I VI CONGRESO INTERNACIONAL DE MINERIA MIGUEL GUAL CAMARENA El hierro en el medievo hispano SEPARATA DE LA MINERIA HISPANA E IBEROAMERICANA. CONTRIBUCION A SU INVESTIGACION HISTORIA - ESTUDIOS VOL. I CATEDRA DE SAN ISIDORO LEON 1 97 O EL HIERRO EN EL MEDIEVO HISPANO por MIGUEL GUAL CAMARENA 1.-A.spectos generales: estado de la cuestión, fuentes y bibliograjia Ante el retraso que llevan nuestros estudios de historia económica, no extrañará la afirmación de que falta un trabajo de conjunto sobre la minería y metalurgía del hierro en el Medievo hispano. Esta laguna se hace extensiva al poco espacio que le dedican las historias económicas generales, tanto referen­ tes a España como a la Historia Universal.l Como excepciones para el hierro y su metalurgía en la Edad Media Uni­ versal, señalemos las páginas -ya anticuadas - que le dedicó Guillermo SoMIGLI en la « Storia della tecnica» dirigida por Árturo Uc�elli. 2 La más mo- 1 Citemos .como ejemplos de esta tónica las siguientes obras: JAIME V1cENS VIVES: . Manual de Hi.stória Económica de España. Barcelona, 1967. S.ª edic. (Sólo lleva un epígra­ fe dedicado a «La forja catalana y su desarrollo», págs. 181-182).-HENRI PIRENNE: Historia económica y social de la Edad Media. Cun un «Anexo bibliográfico y crítico» de H. Van Werveke. México, 1969. 11.ª edic.-Lu1s SuÁREZ FERNÁNDEZ: Historia social Y económica de la Edad Media Europea. Madrid, 1969. Como excepción cabe citar los capítulos dedicados a La industria minera [medieval] y La industria metálica, por VALENTÍN VÁZQUEZ DE PRADA, en su «Historia económica mun­ dial», I (Madrid, 1961), págs. 158-162. 2 GmcLIELMO SoMICLI: La metalurgia nel medio evo e sino a tullo il secolo XVII!, en «Storia della tecnica dal medio evo ai nostri giorni», dirigida por ARTURO U CCELLI, Mi­ lano, 1945, págs. 83-124. 276 Miguel Gua/. Camarena derna de John U. NEF en el volumen 2. 0 de la Historia Económica Camhridge,3 y la visión dinámica y actual del profesor SPRANDEL, con los primeros intentos estadísticos sobre producción, precios, consumo y costes de la metalurgía del hierro en la Europa Occidental.4 Monografías sobre el tema que nos ocupa referidas al período medieval español, sólo cabe destacar los artículos sobre las fargas catalanas ( de Gal1ardo y Madurell), a los que luego aludiremos; las pocas noticias sobre la época musul­ mana, contenidas en los trabajos de CAHBONELL e ht.-\\ll"l>DIN;;; y los documen­ tados artículos de Virginia .R..\U sobre las minas de hierro y forjas del trrmino de Santarém, en el Portugal del siglo XIII; y el más extenso de HEssE· solm• la:- minas ft'·rricas dd Rosellón y su siderurgia� en los siglos XIV, XV y XVI.6 El autor de la presente ponencia ha estudiado y documentado, desde el punto de vista histórico-lexicográfico, el acero y el hierro, junto con más de medio centenar de productos férricos, en un reciente vocabulario del comercio medieval.7 3 Jott-.; l !. N EF: La minrría y la 1111'/alurgia en la civüización medieval, en «Historia Económica Cambridge», II (Madrid. 1967), págs. 541-618 (De interés como visión de con­ junto, aunque apenas habla de Espalia). No hemos podido consultar las Actes du colloque internationa/.. Le fer a travers les ages, Nancy, 1956. <,Mémoires des Annales de l'Est», núm.16. 4 RoLF SPRANDEL: La production du fer au Moyen Age, en «Annales. Economies. Sociétés. Civilisations» (París), XXIV, núm. 2 (1969), págs. 305-321 (Es la lección inagural, sin notas, de la cátedra de Historia Medieval de la Universidad de Hamburgo, en 1967). No l1t•moi,; punido aún cnn!';ultar la nhra clt>I mismo autor Das Eisengewerbe* im Mittelal­ ter. Stuttgart, 1968. Anton Hiersemann-Verlag, que según nuestras referencias trata de la ind11:-1ria del hierro en Cataluiia y Vasconia. ;, A. C-\IIRO'\"EII. T.