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1. LAS FAMILIAS COMPLETO

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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
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Dos familias en la
conformación histórica
del Noreste Novohispano
siglos XVII-XIX
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
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Imagen de portada: Don Pedro José Quintín de Arizpe, natural de la villa de Santiago del Saltillo, en el Obispado
del Nuevo Reino de León. Nació el día 31 de octubre de 1739; hizo su carrera literaria completa en el Seminario
de Guadalajara. Fue creado presbítero el día 7 de marzo de 1766. Fue cura y juez eclesiástico de la villa del
Saltillo, su patria, en donde ha cuidado de sus hermanos, los señores curas don Juan José Amato y don Martín
Renobato Arizpe. Construyó y dotó una suntuosa capilla al Señor San Juan Nepomuceno. Examinador sinodal
del Santo Oficio de la Inquisición. Primer cura rector del Sagrario de la Catedral de Monterrey. Primer comisario
Subdelegado Regional General de la Santa Cruzada en el dicho Obispado. Murió en la expresada ciudad el 29 de
diciembre de 1797.
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Dos familias en la
conformación histórica
del Noreste Novohispano
siglos XVII-XIX
Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez
CENTRO DE
ESTUDIOS HISTORICOS UDEM
2011
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
UNIVERSIDAD DE MONTERREY
Rector
Dr. Antonio J. Dieck Assad
Vicerrector Académico
Dr. Fernando Mata Carrasco
Director de la División de Derecho y
Ciencias Sociales
Dr. Arturo Azuara Flores
Director del Centro de Estudios Históricos
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ARCHIVO GENERAL
DEL ESTADO DE COAHUILA
Gobernador del Estado de Coahuila
Lic. Jorge Torres López
Secretario de Gobierno
Lic. David Aguillón Rosales
Director del Archivo General del
Estado de Coahuila
C. Lucas Martínez Sánchez
Dr. Óscar Flores Torres
Dos familias en la conformación Histórica del Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
Primera Edición: septiembre de 2011
Diseño de portada e interiores: Diseño3 / León García Dávila, Yvette Bautista Olivares.
© 2011 Centro de Estudios Históricos UDEM
© 2011 Universidad de Monterrey
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Conmutador: +52 (81) 8215-1000. Lada sin costo 01-800-801-UDEM.
http://www.udem.edu.mx/ceh
© Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez
Archivo General del Estado de Coahuila
Allende y Manuel Acuña s/n, Zona Centro, Ramos Arizpe, Coahuila
Teléfonos: (844) 490-30-16 y 488-53-49
Quedan rigurosamente prohibidos, sin la autorización escrita de los titulares del "Copyrigth", bajo las sanciones
establecidas en las Leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento,
comprendidos de reprograf ía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante
cualquier alquiler o préstamos públicos.
Dos familias en la conformación Histórica del Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX, es un libro coeditado por
el Centro de Estudios Históricos de la Universidad de Monterrey y el Archivo General del Estado de Coahuila.
La publicación de este libro, fue financiado con el Fondo del Programa de Investigación UDEM 2010, bajo el
rubro intitulado: LA UDEM EN EL BICENTENARIO Y CENTENARIO: HISTORIA ECONOMICA DE
MEXICO SIGLO XIX-XX.
El contenido y las opiniones vertidas en esta obra y su publicación son de entera y exclusiva responsabilidad de
su autor y no comprometen a los editores del mismo.
Impreso y hecho en México / Printed and made in Mexico
ISBN: 978-607-8077-12-0
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Contenido
Presentación
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Preámbulo
13
I.
17
Introducción
II. Los testimonios
27
III. El ámbito familiar y económico
39
1. Los Ramos de Arriola: militares, propietarios
y funcionarios
39
2. Los Arizpe-Fernández de Castro: conquistadores,
colonizadores y clérigos
53
3.
La conformación de la alianza Ramos de Arriola/
Arizpe Fernández de Castro: la solicitud de dispensa
por tercero y cuarto grados de consanguinidad;
los esponsales; la endogamia
65
4. Las aportaciones al matrimonio. De Saltillo a Monterrey
las haciendas de los Ramos y las capellanías de los Arizpe
78
IV. La disputa por el establecimiento
del obispado “de Linares”
Anexos
91
101
Fuentes Consultadas
Archivos
197
Referencias Bibliográficas
199
Índice Onomástico
205
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Presentación
E
n el amanecer del siglo XIX, Miguel Ramos Arizpe, nativo de Valle San Nicolás de la Capellanía, Coahuila o Nueva Extremadura, escribió un relato
sobrecogedor sobre la situación en que se encontraba ésta lejana región de
la América Septentrional conformada por cuatro provincias. Las otras tres Provincias Internas del Oriente eran el Nuevo Reino de León, Nuevo Santander y Texas,
esta última nombrada también como Nuevas Filipinas.
Este panorama fue expuesto ante las Cortes de Cádiz (España) en el año de
1811. Ramos Arizpe comentó:
El cielo benigno, el agradable clima, el terreno feracísimo, la naturaleza
toda, están convidando a disfrutar de la más inocente y sólida prosperidad,
por medio de la agricultura, manantial de la verdadera riqueza de las naciones. (…) ésta es la más general ocupación de los habitantes de estas vastas y
opulentas provincias, ella forma en lo general su carácter, y en fuerza de éste,
ocupados noche y día en el honesto trabajo de la tierra, percibiendo en ella
y no de otro hombre su subsistencia, son ciertamente inflexibles a la intriga,
virtuosamente severos, aborrecedores de la arbitrariedad y el desorden, justos amadores de la verdadera libertad, y, naturalmente, los más aptos para
todas las virtudes morales y políticas y muy aplicados a las artes liberales y
mecánicas.1
Este territorio de frontera descrito por Ramos Arizpe, era el antemural de todo el
Virreinato de la Nueva España, frontera de naciones indígenas belicosas que obligaban a sus habitantes a ser todos soldados, con especial obligación en Coahuila
y Texas, de presentar cada mes sus respectivas armas. Pobladores con honestas
ocupaciones, labradores que se convierten en soldados y a su vez en héroes en la
defensa de su tierra.
1
Miguel Ramos Arizpe, en Memoria de Miguel Ramos Arizpe presentada a las Cortes de Cádiz, en Óscar
Flores, Historiadores de México Siglo XIX, México, Editorial Trillas, Colección Linterna Mágica, número 32,
p.p. 59-61.
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Este es el espacio geográfico en el que este estudio escrito por Francisco Javier
Rodríguez Gutiérrez, muestra el núcleo económico-poblacional de Saltillo en el
último siglo del virreinato. Las familias que ocuparon este recóndito espacio en
el norte oriental, a partir de las mercedes otorgadas a los conquistadores en estas
tierras arrebatadas al nativo nómada, mostraron un claro florecimiento económico
a partir de la segunda mitad del siglo XVIII. Estos grupos familiares y destacados propietarios, entre los que sobresalen las familias Ramos de Arriola y ArizpeFernández de Castro, expusieron su capacidad para recrear toda una vida social y
religiosa en la región: aquí es donde encontramos numerosos trámites legales tales
como herencias, compras, fundaciones “piadosas” –mencionadas por nuestro autor como capellanías y obras pías–, fundos legales y “cofradías para el sostenimiento de parroquias, de carreras eclesiásticas o para la construcción y mantenimiento
de una iglesia”.
Esta próspera actividad económica concentrada en los límites de las antiguas
mercedes trajo como consecuencia un creciente número de descendientes y pobladores, los que con el pasar del tiempo, fraccionaron los viejos límites de las
mercedes virreinales, dando origen, en palabras del autor, “a una serie de haciendas,
estancias y congregaciones poblacionales que se desarrollaron en el corredor Saltillo-Monterrey”. Toda esta diligencia es la base de los actuales núcleos poblaciones y
de su intensa actividad económica en esta región del noreste mexicano.
He aquí estimado lector una obra que sin duda será de tu grato interés.
Dr. Óscar Flores
Director del Centro de Estudios Históricos/UDEM
C. Lucas Martínez Sánchez
Director del Archivo General del Estado de Coahuila
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…cuya generación subsiste en el Valle de Pesquería, en los apellidos,
especialmente de Fernández de Castro, Arizpe,… Garzas, los de don Ignacio, don Gabriel “el Mozo”, y don Miguel, que para distinguirse añadieron al de Garza, Rentería, que puso el primer don Gonzalo a su hija
Mayor y doña Clara; algunos Cavazos, por casados con las expresadas
Fernández de Castro, y Sepúlvedas, algunos Treviños descendientes de
un don Alonso, y de un Nicolás…
Juan Antonio de la Garza, 1779.
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Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
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Preámbulo
Si la de San Bernabé
No diera tan buena ley,
No casara Diego de Ibarra
Con la hija del virrey.
(copla zacatecana)
D
esde el inicio mismo de la guerra de conquista en Nueva España, las alianzas matrimoniales primero y familiares después fueron utilizadas por conquistadores y colonizadores como estrategias que les permitieron alcanzar
sus objetivos y acrecentar su poder al establecer vínculos entre los mismos protagonistas de la conquista, entre miembros notables de los grupos indios locales y
entre conquistadores y conquistados, entre sus descendientes, paisanos, criollos y
nobles indígenas. Así, desde los primeros años de los europeos en tierra americana,
Hernán Cortés y doña Marina, y el mismo Hernán Cortés y doña Isabel de Moctezuma después, prefiguran el modelo de lo que en adelante serán las alianzas que
al final de cuentas tuvieron el objeto de conservar y acrecentar el poder político,
territorial y económico de las nuevas conquistas.
De esta forma, y a partir de este tipo de alianzas se empezaron a conformar los
reinos y provincias americanos, que en Nueva España, la Nueva Galicia y el reino
de la Nueva Vizcaya, sus conquistadores y colonos durante la segunda mitad del
siglo XVI, continuaron implementando sus estrategias iniciales en un nuevo territorio de frontera, caracterizado por enormes distancias, falto de caminos y con una
notable escases de población sedentaria y de recursos; sin embargo los personajes
son los mismos: Juanes de Tolosa, casado con Leonor Cortés Moctezuma, aliado
con Luis Cortés el mismo hijo de Hernán Cortés y Antonia Hermosillo; a su vez,
Isabel Tolosa Cortés, casada con Juan de Oñate Salazar, hijo de Cristóbal de Oñate
y Catalina de Salazar; por otro lado, don Luis de Velasco, el primero casó a su hija,
Ana de Castilla con Diego de Ibarra, quienes trasladan su residencia a la Nueva
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Vizcaya, reino que Francisco de Ibarra, su sobrino, con recursos del tío había consolidado. El modelo se reproduce de igual manera en las provincias septentrionales; Rodrigo del Río de Loza, casa a su hija con Francisco de Aguilar, propietario
de una hacienda vecina en la Nueva Vizcaya; Alonso López de Loys, importante
ganadero, minero y hacendado de Zacatecas, casa a su hija, Leonor López de Loys,
con el capitán Francisco de Urdiñola, que posteriormente conformará el latifundio
más importantes del norte novohispano.
Sin embargo, este estudio no es un estudio de historia familiar, ni de historia
política de la conquista del Septentrión novohispano, sino más bien un estudio de
las estrategias que algunas familias españolas y criollas implementaron, cuando la
guerra de conquista y la colonización se concentraron en el norte; aquí, el poder
familiar –y político– se llegó a expresar en la posesión de agua, tierras y haciendas,
que luego se convirtieron en villas y poblaciones, con iglesias y edificaciones que
aún actualmente se pueden identificar en la amplia geograf ía norteña, en las grandes capitales, ciudades, villas y poblaciones.
El estudio quiere resaltar el papel que algunos grupos familiares, o alianzas matrimoniales desarrollaron en la conformación histórica de una región: el noreste
novohispano, que a la par de todos los desarrollos norteños, tuvo su origen en el
norte del reino de la Nueva Galicia, en la región de Zacatecas, para de ahí, con sus
mejores capitanes, conquistar el oeste y el este.
La idea del estudio surgió casi en forma imperceptible, esto es, que a partir de
estudios de carácter social y político, se fueron vislumbrando la permanencia de
ciertos actores, familias y prácticas que me fueron reafirmando la idea de presentarlas desde una perspectiva que sin dejar de atender su inclusión dentro de un
proyecto político amplio, esta perspectiva no agotaba la interpretación de su papel
fundamental en la conformación geográfica de una región, que por el tiempo en que
surgieron en la escena (siglos XVII-XVIII) y la pervivencia de sus descendientes en
el espacio señalado, exigía la asunción de una perspectiva que incluyera una identificación de las estrategias en cuanto a alianzas matrimoniales y composición de las
familias, prácticas familiares, fundaciones piadosas con fines económicos, edificaciones religiosas y otra serie de “productos” culturales, que aún hoy conforman la
geograf ía de un buen número de poblaciones nororientales. Es así que, a partir del
estudio de algunas de sus prácticas y representaciones, se intentó descubrir el papel
–relevante, o no– que los grupos familiares estudiados jugaron en la conformación
histórica de una región; esto, a través del seguimiento de algunos de sus miembros,
que por testamentos, mercedes de tierras, fundaciones de capellanías, adquisición
de tierras y aguas, conformación de haciendas, y luego por la actividad de algunos
de sus miembros en el ámbito político, determinaron su relevancia.
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Sin mayores pretensiones teóricas, se buscó resaltar el significado de ciertas
prácticas que individuos y familias del grupo español-criollo le imprimieron a la
región nororiental y el cauce que entonces le dieron a sus prácticas, mismas que
contribuyeron a dotar de un perfil y una vocación a sus habitantes, que hoy es
posible identificar. La fundación de la Pesquería Grande y la Pesquería Chica, la
edificación de la iglesia de Santiago de Guajuco, el Templo de San Juan Nepomuceno del Saltillo y el de San Nicolás de la Capellanía en Ramos Arizpe, sin olvidar
la presencia de miembros estas familias en el ámbito eclesiástico, en Monterrey,
Saltillo, Nuevo Santander y Texas.
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I.- Introducción
E
n su estudio sobre Las raíces coloniales del regionalismo en el noreste de
México, José Cuello apunta que esta región puede ser explicada como la experiencia histórica de un tipo de población con características demográficas,
económicas y culturales peculiares.1 En este sentido, para la perspectiva y los objetivos del presente trabajo se han tomado una serie de elementos de manera que
posibiliten no sólo la caracterización, sino los principios de comprensión acerca
de ciertas prácticas, costumbres y conformación cultural de los pobladores de esta
región, de manera que permitan la comprensión de los significados de sus prácticas
y la aprehensión de los sentidos que sus pobladores les imprimieron; esto, a través
del análisis de ciertos momentos y eventos, entendidos como estrategias pensadas,
diseñadas y aplicadas por las primeras familias conquistadoras para la consecución de sus objetivos, en el sentido de conservar prerrogativas como grupo étnico
y social, lo que les permitió acceder a ámbitos de riqueza y poder, consolidar su
presencia por medio de alianzas familiares y redes de poder económico y político,
a la vez que, por medio de la reproducción de su proyecto familiar, mantenerse en
las estructuras de dominio.
En lo que sigue, se pretende, en un primer momento y a manera de contexto,
analizar el espacio geográfico en el que estas familias ejercen su influencia, para
luego, privilegiar el estudio de algunos rasgos del grupo étnico-social al que pertenecen; las condiciones bajo las cuales las familias se conforman y los principales
elementos identificados en la concreción de los matrimonios. En un segundo mo-
1
José Cuello, El norte, el noreste y Saltillo en la historia colonial de México, Archivo Municipal de Saltillo;
Saltillo, Coah, 1990, p. 171.
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mento y siempre desde el ámbito familiar analizar los elementos arriba señalados a
partir de un estudio de caso: la alianza familiar Ramos de Arriola–Arizpe Fernández de Castro en sus momentos claves, esto es, aquellas circunstancias donde se
manifiestan abiertamente las estrategias señaladas: en la concreción de una alianza
matrimonial, en la fundación de una obra piadosa, en la adquisición o compra de
un cargo, en la transferencia de una propiedad por compra o herencia, así como en
la función pública, a manera de ejemplificación o confrontación de la propuesta.
El espacio geográfico en el que este estudio se concentra refiere, inicialmente,
al núcleo económico-poblacional del área urbana y rural de Saltillo, ocupado por
los descendientes de unas cuantas familias que, a partir de las mercedes otorgadas
a los conquistadores-pobladores originales, llegaron a la segunda mitad del siglo
XVIII como propietarios, por herencias, compras, fundaciones “piadosas” –como
capellanías, obras pías– o fundos legales y cofradías para el sostenimiento de parroquias,2 de carreras eclesiásticas o para la construcción, y mantenimiento de una
iglesia. Sin embargo, la propiedad original de las antiguas mercedes poco a poco y
debido al número siempre creciente de descendientes y herederos, se fue fraccionando y dio origen a una serie de haciendas, estancias y congregaciones poblacionales que se desarrollaron en el corredor Saltillo-Monterrey, incluyendo a una serie
de importantes haciendas, ranchos y estancias, que posteriormente se constituyeron en el núcleo de importantes desarrollos poblacionales.
La propiedad territorial se expresaba por medio de días, horas o incluso minutos de agua3 –en función del volumen–, y ésta se convirtió en el factor económico más preciado y el que marcará el despunte de los núcleos poblacionales: la
hacienda de Palomas, la hacienda de la Capellanía, de Santa María, de San Diego
del Mezquital, de la Arrinconada, de la Pesquería Grande y Chica, de Bella Unión,
la Hacienda de San Pedro y la estancia de San Agustín, y de la misma ciudad de
Monterrey cuyo primer nombre refiere a ojos de agua.4 El denominador común de
estos desarrollos poblacionales refiere a que estas familias se agrupan en torno a
un caudal, corriente u ojo de agua a partir del cual se organiza la vida económica
y social de sus miembros. Leslie Scott señala que, lo que en principio fueron grandes entidades agrícolas independientes, para la segunda mitad del siglo XVIII se
2
3
4
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18
Las cofradías, si bien funcionaban como sociedades religiosas y de crédito formadas por gremios de artesanos, parte de su economía pasaba a la parroquia en forma de aranceles, derechos de fábrica o diezmo.
Diccionario de pesas y medidas mexicanas, antiguas y modernas, edición facsimilar de 1908, CIESAS,
México, D.F., 1997. El Buey es la medida fundamental de las antiguas medidas de agua para riego rural;
equivale a 159 litros por segundo, por lo que un minuto de agua equivale a 9 540 litros que riegan 42 metros
cuadrados. Así, para el cálculo de la superficie de una propiedad, ésta se expresaba a partir de las horas o días
de agua.
Cfr. Joaquín A. Mora, Investigaciones históricas sobre el Monterrey Antiguo, Ed. Instituto de Investigaciones
Históricas de Nuevo León, Monterrey, N. L., 2006, pp. 20 ss. Mendirichaga Cueva, p. 16.
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habían dispersado a través de herencias y ventas, convirtiéndose en numerosas
pequeñas propiedades, en manos de una gran variedad de individuos.
El centro urbano propiamente dicho de Saltillo, estaba circundado por
haciendas, ranchos y labores… Dentro de la jurisdicción de Saltillo se encontraba una plétora de pequeñas propiedades productoras de trigo, maíz,
y una gran variedad de frutas para el mercado… observadores de la época
señalaban la presencia de cientos de ojos de agua en la región, y algunas de
las propiedades más grandes tenían represas, canales de riego y tanques para
almacenar el agua que permitía a los agricultores una explotación excelente
de sus tierras.5
Pero como expresó un cronista del siglo XVII, acerca de que la villa del Saltillo fue
corto albergue a hombres de ánimos magnánimos,6 o precisamente por este ánimo,
o porque el territorio original resultó insuficiente, lo cierto es que de Saltillo, sus
conquistadores y familias, ya desde los años finales del siglo XVI, se originan una
serie de movimientos fundacionales que con tendencia al norte y al este ampliarán
los horizontes que en el Saltillo les resultaron estrechos. Son estos movimientos y
familias las que, en un segundo momento, darán carácter a una región más extensa:
El noreste de México tuvo sus orígenes en el sureste de Coahuila [Saltillo] y
el sur de Nuevo León [Monterrey], y esta [población] se expandió hacia el
norte y al este para incluir a Texas y Nuevo Santander, hacia fines de la época
colonial.7
De este control territorial inicial que en las primeras décadas del siglo XVII abarcaba el Saltillo y las estancias aledañas, el pequeño grupo español empezó a detentar
el control de tierras y aguas entre Saltillo y Monterrey. Este grupo no pasaba de
unas 20 familias descendientes principalmente de dos núcleos de colonizadores:
los españoles y portugueses provenientes de la región minera de San Martín-JerezSombrerete, en la Nueva Galicia y la zona de Mazapil-Cuencamé en la Nueva Vizcaya, a la cabeza de Del Canto, Montemayor, Francisco de Urdiñola y el grupo de
Luis de Carvajal y de la Cueva,8 quienes a falta de un mejor establecimiento, hicieron de Saltillo su base de operaciones para los movimientos poblacionales hacia el
5
6
7
8
Leslie Scott Offutt, Una sociedad Urbana y rural en el norte de México: Saltillo a fines de la época colonial.
Archivo Municipal de Saltillo, Saltillo, Coahuila, 1993, p. 14.
Alonso De León, Relación y discurso del descubrimiento, población y pacificación de este Nuevo Reino de
León, en, Historia de Nuevo León con noticias sobre Coahuila, Tamaulipas, Texas y Nuevo México, Gobierno
del Estado de Nuevo León/UANL, Monterrey, 2005, p. 62.
Ídem. José Cuello, p. 171.
Eugenio del Hoyo, Historia del Nuevo Reino León, 1577-1723, Cap. IV: Las gentes de Carvajal, pp. 198-294;
Cap. V: Miseria y lugartenientes, pp. 295-338.
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norte y el este.9 Es evidente que en este grupo existió inicialmente alguna forma de
estrategia destinada a preservar el poder a través de la reproducción de sus familias.
Cabe aquí expresar alguna precisión que especifique el grupo social al que este
estudio refiere, esto es, al grupo “español”, grupo étnico que en los documentos se
señalaba enseguida del nombre en su primer registro, al bautizar al individuo recién nacido,10 al momento de contraer matrimonio, en un testamento, etc.: Juan
Ignacio Ramos de Arriola, español. Sin afán de simplificar el problema que para la
época virreinal y colonial significó la pertenencia a un determinado grupo étnico,
éste, sin embargo, debe abordarse y explicarse según el período, la región geográfica y la provincia o reino español de origen del grupo que se pretende abordar, ya
que las migraciones europeas y los asentamientos americanos no pueden considerarse como uniformes y este factor conlleva a una diferenciación en la caracterización de los grupos, según la procedencia o el lugar al que se dirigían buscando
a sus paisanos y la interacción que tuvieron con otros grupos étnicos frente a los
cuales tuvieron la necesidad de distinguirse, mezclarse o asociarse. Es evidente que
los castellanos, extremeños y andaluces, no se guiaban bajo los mismos criterios
y prácticas que portugueses, vascos y judíos conversos, ni se concentraron en las
mismas regiones de la Nueva España o los territorios septentrionales. Vito Alessio
Robles apunta que:
La conquista dura, la pacificación penosa y la laboriosa colonización de
la parte de la Nueva España que hoy forman los Estados de Coahuila y de
Durango, la porción norte de Zacatecas y la parte meridional de Chihuahua
fueron obra de los tenaces y fuertes vascos… Y que desde mediados del siglo
XVI, esta vasta, rica y temible comarca constituyó un poderoso centro de
atracción para los colonos procedentes de las provincias vascongadas.11
Para los objetivos de este trabajo se referirá solo a este grupo europeo español y sus
descendientes, reconocido como “criollos”, esto es, nacidos, asentados y viviendo
en América; en este caso, viviendo bajo las condiciones de la geografía norteña,
donde a causa de los grupos nómadas o seminómadas, los conquistadores españoles iniciales –esto es, de la segunda mitad del siglo XVI a la primera mitad del
XVII–, representarán el porcentaje poblacional mayor de las incipientes funda9
10
11
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Es bastante aceptada la idea que Saltillo actuó como centro de operaciones de un importante grupo de
conquistadores, desde donde se efectuaron desplazamientos y nuevos descubrimientos, e incluso, para fines
del siglo XVI, se da un importante despoblamiento, llegándose a reconocer para inicios del XVII, a sólo 13
familias españolas establecidas en Saltillo.
Cfr. Anexo 1.
Vito Alessio Robles, Francisco de Urdiñola y el Norte de la Nueva España, Ed. Porrúa, México, 1981, 2ª.
edición; pp. 6-10.
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ciones, a falta de población india sedentaria. Sin embargo, para la segunda mitad
del XVII, el porcentaje de la población española aparece, si no ya superior, sí muy
equilibrada con los indios “reducidos, “repartidos” o “encomendados” y negros o
mulatos esclavos, además de los tlaxcaltecas que se habían agregado al proyecto
colonizador norteño y que introducen un factor importante en la conformación
poblacional, que aunque persiste la separación entre “villas españolas” y “pueblos
de indios”, los índices demográficos tienden a equilibrarse y ser rebasados por estos
últimos, para ya no volver a abandonar esta superioridad étnica.12
Esta condición norteña inicial de cierto aislamiento de las fundaciones y la falta
o escasez de población india sedentaria, obligaron al grupo español, sobre todo de
las áreas de Saltillo y Monterrey con vocación agrícola, a ocuparse personalmente del trabajo de haciendas, molinos de trigo y trabajo de campo –especialmente
en cría de ganados–, solamente apoyados por algunos esclavos, mestizos y administradores. Sin embargo este factor propició un tipo peculiar de “español”, en el
sentido de que no es posible imputarles los vicios aplicados sobre todo a los criollos de la ciudad de México, Puebla o el Bajío.
Un notable análisis sobre el español peninsular y del español americano lo constituye el estudio de la doctora Solange Alberro, Del gachupín al criollo, o de cómo
los españoles de México dejaron de serlo, y aunque tiene pocas referencias al criollo
norteño, las ideas que en él se expresan permiten confrontarlas con los españoles
y criollos norteños que al parecer no padecen la misma corrupción que resulta del
contacto con una variedad de grupos étnicos en las ciudades del centro y sur de
Nueva España, donde el hacinamiento en las ciudades y la necesidad de ostentar
por medio de signos externos la “calidad” de la etnia, propició la imagen del criollo,
más difundida. La doctora Alberro señala que:
De Sahagún a Humboldt –y más allá– los defectos de los criollos que más
comúnmente se encuentran mencionados son la pereza, la holgazanería,
sus variantes y corolarios, la ociosidad, la molicie, el abandono, la falta
de previsión y cuidado, el descuido, la inercia, la desidia, la inconsistencia
y la inestabilidad. Vienen luego la lujuria y la lascivia, el gusto desmedido
por el deleite. Asimismo se les reprocha la prodigalidad, la hipocresía y su
tendencia a ser mentirosos, supersticiosos –en oposición con la verdadera
religión– y aduladores. Los observadores más agudos señalan también sus
notables facilidades (sic) intelectuales y la facilidad con la que aprenden
lo que quieren, en particular las sutilezas del silogismo, aunque su falta de
12
Igual equilibrio parece haber en la ciudad de Monterrey todavía para el año de 1775, ya que de 285 vecinos
empadronados, 120 son españoles y el resto indios y de otras castas. Cfr. Mora, 2006, p. 41; Cuello, 2004, p.
255.
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Dos familias en la conformación Histórica del
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perseverancia perjudique todos sus proyectos, condenándoles a vivir en un
presente inconsistente empañado por los sueños y los resentimientos.13
La doctora Leslie Scott precisa acerca del uso de los términos “españoles” y “criollos”, o españoles nacidos en América:
El término español se refería, teóricamente, a una persona de herencia española pura. En otras regiones de la Nueva España de fines de la época colonial,
la categoría de español fue, aparentemente, dividida en europeo, para los españoles peninsulares, y español, para los hijos de españoles nacidos en América.14
Para la región de Saltillo-Monterrey es evidente que muchos mestizos, dados sus
rasgos f ísicos o su riqueza se habían agregado o asimilado al grupo español, donde
no hay una marcada distinción entre europeo y americano o criollo y que, hacia
la primera parte del siglo XVIII corresponde a la mitad de la población, con sus
haciendas, estancias y ranchos adyacentes, donde alcanzó un peculiar equilibrio
racial: 50% español, 50% perteneciente a los diversos grupos indígenas, entre los
que se incluían los tlaxcaltecas, que ocuparon algunos pueblos adyacente a las villas
españolas, tanto en el Saltillo como en el Nuevo Reino de León.15
Este equilibrio demográfico racial, es posible encontrarlo en otras regiones y
ciudades de Nueva España, aunque al parecer, de una forma ficticia, ya que según
Pilar Gonzalbo, se da un proceso de blanqueo, por medio del cual, en los registros
parroquiales, los negros se convierten en mulatos, los mulatos en mestizos, y
éstos pasaron a convertirse en españoles. Para la segunda mitad del siglo XVII, la
historiadora encuentra en los libros parroquiales de la ciudad de México 42% de
mestizos y castizos y 14% de negros, el resto 44% españoles. En el censo de 1777,
sin embargo la proporción de mestizos fue de 26%, que aunado al de negros y
mulatos alcanzó sólo 38%, con un porcentaje de 62% de españoles; esto porque,
en este proceso de blanqueo, y “puestos a elegir, los allegados aseguraban –al ser
cuestionados para algún trámite– que su calidad era la considerada superior”.16
El doctor José Cuello llama la atención sobre estos elementos que definen y
conforman la región geográfica, social y política conocida como Noreste mexicano, espacio compartido por entidades diversas, que sin embargo comparten ciertas
13
14
15
16
u
22
Solange Alberro, Del gachupín al criollo, o de cómo los españoles de México dejaron de serlo, Centro de
Estudios Históricos, El Colegio de México, Col. Jornadas, No. 122, México, 2006.
Ídem. Scott Offutt, p. 192.
Ídem, Cuello, p. 180.
Pilar Gonzalbo Aizpuru, Familia y vida privada en el México colonial, temas y problemas, Centro de Estudios
Históricos, El Colegio de México, México, 1997.
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
características demográficas, económicas, políticas y culturales que las distinguen
y, por lo mismo, identifican a la región que independientemente de los cambios
administrativos y de soberanía, prevalecen y conforman actualmente los estados
de Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y Texas.17 Cuello señala que esta conciencia
de pertenencia e identidad con una forma de vida peculiar, se origina en la región
del sureste de Coahuila y sur de Nuevo León, concretamente en el área de Saltillo
y Monterrey, para después expandirse hacia Texas y Tamaulipas ya en la parte final de la época virreinal o colonial. Uno de los aspectos que identifican a la región
y que permite su tratamiento y análisis, –señala Cuello–, es su carácter de región
periférica del centro político del Virreinato proporcionándole de esa manera una
unidad temática para su tratamiento histórico. Así, a partir de los elementos o rasgos de:
l
l
l
Región culturalmente homogénea
conciencia de pertenencia e identidad
periferia y unidad histórica
Cuello describe las condiciones a partir de las cuales se originan los aspectos
que caracterizan a la región y sus habitantes, y que en gran medida se refieren en
el informe que el doctor Miguel Ramos Arizpe presentó ante las cortes gaditanas el
7 de noviembre de 1811 conocida como la Memoria presentada a las Cortes por don
Miguel Ramos Arizpe, diputado por Coahuila, sobre la situación de las Provincias
Internas de Oriente.18 La región, cuyas raíces se hunden en la colonización española, recibe de ésta los cimientos de su identidad cultural, económica y política.
Las antiguas fundaciones de Saltillo y Monterrey, señala Cuello, “actuaron como
filtros del gobierno, la economía y la cultura entre las regiones centrales y el Noreste novohispano”.
El surgimiento del regionalismo político o unidad regional política, se origina a partir de divisiones internas propiciadas por disputas o competencias entre
conquistadores como Alberto del Canto, Luis de Carvajal, Francisco de Urdiñola
y Diego de Montemayor y se extiende desde La Nueva Vizcaya hasta las Minas de
Trinidad y Texas; fundaciones hechas principalmente por naturales de Saltillo y
Monterrey y que pertenecían a familias con profundas raíces norestenses. Las disputas, reclamos, mercedes, competencias de jurisdicciones entre la Nueva Galicia,
Nueva Vizcaya y el Nuevo Reino de León, originaron las provincias norteñas y,
17
18
Cuello, José, Las raíces coloniales del regionalismo en el noreste de México, en: El norte, el noreste y Saltillo en
la historia colonial de México, Archivo Municipal de Saltillo, Saltillo, 1990.
Memoria de Miguel Ramos Arizpe, presentada a las Cortes de Cádiz, 1811; VI Reunión Interparlamentaria
México-España, Querétaro, Qro. 1992.
23 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
paradójicamente, más que separar la región en diferentes entidades, las divisiones
políticas contribuyeron a crear una identidad para la región. En su célebre Memoria, Ramos Arizpe expresa ya esta idea de unidad natural y geográfica:
La naturaleza, al paso que las unió entre sí haciéndolas comunicables por
sus espaciosas llanuras, común curso de sus ríos y producción de diferentes
frutos en ellas, que hacen necesario su mutuo tráfico, les ha puesto límites
infranqueables respecto de las [provincias] de Nueva España e Internas del
Poniente.
Aunada a la colonización de los territorios norteños, el sistema de abasto para las
fundaciones más septentrionales fue desarrollado por los mismos vecinos del área
de Saltillo y Monterrey que trasladaban sus mercancías hasta la Colonia del Nuevo
Santander y Texas, entidades que compartían con la Nueva Vizcaya, Coahuila y el
Nuevo Reino de León las mismas necesidades y sufrían las mismas penurias de la
geograf ía norestense: grandes distancias, territorio agreste y poca población. Este
mutuo tráfico propició que desde su colonización y poblamiento, las Provincias
Internas de Oriente desarrollaran una amplia red comercial que iba desde la feria
del Saltillo, donde año con año los vecinos de las provincias se reunían para abastecerse de mercancías que llegaban hasta las costas de Texas: ovejas, trigo, minerales, semillas, ganado mular y caballar, eran transportados y comercializados por
vecinos de Saltillo, Parras y Monterrey, en Texas y Nuevo Santander. Esta constante
movilidad de vecinos, colonos, pobladores y comerciantes originó un regionalismo
demográfico, mismo que contribuyó a dotar de una identidad étnica al Noreste.
Este particular regionalismo asumió dos formas que estaban estrechamente
relacionadas aunque eran diferentes. Una fue la deliberada intención de las
familias españolas de la región por preservar su pureza étnica y genealógica.
El relativamente pequeño número de inmigrantes españoles y descendientes
de ellos provocó un alto grado de endogamia y la expansión de unas pocas
familias sobre un gran territorio regional. Ya en 1624, Lucas García hijo de un
conquistador e importante colonizador, por su propio derecho podía pregonar
que toda la población (española) de Saltillo y Nuevo León eran sus sobrinos,
cuñados o hermanos. La endogamia era tan grande que los vecinos del Saltillo
no podían cumplir la provisión real de que los miembros del cabildo no eligieran a parientes suyos para sucederlos en los puestos oficiales. Para poder casarse, una alta proporción de los habitantes españoles de la región tenían que
obtener una dispensa del obispo, dado su parentesco af ín o consanguíneo.19
19
u
24
Ibídem, José Cuello, p. 179.
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
Así, la unidad geográfica, política, económica y demográfica conocida como Provincias Internas de Oriente, prevaleció más allá de la primera República Federal,
hasta que entre 1825 y 1836, poco a poco se fue desmembrando en cuatro Estados
independientes. Sin embargo, los lazos familiares, culturales y étnicos, prevalecieron. En este sentido de compartir las familias de Texas y Tamaulipas, un origen
común con las de Coahuila y Nuevo León, Cuello apunta sobre la relativa facilidad
con que los actuales habitantes de la frontera pueden trazar sus orígenes hasta los
primeros conquistadores y colonizadores de la región. Según Cuello, José Miguel
Ramos Arizpe, –y con él su familia–, es el personaje que mejor afirma y encarna
este regionalismo nororiental, de quien se puede rastrear su origen genealógico
hasta Santos Rojo, uno de los fundadores de Saltillo.20
Miguel Ramos Arizpe conocía muy bien las Provincias Internas de Oriente, ya
que nació en la hacienda de la Capellanía, en tiempos en que la región de Saltillo y
Parras pertenecían a la Nueva Vizcaya; conoció la provincia de Coahuila, estudió
en Monterrey, en el Nuevo Reino de León, Guadalajara y México; ejerció diversos
oficios eclesiásticos en el Nuevo Santander, en Aguayo –actual Cd. Victoria–, Padilla y Real de Borbón –actual Villagrán, Tamps.– y como diputado americano en las
Cortes españolas por la provincia de Coahuila, expuso la situación natural, económica y política de las cuatro Provincias Internas a las que regresó en 1822, –según
sus propias palabras–, porque tenía una gran familia a quien servir.
20
Cfr. Anexo 3
25 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
u Espadaña de San Nicolás de la Capellanía, –actual ciudad de Ramos Arizpe, Coah.–
construida entre 1801 y 1817, hacienda que se constituye como fundación de “Capellanía de difuntos” y que se remonta a los primeros años del siglo XVII.
u
26
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
u
II.- Los testimonios
L
a idea de profundizar en el estudio sobre la conformación histórica del Noreste a partir de sus conquistadores y familias pobladoras, conlleva el examen
del texto clásico de un apasionado del estudio del Noreste, don Vito Alessio
Robles, quien en su escrito Miguel Ramos Arizpe, Discursos memorias e informes,21
publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México en 1943 para conmemorar el centenario de la muerte de este singular personaje de la historia nacional,
por primera vez y desde la academia presenta un cuadro significativo de las familias que dieron origen a la región. El texto además de reproducir los documentos
políticos más relevantes de Ramos Arizpe, escritos durante el ejercicio de su vida
política y pública, desde las primeras intervenciones en las cortes españolas, hasta
sus trabajos legislativos en los primeros congresos mexicanos, presenta además
una magnífica investigación genealógica con una extensa Noticia Biográfica sobre
José Miguel Ramos Arizpe, en la que recrea, en forma por demás erudita, la notable
ascendencia familiar del célebre doctor. Y ya que la intención es rescatar las redes
familiares que conformaron la región nororiental, el estudio se enfocó a la búsqueda y análisis de una serie de fuentes documentales como mercedes, testamentos y
protocolos; registros civiles, parroquiales, además de escritos políticos y algunos
otros familiares, como los Apuntes genealógicos,22 manuscrito de don Juan Valdés
Ramos, hijo de doña Catarina Ramos Arizpe, única hermana del doctor Ramos
Arizpe con descendencia.
21
22
Vito Alessio Robles, Miguel Ramos Arizpe, Discursos memorias e informes; Biblioteca del Estudiante Universitario No. 36, 2ª Edición. UNAM, México, 1994.
Juan Nepomuceno Valdés Ramos, Apuntes genealógicos; manuscrito, Centro Cultural Vito Alessio Robles,
No. título 11012, año 1892, Folios 6579.
27 u
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
La Noticia biográfica de Alessio Robles sobre Ramos Arizpe, traza un extenso
árbol que lleva la ascendencia materna de éste, esto es, de doña María Lucía Arizpe Fernández de Castro, hasta el mismo Santos Rojo,23 uno de los fundadores de
Saltillo. De esta Noticia biográfica llaman la atención las notas marginales acerca
de los documentos utilizados para trazar, con gran seguridad, tal ascendencia. Las
principales fuentes de información de Alessio Robles acerca de la genealogía Ramos de Arriola/Arizpe Fernández de Castro, son tres y, afortunadamente, es posible tener acceso a estos testimonios que comparten la característica de haber sido
escritos durante el siglo XIX y, de alguna manera, cubrir el siglo entero. La primera,
de ellas es una Noticia genealógica de don Juan José Dionisio Ramos de Arizpe y su
esposa doña María Josefa Matilde Valdés y Morales y sus hijos.24 Este pequeño pero
importante documento en forma sumamente apretada traza los antecedentes familiares de don Dionisio Ramos Arizpe –hermano mayor de don Miguel Ramos– y
doña Josefa Valdés, desde el siglo XVII, hasta la descendencia de éstos que inicia
hacia 1786,25 y donde al calce se señala sobre el documento que: El original existe
en poder de don Francisco Arizpe y Ramos.
El segundo testimonio es la Biograf ía de Miguel Ramos Arizpe, de la que señala
fue “...escrita por sus sobrinos doña Josefa Ramos Valdés Vda. de Ibarra y Manuel,
Domingo, Francisco y Concepción Ibarra, compañeros inseparables de nuestro biografiado en los últimos años de su vida”. Y así fue; esta biograf ía del doctor Ramos
Arizpe fue leída por uno de sus sobrinos-nietos en 1843, durante su funeral en la
catedral de Puebla y retomada por don Manuel Gómez Pedraza en 1853, como cabeza de su biograf ía escrita para el Diccionario Universal de Historia y Geograf ía,
de don Manuel Orozco y Berra, publicado entre 1853-1855, Tomo VI, pp. 548-553.
Existe otra versión de esta biograf ía en la publicación del gobierno del Estado de
Coahuila El Federalismo y otros temas, Miguel Ramos Arizpe.26 Una copia de esta
biograf ía se encuentra en poder de don Javier Gallardo Barrales, uno de los descendientes de don Francisco Ibarra Ramos, sobrino-nieto de don Miguel Ramos Arizpe, en la Puebla de los Ángeles.27
23
24
25
26
27
u
28
Ver anexos.
Escrita por el prebendado de la catedral de Monterrey don Rafael Trinidad Ramos Arizpe, hermano mayor
de Miguel Ramos Arizpe, el primero de junio de 1817.
Esta Noticia, tuve la fortuna de localizarla en Archivo para la Memoria de la Universidad Iberoamericana,
Centro de Extensión Saltillo, en el Fondo 135 y es una fotocopia proporcionada por la señora Marina
Rodríguez Lobo.
Gobierno del Estado de Coahuila, El Federalismo y otros temas, Miguel Ramos Arizpe, Coahuila de Zaragoza,
Saltillo, 1988.
Don Francisco Ibarra Ramos, saltillense, llegó a tener relevancia en el Estado de Puebla, ya que fue tres
veces gobernador, en 1854, 1856 y 1862; murió en la ciudad de México en 1893 y fue declarado Benemérito
del Estado de Puebla. Por su parte, su hermano Domingo Ibarra Ramos fue gobernador del mismo estado
de 1846 a 1847, durante los dif íciles momentos de la Guerra de Intervención Norteamericana; trasladó su
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
u Primera edición de Miguel Ramos Arizpe, Discursos, Memorias
e Informes, obra de Vito Alessio Robles, en la Colección de la
Biblioteca del Estudiante Universitario, UNAM, México, 1942.
Un tercer testimonio documental que Vito Alessio Robles utiliza para su Nota biográfica, son los Apuntes genealógicos de don Juan Valdés Ramos, –escrito
propiedad del mismo Alessio Robles, que en algún momento, por vía de compra
adquirió–, del que señala que “aproximadamente fue escrito por el año de 1895”.28
Don Juan Valdés Ramos nació el 3 de mayo de 1814, en Saltillo; hijo de María Ca-
28
gobierno a Atlixco y participó en la guerrilla contra la invasión encabezada por el general Rea. Murió en
Puebla en 1850. Don Javier Gallardo Barrales me hizo llegar este escrito biográfico que don Vito Alessio
utiliza en su nota biográfica sobre Ramos Arizpe. La familia Gallardo Barrales, también donó al pueblo de
Ramos Arizpe, un óleo con la pintura del deán de la Catedral de Puebla, que actualmente se encuentra en la
Presidencia Municipal de esa ciudad.
En una búsqueda minuciosa en los archivos de Coahuila, descubrí que en realidad, fue escrito en 1892, ya
que don Juan Valdés muere en 1894. El manuscrito consta de 120 páginas de tamaño media carta, y con letra
grabada se señala en el dorso: “es propiedad de doña María Valdés”, muy probablemente hija de su tercer
matrimonio con doña Carlota de Zepeda.
29 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
tarina Ramos Arizpe, como ya se señaló, hermana menor del doctor José Miguel
Ramos Arizpe quien viuda, muy pronto se traslada a la ciudad de Monterrey a
servir a su otro hermano clérigo, el prebendado de la catedral el Br. Rafael Trinidad
Ramos Arizpe, quien inscribe a su sobrino de 13 años en el seminario de la diócesis, donde cursa gramática latina y filosof ía; don Juan Valdés permanece algunos
años en el seminario de Monterrey, sin embargo, en 1838, a los 24 años, casa con
doña María del Rosario Contreras Zumarán, hija de un destacado militar, asentado
en la ciudad de Monterrey.
Los Apuntes genealógicos son un documento más extenso y detallado que los
dos anteriores; se encuentra en el Centro Cultural Vito Alessio Robles y, por las
dimensiones del escrito y los testimonios que aparecen, es una de las fuentes más
acabadas acerca de la ascendencia de las familias Ramos de Arriola y Arizpe Fernández de Castro. Sin embargo, el tiempo en que se escribió, los eventos y personajes que aborda, el autor, que habla sobre sí mismo y su propia familia, además de
las singulares condiciones en que estos Apuntes se dan, advierten sobre la reserva
con que hay que abordarlos.
u Primera página de los Apuntes genealógicos, con el autógrafo
de don Vito Alessio Robles donde señala al autor.
u
30
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
El manuscrito Apuntes genealógicos29 de don Juan Valdés Ramos, es un texto
escrito en papel común del siglo XIX, encuadernado de 120 páginas tamaño media
carta y si bien no presenta índice ni estructura, por su contenido, se puede dividir
en tres partes:
1ª. Parte: Rasgos o apuntes genealógicos.
2ª. Parte: Consejos en lo moral y lo temporal.
3ª. Parte: Notas.
En esta tercera y última parte que corresponde a un 25% de los Apuntes, el autor
toma a los personajes familiares relevantes y los describe mediante una Biograf ía
en la que destaca su actividad principal y los eventos más relevantes en que participan. Es notoria la extensión que dedica al doctor José Miguel Ramos Arizpe, y en
general, a esta rama de su familia.
Don Juan Valdés Ramos representa la última etapa de grandeza de la extensa red
de parentesco de los Ramos de Arriola-Arizpe Fernández de Castro; iniciada en la
segunda mitad del siglo XVIII, se consolida con sus mejores hombres a principios
del XIX, para empezar a declinar hacia finales de éste. El descenso en la notoriedad y relevancia de la familia, se puede atribuir principalmente a tres aspectos: al
disminuir los descendientes debido sobre todo a un bajo nivel de matrimonios; a
un alto índice de clérigos y religiosas dentro del núcleo familiar más notable y a la
fragmentación y dispersión de los bienes familiares amasados por generaciones
durante los siglos XVII y XVIII, afectados finalmente por las Leyes de Reforma en
1860. Sin embargo, Juan Valdés Ramos (1814-1894), es un testigo privilegiado para,
por su medio, observar la serie de eventos y desplazamientos que experimentó el
siglo XIX, visto a través del entorno familiar y con presencia de sus miembros en
los ámbitos económico, político y religioso a través de tíos, hermanos, suegros,
hijos y yernos. Con el único recurso de la memoria, don Juan señala en su escrito
acerca de la expulsión del comandante Joaquín de Arredondo de las Provincias
Internas, la llegada a Saltillo –procedente de España– de su tío el doctor Miguel
Ramos Arizpe, de las dos grandes epidemias del cólera de 1833 y 1849, en que –en
la de 1833– pierde a su único hermano, a su tío Dionisio y otros notables miembros
de la familia; del derrumbe y la reedificación del lado sur de la iglesia de San Juan
Nepomuceno del Saltillo hacia finales de 1825, construida por la familia de su madre, esto es, los hermanos Arizpe Fernández de Castro; la construcción de la iglesia
de San Nicolás de la Capellanía, por su tío don Rafael Trinidad Ramos Arizpe, y
29
Juan Valdés Ramos, Apuntes genealógicos, manuscrito, Centro Cultural Vito Alessio Robles, No. de título
11012; año 1892; folios 6579.
31 u
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Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
una serie de eventos afortunados y desafortunados, de vuelcos de fortuna y trabajo
arduo, de eventos fantásticos como el olor de santidad de su tía sor María de Jesús
Ramos Arizpe, priora del convento de Carmelitas descalzas en Guadalajara; las extrañas condiciones de la muerte de su otra tía religiosa, doña María Ignacia Ramos
Arizpe, y, sobre todo, el deseo de recuperar ese pasado grandioso de sus ancestros,
para sus hijos, para que conocieran cuál era su origen en un momento en que la
fortuna y la salud le habían abandonado.
Escribo para mi familia y principalmente para los que tienen el derecho de
llamarme padre, esperando verán con gusto mis apuntes y disimularán el
pésimo estilo y mala colocación de los puntos de mi narración.
Cuando en 1892 Juan Valdés Ramos señala en su manuscrito que se resolvía a escribir sobre su familia en un momento “pésimo”, ya que se encontraba en un avanzado estado de edad (78 años), mal estado de salud y de miseria, no mentía, ya que
según actas del Registro Civil, don Juan Valdés Ramos falleció dos años después,
esto es, en 1894, en un grado de miseria completo, tanto que su hijo menor, Ángel
Valdés Cepeda, tuvo que recurrir al gobernador don Miguel Cárdenas, para que
obligara al municipio de Saltillo a que, “al menos le proporcionara la cantidad de 50
pesos, de los 1,500 que el Ayuntamiento le adeudaba, para poder dar sepultura a su
padre”.30 El documento de defunción señala asimismo, que don Juan Valdés Ramos
vivía en la 2ª calle de Guerrero, casa sin número, y que el cuerpo fue presentado por
el doctor José Isabel Figueroa, reconocido médico, maestro y propietario de la botica “Hidalgo”, ubicada en la “primera calle de Juárez”, y que, además, era su yerno.
u Don Juan Valdés Ramos vivió en la segunda calle de Guerrero, muy
cerca del templo bautista y de la iglesia de San Francisco, limites entre
el Barrio de Guanajuato y el Barrio Águila de Oro en Saltillo.
30
u
32
Archivo General del Estado de Coahuila, Fondo Siglo XIX, 4 de mayo de 1894.
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
En su escrito, don Juan Valdés recrea el siglo XIX a través de sus recuerdos,
en los que intenta recuperar la grandeza de un pasado y una familia que se pierde
en la memoria. Pero ¿qué refieren estos Apuntes acerca de las antiguas familias?
¿En qué contexto se conforma la familia Ramos de Arriola-Arizpe Fernández de
Castro? ¿Cómo fue que don Juan cayó en ese estado de pobreza? ¿Qué aspectos se
pueden rescatar de un escrito personal, íntimo y familiar? Si bien el tema central de
los Apuntes tiene el propósito de consignar la ascendencia familiar Ramos Valdés/
Contreras Zumarán, en realidad Juan Valdés da preeminencia a la ascendencia de
su línea materna, esto es, a la línea Ramos de Arizpe-Arizpe Fernández de Castro, y
de ésta concretamente a la descendencia de don Dionisio Ramos Arizpe, único varón de la familia que casa. Como ya se dijo, don Juan Valdés sólo tiene un hermano
quien muere del cólera en 1833 en Monclova.31
Con la finalidad de exponer las propuestas iniciales respecto del auge y declive
de los miembros de las familias Ramos Arizpe-Arizpe Fernández de Castro, resulta
pertinente que, aunado al análisis de las estrategias familiares, se analicen otras
temáticas que se vislumbran en el escrito para que éste se encuadre en su justo
contexto.
En torno al tema de estudio acerca de familias de Ancien Regime,32 se desprenden como temáticas colaterales y determinantes, el carácter patriarcal de este tipo
de familias, además del alto porcentaje de matrimonios endogámicos;33 la práctica
de concertar alianzas matrimoniales con familias económicamente poderosas o
la práctica de patrocinar fundaciones piadosas en términos de la protección de
bienes o la presencia de miembros de la familia en ámbitos como el eclesiástico,
el político y el económico con la finalidad de facilitar la preservación de las propiedades y la fortuna familiar. Por lo que, se precisa un análisis del entorno del
grupo, entendido como el contexto amplio en el que lo familiar se despliega. En el
período de conformación y auge de la red familiar (siglo XVIII), el tipo de sociedad
corresponde a uno de sociedad tradicional, agrícola y teológica, que se corresponde
con una determinada forma de ser y estar en el mundo con su correspondiente y
peculiar sentido de valores como el honor, el prestigio y el poder. Sin embargo, y sobre todo, hacia finales del siglo XVIII se pueden destacar algunos desplazamientos
31
32
33
El joven Francisco Valdés Ramos, recién egresado del Colegio de San Ildefonso en la ciudad de México, para
1833 partió como representante del partido de Saltillo ante el Gobierno del Estado que por este año se había
establecido su capital en Monclova, donde le sorprendió la muerte por la epidemia del cólera.
Ancien Regime, Antiguo Régimen o viejo orden. La estructura social y gubernamental antes de la Revolución
francesa de 1789. Se le atribuyen como principales características la monarquía absoluta y la división de la
sociedad en estamentos o estratos: la aristocracia, la iglesia y la gente común.
Los Apuntes señalan al menos 13 casos de endogamia y en uno de los casos asienta, conforme a la creencia
popular sobre el origen de las taras...y tuvieron familia, muy enfermos, pues todos se tullían.
33 u
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
que las familias asumen y les permiten mantener su vigencia. En primer lugar, sus
miembros se ubican dentro de la sociedad alfabetizada e ilustrada, entendido esto
último para la época, como la panacea de todo desarrollo, es decir, no se accede a
los círculos de poder si no se es ilustrado. Así, empieza a surgir un tipo de sociedad
permeada por el pensamiento de las luces, una sociedad conocida como moderna
en la que ahora es el individuo más que la familia el que se impone sobre los intereses o preeminencia del interés familiar.
En este contexto de modernidad también van ganando espacio ámbitos en los
que ya no es la familia, sino el individuo en competencia con sus iguales los que
prevalecen: los espacios públicos como ámbito abierto para el debate de ideas, el
ámbito económico abocado al comercio y el consumo, y el ámbito político, espacio
reconocido y buscado como el puente para alcanzar relevancia en otros ámbitos.
Sin embargo se conservan principios de actuación del orden tradicional, sobre todo
criterios de carácter religioso que apuntan a normar el comportamiento individual.
En este sentido, toda la segunda parte de los Apuntes genealógicos, don Juan Valdés
Ramos los dedica a dar consejos o lecciones morales con un fuerte trasfondo
religioso. El autor apunta:
Sobre estos consejos podría escribir un libro entero, pero termino mandándoles y pidiéndoles como padre que lean buenos libros como son los que han
escrito San Francisco de Sales, San Liborio, el padre Ripalda y otros varios...
muy especialmente les recomiendo la lectura del que escribió el padre Villaseca con el título de Confesión o Condenación, que tanto moraliza y dirige la
conciencia.
Y este va a ser uno de los puntos relevantes de las familias Fernández de Castro y
Ramos de Arizpe: su fuerte tradición religiosa y clerical que las ubicó dentro de la
élite eclesiástica regional donde gozaba de gran influencia,34 pero que posteriormente fue uno de los factores que limitaron o impidieron la descendencia y propiciaron el
inicio del desmoronamiento de los bienes familiares, muchos de ellos respaldados
por fundaciones piadosas que imposibilitaban su venta o enajenación, pero que
con los procesos de secularización en la segunda mitad del siglo XIX, poco a poco
fueron pasando a otras dueños, vinculados al ámbito político, principalmente.
34
u
34
Sus tres tíos maternos: Juan José Amato(1728-1792), Martín Renobato y Pedro José Quintín de Arizpe (17391797, clérigos que ocuparon influyentes curatos y puestos catedralicios en el obispado de Monterrey; don
Pedro José Quintín de Arizpe Fernández de Castro, como primer párroco de la catedral de Monterrey en
1792, una vez establecido el primer cabildo catedralicio; su hermano don Juan José Amato, cura por más de
35 años en Santiago de Huajuco y Martín Arizpe, en Sabinas, Nuevo Reino de León.
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
Br. don Pedro José Quintín de Arizpe (1739-1797), hermano de
u doña María Lucía de Arizpe Fernández de Castro y de los curas
Juan José Amato y Martín Renobato, fundadores de la iglesia de San
Juan Nepomuceno del Saltillo.
La agricultura, por otra parte, como la actividad económica propia de la sociedad de antiguo régimen, es la actividad principal en una población eminentemente
rural; sin embargo, al imponerse paulatinamente los avances tecnológicos durante
el siglo XIX –sobre todo para la segunda mitad–, se da un desplazamiento hacia
otro tipo de actividades productivas como las comerciales, industriales y de transporte; el ferrocarril transformará de manera dramática las prácticas productivas de
supervivencia, la geograf ía y las mentalidades. Ahora el énfasis se desplaza, de la
producción de subsistencia a la distribución, comercialización y consumo. Sin embargo para algunos miembros de la familia fue dif ícil la adaptación al nuevo orden
de cosas; un ejemplo es Juan Valdés Ramos, quien parece haber quedado atrapado
35 u
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
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en el pasado y rebasado por la modernidad35 al demeritar las nuevas actividades de
los nuevos tiempos.
El comercio es el que hace a los hombres ricos, pero es el más dif ícil de ejercer
con una conciencia pura, porque por lo común sólo se piensa en que el capital
se aumente…yo considero la labranza como la mejor de las profesiones, pues
sin ella no podrían existir las demás, y como el labrador tiene que esperar sus
frutos de la Divina Providencia, así tiene que acudir a ella pidiendo su auxilio y socorro.
Así, la dicotomía tradición/modernidad que se radicaliza durante la última parte
del siglo XIX, se puede tener en cuenta como gran telón de fondo y clave de lectura en los Apuntes para explicar ciertos códigos y prácticas que reflejan la forma
de vida de la sociedad finisecular. La diversificación de la economía y el comercio
en el Porfiriato, se extendieron no sólo a las actividades industriales, sino también
a la minera, textil, de comunicaciones y de recreación, como teatros, periódicos
y libros, aunado a su consiguiente distribución. Este aspecto resulta importante
porque uno de los elementos que mejor definirán a las familias del corredor Saltillo-Monterrey en el nuevo orden de cosas es, sin duda, su ya antigua vocación
vinculada a la actividad comercial.36
Tomar en cuenta estas categorías y desplazamientos durante el siglo XVIII y
XIX, permite una mejor comprensión de las fuentes y de sus autores en un tiempo
en que la modernidad había llegado para quedarse, sin reparar en un viejo, Juan
Valdés, el mismo que cuando tenía ocho años y en medio de un ambiente festivo
ayudó en el rancho de “La Güilota”, en la entrada noreste de Saltillo, a desenganchar
las mulas que traían al doctor Ramos Arizpe, encarnación del pensamiento moderno, recién llegado de España y entre gritos de júbilo corría por las adornadas calles
de Saltillo al lado del desfile que los conducía a la iglesia de San Juan Nepomuceno, –centro de operaciones de la familia Ramos Arizpe–, para dar gracias por tan
grande acontecimiento.
35
36
u
36
Una de las pocas incursiones políticas que don Juan Valdés tuvo fue cuando su pariente, Juan Nepomuceno
Arizpe, fungió como gobernador interino del Estado de Coahuila, recién separado del de Nuevo León, entre
mayo y junio de 1869, y él como diputado representante del distrito del centro (Saltillo) ante el Congreso
Constituyente, aprobó la Constitución para el Estado Libre e Independiente de Coahuila de Zaragoza, una
vez separado de Nuevo León. Confr. Prontuario Legislativo, Gobierno del Estado de Coahuila.
En este sentido, el doctor José Isabel Figueroa, yerno de don Juan Valdés, es propietario de la botica “Hidalgo”,
ubicada sobre la calle de Juárez, muy cerca de la calle de Guerrero, lugar de residencia de la familia. Esteban
L. Portillo Anuario coahuilense para 1886. Biblioteca Básica del Noreste, Consejo Nacional para la Cultura y
las Artes/Gobierno del Estado de Coahuila; México, 1994.
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
Don José Miguel Ramos de Arizpe, chantre y deán de la catedral de
u Puebla, capellán de San Juan Nepomuceno. Hijo menor de don Juan
Ignacio Ramos de Arriola y doña Ana María Lucía Arizpe Fernández
de Castro.
37 u
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
u Templo Bautista establecido hacia finales del siglo XIX, en la segunda calle de
Guerrero, en el Saltillo, muy cerca de la casa habitación de don Juan Valdés Ramos.
u
38
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
u
III.- El ámbito familiar y económico
...y como consta de las diligencias de uno y otro juzgado
ser hombre de grande arrojo y mui temerario.
Demanda de María Antonia García vs.
José María Ramos de Arriola,
Archivo Municipal de Saltillo, 1800.
1. Los Ramos de Arriola: militares, propietarios y funcionarios
A
nte la imposibilidad de acceso a los registros parroquiales españoles acerca de los Ramos de Arriola, es posible inferir la procedencia de éstos si se
toman en cuenta una serie de elementos, tales como la información que se
tiene sobre el territorio de procedencia de los principales conquistadores y primeros colonos de la región septentrional y de la “tierra adentro;” otro elemento es el
de la práctica conocida como del “paisanaje”, por la cual se mandaba traer administradores, familiares o vecinos del lugar de origen; por otra parte, la certeza que el
origen europeo de los conquistadores de esta región son las provincias españolas
norteñas como Santander, las provincias vascongadas como Vizcaya, Guipúzcoa
y Álava y el reino de Portugal, aunado a la práctica que expresaba en el apellido
el posesivo de, la tierra o región de origen, tal como Juan de Tolosa, Francisco de
Ibarra, Ignacio de Loyola, Francisco de Xavier,37 todas poblaciones vascongadas o
navarras, y, finalmente, ya que la designación o nombramiento del primer Ramos
de Arriola, como alcalde mayor del Saltillo en 1613 le fue concedida por el célebre
vasco guipuzcoano Francisco de Urdiñola, es posible afirmar que los Ramos de
Arriola proceden del pequeño caserío llamado Arriola, en la región norteña de
España, frontera entre las provincias vascas de Álava y Guipúzcoa.
37
Verónica Zárate Toscano, en su estudio sobre Juan López Cancelada, apunta que, originario de Cancela de
Aguiar, provincia de Villafranca del Bierzo, en el reino de León, España, andando el tiempo, el apellido López
Santiso, se transformó en López Cancelada o López de Cancelada, derivado de la aldea donde vio la primera
luz. Zárate Toscano aclara que no era extraño que se adoptase el nombre de una población como apellido; la
costumbre, señala, estaba mucho más arraigada cuando se trataba de títulos de nobleza o de religiosos que
elegían para su nueva vida el nombre del sitio donde habían nacido, pero, que no existía ningún impedimento
para que un simple ciudadano hiciera lo mismo. Cfr. Cancelada, 2008, pp. 25-26.
39 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
El doctor Jesús Gómez Serrano en su estudio sobre Los españoles en Aguascalientes durante la época colonial, señala que la confrontación entre reinos y provincias del norte español con las provincias y reinos del sur, se reprodujo en el
Nuevo Mundo: “las querellas provinciales del Viejo Mundo, tuvieron en el Nuevo
un eco constante”.38 Los vascos calificaban a los extremeños como “mañosos y altivos, amadores de honras”, mientras tanto, los criollos novohispanos se refieren
y calificaban a los vascos como “los europeos más arrogantes y presuntuosos”. Sin
embargo, los criollos del centro de México, “por origen y temperamento, en general
eran mucho más afines a los españoles del sur que a los del norte”.39
Arriola es un pequeño pueblo situado en las faldas del monte Malkorra. Está
a 600 metros de una carretera secundaria, que lleva hacia Salvatierra-Agurain –a
unos 6 km–, Vitoria-Gasteiz –a unos 29 km–, y Araia –a unos 9 km–. Al fondo
de este pueblo de montaña impera el Malkorra o monte Burdinkurutz –1,245 m–,
como también se le conoce; es uno de los más característicos de los que constituyen la sierra de Urkilla, que define la frontera de Álava con Guipúzcoa, y lo hace,
además, dividiendo aguas hacia dos mares, hacia el Cantábrico desaguando aguas
por el valle de Aránzazu para incorporarlas a la cuenca del Deva, y haciendo lo
propio con las que descienden por la vertiente Sur al valle de Asparrena para incorporarlas al Ebro a través de los ríos Barrundia y Zadorra, en algunos casos, y Arakil
y Arga, en otros. Entre esta sucesión de montañas y las agrestes crestas de Aizkorri
–1,528 m–, las fiestas son el 15 de agosto y se suele celebrar el viernes una cena
popular entre todos los vecinos del pueblo y el sábado una verbena.
Un aspecto relevante de los primeros conquistadores norteños españoles que
los llevan a las regiones septentrionales americanas, fue, –además de su notable
experiencia como navegantes en un mar sumamente violento como el Cantábrico
y del agudo sentido de iniciativa que distinguió a los vascos–, la industria minera,
una de sus principales actividades y, según Gómez Serrano, “el gran número de
minas y fundiciones que había allá [País vasco] explica, por lo menos en parte, el
predominio que alcanzaron los vascos en las minas de plata de la Nueva España”.40
Los vascos comenzaron a emigrar hacia mediados del siglo XVI desde los tiempos de la Conquista española, sin embargo, como en el centro de la Nueva España
los puestos administrativos, militares y políticos estaban ocupados principalmente
por los castellanos, los vascos se trasladaron al occidente y norte, y luego de fundar
Guadalajara, lo que fue el Reino de la Nueva Galicia, siguieron hacia Zacatecas y en
este lugar fundaron un importante centro minero de plata.
