Subido por Camilo Medina Animas

El Fundamento del Matrimonio Biblico

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El Fundamento del Matrimonio Biblico
¿Cómo funciona la familia?
¿Cuál es el procedimiento que se debe seguir?
SÍ queremos evitar dolores, sinsabores, amarguras innecesarias, angustia y desesperación sería bueno
que sigamos el consejo de Jesús (Mateo 19:8) de remitirnos al plan original para conocer el fundamento
del matrimonio Bíblico.
EL PLAN ORIGINAL
Génesis 2:24
DEJAR
"Por eso, dejará ('āzaḇ) el hombre a su padre y a su madre" (Génesis 2:24).
La orden para dejar padre y madre, alejándose así de esa relación humana muy íntima, expresa la idea de
que el matrimonio entre un hombre y una mujer tiene precedencia sobre todas las demás relaciones,
incluso las relaciones paternales.
Dejar a los padres abre el camino para una nueva y exclusiva conexión entre esposo y esposa, lanzando
así las bases para la formación del hogar y para la perpetuación de la especie.
Aunque Adán no tenía padres humanos, Dios le ordena que deje padre y madre, lo que sugiere la
dimensión universal del matrimonio para la humanidad.
Lo notable es que la narración bíblica recomienda específicamente al hombre, y no a la mujer, que deje a
los padres. El matrimonio israelita era generalmente patrilocal, o sea, el hombre continuaba viviendo en
la casa de los padres o en las cercanías.
El hecho de que el hombre deja padre y madre revela la importancia del nuevo compromiso asumido en
el matrimonio.
Revela también que Adán era hombre hecho, una persona adulta, y no un joven inmaduro.
Dejar a los padres implica que ambos conyugues deben ser bastante sensatos para llegar a ser
independientes de ellos.
Esto significa que el matrimonio es para adultos suficientemente maduros, y no para los niños o
adolescentes inmaduros.
Dejar padre y madre sugiere autonomía; también presupone madurez mental, emocional, financiera y
espiritual.
La idea de dejar ocurre también en contextos pactos. Se ordena a Israel que no "deje" su alianza con
Dios (Deuteronomio. 12:19; 14:27; 29:24); en cambio, el Señor promete no abandonar a Israel
(Deuteronomio 31:8, Josué 1:5).
Así, el lenguaje pactual enmarca el concepto del matrimonio, indicando que "en el matrimonio cambian
las prioridades del ser humano".
Antes del matrimonio, sus principales obligaciones son para con los padres; después, las principales
obligaciones son para con la esposa, que es la nueva pareja similar a él.
En las sociedades occidentales modernas, en las que las sucursales a menudo se ignoran, esto puede
parecer una cuestión secundaria; pero, en las sociedades tradicionales, como la de Israel, en que "honrar
a los padres era la más elevada obligación humana después de honrar a Dios, la orden para dejarlos se
destaca como algo sorprendente", pues hace muy claro que ahora la esposa está en primer lugar.
El proceso de dejar envuelve la importante cuestión pública que acompaña la relación pactual del
matrimonio. La santa alianza celebrada por un hombre y una mujer, en presencia de testigos (Dios y los
representantes de sus familias) muestra que "el matrimonio es tanto personal y comunitario, en el sentido
de que hay testigos públicos para atestiguar el inicio de la sociedad conyugal.
El matrimonio no es un simple compromiso privado y personal asumido con otra persona. Implica la
presencia de testigos y una ceremonia de valor religioso.
UNIR
En la frase "y se unirá a su mujer" (Génesis 2:24), la palabra hebraica dāḇaq, "apegarse, agarrarse",
sugiere una relación apasionada con una atracción fuerte y profunda.
La misma expresión se utiliza en Génesis 34:3 para describir que el corazón de Siquem se aferra (dāḇaq)
a Dina, hija de Jacob, y que amó a la joven y le habló con ternura.
El verbo dāḇaq también expresa la idea de permanencia. Isaías 41:7 emplea el mismo término para
designar la soldadura de dos piezas de metal.
Cualquier intento de separarlas dejaría las dos severamente dañadas.
Conviene subrayar que el vínculo anteriormente predominante con los padres "fue aflojado a fin de
establecer un lazo más apretado y más fundamental: entre marido y mujer".
