corregirse en nuestras vidas con el objetivo de robustecernos moralmente, de allí que sea imprescindible un poco de paz y soledad: pero ello no implica el abandono de nuestra función social, de nuestro interés público, del ejercicio de nuestra vocación altruista a favor de los más desdichados. Si mal es estar indiferente a las necesidades de los demás, no ha de estar bien desatenderse de las propias. Si es obligación en ser recto con el prójimo, también lo ha de ser actuar con justicia consigo mismo. Si bien nadie debe formarse “más alto concepto de sí que el que debe tener”, corresponde a todos ser consciente de la dignidad del ser humano, en cuyas facultades más nobles se encuentra enraizado el principio de la solidaridad y la libertad individual. II. El concepto de Dignidad de la Persona y los Derechos Humanos. Qué causa existe para incluir dentro de los estudios sobre la protección de los DDHH en Venezuela el vocablo “Dignidad”. La justificación es la siguiente: Si no se tiene presente que la promoción de los derechos humanos tiene su razón de ser en la defensa de la dignidad de la persona y que ésta debe ser respetada en todas las etapas de su vida y en cualquier situación política, económica y social, existirá siempre un peligro para estos derechos. En consecuencia, el deber moral de defender y potenciar los derechos humanos independientemente de cualquier filiación política o ideológica, sigue vigente más que nunca en Venezuela. En suma, de lo que se trata es buscar, ciertamente, la razón última de la obligación del Estado de dar cumplimiento al conjunto de derechos que tienen su origen en a dignidad del hombre, y de ahí apuntamos. La definición” Dignidad” proviene del latín dignitas , que significa cualidad de digno. Este adjetivo hace referencia a lo equivalente al mérito de alguien o algo, y también puede aludir a alguien que es merecedor de algo o que una cosa posee un nivel de calidad suficiente. En su sentido más extenso, la dignidad es una cualidad humana que depende de la racionalidad y se refiere a la teoría que asegura que el ser humano está capacitado para cambiar su vida a partir del libre albedrio y del ejercicio de la libertad individual: en el mejor de los casos, este cambio se da para mejorar su situación. Según este principio, la Dignidad está imbricada en la autonomía y en el autogobierno del hombre, siempre y cuando éste actúe con rectitud y honradez. Este enunciado se estatuye en el artículo 1 de la Declaración Universal de los derechos Humanos: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. El concepto de dignidad, se puede tomar como sinónimo de honor, decoro, decencia, y pundonor. También puede considerarse como el tratamiento que debe dársele al individuo, con el sólo hecho de serlo, que implica prohibición de ser sometido a humillaciones, vejaciones, malos tratos, y situaciones degradantes. Así como tampoco podrá hacerse distinción por razones de sexo, raza, condiciones socio-económicas, a la hora de aplicar la ley o de obtener los beneficios que ella misma preceptúa. Para Chacón (2015) la dignidad humana es lo equivalente con la calidad de vida o el derecho de una existencia digna, y parte de la premisa de que las víctimas de violaciones, de falta de reconocimiento de sus anhelos y sus valores, o son objetos de exclusiones por el sistema de los procesos dentro de la sociedad, “constituye el marco referencial para construir una ética que tenga como horizonte la consecución de las condiciones para que todos (individuos, culturas, formas de vida) puedan llevar a la práctica su concepción de la dignidad humana”(p-7). Por consiguiente, la integridad personal y el libre desenvolvimiento de la personalidad significan que el protegido por la ley no deberá ser sometido a castigos físicos ni psíquicos que perturben su salud, su vida y el buen desarrollo estructural de su personalidad. En relación a la restricción de sus derechos y garantías, estos deben respetarse independientemente de la necesidad excepcional de a privación cautelar o definitiva de la libertad, por parte del estado. Tiene rango constitucional esta disposición consagrándose en el texto fundamental1. A propósito nuestra jurisprudencia ha estatuido lo siguiente: Artículo 46: “Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral; en consecuencia: 1 Ninguna persona puede ser sometida a penas, torturas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Toda víctima de tortura o trato cruel, inhumano o degradante practicado o tolerado por parte de agentes del Estado, tiene derecho a la rehabilitación. 2 .Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano.” .Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Gaceta Oficial 2000;(5453 Ex). 