-F.: /.,, 111i11,•rí,1 , lit 111,·t11!11reia ,•11/r,• los 11111.w,/111,111,•s 1•11 Espmia (Tema desarrollado en la semana del mile·nario del CaÍifato de Occidente, en enero de 1929). Separata de Ja «Revista Minera» (Madrid, 1929J. 27 págs. S. M. IMA MUDDIN: The Economic History of Spain (Under the Umayyades. 711-1031. Asiatic Society of Paquistan. Dacca, 1963, págs. 164-165 (Cita minas de hierro en Onda y «Benifasar»-Valencia-Elvira-Almería y otras). He aquí un dato inédito del Anónimo de Almería (siglo XII), en plan de edición por el Profesor Vallvé, de la Universidad de Barcelona: «igualmente exporta Sevilla el alfinde a todos los países del mundo y en ella se fabrica, porque a unas tres millas de la ciudad hay una mina de la que se hace el alfinde». 6 VIRGINIA RAu: Explorar.;iio de ferro em Rio Maior no século X//1, en «Revista Por• tuguesa de História» (Coimhra), 111 (1947), págs. 199-202. Para Portugal hay que añadir las noticias que sobre Explorar.;ao do ferro trae ENRIQUE DA GAMA BARROS, en su História da administrar.;iio publica em Portugal. nos seculos XII a X V. 2.11 edic;ao, tomo VI (Lisboa, 1949), págs. 121-124. PHILIPPE-JEAN HESSE: Les mines roussülonnaises de 1300 a 1550, en revista «Cerca» (Centre d'Etudes et de Recherches Catalanes des Archives. Perpignan), núms. 25 y 26 (1964), págs. 251-266 y 297-310 y núm. 27 (1965), págs. 17-26. Es de interés tamhién ANGEL CANELLAS LóPEZ: La rega/.la de minas en el reino de Va­ lencia durante el siglo X V.Zaragoza, 1935.18 págs. ; Mu;u 1-:1. GLAL CAMAREN A: Vocabulario del comercio medieval. Colección de arance• les aduaneros de La Corona de Aragón (Siglos XIII y XIV). Publicaciones de la Diputación Provincial. Tarragona, 1968.532 págs. EL HIERRO EN EL MEDIEVO HISPANO 277 biblio­ Desde finales del pasado siglo contamos con el magnífico repertorio de ericana, e hispano-am española minería la sobre ental gráfico y docum al referentes ellas de muchas fichas, 5.000 de cerca por formado , MAFFEI-RUA obra, esta de valiosa reedición la interés de Sería . trialización indus su y o hierr no muy abundante en nuestras bibliotecas.l� • Hace falta, en primer lugar, una buena colección de documentos sobre la minería y su metalurgía en la España Medieval, que recoja los dispersos diplom as publicados e inéditos. Especialmente que se preste más atención a estos fondos en los archivos -oficiales y privados -, con la publicación de catálogos de las series de mayor interés económico. 9 Nuestras investigaciones en este sen­ tido se han iniciado con la recopilación de una colección diplomática, que aún necesitará varios años para su cabal realización y para la que solicitamos las aportaciones de los investigadores. Semejantes consideraciones cabe hacer respecto a la necesidad de un buen mapa minero de la España medieval, que se base en una sólida y amplia docu­ mentación. Para Europa sólo conocemos el de Robert S. LoPEZ. muy esquemá­ tico y referido exclusivamente al siglo XIII; y para nuestra Península, los . croquis sobre la distribución geográfica de las fargas catalanas, del ya citado trabajo de Hesse. 