38
39
40
u
40
Jesús Gómez Serrano, Los españoles en Aguascalientes durante la época colonial: origen, desarrollo e influencia de una minoría, El Colegio de Jalisco, Universidad Autónoma de Aguascalientes, Fomento Cultural BANAMEX, Zapopan, Jalisco, México, 2002, p. 37.
Ídem.
Ídem, p. 34.
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
Alessio Robles también llama la atención sobre “la enorme proporción de ellos
en América”, y señala que cuando algún vasco llegaba a las costas de la Nueva España, se dirigía,… desde luego a Zacatecas, mineral entonces en pleno auge, en donde predominaban los vascos.41
El documento más antiguo que registra a un Ramos de Arriola, es una Memoria
de los miembros o cofrades inscritos en el libro de la Santa Cofradía del Santísimo
Sacramento del mineral de San Gregorio de Mazapil, fechado entre 1569 y 1619, de
entre los cuales se mencionan a:
Diego de Montemayor
Joan González
Francisco de Urdiñola
Baltasar Hernández
Joanes de Alaysola
Beatriz de Quintanilla
Joan de Faria
María Rodríguez
Joan Ramos de Arriola
Beatriz de Morales
41
Antonio Ramos
Joan Morlete, y sus padres
Joan de Minchaca
Isabel Quintanilla
Manuel de Mederos
José de Tremiño
Ortuño de Aguirre
Francisco Ramos
Francisco de Minchaca
Isabel de Rentería
Alessio Robles, 1981, p. 20.
41 u
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
Diego de Monroy
Francisca Vázquez del Mercado
u
Pedro Hernández
Magdalena de Zertuche
Y otros 290 miembros más de la mencionada cofradía, de la que se señala que
“se sacó memoria por si este libro sirva para otra cosa”.42
Francisco de Urdiñola (1552-1618) junto con Diego de Monte-
u mayor y Joan Ramos de Arriola (¿?- 1614), “paisanos” y amigos,
fueron miembros de la Santa Cofradía del Santísimo Sacramento en el mineral de San Gregorio de Mazapil, c. 1569-1572.
42
u
42
Valentina Garza Martínez y Juan Manuel Pérez Zevallos, El Real de Minas de San Gregorio de Mazapil, 15681700; Instituto Zacatecano de Cultura; Municipio de Mazapil, Zacatecas, México, 2004.
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
Otro de los testimonios documentales más antiguos que registran a los primeros vascos españoles de la región de la Nueva Vizcaya, reino al que pertenecía
entonces la región de Saltillo, es el así llamado “Censo de Urdiñola”, fechado en 21
de abril de 1604, en Durango, y si bien el Memorial y Relación señala que se trata
de todos los moradores y vecinos de las provincias de la Nueva Vizcaya, el criterio
primordial que se siguió fue tomando en cuenta a los dueños de haciendas, minas
y estancias de ganados mayores y menores, así como labores de “coger pan y maíz”.
En este listado y censo no aparece Joan Ramos de Arriola, sin embargo, pocos años
después aparecerá en el Saltillo, como alcalde mayor, seguramente llevado allá por
el gobernador de la Nueva Vizcaya y su co-cofrade en San Gregorio de Mazapil,
Francisco de Urdiñola.
Joan Ramos de Arriola se encuentra entre los primeros colonizadores del área de
Saltillo y su descendencia en Monterrey. Ya para 1614, y por nombramiento del propio Francisco de Urdiñola, Joan Ramos de Arriola, español,43 “vecino del Saltillo”,
ejerce como alcalde mayor. Este europeo, quien según algunos autores –Guillermo Garmendia, 1995– había llegado a Saltillo alrededor de 1596, casado con María
Meléndez, engendró, a Juan, Melchora, María e Inés Ramos de Arriola.44 Si se asume
que este segundo Juan Ramos de Arriola, escribano, que aparece continuamente
en el cabildo de Saltillo es el mismo capitán que contrae matrimonio con Isabel Flores de Ábrego de la Cerda, hija de otra de las primeras familias del área de Saltillo
–privilegiada con las primeras mercedes de tierras aledañas al Saltillo–, se origina
así una importante descendencia de militares –capitanes, alférez real y algún general–, funcionarios civiles, tal como alcaldes, alguaciles, escribanos como su hijo
Juan Ramos de Arriola en Monterrey y algunos eclesiásticos cuya actuación es posible desentrañar y explicar gracias a los vestigios documentales que se conservan.
Dada la confusión que resulta a causa de los homónimos y la práctica de utilizar
los apellidos de la línea familiar más relevante, y para efecto de la ubicación de los
primeros Ramos de Arriola, en primer término y para los objetivos de este trabajo,
se identifican a los principales actores de cuatro generaciones de la ascendencia
consanguínea de don Juan Ignacio Ramos de Arriola –descendiente de este primer
Ramos de Arriola de finales del siglo XVI–, quien hacia 1750 inicia los trámites
para concretizar la alianza matrimonial con la familia Arizpe Fernández de Castro.
En un segundo momento se seleccionan algunos rasgos de estos grupos familiares, que posibiliten trazar su perfil para una mejor comprensión de esta familia y
su descendencia.
43
44
En el libro de las Actas de Cabildo de Saltillo así aparece, y para distinguirlo de su hijo Juan Ramos de Arriola,
así se reconoce.
Archivo Municipal de Saltillo, Alcaldes de Saltillo, p. 10.
43 u
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
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La primera peculiaridad de la ascendencia de don Juan Ignacio Ramos de Arriola es que precisamente, desde el primer europeo que llega a la región con este apellido y hasta por cinco generaciones (Joan Ramos de Arriola g Juan Ramos de
Arriola g Juan Ramos de Arriola g Joseph Ramos de Arriola g Juan Ignacio Ramos de Arriola), la mayoría de los miembros de la familia conservarán el apellido
compuesto Ramos de Arriola como su apellido principal. Don Vito Alessio Robles,
dedica solamente unas líneas a la ascendencia de don Juan Ignacio:
Don Juan Ignacio Ramos de Arriola, hijo del capitán don José, de los mismos
apellidos y doña Ana Josefa González; nieto del noble europeo, doctor y capitán Juan Ramos de Arriola y de doña Isabel Flores, hija ésta de don Pedro Flores, dueño de la estancia del valle de la Capellanía. Doña Ana Josefa González
fue hija de don Miguel González y de doña Isabel Flores de Ábrego, cognomen
este último muy conocido en los primeros fastos de la villa del Saltillo.45
Sin embargo el interés primordial y el mayor espacio del estudio genealógico lo
invierte Alessio Robles en la línea materna del doctor Ramos Arizpe, esto es, en la
ascendencia Arizpe Fernández de Castro, línea que sigue y traza hasta Santos Rojo,
uno de los primeros pobladores del área de Saltillo, con haciendas hacia la parte
norte de la villa y hasta en el Nuevo Reino de León. De hecho, Alessio Robles es
bastante parco cuando habla de la ascendencia Ramos de Arriola; ésta queda sólo
en una mención acerca de su posible origen y entrada a la región “…por la línea
paterna se encuentran entre sus ascendientes antiguos pobladores de la Nueva Vizcaya, del Nuevo Reino de León y la Nueva Extremadura”.46
La falta de un estudio específico sobre la ascendencia de los Ramos de Arriola
ha llevado a confundir a los primeros personajes que ostentan este apellido, sobre
todo por el uso del mismo nombre y apellido paterno, vestigio de una práctica en
la que se conserva el apellido de más influencia y relevancia, aunque sea el de la
madre o los abuelos; además por el gran número en los miembros de estos matrimonios con descendencia de 10, 12 y hasta 17 hijos, casi todos con el apellido
Ramos de Arriola.
A Joan Ramos de Arriola, genearca del apellido en Saltillo y Monterrey, le acompañan en la plana del cabildo dos personajes que serán relevantes no sólo en las
alianzas familiares, sino en la composición geográfica de la región: Pedro Flores y
Juan de Ábrego, personajes con quienes emparentará a través de la descendencia
de sus primeros hijos. Juan Ramos de Arriola, quien casa con Isabel Flores de Ábre45
46
u
44
Vito Alessio Robles, Miguel Ramos Arizpe, Discursos, memorias e informes, UNAM, Biblioteca del Estudiante
Universitario, No. 36, México, DF., 2ª. edición, 1994. p. XIII.
Ibídem, p. X.
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
go de la Cerda, nieta de Pedro Flores y Melchora de Ábrego; y Melchora Ramos
de Arriola quien casa con el Cap. Álvaro Flores, miembro de la misma familia de
Pedro y Tomás Flores, propietarios de parte de la hacienda de la Capellanía. Este
primer Joan Ramos de Arriola muere en septiembre del mismo año de 1614. Sin
embargo por otros testimonios podemos conocer un poco más acerca de su descendencia. La maestra Martha Durón apunta en su estudio sobre Hombres y Desempeños en Saltillo, que en 1615 Juan Ramos de Arriola al quedar huérfano [1614],
...fue llevado por su tutor Juan Rodríguez ante el maestro carpintero Andrés
Rodríguez, para que aprendiera el oficio, y en el contrato se señala… Juan
Ramos de Arriola debía permanecer aprendiendo el oficio. El maestro debía
proveerlo de un vestido entero de paño nacional, por un año: dos camisas de
Ruan con su galonar, jubón, sombrero, zapatos y medias de colores las que
fueran necesarias; darle cura en sus enfermedades y en los dos años prepararlo
como maestro en su oficio.47
Por lo visto en documentos posteriores, este segundo Juan Ramos de Arriola o se
refiere a un homónimo que queda huérfano el mismo año o al parecer el aprendiz de carpintero no perseveró en el oficio, pues posteriormente es muy frecuente
encontrar a este mismo Juan Ramos de Arriola, “huérfano en 1614” ejercer ininterrumpidamente el oficio de escribano de cabildo en los años que van de 1634 a
1643.48 Al parecer ejerció como escribano público, no sólo en Saltillo, sino aún en
la ciudad de Monterrey. Don Israel Cavazos Garza dice que en 1644 pasó a Monterrey a ejercer el mismo oficio. Murió en la ciudad el 14 de abril de 1659, en casa de
Juan Ramos de Arriola, su hijo (que sería Juan Ramos de Arriola 3º).49
Juan Ramos de Arriola, el 3º aparece como regidor del ayuntamiento de Monterrey en los años 1659 y 1664. Sin embargo, es necesario un estudio acucioso para
determinar, si el segundo Juan Ramos de Arriola, huérfano en 1614, el que ejerce
como escribano en Saltillo y Monterrey, es el Cap. Juan Ramos de Arriola, quien
casa con Isabel Flores de Ábrego y muere en la segunda mitad del siglo XVII.
En el matrimonio de Juan Ramos de Arriola e Isabel Flores de Ábrego de la Cerda, se procrearon 11 hijos, con la peculiaridad de que todos, o al menos así aparece
en los cuadros genealógicos elaborados, utilizan el apellido paterno compuesto Ramos de Arriola, que permanecerá como el apellido dominante por dos generaciones
47
48
49
Martha Durón Jiménez, Hombres y desempeños en Saltillo durante el Virreinato, p. 34, Archivo Municipal de
Saltillo, Saltillo, Coah. 2001.
Valentina Garza Martínez, Libro de cabildo de la villa de Santiago del Saltillo, 1578-1655, p. 364. AMS,
Saltillo, Coahuila, 2002.
Israel Cavazos Garza, Diccionario biográfico de Nuevo León, tomo II, p. 388, UANL, Monterrey, 1984.
45 u
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
más.50 El primer carácter que acusará el perfil de los Ramos de Arriola es su osadía
en un territorio que así lo requiere. Las prerrogativas que le vienen con el linaje
al facilitarles la obtención o compra de cargos públicos como el de alcalde mayor,
escribano, y capitán, que según la práctica, los autorizaban los virreyes y gobernadores; lo anterior, aunado a exitosas alianzas con miembros de las primeras familias
del área de Saltillo, hacia la primera mitad del XVII, ya se reconoce como una de
las descendencias con presencia en el ámbito militar, con capitanes y alférez real,
en cargos públicos y como propietarios de días y horas de agua, con sus respectivas
partes de tierras, así como propiedades en la incipiente villa de Santiago del Saltillo
y las haciendas aledañas por el lado nororiente y norte como propietarios de: San
Diego, Santa Ana, Los González, la estancia del valle de las Labores, hacienda de Palomas –de Afuera y de Adentro– el molino de Santa María y otras; con propiedades
también en la –así llamada– ciudad metropolitana de Monterrey; producto sobre
todo de herencias y alianzas matrimoniales, por dotes aportadas al matrimonio o
por compra a los mismos padres, hermanos o cuñados.
En el testamento de don Joseph Ramos de Arriola, hijo de Juan Ramos de Arriola y de Isabel Flores de Ábrego de la Cerda, fechado en 1739, en Saltillo se señala entre sus bienes, una casa en la villa del Saltillo, que su esposa, doña Josepha González
de Paredes aportó al matrimonio como dote, así como algunas cabezas de ganado
que contabilizaban un total de 200 pesos. Expresa asimismo que él aportó “mulas,
caballos y armas y todo cuanto truje, como doscientos y sesenta y nueve pesos”.51
[Y también] declaro que después de casado compré a mi propia madre la
parte que tengo en esta hacienda de la Capellanía que consta de tres días de
agua y la tierra correspondiente……..[y también] tenemos en la hacienda de
los González otro día de agua con su tierra, el medio que heredó dicha mi esposa y medio que compré a Esteban González.52
Por la forma en que arriba se señala, la manera en que los Ramos de Arriola se fueron haciendo de propiedades claramente es expresada en el testamento, y entre éstas, los terrenos de la comarca alrededor de Saltillo, sobre todo hacia la parte norte y
oriente, fueron marcando el territorio de su influencia. De hecho don Joseph Ramos
de Arriola hace su testamento en la Capellanía donde ya vivía: …ytem declaro por
mis bienes la casa en que al presente vivo que es en esta hacienda y se compone de
una sala, dos aposentos, cocina y galera, toda fábrica de adobe muy viejo.
50
51
52
u
46
Guillermo Garmendia Leal, Origen de los fundadores de Saltillo, tomo III, edición privada, San Nicolás de los
Garza, N. L., 1995, pp. 134-135.
AMS, P, C3, L6, E13, f19v.
Ídem., foja 21.
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
u Las haciendas “de arriba” y “de abajo” del valle de Saltillo en el
siglo XVII. Tomado de José Cuello, Saltillo colonial.
Aún cuando la familia de don Joseph vivía en la hacienda de la Capellanía, y
esto por la gran extensión de propiedad y ganado –600 cabezas de ganado menor,
cuatro caballos mansos, cuatro yeguas, dos bestias mulares, cinco aparejos, seis
toros, dos burras mansas, treinta y cinco haciendas de maíz,53 etc.– también como
ya atrás dejó establecido, tiene “en la villa” una casa que, “se compone de sala aposento, zaguán y cocina, todo de adobe y morillos, que esta casa era de mi suegro y
en ella sólo tenía mi esposa la parte que le cupo…y las demás las he ido comprando
a los demás parcioneros…”
La notoriedad de la familia Ramos de Arriola/González de Paredes, se expresa,
finalmente en la posesión de esclavos, que no tenían un precio menor: declaro por
mis bienes una mulata esclava llamada Francisca que me costó trescientos pesos y
hoy tiene dos hijos, una mulatilla de tres años y un mulatillo de un año, decláralos
a todos por mis esclavos.54
Don Joseph Ramos de Arriola, al señalar a su albacea, expresa que éstos son su
esposa y su hijo mayor don Francisco Xavier –Ramos de Arriola, por supuesto–
“regidor, fiel y ejecutor de la villa”. A través del testamento de un miembro de tercera
53
54
La hacienda equivale a 8, 778 hectáreas, cinco áreas, esto es, 8, 778.050 hectáreas, por cada hacienda; Ídem.
Diccionario de pesas y medidas mexicanas, s/pág.
Ídem, AMS, foja 22. La cantidad de 300 pesos, precio de la esclava, era suficiente para la adquisición de una
muy buena casa de excelente fábrica en la villa del Saltillo.
47 u
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
generación de los fundadores y pobladores del área de Saltillo, es posible identificar las prácticas que posibilitaron acrecentar su poder a partir de ciertos privilegios
que les concedió su origen étnico y la pertenencia a un reducido número de familias
propietarias que tienen presencia en ámbitos como el político –en cargos públicos–, en el ámbito eclesiástico y en el militar. Esta presencia es deseada y buscada y
hacia ella encaminan los esfuerzos de los descendientes como una forma de garantizar su preeminencia. El origen étnico, el acceso a las primeras mercedes de tierras
en el área Saltillo/Monterrey, la compra y ejercicio de cargos públicos, la obtención
de grados militares, eclesiásticos y cargos políticos, posibilitaron la presencia de
los Ramos de Arriola en las actividades económicas y políticas de la región. Su actividad se consigna en actas de cabildo, protocolos y testamentos; juicios civiles y
criminales; fundaciones y escribanías; en registros eclesiásticos y civiles.
Un expediente que permite formarse una idea del perfil de las familias a que
refiere este trabajo y muestra la magnitud del tipo de familia a la que pertenecen
los Ramos de Arriola, es un extenso documento del Archivo Municipal de Saltillo
que consigna la valoración y repartición de los bienes de Joseph Miguel Ramos de
Arriola, casado en primeras nupcias con María Josepha Morales, y en segundas
con Rosalía Flores, de la que también quedó viudo. Al morir sin testamento, se hace
una valoración, por autoridades competentes del Ayuntamiento de la villa, nombran valuadores de acuerdo con los familiares y se hace la repartición de “hijuelas”,
entre los miembros de la familia. En este caso, 17 hijos del primer matrimonio, que
son, a saber: mayores: María Josepha, Br. José Félix, Anna María, Catarina, María
de Guadalupe, Francisco, Pedro de Alcántar; menores: María Antonia,55 Ignacia,
Theresa, Micaela, María de Jesús, María Gertrudis, Isabel, José María, Juan Antonio y Rosalía, todos Ramos de Arriola, primos hermanos de José Miguel Ramos
Arizpe. Entre los bienes a repartir se contaban: una casa en la villa, ...en la calle que
llaman de la Estación [valuada en $295.00 pesos], con cinco piezas, fábrica de adobe, la sala techada de vigas y tabletas y los dos cuartos que caen a la calle también
de vigas y tabletas.
Los valuadores declaran otra casa “en la calle del Cerrito”, con seis piezas con su
corral, valuada en $265.00 pesos.
En la hacienda de la Capellanía, otra casa, donde moraba don José Miguel Ramos de Arriola, fábrica de adobe, compuesta de sala, aposento, despensa, zaguán y
cocina; tres cuartos afuera, una galera y granero. Dicha casa de hacienda con todos
los objetos e implementos propios del campo: una bana y una mesa, unas tinaje55
u
48
Aparece entre los hermanos mayores, pero en la repartición de bienes se agrega a los menores y se aclara
“graduada por tal”. Al parecer aunque mayor de edad no casa, pero no se señala si existe alguna tara familiar
que le repute por “menor”.
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
ras, un lagar de moler uva, un alambique, dos armazones de cama, tres cajas –de
cama–, cuatro colchones, tres metates, dos comales de fierro, dos casos de cobre,
una olla de fierro; tres polleras de capichola, tres dengues56 de terciopelo, un retaso
de seda liso, una casaca negra, otra de lustrina, etc.
Entre los bienes de ganado se señalan en la hacienda: 20 mulas aparejadas con
lazo y reata: dos dichas de pelo, dos burras y un burro. Y en la villa 20 vacas de vientre, ocho reses de dos años, cinco anejas de la misma, un novillo, otras 20 vacas,
cuatro anejas, tres toretes de dos años, 16 dichas de herradura ocho becerros, 10
bueyes mansos, un toro buey, 21 yeguas, un caballo, 117 cabras, 21 chivos, 27 borregas, seis borregos, cuatro caballos, 20 cargas de harina molida, etc. Además de
otros objetos y animales que señalan los valuadores “están en el potrero”, se añaden
dos “casitas” ordinarias donde viven los operarios.
Como es la costumbre y práctica al testar, de igual forma, los valuadores colocan a los esclavos enseguida de los bienes animales; éstos se componen entre los
bienes de don José Miguel Ramos de Arriola de:
Mulatos esclavos:
l
Manuel de siete años de edad, $50.00 pesos
l
Ignacia de seis, $45.00 pesos
l
Juan José de cuatro $40.00
l
José María de uno, $30.00
Mulatas esclavas:
l
Justa, de dos años $33.00 pesos
l
Gertrudis, de la misma edad, $33.00
l
Trinidad de siete meses, $25.00, y
l
Rosalía, color cocho de edad avanzada y Juana color cocho moza “no se
les puso precio por estar en suma decadencia y ser voluntad de todos los
herederos darlas por libres”.
Finalmente aparece en las “hijuelas”, las horas y días de agua que poseía don
José Miguel Ramos de Arriola y que en sí representan el mayor capital familiar. Sin
embargo, como aparece en el testamento, la mayoría de las propiedades están en
renta, hipoteca o empeño. Así,
l
l
56
Dos días de agua en la hacienda de Capellanía, heredada de su madre.
Otras ocho horas de agua en la hacienda de Capellanía, heredadas de su
padre.
Esclavina de paño usada por las mujeres que llega hasta la mitad de la espalda, se cruza por el pecho, y las
puntas se sujetan detrás del talle. (Encarta)
49 u
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l
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
18 horas de agua, en empeño, pertenecientes a María Guadalupe Chapa,
en $150.00 pesos.
Seis horas de agua en empeño a Sebastián Jiménez, $50.00 pesos.
Seis horas de agua en hipoteca a Xavier de la Fuente, $50.00 pesos.
Otras seis horas de agua a Ignacio de la Fuente, $25.00 pesos.
Seis horas de agua en hipoteca a Pedro Flores, $50.00 pesos.
Seis horas de agua a Manuel de la Fuente, $30.00 pesos.
Medio día a Juan Xavier Morales, en $107. 07 reales.
En tierras de Jamé y San Antonio, $71.03, 5 reales.
En el Valle de las Salinas, tres y medio días de agua.
Otra parte de tierras en Jamé y San Antonio compradas a doña Antonia
Margarita Ballestera en $71. 03, 5 reales.
En el mismo puesto, “otra parte” compradas a don Agustín Lobo Guerrero,
en $71.03 reales.
Otras “seis horas de agua con sus tierras” pertenecientes a Mathías Morales, en $31.02 reales.
Otras seis horas en la misma situación de Juan José Zertuche $31.00 pesos.
Otras seis horas de agua “en empeño” de Juan José Galindo, en $30.00 pesos.
Medio día de agua en empeño de don Juan Lobo Guerrero $40.00 pesos.
También declara tener en Santillana [Nuevo Santander] “las manadas del cuatralbo aburrado que consiste en 25 yeguas de vientre”, además de los bienes de
campo que los valuadores enumeran.
El célebre censo de 1777, para Saltillo y su jurisdicción, en la parte referente a
la hacienda de la Capellanía, consigna al hermano de don José Miguel Ramos de
Arriola y su familia, esto es, a don Juan Ignacio Ramos de Arriola de 51 años y Ana
María Lucía Arizpe Fernández de Castro de 43 años.
51 años, don Ignacio Ramos de Arriola, español y labrador, casado con doña
Anna María de Arizpe con 43 años y tienen cuatro hijos: Joseph Dionisio con
18 años, Joseph Leonardo con 16 años Joseph Rafael con 7 años, Joseph Miguel
con tres años. Hijas María Ignacia con 14 años, María Josepha con 12 años,
María de Jesús con 10 años, María Catarina 4 años. Joseph María Molano,
indio libre de servicio.
Una vez establecidos los principales personajes de la línea Ramos de Arriola a partir de la información disponible, las listas siguientes dan cuenta de sus antecedentes
familiares durante el siglo XVII y XVIII.
u
50
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
Juan Ramos de Arriola: Alcalde mayor del Saltillo (1613- 1614).
l
Cap. Juan Ramos de Arriola: Escribano público y del cabildo.
1634-1643, en Saltillo.
1644-1659, en Monterrey
l
Juan Ramos de Arriola: Regidor en Monterrey (1659 y 1664).
l
Cap. Joseph Ramos de Arriola: Propietario de días de agua en las haciendas
de la Capellanía, y los González.
l
Cap. Nicolás Ramos de Arriola: Hacendado.
l
Pedro Alcántara Ramos de Arriola: Propietario hacienda de Santa Anna.
l
Santiago Ramos de Arriola: Notario mayor de la parroquia del Saltillo.
l
Magdalena Ramos de Arriola: Propietaria.
l
Br. José Félix Ramos de Arriola.
l
MATRIMONIOS NOTABLES.
l
Cap. Juan Ramos de Arriola
=
l
Melchora Ramos de Arriola
=
l
María Ramos de Arriola
=
l
María Ramos de Arriola
=
l
Mariana Ramos de Arriola
=
l
Antonia Ramos de Arriola
=
l
Cap. Joseph Ramos de Arriola =
l
Pheliciana Ramos de Arriola =
l
José Miguel Ramos de Arriola =
l
Juan Ignacio Ramos de Arriola =
Isabel Flores de Ábrego de la Cerda.
Cap. Álvaro Flores.
Cap. Alejo de Treviño.
Gral. Pedro de Aguirre.
Pedro de Aguirre.
Bartolomé de Arizpe Lizarrarás y Cuéllar.
Ana Josepha González de Paredes.
Bartolomé de Lizarrarás y Cuéllar Aguirre.
María Josepha Morales.
Ana María Lucía Arizpe Fernández de
Castro.
51 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
u Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, en Arriola, Provincia de Álava.
u Imagen satelital. Al centro, la pequeña población de Arriola, a 29 km.
al noreste de Vitoria, capital de la provincia de Álava.
u
52
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
2.-Los Arizpe Fernández de Castro:
conquistadores, colonizadores y clérigos
Con el objetivo puesto en el esclarecimiento de los antecedentes españoles y americanos de los Arizpe-Fernández de Castro, y después de una exhaustiva búsqueda,
los resultados preliminares posibilitan trazar algunas líneas de interpretación sobre
el perfil de estos dos grupos familiares, colonizadores y conquistadores del Septentrión americano.
Sobre el término o apellido Arispe o Arizpe, es posible señalar que es una voz de
origen vasco; que etimológicamente proviene de aritz o hartiz, que significa roble,
y pe o behe, que significa bajo, suelo o parte inferior, por lo que el significado del
vocablo harizpe, arispe o arizpe, es, por tanto, bajo el roble, o debajo del roble. Arizpe tiene casa solar en el País Vasco, concretamente en las provincias de Guipúzcoa
y Vizcaya. En las poblaciones de Bergara y Eibar (Guipúzcoa), Apatamonasterio,
Markina y Lekeitio (Vizcaya), se encuentra casa de los Arizpe, y varias casas más
en Iparralde; de las anteriores, al parecer, la más antigua es la de Bergara, en Guipúzcoa. En Iparralde, el apellido se escribe con h inicial, esto es, Harizpe. De igual
forma, existe un caserío llamado Arizpe, en el pequeño pueblo vizcaíno de Fruiz de
316 habitantes, muy cerca de Aguirre y Gernica.
La villa de Bergara, importante centro industrial, textil y metalúrgico, fue fundada en 1268; se sitúa en el valle del Deva, en el sudoeste de la provincia de Guipúzcoa en el límite con Vizcaya, ubicada en un importante nudo de comunicaciones,
que recorre la cornisa cantábrica, enlazando San Sebastián, capital de la provincia
y la frontera francesa con Bilbao, capital de Vizcaya y ciudad más importante del
País Vasco y el resto de la cornisa cantábrica. Por el extremo sur, una autopista
llega a Vitoria, capital de la Comunidad autónoma vasca, y la ruta principal para
llegar a Madrid, capital española, y el eje transversal Beasáin-Durango. Vergara se
encuentra equidistante de las tres capitales vascas Bilbao, San Sebastián y Vitoria.
Las distancias a las capitales vascas son: a San Sebastián, 69,5 km, a Bilbao, 58 km
y a Vitoria, 45 km; a los pueblos de la comarca; a Elgueta, 8,23 km, a Placencia, 14,5
km, a Anzuola, 4 km, a Mondragón, 9,75 km y a Oñate, 12,5 km.
Los escudos de armas del apellido, varían según la población de que se trate;
existe escudo de armas de las casas Arizpe en: Bergara, Apatamonasterio, en una
rama de Iparralde y la casa de Baigorri en Behenafarroa.
Entre los personajes ilustres originarios de Bergara, se cuenta a un tal Juan Pérez Arispe (¿? - ¿?), de la casa real de Castilla y teniente contador mayor de la reina
Juana. Fue el encargado de comunicar la muerte de la reina Juana a sus familiares a
lo largo de toda Europa. Además de un gran número de Arizpe que pasan a las Indias orientales y occidentales, a Manila y Japón, a la América septentrional y meri53 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
dional, a Paraguay, Perú, Chile, Buenos Aires, Honduras, Antioquia, Soconusco
y Nueva España. De ésta se sabe que los vascos se empezaron a concentrar en la
región minera de la Nueva Galicia, en la región de Zacatecas y son los pioneros en
la conquista y poblamiento de la Nueva Vizcaya, a la cabeza de Francisco de Ibarra
y otros vizcaínos.
Para los primeros Arispe en la Nueva Vizcaya, se tiene noticia, sin especificar
registro, de un tal Martín de Arispe, “natural de Eibar, en Guipúzcoa, hijo de Juan
de Arispe y Ana de Areta Unceta, que murió en Potosí”, por lo que sus hermanos
Marina y Domingo de Arispe reclaman sus bienes. El hecho de que sean sus hermanos los que reclamen sus bienes puede significar que muere sin descendencia
y que no casa. Por otro lado, la especificación de la población en que muere, esto
es Potosí, refiere a los primeros años de la conquista de la región nororiental de la
Nueva Vizcaya, esto es, la parte final del siglo XVI, en que se hacen nuevas entradas
y descubrimientos de la región nororiental a la cabeza de Alberto del Canto, Diego
de Ibarra y Diego de Montemayor, por lo que surgen las disputas jurisdiccionales
entre el reino de la Nueva Galicia , el de la Nueva Vizcaya, y el Nuevo Reino de León.
Eugenio del Hoyo hace referencia a esta antigua fundación que posteriormente
se pierde en la nomenclatura de los pueblos:
En el documento del Parral se dice que Alberto del Canto, prosiguiendo el orden
que llevaba, después de poblar Santa Lucía, pacificó el pueblo de Potosí y valle
de Couyla, descubriendo minas a las cuales puso por nombre La Trinidad.57
Del Hoyo aclara que no ha logrado identificar plenamente ese “pueblo de Potosí”,
pero que, señala, existe en el actual municipio de Galeana un famoso cerro que
lleva ese nombre; de él nace el río Potosí, y al pie del cerro, hacia el poniente, hay
un poblado que se llama también Potosí. Sin embargo, por la distancia y rumbos
tan opuestos entre Couyla [Monclova] y Galeana, es posible que no se trate de la
misma fundación. Conjetura Del Hoyo que Potosí puede ser la antigua fundación
de Cuatrociénegas, por las referencias que encuentra en la Memoria de Castaño
de Sosa, al señalar al indio de lengua ladina que venía del regimiento de soldados
ubicados al noroeste de Monclova. Por la fecha de entrada de aquella compañía
supone que se trata de la entrada de Alberto del Canto “a pacificar el pueblo de
Potosí y valle de Coahuila”. A pesar de las especulaciones de Del Hoyo, es clara la
mención que el documento del Parral hace del pueblo de Potosí, lugar en que se
señala murió –aprox. finales del siglo XVI– Martín de Arispe, primera referencia
del apellido en el noreste novohispano.
57
u
54
Eugenio Del Hoyo, 2005, pp. 83-86.
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
Los fidelísimos tarraconenses nunca vencidos
u Escudo de armas del país Vasco, donde aparece el roble, origen
también del apellido Arispe.
55 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
La revisión del Internacional Genealogical Index, arroja que, un gran porcentaje
de población con el apellido Arispe o Arizpe, (aproximadamente un 70%) aparecen
en la provincia vasca de Guipúzcoa; un porcentaje menor, en la de Vizcaya, el reino
de Navarra, y una pequeña cantidad en la región vasca francesa. Por las anteriores
referencias es posible establecer que Arizpe es un vocablo vasco y apellido vascuence, cuyo significado es “bajo el roble”.58 El árbol de roble en forma de aguja,
de la familia de las fagáceas, es el árbol que aparece en el escudo y símbolos de la
provincia de Guipúzcoa; árbol de porte majestuoso, tronco grueso y ramas persistentes y tortuosas que suelen alcanzar hasta 40 metros de altura; de madera muy
fuerte, hermosa y compacta, atributos que de igual manera es posible aplicarlos al
temperamento de los miembros de este grupo étnico, caracterizado por su fuerza,
tenacidad, altura y resistencia.
En este sentido, y en virtud de la imposibilidad para identificar con mayor
claridad la población de origen del primer Arizpe en el Septentrión novohispano, este estudio toma como punto de partida al Cap. Martín Arizpe, quien hacia
la primera mitad del siglo XVII casa con Leonor Martínez de Salazar Gutiérrez.
En los Apuntes genealógicos que don Juan Valdés Ramos (1814-1894)59 escribió
hacia 1892 con objeto de que sus hijos tuvieran conocimiento de sus antepasados
“con quien estaban ligados por parentesco, remoto o lejano”, a partir de un ejercicio de la memoria, traza los orígenes genealógicos de su familia, como nieto de
don Juan Ignacio Ramos de Arriola y de doña María Lucía de Arizpe Fernández de
Castro, retrocediendo dos siglos. A pesar de las imprecisiones que don Juan Valdés
Ramos involuntariamente dejó, el mérito de su escrito está en que por un lado es
un testigo privilegiado para observar el siglo XIX y desde su propia experiencia es
posible acercarse a las prácticas propias de su época y a los ámbitos en que, como
miembro de la familia Ramos/Arizpe, recorrieron los personajes a los que se intenta explicar. Por otra parte el escrito resulta valioso a falta de algún texto que haya
abordado bajo cualquier aspecto el estudio específico de estos grupos familiares
norteños; por lo que, aun con las imprecisiones propias de un escrito producto
de los recuerdos y la memoria, el documento es un punto de partida para abordar
dos importantes ramas familiares del norte colonial, los Arizpe y los Fernández de
Castro, de notable influencia en las antiguas fundaciones del Nuevo Reino de León,
Nueva Vizcaya y la provincia de Coahuila.
Acerca de la ascendencia Arizpe en el Nuevo Reino de León, los Apuntes son un
documento relevante. Ni los antiguos cronistas como Juan Bautista Chapa ni Alonso de León tienen alguna referencia sobre los Arizpe. Eugenio del Hoyo, que hace
58
59
u
56
Enciclopedia de México, tomo 1, p. 370, 3ª. edición, México, 1977.
Juan Valdés Ramos, Apuntes genealógicos, Manuscrito, Cecuvar, folio 6579, 1892, Saltillo, Coah.
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
un exhaustivo rastreo en los principales archivos de México y España sobre los
personajes más relevantes del noreste mexicano, de igual forma no menciona en
su estudio alguna referencia de o sobre ellos;60 incluso ni don Vito Alessio Robles
en su estudio sobre Coahuila y Texas en la época colonial. Sin embargo éstos [los
Arizpe] aparecen en su estudio preliminar a los Discursos, memorias e informes de
Miguel Ramos Arizpe, estudio que tiene como base dos breves escritos de carácter
familiar: el del Br. don Rafael Trinidad Ramos, de 1817, y el manuscrito Apuntes genealógicos antes mencionado de don Juan Valdés Ramos de 1892. Don Vito
Alessio Robles reconoció la importancia de este manuscrito y lo toma como una
de sus principales fuentes para la Noticia biográfica que encabeza su estudio sobre
el doctor José Miguel Ramos de Arizpe;61 en sus palabras:
Estas y las noticias que siguen sobre los ascendientes de Ramos Arizpe están
contenidas en una Noticia genealógica de don Juan José Dionisio Ramos Arizpe
y su esposa doña María Josefa Valdés y Morales, escrita por el prebendado don
Rafael Trinidad Ramos y Arizpe en junio de 1817 y en el manuscrito Apuntes
genealógicos por Juan Valdés Ramos, propiedad del autor de esta biograf ía.62
En el inicio de los Rasgos o Apuntes genealógicos, se señala:
En fines del siglo XVII vivieron dos hermanos con el apellido Arizpe, el uno casó
en la Capellanía, hoy Ramos Arizpe y vivió en San Diego de los Zacatones,
punto intermedio con Santa María, y el otro pasó y casó en Pesquería Grande
[Villa de García, N. L.], el primero tuvo cinco hijos…….el otro señor Arizpe que
casó en Pesquería, tuvo cuatro hijos que yo conocí siendo muy joven y ellos de
bastante edad y fueron tres hombres y dos mujeres…63
El problema resulta que habla de “dos hermanos Arizpe”, pero nunca señala su nombre. Entrando en el plano de la conjetura, por la época señalada, esto es, finales del
XVII, y por la descendencia señalada de uno de los “hermanos”, es posible suponer que
se trata del Cap. José Martín Arizpe Morales, (circa 1700) y Juan Arizpe Morales, (circa 1685); pero como por la línea paterna, hay una sucesión de tres generaciones con
el nombre de Martín, esto es, el Cap. Martín Arizpe, padre del Cap. Martín Arizpe
Martínez, padre del Cap. José Martín Arizpe Morales, el ejercicio de la memoria no
le favoreció al escritor de los Apuntes. Así las cosas, y después de una confrontación
con protocolos, testamentos y libros de cabildos, la información sobre los primeros
60
61
62
63
Eugenio Del Hoyo, Historia del Nuevo Reino de León, 1577-1723, Gobierno del Estado de Nuevo León/Tecnológico de Monterrey, Colección La Historia en la Ciudad del Conocimiento, Monterrey, N. L., 2005.
Ídem. Alessio Robles, 1994, pp. IX-LXV.
Ibídem, nota 5, pp. XI-XII.
Ídem, Valdés Ramos, 1892, p. 2.
57 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
Arizpe a los que Juan Valdés Ramos refiere, se trataría, el primero de ellos, del Capitán José Martín Arizpe Morales, –hijo del Cap. Martín Arizpe Martínez–, esto es el
tercer Martín Arizpe, esposo de doña María Catarina Fernández de Castro, quienes
a su vez procrearon a los clérigos Martín, Pedro Quintín y Juan José además de Ana
María Lucía Arizpe Fernández de Castro, apellido este último, que corresponde al
de los primeros pobladores y conquistadores del Nuevo Reino de León.
El grupo familiar y descendencia del Cap. Martín Arizpe y María Catarina Fernández de Castro por un lado y los de Bartolomé de Arizpe y Antonia Ramos de
Arriola, son los que mayor relación tendrán con el área de Saltillo y Monterrey y las
haciendas de su jurisdicción: Santa Ana, San Juan Bautista, San Diego, San Nicolás
de la Capellanía, sobre todo al nor-oriente de Saltillo, además de algunas haciendas
de la parte sur como Buena Vista y la conocida como Mesa de Arizpe; luego del
cordón de haciendas que van de la Capellanía a Monterrey, esto es, el Molino de
Santa María, hacienda de Ojo Caliente, hacienda de la Rinconada o de la Arrinconada y la Pesquería Grande, Santa Catarina, San Pedro, potrero de San Agustín,
Santiago del Guajuco o Huajuco, etc.
Respecto del “otro señor Arizpe, que casó en Pesquería”, por la descendencia
que se le atribuye no ha sido posible identificarlo, ya que, por un lado señala como
hijo de este segundo señor Arizpe al Br. Martín Arizpe, que muere en San Juan
Nepomuceno, pero en nuestros cuadros genealógicos este bachiller sería el mismo
hermano de Pedro Quintín y Juan José Amato. Por nuestros datos, el Arizpe que
mayor relación tiene con el Nuevo Reino de León es, el Cap. Juan de Arizpe Martínez, por medio de su hijo Bartolomé de Arizpe Lizarrarás y Cuéllar, ya que entre los
protocolos de Saltillo se encuentra su testamento, redactado hacia 1713, y el de su
hija doña Ana de Arizpe, hecho hacia 1750. En su testamento, don Juan señala que
...yo el Capitán Juan de Arizpe, vecino de esta villa [Saltillo], hijo legítimo
del Capitán Martín de Arizpe y de Leonor Martínez de Salazar, difuntos y
vecinos que fueron de esta dicha villa; y como yo doña Ana de Lizarrarás y
Cuellar, hija legítima del Capitán Bartolomé de Lizarrarás y Cuéllar, difunto,
y de Doña María Guajardo, vecinos de esta villa, ambos a dos, una misma y
conformes…64
El testamento de don Juan de Arizpe Martínez, posibilitó establecer que a pesar de
vivir y morir en Saltillo, su descendencia a través de su hijo Bartolomé de Arizpe
Lizarrarás y Cuéllar –quien posteriormente casó con Antonia Ramos de Arriola–
fueron los propietarios y herederos de una parte de la congregación de haciendas
agrupadas en torno a la hacienda de San Pedro y la estancia o potrero de San Agustín en el Nuevo Reino de León, que fue conocida como la hacienda de los Nogales
64
u
58
AMS, T, C5, E14, 20F, 40 páginas (1713).
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
o San Pedro de los Nogales65 y por algún tiempo hacienda de Arizpe,66 y es a partir
de aquí que don Juan Valdés Ramos confunde a un hijo del “primer Arizpe”, esto es,
de Martín Arizpe, con uno del segundo, esto es, Juan de Arizpe. La referencia que
don Juan Valdés hace es la siguiente:
…trataremos del otro señor Arizpe que casó en Pesquería. Tuvo cuatro hijos
que yo conocí siendo muy joven y ellos de bastante edad y fueron tres hombres
y una mujer: don Martín, don Pedro, don Antonio y doña Catarina Arizpe.
Don Martín que casó en Pesquería y tuvo por hijos a don Juan, que casó pero
no conocí a su familia, a don Martín, sacerdote que murió de capellán de San
Juan [Nepomuceno] y cuatro mayores…67
Por otro lado y a través de testamentos, protocolos y registros eclesiásticos, es
posible identificar a la descendencia de su hermano, el Cap. don Martín Arizpe
Martínez, quien emparentará con la descendencia Morales Gil de Leyva y Ruelas.
Posteriormente su hijo (ahora si de acuerdo con don Juan Valdés Ramos) el Cap.
José Martín Arizpe Morales, contraerá matrimonio con doña María Catarina Fernández de Castro Iribe de la Cadena, descendiente de los célebres primeros capitanes y propietarios de mercedes de tierras en el Nuevo Reino de León.
Otra de las fuentes privilegiadas para la obtención de información genealógica de
las familias han sido los libros de dispensas matrimoniales. Para la región de Monterrey y Saltillo, y hasta 1779 las solicitudes de dispensa son dirigidas al obispado
de Guadalajara, a donde pertenece la región por cuestiones del origen de los obispados, pero luego por la disputa en el derecho de los diezmos, que en sólo el área de
Saltillo alcanzaba los 5,39168 pesos. Estas dispensas, los testamentos y protocolos
fueron utilizados para identificar y esclarecer a los personajes y elaborar la mayoría
de los cuadros que aquí se utilizan.
Es posible encontrar y seguir una completa y precisa información sobre la ascendencia Fernández de Castro para definir los ancestros de doña Ana María Lucía Arizpe Fernández de Castro, nieta del Cap. Martín Arizpe Martínez, y por la
65
66
67
68
Según Alonso de León, la hacienda de los Nogales, al suroeste de Monterrey, fue fundada en 1596; fue
mercedada a Diego de Montemayor, el Mozo, y de éste pasó a su hijo Miguel de Montemayor, nieto del
fundador de Monterrey, la que continuó poblando su mujer, Mónica Rodríguez. La merced consistió en un
sitio de ganado mayor, uno de menor y ocho caballerías de tierra, equivalentes a 2,878.5 has.,Ver también
Carlos González Rodríguez, De Nogales a San Pedro, Archivo General del Estado de Nuevo León, Colección
Cuadernos del Archivo No. 65, Monterrey, Nuevo León, 1991.
En 1703, el cura de Monterrey el bachiller José Guajardo, heredó a su sobrino Juan de Arizpe Martínez la
hacienda de San Pedro, que por entonces se empezó a nombrar de los Arizpe. Cfr. Tomás Mendirichaga
Cueva, pp. 31 ss. Posteriormente, su hijo Bartolomé adquirió terrenos adjuntos a la hacienda.
Ídem, Valdés Ramos, 1892, pp. 2-3.
Cfr. APSCS, FC, C15, F1, E1, 73F, p. 64. Expediente que contiene el plan del obispado que se erigió en el Nuevo
Reino de León, con expresión de la división territorial que compone a esa diósesis (6 de noviembre de 1779).
59 u
u
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Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
ascendencia materna por una serie de testimonios que su hermano Juan Joseph
Arizpe Fernández de Castro, solicita en 1779 al teniente de gobernador, don Joseph
Joaquín de Mier Noriega, para acreditar que son descendientes del primer conquistador don Gonzalo Fernández de Castro. (Ver apéndice).
En su testamento el Cap. Juan de Arizpe declara por bienes, entre otros:
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Seis días de agua con su tierra en la hacienda de San Diego,
Una casa de vivienda en la misma hacienda de seis cuartos,
Un herido (sic) de molino de pan con su cuarto de veinte morillos, y
arrimado a dicho herido, otro de fundición,
La tierra que cae enfrente de la casa...que compraron a su hijo [yerno,
esposo de Leonor], el Cap. Esteban de la Peña., sobre cual tienen fundada
una capellanía perpetua, agregada una de sus casas,
El rancho en el que al presente viven
Dos casas en la villa [Saltillo], con siete cuartos cada una,
La hacienda de labor “llamada San Pedro”, en la jurisdicción del Nuevo
Reino de León con su casa habitación, en la cual vive su hijo Bartolomé
de Arizpe,
El potrero de San Agustín en el Nuevo Reino de León,
Un potrero que está delante de [la hacienda de] San Lucas, (al este de la
Capellanía, y hacia el norte antes de la hacienda de San Diego),
Parte de la hacienda de San Juan Bautista de los Guajardos [norte de
Saltillo]…
La lista de bienes continúa por 34 fojas más, relativa a ganado mayor y menor, mular, caballar, ajuar de casa, ropa, loza de plata, cuadros, esclavos, “todas
las bestias que parecieren erradas con el hierro del cura don Joseph Guajardo”, las
cantidades con que fueron dotadas sus hijas al casarse, la capellanía fundada, las
cantidades de misas y los bienes en terrenos y casas que están censadas para ese
objetivo, los albaceas, la rápida muerte y el consiguiente reclamo de los bienes por
parte del Cap. Esteban de la Peña, alcalde ordinario de Saltillo y nieto de don Juan
de Arizpe, hijo de su hija Leonor de Arizpe.
Existe otro extenso testamento de doña Ana de Arizpe, casada con el Cap. Joseph Rodríguez Sepúlveda de 66 fojas, que como peculiaridad en su extensión y
bienes, cuatro hijos difuntos y un doctor (sic) clérigo en el oratorio de San Felipe
Neri en la ciudad de México, quien renuncia a la herencia y la cede a los cinco hermanos vivos.69
69
u
60
AMS, T, C11, E9, 66 F, (1750).
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
Ya desde el siglo XVI, en la extensa lista de gente que acompaña a Luis de Carvajal en su camino hacia Saltillo, se encuentra Gonzalo Hernando (Fernández),
Juan Fernández de Castro (originario de Oporto, Portugal), hermano de Hernando
de Castro, Alonso, Alberto y Álvaro Fernández. Sin embargo, para el propósito de
este trabajo, sólo se sigue la ruta de Juan Fernández de Castro y de Don Gonzalo
Fernández de Castro, el Viejo.
Eugenio del Hoyo señala que en 1535 se registraron en la Casa de Contratación
de Sevilla para pasar a las Indias “Hernando de Castro y Juan de Castro, su hermano, hijos de Hernando de Castro y Teresa de Figueroa”.70 Posteriormente, en 1575
a estos dos mismos hermanos, se les vuelve a encontrar en una estancia del norte
de Zacatecas, en la jurisdicción de la Nueva Galicia, llamada Saín el Alto. De ahí
se menciona en un proceso inquisitorial del 10 de abril de 1575, que el portugués
Gonzalo Fernández de Castro.
Los Jueves Santos se encerraba en un aposento, en su estancia (de Saín), y se
armaba y echaba mano a su espada, y con ella tiraba muchas cuchilladas a
un crucifijo, y luego descansaba y se sentaba sobre una silla, para tornar a
tirar muchas cuchilladas al crucifijo.71
De su hermano Juan Fernández de Castro en la relación de las minas de San Martín
(Zacatecas) en 1585 se dice:
Así mismo está poblado –junto a un río que dicen de Saín, seis leguas de
la villa de Llerena, hacia las minas de Zacatecas– un ingenio de agua, con
cuatro hornos de fundir y dos de afinar el plomo, que todos los trae una rueda
de agua…el cual hizo y edificó Juan Fernández de Castro, el cual lo vendió a
Juan Guerra que al presente lo tiene y posee…a dos leguas más abajo tiene el
dicho Juan Fernández de Castro, poblados, haciendas de estancias de ganado
mayores y menores y labor de pan coger.72
La relación que se llega a establecer entre los Montemayor, los Fernández de
Castro, Alberto del Canto y otros capitanes españoles y portugueses procede del
área de Zacatecas, de las minas de San Martín, Llerena (Sombrerete), Jerez, Saín el
Alto, y Mazapil, en la jurisdicción de Zacatecas. Era una clase o grupo de “mercenarios, temerarios y resueltos”, que quedaron dispuestos para el mejor postor que
requiriera una conquista. Este grupo es con el que contacta primero Luis de Carvajal y posteriormente Francisco de Urdiñola, para tomar de ellos a sus capitanes. Entran al Nuevo Reino por el “camino de Zacatecas”, pasando por Mazapil y Saltillo.73
70
71
72
73
Ídem, Eugenio Del Hoyo, 2005, p. 240.
Bordes Villaseñor, La Inquisición en la Nueva Galicia, citado por Ídem. Eugenio del Hoyo, 2005, p. 243.
Citada por Eugenio del Hoyo como “relación de las minas de San Martín, ff. 13v y 14, p. 246.
Ídem, Del Hoyo, 2005, p. 241.
61 u
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
Don Juan y don Gonzalo Fernández de Castro, señala Del Hoyo, fueron los genearcas de los Fernández de Castro que fueron tan importantes en el Nuevo Reino
de León; de ellos realiza un extraordinario y complicado seguimiento. Para efecto
de dar una visión panorámica de estas intrincadas líneas familiares que se cruzan
en una generación y vuelven a hacerlo en una tercera, los cuadros genealógicos
proporcionan una visión del conjunto, antes del matrimonio Arizpe-Fernández de
Castro.
Personajes notables de la ascendencia Arizpe:
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Cap. Martín Arizpe
Cap. Martín Arizpe Martínez
Br. Juan Arizpe Martínez
Cap. Juan Arizpe Martínez de Ábrego
Br. Pedro Arizpe, cura presbítero de Saltillo
Cap. Martín Arizpe Morales
Br. Rodrigo Arizpe Lizarrarás, religioso en el templo de La Profesa en la
Cd. de México
Br. Juan José Amato Arizpe Fernández de Castro, párroco de Santiago de
Guajuco por más de 35 años
Br. Pedro José Quintín de Arizpe Fernández de Castro, familiar del Santo
Oficio de la Inquisición; fundador y patrono de San Juan Nepomuceno
del Saltillo
Br. Martín Renobato Arizpe Fernández de Castro, párroco del mineral de
Sabinas en el Nuevo Reino de León.
Personajes notables de los Fernández de Castro:
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u
62
Alférez Real Gonzalo Fernández de Castro: portugués, compañero y amigo de Alberto del Canto; dueño de las primeras mercedes de tierras de
Pesquería Grande, actual García, NL.
Cap. Juan Fernández de Castro: hermano de Gonzalo Fernández de castro, dueño de varios pueblos de beneficio de plata en la región de San
Martín, Zacatecas.
Pedro Fernández de Castro, hermano de los anteriores, y concuño de
Montemayor, casado con doña María Porcallo de la Cerda.
Cap. Gonzalo Fernández de Castro Rentaría, casado con María Inés Rodríguez Treviño, dueña de haciendas en la región del Nuevo Reino de León.
Cap. Diego Fernández de Castro
Cap. Juan Fernández de Castro de la Cerda
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
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u
Alférez Real Lázaro Fernández de Castro
Diego Fernández de Montemayor, hijo de Diego de Montemayor, el Mozo.
Interior de la majestuosa iglesia de San Juan Nepomuceno, planeada, financiada y
construida por la familia Arizpe Fernández de Castro; dedicada como “ayuda de
parroquia” en 1779 y posterior objeto de dos fundaciones de Capellanía, misma que
disfrutaron como capellanes los hermanos Rafael y Miguel Ramos Arizpe, sobrinos
de los padres fundadores, don Pedro Quintín, Martín Renobato y Juan José Amato
Arizpe Fernández de Castro.
63 u
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
Si alguno dijere, que sólo aquellos grados de consanguinidad y afinidad que
se expresan en el Levítico, pueden impedir el contraer matrimonio, y dirimir el
contraído; y que no puede la Iglesia dispensar en algunos de aquéllos, o establecer
que otros muchos impidan y diriman; sea excomulgado.
CONCILIO DE TRENTO, CAN. III
Paris: ¿Qué respondéis a mi petición?
Capuleto: Mi hija acaba de llegar al mundo. Aún no tiene más
que catorce años, y no estará madura para el matrimonio,
hasta que pasen lo menos dos veranos.
Paris: Otras hay más jóvenes y que son ya madres.
Capuleto: De todas suertes, Paris, consulta tú su voluntad. Si
Ella consiente, yo consentiré también. No pienso oponerme a
que elija con toda libertad entre los de su clase.
William Shakespeare,
Romeo y Julieta
u
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u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
3.-La conformación de la alianza Ramos de Arriola/Arizpe Fernández
de Castro: la solicitud de dispensa por tercero y cuarto grados de
consanguinidad pura; los esponsales; la endogamia
Gloria Artís Espriu, en su estudio sobre el origen de la oligarquía novohispana, señala que en la base de las alianzas matrimoniales se encuentran una serie de elementos
que caracteriza a este tipo de enlaces y que tienen que ver con la importancia, nivel
de poder, prestigio y riqueza de los futuros cónyuges, además de que estos elementos refieren a la igualdad y relevancia de los contrayentes; concluye señalando que,
en un momento dado, estos elementos son un factor determinante para que, sobre
la descendencia, al momento de elegir, indistintamente se haga uso de uno u otro
apellido para imponerlo a los hijos en función de la importancia del rubro o actividad económica en que la nueva alianza se ha enfocado. Esta práctica implicada en
el término de bilateralidad se ha podido percibir entre algunos enlaces del norte
novohispano y se identifica cuando indistintamente se hace uso del apellido de la
madre en primer lugar, del padre o incluso de introducir algunos otros apellidos de
abuelos o familiares notables. Artís Espriu, expresa esta práctica como propia de las
élites novohispanas y que a grandes rasgos, la organización social de este grupo se
caracterizaba por la bilateralidad, es decir, un grupo social en el cual se reconoce la
misma importancia a la familia paterna que a la familia materna. Esta bilateralidad
implicó, incluso que la transmisión de los apellidos fuera, durante los siglos XVII y
XVIII indistintamente por línea materna o paterna. Otra característica, respecto a
la transmisión de los apellidos, es que era arbitraria,74 por lo que dentro del México
virreinal, tuvo por efecto que se diera el caso de tres hermanos cuyo primer apellido
era distinto y los otros dos el correspondiente al de la madre.75
Es por esto, que abordar el estudio del matrimonio en el siglo XVIII, implica
considerar una serie de elementos que posibiliten su comprensión y explicación
como prácticas de una sociedad que, evidentemente no coincide con las prácticas y
la sociedad actuales, pero que sin embargo, esta última, conserva algunos vestigios
que evidencian antiguas concepciones sobre el matrimonio, con los nuevos sentidos y significados que actualmente se le atribuyen.
Para este estudio, el análisis del matrimonio se aborda desde la perspectiva de la
historia cultural, esto es, en el sentido de desentrañar significados y acercarse a la
interpretación de ciertas prácticas de una sociedad de antiguo régimen a partir de
diversos ámbitos. Así, bajo un régimen virreinal y colonial, con una fuerte vincu74
75
Gloria Artís Espriu, Familia, riqueza y poder: un estudio genealógico de la oligarquía novohispana, CIESAS,
Colección Miguel Otón de Mendizábal, México, 1994, p. 21
Lucas García, hijo de Baltasar de Sosa y de Inés Rodríguez, cuyos hermanos fueron Diego y Alonso Rodríguez,
el primero con apellido diferente al de los padres, y los segundos con el apellido materno en primer lugar.
65 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
lación entre el Estado monárquico –jerárquico y estamentario–, y la Iglesia como
la religión del Estado.76 Por otro lado el estudio se aboca solamente a una parte del
grupo social conocido como “español”, percibido y considerado a sí mismo como
grupo étnico, cultural y político; grupo que comparte ciertas características que
son reconocidas socialmente y representan una ventaja en el momento de detentar
el poder, no sólo económico y político, sino militar y eclesiástico, ámbitos de poder
determinantes en la sociedad novohispana durante el período estudiado.
El régimen imperial español había dado coherencia territorial y política a los
reinos y provincias americanos, que bajo el virreinato como la mano ejecutiva y
las audiencias como el brazo judicial, eran apoyadas por las instituciones que mayormente dan cuenta del desarrollo social del territorio septentrional y la época
estudiada, estas son, la iglesia y la milicia. Estas dos instituciones representan además el camino natural para los hombres y mujeres “españoles” americanos, los que
son llevados a elegir entre uno de los dos “estados”, o el eclesiástico o el militar.
Así, un buen número de este grupo étnico-social reconocido posteriormente como
“criollo” detentará los títulos de: capitán –la mayoría de las veces que se elige por el
estado militar–, alférez real, sargento mayor y eventualmente, algún general, como
los títulos militares más frecuentes ostentados en los miembros de esta élite criolla, americana y norteña. Por otro lado, el estado eclesiástico, con evidente mayor
influencia y poder que el estado militar, es el que establece y controla las casas de
estudio y universidades por donde pasan y muchas veces permanecen los miembros de este grupo social, de donde obtienen los grados de bachiller y doctor; los
cargos eclesiásticos de prebendado, juez eclesiástico o como “clérigo presbítero domiciliario”, de una productiva parroquia, familiar del Santo Oficio de la Inquisición
o simplemente como fraile.
Aunado al estado eclesiástico, el matrimonio representa una vía para alcanzar
relevancia económica y social por medio de alianzas bien planeadas y satisfactorias para ambas familias que posibiliten el engrandecimiento de un grupo familiar,
la hacienda o permita acceder a una jugosa “dote”. Así, expresados los elementos
y las condiciones que rodean al matrimonio en una sociedad de antiguo régimen,
dentro del grupo “español”, en las provincias septentrionales americanas, en la mitad del siglo XVIII, se impone la necesidad de analizar primero los antecedentes
culturales y eclesiásticos europeos de la sociedad novohispana, ya que, considerado
el matrimonio como un acto ante todo religioso, el estudio de estos aspectos proporcionan el horizonte, el contexto y unidad a la temática en torno al matrimonio.
76
u
66
Comúnmente conocido como Patronato o Real Patronato, era un acuerdo o concordato entre la iglesia de
Roma y la Monarquía española por el cual se otorgaban a los reyes de España prerrogativas con menoscabo
de los pontífices, sobre todo el derecho de los reyes para nombrar a todos los obispos, arzobispos y beneficios
eclesiales en los reinos de Granada e Indias.
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
Jean Gaudemet, en su estudio sobre El matrimonio en Occidente,77 realiza un
exhaustivo recorrido que va del siglo XI europeo hasta el siglo XVIII y XIX, en el
que, de manera erudita analiza las prácticas, escritos y la legislación, así como las
aportaciones de personajes y concilios en torno al matrimonio. Desde la reflexión
teológica, el derecho romano y el derecho canónico, Gaudemet recorre la historia
de las prácticas y costumbres en torno al matrimonio a partir de la organización
de la sociedad como comunidad, hasta la instauración de los estados modernos.
Gaudemet constata que, desde el siglo XI hasta el XVIII, la Iglesia es la institución
que principalmente rige el matrimonio, para después –siglo XVIII-XIX–, entrar
en un proceso de secularización de las prácticas, por las que éstas pasan al ámbito
del estado secular. Sin negar los antecedentes cívicos del derecho romano, sobre
todo de la Compilación Justiniana y el Derecho Canónico, pasando por la reflexión
teológica que, “a la vez que renovó la doctrina del matrimonio, contribuyó a sistematizar su presentación”, Gaudemet muestra cómo las instituciones –civiles y eclesiásticas–, poco a poco van permeando la vida social de las comunidades, hasta ir
estableciendo el control sobre la vida de las parejas, el matrimonio y la familia. Y
si bien, entre el siglo XI y XIII, “la Iglesia reinó como dueña absoluta sobre la institución matrimonial”, a partir del siglo XIV, “un espíritu laico fue desmoronando el
monopolio de la Iglesia sobre el matrimonio”.
Durante la primera etapa, se conforma lo que llama “Doctrina Clásica del Matrimonio”, que, desde los casos específicos y las soluciones que proponía Alejandro III (+1181), recopiladas en sus célebres Decretales, las legislaciones conciliares, como las del Concilio de Letrán II y III, las “Sentencias” y las colecciones de
libros, hasta llegar a las colecciones canónicas, en torno al vínculo matrimonial,
los impedimentos, la noción de nulidad, la publicidad y el clandestinaje; la indisolubilidad y las cuestiones patrimoniales, son las prácticas y las costumbres aunadas
a las restricciones y castigos eclesiásticos los que van fijando los procedimientos
y formalizando la disciplina en torno a las parejas y el matrimonio, marcando diferencias y estableciendo tiempos, hasta que se desemboca en la formalización civil
y eclesiástica del matrimonio, donde, como ya se dijo, la Iglesia detenta el monopolio legislativo en cuestión. Sin embargo, el movimiento de Reforma dentro de la
Iglesia, empujará a las autoridades eclesiásticas a fijar el Canon del matrimonio por
medio del Decreto de Reforma del Matrimonio en el Concilio de Trento, en base a
XII cánones que lo definen. El decreto conciliar sobre el matrimonio, quedó fijada
en la Sesión XXIV del 11 de noviembre de 1563, y será éste el que regirá el horizonte europeo y novohispano durante los siguientes tres siglos, esto es, hasta casi
prácticamente la primera mitad del siglo XIX.
77
Jean Gaudemet, El matrimonio en Occidente, Editorial Taurus, Madrid, 1993.
67 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
El Concilio de Trento (1545-1563), representa uno de los mayores intentos por
reglamentar y validar las prácticas relativas a la pareja y el matrimonio. Si bien la
tarea resultaba ardua por lo controversial y múltiple de las costumbres y regiones,
el Decreto sobre el matrimonio, –que prácticamente fue el último en discutirse y
aprobarse–,78 fue la legislación que operó y marcó las prácticas matrimoniales en
técnicamente la mayor parte de la época virreinal novohispana. La situación y el
objetivo lo plantearon así los padres conciliares:
Hombres impíos de este siglo, no sólo han sentido mal de este Sacramento venerable, sino que introduciendo, según su costumbre, la libertad carnal con
pretexto del Evangelio, han adoptado por escrito, y de palabra muchos asertos
contrarios a lo que siente la Iglesia católica, y a la costumbre aprobada desde los tiempos apostólicos, con gravísimo detrimento de los fieles cristianos. Y
deseando el santo Concilio oponerse a su temeridad, ha resuelto exterminar
las herejías y errores más sobresalientes de los mencionados cismáticos, para
que su pernicioso contagio no inficione a otros, decretando los anatemas siguientes contra los mismos herejes y sus errores.79
Trento deja establecido como principio básico para la unión la importancia de la
voluntad libre de los contrayentes (Cap. IX); exige el respeto de los padres hacia la
elección de pareja de los cónyuges, pero introduce la necesidad de testigos, para
evitar que el sacerdote pudiera consumar matrimonios clandestinos, sin acudir a
las amonestaciones y así eludir los pleitos entre parientes.
Aunque no se puede dudar que los matrimonios clandestinos, efectuados
con libre consentimiento de los contrayentes fueron matrimonios legales
y verdaderos, mientras la Iglesia católica no los hizo írritos; bajo cuyo fundamento se deben justamente condenar, como los condena con excomunión
el santo Concilio, los que niegan que fueron verdaderos y reatos, así como
los que falsamente aseguran, que son írritos los matrimonios contraídos
por hijos de familia sin el consentimiento de sus padres, y que éstos pueden hacerlos reatos o írritos; la Iglesia de Dios no obstante los ha detestado y
prohibido en todos tiempos con justísimo motivos. Pero advirtiendo el santo
Concilio que ya no aprovechan aquellas prohibiciones por la inobediencia de
los hombres; y considerando los graves pecados que se originan de los matrimonios clandestinos, y principalmente los de aquellos que se mantienen en
estado de condenación, mientras abandonada la primera mujer, con quien
78
79
u
68
Sesión XXIV del 11 de noviembre de 1563.
Biblioteca Electrónica Cristiana, Documentos del Concilio de Trento; Doctrina sobre el sacramento del
Matrimonio.