1 …el derecho a la seguridad personal, consagrado en el artículo 46 ejusdem, es igualmente un derecho “derecho a la libertad “que consiste en la prohibición de someter a cualquier persona a tratos inhumanos o degradantes que atente contra la dignidad del ser humano. En tal sentido, observa esta Sala que la violación de derecho a la seguridad personal se manifiesta con una actitud dolosa dirigida a infligir en la(s) personal(s) un sufrimiento físico o mora de tal intensidad que atente contra su dignidad; o cual tampoco se encuadra dentro de la conducta omisiva asumida por el ente accionado. (Sala Constitucional, expediente N° 001343 de fecha 06/04/2001). Es evidente, que el ordenamiento jurídico interno, así como los tratados internacionales, garantizan el derecho a la integridad física y moral de toda persona que se encuentre privada de su libertad o sometida a la autoridad del Estado. En efecto, si la razón de ser de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre de 1948, fueron los horrores y sufrimientos de millones de personas y que debían evitar nuevas conflagraciones bélicas, la causa última en verdad, fue la dignidad del hombre y su progreso moral como “ideal común a alcanzar los todos los pueblos y por todas las Naciones “, como se proclama incluso en el Preámbulo de esta Declaración, es decir, una obligación moral y ética. Los cambios, a saber, que se han producido en la concepción del Estado a lo largo del siglo XX, con las consiguientes modificaciones de los respectivos textos constitucionales en América latina, invitan a reflexionar sobre los nuevos sistemas de relación que los legisladores americanos han sancionado para garantizar la no discriminación en la aplicación de conjunto de leyes por razones ideológicas o políticas, el principio de la dignidad humana y el respeto a los derechos individuales y sociales. El abanico de análisis y valoraciones sobre las reformas que se han llevado a cabo o se están llevando, a nivel hemisférico, para adecuar el marco jurídico respectivo a las nuevas exigencias del sistema internacional de protección de los derechos humanos y, en particular, el derecho fundamental a la vida, a la libertad, a la dignidad, a la paz y a la justa distribución de los medios necesarios para vivir y desarrollarse. A este tenor , el texto constitucional venezolano de 1999, desde su propio preámbulo y como característica de la refundación del Estado da una preeminencia, a los derechos inmanentes del ciudadano y ,además de la importancia del orden democrático, señala que el mismo es un Estado de Justicia, que debe procurar consolidar un conjunto de valores que en definitiva apuntalen y aseguren los derechos fundamentales del hombre entre los cuales destaca el de la educación, de justicia social y la garantía universal e indivisible de los derechos humanos. Este pronunciamiento del constituyente se desarrolla en las normas constitucionales referidas a Venezuela como un Estado democrático social y de justicia, que además deben propugnar valores superiores que aseguren el cumplimiento de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución y la preeminencia de los derechos humanos, tal como lo dispone el Artículo 23.2 De este modo, la aplicación del derecho Internacional de los derechos humanos (ratificados) permite a los jueces utilizarlo para precisar, reforzar y ampliar la protección constitucional, tal como lo señala el artículo 22 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela3. Principio implícito que deja claro la prominencia de los derechos humanos, acreedores de un rango de superioridad, es decir, los derechos humanos tienen jerarquía supraconstitucionalidad III.La Dignidad Humana y los Derechos Fundamentales. Es frecuente encontrar en los textos académicos y jurídicos el uso indistinto de la expresión derechos humanos y derechos fundamentales; definiciones que en ocasiones incluso se los compara a las denominaciones derechos naturales, derechos públicos subjetivos, libertades públicas y derechos morales; lo cual hace necesario deslindar y establecer algunas precisiones conceptuales al respecto . Cuando hablamos de derechos humanos, es en referencia a los derechos del hombre denominado clásicamente derechos naturales, empero, cuando dichos seres humanos se positivizan , adquieren, ipso facto, categoría de derechos protegidos procesalmente y 2 Los tratados, pactos y convenciones relativos a derechos humanos, suscritos y ratificados por Venezuela, tienen jerarquía constitucional y prevalecen en el orden interno, en la medida en que contengan normas sobre su goce y ejercicio más favorables a las establecidas por esta Constitución y las leyes de la República, y son de aplicación inmediata y directa por los tribunales y demás órganos del Poder Público. 3 La enunciación de los derechos y garantías contenidos en esta Constitución y en los instrumentos internacionales sobre derechos humanos no debe entenderse como negación de otros que, siendo inherentes a la persona, no figuren expresamente en ellos. La falta de ley reglamentaria de estos derechos no menoscaba el ejercicio de los mismos. pasan a ser considerados derechos fundamentales, es decir, son derechos humanos positivizados. Por su parte, García (citado por Chacón, 2015) al referirse a la triple vertiente de la dignidad humana expone lo siguiente: La dignidad de todo ser humano, por el hecho de serlo, es base de los derechos humanos. Pero esa vida digna, segura, inviolable, feliz, es una meta abierta a concretar y superar en cada sociedad y momento histórico. Los derechos humanos tienen, así, un fundamento ético, pero necesitan