Subido por Pilar Nieto Gigirey

De la depresion a la mision Descubre quien eres, que quieres y como lograrlo

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De la depresión a la misión.
Descubre quién eres, qué quieres y cómo lograrlo.
Christopher López
Sobre el autor
Christopher es originario de Monterrey, México. Egresado del Tec de
Monterrey de la carrera de Ingeniero en Mecatrónica.
A pesar de haber dedicado su carrera a la industria automotriz, ha
descubierto su interés dentro del desarrollo personal y profesional, o como
él lo expresaría mejor: pasos para convertirse en una persona
extraordinaria.
Christopher es innovación, honestidad, justicia, empatía, amor,
educación, desarrollo personal, crecimiento profesional, bienestar, salud,
prosperidad, motivación, inspiración, comunicación, meditación,
multicultural y experiencias de vida.
Certificado como Coach de vida por el «Strategic Life Coaching
Academy» ha decidido enseñar a las personas a convertirlas en una mejor
versión de si mismas.
Para conocer más
http://chrislogar.blog
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el
autor
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También puedes escribir a lopez1.christopher@gmail.com
su
blog:
En memoria de Sergio Vladimir y Blanca Nelly
«Conducirán el mundo por la luz»
Agradecimientos
Este libro nunca habría sido escrito de no haber conocido a todos los
maestros que aportaron un granito de arena en mi camino de
autoconocimiento.
A mis hermanos, Marianela y Sergio, que también están
experimentando su viaje de autoconocimiento, pero desde una perspectiva
muy diferente a la expuesta en este libro.
A mis papás, Sergio y Nelly, que se adelantaron en el camino, y no
cabe duda que nunca me dejaron solo.
A todos mis amigos que han estado a mi lado a pesar de las situaciones
difíciles y necesitaría hojas enteras para nombrarlos. Los amo.
A Elisa Berbel por su fantástica contribución a la creación de este
libro.
Por último a ti, lector, si ha llegado este libro a tus manos, es porque
estás en búsqueda de una vida mejor. Espero poder ayudarte a encontrar las
respuestas que estás buscando.
indice
Sobre el autor
Agradecimientos
Introducción
Programación Mental
Capítulo 1 Elefantes rosas bien pedos: ¿Cómo pensamos?
Capítulo 2 Cada cabeza es un mundo: los filtros mentales
Capítulo 3 Yo me hubiera matado: despegándote del pasado
Capítulo 4 Negociando con tus vocecillas internas: el conflicto
Capítulo 5 No nací para esto: creencias limitantes
Interludio. ¿Por qué eres así? El viaje del autoconocimiento
Autoconocimiento
Capítulo 6 Juegos mentales pendejos: Patrones negativos
Capítulo 7 ¿Cómo estas programado? Metaprogramas
Interludio. Rescatando al niño interior
La vida balanceada
Capítulo 8 ¿Qué vida quieres tener? ViBa: Vida en balance
Capítulo 9 ¿Por qué nos deprimimos? Expectativas vs Realidades
Interludio. La primera vez que consideré suicidarme
La transformación
Capítulo 10 ¿Por qué vivir? Misión y sentido de vida
Capítulo 11 Tu Funeral
Capítulo 12 El destino no existe: planes a largo plazo
Capítulo 13 Tú tienes el control de tu vida: toma la decisión de cambiar
Interludio. Ámate a ti mismo
Conclusión
Introducción
Recuerdo salir de la escuela e irme directamente a mi casa. Me
encerraba en mi cuarto, donde podrías encontrar un fuerte construido con
colchones, almohadas y sábanas. Adentro solo podías encontrar una
lámpara y un libro.
Durante muchos años pensaba que las personas se sentían igual que yo.
Honestamente dentro de mi cabeza la tristeza parecía ser un estado normal
en las personas. Mis pobres capacidades de empatía distorsionaban el
concepto de felicidad.
¡Se los juro! Pensaba que todos sentíamos lo mismo.
Mi primer encuentro con la palabra «depresión» fue a los quince años.
Aunque realmente no sabía lo que significaba, hasta que una amiga me
explicó lo que se sentía. Claro, ella podía saber de qué hablaba porque
había intentado suicidarse en una ocasión. «Por supuesto que yo nunca me
haría daño» dije en aquél entonces completamente equivocado de lo que
significaba. Además no olviden que dentro de mi cabeza todos eran tristes.
Como en todas las historias, el personaje principal tiene un antes y un
después de un suceso en su vida. El mío fue el día que «por accidente»
terminé en el consultorio de una psicóloga.
Bueno, yo sabía que mi vida no era lo mas normal por la muerte de mi
mamá cuando era pequeño, pero por Dios, todos somos tristes ¿no?
Las sesiones con la psicóloga fueron muy dolorosas. Antes de avanzar,
permítanme explicarles que muchos años después comprendí que soy una
persona muy emocional. Eso quiere decir que me dejo llevar por mis
emociones y que cuando toman control me pueden hundir. Eso no lo sabía
en aquel entonces, y todo lo relacionado a mostrar sentimientos o afecto
era considerado de maricas.
Volviendo a las sesiones con la psicóloga; decía que eran muy
dolorosas, porque me hacía enfrentar mis situaciones; donde me rompía y
lloraba a cántaros. Lloraba hasta el punto de no poder respirar, hasta el
punto de tener dolor en el pecho y un vacío en la barriga.
Aún era muy joven para entenderlo, pero había comenzado mi camino.
Quise huir de casa muchas veces, vivir en otro lugar y comenzar de
cero. Pensé incluso en cambiarme el nombre y que todo mi pasado se
quedara en Monterrey.
Años más tarde, después de la muerte de mi papá, tomé la decisión de
hacerlo. Me fui de Monterrey y comencé una vida de cero en Puebla.
Empaqué una pequeña maleta, mi coche viejo y, literalmente, cinco mil
pesos en mi cuenta de banco.
Debo admitir que tuve mucho coraje para hacerlo, porque moría de
miedo. Lo desconocido era aterrador. Ahí comenzó la decadencia. Me sentí
muy cómodo en la depresión y descubrí que el pasado no puede borrarse y
te sigue a todas partes. Tu historia es parte de ti.
Aquí fue cuando pensé en suicidarme por primera vez.
Anteriormente había pensado en el suicidio. Simplemente era un
pensamiento. Ahora era distinto. Realmente quería hacerme daño.
Necesitaba horas para encontrar una razón para levantarme de mi cama.
Caminando por el centro comercial imaginaba como me lanzaba desde el
segundo piso; imaginaba los encabezados en el periódico y las noticias.
Estuve al borde, debo admitirlo. Busque ayuda una vez más. No
funcionó. Aborrecí la cita con la psicóloga y simplemente quería terminar
todo. Me habló fuerte, al punto que una vez más me rompí. Confió en mi,
supo que podría salir adelante. Al final de esa plática pude ver un pequeño
rayo de luz al final del túnel.
Afortunadamente durante todo este tiempo que viví la soledad de una
manera excepcional, tuve mucho tiempo para hacerme preguntas sobre mi;
me conocí mejor y descubrí que durante todo este tiempo estuve
trabajando en conocerme mejor.
Me obsesioné con el poder que tiene la mente. ¿Cómo era posible que
mi mente me pusiera en ese estado? No dejaba de pensar que, entonces,
podría colocarme en un estado positivo y lleno de energía. No sabía cómo,
pero encontraría la respuesta.
Querido lector, no pretendo redactar un libro que permita eliminar la
depresión en una persona. Mi recomendación para una persona con
depresión o pensamientos suicidas siempre será recurrir a ayuda
profesional.
En este libro he puesto solamente aquello que a mí me funcionó. Este
libro es precisamente resultado de todo el proceso de autoconocimiento
que describo en algunos capítulos.
Querido lector, atrévete a cuestionar cada línea que veas en este texto.
No asumas como verdad nada de lo que digo. Solamente te invito a probar.
Mi única petición es que seas ecléctico con toda la información que
llegue a tus manos. Toma lo mejor y sigue adelante en tu camino de
autodescubrimiento.
Este libro está escrito con todo mi amor, el mismo que me mantiene
existiendo en este hermoso planeta.
Espero disfrutes la lectura y, especialmente, puedas encontrar paz y
respuestas a tu vida.
-
Christopher López
Programación Mental
Capítulo 1
Elefantes rosas bien pedos: ¿Cómo pensamos?
Una de mis partes favoritas de la película “Dumbo: el elefante volador”,
es donde está borracho y se imagina elefantes rosas bailando por el cielo.
En ese momento en que comienza a crear todas esas imágenes e ilusiones,
él piensa que está sucediendo realmente.
Lo que le pasó a Dumbo es la misma forma en que nuestra mente está
trabajando para crear los pensamientos que tenemos en ella.
Por lo general nos ponemos a pensar en una imagen o en una idea que
está rondando en nuestra cabeza.
¿Qué es lo que estás pensando?
En la historia, en el momento en que yo dije “Dumbo” o “elefantes
rosas” inmediatamente apareció una imagen de “Dumbo” o un elefante
rosa. Si yo te preguntara: ¿En qué piensas ahora? Tu respuesta
seguramente sería en un elefante rosa o sencillamente en un elefante, pero
¿te has preguntado cómo piensas?
Mencionamos hace unos momentos a los elefantes. Tú estás consciente
de que estás pensando en un elefante rosa, simplemente la idea está dando
vueltas y tú te das cuenta de lo que estás pensando. A este tipo de
pensamientos los llamamos: Pensamientos Conscientes
Pero hay otros pensamientos que aparecen sin razón aparente; ahí están
y no sabes por qué. A los que tienen esta característica los denominamos:
Pensamientos Inconscientes
¿Cuáles son los factores que están trabajando en tu mente para formar
esas imágenes? ¿Qué cosas están modificando nuestro pensamiento?
Las sensaciones se producen gracias a los cinco sentidos: gusto, olfato,
oído, vista y tacto. Por otra parte, las emociones se producen gracias a las
redes de neuronas dentro de nuestro cerebro.
Los pensamientos se derivan de sensaciones y emociones. Cuando
tenemos una sensación o una emoción, los pensamientos comienzan a fluir
en nuestra cabeza. Cuando trabajan en conjunto, creamos pensamientos
más poderosos. Estos pensamientos pueden llegar a ser positivos o
negativos.
Un pensamiento positivo es placentero, como puede ser un recuerdo de
mamá abrazándote. Por otra parte, un pensamiento negativo genera
repudio, como pueden ser ideas de autodesprecio.
Somos capaces de crear pensamientos por medio de sensaciones o
viceversa; sensaciones por medio del pensamiento. Por ejemplo, en alguna
ocasión vas caminando por la calle y percibes un olor, en ese momento
tienes un leve recuerdo de alguna vivencia pasada. Puede ser un perfume
que te recuerde a una persona. En mi caso, el olor a pasto recién cortado
me recuerda cuando jugaba fútbol de pequeño. Ese tipo de sensaciones
crean el pensamiento.
Como te lo dije antes, el pensamiento es capaz de crear sensaciones.
Puede generar olores, sabores, texturas, imágenes e incluso experiencias y
emociones.
Como puedes darte cuenta, el poder de los pensamientos lo puedes
utilizar mediante diferentes técnicas que te ayudan a mejorar la vida
cotidiana. A continuación, te presento una técnica que te permitirá mejorar
tu estado de ánimo de una manera rápida:
Bajar al cuerpo
Es una técnica que utilizo para controlar mis emociones a placer.
¿Cómo funciona?
Piensa en un recuerdo que te haga feliz. Un momento en tu vida que te
haya hecho muy feliz. Cuando tengas ese recuerdo trata de identificar las
sensaciones involucradas en la imagen mental.
Por ejemplo, si estás recordando un momento en el que te encontrabas
a campo abierto, trata de sentir los rayos del sol en tu cuerpo, intenta
percibir los olores que te rodean. ¿Estás comiendo algo? Siente el sabor en
tu paladar. Recuerda todas y cada una de las sensaciones.
Una vez que identifiques, y sientas, las sensaciones en tu cuerpo,
intenta identificar todas las emociones que sentiste en aquel recuerdo.
Siente la sonrisa que se forma en tu rostro, el cosquilleo en el cuerpo y el
rubor en tus mejillas. Siente la felicidad, el enamoramiento o la
satisfacción del recuerdo.
¿Te das cuenta lo que está pasando mientras haces este ejercicio?
Sientes la emoción, esa alegría en tu cuerpo por medio de un recuerdo
y una sensación.
Ten en cuenta esta fórmula:
Recuerdo + Sensación = Emoción.
Si un día te encuentras triste o pensando en cosas negativas, lo que
puedes hacer es bajar al cuerpo una emoción completamente positiva. La
manera más fácil es por medio de esta técnica.
Repasamos los pasos para que no los olvides:
1.
2.
3.
Trae un recuerdo feliz (o cualquier otra emoción positiva).
Percibe todas las sensaciones involucradas en el recuerdo (Hazlo
con los 5 sentidos).
Identifica la emoción establecida en tu cuerpo.
¿Por qué funciona esta técnica? Porque engañamos a nuestra mente y
le indicamos las sensaciones placenteras que deseamos tener. La mente
termina por ceder y genera una emoción positiva.
Capítulo 2
Cada cabeza es un mundo: los filtros mentales
Cuando tenía seis años, recuerdo
que peleaba mucho con mis hermanos.
Típicas peleas de hermanos, discutíamos y creábamos muchos problemas.
Cada uno de mis hermanos tenía su forma de pensar; muy diferente a la
mía. Al pelear, llegaba mamá y siempre nos decía: « ¡Ya! Dejen de pelear,
cada quien tiene una forma muy diferente de pensar. Cada cabeza es un
mundo»
Tenía razón. La verdad, nunca lo había pensado así, ni había
comprendido lo que quería decir esa frase, hasta ahora.
En el capítulo anterior platicamos sobre cómo pensamos. Ahora es
momento de identificar las características que nos hacen diferentes unas
personas de otras.
Para explicar el concepto de «cada cabeza es un mundo» vamos a
utilizar como analogía la figura de un mapa.
En la actualidad es muy sencillo ubicarte en cualquier punto del
planeta, siempre y cuando tengas conexión de internet. Basta con abrir una
aplicación en el celular y en automático te indicará las coordenadas
exactas de tu ubicación en la tierra.
Prácticamente es imposible estar perdido. Los mapas contienen mucha
información que te permiten entender al mundo.
El mapa es una representación de nuestra mente. En ella podemos ver
nuestra mente de una manera sencilla y entender cuáles son los elementos
que interactúan en tu cabeza para pensar de la forma en que lo haces.
Si cada cabeza es un mundo, quiere decir que cada persona tiene su
mapa, una representación mental única. Esto significa que es subjetivo y
depende de cada persona. Si todos tenemos un mapa, ¿cómo identificar
esas diferencias que nos hacen únicos? Esto sucede por medio de filtros.
Los filtros son elementos que otorgan significado a tu mapa. Gracias a
la interacción de ellos en tu cerebro, podemos decir que «cada cabeza es
un mundo». Por medio de los filtros pensamos lo que pensamos y esto nos
hace únicos.
¿Cuáles son estos filtros?
• Los sentidos
• El lenguaje
• Las estrategias
Los sentidos
Por medio de los sentidos podemos tener información del mundo.
Tenemos imágenes, sabores, olores, sonidos y sensaciones. Gracias a todos
estos sentidos podemos crear el mundo en el que estamos viviendo. Es
muy importante considerar que los sentidos están desarrollados de
diferente manera respecto a cada persona.
Mi desempeño escolar se vio afectado durante muchos años por mis
problemas de miopía y astigmatismo. Aún con mis problemas de la vista,
me gustaba sentarme en la última fila del salón de clases.
Un día la maestra me recomendó ir a hacerme una prueba de la vista.
Ese día cambió mi perspectiva del mundo.
Había vivido en un mundo nublado y borroso. Al momento que me
puse por primera vez los lentes graduados comprendí que me estaba
perdiendo de los colores y las imágenes maravillosas que ofrece el
mundo.
Durante años pensaba que todas las personas percibían el mundo de la
misma manera, pero sentado en el consultorio del oftalmólogo entendí que
no era verdad. Si yo tenía problemas con la vista, eso me indicaba que
habría personas con los sentidos del oído, gusto o tacto más desarrollados
que otros.
Si cada persona tiene una percepción del mundo completamente
diferente se debe gracias a sus sentidos. La interacción que tenemos con el
mundo es única para cada persona. Precisamente mi mundo es diferente al
tuyo; el tuyo al de tus amigos y el de tus amigos del resto de las personas.
El Lenguaje
Por medio del lenguaje somos capaces de expresar lo que está en
nuestra cabeza. Le decimos al mundo lo que estamos pensando, es decir
en nuestra cabeza aparecen pensamientos y el lenguaje es el encargado de
expresarlos.
Existen tres modalidades de expresión por medio del lenguaje.
Sin embargo, las modalidades que utilizamos para expresarnos son
subjetivas en cada persona.
A continuación te presento las tres modalidades de expresión del
lenguaje:
Universalizar
En la escuela secundaria teníamos que utilizar el uniforme escolar de
manera obligatoria. Debíamos vestir con orgullo los colores de la
institución. Por aquel entonces era normal que al salir de clases todos los
alumnos se iban caminando a casa por su propia cuenta, porque los padres
no recogían a sus hijos.
En el camino de regreso solíamos desviarnos para hacer travesuras y
en algunas ocasiones hasta llegábamos a pelear a golpes por tonterías. En
varias ocasiones terminamos en la oficina del director, incluso después de
clases por acciones que hacíamos al salir de la escuela.
Nuestra excusa siempre iba dirigida a que éramos libres de hacer lo
que quisiéramos una vez fuera de la escuela. Dentro de la escuela
seguíamos al pie de la letra las reglas, pero una vez fuera, era nuestra
decisión hacer lo que quisiéramos.
Me costó mucho entender el punto del regaño. El problema era que
mientras hacíamos las travesuras portábamos el uniforme de la escuela. El
concepto de la «imagen corporativa» por aquél entonces no me sonaba
nada.
Las personas hablan y mucho. Si un vecino viera los problemas que
estábamos cometiendo, nunca apuntarían de tal vandalismo como
responsables a Pedro, Paco y Juan. Las personas generalizarían y dirían
que «los alumnos» de esa escuela son vándalos.
Si a la escuela la catalogan como una escuela de vándalos,
probablemente ningún padre querría que sus hijos estudiaran ahí.
Universalizar es crear un escenario donde no hay alternativas; no hay
opción para algo más y cuando universalizas cierras la puerta a la
posibilidad de investigar o escuchar otras opiniones que indiquen que
aquella afirmación es errada.
Exclusión
La primera vez que me operaron de la rodilla estaba furioso, además
de adolorido. Durante ese periodo estuve en cama durante meses. La
recuperación fue lenta y dolorosa. No dejaba de pensar en lo terrible de esa
situación y me cuestionaba constantemente por qué me había pasado a mí.
No encontraba nada que hacer desde la cama. Incluso ir al baño era una
hazaña. Mientras más tiempo pasaba en cama, más pensaba en lo
miserable de mi situación.
Uno de los tantos días que invertí en mirar el techo de la casa con la
esperanza de que el tiempo fuera más rápido, llegó un amigo de visita.
Traía un libro. Me puse a leer una vez que se fue de casa.
¡Qué estúpido había sido! Los últimos meses me había estado
quejando, porque desde que entré a la universidad no tenía tiempo de leer
un libro. Dejé de hacer algo que me gustaba debido a mis
responsabilidades. En ese momento lo entendí: tenía mucho tiempo.
Devoré libros en tiempo record, pasaba más tiempo con mi familia,
amigos e incluso tenía tiempo de ligar con la niña que me gustaba.