10 Cuando nuestra investigación emprenda esta tarea de cartografía histórica, será necesario separar claramente los focos mineros del hierro de sus industrias metalúrgicas, señalando las corrientes de agua y la proximidad de bosques, cuya madera era el combustible necesario para alimentar las forjas. El carbón mineral no parece haberse empleado en la metalurgia de la España medieval.11 Una gran dificultad será ftjar las masas forestales, investigación apenas inicia8 EUGENIO MAFFEI y RAMÓN RuA FIGUEROA: Apuntes para una biblioteca española de libros, folletos Y artículos, impresos y manuscritos relativos al conocimiento y explotación de las riquezas minerales y a las ciencias auxiliares ... Madrid, 1871-72. 2 tomos de LXX + 529 páginas y 693 págs. 9 En este Coloquio escucharemos la interesante ponencia del Sr. Represa sobre los fondos mineros del Archivo de Simancas. Precisamente acaba de reeditarse el Catálogo I [del] Archivo General de Simancas. Diversos de Castilla. Cámara de Castilla (972-1716), redactado por Julián Paz. Prólogo de Amando Represa. Madrid, 1969. 443 págs. (Con do­ cumrntos de intrrcSs minf'rn y metalúro-icn). Son de gran interés económico l� miles de documentos catalogados por JosÉ RAMÓN CAS· TROY FLORENCJO loOATE: Archivo General de Navarra. Catálogo de la sección de Comptos. Do­ cumentos (842-1780) Publicaciunes de la Diputación Foral de Navarra. Pamplona, 195269. 49 tomos (Hay que lamentar la carencia de índices de materias). 10 RoBERT S. LóPEZ: El nacimiento de Europa. Barcelona, 1965, pág. 305: La meta­ lurgia y las minas de Europa en el siglo XIII. Mapa reproducido por Guv FouRQUIN con el título La métallurgie et les mines en Europe a la fin du Moyen Age, pág. 374 de su re­ ciente «Histoire économique de l'Occident Médiéval» (París, 1969); HESSE: Les mines roussülonnaises, apéndices 1, 2Y 3. 11 Véase GuAL: Vocabulario del comercio medieval, voz «carhó». 278 Miguel Cual Camarena da para nuestra Patria. 12 aunque muchos de los documentos de concesiones minero-metalúrgicas citan los aprovisionamientos madereros. Es necesaria una coordinación de las investigaciones archivísticas con las que pueda proporcionar la arqueologw medieval, apenas iniciada ésta en nuestra nación: localización de los vestigios de minas férricas y de forjas; posible enlace entre la minería prehistórica, la romano-visigótica y la propiamente medieval; si existió el «hiatus» entre las forjas romanas y las del período posterior y otros problemas . Aunque el campo de la investigación del hierro en la España medieval está casi virgen, cronológicamente la Alta Edad Media ofrece mayores lagunas que el período bajo-medieval. Hay que estudiar las explotaciones férricas de las órde­ nes religiosas y militares (especialmente cluniacen::-t•�- ci:sll'rcienses y templarios ), de los señoríos laicos y episcopales (más adelante citaremos los focos siderúrgi­ cos de Ia canónica de Urgel ), junto con la intervención real y municipal. La documentación empieza a ser frecuente en los siglos XII y XIII, para cul­ minar en las dos últimas centurias de la Edad Media, en especial el siglo XIY. Los problemas jurídicos e institucionales apenas están esbozados. Hay que diferenciar los casos de explotación directa, de los más corrientes de arrenda­ miento a censo. Dilucidar y matizar (según zonas y épocas ) la posesión de las explotaciones férricas: ¿estaban unidas a la propiedad del suelo o podían con­ siderarse c·omo regalías de la Corona o del señor territorial? ¿ Se seguía el mis�o régimen jurídico para la extracción del mineral de hierro que pa ra su metalurgia? En algunos casos vemos que el señor se reserva el usufructo del bosque, pero deja libre la explotación del mineral. «En Europe occidentale, --afirma Sprandel- au Xlllé siecle, la souveraineté forestiere appartenait soit au roi soit a des princes, ce qui entrainait leurs droits