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
de secreto contrajeron matrimonio, contraen con otra en público, y viven con
ella en perpetuo adulterio; no pudiendo la Iglesia, que no juzga de los crímenes ocultos, ocurrir a tan grave mal, si no aplica algún remedio más eficaz;
manda con este objeto, insistiendo en las determinaciones del sagrado concilio
de Letrán, celebrado en tiempo de Inocencio III, que en adelante, primero
que se contraiga el Matrimonio, proclame el cura propio de los contrayentes públicamente por tres veces, en tres días de fiesta seguidos, en la
iglesia, mientras celebra la misa mayor, quiénes son los que han de contraer
Matrimonio: y hechas estas amonestaciones se pase a celebrarlo a la faz
de la Iglesia, si no se opusiere ningún impedimento legítimo; y habiendo preguntado en ella el párroco al varón y a la mujer, y entendido el mutuo
consentimiento de los dos, o diga: Yo os uno en Matrimonio en el nombre
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; o use de otras palabras, según la costumbre recibida en cada provincia. Y si en alguna ocasión hubiere sospechas
fundadas de que se podrá impedir maliciosamente el Matrimonio, si preceden tantas amonestaciones; hágase sólo una en este caso; o a lo menos celébrese el Matrimonio a presencia del párroco, y de dos o tres testigos.80
Después de esto, y antes de consumarlo, se han de hacer las proclamas en
la iglesia, para que más fácilmente se descubra si hay algunos impedimentos; a no ser que el mismo Ordinario tenga por conveniente que se omitan las
mencionadas proclamas, lo que el santo Concilio deja a su prudencia y juicio.
Los que atentaren contraer Matrimonio de otro modo que a presencia del párroco, o de otro sacerdote con licencia del párroco, o del Ordinario, y de dos
o tres testigos, quedan absolutamente inhábiles por disposición de este santo
Concilio para contraerlo aun de este modo; y decreta que sean írritos y nulos
semejantes contratos, como en efecto los irrita y anula por el presente decreto.81
Es así que, amonestaciones, esponsales, presencia de testigos y celebración pública del matrimonio, son algunos de los elementos introducidas por el concilio
con objeto de reglamentar y unificar las prácticas, que reconoce diversificadas por
costumbres y regiones. Sin embargo, la implementación de las reformas no resultó
tan simple y las regiones siguieron bajo prácticas y usos propios hasta que poco a
poco, la institución eclesiástica matrimonial fue imponiendo una reglamentación
homogénea.
Un elemento que ya el concilio reconoce como práctica y que posteriormente
marcará el perfil de un gran número de uniones, es el relativo a la intervención
paterna en la voluntad y decisión de los hijos para llevarlos a un matrimonio donde
estaba de por medio el interés económico. El Cap. IX del decreto sobre el matrimo80
81
El subrayado es del autor.
Documentos del Concilio de Trento, Decreto de Reforma sobre el Matrimonio, Cap. I.
69 u
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
nio, excomulga ipso facto a los padres, notables o magistrados que atentan contra la
libertad del matrimonio con fines económicos; el concilio advierte:
Llegan a cegar muchísimas veces en tanto grado la codicia, y otros afectos terrenos los ojos del alma a los señores temporales y magistrados, que fuerzan
con amenazas y penas a los hombres y mujeres que viven bajo su jurisdicción, en especial a los ricos, o que esperan grandes herencias, para
que contraigan matrimonio, aunque repugnantes, con las personas que los
mismos señores o magistrados les señalan. Por tanto, siendo en extremo detestable tiranizar la libertad del Matrimonio, y que provengan las injurias de
los mismos de quienes se espera la justicia; manda el santo Concilio a todos,
de cualquier grado, dignidad y condición que sean, so pena de excomunión,
en que han de incurrir ipso facto, que de ningún modo violenten directa ni
indirectamente a sus súbditos, ni a otros ningunos, en términos de que dejen
de contraer con toda libertad sus Matrimonios.82
La sola constatación de la práctica dentro del decreto conciliar, evidencia la frecuencia del uso; sin embargo, una Pragmática expedida dos siglos después (1776),
definirá y avalará la autoridad de los padres sobre la decisión de los hijos, sobre
todo en aquellos menores de 25 años. En los inicios de la legislación tridentina, es
sólo la pareja, con su expresa voluntad la que determina la realización del vínculo;
posteriormente, son la intervención de la comunidad y la familia las que afectan
a la decisión de la pareja, apoyados por las nuevas legislaciones eclesiásticas que
poco a poco van dando más autoridad a los padres sobre los hijos, sobre todo,
como estrategia, determinada por un factor económico que tiende a preservar los
bienes familiares, aumentarlos y transmitirlos con seguridad, bajo el argumento de no arrastrar a los hijos a la mendicidad, prostitución o delincuencia. Así,
dar la palabra era considerado un acto de compromiso para una futura unión,
aún sin la presencia de testigos. Durante los siglos XIV y XV, este acto de dar
la palabra era irrevocable y el matrimonio comenzaba con esa palabra de casamiento, aunque después se celebrara el rito ante un sacerdote. Es así que los
futuros esposos establecen relaciones conyugales antes de la boda propiamente
dicha; incluso la existencia de hijos durante este inter, entre, dar la palabra y la
celebración del matrimonio no implicaba mayor riesgo de legalización de los hijos, con tal que el compromiso se celebrara pública y eclesiásticamente. Sin embargo, las faltas a la palabra dada eran más comunes de lo que se pudiera esperar, sobre todo –según información documental– era común que doncellas burladas establecieran juicios por “faltas a la palabra de matrimonio que me tenía dada”.83
82
83
u
70
Ibídem.
Jean Gaudemet estudia exhaustivamente los inicios de la reglamentación en las relaciones de pareja y el
matrimonio en diversas regiones de Europa desde el siglo XI.
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
Para el siglo XVIII novohispano la elección de pareja y la conformación de una
familia por medio de una alianza matrimonial, dentro del grupo español, lejos de
constituir una decisión de carácter individual o romántico, representan una serie
de elementos y eventos que involucran no sólo a la pareja o familia en cuestión, sino
a un conjunto de intereses, instituciones, personajes y signos externos en forma de
rituales, como dar una prenda o empeñar la palabra que, social y culturalmente
validan unas prácticas que intentan afianzarse e imponerse ante, –por un lado–,
la afirmación de los intereses del grupo y una compleja red de intereses familiares;
sobre –por otro lado–, los intereses del individuo sacrificado en su libertad individual, en aras de alianzas familiares, en prácticas caracterizadas por la autoridad
casi despótica que la Iglesia ejerce sobre familia, individuo y pareja, por medio de
una reglamentación que, como autoridad legitimadora monopoliza el proceso.
Un análisis de los procedimientos previos al matrimonio en Nueva España, lo
constituye el notable e influyente estudio de Patricia Seed, sobre los conflictos en
torno a la elección de pareja en el México colonial,84 quien además de abordar la
temática en torno a los conflictos prenupciales en el provisorato del arzobispado
de la ciudad de México, señala el papel que en esta materia jugó la Iglesia. En el
estudio, expone además algunos de los elementos fundamentales relativos a esta
temática y sus prácticas, concebidas principalmente como forma de control económico de bienes y propiedades, por lo que resulta un texto imprescindible para el
estudio del matrimonio y la familia en el México virreinal.
Otro estudio, sobre el matrimonio es el texto de Laura Orellana Trinidad, Entre
lo público y lo privado, la autoridad paterna en las relaciones de pareja durante la
época colonial.85 El estudio tiene la facultad no sólo de ubicar el tema en la época,
sino en el mismo territorio septentrional novohispano, ya que la problemática la
aborda a partir de documentos eclesiásticos del Archivo Histórico Matheo y María
de Parras, Coahuila, donde localiza algunos elementos, reglamentos y legislación
eclesiástica en torno a la elección de pareja y las alianzas matrimoniales. Su estudio permite constatar que, contrariamente a lo que se pudiera esperar, durante la
época colonial, la voluntad de los contrayentes estaba por encima de la voluntad
de los padres, quienes (éstos) poco a poco fueron ganando terreno en este sentido,
ya que la institución eclesiástica, permeada por el Concilio tridentino, se ajustaba
al consensualismo que postulaba bastaba la voluntad de los contrayentes para la
realización de la unión. Y si bien el proceso previo al matrimonio es reglamentado
bajo ciertas formas canónicas y de que prevalece una cierta individualidad en la
84
85
Patricia Seed, Amar, honrar y obedecer en el México colonial: conflictos en torno a la elección matrimonial,
1574-1821, CONACULTA, Alianza Editorial, México, 1991.
Laura Orellana Trinidad, Entre lo público y lo privado: la autoridad paterna en las relaciones de pareja durante la época colonial, Torreón, Coahuila, México, UIA-Laguna, 1997.
71 u
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Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
elección, ésta está determinada y restringida por costumbres comunitarias que,
por ejemplo, tienden a evitar el matrimonio entre miembros de la misma familia
(uniones incestuosas), los que establecen convenios previos con miembros particulares de la comunidad o decididamente afectan directamente la elección privada.
Un estudio preciso de los patrones matrimoniales a través de los censos en el
área del Saltillo virreinal, demuestra que al agrupar a las parejas dentro de determinado grupo étnico, el resultado arroja un alto grado de endogamia dentro de la
población. Sin embargo, fuera de negar que ésta se diera en un alto índice y muchas
veces con objetivos económicos más que raciales al pertenecer los pocos grupos
familiares y económicos a la misma región y sociedad, siempre existió el riesgo o la
sospecha de endogamia, conflicto que dirimía la Iglesia a través de una solicitud de
dispensa, trámite que implicaba un costo y que, por lo general, solamente el grupo
español estaba en condiciones de erogar.
Martha Durón Jiménez realiza un estudio exhaustivo de las familias endogámicas en la región de Saltillo, donde además de analizar los sentidos del término,
rastrea los antecedentes genealógicos de algunos grupos familiares reconocidos
hasta la actualidad.86 En sentido amplio, señala que:
La endogamia es un fenómeno social que se hace presente no solamente cuando contraen matrimonio parientes que se casan entre sí, sino también cuando
los individuos de un mismo grupo social sin ninguna relación de parentesco
contraen matrimonio entre ellos.87
Sin embargo de reconocer que entiende como matrimonio endogámico al que se
efectúa dentro del mismo grupo social, étnico, familiar o religioso (judíos por ejemplo), aclara que aborda solamente el tipo de matrimonio endogámico familiar, y en
este sentido procede este trabajo para determinar el patrón de los matrimonios en
la región nororiental.
Las controversias sobre la elección de pareja para el matrimonio, se dirimían en
los juzgados eclesiásticos, ubicados generalmente en las catedrales [Guadalajara,
para esta región y época], en los así llamados Provisoratos, donde el juez eclesiástico o provisor,88 en base al derecho canónico, los usos y costumbres –españolas y
novohispanas, – y algunas veces el interés familiar y comunitario, dirimía las cuestiones matrimoniales de los casos sometidos a consideración, relativos a la formalización del matrimonio o a separaciones, donde los provisores expresan la última
86
87
88
u
72
Martha Durón Jiménez, Familias Endogámicas en Saltillo y los Altos de Jalisco, un análisis comparativo,
1570-1830. Universidad Autónoma de Coahuila/Ateneo Fuente, 2005.
Ibídem, p. 1.
Puesto ocupado generalmente por el vicario general de la diócesis, quien determinaba las controversias en
diversas materias concernientes a parejas, matrimonios y familias.
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
palabra en las controversias. Y es que la institución matrimonial, como práctica
social y cultural se va configurando y determinando en los siglos previos XVI y
XVII europeos, a partir de regiones, prácticas locales, legislaciones eclesiásticas y
civiles y un deseo de ordenar y reglamentar una práctica que salía del control de
ambas autoridades, aunque es la institución eclesiástica la que –al menos en Nueva
España– para el siglo XVIII detentará el control sobre el matrimonio.
En una sociedad eminentemente oral, escasamente alfabetizada y poco reglamentada, el valor de la palabra expresa la voluntad y el honor de quien la da; un
movimiento en contrario involucra a las autoridades civiles y/o eclesiásticas que
llevarán a los tribunales a los trasgresores. La elección de pareja y el matrimonio no
están exentos de estas prácticas donde la palabra y el compromiso que implica están
involucrados. Es frecuente encontrar en las amonestaciones y en los documentos
mismos relativos a la celebración de la unión, las expresiones: la palabra que me
tiene dada, cumplir con la palabra, dar la palabra, por palabra e in scriptus, con
quien tengo tratado y concertado, etc. que expresa el compromiso establecido con
anterioridad por la pareja. Así, dar la palabra era considerado un acto casi sagrado
de compromiso por medio del cual se formalizaba el vínculo para una futura unión,
aun sin la presencia de testigos. Este acto de dar la palabra era irrevocable y el matrimonio comenzaba con esa palabra de casamiento, conocida entre los estudiosos
como palabra de presente (verba de presenti), aunque posteriormente se celebraba
el rito ante un sacerdote, que corresponde a la realización de lo que se señala como
palabra de futuro (verba de futuro).89 Es así que los futuros esposos, eventualmente
empiezan a establecer relaciones conyugales antes de la boda propiamente dicha;
incluso la existencia de hijos durante este inter, entre, dar la palabra y la celebración
del matrimonio no implicaba mayor riesgo de legalización de los hijos, con tal que
el compromiso se celebrara pública y eclesiásticamente. Sin embargo, las faltas a la
palabra dada eran muy frecuentes; era común que doncellas burladas establecieran
juicios por faltas a la palabra de matrimonio “que me tenía dada”.90 En el Archivo
Municipal de Saltillo se encuentran algunos testimonios en expedientes que muestran y expresan los elementos en torno a la palabra de presente y la palabra de futuro antes mencionadas, además de “faltas a la palabra dada”. Es así que la seducción
como práctica consignada, el abandono de la novia después de mantener relaciones
íntimas y la prisión por incumplimiento de palabra de matrimonio son elementos
comunes en la temática relativa al matrimonio en la sociedad novohispana.
89
90
Op. Cit. Jean Gaudemet, p. 316.
Carlos Manuel Valdés, Amor e incumplimiento, (Un caso del Saltillo del siglo XVIII) en: Desierto Modo, No.
6, Instituto Coahuilense de Cultura, Otoño 1996, p. 36.
73 u
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Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
En 1729, Luisa Fernández, española de 22 años, presentó una denuncia contra
Francisco Xavier Ramos de Arriola, español también, de 22 años de quien demanda
“que me cumpla la palabra que me tiene dada”; “porque por un año lo he mirado
como mi esposo”, así es que “diga si es cierto que me tiene otorgada dicha palabra”;
además, para mayor justificación “que se sirva reconocer una prenda”, la que “con
toda solemnidad presentó”. El joven, que había huido a Monterrey, no pasó mucho
tiempo sin que se presentara en “la casa donde moraba”, por lo que las autoridades lo pusieron en la cárcel y ahí es sometido al interrogatorio que la demandante
sugiere. El acusado dice “que es verdad, que la desfloró pero no con palabra de
casamiento, porque no se la pidió la contenida”, ni tampoco por el término de un
año, sino de seis meses. Aceptada la culpabilidad, y con objeto de evitar un matrimonio indeseado, interviene el capitán Joseph Ramos de Arriola, su padre, quien
“satisface” otorgar a la demandante con qué mantenerse, a más de “la obligación de
sustento, así para mí, como para mi hija”.91
u
91
u
74
Los padres conciliares en Trento, 1545-1564.
AMS, PM, C11, e16, 9f. (1729).
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
En este contexto en que se estudia a la región, sus pobladores, familias, prácticas
y estrategias en un tiempo marcado por una sociedad de antiguo régimen, con una
fuerte influencia eclesiástica permeando casi todos los ámbitos sociales, la información disponible nos muestra a los personajes desde finales del siglo XVII, en el
área y jurisdicción de Saltillo, en la Nueva Vizcaya, para después, hacia fines del
XVIII expandirse hacia el norte y el este, llevando consigo costumbres, prácticas e
instituciones que en forma inequívoca reproducen en los nuevos territorios.
El estudio de caso sobre la solicitud y concreción del matrimonio Ramos de
Arriola-Arizpe Fernández de Castro en 1753, es una oportunidad para observar
los elementos antes señalados y desentrañar la importancia de ciertas prácticas con
algún sentido en la actualidad. El documento que se analiza es el presentado por el
“pretenso”, en el obispado de Guadalajara, según los cánones establecidos:
Ignacio Ramos de Arriola Español, originario y vecino de esta villa, hijo legítimo de don Joseph Ramos de Arriola (ya difunto) y de doña Josepha González, como mejor proceda de derecho, parezco ante Vuestra Majestad y digo,
que para mejor servir a Dios Nuestro Señor y salvar mi alma tengo tratado
y concertado contraer matrimonio según el rito de Nuestra Santa Madre
Iglesia, con Doña Anna María de Arizpe, así mismo Española originaria y
vecina de esta dicha villa, hija legítima de Don Joseph Martín de Arizpe y de
Doña María Fernández, para cuyo efecto suplico a Vuestra Majestad, se digne mandar recibir nuestras declaraciones e información de libertad y soltura
que de parte de ambos ofrezco dar; y por cuanto dicha mi pretensa y yo nos
hallamos ligados por parentesco de sanguinidad dentro de cuarto grado
en igualdad en la conformidad siguiente.92
En el párrafo inicial del documento eclesiástico que constituyen la primera solicitud hecha por Juan Ignacio Ramos de Arriola para contraer matrimonio con Anna
María Lucía de Arizpe Fernández de Castro, se encuentran de manera puntual
las reformas para regular la práctica del matrimonio, introducidos por el concilio tridentino y que eran observados en la iglesia novohispana. En primer lugar, y
siguiendo el protocolo, enseguida del nombre se especifica el grupo étnico: Juan
Ignacio Ramos, español.
El siguiente elemento relevante es el que refiere a las antiguas costumbres que se
conocieron y practicaron como dar la palabra, tengo tratado y concertado contraer
matrimonio…Con doña Anna María de Arizpe.
92
Ma. De la Luz Montejano Hilton, Expedientes de la serie de matrimonios, extractos, siglos XVII-XVIII; Sagrada Mitra de Guadalajara. Edición privada, México, D.F., 1999. p. 443.
75 u
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u
Por medio del segundo documento, el pretendiente explica las razones que le
mueven a solicitar la dispensa, no porque en realidad exista un problema de endogamia notable, sino para salvar la simple sospecha, además de dar cumplimiento a
la práctica que se estilaba.
u Juan Ignacio Ramos de Arriola y María de Arizpe, casados y velados,
Saltillo, 1753.
Hacia la segunda mitad del siglo XVIII, la familia Ramos Arizpe, como las familiar de poder dentro del Antiguo Régimen, reproducen las aspiraciones y los
patrones de la época: la adquisición de propiedades y haciendas por medio de herencias, mayorazgos o compras, rayado en un tipo de feudalismo tardío; la búsqueda y consolidación de grupos familiares con intereses económicos y políticos
a través del desarrollo de lazos familiares y clientelares; la presencia de miembros
de la familia en el ámbito eclesiástico, puente, durante ese período, para ascender
al ámbito político, etc., pero sobre todo, la prosperidad familiar y material se fundamentó en el desarrollo de amplios lazos familiares como estrategia probada para
alcanzar relevancia y notoriedad.
u
76
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
Luego de procrear ocho hijos, –número razonable para las prácticas de la época–,93 un cierto tipo de endogamia siguió practicándose dentro de la familia;94 José
Dionisio Ramos Arizpe (1756), el hijo mayor de la familia, casa con María Josefa
Valdés Morales; a su vez María Catarina Ramos Arizpe (1772), su hermana menor,
casa con Pedro Valdés Morales, hermano de María Josefa. Además de estos dos
matrimonios en la familia, el de María Josefa Ramos Arizpe, quien casa con Juan
José Dávila de la Fuente, pero muere éste sin descendencia, por lo que fueron el
hermano mayor y la hermana menor de donde se desprendió la gran descendencia
de los Ramos, mismos que en un registro catastral de un siglo después, –a mediados del siglo XIX–, aplicado a la ahora villa de Ramos Arizpe, arrojaba más de un
70% de personas con dicho apellido.
Fuera de estos tres matrimonios, y la muerte prematura de uno de los hermanos
mayores, los restantes miembros de la familia, siguiendo las prácticas de la época,
abrazaron la vida religiosa, a expensas de una muy antigua capellanía:95 dos hermanas, María Ignacia Ramos Arizpe (1765), quien estudió, pero no profesó en el
colegio de San Diego de Guadalajara y María de Jesús Ramos Arizpe (1767), quien
estudió y profesó como religiosa carmelita en el convento de Santa Teresa de carmelitas descalzas de Guadalajara, donde alcanzó el cargo de priora del convento, y,
según testimonios, murió en “olor de santidad”.
Por otro lado, José Rafael Ramos Arizpe (1770) y José Miguel, el menor de los
hermanos (1775), fueron colegiales fundadores del Seminario tridentino del obispado de Linares en febrero de 1793, donde alcanzan el grado de bachiller, para posteriormente, en la Universidad de Guadalajara, los grados de licenciado y doctor en
cánones. Sus estudios, al igual que el de los tíos maternos, fueron financiados por
las capellanías fundadas ahora por éstos, con bienes de haciendas que se encontraban tanto en el Nuevo Reino de León, como Santa Rosalía en Santiago de Guajuco
y San Diego en el valle del Saltillo.
Doña María Lucía de Arizpe, solamente sobrevivió seis años al nacimiento de
su último hijo, es decir a José Miguel Ramos Arizpe, ya que ésta, según registros
parroquiales, murió en enero de 1781, dejando a su hijo más pequeño de seis años
de edad.96 Por su parte, don Ignacio Ramos de Arriola, sobrevivió a su esposa hasta
93
94
95
96
El capitán Joseph Ramos de Arriola, padre de Juan Ignacio Ramos, tuvo una prole de 12 hijos, de donde se
desprende una gran descendencia de los Ramos.
Una endogamia con carácter más social y de grupo que familiar, como el mismo Ignacio Ramos de Arriola
señaló, en su solicitud de dispensa, “por ser así la costumbre, de proceder aquí unos de otros”. Cfr. Durón
Jiménez, 2005, p. 1.
Fundada por la descendencia de los Fernández de Castro a principios del siglo XVIII, que involucraba bienes
de la hacienda de Nustra Señora de Guadalupe de La Quemada en el actual estado de Zacatecas, jurisdicción de Jerez de la Frontera, por entonces perteneciente a la Nueva Galicia, fundación de capellanía que
aprovecharon los Arizpe Fernández de Castro y los mismos Ramos Arizpe.
APSCS, FC, C13, F1, E1, 284F, Libro 4 de defunciones, 1773-1785, folio 189.
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el 7 de diciembre de 1806, cuando el menor de sus hijos, ya se había ordenado
(1803) y ejercía el presbiterado en la Colonia del Nuevo Santander, en Santa María
de Aguayo, además como capellán de san Juan Nepomuceno en la villa del Saltillo.
La nota del registro necrológico sobre don Ignacio Ramos dejó sentado que:
En la iglesia parroquial de la villa del Saltillo, en siete de diciembre de 1806
años, yo el infrascrito párroco, bachiller Pedro Fuentes, di sepultura con vigilia y misa de cuerpo presente a Don Ignacio Ramos, viudo, español, murió de
viejo y recibió los santos sacramentos___________________ que esto es, hizo
memoria extrajudicial con fecha de 12 de octubre de 1805 años. Su primer
albacea don Dionisio Ramos. Dejó las mandas forzosas a dos reales y no contiene otra causa piadosa y lo firmé.
Br. Pedro Fuentes.97
…porque habiendo obtenido cuantiosas tierras en este
Reino, pues son capaces de fundar en ellas, muchos
lugares, y villas, era preciso tuvieran aquí su heredad…
Salvador de la Garza, 1779.
4.-Las aportaciones al matrimonio. De Saltillo a Monterrey,
las haciendas de los Ramos y las capellanías de los Arizpe
Inicialmente se postuló la idea relativa a que en una sociedad de Antiguo Régimen
el matrimonio representa, más que una concreción romántica, una estrategia para
consolidar, aumentar o iniciar la conformación de una fortuna o el poder de una
familia extensa, reconocida ésta como la familia típica peculiar de este tipo de sociedades. Así, los bienes que cada uno de los cónyuges aportaba al matrimonio,
tenían una relevancia tal, que al momento de la muerte de alguno de ellos, sobre
todo de la esposa, había la obligación por parte del varón, de tornar a los padres
las aportaciones o “dote” que proporcionaron a su hija para el matrimonio. Sin embargo, en una época donde la fortuna se expresaba en función más que monetaria,
de valores respaldados por objetos como utensilios, ropas, objetos sobre todo de
labranza, y, principalmente en tierras, o mejor dicho, en horas o días de agua con
sus respectivas tierras, éste se convertía en el valor principal que los contrayentes
aportaban al matrimonio.
97
u
78
APSCS, FC, C33, F2, E1, 148F, Libro 6 de defunciones, 1802-1808, folio 107.
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
Hablar de la importancia que tuvo la hacienda de “La Capellanía” en las vidas de
los miembros de la familia Ramos de Arriola-Arizpe Fernández de Castro, la identidad que imprimió al propio valle por la edificación del templo de San Nicolás de
“La Capellanía” y del mismo nombre que quedó inscrito en el primer ayuntamiento
del valle en 1821, tiene relevancia al menos en tres sentidos: que es una oportunidad para aclarar los primeros establecimientos poblacionales del valle y el funcionamiento de la institución conocida como “Capellanía”; que permite remitirse a los
actos fundacionales del mismo Valle de las Labores, y, finalmente, que permite establecer el perfil de los miembros de las familias Ramos de Arriola-Arizpe Fernández de Castro por quienes se adquiere, hereda o dona los terrenos de tal hacienda.
Según el diccionario de la Real Academia Española de 1729, una Capellanía es
una:
Institución hecha con autoridad del Juez Ordinario Eclesiástico y fundación
de renta competente, con obligación de misas y algunos con asistencia a las
horas canónicas. Hay las colativas perpetuas y otras ad nutum amovibles.
Para la aplicación de esta institución de “capellanía”, se derivó la función de capellán, en quien recaía la obligación de decir dichas misas para el sufragio del alma
del fundador y recibir el beneficio correspondiente. Los recursos para el pago del
capellán se obtenían de los intereses generados por las propiedades o rentas de los
bienes que se dejaron en la fundación de tal capellanía.
Desde finales del siglo XVI se comenzaron a fundar capellanías y éstas siguieron a lo largo del período virreinal, con un importante aumento hacia fines del
siglo XVIII. Para el establecimiento, administración, designación del capellán y
problemas relativos al funcionamiento de la misma, cada obispado contaba con un
juzgado llamado De Testamentos, Capellanías y Obras Pías, quien supervisaba el
buen funcionamiento de la fundación. Por lo general el juzgado se establecía en el
propio palacio episcopal, encabezado por el juez ordinario, visitador e inspector de
testamentos, capellanías y obras pías. La importancia que la institución llegó a adquirir tiene relación con que ésta se convirtió en una de carácter crediticio, donde
además de los bienes dejados en la fundación, las corporaciones religiosas invertían
sus fondos y proporcionaban préstamos mediante hipotecas y parte de la riqueza
del clero secular procedía de las fundaciones de capellanías. Para los solicitantes
de crédito, éstos debían dirigir sus solicitudes al juez de testamentos, capellanías y
obras pías, quien aprobaba o rechazaba las solicitudes.
El procedimiento para el establecimiento de una capellanía se iniciaba en el
juzgado eclesiástico respectivo, en primer lugar con los “inquilinos” que la reconocían; luego con la imposición de los capitales o “principal” para la fundación de la
capellanía, que consistía básicamente en propiedades de haciendas, fincas, casas
habitación y algunas veces –aunque con poca frecuencia– importe en monetario
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sobre las que recaía el pago principal. Luego se procedía con la designación del
capellán o capellanes que las obtenían en propiedad y finalmente, con el título que
los acreditaba y obligaba a cumplir con las cargas y obligaciones de los fundadores,
diciendo las misas a que estaban obligados, bajo pena de suspensión de beneficios.
Los antecedentes españoles
La institución o fundación de capellanías, como práctica, tiene un origen y orden
religioso.
Abordar esta institución desde la perspectiva de la historia cultural, esto es, a
través de prácticas y significados, que se establecían por medio de memorias o disposiciones testamentarias; para adentrarse en su producción material implica tener presente una serie de problemáticas en virtud de los diversos aspectos a los que
refiere. Así, las posibilidades de comprensión y explicación de las capellanías desde
esta perspectiva se redimensionan, ya que lo religioso no se reduce solamente al
ámbito espiritual, sino a costumbres y productos materiales, como testamentos,
construcciones de capillas, devociones, arquitectura religiosa, arte sacro, adquisición de propiedades y como caja de financiamiento para particulares.
En un primer momento, el aspecto religioso de las capellanías tiene que ver con
prácticas relativas a la vida y la muerte, creencias, cultos y devociones vinculados
con el dogma que proporciona a los fieles una forma de vivir y de morir. Según
María del Pilar López Cano, “las cofradías y las fundaciones piadosas surgieron en
Europa en la Edad Media y se consolidaron durante la época moderna, ya que fue
en este período cuando se popularizó la idea del Purgatorio”.
El auge y proliferación de las fundaciones de capellanías se intensifica hacia
finales del siglo XVI con la aceptación canónica por parte del Concilio de Trento de la existencia del Purgatorio, un tipo de impasse del alma en el más allá, de
donde puede salir y llegar a su destino final por medio de la fuerza de la oración,
especialmente de las misas de “ayuda” o sufragio, que se digan por su alma, las que
previamente quedan establecidas por la disposición testamentaria, por medio de la
cual se especifica el número de misas, tiempos y lugares, capellán que debe decirlas
y costos.
En su decreto sobre el Purgatorio, el Sacrosanto, ecuménico y general Concilio
de Trento, en la sesión XXV (que es la última) –celebrada en tiempo del sumo Pontífice Pío IV–, que dio principio el día 3, y terminó en el 4 de diciembre de 1563,
quedó establecido que:
Habiendo la Iglesia católica, instruida por el Espíritu Santo, según la doctrina de la sagrada Escritura y de la antigua tradición de los Padres, enseñau
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u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
do en los sagrados concilios, y últimamente en este general de Trento, que
hay Purgatorio; y que las almas detenidas en él reciben alivio con los sufragios de los fieles, y en especial con el aceptable sacrificio de la misa;
manda el santo Concilio a los Obispos que cuiden con suma diligencia que la
sana doctrina del Purgatorio, recibida de los santos Padres y sagrados concilios, se enseñe y predique en todas partes, y se crea y conserve por los fieles
cristianos. Exclúyanse empero de los sermones, predicados en lengua vulgar
a la ruda plebe, las cuestiones muy dif íciles y sutiles que nada conducen a la
edificación, y con las que rara vez se aumenta la piedad. Tampoco permitan
que se divulguen, y traten cosas inciertas, o que tienen vislumbres o indicios
de falsedad. Prohíban como escandalosas y que sirven de tropiezo a los fieles
las que tocan en cierta curiosidad, o superstición, o tienen resabios de interés
o sórdida ganancia. Mas cuiden los Obispos que los sufragios de los fieles, es
a saber, los sacrificios de las misas, las oraciones, las limosnas y otras obras
de piedad, que se acostumbran hacer por otros fieles difuntos, se ejecuten piadosa y devotamente según lo establecido por la Iglesia; y que se satisfaga con
diligencia y exactitud cuanto se debe hacer por los difuntos, según exijan las
fundaciones de los testadores, u otras razones, no superficialmente, sino por
sacerdotes y ministros de la Iglesia y otros que tienen esta obligación.
Roberto J. López en su estudio sobre las disposiciones testamentarias de misas en
Asturias en los siglos XVI al XVIII, señala que:
La necesidad de la oración por los difuntos y más concretamente el valor de
la misa como sufragio, es una constante en la doctrina católica. La encontramos en los escritos de los primeros siglos, y recogida y elaborada más tarde por
santo Tomás y fijada por el Concilio de Trento [1563].98
Definición y objeto de las capellanías
Pero ¿en qué consistía concretamente una fundación de capellanía o de misas de
difuntos? Existen varias opiniones al respecto; en sentido amplio, el argentino Abelardo Lavaggi99 define a una capellanía como:
Fundación instituida generalmente a perpetuidad por vía testamentaria o
acto entre vivos, en virtud de la cual el fundador afectaba un bien inmueble
o una suma de dinero situada sobre un bien inmueble, para costear con su
renta la celebración de misas u otros actos píos y beneficiar a determinadas
98
99
Roberto J. López, 1989; en Ibídem.
Abelardo Lavaggi, Las capellanías en Argentina. Estudio histórico-jurídico, Buenos Aires, Instituto de Investigaciones Jurídicas y Sociales, UBA, 1992, p. 21.
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personas o instituciones; a título de patrimonio si estas personas aspiraban al
sacerdocio, o a mero título de patronos y capellanes.
Por su parte, para José Francisco López, la capellanía:
Es una hipoteca espiritual y eterna, como el alma del fundador que sigue
disfrutando en la otra vida, los intereses espiritualizados en forma de misas
(especie de telégrafo místico) que transmite los valores de ésta a los moradores
de aquélla, como otras tantas de crédito expiatorio, con que ellos desean
satisfacer las cuentas de sus deudas ante Dios, y obtener su remisión.
Álvaro López, un escribano español del siglo XVIII, conocedor de las posibilidades
de obtener beneficios póstumos, ya moribundo y a la hora de establecer sus disposiciones testamentarias, realiza un acto de honestidad total, y señala, al establecer
las misas que se han de ofrecer por él:
Para que por medio de este santo sacrificio consiga cuanto no limpiarme del
todo, algún alivio de las penas del purgatorio, donde se expiará el reato de
tantas culpas que he cometido en el transcurso de mi vida, llevado del impulso
de mi naturaleza y de las pasiones que me dominaron, y porque repito e imploro de lo íntimo de mi corazón las misericordias de mi Dios, de quien espero
me ha de perdonar por su infinita piedad.
Tipos de capellanías
Se pueden distinguir diversos tipos de capellanías, dependiendo de la investidura
del fundador y de la finalidad que se persigue; así, por el carácter del fundador, hay
dos tipos: las laicales,100 que no están sujetas al derecho eclesiástico y las colativas o
de beneficio eclesiástico; de las primeras hay del tipo individual y familiar.
Entre las fundaciones de capellanía laical, el ejemplo más célebre, y tal vez, si
no la primera, una de las primeras capellanías en el septentrión novohispano, (excepción hecha de la Nueva Vizcaya) es la de Ginés Hernández, portugués, quien
en 1606 establece un fondo para misas por el sufragio de su alma, sobre terrenos
ubicados en lo que se conocía como el “valle de los Babanes”, y que comprendía
los terrenos más allá del cerro del Saltillo, hasta los límites con las propiedades del
capitán Urdiñola, en la hacienda de Patos (actual municipio de General Cepeda,
Coahuila).
100 De este tipo, laical se constituyó la Capellanía sobre los bienes de la Hacienda de Nuestra Señora de Guadalupe de la Quemada, fundada por don Manuel de la Bárcena y doña Catrina Fernández de Castro, en Jerez,
Zacatecas, y por la que se financiaron las carreras eclesiásticas de algunos de los Fernández de Castro.
u
82
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Como ya se dijo, el objetivo de la fundación, era por un lado sufragar los costos
de misas para aniversarios y buenas memorias por el alma o almas de difuntos, pero
por otro, y relacionado con el “más acá”, en gran parte, se establecían como estrategia
para facilitar la ordenación sacerdotal del que ha de ser su capellán, esto es, financiar
y sustentar la ordenación o ascenso al estado eclesiástico por parte de los varones.
La mayoría de las fundaciones de cofradías, capellanías y obras pías estaban
asentadas en un sustrato económico; la contabilidad que implicaba el ámbito temporal y el espiritual, los días de indulgencias y el importe por ellos, desarrolló una
práctica que Asunción Lavrin denomina como “economía espiritual” a favor o en
sufragio del alma para que ocupara una mejor posición en “el más allá”. La fuerte
vinculación de cofradías y capellanías con bienes temporales permitió a estas instituciones funcionar como las más acabadas instituciones crediticias, hasta la segunda mitad del siglo XIX, con el consiguiente impacto en la economía del resto
de la sociedad, ya que si bien funcionaron bajo las mismas reglas crediticias, muy
pronto, “la gran riqueza que lograron atesorar…fue codiciada por el poder civil, que
diseñó múltiples mecanismos para apropiarse de ellas” (López-Cano, 1998).
La preponderancia del poder civil sobre el poder religioso por razón del Patronato Regio, propició desde finales del siglo XVIII una serie de medidas para
contrarrestar el poder económico de la Iglesia y sus fundaciones: expulsión de los
jesuitas, rigurosos censos (hipotecas) sobre capellanías, consolidación de vales reales, préstamos forzosos y enajenación de bienes sujetos a rentas eclesiásticas.
u Entrada lateral sur del templo de San Nicolás de la Capellanía, construido
en las tierras de los “Ramos de en medio”, pertenecientes a don Joseph
Ramos de Arriola.
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La hacienda de la Capellanía
El período conocida como de Antiguo Régimen la explicación dominante del mundo y del hombre se encuentran imbuidos por una mentalidad o concepción teológico-religiosa. En este sentido, la institución eclesiástica, esto es, la Iglesia, es el ámbito privilegiado y la arena donde concurren y coinciden los espíritus más letrados.
Y es a partir del ámbito eclesiástico desde donde podemos buscar una explicación
a la producción de los personajes, en este caso, de una región, la nororiental, constituida mediante un singular proceso histórico, con su propia constitución étnica
que prevalece después de tres siglos de colonización, que le imprime un carácter
distintivo a sus habitantes.
El inédito y complejo entramado económico y político que significaron las Reformas Borbónicas y el Sistema de Intendencias, aunado a las instituciones militares y las propias del ámbito eclesiástico como son el sistema de misiones que
tanto determinaron los procesos colonizadores e integradores del Septentrión, y
los obispados que particularmente resultan fundamentales en cuanto a su creación
y ubicación, ya que estos factores serán determinantes para el despegue económico
o político de una comarca, o la depresión, e incluso desaparición de capitales y aún
de sistemas misionales.
En este sentido, la familia Ramos de Arriola-Arizpe, Fernández de Castro, representa una ventana privilegiada para asomarse a la dinámica y fecunda parte final
del período Virreinal del así llamado Septentrión Novohispano, en el que las Provincias Internas, –lugar fundamental, pero no único de su ámbito de influencia– no
están de ninguna manera aisladas del resto de las provincias y reinos americanos,
sino que participan de un fecundo intercambio comercial, académico y cultural,
con reinos tan alejados como Nueva Galicia, Nueva España y Antequera reino este
último desde donde se importan telas de algodón, pero a donde van a venderse
también productos originados en las lejanas provincias septentrionales.
Hacia finales de julio de 1798, y a punto de obtener las órdenes clericales mayores, el ya bachiller Rafael Trinidad Ramos Arizpe, solicitó a Joseph Joaquín Canales, alcalde de primera elección en la ciudad de Monterrey algunos testimonios de
escrituras con fundaciones de capellanías, testamentos y compromisos jurídicos
que se remontan hasta los inicios del siglo XVII y que corroboran la relación estrecha que la ascendencia de la familia tuvo con un buen número de las haciendas
conocidas como las “haciendas de abajo”, y que iban de San José de los Bosques,
en el norte de la Villa del Saltillo, hasta los límites con el Nuevo Reino de León.
La razón de la solicitud, era una polémica disposición clerical que condicionaba
la ordenación o concesión de órdenes superiores a la posesión de bienes, goce de
u
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u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
una fundación de capellanía; renta, censo o hipoteca sobre bienes de hacienda para
la justificación del bienestar del futuro clérigo. La siguiente es la carta-solicitud
presentada por ser un testimonio relevante sobre la fundación de la hacienda de la
Capellanía.
u Iglesia de Santiago de Guajuco, donde por más de 35 años presidieron los hermanos Juan José Amato, Pedro José Quintín y Martín Renobato, Arizpe Fernández de Castro.101
El Bachiller Rafael Trinidad Ramos y Arizpe, clérigo de primera tonsura de
este obispado, natural de la villa del Saltillo, vecino de esta ciudad [Monterrey]; heredero de la hacienda de San Diego de Abajo, de la jurisdicción de
aquella Villa y capellán de la Capellanía fundada sobre dicha hacienda, pide
testimonio de documentos que aparecen en dos cuadernos que presenta con
carácter devolutivo. Primero: convenio celebrado el 25 de abril de 1615, entre
Pedro Flores y Bartolomé de Herrera, primeros dueños de la hacienda de San
Nicolás de la Capellanía (antes estancia o Valle de Los Labradores)[debe ser
de las labores], y de la vega y hacienda de San Diego, ambas en jurisdicción
de aquella Villa. Segundo: remate de la hacienda de San Diego hecho el 10
101 Cfr. Héctor Javier Barbosa Alanís, La iglesia parroquial de Santiago Apóstol, en el antiguo Valle del Guaxuco,
Ed. del autor. Monterrey, N. L., 1998.
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de mayo de 1646 por el Capitán y Justicia Mayor Jerónimo Alvarado y Salcedo, a favor de Juan de Morales, y traspaso hecho por este último al Lic. Juan
Martínez de Salazar y a doña Leonor Martínez de Salazar, su hermana (20 de
mayo del mismo año). Tercero: compromiso entre ambos hermanos, el 20 de
julio de 1677, ante Nicolás Guajardo, Teniente de Alcalde Mayor y Capitán a
Guerra, anulado el que habían hecho extrajudicialmente. Cuarto: Testamento del Lic. Juan Martínez de Salazar, otorgado a 4 de abril de 1683. Quinto:
Cláusulas 3a, 4a, y 5a del testamento de don Martín de Arizpe, su bisabuelo,
otorgado a 18 de enero de 1714, en San Diego de Bizcocho, jurisdicción de
la Villa de San Miguel el Grande, ante el Bachiller José Manuel Gascón, Vicario y Juez Eclesiástico, y testigos. Sexto: Escritura de 14 de junio de 1714
otorgada ante el Cap. Francisco Ramón, Alcalde Ordinario del Saltillo, por
el Bachiller Rodrigo de Arizpe y el Cap. Esteban de Peña, sobre tierras y agua
de la hacienda de San Diego, a favor del Bachiller Pedro de Arizpe, abuelo del
solicitante. Séptimo: Compromiso celebrado a 12 de noviembre de 1723, ante
Juan Sánchez de Tagle, Escribano Público, por el Bachiller Pedro de Arizpe y
el Gral. Matías de Aguirre. Octavo: Medidas practicadas por Adriano Valdés
y Cienfuegos, de las haciendas de San Diego y Santa María, en 9 de enero de
1725. Noveno: De un recibo dado el 11 de junio de 1725 a favor del expresado
Br. Pedro de Arizpe, por haber pagado a Su Majestad tierras en dichas haciendas. Décimo: Cláusula 8a. del testamento del mismo Bachiller, tío abuelo
del solicitante, otorgado a 12 de marzo de 1757, en Saltillo, ante Francisco
de Furundarena, Alcalde Ordinario; y Undécimo: auto de visita de Francisco de Varela Bermúdez, visitador de aquella provincia, de 10 de octubre de
1782. Ante José Joaquín Canales, Alcalde Ordinario de primer voto. Testigos,
de asistencia, Francisco Dávila y José Manuel Cuevas.102
102 Protocolo No. 3532, XXIV, fol. 136, no. 52. Protocolos del Archivo Municipal de Monterrey, 1796-1801,
Monterrey, 1990.
u
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u Parte posterior de la iglesia de San Juan Nepomuceno del Saltillo, construida con bienes de la Hacienda de Santa Rosalía, del Valle del Guajuco.
Años después, con el goce de las rentas de la capellanía de San Juan Nepomuceno, el ejercicio del presbiterado y la bonanza de la familia, el bachiller Rafael
Ramos Arizpe emprendió la concepción, planeación y edificación del templo de
San Nicolás de la Capellanía que se empieza a concretizar con los primeros años
del siglo XIX, esto es, entre 1801 y 1817. La solicitud para la construcción del templo presentada ante el gobernador de la sede vacante del Obispado de Linares; la
concesión del comandante de las Provincias Internas, Pedro de Nava; el grado académico de licenciado y doctor en cánones por la Real Universidad de Guadalajara
de su principal promotor; los terrenos en que se construye, pertenecientes a sus
antepasados; el financiamiento en la construcción por parte de su hermano mayor,
notable promotor de los primeros cabildos del Valle de las Labores y, finalmente
la “Noticia”, de la dedicación, según los cánones del ritual romano y bajo los lineamientos del aún vigente Concilio tridentino, que por más de tres siglos permeó las
prácticas y las conciencias; estos ámbitos y riqueza de temas pueden verse a través
de la construcción de un templo, y la actividad de una familia que salvo ciertas peculiaridades, constituye la familia española norteña americana.
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u Santiago de Huajuco (Santiago,) Nuevo León donde don Juan José Amato Arizpe
Fernández de Castro fue párroco por más de 35 años durante el siglo XVIII.
u
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La presencia de los Fernández de Castro se extendió hasta Jerez y Zacatecas, donde
u doña María Catarina Fernández de Castro y su esposo el capitán Juan Manuel de la
Bárcena fundaron una Capellanía con los bienes de la Hacienda de la Quemada y
otras haciendas adyacentes.
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u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
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IV.- La disputa por el establecimiento
del obispado “de Linares”
Y
a desde el siglo XVII la provincia de Coahuila, Nueva Extremadura y el
Nuevo Reino de León se distinguen como unas de las provincias septentrionales de oriente; sin embargo, a la par que la administración militar y
política, la administración eclesiástica determinará una serie de aspectos, no sólo
relativo a la administración de sacramentos, sino además otros de carácter social
y económico, ya que desde el mismo momento de la ubicación o establecimientos
de los obispados o “mitras”, este hecho llevaba consigo prácticas que modificaban
radicalmente la conformación social de la sede: inmigración de funcionarios que
ocuparán cargos públicos, la creación de nuevas instituciones, el traslado de diocesanos para la solicitud de servicios eclesiásticos y la atracción de actividades de
carácter económico y educativo propiciando una notable movilidad social que definitivamente hacía detonar el desarrollo económico regional, como es el caso del
establecimiento de las mitras del Reino de La Nueva Galicia (Guadalajara, 1548), el
Reino de la Nueva Vizcaya (Guadiana, 1623) y el obispado de Linares o del Nuevo
Reino de León, (Linares/Monterrey, 1779-1792).
En este sentido, durante la segunda parte del siglo XVII y primera del XVIII,
las provincias de Coahuila Nueva Extremadura y el Nuevo Reino de León, jurídica
y eclesiásticamente atendía sus asuntos en la Audiencia de Guadalajara –fundada
en 1548– y en la mitra del mismo lugar, respectivamente.103 Un poco más tarde,
con la introducción de las Reformas Borbónicas y la creación de las Intendencias,
la geograf ía política, administrativa y eclesiástica, modificarán los derroteros que
neoleoneses y neoextremeños debían seguir para la consecución de sus asuntos.
103 Aunque se señala que en algún momento, la región de Saltillo y Parras pertenecieron eclesiásticamente al
obispado de Guadiana o Durango, no hay testimonios de que esto haya sido así, por el contrario, a punto de
crearse el obispado de Linares, hay una fuerte oposición del obispado de Guadalajara para permitir segregar
esta porción que en diezmos anuales le redituaba algo más de cinco mil pesos.
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El contexto socio-político
Para la segunda mitad del siglo XVIII, la sociedad y gobiernos europeos se encontraban francamente imbuidos por el espíritu ilustrado. En España, la llegada al
trono de Carlos III (1759), –sin reconocerlo abiertamente–, por medio de su corte
fomentó en España la filosof ía ilustrada, filosof ía que a la postre acabó por romper
el molde del Antiguo Régimen para, en forma por demás asombrosa, colocar a España en un estado de modernidad, inaugurado por las ideas ilustradas que alcanzaron unánime aceptación popular, aunque los gobiernos se resistían a asumirlo
abiertamente. El efecto de la implementación de este pensamiento social y político
se manifestó en un “afrancesamiento” ideológico, en el que los ideales de libertad
e igualdad fueron permeando las costumbres de los individuos y terminó por manifestarse en las cortes reales. Esta emancipación respecto del Antiguo Régimen
se concretizó en una liberalización de las costumbres y un despiadado ataque a la
Iglesia, personificación del Antiguo Régimen. La manifestación de este afrancesamiento de las costumbres en la corte española se trasluce en los ministros de Carlos
III, quienes ostentan esta tendencia liberal no sólo por su práctica política, sino
además por los textos que –indexados por el Santo Oficio de la Inquisición– circulaban entre un funcionario y otro con el beneplácito del Rey. José Moñino, conde
de Floridablanca, ministro de Estado y fiscal del consejo de Castilla; José de Gálvez,
ministro universal de Indias; el conde de Aranda, ministro de Estado; Francisco
de Cabarús, director del Banco de San Carlos; Leandro Fernández de Moratín y
Matías de Gálvez, entre otros. La influencia que los ministros de la corte tuvieron
en América, permitió que estas mismas ideas se trasplantaran casi en forma simultánea a sus posesiones de ultramar. José de Gálvez, el poderoso ministro general de
Indias, asumirá en el Septentrión novohispano la vanguardia en la implementación
de las “modernas” ideas ilustradas por medio de dos proyectos, uno político y el
otro administrativo, que por su trascendencia marcarán significativamente el ulterior derrotero de la región septentrional:
l
l
El proyecto de la Comandancia General de Provincias Internas y
El sistema de reforma administrativa conocido como de Intendencias.104
El primer proyecto se concretiza hacia 1776, y por medio de él se intentó poner
bajo control español el incógnito e inabarcable Septentrión, como una administración política “independiente” del Virreinato de la Nueva España. Para la titánica
104 Para un cuadro completo de este tema ver, Ma. Del Carmen Velásquez, Establecimiento y pérdida del Septentrión de Nueva España, México, El Colegio de México, Centro de Estudios Históricos, Colección Nueva
Serie, Nº 17; México, 1974.
u
92
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
misión se nombró como comandante general al liberal ilustrado Teodoro de Croix
quien inició el largo viaje de reconocimiento entre 1777 y 1778, acompañado del
célebre fray Agustín de Morfi.105 El segundo proyecto ilustrado, de carácter administrativo-recolector, conocido como las Intendencias, se inicia en 1786, con la
real cédula de Carlos III por la cual, el territorio de la Nueva España, incluidas la
Comandancia General y otros reinos como La Nueva Galicia, Nueva Vizcaya y
Oaxaca, se dividen en 12 grandes Intendencias para efectos recaudatorios. Este sistema administrativo-recaudatorio tuvo la trascendencia de crear un nuevo tipo de
élite alrededor de la figura del intendente: la burocracia, que en adelante marcará
la vanguardia y modernidad, al estilo francés.106 En suma, las divisiones judiciales,
políticas, eclesiásticas y administrativas, con respecto al área de Saltillo y Monterrey quedó como sigue:
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Todo el actual sur de Coahuila se segregó de la Nueva Vizcaya y se agregó a la provincia de Coahuila, con capital en Monclova (1787).
eclesiásticamente, la parroquia del Saltillo que significaban el aporte de
unos 6,500 pesos en diezmos,107 pasó a depender del nuevo Obispado de
Linares, 1779.
administrativamente, tanto el Nuevo Reino de León como la provincia de
Coahuila pasaron a depender de la gran Intendencia de San Luis Potosí en
lo relativo al régimen recaudatorio.
para los trámites jurídicos civiles y penales la región continúa bajo la dependencia a la Audiencia de Guadalajara.
Así las cosas, la yuxtaposición de enredados sistemas jurídicos o de audiencias;
administrativos o intendencias y políticos para los reinos y provincias novohispanas, además de eclesiásticos por obispados o mitras, obligaron a un reacomodo
territorial de la Comandancia General de Provincias Internas, por medio del cual,
hacia mediados de 1787, los partidos de Parras y Saltillo son segregados de la Nueva Vizcaya y anexados a la provincia de Coahuila concretándose así uno de los movimientos territoriales que terminarán por conformar la provincia de Coahuila y le
darán una configuración acorde con el nuevo sistema administrativo. Sin embargo,
el complicado entramado de instituciones administrativas no logra estabilizarse
del todo, y para finales del siglo XVIII, la provincia de Coahuila formaba parte en
105 Morfi, fray Agustín de, Viaje de Indios y Diario del Nuevo México; México, 1935, Sociedad Bibliófilos Mexicanos, Antigua Librería Robredo.
106 Horst, Pietschmann, Las reformas borbónicas y el sistema de intendencias en Nueva España, un estudio político administrativo; Fondo de Cultura Económica, México, 1996.
107 Cfr. APSCS, FC, C15, F1, E1, 73F. p. 70
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lo político, de la Comandancia General de Provincias Internas; en lo jurídico a la
Audiencia de Guadalajara; en lo administrativo a la gran Intendencia de San Luis
Potosí, y en lo eclesiástico a la nueva mitra del Nuevo Reino de León.
El contexto eclesiástico
Durante el período virreinal, y colonial, en Nueva España la institución que ostenta
y detenta el establecimiento de las primeras instituciones de enseñanza es, definitivamente la Iglesia. Tomando en consideración los tres obispados que de alguna
manera tienen relación con las familias y personajes en cuestión, estos obispados
son: el de Guadalajara, el de Durango y el de Linares-Monterrey. En lo que sigue
se analiza el contexto en que surgen estos establecimientos a partir de la política
Real y eclesial, es decir, a través del Patronato,108 por el cual la Corona española determinará, aceptará o rechazará las designaciones, avances y desarrollo del ámbito
religioso y eclesiástico en América.
Como ya se expresó arriba, el factor que determina el desarrollo económico de
algunas regiones es el establecimiento de las Mitras, que si bien inician como obispados, con el correr del tiempo, los más antiguos se transforman en arzobispados,
es decir, capitales importantes y cabeza de una región a la que se le asigna el control
de otros diócesis sufragáneas, que aportan parte de sus ingresos y a donde acuden
los parroquianos en demanda de sus necesidades de carácter religioso, familiar y
educativo.
Los arzobispados de Guadalajara, Durango y Linares-Monterrey, desde su fundación como obispados, tienen alguna relación con la provincia de Coahuila y sus
parroquias: En el seminario de Monterrey, Miguel Ramos Arizpe desarrolla, entre
1793-1803 sus estudios a partir de los cuales obtiene el orden de presbítero (1803);
en la Universidad de Guadalajara, su licenciatura y doctorado en cánones (18071808); con el obispado de Durango, el de Guadalajara se disputará las recaudaciones por el ingreso de los diezmos de Saltillo (1620).
De los tres obispados que se señalan, cronológicamente el primero que se crea
es el de Compostela [actual estado de Nayarit], por bula de 13 de julio de 1548,109
a la par que la Audiencia con el mismo nombre de Compostela, por cédula de 13 de
febrero de 1548.110 Sin embargo, en España existía un gran desconocimiento de las
108 Autos Acordados, Tomo III, Título Sexto, Del Patronazgo Real; Madrid, 1745. Carlos II, consigna por escrito
la completa legislación indiana para efectos de operatividad en América, y éstos Autos son la guía legislativa
pos tridentina.
109 Erigió la diócesis el Pontífice Paulo III, (1533-1549), con un territorio de 500 leguas a lo largo y 550 leguas a
lo ancho.
110 Carmen Castañeda, La educación en Guadalajara durante la Colonia, 1552-1821; El Colegio de Jalisco/El
Colegio de México, Guadalajara, 1984.
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regiones y poblaciones hasta ya bien trascurrido el siglo XVIII, y si la bula que erige
canónicamente este obispado designa como sede episcopal a Compostela –actual
territorio perteneciente a Nayarit–, en realidad nunca funciona el obispado en dicho lugar, y sí se establece en Guadalajara a donde se trasladan la morada de la Real
Audiencia –creada en el mismo año de 1548–, la capital civil del Reino de la Nueva
Galicia y la sede del obispado.111
El primer obispo de Guadalajara lo fue el hasta entonces deán de Oaxaca, don
Pedro Gómez Maraver (1548-1569) y es durante su gestión que el rey acepta el
cambio de sede, por cédula de 10 de mayo de 1560 en que se conviene el traslado.
El tercer obispo de Guadalajara fue el Lic. Don Francisco Gómez de Mendiola y
Solórzano (1571-1583). Alonso de la Mota y Escobar (1598-1618), sexto obispo de
Guadalajara, es célebre por su diario de su visita general, ya que describe la situación de su obispado con todo el territorio, y es fuente de información importante
para el conocimiento del área de Coahuila y Nuevo León, hasta donde se desplaza,
ya que el territorio de este obispado comprendía hasta la Nueva Extremadura, Sonora y Sinaloa.
Posteriormente, se erige la diócesis de Durango por bula de 20 de octubre de
1620,112 pero su erección formal no es sino hasta el 1º de septiembre de 1623. Su
primer obispo fue fray Juan Gonzalo de Hermosillo y Salazar. El territorio que el
nuevo obispado comprende fue el de Durango, Chihuahua, Sonora, Sinaloa, Nuevo
México, parte de Coahuila –de Parras a Patos–, Zacatecas –Nieves y Sombrerete–
y en 1687 se agregan las Californias. Se excluyó de la nueva diócesis la parroquia del
Saltillo, que aportaba más de 5,000 pesos en diezmos, mismo que siguió disfrutando
el obispado de Guadalajara.113 A estos obispados, desde 1550, se remitieron cédulas
reales relativas a la enseñanza sobre todo de la lengua castellana, con el objeto de
facilitar el proceso de evangelización. Sin embargo, son los lineamientos surgidos
del Concilio de Trento los que van a marcar la forma y método de la enseñanza en
los colegios y seminarios diocesanos.114 El Concilio de Trento –1545-1563– había
sentado las bases para la creación de seminarios en toda la cristiandad; dentro de
las documentos conciliares, se cuenta uno relativo a la Doctrina del Sacramento
del Orden, Sección XXIII, Cap. XVIII: Se dé el método de erigir seminarios de clérigos y educarlos en él. Este documento pontificio sentó las bases y objetivos que
se pretendía con tales establecimientos; un análisis del texto conciliar arroja los
siguientes elementos:
111 Cfr. Porras Muñoz, p. 20.
112 La diócesis de Guadiana se erigió por bula del pontífice Paulo IV (1605-1621), desmembrando territorio de
la diócesis de Guadalajara y agregando pueblos del noroeste hasta el Nuevo México.
Para un conocimiento puntual de los límites y demarcación del nuevo obispado, cfr. Guillermo Porras.
113 Muñoz, pp.20-28.
114 Biblioteca Electrónica Cristiana, Concilio de Trento, Documentos del Concilio de Trento, Copyright 2001.
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Una orden: Para que todas las catedrales metropolitanas, e iglesias mayores tengan obligación de mantener y educar religiosamente, e instruir
en la disciplina eclesiástica, según las facultades y extensión de la diócesis,
cierto número de jóvenes de la misma ciudad y diócesis, o al no haberlos
en éstas de la misma provincia, en un colegio situado cerca de las mismas
iglesias, o en otro lugar oportuno a elección del obispo.
Un objetivo: El servicio de la Iglesia, por lo que parte de ellos se retendrán
para que instruyan en los colegios, poniendo otros en lugar de los que salieron, de suerte que sea este colegio un plantel perenne de ministros de Dios.
Una formación: Aprenderán gramática, canto, cómputo eclesiástico, y
otras facultades útiles y honestas; tomarán de memoria la sagrada Escritura, los libros eclesiásticos, homilías de los santos, y las fórmulas de
administrar los sacramentos; y sirvan en la catedral y otras iglesias del
pueblo en los días festivos.
Una renta: Tomarán alguna parte, o porción de la masa entera de la mesa
episcopal y capitular, y de cualesquiera dignidades, personados, oficios,
prebendas, porciones, abadías y prioratos de cualquier orden, aunque sea
regular, o de cualquier calidad o condición.
Un control: A no ser que desde sus más tiernos años y antes de que los
hábitos viciosos lleguen a dominar todo el hombre, se les dé crianza conforme a la piedad religiosa.
Una consigna: que se cuide celosamente de que se promueva con la mayor
prontitud esta santa y piadosa obra donde quiera que se pueda ejecutar.
La diócesis de Linares o diócesis del Nuevo Reino de León, como se le reconoció
hasta 1922, fue erigida por bula Relata Semper de Pío VI, de 15 de diciembre de
1777; ejecutada en la parroquia de Linares el 22 de noviembre de 1779115 reconocida como sede hasta 1792, en que definitivamente pasó a Monterrey, donde en realidad funcionaba. Su primer obispo fue el franciscano Antonio Bustamante Bustillo
y Pablo, quien ocupó la silla episcopal en 1779. Su territorio primitivo abarcaba la
delimitación hecha en 2 de noviembre de 1779 y comprendía: Nuevo León, Coahuila, Texas y parte de Luisiana.
115 Erigida por bula Relata Semper, de Pío IV (1774-1779) de 15 de diciembre de 1777. La diócesis se conformó
con los territorios de la Colonia del Nuevo Santander o Seno Mexicano, los pueblos de Jaumave, Palmillas,
Real de los Infantes y Tula; cuatro misiones de la Custodia de Río Verde; de las provincias de Coahuila y
Texas; la tierra del Saltillo, del Nuevo Reino de León y el curato de Linares.
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u El Obispado, casa del segundo obispo de Linares fray Rafael José Verger y
Suau (1783-1790), nombrado el obispo constructor.
La Bula Relata Semper para el establecimiento de un nuevo obispado en el septentrión americano a raíz de las solicitudes presentadas por los nuevos desarrollos
poblacionales de la Colonia del Nuevo Santander (1748-1755), fue ejecutada el 22
de noviembre de 1779, en Linares, población del Nuevo Reino de León, “sin las
proporciones necesarias para capital del obispado” que, sin embargo, desatará una
serie de controversias tanto por la delimitación del territorio que implicaba al nuevo
obispado, sobre todo por la cantidad de diezmos que se sustraería a otras diócesis
y que permitirían, en primer lugar el financiamiento del edificio catedralicio y en
segundo lugar, una lucha por la ubicación definitiva de la catedral, lucha un tanto
encubierta pero lo suficientemente presente, que alcanza incluso hasta el tercer
obispo de este nuevo obispado, –Andrés Ambrosio Llanos y Valdés (1792-1799)–,
ya que significaba no sólo la concentración de aproximadamente 50,000 pesos en
diezmos, la concurrencia de una serie de funcionarios para el cabildo, pero sobre
todo el despunte económico que significaba el traslado a la sede para lo solución de
los diversos asuntos que, para la época, no eran menores.116 Y, si en principio, fue
la Colonia del Nuevo Santander la que realiza la solicitud para su establecimiento,
dada la extensión que se planeó para la nueva mitra, de esta a oeste, y de norte a
sur, enseguida se pensó en un lugar más céntrico, como Linares o Monterrey, pero,
por la cantidad de beneficios que un establecimiento tal significaba, no tardaron
116 Cfr. Mora, 2006, pp. 42-57
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en proponerse Santa Rosa, en la provincia de Coahuila, propuesta presentada por
don Teodoro de Croix, y la sede de Saltillo en la Nueva Vizcaya, propuesta por el
mismo tercer obispo de Linares, a raíz de los problemas suscitados –por sus afanes
constructores en Monterrey– con los gobernadores Pedro y Simón de Herrera.117
En una extensa misiva dirigida al Rey, en agosto de 1797, don Andrés Ambrosio
de Llanos y Valdés, le suplica con una serie de argumentos el traslado definitivo de
la Silla Episcopal a la villa del Saltillo, por las circunstancias que expresa. Sin embargo, la razón de fondo fueron las desavenencias con el gobernador Herrera, que
celoso de la obra material del obispo, prácticamente lo destierra del Reino, y dos
años después fallece en la Colonia del Nuevo Santander. Los siguientes son algunos
fragmentos de la misiva al Rey.
Señor: Antes de venir a este obispado, para el que estaba provisto, habiéndome
mandado que informara sobre el lugar en que convendría se situara la Silla
Episcopal, por las noticias que pude adquirir informé que sería a propósito
esta ciudad de Monterrey; pero después que he estado en ella he advertido su
desproporción, porque su temperamento es muy malsano y el calor es excesivo,
pues dura en el año nueve meses y suele extenderse a diez. Estas penalidades
y la falta de industria hacen esperar que no podrá tener mayor incremento y
que siempre será un lugar corto e infeliz… Es cierto que en otros obispados está
la capital en tierra caliente porque no tienen otra [opción]; pero en ésta hay
(sic) de la villa del Saltillo que es un país ameno, fértil, de buen temple, de gente laboriosa e industrial como informaron a Vuestra majestad el doctor Cándamo, [teniente de] gobernador que fue de este obispado; el caballero de Croix,
comandante que fue de las Provincias Internas, que dijo, que en defecto del
valle de Santa Rosa, sería conveniente que se situara la Silla Episcopal en la
villa del Saltillo; y vuestro oidor de la Real Audiencia de México, don Eusebio
Belaña, comisionado para la división del obispado dijo que era lo más a propósito en su opinión… He estado en ella y he observado con mucha reflexión y
cuidado sus proporciones, las que me inspiran en concepto de que situándose
allí la Silla Episcopal, se hará lugar muy populoso y que cederá en servicio de
Dios y de Vuestra majestad y en beneficio y utilidad de todo el obispado… A
más de que aún sin estar allí la silla, son más frecuentes los viajes, porque en
esta ciudad [Monterrey] y en todo el obispado se escasean muchas cosas que se
necesitan, por la que, de la mayor parte de la diócesis ocurren al Saltillo que es
el lugar más prevenido y de más comercio, por lo que llevan también a vender
algunas frutas. Y por consecuencia, para los ocursos que tengo que hacer a la
capital, aunque caminen algunas leguas más, será para muchos más grato el
viaje; y si tuvieren alguna detención les sería menos desagradable y peligrosa
117 Regino F. Ramón, Historia General del Estado de Coahuila, tomo II, pp. 95-98; 151-162.
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porque no estarán tan expuestos a contraer alguna enfermedad, como suele
acontecer a los que ocurren a esta ciudad.118
Sin olvidar aquellos que pusieron en juego sus propias fortunas para la construcción de templos tan dignos, como San Juan Nepomuceno, en Saltillo, que en principio se acredita como simple “ayuda de parroquia”, pero con una majestuosidad que
no alcanzaban para 1779, ni la parroquia del Saltillo, ni la incipiente de Monterrey.