En ocasiones nos encargamos de concentrar nuestra atención en un
solo elemento de toda nuestra realidad. Es un mecanismo que se activa
inmediatamente cuando nos sobrepasa una situación muy puntual.
Nos enfocamos en lo malo, pero no vemos el panorama completo. En
las situaciones negativas, siempre existen elementos positivos.
Recuerda que siempre hay una manera diferente de ver las cosas.
Alteraciones
El amor apendeja. Cuando nos enamoramos dejamos de ver la realidad
como es y adoptamos una ceguera mental.
Una exnovia me fue infiel y las señales eran muy claras, pero yo no era
capaz de verlo. Todas las personas a nuestro alrededor lo sabían, excepto
yo.
Yo alteré la realidad para convertirla en mi realidad. Solo aceptaba los
elementos que quería ver. El problema con esto es que vivía una fantasía.
Las situaciones de la vida llevaban un rumbo, pero decidí alterarlas para
mi beneficio propio; aunque definitivamente no me hacía ningún bien.
Al final me fueron infiel y yo ni enterado que estaba. Me sentía como
un imbécil, precisamente porque todo era tan obvio.
La alteración de la realidad es un recurso muy frecuente de nuestro
ego. En nuestra cabeza somos perfectos y preferimos crear un mundo que
no existe.
Retomando los puntos anteriores: por medio de las universalizaciones,
las exclusiones y las alteraciones; nuestra mente creando nuestra realidad.
De esta manera le decimos al mundo como lo percibimos.
Estrategias
Todas las personas enfrentan las situaciones de la vida de una manera
muy peculiar. Por ejemplo, enfrentar el duelo de la pérdida de un ser
querido se puede manifestar de diferentes maneras en las personas.
Esto sucede así, porque hemos desarrollado estrategias para lidiar con
la vida.
Mediante las estrategias nos permitimos enfrentar la realidad. Las
estrategias que podemos utilizar son:
Alternativas
La vida está llena de decisiones. Llegó un punto en mi vida que me
ofrecieron un buen trabajo en otra ciudad del país. Tenía que decidir por la
aventura o lo conocido. Implicaba dejar atrás a mi familia, amigos y en
general el mundo con el que crecí.
Pedí consejo a todos mis amigos y me encontré con opiniones muy
diferentes. Comprendí que la razón de estas respuestas tan variadas tenía
su origen en las situaciones en las que creció cada persona.
Tenemos varios criterios para la toma de decisiones. Hay gente que les
gusta tener todo planeado y bien organizado; cuentan con listas de pros y
contras o cualquier otra herramienta que les ayude a tomar una decisión
correcta. Existen otro tipo de personas que se dejan llevar por las
emociones; lo que sienten que les genere placer es hacia donde se van a
inclinar. Otras personas se basan en su experiencia, que les da información
adicional permitiéndoles tomar la decisión correcta.
Al final tomé la decisión de mudarme basado en las alternativas que
existían en mi cabeza. No importó todos los consejos que me dieron,
porque quien tenía que decidir era yo, no ellos.
Creencias
Mamá murió cuando tenía nueve años. A partir de ese momento, toda
mi familia quiso intervenir en mi educación. El patrón, que se repetía en
todas las personas que intentaban ayudar, era la lástima.
¿Un niño de nueve años huérfano de madre? Desde entonces me
trataron con lástima. Escuchaba las conversaciones de adultos en donde
explícitamente manifestaban el temor de que mi vida se fuera a la mierda.
En la cabeza de mis tíos me iba a convertir en un drogadicto, padre
adolescente, mediocre e incluso se llegaron a plantear que me suicidaría.
El problema fue cuando me lo creí. Todas esas conversaciones de
adultos que tenían entre ellos se convirtieron en mi verdad. Mi creencia
era simplemente que mi vida sería un desperdicio, que nunca podría lograr
nada.
Así esa creencia se convirtió en una norma que utilizaba para actuar.
Sin saberlo definí cuáles eran los elementos que activan mi actuar; es
decir, las creencias se programan por medio del aprendizaje. Alguien nos
dijo como éramos y lo creímos.
Las creencias se aprenden de niños. Los adultos nos instruyen, lo
creemos y al final definen nuestro actuar. Cuando crecemos, pensamos que
somos auténticos, pero la realidad es que actuamos así, porque alguien nos
dijo que eso era lo correcto.
Los valores
Nunca pude entender el significado de los valores durante los primeros
años de vida. En la primaria nos pedían poner el valor del mes, pero
sinceramente nunca nos explicaban qué significaban. Incluso teníamos una
clase que se llamaba «Valores».
El día de hoy comprendo que son lo más importante que tengo. Son los
que definen realmente quien soy y por medio de ellos hago frente a la
vida.
Los valores también son creencias, pero con la diferencia de que
vienen programados desde el nacimiento. Como son creencias que vienen
arraigadas a nuestro ser, es muy complicado deshacernos de ellos. Son
nuestra esencia y rigen completamente nuestra existencia.
Cuando los ponemos a prueba por medio de una situación de la vida,
ahí es donde sale nuestro verdadero «yo» porque tenemos un conflicto más
fuerte y existencial. Los valores nos rigen, por esta razón es muy
importante saber cuáles son.
Descubrí que la «justicia» es un valor que tengo muy arraigado. Desde
siempre me he sentido en contra de las injusticias del mundo, donde el
pobre siempre pierde ante el rico. La discriminación racial y social es un
problema en el que quien tiene menos es quien sufre las consecuencias.
Ante tales hechos sentía un repudio, una irritación e incluso mucho
enojo. ¿Por qué me alteraba ante situaciones de injusticia? Eso sucede
cuando ponen a prueba tus valores. Cuando alguien o algo los reta, te
alteras y te pones en acción.
¿Qué situaciones te han alterado en el pasado? ¿Qué valor está en
juego? ¿De qué manera te está provocando esa situación?
Recuerda que los valores son lo más importante que tienes, porque
vienen contigo desde que eres un bebé, incluso antes de entender lo que
son.
Capítulo 3
Yo me hubiera matado: despegándote del pasado
Las personas que me conocen saben bien que mi vida no ha sido sencilla.
Ha sido muy complicada. Un amigo me dijo alguna vez: Tu vida es como
un camino, pero resultó que tu camino estaba lleno de piedras.
Mi papá murió, hace seis años, un treinta y uno de enero. El día
después, en el funeral, una amiga se acerca, me abraza, me da el pésame y
después me dice algo que nunca se me va a olvidar, porque me marcó en
ese momento y me motivó a seguir adelante.
«Christopher, no sé cómo le haces para salir adelante. No sé cómo le
haces para que estés aquí recibiendo a las personas, saludándolos,
platicando con ellos. No sé cómo le haces. Si yo estuviera pasando por la
situación por la que tú estás pasando, yo me hubiera matado.»
Eso me lo dijo una persona a quien yo quiero mucho, son palabras
fuertes que usualmente no le dices a una persona, por eso justamente le
contesté lo siguiente:
«Una de las cosas más importantes que aprendí es que yo no puedo
cambiar el pasado. Si yo dejo que el pasado me acompañe a todas partes,
yo no voy a poder avanzar, porque estoy viviendo en el pasado.»
Constantemente muchas personas cercanas a mí me preguntan
exactamente esto: ¿Cómo le hago para despegarme del pasado?
Por regla general, todos sabemos que tenemos que dejar el pasado
atrás, pero aun así no podemos. Es más fácil decirlo que hacerlo.
Con el siguiente ejercicio podemos lograrlo. Es una técnica sencilla
que requiere que le dediques no más de quince minutos y te dará una
perspectiva completa de lo que está pasando realmente.
1. Identifica una situación que te está persiguiendo del pasado. Una
situación que vienes cargando en tus hombros y que no puedes deshacerte
de ella.
2. Responde:
¿Qué puedo aprender de mi pasado (de esa situación)?
Puede ser una lección de vida, resiliencia, como transmitir cierta
información o cómo manejar mis emociones. De todas las situaciones
aprendes algo. Es necesario identificar cuál es ese aprendizaje.
Normalmente no les ponemos atención y nos perdemos una buena lección.
3. Responde:
¿Cómo me gustaría estar en mi futuro (respecto a esa
situación)?
¿Qué quiero decir, pensar, sentir?
¿Dónde quiero estar?
¿Con quién quiero estar?
Si fue un problema con una persona:
¿Cómo quiero estar con esa persona?
¿Quiero seguir viéndola?
¿Quiero pedirle perdón?
¿Quiero decirle como me siento?
Es válido decidir que ya no quieres pensar en esa situación o alejarte
de las personas. Siempre y cuando sea algo que de verdad quieras hacer.
4. Responde:
¿Qué tengo que hacer hoy para alcanzar la situación de mi
futuro? De nada sirve desear y tener un mundo ideal, si el día de
hoy no puedo hacer nada para alcanzar ese estado.
¿Qué puedo hacer hoy respecto a esa situación?
¿Qué necesito para cambiar la situación? Puede ser una
persona, conocimiento, una herramienta o un recurso
económico.
Cuando tenemos una situación que nos supera, no sabemos cómo lidiar
con ella; nos persigue día y noche, consciente e inconscientemente,
podemos deshacernos de ella por medio de esta técnica.
¿Resumimos?
Primero, hay que pensar en la situación del pasado desde una
perspectiva de aprendizaje.
Segundo, definir las acciones que debes tomar para poder llegar al
estado final deseado.
Recuerda estas fórmulas:
Aprender + Hacer = Lograr
Pasado + Presente = Futuro
De esta manera vas a dejar el pasado atrás. Es una dinámica que
puedes hacer con todas las situaciones que te persiguen y te agobian.
Capítulo 4
Negociando con tus vocecillas internas: el conflicto
La primera vez que me pidieron consejos para resolver un conflicto fue
hace cinco años. En ese entonces era estudiante en Alemania, estaba de
intercambio. Había llegado el momento de hacer prácticas profesionales.
Algunos de mis compañeros no habían encontrado una empresa, otros ya
tenían trabajo y otros tenían la posibilidad de elegir.
Recuerdo que un amigo me llamó y me contó que tenía dos empresas
interesadas en él. No sabía por cuál optar y me llamaba para ayudarlo a
elegir.
Lo primero que yo le comenté es que estaba genial porque algunas
personas ni siquiera tienen una opción para escoger y él, por el contrario,
tenía la magnífica oportunidad de elegir entre dos opciones. Él tenía el
poder.
El problema es que no sabes qué hacer con tanto poder. En ese
entonces no le pude dar un consejo muy certero. Mi consejo se basó en la
empresa que pagaba más. Realmente no fue la forma correcta de resolver
ese conflicto.
¿Qué es un conflicto?
Es una lucha que sucede en nuestra mente. A veces, se produce
internamente cuando tenemos que tomar decisiones, o tenemos emociones
o pensamientos que no nos dejan estar tranquilos. Otras, de manera
externa, cuando interviene alguna persona o una situación que no podemos
controlar.
Como ejemplo de un conflicto externo, una discusión con tu pareja que
terminó en una ruptura o una crisis económica que te obliga a cambiar tus
lujos.
Un conflicto interno lo puedes encontrar cuando haces algo que no
quieres. Es decir, por dentro tu mente grita «no lo hagas», pero aun así lo
haces. Los conflictos internos son incongruencias emocionales: hacer lo
que no siento.
Cuando suceden esos conflictos, llega el momento en que tienes que
tomar una decisión y no sabes cómo.
El conflicto se genera en el momento en el que dos partes se oponen.
Las partes son unas vocecillas dentro de nosotros que constantemente nos
están diciendo qué hacer. Son como individuos que viven dentro nuestro.
En las caricaturas y películas los representan como un angelito y un
diablito, que te están susurrando al oído. Cada uno te aconseja de manera
distinta, entonces no sabes lo que tienes que hacer.
Una parte de ti quiere hacer esto, pero otra parte quiere hacer lo otro.
Así es como te das cuenta que tus partes están en conflicto.
Los conflictos suceden en el momento en el que tu pensar, tu sentir y
tu actuar no están alineados y son incongruentes, es decir, piensas una
cosa, sientes otra y haces algo completamente distinto.
Antes de poder tomar una decisión, tienes que saber lo que está en
juego. Es decir, tienes que saber lo que puedes ganar o perder en caso de
elegir una opción en concreto.
Cuando las partes aparecen y comienzan a susurrarte cosas, es tu
propia mente la que te está cuidando. Te preguntarás por qué hace esto.
Porque tiene una intención positiva de protegerte en todo momento,
intentando alcanzar un placer o alejarte del dolor o algo que te perjudique.
Los comportamientos autodestructivos como el consumo de drogas,
cortarse o incluso el suicidio tienen también una intención positiva. Es
decir, que de alguna manera tu mente está cuidando de ti. Quizá no es la
mejor manera, pero al final tu mente intenta alcanzar placer.
Tu mente durante comportamientos autodestructivos está viendo por tu
bienestar, definitivamente en una toma de decisiones, cada opción
presenta una manera distinta de alcanzar el placer.
Entonces… ¿Cómo tomo una decisión correcta?
Ante un conflicto tienes que elegir entre la opción A o la opción B.
¿Qué sucede cuando eliges una de las partes?
Si eliges la opción A, la opción B va a estar insatisfecha. Al cabo de un
tiempo y unos años, vas a comenzar a cuestionarte, qué hubiera pasado, si
hubiera elegido la otra opción. ¿Qué hubiera pasado?
Cuando utilizas el «Hubiera» significa que una parte de ti está
insatisfecha. En ese caso, tu decisión no es correcta. Al final te vas
encontrar insatisfecho.
Te sentirías igual, si hubieras elegido la otra alternativa. Simplemente
porque estás dejando insatisfecha una de las opciones.
¿Y si evito elegir?
No tomar una decisión, también es elegir. Evitar decidir y esperar a
que las cosas se arreglen no es precisamente la mejor decisión. Hay
muchas personas que lo hacen, y es peor que elegir una de las partes en
juego.
Evitar el conflicto te va a crear problemas a futuro, porque el
inconsciente guarda todo. Va registrando lo que haces y lo que no haces.
Cuando no haces algo, es porque no estás enfrentando tus problemas.
Tu inconsciente lo registra y lo transforma en una emoción negativa
que queda dentro de ti. Ahí va a permanecer hasta que en un momento de
tu vida, esa emoción va a salir y te darás cuenta que es una emoción que
creció y que ahora es un monstruo que no puedes controlar.
En ese momento, todo va a ser peor porque podrás entrar en depresión,
ansiedad, problemas psicológicos o físicos y no te va a permitir avanzar en
tu vida.
La tercer parte
¿Cuál sería la solución?
Como comentaba al comienzo del capítulo, las dos partes –las dos
vocecitas que nos susurran-cuentan con su intención positiva.
Para poder resolver el conflicto, tenemos que identificar la intención
positiva en cada una de las partes que están en juego.
Una vez identificadas, vas a entrar a negociar con cada una de ellas.
Cuestiona a cada una: ¿Qué estás tratando de ofrecer? ¿De qué me
estás protegiendo?
Cuando lo hayas identificado, tienes que crear un vínculo para unirlas
y que ya no sean dos partes. Al generar el vínculo estás negociando para
obtener lo mejor de las dos opciones. De esta manera vas a satisfacer a las
dos partes y en un futuro ya no te vas a recriminar.
No vas a poder tomar todo de una y todo de otra, por eso tienes que
negociar lo mejor de las dos partes para formar a una tercera.
De esta manera vas a llegar a un acuerdo con tus voces en tu interior y
te van a acercar al placer. Tu decisión estará bien fundada y te sentirás
tranquilo porque sabes que en todo momento, tu mente te está protegiendo.
Las partes no tienen control sobre ti. Tienes que funcionar como el
mediador y el negociador.
Estaba pasando por un momento terrible en mi trabajo. Era infeliz en
la empresa que trabajaba. Despertarme por las mañanas era muy
complicado y solo pensar en el día que me esperaba, me hacía tener
ataques de ansiedad. Comencé a buscar un nuevo trabajo. Después de
enfrentar el miedo a la incertidumbre decidí renunciar.
El día que presenté mi renuncia me hicieron una oferta para irme a
trabajar en el extranjero. Era una opción que había buscado desde hacía
tiempo y muchos de los problemas que se podían presentar al trabajar
fuera del país, se solucionaban por medio del respaldo de la compañía.
Al mismo tiempo me contactaron de otra empresa con la oferta de un
cambio de carrera que era lo que había estado buscando desde hacía unos
meses. Con respecto al salario no se veía una mejora y aunque perdía
muchas de las prestaciones de mi empresa actual, seguía siendo una buena
oferta.
Ahora me encontraba ante un conflicto. ¿Cómo debía solucionarlo?
Identifiqué las cartas que estaban en juego sobre la mesa. Por una
parte, tenía la opción «A» de irme al extranjero, con una curva de
aprendizaje mínima, pues estaría desempeñando la misma función que en
mi actual trabajo. Además del incremento salarial, tendría cuatro veces
más vacaciones y la oportunidad de aprender un nuevo idioma.
Alejarme de mis seres queridos, la comida y la cultura es algo muy
difícil de sustituir en el extranjero. Me gusta México y vivir lejos no es
una cuestión sencilla.
Por otra parte, tenía la opción «B» de cambiar de carrera. Tenía la
oportunidad de una vez por todas de alejarme de un trabajo que realmente
no me apasionaba, aventurarme a probar algo nuevo y desarrollar
habilidades que van más conmigo. El salario era mucho menor, menos
vacaciones y perdía muchas prestaciones en comparación con las actuales.
Pero tendría cerca a mis seres queridos y podría viajar de vez en cuando a
diferentes estados de la república.
Después de identificar los elementos de cada una de las dos opciones
me dediqué a entender la intención positiva en cada una de ellas.
En la opción «A» pude darme cuenta de mi enorme deseo de salir de
ahí. No quería estar más tiempo conviviendo con esas personas o envuelto
en el ambiente tóxico que ofrecía la compañía. También identifiqué mi
deseo por viajar y conocer nuevos lugares.
Para mi sorpresa, descubrí que la cuestión salarial no era algo que me
interesaba en ese momento. Las vacaciones, por otra parte, si era algo muy
tentador. Si quería podía desaparecer durante un mes completo en una
playa asiática y volver al trabajo como si nada hubiera pasado.
En la opción «B» pude darme cuenta de que odiaba el trabajo que venía
estado desempeñando durante los últimos tres años. Era un trabajo que
pagaba bien a expensas de la disponibilidad de todo el tiempo del día, aun
contando fines de semana.
Una vez más identifiqué mi deseo de viajar. La diferencia eran los
destinos, pues mis viajes serían nacionales y por lo general en destinos que
no son turísticos.
En esta opción la cuestión salarial tuvo más relevancia, porque por
todos los aspectos perdía. Sin embargo, vivir en México no es tan caro y
realmente se puede vivir con poco.
Definitivamente me encontraba ante un conflicto donde quería tomar
ambas opciones, pero tenía que tomar una decisión.
Llegó el momento de negociar con ambas partes. Cada opción ofrecía
algo único y comencé a hacer proyecciones tanto de mi vida profesional
como personal en ambos escenarios. Debía entender cuál tenía un mejor
escenario.
Me senté con una libreta y un bolígrafo frente a mí y literalmente le
pregunté a cada una de las vocecillas ¿Cómo quedarías satisfecha? Al final
terminé con una lista de extras que no aparecían en las ofertas iniciales.
La opción «A» me exigía un cambio en mi carrera profesional. La
opción «B» me pedía un incremento salarial y prestaciones equivalentes a
las actuales. Si yo daba eso a cada una de las opciones, estarían satisfechas
y podría tomar la decisión definitiva.
