Momotaro, el niño melocotón Adaptación de la leyenda popular japonesa Hace muchos años vivía en el lejano Japón una pareja de ancianos que no había tenido hijos. El hombre era leñador y su esposa le ayudaba en la tarea diaria recogiendo troncos y maderas. Un día salieron los dos al campo y mientras el hombre trabajaba, ella se acercó al río a lavar la ropa ¡Menuda sorpresa se llevó la buena mujer! Flotando sobre las aguas vio un enorme melocotón. Llamó a su marido y entre los dos, consiguieron llevarlo hasta la orilla. Si encontrar un melocotón gigante fue algo muy extraño, más raro fue lo que vieron dentro… Al abrirlo, de su interior salió un pequeño niño de tez blanca que sonriente les miraba con sus grandes ojos negros como el azabache. Los ancianos se pusieron muy contentos y se lo llevaron a casa. Le llamaron Momotaro, pues, en japonés, Momo significa melocotón. Momotaro creció a base de boles de arroz y onigiris, y se hizo un niño muy fuerte, sano y robusto, más que el resto de los niños del pueblo. Con el tiempo se convirtió en un joven al que todo el mundo quería y respetaba. Por aquellos años con frecuencia asaltaban la aldea unos demonios que ponían todo patas arriba, robando todo lo que podían y atemorizando a sus habitantes, se llamaban ONI (demonios en japonés). La tarde en que Momotaro alcanzó la mayoría de edad, los oni secuestraron a casi toda la gente del pueblo, excepto a Momotaro y a los ancianitos. -¡No voy a tolerar esto! ¡Voy a ir a Onigashima, la isla de los oni a rescatar a toda la gente!, y les daré un buen escarmiento para que no vuelvan por aquí – Le pusieron una armadura y le dieron pastelitos de harina y onigiris para unos días; y dispuesto a cumplir su misión cuanto antes, salió del pueblo y tras varias horas caminando, el valiente Momotaro se encontró con un perro. – Hola Momotaro… ¿A dónde vas? – le dijo el animal. – Voy a la isla de Onigashima a derrotar a los demonios. – Mmm que bien huele… ¿Me das algo de comer que tengo mucha hambre? – preguntó. – Claro que sí. Llevo onigiris… ¿Te vienes conmigo a la isla y me ayudas? – Sí… ¡iré contigo! – le respondió el perro agradecido. Al ratito, Momotaro y el perro se cruzaron con un mono. – Hola… ¿A dónde vais tan rápido? – Vamos a Onigashima a vencer a los demonios de la isla ¿Quieres venir con nosotros? Llevo pastelitos y onigiris para todos. El mono aceptó y se unió al grupo. Poco después se les acercó un faisán. – ¿A dónde os dirigís, amigos? – A Onigashima, a ver si conseguimos deshacernos de los demonios- afirmó Momotaro. – Perfecto, me apunto a ayudaros – dijo. Momotaro compartió también con él sus onigiris. Todos juntos llegaron al mar. - ¡Ya hemos llegado al mar! ¿Pero cómo vamos a llegar a la isla de los oni? El perro se hizo con una barca en la que los cuatro cruzaron el mar. Pero se encontraron con que un gran portón de hierro les impedía el paso. -Echaré un vistazo a ver qué hay detrás del portón. – Dijo el faisán, y volando vio una sala en la que estaban los oni y el rey de los oni bebiendo jarras de sake (un licor japonés) mientras los aldeanos estaban encerrados en jaulas. El faisán les contó lo que había visto. - Yo intentaré abrir el portón desde dentro. – dijo el mono, y escaló y lo abrió. Entonces, a la señal de Momotaro todos irrumpieron gritando. – ¡Eh, demonios, salid de vuestro escondite! ¡Dad la cara, no seáis cobardes! Los demonios, se sorprendieron al ver a Momotaro con los tres animales. Antes de que pudieran reaccionar, el perro empezó a morderles, el faisán a picotear sus cabezas y el mono a arañarles con sus fuertes uñas. Por mucho que los demonios quisieron defenderse, no tuvieron nada que hacer ante un equipo tan valiente y bien organizado. – ¡Ay, ay! ¡Nos rendimos! ¡Dejadnos en paz, por favor! Os daremos a los aldeanos y nuestro gran tesoro.– suplicaban desesperados. – ¡Y dejareis tranquila a la gente de mi aldea! – les gritó Momotaro – ¡No quiero que os acerquéis a ella nunca más! – Sí, sí… ¡Haremos lo que tú digas! – bramaron los demonios sin fuerzas ya para defenderse. – Está bien… ¡Pues ahora devolved todo lo que habéis robado durante años a mi gente! Así lo hicieron. Momotaro y sus pintorescos amigos cargaron una carretilla con cientos de monedas y joyas que los demonios habían quitado a los habitantes de la aldea y se despidieron de Onigashima para siempre. Al llegar al pueblo, fue recibido como un héroe y compartió el éxito con sus nuevos y fieles amigos. Y lo celebraron con una gran fiesta con muchos onigiris…. RECETA PARA HACER ONIGIRIS El onigiri es un plato típico japonés que consiste en una bola de arroz rellena con atún o salmón y envuelta en una tira de alga nori. ¡Manos a la obra! INGREDIENTES: - 1 LATA DE ATÚN NATURAL - 2 CUCHARADAS DE MAYONESA - 1 PIZCA DE SAL - ARROZ PARA SUSHI (sino vale un arroz blanco de grano redondo) - ALGAS NODRI EN TIRAS opcional - SÉSAMO NEGRO opcional - SALSA DE SOJA opcional PREPARACIÓN 1. Preparar el arroz según las instrucciones, y enfriar 10 minutos. 2. Mezclar en un bol el atún escurrido, la mayonesa y la sal hasta formar una pasta. 3. Cortar en tiras de 3x10 las algas nori. 4. Preparar otro bol con agua para mojar los dedos y que no se nos peque el arroz. 5. Esparcir una pizca de sal sobre las palmas de las manos y coger con la cuchara una bolita de arroz tibio y colocarlo en una mano dándole forma redondeada, Con un dedo aplastamos un poco el centro, pero sin agujerear del todo la bola de arroz. 6. Colocamos un poco de atún en el centro de la bola. Lo tapamos con un poco más de arroz y presionamos bien. 7. Con las dos manos rotamos la bola de arroz delicada pero firmemente, para que quede compacto y bien aplastado. 8. Le acabamos de dar forma a nuestra bola para que quede como si fuera una pequeña pirámide redondeada. 9. Si tenemos envolvemos nuestros onigiris con las tiras de alga nori. La parte lisa y brillante hacia fuera. 10. Podemos adornarlos con el sésamo negro y colocarlos en un plato. 11. Listos para disfrutar (aunque no nos vayamos a enfrentar a ningún ONI…) mojados si nos gusta en la salsa de soja!