No es gratuito que la dedicación de San Juan Nepomuceno se haya verificado en
1779, pues José Quintín de Arizpe, nunca dejó de insistir que, si el edificio para
la sede no se lograba, ahí estaba San Juan Nepomuceno para albergar el obispado.
Estos fueron los hermanos Arizpe Fernández de Castro, que a partir de una
fundación de Capellanía y de encabezar parroquias tan pingues como la de Santiago de Guajuco y la propia de Saltillo, concibieron la construcción del templo de
San Juan Nepomuceno en el Saltillo, para los servicios religioso y educativo de
primeras letras del barrio de Guanajuato; sin embargo, la edificación llegó a tener tal
relevancia que sus fundadores la ofrecieron al obispo Llanos y Valdés, como sede
catedralicia para el obispado, dadas las profundas diferencias que en Monterrey
surgieron entre el gobernador Pedro de Herreras y el propio obispo. Sin embargo,
la inesperada muerte del tercer obispo del Nuevo Reino de León echó por tierra las
aspiraciones de los hermanos Arizpe Fernández de Castro, y la demora en la ocupación de la sede episcopal por Primo Feliciano Marín de Porras, hasta el primer
lustro del siglo XIX, enfrió los ánimos de la familia, aunque uno de los primeros
actos del nuevo obispo, fue la ordenación, en la ciudad de México en 1803, de uno
de sus sobrinos predilectos de los tíos, el futuro doctor Miguel Ramos Arizpe, con
quien el nuevo obispo tendrá una estrecha relación que se reflejará en un viaje
común desde la ciudad de México y una larga estancia con la familia en San Juan
Nepomuceno del Saltillo, antes de ocupar la sede en Monterrey.
118 Ibídem, pp. 156-159.
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Anexos
1.- CONTIENE DATOS SOBRE LOS CONQUISTADORES Y PRIMEROS
POBLADORES DEL VALLE DE SAN JUAN BAUTISTA DE LA PESQUERÍA
GRANDE EN LA PROVINCIA DEL NUEVO REINO DE LEÓN. ALFÉREZ REAL
LÁZARO FERNÁNDEZ DE CASTRO Y GONZÁLO FERNÁNDEZ DE CASTRO
Y DIEGO RODRÍGUEZ, Y FUNDACIÓN DE LA CAPELLANÍA DE NUESTRA
SEÑORA DE GUADALUPE DE LA QUEMADA, EN JEREZ DE LA FRONTERA.
1627-1779
INFORMES SOBRE MERCEDES Y PETICIONES.
APSCS, FC, C14, F4, E2, 50F.
+
SELLO CUARTO, UN CUARTILLO, AÑO DE MIL SETECIENTOS Y SETENTA
Y OCHO, Y SETENTA Y NUEVE.
No. 28
El bachiller don Juan José Amato de Arizpe Fernández de Castro, cu/ra119 por Su
Majestad, vicario y juez eclesiástico del Valle de Santi/ago del Guajuco y residente
en esta Ciudad [Monterrey], ante Ud. pa/resco en la mejor forma de derecho y
digo: que sin embargo/ de haberme usted –por mi pedido–, héchome entrega de
las di/ligencias originales practicadas por usted que se me entregaron el/ día veinte
y tres de junio en diez fojas útiles con los/ dos cuadernos que presenté para que se
examinasen, que/ también se me devolvieron, por igual pedido necesitan/do no
sólo las dichas diligencias originales que pedí con el ánimo de que se archiven en
el protocolo de la hacienda/ de Nuestra Señora de Guadalupe de la Quemada,
cabeza de/ patronato de legos de la obra pía, sino también testi/monio de ellas,
se ha de servir [también] darme testimonio de dichos tres cuadernos auténtico en
119 / señala siguiente renglón en el texto original.
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debida forma, poni/endo por cabeza el cuaderno que así mismo habrá pues/to con
la debida salva de seis fojas útiles autoriza/do en el año pasado en diez y nueve días
de febrero/ de mil setecientos setenta y ocho, en la Villa de Jerez de la Frontera, de
la gobernación de la Nueva Galicia de este Reino/ante don Juan José Rodríguez
Sáenz, alcalde ordinario/ de segundo voto; lo que también se ha de servir usted/
volverme originales con el expresado testimonio, que todo/conduce para los santos fines que se intentan con/dichas diligencias y que quede resguardo a los interesados/ en ellas para los ocursos que deban hacer en sus tiem/pos debidos. Por
todo lo que:
A Usted pido y suplico se sirva mandar como llevo pedido/ en que recibiré justicia
Br. Juan José Amato de Arizpe
Por presentada y admitida. Ante mi don José Joaquín de/ Mier, Noriega, teniente de
gobernador y comandante general de este/ Nuevo Reino de León. Y visto lo pedido por el señor Br. / Don Juan José Amato de Arizpe, mando se le dé testi/monio
a la letra de los cuadernos que cita, los mismos que/ presenta en este mi juzgado
para los fines expresados, y/ se tome razón en el oficio de haberse así practicado a/
pedimento de dicho señor bachiller para que en todo tiempo conste./
Así lo proveí, mandé, y firmé, yo dicho teniente de gobernador/ en esta Ciudad de
Nuestra Señora de Monterrey/ en veinte y cinco días del mes de junio de mil setecientos se/tenta y nueve años, actuando por receptoría con testi/gos de asistencia por no haber escribano público ni real en/el término prevenido por derecho de
que doy fe =
José Joaquín Mier Noriega (rúbrica) De asistencia: José Alejandro González
(rúbrica)
De asistencia: José Alejandro de Melo (rúbrica).
En la ciudad de Nuestra Señora de Monterrey, en dicho día/mes y año, yo don
José Joaquín de Mier No/riega, teniente de gobernador y comandante general de
este Nuevo Reino/ de León, mando se saque al pie de la letra el testimonio de/los
cuadernos que ante mí tiene presentados el Br. don/Juan José Amato de Arizpe,
para sus ocursos los que/van en la forma y manera siguiente = El bachiller don
Juan José Amato de Arizpe Fernández de Castro, cura beneficiado por Su Majestad (que Dios guarde), vicario, juez eclesiástico del Valle de Santiago de Guajuco
en el Nuevo Reino de León, y domiciliario de este obispado de la Nueva Galicia y
Ciudad de Guadalajara, originario de la Villa de Santiago del Sal/tillo, hijo legítimo
del capitán don José [Martín] Arizpe/ originario de dicha villa y de doña María
Fernández/de Castro, originaria de la ciudad de Nuestra Señora de Monterrey, en
el valle de San Juan/ Bautista de Pesquería Grande, sujeto a dicha ciudad, que es
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cabecera del expresado Nuevo/ Reino de León. Parezco ante Vuestra Merced en la
mejor/ forma de derecho, y previa toda su solemnidad/ digo, que en el siglo pasado, en sus fines, se vino/ de aquel Valle de Pesquería, un tío abuelo mío/ llamado
don Gonzalo Fernández de Castro a/ estudiar, hijo legítimo del alférez real don
Láza/ro Fernández de Castro, y casó según parece/ en la jurisdicción del Fresnillo con doña Manuela Díaz, de cuyo matrimonio procedieron varios/ hijos y entre ellos doña María Catarina Fernández de Castro/mujer que fue del capitán don
Juan Manuel. Del testamento/ de dicho don Juan Manuel [de la Bárcena], en que
declara haber casado/ con [la] nominada doña María Catarina, hija legítima de/
los expresados don Gonzalo y doña Manuela. Y siendo/me conveniente justificar
jurídicamente descen/der de dicho don Gonzalo, del expresado don Lázaro, y/ hallarse en esta jurisdicción doña María Fernández de/ Castro, hija legítima de los
expresados, y hermana de/doña Catarina y también de doña Anna María y don Da/
masio Rodarte, legítimo marido de la referida doña/ María quienes precisamente
han de saber quién fue/ su padre, de dónde fue originario, hijo de quién fue/si
tuvieron sus posesiones y herencias de tierra en/aquel Valle de Pesquería, quiénes
fueron los hermanos/de su padre, y si conocieron por tales sus parientes/ a mis
tíos, hermanos de mi madre, don Pedro Macario/, don Antonio, don Juan Dimas,
y los demás, digan sobre/ lo que en el asunto supieren, como que doña María/ y
la difunta su hermana doña Josefa, que eran/ las más grandes, vivieron con los expresados sus/ padres, don Gonzalo y doña Manuela en dicho valle/ de Pesquería,
y muerto él se vinieron a estos Paí/ses [Jerez] con su madre doña Manuela. Y el
expresado don/Damasio, declare si el capitán don Juan Manuel/ Bárcena reconocía tener bienes hereditarios de su/esposa doña María Catarina por su padre don
Gonzalo/ Fernández de Castro del Valle de Pesquería por legítimos/ parientes de
la expresada doña Catarina su esposa, y que de ahí trajeron su origen/ como primeros conquistadores de aquel reino y due/ños que fueron de aquel valle, por lo
cual, suplico a la/recta justificación de Vuestra Merced se sirva de hacer compa/recer ante sí a los tres expresados don Damasio Ro/darte, doña María Fernández de
Castro su esposa y doña/ Anna María Fernández su hermana por no haber/otros
hijos vivos de los expresados. Los cuales decla/ren bajo de la religión del juramento
lo que lle/vo relacionado, y más que supieren sobre el indi/cado asunto de indagar
el parentesco de sangre/ pues que tienen así los expresados, como doña María/Catarina Fernández de Castro, su hermana, con/los Fernández de Castro del Valle de
Pesquería Grande/y por consiguiente con mi madre, doña María Catari/na Fernández de Castro, lo que declarado que sea/ se me entreguen las diligencias originales,
para los/ efectos que me convenga, citando para esta infor/mación al Procurador
de esta villa, que hacerlo así/recibiré bien y merced con justicia, por todo lo cual/
A Vuestra Merced suplico mande hacer como llevo pedi/do. Juro en debida forma
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no ser de malicia, y lo necesario, etc. = Br. Juan José Amato de Arizpe = En la Villa
de Jerez de la Frontera, en diez/ y ocho días del mes de febrero de mil setecientos
se/tenta y ocho años = Ante el señor don Juan José/Rodríguez Sáenz provisto alcalde ordinario de segundo voto/, se presentó este escrito por el señor/ contenido
en él, que visto por Su Merced, lo hubo/ por presentado, y en atención a lo que la
parte pide/ dijo Su Merced, que debía mandar y manda se reci/ba la información
que pide el señor cura Ariz/pe, con citación del Procurador, síndico general de/la
república, que por este auto así lo proveyó Su/Merced, mandó y firmó. Doy fe =
Juan José/ Rodríguez = Ante mí Francisco Antonio Domínguez.
Notificación.
Escribano Real = Incontinenti, yo el presente/escribano, pasé a la casa de la morada
del señor procurador, síndico general don Antonio Codina a quien/le hice saber el
escrito y auto, del proveído, y en/tendido dijo, se da por citado, y que recibida que
sea/ se le haga saber, ésto respondió, y firmó de que doy/ fe = Antonio Codina =
Ante mí, Domínguez = /Incontinenti, yo el presente escribano atendien/do a las
graves ocupaciones, que a la presente me/ asisten pertenecientes al Real servicio y
que/ los testigos de la información, están dos o tres/ leguas de distancia, me doy
por excusado, porque/ en la demora de tener yo tiempo, no se le siga atraso/ ni
costas al señor cura Arizpe. Y lo firmó = /Francisco Antonio Domínguez = En el
puesto de/ San Antonio del Durazno, jurisdicción de la villa/ de Jerez, a diez
y ocho días del mes de febrero/ de mil setecientos setenta y ocho años. Yo el
alal/de ordinario de segundo voto, estando en la casa de la morada de doña María
Nicolasa Fer/nández de Castro, mujer de don Damasio Rodarte /a quien doy fe
conozco, y de quien por Antonio Codina como juez re/ceptor a causa de la excusa
del secretario puesta arriba,/ le recibí juramento que hizo en forma de derecho por
Dios/ Nuestro Señor y la Señal de la Santa Cruz, bajo el cual/ prometió decir verdad
en lo que supiere y fuere pre/guntado, y siéndolo por el tenor del escrito dijo:/ Que
oyó decir en su casa a su madre doña Manuela/ Díaz, que el padre de la declarante
don Gonzalo Fer/nández de Castro, habiendo venido de Pesquería/ a esta tierra,
a estudiar, se desposaron en el Real del/ Fresnillo y vivieron en la laborcita de Saín
el Alto con/ sus dueños, que llevaron el mismo apellido y se tenían/ por parientes;
de cuyo matrimonio entre otros hijos/ tuvieron a la declarante, a doña Anna María
y a doña/ María Catarina, mujer que fue de don Juan Manuel de/ Bárcena, vecino
de la villa Gutierre, dueño de las/ haciendas de la Quemada y que desde dicha
labor/cilla hicieron camino los padres de la declarante/ llevándola consigo, y a los
demás sus hermanos, hasta/ Pesquería en donde estuvieron viviendo y gozando/
la herencia que en muebles y tierras vino a su pa/dre por herencia del abuelo paterno de la declarante don Lázaro Fernández de Castro y que conoció así/ por
tíos carnales a don Lázaro “el Mozo”, a doña Margarita, a doña María y a doña Juana
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u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
Fernández de/ Castro, y por parientes cercanos a don Macario/ y a don Antonio, a
don Juan Dimas y a doña María Ca/tarina Fernández hermanos todos, hijos legítimos/ de don Juan Fernández de Castro y de doña Agustina [de la Cadena]/ de cuyo
apellido no hace memoria, y si de que vestía/ hábito descubierto de Tercera de San
Francisco:/ Y que habiendo muerto dicho su padre en Pesquería/ dejaron allá sus
tierras y se vinieron a estas partes/ desde donde dio su madre poder al Br. /Don
José Manuel Ballín primo hermano de la/
declarante, hijo de doña Margarita Hernández/ su padre, y no sabe el fin que ha
tenido [la] men/cionada herencia, por lo distante de la “tierra/ dentro”, le dijo que se
informase de su paradero./ Que lo que tiene dicho es la verdad para su juramento/
en que se afirmó, y leído que le fue, en ella se ra/ tificó, declarando ser de edad de
sesenta años/ y aunque es parienta del señor que la/ presenta, no por eso falta a
la religión del/ juramento; no firmó por no saber, hícelo yo/ con los de mi asistencia. Doy fe = entre renglo/nes Catarina = vale =Juan José Rodríguez Sáenz = / José
Coronado Caldera = Pioquinto Gerardo/ Juárez = Incontinenti en dicho puesto
mencionado,/ día, mes y año, en citada casa hice comparecer/ yo el juez de estas diligencias, para la prosecución/ de ellas a don Damasio Rodarte, consorte de/ doña
María Nicolasa Fernández de Castro, y/ por los ante los de mi asistencia le recibí
juramento/ que hizo por Dios Nuestro Señor, y la Señal de la/ Santa Cruz bajo el
cual prometió decir verdad/ en lo que supiere y fuere preguntado, y siéndolo/ por
el tenor del escrito dijo, que don Juan Manuel/ de Bárcena, esposo de doña María
Catarina Fernández de Castro, su esposa del declarante, y/
su suegra doña Manuela Díaz, varias veces le dijeron/ que había de ir a Pesquería
a percibir la herencia que/ les venía por don Gonzalo Fernández de Castro, y que/
habiendo ido al descubrimiento de la Iguana, de paso/ estuvo en Pesquería y una
doña Margarita le dio razón/ de que las tierras de don Gonzalo las había vendido
el / bachiller don Manuel Ballín, apoderado de doña Manuela Díaz/ y que como iba
preciso, no hizo averiguación en forma/ de si estaban vendidos los bienes o estaban
en ser. Que/ lo que tiene dicho es la verdad para su juramento,/ y leída que le fue
su deposición, en ella se afirmó y/ ratificó. Declaró ser de edad de cincuenta y nueve/ años, y aunque es pariente af ín del señor que/ la presenta, no por eso falta a la
religión del jura/mento. No firmó por no saber, hícelo yo con los de/ mi asistencia.
Doy fe = Juan José Rodríguez Sáenz =/ José Coronado Caldera = Pioquinto Gerardo Juá/rez = Incontinenti, en prosecución de la informa/ción que se está siguiendo,
hice comparecer an/te mí a doña Anna María Fernández de Castro, de/ quien por
ante los de mi asistencia, le recibí jura/mento que hizo en forma, por Dios Nuestro
Señor y la Se/ñal de la Santa Cruz, bajo el cual prometió decir/ verdad en lo que
supiere y le fuere preguntado, y sien/dolo por el tenor del escrito dijo: que en la
Pesquería/ estaría muy pequeña por lo que no se acuerda de cosa/alguna, ni puede
dar razón, y si, que oyó decir a su madre/
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
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que el padre de la declarante se nombraba don Gonzalo/ Fernández de Castro, que era hijo de don Lázaro Ferná/ndez de Castro, y que en Pesquería tenían
bienes y tier/ras, [y] lo mueble en poder de don Lázaro Fernández “el Mozo”,/ y lo
mismo la raíz; que así mismo sabe que su madre de la/ declarante doña Manuela
Díaz, en Zacatecas, dio poder al/ bachiller don Joseph Manuel Ballín, su sobrino,
y primo/ de la que declara, para que a su nombre percibiese dicha/ herencia, mas
no sabe si la tomó o está todavía en/ los sucesores de dicho don Lázaro “el Mozo”,
que lo que / tiene dicho es la verdad, para su juramento, en que/ siéndole leída su
deposición, en ella se afirmo y ra/ tificó. Declaró ser de edad de cincuenta años y
/ que aunque es pariente del señor que lo presenta/ no por eso falta a la religión
del juramento. No fir/mó porque dijo no saber, hícelo yo con los de mi asistencia/
Doy fe = Juan José Rodríguez Sáenz = José Coronado Caldera = Pioquinto Gerardo Juárez = Auto. En el puesto de San Antonio del Durazno, térmi/nos de Jerez,
a diez y ocho días del mes de febrero de/ mil setecientos setenta y ocho años. Yo
el juez de esta/ información, debía mandar y mando, que como lo/ tiene pedido el
procurador don Antonio Codina le/ corra traslado de ella, que por este auto así lo
pro/veí, mandé y firmé, como es dicho, doy fe = Juan/ José Rodríguez Sáenz = José
Coronado Caldera = Pioquinto Gerardo Juárez = Renuncia del traslado del procurador síndico general. En la villa de/ Jerez de la Frontera, en diez y ocho días del
mes de febrero/ de mil setecientos setenta y ocho años, yo el juez de / estas diligencias, le corrí traslado de ellas a don Antonio/ Codina, procurador de la república,
y habiéndolas visto,/ leído con atención refleja dijo que renuncia al traslado/ por
no encontrar a qué oponerse, pues ha oído decir/ que las Fernández declarantes,
vienen de los Fernández/
de Pesquería, las cuales señoras y don Damasio Rodarte/ son personas decentes,
de calidad, cristianos de toda/ verdad y fidedignos, y lo firmó conmigo, y los de
mi asistencia/ Doy fe = Juan José Rodríguez Sáenz = Antonio Codina = Pioquinto
Gerardo Juárez = Antonio Codina = Alejandro Fernández = Auto de entrega. En la
Villa de Jerez en diez y nueve días del mes/ de febrero de mil setecientos setenta y
ocho años, yo/ el juez de estas diligencias, en vista de lo pedido por/ la parte, de las
deposiciones, y no oposición del Procu/rador don Antonio Codina, digo, que debía
mandar, y/ mando, se le entreguen originales al señor cura/ Arizpe, para lo que le
convenga, que por este Auto/ así lo proveí, mandé y firmé como es dicho doy/ fe =
y de aprobar esta información interponiendo mi autoridad y judicial decreto = Juan
José/ Rodríguez Sáenz = Pioquinto Gerardo Juárez = Alejandro Fernández = Razón. Jerez y febrero dieciocho de mil/ setecientos setenta y ocho años. Se entregan
estas di/ligencias al señor cura Arizpe en seis fojas/útiles, y lo rubrico añadiendo
tiene pagados dos/ reales por cada pliego de papel = Escrito. El bachiller don Juan
José/ Amato de Arizpe Fernández de Castro, cura bene/ficiado por Su Majestad
u
106
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
(que Dios guarde), vicario juez ecle/siástico del Valle de Santiago de Guajuco de este
Nue/vo Reino de León, residente en este valle: Ante Vuestra Merced pa/rezco en la
mejor forma de de derecho y digo que conviene/ al mío se sirva Vuestra Merced de
darme testimonio auten/tico de todas las mercedes, testamentos, particiones/ y
demás instrumentos que sean concernientes a/ indagar quién fue don Gonzalo
Fernández de Cas/tro, esposo de doña María Rodríguez, mi tercer abuelo que fue
dueño de este Valle de San Juan Bautista/
de Pesquería y los puestos anexos; qué hijos tuvo, y si fue/ hijo legítimo del alférez
real don Lázaro Fernández de/ Castro, y si de éste fue producido don Gonzalo Fernández/ de Castro, y de éste doña María Catarina Fernández de/ Castro, mujer que
fue del capitán don Juan Manuel/ de la Bárcena; si yo soy legítimo descendiente de
ellos,/ y si todos los descendientes del primer Gonzalo, y del dicho/ Lázaro tienen
sus tierras hereditarias en este valle, y / testimoniado que sea se sirva Vuestra Merced de recibir infor/mación sobre esto mismo con las personas más/ ancianas, que
no sean descendientes de los dichos Fer/nández de Castro, y que los hayan tratado
y comuni/cado, y que sepan con realidad la serie de dicha estir/pe, y propiedades
de tierras, lo que se servirá Vuestra Merced/ de sentar a continuación de dicho
testimonio; que en/ hacerlo así recibiré bien y merced. Por todo lo cual/ a Vuestra
Merced pido, y suplico se sirva hacer como llevo pedi/do, que es justicia. Juro en
debida forma no ser de/ malicia, y en lo necesario Etc. = Br. Juan José Ama/to de
Arizpe = Auto. En el Valle de Pesquería, en veinte/séis días del mes de abril de mil
setecientos setenta/ y nueve. Ante mí don Cristóbal de la Garza, alcal/de mayor
en lo político, y capitán a guerra en lo/ militar, de este nominado valle, se presentó
esta petición/
por el señor contenido en ella; lo que hube por/ presentada y admitida. Mando que
se busque en/ el Archivo de mi cargo todas las mercedes, escritu/ras, particiones
y testamentos que la parte pide y sa/cados fielmente, corregidos y enmendados se
reciba/ la información que pide, todo para el efecto del/ encabezamiento que pide.
Así lo proveí, mandé y/ firmé actuando conmigo de asistencia como/ juez receptor,
por inopia de escribano de que/ doy fe = Juan Cristóbal de la Garza = de asistencia/
Juan José de la Garza = de asistencia Pedro José de/ la Garza = Testimonio merced.
Don Martín de Zavala, gobernador y capitán/ general del Nuevo Reino de León y
sus provincias, por el/ Rey Nuestro Señor, Etc. Por cuanto ante mi pareció Ju/an
Ramos de Arriola, en nombre y con poder de/ doña María Rodríguez, hija legítima del capitán Die/go Rodríguez, mujer del capitán Gonzalo Fernán/dez de
Castro, vecino de este reino, que otorgó con/ expreso consentimiento suyo, y por
petición que/ en cuatro días del mes de junio del año de mil seis/cientos veintisiete, que presento, me pidió que/ atento a que el potrero y sitio que llaman de
la Boca de Nacatas, que está en la Pesquería Chica cer/cano a la hacienda que se le
señaló por bienes dotales/ no había sido poblada, ni pedida por ninguna/
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
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persona, y que había llegado a su noticia, que algunas/ personas sin título ni derecho lo querían poblar en daño/ y perjuicio de la dicha su hacienda, no siendo el agua
con/ que se riegan las tierras de la dicha su hacienda su/ficiente mas de para ella,
en el grado que mejor/ lugar de derecho hubiere, por ser como era natural/ de este
reino, hija de conquistador y poblador, y be/nemérita, pedía, que en remuneración
de la mer/ced que se le debía hacer por los servicios del dicho/ su padre, se le
hiciese merced del dicho potrero, y/ sitio, y que [a]demás de ello ofrecía servir
a Su Majes/tad con quinientos pesos, que daría, que no le pre/tendía para más de
evitar el daño que se le seguía/ de que otro lo ocupase. Y que caso que conviniese/
lo poblaría, para mayor aumento de este reino,/ [a]demás de que me constaba no
haber exhibido nin/guna persona título ni merced del dicho puesto/ en el término
que señalé, y mandé publicar las exhi/biesen, en que recibirían bien y merced con
justi/cia, a que proveí un auto del tenor siguiente =/ Auto. El señor gobernador
habiéndola visto, mandó que se le des/pache mandamiento par que se vayan a ver
las/ tierras y aguas y se dé información si pueden va/ler más cantidad de lo que
la dicha doña María/ Rodríguez ofrece dar a Su Majestad, para que con ello, y
el/ parecer de la persona que fuere a ver las dichas tierra/as y aguas se le haga la
merced que pide por los/ quinientos pesos que ofrece. Y así lo proveo y firmo/ Don
Martín de Zavala = Ante mí Juan de
Ábrego, Secretario de Gobernación, Justicia y Guerra = / En cuya conformidad
despaché al alférez Francisco/ de Pastrana para que citase los naturales más cer/
canos y hiciese las diligencias, y habiendo fecho/ la dicha citación a don Alonso Quilalaya, don Esteban/ y don Gaspar, indios de la nación guachichila, res/pondieron
que de hacerse la merced a la dicha doña/ María Rodríguez se les recrecía mucho
bien, por el / amparo que tenían en su hacienda, y no era en su/ daño ni perjuicio,
antes en su pro y utilidad, y / se les seguía notable daño de que otra persona lo po/
blase, como de la dicha citación consta, sobre lo cual,/ y haber averiguado no valían
más cantidad que/ de la dicha doña María Rodríguez ofrecía de que tiene/ otorgada
escritura a favor de Su majestad en/ su real nombre, y usando del título de mi cargo/
Hago merced a la dicha doña María Rodríguez del/ dicho Potrero, Boca y sitio
de Nacatad, con el agua de él, para que todo ello goce la susodicha/ sus herederos y
sucesores, y quien de ella u de ellos/ hubiere título con que no la puedan dar ni ena/
jenar a persona que lo pueda convertir en bienes/ eclesiásticos. Y en virtud de esta
Merced doy comisión al capitán Martín de Zavala, alcalde mayor/ de la Ciudad de
Monterrey, para que con el pre/sente secretario, dé la posesión y tenencia de/ todo
ello a la dicha doña María, o [a] parte suya de la/ cual mando que pena de quinientos pesos que aplico para la/ cámara de Su Majestad, no sea despojada ni echada/
hasta estar por fuero y derecho vencida, y para que/ conste le mando dar, y di la
presente, firmada de mi / nombre, y refrendada por el secretario, y sellada/ con el
u
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u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
sello de mis armas, y fecho en la Villa de/ Cerralvo, en veintiocho de enero de
mil y seiscien/tos y treinta y un años = Dn. Martín de Zavala =/ Por mandado
del Señor Gobernador y Capitán General = Juan de/ Ábrego, secretario = Recibí los
quinientos pesos/ contenidos en esta Merced = Dn. Martín de Zavala = / Posesión.
En la hacienda de San Juan Evangelista de la Pesquería/ Chica, en veinte días del
mes de mayo de mil seiscientos/ y treinta y un años, el capitán Martín de Zavala/
Alcalde Mayor y Capitán a Guerra, en la Ciudad de/ Nuestra Señora de Monterrey
y su jurisdicción, a quien/ se comete ponga en la posesión de las tierras, aguas,/
sitio y Potrero que llaman de Nacatad, dijo que/ en virtud de la Merced fecha de
pedimento de doña/ María Rodríguez, mujer del capitán Gonzalo/ Fernández de
Castro, y comisión dicha, daba y dio/ posesión de todo lo contenido en la dicha
Merced a/ el capitán Gonzalo Fernández de Castro, a quien/ para ello cogió por la
mano y paseo por las tierras,/ arranco hierbas, cavó y sacó agua de las asequi/as e
hizo las demás diligencias de derecho necesarias/ en señal de la posesión, que en
nombre de la dicha su mujer se le daba/ y se le dio por testimonio. E yo el/
presente secretario que a ello me hallé presente doy/ fe de haber pasado según
dicho es, y de cómo adqui/rió la dicha posesión y tenencia de todo lo referido,
qui/eta y pacíficamente, sin contradicción de parte alguna/ hallándose por testigos Luis de Morales, Francisco González, y Jusepe Martín = Martín de Zavala =/
En testimonio de verdad = Juan de Ábrego Secre/tario de Gobernación, Justicia y
Guerra = Doña María/ Rodríguez viuda del Capitán Gonzalo Fernández de/ Castro, y su albacea, por lo que me toca, y en nombre/ de mis hijos y herederos, y como
mejor a nuestro derecho/ convenga, digo que como a vuestras señorías les consta
y es no/torio, y por tal lo alego, el dicho capitán Gonzalo Fernández de Castro fue
uno de los primeros conquis/tadores y pobladores de este reino, y que sirvió en/
él a Su Majestad en todas las ocasiones, de paz y/ guerra que se ofrecieron, hasta
que murió, y en remu/neración y pago de sus servicios que represento a/ Vuestra
Señoría fue servido en conformidad de la Cédula de/ Su Majestad hacerle merced,
de confirmarle la/ venta que los herederos del capitán Fernán Blas Pérez le hicieron
de once caballerías de tierra de/ labor, dos sitios de ganado mayor y dos de
menor/ en la Pesquería Chica, lindes con tierras y sitios/ de ganado mayor y dos
de menor que el dicho capitán/ Gonzalo Fernández tiene en la Pesquería Chica/
corriendo el río abajo hasta llegar a la punta del/
Cerro del Topo por donde el río pasa, y atento a/ que la parte que los títulos de estas
tierras señala/ba por su angostura era imposible cupiesen por/ tener necesidad de
que se extendiesen sus gana/dos mayores y menores a comederos cómodos/, pidió
y Vuestra Señoría fue servido de hacerle merced de/ los sitios que de ganado menor cupiesen desde/ la punta del dicho Cerro del Topo hasta lindar/ con sitios del
capitán Alonso de Treviño, entre/ las dos Pesquerías, Grande y Chica, guardando
109 u
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
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límites/ a el sitio de San Miguel, entradas y salidas de las/ haciendas de minas del
alférez Diego de Villarreal/ en cuyos sitios, que así pidió fueron las cañadas,/ laderas,
aguajes y salitrales que en ellas hubiese se/gún parece por la dicha merced su fecha
en la Villa/ de Cerralvo a seis de diciembre del año pasado/ de mil y seiscientos
y cuarenta a que me refiero=/ Y es así que respecto de haberse reconocido que
en las/ partes donde se hizo la merced había otras ante/riores que pretendieron
contradecirla, el dicho ca/pitán Gonzalo Fernández de Castro, por excusar/ litigios
no usó ni se valió de ella, mas que tan solamente/ en cuanto a las tierras que compró
de los herederos/ del capitán Fernán Blas Pérez, y de otros veinte/ sitios de ganado
menor y cuatro caballerías de/ tierra que permutó por otros, con el capitán Juan/
de Espínola, a quien Vuestra Señoría hizo merced de ellos, lin/de de las tierras del
dicho capitán Fernán Blas Pé/rez en el río de la dicha Pesquería Chica, que corren/
hacia la parte de arriba, por lindar unos y otros/ con mi hacienda de labor que llevé
en dote con el/ dicho capitán Gonzalo Fernández de Castro en que/ se incluyen
veinticuatro caballerías de tierra en que estoy amparado/ por su señoría = Y por
haber muerto el dicho Capitán Gonzalo Fernández pobre, y/
dejado muchas deudas, para pagar algunas ha sido/ forzoso vender las tierras que
pertenecían a sus he/rederos, que están expresadas al Colegio de la Compañía de
Jesús del pueblo de Querétaro que mediante licencia que tengo pedida a vuestra
señoría, y se me/ ha concedido le ha de celebrar de treinta sitios pa/ra ganado
menor, que estos se le han de enterar en/ las tierras del dicho capitán Fernán Blas
Pérez/ y Juan de Espínola, con que yo y los dichos mis hijos/ quedamos destituidos
de remedio para poder sus/tentar nuestra obligaciones, y tan solamente con/ la
dicha hacienda de labor, y las tierras del puesto/ de Nacatad, que yo compré a Su
Majestad en quinientos/ pesos, que también son mías por esta razón y/ porque es
justo que en consideración de los ser/vicios, que dicho capitán Gonzalo Fernández
de Castro/ hizo a Su Majestad, y hoy sus hijos, tengamos con que po/dernos
sustentar, y que en las tierras circunve/cinas a la dicha labor, no se entre quien nos
pueda/ hacer daño supuesto lo referido, y podamos ir/ pagando las muchas deudas,
que el dicho capitán/ Gonzalo Fernández dejó a quien yo, y los dichos mis/ hijos
estamos obligados = A Vuestra Señoría, pido y suplico que/ con atención a lo que
representa, y a que la voluntad/ de Su Majestad es premiar a los conquistadores y
pobladores de este Reino, dándoles tierras con que/ se puedan sustentar, se sirva en
su Real Nombre/ de hacernos merced a mí y a los dichos mis hijos de/ treinta sitios
de estancia, para ganado mayor, y/ menor, y caballerías de tierra, en la parte más/
cómoda que hubiere a lindes de la dicha mi haci/enda de labor y puerto de Nacatad,
corriendo por la banda del sur/ y la otra parte del dicho río de la/
Pesquería, río abajo, hasta el oriente después de/ enterado a la parte del dicho
Colegio de la Compañía/ de Jesús, los treinta sitios, que se le han de vender/ y
u
110
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
a sus lindes dejando en su fuerza y vigor en/ cuanto a su anterioridad y relación
cualesquie/ra mercedes que se hayan fecho al dicho capitán/ Gonzalo Fernández
de Castro antes de ahora,/ o en cuyo derecho haya sucedido, por compra, do/
nación, o en otra cualquiera manera, y las/ que tuvieren las caballerías de tierra de
la dicha/ mi labor, que en cualquiera manera parecieren/ y se verifiquen, y puedan
verificar en esta mer/ced, a que en ningún tiempo, quede perjudica/do el derecho
que por ellas nos perteneciese por/ no tener, como no tengo, noticia entera de
los/ títulos que le pertenecen, confirmándolos en/ caso necesario, que en ello
recibiremos bien y mer/ced, y en lo necesario, Etc. = María Rodríguez = Auto.
En/ la ciudad de Nuestra Señora de Monterrey, en/ catorce días del mes de enero
de mil y seicientos/ y cuarenta y seis años, por el señor Don Martín de Zavala,
Gobernador y Capitán General de este/ Reino de León, por Su Majestad se leyó es/
ta petición que me presentó la contenida en ella = Y por mí vista = Dijo que atento
a serle notorias las/ causas que la dicha doña María Rodríguez alega/ y los servicios,
que a Su majestad hizo, en este reino/
el capitán Gonzalo Fernández de Castro, su ma/rido, en la pacificación y conquista
de él, usando de la/ facultad que Su Majestad le tiene concedida, y en su Real Nom/
bre hace merced a la dicha Doña María Rodríguez para/ ella, y para sus herederos,
y del dicho capitán Gon/zalo Fernández de los treinta sitios de estancia/ de ganado
menor y mayor y caballerías de tierra/ que por esta petición pide con declaración,
que den/tro de los límites de los dichos treinta sitios de gana/do menor, se han
de incluir las caballerías de tier/ra, y sitios de ganado mayor, y en ellos han de en/
trar, y comprenderse las veinticuatro caba/llerías de tierra, que le pertenezcan a la
dicha/ hacienda de labor, de la dicha doña María Rodríguez/ corriendo estos sitios
desde el alindes del puesto de Nacatas, que la dicha doña María Rodríguez/ compró
a Su Majestad y de que tiene título de Su Señoría/ por la banda del sur río debajo
de la dicha Pesque/ría con la saca de agua del dicho río de que tu/viere necesidad
para el riego de las caballerías/ de tierra de la dicha labor, y demás servicios de/
sus haciendas y ganados, quedándose en su fuerza/ y rigor los títulos que en cualquiera manera/ parecieren ser pertenecientes a las dichas tierras/ en cuanto a su
antigüedad y por nula y de ningún/ valor y efecto la merced que Su Señoría hizo al
dicho/ capitán Gonzalo Fernández de Castro de los/
sitios de ganado menor que cupiesen desde la punta/ del dicho Cerro del Topo, hasta lindar con los del ca/pitán Alonso de Treviño entre las dos Pesquerías/ Grande
y Chica, su fecha en la Villa de Cerralvo/ a seis de diciembre del año pasado de mil
seis/cientos y cuarenta, de que hace mención la dicha/ doña María Rodríguez en
su pedimento, quedando en su fuerza y vigor en cuanto a las tierras que/ compró
de los herederos del dicho capitán Fernán Blas Pérez, que se han de extender a la
parte del/ Colegio de la Compañía de Jesús, y precediendo/ ante todas cosas la
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
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medida que se ha de hacer al dicho Colegio, en caso que se efectúe la venta/ para
que a sus lindes corran las tierras de esta/ merced, y para que con toda claridad y
distinción/ quede enterada la dicha doña María Rodríguez en/ estos treinta sitios
se le midan y amojonen/ para lo cual da comisión Bernardo García/ de Sepúlveda,
juez de medidas de tierras de este/ Reino, el cual con el presente escribano, la
haga/ en nombre para ella, medidores, citando los/ interesados circunvecinos, y
asignándoles el sala/rio que les está señalado, y les señale a los demás/ ministros,
habiendo hecho primero la medida/ de los treinta sitios que se han de enterar
al/ dicho Colegio, en caso que se efectúe la venta de/ ellos, en conformidad de la
licencia, que para/ ella tiene dada, que para todo lo suso dicho al/zar vara de la real
justicia, y hacer los autos que importen/ le de poder y comisión en forma/
lo que de derecho se requiere, y para esto se le despache/ a la dicha doña María
Rodríguez título en forma./ Así lo proveyó Don Martín de Zavala = Por mandado
de Su Señoría Juan de Rosa, escribano de Su Majestad = / Escritura de partición.
En la Ciudad de Monterrey del Nuevo Reino de León/ en treinta días del mes de
enero de mil y seiscientos y o/chenta y dos años, ante mí el general Dn. Juan de
Echa/varría, Gobernador y Capitán General de este dicho reino, y/ sus provincias,
por Su Majestad y de los testigos y uso escritos/ parecieron el alférez real don
Lázaro Fernández de/ Castro, doña Mayor de Rentería, hijos legítimos y here/
deros del capitán Gonzalo Fernández de Castro y doña/ María Rodríguez, difuntos,
vecinos que fueron de/ este Reino; doña María de la Cerda, viuda del capitán don
Diego Fernández, hijo asimismo legítimo que fue de/ dichos difuntos, como tutora
y curadora de Diego La/urel, su hijo, y del dicho su marido menor de cator/ce años,
por quien presta voz y caución de rato grato,/ manendo, juditium existi judicatum solvi el alfe/ rez mayor Bernardo Flores, y Joseph Cavazos, co/mo maridos,
y conjuntas personas, el primero de/ doña Josefa, y el segundo de doña Jacinta
de la Cerda/ cuyo derecho representan como hijas legítimas de dicho/ don Diego
Fernández, y doña María de la Cerda, don/ Juan Fernández de Castro, mayor de
veinticinco/ años, así mismo hijo legítimo, y hermano de las susodichas/ y dijeron,
que por cuanto según constaba del testamento/ so cuya disposición había fallecido
el dicho Gonzalo/ Fernández de Castro, quedaron bienes muebles, y/ raíces, sitios
de ganado mayor, menor, y caba/llerías de tierra de que nunca se hizo división/
ni partición, y de que al tiempo del fallecimiento del suso/ dicho, eran ya casadas la
dicha doña Mayor de Rentería/ con el capitán Alonso de Treviño, y doña Clara de
Rentería/ hija así mismo de dichos difuntos, con Jacinto García/ de Sepúlveda, y la
primera llevó en dote dos mil pesos,/ y la segunda la mitad de la labor de la Pesquería,
que/ es la que hoy poseen los herederos, y que el dicho don Lá/zaro Fernández
quedó de menor edad, debajo de la tu/tela, y curaduría de la dicha doña María, su
madre, y/ tenedora de sus bienes, que siempre estuvieron pro/indiviso; y respecto
u
112
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
haber fallecido la susodicha ab/ intestato, no hubo declaración a lo que a cada uno/
podía pertenecer, sino tan solamente un año antes,/ de su fallecimiento, otorgó un
escrito a favor de los he/rederos del dicho don Diego Fernández, señalándoles/ la
parte de labor que en su vida había poseído el/ susodicho. Otra parte a doña Mayor
de Rentería, otra/ al dicho don Lázaro Fernández, y otra que reservó para/ sí; y que
entrasen en parte de los demás sitios que/ hubiese, y ahora por parte del dicho don
Lázaro Fernández/ se había intentado poner demanda a los bienes, alegando/ no
haber gozado, ni recibido desde que falleció su/ padre, cosa alguna a cuenta de su
legítima, y que por el/ poco recurso que había tenido se había ausentado/ afuera
de este reino donde estuvo muchos años, y que/ el dicho su hermano don Diego
había gozado de la haci/enda de minas que había quedado corriente en el Valle de
las Salinas, que poco antes la había arrendado/
su padre, a Pablo Sánchez, por mil y doscientos pesos/ en cada un año, y cuando la
dejó hubo mil pesos de/ mejora, como consta de un instrumento que de/mostraría,
por lo cual contradecía dicho instrumento/ hecho a favor de su hijo; y que asimismo
había go/zado de las caballerías de tierra, y sitios de La Rinco/nada, que la dicha
su madre le había vendido sin/ consentimiento suyo con otras muchas razones,
y/ derechos, que intentaba pedir; y que considerando así/ las unas como las otras
partes, la imposibilidad, y difi/cultad, que sobre todo ello se podía ofrecer, y que
los fines/ de los pleitos son dudosos, las costas, molestias y vejaciones/ que en la
prosecución de ellos se podía causar, y por conser/var la paz, unión, y parentesco
estrecho que entre sí ti/enen, y habiéndolo consultado con personas de buena/
intención, e instruido cada uno de su derecho, y lo que le pue/de tocar y pertenecer
de dichos bienes, han venido en acuerdo y concierto desde hoy día de conformarse
pa/ra que en adelante no les quede recurso, y de hacer/ división y partición en la
forma siguiente = Que/ en lo que toca al instrumento que otorgó la dicha doña
María su madre, se quede en su fuerza y vigor en cuanto/ a las partes de labor y
aguas que les toca a dichos herede/ros nombrados en él, y que la parte que reservó
para/ sí con el agua que le tocare, sea para el dicho don Lázaro Fernández, con
obligación de acabar de pagar el/ funeral, y otras deudas que [a]parecieron de la
dicha su/
† madre = Que quince o dieciséis sitios o los que fueren/ que están adjuntos a la
dicha labor, la mitad de ella sean/ para el dicho don Lázaro Fernández, y la otra
mitad/ para la dicha doña Mayor de Rentería, y cuatro here/deros del dicho don
Diego Fernández, dividiéndolos por/ iguales partes, haciendo solo una parte los
dichos cuatro/ herederos, y que asimismo a los dichos cuatro herederos/ se les
queden y sean suyos los sitios y caballerías de/ tierra de La Rinconada que poseyó
su padre, y que/ porque en alguna manera quede recompensado el dicho/ don
Lázaro Fernández de Castro por lo que pudo per/cibir el dicho don Diego le hacen
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
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larga, y le señalan/ el potrero que llaman de Nacatas, que fue compra/ que la dicha
doña María hizo a Su Majestad por precio de quini/entos pesos, como constara
de los recaudos de ella,/ y es condición, que si [a]parecieren algunas deudas que/
debía el dicho capitán Gonzalo Fernández de Castro/ hayan de pagar la cuarta
parte los dichos cuatro/ herederos del dicho don Diego Fernández; y entre el/ dicho don Lázaro y doña Mayor la restante cantidad/ a rata por ella, y excluyendo
de esta partición a los/ herederos de la dicha doña Clara de Rentería, por haber/
reconocido quedó mejorada, por la mitad que llevó de/ dicha labor en dote, y en
caso que [a]parezcan otros bienes/ y derechos de dichos difuntos, se convendrá en
la misma/ forma, con toda concordia, y en la forma y mane/ra que dicho es. Todos
los otorgantes, y cada uno/ por lo que le toca, se obligaron de guardar, y cumplir/
esta escritura, y no alegaron, que en ningún tiem/po, que han sido lejos, engañados,
ni damnificados, enorme/
enormísimamente, sobre que renuncian las leyes/ del engaño mayor y menor, ni
que no supieron ni/ entendieron la calidad de esta partición, obligan/dose a que no,
nunca reclamarán, revocarán, contra/dirán en vida, ni por testamento, por quedar
ente/rados en su efecto, y que en caso que alguna de las/ partes, haya sido mejorada,
renuncian al derecho que/ contra ello podían tener, en cualquier cantidad/ que sea,
y le hacen gracia y donación intervivos, y con/sientes, si alguno intentare pleito,
incurrir en doscientos pesos, aplicados a la Cámara de Su Majestad y/ para lo así
guardar, y cumplir, obligan sus per/sonas y bienes, y la dicha doña María de la Cerda
los de/ su menor, y dan poder a todas las justicias de Su Majestad/ de cualesquiera
partes y fueros que sean, renunci/an el suyo propio, domicilio y vecindad, y la ley/ si
convenerit, para que por todo rigor de derecho y vía/ ejecutiva se lo hagan guardar
y cumplir, como por/ sentencia definitiva, por ellos consentida, y pasada en cosa
juzgada, y renuncian [a] todas las leyes de su/ favor y defensa, con la general del
derecho, y las dichas doña/ Mayor y doña María de la Cerda las del Emperador/
Justiniano, y el auxilio del Veleyano, Toro, y parti/da, y todas las demás que son favorables a las muje/res, de que fueron apercibidos de su efecto, de que no/ se se aprovecharán, y pidieron a mí, dicho gobernador y capitán general, que para su validación
interponga/ de esta escritura, mi autoridad y decreto judicial,/ de cuyo pedimento,
en nombre de Su Majestad lo interpon/ga, tanto cuanto puedo, y debo de derecho,
y lo firmé/ con, los otorgantes, y por la dicha doña Mayor y doña María/
que dijeron no saber, lo firmó a su ruego un testigo/ y lo fueron el alguacil mayor,
Nicolás de la Cerda, el/ alférez Mateo Rodríguez, el capitán Pedro de Aguirre/ y
Juan Bautista Chapa, que estos últimos fueron de/ asistencia, que lo fueron asimismo, a causa de no ha/ber en este reino escribano público ni real = Don Juan/
de Echeverría = Lázaro Fernández de Castro = Ber/nardo Flores = José Cavazos
= Juan Fernández de Castro = A ruego de doña María de Rentería, y por/ testigos
u
114
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
de asistencia Juan Bautista Chapa = A ruego de doña/ María de la Cerda, y por
testigo Pedro de Aguirre = / Concuerda con las dos escrituras, pedimentos y decretos originales que quedaron en el Archivo de este gobierno de donde yo, dicho
Gobernador y Capitán General/ de pedimento de doña María González lo mandé
sacar, va/ cierto, verdadero, corregido y concertado, hallándose/ presentes al verlo
sacar y corregir, el capitán Ignacio Guerra, y sargento Francisco Vela, y de mi asistencia/ que lo firmaron conmigo Juan Bautista Chapa y Gaspar de Chapa, fecho
en la Ciudad de Monterrey/ en once días del mes de agosto de mil seiscientos/ y
noventa y dos años = En testimonio de verdad = Don Pedro Fernández de la Ventosa = Testigo Gaspar/ de Chapa = Testigo Juan Bautista Chapa = El general/ don
Antonio Fernández Vallejo, Teniente de Gobernador/ y Capitán General de este
Reino, y en virtud de su comi/sión particular, para la visita de este reino, visto/ la
merced y demás instrumentos de las seis fojas de/ esta otra parte, y esta, y se le
mandaron devolver, y/
para que conste pongo esta razón en Monterrey en quin/ce de mayo de mil seiscientos y noventa y cuatro=/ Diego de Miranda Llanos, escribano Real = Escritura
de venta. En la Ciu/dad de Nuestra Señora de Monterrey del Nuevo Reino de/
León, en nueve días del mes de agosto de mil seiscientos y/ noventa y dos años.
Ante mí, don Pedro Fernández de la Ven/tosa, Caballero de la Orden de Santiago,
Gobernador/ y Capitán General de este Nuevo Reino de León, y sus Provincias/
por Su Majestad y de los testigos infrascritos, el alférez real don Lázaro Fernández de Castro, al cual doy fe que conozco,/ vecino y labrador en términos de esta
dicha ciudad, otor/ga que vende realmente, y con efecto por jura de heredad/ para
siempre jamás a doña María González, vecina de/ esta dicha ciudad y viuda del
general Martín de Mendiondo/ conviene a saber, un potrero que comúnmente
llaman de Nacatas, que está como siete leguas de esta ciudad ha/cia la parte del
poniente, como una legua más adelante/ de la hacienda que llaman de la Pesquería,
el cual hubo/ y heredó del capitán Gonzalo Fernández de Castro y doña María
Rodríguez, sus padres legítimos, difuntos, y le cupo/ en la división y partición que
el otorgante hizo con doña/ Mayor de Rentería, su hermana, y el capitán don Diego/
Fernández de Castro su hermano, conviene a saber/ con sus cuatro herederos, y los
demás interesados como/ consta de la que se hizo ante el gobernador don Juan de/
Echeverría, gobernador que fue de este reino, su fecha en/ treinta de enero del año
pasado, de seiscientos y ochenta/ y dos, en que consta que para recompensarle en
alguna ma/nera el exceso que las demás partes habían llevado, le/
hicieron larga del dicho potrero al dicho otorgante, de cuya es/critura de partición,
yo dicho juez doy fe haber visto, y es/tar en el Archivo de este gobierno, cuyo potrero le vende/ con todas sus entradas, y salidas, usos y costumbres, derechos/ y
servidumbre, cuantas ha y tiene por libres de empeño,/ hipoteca ni otra enajena115 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
ción, y por precio de mil y trescientos/ y veinticinco pesos, que confiesa haber
recibido en gene/ros y reales y otras cosas de que se da por contento y en/tregado
de la suso dicha, y porque no parece de presente la/ pecunia, renuncia las leyes de
su padre, y de la inumera/ta, y las demás del caso, y confiesa que la dicha cantidad/
es su justo valor, del dicho potrero con sus aguajes, sali/trales, y abrevaderos, en
todo lo que comprehende, y ha a/costumbrado poblar, y arrendar hasta aquí, como
se con/tiene en el título, y si más vale, o valer puede, de la dema/sía, y más valor le
hace gracia, y donación, pura, mera,/ perfecta, intervivos, y renuncia en este caso, la
Ley de Alcalá de Henares, y las demás que hablan sobre las/ cosas que se compran o
venden, por más, o menos de la/ mitad del justo precio, y del remedio de los cuatro
años/ de que se aparta, y quiere que esta venta valga como si/ para ella hubiera
precedido tasación, y aprecio, y si hubi/ese hecho para ella precedido diversos
contratos, y se desiste,/ y aparta del derecho de posesión, señorío y propiedad, que/
el dicho potrero tiene, lo cede y renuncia todo en la dicha/ doña María González,
y sus herederos y sucesores, y pa/ra que desde luego tome la susodicha la tenencia,
y posesión/ de el judicial, y en interin que la toma, y aprehende se/ constituye por
su inquilino, precario, para dársela y/ en señal de esta venta, y verdadera tradición
le hace en/trega del título del dicho potrero de cuyo entrego, Yo/ dicho juez doy fe,
con que fue vista, y entendida la perfección/
de esta venta y su efecto = Y el otorgante se obliga a la exhibición/ y saneamiento
de esta dicha venta, en tal manera, que por ella/ ni parte de ella no le será movido
causa ni pleito alguno/ por alguna persona, y si la tal sucediere, luego que sea reque/rido por la susodicha, o por cualesquiera de sus herederos/ o por quien hubiere
su poder, tomará la voz, y defensa/ y lo seguirá a su costa, hasta dejarle en su quieta
y pací/fica posesión, aunque sea en cualquiera estado de la/ causa, y si así no lo hiciere, y sanearlo no pudiere le/ volverá los dichos mil trescientos, y veinte, y cinco
pesos, que/ por él le ha dado, y pagará las costas que se le hubieren/ recrecido, y
mejoras que hubiere hecho, útiles y necesari/as, y no voluntarias, a tasación de personas de experien/cia, y conciencia, y a cuyo cumplimiento obliga el otor/gante, su
persona y demás bienes que tiene habidos, y por/ haber, da poder a las justicias de
Su Majestad de cualesquier/ partes, y fueros que sean; renuncia el propio suyo do/
micilio, y vecindad, y la Ley si combenerit, para que por/ todo rigor de derecho, y
vía ejecutiva, se lo hagan guar/dar, y cumplir, como por sentencia definitiva, por
él/ consentida, y pasada en cosa juzgada, renuncia las/ leyes de su favor, y defensa
con la general del derecho,/ y otorga escritura de venta en forma, dando por /
suplidas, cualesquier cláusulas, y requisitos, que de/ derecho sean necesarios, y lo
firmó conmigo siendo tes/tigos Francisco Vela y Gabriel de Semera, y de mi asistencia/ que lo firmaron conmigo el capitán Ignacio Guerra,/ y Juan Bautista Chapa actuando como juez receptor/ por no haber en este Reino, ni en muchas leguas es/criu
116
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
bano público, ni real = Don Pedro Fernández de la/ Ventosa = Lázaro Fernández de
Castro = Testigo/ Juan Bautista Chapa = Testigo, Ignacio Guerra = Poder. Sepan
cuantos esta carta vieren, como nosotros el capitán/ Alonso de Treviño marido,
y conjunta persona de doña/ Mayor de Rentería y el sargento mayor Jacinto García/ de Sepúlveda, marido y conjunta persona de doña Clara/ de Rentería, y el
alférez real don Diego Fernández de/ Castro, todos hijos, y herederos del capitán
Gonzalo/ Fernández de Castro, difunto, cuya herencia tenemos/ aceptada, y de
nuevo aceptamos, con beneplácito de in/ventarios y protestación de no confundir
nuestros derechos y / acciones, por lo que a cada uno toca, o tocar puede, y en
caso/ necesario, prestando voz y caución, por la dicha doña/ Mayor, y doña Clara de
Rentería nuestras mujeres, o/torgamos nuestro poder cumplido de derecho, bastante a doña/ María Rodríguez nuestra suegra, viuda del dicho capitán/ Gonzalo
Fernández, y los venda, de contado, o fiado a las/ personas, y a los precios, y plazos
que hallare, y los de a/ censo redimible, perpetuo, o de por vidas, o trueque y per/
mute, ceda, y traspase escrituras, venda esclavos,/ derechos de encomienda de
indios, frutos, semillas, y esquil/mos de cualquier género, con la obligación de su
entrego/ e imponga las cantidades de censos, que le pareciere/ sobre bienes raíces,
que hayan quedado, y por el consiguien/te compre de contado, o fiado bienes
raíces, y muebles, es/clavos, mercadurías, ropa, avío, y aperos, para las hacien/das,
ganados, y géneros, que sean menester, y le pareciere/ convenir para las dichas
haciendas, y tome adaño, oro,
y plata, en las necesidades que urgiesen y se ofrecieren/ en la cantidad, que quisieren, y no desista, y aparte los/ derechos y acciones, de los que así vendiere, y lo
ceda en los/ compradores, cesionarios y permutantes, a quien dé/ su posesión, y
poder, para su aprehensión, con cláu/sula de constitutos, inquilinos, y obligación
de sanea/miento, lo mismo haga, en lo que impusiere a censo,/ recibiendo los principales, e imponiéndolos de nuevo,/ obligando los bienes, y herencia que nos toca
del dicho/ capitán Gonzalo Fernández de Castro, a quien tocare/ la parte de lo que
comprare fiado, o entrego de lo que/ vendiere, y daños que causaren la plata u oro,
réditos,/ descensos, a los tiempos, plazos, partes y lugares, y deba/jo de las penas, y
salarios, que pusiere, y asentare, concier/te obras materiales para fabricar edificios,
y repa/ros, mayordomos y mozos, para las haciendas, y los/ despida y señale otros,
señalándoles salarios, y ha/ciéndola obligación que importe para su paga, pida,/
tome cuentas a las personas que se las deban dar, ha/ciéndoles y recibiéndoles sus
descargos justos, y compe/tentes, nombre terceros, contadores, partidores, y me/
diadores, para las tierras, que fueren necesario medir/ instando en que las otras
partes, los nombren, y a/pruebe y adicione las dichas cuentas, y medidas/ hasta que
estén hechas a su satisfacción, reciba, y/ cobre los alcances, y lo que procediere de
los efectos,/
117 u
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
referidos, y todos los demás, que se deba, y debiere a los bienes del/ dicho
capitán Gonzalo Fernández, en cualquier manera de que/ otorgue cartas de pago
finiquito, y lasto, redención, cancela/ción, y otros recaudos, en forma concesión
de derechos, renun/ciación de pecunia, y entrego en cuya razón y generalmente/
con todos los pleitos, causas y negocios, civiles y criminales que hubiere, y se
recrecieren con cualquier persona so/bre los dichos bienes, demandando o
defendiendo, [com]parezca/ ante cualquier justicia eclesiásticas y seglares, ponga/
demandas, responda a las de contrario, que conste, o niegue,/ haga pedimentos,
requerimientos, citaciones, protestas,/ juramentos, recusaciones, prisiones, contradicciones, y a/cusaciones, apartamientos, alegaciones, embargos, y de/sembargos, entregas, ejecuciones, prisiones, solturas,/ ventas y remates de los bienes de
que tome posesión/ y la defienda, y continúe, y ampare, presente testi/gos, escritos,
escrituras y probanzas, testimonios,/ y otros recaudos, que saque de poder de quien
los tu/viere, y presente, abone, tache, y redarguya los/ de contrario, presentados
civil y criminalmente, co/mo le pareciere, ponga artículos, y posesiones, y res/
ponda de las que le pusieren, pida las cláusulas, se/ hagan caso de corte, y beneficio
de restitución in/ integrum, saque censuras, y las haga intimar, y dé/ testimonio
de lo que resultare, mandamientos, reales/ provisiones, cartas de justicia, pida su
cumplimiento,/ oiga sentencias interlocutorias, y definitivas, con/sienta las favorables, y de las de contrario apele, y su/plique, y siga el grado con derecho, reciba, y
haga los demás/ actos y diligencias que importe, judicial o extra/judicialmente, y
cualquier conciertos, transacciones,/ quitas, sueltas, y esperas, en la cantidad, y por
el/ tiempo, forma, y orden que le pareciere, concesión de/ derechos, y aceptación de
lo que se diere, comprometa los/ pleitos, dudas y deferencias, en manos y parecer/
de jueces, árbitros, arbitradores, sui juris o ami/
gables, componedores, y les dé poder, y término para/ su decisión, y determinación,
y consienta su juicio, y/ sentencia, o la reclame, o contradiga al albedrío de/ Buen
Barón con la fianza de la Ley de Madrid, la que por venta o remate judicial cualesquier bienes,/ a que haga posturas, y pujas y las pida donde competa/ este derecho,
por el tanto, y retrato, otorgando en razón de/ todos los efectos contenidos en este
poder, y otros que/ se puedan ofrecer, en composición, y espera de las/ deudas,
que quedó debiendo, el dicho capitán Gonzalo/ de Castro, aunque aquí no vayan
expresadas las/ escrituras, con las fuerzas, vínculos, firmezas,/ penas, juramentos,
condiciones, y renunciaciones/ de leyes, y fuero, poderío, sumisión a las justicias/
obligando los bienes, y herencia, que nos pertenece del/ dicho capitán, y con las
demás circunstancias, gra/vámenes, y requisitos; y para su validación, impor/ten,
quede la suerte que los otorgantes, los aprobamos/ y ratificamos, y guardaremos y
cumpliremos, como/ por sentencia pasada, en cosa juzgada, renunciam/os leyes de
nuestro favor y la general del derecho,/ y por las dichas Doña María de Rentería, y
u
118
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
Doña Clara de/ Rentería, nuestras mujeres, el auxilio del Beleyano, leyes de Toro,
Madrid, y partida, y las demás/ que favorecen el derecho de las mujeres, de cuyo/
efecto, nos apercibió el presente escribano; E yo/ el dicho don Diego Fernández
de Castro, por mayor/ de veinticinco años, y no constar sujeto a tutela/ ni ajena
administración, que es fecho en la Ciudad/ de Monterrey del Nuevo Reino de León,
en diez/ y siete días del mes de marzo de mil seiscientos/ y cuarenta y seis años, y
los otorgantes, e yo el/
Escribano doy fe conozco, lo firmaron de sus nom/bres siendo testigos Francisco
Sánchez de la Barrera/ Juan Ramos de Arriola y Pedro de Aguirre, veci/nos de esta
ciudad, presentes Alonso de Treviño/ y Jacinto García, Diego Fernández de Castro,
ante/ mi Juan de Rocha, Escribano de Su Majestad = Testamento. En/ nombre
de Dios Todopoderoso Amén.- Sepan/ todos cuantos esta carta o Memoria de
Testamento/ vieren, como yo don Juan Fernández de Castro/ hijo legítimo de don
Diego Fernández de Castro/ ya difunto, y de doña María de la Cerda, mis legítimos/
padres = casado y velado, según orden de nuestra/ Santa Madre Iglesia, con Doña
Agustina de la Ca/dena = Estando en la cama de una grave enfer/medad, que
Dios Nuestro Señor ha sido servido en/viarme, sano y en mi entero juicio, tal cual
Dios/ Nuestro Señor me lo dio, y pasando a disponer/ mis cosas, temiendo que la
gravedad del achaque/ no impida mi memoria, determiné hacer esta/ declaración,
siendo lo primero: Creo en el mis/terio de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo, y/
Espíritu Santo = Tres Personas distintas, y un solo Dios verdadero, en quien creo,
fiel, y verdade/ramente, y confieso todo aquello, que nuestra Madre/ la Santa Iglesia
cree y confiesa, y por ser gusto/ de Dios Nuestro señor comienzo a disponer mis/
cosas. Primeramente, encomiendo mi alma a Dios Nuestro/ Señor que la crió, y
redimió, con su preciosísima Sangre/ que le quiere perdonar = El cuerpo a la tierra
de que/ fue formado, para lo cual suplico a mi hermano don/ Diego Laurel, y a mi
esposa doña Agustina de la Cade/na, que le den sepultura en la parroquia de la
Ciudad/ de Monterrey junto al pie del agua bendita, que así/ es mi voluntad. También
declaro que soy casado y ve/ lado, con la dicha doña Agustina de la Cadena según
el/ orden de Nuestra Santa Madre Iglesia, y durante nuestro/ matrimonio, hubimos
y procreamos por nuestros/ hijos a Antonio, Luisa, Jacinta, Onofre, Macario,/
Juan Dimas, Josefa, María, Diego, George, Catari/na, Fernández, nuestros hijos
legítimos, a quienes/ declaro en lo que mío fuere, y derechos me puedan perte/
necer, para que pagadas mis deudas, se partan por igua/les partes, sacando el monto
de cien pesos, que tengo/ dados a mi hija Luisa, y a Jacinta otros tantos. También/
declaro, que le tengo dados a mi hermana Jacinta/ veinte y tres pesos, en señal de
ciento setenta, y cinco/ pesos, que le corresponden de la partición que era/ de mi
padre los cuales, ciento setenta, y cinco pesos,/ mando a mis albaceas se lo enteren
a la dicha mi/ hermana, para poder gozar en igualdad con mi/ hermano Diego
119 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
Laurel, la cuarta parte de esta ha/cienda, sitios y caballerías de San Juan Bautista
de/ la Pesquería Grande. También. Declaro por mis bienes la parte/
que me cupiere en igualdad con mi hermano Diego/ Laurel, en La Rinconada,
de sitios, y caballerías a mí/ pertenecientes, y después de mis días, a mi mujer e
hijos./ También declaro por mis bienes, una parte de tierra, y/ agua que compré a
Gonzalo de Treviño en esta di/cha hacienda, y caballerías = También declaro, un
/ chinchorrillo de cabras y ovejas, que consta de/ su principal ciento y ochenta =
También declaro por/ mis bienes dos yuntas de bueyes quebrantadas y / aperadas
= También veinticinco bestias mansas y ce/rreras, que en ellas hay bestias mulares,
que ten/go donadas a las Benditas Ánimas = También declaro/ que dejo una casa
de mi morada, accesoria, una/ cocina de adobes, techada con sus vigas, y una tro/
ja y jacal, la cual mando a mis herederos, que ahora/ ni en ningún tiempo tengan
acción a la dicha casa,/ porque es mi voluntad, pura, mera, perfecta e irre/vocable,
que la goce la dicha doña Agustina de la Cadena,/ y después de sus días fallecida,
vuelva al tronco, y se les/ parta por igualdad = También declaro por mis bienes/ mi
adherente de a caballo, que consta de una silla ji/neta, un arcabuz, freno y espuelas,
y la espada de/ mi adorno, la cual silla, y arcabuz, separadamente/ le dejo a mi hijo
Onofre, y la espada, y otro arcabuz/ que le tengo dado a mi hijo Antonio. = También
declaro por mis bienes cuatro hachas, dos azadones, una azuela carpintera, y un
escoplo = También declaro/ por mis bienes pertenecientes, dos mil adobes, que/
compré al capitán don Diego de Sepúlveda, los cua les con su separación, los dejo
a mi hijo Antonio =/ También declaro que obtengo una ranchería de indios/
borrados, que tengo encomendados, según consta/ de los títulos, y merced hecha,
la cual según disposi/ción de este Reino, pertenece a mi hijo Antonio, por ley de
sucesión, la cual, es mi voluntad que le/
hayan y tengan por tal dueño, sin perjuicio de otra/ persona ninguna, a quien
mando, que por el tiempo que durare la vida del dicho Diego Laurel, mi/ hermano,
los gocen entre ambos igualmente/ en la dicha hacienda, y después de fallecido mi
he/rmano Diego Laurel, se queden en el poder del dicho/ Antonio Fernández mi
hijo. = También declaro que/ por sucesión de don Diego Fernández, mi padre, gozo
de cuatro indios alazapas, los dos casados con sus/ familias los cuales le queda[n] al
dicho Antonio, con los/ demás = También declaro por mis bienes, según familia/
ridad, la mitad del maíz, frijol, y cañas que tene/mos sembrados, yo, y el dicho
Diego Laurel mi herm/ano = También declaro por mis bienes, veintiséis/ planchas
de plomo rico, con más otras treinta que/ están en el molino del señor don Juan
Botello, / que me cupieron de una compañía que hice con el/ dicho. = También
declaro que es mi última voluntad/ que se les dé a las mandas forzosas, como es la
Casa/ Santa de Jerusalén, y redención de cautivos, a cada/ uno dos reales con que
las aparto de mis bienes = Todo/ lo cual, es mi voluntad, que entren dichos mis
u
120
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
bienes,/ mis albaceas, que son Diego Laurel, y albacea y tene/dora de mis bienes
a mi esposa Doña Agustina de la/ Cadena, a los cuales encargo, que todas las
deudas, cuen/tas, vales o escrituras contra mi hechas, las paguen/ de mis bienes. =
También declaro que debo al Capitán Don/ Diego Medrano, ciento, y dos pesos,
= También declaro que/ le soy deudor a Joseph de la Mota, lo cual constare por/
libro de cuentas. = También declaro deberle al sargento mayor don Antonio López
de Villegas, lo que constare/ por su libro. = También declaro deberle a Francisco
Alejo/ un macho quebrantado. = También declaro deberle a/
un tlaxcalteco, difunto, un macho manso, y por no/ saber que tenga herederos,
mando a mi hermano al/bacea, le mande decir diez misas. = También declaro/
deberle diez pesos a mi compadre Pedro de la Garza, y/ enteradas y pagadas mis
deudas mencionadas, en/ lo demás, entre gozando la dicha doña Agustina, mi/
mujer, = También declaro, que mi compadre y herma/no, el alférez real don Lázaro
Fernández de/ Castro, al tiempo de morir, porque no tuvo más/ lugar, me encargó
sus cinco hijos, que pagase/ sus dependencias, y que les dividiese lo que quedase/
de sus bienes, lo que ejecuté, y se ha de hallar la parti/ción que les hice de las tierras,
y aguas, decláralo/ así haber cumplido con esta obligación. = También/ declaro
deber al convento de mi Padre San Francisco/ tres entierros, mando se paguen por
mi mujer/ que así es mi voluntad, para que como tenedora, y curadora de/ nuestros
hijos, los vaya [e]mancipando, para todo lo cual suplique/ al señor teniente don
Diego García de Sepúlveda, se sirva de au/torizar este mi escrito, en la manera
que le es concedido, y/ también protesto no haber hallado papel competente al
presente/ para mayor abundamiento. = También encargo a mis albaceas/ que si
Dios Nuestro Señor fuere servido de llevarme de esta vida/ a la otra, y que si fuere
[a] [h]ora competente, que se me diga una/ misa rezada de cuerpo presente, y si no
lo fuere, que se me/ diga otro día; y así mismo mando a los dichos mis albaceas/ que
se me diga un novenario de misas rezadas; y todo esto/ se pague de mis bienes, y
porque f ío de los dichos mis albaceas/ que así lo cumplirán, cierro pidiendo a Dios
Nuestro Señor/
use de su gran misericordia conmigo; y yo dicho teniente/ don Diego García
Sepúlveda, por comisión del señor gobernador/ don Juan Francisco de Vergara,
por Su Majestad, gobernador y capitán/ general, doy fe en la manera que puedo, y
por derecho me es con/cedido, cómo el día veinticinco de agosto de este presente
año/ de setecientos y dos, me llamó don Juan Fernández de Castro, a / quien doy
fe conozco por vecino y morador, en dicha Pesquería/ y me dijo, que este escrito,
testamento o memoria la otorgaba/ de su última, y espontanea voluntad, con las
cláusulas infras/critas, con el poder que se requiere, y es necesario a los dichos/
sus albaceas, para que en él hagan, lo en él expresado, y así/ lo guarden, y cumplan,
porque así es su voluntad; de todo/ lo cual doy fe haber pasado ante mi actuando
121 u
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
como juez/ receptor por falta de escribano público, o real, con dos testigos/ de mi
asistencia, que lo fueron Juan Botello de Morales, y Die/go Galván, es fecha en
esta Estancia de San Juan Bautista/ de la Pesquería, en veinticinco de agosto
de mil y setecientos/ y dos, de lo cual doy fe = Diego García de Sepúlveda =
Juan/ de Castro = Testigo, Juan Botello = Testigo Diego Galván =/ Testamento.