Así que llamé a cada uno de los representantes de las compañías. La
compañía de la oferta «A» se negó a hacer cambios a la oferta original y
un cambio en mi carrera era prácticamente imposible, incluso a largo
plazo. La compañía «B» accedió a igualar mi salario actual, pero en
prestaciones no podían ofrecer lo mismo; como alternativa me incluyeron
una certificación con un alto valor en el mercado.
Encontré mi tercera parte donde satisfacía a ambas opciones. Cambio
de carrera, salario satisfactorio, prestaciones que compensaban las
anteriores y viajes. Al final decidí la opción «B».
Verás, no siempre tendrás exactamente lo que quieres, pero puedes
aproximar por mucho tus deseos cuando descubres que tus decisiones
siempre tienen una intención positiva que está dispuesta a negociar. Así
nunca tendrás que arrepentirte de tus decisiones pasadas.
Capítulo 5
No nací para esto: creencias limitantes
Un amigo mío ha estado platicando últimamente de las dificultades que
ha tenido para encontrar trabajo. Me cuenta cómo se siente y de sus
emociones. Los comentarios que me hace sobre sí mismo son muy tristes
y lamentables. La razón por la que no ha podido encontrar trabajo son las
creencias que tiene de él mismo.
En el primer capítulo hablábamos sobre los filtros en nuestro mapa,
tenemos las estrategias que utilizamos para actuar, dentro de ellas
encontramos las creencias. Son aquellas normas que rigen nuestro actuar.
Cuando no eres capaz de lograr algo, inmediatamente podemos identificar
una creencia limitante.
Las creencias limitantes son todas esas normas que nos impiden
avanzar y trascender. Son unos obstáculos gigantes que se encuentran en
nuestra cabeza.
¿Qué pasa cuando no te das cuenta de ellas? No avanzas. A pesar de
que hayas intentado muchas cosas, sigues sin avanzar. Esto es porque no lo
haces bajo una estrategia correcta y tu creencia sigue normando tu actuar.
En uno de los mensajes que me escribía mi amigo mencionaba una
frase muy repetitiva: «Yo no nací para esto». Mi respuesta se convirtió en
una serie de cuestionamientos:
¿No naciste para buscar trabajo?
¿No naciste para ejercer tu carrera?
¿No naciste para hacer eso que a ti te motiva?
«No naciste para esto» es una frase que utilizó su mamá y que él
asumió como verdad. ¿Por qué no puede encontrar trabajo? Porque su
madre se lo dijo y él lo creyó.
Esas creencias, por lo general son pura basura, las aprendemos de
nuestros papás, hermanos, tíos, primos, profesores, amigos, vecinos,
entrenador del gimnasio y en general, de todas las personas. La sociedad
tiene una opinión para ti. Ellos te dirán cómo debes comportarte; cómo
deben de ser las cosas.
El problema aparece cuando una persona te regala una opinión sobre ti
y te crees esa idea. En el momento que te crees esa idea, has perdido la
batalla, porque arraigas esa verdad en ti.
Si alguien te dice que eres un estúpido, a partir de ahí eres un estúpido.
Si te dicen que no naciste para eso, a partir de ahí no naciste para eso.
Cuando era pequeño, mamá me decía que era el más inteligente de mis
hermanos. En los primeros años de escuela tenía muy buen desempeño y
calificaciones. Cuando mamá murió, mi familia se encargó de recordarme
que era un inútil y que probablemente no terminaría la preparatoria. Les
creí.
Seis años después notificaban a mi papá que estaba expulsado de la
escuela por mal comportamiento y mis calificaciones no eran
precisamente las mejores. Nunca lo había visto tan enojado.
En ese momento recordé como mamá decía, e incluso presumía, a sus
amigas lo inteligente que era. ¿Dónde estaban esas calificaciones? ¿Cómo
me convertí en el peor estudiante? ¿Qué pensaría mi mamá de la
expulsión?
En ese momento todo cambió. Rompí la creencia que plantaron en mí
cuando era pequeño. Tres años después pude conseguir una beca que me
permitió estudiar en la mejor escuela de México y cinco años después
concluirla con un excelente promedio.
Vivimos limitados por las cosas que las personas nos dicen y
programamos nuestro cerebro de esa forma. Una vez que nuestro cerebro
se programa se vuelve muy complicado poder cambiarlo. La buena noticia
es que así como aprendemos esas cosas, es posible reprogramar el cerebro
para cambiar esas creencias limitantes.
Si no avanzas es por tus creencias limitantes. Por ende vivimos
limitados de nuestro verdadero potencial.
Aunque es muy común aprender las creencias de las opiniones de los
demás, también podemos programar nuestro cerebro como resultado de
alguna experiencia crítica que hayamos vivido. Algún momento difícil de
tu vida. Son situaciones en las cuales tú no tienes un control y suceden sin
previo aviso. Es ahí cuando adoptas una forma de actuar o cambias la
perspectiva con la que ves a la vida. Puede ser incluso que comiences a
catalogarte bajo un concepto negativo.
Las improntas son esas situaciones en las que no tienes control, pero
que terminan por cambiarte la vida. Dejan un rastro. Sucede un
acontecimiento, después actúas de una manera y absorbes esa experiencia
de manera positiva o negativa. Los acontecimientos importantes en
nuestra vida han sido un parteaguas en nuestra personalidad.
Hay muchos casos de personas que pudieron escapar de la muerte y
desde entonces su forma de actuar es muy diferente.
Las improntas vienen a cambiarnos la vida cuando más lo necesitamos.
Es muy importante eliminar las creencias limitantes para lograr
nuestros objetivos. Para ello es fundamental identificarlas primeramente.
Tanto para identificarlas como para eliminarlas, la herramienta
perfecta son los cuestionamientos.
Debes aprender a cuestionarte todo. Si haces la pregunta correcta,
puede llegar a ti una iluminación sorprendente.
Identifica esas frases juiciosas que te aparecen de la nada en la mente.
La autocrítica que aparece en tu cabeza es una creencia que te limita.
Vives para complacer a esa persona interna, mejor conocida como ego.
Observa cuando te criticas o te juzgas fuertemente. ¿Tiene validez este
comentario? Te darás cuenta que eres muy exigente contigo mismo y todo
puede ser logrado mediante la estrategia correcta.
Identificar tus debilidades y fortalezas, te permiten conocerte mejor. Entre
mayor sea el autoconocimiento, podrás ir eliminando esas creencias que
solamente ocupan energía en tu cabeza.
Cuestiónalas. Acábalas.
Algunas preguntas que puedes utilizar para identificar y eliminar
creencias limitantes son las siguientes:
¿Cuál es la limitación que te ha mantenido estancado?
¿Qué quisieras tener o hacer, pero hay «algo» que te detiene para
hacerlo?
¿Qué es ese «algo» que te está deteniendo?
¿Por qué es un problema?
¿Qué significa para ti?
¿Qué crees respecto a ti mismo que ha creado este problema?
¿Qué refleja este problema?
¿Cuándo decidiste que tu problema era un problema?
¿Cuándo comenzaste a creerlo?
¿Qué significa este problema para ti?
¿Qué reglas has creado en tu vida que te ayudaron a limitar tu
habilidad para afrontar el problema?
¿Qué pensamientos negativos vienen a tu mente cada vez que
piensas en lograr lo que deseas?
¿Qué suposiciones haces para no ir por lo que deseas?
¿Cuáles son las creencias culturales que te tienen atado?
¿Cómo sería tu vida, si no tuvieras ese problema?
Interludio
¿Por qué eres así? El viaje del autoconocimiento
Equivocadamente pensé que escapar del lugar donde nací me traería
paz mental. Me tomó veintitrés años tomar la decisión de irme de casa, a
un estado de la república completamente opuesto a lo que estaba
acostumbrado.
Hasta ese momento, no había experimentado lo que era salir de la zona
de confort. La peor etapa de la depresión fue justamente cuando me
encontraba solo en mi departamento retirado de la ciudad. Vivía en un
pueblo sin conexión a internet y donde los servicios públicos escaseaban.
Obviamente no duré mucho tiempo viviendo ahí, fue un pequeño desliz
que me enseñó mucho. Sin embargo, el tiempo que estuve ahí, pude
analizarme por primera vez.
El principal alimento de la depresión era la soledad. De un día para
otro no tenía a mi familia o a mis amigos. En una ciudad donde mi acento
al hablar generaba desconfianza y hasta repudio; el mismo rechazo que
sentía en el trabajo por ser joven y tener las expectativas muy bajas.
Llegó un punto donde realmente mi autoestima se vio afectada, porque
no creía que podía lograrlo en mi trabajo o en la sociedad.
Muy pocas personas me hablaban y mis fines de semana eran horribles,
simplemente me la pasaba acostado viendo televisión durante dos días
ininterrumpidos. Con lágrimas en los ojos negaba la idea de regresar a
casa, pues siempre quise irme de ahí, y ahora al regresar sería como dar un
paso atrás. Definitivamente mi orgullo no me dejaba volver.
Con todo el dolor que se acumulaba en mi pecho, me cuestioné ciertas
situaciones de mi vida, así como a quienes me rodeaban. Desarrollé teorías
e hipótesis de por qué pasaba lo que pasaba, e incluso con detalle, pude
identificar los elementos que me hacían sentir mal.
Sin saberlo, eran mis primeros pasos en el viaje del autoconocimiento.
Nunca había hecho una pausa para preguntarme acerca de mi sufrimiento.
En esas cuestiones salieron cosas del pasado que no había cerrado. Pude
ponerle nombre a mi sentir: depresión, ansiedad, tristeza, impotencia y
muchos otros.
Crecí bajo una cultura de hacer las cosas en grupo. Las personas que
van a comer solas a un restaurante siempre han sido vistas como ermitaños
e inadaptados sociales. Se les asocia con tristeza y, en algunos casos, con
lástima.
Allá no tenía alternativa ¿Quedarme en casa o salir a explorar el
mundo? Me daba terror; a la fecha aún me aterra.
Quise entender la soledad. ¿Qué es? ¿Para qué sirve? ¿Qué puedo
obtener de ella? ¿Por qué tenemos tanto miedo de pasar el tiempo con
nosotros mismos?
Durante muchos años pensaba que el mejor amigo sería alguien como
yo. Estaba muy equivocado. La realidad es que nunca había pasado tiempo
conmigo. No sabía cómo tratar a una persona como yo.
Así entendí que la soledad funciona como una herramienta para el
conocimiento propio. Si siempre estás rodeado de personas, nunca tendrás
la oportunidad de conocerte. No hay tiempo para hacerse preguntas
estúpidas como ¿Qué estilo de películas me gustan? ¿De verdad me gusta
el chocolate? ¿Es la música banda el peor género musical de la existencia?
¿Por qué me dan miedo los reptiles? ¿Vivimos en la matrix?
Imagina que te acuestas con un tipo en ropa interior, mientras bebe
cerveza y se chupa de los dedos el exceso de cheetos, al tiempo que mira
el último episodio de America’s got talent. Esa era la razón por la que
lloraba en las noches, compartía mi tiempo y espacio con una persona que
no conocía. Lo peor, es que esa persona vivía dentro de mí.
El viaje de autoconocimiento no tiene fin. Una vez que comienzas, te
sumergirás en tus deseos, anhelos, habilidades, motivaciones y locuras.
Con cada investigación extra que realices, descubrirás cuanto te apasiona
el tema e irás más a fondo, directo hacia algo que parece que no tiene fin.
Independientemente de la situación en la que te encuentres en el día de
hoy, imagina que hipotéticamente pierdes todo lo que tienes; tus
posesiones materiales, familiares y amigos. Lo único que queda y quedará
eres tú. ¿Por qué no hacer las paces con nuestro «yo» incondicional?
Conócete y explota todo lo bueno que hay en ti.
Autoconocimiento
Capítulo 6
Juegos mentales pendejos: Patrones negativos
En el camino del autoconocimiento te empiezas a enfrentar a temas
que te permiten conocerte a ti mismo. ¿Qué cosas te hacen quien tú eres?
¿De qué forma actúas?
Este tema me gusta porque la primera vez que trabajé estos conceptos,
iba viendo cada uno de los patrones y me identificaba con cada uno de
ellos. Al finalizar la lista, terminé identificándome con todos.
Te preguntarás: ¿qué son los patrones?
No es de sorprender que constantemente te descubras pensando de
manera negativa. En la mayoría de los casos, los pensamientos vienen de
manera involuntaria. Simplemente están ahí, y aunque no quieres tenerlos,
aparecen una y otra vez más.
Esto surge por la manera en que nuestra mente fue a programada
cuando éramos niños y sin saberlo, repetimos una y otra vez modelos de
pensamientos negativos. Los patrones identifican eso: los pensamientos
negativos repetitivos.
¿Cuál es la intención de este capítulo?
Que te des cuenta que estos patrones son inútiles, pensamientos que no
sirven para nada, pero que es importante que nos demos cuenta de su
existencia, para poder trabajar con ellos.
Además si eres consciente de que los tienes, vas a poder trabajar para
quitarlos de tu mente.
Aquí te los presento a cada uno. Comprueba si te identificas con ellos.
1. Clarividencia.
Nos encanta vivir en el futuro y pensar sobre lo que va pasar. Estamos
preocupados por lo que viene.
¿Qué va a pasar? ¿Qué va a suceder?
Cuando estamos preocupados por ese escenario en el futuro, entonces
creamos ansiedad.
La ansiedad trae millones de problemas y empieza a cobrar factura
súper rápido.
Estás muy preocupado por lo que va a pasar, te vuelves ansioso, te
deprimes, lloras, te enojas porque algo malo va a pasar.
Empiezas a generar un mundo, que a lo mejor no va a pasar. De hecho
en la mayoría de los casos cuando predecimos el futuro, este escenario
nunca sucede.
2. Telepatía.
Disfrutamos pensar en lo que las demás personas están pensando.
¿Qué estará diciendo de mí? ¿Qué opinión tiene de mí?
Asumes que ellos tienen un concepto sobre ti. Si actúas de alguna
manera, comienzas a imaginar lo que las personas están pensando de ti. Es
el miedo al qué dirán.
Otro ejemplo es cuando interactúas con una persona y comienza a
comportarse de una manera inusual. Tratas de leer su mente, suponiendo
las razones por las cuales se comporta de esa manera.
¿Le habré hecho algo? ¿Estará enojado conmigo? ¿Habré dicho algo
inapropiado? ¿Qué fue lo que pasó?
Al final, no estás haciendo nada al respecto. No sabes si esa persona
está teniendo simplemente un mal día o si tiene un problema en casa. Lo
único que haces es suponer. Y esto, no te ayuda en nada.
3. Exageración.
Exageramos un problema. Nos sucede algo en nuestras vidas y lo
hacemos más grande de lo que es.
Un problema que es pequeño lo escalas a un tamaño mayor, y de igual
manera te preocupas en grande.
Gracias a eso generas ansiedad, depresión, enojo y otras emociones
negativas.
Al final de todo, nos sentimos peor.
4. Pesimismo.
Agregamos muchos filtros a esa situación y nos enfocamos solamente
en lo que es malo. De esta manera nos volvemos incapaces de ser
optimistas.
Tanto filtro que incluimos nos hace imposible ver todas los elementos
que interactúan en esa situación y nos enfocamos en lo negativo.
Es una forma de afrontar la situación, de minimizarla, pero realmente
no te ayuda para nada.
Cuando a lo mejor esa situación tiene otras tantas partes positivas, te
vas al enfoque negativo.
5. Universalizar.
La situación que te pasó una vez, nos sirve para generalizar a las
próximas que te sucederán. Es muy fácil apreciarlo en el mundo de las
inversiones financieras. Cuando decides invertir tu dinero a un
instrumento financiero, lo que haces es «prestar» tu dinero para que al
cabo de cierto tiempo lo recibas de vuelta con una ganancia. A esto se le
conoce como rendimientos.
Por lo general, las instituciones financieras te presentan las opciones
de inversión con porcentajes de rendimientos variables. Es decir, no te
pueden aseguran cuál va a ser la ganancia que recibirás después de que
pase el tiempo pactado de «préstamo» se haya cumplido.
Para cuestiones de publicidad utilizan los rendimientos de inversiones
pasadas para demostrar cuánto podrías estar ganando. Sin embargo, suelen
utilizar una frase para deslindar responsabilidades que es: «Los
rendimientos pasados no garantizan los rendimientos futuros.».
Igual que en las inversiones, lo que sucedió en el pasado no es prueba
suficiente para asumir que sucederá en tu futuro. Cuando utilizas palabras
como «TODO» o «SIEMPRE» es cuando el pensamiento se vuelve inútil.
6. El peor escenario posible.
La ley de Murphy dice que si algo malo puede pasar, va a pasar.
Estamos pensando en lo peor que pudiese pasar en esa situación.
Cuando lo piensas generas ansiedad y depresión, y posteriormente creas
problemas psicológicos y físicos. Al final, una vez más, no te trae nada
bueno pensar de esta manera.
7. Clasificación.
¿Qué sucede cuando etiquetas a una persona?
Creas una creencia y esa persona corre el peligro de creerse lo que le
estas diciendo.
Y del mismo modo, si tú te auto-etiquetas, corres el riesgo de crear
creencias limitantes autogeneradas.
Cuando te etiquetas eres incapaz de ver habilidades que están dentro de
ti. Es muy delicado utilizar etiquetas tanto para ti como para las otras
personas.
Como verás son varios los patrones de pensamiento que pueden estar
condicionando nuestra vida, por eso es tan importante que logres analizar
con cuál de ellos te identificas y aceptar los que forman parte de ti.
Una vez que identifiquemos y aceptemos esos patrones, no significa
que nos quedemos resignados con los brazos cruzados, podemos tomar
acción para modificarlos con estos pasos sencillos:
1.
Ser consciente de que piensas de esa manera.
Nos definimos negativamente y somos incapaces de ver nuestras
habilidades. No avanzas a consecuencia de este tipo de pensamientos.
Creamos creencias que nos rigen, o aún peor, le creamos creencias a otras
personas.
2.
Ponerlos a prueba por medio de cuestionamientos.
Al ponerlos a prueba, cuando haces las preguntas correctas, te das
cuenta que mucho de lo que piensas está mal. Recuerda que no controlas
esos pensamientos, vienen del inconsciente. Si tienes bien desarrollados
estos patrones, los pensamientos llegan sin que tú lo desees. No te hace
una mala persona tener este tipo de pensamientos, simplemente te hace ser
humano.
Puedes utilizar las siguientes preguntas como base:
¿Por qué estoy pensando eso?
¿Es el inconsciente o el consciente quien está pensando eso?
¿Me describe ese pensamiento como persona?
¿Es eso lo que quiero estar pensando?
¿Cómo me hace sentir ese pensamiento?
3.
Validar tus pensamientos.
Utilizando las preguntas correctas puedes decidir si un pensamiento es
positivo o negativo.
Cuando venga un patrón negativo, cuestiónate lo siguiente:
¿Hay evidencias que sustenten el pensamiento?
¿Tiene validez este pensamiento?
¿Cómo luciría si fuese positivo?
¿Qué valor tiene ese pensamiento para mí?
Si pudiera verlo de otra manera ¿Qué aspecto tendría ese pensamiento?
¿Tendrá sentido en cinco años?
Si utilizas este tipo de preguntas te darás cuenta que ese pensamiento
no tiene validez y a pesar de que llegue a tu mente de manera inconsciente,
va a estar ahí pero tú no le vas a dar importancia.
De esta manera estarás entrenando a tu mente a programarse, para que
estos pensamientos en automático pierdan su valor.
Es muy importante darse cuenta que los tienes, que están ahí, y que
tienes que cuestionarlos. Recuerda que, si no los cuestionas, nunca van a
desaparecer.