sur les inines».13 Para el estudio de la legislación minera es necesario una revisión a fondo de fueros, ordenanzas, actas de cortes y otros documentos similares, y poner al 1 2 El trabajo de H ELLMU TH HoPFN ER: Die Entwicklung Waldes auf der Altkastilischen M,rsrta in histnrisc�er zrit. p � blic. en « Romanist isches Jahrbuch)> (Hamburg), 111 ( 1950), pags. 233-253, ha sido traducido por M. de Terán en la revista «Estudios Geográficos» (Madrid), XV ( 1954), págs. 415-430, con el título Lu evulució11 de Los bosques en Castüla la Vieja en tiempos históricos (Contribución a la investigación del primitivo paisaje de la España central). Visión de conjunto, en la que dedica poco espacio a los problemas me­ dievales. Aunque referidos al período musulmán, son básicos los trabajos cartográficos y de in­ vestigación forestal de M AU RICE Lo M BARD: Arsenaux et bois de marine dans La Méditerranée musulmane (JI/le X/e siecles), en «Le navire et l'économie maritime du Moyen A.ge au XVIIle siecle», 11 (París, 1958) , págs. 53-106; y Un probleme cartographié. Le bois dans la Méditerranée musulmane (Jllle-Xle siecles), en «Annales. Econom ies. Sociétés. Civilisations» (París), XIV, mim. 2 ( 1959), págs. 234-254 y dos mapas pleglahles. 13 SPRANDEL: La prod. dufer au Moyen Age, pág. 306. • EL H I ERRO EN EL MEDI EVO H I SPANO 279 día la vieja y rara obra de SÁNCHEZ OcAÑA 14 • Algo semejante cabe afirmar sobre los impuestos mineros y del igualmente esc�so trabajo de PAST� R RoDR(G_cEz ; más adel antP ofrrceremo� un cuadro d e los unp�estos �obre e J trafico del luerro y el acero (pottazgos, pea3es y lezdas) en la Espana Medieval. IS Señalemos otros aspectos de interés para el tema que nos ocupa: el comer­ cio de minerales y metales� los precios. pesos, monedas y tran5portes: los aspec­ tos técnicos ( pozos y galerías de las minas, sistemas de desagüe, empleo de la fuerza hidráulica y procedimientos siderúrgicos ) ; las noticias que nos transmiten los tratadistas posteriores sobre el arte de la fundición; los intentos para valorar la producción de hierro; 16 el trabajo en las minas, unido a la condición jurídico­ social de los mineros; y los variados problemas lexicográficos y toponímicos. Es conocida la importa ncia que el hierro tuvo en la época medieval. Fue «el más abundante de todos los minerales extraídos», 17 con importante tráfico internacional, pero con un consumo dirigido a las clases privilegiadas, dado su bajo rendimiento metálico y los precios que alcanzaba: una coraza llegó a valer lo mismo que tres pares de bueyes y un bocado de caballo costaba, a veces, más que el propio animal.18 Aparte los muchos destinos que se le daban, constituía la base de la industria de armas, tan importante en la Cataluña medieval. 1 9 Recordemos que la posesión de las minas vizcaínas de hierro, es uno de los mo­ tivos de la sublevación de los nobles castellanos contra Alfonso X el Sabio, en 1273 .20 *** 14 RA MÓN y MANUEL SÁNCHE Z ÜCAÑA: Manual del abogado y del ingeniero de mina:;. La legislación minera. Colección completa de las leyes, reglamentos, reales órdenes y demás resoluciones complementarias dictadas para su ejecución. Con una introducción expositiva y crítica de los sistemas acerca del fundamento de esta propiedad e historia de nuestra le­ gislación minera. Madrid, 1890. 702 págs. y tres apéndices de 120, 108 y 77 págs. (No hemos podido consultar esta obra). 