Si se logra que el caballo tome el paso que él adoptaría a su voluntad cuando despliega su belleza, aparecerá alegre y magnífico, orgulloso y feliz de haber sido montado. Jenofonte Sección: Deportes La equitación Arte y disciplina Sonia Maeda Martínez El caballo es una especie de gran nobleza, de imponente estampa y gran fortaleza. Ha acompañado al ser humano a lo largo de la historia, de tal manera que hombre y caballo, caballo y hombre, forman un binomio poco menos que indisoluble. Para precisar el nacimiento de las artes hípicas tenemos que remontarnos a la mas lejana antigüedad. Jenofonte, general, historiador y filósofo griego, escribió hacia el año 369 a.C. el más célebre tratado sobre la equitación. En la actualidad, el caballo se ha convertido en el protagonista de una serie de actividades deportivas: las carreras, el polo, concursos hípicos..., modalidades donde el deporte es cosa de dos. El caballo no es el instrumento del jinete; no es un ser inerme. El caballo es vida que transmite a su jinete y también, vida que le presta su jinete. La concentración y compenetración de ambos ante un mismo esfuerzo, constituyen la imagen de esa imprescindible identificación que determinará el buen resultado de toda competición ecuestre. La equitación es arte y es ciencia, disciplina humana que incluye, no solamente mantener el control preciso sobre el caballo, sino también, los conocimientos necesarios para cuidarlo esmeradamente. La Historia nos da cuenta de que la primera escuela de equitación es aquella fundada por el conde de Fiaschi en el año de 1539, en la ciudad italiana de Ferrara. Sin embargo, el país que más interés ha demostrado por los caballos y su monta, es Francia. A partir del año 1600 se buscan nuevas fórmulas. Los franceses depuran las técnicas y encuentran el mejor sistema de la doma de caballos, basado en movimientos muy suaves, por lo que es considerado como el estilo más moderno de la equitación, que prevalece hasta nuestros días. Se crean picaderos y escuelas en Versalles y Las Tullerías de tan excelente nivel, que muy pronto, España, Portugal y Alemania, siguen su ejemplo, extendiéndose el gusto de la equitación a la Alta Escuela, por todo el mundo. México es un país con mucha tradición ecuestre y Torreón, no se queda atrás. Para conocer más sobre este interesante deporte, visitamos el Club Hípico Las Cuadras. Eric Loubet, originario de Francia, es el Instructor de Equitación de este lugar, quien tiene un gran currículum, en el que destacan impresionantes experiencias profesionales, como el de haber sido dos veces Campeón de la Liga Junior del Sur de Francia (1976 y 1977), tener el reconocimiento del Centro de Estudios Zootecnistas, en manejo de caballos, psicología equina, anatomía, nutrición, diagnóstico de patologías y el haber entrenado con y bajo la dirección de Marc de Balanda, considerado como el gurú de la equitación francesa y entrenador de campeones como Jean Marc Nicolas, miembro del equipo ecuestre de Francia; el Campeón mundial, en categoría individual en dos ocasiones, Gilles de Balanda; así como el destacado Eric Navet, campeón mundial por equipo, en esta disciplina. Monsieur Loubet es un estudioso del comportamiento de los caballos en su medio natural, aplicado a su educación, lo que lo lleva –en 1996- a continuar sus estudios de Equi-etología en Suecia con Stefan Forsman, especialista en esta ciencia. Por esto, Eric Loubet, es considerado precursor en Francia, en la aplicación de este método, para la educación, re-educación y rehabilitación de caballos con problemas, siendo un experto también, en la doma de caballos jóvenes y como entrenador de jinetes. Toda esta experiencia la demuestra en cada una de las clases que imparte en Las Cuadras. En el momento de nuestra visita, dos de sus alumnas –Olga y Cristina García-, ponen en práctica precisas instrucciones, realizando el calentamiento del caballo, la gimnasia con trabajo lateral, con paso de lado, trote corto, trote largo, y galope con cadencia, hasta que se preparan para el salto. Tiene además, alumnos con gran talento, como Luis Núñez de quince años, Mariel Torres de doce años y Lety