En el nombre de Dios Nuestro Señor, Todopoderoso Amén = Se/pan cuantos esta
carta de testamento y última voluntad vieren/ como yo Diego Laurel Fernández,
natural de este Nuevo Reino de/ León, hijo legítimo de don Diego Fernández de
Castro y de doña María de la Cerda, difuntos y vecinos y conquistadores de este
Reino, y/ la dicha mi madre de la villa del Saltillo, hallándome como me hallo/
enfermo en la cama del achaque que Dios Nuestro Señor ha sido/ servido de
enviarme, y habiendo nueve leguas de distancia/ de poblado, en una estancia, en
el campo, temiéndome me asal/te la muerte, como por muchas ha acontecido, sin
disposición/ testamentaria, y estando en mi entero juicio y memoria, tal cual Dios/
Nuestro Señor ha sido servido de me dar, temiéndome como llevo dicho/ de la
muerte, cosa natural a toda criatura, e incierta la hora/
y tomando por mi Abogada intercesora a la siempre Virgen María/ Santísima
Madre de Dios, y Señora Nuestra, y todos los santos/ y santas del cielo, para que
rueguen, y por especial a todos mis/ devotos intercedan para con Dios Nuestro
Señor me perdone mis/ pecados, cuando de este mundo vaya y creyendo, como
firmemente/ creo en el misterio de la Santísima Trinidad, Dios Padre, Dios/ Hijo
y Dios Espíritu Santo, tres personas distintas, y un solo Dios/ verdadero, y en
todo aquello que cree y confiesa nuestra Madre/ Iglesia Romana, debajo de cuya
fe y creencia, procuro vivir,/ y morir, como católico cristiano; y en esta forma,
deseando/ poner las cosas como conviene, otorgo que hago mi Testamento/ en la
forma y manera siguiente: Primeramente encomiendo/ mi alma a Dios Nuestro
Señor, que la creó de la nada al ser que tiene/ y redimió con su sangre preciosa,
y el cuerpo a la tierra de que/ fue formado; el cual, cuando Dios Nuestro Señor
fuere servido de/ llevar de esta presente vida, mando sea enterrado en la parro/
quial de Monterrey, en la pila del agua bendita, y siendo [a] hora/ competente, se
me cantará misa de cuerpo presente, ofrenda/ de cera, pan, y vino con su vigilia,
y si no, otro día, lo cual/ mando se pague de mis bienes conforma al arancel acos/
tumbrado; - También declaro se prosiga un novenario de/ misas rezadas por mi
Ánima, que la cual limosna de/ ellas, se pague de mis bienes, y de todo lo demás de
mi entierr/o lo dejo a la voluntad de mis albaceas – También mando/ a las mandas
forzosas, cuatro reales a cada una, con que las/ aparto de mis bienes, y otros cuatro
reales para la canoni/zación del beato Gregorio López – También declaro, que fui/
casado y velado según orden de Nuestra Madre Iglesia con/ doña Josefa Flores,
hija legítima del alférez Pedro Flores/ y doña Polonia Treviño, y durante el dicho
u
122
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
nuestro matrimonio que/ hubimos, y procreamos por nuestros hijos legítimos,
a Polonia,/ Pedro, Nicolasa, María Francisca, Xaviera, [y] Clara Fer/nández, los
cuales declaro por mis hijos legítimos = También/ declaro que se nos murió un
niño de edad de nueve/ días, y después de muerta la dicha difunta, murieron Diego,
y/ Juana Teodora, niños; hago esta declaración, por lo que mira/ a su legítima que
recayó en mí = También declaro con los bienes que/
yo me hallaba al tiempo de dicho matrimonio, fueron los siguien/tes; una silla
jineta, un arcabuz, una espada, un capote,/ unos calzones de paño de Holanda, una
gabardina de belfa/ aforrada con saya y botones de hilo de oro, un vestido/ de paño
fino, un armador de raso, y ropa blanca, dos pares/ de camisas, dos de calzones
blancos, dos pañuelos, unas medias/ de seda, y otras de lana, un sombrero, una
balona, freno,/ y espuelas, una manada de yeguas que se componía de vein/te y
cinco yeguas con su caballo, un burro manso, dieciocho/ caballos mansos, siete
bestias mulares aparejadas, dos bueyes,/ cincuenta cabezas de ganado menor, poco
más o menos una/ parte de labor y sitios en esta hacienda de Pesquería he/redad
de mi padre, tasada ciento y setentaicinco pesos,/ otra parte en La Rinconada,
igual con las partes de mis/ hermanas y hermanos, que para en el Archivo de
Mon/terrey, del tiempo de don Juan de Echeverría – También de/claro que al
tiempo y cuando contraje matrimonio con la / dicha mi mujer, también le dieron
un vestido de lana mexi/cana azul, pollera y bombac[h]a – También otra pollera
de lana/ ver-de usada, – También unas naguillas de escarlata, con una/ punta
de manto por guarnición, usadas dichas naguillas – / También un ajustador de
raso – También dos camisas de ruan/ florete, que tendrían diez onzas de seda =
También un pañue/lo de Bretaña = También un calzado = También un colchón
de coten/se = También dos sábanas, la una de ruan florete, y la otra de/ ruan de
China = También dos almohadas, que tendrían dos onzas/ de seda = También
una colchita que compró el dicho mi suegro,/ por una mula serrana = También
veinticuatro potrancas de/ año, y de dos años, y dos potros = También un macho
serrano,/ y dos yeguas mansas. Esto declaro haber recibido, para el/ descargo de
mi conciencia; esto declaro por no habérsele hecho carta/ de dote, ni memoria por
parte de su padre = También declaro los bie/nes con que me hallaba después de
muerta la dicha Josefa Flores/ mi esposa, son los siguientes – También mil cabezas
de ganado/ de pelo chico y grande = También declaro, que siete mulas aparejadas/
que tengo referidas a dichas cabras que menciono = También tres/ yuntas de bueyes
= También tres rejas = También seis hachas = También dos/ azadones = También
una Azuela, y un escoplo = También diez besti/as mansas = También una manada,
en el carrizal de yeguas que/ tengo de feria, que dicha manada se halla deteriorada,
la cual/ tiene de encargo Matías de Treviño, sin obligación alguna/ de entregar lo
perdido = También de ajuar de casa un caso = También un comal = También
123 u
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
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dos metates = También un almirez = / También dos calderetas = También tres
cucharas de plata = También/ una mesa = También dos bancas = También una
cama de madera/ = También una sábana = También dos almohadas = También
una colcha/ vieja = También una medida de medir semillas = También una casa/
que se compone de sala y aposento, con tres puertas, treinta/y cinco morillos =
También una galerita, con doce morillos = También/ las partes de tierras que
tengo referida de herencia de mi pa/dre, que consta = También la parte de mi
hermana Josefa, en/ doscientos pesos, por la mejora de una cocina de la casa/ de
arriba = También la parte de mi hermana Jacinta, que está/ en ciento y setenta y
cinco pesos, los cuales le acabé de ajus/tar, con cincuenta pesos después de casado
con doña Juana/ de Quintanilla = También declaro la parte de Juana de Treviño/
de labor y sitios en esta hacienda, en cien pesos = También la/ parte de Cristóbal
de Villarreal, sus primeros herederos/ en esta hacienda, en cien pesos = También
la de los Gutiérrez/ en cien pesos, en esta hacienda, = También declaro de los
herede/ros de Oropesa, en cien pesos, con escritura de ella, en/ el Archivo de las
Salinas, con la parte de Cristóbal Do/mínguez, cien pesos que le di, en tiempo que
vivía mi difun/ta esposa, los retení (sic.), y cinco pesos, compré en dicha parte/ en
cien pesos, y para el ajuste de veinte y cinco pesos en/ este segundo matrimonio =
También declaro, que en mi primer/
matrimonio, la parte de La Capellanía en mil trescientos pesos/ que me prestó
el General don Antonio Vallejo, y de ellos no había pagado nada, cuando la dicha
difunta murió quedé pa/gando rédito = También, después de casado con doña
Juana de Quin/tanilla, compré la parte de tierras y aguas de Anastasia/ de Treviño,
que fue igual a las de sus hermanos, que tengo com/pradas = También declaro que
después de muerta la dicha difun/ta, estaba dicha Capellanía en mil trescientos
pesos, y hoy se/ halla en dos mil pesos, de que estoy pagando rédito = También de/
claro, que aunque parezca[n] algunos recibos del General don Anto/nio, difunto,
entre mis papeles, del tiempo que le pagué renta/ de mil y trescientos pesos,
se entiende que estos recibos, no hacen/ a mi favor, ni de mis herederos, y tan
solamente se ha de/ atender a un recibo que consta de la segunda escritura/ de
los dos mil pesos, que por la presente no se ha podido hallar/ y para el descargo
de mi conciencia consta de doscientos, y cin/cuenta pesos, con más cien pesos
que di en cuarenta y ocho/ [f ]anegas de maíz a dos pesos, y dos fanegas de frijoles
a cinco pesos,/ que importan uno y otro, ciento y seis pesos, los cuales entregué
el/ año pasado de [1717] diecisiete, y por hallarse muy enfermo/ el dicho difunto,
no me dio recibo; téngole dado noticia de esto/ al general Nicolás de Bandales,
como albacea del dicho di/funto, que, en cotejando esta cantidad con la escritura
que/ para en su poder, reconocerá lo que puedo deber, a los bienes de/ dicho don
Antonio difunto; es mi voluntad que se pague de mis bienes = También declaro,
u
124
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
con los bienes que al presente tengo, Pri/meramente un vestido de paño, capote de
género, aforra/do en raso, con su villaneta, una gabardina de fondo negra/ usada y
unos calzones de capichola, una almilla de tisú, una/
batona, unos puños, dos pares de medias de seda, un ceñidor/ de saya saya =
También un arcabuz con la caja quebrada, una/ carabina, un espadín, una maya
vieja, una adarga, una/ silla nueva, y unos cojinillos = También un freno y espuelas
=/ También una espada, con puño y contera de plata, También declaro/ mil y
quinientas cabezas de ganado cabrío chico y grande/ que de ello se ha de escalfar
doscientas cabras de vientre, que/ me tiene arrendadas el capitán Joseph de la
Mota, que le tengo/ pagado la renta, hasta la presente, que se le han de dar, veinte/
chivatos, que es lo que su merced, y yo tenemos concertado =/ También declaro
siete caballos mansos, y cinco yeguas mansas,/ También dos mulas mansas, y
otra cerrera = También declaro cinco/ bueyes mansos, – También tres rejas, –
También cinco hachas, y dos/ azadones, y dos escoplos, una azuela = También
nueve cuadros/ que compré, después que contraje matrimonio con doña Juana/
de Quintanilla = También nueve cuadritos, que tenía antes = También/ un Santo
Cristo, pequeño de bulto, También declaro veinte y cuatro/ potrancas, que tengo
declaradas de mi primer mujer, por no/ haber comodidad de criar en este paraje,
por temor de los in/dio los vendía a razón de dos pesos, luego que los recibí =/
También declaro que todas las partes de tierras y aguas que/ tengo declaradas, las
heredé como compradas, no tengo ven/didas ni enajenadas, que todas están como
ten/go referidas = También dos metates, y dos cazos usados = También/ una mina
que tengo denunciada en el Potrero del Cercado,/ que en ella tiene parte Joseph
Cavazos, de seis barras = También/ declaro que soy casado y velado según orden
de Nuestra Santa/ Madre Iglesia con doña Juana de Quintanilla, hija legítima/ del
alférez real Bartolomé González, y de doña Nicolasa/ Fernández, y en el tiempo
de nuestro matrimonio, hubimos, y/ procreamos, un hijo llamado Joseph Laurel
Fernández, y/ queda dicha mi esposa preñada, que siendo Dios Nuestro Señor/
servido alumbrarla con bien, los declaro por mis hijos, y he/ rederos legítimos =
También declaro [que] al tiempo de mi matrimonio/ me dieron mil y setenta pesos para ayuda a las cargas matri/moniales, que consta de una Carta de Dote, que
para en mi poder/
a que estoy obligado debajo de mi firma, y es mi voluntad de todos/ aquellos
bienes, que la dicha doña Juana de Echavarría, debajo de buena/ conciencia haberse
gastado, y menoscabándosele, ajusten de lo más/ bien parado de mis bienes =
También declaro que le era deudor a mi/ hermana Jacinta, de cinto y cincuenta
pesos, de un préstamo/ que me hizo, y le tengo dada a cuenta de dicha cuenta,
doscientas ca/bezas, [que] dejo a su voluntad el precio por haber sido cabras, es/
cogidas, y lo que restare, mando se le pague de mis bienes = También de/ claro,
125 u
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
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que le soy deudor al alguacil mayor don Juan Muñoz de/ Herrera, un restillo que
constará por su libro de cuantas, y quedó con/migo de enviar por unos frijoles,
conchabados a cuatro pesos/ a cuenta de dicha dependencia = También declaro,
que le soy deudor/ al general don Nicolás Bandales, de lo que constare por su libro/
de cuentas = También declaro que me es deudor, mi compadre Francisco/ de la
Peña, de cuatro fanegas de frijol, a cuatro pesos fanega =/ También declaro que me
es deudor Santiago de Arizpe, de la Villa/ del Saltillo, ocho fanegas de frijol a cuatro
pesos fanega =/ También el capitán Andrés Galindo de dicha villa, me es deudor/
de dos fanegas de frijol que valen ocho pesos = También declaro/ que tengo dado
a mi cuñado Nicolás Flores, cuatro fanegas/ de frijol para que las venda, y de ello
se pague el flete, y dos/ reales en cada peso = También declaro que tengo libro de
cuen/tas de la gente de mi servicio, que por él se verá, lo que me deben/ y yo les
debo = También declaro un pedazo de tierra, [d]onde cabe/ casa, corrales, y huerta,
lo tengo dado a don Lázaro Fernán/dez, es donde tiene edificado su casa, que me
lo tiene pagado,/ mando a mis herederos, no se le embaracen, es de entender/
que dicha tierra, es sin agua = También declaro por mis bienes/ un vale de cien
pesos que me tienen otorgado mis sobrinos/ Antonio Fernández y Juan Dimas
Fernández = También decl/aro que le soy deudor al general Don Nicolás Bandales [de] cuarenta/ y ocho cabras, que pagó por mí a mi hermana Jacinta y si el
dicho/ general hiciere algún cargo de renta de dichas cabras, mando se le pague/
También declaro una puerta y un marco nuevo = También declaro que/ tengo
casada a mi hija Polonia con el alférez Ignacio de la Garza/ También declaro por
mis bienes un solar de tierra, que tengo en la Ciu/dad de Monterrey, que aunque lo
compré yo con dinero mío, que/ me costó treinta y cinco pesos, de Juan Rendón,
por haberlo comprado/ con el fin que le sirviera a mi madre, es mi voluntad, que
se le diga/ nueve misas rezadas, las cuales se pagarán de mis bienes, y que/ dicho
solar le quepa a mi esposa doña Juana de Quintanilla, que es/ mi voluntad aunque
se desfalque de los bienes gananciales, que/ le puedan caber = También declaro
que como llevo dicho, tengo casada a mi hija Polonia, con el alférez Ignacio de la
Garza, y les di al tiempo/ de dicho matrimonio, los géneros que constan en una
Memoria/ que tengo firmada de mi nombre, que aunque al tiempo de dicho ma/
trimonio no la hice, la hago ahora, para el descargo de mi concien/cia, la que se
le pase con su legítima = También declaro, que pagado mi funeral y entierro y
mandas forzosas, en el quinto de mis bienes, me/joro a las Ánimas Benditas de mi
mayor obligación, para que se/ les diga de misas, para cumplir este mi Testamento,
mandas, y/ legados, y última voluntad en él contenidos, nombro y señalo por/ mis
albaceas a doña Juana de Quintanilla, y al alférez Joseph/ Cavazos, a quienes les
doy poder cumplido, el que de derecho se requiere/ y es necesario para que puedan
disponer de todos mis bienes, vendién/dolos en almoneda, o fuera de ella, como
u
126
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
más bien visto le parezca/ o fuere su voluntad, sin limitación, ni condición alguna;
y si pa/ra la disposición del cumplimiento de mi Testamento se le pasare/ el tiempo
por derecho dispuesto, le prolongo todo el tiempo que el/ derecho me concede,
y por este mi Testamento, nombro y señalo por tuto/res y curadores y tenedores
de bienes a los referidos albaceas/ y ruego y suplico a las justicias de Su Majestad
los tengan por tales/ albaceas y tenedores de bienes, para la validación de este mi/
Testamento, pido y suplico al capitán/
Francisco González de Quintanilla, teniente de alcalde/ mayor, y capitán a Guerra
de este Valle de Pesquería Grande, in/terponga su autoridad real por hallarse el
escribano pú/blico y real de este reino, de ocho o nueve leguas de distancia/ de
esta hacienda y hallarse con achaque en la cuidad, y no ser/ posible asistir para
otorgar a fe el este mi Testamento, y/ última voluntad, yo dicho teniente de alcalde
mayor, estando/ el otorgante, aunque enfermo actualmente, en su entero/ juicio,
otorgando como otorga este Testamento, como su última/ voluntad quiere sea firme
y valedero; En nombre de Su Majestad/ interpongo mi autoridad y decreto judicial,
cuanto de derecho se/ requiere, puedo y debo, para dar valor y firmeza, como se
la doy/ a dicho Testamento, como se requiere, según la ley de su otorgamiento./
Fueron testigos el capitán Don Diego García de Sepúlveda, el/ sargento Francisco
de la Peña, y Juan Dimas Fernández, y lo firmó/ conmigo el otorgante, actuando
como juez receptor con/ los testigos de mi asistencia por hallarse el Escribano
Real y Público/ imposibilitado de asistir a dicho otorgamiento, por hallarse como/
se halla enfermo, de que doy fe. Fecho en este Valle de la/ Pesquería Grande,
en cuatro días de mayo de mil setecientos y/ dieciocho años = Francisco
González de Quintanilla = Diego/ Laurel Fernández = Testigo Diego de Sepúlveda
= Francisco/ de la Peña = Testigo Juan Dimas Fernández = Joseph de Quin/tanilla
Falcón = Joseph Ramón de Arredondo = Escritura. Sepan/ cuantos esta carta de
Pública escritura vieren, como yo/ Manuela Díaz, viuda de Gonzalo Fernández de
Castro, difunto, vecina del Partido de la Pesquería Grande, de esta/ gobernación,
otorgo, que vendo en venta real, para siempre/
jamás al capitán Gabriel de la Garza, vecino de dicha Pesquería/ para el susodicho,
sus herederos y sucesores, y quien su poder/ y causa hubiere; una tabla de tierra
que tengo, y poseo en/ la referida Pesquería, la cual hube y compre de Santiago/
Barrera, vecino de esta Ciudad de Nuestra Señora de/ Monterrey, la cual dicha tabla
de tierra, es a lindes de/ tierras del susodicho capitán Gabriel de la Garza, la cual
dicha/ tierra se la vendo, libre de censo, e hipoteca, no otra ninguna/ enajenación
especial, ni general, la cual se la vendo en/ cantidad de cien pesos efectivos, que tengo recibidos de/ contado, de los cuales me doy por entregados, y renuncio la/ non
numerata pecunia, leyes de la entrega y pueba (sic), y/ confieso que es el justo valor,
y precio, que debe valer, y/ vale la referida tabla de tierra, con toda su agua que/ le
127 u
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
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toca, y pertenece, además, con todos sus usos, costumbres,/ entradas, y salidas, y
a ella todo lo que le fuere anexo, y/ concerniente, la cual le vendo libre, y segura de
ningún/ pleito, ni contienda, con persona, para que el susodicho/ la goce, el, y sus
herederos, y sucesores, en quieta, y pacífica/ posesión en la cual desde luego por la
personal y el quasit / en tanto que no la tome, y aprehenda por la real justicia, pa/
ra su mayor seguro, por la presente, me confieso, y de/claro, por su inquilina, hasta
tanto que la haya apre/hendido, y tomado, y si acaso antes, o después se le fuere/
movido pleito alguno al comprador, o a sus herederos/ por cualquier tercero, que
quiera representar mejor derecho/ propio, saldré yo, y mis herederos a la defensa,
y demanda/ de dicha venta defendiéndola en juicio, y fuera de él, y si acaso/ en
juicio, fuere vencida, a su saneamiento quedo obligada/ a cumplir, y mejorarle la
dicha venta, en la parte, y lugar donde/ más cómoda y conveniente le pareciere, en
otra tanta y tal/ tierra como ella, y declaro que la dicha cantidad de los dichos/ cien
pesos es el justo valor de la dicha tierra la cual no/ vale más, y si más vale, o valiere,
en cualquier manera/
de la demasía, y más valor hago gracia, y donación al dicho com/prador, pura,
mera, perfecta, e irrevocable que el derecho llama/ inter vivos, con insinuación, y
renunciación de las leyes,/ y me desisto, y aparto del derecho, acción, propiedad,
y se/ñorío que en dicha tierra tengo, lo cual cedo, renuncio, y trans/fiero en el
comprador, para que como casa propia suya/ habida y adquirida, con justo título,
con el de esta venta/ disponga a su voluntad de ella, pues desde luego, y para/ siempre jamás le hago plena exhibición, a la cual, y su/ mayor seguridad, y saneamiento
en la bastante forma/ que puedo ser obligada, me obligo con mis bienes habidos/
y por haber, y con ellos me someto al fuero, y jurisdicción/ real de las justicias
de Su Majestad, que de mis causas/ deban, y puedan conocer, [en] especial a las
de este Reino/ para que me compelan, y apremien como si fuese en sen/tencia
pasada, en autoridad de cosa juzgada, renun/cio el mío, domicilio, y vecindad, ley
si convenerit de/ jurisdisione ominium judicum, Leyes del Beleyano Em/perador
Justiniano, Senatus consultus, Toro, Madrid,/ y Partida, y las demás que hablen
del favor de las mu/jeres, con las nuevas Constituciones, de cuyos efectos, he/ sido
avisada, y amonestada por el presente escribano/ en cuyo verdadero testimonio de
este otorgamiento, por/ no saber firmar rogué a Salvador Capetillo, veci/no de esta
Ciudad lo hiciese por mi; que es fecha la car/ta, en esta Ciudad de Monterrey, a
veintidós de/ noviembre de mil setecientos y trece años = E Yo el/ Escribano
doy fe haberlo la susodicha, así otorga/do, y por no conocerla me declaro su fiel,
y seguro cono/cimiento, Santiago Barrera, vecino de esta Ciudad a quien doy [fe]
conozco, f írmolo el testigo a ruego de la o/torgante, y fuéronlo instrumentales, don
Juan Muñoz/ de Herrera, don Pedro de Bustamante, y el capitán/
Joaquín de Escamilla, presentes, vecinos de esta Ciudad, de/ ello doy fe conozco
= En vista de la Escritura dijo que otorga/ recibimiento en forma, y se da por enu
128
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
tregado a su voluntad de/bajo de las condiciones expresadas, en dicha Escritura, así
lo/ otorga, renuncia las leyes de su favor, sométese a las leyes de la real/ justi-cia,
y firrmolo conmigo, y testigos dichos. De ello doy/ fe = a ruego de la otorgante =
Salvador de Capetillo = / Gabriel de la Garza = Ante mí don Francisco de Mier
Noriega,/ Escribano público y de cabildo = Entregose esta copia a la/ parte del
capitán Gabriel de la Garza, día del otorgamiento/ en este papel del sello tercero, en
cuatro fojas, dos de dicho pa/pel, y dos del común, Testigos, los dichos de ello Doy fe
= Hago/ mi signo. En testimonio de verdad Francisco de Mier No/riega, Escribano
Público y de Cabildo = Testamento. En el nombre de/ la Santísima Trinidad, Padre,
Hijo, y Espíritu Santo/ Tres Personas, y un solo Dios verdadero, y de la Santísima/
Reina del Cielo, Madre de Dios, y Señora Nuestra Amén; / Sepan cuantos esta
carta de Testamento, y última, y postri/mera voluntad vieren, como Yo el capitán
Gonzalo Fer/nández de Castro, vecino de la Ciudad de Monterrey de/ este Nuevo
Reino de León, hijo legítimo que soy de Juan/ Fernández de Castro, y doña Mayor
de Rentería, vecinos primeros/ de la Nueva Galicia, estando como estoy de grave, y
peligrosa/ enfermedad, sano del entendimiento, y en mi juicio y enten/dimiento tal
cual Nuestro Señor fue servido darme, creyendo/ como vivamente creo, y confirmo
el Misterio de la Santí/sima Trinidad, Padre, Hijo, y Espíritu Santo, Tres Personas/
distintas y un solo Dios Verdadero, y todo aquello, que/
tiene, cree, y confiesa nuestra Santa Madre Iglesia, Ca/tólica, Romana, como hijo
suyo, en cuya fe y creencia, protest/to vivir, y morir, como católico y fiel cristiano,
y tomando/ como tomo, para hacer este mi Testamento, a la Sagrada, Pura Reina/
del Cielo Señora Santa María, y Señora Nuestra, otorgo que/ hago mi Testamento,
en la forma, y manera siguiente = Pri/meramente mando mi ánima a Dios Nuestro
Señor, que la/ creó y redimió con su Preciosísima Sangre, muerte, y pasión/ y el
cuerpo mando a la tierra de que fue formado = También or/deno, y mando, que si
Dios Nuestro Señor fuere servido de lle/varme de esta enfermedad, mi cuerpo sea
sepultado en/ el convento de Nuestro Señor San Francisco de la dicha Ciudad en/
la capilla, y sepultura, que allí tengo, por patente del/ reverendo padre provincial,
como de ella consta, y acompa/ñen mi cuerpo los religiosos del dicho convento,
y se me dé/ el hábito para mortaja, y si fuere hora de misa, se me diga/ de cuerpo
presente, con su vigilia, ofrendada, de pan, y vi/no, y cera, y si no lo fuere se me
diga otro día, y la limosna/ se pague de mis bienes = También mando a las mandas
forzosas/ dos reales a cada una, con que las aparto, y quito de mis bienes = Mando
a la Casa Santa de Jerusalén, dos docenas/ de pesos en plata, con que cumplirán
con mi obligación/ cuando se le paguen = También mando, por ofrecimiento que/
hice, por ciertas dependencias al convento de Nuestra Señora/ del Carmen de la
Ciudad de México, mando se le den/ doscientos pesos, en plata, mando se paguen
= También mando/ se digan, por mi ánima, y la de mis padres dos novenarios de/
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Dos familias en la conformación Histórica del
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misas cantadas, con sus vigilias, el uno en el convento/ del Señor San Francisco de
la dicha Ciudad, y el otro en la/
Parroquial de ella, y se ofrendare Pan, y cera, y se pague la li/mosna de todo.
También declaro que por el afecto, que [el] señor/ doctor don Leo el de Cervantes
y Casafuerte obispo de/ la Galicia, me dio en la parroquial de la dicha ciudad, ofre/
cí ochenta pesos, para lo cual di el dosel, una imagen de la/ Concepción, unos
serafines, y el ornamento, blanco, todo en/tero, y para el negro di todas las telas,
todo lo cual quiero/ sea para en cuenta de los ochenta pesos, y mando se le den/
dichos ochenta pesos en plata más = También declaro que/ soy deudor, a diferentes
personas, lo que pareciere por es/crituras otorgadas, mando que escalfado, las
costas de/ pago, que [a]pareciere en ellas, o resultare, se pague el resto/ de mis
bienes y señaladamente, para en cuenta de lo que/ soy deudor a el capitán don
Juan de Orduña, se le dé el/ ganado cabrío, y ovejuno, que será lo que [a]pareciere
por una Memo/ria, que está entre mis papeles, cuyo ganado tengo en poder de
Francisco/ González del Fraile, con quien tengo hecha compañía, de cuatro mil/ y
tantas cabras, suyas y mías, a medias de perdidas, y ganan/cias = También declaro
que tengo en poder del alférez Simón/ de la Garza una Escritura de cuatrocientos,
y setenta pesos/ contra mi hermana Mónica Rodríguez, mando se le pida,/ y con
lo procedido de ella, mando se le pague, lo que pareciere/ deber yo, a la casa de
Zuñiga = También declaro soy deudor de An/na de Treviño lo que [a]pareciere
por un vale de resto de renta, y/ venta de unas cabras, mando se le pague, con más
dichos seten/ta pesos, a cabeza, a causa de no haberle pagado en tiempo lo que
se le/ debía de todo ello = También quiero, que si alguna persona [a]pare/ciere,
diciendo debajo su simple juramento, le soy deudor hasta/ en cantidad de cinco
pesos, mando se le paguen = Declaro/ por bienes míos, los siguientes, declaro por
míos todos los sitios que/ se contienen en las mercedes, en que tengo dispuestos
tres agostaderos/ el uno, desde las tapias de Blas Pérez hasta la punta del Topo, de/
la una y otra banda, y de estos, he dado el uno en arrendamiento/ a los padres de la
Compañía del Colegio del Convento de Queré/taro, en cuatrocientos pesos, cada
año, y es por cuatro años/
El arrendamiento, con más lo que les diere de avío, y se me debe/ todo, y el otro
lo tengo dado por dos años al capitán Diego de/ Orduña, al que no se le pida el
arrendamiento, y el otro agostadero,/ que es el de Nacataz tengo dado a Gordian
Pulido y Francisco González/ y de ello, me son deudores de cien pesos, que se
cumplirán, por el mes/ de febrero, y asimismo, me son deudores de una libranza, que
no/ quiso aceptar el capitán don Juan de Orduña, certifico Yo don Juan/ Cristóbal
de la Garza, alcalde mayor del Valle de la Pesquería Grande/ haberse hallado este
testamento en dos fojas del sello segundo que se/ conoce le faltan otras, el sello
dice así: sello segundo, seis reales/ años de mil y seiscientos treinta y ocho y treinta
u
130
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
y nueve, y para que/ conste puse esta razón, que autorizaré acabando de sacar/
el testimonio de los demás papeles, y sigue = En el Valle de San/ Juan Bautista
de Pesquería Grande, en veinte días del mes de junio/ de mil y setecientos años.
Ante mí el capitán don Diego García/ Sepúlveda, pareció presente el capitán don
Juan Fernández de Castro, a quien doy fe conozco, y dijo, que habiendo fallecido/
el alférez real don Lázaro Fernández de Castro, a quien doy/ fe conozco, y que
aunque, este recibió los sacramentos no tuvo/ tiempo de hacer testamento, y si
declara a sus hijos, y al dicho/ don Juan, que el dicho le sirviese de padre, y él
como tal los viese/ como a hijos, partiese y dividiese de sus bienes e hiciese que/
se pagasen las dependiencias, que él debía, pues ya todos eran/ de mayor edad, y
casados, pero que como la fragilidad huma/na, necesita siempre de algún subsidio,
esperaba en la ma/durez del dicho don Juan les partiría y dividiría como padre/ y
albacea, pues no se pudieron hallar prontos más testigos,/ y que estando presentes
los hijos, e hijas del dicho, que se haya/ron presentes, a su muerte, confesaron, que
era así cierto/ y que como tal expresado, por su padre lo aceptaban de su pro/pia, y
espontánea voluntad, y que respecto de que el expresado/ don Juan Fernández de
Castro, conocía tendrían posible para/ pagar las dependencias, que su padre debía,
y el funeral, y/ entierro, desde luego las pagase, y los dividiese tomando/ de los
bienes lo que hallara ser justo; en cuya virtud usando de/
esa facultad, dicho don Juan por ante mí, y con anuencia de/ ellos les dividió y partió
la tierra de labor, que fue del alférez/ real don Lázaro Fernández de Castro, en esta
hacienda de/ San Juan Bautista de la Pesquería Grande, haciendo seis partes/ de
ella, que naturalmente, estaban ya hechas antes, en otras/ tantas tablas, y estando
presentes los cinco hijos, que solamente/ tuvo legítimos el expresado don Lázaro
se les adjudicaron,/ partieron, y entregaron, en esta forma: la primera tabla/ a doña
María Fernández de Castro Rentería, mujer de don José/ Sáenz, la segunda tabla a
don Gonzalo Fernández de Castro,/ marido de doña Manuela Díaz, la tercera tabla
a doña María/ Margarita Fernández de Castro Rentería, mujer de don Juan/ Ballí,
la cuarta tabla a Lázaro Fernández de Castro, sol/tero. La quinta tabla a doña Juana
Fernández Rentería, mu/jer de Santiago Barrera, y la sexta tabla se separó pa/ra
pagar las dependencias, y funeral, y quedaron dichas depen/diencias, en especial,
un bate a favor de Bernardo Flores,/ en poder del expresado don Juan Fernández,
los muebles/, se aplicaron, entre doña María, don Gonzalo y don Lázaro y/ la casa,
la trocaron, entre Margarita, la de Ballí, y Juana/ la de Santiago Barrera, con cuya
partición dijeron que/ quedaban satisfechos, y enterados, sin fraude, alguno y que/
de facto, renunciaban, todo derecho que les pudiera mover in/quietud, y quedaban
sumisos y agradecidos a su padre, y/ albacea don Juan Fernández de Castro, y el
dicho don Juan,/ y ellos me pidieron interpusiera mi autoridad y judicial/ decreto, y
confirmación en esta partición, y transacción, Y yo dicho/ capitán y alcalde mayor
la interponga, tanta cuanta/
131 u
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
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por derecho puedo, y debo, que así pasó todo, siendo testigos el/ capitán Gabriel
de la Garza, y Miguel de la Garza, y los de mi/ asistencia, con quienes actúo, por
receptoría, por haber como diez/ leguas de distancia, de aquí a donde está el
escribano, de/ todo doy fe = Diego García Sepúlveda = Juan Fernández/ de Castro,
a ruego de su mujer, y por sí Joseph Sáenz =/ Gonzalo Fernández de Castro = Juan
Ballí, por sí y Marga/rita = Lázaro Fernández de Castro = Santiago Barrera/ por sí,
y por Juana de Rentería = Testigo Juan Botello de Mo/rales = Testigo Bartolomé
González de Quintanilla = / Concuerda. Concuerdan con sus originales, que
quedan en el Archivo/ de mi cargo, a que me remito, y van fielmente sacados,
corregidos/ y concertados, y al verlos sacar corregir y concertar, se halla/ron presentes don Teodoro Flores, don Jacinto de la Garza/ y don Antonio Rodríguez,
todos vecinos de este Valle, y va/ en veintinueve fojas útiles, conteniendo la primera/ el escrito presentado por la parte, y auto por mí proveído,/ y en la segunda
comienza el testimonio, con estas palabras,/ don Martín de Zavala, sin intervenir
otras palabras, más/ de siete y medio renglones, de certificación mía, que está/ en
la foja “28” a su principio, y para los efectos que le cor/respondan al señor bachiller
don Juan José Amato de/ Arizpe, parte patente, los saqué y autoricé, Yo don Juan/
Cristóbal de la Garza, alcalde mayor, y capitán a gue/rra de este Valle de San Juan
Bautista de Pesquería, y su ju/risdicción, actuando por receptoría, con los dos de
mi asistencia/ a falta de todo escribano, público ni real que no lo hay de todo/ doy
fe = Juan Cristóbal de la Garza = de asistencia Juan Joseph/
de la Garza = de asistencia Pedro José de la Garza = Auto. En el Valle/ de San
Juan Bautista de Pesquería Grande en veintiséis/ días del mes de mayo de mil
setecientos, setenta, y nueve años/ Yo don Juan Cristóbal de la Garza, alcalde
mayor en lo político,/ y capitán a guerra en lo militar de dicho valle, en virtud de/
haberse ya sacado, en testimonio de los papeles originales/ que se han hallado, en
mi Archivo, que va fiel, cierto y ver/dadero, su testimonio, con la nota que está
puesta al tes/tamento trunco de don Gonzalo Fernández de Castro, que tam/bién
es cierto, y por tal, la certifico, en toda forma de derecho/ atendiendo, a que el
señor petente pide se reciba informa/ción de los testigos, que se hallaren, que no
tengan ligamento/ alguno, con los Fernández de Castro, de que se hace rela/ción,
y que yo por mi auto, proveído, en veintisiete de abril, tengo mandado, se reciba
dicha información/ la que siendo como es de encabezamiento, de parentes/cos,
no habiendo en este valle persona diputada para/ la defensa de las Repúblicas, en
estos asuntos, como los hay en las ciudades, y villas, síndicos generales al/guaciles
mayores, me pidió dicho señor petente, que él no que/ría señalar testigos, que los
señalara yo de oficio, porque/ más claramente, expresasen la verdad, en cuya vir/
tud, nombro por testigos a don Juan Antonio de la Garza,/ a don Salvador de la
Garza, a Francisco Botello, y a Valerio/ Treviño, los que sean citados de oficio,
u
132
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
para esta declara/ción. Así lo decreté actuando por receptoría, con los/ dos de mi
asistencia en falta de todo escribano público, ni real/ que no lo hay en toda esta
provincia de que doy fe = Juan Cristóbal de la Garza = de asistencia Juan Joseph
de la Garza =/ de asistencia Pedro Joseph de la Garza = Declaración del testigo
Juan Antonio de la Garza. En veintiséis días/ del mes de mayo de mil setecientos
setenta y nueve años, en/ virtud de lo por mí mandado, en el auto de arriba, Yo
don/ Juan Cristóbal de la Garza, hice comparecer ante mí, y/ en este mi juzgado a
Juan Antonio de la Garza, a quien/
doy fe conozco, y presente siendo, le recibí juramento que/ hizo a Dios Nuestro
Señor, y a la Señal de la Santa Cruz bajo del / cual prometió decir verdad, en todo lo
que supiere y le/ fuere preguntado, y siéndolo arreglado al Escrito/ presentado, por
el señor petente dijo, que conoció co/mo a sus manos a don Gonzalo Fernández de
Castro, hijo/ legítimo del alférez real don Lázaro Fernández, y que don/ Gonzalo
salió muchacho a estudiar, y se casó en el Fres/nillo, según oyó decir que él cuando
lo conoció, lo conoció/ ya casado, con doña Manuela Díaz de Aya, de Tierra Fuera/
de esas partes del Fresnillo, y Saín el Alto que esta/ban viviendo en la punta de la
loma que está en medio/ de este valle, que cae al norte, cerca de un tanquecito/
que allí les conoció por hijos suyos, a una llama/da Josefa, a otra llamada María
Catarina y otro niño/ que no se acuerda de su nombre, a María Nicolasa, y otras/
chicas que no se acuerda, que lo vio morir, que no hizo testamento,/ aunque se
confesó, y recibió los sacramentos, que era/ legítimo descendiente del primer
Gonzalo Fernández, que/ aquí tiene hasta hoy su heredad en tierras, y aguas,/ que
según [a]parece del inventario de Gabriel de la Garza/ a éste parece le vendieron
sus hijos, o su madre. En poder/ de los herederos de este dicho Gabriel, para su
heredad/ vendida, según la expresión del inventario, y testamento/ del expresado
Gabriel; que conoció a los cuatro herma/nos de Gonzalo Fernández, a María casada
con/ Sáenz, Margarita con Juan Ballí, Lázaro Fernández/ “el Mozo” y Juana Mujer
de Barrera, que sabe así/mismo que don Juan Fernández de Castro es legítimo/
padre de doña María Catarina Fernández de Castro, madre/ legítima del señor Br.
don Juan Joseph Amato de Arizpe/ cura beneficiado, vicario y juez eclesiástico del
Valle de San/
tiago de Guajuco, que es el que se ha presentado a hacer esta/ información, fue dicho
don Juan albacea, tutor, tío carnal,/ de los expresados don Gonzalo Fernández y sus
hermanos/ como que la sexta parte de la tierra que fue del alférez real don Lázaro
se llama hasta hoy “la de don Juan Fernández”/, y la poseen los suyos, que según
los papeles, que ha visto/ a más de doscientos años, y cuando no los doscientos,
que/ entró don Gonzalo Fernández de conquistador a este Rey/no, cuya generación
subsiste en el Valle de Pesquería, en los/ apellidos, especialmente de Fernández de
Castro, Arizpe,/ solo el señor cura, y hermanos, y sobrinos; Garzas, los de/ don
133 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
Ignacio, don Gabriel el Mozo, y don Miguel, que para dis/tinguirse añadieron al de
Garza, Rentería, que puso/ el primer don Gonzalo a su hija Mayor y doña Clara algu/
nos Cavazos, por casados con las expresadas Fernández/ de Castro, y Sepúlvedas,
algunos Treviños descendientes de/ un don Alonso, y de un Nicolás que aun aquí
hay Fer/nández, de un don Gregorio Fernández que no son parientes,/ que a Tierra
fuera no ha salido, ningún Fernández, excep/to el de don Gonzalo, y que aún ese se
vino otra vez a vivir/ acá, y así que no hay ningún Gonzalo Fernández de Cas/tro en
Tierra fuera pariente de ellos, porque habiendo obte/nido cuantiosas tierras en este
Reino, pues ocupan aún/ para fundar, muchos lugares y villas, era preciso tuvieran/
aquí su heredad, y saberse de su derecho, que doña Manuela Díaz/ como el año de
veinte o veintitantos, poco más, o menos de/ este siglo, habiendo vendido, parte de
tierra, que había/ comprado a sus cuñados, le consta, que se fue a Zacatecas/ y el
Fresnillo, con un hermano suyo llamado Juan Díaz/
que llevaron los bienes que tenía, que no sabe, cuantos, ni/ como, que del hijo
varón, que tenía, supo se murió, que la/ doña María Catarina casó, no sabe si en
Zacatecas, o el/ Fresnillo con don Manuel de la Bárcena, que le parece/ era criollo de
hacia Nuestra Señora de Guadalupe, o Za/ctecas, y después fue dueño de Nuestra
Señora de Guada/lupe de la Quemada, y otras haciendas, que esto es lo que/ sabe
bajo del juramento que tiene hecho. Dijo ser de edad/ de ochenta, y cinco años, y
lo firmó conmigo, y los de mi/ asistencia de que doy fe = Juan Cristóbal de la Garza
=/ Juan Antonio de la Garza = de asistencia Juan José de la Gar/za = de asistencia
Pedro Joseph de la Garza = Testigo. En el Valle/ de San Juan Bautista de Pesquería
Grande, en veinte, y/ seis del mes de mayo de mil setecientos setenta, y nueve/
años. Ante mí dicho alcalde mayor, y capitán a Guerra/ pareció presente, en este
mi juzgado, don Salvador de la/ Garza, vecino de este Valle, a quien doy fe conozco,
y le re/cibí juramento en toda forma de derecho, que hizo a Dios/ Nuestro Señor,
y la Santa Cruz, de decir verdad, en lo que/ supiere, y le constare, y atendiendo
al escrito presenta/do por el señor cura don Juan Joseph Amato de Arizpe;/ dijo
el que responde, que conoció a don Gonzalo Fernández de Castro, como a sus
manos, hijo legítimo del alférez real/ don Lázaro Fernández de Castro, y que el
dicho Gonzalo/ hallándose de mozo se fue a estudiar a Tierra fuera, y que/ allá se
casó según supo, en el paraje del Fresnillo, con/ doña Manuela Díaz, de esas tierras,
de Fresnillo, y Saín/ el Alto, que los vio estar viviendo, a la punta de una loma/
que está en medio de este Valle, que mira al norte, junto/ a un corto tanque, que
allí le conoció, por hijos legítimos/ a Josefa, María Catarina, y otro niño, que no
se acuerda/ de su nombre, a María Nicolasa, y otras niñas de corta/ edad, que no
se acuerda de su nombre, que cuando mu/rió se halló presente, y recibió todos
los sacramentos, a/unque no pudo testar, que también sabe es descendien/te del
primer Gonzalo Fernández de Castro, y que hasta/ el día presente se halla en este
u
134
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
Valle su heredad, de tierras/ y aguas, según consta del inventario de don Gabriel
de/ la Garza, a quien le vendieron sus hijos según parece/ dicha heredad; dice el
testigo, para en poder de los herede/ros del citado don Gabriel, según la expresión
del inven/tario, y Testamento del dicho don Gabriel; que conoció bien/ a los cuatro
hermanos de don Gonzalo Fernández de/ Castro, a María casada con Sáenz, a
Margarita con/ Juan Ballí, casada, a Lázaro Fernández el Mozo, y/ a Juana, mujer
de Barrera; que también le consta/ al declarante, sabe que don Juan Fernández de
Castro es padre legítimo de doña María Catarina Fernández de/ Castro, madre
legítima del señor bachiller don Juan Joseph/ Amato de Arizpe, cura beneficiado,
vicario y juez/ eclesiástico del Valle de Santiago del Guajuco, que es el que se ha
presentado, pidiendo esta información, que fue dicho don Juan tío carnal albacea,
tutor,/
de los expresados, don Gonzalo Fernández, y sus hermanos,/ como que la sexta
parte de tierra, y agua fue del alférez/ real don Lázaro, que hasta hoy se llama “la
de don Juan Fer/nández”, y la están poseyendo los suyos, pues según los/ papeles,
que ha visto, ha como doscientos años, que nuestro don/ Gonzalo Fernández de
Castro [entró ]de conquistador, a este Reino, cuya/ generación, subsiste en este
Valle de Pesquería Grande, en los apellidos de/ Fernández de Castro, que Arizpe
solo el señor cu/ra, hermanos, y sobrinos, Garzas los de don Ignacio,/ don Gabriel,
el Mozo, y don Miguel, y que para distinguir/se, añadieron al de Garza, Rentería,
que puso el pri/mer don Gonzalo a sus hijas doña Mayor, y doña Clara, tam/bién
algunos Cavazos, casados con las expresadas/ Fernández de Castro, y Sepúlvedas,
algunos Treviños/ descendientes de un don Alonso, y de un don Nicolás, y que/ hay
Fernández descendientes de un don Gregorio/ Fernández, que no son parientes, que
a la Tierra fuera/ no salió, ningún Fernández, mas de solamente el don/ Gonzalo,
quien se vino a esta tierra, a vivir, y así que/ no hay ningún Gonzalo, ni Fernández
de Castro en tier/ra fuera, pariente de ellos, porque habiendo obtenido/ cuantiosas
tierras en este Reino, pues son capaces/ de fundar en ellas, muchos lugares, y villas,
era preciso/ tuvieran aquí su heredad, y saberse de su derecho, que doña/ Manuela
Díaz como el año de veinte, o veinte y tantos,/ poco más, o menos de este siglo
[1720], aun habiendo ven/dido, parte de tierra, que había comprado a sus cu/ñados,
le consta, que se fue a Zacatecas, y el Fresnillo,/ con un hermano suyo llamado
Juan Díaz, y que los/ bienes, que tenía se los llevaron a Tierra fuera, que no/ supo
cuantos fueron, que del hijo varón, que tenía/ supo se murió, y que la doña María
Catarina supo que/ casó con don Manuel de la Bárcena, en Zacatecas,/ o Fresnillo,
que según le parece, dicho caballero Bár/cena, era criollo, de Nuestra Señora de Guadalupe, o/ Zacatecas, y que después, fue dueño de Nuestra Señora de/
Guadalupe [de] La Quemada, y otras haciendas, que esto es/ lo que sabe, bajo el
juramento que fecho tiene; dijo/ ser de edad de setenta, y siete años, poco más, o
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
menos,/ y preguntado, si sabía firmar respondió no saber, hice/lo yo dicho alcalde
mayor con los de mi asistencia, actúan/do por receptoría a falta de todo escribano,
público, ni/ real, que no le hay, de todo doy fe = Juan Cristóbal/ de la Garza = de
asistencia Juan Joseph de la Garza = de asistencia/ Pedro Joseph de la Garza =
Testigo. Valle de San Juan Bautista de/ Pesquería Grande, y mayo veintisiete de
mil setecien/tos setenta, y nueve años; Yo, dicho alcalde mayor/ procediendo a
la información, que pide la parte, pa/reció presente por testigo Francisco Botello,
de esta/ vecindad, a quien doy fe conozco, y le recibí su juramento/ que en toda
formalidad de derecho, hizo a Dios Nuestro Señor, y/ a la Santa Cruz, bajo cuya
protesta, prometió decir/ verdad, y habiéndole leído, en su persona el petitorio/
del señor que lo presenta, hecho cargo de todo él, en cuan/to a su tenor, dijo: Que
por lo que hace al conoci/miento de don Gonzalo Fernández de Castro lo cono/ce,
tan bien, como a sus manos, pues le sirvió algu/nos años, y que fue hijo legítimo
del alférez real don Lázaro/ Fernández, y que don Gonzalo salió muy niño a estu/
diar, y se casó en el Fresnillo, con doña Manuela Díaz/ de Tierra fuera, de las
inmediaciones de Saín el/ Alto, Fresnillo, o Zacatecas, y que éstos estuvieron/
viviendo hacia la punta de una loma, que está en medio/ de este Valle, cuya loma
está apuntando al norte, cerca/ de un tanquecillo, corto, que allí les conoció por
sus hijos,/ legítimos a una llamada Josefa, a María Catarina, y/ otro niño, que no se
acuerda de su nombre, a María Nico/lasa, y otras niñas de corta edad, que con los
años/ que han pasado, no se acuerda de su nombre, y así/mismo dice el declarante,
que le consta haberlo, visto/ morir en este dicho Valle, con la disposición de todos
los/ sacramentos, pero que no hizo testamento, también/ dice, que sabe, es legítimo
descendiente del primer Gon/zalo Fernández, que hasta el día de hoy se mantiene/
su heredad en tierras, y aguas, según consta del in/ventario, de don Gabriel de la
Garza, a quien le vendie/ron sus hijos, o madre, en poder del dicho don Gabriel/
se halla la heredad vendida, según la expresión del inventario, y testamento de don
Gabriel; declara tam/bién, el testigo, que conoció a los cuatro hermanos/ de don
Gonzalo Fernández, a María, casada con/ Sáenz, a Margarita, casada con Ballí, a
Lázaro/ Fernández el Mozo, y a Juana, mujer de Barrera,/ que sabe así mismo, que
don Juan Fernández de Cas/tro, es padre legítimo de doña María Catarina Fernán/
dez de Castro, madre legítima del señor bachiller Juan/ Joseph Amato de Arizpe,
cura beneficiado, vica/rio, y juez eclesiástico del Valle de Santiago de Guajuco,/ que
es el que se ha presentado, pidiendo esta informa/ción, que fue dicho don Juan, tío
carnal, albacea, tutor,/
de los expresados don Gonzalo Fernández, y sus hermanos/ como que la sexta
parte de tierra, y agua fue del alférez/ real don Lázaro, que hasta hoy se llama la
de don Juan Fer/nández, y la están poseyendo los suyos, pues según los/ papeles,
que ha visto, ha como doscientos años, que [e]ntró don/ Gonzalo Fernández, de
u
136
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
conquistador, a este reino, cuya/ generación, subsiste en este Valle de Pesquería,
especial/mente, en los apellidos de Fernández de Castro, Arizpe/ solo el señor cura,
hermanos y sobrinos, algunos Gar/zas, hijos de don Ignacio, de don Gabriel el Mozo, y de/ don Miguel, y que para distinguirse, añadieron a el de/ Garza, Rentería,
que puso el primer don Gonzalo/ a sus hijas, doña Mayor, y doña Clara, algunos
Cavazos, ca/sados, con las expresadas Fernández de Castro, y Se/púlveda, algunos
Treviños, descendientes de un/ don Alonso, y de un don Gregorio Fernández, que
no son/ parientes, que a Tierra fuera no salió ningún Fernán/dez, excepto el don
Gonzalo, y que aún ese se vino a/ vivir otra vez acá, y así que no hay ningunos
Fer/nández de Castro en Tierra fuera, pariente de ellos,/ y que en este Reino, han
obtenido cuantiosas tierras, suficientes aún para fundar en ellas, algunas villas,/ era
preciso, tuvieran aquí su heredad, y saberse/ de su derecho; que sabe también, que
doña Manuela Díaz,/ como el año de veinte, o veinte y tantos, poco más, o/ menos,
de este siglo [XVIII], aun habiendo vendido, parte, de/ tierra, que había comprado a
sus cuñados, que le/ consta, se fue a Zacatecas, y el Fresnillo, con un hermano suyo,
llamado Juan Díaz, que llevaron los bienes que/ tenían, pero que no supo cuantos
fueron, que el hijo/ varón que tenía, supo, murió, que la doña María Ca/tarina,
casó, no sabe a punto fijo, si en Zacatecas, o/
Fresnillo, con don Manuel de la Bárcena, criollo de/ Nuestra Señora de Guadalupe,
o Zacatecas, y después fue dueño/ de Nuestra Señora de Guadalupe [de] La
Quemada, y otras hacien/das, que esto es, lo que sabe, bajo del juramento, que
fecho/ tiene. Dijo ser de edad, de setenta, y seis años, poco más, o/ menos, firmó
esta su declaración conmigo, dicho alcalde/ mayor, y testigos de asistencia, con
quienes actúo por recepto/ría, a falta de todo escribano, que no lo hay; de todo/
doy fe = Juan Cristóbal de la Garza = Francisco Bo/tello = de asistencia Juan Joseph
de la Garza = de asistencia/ Pedro Joseph de la Garza = Testigo. En el Valle de
San Juan Bautista/ de Pesquería Grande, en veinte y siete días del mes de mayo
de mil/ setecientos setenta, y nueve años, pareció ante mí dicho juez, Vale/rio
de Treviño, vecino de este Valle, a quien doy fe conozco, y/ estando presente, en
este mi juzgado, le recibí juramento que/ hizo en toda forma de derecho, a Dios
Nuestro Señor, y a la Señal de/ la Santa Cruz, bajo del cual prometió decir verdad, y
habiendo/ oído el escrito, que promueve a esta diligencia, entendido de/ todo dijo:
que como a sus manos conoció a don Gonzalo Fer/nández de Castro, hijo legítimo
del alférez real don Lázaro/ Fernández de Castro, y que sabe, se fue muchacho a
estudiar/ y se casó en el Fresnillo, según oyó decir; que lo vido ca/sado con doña
Manuela Díaz, de Tierra fuera del Fresnillo/ o Saín el Alto, y que estaban viviendo
en la punta de una/ loma que está en medio de este Valle, que cae al norte, cerca/
de un corto tanque; que les conoció, por hijos legítimos a/ una llamada Josefa,
otra llamada María Catarina, y otro/ niño que no sabe cómo se llama; a María
137 u
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
Nicolasa, y o/tros niños de corta edad, que no se acuerda de sus nombres;/ que lo
vido morir, con toda disposición, de sacramentos, aun/que no hizo testamento,
que es legítimo descendiente del pri/mer Gonzalo Fernández, y que hasta hoy tiene
aquí su/ heredad, en tierras, y aguas, según parece del inventario/
de Gabriel de la Garza, y que a éste le vendieron sus hijos o/ madre; en poder de
los herederos del dicho Gabriel se halla/ vendida la heredad, según la expresión
del Testamento/ del dicho Gabriel; que conoció a los cuatro hermanos de Gonza/
lo Fernández: a María, casada con Sáenz, a Margarita/ con Juan Ballí, a Lázaro
Fernández el Mozo, y a Juana, mujer de Barrera; que sabe también, que don Juan
Fernández de Castro, es padre legítimo de doña María Catarina Fernán/dez de
Castro, madre legítima del señor bachiller don Juan Joseph/ Amato de Arizpe,
cura beneficiado, vicario, y juez eclesi/ástico del Valle de Santiago de Guajuco,
que dicho don Juan Fer/nández de Castro, albacea, tutor, fue tío carnal de don
Gonza/lo Fernández de Castro, y sus hermanos pues, la sexta parte/ de tierra, que
fue del alférez real don Lázaro, se llama/ hasta hoy “la de don Juan Fernández”
pues la están poseyendo/ los suyos, que según los papeles que tiene visto, habrá
docien/tos años, poco más o menos que entró don Gonzalo Fernán/dez de Castro
de conquistador a este reino, cuya generación subsiste en este dicho Valle de
Pesquería, en los apellidos, espe/cialmente de: Fernández de Castro, Arizpe sólo
el señor cu/ra hermanos, y sobrinos; Garzas, los de don Ignacio, don/ Gabriel, el
Mozo, y don Miguel, que para distinguirse aña/dieron al de Garza, Rentería, que
puso, el primer don/ Gonzalo, a sus hijas doña Mayor, y a doña Clara; algunos
Cavazos/, casados con las expresadas Fernández de Castro y Sepúl/veda, algunos
Treviño, descendientes de un don Alonso y de/ un don Gregorio Fernández, que
no son parientes, que/
a Tierra fuera no salió ningún Fernández, excepto el don Gon/zalo, y que se volvió otra vez acá, y así que no hay nin/gunos ni Gonzalo, ni Fernández de Castro
en Tierra fuera, pa/riente de ellos, porque habiendo obtenido cuantiosas tierras en
este Reino, pues ocupan aún para fundar muchos lugares/ y villas, era preciso tuvieran aquí su heredad, y saberse/ de su derecho; que doña Manuela Díaz, como el
año de veinte, o vein/te, y tantos, poco más o menos, de este siglo, aun habiendo
ven/dido parte de tierra, que había comprado a sus cuñados,/ me consta que se fue
a Zacatecas, y el Fresnillo, con un herma/no suyo, llamado Juan Díaz, y que llevaron
los bienes que te/nían, que no supo cuantos fueron; que del hijo varón, que tenía/
supo murió, que la doña María Catarina, casó, no sabe si en/ Zacatecas, o Fresnillo,
con don Manuel de la Bárcena, que le/ parece, era criollo de Nuestra Señora de
Guadalupe, o Zaca/tecas, y después fue dueño de Nuestra Señora de Guadalupe
de la Quemada, y otras haciendas, que esto es lo que sabe, bajo del/ juramento,
que tiene fecho. testigos de/ asistencia, con quienes actúo por receptoría a falta de
u
138
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
escribano que/ no le hay; de todo doy fe = Juan Cristóbal de la Garza = Va/lerio
Treviño = de asistencia Juan Joseph de la Garza = de asistencia Pedro/ Joseph de
la Garza = Auto y Ratificación. En el Valle de San Juan Bautista de Pes/quería
Grande, en veinte, y ocho de mayo de mil setecientos se/tenta y nueve años, Yo don
Juan Cristóbal de la Garza, alcalde/ mayor, en lo político y militar de dicho Valle,
para efecto de/ la mayor validación, y firmeza de la información, hice compa/recer
a don Juan Antonio de la Garza, a quien doy fe conozco/
es el mismo, que ha jurado la declaración, que tiene dada, la que/ le leí de palabra, a
palabra, y dijo, que en ella se afirmaba y ratifi/caba; que no tenía que quitar nada, que
añadir en prueba lo que/ tiene dicho mucho, y también que algunos de los Guerras,
Flores,/ son Fernández, lo que también declara bajo del juramento fe/cho, en el que
se afirma y ratifica, la que firmó conmigo di/cho juez, y testigos de asistencia, de que
doy fe = Juan Cristóbal de la/ Garza = Juan Antonio de la Garza = de asistencia Juan
Joseph de la/ Garza = de asistencia Pedro Joseph de la Garza = Ratificación. En
este Valle de/ Pesquería Grande, en veintiocho de mayo, de mil setecientos se/tenta
y nueve años, Yo dicho alcalde mayor, para efecto de la/ mayor validación, y firmeza
de esta información, hice comp/arecer a don Salvador de la Garza, a quien doy fe
conozco, es/ el mismo, que tengo juramentado para ratificación de la/ declaración,
que ante mí tiene dada, la que/ le leí en su persona/ de verbo ad verbum, y dijo, que
en ella se afirmaba y ratifica/ba; que no tenía que quitar nada, que añadir en prueba
lo que/ tiene dicho mucho, y también que algunos de los Guerras, Flores,/ son
Fernández, lo que declara bajo del juramento fecho, en el que/ se afirma y ratifica;
no firma por no saber, hícelo yo dicho/ juez, con los dos de mí asistencia, como juez
receptor, de que doy fe =/ Juan Cristóbal de la Garza = de asistencia Juan Joseph de
la Gar/za = de asistencia Pedro Joseph de la Garza = Ratificación. En el mismo día/
mes y año. Yo dicho alcalde mayor don Juan Cristóbal de la/ Garza, para efecto de
la validación, y firmeza de esta informa/ción, hice comparecer a Francisco Botello,
en este mi juzgado,/ a quien doy fe conozco, es el mismo que tengo juramenta/do,
y le leí su declaración de palabra a palabra, la que oyó,/ y dijo, no tenía que quitar
nada, que añadir en prueba lo que/ tiene dicho mucho, y también que algunos de
los Guerras, Flores,/ son Fernández, afirmándose y ratificándose en su juramento/
fecho, la que firmó conmigo dicho juez, y testigos de asistencia, por/ receptoría,
como dicho es de que doy fe = Juan Cristóbal de/ la Garza = Francisco Botello =
de asistencia Juan Joseph de la Garza = de/ asistencia Pedro Joseph de la Garza =
Ratificación. En el Valle de San Juan/
Bautista de Pesquería Grande, en veinte, y ocho de mayo de mil/ setecientos setenta y nueve años. Yo don Juan Cristóbal de la/ Garza, alcalde mayor, para efecto de
la mayor validación/ y firmeza de esta información, hice comparecer ante mí a/
Valerio de Treviño, a quien doy fe conozco, es el mismo que tengo/ juramentado,
139 u
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
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a quien le leí su declaración de palabra, a palabra/ la que oyó, y dijo no tenía que
quitar, nada, que añadir en prueba/ lo que tiene dicho, mucho, y también, que
algunos de los Guerras,/ Flores, son Fernández, bajo del juramento fecho, en el que
se/ afirma, y ratifica, firmó conmigo dicho juez, y testigos de asistencia,/ de que doy
fe = Juan Cristóbal de la Garza = Valerio Trevi/ño = de asistencia Juan Joseph de la
Garza = de asistencia, Pedro Joseph/ de la Garza = Ratificación. En el Valle de San
Juan Bautista de Pesquería/ Grande, en veinte y ocho días del mes de mayo de mil
setecientos/ setenta y nueve años. Yo don Juan Cristóbal de la Garza, al/calde mayor
en lo político y militar de este dicho Valle, sus ter/minos, y jurisdicciones, vistas las
cuatro declaraciones, que/ anteceden, seguidas al testimonio que a pedimento de
la parte pre/sentante se ha sacado, las doy por cumplidas, y las autorizo, y/ pongo,
mi decreto judicial, y confirmación, cuanto por derecho puedo/ y debo, y certifico
ser cierto cuanto los testigos han declarado,/ público, y notorio, y que la tierra
de los referidos está todavía con/ sus propios nombres, y la casa donde vivió, don
Gonzalo Fer/nández de Castro, como suya, propia y legítimo heredero descen/
diente de este Valle, padre legítimo, de doña María Catarina Fernán/dez de Castro,
mujer del capitán don Juan Manuel de la Barce/na, y que el dicho, señor cura, y
hermanos, son legítimos parientes/ de la dicha, y heredero de este Valle, declaro
no tocarme las ge/nerales del derecho, así lo certifico, actuando por receptoría/
con los de mi asistencia a falta de todo escribano, que no lo hay/ de todo doy fe =
Juan Cristóbal de la Garza = de asistencia Juan/ Joseph de la Garza = de asistencia
Pedro Joseph de la Garza = Señor/ cura, vicario, juez eclesiástico = El bachiller Juan
Joseph Amato de/ Arizpe Fernández de Castro, cura beneficiado por Su Ma/jestad,
Que Dios Guarde, vicario, juez eclesiástico del Valle de Santiago/
del Guajuco, de este Nuevo Reino de León, y residente en esta/ ciudad; Ante
Vuestra Mereced parezco, en la mejor forma de derecho, y/ digo, que conviene
al mío, se sirva Vuestra Merced de por sí registrar los/ libros donde consta se
han administrado los Santos Sacramentos/ desde la fundación de esta Ciudad, y
reino, y darme testimo/nio de las fes de bautismo, que se hallaren desde dicho
tiempo/ de don Gonzalo Fernández de Castro, y doña María Rodríguez, pri/
meros conquistadores de este Reino, y dueños del Valle de/ Pesquería Grande, y
los hijos, que éstos han tenido, nietos, y demás descendientes, comprehendiendo
se, en ellos mi madre, doña/ María Catarina Fernández de Castro, y mi tía doña
María/ Catarina Fernández de Castro, mujer que fue del capitán/ don Juan Manuel
de la Bárcena, aunque de esta consta/ haber nacido en la ciudad de Zacatecas,
las que hubieren/ de calificar, parentesco de sangre, con la expresada doña/ María
Catarina, todas en la mejor forma de derecho, y así/ mismo, la partida de fe de
casamiento de la expresada/ mi madre, y fe de entierro de don Gonzalo Fernández
de/ Castro, mi tío abuelo, y padre de dicha doña María Catarina, mu/jer del capitán
u
140
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
Bárcena, las que se servirá Vuestra Merced sacármelas to/das seguidas, en un
cuerpo, y certificármelas en competente/ forma, para el entroncamiento general de
las dichas dos Catarinas/ Fernández de Castro, y sus legítimos consanguíneos, por
la expre/sada línea, y descendencia del primer don Gonzalo Fernández/ de Castro,
tronco de dicha estirpe; por todo lo cual, a Vuestra Merced/ pido, y suplico, se sirva
hacer como pido, y aunque por ahora/ no se puedan sacar todas las partidas que
pido, suplico se/
sirva de sacar las más cercanas, reservando en mí el derecho/ para pedir las otras,
cuando me convenga = Bachiller Juan/ Joseph Amato de Arizpe = En la Ciudad
de Nuestra Señora/ de Monterrey, capital del Nuevo Reino de León, en veinte/ y
ocho días del mes de abril, de mil setecientos setenta y nue/ve años, se presentó la
petición, que antecede, por el señor con/tenido en ella, la que admití yo el bachiller
don Joseph Alexandro de/ la Garza, cura interino, vicario, juez eclesiástico de dicha
ciudad/ y en su vista, pasé al Archivo eclesiástico que se mantiene en la/ sacristía
mayor, en unas alacenas muy acomodadas, con/ llaves, con el mayor objeto, y
habiendo registrado los libros/ de la administración de los santos sacramentos,
donde se da/ auténtica fe, de haberlos conferido, hallé uno, el más an/tiguo de los
libros, en que se asientan, las partidas de fes de/ bautismos, forrado en pergamino
blanco, bastante maltratado,/ que en las primeras fojas, está asentado un bautismo,
en/ tres de mayo de mil seiscientos, setenta y un años, el que co/mencé a registrar,
para sacar las partidas, que en él se halla/ren y son como sigue. Antonio, español.