Los primeros pasos que pude dar después de la primera cirugía de mi
rodilla fueron con ayuda de muletas. El dolor era insoportable y los
movimientos eran muy lentos. Mis pensamientos se convirtieron en mi
propio martirio, pues en mi cabeza me veía como una persona con
discapacidad.
Llegó un momento en el que el dolor era tan fuerte que incluso pensé
en la posibilidad de amputarme la pierna. No me veía caminando
normalmente una vez más.
Sin darme cuenta, mis pensamientos eran exagerados y pesimistas.
Esas ideas estuvieron dando vueltas en mi cabeza durante meses. De un
momento a otro estaba sumergido en un enorme charco de lágrimas.
Estaba llorando mi desgracia de no poder caminar otra vez.
Un día decidí que no quería encontrarme en esa situación otra vez.
Puse un alto a mi vida y comencé a cuestionarme lo siguiente:
¿Qué estoy pensando? – Que no voy a volver a caminar
¿Por qué estoy pensando esto? – Porque me duele mucho al
caminar después de la cirugía
¿Está pensando el inconsciente o el consciente? – El
inconsciente
¿Qué opina el consciente? – Que es una tontería
Capítulo 7
¿Cómo estas programado? Metaprogramas
Cuando me estaba formando como coach, leí este nuevo concepto de
Metaprogramas y fue un shock filosófico para mí, porque yo no sabía que
la forma en como actúo puede describirse mediante rasgos de mi
personalidad.
Los Metaprogramas son las guías de nuestros pensamientos. Gracias a
su intervención podemos determinar la personalidad de una persona por
medio de sus emociones y conductas.
Recordarán que hablamos en otro capítulo sobre los mapas mentales,
que son una representación mental de cómo pensamos.
Esos mapas son los que dirigen nuestro comportamiento, cada persona
tiene un mapa diferente, porque todos pensamos de una manera única.
Los Metaprogramas tratan de explicar cómo está programado nuestro
cerebro.
Dentro de ese mapa tienes los Metaprogramas, los cuales vamos a
mencionar para conocerlos mejor:
1. Alejarse del dolor vs Acercarse al placer
Esto lo puedes ver en ti o en otras personas. Si es una persona que
constantemente evade los problemas, estamos hablando de una persona
que se aleja del dolor.
Esta programación explica que puedes estar en búsqueda de
situaciones que te hagan sentir mejor o estar constantemente alejándote de
las circunstancias que causan dolor.
Esto no quiere decir que uno es bueno y el otro es malo, sino que te
permite saber cómo funcionas y te ubicará de un lado u otro de la balanza.
Recordarás que en el tema de resolución de conflictos, discutimos el
concepto de la intención positiva, donde tu mente siempre está tratando de
protegerte. Te aleja del dolor o te acerca al placer, esa es la intención.
Comencé a meditar, porque sentía que mis emociones tenían un
control muy fuerte sobre mí. Eso me estaba causando sufrimiento.
Descubrí que mi perspectiva de la vida era: estar preparado para lo peor.
Yo sabía que en cualquier momento se podría venir la vida abajo y
emocionalmente no estaba preparado para otro golpe de la vida. Me
alejaba constantemente del dolor.
La meditación me ayudó a calmar la ansiedad, controlar mis
emociones y ver mis acontecimientos desde otra perspectiva. En cuestión
de semanas encontré una paz interior que se sentía muy bien. De pronto
me encontraba acercándome al placer.
2. Referencia externa vs interna.
Si eres una persona que busca regularmente la opinión de tus
compañeros o de tu jefe, significa que tu referencia es externa. Estás
buscando el reconocimiento fuera de ti.
El otro grupo cae en las personas que no necesitan ese reconocimiento,
no necesitan comentarios del tipo «buen trabajo». No necesitan saber si
algo estuvo bien o estuvo mal. Esas personas están enfocada hacia lo que
es interno.
Esto indicará la mejor manera en la que tú trabajas.
Cuando inicié en el mundo laboral no tenía muy claro de si el trabajo
que estaba haciendo estaba bien a los ojos del jefe. Entonces todas mis
acciones fueron dirigidas a que el jefe pudiera notar que soy un buen
elemento.
Tras determinado tiempo no pude lograr que mi jefe me dijera un
simple «buen trabajo» y eso me tenía fastidiado. No quería saber nada de
él o del trabajo. Eso me trajo incomodidad en mi área laboral y mucha
insatisfacción. Estaba buscando externamente la aprobación.
Yo estaba seguro de que en todo momento ponía lo mejor de mí y los
resultados que entregaba eran méritos de mi esfuerzo y dedicación. Yo
sabía que el trabajo estaba bien hecho, no necesitaba a nadie que me lo
dijera. Aprendí a encontrar la aprobación en mi interior.
3. Creado para uno mismo vs. para otros
Hay personas que intentan sacar provecho de las habilidades o
beneficios de los demás. Esa es su forma de trabajar. ¿Estoy buscando
ayudar a los demás o estoy esperando que los demás me ayuden a mí?
Aquí es muy importante no ponerse de un lado de la balanza. Debemos
encontrar un punto medio.
¿Qué pasa si nos inclinamos a un lado donde obtengo todo de las
personas? Eso se convierte en un acto egoísta. Se convierte en algo donde
necesito a las personas con un propósito.
Sin embargo, si nos ponemos del otro lado de la balanza, donde mis
acciones se enfocan a ayudar al prójimo, mi razón de existir es por y para
las personas, entonces te conviertes en un mártir.
Para esta programación, tienes que identificar en qué lado de la
balanza te encuentras, después tienes que encontrar de traerlo más hacia el
centro. Porque como ves, las cosas no son buenas en ninguno de los dos
extremos.
El Networking es una de las mejores herramientas con las que puede
contar el ser humano tanto en la vida personal como en la profesional.
Conocer a la persona indicada te puede facilitar muchas cosas cuando lo
necesites.
Sin embargo, no hay que quitar el foco de que muchas veces tú puedes
ser esa persona que puede facilitar la vida de otros.
En mi vida profesional he hecho lo que yo llamo «intercambios
comerciales» que es una manera de pedir ayuda a cierto experto en un
tema a cambio de ofrecer mi ayuda desde lo que yo soy experto.
Hasta ahora me ha servido para abrir puertas a nuevos negocios e
incluso incrementar mi red de amistades y profesionales de la industria.
4. Incompatibilidad vs Compatibilidad
Al interactuar con el mundo las personas manifestarán por medio de su
lenguaje todo aquello que es semejante a sí mismos, incluido el
pensamiento.
Cuando platicas con una persona utilizan frases como: «A mí
también...», «Yo también...».
Este tipo de oraciones indican que la persona busca la compatibilidad,
está constantemente pensando las similitudes de su entorno para con él
mismo.
Por otra parte, existen personas que siempre se refieren a las cosas con
las que ellos no son compatibles.
Utilizan frases como «A mí tampoco...», «No me gusta...», «Yo no...».
Por medio de estas frases somos capaces de identificar que la persona
está en busca de la incompatibilidad, piensan en todo aquello que no esté
en sintonía con ellos.
No existe un lado «bueno» o «malo» de la balanza. Simplemente
necesitas identificar la manera en que piensas. Es una cuestión de
autoconocimiento.
A mí me han tachado de «negativo» durante toda mi vida. No fue hasta
que conocí este concepto que comprendí por qué me expreso del mundo de
la manera en que lo hago.
Tengo el superpoder de encontrar una crítica a todo. Digo que es un
superpoder, porque eso me abre la puerta a poder mejorar algo que
considero no es correcto. Como a todo le veo lo malo, me tachan de
negativo, pero la realidad es que veo el mundo desde la incompatibilidad.
5. La estrategia del vendedor
Todas las personas pueden ser convencidas. Tienes que identificar
«eso» que le mueve. Tienes que identificar qué elementos estimulan a una
persona. También definir el tiempo en el que tienes que estimular para que
pueda ser convencido.
Para poder convencer a una persona tienes que identificar si es alguien
visual, auditiva o kinestésica, es decir, qué necesita probar antes de
decidir.
¿Has comprado algo que no querías comprar solamente porque el
vendedor hizo su trabajo correctamente?
Los vendedores saben que todas las personas pueden ser convencidas si
estimulas sus características principales durante el tiempo necesario.
Buscan la forma correcta de empatizar contigo, colocándose en la misma
versión del mundo que tú tienes.
Hablamos anteriormente de filtros que modificaban la realidad del
mundo de una manera subjetiva para cada individuo. Esos filtros
determinan la manera en que la persona es capaz de interactuar con los
elementos de su realidad.
Cada persona tiene desarrollados sus sentidos en diferente magnitud.
Por eso las percepciones de la realidad cambian de persona a persona.
Las personas auditivas tienen más desarrollado el sentido del oído.
Gracias a ello, es normal que su interacción con el mundo suceda en este
plano, donde los sonidos entregan más información de lo que está
experimentando. Son personas que pueden aprender simplemente
escuchando o que prefieren hablar en vez de escribir un mensaje.
Las personas visuales tienen más desarrollado el sentido de la vista.
Los ojos funcionan como receptores de luz con información suficiente de
su alrededor. Los colores, las imágenes e incluso los gestos pueden decir
mucho de su realidad.
Son personas que aprenden viendo o que responderán fácilmente a
gestos o movimientos corporales.
Las personas kinestésicas tienen desarrollados la mezcla de los
sentidos del tacto, gusto y olfato. Por medio de esta excepcional mezcla,
pueden experimentar la vida misma. Es decir, aprenden por medio de la
experiencia. Las personas dentro de esta categoría suelen aprender
fácilmente haciendo la actividad o prefieren vivir la experiencia antes de
leerlo en algún libro.
Los vendedores son capaces de identificar cómo percibes el mundo.
Precisamente es una estrategia de ventas que utilizan para convencer de
comprar un producto. Son los maestros para identificar «lo que te mueve».
Yo soy un kinestésico profesional. Por esa razón, las bonitas campañas
de productos no tienen un efecto muy fuerte en mí. Pero la situación
cambia cuando pongo las manos en el producto. Si vivo la experiencia es
mucho más factible que esté interesado en el producto.
Cabe destacar también, que la forma en que yo estudio es por medio de
la escritura. Algo que quiero aprender, deberá estar apuntado en mi libreta.
Es una forma de experimentar el aprendizaje que me funcionó durante
todos los años de mi carrera universitaria.
6. Posibilidades vs. Necesidades
Las personas programadas por necesidades van a tomar decisiones y
van a actuar mediante los acontecimientos que sucedan en ese momento.
Supongamos que quieres un trabajo nuevo, pero no comienzas a buscar un
trabajo que a ti te gustaría. Lo único que haces es postularte a diferentes
posiciones en diferentes compañías, llenas la información en las bolsas de
trabajo y tiempo después llegan diferentes opciones. De esas opciones
simplemente eliges la mejor opción. Tomaste lo que había. De igual
manera podemos interpolar a situaciones de pareja, casa o relaciones:
simplemente tomas lo que hay.
En cambio, quienes están programados por medio de posibilidades
están buscando las oportunidades que les acercarán a lo que ellos quieren.
Tienen bien definidos sus objetivos y están en búsqueda de alcanzarlos. Si
quieren un trabajo, saben cuál es. Si quieren una casa, saben cuál es. Si
quieren una relación, saben con quién. Estas personas saben lo que quieren
y hacen todo por tenerlo.
Muchos de mis trabajos fueron resultado de mis necesidades.
Hubo un tiempo que necesitaba dinero para poder pagar los libros de
mi escuela. Así que salí a buscar trabajo y acepté el primero que quiso
contratarme. Ganaba muy poco, pero lo peor es que terminé haciendo algo
que no me gustaba.
Así estuve por el mundo, lo que necesitaba en el momento era en lo
que me ponía a trabajar. Mis carencias movían mis acciones.
Poco después de terminar la certificación como coach, entendí que el
mundo estaba ahí para ser devorado. No veía las posibilidades porque no
sabía lo que quería.
En el momento que hice mi reflexión y decidí que quería escribir un
libro, no hubo nada que me detuviera. Y aquí estoy, escribiendo este libro,
viviendo desde las posibilidades.
¿Qué te mueve? ¿La posibilidad o la necesidad?
7. Independiente vs cooperativo
Esta programación habla sobre el trabajo en equipo o el
individualismo. Las personas que trabajan en equipo tienen funciones y
llegan a una meta en común. Si sientes mayor comodidad al trabajar
siguiendo a un líder, puedes identificarte con facilidad como cooperativo.
Si no requieres que una persona te esté diciendo que hacer, tienes muy
claros cuáles son tus objetivos y tus alcances, y además te sientes muy
cómodo trabajando de esta manera, entonces puedes identificarte como
independiente.
En el punto medio de la balanza, existe una combinación de ellos,
donde perteneces a un equipo, pero con actividades muy bien definidas y
un avance autónomo, sin depender de otras personas.
A mí me funciona trabajar desde procesos bien definidos y
estructurados. La planeación es importante para que un equipo pueda
funcionar. Es por eso que, durante las etapas de planificación, tengo un
mejor desempeño trabajando solo, concentrándome en las estrategias que
deberá seguir un equipo para completar un objetivo.
Una vez definida la estrategia me dedico a ejecutar el plan con el
equipo de trabajo. Les explico cómo debemos hacer el trabajo y los
resultados que deberíamos esperar de él. En mi caso me desempeño mejor
con la combinación de ambas.
8. Detallado vs Global
Las personas detallistas se enfocan en cosas muy específicas, en estos
casos el panorama general pierde el enfoque. Es decir, cuando te
involucras sólo en los detalles, el resto de las cosas pasan desapercibidas.
Las personas globales tienen una perspectiva general, pero en ese
momento pierdes el control porque no te enfocas en los detalles.
Cuando una persona global trabaja con alguien detallista, el resultado
es muy positivo, porque los globales están cuidando en todo momento el
panorama, mientras los detallistas se enfocan en lo que realmente importa
para avanzar.
No tengo la capacidad de analizar las situaciones a detalle. Yo me he
identificado como alguien global. Me gusta ver las perspectivas de una
manera general, pues de esta manera puedo dirigir más eficientemente a
mis equipos de trabajo.
Los integrantes del equipo pueden enfocarse en los detalles, pero
necesitan que el barco tenga un capitán, y para ello descubrí que puedo
comandar el barco. Sé adónde voy, sé por dónde llegar y desde ahí podré
dar información al equipo para que puedan ejecutar de una mejor manera
su trabajo.
9. Proactivos vs. Reactivos
Las personas proactivas tienden a tomar acciones sin importar si tienen
instrucciones para realizar o no dicha actividad. Siempre se encuentran en
control de las situaciones, porque siempre toman acción. No necesitan de
una persona que les digan qué hacer, porque el proactivo ya reaccionó
antes.
Las personas reactivas tienden a esperar el momento exacto para poder
actuar. Normalmente se paralizan por analizar las cosas, a este síntoma se
lo llama «parálisis por análisis». Invierten más tiempo analizando que
actuando, y no es hasta que la situación se vuelve insostenible que
comienzan actuar.
Debo admitir que yo sufro de «parálisis por análisis». Soy un pensador
nato. Analizo cada escenario y le doy vueltas y vueltas al asunto hasta que
mi mente se agota por completo. En algunas ocasiones, cuando me siento
muy abrumado, mi vida fluye mejor cuando me dedico a reaccionar.
Hasta que no sucede cierto acontecimiento, no lo enfrento.
Realmente en muy pocas ocasiones me he sentido proactivo. Me pongo
en modo proactivo cuando existe alguna motivación para hacer las cosas.
Si me propongo una meta, seguramente lo haré, por el simple hecho de
habérmelo propuesto.
Digamos que, si está en mi libreta de apuntes, será realizado por mi yo
proactivo. En cambio, si no está en mi libreta, esperaré el golpe de la vida
para reaccionar.
Estas fueron las meta programaciones.
¿Fuiste capaz de identificarte con alguna de ellas?
Es probable que te hayas identificado con muchas de ellas.
En la mayoría de los Metaprogramas existen diferentes polos. Puede
ser que te hayas identificado más con un concepto que con otro. Lo
importante aquí es que logres descubrir quién eres, cómo piensas y cómo
interactúas con el mundo.
Es importante que te veas identificado con ellas, porque será esencial
en lo que vamos a trabajar más adelante.
No trates de luchar con quién tú eres; acepta como estás programado y
recuerda que serás capaz de re-programarte más adelante.
Interludio
Rescatando al niño interior
Las tardes de diversión con mis primos cuando era pequeño se basaban
básicamente en disfrutar la vida. Me caía, me raspaba las rodillas y
simplemente me levantaba a seguir jugando.
Mis responsabilidades de la escuela pareciera que nunca me
estresaron, porque al final de ellas sabía que podía disfrutar mi día
jugando un poco más.
En aquel entonces, no existía estrés y me sorprendía de todo lo que
acontecía en el mundo. Es como si al crecer fuese perdiendo mi habilidad
para ser feliz fácilmente; que mis preocupaciones decidieron acampar en
mi ser.
Mi peor equivocación de niño fue desear ser adulto.
¿Dónde quedó aquel niño que se reponía de todo? Entonces sabía fluir
fácilmente con la vida. Los años escolares parecían eternos y los veranos
se disfrutaban con alegría. Sin pensar en el año venidero o los retos que
traería la escuela. Simplemente existía yo con el mundo sin pensar en lo
demás.
Al convertirme en adulto parece que todos los problemas me pueden
derribar fácilmente. Quizá por tener un cerebro más desarrollado con
ganas de analizar todo lo que me sucede. Probablemente esa sea la clave:
no dejarme fluir. Sin embargo, no es así de simple.
Nada me emociona, ni disfruto de mis días continuamente como lo
hacía de niño. Dejé a «mini yo» olvidado en alguna banca fría durante un
invierno eterno. Ahí mirando hacia el suelo se encuentra esperando que
recuerde regresar por él.
Traer de vuelta a ese niño parece una tarea complicada, pero necesaria.
A veces lo que necesitas es un «Chingue su madre» y lanzarte al vacío con
la intención de dejarte sorprender por las novedades de la vida; tal como él
lo haría.
¿Cuándo fue la última vez que trepaste un árbol? ¿Cuándo fue la
última vez que corriste bajo la lluvia? ¿Cuándo fue la última vez que te
subiste a un columpio? ¿Cuándo fue la última vez que te asombraste al
entrar a un acuario? ¿Cuándo fue la última vez que jugaste a las
escondidas?
La simpleza infantil permite que puedas ver el mundo con otros ojos.
Los ojos de la fascinación instantánea. Esos mismos ojos que alguna vez
se llenaron de lágrimas al ver un cachorro correr a tus brazos.
Cuando eras niño veías desde los ojos del amor y la inocencia.
¿Cuándo decidiste perderlos? ¿Quién te obligó a hacerlo?
Dirígete a esa banca donde abandonaste a tu niño interior. Haz un pacto
con él e involúcralo más en tu vida. El niño, sin pensarlo, vive en el
«Chingue su madre», dejando los detalles atrás y actuando activamente.
Pídele perdón e invítalo a vivir contigo, pídele consejos, agradece su
presencia, asómbrate de cada nueva aventura, pero lo más importante:
cuando caigas, levántate y sigue jugando.
La vida balanceada
Capítulo 8
¿Qué vida quieres tener? ViBa: Vida en balance
Nuestra vida está compuesta de diferentes áreas que deben de estar en
un equilibrio perfecto. En el momento que perdemos equilibrio en esas
áreas, comenzamos a tener diferentes síntomas emocionales. Nos sentimos
incompletos, incapaces, desmotivados; con una sensación de estar
estancados. La razón es que nos estamos olvidando de atender las áreas
involucradas en nuestra vida. En ese momento nos sentimos incompletos y
separados de la realidad. Ahí comienzan los problemas de ansiedad. Nos la
pasamos pensando en el pasado y en el futuro. Olvidamos el “ahora” y es
ahora cuando necesitamos poner orden.
