COMPLICACIONES DEL PARTO Lo más probable es que si el embarazo ha cursado sin ninguna complicación y ha sido bien controlado, el parto discurra con toda normalidad y sin ninguna complicación. Un buen control ayuda a resolver las complicaciones. 1. En la fase prodrómica Durante el periodo prodrómico no suele ocurrir ninguna complicación. No obstante, la gestante deberá acudir a urgencias en el caso de: - Rotura de la bolsa amniótica - Sangrado activo por genitales (recordemos que el tapón mucoso puede ser sanguinolento pero en poca cantidad) - Disminución de los movimientos fetales - Y siempre que las contracciones se regularicen y aumenten de intensidad. 2. En la fase de dilatación activa La fase de dilatación activa puede cursar con más complicaciones y, habitualmente por ello, ya ingresada la parturienta, la frecuencia cardíaca fetal y las contracciones se controlan mediante monitorización. Gracias a esta monitorización se puede objetivar el bienestar fetal durante el trabajo de parto. Ante la alteración de esta frecuencia cardiaca y de las contracciones y la sospecha de sufrimiento fetal intraparto, se practicará un pH de la calota fetal (se efectúa un pequeño corte para la obtención de una gota de sangre fetal y se determina el pH para determinar el aporte de oxígeno). Si el resultado es normal se continúa con el trabajo de parto y si está alterado, se vuelve a repetir o bien se extrae inmediatamente al feto (mediante parto vaginal o bien cesárea según las condiciones obstétricas). También puede haber alteraciones o distocias dinámicas, es decir, contracciones uterinas anómalas que alteren y retrasen el proceso de la dilatación. Éstas pueden ser por defecto (ocasionalmente pueden solventarse con la administración de oxitocina que es la hormona cerebral que estimula las contracciones uterinas) o bien por exceso de contracciones. Otro tipo de complicación son las distocias de dilatación que consisten en una alteración de la dilatación del cérvix o cuello uterino. 3. En el periodo expulsivo Las alteraciones del periodo expulsivo consisten en imposibilidad de la salida fetal por diversas causas: - Distocia de rotación: el feto no realiza la rotación interna para adecuar el diámetro mínimo de la cabeza a la pelvis materna. En el caso de que el feto se encuentre en un III plano de Hodge (zona baja de la pelvis) y la dilatación sea completa será posible "ayudarle" a salir con diversos instrumentos como son el fórceps, las espátulas o bien la ventosa obstétrica. Si estas condiciones no se cumplen, se realiza una cesárea. - Desproporción pelvi-fetal: secundario a pelvis maternas estrechas o pequeñas y fetos grandes. En la mayoría de los casos será necesaria una cesárea. - Distocia de hombros: el feto realiza la rotación externa para adecuar el diámetro biacromial (diámetro desde un hombro al otro), pero el hombro anterior se impacta contra la sínfisis púbica (hueso del pubis) y ello dificulta su salida. Existen diversas maniobras para solventar la situación. - Existe una situación especial durante el periodo expulsivo que consiste en la presentación de nalgas (la zona del feto que contacta con la madre son las nalgas con o sin pies). Por la posible dificultad en la expulsión fetal es necesario estar preparados para la realización de una cesárea. Primero sale la parte podálica fetal (habitualmente previa episiotomía amplia para evitar problemas de espacio con la salida del resto del cuerpo). Posteriormente se extraen los hombros y finalmente la cabeza. 4. En la fase de alumbramiento Durante la fase del alumbramiento pueden ocurrir retenciones placentarias (más de 30 minutos sin expulsión placentaria) y que raramente obligan al obstetra a la realización de un legrado post-parto. Más frecuente, sin embargo, son las atonías uterinas (falta de contracción de la matriz posterior a la salida de la placenta) y que suelen solventarse con masajes uterinos o bien con oxitocina (hormona cerebral que estimula la contracción de la placenta). Si se ha producido algún desgarro en el cuello de la matriz, en la vagina o en el periné materno, se procede a su sutura. La mayoría de las veces el embarazo y el parto se producen en un alumbramiento vaginal espontáneo y sencillo. Sin embargo, pueden ocurrir complicaciones durante el parto, muchas de las cuales provocan serios problemas para la madre y el niño. Parto prematuro El parto prematuro se define como aquel que comienza antes de las 37 semanas de embarazo. Señales de advertencia de un parto pretérmino incluyen desgarramientos menstruales moderados, dolores bajos de espalda, presión en la pelvis, emisiones vaginales incrementadas o pequeños sangramiento y diarrea. Un examen rápido determina si existe un parto pretérmino y si debe ser detenido con medicamentos. En dependencia de la edad gestacional, los nacimientos pretérmino frecuentemente conllevan