La unión conyugal derivada de esa relación pactual es entre un hombre y una mujer. En otras palabras,
"el blanco es, sin duda, la monogamia".
De acuerdo con el Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, esas palabras "exaltan la monogamia
ante el mundo como la forma de matrimonio ordenada por Dios".
La importancia de este pasaje reside en el hecho de que el matrimonio exige una nueva alianza con un
único cónyuge (esposa, y no esposas), en detrimento de compromisos familiares anteriores.
La unión con una sola esposa también implica la idea de lealtad, afecto y permanencia (Números 36:7).
Es decir, no se debe romper esa relación. El vínculo debe ser profundo y duradero. Así como el creyente
es llamado a permanecer fiel al único Dios verdadero (Deuteronomio 4:4), así debe el marido
permanecer fiel a su única mujer.
La lectura literal de Génesis 2:24 ("y se pega a su mujer") implica la idea de fidelidad permanente a una
sola esposa, así como la exclusión de toda relación extramatrimonial.
También comunica un sentido subyacente de "pertenencia" y compromiso. Adán no se aferra a una sola
esposa, sino a su esposa. El designio original de Dios para el matrimonio excluye también la poligamia.
Se ha resaltado correctamente que "ese proceso de 'dejar' y 'unirse' comprende una declaración pública
en la presencia de Dios.
El matrimonio no es una cuestión privada. Implica una afirmación de intención y una redefinición de las
obligaciones y relaciones en un contexto familiar y social".
Este carácter público de la unión matrimonial deriva del hecho de que nuestros primeros los padres no
celebraron entre sí ningún acuerdo privado, pero que Dios mismo llevó a la mujer Eva al hombre Adán.
Por esta razón, en la presencia del Señor y bajo su orientación y supervisión, el elemento divino es parte
integrante del 1er matrimonio en el Edén.
El pasaje sugiere que el mismo Dios estableció para la humanidad la institución del matrimonio entre un
solo hombre y una sola mujer. Esto indica que, siempre que se casan, las personas siguen un modelo
divino básico para la relación entre esposo y esposa.
Este proyecto llega a reflejarse incluso en el matrimonio de los incrédulos. Por lo tanto, es necesario
aceptar la validez y la indisolubilidad del matrimonio.
El escritor bíblico vuelve a utilizar el lenguaje pactual. Israel es exhortado varias veces a permanecer fiel
al Señor (por ejemplo, Deuteronomio 4:4, 10:20, 11:22, 13:4, 30:20).
Se puede ver, por lo tanto, que "el uso de los términos 'abandonar' y 'apegarse' en el contexto de la
alianza firmada entre Israel y el Señor, sugiere que el AT consideraba el matrimonio como un tipo de
pacto. Dejar padre y madre y unirse a la esposa significa comenzar una nueva lealtad que suplanta a
cualquier otra, con la excepción de la lealtad a Dios.
Por eso, "La Escritura hizo sonar la nota de que el matrimonio es una alianza, y no un acuerdo
improvisado y provisional."
"Eso significa que cualquier matrimonio, para ser válido según los criterios bíblicos, exige más que
una experiencia física voluntaria: el compromiso es esencial".
Se puede decir, por tanto, que "tanto el matrimonio en general como el matrimonio de Adán y Eva en
particular corresponden en alto grado a las exigencias de un ejemplo plausible de alianza".
Al afirmar que el hombre se une a su mujer, la Biblia está queriendo indicar que "él entra con ella en una
perpetua comunidad de vida porque la ama", la cual implica "una situación de cuidado, fidelidad e
implicación personal".
Las palabras dichas por Adán al ver a la mujer, formada por Dios a partir de una costilla suya (Génesis
2:23), reflejan amor intenso y entusiasmo por la nueva persona. Este amor es la base para el compromiso
firmado con el compañero, que es "hueso de mis huesos y carne de mi carne". (Génesis 2:23), sugiriendo
así que se trata de una relación pactual entre dos iguales.
SERÁN UNO
"Serán una sola carne" (Génesis 2:24).
El texto bíblico muestra que el convertirse en una sola carne se consumó sólo después de que Adán y
Eva hubieran firmado una alianza pública en la presencia de Dios.