En la foja doce vuelta = En ocho de/ junio de mil seiscientos, y ochenta años, en
la capilla de San Francisco/ aprobada por su santidad ilustrísima [S.S.I.]; bauticé, y
puse los santos óleos a Anto/nio, español hijo de Juan Fernández de Castro, y de
Agustina/ de la Cadena. Fueron sus padrinos, Joseph de la Garza, y Jacinta/ de la
Garza, y para que conste lo firmé ut supra = Joseph Gua/jardo = María, española.
En la foja veinticinco vuelta = En ocho de mayo, / de mil seiscientos, y ochenta
y tres años, en la capilla del capitán/ Juan Cavazos, bauticé, puse santos óleos, y
crisma, a María espa/ñola, que nació a veintidós de abril de dicho año, hija de
Joseph/ Cavazos, y de doña Jacinta Fernández de Castro, fueron sus padri/
nos el alférez real Bernardo Flores, y doña María de la Cerda/ a quienes advertí el
parentesco espiritual, y la obligación/ que tenían de enseñar la doctrina cristiana a
su ahijada,/ y para que conste lo firme, ut supra = Joseph Guajardo = María Luisa,
española. En/ la foja veintiséis vuelta, en dieciséis de agosto de mil seisci/entos
ochenta y tres años, en la parroquial de esta ciudad, bauticé y puse los santos óleos,
y crisma, a María Luisa, espa/ñola, que nació a doce de julio de dicho año, hija de
don Juan/ Fernández de Castro, y de Agustina de la Cadena, fueron sus padrinos,
el alférez real Bernardo Flores, e Isabel del Bosque/ a quienes advertí el parentesco
que habían contraído, y la/ obligación, que tenían de enseñar la doctrina cristiana/
141 u
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Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
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a su ahijada; y para que conste lo firmé ut supra = Joseph Guajar/do = Macario,
español. En la foja sesenta y cuatro vuelta, en diez de noviem/bre de mil seiscientos
ochenta, y ocho años, bauticé, y puse/ los santos óleos a Macario, español, hijo
legítimo de don Juan/ Fernández de Castro, y de Agustina de la Cadena; padrinos
don/ Lázaro Fernández de Castro, y Cayetana de la Garza,/ a quienes amonesté la
cognación, y obligación de enseñar/ la doctrina cristiana a su ahijado, y para que
conste, lo firmé = ut supra = Cristóbal de Estrada Bocanegra = En una hoja/ suelta,
pegada a otra hoja, corrida, pero autorizada en la/ misma forma, se halló esta
partida = Jacinta, española. En primero de/ marzo de mil seiscientos, y ochenta,
y cinco, bauticé, y puse/ los santos óleos, a Jacinta española, que nació a doce de/
febrero de dicho año, hija legítima de don Juan Fernández de Cas/tro, y de Agustina
de la Cadena; fueron sus padrinos Nicolás Gutiérrez/ y doña Clara de Rentería, a
quienes advertí el parentesco, y la/ obligación, de enseñar la doctrina cristiana, a su
ahijada,/ y para que conste lo firmé ut supra = Joseph Guajardo = Dimas, español.
En la/ foja ciento y ocho vuelta. En primero de marzo de mil seis/cientos, y noventa
y cinco años, bauticé y puse los santos óleos en/ la parroquial, a Dimas, español,
que nació a veinte de/
febrero de este presente año, hijo legítimo de don Juan Fernández de Castro/ y de
Agustina de la Cadena, su padrino don Juan Pérez Merino/ gobernador de este
Reino, a quien advertí el parentesco es/piritual, que había contraído, y la obligación,
que tenía de/ enseñarle la doctrina cristiana, a su ahijado, y para que cons/te lo
firmé ut supra = Bachiller Lorenzo Pérez de León = Apolonia, española. En la/
foja noventa y cuatro vuelta. En siete de marzo de mil/ seiscientos y noventa, y
cuatro años, en la parroquial de/ esta ciudad, bauticé y puse los santos óleos a
Apolonia, espa/ñola, y que nació a primero de dicho mes, hija de Diego Laurel
Fer/nández de Castro, y de Josepha Ramos; fueron sus padrinos Joseph Gon/
zález, y María de la Serna, a quienes advertí el parentesco es/piritual, que habían
contraído, y la obligación que tenían, de/ enseñar la doctrina cristiana a su ahijada;
y para que conste/ lo firmé ut supra = Bachiller Lorenzo Pérez de Léon = Joseph
Macario, español. En la foja cuarenta/ y uno vuelta = En quince de mayo de mil
y seiscientos y ochenta y un/ años; en la parroquial de esta ciudad, bauticé y puse
los santos/ óleos a Joseph Macario, español; que nació a treinta del mes de/ abril
de dicho año, hijo del capitán Nicolás de Treviño, y de doña/ María de Rentería.
Fueron sus padrinos, Melchor de Treviño, y Lau/riana Díaz, su mujer, a quienes
advertí el parentesco espiritual/ que habían contraído, y la obligación, que tenían
de enseñarle la/ doctrina cristiana a su ahijado, y para que conste lo firmé/ ut supra
= Joseph Guajardo = Manuel, español. En la foja cuarenta y ocho = En/ veinte y
cuatro de mayo de mil seiscientos, y ochenta, y seis años/ en la parroquial de esta
ciudad, bauticé, y puse los santos óleos/ a Manuel, español que nació a catorce
u
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u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
de dicho mes, y año, hijo/ del capitán Miguel de la Garza, y de doña Gertrudis de
Rente/ría; fueron sus padrinos Antonio Reyes, y doña Juana de la Garza/ a quienes
advertí el parentesco espiritual que habían con/traído, y la obligación, de enseñarle
la doctrina cristiana/ a su ahijado, y para que conste lo firmé ut supra = Joseph
Guajardo = Juan Antonio, español. En la foja veinte y tres. En veintinueve de abril
de/ mil seiscientos ochenta, y cuatro años, en la parroquial de esta ciudad, bauticé,
y puse los santos óleos, a Juan Antonio, espa/ñol, que nació a quince de dicho mes
y año, hijo de Joseph Sáenz/
y de María Fernández de Castro; fueron sus padrinos Juan Bautista Cha/pa, y doña
María de las Casas, a quienes advertí el parentesco/ que habían contraído, y la
obligación, que tenían de enseñar/ la doctrina cristiana a su ahijado; y para que
conste lo firmé/ ut supra = Joseph Guajardo = Antonio, español. En la foja treinta
y seis =/ En veinte de octubre de mil seiscientos, y ochenta y cuatro/ años. En la
parroquial de esta ciudad, bauticé y puse los santos óle/os a Antonio, español, que
nació a dos de dicho mes y año,/ hijo de Bartolomé González de Quintanilla, y
de Nicolasa/ Fernández de Castro; fueron sus padrinos Pedro Botello, y Melcho/
ra Botello, a quienes advertí el parentesco espiritual que/ habían contraído, y la
obligación, que tenían de enseñar la/ doctrina cristiana a su ahijado, y para que
conste lo firmé/ ut supra = Joseph Guajardo = Ignacio, español. En la foja noventa
y/ ocho vuelta: En uno de abril de mil seiscientos y noventa/ y seis años, en la
parroquial de esta ciudad, bauticé y puse los santos óleos a Ignacio, que nació a
veintiocho de mayo/ de dicho año, hijo de Joseph Cavazos, y de Jacinta Fernández,/
fueron sus padrinos Agustín de la Vera, y Josepha Cavazos, a/ quienes advertí el
parentesco espiritual que habían con/traído, y la obligación que tenían de enseñar
la doctrina/ cristiana a su ahijado, y para que conste lo firmé = ut supra =/ Bachiller
Lorenzo Pérez de León = Joaquín, español. Sigue otra partida sin inter/misión
= En dicho día, mes y año, en dicha parroquial bauticé/ y puse los santos óleos a
Joaquín, que nació a veinte y ocho de/ marzo, hijo de Joseph Cavazos, y de Jacinta
Fernández, fue/ron sus padrinos Juan Guerra y Elena Cavazos, a quienes advertí/ el
parentesco espiritual que habían contraído y la obli/gación que tenían de enseñar
la doctrina cristiana, a su/ ahijado, y para que conste lo firmé ut supra = Bachiller
Lorenzo/ Pérez de León = Josepha, española. En la foja ciento y diez, en siete de
junio/ de mil seiscientos y noventa y siete años, en la iglesia/
parroquial de esta ciudad, bauticé y puse los santos óleos a Jo/sefa, que nació a
primero, española, hija legítima del alférez Juan/ Guerra y de Juana Flores, su esposa asimismo ____________ , fueron/ sus padrinos el capitán don Pedro García,
y María Guerra, a quienes/ advertí el parentesco espiritual con el ahijado, y sus
partes/ y la obligación que tenían de enseñar la doctrina cristiana/ a su ahijado, y
para que conste lo firmé ut supra = Bachiller León = Christóbal George, español.
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En la foja cincuenta y uno = En diez y siete de octubre de mil/ seiscientos y ochenta
y seis años, bauticé y puse los santos óleos a/ Christóbal George, que nació a tres
de dicho mes y año, hijo de/ don Juan Fernández de Castro, y de Agustina de la
Cadena, fue/ron sus padrinos Diego Sáenz y Antonia de Benavides, su mujer/ a
quienes advertí el parentesco espiritual que habían con/traído, y la obligación que
tenían de enseñar la doctrina/ cristiana a su ahijado, y para que conste lo firmé ut
supra = / Joseph Guajardo = Joseph, español. En la foja ciento treinta y cuatro
vuelta =/ En diez y siete de septiembre de mil setecientos y un años bauticé/ y
puse los santos óleos a Joseph, que nació a seis de dicho mes, y año/ hijo legítimo
de Juan Cavazos, y de doña Jacinta Fernández de Castro fueron sus padrinos Juan
Guerra y Juana Fernández su mujer y/ para que conste lo firmé = Joseph Guajardo
= Catarina María, española. En la foja ciento/ cuarenta, y su vuelta, en once de
abril de setecientos, y dos años/ bauticé, y puse los santos óleos en la parroquial
de esta ciudad, a Cata/rina María, hija de don Juan Fernández de Castro, y de
Agustina/ de la Cadena, fueron sus padrinos el general Francisco Báez Treviño y/
Catarina de Amaya, su mujer, les advertí la con-nación/ espiritual, y obligación,
de enseñar la doctrina cristiana/ [y] para que conste lo firmé etc. Jerónimo López
Prieto = / María, española. En la/ foja ciento cuarenta y dos, en diez y nueve de
junio de/ setecientos y dos, en la parroquial bauticé y puse los santos óleos a/
María, hija de Santiago Barrera, y de Juana Fernández/ españoles, fueron padrinos
Santiago Treviño, y Leonor de la Garza a/ quienes advertí la com-nación espiritual
y obligación de/ instruirle, y para que conste lo firmé = Jerónimo López Prieto
=/ Anna María, española. En la foja ciento y catorce vuelta = En dicho día doce
de enero/ de mil seiscientos y noventa y ocho años, en la capilla/ del Valle de
Pesquería, bauticé, y puse los santos óleos a Anna/ María, española, que nació, a
primero de diciembre del/ año próximo, inmediato de noventa y ocho, hija legítima
del/ capitán Bernardo Flores, y de doña Josepha de Rentería, fueron sus padrinos
don Diego de Sepúlveda, y doña Elena su mujer/ a quienes advertí el parentesco
espiritual, y la obligación de en/señar la doctrina cristiana, a su ahijada, y para que
conste lo/ firmé ut supra = El bachiller Lorenzo Pérez de León = Juan, español.
En la foja o/cho vuelta, de dicho libro, en veintiocho de abril de mil seis/cientos,
ochenta años, en la parroquial de esta ciudad, bauticé/ y puse los santos óleos,
a Juan, español, hijo del capitán, Miguel/ de la Garza, y de doña Gertrudis de
Rentería, fueron sus padrinos/ el alférez Juan Ruiz, y doña María de Rentería, y para
que/ conste lo firmé ut supra = Joseph Guajardo = Pablo, español. En la foja/ doce,
en tres de mayo de mil seiscientos y ochenta y un años/ en la parroquial de esta
ciudad, bauticé, y puse los santos óleos a Pablo/ español, hijo del capitán, Miguel de
la Garza, y de doña Gertru/dis de Rentería, fueron sus padrinos Antonio González
Hidalgo, y Jua/na de Treviño, su mujer, y para que conste lo firmé ut supra = Jo/
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u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
seph Guajardo = Javier, español. En un libro forrado en pergamino blanco/ con su
inscripción: Libro del Licenciado don Jerónimo López Prieto, en/ la foja seis, se halla
la partida siguiente, en tres días del mes de/ febrero de setecientos y cuatro, bautizó
con mi licencia el/ bachiller don Marcos González y puso los santos óleos a Javier,
[hijo] legítimo del capitán don Domingo [E]lizondo y de doña María Juana de la/
Garza, y Rentería, fueron sus padrinos el capitán Francisco Garza/ y Gertrudis de
Ochoa, y les advirtió la obligación de enseñar/ la doctrina cristiana, a su ahijado,
y la comnación es/piritual, y para que conste lo firmé = Jerónimo López,/ Prieto =
Joseph Onofre, español. En la foja, treinta y siete, en siete de abril del año/
de mil setecientos y siete, el señor comisario don Francisco Mene/ses, con mi
licencia, bautizó y puso los santo óleos a Joseph Onofre, [hijo] legítimo de Juan
Cavazos y de Jacinta Fernán/dez, que nació a dieciocho de marzo, fueron sus
padrinos Joseph/ Cavazos y doña María de la Cerda a quienes advertí su obli/
gación de todo lo necesario, y para que conste lo firmé = Jeró/nimo López Prieto
= Diego, español. En la foja cincuenta y dos, en cuatro días/ del mes de agosto de
mil setecientos, y ocho años, bautizó, y/ puso los santos óleos, con mi licencia, el
licenciado don Francisco/ de la Chalancha y Valenzuela, a Diego, español, hijo del
ca/pitán. Diego Laurel Fernández de Castro, y de Josepha Flores/ fueron padrinos
Agustín de la Garza, y Andrea Galván, a quienes advertí el parentesco espiritual,
y la obligación, que tienen/ de enseñar la doctrina cristiana, y para que conste lo
firmé =/ Jerónimo López Prieto = Antonia Nicolasa. En la foja cincuenta y siete,
en/ veinte días del mes de diciembre de mil setecientos y ocho/ años, bauticé y
puse los santos óleos a Antonia Nicolasa, española, hija legítima de Gabriel de
la Garza y de María/ Cavazos; fueron padrinos Nicolás de Ayala, y Antonia de la/
Garza, a quienes advertí el parentesco espiritual, y la/ obligación que tienen de
enseñar la doctrina cristiana/ y para que conste lo firmé = Jerónimo López Prieto
= María Margarita, española. En/ dicho día, mes, y año, bauticé y puse los santos
óleos a María/ margarita, española, hija legítima de Francisco de Sepúl/veda y
María Lozano, española; fueron padrinos Nicolás de la/ Garza, y doña Margarita
de la Garza, a quienes advertí el pa/rentesco espiritual y la obligación que tienen de
enseñar/ la doctrina cristiana; y para que conste lo firmé = Jeróni/mo López Prieto
= Francisco Xavier. En un libro forrado en pergamino/ blanco, con la primera
hoja algo maltratada, pero legible, en/tera, la primera partida que es, En quince de
octubre de mil/ setecientos y doce años, sin numerar, a la quince hoja vuelta/ se
halla esta: En veinte días del mes de julio de mil setecientos/ y diez y seis, bauticé y
puse los santos óleos y crisma, a Joseph Francisco Xavier, español, hijo legítimo
de Francisco de Sepúlveda/ y de María Lozano; fueron sus padrinos Lucas de la
Garza, y/
María de los Santos, a quienes advertí lo necesario y lo fir/mé = Juan de Arellano
= Joseph Alexandro Laurel. A la diez y seis vuelta, en siete/ días del mes de
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agosto de mil setecientos diez y seis años, bauticé/ a Joseph Alexandro Laurel,
hijo legítimo de Diego Laurel Fernán/dez, y de doña Juana de Quintanilla, fueron
padrinos el capitán/ Francisco Quintanilla y Matiana Caballero, a quienes ad/vertí
lo necesario, y para que conste lo firmé = Juan de Arellano = María Antonia,
española. En la foja cuarenta y siete, en veintiocho de/ febrero, de mil setecientos
y veintiocho años, bautice, y pu/se los santos óleos y crisma en la parroquia de esta
ciudad/ a María Antonia, hija legítima de Macario Fernández/ y de María Cavazos;
fueron sus padrinos Cristóbal de la Garza/ y Javiera de la Garza, a quienes advertí
el parentesco es/piritual con su ahijada y sus padres, y la obligación de en/señar
la doctrina cristiana a su ahijada; y para que conste/ lo firmé = Jerónimo López
Prieto = Francisco de Paula, español. En la foja cuaren/ta y nueve, en veinticuatro
de abril, de mil setecientos/ y diez y ocho años, en la parroquial de esta ciudad de
Monterrey/ bautizó y puso los santos óleos y crisma, el padre rector Francisco/
Ortiz, con mi licencia a Francisco de Paula, hijo de Francisco/ de Sepúlveda y
de María Lozano; fueron sus padrinos Nicolás/ Lozano y Juana García, a quienes
advertí el parentesco/ espiritual, y la obligación de enseñar la doctrina cris/tiana,
y para que conste, lo firmé = López Prieto = Josefa Gertrudis, española. En la/
cincuenta. En primero de mayo de mil setecientos dieciocho/ años, en la parroquial
de esta ciudad, bauticé y puse los santos/ óleos y crisma, a Josepha Gertrudis, hija
legítima del ca/pitán Pedro Elizondo y de doña María de la Garza Rentería; / fueron
padrinos el capitán Salvador de la Garza y doña Juana/ Gutiérrez, a quienes advertí
el parentesco espiritual, y la/
Obligación de enseñar la doctrina cristiana, y lo firmé/ ut supra = Gerónimo
López Prieto = Joseph Antonio Lorenzo, español. En sesenta y cuatro fo/jas. En
veintisiete de abril de mil setecientos diecinueve/ años, en la parroquial de esta
ciudad, bauticé y puse los santos/ óleos y crisma a Joseph Antonio Lorenzo, hijo
legítimo/ de Miguel Cavazos y de doña Josepha Fernández; fueron sus padrinos
Juan Ramos y Antonia Menchaca de la Garza, y para que/ conste lo firmé = Joseph
Galván = Gregorio Thomas, español. En la foja setenta y una/ en dos de octubre
de mil setecientos y diez y nueve años, en/ la parroquial de esta ciudad, bauticé y
puse los santos óleos a Gre/gorio Thomas, hijo legítimo de Ildefonso Fernández
de Castro/ Tijerina, y de Juliana de la Garza; fueron sus padrinos Cristó/bal Guerra,
y Nicolasa de la Garza, a quienes advertí el/ parentesco espiritual y obligación, y
para que conste lo/ firmé = Joseph Galván = Juan Joseph Francisco, español. En
un libro forrado en/ badana colorada, que comienza: Libro de bautismos del año
de mil setecientos noventa y nueve (¿1759?), en la foja veintiséis/ En veinticinco de
febrero de mil setecientos y sesenta años/ en esta parroquia de Monterrey, bauticé
solemnemente a Juan/ Joseph Francisco de tres días [de] nacido, hijo legítimo de
don Joseph/ Antonio de Arizpe, y de doña María Antonia de la Garza, vecinos/ en
u
146
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
la Pesquería Grande, de esta feligresía; fueron sus padrinos el capitán don Cristóbal
de la Garza, y doña María Gertru/dis Guerra, a quienes dije su obligación y
parentesco, y/ para que conste lo firmé = Bartolomé Molano = Josepha Dominga,
española. En la/ foja cincuenta y cuatro, en ocho de junio de setecientos sesen/ta y
un años, bauticé solemnemente a Josepha Dominga, hija/ legítima de don Joseph
Dimas Fernández, y de doña María Antonia/ de la Garza, vecinos de la Pesquería
Grande; padrinos Gabriel de la/
Garza, y doña Josepha Eufemia de la Garza, a quienes dije su/ obligación, y parentesco espiritual; y para que conste lo firmé =/ Bachiller Bartolomé Molano
= Joseph Santiago, español. En la foja noventa y seis = En/ quince de mayo de
setecientos sesenta y tres años, en la/ Ayuda de Parroquia de Pesquería Grande,
bautizó mi/ teniente don Pedro Joseph de Esparza, como jurisdicción de esta/
ciudad a Joseph Santiago, hijo legítimo de don Joseph Dimas/ Fernández y de
doña Antonia Margarita de la Garza; fueron/ sus padrinos don Xavier de la Garza,
y doña Astasia de Oteo, a/ quienes dijo su obligación y parentesco; y para que
conste lo/ firmé = Bartolomé Molano = Joseph Antonio Charlos. En la foja ciento
y seis vuelta/ de mil setecientos sesenta y tres, en la Ayuda de Parro/quia de la
Pesquería Grande, de esta feligresía, bauticé, y/ puse los santos óleos, y crisma,
a Joseph Antonio Charlos/ español, de diez días [de] nacido, hijo legítimo de
don Juan Joseph/ Fernández y de Anastasia de Treviño; fueron sus padrinos don/
Santiago de la Garza, y doña María Matiana García, todos es/pañoles, y vecinos,
de dicho Valle, advertiles su obligación/ y parentesco, y para que conste lo firmé =
Bartolomé Molano = María Theresa, española. En la foja ciento veintiséis vuelta
= En diez de enero/ de mil setecientos sesenta y cinco años, bauticé solemnemente/
en esta parroquia, a María Theresa, española, de once días/ [de] nacida, hija
legítima de don Bernardo García, y de doña Anna/ Beatriz de Arizpe, fueron sus
padrinos el señor licenciado, don Juan/ Joseph Amato de Arizpe, y doña Anna
María de la Garza a/ la cual dije su obligación, y parentesco, y lo firmé para que/
conste = Bachiller Bartolomé Molano = Juana Josepha, española. En la foja ciento
tre/inta, y dos vuelta = En veinticinco de abril de mil setecien/tos y sesenta y cinco
años, bauticé solemnemente, en esta pa/rroquia, como teniente de cura a Juana
Josepha, hija legítima/ de Clemente Gutiérrez de Lara, y de doña Anna Joaquina
Fer/nández, vecinos del Valle de Pesquería Grande; fueron padrinos don/ Joseph
Dimas Fernández, y doña Clara María Fernández, a/ quienes dije su obligación,
y parentesco espiritual, y lo/ firmé para que conste = Bachiller Pedro Joseph de
Esparza = / Juan Joseph Martín Timoteo, español. En la foja ciento treinta y siete,
en dos de septiembre/
de mil setecientos sesenta y cinco años, bauticé solemnemente/ como teniente de
cura en esta parroquia a Juan Joseph Mar/tín Timoteo, de diez días [de] nacido,
147 u
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
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hijo legítimo de don Joseph/ Antonio de Arizpe, vecino de esta feligresía, y de doña
María/ Antonia de la Garza, fue su padrino don Jospeh Joa/quín Canales, a quien dije
su obligación, y parentesco/ espiritual; lo firmé para que conste = Bachiller Pedro
Joseph/ de Esparza = Joseph Antonio de Jesús, español. En la foja ciento cuarenta
y siete, en tres/ de noviembre de mil setecientos sesenta y cinco años, bauticé/ en
esta parroquia, como teniente de cura a Joseph Antonio/ de Jesús, español de
quince días [de] nacido, hijo legítimo de Ignacio/ Fernández, y de Juana Fernández;
fueron sus padrinos don/ Joseph Dimas Fernández, y doña María Margarita de la
Garza, a quienes advertí su obligación, y parentesco; y para/ que conste lo firmé
= Bachiller Pedro Joseph de Esparza = María Antonia de la Trinidad, española.
En la/ foja ciento sesenta y uno vuelta, en veintitrés de junio/ de mil setecientos
sesenta y tres (seis?) años, bauticé solemne/mente a María Antonia, hija legítima
de Joseph Antonio/ Fernández, y de doña María Antonia de la Garza, vecinos de
Pes/quería Grande, fue su madrina doña María Xaviera de la Garza/ a quien advertí
su obligación, y parentesco, y para que/ conste lo firmé = Bachiller Pedro Joseph
de Esparza = Joseph Vicente Ferrer, español. En la/ foja ciento ochenta y cinco
vuelta, en veintiuno de ju/nio de mil setecientos y sesenta y siete años, bauticé/
solemnemente a Joseph Vicente Ferrer Mónico, de quince/ días [de] nacido, hijo
legítimo de don Juan Joseph Fernández, y de/ Francisca Anastasia de Treviño;
padrinos don Teodoro Flores/ y doña Anna Elena de Fernández, a quienes dije
su obliga/ción, y lo firmé = Bachiller Pedro Joseph de Esparza = Joseph Ángel
Remigio, español. En/ la foja ciento sesenta y nueve, en cinco de octubre de/ mil
setecientos sesenta y seis años, bauticé solemnemente/ a Joseph Ángel Remigio,
español de cinco días [de] nacido, hijo/ legítimo de don Joseph Joaquín Canales,
y de doña María Jose/pha de Treviño, vecinos de esta ciudad; fueron padrinos el
señor bachiller/
don Pedro Regalado Báez Treviño, y doña Josepha González/ Hidalgo, a la que
advertí, su obligación, y parentesco, espi/ritual, y lo firmé = Bachiller Pedro Joseph
Esparza = Joseph Charlos de Jesús, español. En la/ foja doscientas y dos, vuelta, en
veintiséis de julio de/ mil setecientos sesenta y ocho años, bauticé solemne/mente
a Joseph Charlos de Jesús, español, de veintidós días/ [de] nacido, hijo legítimo
de Francisco de Sepúlveda y de doña Matiana/ Fernández, vecinos de la Pesquería
Grande; fueron padrinos don/ Joseph Dimas Fernández y doña Antonia Margarita
de/ la Garza, y para que conste lo firmé = Bachiller Pedro Joseph/ de Esparza =
Joseph Martín de Arizpe y María Catarina Fernández, españoles. En un libro
forrado con pergamino blanco/ que comienza: Libro del cargo del Licenciado
Joseph Guajardo/ donde se asientan los casamientos del año de milseis/cientos
ochenta y uno, en la foja noventa y ocho, en tre/inta de agosto, casé y velé in facie
eclesie, a don Joseph/ Martín de Arizpe, español, originario de la Villa del/ Saltillo,
u
148
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
hijo legítimo del Capitán don Martín de Arizpe, y de doña/ Antonia Morales, con
doña María Catarina Fernández/ de Castro, vecina del Valle de Pesquería Grande,
espa/ñola, doncella, hija legítima de don Juan Fernández de/ Castro, y de doña
Agustina de la Cadena, difuntos, y vecinos/ que fueron de esta ciudad; habiendo
sido amonestados/ en los días, veinticuatro, veinticinco, y veintiocho/ de julio,
siendo testigos don Joseph Arredondo, don Francisco/ Rodríguez, y don Nicolás
Flores, y para que conste, lo fir/mé = Bachiller Bartolomé Molano = Año de mil
setecientos y veintiocho = En un libro forrado, en pergamino negro,/ cuya primera
foja comienza: Libro del cargo del Licenciado don Joseph/ Guajardo, donde se
asientan los entierros = A la foja/
cuarenta y tres vuelta = En dos de septiembre del año de mil/ setecientos y
veintitrés se enterró en la capilla de San/ Francisco Xavier, a Gonzalo Fernández
de Castro, esposo/ que fue de Manuela Díaz, recibió los santos sacramentos y/
se le dijo misa, y vigilia; y para que conste lo firmé, = Geró/niño López Prieto
= CERTIFICACIÓN. Yo el bachiller don Joseph Alejandro de/ la Garza, cura
interino, vicario, juez eclesiástico de esta/ ciudad, de Monterrey; Certifico, doy fe
y verdade/ro testimonio, que las cuarenta y cuatro partidas de/ bautismos, una de
casamiento, y otra de entierro, que todas van seguidas, en diez fojas útiles con la del
es/crito, son ciertas, verdaderas, bien corregidas, y cotejadas/ con sus originales, a
que me remito; y certifico ser solo/ estos los libros, que hay más antiguos en este
Archivo de/ mi cargo, que son de cien años a esta parte, con las/ inundaciones
que ha habido, que han parecido cuasi diluvios/ han arruinado muchas casas e
iglesias según se ven los/ vestigios, y hay relación antigüada de ellos, y con este
motivo/ faltan los libros de cuasi cien años, que van de la fun/dación, a la primer
fecha de estos libros, que existen, lo que/ certifico, como tal cura, y juez eclesiástico
según, y en la manera/ que puedo y debo en derecho y le entrego estas diez fojas,
que/ contienen las cuarenta y seis partidas al señor cura pre/sentante. Dado en la
ciudad de Monterrey, y firmada de mi mano, en 21 de junio de mil setecientos
setenta y nueve años = Bachiller Alexandro de la Garza = ESCRITO. Señor
Teniente General de/ Gobernación = El Bachiller don Juan Joseph Amato de
Arizpe/ Fernández de Castro, cura beneficiado, por Su Majestad que/ Dios guarde,
vicario, juez eclesiástico del Valle de Santiago de/ Guajuco, del Nuevo Reino de
León, ante Vuestra Merced parezco en la/
mejor forma de derecho, y digo, que con la salva debida, hago/ a Vuestra Merced
presentación de dos cuadernos, el uno de fe de / bautismos, casamientos y entierros, autorizados por/ el señor cura y vicario, juez eclesiástico de esta ciudad/
Br. don Alejandro de la Garza, y el otro, en que constan/ las mercedes, particiones,
testamentos, de don Gonza/lo Fernández de Castro, primer conquistador de
este/ reino, y dueño del Valle de San Juan Bautista de Pes/quería Grande, y sus
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
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descendientes, con cuatro declaracio/nes a su continuación, que por no poderles
dar otra so/lemnidad, fueron llamados de oficio, por el alcalde ma/yor don Juan
Cristóbal de la Garza, por quien está autori/zado dicho cuaderno, todo para
aclarar, probar y puri/ficar, que del primer don Gonzalo Fernández desciende el/
segundo don Gonzalo Fernández de Castro, nieto del pri/mero, y legítimo padre
de doña María Catarina Fernández de/ Castro, mujer que fue del capitán don Juan
Manuel de la/ Bárcena, ambos legítimos dueños de la hacienda de Nuestra Se/ñora
de Guadalupe de la Quemada, que está en la Villa/ Gutierre del Águila, Santa Fe,
en la Villa de Jerez de la Frontera, San buenaventura, y San Antonio, que/ están
contiguas a ellas, en las cuales fundaron un/ Patronato Laico, para que de sus
esquilmas, se saquen/ cada año las Capellanías, y dotes que se pudieren, cada/
capellanía, y cada dote de cuatro mil pesos, cada una, lla/mando en primer lugar
a los parientes de él, y de ella/ y en segundo, a los originarios de la Villa/ Gutierre
del Águila; en tercero a los de la Villa de Jerez/ de la Frontera, y en cuarto, los de
Nuestra Señora de Za/catecas , y siendo preciso, para sacar la verdadera es/tirpe
del expresado Gonzalo Fernández de Castro, en/troncarnos, todos los Fernández
de Castro, Yo, mis her/manos, y sobrinos, como hijos legítimos de doña María/
Catarina Fernández de Castro, por la ausencia de/
los expresados, se hace preciso el que la Real justicia/ nombre una persona que
fuere de su superior agrado y/ las debidas calidades, para que este a nombre de los
au/sentes, se le entreguen los dichos cuadernos, para que los/ tache, y al mismo
tiempo se ha de servir Vuestra Merced de reci/bir, una información de oficio,
de los testigos, más/ antiguos, e instruidos, que hayan conocido, o tenido no/
ticia de ambos Gonzalos, de la expresada doña Catarina su/ hija, a mi madre, y
demás Fernández de Castro, y los más/ apellidos, con que se hayan mezclados, los
dichos Fernández/ de Castro, por legítimos matrimonios, si saben, si alguno/ otro
Fernández de Castro haya salido a Tierra fuera,/ o algunas otras tierras distintas
de este reino a/ excepción del segundo Gonzalo, que salió a estudiar a/fuera,
casó en el Fresnillo, y después trajo a su espo/sa doña Manuela Díaz, a la dicha
jurisdicción de Pesquería/ Grande, en donde murió, y estos testigos los vea jurar,/ y
notificar, y tache el nombrado defensor, y fecho/ puesta la certificación de Vuestra
Merced a todo, dándome así/ mismo certificación de las dos firmas, la del señor/
cura, vicario, juez eclesiástico de esta ciudad y la del/ alcalde mayor de Pesquería
Grande, si son tales per/sonas constituidas en los dichos empleos, y aquellas las/
firmas con que usan autorizar todo auto judicial,/ con todo lo demás que Vuestra
Merced, según las leyes reales de/ Castilla, y Recopilación de Indias deba hacer
dicho/ encabezamiento de estirpe, con sus grados; que todo lo/ pido, para que
nunca jamás padezca nulidad = Por/ todo lo cual a Vuestra Merced pido, y suplico,
se sirva hacer/ como llevo pedido, y de entregarme las diligencias, to/das originales
u
150
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
para los efectos, que me convengan, juro/ no ser de malicia, y en lo necesario. =
Br. Juan Joseph/ Amato de Arizpe = Auto. En la Ciudad de Nuestra Señora de/
Monterrey, en veinte, y un días del mes de junio de mil/
setecientos setenta, y nueve años. Ante mí, don Joseph/ Joaquín de Mier Noriega,
teniente de gobernador, y co/mandante general de este Nuevo Reino de León, se
presentó/ el antecedente escrito por el bachiller don Juan Joseph/ Amato de Arizpe
Fernández de Castro, cura bene/ficiado, y juez eclesiástico de los Valles de Guajuco
de este/ gobierno, por hallarse el señor gobernador, y comandante general/ de dicho
Nuevo León, don Melchor Vidal de Lorca y Vi/llena, ocupado en asuntos graves
del real servicio/ que le embarazan e impiden proveer como dicho bachiller/ pide,
y en esta atención, debía mandar y mando, se/ reconozcan con debida reflexión
los documentos que/ cita, y comprehenden entre ambos cuadernos, cuaren/ta y
ocho fojas útiles, y para este efecto, se nombre/ persona idónea, de los que han
sido republicanos en/ esta ciudad, y esté libre de entroncamiento, con la/ parte,
con quien se corran los traslados oportunos, cita/ciones, y demás diligencias, que
debían practicarse/ con los interesados ausentes, y que igualmente se re/ciba la información que expresa, y se acrediten en/ su lugar, las firmas que expone. Proveído
con tes/tigos de asistencia, por no haber escribano en término de/ la ley, de todo doy
fe = Joseph Joaquín de Mier, No/riega = de asistencia Joseph Alexandro González
= de asistencia/ Joseph Alexandro de Melo = Nombramiento. Inmediatamente, a
con/secuencia de lo mandado, nombro para fiscal o/
agente que represente las acciones de los interesados au/sentes a don Luis de la
Serna y Alarcón, procurador/ y síndico general que ha sido de esta ciudad, con
quien/ correrán los traslados prevenidos, y diligencias que/ ver convengan, y que se
le haga saber este nombra/ miento, para su aceptación, y que otorgue juramento/
en forma de cumplir, con la obligación, que se le en/comienda. Proveído ut
supra de que doy fe = Joseph/ Joaquín de Mier Noriega = de asistencia Joseph
Alexan/dro González, = de asistencia Joseph Alexandro de Melo = Aceptación y
juramento. Con/secuentemente: Mandé comparecer ante mí a don/ Luis Antonio
de la Serna y Alarcón, y en su persona/ le mandé hacer saber el nombramiento que
antecede/ y entendido de todo, dijo, que acepta dicho nombramiento/ y en el acto,
juró por Dios, Nuestro Señor, y la Señal de la/ Santa Cruz, en forma de derecho,
desempeñar con/ legalidad el encargo que se le comete, y para que/ conste lo firmó
por ante mí, actuando ut supra de que/ doy fe = Joseph Joaquín de Mier Noriega
= Luis/ Antonio de la Serna y Alarcón = de asistencia Joseph Ale/xandro de Melo
= de asistencia Joseph Alexandro González =/ Traslado. Subsecuentemente, yo
dicho teniente de gobernador, vista la acepta/ción otorgada, por don Luis Antonio
de la Serna y Alar/con, y juramento de fidelidad, que está constante, dándole/
como le doy a consecuencia de dicho nombramiento y acepta/ción las facultades
151 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
que de derecho se requieren, para que/ haga, las causas, prevenidas. Mando se le
corra tras/
lado de los supradichos cuadernos para que los/ examine, y tache, y contradiga en
lo que haya lugar/ proveído por ante mí ut supra de que doy fe = Joseph/ Joaquín de
Mier = de asistencia Joseph Alexandro/ de Melo = de asistencia Joseph Alexandro
González = Se entre/garon los referidos cuadernos, en cuarenta y ocho fojas/
útiles a don Luis Antonio de la Serna y Alarcón, y para/ que conste, lo rubriqué
= Rúbrica. En la Ciudad de Nuestra Señora/ de Monterrey, en veinte, y dos días
del mes de junio de mil/ setecientos setenta y nueve años, ante mí el referido/
teniente de gobernador y comandante general, compareció don Luis An/tonio
de la Serna y Alarcón, con devolución de los cuader/nos, que se le entregaron,
en traslado, y dijo que los ha examinado a esmero del mayor cuidado, y que no/
advierte defecto alguno de veracidad, en los asuntos, que/ comprehende, y por
consecuente ni que tachar ni adicionar/ cosa alguna, y para que conste lo firmó
por ante mí, con/ testigos de asistencia por la razón expresada, de que doy fe =
Jo/seph Joaquín de Mier Noriega = Luis Antonio de la Serna y Alarcón = de asistencia Joseph Alexandro de Melo = de asistencia/ Joseph Alexandro González =
Mandamiento para información. En dicha ciudad, dicho día,/ mes, y año, yo el
referido gobernador y comandante general, en virtud/ de lo pedido por el bachiller
don Juan Joseph Amato de Arizpe, man/do, que con previa citación de don Luis
Antonio de la Serna/ y Alarcón, se reciba la información, prevenida, proveí/do por
ante mí, actuando como dicho es, de que doy fe = Jo/seph Joaquín Mier Noreiga
= de asistencia Joseph Alexandro/ González = de asistencia Joseph Alexandro de
Melo = Citación al fiscal. Consecuente/mente, estando aún presente don Luis
Antonio de la Serna/ y Alarcón, lo cité en su persona, para que se halle presente/
a ver, conocer, y jurar los testigos, que depusieren en la/ información que se pide
practicar, y entendido de todo dijo/ se da por citado, y lo firmó por ante mí ut
supra de que doy fe = Joseph Joaquín de Mier Noriega = de asistencia Joseph
Alexandro de/
Melo = de asistencia Joseph Alexandro González = Testigo. En dicho día, mes,/
y año, yo dicho teniente de gobernador, y comandante general, para recibir
la in/formación pedida por el bachiller don Juan Joseph Amato de/ Arizpe,
mandé comparecer, ante mí a don Joaquín Flores/ Vallejo, vecino distinguido, y
republicano que ha sido de/ esta ciudad, obteniendo los empleos de alcalde ordina/
rio, de primero, y segundo voto, en ella, y en su persona/ que doy fe conozco, le
recibí juramento que hizo por Dios/ Nuestro Señor, y la Señal de la Santa Cruz,
en forma de/ derecho, siendo presente a este acto don Luis de la Serna y Alar/
cón, y retirado éste, so cargo del juramento, que ha hecho, pro/metió decir verdad,
en lo que supiere, y se le preguntare, y si/endolo por mí según el tenor del escrito
u
152
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
producido por/ dicho bachiller, dijo que conoció al segundo don Gonzalo Fernández
de/ Castro, nativo en el Valle de Pesquería Grande, términos/ de esta Ciudad, y
que por tradición, constante, sabe fue hijo/ legítimo del alférez real don Lázaro
Fernández de Castro/ y éste hijo, de igual legitimidad, del alférez real, que/ fue de
esta ciudad, don Gonzalo Fernández de Castro,/ conquistador, entre otros de este
Nuevo Reino de León,/ y que por igual tradición, sabe que dicho don Lázaro, tuvo
por/ hijos varones, a don Gonzalo Fernández, don Lázaro el Mozo,/ y otras hijas,
y que siempre oyó decir a personas fidedignas/ republicanos de esta ciudad que el
referido don Gonzalo/ Fernández, casó en el Real del Fresnillo, con doña Manue/
la Díaz, y que corriendo los tiempos, oyó decir a su padre,/ el general don Antonio
Vallejo, que en su comercio tuvo, por/ marchantes, a muchos de los Fernández,
que dicho don Gonzalo/ había tenido de su matrimonio, varias hijas, que estuvo
vi/viendo, en el Valle de Pesquería Grande, y que allí falleció, y/ que el año de
cuarenta, y cinco a el presente siglo, hablando/ de la familia de dicho Gonzalo,
supo, por varios republicanos de/ esta ciudad, que su hija doña Catarina Fernández
de Castro/
estaba casada, en la villa de Gutierre del Águila, con/ un hombre rico que se
apellidaba Bárcena, dueño de/ una hacienda, que se intitulaba La Quemada, y
preguntando si/ sabe, que parentesco pueda tener el bachiller don Juan Joseph A/
mato de Arizpe, cura beneficiado, y juez eclesiástico de los valles/ de Guajuco, con
dicha doña Catarina, dijo, que a punto fijo, no/ sabe, en el grado que se halla de
parentesco, que si le consta/ que doña María Catarina Fernández, madre legítima
de dicho/ señor cura, fue hija legítima de don Juan Fernández de/ Castro, y doña
Agustina de la Cadena, y que don Juan Fernández fue tío carnal/ del citado don
Gonzalo, y que igualmente sabe/ se hallan entroncados, con esta progenie, otros
nobles ape/llidos, de Guerras, Flores, de Elizondo, Garzas, Renterías, Garcías de
Sepúlveda, los Fernández de Tijerina, y los que parecieren Ayarzagoitias, Fernández
de Castro; que esto es lo que sabe, so cargo del juramento que otorgado tiene; y
le/ída su declaración, palabra por palabra, en ella se afir/mó, y ratificó, dijo ser
de edad, de sesenta y nueve años,/ y que no le tocan las generales de la ley, en el
asunto, y/ lo firmó por ante mí ut supra de que doy fe = Joseph Joa/quín de Mier
Noriega = Joaquín Fernández Vallejo =/ de asistencia Joseph Alexandro de Melo
= de asistencia Joseph Ale/xandro González = Testigo. En veinte y tres días, del
mes de junio/ de mil setecientos setenta y nueve años, en dicha Ciudad de Nuestra
Señora de Monterrey, para seguir la información/ prevenida, mandé comparecer
ante mí, a don Buenaven/tura de la Garza Méndez Tovar, vecino republicano de
esta/
Ciudad, alcalde ordinario que ha sido de esta ciudad, y/ en su persona, que doy
fe conozco, le recibí juramento, el que otorgó/ por Dios Nuestro Señor, y la Señal
153 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
de la Santa Cruz en forma/ de derecho, prometiendo decir verdad, en lo que supiere, y se le/ preguntare, siendo presente a este acto don Luis Antonio/ de la
Serna y Alarcón, y retirado éste, pregunté a dicho/ don Buenaventura, sobre el
conocimiento de los Gonza/los Fernández de Castro, que expresa el bachiller don
Juan Jo/seph Amato de Arizpe, y dijo, que conoció al que fue hijo,/ nieto del primer
don Gonzalo Fernández de Castro, el que/ sabe por tradición de sus ascendientes,
fue conquistador de este Nuevo Reino de León, y alférez real de esta/ ciudad, y que
entre los hijos, que tuvo el citado Gonzalo/ que conoció, por hija suya legítima a
doña María Catarina/ Fernández de Castro, porque aunque dicho Gonzalo sabe/
por tradición, casó en el Real del Fresnillo, y que en Zaca/tecas nació dicha doña
Catarina, la conoció en edad pue/ril viviendo, en el Valle de Pesquería Grande,
y que/ andando los tiempos oyó decir, a muchas personas, distin/guidas, que
transitaban el Camino de Guadalajara, que/ dicha doña Catarina estaba casada,
con don Manuel de la Bár/cena, viviendo en una hacienda, que llaman La Quema/
da, que no sabe, en qué lugar tenga su situación, y que/ este casamiento, se efectuó
después de muerto dicho don Gon/zalo, porque éste falleció en dicho Valle de
Pesquería, y se/ enterró en la parroquial de esta Ciudad, y su familia se/
restituyó a los términos de la ciudad de Zacatecas, y pregun/tado, si sabe qué
parentesco, pueda tener con dicha doña/ Catarina, el bachiller don Juan Joseph
Amato de Arizpe, dijo/ que lo que ciertamente le consta es que dicho bachiller, es
de la mis/ma generación de doña Catarina, porque es hijo legítimo/ de doña María
Catarina Fernández de Castro, hija legítima de don Juan Fernández de Castro, y este
otro car/nal, o primo hermano de dicho segundo Gonzalo Fernández/ de Castro,
y que esta es la verdad, de lo que sabe, bajo el/ juramento que fecho tiene; y leída
su declaración, palabra/ por palabra, dijo que le falta declarar los entroncamien/
tos de estas familias, residentes en este Nuevo Reino de/ León, y que estas son,
las de los Guerras, Flores, como des/cendientes de doña María Fernández de
Castro, hija leg/ítima de don Diego Fernández de Castro, tío carnal del segundo
don Gonzalo Fernández de Castro, y así mismo/ los Garzas, Renterías, algunos
Cavazos, los Fernández de Tije/rina, y algunos Treviños, Mirandas, y otros que no
tiene/ presentes, y en este estado se le volvió a leer su declaración/ y bien instruido
de ella, dijo se afirma, y ratifica, en/ todo lo expuesto; declaró ser de edad de sesenta
y ocho/ años, y que no le tocaban las generales de la ley, en el asun/to, y lo firmó
por ante mí actuando, ut supra de que/ doy fe = Joseph Joaquín de Mier Noriega
= Buena/ventura de la Garza = de asistencia Joseph Alexandro de Melo/ = de
asistencia Joseph Alexandro González = Testigo. En dicha ciudad/ dicho día, mes,
y año, en seguimiento de la información pre/venida, mandé comparecer ante mí
a don Ignacio de/ Jesús García Buentello de Morales, vecino republicano/ de esta
ciudad, alcalde ordinario, que ha sido dos/ veces de ella, y en su persona, que doy fe
u
154
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
conozco le re/cibí juramento, el que otorgó por Dios Nuestro Señor, y/ la Señal de
la Santa Cruz, siendo presente don Luis Antonio/
de la Serna y Alarcón, y aseguró decir verdad en lo que/ supiere, y le fuere preguntado, en virtud de dicho juramento/ y retirado dicho don Luis, y siendo preguntado por mí se/gún lo que previene, el bachiller don Juan Joseph Amato/ de Arizpe
en su escrito, el expresado testigo dijo:/ que aunque no conoció individualmente,
a ninguno de/ los Gonzalos Fernández de Castro, que expresa dicho bachiller,
sabe por/ tradición indubitable, que el segundo Gonzalo Fernández de/ Castro,
que fue hijo legítimo de don Lázaro Fernández de/ Castro, alférez real, que fue de
esta ciudad, y que todos/ fueron naturales del Valle nombrado hoy, de Pesquería/
Grande, y que dicho don Gonzalo casó en el Real del Fres/nillo, y trajo a su mujer al
citado valle, y que en él falle/cio, y que en su matrimonio tuvo prole legítima, que/
después de su muerte, se trasladó su esposa, a su tierra/ del Fresnillo, que por igual
tradición, supo que doña Cata/rina Fernández de Castro, su hija legítima, casó
con/ un caballero, que no se acuerda su apellido, pero sabe/ por los correos, que
pasaban de esta ciudad a la de Guada/lajara, con diligencias al juzgado eclesiástico,
y por los curas/ que pasaban a oposiciones, que el citado caballero, ma/rido de
doña Catarina, era dueño de una hacienda tiru/lada La Quemada, en término de
la Villa Nueva, nom/brada Gutierre del Águila, y preguntado si sabe el/ parentesco,
que pueda tener el bachiller don Juan Joseph Ama/to de Arizpe, con la dicha doña
Catarina, dijo que solamente/ sabe son descendientes de una misma noble estirpe/
porque conoció a doña María Catarina Fernández de/ Castro, hija legítima de don
Juan Fernández de Castro/ y que éste, sin duda, era pariente inmediato del citado
don Gonzalo Fernández de Castro, y que sabe, igualmente/ que con este linaje,
están entroncadas varias nobles fami/
lias de distintos apellidos, que residen en el distrito de/ este gobierno, como son
los Guerras, Flores, los Fernán/dez de Tijerina, los Garzas, Renterías, los Garcías
de Sepúlveda, y los que parecieren Ayarzagoitias, Fernández de Castro, y otros,
que no se acuerda, y leída su decla/ración, palabra por palabra, en ella se afirmó,
y ratificó,/dijo ser de edad de cincuenta y cinco años, poco más o menos/ y que
no le tocan las generales de la ley, pues aunque/ es García, no es de la progenie
de los Garcías de Sepúlve/da, y sí de los Garcías Espejo, conquistadores de este
Reino,/ y lo firmó por ante mí, actuando ut supra de que doy fe/ = Joseph Joaquín
de Mier = Ignacio de Jesús García = de asistencia Joseph Alexandro de Melo = de
asistencia Joseph/ González = Traslado de don Luis. Subsecuentemente. Yo don
Joseph/ Joaquín Mier, Noriega, teniente de gobernador, y comandante/ general de
este Nuevo Reino de León, vistas las tres deposiciones/ precedentes, y que son
de testigos de la mayor excepción, de/bía declarar, y declaro, por conclusa dicha
información, y/ que corra traslado de ella con don Luis de la Serna y Alar/cón,
155 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
para que la califique, u oponga lo que le parezca con/venir; proveído actuando ut
supra, de que doy fe = Joseph/ Joaquín de Mier Noriega = de asistencia Joseph
Alexandro/ de Melo = de asistencia Joseph Alexandro González = Renuncia de
traslado. Incontinenti/ estando presente don Luis Antonio de la Serna y Alarcón,
man/dé se le entregase esta información en traslado, para que/ instruido de ella,
expusiese lo que le pareciera convenir/
e instruido de todo dijo, que atento haberse hallado presente/ a conocer, y ver jurar
a los testigos, que en ella se contienen/ y que estos son de la mayor excepción, que
pueden presentar/se en el asunto, y que no faltarían a la verdad, ni aún en/ lo menos
sustancial, renuncia el traslado, para evitar multiplicación de diligencias, y para que
conste lo firmó por/ ante mí ut supra de que doy fe = Joseph Joaquín de Mier No/
riega = Luis Antonio de la Serna y Alarcón = de asistencia Joseph/ Alexandro de
Melo = de asistencia Joseph Alexandro González =/ Auto y certificación. En la
Ciudad de Nuestra Señora de Monterrey, en veinte/y tres días del mes de junio de
mil setecientos setenta y/ nueve años. Don Joseph Joaquín de Mier Noriega, te/
niente de gobernador y comandante general de este Nuevo Reino de León, vista
la conclusión de las precedentes diligencias; Certifico en/ la más bastante forma,
que haya lugar por derecho, que las/ firmas constantes en uno de los cuadernos
formados, por/ el capitán don Juan Cristóbal de la Garza, alcalde mayor/ del
Valle de Pesquería Grande, son ciertas y verdaderas,/ y que son las mismas, que
acostumbraba judicial, o extra/judicialmente, y a las que se les da entero crédito, en
juicio,/ y fuera de él, y que la firma del bachiller don Alexandro de la/ Garza bajo
la cual parecen autorizadas las partidas del/ segundo cuaderno, con fecha del día
veinte y uno del mes de/ junio, del presente año, es la misma que acostumbra en/
actos judiciales, y extrajudiciales, porque las ha visto muchas/ veces y la ha examinado, ser conforme, en todo, y que me/ consta estar en actual ejercicio de los
empleos, que ex/presan, tener, en sus autorizaciones, así el señor cura, como/
el alcalde mayor, y para que conste donde convenga doy/ la presente, actuando
por receptoría, con testigos aceptados/ y jurados, según derecho, por no haber
escribano en el tér/mino legal, de que doy fe = Joseph Joaquín de Mier/ Noriega = de
asistencia Joseph Alexandro de Melo = de/ asistencia Joseph Alexandro González
= Entréguese a/ la parte lo actuado por mi dicho teniente de gobernador, en diez/
fojas útiles, originales, como lo pide de su cuenta, y/ riesgo, devolviéndosele con
estos los documentos que tiene/ presentados, por ante mí ut supra, de que doy fe
= Joseph/ Joaquín de Mier Noriega = de asistencia Joseph Alexandro/ de Melo =
de asistencia Joseph Alexandro González ====== En la ciudad de Nuestra Señora
de Monterrey, en nueve días del mes de agosto de este año de mil setecientos
setenta y nueve: Yo don Joseph Joaquín de Mier Noriega, teniente de gobernador/ y
comandante general de este Nuevo Reino de León, doy fe, y verda/dero testimonio,
u
156
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
cuanto por derecho, puedo y debo, haber sacado/ este testimonio, de los cuatro
cuadernos que me presentó el señor cu/ra, juez eclesiástico Arizpe, que en sus
originales, son en esta/ forma: El primero en la Villa de Jerez, del Obispado de/
Guadalajara, de esta América, en seis fojas, ante don Juan/ Rodríguez Sáenz, alcalde
ordinario de ella; otro en trein/ta y ocho fojas, practicado por el alcalde mayor del/
Valle de Pesquería de este Reino, don Juan Cristóbal/ de la Garza; otro en diez
fojas autorizado, por el señor/ cura, juez eclesiástico, el señor bachiller don Joseph
Alexandro de la/ Garza, en esta ciudad; y el otro, en diez fojas autorizado por/ mí
dicho teniente, en esta dicha ciudad, los cuales van, en estas cin/cuenta fojas, las
que van bien corregidas, concertadas y enmen/dadas, y al verlos sacar, corregir,
concertar y enmendar/
fueron testigos don Juan Joseph Lozano, don Marcos de Arredondo/ y don Andrés García Larios, todos presentes y vecinos de esta ciu/dad, y mando que a
dicho testimonio se de la misma fe que/ a sus originales, y tomada como que está
ya tomada la razón/ en el oficio, de que los originales y este testimonio se les/
entreguen, a la parte; mando se ejecute. Así lo decreto actuando por receptoría con
testigos de asistencia, a falta de es/cribano público, ni real de que doy fe =
Joseph Joaquín de Mier Noriega (rúbrica). De asistencia: José Alexandro de Melo
(rúbrica).
De asistencia: Joseph Alexandro González (rúbrica).
Nosotros, don José Joaquín Canales, regidor, alférez/ real interino y alcalde ordinario de primer voto, y don Manuel de la Concha, alcalde ordinario de segundo
voto/ de esta Ciudad de Nuestra Señora de Monterrey, certificamos,/ damos fe y
verdadero testimonio en cuanto ha lugar/ por derecho, como don José Joaquín de
Mier Noriega es tenien/te de gobernador y comandante general de esta ciudad,
como se titu/la y su firma, de que parece autorizado el presente/ testimonio es la
misma que usa y a la que en juicio/ y fuera de él se le da entera fe y crédito. Y para
que/
conste donde convenga, damos la presente en dicha/ Ciudad de Monterrey en diez
días del mes de agosto de/ mil setecientos setenta y nueve años, con testigos/ de
asistencia, por no haber escribano público ni real de que damos fe/
Josep Joaquín Canales (rúbrica); Manuel de la Concha (rúbrica).
De asistencia: José Alexandro de Melo (rúbrica).
157 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
2.- Descendientes del capitán Gonzalo Fernández de Castro.
Generación No. 1
1. CAP. GONZALO FERNÁNDEZ DE CASTRO, nació en 1582 en PORTUGAL,
murió en 1631. Casó con MARÍA RODRÍGUEZ, (hija del CAP. DIEGO
RODRÍGUEZ y SEBASTIANA DE TREVIÑO), en 1602 en MONTERREY, N. L.
Ella muere en 1682.
Notas sobre el CAP. GONZALO FERNÁNDEZ DE CASTRO: PORTUGUÉS,
ACUSADO EN ZACATECAS, EN 1575 DE JUDAIZANTE.
Notas sobre MARÍA RODRÍGUEZ: 1627: "HIJA DE CONQUISTADOR Y POBLADOR, BENEMÉRITA". PIDE MERCED POR LOS MÉRITOS DE SU PADRE,
LA HACIENDA BOCA DE NACATAS (PESQUERÍA CHICA), "POTRERO,
BOCA Y SITIO DE NACATAZ"
JUAN DE ÁBREGO, SECRETARIO DEL ALCALDE MAYOR MARTÍN DE
ZAVALA
Hijos del CAP. GONZALO FERNÁNDEZ DE CASTRO y MARÍA RODRÍGUEZ
fueron:
2. i. MAYOR DE RENTERÍA FERNÁNDEZ DE CASTRO.
3. ii. ALFR. REAL LÁZARO FERNÁNDEZ DE CASTRO, n. 1602.
4. iii. CAP. DIEGO FERNÁNDEZ DE CASTRO, n. 1603, PESQUERÍA GRANDE,
N. L.; m. 1672.
5. iv. CLARA DE RENTERÍA FERNÁNDEZ DE CASTRO, n. 1607.
Generación No. 2
2. MAYOR DE RENTERÍA FERNÁNDEZ DE CASTRO (CAP. GONZALO FERNÁNDEZ, HERNANDO). Casa con CAP. ALONSO DE TREVIÑO, hijo de MARCOS FALCÓN y JUANA QUINTANILLA.
Notas sobre MAYOR DE RENTERÍA FERNÁNDEZ DE CASTRO: LLEVÓ EN
DOTE 2,000 PESOS.
Hijo de MAYOR DE RENTERÍA FERNÁNDEZ DECASTRO y CAP. DE TREVIÑO
fue:
i. JOSEPH MACARIO TREVIÑO FERNÁNDEZ4 DE CASTRO.
u
158
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
3. ALFR. REAL LÁZARO FERNÁNDEZ3 DE CASTRO (CAP. GONZALO FERNÁNDEZ) nación 1602. Casa con CAYETANA DE LA GARZA.
Notas sobre ALFR. REAL LÁZARO FERNÁNDEZ DE CASTRO: DILIG. MATRIM.,
GUADALAJARA, R-0167982, DISPENSA 23 DE ENRO 1682. TIENE 50 AÑOS.
EN, GARMENDIA LEAL, TOMO I, CAP. III, PÁG. 21.
VENDE EN 1692 A MARÍA GONZÁLEZ EL POTRERO QUE LLAMAN DE
NACATAZ
Hijos de ALFR. REAL LÁZARO FERNÁNDEZ DE DE CASTRO y CAYETANA
LA GARZA fueron:
6. i. MARÍA FERNÁNDEZ DE CASTRO RENTERÍA.