Son siete áreas las que están en juego.
Vamos a revisar cada una de ellas. ¿Qué significan? ¿Qué tenemos que
tratar?
Es muy importante preguntarnos ¿Dónde estamos parados en este
momento? ¿Dónde queremos estar? ¿A dónde queremos llegar? Las
respuestas nos servirán para hacer planes que nos lleven a ese punto
preciso en el que queremos estar.
El concepto es muy sencillo: tengo 7 áreas que debo tener en balance.
En el momento que descuido esas áreas, me alejo de mi misión de
vida.
Sin embargo, las áreas no son iguales para todos. La importancia que
tú le das a esas áreas, no es la misma que la que le da tu hermano, amigos
o padres, porque estamos en situaciones completamente diferentes.
Además nuestra educación, conocimientos, deseos y valores van a cambiar
la importancia que le damos a esas áreas.
Relaciones
Esta área es la primera y son las relaciones sociales, es decir, la
interacción que tenemos con otras personas.
Elegimos a las personas con las que queremos pasar la mayor parte
nuestro tiempo. Entre más tiempo pases con una persona, vas a ser capaz
de adoptar los conocimientos, habilidades y formas de actuar de esa
persona.
Esto quiere decir que si dedicas mucho tiempo a una “buena” persona,
eventualmente te vas a convertir en una “buena” persona.
En cambio, si te pasas el tiempo con una “mala” persona, en poco
tiempo te convertirás en una “mala” persona. Vas a comenzar a adoptar
ideas que pueden o no estar alineados con tus deseos. Tenemos que
separarnos de esas personas que nos están alejando de nuestro propósito de
vida.
Los familiares en ocasiones tampoco están alineados con nuestros
objetivos. Hay familiares que creen tener la razón, y que por el simple
hecho de ser familia, tú deberías aceptar las propuestas que te están
ofreciendo. No debería ser así, al menos no siempre.
Las personas siempre tienen algo que contarte, algo que recomendarte,
una propuesta para que tú hagas. Muchas veces ni siquiera tiene sentido
hacerlo. Por lo general son cosas que nosotros nunca habíamos pensado en
hacer. Hay que tener mucho cuidado con las personas que estamos.
Pregúntate: ¿Quiénes son las personas con las que queremos estar?
De esta manera vamos a comenzar a trabajar nuestras relaciones.
Invertir y cuidarlas. Ya que hemos identificado quienes son las personas
con las que queremos pasar la mayor parte de nuestro tiempo, es
importante invertir el tiempo en ellas.
Después hay que diferenciar entre las personas con las que queremos
estar, pero no les vamos a dedicar tanto tiempo, porque a pesar de que las
amamos, su forma de pensar no está alineada a tu forma de ser o tus
valores. El tiempo que le vamos a dedicar a ellos, no será el mismo que le
vamos a dedicar a nuestra pareja o nuestros hijos. Simplemente porque en
una escala de prioridades, no están en el primer lugar.
De igual manera con nuestras amistades. ¿Quiénes son los amigos que
quieres tener cerca en todo momento? ¿Cuáles son esas amistades que
tienen un valor afectivo pero que no aportan nada o muy poco a tu
propósito de vida?
Podríamos considerar como tercera categoría las personas con una alta
negatividad que definitivamente no aportan nada a nuestra vida y de las
que tenemos que alejarnos. Si eres una persona negativa, los demás no
querrán estar contigo, y sabrás que las personas a tu alrededor también son
negativos. Para separarnos de esas personas, siempre tenemos que hacerlo
de una forma educada sin lastimar sus sentimientos. Habrá quienes lo
entiendan, habrá quienes no, pero siempre con mucho respeto.
Las personas que comparten contigo los mismos deseos y valores, van
a influir en ti para que logres alcanzar tus objetivos. De esta manera
vamos a construir una relación más fuerte, valiosa y con mayor
significado para ambos.
En resumen, tienes que definir tres grupos de personas:
Primer grupo: personas con las cuales quieres estar siempre,
porque aportan mucho a tu propósito de vida y le invertirás el
mayor tiempo posible.
Segundo grupo: personas por las que tienes un afecto hacia
ellos, pero que no nos acercan tanto a nuestro propósito de vida,
pero queremos tenerlas ahí porque nos aportan algo
emocionalmente.
Tercer grupo: alejarnos de todas las personas que no aportan
nada a nuestro propósito de vida, a nuestros intereses y que no
están alineadas con nuestros valores.
Finanzas
Una de las cosas que me molesta no haber aprendido cuando era niño
es el tema relacionado al dinero. Es un tema tabú en nuestra sociedad. No
podemos hablar del dinero, a veces, ni siquiera con nuestra propia familia.
Según las estadísticas es una de las razones principales de los divorcios.
Es un tema complicado porque nadie nos ha enseñado a manejar
nuestro dinero, tampoco es un motivo habitual sobre el que hablamos.
Hay conceptos equivocados que afirman que el dinero sólo lo tienen
las personas corruptas, narcotraficantes, criminales o personas que lo
obtienen de una manera ilícita. Por eso pensamos que el dinero es malo.
En nuestra casa, o en la sociedad en general, confundimos la humildad
con la pobreza. Pensamos: «prefiero ser pobre, pero feliz» o «pobre, pero
honrado». Como diciendo que el dinero no te trae felicidad. ¡Claro que el
dinero te trae felicidad! Sin embargo, la felicidad no está en el dinero.
Es un concepto diferente a lo que la sociedad nos ha educado. Nosotros
queremos ser felices, pero no por eso vamos a tener problemas de dinero.
Al día de hoy, prefiero muchas veces tener el dinero para evitarme los
problemas que podrían surgir.
El dinero no es malo. No está mal ser millonario. No está mal cuidarlo.
Es tuyo, te lo has ganado con tu trabajo.
Lo importante es que tenemos que aprender a manejarlo y
administrarlo. No es posible que vivamos al día.
En el momento que una emergencia real nos aborde, y no estemos
preparados, vamos a comenzar a tener complicaciones. Porque no estamos
preparados para una crisis económica. La vida no te avisa cuando un
problema va a llegar. Los problemas llegan y punto.
Muchas veces esos problemas son imprevistos, y muchas veces
necesitas dinero para salir de ese inconveniente. Si no prevés ese tipo de
emergencias, nos vamos a poner en una situación complicada y tendrás
que recurrir a dinero prestado que tendrás que devolver con intereses y que
eventualmente se convertirá en una bola de nieve.
Tu quincena no se tiene que acabar en quince días. Debes tener un
plan, un presupuesto. No puedes tener una vida de rico, cuando no eres
rico.
Existen libros enteros del tema, así que la recomendación es que
revises información relacionada a presupuestos, inversiones, libertad
financiera e ingresos pasivos.
Como primer acercamiento, te recomiendo ampliamente leer el libro
«Pequeño cerdo capitalista» de Sofía Macías, especialmente si eres de
México, en el que enfoca sus temas a instituciones y regulaciones
mexicanas.
Si tienes más tiempo y te gusta más la onda de los blogs, mi favorito
es www.blogylana.com de Sonia Sánchez Escuer. Vas a encontrar la misma
información que el libro de Sofía, pero necesitarás dedicarle un poco de
tiempo para ubicar la información en el blog.
En resumen, tener dinero no es malo y no hemos recibido educación
financiera. Lo que nos corresponde ahora es cambiar esos papeles.
Capacitarnos para obtener una estabilidad económica y enfocar nuestros
esfuerzos a la libertad financiera. Una vez que tengamos el conocimiento y
lo ejecutemos, podemos pasar a enseñar a nuestras futuras generaciones.
Salud mental
Constantemente estamos expuestos a situaciones que nos generan
mucho estrés que es el causante de muchos de nuestros problemas físicos
y mentales.
Todo está relacionado. Estamos conectados con la mente, si no estamos
en un perfecto balance, vamos a notar problemas físicos.
El estrés es la causa de muchos de nuestros dolores crónicos. Por eso
cuando vas al doctor, su diagnóstico de la causa principal de tus dolencias
es el estrés.
Tienes que aprender a controlarlo para erradicar este tipo de dolencias.
En el trabajo es muy complicado, porque hay muchas situaciones que lo
generan. De igual manera, en nuestra vida cotidiana existen muchas cosas
que nos abruman y generan una ansiedad que nos dejan anclados al pasado
y no te dejan avanzar.
La ansiedad nos ataca desde el futuro, porque estamos constantemente
preocupados por lo que pueda pasar. A pesar de que las probabilidades de
que ese escenario suceda son muy bajas, aun así te preocupas por lo que
pudiera pasar y generamos estrés.
Encontrarnos saludables mentalmente es muy importante, porque nos
permite pensar claramente. Eres capaz de pensar como deberías: sin
preocupaciones y sin estrés autogenerado. Eres capaz de controlar tus
emociones y puedes interactuar mejor con las personas. Para poder llegar a
esa inteligencia emocional tienes que aprender a conocer lo que está
adentro de ti. Por esta razón, muchas personas practican y recomiendan la
meditación.
La meditación es una práctica complicada para los principiantes. Sin
embargo, basta con unos minutos al día para despejar nuestras
preocupaciones, salir despejados de nuestra casa y con una mayor claridad
mental. Cuando empiezas a adoptar la meditación como una práctica
extendida, vas a descubrir que te sientes más tranquilo y aunque a lo largo
del día vas absorbiendo situaciones que te generan estrés, te verás menos
afectado por ellas.
Si es la primera vez que meditas, comienza por la mañana cuatro o
cinco minutos, si te distraes mucho, prueba con menos tiempo, un minuto
o medio minuto para entrenar a tu mente a practicar la meditación.
A mí me ha servido la práctica del Mindfulness, funciona muy bien
para personas que no han practicado anteriormente un estado de relajación
como el que te ofrece la meditación. Además ha sido más sencillo
adaptarme y da resultados prácticos. He sentido muchos beneficios y el
esfuerzo ha sido menor. Es simple porque no tienes que tener la mente en
blanco. Cuando llegue un pensamiento involuntario a tu mente,
simplemente hazte consciente de que está ahí. ¿De qué manera? Observa
de qué se trata. No lo analices, no reacciones; solamente observa. En el
momento que le prestas atención al pensamiento involuntario, eres
consciente de su presencia.
No intentes reprimirlo o cambiarlo.
Para la salud mental tienes que saber reconocer tus emociones y tus
pensamientos. La mejor forma es «calmarla» mediante la meditación.
Todas las personas que te traen pensamientos negativos, tenemos que
alejarlos. Son quienes te están inyectando el veneno que no necesitas.
Aleja a todas las personas que no aportan nada a tu tranquilidad.
Cuando no puedas escapar de situaciones que te generen estrés, entonces
tienes que aprender a controlarlo o reducirlo.
La meditación puede ser frustrante o muy complicada al principio, si
tienes problemas para meditar durante un tiempo extendido, recuerda que
a veces lo único que necesitas es solo un respiro profundo. Meditar es,
prácticamente, concentrarte en tu respiración; un solo respiro puede hacer
la diferencia.
Desarrollo profesional
Por lo general es el área donde las personas se concentran. Fuimos
educados durante toda nuestra vida para ser trabajadores. México es un
país manufacturero y por ende, la educación está enfocada principalmente
a la industria.
Cuando elegimos nuestra carrera no tenemos muy claro lo que
queremos estudiar, tenía diecisiete años cuando decidí mi carrera,
realmente no estaba preparado para una decisión así. Por diferentes
razones terminamos estudiando cosas que no queríamos y recién cuando
comenzamos a trabajar te das cuenta que no era lo que querías. Ahí
descubres que siempre existieron muchas opciones para poder estudiar y
trabajar.
Lo que no nos gusta es la estructura industrializada en la que
trabajamos. Los horarios fijos, el ambiente laboral y el trato de las
empresas hacia los empleados. Aun así: tenemos que vivir de algo.
Aunque el trabajo no nos guste, tenemos que cambiar el enfoque.
Gracias al trabajo somos capaces de sustentarnos, de mantener a nuestra
familia, comprar nuestras cosas, estabilidad económica que nos quita
preocupaciones.
El trabajo no es malo, el problema es que le das un enfoque negativo.
Si no estás satisfecho en el lugar donde estás trabajando, lo ideal es que
busques nuevas posibilidades.
Lo importante de esta área es quitarle la importancia que le damos.
Tiene esa prioridad porque es el área que nos sustenta a nosotros y a
nuestra familia. Sin embargo, le dedicamos demasiado tiempo. Por esta
razón es que descuidas muchas de las áreas que hemos hablado.
No haces ejercicio, porque no tienes tiempo. No ves a tu familia,
porque no tienes tiempo. No has emprendido ese negocio, porque no tienes
tiempo. No tienes control en tus finanzas porque no tienes tiempo.
Incluso, en la mayoría de los casos, tu jefe no es el que te pide que te
quedes tiempo extra. Lo que sucede es que eres pésimo organizando tu
agenda. Además no respetas tus horarios de trabajo. Nadie te va a
agradecer por trabajar horas extra o fines de semana. Entiéndelo bien:
nadie.
Es necesario ponerle el extra a nuestro trabajo, pero ¿A qué costo?
Honestamente, tú para la empresa eres un número más. El día que
decidas renunciar o que te despiden, simplemente buscarán a una persona
nueva y te van a reemplazar.
No deberías ponerle mayor interés del que la empresa te pone a ti. Es
muy importante cuidar tu trabajo, pero no significa que tengas que trabajar
horas extras, que no te pagan, y que no podrás recuperar nunca.
Tienes que encontrar el equilibrio dentro de tu trabajo que te permita
dar buenos resultados dentro de tu horario laboral. Si trabajas por
proyectos o por horas, entonces acaba el proyecto lo más rápido posible
para que puedas invertir más tiempo en otra de tus áreas.
Si tienes un horario fijo, que demandan cierto tiempo al día, cumple
con ellas, pero aprovecha los tiempos muertos dentro del horario. ¿Qué
vas a hacer durante esos tiempos muertos para balancear el resto de las
áreas? ¿Cuáles voy a atender sin bajar el rendimiento de mi trabajo?
Ponte a pensar cómo está formada tu agenda del día. Te darás cuenta
que pierdes mucho tiempo platicando con personas, en el cafecito, en el
cigarrito, en el Facebook, WhatsApp, etc. ¿De qué forma vas a aprovechar
ese tiempo? Recuerda que tiene que encontrar la forma para que no baje tu
productividad ni la calidad de tu trabajo. Considera que habrá ciertas cosas
que no podrás hacer en ese horario. Se puede prestar a que piensen tus
compañeros que no estás trabajando.
En los trabajos nos piden que estemos bien capacitados. Para algunas
posiciones, las empresas ya exigen que cuentes con una maestría. Al final
te siguen pagando lo mismo. La inversión no es válida. Tienes que
preguntare ¿Qué cosas quieres aprender? Hay que estudiar por gusto y no
por necesidad. La capacitación debe ser continua.
Lo que yo hago es tomar cursos cada mes aproximadamente. Esto para
adquirir conocimiento. No tomar cualquier curso, debe ser algo que esté
dentro de tu interés y que te permita desarrollarte. Debes utilizar esta
educación para acercarte a tus objetivos.
Recuerda que el tiempo debe ser una inversión y no una pérdida.
Desarrolla esas habilidades que te permitirán estar en donde tú deseas.
Por medio de los libros puedes capacitarte también. Tú eres lo que
lees. Varía el contenido literario que consumes.
Logré avanzar más rápido el día que cambié las novelas por libros de no
ficción y desarrollo personal. La curva de aprendizaje fue rápida y las
perspectivas con las cuales veía la vida cambiaron completamente. Existen
muchas opciones, pero mi recomendación es ir por los libros de no ficción,
porque reúne la experiencia de personas en un área y es equivalente a
tomar un café con ellos y discutir un tema en específico.
Si a ti no te funcionan las ventas, lee sobre ventas.
Si pasas la mayor parte del tiempo deprimido, lee sobre felicidad,
motivación o aprende más de ella.
Si crees que no eres buen líder, lee sobre liderazgo.
Todo depende de lo que deseas alcanzar y por esa razón tienes que
tener bien definido lo que quieres alcanzar.
Las novelas las utilizo para despejar la mente. Funciona muy bien
antes de dormir, porque te aleja por unos momentos de todos esos eventos
que absorbiste durante el día. Las historias nos ayudan a olvidar lo que
está bien incrustado en nuestra mente.
En resumen, aprovecha las cualidades que tu trabajo te ofrece. Hazte
más productivo para que puedas maximizar el tiempo en la oficina y
ataques otras áreas de tu vida con el tiempo de sobra.
Si no estás satisfecho en el lugar que te encuentras trabajando, cambia
de trabajo, sin miedo ni preocupaciones; busca un ambiente cómodo que te
aporte valor a tu vida.
Mantente aprendiendo constantemente sobre temas que te generen
interés y que al mismo tiempo te desarrollen como persona y profesional.
Contribución social
La comunidad judía es un ejemplo para la sociedad. Tenemos mucho
que aprender de ellos. Los judíos tienen un mayor sentido de pertenencia
hacia su comunidad ya que
se ayudan los unos a los otros. Es común encontrar apoyos, descuentos,
ofertas en negocios judíos. La idea es devolver a su comunidad todo lo que
se les ha dado. Es decir, cuando estás en una posición arriba del promedio,
lo que profesan es devolver, pues ellos se encuentran en esa posición
gracias al apoyo de su comunidad.
Usualmente estos negocios son fructíferos por el hecho de ayudarse
entre ellos.
Me encanta esta ideología, podríamos aprender mucho de ellos. En la
sociedad actual, no nos ayudamos los unos a los otros y en algunos casos
pasamos por encima de los demás para alcanzar el éxito.
Es muy importante contribuir a la sociedad, se ha comprobado que lo
que te brinda satisfacción inmediata es el ayudar a los demás.
En esta área no se trata de irnos a una playa a limpiar piedras llenas de
petróleo o ir al África a salvar a niños. Ese no es el significado, es válido,
pero muchas personas no están hechas para ese tipo de altruismo. Por lo
general, eso es lo que nos desmotiva, porque creemos que esa es la única
forma de contribuir a las personas. No todos tenemos esa vocación.
La manera que he encontrado que me brinda mayor satisfacción es
compartiendo mi conocimiento. Me gusta mucho aprender, leer y
cuestionarme todo. Por eso decidí que mi forma de contribución es
transmitir mi conocimiento. Me entusiasma mucho, lo disfruto y lo
encuentro necesario, porque no existen muchas personas que estén
dispuestas a hacerlo. Normalmente se guardan su conocimiento con la
intención de ser ellos mejores y destacar sobre los demás.
Para que una persona pueda alcanzar el conocimiento total, tiene que
compartirlo. Dejar de ser egoístas y esta es una forma que aporta mucho a
la sociedad.
Encuentra una forma de hacer más sencilla la vida de las personas. No
todas las personas quieren hacer daño y son más amables de lo que
parecen. Habrá personas que no tienen una mentalidad así, pero eso no
importa, tiene más valor tu interior.
Busca dentro de tus habilidades, pasiones y valores las que puedan
generar ese extra en tu comunidad. Pensar en consultorías, cursos,
conferencias, productos o servicios. Puedes ofrecerlos gratis o cobrar por
ellos a un costo accesible. Tu inversión ya está hecha en forma de tiempo.
Ese es tu recurso más valioso.