Bravo, quienes son jóvenes promesas laguneras de la Equitación. Interesados por conocer más, entrevistamos a Eric Loubet, quien nos cuenta que empieza en el mundo ecuestre, a los once años, gracias a su abuelo, quien tiene tres o cuatro caballos, todos de concurso. A los trece tiene su propio ejemplar, una yegüita de cuatro años, con mucho potencial, pero salvaje, sin domar. Aprende a comunicarse tan bien con la yegua, que, con ella llega a ser campeón, a los 17 años. A partir de esta experiencia, se da cuenta que tanto la confianza del jinete en su caballo, como la del caballo en su jinete, es de primordial importancia. Esta confianza –dice Eric- se logra a través de un trabajo justo, empleando la psicología y así, poco a poco, se establece una perfecta comunicación. “Desde pequeño he sentido que el caballo es prolongación de mis piernas y de mi mente, además, me gusta mucho la fuerza que tienen los caballos”, nos comenta. Respecto al método que utiliza para la doma de caballos y el entrenamiento de jinetes, Eric Loubet nos cuenta que ha probado muchas de las técnicas empleadas en el mundo. Nos explica que en este binomio hay un dominante y un dominado. “Para domar bien un caballo tú tienes que ser el dominante. Este método es aplicar el poder dominante al empezar. En otros métodos, se necesita mucho tiempo para llegar a ser el dominante y es más complicado. Sabemos que hay un conflicto, pero yo termino con él directamente. En veinte minutos ya está resuelto. Después, me puedo comunicar con el caballo. Yo soy el dominante y ahora puedo darle mi confianza, desde el primer momento. Es un trabajo que se hace a pie.” En cuanto al entrenamiento del jinete, Eric se apoya en un método clásico, fundamentado en la seguridad. “En otras escuelas, cuando se está entrenando, se le da mucha importancia al trabajo con piernas y manos. La equitación que yo enseño es centralizada. Por ejemplo, un picador que va con la banderilla y la rienda en la cintura no tiene mano, y un jockey que va a 60 kilómetros por hora, con un estribo de 20 centímetros, no tiene piernas. Éste va muy rápido y el otro tiene mucha precisión. Estas dos equitaciones son centralizadas. Esto demuestra que en equitación, la posición debe ser centrada en la pelvis, en medio del cuerpo, así las manos y las piernas son solamente accesorios. Muchos jinetes empiezan dando un golpe de talón al caballo para avanzar. Esta debe ser una acción final, antes del golpe con el talón, se debe empezar con un contacto suave en el anca, nada más. Para saltar, trabajamos mucho el equilibrio y el balanceo del caballo. Es la base de mi método. Un caballo disponible para cambiar rápidamente de balanceo, para saltar. Esto se logra trabajando la variación en el ancho de los trancos (pasos del caballo) y la variación de la cadencia (frecuencia de los trancos). Es como el ritmo en la música. Incluso, yo trabajo con metrónomo. Así, se regula la cadencia según se requiera, se acortan los trancos para recuperar la energía cinética, esa es la diferencia. Además, el dominio del caballo se da, llevándolo de una zona inconfortable a una confortable. Mi principio es acción-cesión, cada vez.” Considera que es sumamente importante, que se aprenda todo lo relacionado con el caballo: anatomía, alimentación, necesidades de aseo, herrajes, a colocar el albardón, además de tener conocimientos básicos de equi-etología, es decir, de psicología equina. Eric Loubet además, tiene el talento de descubrir las potencialidades en los caballos. Así, es el descubridor y preparador de caballos ganadores en justas mundiales como Alco, segundo lugar en la Copa del Mundo, Razzia du Poncel, con el que Hubert Bourdy llega a ser campeón olímpico en Barcelona 92 y Welson de cheux, que gana el campeonato de Francia. Aquí en Torreón, en el Club Hípico Las Cuadras, todos los que se interesen pueden aprender equitación completa, con un maestro experto: Eric Loubet. Y así, poder decir con Hans Heinrich Isenbart: el jinete sólo puede estar satisfecho cuando el caballo ama su trabajo... Artículo publicado en la Revista Siglo Nuevo, de El Siglo de Torreón, el sábado seis de noviembre de 2004