7. ii. GONZALO FERNÁNDEZ DE CASTRO DE CASTRO.
iii. MARÍA MARGARITA FERNÁNDEZ DE CASTRO RENTERÍA, c. JUAN
BALLÍ.
iv. LÁZARO FERNÁNDEZ DE CASTRO.
v. JUANA FERNÁNDEZ DE CASTRO RENTERÍA, c. SANTIAGO BARRERA.
4. CAP. DIEGO FERNÁNDEZ DE CASTRO (CAP. GONZALO FERNÁNDEZ)
nació en 1603 en PESQUERÍA GRANDE, N. L., y murió en 1672. Casa con ANA
MARÍA DE LA CERDA Y PORCALLO. Ella nace en SALTILLO, COAHUILA.
Hijos del CAP. DIEGO FERNÁNDEZ DE CASTRO y ANA MARÍA PORCALLO
DE LA CERDA fueron:
8. i. CAP. JUAN FERNÁNDEZ DE CASTRO DE LA CERDA, n. 1655; m. 1702.
9. ii. JOSEPHA DE RENTERÍA FERNÁNDEZ DE CASTRO, n. 1652.
10. iii. JACINTA FERNÁNDEZ DE CASTRO.
11. iv. DIEGO LAUREL FERNÁNDEZ.
5. CLARA DE RENTERÍA FERNÁNDEZ DE CASTRO (CAP. GONZALO FERNÁNDEZ) nació en 1607. Casa con SARGTO. MYOR. JACINTO GARCÍA DE
SEPÚLVEDA, hijo de ANTÓN DE REINA y ANA DE SEPÚLVEDA.
Notas sobre CLARA DE RENTERÍA FERNÁNDEZ DE CASTRO: LLEVÓ EN
DOTE LA MITAD DE LA LABOR DE LA PESQUERÍA
Hijo de CLARA DE RENTERÍA FERNÁNDEZ DE CASTRO y SARGTO. DE
SEPÚLVEDA fue:
12. i. PETRONILA DE SEPÚLVEDA Y RENTERÍA.
159 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
Generación No. 3
6. MARÍA FERNÁNDEZ DE CASTRO RENTERÍA (ALFR. REAL LÁZARO
FERNÁNDEZ DE CASTRO, CAP. GONZALO FERNÁNDEZ DE CASATRO)
Casa con JOSEPH SÁENS.
Hijo de MARÍA FERNÁNDEZ DE CASTRO RENTERÍA y JOSEPH SÁEN fue:
i. JUAN ANTONIO SÁENS FERNANDE5 DE CASTRO, n. 1684.
7. GONZALO FERNÁNDEZ DE CASTRO DE CASTRO (ALFR. REAL LÁZARO
FERNÁNDEZ, CAP. GONZALO FERNÁNDEZ) Casa con MANUELA DÍAZ.
Notas sobre GONZALO FERNÁNDEZ DE CASTRO DE CASTRO:
ARRENDÓ A LOS PADRES DE LA COMPAÑÍA, DEL CONVENTO DE QUERÉTARO, UN SITIO DE AGOSTADERO "QUE VA DESDE LAS TAPIAS DE
BLAS PÉREZ HASTA LA PUNTA DEL TOPO".
Hijos de GONZALO FERNÁNDEZ DE CASTRO (EL Mozo) y MANUELA DÍAZ
fueron:
i. MARÍA NICOLASA FERNÁNDEZ DE CASTRO, c. DAMASIO
RODARTE.
ii. JOSEPHA FERNÁNDEZ DE CASTRO.
iii. MARÍA CATARINA FERNÁNDEZ DE CASTRO, c. (1) CAP. JUAN MANUEL DE LA BÁRCENA; n. VILLA GUTIERRE.
iv. ANNA MARÍA FERNÁNDEZ DE CASTRO.
8. CAP. JUAN FERNÁNDEZ DE CASTRO DE4 LA CERDA (CAP. DIEGO FERNÁNDEZ DE CASTRO, CAP. GONZALO FERNÁNDEZ) nació en 1655, y murió
en 1702. Casa con AGUSTINA IRIBE DE LA CADENA 10 jun. 1680 en MONTERREY, N. L. Ella nació en 1660.
Hijos del CAP. JUAN FERNÁNDEZ DE CASTRO DE LA CERDA y AGUSTINA
IRIBE DE LA CADENA FUERON:
i. ANTONIO FERNANDEZ5 DE CASTRO, n. 1680.
ii. LUISA FERNÁNDEZ DE CASTRO.
13. iii. JACINTA FERNÁNDEZ DE CASTRO DE LA CERDA, n. 01 mar 1685; m.
1739.
iv. ONOFRE FERNÁNDEZ DE CASTRO.
v. PEDRO MACARIO FERNÁNDEZ DE CASTRO.
u
160
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
vi. JUAN DIMAS FERNANDEZ DE CASTRO, n. 1695.
vii. JOSEPHA FERNÁNDEZ DE CASTRO.
viii. DIEGO FERNÁNDEZ DE CASTRO.
ix. CHRISTOBAL GEORGE FERNÁNDEZ DE CASTRO, n. 03 oct 1686.
14. x. MARIA CATARINA FERNANDEZ DE CASTRO, n. 1702, PESQUERÍA
GRANDE, N. L.
xi. ANTONIO FERNÁNDEZ DE CASTRO, n. 1680.
xii. MARÍA LUISA FERNÁNDEZ DE CASTRO, n. 1683, PESQUERÍA
GRANDE, N. L.
xiii. ONOFRE FERNÁNDEZ DE CASTRO.
15. xiv. PEDRO MACARIO FERNÁNDEZ DE CASTRO, n. 1688.
xv. JUAN DIMAS FERNÁNDEZ DE CASTRO, n. 20 feb. 1695, PESQUERÍA
GRANDE, N. L.; c. ANTONIA MARGARITA GUERRA-CAÑAMAR-CAVAZOS; n. 1702, MONTERREY, N. L.; m. 1770, GUERRERO VIEJO, TAMAULI
PAS.
xvi. JOSEPHA MARÍA FERNÁNDEZ DE CASTRO.
xvii. DIEGO FERNÁNDEZ DE CASTRO.
xviii. CHRISTOBAL GEORGE FERNÁNDEZ DE CASTRO, bn 1686.
9. JOSEPHA DE RENTERÍA FERNÁNDEZ DE CASTRO (CAP. DIEGO FERNÁNDEZ, CAP. GONZALO FERNÁNDEZ) nació en 1652. Casa con ALFR. REAL
BERNARDO FLORES DE ÁBREGO 04 nov. 1670 en MONTERREY, N. L., hijo de
NICOLÁS DE ÁBREGO y JUANA GARCÍA. Él nació en 1650, y murió el 07 oct.
1708 en SALTILLO, COAHUILA.
Notas sobre JOSEPHA DE RENTERÍA FERNÁNDEZ DE CASTRO: AMS, P, C1,
L9, E20, F 52
Hijos de JOSEPHA DE RENTERÍA FERNÁNDEZ DE CASTRO y ALFR. REAL
BERNARDO FLORES DE ÁBREGO fueron:
i. ANNA MARÍA FLORES FERNÁNDEZ5 DE CASTRO, n. 01 dic. 1698.
ii. ANTONIA FLORES DE ÁBREGO.
iii. MARÍA CLARA FLORES DE LA CERDA.
iv. ALEJANDRO FLORES DE ÁBREGO.
v. JOSEPH FLORES DE ÁBREGO.
vi. JUANA FLORES DE LA CERDA.
vii. MARÍA FLORES DE ÁBREGO FERNÁNDEZ.
161 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
10. JACINTA FERNÁNDEZ4 DE CASTRO (CAP. DIEGO FERNÁNDEZ, CAP.
GONZALO FERNÁNDEZ) Ella casa con JOSEPH CAVAZOS, hijo del CAP. CAVAZOS and ELENA LA GARZA.
Hijos de JACINTA DE CASTRO y JOSEPH CAVAZOS fueron:
i. IGNACIO CAVAZOS FERNÁNDEZ5 DE CASTRO, n. 01 abr. 1696.
ii. JOAQUÍN CAVAZOS FERNÁNDEZ DE CASTRO, n. 28 mar 1696.
iii. JOSEPH CAVAZOS FERNÁNDEZ DE CASTRO, n. 1701.
11. DIEGO LAUREL FERNÁNDEZ (CAP. DIEGO FERNÁNDEZ DE CASTRO,
CAP. GONZALO FERNÁNDEZ) Él casa con (1) JOSEPHA FLORES TREVIÑO,
hija del ALFÉREZ FLORES y POLONIA TREVIÑO. También casa con (2)
JUANA GONZÁLEZ DE QUINTANILLA, hija de BARTOLOMÉ GONZÁLEZ y
NICOLASA FERNÁNDEZ.
Hijos de DIEGO LAUREL FERNÁNDEZ y JOSEPHA TREVIÑO fueron:
i. POLONIA FERNÁNDEZ5 DE CASTRO, n. 07 Mar. 1694; c. ALFÉREZ
IGNACIO DE LA GARZA.
ii. PEDRO FERNÁNDEZ DE CASTRO.
iii. NICOLASA FERNÁNDEZ DE CASTRO DE LA CERDA, c. BARTOLOMÉ
GONZÁLEZ DE QUINTANILLA.
iv. MARÍA FRANCISCA FERNÁNDEZ DE CASTRO.
v. XAVIERA FERNÁNDEZ DE CASTRO.
vi. CLARA FERNÁNDEZ DE CASTRO.
vii. DIEGO FERNÁNDEZ DE CASTRO.
viii. JUANA TEODORA FERNÁNDEZ DE CASTRO.
Hijos de DIEGO FERNÁNDEZ y JUANA DE QUINTANILLA fueron:
ix. NICOLASA FERNÁNDEZ5 DE CASTRO.
x. JOSEPH LAUREL FERNÁNDEZ DE CASTRO.
16. xi. ANA MARÍA LAUREL FERNÁNDEZ DE CASTRO, n. 29 ago. 1718, PESQUERÍA GRANDE, N. L.
12. PETRONILA DE SEPÚLVEDA Y RENTERÍA (CLARA DE RENTERÍA FERNÁNDEZ DE CASTRO, CAP. GONNZALO FERNÁNDEZ) Casa con GABRIEL
DE LA GARZA.
Hijos de PETRONILA RENTERÍA y GABRIEL LA GARZA fueron:
i. GABRIEL DE LA GARZA, c. MARÍA CAVAZOS RODRÍGUEZ; n. 1676.
u
162
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
Notas sobre GABRIEL DE LA GARZA: DIL MAT. GDA. R0168112, DISP. 27 JUL
1696
17. ii. CAP. AGUSTÍN DE LA GARZA.
iii. PEDRO JOSÉ DE LA GARZA.
Generación No. 4
13. JACINTA FERNÁNDEZ DE CASTRO DE LA CERDA (CAP. JUAN FERNÁNDEZ DE CASTRO DE, CAP. DIEGO FERNÁNDEZ DE CASTRO, CAP. GONZALO FERNÁNDEZ) nace en 01 mar 1685, y muere en 1739. Ella casa con JUAN
CAVAZOS.
Hijos de JACINTA LA CERDA y JUAN CAVAZOS fueron:
i. JOSEPH CAVAZOS FERNANDEZ DE CASTRO, n. 1701.
ii. JOSEPH ONOFRE CAVAZOS FERNÁNDEZ DE CASTRO, n. 1707.
iii. GABRIEL CAVAZOS FERNÁNDEZ, c. ISABEL DE LA GARZA CANTÚ;
n. 1700.
iv. MARÍA THERESA CAVAZOS FERNÁNDEZ, m. 1737; c. ALFRZ. ANDRÉS
LOZANO DE LA GARZA, 15 abr. 1725, MONTERREY, N. L.; n. 05 mayo
1682, MONTERREY, N. L.; m. 16 jun. 1741, MONTERREY, N. L.
14. MARIA CATARINA FERNANDEZ DE CASTRO (CAP. JUAN FERNÁNDEZ
DE CASTRO DE LA CERDA, CAP. DIEGO FERNÁNDEZ DE CASTRO, CAP.
GONZALO FERNÁNDEZ) nació en 1702 en PESQUERÍA GRANDE, N. L. Ella
casa con el CAP. JOSÉ MARTÍN ARIZPE MORALES, hijo del CAP. MARTÍNEZ
y ANTONIA DE LEYVA. Él nació en 1700 en SALTILLO, y murió el 21 de nov. de
1765 en SALTILLO, COAHUILA.
Hijos de MARIA CATARINA FERNÁNDEZ DE CASTRO y el CAP. MARTÍN DE
ARIZPE MORALES FUERON:
i. BR. JUAN JOSÉ AMATO ARIZPE FERNÁNDEZ DE CASTRO, n. 20 feb.
1728, SALTILLO, COAHUILA; m. 18 feb. 1790, MONTERREY, N. L.
ii. BR. MARTIN ARIZPE FERNÁNDEZ, n. 07 abr. 1733, PESQUERÍA, NUEVO
LEÓN.; m. 27 jun. 1793, MONTERREY, N. L.
Notas sobre el BR. MARTIN ARIZPE FERNÁNDEZ:
El presbítero don Martín Arizpe Fernández, nació en Pesquería, hijo de don Martín
Arizpe, y de una señora [María Catarina] Fernández [de Castro]. Ya hombre grande
se dedicó al estudio y comenzó gramática en esta ciudad, y poco después se lo llevó
163 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
mi tío el canónigo don Rafael, a Monterrey a continuar su carrera, que terminó y se
ordenó, y después fue nombrado cura de Sabinas, y como era un buen labrador y
sumamente trabajador, no dilató en hacer una regular fortuna, y compró un rancho
a tres leguas fuera de Sabinas, de manera que para ir a tiempo de levantar la gente
al trabajo, decía la misa a las dos o a las tres de la mañana sin que nadie lo fuera a
oír y sólo los días de fiesta asistía el pueblo a la misa. Hubo sobre esto una queja
que comenzó a disgustarlo y esto se aumentó con que un día que con un mozo
levantaba un bordo de una acequia, el por un lado y el mozo por el otro, y para
apresurarlo en el trabajo, le arrimaba tanto el azadón a los pies que le arrancó un
talón, y esto le animó a venirse de capellán a san Juan, a que tenía derecho por
parentesco, y así vivió como capellán de san Juan [Nepomuceno], muchos años y
murió con un tormento por una piedra en la vejiga, en su casa de la calle Real frente
a la casa de don Manuel Moreno, y su capital lo heredaron sus sobrinos. APUNTES
GENEALÓGICOS.
iii. BR. PEDRO JOSÉ QUINTÍN ARIZPE FERNÁNDEZ DE CASTRO, n. 31 oct.
1739, SALTILLO, COAHUILA; m. 01 dic. 1797, MONTERREY, N. L.
Notas sobre el BR. PEDRO JOSÉ QUINTÍN ARIZPE FERNÁNDEZ DE CASTRO:
El señor cura don Pedro Quintín de Arizpe, como dejo dicho lo fue de la parroquia
de esta ciudad y después del sagrario de Monterrey y como vivió a mediados del
siglo XVIII, supongo muy en razón que sus padres vivieron en el de 17. El expresado
cura don Pedro, aunque ayudado de sus dos hermanos curas, don Martín y don
Juan que le daban para [la iglesia de] san Juan cuanto ahorraban, dedicó todo
su esmero en fundar en esta ciudad la iglesia que lleva este nombre y dotarla lo
bastante para patrón y capellán y llamo la atención sobre este señor, no sólo por
su representación sino porque se constituyó en protector de toda la familia de sus
hermanos educándolos según sus inclinaciones. APUNTES GENEALÓGICOS.
iv. JOSÉ ANTONIO GERARDO ARIZPE FERNÁNDEZ, n. 1729, SALTILLO,
COAHUILA.
18. v. ANA MARÍA LUCÍA ARIZPE FERNÁNDEZ, n. 17 jul. 1731, HACIENDA
DE SAN DIEGO [DE LOS ZACATONES].
19. vi. MARÍA JOSEFA ARIZPE FERNÁNDEZ, n. 1734, SALTILLO, COAHUILA.
vii. PEDRO JOSÉ CLAUDIO ARIZPE FERNÁNDEZ, n. 1735, SALTILLO,
COAHUILA.
viii. MARÍA GERTRUDIS LUZGARDA ARIZPE FERNÁNDEZ, n. 22 mayo 1737,
SALTILLO, COAHUILA.
u
164
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
ix. MARÍA MARGARITA ROSALÍA ARIZPE FERNÁNDEZ, n. 24 jun. 1738,
SALTILLO, COAHUILA; c. JUAN GUZMÁN.
x. JOSÉ MIGUEL ARIZPE FERNÁNDEZ, n. 1742, SALTILLO, COAHUILA; c.
MARÍA LEONOR DE LA GARZA GUERRA; n. 1750, MONTERREY, N. L.
3.- Cuadro genealógico de Santos Rojo por cinco generaciones
Generación No. 1
1. SANTOS1 ROJO murió en 1615. Él casa con BEATRIZ DE LAS RUELAS NAVARRO. Ella murió en 1672.
Hijos de SANTOS ROJO y BEATRIZ NAVARRO son:
2. i. ESTEVANA ROJO2 DE RUELAS.
3. ii. BEATRIZ ROJO DE LAS RUELAS, c. SALTILLO, COAHUILA.
Generación No. 2
2. ESTEVANA ROJO2 DE RUELAS (SANTOS1 ROJO) Ella casa con DOMINGO
GIL DE LEYVA. Él murió en 1674.
Hijos de ESTEVANA DE RUELAS y DOMINGO GIL DE LEYVA son:
4. i. JUANA GIL DE LEYVA ROJO Y3 RUELAS.
ii. BEATRIZ DE LAS RUELAS, c. JOSEPH DE CANUNCARRI.
iii. RODRIGO DE MORALES GIL DE RUELAS.
5. iv. CHRISTOBAL GIL DE RUELAS.
v. MARÍA GIL DE RUELAS.
vi. PEDRO GIL DE RUELAS.
vii. JUAN GIL DE RUELAS.
viii. JOSEPHA GIL DE RUELAS, c. JUAN GUTIÉRREZ.
ix. JUANA GIL DE RUELAS.
3. BEATRIZ ROJO DE LAS2 RUELAS (SANTOS1 ROJO) murió en SALTILLO,
COAHUILA. Ella casa con SARG. BERNARDO DE LOS SANTOSCOY 1622, hijo
de JUAN DE CALIZ y CATALINA DE COY. Él nació en 1590 en LEPE, HUELVA,
ESPAÑA, y murió en 1675.
165 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
Hijos de BEATRIZ RUELAS y SARG. BERNARDO DE LOS SANTOSCOY son:
6. i. CAP. JUAN3 DE CALIZ-COY, n. 1610, SALTILLO, COAHUILA; c. 22 jul.
1699, SALTILLO, COAHUILA.
7. ii. PEDRO DE LOS SANTOS DE ROJO-RUELAS, n. 1636.
Generación No. 3
4. JUANA GIL DE LEYVA ROJO Y3 RUELAS (ESTEVANA ROJO2 DE RUELAS,
SANTOS1 ROJO) Ella casa con (1) SGTO. MAYOR. RODRIGO DE MORALES
TREVIÑO. Ella casa con (2) JUAN DEL RÍO.
Hijos de JUANA RUELAS y SGTO. RODRIGO DE MORALES TREVIÑO son:
8. i. ANTONIA MORALES GIL4 DE LEYVA.
9. ii. ESTEFANÍA DE MORALES GIL DE LEYVA.
10. iii. JOSEPHA DE MORALES GIL DE LEYVA.
11. iv. POLONIA DE MORALES GIL DE LEYVA.
12. v. BEATRIZ MORALES GIL DE LEYVA.
Hijo de JUANA RUELAS y JUAN DEL RÍO es:
vi. JUAN ANTONIO DEL RÍO GIL4 DE LEYVA, c. JOSEPHA RODRÍGUEZ.
Notas para JUAN ANTONIO DEL RÍO GIL DE LEYVA:
AMS, P, C4, L8, E35, F 43 V
5. CHRISTOBAL GIL3 DE RUELAS (ESTEVANA ROJO2, SANTOS1 ROJO) Él casa
con ANA RODRÍGUEZ.
Hijo de CHRISTOBAL DE RUELAS y ANA RODRÍGUEZ es:
i. JUAN GIL4 RODRÍGUEZ.
6. CAP. JUAN3 DE CALIZ-COY (BEATRIZ ROJO DE LAS2 RUELAS, SANTOS1
ROJO) nació en 1610 en SALTILLO, COAHUILA, y murió en 22 jul. 1699 en
SALTILLO, COAHUILA. Él casa con (1) CLARA DE SALDIVAR GARCÍA
en SALTILLO, COAHUILA. Ella murió en AFT. JUL. 23 1699. Él casa con (2)
FRANCISCA FLORES DE VALDÉS SALAZAR en SALTILLO, COAHUILA,
hija de RODRIGO CARBALLO y MARÍA TREVIÑO. Ella nació en SALTILLO,
COAHUILA.
u
166
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
Notas para CAP. JUAN DE CALIZ-COY: GARMENDIA, PÁG. 77
TESTA EN JULIO 22 DE 1699, Hijos de CAP. DE CALIZ-COY y FRANCISCA
SALAZAR son:
13. i. LUISA4 DE CALIZ-FLORES, n. SALTILLO, COAHUILA; c. 1712.
ii. MARÍA DE LOS SANTOS DE VALLE, n. 1657; c. FRANCISCO DE ARREDONDO.
14. iii. BEATRIZ DE CALIZ-COY.
15. iv. MARGARITA DE CALIZ-COY, n. SALTILLO, COAHUILA.
7. PEDRO DE LOS SANTOS3 DE ROJO-RUELAS (BEATRIZ ROJO DE LAS2
RUELAS, SANTOS1 ROJO) nació en 1636. Él casa con MARÍA DEL VALLE FLORES DE VALDÉS, hija de RODRIGO CARBALLO y MARÍA DEL VALLE. Ella
nació en 1638.
Hijos de PEDRO DE ROJO-RUELAS y MARÍA DE VALDÉS son:
i. BEATRIZ DE LOS SANTOS4 DE ROJO-RUELAS, c. 1712, MONTERREY,
N. L.
ii. PEDRO GARCÍA DEL VALLE.
iii. JUANA GARCÍA FLORES DE VALDÉS.
iv. ISABEL GARCÍA DEL VALLE, n. SALTILLO, COAHUILA.
Generación No. 4
8. ANTONIA MORALES GIL4 DE LEYVA (JUANA GIL DE LEYVA ROJO Y3
RUELAS, ESTEVANA ROJO2 DE RUELAS, SANTOS1 ROJO) Ella casa con CAP.
MARTIN ARIZPE MARTÍNEZ, hijo de CAP. ARIZPE y LEONOR GUTIÉRREZ.
Él nació en 1651, y murió en 1718.
Notas para el CAP. MARTIN ARIZPE MARTÍNEZ: TESTÓ EN 1714
Hijos de ANTONIA DE LEYVA y CAP. MARTÍNEZ son:
i. JUAN ARIZPE5 MORALES, n. 1685, SALTILLO, COAHUILA.
ii. MARÍA ARIZPE MORALES, n. 1693, SALTILLO, COAHUILA; c. NICOLÁS FLORES DE ABREGO OLARTE.
16. iii. CAP. JOSÉ MARTÍN ARIZPE MORALES, n. 1700, SALTILLO, COAHUILA; c. 21 nov 1765, SALTILLO, COAHUILA.
17. iv. PEDRO JOSÉ ARIZPE MORALES, n. SALTILLO, COAHUILA.
v. HELENA DE ARIZPE, c. ALONSO BARBA.
167 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
9. ESTEFANÍA DE MORALES GIL4 DE LEYVA (JUANA GIL DE LEYVA ROJO Y3
RUELAS, ESTEVANA ROJO2 DE RUELAS, SANTOS1 ROJO) Ella casa con JUAN
DE TAMEZ.
Hijo de ESTEFANÍA DE LEYVA y JUAN DE TAMEZ es:
i. JUAN ANTONIOE5 TAMEZ.
10. JOSEPHA DE MORALES GIL4 DE LEYVA (JUANA GIL DE LEYVA ROJO Y3
RUELAS, ESTEVANA ROJO2 DE RUELAS, SANTOS1 ROJO) Ella casa con CAP.
NICOLÁS FLORES.
Hijos de JOSEPHA DE LEYVA y CAP. FLORES son:
i. ANA MARÍA FLORES5 DE MORALES, c. CAP. JUAN DE VALDÉS.
ii. INÉS FLORES DE MORALES, c. SIMÓN DE OYERBIDES.
11. POLONIA DE MORALES GIL4 DE LEYVA (JUANA GIL DE LEYVA ROJO
Y3 RUELAS, ESTEVANA ROJO2 DE RUELAS, SANTOS1 ROJO) Ella casa con
FRANCISCO JAVIER FLORES.
Hijo de POLONIA DE LEYVA y FRANCISCO FLORES es:
i. MARÍA ROSA5 FLORES, c. JOSEPH FLORES.
12. BEATRIZ MORALES GIL4 DE LEYVA (JUANA GIL DE LEYVA ROJO Y3
RUELAS, ESTEVANA ROJO2 DE RUELAS, SANTOS1 ROJO) Ella casa con CAP.
ANDRÉS GUERRA.
Hijos de BEATRIZ DE LEYVA y CAP. GUERRA son:
i. ANTONIO5 GUERRA.
ii. CLARA GUERRA, c. JOSEPH FRANCISCO DE LA GARZA.
iii. MARÍA GUERRA.
13. LUISA4 DE CALIZ-FLORES (CAP. JUAN3 DE CALIZ-COY, BEATRIZ ROJO
DE LAS2 RUELAS, SANTOS1 ROJO) nació en SALTILLO, COAHUILA, y murió
en 1712. Ella casa con JOSEPH GALINDO.
Hijos de LUISA DE CALIZ-FLORES y JOSEPH GALINDO son:
i. MARIA ROSA5 GALINDO.
ii. JOSEPHA GALINDO.
u
168
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
iii. FRANCISCO GALINDO, c. JUANA MASCORRO.
iv. JUAN GALINDO.
v. MELCHORA GALINDO, c. NICOLÁS DE LA FUENTE.
vi. NICOLÁS GALINDO.
14. BEATRIZ4 DE CALIZ-COY (CAP. JUAN3, BEATRIZ ROJO DE LAS2 RUELAS,
SANTOS1 ROJO) Ella casa con DIEGO GARCÍA. Él nació en 1656, y murió en
1699.
Hijo de BEATRIZ DE CALIZ-COY y DIEGO GARCÍA es:
i. LUCÍA5 DE SALDIVAR, c. MIGUEL RODRÍGUEZ.
15. MARGARITA4 DE CALIZ-COY (CAP. JUAN3, BEATRIZ ROJO DE LAS2
RUELAS, SANTOS1 ROJO) nació en SALTILLO, COAHUILA. Ella casa con JUAN
DE ARREDONDO.
Hijos de MARGARITA DE CALIZ-COY y JUAN DE ARREDONDO son:
i. MARÍA ROSA5 DE ARREDONDO, c. ALFR. LORENZO DE HINOJOSA.
ii. JUAN DE ARREDONDO, c. MARÍA DE IBARRA.
Generación No. 5
16. CAP. JOSÉ MARTÍN ARIZPE5 MORALES (ANTONIA MORALES GIL4
DE LEYVA, JUANA GIL DE LEYVA ROJO Y3 RUELAS, ESTEVANA ROJO2 DE
RUELAS, SANTOS1 ROJO) nació en 1700 en SALTILLO, COAHUILA, y murió
en 21 nov. 1765 en SALTILLO, COAHUILA. Él casa con MARIA CATARINA
FERNÁNDEZ DE CASTRO, hija de CAP. LA CERDA y AGUSTINA LA CADENA.
Ella nació en 1702 en PESQUERÍA GRANDE, N. L.
Hijos de CAP. MORALES y MARIA CATARINA FERNÁNDEZ DE CASTRO son:
i. BR. JUAN JOSÉ AMATO ARIZPE FERNÁNDEZ6 DE CASTRO, n. 20 feb.
1728, SALTILLO, COAHUILA; m. 18 feb. 1792, MONTERREY, N. L.
ii. BR. MARTIN ARIZPE FERNÁNDEZ, n. 07 abr. 1733, PESQUERÍA, NUEVO
LEÓN; m. 27 jun. 1793, MONTERREY, N. L.
Notas para el BR. MARTIN ARIZPE FERNÁNDEZ:
El presbítero don Martín Arizpe Fernández, nació en Pesquería, hijo de don Martín
Arizpe, y de una señora [María Catarina] Fernández [de Castro]. Ya hombre grande
se dedicó al estudio y comenzó gramática en esta ciudad, y poco después se lo llevó
169 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
mi tío el canónigo don Rafael, a Monterrey a continuar su carrera, que terminó y se
ordenó, y después fue nombrado cura de Sabinas, y como era un buen labrador y
sumamente trabajador, no dilató en hacer una regular fortuna, y compró un rancho
a tres leguas fuera de Sabinas, de manera que para ir a tiempo de levantar la gente
al trabajo, decía la misa a las dos o a las tres de la mañana sin que nadie lo fuera a
oír y sólo los días de fiesta asistía el pueblo a la misa. Hubo sobre esto una queja
que comenzó a disgustarlo y esto se aumentó con que un día que con un mozo
levantaba un bordo de una acequia, el por un lado y el mozo por el otro, y para
apresurarlo en el trabajo, le arrimaba tanto el azadón a los pies que le arrancó un
talón, y esto le animó a venirse de capellán a san Juan, a que tenía derecho por
parentesco, y así vivió como capellán de san Juan [Nepomuceno], muchos años y
murió con un tormento por una piedra en la vejiga, en su casa de la calle Real frente
a la casa de don Manuel Moreno, y su capital lo heredaron sus sobrinos.
APUNTES GENEALÓGICOS.
iii. BR. PEDRO JOSÉ QUINTÍN ARIZPE FERNÁNDEZ DE CASTRO, n. 31 oct.
1739; m. 01 dic. 1797, MONTERREY, N. L.
Notas para el BR. PEDRO JOSÉ QUINTÍN ARIZPE FERNÁNDEZ DE CASTRO:
El señor cura don Pedro Quintín de Arizpe, como dejo dicho lo fue de la parroquia
de esta ciudad y después del sagrario de Monterrey y como vivió a mediados del
siglo XVIII, supongo muy en razón que sus padres vivieron en el de 17. El expresado
cura don Pedro, aunque ayudado de sus dos hermanos curas, don Martín y don
Juan que le daban para [la iglesia de] san Juan cuanto ahorraban, dedicó todo su
esmero en fundar en esta ciudad la iglesia que lleva este nombre y dotarla lo bastante para patrón y capellán y llamo la atención sobre este señor, no sólo por su
representación sino porque se constituyó en protector de toda la familia de sus
hermanos educándolos según sus inclinaciones.
APUNTES GENEALÓGICOS.
iv. JOSÉ ANTONIO GERARDO ARIZPE FERNÁNDEZ, n. 1729, SALTILLO,
COAHUILA.
v. ANA MARÍA LUCÍA ARIZPE FERNÁNDEZ, n. 17 jul 1731, HACIENDA DE
SAN DIEGO; c. JUAN IGNACIO RAMOS DE ARRIOLA, 1753, SALTILLO,
COAHUILA; n. 26 jul. 1724, CAPELLANÍA, COAHUILA.
Notas para JUAN IGNACIO RAMOS DE ARRIOLA:
u
170
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
EN EL CENSO DE 1777, SE LEE:
"51 años, don Ignacio Ramos de Arriola, español y labrador, casado con doña Anna
María de Arizpe con 43 años y tienen cuatro hijos: Joseph Dionisio con 18 años,
Joseph Leonardo con 16 años Joseph Rafael con 7 años, Joseph Miguel con tres
años. Hijas María Ignacia con 14 años, María Josepha con 12 años María de Jesús
con 10 años María Catarina 4 años.
JOSEPH MARÍA MOLANO, INDIO LIBRE DE SERVICIO.
Más acerca de JUAN IGNACIO RAMOS DE ARRIOLA:
DISPENSA: 09 ago. 1752, GUADALAJARA, JALISCO
vi. MARÍA JOSEFA ARIZPE FERNÁNDEZ, n. 1734, SALTILLO, COAHUILA; c.
SEÑOR PADILLA.
Notas para MARÍA JOSEFA ARIZPE FERNÁNDEZ:
Doña Josefa Arizpe, hermana de los curas Arizpes, casó como dejo dicho con un
señor Padilla y vivieron en la hacienda de La Rinconada, a donde con frecuencia
bajaban los indios que tenían su ranchería en la sierra. Ellos los recibían y les
repartían a cada uno un manojote de tabaco, con lo que se iban contentos. Nunca
hicieron mal ni en la gente ni en los bienes de la hacienda, y a más, cuyo bajaban
le llevaban a dicha señora carne de venado y pieles de los animales que mataban.
Después que se vino al Saltillo viuda, sus hijos Juan y Pedro se fueron a la Ciénega
del Toro, y en sus últimos años sirvieron a don Antonio del Bosque.- Doña Josefa,
con sus hijos Cristóbal, Francisca, Juana e Isabel, vivieron en la calle del andén,
arriba a espaldas del colegio de san Juan. Se enfermó y vivió tullida y ciega como
20 años, cuidada por su hija y una nieta, Ma. de Jesús y mi madre, doña Catarina,
que como su única tía la quería mucho, y todos los días le mandaba con el que
habla un plato de su comida, y mientras ella comía yo le mataba las chinches en
la pared. Dios, para socorrerle le dio el don de curar con admirable éxito muchas
enfermedades, de suerte que era el médico de los pobres y esencialmente de los
tlaxcaltecas, y como ella no cobraba a nadie, le regalaban maíz y fríjol, calabazas y
otras cosas que alivianaban sus necesidades. No se a punto fijo la edad que vivió,
pero poco ha de haber faltado para cien año.
APUNTES GENEALÓGICOS.
vii. PEDRO JOSÉ CLAUDIO ARIZPE FERNÁNDEZ, n. 1735, SALTILLO, COAHUILA.
171 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
viii. MARÍA GERTRUDIS LUZGARDA ARIZPE FERNÁNDEZ, n. 1737, SALTILLO, COAHUILA.
ix. MARÍA MARGARITA ROSALÍA ARIZPE FERNÁNDEZ, n. 1738, SALTILLO,
COAHUILA; c. JUAN GUZMÁN.
x. JOSÉ MIGUEL ARIZPE FERNÁNDEZ, n. 1742, SALTILLO, COAHUILA; c.
MARÍA LEONOR DE LA GARZA GUERRA; n. 1750, MONTERREY, N. L..
17. PEDRO JOSÉ ARIZPE5 MORALES (ANTONIA MORALES GIL4 DE LEYVA,
JUANA GIL DE LEYVA ROJO Y3 RUELAS, ESTEVANA ROJO2 DE RUELAS,
SANTOS1 ROJO) nació en SALTILLO, COAHUILA. Él casa con MARÍA ANA
EFIGENIA VALDÉS.
Hijos de PEDRO MORALES y MARÍA VALDÉS son:
i. ANDRÉS ARIZPE6 VALDÉS, n. 1722, SALTILLO, COAHUILA.
ii. MARÍA IGNACIA DE LA TRINIDAD ARIZPE VALDÉS, n. 1726, SALTILLO,
COAHUILA.
iii. PEDRO JAVIER ARIZPE VALDÉS, n. 1724, SALTILLO, COAHUILA.
4 .-Descendientes de Joan Ramos de Arriola
Generación No. 1
1. JOAN RAMOS1 DE ARRIOLA Nació en ESPAÑA, y murió en 1614 en
SALTILLO. Él casó con MARÍA MELÉNDEZ.
Hijos de JOAN DE ARRIOLA y MARÍA MELÉNDEZ son:
2. i. CAP. JUAN RAMOS2 DE ARRIOLA.
3. ii. MELCHORA DE ARRIOLA.
4. iii. MARÍA DE ARRIOLA, c. 06 jun 1684, MONTERREY, N. L.
5. iv. INÉS DE ARRIOLA, n. SALTILLO; c. 1666, CERRALVO, N. L.
Generación No. 2
2. CAP. JUAN RAMOS2 DE ARRIOLA (JOAN RAMOS1) Él casó con ISABEL
FLORES DE ÁBREGO DE LA CERDA, hija de TOMÁS DE ÁBREGO y MARÍA
DE LA CERDA.
Hijos del CAP. DE ARRIOLA e ISABEL DE LA CERDA son:
u
172
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
6.
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8.
9.
i. MARÍA RAMOS3 DE ARRIOLA, n. 1658, SALTILLO, COAHUILA.
ii. JACINTO RAMOS DE ARRIOLA, n. 1655.
iii. MARIANA RAMOS DE ARRIOLA.
iv. ANTONIA RAMOS DE ARRIOLA, n. 1679.
v. CAP. NICOLÁS RAMOS DE ARRIOLA, n. 1684; c. MARÍA MARTÍNEZ; n.
1686.
Notas para CAP. NICOLÁS RAMOS DE ARRIOLA:
AMS, P, C4, L8, E19, F 23V
10. vi. FRANCISCO JAVIER RAMOS DE ARRIOLA.
vii. PEDRO RAMOS DE ARRIOLA.
viii. FERNANDO RAMOS DE ARRIOLA.
11. ix. PHELICIANA RAMOS DE ARRIOLA.
x. LEOCADIA RAMOS DE ARRIOLA.
Notas para LEOCADIA RAMOS DE ARRIOLA:
AMS, P, C2, L2, E14, F 42
xi. SANTIAGO RAMOS DE ARRIOLA, c. ISABEL DE LA FUENTE.
Notas para SANTIAGO RAMOS DE ARRIOLA:
AMS, P, C1, L11, E3, F 4
(1712) AMS, PM, C7/1, e115, 2f.
Isabel Flores de Ábrego le vende un día de agua, de los ocho que heredó de su padre
Thomas Flores en la hacienda de la Capellanía, a Santiago Ramos, su hijo
12. xii. CAP. JOSEPH RAMOS DE ARRIOLA.
xiii. JUAN RAMOS DE ARRIOLA.
3. MELCHORA2 DE ARRIOLA (JOAN RAMOS1) Ella casó con CAP. ÁLVARO
FLORES.
Hijos de MELCHORA DE ARRIOLA y CAP. FLORES son:
13. i. JUANA3 FLORES.
14. ii. INÉS DE ARRIOLA.
15. iii. MARÍA FLORES.
173 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
16. iv. MELCHORA FLORES.
4. MARÍA2 DE ARRIOLA (JOAN RAMOS1) murió 06 jun 1684 en MONTERREY,
N. L. Ella casó con CAP. ALEJO DE TREVIÑO.
Hijos de MARÍA DE ARRIOLA y CAP. DE TREVIÑO son:
17. i. ALFRS. FRANCISCO3 DE TREVIÑO.
18. ii. CAP. ALEJO DE TREVIÑO.
19. iii. POLONIA DE TREVIÑO.
5. INÉS2 DE ARRIOLA (JOAN RAMOS1) Nació en SALTILLO, y murió 1666
en CERRALVO, N.L. Ella casó con (1) PEDRO CAMACHO, Hijo de PEDRO
CAMACHO. Ella casó con (2) ANTONIO PÉREZ.
Hijos de INÉS DE ARRIOLA y PEDRO CAMACHO son:
i. JUAN3 CAMACHO.
ii. ANTONIO CAMACHO.
Generación No. 3
6. MARÍA RAMOS3 DE ARRIOLA (CAP. JUAN RAMOS2, JOAN RAMOS1) nació en 1658 en SALTILLO, COAHUILA. Ella casó con GENERAL PEDRO DE
AGUIRRE, Hijo del CAP. DE AGUIRRE y ANTONIA DE ÁBREGO.
Hija de MARÍA DE ARRIOLA y GENERAL DE AGUIRRE es:
i. GERÓNIMA4 DE AGUIRRE.
7. JACINTO RAMOS3 DE ARRIOLA (CAP. JUAN RAMOS2, JOAN RAMOS1)
nació en 1655. Él casó con ANTONIA GUAJARDO, hija del ALF. GUAJARDO y
CLARA DE AGUIRRE.
Hijos de JACINTO DE ARRIOLA y ANTONIA GUAJARDO son:
i. NICOLÁS RAMOS4 DE ARRIOLA, c. ANTONIA DE LA FUENTE.
ii. JOSEPH RAMOS DE ARRIOLA, n. 1697; c. MARÍA DE LA ZENDEJA; n.
1700.
iii. FRANCISCA XAVIERA RAMOS DE ARRIOLA, c. PEDRO DE LA FUENTE.
iv. JUAN ANTONIO RAMOS DE ARRIOLA, n. 1704; c. JUANA SÁNCHEZ;
n. 1706.
v. MARÍA ANTONIA RAMOS DE ARRIOLA, n. 1732; c. CRISTOBAL RAMÓN; n. 1730.
u
174
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
20. vi. RAMÓN RAMOS DE ARRIOLA.
vii. JUANA RAMOS DE ARRIOLA, c. MANUEL GONZÁLEZ.
8. MARIANA RAMOS3 DE ARRIOLA (CAP. JUAN RAMOS2, JOAN RAMOS1)
Ella casó con PEDRO DE AGUIRRE.
Hija de MARIANA DE ARRIOLA y PEDRO DE AGUIRRE es:
i. GERÓNIMA4 DE AGUIRRE.
9. ANTONIA RAMOS3 DE ARRIOLA (CAP. JUAN RAMOS2, JOAN RAMOS1)
nació en 1679. Ella casó con BARTOLOMÉ DE ARIZPE LIZARRARÁS Y CUÉLLAR 1697 en SALTILLO, COAHUILA, Hijo del CAP. MARTÍNEZ y ANA MARTÍNEZ-GUAJARDO. Él nació en 1675 en SALTILLO, COAHUILA.
Hija de ANTONIA DE ARRIOLA y BARTOLOMÉ CUÉLLAR es:
i. QUITIRIA ARIZPE4 RAMOS.
10. FRANCISCO JAVIER RAMOS3 DE ARRIOLA (CAP. JUAN RAMOS2, JOAN
RAMOS1) Él casó con (1) GERÓNIMA VALDÉS. Ella nació en 1694. Él casó con
(2) MARÍA ANA GONZÁLEZ DE PSONDES. Ella nació en 1691.
Notas para FRANCISCO JAVIER RAMOS DE ARRIOLA:
AMS, PM, C7/1, E88, 2f. (1711)
ISABEL FLORES DE ÁBREGO, SU MADRE, LE VENDE "DOS DÍAS DE AGUA
CON SUS NOCHES Y TIERRAS.....ASÍ DE LABOR COMO DE LOS POTREROS
EN LA HACIENDA DE LA CAPELLANÍA", QUE SEÑALA, TUVO DE HERENCIA DE SU PADRE THOMÁS FLORES, EN LA CANTIDAD DE CIEN PESOS
DE ORO COMÚN.
Hija de FRANCISCO DE ARRIOLA y MARÍA DE PSONDES es:
21. i. MAGDALENA RAMOS4 DE ARRIOLA.
11. PHELICIANA RAMOS3 DE ARRIOLA (CAP. JUAN RAMOS2, JOAN RAMOS1)
Ella casó con BARTHOLOMÉ DE LIZARRARAZ Y CUÉLLAR AGUIRRE, Hijo
de MIGUEL GUAJARDO y MARÍA DE AGUIRRE.
Notas para BARTHOLOMÉ DE LIZARRARAZ Y CUÉLLAR AGUIRRE:
AMS, P, C1, L10, E9, F10
175 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
Hijo de PHELICIANA DE ARRIOLA y BARTHOLOMÉ AGUIRRE es:
i. PEDRO DE LIZARRARÁZ Y CUÉLLAR4 AGUIRRE.
12. CAP. JOSEPH RAMOS3 DE ARRIOLA (CAP. JUAN RAMOS2, JOAN RAMOS1)
Él casó con ANA JOSEFA GONZALEZ DE PAREDES 03 feb. 1704 en SALTILLO,
COAHUILA, hija de MIGUEL GONZÁLEZ y ISABEL DE ABREGO. Ella nació el
20 ago. 1686 en SALTILLO, COAHUILA.
Notas para CAP. JOSEPH RAMOS DE ARRIOLA:
AMS, P, C3, L6, E13, F 19 V.
Notas para ANA JOSEFA GONZALEZ DE PAREDES:
AMS, P, C4, L8, E18, F 22V
Hijos del CAP. DE ARRIOLA y ANA DE PAREDES son:
i. XAVIER RAMOS4 DE ARRIOLA.
ii. THERESA RAMOS DE ARRIOLA.
iii. PHELICIANA RAMOS DE ARRIOLA.
22. iv. JOSEPH MIGUEL RAMOS DE ARRIOLA.
v. JOSEPH ANTONIO RAMOS DE ARRIOLA.
vi. MANUEL RAMOS DE ARRIOLA.
vii.R OSALÍA RAMOS DE ARRIOLA.
viii. ISABEL RAMOS DE ARRIOLA.
23. ix. JUAN IGNACIO RAMOS DE ARRIOLA, n. 26 jul 1724, CAPELLANÍA,
COAHUILA.
x. JUAN MARÍA RAMOS DE ARRIOLA.
xi. FRANCISCO RAMOS DE ARRIOLA.
xii. JOSEPHA RAMOS DE ARRIOLA.
13. JUANA3 FLORES (MELCHORA2 DE ARRIOLA, JOAN RAMOS1) Ella casó con
NICOLÁS DE VEGA.
Hija de JUANA FLORES y NICOLÁS DE VEGA es:
i. JUANA4 FLORES, c. (1) JOSEPH MENCHACA; n. 1671; c. (2) FRANCISCO
GÓMEZ.
14. INÉS3 DE ARRIOLA (MELCHORA2, JOAN RAMOS1) Ella casó con DIEGO
LUIS SÁNCHEZ.
u
176
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
Hijos de INÉS DE ARRIOLA y DIEGO SÁNCHEZ son:
i. PEDRO LUIS4 SÁNCHEZ, c. (1) MARÍA CABELLO; c. (2) THOMASA DE
LA GARZA.
ii. CAP. FRANCISCO LUIS SÁNCHEZ, c. (1) CLARA DE RENTERÍA; c. (2)
MARIANA DE MORALES.
15. MARÍA3 FLORES (MELCHORA2 DE ARRIOLA, JOAN RAMOS1)
Hija de MARÍA FLORES es:
i. CRISTOBAL4 FLORES, c. (1) MARÍA DE LEÓN; c. (2) MARÍA DE LUNA;
c. (3) JOSEPHA DE CEPEDA.
16. MELCHORA3 FLORES (MELCHORA2 DE ARRIOLA, JOAN RAMOS1) Ella
casó con NICOLÁS DE LA FUENTE.
Hija de MELCHORA FLORES y NICOLÁS LA FUENTE es:
i. JUANA DE4 LA FUENTE, c. DIEGO FLORES.
17. ALFRS. FRANCISCO3 DE TREVIÑO (MARÍA2 DE ARRIOLA, JOAN RAMOS1)
Él casó con MARÍA DE CHAPA.
Hijos de ALFRS. DE TREVIÑO y MARÍA DE CHAPA son:
i. FRANCISCO4 DE TREVIÑO, c. CLARA SAENS.
ii. JOSEPHA DE TREVIÑO, c. (1) BERNABÉ DE VILLARREAL; c. (2) JUAN
DE LA MANCHA.
iii. MARÍA ROSA DE TREVIÑO, c. FRANCISCO NUÑEZ.
iv. PEDRO REGALADO DE TREVIÑO.
v. MARÍA TREVIÑO.
18. CAP. ALEJO3 DE TREVIÑO (MARÍA2 DE ARRIOLA, JOAN RAMOS1) Él casó
con JOSEPHA CABALLERO.
Hijos del CAP. DE TREVIÑO y JOSEPHA CABALLERO son:
i. JOSEPH4 DE TREVIÑO, c. THERESA DE TIJERINA.
ii. CATHARINA DE TREVIÑO, c. FRANCISCO DE TIJERINA.
iii. MARGARITA DE TREVIÑO, c. (1) CAP. DIEGO DE IGLESIAS; c. (2) ANDRÉS DE TIJERINA.
iv. FRANCISCO JAVIER DE TREVIÑO, c. ANTONIA GUTIÉRREZ.
v. PEDRO REGALADO DE TREVIÑO, c. MARÍA GERTRUDIS DE AYALA.
177 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
19. POLONIA3 DE TREVIÑO (MARÍA2 DE ARRIOLA, JOAN RAMOS1) Ella casó
con ALFRS. PEDRO FLORES.
Hija de POLONIA DE TREVIÑO y ALFRS. FLORES es:
i. JOSEPHA4 FLORES, c. DIEGO LAUREL FERNÁNDEZ.
Generación No. 4
20. RAMÓN RAMOS4 DE ARRIOLA (JACINTO RAMOS3, CAP. JUAN RAMOS2,
JOAN RAMOS1) Él casó con MARÍA LORENZA DE LA ZENDEJA Y LLANAS.
Hijos de RAMÓN DE ARRIOLA y MARÍA LLANAS son:
i. MARÍA MAGDALENA RAMOS5 DE ARRIOLA.
ii. MARINO RAMOS DE ARRIOLA.
iii. JOSEPH ANTONIO RAMOS DE ARRIOLA.
21. MAGDALENA RAMOS4 DE ARRIOLA (FRANCISCO JAVIER RAMOS3, CAP.
JUAN RAMOS2, JOAN RAMOS1) Ella casó con (1) JOSEPH SÁNCHEZ NAVARRO. Ella casó con (2) NICOLÁS RODRÍGUEZ.
Hijos de MAGDALENA DE ARRIOLA y JOSEPH NAVARRO son:
i. ANTONIO SÁNCHEZ NAVARRO5 RAMOS.
ii. JOSE JOAQUÍN SÁNCHEZ NAVARRO RAMOS.
iii. MARÍA JOSEPHA ANASTACIA SÁNCHEZ NAVARRO RAMOS.
iv. JOSEPH GREGORIO SÁNCHEZ NAVARRO RAMOS.
v. PEDRO JOSEPH SÁNCHEZ NAVARRO RAMOS.
Hijos de MAGDALENA DE ARRIOLA y NICOLÁS RODRÍGUEZ son:
vi. MANUELA RODRÍGUEZ5 RAMOS.
vii. JUAN ÁNGEL RODRÍGUEZ RAMOS.
22. JOSEPH MIGUEL RAMOS4 DE ARRIOLA (CAP. JOSEPH RAMOS3, CAP.
JUAN RAMOS2, JOAN RAMOS1) Él casó con (1) MARÍA JOSEPHA MORALES.
Él casó con (2) ROSALÍA FLORES.
Hijos de JOSEPH DE ARRIOLA y MARÍA MORALES son:
i. MARÍA JOSEPHA RAMOS5 DE ARRIOLA, c. JOSÉ GONZÁLEZ.
u
178
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
ii. BR. JOSÉ FÉLIX RAMOS DE ARRIOLA.
iii. ANNA MARÍA RAMOS DE ARRIOLA, c. JOSÉ DE AGUIRRE.
iv. CATARINA RAMOS DE ARRIOLA, c. FRANCISCO JAVIER VALDÉS.
v. MARÍA ANTONIA RAMOS DE ARRIOLA.
vi. MARÍA GUADALUPE RAMOS DE ARRIOLA, c. JOSÉ MARÍA DE CÁRDENAS.
Notas para JOSÉ MARÍA DE CÁRDENAS:
AMS, C19, E25, 128F. TESTAMENTO DE JOSÉ MIGUEL RAMOS DE ARRIOLA
vii. FRANCISCO RAMOS DE ARRIOLA.
viii. PEDRO DE ALCANTAR RAMOS DE ARRIOLA.
ix. IGNACIA RAMOS DE ARRIOLA.
x. THERESA RAMOS DE ARRIOLA.
xi. MICAELA RAMOS DE ARRIOLA.
xii. MARÍA DE JESÚS RAMOS DE ARRIOLA.
xiii. MARÍA GERTRUDIS RAMOS DE ARRIOLA.
xiv. ISABEL RAMOS DE ARRIOLA.
xv. JOSÉ MARÍA RAMOS DE ARRIOLA.
xvi. JUAN ANTONIO RAMOS DE ARRIOLA.
xvii. ROSALÍA RAMOS DE ARRIOLA.
23. JUAN IGNACIO RAMOS4 DE ARRIOLA (CAP. JOSEPH RAMOS3, CAP. JUAN
RAMOS2, JOAN RAMOS1) nació en 26 jul. 1724 en CAPELLANÍA, COAHUILA.
Él casó con ANA MARÍA LUCÍA ARIZPE FERNÁNDEZ 1753 en SALTILLO,
COAHUILA, hija de CAP. MORALES y MARIA DE CASTRO. Ella nació en 17 jul
1731 en HACIENDA DE SAN DIEGO.
Notas para JUAN IGNACIO RAMOS DE ARRIOLA:
EN EL CENSO DE 1777, SE LEE:
"51 años, don Ignacio Ramos de Arriola, español y labrador, casado con doña Anna
María de Arizpe con 43 años y tienen cuatro hijos: Joseph Dionisio con 18 años,
Joseph Leonardo con 16 años Joseph Rafael con 7 años, Joseph Miguel con tres
años. Hijas María Ignacia con 14 años, María Josepha con 12 años María de Jesús
con 10 años María Catarina 4 años.
Joseph María Molano, indio libre de servicio.
Más acerca de JUAN IGNACIO RAMOS DE ARRIOLA: DISPENSA: 09 ago. 1752,
GUADALAJARA, JALISCO
179 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
Hijos de JUAN IGNACIO RAMOS DE ARRIOLA y MARÍA LUCIA ARIZPE
FERNÁNDEZ DE CASTRO son:
24. i. DIONISIO RAMOS5 ARIZPE, n. 12 ene. 1756, SAN NICOLÁS DE LA CAPELLANÍA.; c. 1833.
ii. JOSEPH LEONARDO RAMOS ARIZPE.
iii. MARÍA IGNACIA RAMOS ARIZPE, n. 1765; c. 1839.
Notas para MARÍA IGNACIA RAMOS ARIZPE:
Doña Ignacia Ramos, hermana de la religiosa que acabamos de describir, nació
como el año de [1]765, recibió una buena educación en el colegio de san Diego de
Guadalajara, concluida ésta, y siendo de alguna edad, le aconsejó su hermana María
de Jesús, que ya era monja en el convento de santa Teresa que se viniera a vivir con
sus demás hermanos al Saltillo, supuesto que ellas no podían vivir juntas; así lo hizo
como por el año de [18]19, y llegada aquí tuvo a bien venirse a vivir con su hermana
doña Catarina, sin arredrarse que era la más pobre de la familia, pero también era
la única hermana. La bondad de su carácter, la santidad de su conducta, su inmenso
cariño por la familia nos hizo amarla y respetarla como madre. La santidad de sus
costumbres y la inocencia de su alma no podían ser mayores. Recibía a Su Majestad
con mucha frecuencia y ya su padre espiritual sin dejarla llegar al confesionario le
mandara que se fuera a comulgar, y ella con mucho candor decía “que padre tan
imprudente que quiere que comulgue sin oírme”. Tanto el padre como los que la
oían se reían por su inocencia. Con esta santidad de costumbres y la más cariñosa
armonía vivió con nosotros como 25 años. Su corazón tan lleno de amor de Dios,
que siempre que le rezaba el rezo de once o alguno otro referente a la pasión lo
hacía deshecha en lágrimas. Tenía particular devoción al señor san José, y todos
los días 19 se disponía a morir y esperaba con gusto y pedía al santo que viniera
por ella y luego que paraba el día decía: “no me oyes, no merezco que me atiendas
porque quieres que llore mis pecados”. Quería mucho a mi hija Doloritas que
cuando apenas tenía cuatro meses le decía a mi esposa Rosarito: “no seas ingrata
Charito, me dice [la niña] hambre, hambre”. Y le daba una tortilla envuelta con algo
de lo que ella comía. Rosarito la tomaba y con disimulo se salía y se la comía ella.
Tenía mucho horror a los animales negros y una vez que le enseñé unos perritos
chihuahueños muy finos, por poco mata a un negrito que la aventó haciéndoles
cariños a los hermanos que eran de otro color. Por su edad y sin enfermedad grave,
comenzó a estar en la cama, y cosa de ocho días antes de morir comenzó a darnos
pruebas de su santidad. Yo nunca olvido lo que en ella observé y lo escribo para
satisfacción de nuestros parientes y principalmente de mi familia para que cuenten
con un alma que está con Dios. Uno de esos días entró el licenciado Miguel Ramos,
que es su sobrino, y le dijo: “mira hermanito los diablos en figura de cochinos están
en mi cuarto y no me dejan ni rezar”, y entonces el licenciado con su carácter,
u
180
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
tomó un lazo y comenzó a sacudir mecatazos por todas partes y ella dijo “Dios te
lo pague, ya se fueron”. Así estuvo haciendo tres días llamándome a cada rato para
que yo los corriera. Yo entraba, invocaba a los Dulces Nombres de Jesús y ella me
decía que me tenían miedo pues luego que entraba salían corriendo muy enojados.
Le dije que le iba a llorar quien la cuidaba y le coloqué en la cabeza de su cama un
hermoso cuadro de Jesús, María y José, con lo que terminó esta terrible tentación.
Continuaba aproximándose a su fin, y mi madre y mi tía doña Isabel la cuidaban
y velaban con esmero y yo les ayudaba en sus trabajos. Una noche me empeñé en
que mi madre y tía se acostaran un rato en una cama que tenía en la misma pieza y
mientras yo velaba sentado en una silla, sentado en la cabecera de la enferma, sería
media noche cuando volteó la cabeza y me dijo: “¿aquí estas hermanito?”, si aquí
estoy, duerma con tranquilidad mientras mi madre y mi tía descansan un ratito”;
y ella dijo “si, pobrecitas”. Y se puso bocarriba. Yo le componía bien la ropa de la
cama y el hábito de santa Teresa que siempre tenía en su cama. Mi madre que la
sintió hablar se levantó y dijo; ya que está despierta le daré unas cucharaditas de
almendrada y se fue a la cocina a traer el atole; en esto volvió la cara la enferma y
me dijo “ahora si hermanito, ya voy entrando”, y quedó muerta sin hacer el menor
movimiento y con un semblante risueño. Yo nunca olvido estas expresiones ni el
modo gozoso con que las pronunció. Al entrar mi madre con el atole le dije llorando
ya no se necesita, y le platiqué sus últimas palabras que tanto endulzaron nuestro
duelo. Murió el año de [18]39. Que pida a Dios por mí y por mi familia.
APUNTES GENEALÓGICOS.
iv. MARÍA JOSEFA RAMOS ARIZPE, c. IGNACIO DÁVILA.
v. MARÍA DE JESUS RAMOS ARIZPE, n. 1767, SAN NICOLÁS DE LA CAPELLANÍA.; c. 1841, GUADALAJARA, JALISCO.
Notas para MARÍA DE JESUS RAMOS ARIZPE:
Doña María de Jesús Ramos, sobrina de los curas Arizpes, hija de dona Lucía, desde muy joven manifestó una decidida inclinación a la vida religiosa, así es que la
mandaron a Guadalajara, en donde entró y profesó monja carmelita en el convento
de santa Teresa. Tuvo ahí una vida muy ejemplar y fue repetidas veces nombrada
abadesa de dicho convento y lo fue por repetidas revisiones los últimos 16 años,
pues las monjas decían que nadie era más digna y que con ella estaban muy a gusto.
Sobre su vida se escribió un opúsculo que la hace considerar como una santa, y esta
reputación era general en todo Guadalajara. Yo tengo un ejemplar que me regaló el
señor Garza, cura de esta parroquia que lo trajo de Guadalajara y me dijo que esta
opinión había tomado más fuerza con el hecho de que hace poco, al cambiar sus
restos, no se por qué causa, al abrir el sepulcro salió de él una fragancia hermosa
181 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
que se notó a mucha distancia. En fin, yo que recibí muchas cartas de ella, llenas de
santos consejos, estoy en la creencia de que su alma esta con Dios, y le pido ruegue
por mi. Nació el año de [1]767 y murió el año [1]841; recibió el hábito a los 26 años
de edad y fue religiosa 48 años.
APUNTES GENEALÓGICOS.
vi. BR. RAFAEL TRINIDAD RAMOS ARIZPE, n. 1775, CAPELLANÍA; c. 1841,
SALTILLO, COAHUILA.
Notas para BR. RAFAEL TRINIDAD RAMOS ARIZPE:
Don Rafael Trinidad Ramos Arizpe, patrono y capellán de la iglesia de san Juan
Nepomuceno de esta ciudad, como sobrino de los curas Arizpes que la fundaron,
nació como por el año de [1]770, atendió la referida iglesia con todo esmero
proveyéndola de imágenes de mucho mérito, pues encargó y le trajeron de
Guatemala al santo patrono san Juan Nepomuceno, de una escultura perfecta y
muy hermosa; después le trajeron de Roma a san Francisco de Paula y la cabeza
y manos de san Pedro, de muy buena y admirable escultura, siendo todas ellas en
aquel tiempo las mejores imágenes que había en los templos con excepción de la
del Santísimo Cristo de la capilla que no se puede ver sin creer y adorar en ella la
mano de Dios y un milagro patente de su divina imagen. Como por los años de
[1]818 o 20, fue nombrado prebendado para la catedral de Monterrey, quedando en
su lugar un sobrino suyo, doctor don Rafael Ramos Valdés, y el fue a desempeñar
su cargo sin desatender el patronato de san Juan, pues con sus ahorros y la buena
administración de su sobrino el capellán, se hizo de fondos para hacer el sur de la
expresada iglesia y unidas a ella tres capillas en un solo cuerpo, una para san Pedro,
otra para el Niño Dios y otra para san Francisco de Paula, con sus respectivas bóvedas; pero ya sea por defecto de construcción, o como se dijo, porque quitaron
pronto las cimbras sin que secaran los materiales, lo cierto es que, concluidas las
tres, vinieron abajo, perdiendo con esto buenas sumas, y cuya desgracia produjo
una honda pena a toda la familia. Sin duda por desconfianza en no hallar un buen
arquitecto o por falta de recursos se resolvió a techar dichas capillas con vigas
como existen hoy formando para el descargo de estas dos vastas columnas, que en
mi concepto son muy gruesas para un techo de madera, ocupan mucho espacio y
quitan mucho la vista. Continuó en su dignidad en Monterrey y el año de [18]27
mandó por mi madre ya viuda y por mi tía doña Ignacia para su asistencia y a
mí para educarme en el colegio seminario. Algunos años después comenzó con
algunas molestias en su salud, acompañándole yo en su penosa enfermedad hasta
que al fin se vino al Saltillo por ver si se recuperaba su salud; pero siguió sufriendo
u
182
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
mucho, y después de un año de estos tormentos murió como el año de [1]842,
abrazado a mi cuello, y fue sepultado en la iglesia de Capellanía.
APUNTES GENEALÓGICOS.
25. vii. CATARINA RAMOS ARIZPE, n. 1772, CAPELLANÍA, COAHUILA.
viii. DR. JOSÉ MIGUEL RAMOS ARIZPE, n. 15 Feb. 1775, SAN NICOLÁS DE
LA CAPELLANÍA.; c. 28 Abr. 1843, PUEBLA, PUEBLA.