Si ofreces tu tiempo, será la mejor contribución que puedes hacer. Para
esto tienes que invertir tiempo, habilidades, conocimiento, valores y
experiencia. De esta manera serás más feliz y la sociedad podrá
desarrollarse y crecer.
Nosotros somos responsables de este mundo que estamos dejando a
nuestros hijos. Considera que podemos hacer un cambio en este mundo,
pero tiene que comenzar por nosotros mismos.
Eso es lo que necesitas: un sentido de pertenencia. ¿Cómo puedes
pertenecer a una comunidad si solo buscas beneficio propio? Es
importante desarrollarlo para crecer en esta área.
En resumen, todos somos buenos para algo. Son nuestras habilidades
las que nos hacen únicos y deberíamos utilizarlas en beneficio de la
sociedad. No todos tenemos la misma vocación para ir al África a resolver
los problemas que ahí acontecen. Si tienes esa vocación, hazlo. En caso
contrario, identifica dentro de tus habilidades y deseos como puedes
ayudar. Recuerda que no eres un salvador, ni un mártir.
Recreación y esparcimiento
Muy importante para la vida es poder tomarse el tiempo para uno
mismo, para hacer lo que queramos. Mejor conocidos como Hobbies. Si no
te das el tiempo para despejarte, hacer las cosas que te gustan, para poner
en acción esos proyectos y metas que te permiten ser libre; no vas o poder
avanzar.
Cada persona tiene intereses muy diferentes y quizá harás actividades
que no necesariamente te generen dinero, pero que te dan la libertad de
que tu alter ego salga a flote y pueda demostrar que eres capaz de hacer
otras cosas aparte de tu trabajo.
¿Cómo puedes disfrutar de hacer las actividades en tu tiempo libre?
Tienes que hacer actividades que disfrutes, que te liberen del estrés y te
despejen la mente. Desde tocar un instrumento musical, leer una novela,
platicar con amigos, ir al cine, ver una serie o jugar video juegos. Tienes
que dedicarle tiempo a esas cosas que nos permiten disfrutar de nuestra
vida. No todo es trabajo, no todo es salud, no todo es dinero. Tienes que
regalarte momentos para ti. ¿Qué gustos tienes que te permiten
desenfocarte de la vida real? ¿Qué te gustaría hacer? Puedes tener algún
gusto por alguna actividad, pero al no darte el tiempo, nunca lo hacemos.
¿Cuál es esa actividad que has postergado mucho y que te gustaría hacer?
La excusa número uno es: no tengo tiempo para hacerlo.
De cualquier forma el hecho de ponerte a hacer estas actividades no
quiere decir que estés desperdiciando tu tiempo. Lo que no puedes
permitirte es dedicarle más del que necesitas. No puedes superar el
horario establecido para esta área. De la misma manera tienes que
balancear entre otras actividades.
Encuentra esa actividad que te ofrezca libertad y diversión que te
obliga a salir de la rutina.
Una buena idea es encontrar una actividad que impacte las demás
áreas.
Puedes encontrar un deporte que se convierta en tu hobby. Por ejemplo,
yo practico natación y tengo tiempo de esparcimiento, porque me gusta,
disfruto de nadar y al mismo tiempo hago ejercicio, despejo mi mente,
como si estuviera meditando. De esta manera impacto varias áreas
importantes: esparcimiento, salud física y salud mental.
Tomando en cuenta la posibilidad anterior, sería una estupenda idea
que tu hobby se convirtiera en un ingreso económico extra.
En resumen, debes encontrar actividades que te permitan relajarte y
desconectarte de vez en cuando de la vida ajetreada. No importa qué, pero
algo que disfrutes. Si no tienes una actividad actualmente, puedes probar
una y otra vez hasta que encuentres algo que te guste. Muchas veces no es
a la primera, pero te aseguro que si buscas, en algún momento la vas a
encontrar.
Responsabilidades
Las responsabilidades llegan a nuestra vida y, sin embargo no es algo
que deseamos. Simplemente llegan y se instalan en tu vida. Podemos
evitarlas, pero no desaparecerán. Siempre están presentes.
Si empiezas a evadir las cosas que tienes que hacer y decides no
enfrentarlas, te van a saturar la mente inconsciente. Esas responsabilidades
se graban en tu interior y si no las atiendes, van a acumularse y en el
momento que salgan a la luz será muy difícil controlarlas. No enfrentas el
problema y te come por dentro.
Entonces las responsabilidades son todas esas situaciones que no
podemos evitar. Tienes que agarrarlas y hacerles frente para ponerle una
solución. Son cosas que probablemente no quisimos en un principio y
ahora nos tenemos que hacer cargo.
Pueden ser:
Un familiar enfermo que necesita tu atención.
Un hijo del que te tienes que hacer cargo.
Un abuelo o un papá de la tercera edad.
Una enfermedad que tienes que atender y tomar medidas al
respecto.
Algún problema legal en que te has metido.
Problemas personales que han llegado relacionado a otras
personas. Te metiste en un lío, ahora resuélvelo.
Si le das vuelta, la vida te va alcanzar tarde o temprano. Tienes que
poner orden en tu vida. Si comienzas a evadirlos no estarás cómodo
contigo mismo.
Esas responsabilidades pueden caer en diferentes áreas de nuestra vida
y están esperando ser atendidas.
Puede ser que tengas una deuda grande que espera ser liquidada.
Hiciste un comentario fuera de lugar y una persona cercana a nosotros
se ofendió y no lo has arreglado.
No sabemos controlar el estrés y comenzamos a tener dolencias en
nuestro cuerpo pero no le ponemos la atención necesaria y simplemente
nos medicamos para ocultar el dolor, pero no resolvemos el problema de
raíz.
Bajaste la calidad de tu trabajo. Estas siendo menos productivo y te
han llamado la atención varias veces, y tú simplemente no haces nada al
respecto.
No ayudas a las personas, eres egoísta y te guardas todo para ti. No
dejas que las personas aprendan de ti y comienzas a sentirte inútil para la
sociedad.
Abusas del tiempo que pasas en la televisión, en el Facebook y te
sientes mal por todo lo que publican tus amigos respecto a que su vida es
mejor que la tuya. No haces nada al respecto para que tu vida sea mejor y
sea como tú quieres que sea.
Las responsabilidades llegan e impactan a nuestras áreas y tenemos
que enfrentarlas porque son situaciones que nos ponen a prueba y lo único
que tienes que hacer es aprender de ellas. Un paso simple, pero no
sencillo.
Toma su tiempo y requiere de una estrategia para poner en acción
nuestros actos de balance de la vida.
Recuerda hacer frente a todo aquello que no deseaste en tu vida, pero
lo tienes. No debemos buscarle una explicación. Las cosas son y necesitan
de tu atención para que el proceso de aprendizaje y desarrollo se cumpla.
Balanceando la vida
Las áreas mencionadas anteriormente no son independientes. Cuando
hablo de un balance, significa que entre ellas existe una interacción.
Cualquier abandono o falta de interés hacia una de ellas producirá un
desequilibrio emocional que puede tener repercusiones en nuestra salud
física y mental.
Balancear la vida es todo un arte. La mala noticia es que nunca
lograremos tener el control perfecto de nuestra vida. La buena noticia es
que podemos diseñar la vida que queremos, siempre y cuando estemos
dispuestos a pagar el precio en cada una de nuestras áreas.
Al final, tenemos la vida que nos merecemos, porque así lo hemos
deseado. Que mejor darse cuenta del gran poder que tenemos ¿no?
En fin, lo importante en este capítulo es entender de qué manera
podemos balancear. Es decir, que todas nuestras áreas reciban el cuidado y
atención que definimos en un principio.
Define tus prioridades
Como lo he venido comentando; no todas las áreas tienen el mismo
valor para mí que para cualquier otra persona. Es por esta razón que
tenemos que hacer una evaluación interna de nuestra situación actual en
cada una de ellas.
Para saber tus prioridades responde las siguientes preguntas para cada una
de las áreas:
¿Cómo me encuentro hoy en esa área?
¿Cómo me gustaría estar?
¿Cuál es el primer paso que debería hacer para llegar adonde me
gustaría estar?
Las respuestas te llevarán indudablemente a definir cuáles son tus
prioridades. Aquellas áreas que representen para ti un problema o sientas
que necesitan más atención, deberán aparecer en lo más alto de tu lista de
prioridades.
Define el tiempo
Quizá te habrás preguntado: « ¿Qué estamos balanceando?» La
respuesta sería: el tiempo.
Todos los objetivos que hayas establecido en cada una de tus áreas
necesitan de tu atención para ser realizados. La atención se transforma en
tiempo y es a lo largo de esa línea que tienes que establecer tus esfuerzos
para completar los objetivos.
Las áreas en lo más alto de tu lista de prioridades deberán de recibir
más tiempo de tu parte, precisamente porque las has identificado con una
urgencia mayor. El lado positivo es que tan pronto comiences a trabajar
esas áreas te sentirás inmediatamente mejor. Los resultados son
prácticamente inmediatos y a la larga es una satisfacción increíble.
Recuerda pensar en el tiempo a gran escala. Es decir, establece los
tiempos en escalas de meses y años para aquellas áreas que no requieren
tanta atención en ese momento. Naturalmente las prioritarias querrás
dedicarles tiempo diario, y eso está muy bien.
Para sacar la mayor de las ventajas y que sea más fácil avanzar, la
recomendación será desarrollar rutinas.
En nuestra sociedad la rutina ha tomado una connotación negativa,
donde lo rutinario es aburrido y te introduce más en la zona de confort.
Durante mucho tiempo yo fui parte del grupo anti-rutinas. El día de
hoy te pido que le des una oportunidad. Especialmente si no has podido
salir del hoyo en el que te encuentras; olvídate de lo que has escuchado de
las rutinas, porque es un excelente paso para salir adelante.
No quiero que pienses con detalle en la estructura de tu tiempo diario.
Tampoco que te sientas comprometido a seguirla al pie de la letra. Todo lo
que escribas en una agenda puedes o no cumplirlo. Nadie te está evaluando
realmente. Lo que tienes que saber es que el tiempo que le dediques es lo
que te ayudará a salir adelante, cada vez que postergas o procrastinas,
simplemente no estás acercándote a tus objetivos.
Genera una rutina y define los tiempos aproximados para cada
actividad. Recuerda que la excusa «No tengo tiempo» no existe. Quienes
usan esa frase sólo demuestran su incapacidad de planificar el tiempo.
Consejo profesional: Comienza definiendo la hora a la que te quieres
levantarte por las mañanas. De ahí cuenta ocho horas hacia atrás y esa será
tu hora de dormir. No importa que sea muy temprano. Trata de acabar el
máximo de actividades destinadas al balance por la mañana. Así sentirás
que el día te rinde más.
¡Mezcla!
Considera esta sección como el consejo más profesional que puedas
recibir. Quizá ya se te habrá ocurrido hacer varias actividades al mismo
tiempo que puedan ayudarte a balancear tu vida.
Quise decir, que hay algunas actividades que impactan varias áreas. No
necesariamente tienes que ser multitasking, es decir, realizar múltiples
tareas al mismo tiempo. Tienes que ser inteligente. Si puedes aprovechar
tu tiempo al máximo, te darás cuenta que tendrás más tiempo libre y
podrás hacer más cosas.
Imagina que tienes que limpiar toda la casa. Una idea sería poner
música a todo volumen; bailas y cantas mientras limpias. Aquí atacas las
«responsabilidades», «esparcimiento y recreación» y en algunas personas
«Salud mental» mediante el Mindfulness o simplemente porque tu espacio
está limpio y te genera tranquilidad.
Imagina que te inscribes a un taller de finanzas personales. Invitas a tu
familia para que aprendan contigo. Al mismo tiempo estás reforzando tus
relaciones con cada uno de los miembros y desarrollas tu conocimiento en
finanzas, que de alguna manera también alimentan al crecimiento de tu
desarrollo profesional.
¿Ves cómo es muy fácil mezclar y balancear?
Repite
Con el paso de los días, te darás cuenta que retomaste el control de tu
vida. Poco a poco. Paso a paso.
Cuando te hablé de las rutinas, mencioné que deberías crearlas de una
manera flexible. Esto sencillamente porque no quiero que te sientas un
prisionero de la planeación o un adicto al control de tu vida.
La idea es que sigas teniendo la libertad de elegir, pero sabiendo
enfocar tus decisiones a lo que de verdad importa.
Notarás que tu lista de prioridades ha cambiado, porque hubo un
enfoque en áreas en específico. Algunas recibieron más atención que otras
y ahora es necesario volver a balancearlas.
Cuando te encuentres en esta situación, ya sabrás el camino. Vuelve a
definir tus prioridades, diseña una rutina que ataque tus prioridades y
comienza a mezclarlas como un profesional.
Esto, señores, es el balance de tu vida y te acompañará por el resto de
tus días.
Capítulo 9
¿Por qué nos deprimimos? Expectativas vs Realidades
Constantemente nos encontramos ante situaciones de mucha ansiedad
en el que estamos muy preocupados por el futuro y por el pasado.
Pensamos en lo que fue y lo que será, nos olvidamos de pensar en el
presente.
¿Qué voy a hacer el día de hoy para llegar a donde quiero estar
el día de mañana?
Cuando no nos planteamos correctamente esta situación, muchas veces
vamos a caer en un estado de tristeza, de depresión y poca motivación.
Comenzamos a culpar al mundo, las circunstancias, a Dios, al destino.
¿Por qué nos dio esta vida? Nos quejamos y nos preguntamos ¿Por qué a
mí? ¿Por qué yo? ¿Por qué Dios me está mandando estas adversidades?
Una de las razones que nos afectan constantemente a la hora de vivir
son nuestras falsas expectativas. Son deseos poco realistas o
esperanzadores que reúnen elementos que las hacen prácticamente
imposibles de ser alcanzados. Si yo quiero lograr algo específico y no
sucede así, nos vamos a poner tristes porque las cosas no están pasando
como nosotros lo esperábamos.
El problema no es que el mundo no quiera darte las cosas que tú
deseas, o que tú piensas que deberías tener. El mundo no funciona así, no
te lo da por arte de magia o suerte. Lo que sí existe es lo que tú te vas a
poner a hacer para lograr lo que quieres. Tienes que plantearte metas y
conceptos reales y alcanzables, porque en el momento que te planteas
cosas que son imposibles, nos vamos a poner tristes, no avanzamos y
culparemos a todo mundo.
La clave está en tener expectativas reales, alcanzables e inteligentes.
He pensado que la diferencia entre la expectativa y la realidad es lo que
nos pone tristes. Es la fórmula para estar deprimidos constantemente.
Peor aún, si no tienes expectativas, sueños, metas objetivos, entonces ¿Por
qué estas vivo? Precisamente te levantas sin motivación por las mañanas,
triste, enojado y no tienes una razón para vivir. Eres un zombi. Andas por
la vida sin una razón, sin un motivo. ¿Para qué estás vivo? ¿Para qué estas
triste?
Ahí se produce el conflicto con tu parte que te dice que estás hecho
para algo más. Que tienes un propósito en la vida. Pero si ni siquiera estas
en búsqueda del propósito te vas a quedar atorado en la depresión.
Plantéate expectativas coherentes alineadas a nuestros deseos. Para
eso, tenemos que saber qué queremos. Dejando de lado, por un momento,
el propósito de vida, tenemos que ver primeramente nuestras realidades y
descubrir cuáles son las expectativas que tengo de la vida. Para tener una
expectativa correcta, nos vamos a plantear objetivos muy claros y
específicos, medibles para saber si vamos avanzando o no. Si nos ponemos
metas a largo plazo y no las dividimos en sub-partes va ser muy difícil que
podamos tener una motivación constante. Hay que dividir nuestros
objetivos.
Las metas tienen que seguir el modelo SMART de Paul Meyer:
Específicas: una meta clara permite concentrarse correctamente.
Responde a las preguntas ¿Qué? ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Quién?
¿Cuándo?
Medibles: permite poder dar seguimiento a tu progreso y
mantenerte motivado. Responde a las preguntas ¿Cuánto?
Alcanzable: para tener éxito, debemos plantearnos metas reales.
Debemos ponernos retos que nos exijan un gran esfuerzo, pero
que seamos capaces de lograr. No fijar metas que dependan de
otras personas. Responde a la pregunta ¿Qué?
Relevantes: tus objetivos deben tener un significado para ti.
Siempre debe ir alineada con tus valores y deseos. Responde a
las preguntas ¿Qué? ¿Cómo?
Temporales: plantear una fecha límite nos permite concentrar
nuestros esfuerzos en las tareas necesarias para lograr el
objetivo. Responde a la pregunta ¿Cuándo?
Definir las metas es el paso más importante, porque tienen un efecto
motivante. La recomendación es escribirlos en una libreta que tenga esta
intención en específica. Es tu “libreta de objetivos”.
En ella, siguiendo el método SMART antes mencionado, escribirás
todo lo que quieres lograr. Ayudará mucho una vez que hayas estado
balanceando tu vida, porque sabrás realmente que áreas necesitan
trabajarse y habrás identificado la situación en la que te gustaría estar.
Para cada objetivo tienes que identificar los elementos o los recursos
necesarios para comenzar. Cada recurso significará una tarea extra que
tienes que cumplir para lograr un objetivo. Por otra parte, te ayuda a
conocer en profundidad tus objetivos. Comienzas a hacerlos parte de ti y
se manifestarán en todo lugar al que vayas.
A mis alumnos siempre les hago la misma pregunta: «¿Cuál es el
primer paso para comenzar?»
Por lo general, es una pregunta que contestan equivocadamente.
Al definir los objetivos, puedes sentirte abrumado por la cantidad de
actividades que tienes que hacer.
Imagina que cumplir tus objetivos funciona como una receta de cocina.
Hay pasos que tienes que seguir en orden para poder cocinar un platillo.
No puedes comenzar por el quinto paso.
Con los objetivos es igual; se necesita muy poco para comenzar. Para
no perder el enfoque sólo tienes que hacer el primer paso, y estarás más
cerca de lograr el objetivo. De ahí sucede un efecto dominó, pero todo
ocurre después de haber tomado el primer paso de una acción.
Un atajo que puedes tomar es mediante mentores. Identificar quién ya
hizo lo que tú quieres lograr es la manera más rápida de hacerlo, porque
esa persona puede orientarte a evitar los errores que él pudo haber
cometido.
Supón que tienes la oportunidad de tomar un café con una persona
exitosa que admiras. Los libros te permiten tener acceso a la misma
información que tendrías si coincidieras con ese autor famoso. Son una
apertura al conocimiento y generalmente la información viene todavía más
comprimida para el máximo aprovechamiento.
Existe un libro para cualquier tema o inquietud que puedas tener. Sin
embargo, sé ecléctico, pues estarás frente a mucha información que en
muchas ocasiones no es la mejor.
Interludio
La primera vez que consideré suicidarme
Tengo un dolor creciente en mi pecho. Mi cuerpo duele tanto que mi
mente crea escenarios donde sería feliz. No soy feliz. Las personas en la
televisión o en internet te dicen que debes buscar la felicidad.
Algunos están de acuerdo que no está relacionada con el dinero. Otros
dicen que debes dejar todo atrás e irte con una mochila a recorrer el
mundo. Otros creen que la meditación es un camino para el bienestar.
¿Qué sucede si ninguna de estas cosas funciona para mí? En los
últimos años he odiado viajar, la meditación no funciona como se supone
que debería y al final no tengo suficiente dinero para saber si genera
felicidad.
Comencé a preguntarme: ¿Qué me falta?
Leí en algún lado que debería construir mi propia vida. Llenar mi vida
de cosas que a mí me gustan. ¿Qué demonios me gusta?