incorporarse al derecho positivo para realizarse plenamente. Son pretensiones morales que alcanzan su realización cuando se consideran derechos fundamentales positivos, reconocidos por normas, como constituciones y leyes. (p-4) Desde esta perspectiva, ¿qué implica para la defensa y promoción de los derechos fundamentales que se consideren éstos como una cuestión ética? En primer lugar, que más que normas jurídicas incorporadas a tratados, pactos o constituciones, la dignidad humana es un valor que debe ser fortalecido en la sociedad como regla de su cultura. En otras palabras, que los derechos inalienables de los seres humanos, en cuanto a su dignidad y su integridad personal, deben ser protegidos en la vida y costumbre antes de serlo en el Derecho. Precisamente la consideración de los derechos humanos como un hecho preconstitucional y fundado en los valores de la sociedad, es lo que ha contribuido a darle sustento a su carácter universal, que es de todos, esos derechos corresponden a las personas como seres humanos que son. Por tal razón, que basado en ese fundamento axiológico sea común que en los textos constitucionales de los Estados democráticos los derechos humanos se reconozcan a todas las personas, sin restricciones, discriminaciones o exclusiones. Al respecto, cabe citar a Pelé (2002) quien expresa que: El hombre tiene un valor “en sí” y confiere al concepto de dignidad una dimensión ontológica, significando algo sagrado. Además, dicho valor tendría consecuencias en los comportamientos inter-subjetivos: los individuos deberían tratarse con respeto… es decir, reconociendo “(...) la indemnidad de la persona del otro en todo lo que concierne a su existencia exterior en el mundo visible (vida, integridad física, salubridad) y en su existencia como persona (libertad, prestigio personal)” (p-12). En definitiva, el respeto de la dignidad de las personas, es, pues, el fundamento del principio de la obligación de la buena fe de los Estados en el cumplimiento de los compromisos internacionales de derechos humanos. CONCLUSIÓN No cabe duda que el respeto de la Dignidad humana es un derecho natural e inalienable de todos los ciudadanos, según lo garantiza la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, como deber fundamental y social dentro de una concepción democrática, participativa, protagónica y de responsabilidad estatal. Se requiere entonces, para dar continuidad y avalar este derecho de una participación de manera activa, solidaria y consiente en todo proceso de transformación social, donde todos los actores son esenciales en este cambio de paradigma, consustanciados con los valores de la vida, la libertad, de identidad, la responsabilidad y la justicia, con el fin de que mejore la calidad de vida de todos los venezolanos en un mediano y largo plazo. Es decir garantías de la tolerancia y del buen ejercicio de esa libertad, donde se favorezca la eliminación de la arbitrariedad en las relaciones entre el individuo y el Estado. El reconocimiento y el tratamiento constitucional de los derechos humanos van surgiendo tal como lo va permitiendo las condiciones sociales, políticas e ideológicas en cada país. Las reivindicaciones que las sustentan no siempre han existido y algunas ni siquiera eran imaginables por Estados que hoy se consideran de primera categoría en democracia en derechos humanos. No obstante, este desarrollo histórico progresivo del concepto de la dignidad en el ser humano ha generado, asimismo, una evolución que se va ampliando con los tiempos, de manera que aunque algunos derechos humanos sean hoy en día menos relevantes que otros , los derechos individuales siguen conservando una validez universal a toda prueba ; es decir, que esos derechos personales consagrados a lo largo del tempo no han sido repudiados ni desconocidos y al integrarse al ordenamiento constitucional su vigencia es irreversible , lo que no impide que ,pese a aprobarse y ratificarse esos instrumentos de protección por los Estados , en la práctica se causen torturas, desapariciones forzadas o masacres o que desconozcan solapadamente derechos fundamentales. BIBLIGRAFÍA -Garay, juan. (2013). La Constitución Bolivariana (1999). Caracas: corporación agr, s.c. -.Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Gaceta Oficial 2000;(5453 Ex). -Frankl, Vikktor .E. (1991) El Hombre en Busca de Sentido. Editorial Herder, duodécima edición, Barcelona, España. -Beccaria B, Cesare (1982). De los Delitos y de las Penas .Editorial Aguilar, cuarta reimpresión, Madrid, España. -Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos (2006). Ediciones Universales, Bogotá, Colombia. - Sala Constitucional, expediente N° 00-1343 de fecha 06/04/2001. -Chacón Mata, A. (2015) El Concepto De Dignidad Humana Como Fundamento Axiológico Y Ético De Los Derechos Humanos. Revista Latinoamericana de Derechos Humanos. Volumen 26 (1), I Semestre 2015 (EISSN: 2215-4221). (Revista en línea).Disponible: URL: http://www.revistas.una.ac.cr/derechoshumanos. -Pelé, Antonio (2002) Una Aproximación Al Concepto De Dignidad Humana. Revista Universitas. Universidad Carlos III Madrid. (Revista en Línea). Disponible: www.revistauniversitas.org. -