Notas para DR. JOSÉ MIGUEL RAMOS ARIZPE:
El doctor don Miguel Ramos Arizpe, conocido en su época por el Chantre Ramos,
nació en Capellanía –hoy Ramos Arizpe debido a su nombre- el día 5 de junio de
1775 [según el registro bautismal nació el 15 de febrero] y murió el 28 de abril de
[1]843 habiendo vivido 68 años.- Hizo en sus estudios una brillante carrera y recibió la borla en ambos derechos en la ciudad de Guadalajara, de donde volvió en los
primeros años del presente siglo [XIX] y estando vacante la doctoral en la catedral
de Monterrey, hicieron oposición él y el doctor don León Lobo y aunque los
sinodales dieron su voto a favor de Ramos Arizpe, el obispo, que era español y
que no lo quería por sus ideas independientes dijo que no quería ese díscolo en el
cabildo eclesiástico y mando que se diera su nombramiento al doctor Lobo, mandando de cura para Aguayo [hoy Cd. Victoria Tamps.] a Ramos Arizpe. Se me
contaba que [estando] estudiando en el colegio de Monterrey, repentinamente cerraba el libro y decía: malditos gachupines, algún día los hemos de echar fuera. Y
como el obispo y los demás superiores eran gachupines lo aborrecieron y por esta
causa se fue a concluir su carrera a Guadalajara. Estando de cura en Aguayo el año
de [18]11 se hicieron las elecciones de diputados para las cortes de España y él fue
nombrado por las que se decían Provincias Internas, y dicho año marchó a desempeñar su encargo en el Congreso Constituyente en el que se hizo un lugar muy
distinguido en la formación del código. Vuelto Fernando VII al trono, disolvió las
cortes y persiguió terriblemente a los que la formaban, muriendo bastantes de ellos
y a Ramos Arizpe lo mandó preso incomunicado y sin permitirle ni ropa para
cambiarse en la Cartuja de Aranjuez en el reino de Valencia. A los cuatro años de
este penoso encierro, le acometió una enfermedad que le manchó de negro la mitad
del cuerpo. El médico que por fortuna era humanitario consiguió el permiso de
sacarlo a unos baños del mar, de donde regresó muy restablecido y perfeccionó su
salud con conseguirle el médico el permiso de pasarse en la huerta de la cartuja que
era tan grande, según me platicaba, que tenía que andarla a caballo y estaba bajo la
vigilancia del general Elio[s]. En esa época se pronunciaron los generales Riego y
Quiroga por la Constitución y el pueblo, que sabía que Ramos Arizpe era uno de los
183 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
u
autores de la Constitución, se echó sobre la cartuja sacándole en triunfo y se fueron
a matar a Elio, pero Ramos Arizpe logró contener al pueblo y consiguió para Elio
un salvoconducto para que se fuera a presentar al rey; así lo hizo, y como él mismo
presenció que la influencia del preso se empleaba en contener el desorden y que a
éste debía él la vida, así lo hizo presente al rey llenándole de halagos el valor y buena conducta de Ramos Arizpe. Entonces lo mandó llamar el rey Fernando VII con
quien tuvo infinidad de conferencias en que le hacía propuestas de buenas colocaciones si se resolvía a quedarse en España; pero Ramos Arizpe insistió en que se
quería venir para México porque tenía una familia muy grande a quien deseaba
prestar su protección. Entonces le ofreció la mitra del obispado de Nuevo León que
estaba vacante, y no la quiso admitir, porque nunca quería vivir en Monterrey;
entonces le dijo que estaba vacante la Chantría en la catedral de Puebla y mejor
aceptó ésta y se le dio su nombramiento en debida forma, pero maliciando mi tío
que el rey deseaba que no se viniera pronto para México por lo avanzado que estaba
la revolución de Independencia, le manifestó que quería ir una temporada a Francia, otra a Inglaterra, otra a los Estados Unidos y que después se vendría a México,
después de haber estudiado y observado los gobiernos de dichos países; y así lo
hizo, y estuvo muy disgustado de Francia; le gustó y admiró mucho la Inglaterra en
la que bajo un sistema monárquico, decía que se disfrutaba de una plena libertad y
protección a todas las artes, más se llenó de contento en los Estados Unidos, en
donde bajo un sistema eminentemente liberal se disfrutaba toda clase de garantías
y bajo el cual se prosperaba tan rápidamente, y se vino con el firme propósito de
influir en México para que adoptara el mismo sistema. Antes de salir de España,
haciendo uso de esa influencia, tomó empeño en que el nombramiento del último
virrey que se estaba haciendo recayera en el señor O’ Donojú que decía mi tío era
el mejor hombre que tenía España, y así lo logró. A propósito que hablamos de este
virrey supe, no me acuerdo de qué manera, pero de un modo muy cierto, que al
desembarcar en Veracruz fue muy bien recibido por Iturbide quien lo convidó a
presenciar una gran parada del ejército independiente en cuyo estado mayor se
encontraba el coronel don Antonio López de Santa Anna, en quien O’ Donojú
fijaba mucho la atención al extremo de notarlo Iturbide y preguntarle qué le parecía
de aquel oficial, y le contestó que en prueba de cariño le manifestaba su opinión que
deseaba la recibiera como consejo de su experiencia: Tenga usted siempre a la vista
a ese oficial, que si alguna vez le da un día de gloria a su patria, le dará cien de pesar
. Este fue el virrey por quien se empeñó Ramos Arizpe, al que después de hechos
los tratados de Córdoba, fue uno de los miembros que formaron el primer gobierno
de México, en donde murió a poco tiempo. Fue muy sentido; se le hicieron
magnificas honras y el Congreso le asignó a la viuda una buena pensión para su
subsistencia. Volvamos al señor Ramos Arizpe, quien después de las visitas a las
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naciones como Él dicho, desembarco en Tampico, y rápidamente se vino para el
Saltillo en donde lo esperaban sus hermanos. Me acuerdo -porque yo ya tenía siete
años- que desde la Güilota hasta la iglesia de san Juan estaba cubierta de tallos,
compuestos en galandas las puertas y ventanas, y cuando su carruaje llego a la
Güilota, lo esperaba todo el Saltillo en masa con dos danzas que precedían la
marcha; ahí el pueblo quitó las mulas del carruaje para estirar el coche, pero ahí
brinco él del carruaje y dijo: No vengo desde España a que mis paisanos me sirvan
de bestias de tiro; o vuelven a poner las mulas, o nos vamos todos a pie, visto lo cual
se pusieron otra vez las mulas, y el carruaje vino muy espacio (sic.) acompañando
la gente de a pie hasta que llegó a san Juan en donde vivían sus hermanos y su
sobrino el doctor don Rafael Ramos Valdés que era capellán de dicha iglesia, a cuyo
lado estuvo algún tiempo. En esa época se destronaba a Iturbide del imperio y se
hallaba aquí como comandante militar el coronel don Gaspar López, de toda la
confianza de Iturbide, pero a Ramos Arizpe no le pareció conveniente tener este
mandatario al frente de la comandancia y se bajó para Capellanía, acompañado de
su inseparable primo don Antonio Arizpe, y de ahí mandó algunos comisarios a
Palomas y demás ranchos inmediatos y al tercer día se presentó aquí con más de
200 vecinos armados, viniendo él a la cabeza de ellos. Los formó frente a la
parroquia, y él y su referido primo se dirigieron al palacio municipal, en cuyos altos
vivía López, quien desde la ventana observaba todo y había mandado que toda su
escolta que era de 50 hombres estuviera lista y bien preparada. El señor Arizpe
subió por la escalera preguntando por el señor López, quien salió a recibirlo hasta
el corredor, y ahí tuvieron algunas explicaciones sobre las circunstancias en que se
encontraba México y la necesidad de que el señor López saliera del Estado. López
le enseñó su escolta bien armada y le dijo [que] con estos cincuenta hombres en
menos de un cuarto de hora acabo con esos desgraciados rancheros que acompañan a usted, pero Dios me libre de que por mi causa se derrame una gota de sangre,
y más cuando usted sabe que Iturbide se haya muy mal; pero yo le debo mucho y
quiero correr su suerte; que se me dé un salvoconducto para salir, como lo hizo el
mismo día. Se dio parte a México donde aprobaron lo hecho por Ramos Arizpe.
Poco después se hicieron las elecciones para diputados al Congreso Constituyente,
y fue nombrado diputado por el estado de Coahuila. En este congreso se discutió
con mucho calor sobre la forma de gobierno que se debía adoptar, y el señor Ramos,
con el entusiasmo que trajo de los Estados Unidos, se puso al frente del partido federalista, haciéndole mucha oposición al doctor Mier, diputado por Nuevo León,
quien sostenía que por la educación del pueblo de México, que había vivido como
esclavo, no se le debía dar una libertad tan absoluta como la de los Estados Unidos,
y que era indispensable adoptar un sistema no de tiranía, pero que diera lugar a la
educación del pueblo. Las ideas liberales triunfaron y se dio la Constitución del año
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Dos familias en la conformación Histórica del
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[18]24. Aquí manifiesto mi opinión por dirigirme a mi familia. Creo que fue un
error en política de mi tío, aunque crees que fue de buena fe, pues de poco más de
seis millones de habitantes que tenía México, cinco eran de indígenas, y poco más
de un millón formado por los españoles y sus descendientes, que se podía decir que
era la gente educada porque sabían leer y los más ilustrados se habían formado en
el ejército, mando por decirlo así de aspiraciones que no cuadran el sistema liberal,
de ahí vino que todas las elecciones de presidentes que se hicieron después, sus
candidatos para la presidencia eran generales, y generales eran los que se pronunciaban para tumbarlos; de ahí vino una serie de rebeliones y de guerras intestinas
por más de cuarenta o cincuenta años en que quiso concluirse la existencia de
México. Le decía que por la constitución eran libres e iguales los seis millones de
habitantes y yo digo que sólo era libre la pequeña parte que entraba en las intrigas
electorales para la inmensa mayoría de indígenas; era como decía Napoleón: carne
de cañón. Bien o mal se hacía una elección, a poco tiempo, el general fulano se pronunciaba en tal punto contra el gobierno, mandaba a sus secuaces a reunir gente y
aquellos pobres que por la constitución eran libres, se veían amagados por un cabo
y cuatro soldados que sacaban a un hombre de su casa, dejando a su esposa y familia
sin recursos, a mi hijo que tenía que abandonar a sus ancianos padres en la miseria
y para qué? Para dar fuerza a la rebelión, para fomentar las negras infamias de un
intrigante que quería ser presidente, siendo de esa manera como dejo dicho, carne
de cañón. Volvamos al señor Ramos Arizpe con su triunfo por la federación siguió
en México, pues siempre Coahuila lo nombraba diputado o senador, y que en estos
empleos sólo servía al Estado por su grande influencia, pues la mayor parte del
tiempo lo nombraba el gobierno para los ministerios en donde siendo de Negocios
Eclesiásticos, obtuvo por un concordato con el Papa la supresión de una infinidad
de días de fiesta en que los pobres indios no podían trabajar. Medida tal ésta que se
la tuvieron a mal casi todo el clero, pero él decía: no le sirvo al clero, le sirvo a la
nación. Tomada posesión de la Chantría se volvió a México a sus empleos políticos,
llevándose de aquí para su asistencia a una sobrina suya, doña Josefa Ramos viuda
de Ibarra, con sus cuatro hijos, de quien ya Él hablado. Después, por el pronunciamiento de Lobato que saqueó y destruyó el Parían de México, se vino como fugado
hasta aquí, en donde estuvo un corto tiempo e hizo algunas mejoras en la casa de
san Juan y una casa al norte de la garita, conocida por la casa Colorada y que hoy
pertenece a los padres de san Juan. Restablecido el orden en México, Él invitado
por sus amigos a que volviera a México, y antes de hacerlo fue a despedirse de sus
hermanos el canónigo don Rafael y ahí presencié yo la contestación que dio por
haberse empeñado en la supresión de los días de fiesta diciendo que el pueblo era
muy pobre y que era necesario no impedirle el trabajo, y que él que no tenía
necesidad de trabajar, bien podía oír misa todos los días, que él tendría gusto en
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ello. A la vez se presentó una persona a pedirle una caridad y en el acto metió mano
a la bolsa y le dio un peso, entonces mi tío don Rafael le dijo: haz bien, pero mira a
quien, y él le contestó haz bien y no veas a quien, Quien sabe quien pensaría mejor.
En los años pasados en México, prestó su protección a dos sobrinos suyos hasta
que se recibieron de abogados, uno fue mi hermano el Lic. Don Francisco Valdés,
que murió de asesor en Monclova y el otro el Lic. Don Miguel Ramos, que aún vive
en México. Continuó empleado [Miguel Ramos Arizpe] en el gobierno en México
hasta que disgustado por las aspiraciones de Santana y sus Bases de Tacubaya, se
fue a Puebla en donde era ya Deán, y con la asistencia de la familia Ibarra vivió
algunos años con tranquilidad. Ahí fue acometido por una enfermedad que
nombraban cáncer blanco, y habiendo vivido 68 años murió el año [1]843, dejando
una falta irreparable, no sólo para su familia y parientes, sino esencialmente para el
Estado de Coahuila, que tenía en él un valioso protector.
APUNTES GENEALÓGICOS.
Generación No. 5
24. DIONISIO RAMOS5 ARIZPE (JUAN IGNACIO RAMOS4 DE ARRIOLA,
CAP. JOSEPH RAMOS3, CAP. JUAN RAMOS2, JOAN RAMOS1) nació en 12 ENE
1756 en SAN NICOLÁS DE LA CAPELLANÍA., y murió 1833. Él casó con MARÍA JOSEFA MATILDE VALDES Y MORALES 20 feb. 1784 en SALTILLO,
COAHUILA, hija de JOAQUIN VALDÉS y JUANA MORALES. Ella Nació en
PALOMAS (ARTEAGA), COAHUILA.
Hijos de DIONISIO ARIZPE y MARÍA MORALES son:
i. JUAN NEPOMUCENO QUINTIN RAMOS6 VALDÉS, n. 11 mayo 1788,
SALTILLO, COAHUILA; c. (1) MARÍA PETRA FERNANDEZ DE ARIZPE,
ENE 1810; n. PESQUERIA, N.L.; c. (2) MARÍA LEOCADIA ZERTUCHE
MORALES, 28 mayo 1823, SAN NICOLÁS DE LA CAPELLANÍA.
ii. MARIA DE JESUS RAMOS VALDÉS, n. 30 mayo 1786; c. 29 dic. 1818,
SALTILLO, COAHUILA; c. LIC. JOSE MARIA DE LETONA.
Notas para MARIA DE JESUS RAMOS VALDÉS:
Doña María de Jesús Ramos Valdés, hija de don Dionisio Ramos y de doña Josefa
Valdés, madrina de bautizo del que esto escribe, fue dotada por la Divina Providencia de sobresaliente hermosura y de un alma muy noble y llena de virtud. Nació
el 30 de mayo el año de [1] 786 y muy joven la mandaron a Guadalajara a educarse en el colegio de san Diego, en donde recibió principios muy buenos en religión
y una completa enseñanza en todos los quehaceres que forman la excelencia de
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una señora. Se distinguió en tocar el piano, en encarrujar y hacer flores de seda,
tan bien hechas, que se confundían con las naturales. Concluida su educación, se
vino al lado de sus padres, y por sus buenas cualidades naturales, cultivadas con
la educación, fue querida y distinguida de cuantos la conocían; tuvo muchos pretendientes, y al fin casó con el licenciado José María Letona, y en su primer parto
murió con la criatura que dio a luz el día 29 de diciembre de [1]819, de manera que
sólo vivió cosa de 33 años.
APUNTES GENEALÓGICOS.
iii. MARÍA JOSEFA RAMOS VALDÉS, n. 30 jun. 1790, SALTILLO, COAHUILA;
c. DOMINGO ANDRÉS IBARRA, 23 jul. 1807, SALTILLO, COAHUILA; n. NAVARRA, ESPAÑA; c. 1820.
Notas para MARÍA JOSEFA RAMOS VALDÉS:
Doña Josefa Ramos Valdés, hermana de la anterior, fue señora de un carácter muy
alegre y muy travieso; vivía inventando travesuras y daños a los de la casa. Era
muy activa y pronta en los quehaceres domésticos. Casó con don Domingo Ibarra,
español de Navarra y que era administrador de tabacos, viudo teniendo tres hijos
que lo fueron don Jesús María Ibarra, que fue siempre administrador de correos;
don Cayetano, sacerdote que murió en la administración en esta parroquia y doña
Josefa que casó, ya Él dicho, con don Benito García Dávila, de Caderita. Todos
murieron ya. La expresada doña Josefa tuvo de familia, del señor Ibarra a Manuel,
don Domingo, Francisco y Concepción, de los cuales sólo viven don Francisco en
Puebla, bien acomodado y con buena aceptación, pues ha sido gobernador en el
Estado, senador y diputado en el Congreso General; don Manuel, que cuidaba de
la hacienda, murió soltero y de los otros hablaré con sus notas. De la madre, doña
Josefa, con todo y familia se la llevó mi tío don Miguel a Puebla para que lo asistiera,
y procuró no sólo la educación de sus hijos, sino dejarlos en una brillante posición
de honra y fortuna. Murió en Puebla al lado de sus hijos.
APUNTES GENEALÓGICOS.
iv. DR. RAFAEL RAMÓN RAMOS VALDÉS, n. 06 feb. 1793, SALTILLO, COAHUILA; c. 30 abr. 1827, SALTILLO.
Notas para DR. RAFAEL RAMÓN RAMOS VALDÉS:
El doctor don Rafael Ramos Valdés, hijo de don Dionisio Ramos y de doña Josefa
Valdés, nació en el Saltillo como por el año de [1]792, y lo mandaron sus padres a
Guadalajara a hacer su carrera, en que fue muy aprovechado. Se ordenó y recibió la
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borla de doctor en cánones y leyes y se volvió al lado de sus padres con el carácter
de capellán de san Juan Nepomuceno.- Esta iglesia, que por estar mi tío don Rafael
en la catedral de Monterrey no estaba tan atendida como antes, volvió a su buena
asistencia desde el año de [18]19 hasta el de [18]27 en que este capellán murió,
dejando un vacío inmenso, no sólo para la iglesia en que fue su digno ornamento,
sino para el Estado, a quien prestó grandes servicios. Fue diputado al congreso del
Estado, y tuvo una gran parte en la formación de su primera constitución como
presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales, y era el principal móvil
de la política y asuntos del Estado. Vivía en Monterrey el general don Joaquín
Arredondo, comandante general de las Provincias Internas, puesto por el gobierno
español, militar terrible, y como se decía, señor de horca y cuchillo. El general
Iturbide dirigía con mucho acierto el plan de Independencia y procuraba por
todas partes su aceptación.- En el Saltillo estaba la Caja Real, siendo tesorero don
Francisco Iturbide.- Arredondo ordenó que se fuera para Monterrey, y mandó una
fuerza para conducir la caja, que estaba repleta de pesos.- El tesorero, de acuerdo
con unos principales de aquí, entre ellos nuestro doctorcito se resistió y la pequeña
fuerza volvió a Monterrey sin la caja. Esta desobediencia, cuyas consecuencias eran
terribles, decidió al Saltillo a desconocer a Arredondo quien luego mandó sobre
la plaza a su excelente batallón el Fijo [de Veracruz] con artillería y 300 caballos
mandados todos por el coronel Clavijo [Armijo?]. Aquí se resolvió hacer defensa
para salir a encontrar al enemigo, y al efecto se situó en el paso de Las Escaleras mi
tío paterno don Juan Nepomuceno Valdés Recio, y por el rumbo de Santa María, mi
tío materno, don Berger Ramos con más de 300 caballos, todos aunque decididos,
faltos de disciplina, recibían ambos jefes ordenes de don Juan González Paredes,
que disfrutaba de inmensa popularidad, y de don Nicolás del Moral, que vivía aquí
con su hermana, la esposa de Arredondo, abandonada por éste, por cuya razón,
Moral lleno de resentimiento dejó el servicio de la milicia en el Fijo [de Veracruz]
, pero dejando en él muchos amigos, entre ellos a don Pedro Lemus, capitán de la
primera compañía. Propuso Moral ir a verse con Lemus, que ya había salido de
Monterrey, y cuando dormían en Los Muertos, logró hablar con él y lo persuadió
de lo útil que le sería adherirse a Iturbide, ofreciéndole un apoyo de 500 caballos
que tenía muy inmediatos. Lemus convino hablar en reserva con la oficialidad
de confianza, y que él, con su principal compañía se pronunciaría, contando con
que la caballería se aproximaría para protegerlo en caso desgraciado. Así se hizo,
la fuerza de vecinos se aproximó a la vista del enemigo, y éste, al emprender su
marcha, se puso Lemus a la cabeza de su compañía, tomó la artillería y gritó ¡VIVA
LA INDEPENDENCIA, VIVA ITURBIDE!, cuyo grito fue secundado por toda la
fuerza. Clavijo se estaba desayunando en una casucha y su asistente le llevó su
caballo y le dio aviso de lo que sucedía. Montó y ambos corrieron a dar parte al
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Dos familias en la conformación Histórica del
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general Arredondo, quien sin un soldado estaba como loco de rabia, y más cuando
al día siguiente, se pronunciaron en Pesquería y Santa Catarina, dirigiendo este
movimiento don Joaquín García, que fue dos veces gobernador de Nuevo León. En
el Saltillo, la junta de guerra, acordó que el señor Letona, auditor de guerra pasara
a hablar a Arredondo, llevándole una comunicación, intimidándole que aceptara
y reconociera a Iturbide o saliera de la república en un corto término que se le
fijó. Arredondo aceptó lo segundo, y Letona con una escolta lo acompañó hasta
Tampico en donde se embarcó para España, valiéndole esta conducta que el rey lo
hiciera marques, no siendo cierto lo que se dice en el compendio de la historia de
México, que la frontera y el general Arredondo se adhirieron al plan de Iturbide.
Lemus marchó para el Saltillo con toda su fuerza, unida a la caballería de este lugar.
El doctorcito Ramos, con el tesorero Iturbide, dispusieron en la sala principal de
san Juan, una mesa grande, cubierta con muchos miles de pesos, enseguida entró
la oficialidad y después toda la tropa por compañías y se les dio una gratificación
por clases, no se de cuánto, pero había mucho de que dar.- El doctorcito Ramos
siguió siendo la alma de la política del Estado, sin desatender la iglesia de que era
capellán, pues en su tiempo se dio más largo a la iglesia y se hicieron las capillas que
hoy existen. Era muy devoto del señor san José y trajo el que hoy existe en la iglesia
y después encargó le trajeran la Purísima, que con un Niño que había en la iglesia,
los colocó en un gran camarín.- Un fuerte cólico le quitó la vida el día 30 de abril de
827 a los 35 años de edad, después de haber prestado grandes servicios al Estado y
fue sepultado en la iglesia de Ramos Arizpe.
APUNTES GENEALÓGICOS.
v. MARIANO RAMOS VALDÉS, n. 12 sep. 1796, SALTILLO, COAHUILA; c.
REAL DE CATORCE; c. (1) LUZGARDA VALDÉS; c. (2) MARÍA MELCHORA
VALDÉS CÁRDENAS, 05 mar 1821, SALTILLO, COAHUILA; n. 03 ENE 1806,
SALTILLO, COAHUILA.
vi. MARÍA LIBERATA RAMOS VALDÉS, n. 30 jun. 1801; c. 1879, SALTILLO,
COAHUILA; c. JOSÉ IGNACIO DE ARIZPE Y CARDENAS; n. 31 dic. 1783,
SALTILLO, COAHUILA; c. 11 feb. 1844, SAN LUIS POTOSÍ, SLP.
Notas para MARÍA LIBERATA RAMOS VALDÉS:
Doña Liberata Ramos, hija de don Dionisio Ramos y doña Josefa Valdés, nació en
la ciudad del Saltillo el año de 1801 y su buena educación la perfeccionó su hermana doña María de Jesús, así es que fue una señora muy hacendosa, y ya dijimos de
su casamiento con don Ignacio Arizpe y Cárdenas y la gran familia que tuvo; fue
muy afecta al cultivo de las flores y tener muchas clases de payasos; se dedicó a
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hacer rebozos de seda, que tenían un gran valor por “tierra fuera” y su esposo le
compró con lo que producían algunas vacas que le herraba con un fierro que le
mandó hacer que era una ( L ). Con la muerte de su esposo se encontró con una
gran cantidad de ganado que mandó se hiciera contar en los inventarios como cosa
habida en el matrimonio, ya que debían tener parte los herederos. Era muy devota
de san Francisco de Paula y siempre se encargaba de hacerle cada año la función en
la iglesia de san Juan, en cuya consideración, fue enterrada en dicha iglesia, estando su sepultura cerca del altar de san Francisco. Murió el año de [18]79, viviendo
igual número de años.
APUNTES GENEALÓGICOS.
Notas para JOSÉ IGNACIO DE ARIZPE Y CARDENAS:
Don Ignacio Arizpe y Cárdenas, esposo de doña Liberata. Ya dejamos dicho de su
casamiento y la gran familia que tuvieron y me concretaré a decir algo y no todo
lo que se debe y merece la persona de don Ignacio, quien por su energía, honradez y conducta llena de justificación, llegó a ser el primer hombre del Estado.
Fue gobernador por varios períodos y Coahuila le debió mucho y más la capital
principalmente en lo relativo a policía y limpieza. Perseguía mucho el juego y
toda clase de escándalos, y en su época, la Logia Masónica tenía que hacer sus
reuniones en una pieza subterránea en la casa de don Pedro Santacruz.- Mucho
tendría que decir sobre sus hechos por su valor civil y personal, pero haría este
escrito interminable y sólo diré que con el primero tuvo a raya al general Arista jefe
del Ejercito del Norte con quien sostuvo por la prensa una polémica que dio por
resultado que Arista ya no contestara y sufrió cuanto se le decía en un cuaderno
que se público; del segundo dio repetidas pruebas en nuestras cuestiones y guerras
interiores y principalmente en la invasión que cosa de 400 comanches hicieron en
este distrito y que pasaron por las goteras de esta ciudad; salió siendo gobernador
con la gente que pudo reunir y cuando los indios pasaron con rumbo a los Bosques
buscando paso para una inmensidad de robo en bestias, tuvimos la fortuna de que
llegó don Víctor Blanco con 200 hombres de la frontera bien armados, y se unió
con nosotros que seguíamos a los indios, que pasando el arroyo de los Bosques,
entraron por la Cañada Ancha, en donde don Ignacio dijo al capitán Elguezabal
que procurase hostilizarlos, pues que los indios marchaban muy veloces y no podían impedir que la caballada que se les separaba quedara en nuestro poder, la
que don Ignacio mandaba para la ciudad. Ya se les había quitado más de la mitad
del robo cuando los indios se decidieron [a] atacarnos. Echamos pie a tierra para
resistirlos y por fortuna me encontré con una acequia de las que hace la venida (sic),
me quite mis chaparreras y las tendí para que don Ignacio, acostado con su hijo
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Dos familias en la conformación Histórica del
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Ignacio estuvieran a cubierto, y yo tome el fusil y cerca de sus pies hacia fuego a los
indios que se aproximaban. Duró la acción hasta que la oscuridad nos impidió ver;
tuvimos un muerto y diecisiete heridos, entre ellos el finado don Francisco Peña
Fuentes, alférez de la compañía de Parras, que cayó atravesado por una bala, debajo
de los cuadriles, quien dilató mucho en sanar. Recogimos once cautivos y estos nos
dijeron que de los indios habían muerto muchos. Nos volvimos a nuestras casas y
don Víctor siguió la persecución. En el puerto de la Reata, el capitán Tenorio les
dio un fuerte golpe y el capitán Galán, al pasar el río Grande, les quitó hasta los
caballos que montaban. Don Ignacio devolvió a sus dueños toda la caballada que
pasaba de dos mil bestias y dio prueba de su valor y equidad. Padeció mucho de una
grave enfermedad intestinal y aunque el doctor Garza Flores lo salvó en un ataque y
quedó casi bueno, pero a mí me dijo el doctor que el día que se le soltara la menor
disentería nadie lo salvaría y que tendría que suceder porque no quería guardar
dieta y acostumbraba los alimentos que más daño le hacían, y efectivamente se
tomaba un pocillo de chocolate (sic) cada dos horas y le gustaban mucho los
tamales y enchiladas. El año [18]44 fue nombrado senador y marchó para México
acompañándolo el que esto escribe, por el mucho aprecio que le merecía. En el
Tanque de la Vaca se “armó” almorzar unos tamales y para la noche estuvo malo en
La Encarnación. yo lo instaba a que nos volviéramos, acordándome del diagnostico
del doctor Garza Flores; pero resueltamente mandó que continuáramos y decía
que deseaba llegar a México para que lo curara un famoso doctor Escobedo que
había en esa época; pero diariamente se ponía peor y cuando llegamos a San Luís
[Potosí] se lo llevaron a su casa para una esmerada asistencia mis tíos don Pedro
y doña Cándida Valdés. Luego le vio el doctor Coca y le recetó, pero a mí me
dijo: le aviso a usted para lo que pueda convenir respecto de familia e intereses:
si el enfermo toma mis medicinas, vivirá diez o doce días, y si no muere antes de
los ocho. Luego puse un propio a la familia y el Lic. don Francisco, su hijo se fue
por la posta y llegó en dos días. Su esposa, su hijo don José María y dos niñas se
fueron en carruaje y dilataron cuatro días. Nunca olvido el día en que se vieron y
principalmente el Lic. que entró de rodillas a la pieza y aunque su padre le tendía
los brazos, el le dijo; no me muevo hasta que no reciba su bendición; el enfermo,
muy conmovido se la dio y añadió: Dios premiará al que me ha proporcionado este
gusto y satisfacción, pues él ignoraba que yo había puesto el propio a la familia.
Siguió su gravedad y al fin murió en San Luís el día 4 de febrero de [1]844, habiendo
vivido cosa de 64 años y fue depositado en el panteón del señor Pastor, que le cedió
una localidad.
APUNTES GENEALÓGICOS.
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vii. MARÍA TERESA RAMOS VALDÉS, n. oct. 1804; c. SALTILLO, COAHUILA;
c. JOSÉ MARÍA ARIZPE.
Notas para MARÍA TERESA RAMOS VALDÉS:
Doña Teresa Ramos Valdés. Ya dije de sus padres, de su esposo y familia y me
concentraré a referir las cualidades que la adornaron en su vida. Fue muy buena
hija, hacendosa y dedicada al cuidado de sus padres. Después, de casada, fue una
excelente esposa y modelo de madre de familia. Fue muy afecta al cultivo de las
flores, que tenía de las más raras y valiosas, tanto en su casa como en su jardín
de la fábrica Aurora. Tenía variedad de pájaros y yo le hice una grande pajarera
enalambrada para criar canario, que aún se conserva en la casa. En su muerte fue
justa y equitativa con sus hijos entre los que repartió lo que tenía sin distinción
alguna, y sólo atendiendo al amor de madre. Murió en esta ciudad del Saltillo y fue
enterrada con su esposo.
APUNTES GENEALÓGICOS.
viii. LIC. MIGUEL IGNACIO RAMOS VALDÉS, n. 09 mayo 1808; c. MÉXICO, D.F.
Notas para LIC. MIGUEL IGNACIO RAMOS VALDÉS:
El señor licenciado don Miguel Ramos, como ya dijimos, fue el último hijo de don
Dionisio, y como abogado, desempeñó un buen papel en los distinguidos empleos
que se le encomendaron como auditor de guerra en el Ejercito del Norte y diputado al Congreso General. Ya al hablar de su genealogía explique algunos rasgos de
su carácter y de su vida, sólo diré que aún vive con sus sobrinos nietos los Mazas
Ramos en México. Nació el año de 1808 y cuenta [con] 84 años de edad.
APUNTES GENEALÓGICOS.
25. CATARINA RAMOS5 ARIZPE (JUAN IGNACIO RAMOS4 DE ARRIOLA,
CAP. JOSEPH RAMOS3, CAP. JUAN RAMOS2, JOAN RAMOS1) nació en 1772 en
CAPELLANÍA, COAHUILA. Ella casó con PEDRO VALDÉS.
Notas para CATARINA RAMOS ARIZPE:
Doña Catarina Ramos, madre del que escribe y hermana de las dos virtuosísimas
señoras sor María de Jesús y doña Ignacia Ramos que siempre la amaron mucho.
Yo creo, y temo que se me califique de falta de ingenuidad y que me expresara con
pasión, si hubiera un relato circunstanciado de su vida y grandes virtudes, pues
aunque de diferente estado a sus hermanas, pero supo cumplir en el que Dios la
puso, con todos sus deberes. Por muerte de su esposo, mi padre, don Pedro Valdés
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Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
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quedamos muy pobres y se mantenía haciendo pan para vender con un auxilio
providencial, pues estando un día con sólo un real en la casa me dijo: es cuanto
hay; compra medio de carne y el otro medio para lo que nos falte. En la calle se me
perdió el real que eché menos al pagar la carne y me volví luego por donde había
ido, prometiéndole a la Santísima Trinidad un padre nuestro por toda mi vida, cosa
que Él cumplido, pues hallé el real, capital de mi casa. Como dejo dicho, en ese
estado de miseria comenzó mi madre a trabajar. Por un auxilio providencial, pues
se nos presentó de visita el finado don Vicente Valdés, hombre honrado y lleno de
caridad, quien observó nuestro estado y nos trataba como parientes. Se fue para su
molino que era lo que hoy es Hibernia y al día siguiente se nos presentó un mozo
con cinco o seis burros cargados con harina, dulce [azúcar] y manteca y una carta
muy quejosa porque no habíamos ocurrido a él en nuestra pobreza, que el supo de
casualidad. Comenzó mi madre a amasar y a vender pan que diariamente se vendía
mejor; se acabó la miseria; tanto así vale una mujer trabajadora y hacendosa. A
poco tiempo se la llevó mi tío para Monterrey para que le diera asistencia pues era
ahí canónigo, pero se fue ya no por necesidad, sino por cariño de hermano y por
interés de mi educación en el colegio, y estando yo ahí sufrimos el año de [18]33 el
cruel golpe de la muerte de mi hermano el licenciado que era asesor en Monclova
y el año de [18]39 por haber tomado yo estado [casado] nos volvimos al Saltillo en
donde murió con todos los auxilios el año de [18]48, llena de resignación y con la
muerte que debe esperar todo buen cristiano, y vivió cosa de 75 años.
APUNTES GENEALÓGICOS.
Hijos de CATARINA ARIZPE y PEDRO VALDÉS son:
i. FRANCISCO VALDÉS6 RAMOS, n. 1806, SALTILLO, COAHUILA; c. 1833,
MONCLOVA, COAHUILA.
Notas para FRANCISCO VALDÉS RAMOS:
El licenciado don Francisco Valdés Ramos, hijo de don Pedro Valdés y de doña
Catarina Ramos y hermano del que esto escribe, nació en el Saltillo el año de 1806.
La Providencia lo dotó de un alma muy noble y siempre fue un excelente hijo y
honradísimo y muy útil ciudadano. Cursó en esta ciudad latinidad con el doctor
don Pedro Valdés y después filosof ía con un sacerdote que se apellidaba Briones,
predicador de este convento quien enseñó un curso por Altierie, y el año de [18]25
se lo llevó mi tío don Miguel para México a continuar su carrera, quedando mi padre
enfermo, quien murió el año siguiente, el 13 de junio de [1]826. Cursó derecho en
el colegio de San Ildefonso con tan buen aprovechamiento que su acto público se
dedicó al general Bustamante, presidente de la república, y recibido de abogado,
u
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u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
se vino para ésta con tan buen nombre, que aquí se le encomendó la Tesorería
General del Estado, y en este empleo dio prueba de su saber y acrisolada honradez,
pues no hallaron en él lugar las sugestiones ni de respectos ni de intereses que le
hubieran proporcionado un brillante porvenir. Yo supe y presencié casos, entre
ellos una ruidosa causa que se tramitaba contra un poderoso por muerte que dio
a un desgraciado y se valió del mejor amigo que tenía, mi hermano, [a] quien le
dijo: si quieres recibir cuatro talegas, están listas, pero has de determinar a favor de
fulano, quien a más te ofrece su protección, que sabes lo que vale. y el contestó –por
el estudio que Él hecho de la causa-: veo que se ha cometido un crimen horroroso
y siento mucho que te empeñes por un gran criminal. Al día siguiente lo recusaron
del conocimiento de esa causa, en lo que el tuvo mucho gusto. Por un decreto de
la Legislatura del estado, se declaró capital la ciudad de Monclova el año de [18]32,
a donde se trasladaron los poderes y mi hermano se fue como asesor y el siguiente
año de [18]33 y cuando había pensado llevar a mi madre a su lado, vino el cólera
y se llevó a mi citado hermano, causándonos su muerte la mayor pesadumbre que
puede sufrirse en la vida. Vivió 27 años, de ellos tres como abogado.
APUNTES GENEALÓGICOS.
ii. JUAN VALDÉS RAMOS, n. 03 mar 1814, SALTILLO, COAHUILA; c. 04 may
1894, SALTILLO, COAHUILA; c. (1) REFUGIO VALDÉS GONZÁLEZ; c. (2)
CARLOTA DE ZEPEDA; c. (3) MA. DEL ROSARIO CONTRERAS, 30 abr. 1838,
MONTERREY, N. L.
Notas para JUAN VALDÉS RAMOS:
26 DE SEPT. 1859.
REGIDOR DE SALTILLO.
EUGENIO AGUIRRE, ALCALDE.
CONGRESO DEL ESTADO.
"NI ZARAGOZA NI DEGOLLADO TENÍAN DERECHO PARA IMPONER
GOBERNADOR Y PROPONÍA QUE EL AYUNTAMIENTO DE SALTILLO RECHAZARA LAS ACTAS QUE COMUNICABA ZARAGOZA. LA PROPUESTA
DE VALDÉS RAMOS FUE BIZARRAMENTE APROBADA.
195 u
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Dos familias en la conformación Histórica del
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Óscar Flores
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A
Ábrego, Juan de, 44, 108, 109
Ábrego, Melchora de, 45
Aguilar, Francisco de, 14
Aguirre, Gral. Mathías de, 86
Aguirre, Gral. Pedro de, 51, 114, 115, 119
Aguirre, Ortuño de, 41
Alaysola, Joanes de, 41
Alberro, Solange, 21, 22
Alejo, Francisco, 121
Alessio Robles, Vito, 20, 27, 28, 29, 30, 31, 41, 44, 57
Alvarado y Salcedo, Jerónimo, 86
Amaya, Catarina de, 144
Aranda, Conde de, 92
Arellano, Juan de, 145, 146
Areta Unceta, Ana de, 54
Arispe, Domingo de, 54
Arispe, Juan de, 54
Arispe, Marina de, 54
Arispe, Martín de, 54
Arizpe Fernández de Castro, Juan José Amato, 4, 34, 35, 58,
60, 62, 63, 85, 88, 101, 102, 104, 106, 107, 132, 133, 134, 135,
136, 138, 140, 141, 147, 149, 151, 152, 153, 154, 155
Arizpe Fernández de Castro, María Lucía, 28, 35, 37, 50, 51,
56, 58, 59, 75, 76, 77
Arizpe Fernández de Castro, Martín Renobato, 4, 34, 35, 58,
62, 63, 85
Arizpe Fernández de Castro, Pedro José Quintín, 4, 34, 35,
58, 62, 63, 85, 99
Arizpe Lizarrarás y Cuéllar, Anna de, 58, 60
Arizpe Lizarrarás y Cuellar, Bartolomé de, 51, 58, 60
Arizpe Lizarrarás y Cuéllar, Rodrigo, 62, 86
Arizpe Martínez, Cap. Juan de, 58, 59, 60, 62,
Arizpe Martínez, Cap. Martín de, 56, 57, 58, 59, 62, 86, 102,
149
Arizpe Morales, Cap. José Martín, 57, 58, 59, 62, 75, 148
Arizpe Morales, Juan, 57
Arizpe y Ramos, Francisco, 28
Arizpe, Anna Beatriz de 147
Arizpe, Antonio, de, 59
Arizpe, Joseph Antonio de, 146, 148
Arizpe, Juan José Francisco, 146
Arizpe, Juan Joseph Martín Timoteo, 147
Arizpe, Juan Nepomuceno, 36
Arizpe, María Catarina, 59,
Arizpe, Pedro de, Br., 62, 86
Arizpe, Santiago de, 126
Índice Onomástico
Arredondo Joseph, 149
Arredondo, Joaquín de, 31
Arredondo, Marcos de, 157
Artís Espriu, Gloria, 65
Ayala, Nicolás de, 145
B
Báez Treviño, Br. Pedro Regalado, 148
Báez Treviño, Gral. Francisco, 144
Ballestera, Antonia Margarita, 50
Balli, Juan, 131, 132, 133, 135, 136, 138
Ballín, Br. José Manuel, 105, 106
Bandales, Nicolás de, 124, 126
Barbosa Alanís, Héctor Javier, 85
Bárcena, Manuel de la, 82, 89, 103, 104, 105, 107, 134, 135,
137, 138, 140, 141, 150, 153, 154
Barrera, Juana de, 133
Barrera, María, 144
Barrera, Santiago, 127, 128, 131, 132, 135, 136, 138, 144
Belaña, Eusebio, 98
Benavides, Antonia de, 144
Bosque, Isabel del, 141
Botello de Morales, Juan, 120, 122, 132
Botello, Francisco, 136, 137, 139
Botello, Melchora, 143
Botello, Pedro, 143
Bustamante Bustillo y Pablo, fray Antonio, 96
Bustamante, Pedro de, 128
C
Caballero, Matiana, 146
Cabarús, Francisco de, 92
Canales, Joseph Ángel Remigio, 148
Canales, Joseph Joaquín, 84, 148, 157
Cándamo, Dr., 98
Canto, Alberto del, 19, 23, 54, 61, 62
Capetillo, Salvador, 128, 129
Cárdenas, Miguel, 32
Carlos III, 92, 93, 94
Carvajal y de la Cueva, Luis de, 19, 23, 61
Casas, María de las, 143
Castañeda, Carmen, 94
Castilla, Anna de, 13
Castro, Hernando de, 61
Cavazos Garza, Israel, 45
Cavazos, alférez Joseph, 112, 114, 125, 126, 141, 143
Cavazos, Cap. Juan, 141
205
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
Cavazos, Elena, 143
Cavazos, Ignacio, 143
Cavazos, Joaquín, 143
Cavazos, Joseph Antonio Lorenzo, 146
Cavazos, Joseph Onofre, 145
Cavazos, Joseph, 144, 145
Cavazos, Josepha, 143
Cavazos, Juan, 144, 145
Cavazos, María, 141, 145, 146
Cavazos, Miguel, 146
Cerda, Jacinta de la, 112
Cerda, María de la, 112, 114, 115, 119, 122, 141, 145
Cerda, Nicolás de la, 114
Cervantes y Casafuerte, obispo, Leo, 130
Chalancha y Valenzuela, Lic. Francisco, 145
Chapa, Gaspar de, 115
Chapa, Juan Bautista, 56, 114, 115, 116, 117, 143
Chapa, María Guadalupe, 50
Codina, Antonio, 104, 106
Concha, Manuel de la, 157
Contreras Zumarán, María del Rosario, 30
Coronado Caldera, José, 105, 106
Cortés Moctezuma, Leonor, 13
Cortés, Hernán, 13
Cortés, Luis, 13
Croix, Teodoro de, 93, 98
Cuello, José, 17, 19, 21, 22, 23, 24, 25, 47
Cuevas, José Manuel, 86
D
Dávila de la Fuente, Juan José, 77
Dávila, Francisco, 86
Díaz de Aya, Manuela, 103, 104, 105, 106, 127, 131, 133, 134,
135, 136, 137, 138, 149, 150, 153
Díaz, Juan, 134, 135, 137, 138
Díaz, Lauriana, 142
Domínguez, Cristóbal, 124
Domínguez, Francisco Antonio, 104
Durón Jiménez, Martha, 45, 72, 77
E
Echavarría, Juan de, 112, 114, 115, 123
Echeverría Juana de, 125
Elizondo Josepha Gertrudis, 146
Elizondo, Cap. Pedro, 146
Elizondo, Domingo, 145
Elizondo, Javier, 145
Escamilla, Joaquín de, 128
Esparza, Br. Pedro Joseph de, 147, 148
Espínola, Juan de, 110
Estada Bocanegra, Cristóbal, 142
Esteban (indio guachichil), 108
F
Faria, Joan de, 41
Fernández Cavazos, María Antonia, 146
Fernández de Castro de la Cerda, Juan, 62
Fernández de Castro Flores, Diego, 145
Fernández de Castro Rentería, Gonzalo, 62,
Fernández de Castro Rentería, Juana, 131
Fernández de Castro Rentería, María Margarita, 131, 133
Fernández de Castro Rentería, María, 131
Fernández de Castro, Anna María, 103, 104, 105
Fernández de Castro, Alberto, 61
u
206
u
Fernández de Castro, alférez real, Lázaro, 63, 101, 103, 104,
106, 107, 112, 115, 121, 131, 133, 134 135, 138, 153, 155, 159
Fernández de Castro, Alonso, 61
Fernández de Castro, Álvaro, 61
Fernández de Castro, Antonio, 103, 105, 119, 120, 126, 141
Fernández de Castro, Apolonia, 142
Fernández de Castro, Cap. Diego, 62, 112, 113, 114, 115,
117, 119
Fernández de Castro, Cap. Gonzalo, 11, 60, 61, 62, 101, 107,
109, 110, 111, 112, 114, 115, 117, 118, 132, 133, 134, 138,
140, 141, 149, 150, 153, 154, 155, 158, 159
Fernández de Castro, Catarina, 119
Fernández de Castro, Clara, 123, 134
Fernández de Castro, Cristóbal George, 119, 143, 144
Fernández de Castro, Diego Laurel, 112, 119, 120, 121, 122,
127, 142, 145, 146
Fernández de Castro, Diego, 119, 120, 122, 154, 159, 160
Fernández de Castro, Gonzalo, El Mozo, 103, 104, 105, 106,
107, 112, 127, 129, 131, 132, 133, 134, 135, 136, 137, 140,
149, 150, 154, 155
Fernández de Castro, Jacinta, 119, 125, 126, 141, 142, 143,
144, 145
Fernández de Castro, Joseph Dimas, 147, 148
Fernández de Castro, Joseph Laurel, 125
Fernández de Castro, Josepha, 103, 112, 119, 133, 134, 136,
137
Fernández de Castro, Juan Dimas, 103, 105, 119, 126, 127,
142
Fernández de Castro, Juan, 61, 62, 105, 112, 114, 119, 121,
122, 129, 131, 132, 133, 135, 136, 138, 141, 142, 144, 149,
153, 154, 155, 158
Fernández de Castro, Juana, 104, 135, 136, 138, 144
Fernández de Castro, Lázaro, El Mozo, 104, 106, 113, 114,
117, 126, 131, 132, 133, 135, 136, 137, 138, 142, 150, 153
Fernández de Castro, Luis, 158
Fernández de Castro, Luisa, 119
Fernández de Castro, Macario, 142, 146
Fernández de Castro, Margarita, 104, 132, 135, 136, 138
Fernández de Castro, María Catarina (Arizpe), 58, 59, 75,
82, 89, 102, 133, 135, 136, 137, 138, 140, 141, 144, 148, 149,
150, 153, 154, 155
Fernández de Castro, María Catarina (Bárcena), 103, 104,
105, 107, 133, 134, 136, 137, 138, 140, 141, 150, 153, 154, 155
Fernández de Castro, María Francisca Xaviera, 123
Fernández de Castro, María Luisa, 141
Fernández de Castro, María Nicolasa, 103, 104, 105, 125,
133, 134, 136, 137, 143
Fernández de Castro, María, 104, 119, 133, 135, 136, 138,
143, 154
Fernández de Castro, Nicolasa, 123
Fernández de Castro, Onofre, 119, 120
Fernández de Castro, Pedro Macario, 103, 105, 119
Fernández de Castro, Pedro, 123
Fernández de Castro, Pedro, 62
Fernández de Castro, Polonia, 123, 126
Fernández de la Ventosa, Pedro, 115, 117
Fernández de Montemayor, Diego, 63
Fernández de Moratín, Leandro, 92
Fernández Juan Joseph, 148
Fernández Quintanilla, Joseph Alejandro Laurel, 145, 146
Fernández Vallejo, Joaquín, 153
Fernández, Josefa, 146
Fernández, Alejandro, 106
Fernández, Anna Elena de, 148
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
Fernández, Anna Joaquina, 147
Fernández, Clara María, 147
Fernández, Diego, 159
Fernández, Gregorio, 134, 135, 137
Fernández, Gregorio, 159
Fernández, Ignacio, 148
Fernández, Joseph Antonio Carlos, 147
Fernández, Joseph Antonio de Jesús, 148
Fernández, Joseph Antonio, 148
Fernández, Joseph Santiago, 147
Fernández, Joseph Vicente Ferrer Mónico, 148
Fernández, Josepha Dominga, 147
Fernández, Juan José, 147
Fernández, Juana, 148
Fernández, Luisa, 74
Fernández, María Antonia de la Trinidad, 148
Fernández, Matiana, 148
Figueroa, José Isabel, 32, 36
Figueroa, Teresa de, 61
Flores de Ábrego, Isabel, 43, 44, 51
Flores Josepha, 122, 123, 145
Flores Vallejo, Joaquín, 152
Flores, alférez real Bernardo, 112, 114, 131, 141, 144
Flores, alférez real Pedro, 122
Flores, Anna María, 144
Flores, Cap., Álvaro, 45, 51,
Flores, Isabel, 44
Flores, Juana, 143
Flores, Nicolás, 126, 149
Flores, Pedro, 44, 45, 50, 85
Flores, Rosalía, 48
Flores, Teodoro, 132, 148
Flores, Tomás, 45
Fuente, Ignacio de la, 50,
Fuente, Manuel de la, 50,
Fuente, Xavier de la, 50,
Fuentes, Br., Pedro, 78
Furundarena, Francisco de, 86
G
Galindo, Cap. Andrés, 126
Galindo, Juan José, 50
Gallardo Barrales, Javier, 28, 29
Galván Diego de, 122
Galván, Andrea, 145
Galván, Joseph, 146
Gálvez, José de, 92
Gálvez, Mathías de, 92
García Buentello de Morales, Jesús, 154
García de Sepúlveda, Bernardo, 112, 147
García de Sepúlveda, Jacinto, 112, 117, 119
García Larios, Andrés, 157
García María Theresa, 147
García Sepúlveda, cap. Diego, 121, 122, 127, 131, 132
García, Ignacio de Jesús, 155
García, Juana, 146
García, Lucas, 24, 65,
García, María Antonia, 39
García, María Matiana, 147
García, Pedro, 143
Garmendia Leal, Guillermo, 43, 46, 158, 159
Garza Martínez, Valentina, 42, 45
Garza Méndez Tovar, Buenaventura de la, 153, 154
Garza Rentería, María, 146
Garza y Rentería, María Juan de la, 144, 145
Garza, Agustín de la, 145
Garza, alférez Ignacio de la, 11, 126, 134, 137, 138
Garza, alférez Simón de la, 130
Garza, Anna María de la, 147
Garza, Anna María de la, 147
Garza, Antonia de la, 145
Garza, Antonia Margarita de la, 147
Garza, Antonia Margarita de la, 148
Garza, Antonia Nicolasa de la, 145
Garza, Br. Joseph Alejandro de la, 141, 149
Garza, Br. Joseph Alejandro de la, 156, 157
Garza, Cap. Cristóbal de la, 107, 146, 147
Garza, Cap. Miguel de la, 11, 132, 134, 135, 137, 138, 143,
144
Garza, Cayetana de la, 142
Garza, Francisco de la, 145
Garza, Gabriel de la, El Mozo, 11, 127, 129, 132, 133, 134,
135, 136, 137, 138, 145, 147
Garza, Jacinta de la, 141
Garza, Jacinto de la, 132
Garza, Javiera de la, 146
Garza, Joseph de la, 141
Garza, Josepha Eufemia de la, 147
Garza, Juan Antonio de la, 11, 133, 134, 139
Garza, Juan Cristóbal de la, 130, 132, 133, 134, 136, 137, 139,
140, 150, 156, 157
Garza, Juan Joseph de la, 107, 132, 133, 134, 136, 137, 139,
140
Garza, Juana de la, 143
Garza, Leonor de la, 144
Garza, Lucas de la, 145
Garza, Manuel de la, 142
Garza, María Antonia de la, 146, 148
Garza, María Antonia de la, 147
Garza, María Margarita de la, 145, 148
Garza, María Xaviera de la, 148
Garza, Nicolás de la, 145
Garza, Pablo de la, 144
Garza, Pedro Joseph de la, 107, 121, 132, 133, 134, 136, 137,
139, 140
Garza, Salvador de la, 78, 134, 139, 146
Garza, Santiago de la, 147
Garza, Xavier de la, 147
Gascón, Br. José Manuel, 86
Gaspar (indio guachichil), 108
Gaudemet, Jean, 67
Gertrudis, esclava, 49
Gómez de Mendiola y Solórzano, Francisco, 95
Gómez Maraver, Pedro, 95
Gómez Pedraza, Manuel, 28
Gómez Serrano, Jesús, 40
Gonzalbo Aizpuru, Pilar, 22
González de Paredes, Anna Josefa, 44, 46, 51, 75
González de Quintanilla, Antonio, 143
González de Quintanilla, Bartolomé, 132, 143
González de Quintanilla, Francisco, 127
González del Fraile, Francisco, 130
González Hidalgo, Antonio, 144
González Hidalgo, Josepha, 148
González Rodríguez, Carlos, 59,
González, alférez real Bartolomé, 125
González, Br. Marcos, 145
González, Esteban, 46
207 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
González, Francisco, 109
González, Joan, 41
González, Joseph Alejandro, 102, 151, 152, 153, 154, 155,
156, 157
González, Joseph, 142
González, María, 115, 116
González, Miguel, 44,
Guajardo, Br. Joseph, 59, 60, 141, 142, 143, 144, 145, 148, 149
Guajardo, María, 58
Guajardo, Nicolás, 86
Guerra, Ignacio, 115, 116, 117
Guerra, Josepha, 143
Guerra, Juan, 61, 143, 144
Guerra, María Gertrudis, 147
Guerra, María, 143
Gutiérrez de Lara, Clemente, 147
Gutiérrez de Lara, Juana Josefa, 147
Gutiérrez, Juana, 146
Gutiérrez, Nicolás, 142
H
Hermosillo y Salazar, fray Juan Gonzalo, 95
Hermosillo, Antonia, 13
Hernández, Baltasar, 41
Hernández, Ginés, 82
Hernández, Margarita, 105
Hernández, Pedro, 42
Herrera, Bartolomé de, 85
Herrera, Pedro de, 98, 99
Herrera, Simón de, 98
Hoyo, Eugenio del, 19, 54, 56, 57, 61, 62, 159
Humboldt, 21,
I
Ibarra Ramos, Domingo, 28,
Ibarra Ramos, Francisco, 28
Ibarra Ramos, Manuel, 28,
Ibarra Ramos, María Concepción, 28,
Ibarra, Diego de, 13, 54,
Ibarra, Francisco de, 14, 39, 54,
Ignacia, esclava, 49
Iribe de la Cadena, Agustina, 105, 119, 120, 121, 141, 142,
144, 149, 153
J
Jiménez, Sebastián, 50,
José María, esclavo, 49,
Juan José, esclava, 49,
Juana, esclava, 49
Juárez, Pioquinto Gerardo, 105, 106
Justa, esclava, 49
L
Lavaggi, Abelardo, 81
Lavrin, Asunción, 83
León, Alonso de, 19, 56, 59
Leyva, Antonio de, 159
Lizarrarás y Cuellar Aguirre, Bartolomé, 51,
Llanos y Valdés, Andrés Ambrosio, 97, 98, 99
Lobo Guerrero, Agustín, 50,
Lobo Guerrero, Juan, 50,
López Cancelada, Juan, 39,
López Cano, María del Pilar, 80, 83
López de Loys, Alonso, 14, 158
u
208
u
López de Loys, Leonor, 14
López de Villegas, Antonio, 121
López Prieto, Lic. Jerónimo, 144, 145, 146, 149
López, Álvaro, 82
López, Gregorio, 122
López, José Francisco, 82
López, Roberto J., 81
Loyola, Ignacio de, 39
Lozano Juan Joseph, 157
Lozano, María, 145, 146
Lozano, Nicolás, 146
M
Manuel, esclavo, 49
Marín de Porras, Primo Feliciano, 99
Martín, Jusepe, 109
Martínez de Salazar Gutiérrez, Leonor, 56, 58, 60, 86
Martínez de Salazar, Lic. Juan, 86
Mederos, Manuel de, 41
Medrano, Diego, 121
Meléndez, María, 43,
Melo, Joseph Alejandro de, 102, 151, 152, 153, 154, 155,
156, 157
Menchaca de la Garza, Antonia, 146
Mendiondo, Martín de, 115
Mendirichaga Cueva, Tomás, 18, 59
Meneses, Br. Francisco, 145
Mier Noriega, Francisco, 129
Mier Noriega, Joseph Joaquín de, 60, 102, 151, 152, 153, 154,
155, 156, 157
Minchaca, Francisco de, 41
Minchaca, Joan de, 41,
Moctezuma, Isabel de, 13,
Molano, Br. Bartolomé, 147, 149
Molano, Joseph María, 50
Monroy, Diego de, 42,
Montejano Hilton, María de la Luz, 75
Montemayor, Diego de, 19, 23, 41, 42, 54, 61, 159
Montemayor, Diego de, El Mozo, 59, 63, 159
Montemayor, Miguel de, 59
Moñino, José, 92
Mora, Joaquín A., 18, 21
Morales Gil de Leiva, Antonia, 149
Morales, Beatriz de, 41,
Morales, Juan de, 86
Morales, Juan Xavier, 50
Morales, Luis de, 109
Morales, María Josepha, 48, 51,
Morales, Mathías, 50
Morfi, fray Agustín de, 93
Morlete, Joan, 41
Mota y Escobar, Alonso de la, 95
Mota, Joseph de la, 121, 125
Muñoz de Herrera, Juan, 126, 128
N
Nava, Pedro de, 87
O
Ochoa, Gertrudis de, 145
Oñate Salazar, Juan de, 13
Oñate, Cristóbal de, 13
Orduña, cap. Diego de, 130
Orduña, cap. Juan de, 130
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
Orellana Trinidad, Laura, 71
Orozco y Berra, Manuel, 28
Ortiz, cura Francisco, 146
Oteo, Astasia, 147
P
Pastrana, Francisco de, 108
Paulo III, 94
Peña, Francisco de la, 126, 127
Peña, Cap. Esteban de la, 60, 86
Pérez Arizpe, Juan, 53
Pérez de León, Br. Lorenzo, 142, 143, 144
Pérez Merino, Juan, 142
Pérez Zevallos, Juan Manuel, 42
Pérez, Fernán Blas, 109, 110, 111, 130
Pietschmann, Horst, 93
Pio VI, 96
Porcallo de la Cerda, Anna María, 160
Porcallo de la Cerda, Juana, 159
Porcallo de la Cerda, María, 62
Porras Muñoz, Guillermo, 95
Portillo, Esteban L., 36
Pulido, Gordian, 130
Q
Quilalaya, Alonso (indio guachichil), 108
Quintanilla Falcón, Joseph, 127
Quintanilla, Beatriz de, 41,
Quintanilla, Francisco, 146
Quintanilla, Isabel, 41
Quintanilla, Juana de, 124, 125, 126, 146
R
Ramón de Arredondo, Joseph, 127
Ramón, Cap. Francisco, 86
Ramón, Regino F. ,98
Ramos Arizpe, Br. José Rafael Trinidad, 28, 30, 31, 50, 57,
63, 77, 84, 85, 87
Ramos Arizpe, Dr. José Miguel, 23, 24, 25, 27, 28, 29, 30, 31,
36, 37, 44, 48, 50, 57, 63, 77, 94, 99
Ramos Arizpe, María Catarina, 27, 29, 50, 77
Ramos Arizpe, María Ignacia, 32, 50, 77
Ramos Arizpe, sor María de Jesús, 32, 50, 77
Ramos de Arizpe, Juan José Dionisio, 28, 31, 33, 50, 57, 77
Ramos de Arizpe, Leonardo, 50,
Ramos de Arizpe, María Josepha, 50,
Ramos de Arriola, Anna María, 48,
Ramos de Arriola, Antonia, 51, 58,
Ramos de Arriola, Cap., Joseph, 51, 74, 75, 77, 83
Ramos de Arriola, Catarina, 48,
Ramos de Arriola, Francisco Xavier, 47, 74
Ramos de Arriola, Francisco, 48,
Ramos de Arriola, Ignacia, 48,
Ramos de Arriola, Inés, 43,
Ramos de Arriola, Isabel, 48,
Ramos de Arriola, Joan, 41, 42, 43, 44, 45, 51,
Ramos de Arriola, José Félix, Br., 48, 51,
Ramos de Arriola, José María, 39, 48,
Ramos de Arriola, Joseph Miguel, 44, 46, 47, 48, 49, 50, 51,
Ramos de Arriola, Juan [2º.], 43, 44, 45, 46, 51, 107, 119
Ramos de Arriola, Juan [3º.], 43, 44, 45, 51,
Ramos de Arriola, Juan Antonio, 48,
Ramos de Arriola, Juan Ignacio, 20, 37, 43, 44, 50, 51, 56,
75, 76, 77, 78
Ramos de Arriola, Magdalena, 51,
Ramos de Arriola, María Antonia, 48,
Ramos de Arriola, María de Guadalupe, 48,
Ramos de Arriola, María de Jesús, 48,
Ramos de Arriola, María Gertrudis, 48,
Ramos de Arriola, María Josepha, 48, 77
Ramos de Arriola, María, 43, 51,
Ramos de Arriola, Melchora, 43, 45,
Ramos de Arriola, Micaela, 48,
Ramos de Arriola, Nicolás, 51
Ramos de Arriola, Pedro de Alcántar, 48, 51,
Ramos de Arriola, Pheliciana, 51
Ramos de Arriola, Rosalía, 48,
Ramos de Arriola, Santiago, 51,
Ramos de Arriola, Theresa, 48,
Ramos Valdés, Josefa, 28,
Ramos, Antonio, 41,
Ramos, Francisco, 41,
Ramos, Josepha, 142
Ramos, Juan, 146
Rea, general, 29
Rendón, Juan, 126
Rentería, Clara de, 112, 114, 117, 119, 135, 137, 138, 142, 159
Rentería, Elvira de, 158, 159
Rentería, Gertrudis de, 143, 144
Rentería, Isabel de, 41
Rentería, Josepha de, 144
Rentería, Juana de, 132
Rentería, Leonor de, 158
Rentería, María de, 114, 118, 142, 144
Rentería, Mayor de, 112, 113, 114, 115, 117, 129, 135, 137,
138, 158, 159
Reyes, Antonio, 143
Río de la Loza, Rodrigo de, 14
Ripalda, padre, 34
Rocha, Juan de, 119
Rodarte, Damasio, 103, 104, 105, 106
Rodríguez Lobo, Marina, 28
Rodríguez Sáenz, Juan José, 102, 104, 105, 106, 157
Rodríguez Sepúlveda, Joseph, 60
Rodríguez Treviño, María Inés, 62,
Rodríguez, Alonso, 65,
Rodríguez, Andrés, 45
Rodríguez, Antonio, 132
Rodríguez, Diego, 65, 101, 107
Rodríguez, francisco, 149
Rodríguez, Inés, 65,
Rodríguez, Juan, 45
Rodríguez, María, 41, 107, 108, 109, 111, 112, 113, 114, 115,
117, 140, 159
Rodríguez, Matheo, 114
Rodríguez, Mónica, 59, 130
Rojo, Santos, 25, 28, 44
Rosa, Juan de, 112
Rosalía, esclava, 49
Ruiz, Juan, 144
S
Sáenz, Diego, 144
Sáenz, Joseph, 131, 132, 133, 135, 136, 138, 143
Sáenz, Juan Antonio, 143
Sahagún, 21
Salazar, Cristina de, 13
Sales, Francisco de, 34
209 u
u
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX
Sánchez de la Barrera Francisco, 119
Sánchez de Tagle, Juan, 86
Sánchez, Pablo, 113
Santos, María de los, 145
Scott, Leslie, 18, 19, 22,
Seed, Patricia, 71
Semera, Gabriel de, 116
Sepúlveda, Diego de, 120, 127, 144
Sepúlveda, Francisco de Paula, 146
Sepúlveda, Francisco de, 145, 146, 148
Sepúlveda, Joseph Carlos de Jesús, 148
Sepúlveda, Joseph Francisco Xavier, 145
Sepúlveda, María Margarita, 145
Serna y Alarcón, Luis Antonio de la, 151, 152, 154, 155, 156
Serna, María de la, 142
Shakespeare, William, 64,
Sosa, Balthazar de, 65,
Sosa, Castaño de, 54,
T
Tolosa Cortés, Isabel, 13
Tolosa, Juanes de, 13, 39,
Tremiño, José de, 41
Treviño, Alejo de, 51,
Treviño, Alonso, 11, 109, 111, 112, 117, 119, 134, 138
Treviño, Anastasia de, 124, 147
Treviño, Anna de, 130
Treviño, Francisca, Anastasia de, 148
Treviño, Gonzalo de, 120
Treviño, Gregorio, 138
Treviño, Joseph Macario, 142
Treviño, Juana de, 124, 144
Treviño, María Josefa de, 148
Treviño, Mathías de, 123
Treviño, Melchor de, 142
Treviño, Nicolás, 11, 134, 142
Treviño, Polonia de, 122
Treviño, Santiago, 144
Treviño, Sebastiana de, 159
u
210
u
Treviño, Valerio, 132, 139, 140
Trinidad, esclava, 49,
U
Urdiñola, Francisco de, 14, 19, 20, 23, 39, 41, 42, 43, 82, 158
V
Valdés Cepeda, Ángel, 32,
Valdés Dávila, Carlos Manuel, 73
Valdés Morales, Pedro, 77
Valdés Ramos, Francisco, 33,
Valdés Ramos, Juan, 27, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 38, 56,
57, 58, 59
Valdés y Cienfuegos, Adrián, 86
Valdés y Morales, María Josefa Matilde, 28, 57, 77
Valdés, María, 29
Vallejo, Gral. Antonio, 124, 153
Varela Bermúdez, Francisco de, 86
Vázquez del Mercado, Francisca, 42
Vela, Francisco, 115, 116
Velasco, Luis de, 13
Velásquez, María del Carmen, 92
Vera, Agustín de la, 143
Vergara, Juan Francisco, 121
Verger y Suau, fray Rafael José, 97
Vidal de Lorca y Villena, Melchor, 151
Villarreal, Cristóbal de, 124
Villarreal, Diego de, 110
Villaseca, padre, 34,
Villaseñor, Bordes, 61
X
Xavier, Francisco de, 39
Z
Zárate Toscano, Verónica, 39,
Zavala, Cap. Martín de, 107, 108, 109, 111, 112, 132
Zepeda, Carlota de, 29,
Zertuche, Juan José, 50,
Zertuche, Magdalena de, 42,
u Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez u
u
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Empresarios alemanes en
México. El caso de Otto
Degetau (1842-1915)
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Índice analítico
Dos familias en la conformación Histórica del
Noreste Novohispano. Siglos XVII-XIX, de Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez,
se terminó de imprimir en el mes de septiembre de 2011 en los talleres
de Diseño3 y/o León García Dávila, Valle de San Juan del
Río No. 10, Col. Vista del Valle, Naucalpan, Estado de México.
Se tiraron 1,000 ejemplares en papel cultural de 75 gms.
Se utilizó tipograf ía Warnock Pro Light 11 en 13 puntos.
Supervisión de la edición: Óscar Flores.
Diseño de portada e interiores: Diseño3 / León García Dávila,
Yvette Bautista Olivares.
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