Llegué a una triste lista donde destacaba Netflix, comer, cerveza y el
rock. ¿Por qué no puedo tener una lista de cosas increíbles como deportes,
viajes, escalada, canto, baile o cualquier cosa que pueda consumir mi
tiempo y mi mente?
En otro lugar, leí un artículo sobre cómo me veía dentro de cinco, diez
y quince años. Mi lista: esposa e hijos. Nada más. ¿Nada más?
¿Qué tal tener un trabajo de ensueño? No.
¿Crear tu propia empresa? No.
¿Comprar el auto más lujoso? No.
¿Viajar por el mundo? No.
¿Tener tanto dinero para donarlo a caridad? No.
Nada más.
Entre más pensaba en ello, mis deseos de formar una familia se
desmoronaban. ¿Qué tal si nunca encuentro el amor verdadero? ¿Qué tal si
mis hijos nacen con enfermedades?
Unas semanas después enfermé. Mi temperatura corporal aumentó y
comencé a delirar. La depresión se convirtió en mi refugio. Ahí llegó por
primera vez el pensamiento: Si estuviera muerto, no estaría sufriendo así.
Ni siquiera estaba enfermo de algo complicado, simplemente tenía una
gripa terrible, pero en depresión todo era peor. Quería terminar con mi
vida porque no tenía una razón para existir.
Nunca me consideré una persona suicida. De hecho, nunca pensé en
hacerme daño; nunca podría lastimar a nadie, yo incluido.
Había leído que algunas personas con depresión terminaban en
suicidio. Supongo que, en un comienzo, eran como yo. Ellos no se harían
daño, pero la depresión es cosa seria. Si yo con una gripa quería terminar
mi vida, ¿Cómo sobrellevan la situación las personas con enfermedades
terminales? ¿Acaso soy muy débil? o ¿Soy muy fuerte como para escribir
al respecto?
Así que no me haré daño… al menos no ahora. Digo, fue un
pensamiento de un día y ya, ¿no?
Debo encontrar mi camino para la felicidad y todo lo que conlleva,
porque si no lo hago; no será un pensamiento negativo de una sola vez,
será un suicidio real.
Este soy yo reportando desde el interior de mi depresión. Una negra
nube me detiene a levantarme por las mañanas. Estoy perdido y necesito
ayuda profesional. ¿Es esto el primer paso?
El texto anterior lo escribí hace cinco años, durante el pleno clímax de
la depresión que me acechaba desde niño. Hay varios elementos en el texto
que me ayudaron a entender lo que estaba sucediendo y no fue hasta años
después, tras releerlo, que pude darme cuenta del dolor por el cual pasaba,
y que de alguna manera pude direccionar mi vida por el camino de la
felicidad del cual hablo.
En la primera parte escribía sobre lo que la sociedad te dice qué es la
felicidad. Puedes probar por tu propia cuenta, encontrarás diferentes
definiciones y maneras en que las personas la han encontrado.
En mi caso, intentaba de mil maneras ser «normal» y encajar en la
descripción de felicidad que me brindaba la sociedad. Sin embargo, ese
fue mi primer error: asumir que algo estaba mal conmigo. Después lo
entendí; a ellos les había funcionado probar esas cosas para ser feliz. Para
mí eso no significaba felicidad, ni siquiera me provocaba interés alguno.
No había nada mal conmigo, simplemente no me conocía lo suficiente
para definir mi propio camino de felicidad. Incluso después descubrí que
no se puede ser feliz todo el tiempo, igual que con todas las emociones.
Incluso la tristeza no es eterna. Son intervalos de emociones.
En la segunda parte, cuando describía el momento donde me enfermé,
me di cuenta de algo muy importante: no tenía una motivación. Por esa
razón, al despertarme no sentía ningunas ganas de levantarme de mi cama.
Es obvio que una persona que no encuentra sentido a su propia vida, en
algún momento considere el suicidio. Sin embargo, el suicidio mismo no
es una solución al absurdo de vivir. Estaba muy equivocado cuando
escribí que sería la única vez que pensaría en el suicidio, pero cuando me
di cuenta que no es una solución, la pude descartar rápidamente.
Cambiar la perspectiva funciona en muchas situaciones y esta no fue la
excepción. Si el suicidio no me soluciona el sufrimiento en vida, ¿Cuáles
son mis alternativas?
Primeramente identificar que eres único. Lo que a unos les funcionó,
no deberá funcionar contigo como regla general. El autoconocimiento es el
primer paso para dirigir el camino de la felicidad.
Después deberás crear tus metas y objetivos basados en tu visión de la
vida, que es única y debe satisfacer tus deseos más profundos. Y sí,
definitivamente no está en duda que debes recurrir a ayuda profesional
para lograr salir de este bache tan profundo.
No estás solo y nadie debería estarlo, pero la decisión de cambiar está
en ti; en nadie más.
La transformación
Capítulo 10
¿Por qué vivir? Misión y sentido de vida
Cuando decidí que iba a escribir este libro me acerqué a uno de mis
amigos para preguntarle cuáles eran los temas que le interesaban. Le
platiqué sobre lo que iba a desarrollar en el libro y me dijo que le
gustaría leer sobre eso, pero una de las cosas por las cuales dudaría en
comprar el libro sería que no había garantía de que pudiera aplicar los
conceptos que iba a aprender.
Yo le pregunté: «¿Cuál es la motivación que tienes de aprender sobre
estos temas?»
Me explicó que quería aprender sobre sí mismo. Es decir, poder
responder a las preguntas ¿Quién soy? ¿A dónde voy?
Además mencionaba que por las mañanas tenía la sensación de no
tener una razón por la que debería levantarse de la cama.
Cuando comenzó a explicarme esto descubrí que ese era el problema
que, al igual que yo, estaba pasando mi amigo. No tenía claro cuál era su
misión en la vida.
Mientras no tenga claro cuál es esa misión, no entenderá la razón por
la cual está en este mundo, y, obviamente, no va a contar con una
motivación por hacer nada. Esto se resume a cualquier actividad que
hagas. Si no tienes una razón para hacer las cosas, nunca las vas a hacer.
Te planteas retos y metas que no son relevantes para ti. En la medida
en que no sean relevantes, jamás vas a llegar a ningún lado. Esa es la
importancia que debemos darle a la misión de nuestra vida.
Erróneamente pensamos que un día vendrá un ángel y nos revelará qué
es lo que tenemos que hacer. Estamos en espera de una revelación divina
que nos diga el sentido de nuestra existencia; cuando la razón real de
nuestra existencia en el mundo es: vivir.
Suena muy sencillo, pero no es fácil. Tú vienes a esta vida a vivir de la
manera que tú decides vivir. Vendrán muchas cosas, pero no tenemos un
control sobre ellas. No podemos ir más allá, porque van a pasar cosas y si
no sabemos manejarlas nos vamos a hundir en nuestras emociones.
Yo estuve mucho tiempo ahí, en el fondo. Pensaba que esta era la vida
que me tocaba y se acabó. Si tenemos este pensamiento, entenderemos en
parte a las personas que se suicidan, porque «No quiero vivir la vida que
me tocó» y al no tener una razón para vivir, toman la decisión de terminar
con su vida.
Fueron pensamientos que vinieron a mí durante mucho tiempo, cuando
yo estaba en una depresión profunda. ¿Qué sentido tiene vivir? No tengo
metas, no tengo deseos; no quiero hacer nada. Esto se producía porque no
tenía una misión.
La misión de vida la defines tú. Sea un proyecto pequeño o grande, es
tú decisión. Nadie tiene que criticar tus deseos, tus metas o tus objetivos.
Todos tendrán una opinión acerca de tu vida; pero es tuya, no de ellos.
Como tú definas tu vida, serán los proyectos que vas a tener y las
habilidades que tendrás que desarrollar. La vida es un proceso. Dicen que
la felicidad no es el objetivo, sino el viaje.
¿Qué tienes que hacer?
Diseñar tu vida y vivirla de la manera que tú quieres vivir. Tú defines
lo que quieres lograr.
¿Cuál es mi misión?
Durante el período en que vivía con depresión era imposible que yo
pudiera pensar en esta pregunta. Comencé a leer y escuchar historias de
personas que se habían encontrado en mi situación y ahora eran unas
personas renovadas. Podían hablar de esos temas porque lo vivieron en
carne propia. Me identificaba con esas personas.
Ahí fue cuando me di cuenta que quería hacer eso: quiero compartir
con todos mis experiencias. Demostrarle al mundo que las cosas malas que
nos pasan son lecciones y por medio de esos aprendizajes, poder
compartirlos a los demás.
La primera vez que comencé a compartir mis experiencias fue por
medio de la escritura. Abrí un blog. Escribía sobre las cosas que me
molestaban, lo que me dolía, la forma en que yo veía el mundo. Aunque no
eran los artículos más positivos y optimistas del mundo me daban mucha
serenidad. Sabía que existía por lo menos una persona que pasaba por la
misma situación que yo.
Muchas personas comenzaron a acercarse a mí. En privado, recibía
mensajes de gente que compartían los mismos miedos, sentimientos y
emociones.
Decidí que iba a contar todo aquello que siempre temí por ser juzgado.
Comprendí que como yo, había miles de personas intentando sentirse parte
del mundo, pero no sabían cómo. Querían dejar de sentirse tristes y patear
la depresión a un lado, pero no sabían el modo de hacerlo.
Yo estuve ahí y toqué muchas puertas, intentando comprenderlo todo.
Un camino largo, que al final comenzó a darle sentido a todo.
Si te encuentras leyendo este texto, seguramente es porque en algunas
cosas te sientes identificado. Por eso te presento las cosas que a mí me
funcionaron para encontrarle un sentido a mi vida. Ahora te invito a que
tomes el control y puedas crear tu misión.
Tu misión no tiene que ser una frase; puede ser un concepto. Existen
coaches que te invitan a escribir una frase que describa perfectamente tu
misión. Por ejemplo, yo no dejé plasmada una frase motivadora que
resume en unas cuantas palabras mi misión. Al contrario, traté de explicar
un concepto: la idea de enseñar por medio de experiencias. Me imagino en
cuarenta años, lleno de experiencia, enseñando a jóvenes a salir del
sufrimiento por el que yo pasé.
Yo quiero que definas tu misión. Cuando lo hagas, vas a encontrar tu
camino. Cuando la tengas, no habrá nada que te detenga, porque tienes
muy claro a dónde quieres llegar. Si el día de mañana te mueres, vas a
estar seguro que hiciste lo que tú querías, y que no viviste la vida que la
sociedad te prometió.
Diséñala, planéala. Crea estrategias, pero siempre ten en claro tu
misión.
Sin la misión, mientras no tengas claro a dónde vas, no podremos crear
objetivos, estrategias, planes o metas;
Como lo mencioné anteriormente, la misión la defines tú. Seguramente
te sigues preguntando ¿Cómo demonios defino la misión? Si un ángel no
vendrá del cielo a decirme lo que debo hacer para vivir, entonces ¿Cómo
lo encuentro?
Para que puedas definir tu misión debes comprender el sentido de la
vida. La vida por si misma tiene un sentido y te corresponde entenderlo
para decidir de qué manera vas a vivir.
La vida está dividida en tres etapas: trascender, legado y plenitud.
Trascendencia
En algún punto de tu vida sentirás que algo falta o que algo no anda
bien. Ese es el primer síntoma de estar viviendo la etapa de la
trascendencia.
Durante esta etapa comenzarás una búsqueda de ti. Aquello que tienes
oculto en tu interior como deseos, sueños, gustos, habilidades y un extenso
etcétera por delante, necesita ser descubierto.
En este punto podrás sentir que realmente no te conoces. Es normal, y
la buena noticia es que toda la información que necesitas está en tu
interior. Lo que hace falta es poner acción para hacerlas emerger y que te
hagas consciente de quién eres.
Primeramente buscarás en tu pasado. Quiero que recuerdes quién eras
cuando niño. ¿Qué actividades te gustaba hacer? ¿cuáles eran tus sueños?
¿qué lugares querías conocer? ¿qué cosas te robaban una sonrisa? ¿qué
deportes practicabas? ¿en qué materias eras bueno?
Recordar quién eras te va a permitir descubrir que tenías sueños que se
fueron a la basura por alguna razón, que en este momento podría parecer
una razón estúpida. Sin embargo, dejaste aquellos deseos atrás y te dejaste
influir por las circunstancias de la vida.
Cuando hayas buscado en tu pasado, en segundo lugar deberás mirar tu
vida actual. ¿Qué te gusta de tu vida en este momento? ¿qué actividades
haces con mucha energía? ¿cuáles son tus sueños el día de hoy? ¿qué
disfrutas hacer en tus tiempos libres? ¿te gusta dónde vives? ¿qué es lo
que más aprecias?
Sigue haciendo preguntas que te permitan identificar los elementos
más bonitos de tu vida en este momento. Cualquier pregunta es buena, si
te permite conocerte un poco mejor.
Saber quién eres en este momento es importante para saber las
herramientas y habilidades con las que cuentas. Quizá muchas actividades
de tu pasado ya no las realizas actualmente. Aun así, debe haber algunas
que disfrutes hacer y que la misma vida te ha acercado a ellas.
Por último imaginaremos a tu «yo» del futuro. ¿Cómo te visualizas en
diez años? ¿qué actividades te gustaría estar realizando? ¿dónde te
gustaría vivir? ¿quién te acompaña en ese viaje? ¿cuánto dinero tienes?
¿cómo luce un día normal en el futuro?
Si tienes claro en quién te quieres convertir, podrás ponerlo en un plan
y al ejecutarlo llegarás a él. Por el momento, lo que tienes que definir es
en quién te quieres convertir. Quizá es momento de convertirte en esa
imagen tuya dentro de tu cabeza, la cual anhelas constantemente.
La búsqueda termina en el momento que comprendas y realices las
actividades que encontraste en tu pasado, presente y futuro. Deja de hacer
eso que no te gusta, ten cerca a las personas que te hacen avanzar, quítate
el miedo de lo que vayan a decir de ti y muy importante: ¡hazlo!
Legado
Cuando te hayas encontrado y reconozcas tus habilidades, pasiones y
sueños viene el momento de encontrar el legado que quieres dejar en este
mundo.
Cuestiónate ¿de qué manera puedo retribuir al mundo siendo quién
soy? La respuesta tiene que incluir de alguna manera los resultados de tu
búsqueda. Si sabes en qué eres bueno, ¿por qué no aplicarlo a nuestra
sociedad?
El legado es algo que permanece y perdura para la eternidad. En
algunas culturas se cree que la forma correcta para dejar un legado es por
medio de escribir libros, tener hijos y plantar árboles, pero ¿es por esto por
lo que quieres ser recordado?
Mi propuesta, y considéralo sólo un ejemplo, es que ofrezcas quién tu
eres por medio de tus experiencias, conocimientos y habilidades.
Conviértete en un maestro; tus enseñanzas se implantarán como ideas y se
esparcirán como un virus. Tu esencia, por medio de tu conocimiento,
estará presente en las futuras generaciones.
Haz un mundo mejor desde tus habilidades. Piensa en este momento en
eso que amas hacer. ¿Qué aspecto tendría el mundo si escalaras el impacto
de tu trabajo a un nivel global? Enamórate y obsesiónate con esa idea,
porque ese es el legado por el que vas a trabajar.
Plenitud
Esta es la última etapa por la cual vas a pasar por tu vida.
Erróneamente nos han dicho que queremos ser felices en nuestra vida. Sin
embargo, es imposible estar feliz todo el tiempo.
La felicidad es una emoción con duración. Por diferentes
circunstancias, nuestras emociones están en constante cambio. Mi humor
por la mañana es diferente de mi humor por las noches. Eso es, porque
somos seres emocionales.
Si la felicidad es inalcanzable, entonces ¿cuál es la finalidad del ser
humano?
Lo que realmente estás haciendo constantemente es brincar de una
zona de confort a otra. Imagina que son como islas y cuando se agotan los
recursos, vas y te buscas una isla más grande y más cómoda. ¿Por qué
hacemos esto constantemente? La razón es que quieres lograr la plenitud
en tu vida.
La plenitud la puedo definir como cuando todas las áreas están en
orden en tu vida. Como lo discutimos en el capítulo de la vida en balance,
lo que haces es lograr tus objetivos en cada una de tus áreas. Cuando
logras el éxito en cada uno de los objetivos de las áreas de tu vida, habrás
logrado la plenitud.
El éxito lo puedo definir cómo lograr las metas que te propones sin
importar la dimensión de ellas. Éxito es lograr lo que te propones.
¿Recuerdas tu legado? Imagina que lograste dejar ese cambio
permanente en el mundo. A partir de ese momento sentirás que tu vida
tuvo sentido. Lo que venga después ya no te preocupa, porque hiciste lo
que tenías que hacer y lo lograste.
Qué bonito sentir que la vida tuvo sentido, ¿no?
Las etapas anteriores no están relacionadas a la edad. Pueden suceder
en cualquier momento, pero definitivamente siguen el orden anterior.
Incluso es posible lograr la plenitud cuando se es joven. Imagina poder
vivir plenamente a los treinta años: saber quién eres, cómo retribuir al
mundo y haberlo logrado; el resto de tus días venideros estarán llenos de
regocijo, tranquilidad y no habrá temor a la muerte. Eso suena a una vida
plena.
Cuando decía que tu misión es vivir la vida, me refería a que tu misión
es vivirla por medio de las tres etapas anteriores. Tu misión es retribuir al
mundo desde quién tú eres para poder vivir en plenitud.
¿Qué sentido tiene la vida? ¡Mucho!
Capítulo 11
Tu Funeral
Este ejercicio nos permite encontrar sentido a nuestra vida. Por medio
de él, serás capaz de definir tu misión. Tendrás más claridad y servirá para
plantearte tus objetivos y metas.
Toma una libreta y un bolígrafo. Siéntate en un espacio sin
interrupciones, prepara un bebida caliente, ambienta el lugar con música
relajante para que puedas concentrarte.
Estás a punto de tener un encuentro contigo mismo.
Mientras avanzamos toma nota de las preguntas, sentimientos,
imágenes y todo aquello que consideres de gran información
Cuando estés listo, imagina que te encuentras en tu funeral.
No importa la forma en la que has muerto. Imagina que es tu funeral.
¿A quién ves?
¿Hay personas en el funeral?
¿Quiénes están reunidos en el lugar?
¿Están tus amigos? ¿Tu familia?
Imagina la decoración.
¿Hay flores?
¿Adornos?
¿Qué objetos personales están ahí?
¿Quién envía las flores?
¿A qué huele?
¿Quiénes lloran?
¿Hay música?
¿Cómo es tu funeral?
Imagina que una persona se pone de pie y se prepara para dar un
discurso sobre ti.
¿Quién es la persona que se pone de pie?
¿Tiene derecho esa persona a ponerse de pie y hablar sobre ti?
¿Qué dice en su discurso? ¿Cosas buenas? ¿Cosas malas?
¿Qué aspectos positivos dice de ti?
¿Qué aspectos negativos dice de ti?
¿Está contando una historia graciosa o dice tonterías?
¿Habla de religión?
¿Habla de tus gustos? ¿Cuáles?
¿Qué mensaje trata de transmitir a las personas?
Después de terminar su discurso, procede a sentarse. Acto seguido,
otro de los asistentes se pone de pie.
¿Quién es?
¿Por qué se levantó esa persona y no otra?
¿Cuenta alguna historia?
¿Te robó una sonrisa o te puso triste?
Después de terminar su discurso, regresa a su lugar. En seguida, hacen
los preparativos para llevarse el cuerpo para ser enterrado.
¿Cómo te sentiste?
¿Te gustó tu funeral?
¿Estaban las personas que querías en él?
¿Las historias que contaron aciertan en quién eras?
¿Pudieron transmitir tu esencia en sus discursos?