El orden de los acontecimientos es: dejar antes de unirse y unirse antes de convertirse en una sola
carne. Basado en ello, el casarse viene antes de relacionarse sexualmente.
Note que, en el Edén, el acto íntimo no constituye en sí mismo la inauguración del matrimonio.
La tradición bíblica posterior sigue manteniendo este patrón original (cf. Éxodo 22:16) por el cual el
intercurso sexual con una virgen no es el inicio del matrimonio. La relación íntima es, por lo tanto, un
paso siguiente que consuma el matrimonio, que toma lugar en una ceremonia pública.
Un hombre solo no es una sola carne. De la misma forma, una mujer sola tampoco es una sola
carne. "Lo que está siendo resaltado es la solidaridad."
Convertirse en una sola carne significa más que practicar sexo después del matrimonio. Abarca más que
concebir hijos legítimos o incluso disfrutar de la relación espiritual y emocional derivada del
matrimonio, a pesar de que todos estos aspectos forman parte del proceso de convertirse en una sola
carne.
Sugiere que el matrimonio es una relación tan íntima que incluso la relación entre padre e hijo es
relegado a segundo plano.
El matrimonio también es la experiencia en la que la sexualidad humana encuentra su realización
natural.
Dios no creó la sexualidad para ser experimentada antes, fuera o aparte de la boda.
Por ser un elemento de la creación divina, se debe practicar esa bendición solamente dentro de los
límites establecidos por Dios. Fuera de esos parámetros, el sexo puede fácilmente degenerarse en
comportamientos exploradores, - tales como prostitución, pornografía y otros tipos de distorsiones porque le falta el compromiso y el ambiente seguro ideado por Dios por medio de la alianza
matrimonial.
Así, desde el punto de vista bíblico, el matrimonio es un don divino que debe ser contraído y vivido en la
presencia del Señor y con su bendición.
Por eso, "es necesario distinguir [el matrimonio] del apareamiento, teniendo en cuenta que desempeña
funciones importantes, que van más allá de la satisfacción sexual de los involucrados"
CONCLUSIÓN
Dios creó a los seres humanos como hombre y mujer, masculino y femenino. El Señor mismo condujo a
Eva hasta Adán, iniciando y realizando en el Edén, por lo tanto, la primera ceremonia de matrimonio,
una alianza matrimonial entre un hombre y una mujer celebrada en la presencia de Dios.
Así, el matrimonio no es un acto privado entre dos personas. Por el contrario, se trata de un pacto
público, con connotaciones legales, celebrado en la presencia de Dios, bajo su supervisión y con su
bendición; constituye una alianza entre dos personas iguales: un hombre y una mujer.
En la alianza conyugal, la precedencia de los padres cambia a otra persona, actitud que implica dejar los
lazos más íntimos (familia) y unirse al cónyuge de forma intensa, permanente y exclusiva. Fidelidad y
amor mutuo caracterizaron esa relación monógama. El matrimonio fue ideado para ocurrir entre un
hombre y una mujer. En otras palabras, el patrón bíblico no son relaciones homoafectivas, sino una
relación heterosexual entre un hombre y una mujer. Al igual que un contrato, el matrimonio encierra un
carácter público que se refiere a la permanencia, es decir, una unión para toda la vida, que debe ser
vivida con fidelidad. La pareja debe compartir la misma fe en Dios.
El matrimonio no fue inventado por el hombre. Así como el sábado, constituye un regalo de Dios a la
humanidad. Dado que forma parte del plan divino original, se puede considerar el matrimonio una
institución de la la creación.
De la misma manera que el sábado da estructura y significado a la relación entre los seres humanos y
Dios, el matrimonio da estructura y significado al más íntimo de las relaciones humanas.
Tanto el matrimonio como el sábado existían antes de la entrada del pecado. Ambos fueron dados a toda
la humanidad.
Los regalos de Dios son una bendición cuando seguimos sus lineamientos.
¿Quiseras pedirle sabiduría, entendimiento para entender los principios de un hogar feliz?
¿Quisieras que el Espíritu Santo te ayude a tomar decisiones sensatas que te ayuden a construir una
familia sólida y unida que sea una bendición para la humanidad?
¿Quisieras reafirmar tu pacto con Dios diciendo: "Yo y mi casa serviremos al Señor?"
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