sufrimiento respiratorio provocando una alta proporción de muertes neonatales. Debido al peligro para el feto, se intentará reconocer y detener el parto pretérmino. Ruptura prematura de las membranas Cuando ocurre la ruptura del saco que contiene el líquido amniótico con anterioridad al inicio del parto en un embarazo en cualquiera de sus etapas, se describe como una ruptura prematura de las membranas. Esta puede representar peligro para la madre y el niño debido a la posibilidad de infección y el nacimiento pre término. El parto muchas veces se induce si el embarazo está lo suficientemente avanzado. En otras ocasiones la madre se interna en el hospital o la casa bajo reposo, para reducir así el riesgo de infección y parto pre término. Mala presentación Alrededor del 96% de los niños nacen de cabeza. Aproximadamente el 3% se presenta de trasero, con las nalgas y piernas saliendo primero y pueden ser extraídos por vía vaginal o por cesárea. Alrededor del 1% de los niños se presentan en posición transversal por lo que deben ser extraídos por cesárea. Cualquier método de extracción que se use, las malas presentaciones traen un riesgo adicional a la madre y al feto. Desajustes del parto La desviación del progreso esperado del parto puede provocar patrones anormales en las contracciones, dilatación del cérvix o un descenso del feto a través del canal pélvico. Muchos desajustes son tratados con la administración de un medicamento que induce las contracciones llamado oxitocina. Otras formas de tratar estos desórdenes son el descanso materno, cambio en la posición de la madre y el feto, y ocasionalmente la administración de anestesia. Si no dan resultados, la extracción quirúrgica es casi siempre necesaria. Placenta previa La placenta normalmente se implanta en la cima del útero. Cuando esto ocurre en una zona más baja, al lado o sobre el cérvix, puede causar sangramiento medio o severo durante la última mitad del embarazo, el parto o ambos. Si la placenta cubre enteramente el cérvix en el momento que comienza el parto, es necesaria una extracción por cesárea para salvar a la madre y al niño. Nacimientos múltiples El parto gemelar ocurre cada 80 nacimientos, los trillizos uno de cada 10,000 y los cuatrillizos casi uno de cada 1 millón. Avances recientes en el uso de los medicamentos para la fertilidad han incrementado la incidencia de los embarazos múltiples. Estos tienen una tendencia a resultar en partos prematuros y tienen consecuentemente un mayor riesgo. Corioamnionitis y Endometritis La Corioamnionitis es una infección de las membranas de la placenta y del tejido circundante en la madre y el feto. Se caracteriza por fiebre y/o taquicardia en la madre y el feto así como ablandamiento uterino. La endometritis es una infección del revestimiento uterino y es la causa más común de la infección posparto. Es usual en mujeres con Corioamnionitis y más común en mujeres a las que se les practicó cesárea. Ambas condiciones pueden ser efectivamente tratadas con antibióticos. Partos quirúrgicos. Además de las complicaciones del parto ya enunciadas, pueden ocurrir emergencias durante el mismo tales como desprendimiento de la placenta antes del nacimiento, cambios preocupantes en la frecuencia cardiaca del feto y deslizamiento del cordón umbilical en frente de la cabeza del feto (prolapso del cordón). Cualquiera de estas condiciones frecuentemente conlleva un parto quirúrgico. Cerca de un cuarto de todos los niños en los Estados Unidos nacen por cesárea que es la extracción quirúrgica del niño a través del abdomen de la madre. Cuando se necesita, la cesárea puede ser una medida salvadora para la vida de la madre y el niño. Las causas para una cesárea son: desproporción cefalopélvica (el bebé es muy grande para la pelvis de la madre), presentación transversa, patrones anormales de frecuencia cardiaca en el feto, cordón umbilical prolápsico, fallo en el progreso del parto, herpes genital activo y otras enfermedades de la madre como la pre eclampsia, diabetes o enfermedades del corazón. El número de partos por cesárea en los E.U. se ha incrementado en años recientes y existe una preocupación creciente de que muchos de esos partos quirúrgicos hayan sido innecesarios. Estudios recientes han demostrado que muchas mujeres que han tenido cesárea han podido dar a luz por vía vaginal en partos subsecuentes. Estos partos vaginales después de las cesáreas se han vuelto más populares y deben ayudar a disminuir la incidencia de estas operaciones quirúrgicas. Otros partos quirúrgicos se efectúan utilizando fórceps o un extractor al vacío. Estas técnicas son usadas frecuentemente para extraer al bebé del canal de parto durante las últimas etapas. Utilizando la técnica apropiada, estos procedimientos son muy seguros para la madre y el niño, pero deben aplicarse únicamente cuando existen razones que los justifiquen …..