¿Las personas que se pusieron de pie significan algo importante para
ti?
¿Hubieras deseado que otra persona se pusiese de pie?
¿Qué historias platicaban los invitados entre ellos?
¿Lloraban? ¿Reían?
Si el funeral que imaginaste, no es el que tú esperarías, no fueron las
historias que te hubiera gustado escuchar, si no se pusieron de pie las
personas que te hubiera gustado, entonces ¿Qué estás haciendo con tu
vida?
¿A quién estás impactando para que se pongan de pie y den un
discurso? ¿Cuáles son esas historias que estas creando para que sean
contadas en tu funeral?
¿Quieres que sean historias tristes? Deja de vivir una vida triste.
¿Quieres que sean cosas positivas? Comienza a hacer cosas positivas.
¿Cuál es el mensaje? ¿Cuál es el legado que quieres dejar a las
personas?
Si no te gustó tu funeral, estás haciendo las cosas mal. A partir de hoy
tienes que hacer las cosas que quieres que se discutan en el funeral, que
vayan las personas que tú quieres ahí, que se pongan de pie las personas
que tú has impactado.
Tú creas el funeral en la medida en cómo vives tu vida. Será un reflejo
de tu vida. El día de hoy vas a vivir tu vida pensando en cómo quieres ser
recordado el día de tu muerte.
Define tu legado. ¿Cómo harás para trascender?
Si aún no sabes cuál es tu misión, el sentido de la vida, créalo.
Capítulo 12
El destino no existe: planes a largo plazo
El día en que me gradué de la carrera, el rector nos advirtió a todos que
sería la última vez que veríamos al resto de nuestros compañeros. No tuvo
que pasar mucho tiempo para darnos cuenta que tenía razón.
Cada alumno tomó su camino como profesionales para hacerse cargo
de su propia vida. En el tiempo que ha pasado desde entonces, y gracias a
las redes sociales, he podido seguir el rastro a algunos de mis
excompañeros.
Los caminos que eligieron han sido variados. Algunos son muy
exitosos en su ámbito profesional, otros no tanto. Algunos han podido
crear sus empresas, otros han fracasado en el intento. Algunos decidieron
estudiar un posgrado, otros se dedicaron a la industria.
Independientemente de dónde se encuentren el día de hoy, ha sido un
resultado de sus decisiones, deseos y esfuerzos.
Es normal llegar a compararse con los demás. Especialmente cuando la
mayoría compartimos un perfil muy similar en cuanto edad, estudios y
escuela. Sin embargo, al hacer dicha comparación podemos identificar a
perdedores o exitosos; incluso somos capaces de etiquetarnos nosotros
mismos en esas categorías. El resultado varía dependiendo de con quién te
compares.
Es difícil descifrar las circunstancias que colocaron a esas personas en
el lugar que se encuentran. Puedes tener el mismo sentimiento: ¿Cómo
llegué aquí?, independientemente de si te encuentras en una posición
positiva o negativa.
Por esta razón, es importante tomar el tiempo de hacer una
retrospectiva de tu vida de vez en cuando.
Los resultados son consecuencia de acciones. Las cosas no suceden de
la nada y aunque no somos capaces de verlo en ese momento, cuando
tomas el tiempo de analizarlo puedes descubrir la serie de factores que
influyeron en tu vida actual.
El poder de la retrospectiva, en el pasado, no cuenta con el factor de
incertidumbre que podría tener pensar en el futuro. Gracias a que no existe
dicho factor, puedes hacer un análisis más sencillo en un panorama más
general.
Yo lo veo como una línea de tiempo donde mi presente lo sitúo justo
en medio.
Hacia mi lado izquierdo se encuentra mi pasado, donde puedo apreciar
todos los acontecimientos. Puedo ver momentos específicos, que pudieron
haberme marcado de alguna manera. Del lado izquierdo no puedo cambiar
nada, porque ya fue. Lo único que me resta es el análisis. ¿Qué hice? ¿Por
qué lo hice? y ¿Dónde me dejaron esas acciones?
Hacia mi lado derecho se encuentra mi futuro, donde puedo apreciar la
incertidumbre. Es un espacio en blanco dispuesto a ser llenado por
nuestros deseos y acciones. No sabes dónde te encontrarás a ciencia cierta.
Sin embargo, puedes dirigir tu camino para que sucedan cosas, que en
consecuencia, te colocarán en el lugar en que te gustaría estar.
Analizar el lado izquierdo de tu línea de tiempo es importante, porque
durante ese análisis surgirán muchos “Si hubiera…”. Esto es una buena
señal, porque descubres que tus acciones tuvieron un impacto en tu
situación actual.
En tu lado derecho puedes eliminar todos esos “hubiera” porque te
encuentras en un momento adecuado para tomar acción en la vida que
deseas tener.
Claro, estarás pensando que la incertidumbre sigue jugando un papel
muy importante en tu futuro, y tienes razón. No podrás eliminar la
incertidumbre, porque como hemos visto en capítulos anteriores, las cosas
pasan contra todo pronóstico. Los imprevistos duelen porque no estás
preparado para enfrentarlos. La mejor forma que he encontrado para
reducir la incertidumbre, y al mismo tiempo los imprevistos, es la
planeación. Planear te permite ver el panorama general de las situaciones
en tu vida.
Cuando tengas definida tu misión de vida, planear los próximos pasos
te parecerá lo más sensato. No se trata de escribir detalladamente que
harás cada hora del día, como lo discutimos en capítulos anteriores, sino
que partes de tu misión de vida y divides en proyectos cada vez más
pequeños y cortos en una escala de tiempo que representa tu vida.
Puede ser complicado iniciar con planes si nunca le has dedicado
quince minutos a planear aspectos importantes de tu vida.
Imagina que tienes una reunión con tus compañeros de la carrera. ¿Qué
te gustaría platicarles sobre lo que has logrado en los últimos años?
La propuesta que te hago es que comiences a planear proyectos a largo
plazo que vayan de la mano con tu misión de vida. Puedes hacerlos en
cualquiera de las áreas que se encuentran en balance en tu vida.
Algunas ideas de proyectos que puedes emprender son los siguientes:
Proyecto familiar. Identifica problemas que existan dentro de tu
familia y enfoca el proyecto al beneficio de todos. Pueden ser desde pasar
más tiempo juntos por medio de actividades, unas vacaciones o la
construcción de una casa de árbol.
Proyecto de negocios. Lo sabes muy bien, sigues pensando y dando
vueltas a ese negocio que te brindará libertad financiera. Por miles de
razones y excusas no has comenzado, pero este es el momento.
Proyecto social. Identifica de qué manera puedes tener un impacto
positivo en las personas. Debe ser algo que te apasione y explote al
máximo tus habilidades.
Proyecto aterrador. Haz eso que siempre has querido hacer, pero que no
te has atrevido debido al miedo. Es normal tener miedo y la única manera
de vencerlo es enfrentándolo.
Para cada proyecto que comiences, considera tener claro las siguientes
cuestiones:
¿Qué habilidades tengo?
¿Para que soy bueno?
¿Cuáles son mis intereses?
¿Qué necesito aprender?
¿Quién me puede ayudar?
¿Qué puedo ofrecer que otras personas necesitan?
¿Cuál es el primer paso?
Si tienes claridad en los puntos anteriores, podrás avanzar más rápido.
Capítulo 13
Tú tienes el control de tu vida: toma la decisión de
cambiar
En el capítulo anterior explicaba que somos consecuencia de nuestras
acciones. Todo lo que hacemos tiene un impacto en nuestras vidas y
debemos hacernos conscientes de eso. Si no estás feliz el día de hoy en tu
vida, lo que necesitas hacer es cambiar.
El primer paso para tener la vida que quieres es tomar la decisión de
cambiar. Descubre que las decisiones que tomas tienen un gran poder.
Comprender y aplicar todo lo que hemos descrito a lo largo del libro nos
van a permitir reducir la incertidumbre del futuro hasta el punto de poder
predecirlo.
Discutimos que una buena idea es comenzar a planear tu vida. Por otra
parte, tienes que ser muy cuidadoso para no caer en la parálisis por
análisis. Básicamente si piensas mucho las cosas, nunca vas a tomar
acción.
Si eres como yo, te encontrarás dando vuelta una y otra vez a tus
decisiones; principalmente porque quieres tomar una decisión acertada y
minimizar el riesgo de fracaso.
No olvides que cuentas con un sexto sentido que algunos conocen
como “corazonada”. Seguir a tu corazón es lo que muchos bohemios hacen
para sentirse en armonía con el mundo. Recuerda que nuestros ancestros
utilizaban sus instintos para sobrevivir. Cuando la tribu se veía amenazada
no tenían tiempo de analizar la mejor decisión, simplemente seguían lo
que su corazón les decía.
Recuérdalo: siempre tendrás una “corazonada”; no la calles con tu
cerebro.
Lo más importante viene cuando por fin decidiste cambiar. Ahora lo
que debes hacer es comprometerte a ello.
¿Tu meta es bajar de peso? Bájalo.
¿Tú meta es correr un maratón? Córrelo.
¿Tú meta es obtener una beca? Obtenla.
¿Tú meta es convertirte en un buen padre? Conviértete.
Lo que trato de decirte es que vuelvas tus metas reales. Cualquier cosa
que sueñes, con la estrategia correcta, puede ser lograda. Todo se resume a
una sola palabra: compromiso.
Comprometerse te prepara para todos los posibles resultados que
puedan surgir como consecuencia de nuestras decisiones. Debes estar
preparado para las consecuencias de nuestros actos. Contar con planes
alternos podrá parecer trabajo extra, pero siempre brindarán más seguridad
a tus decisiones.
El pasado es nuestro mejor maestro. Mi papá decía que el ser humano
es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. No
cometas el error una y otra vez. Aprende, toma lo mejor y deja ir.
Agrega a tus hábitos el cuestionarte constantemente todo. Haz las
preguntas adecuadas como: ¿Qué fue lo positivo de esta decisión? ¿Qué
fue lo negativo? ¿Qué puedo aprender de este resultado?
Te prometo que puede parecer muy absurdo, pero cuando te cuestiones,
harás clic en muchas situaciones que están frente a tus ojos, pero eres
ciego para poder verlo.
Aprende a manejar el estrés que conlleva la toma de decisiones.
Puedes llegar a sentirte abrumado por las cuestiones en juego, aunque sean
las más simples. Es normal. Cuando eres capaz de manejar las emociones
envueltas en el proceso, te encontrarás disfrutando cada parte de él.
Emociónate, porque estas tomando los primeros pasos para llegar a donde
quieres estar; en ser la persona que quieres ser.
El resultado de tu vida depende enteramente de ti. De nadie más.
Recuerda que es tu responsabilidad los resultados que logres. Cuando
quieras renunciar, recuerda por qué iniciaste este camino.
Interludio
Ámate a ti mismo
La palabra «amor» ha recibido a lo largo de los años una connotación
equivocada, al menos en nuestra cultura, por esto de alguna manera no
hemos estado familiarizados con el concepto del amor.
Está tan arraigado este significado que durante nuestra infancia hemos
sido víctimas de carencia de amor personal. Desde pequeños, en el mejor
de los casos, hemos recibido amor desde una perspectiva externa. De
mamá, papá y familiares en general. Cuando crecemos vamos buscando
ese amor precisamente afuera.
Nos encontramos en una búsqueda interminable de amor en los demás.
Deseas fuertemente que te amen y el no tenerlo genera sufrimiento. El
fuerte apego nos mantiene cegados del sentimiento auténtico.
¿Por qué tenemos que buscar el amor en otras personas? Porque nadie
nos ha enseñado a amarnos a nosotros mismos.
La autoestima es, en muchos casos, nuestro referente hacia el amor
propio. Sin embargo, trabaja desde una perspectiva superficial, pues la
autoestima de alguna manera te dice que tienes que aceptarte tal y como
eres.
El proceso de aceptación es, en ocasiones, exactamente lo que no
necesitas.
El amor propio va más profundo todavía que la autoestima. La muestra
más grande de amor propio es cuidarte a ti mismo.
Imagina que eres un bebé de nuevo. Dentro de tus berrinches y rabietas
estás pidiendo a gritos la atención de tus padres.
Mamá y papá estuvieron durante toda esta etapa satisfaciendo tus
necesidades y cuidándote para que pudieras crecer sano y fuerte. La
muestra más grande de amor que mencionamos anteriormente.
En tu edad actual puede ser un poco molesto que mamá y papá
estuvieran entrometiéndose en tu vida en cada momento. Especialmente
para decirte día a día lo bonito que te ves. No funciona, además de que
estarías reforzando la búsqueda en el exterior.
El intercambio constante de parejas íntimas indica que no estás
cómodo con tu soledad. La búsqueda constante de aceptación y amor
deberá ser llenada de una pareja a otra; por muchos años incluso sin
saberlo.
Seguirás en ese sendero hasta que no caigas en cuenta que a la única
persona que tendrás incondicionalmente eres y serás tú mismo.
Tú, sólo tú. No importa la situación en la que estés enfrentándote, no
importa las personas que estén o no cerca de ti; siempre te tendrás a ti.
Tiene sentido cuidar a la única persona que nunca te va a fallar ¿no?
Exactamente por eso es importante estar en paz y tener una buena relación
con tu «yo» interno.
Para amarte a ti mismo necesitas darte cuenta que te divides
internamente en tres personas al mismo tiempo: el bebé, la mamá y el
papá – que no son tus padres biológicos- . Son roles que debes tomar para
comenzar el amor propio.
El bebé es el «yo» interno. Es quien necesita tu atención y por medio
de rabietas te avisará cuando necesita de atención. Lo puedes notar
fácilmente por cambios de humor, enojos, tristezas, depresión,
enfermedades, etc.
Cuando detectes que te estás comportando como un bebé en esos
aspectos, es necesario tomar el rol de mamá o papá.
Toma el rol de mamá cuando necesites protección, cariño,
alimentación y aliento. Cuando te preparas la comida, lavas tu ropa,
limpias tu casa, te vas a la cama temprano e incluso cuando te llevas un
suéter antes de salir de casa, estás tomando el papel de mamá.
Toma el rol de papá cuando necesites una estrategia, planeación,
sustentabilidad, solvencia económica y fuerza. Cuando sales a trabajar,
planeas tus vacaciones, te preparas para el futuro y desarrollas tus
habilidades, estás tomando el rol de papá.
Date cuenta que esta no es una cuestión machista o de identificación de
género, de cualquier manera puedes reajustar las responsabilidades de
cada rol. Lo importante es identificar que en todo momento te estás
cuidando.
Por lo general he recibido críticas de mis amigos porque cuando
salimos de fiesta, en ocasiones no tengo ganas de tomar alcohol, algunos
días quiero dormir temprano y a veces prefiero comer algo saludable.
Como rompe con el esquema de lo común, las personas creen que deben
ayudarte a retomar el camino. Si les hago caso, estoy perdiendo el amor
por mí. Me dejo de cuidar, me dejo de querer.
Te invito a practicar el amor propio día a día mediante el cambio de
rol. El bebé nunca dejará de llorar, pero eres un adulto que puede hacerse
cargo de él.
Conclusión
Hemos llegado al final, querido lector. En este momento deberías
haber comprendido que en gran medida, tú eres el responsable del curso de
tu vida. El gran enemigo a vencer se encuentra dentro de ti, en tu mente.
Algunos lo llaman «el ego». La forma en la que hemos sido programados
desde pequeños nos afecta actualmente en nuestra vida. El proceso de
romper esas creencias es muy largo y, en algunas ocasiones, doloroso.
Conocerte es la mejor herramienta que puedes poseer. Por medio del
autoconocimiento identificas las situaciones que activan tus emociones.
Saber controlarlas o simplemente comprender el origen de ellas, es una
habilidad que muy pocas personas pueden hacer, pero te permiten destruir
tus barreras mentales, avanzar y alcanzar la vida que deseas.
La mente es un recurso muy poderoso, pero también un arma de doble
filo. Te puede hacer sentir bien, y al mismo tiempo, mal. Saber controlar
los pensamientos y entender cómo funcionan es el primer paso para dar
vuelta a tu vida.
Tomar el control y la responsabilidad de las situaciones que te
acontecen te permitirán experimentar la vida dejando el papel de víctima.
Recuerda que tu vida se coloca en una balanza. Mientras exista una
desproporción entre todas las áreas que involucran tu vida, te sentirás mal,
triste, deprimido, ansioso, irritable y miles de sensaciones más.
Lejos de repudiar esas sensaciones, necesitas reconocerlas como un
alerta. El cuerpo es reactivo a cualquier estímulo por minúsculo que sea.
Atiende esos dolores, emociones o síntomas en el cuerpo, son la clave para
identificar que algo anda mal.
Todo aquello que te preocupa debería convertirse en una ocupación.
Puede ser que en algún momento no puedas controlar una situación. No
tienes que controlar todo en tu vida. A veces necesitas solo respirar para
dejar que la situación fluya. Involúcrate hasta donde tus habilidades te lo
permitan. No pretendas ser un superhéroe.
El mundo puede venirse encima todos los días justo al despertar. Es
muy difícil salir de la nube gris de la depresión. Yo lo sé. Sin embargo,
mientras descubras un leve deseo por sentirte bien, deberás aferrarte a él y
recordar que eres el responsable de tu situación.
Cuando no tengas los recursos suficientes para salir del fondo, no
dudes en pedir ayuda. No somos eruditos que todo lo sabemos. A veces el
ego te impide pedir ayuda, porque para él eres mejor que nadie y no
necesitas ayuda.
Rompe ese esquema. Deja de ser un falso creyente y recurre a la ayuda
que está disponible allá afuera. Admite que no puedes solo en muchas
situaciones. Admite que con un poco de ayuda puedes avanzar más rápido.
La soledad es un sentimiento que lo único que produce es sufrimiento
y desprecio. Cuando comienzas a desplegarte, a crecer como ser humano,
te darás cuenta que muchas personas se alejan poco a poco. En un
principio lo sentirás terrible, pero a medida que vayas avanzando en tu
desarrollo, entenderás que es parte del proceso.
Algunos locos, explican que esto sucede debido a que la frecuencia de
tu vibración se eleva y comienzas a repelar a todos aquellos con baja
frecuencia. Yo soy de esos locos que lo creen, porque lo he experimentado.
Por otra parte, al mismo tiempo que algunas personas se alejan,
comienzas a encontrar esos grupos en los cuales encajas mejor, y
realmente te sientes parte. Yo los llamo astronautas, porque imagino que
una persona en el espacio debe sentir la soledad de una manera
excepcional, donde hasta las condiciones físicas son diferentes y la
comunicación, como el tiempo, fluyen de una manera más lenta.
Me imagino a los astronautas con un hambre de contacto humano;
enviando señales de auxilio hacia el vacío del espacio, esperando que
cualquier tipo de vida los contacte y puedan interactuar con ellos.
Este libro es ese mensaje desesperado de encontrarlos. Yo sé que están
allá afuera y estaré más que deseoso de compartir mis experiencias con
ustedes.
Habrá quien se identifique y habrá otros que precisamente repudie todo
lo detallado aquí. No importa el lado en que te encuentres, lo único que
quiero que sepas es que todo lo expuesto aquí fue escrito desde el corazón,
desde mi experiencia y que todas las buenas energías se transmiten en
cada una de las palabras que estás leyendo.
Aprende a tomar lo bueno, lo que sirve. El resto deséchalo, el espacio
para el conocimiento debe estar reservado para aquello que sientes que
vale la pena, y este texto está sujeto a esa interpretación tuya.
El día que logres posicionarte en un estado de plenitud y felicidad, te
invito a que compartas tus experiencias. No existe una mejor forma de
trascender que transmitir tus conocimientos a los demás.
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