1 5 Julián Y Ramón de PASTOR y ROD RÍGUE Z : Historia de los impuestos mineros en Esp�ña, desde la ley de don Juan I hasta las vigentes; y expüsición razonada de la clase y numero de los que deberían establecerse. Madrid, 1878, 186 págs. No hemos podido con­ sultar esta obra, como tampoco la de FRANCISCO GALLAR DO FERNÁNDEZ: Origen, progresos y estado de las rentas de la Corona de España, su gobierno y administración. Madrid, • 1805-08. 7 tomos. 16 Es de intrr�s la conclusión a quP llt"ga SPH "'' W Et.: La prrul. du .f<'r ,111 Moy,•11 Age, pág. 3 1 1, de una producción total europea de 25.000 a 30.000 toneladas de hierro en 1400, que se elevarían a 40.000 hacia 1500. Para la Península Ibérica ofreceremos datos más a delante. 17 N E F: la minería y la metalurgia en la civilic. medieval, pág. 547. 18 So MIGL I: 1A, metalurgia nel medio evo, pág. 87. 19 V éase la reciente monografía, ampliamente documentada. ele MARTÍ DE R1QUER sohrr f.'am(,s del cavaller. Armes i armadures catalanes medievals. Barcelona, 1969. 380 págs. y 6 láms. :w L1• p i drn al rry «qur> .. . rl fir>rrn q u e torrw a a1¡1wl 1•i-tado que solía ser en tiempo de �u padre» ( Cfr. ANTO N IO BALLESTEROS BERETIA: Alfonso X el Sabio, pág. 621, sin indicar la fuente de donde procede la nuticiaJ . En la pág. 62..J. afirma el citado historiador que «lo del hierro interesaba particularmente a don Lópe Díaz, dueño de las ricas minas de Vizcaya». Unanse a estos datos las estadísticas sobre la exportación de hierro vizcaíno en 1293, que citamos más adelante. 280 Miguel Cual Camarena Nuestra ponencia no pretende ser un estudio definitivo s·o bre el hierro y su problemática en la España medieval . Pero puede ser un primer paso para lo­ grarla, en el futuro, con una buena labor de equipo y la colaboración de los es­ pecialistas de historia económica. No es un trabajo final de etapa, sino más bien punto de partida, apertura de cauces para futuras investigaciones. Una llamada de atención hacia este importante sector de nuestra historia económica. 2.-El mineral de hierro y su metalurgia. L<,s fllrglls catalancis. • El investigador de la documentación medieval hispana se encuentra con varias dificultades. La primera, separar la minería del hierro de su metalurgia. Hay documentos que hablan de simples minas de hierro (menera de ferro, menis de/erro, mena defierro, venisferreis, venarium de ferro, lapidibusferrei,s ), pero en otros las concesiones de forjas mencionan el aprovisionamiento del mineral cercano, junto con el usufructo de aguas y bosques. Más difícil es diferenciar la simple herrería de la forja, aunque también aquí era frecuente que la voz fabrica, farga o molina incluyera las funciones siderúr­ gicas y metalúrgicas. Ya es más aventurado clasificar las simples ferrerías como lugares donde el mineral de hierro se reducía a metal. Téngase en cuenta que es raro el fuero, privilegio o carta puebla de un lugar que no cite la herrería, a veces como monopolio o regalía del señor, donde los herreros elaboraban manufacturas férricas y a donde debían acudir todos los vecinos a reparar sus herramientas y aperos de labranza, cuando no a herrar sus animales y cabalga­ duras; por todo ello abonaban un impuesto denominado locedum, locidum o llosol. 21 Sería, pues, muy aventurado clasificar siempre estos establecimientos como instalaciones siderúrgicas. La minería del hierro la vemos documentada en nuestro Medievo en la zona pirenáica y prepirenáica catalana, aragonesa y navarra ( especialmente en el Conflent, Vallespir, Urgel , Puigcerdá, Andorra y Pallars ) ; en las estribaciones del Sistema Ibérico ( Moncayo y J avalambre ) ; y en los actuales filones férricos que se extienden de Guipúzcoa a Santander ( con Vizcaya como centro ) . Fuera de estas zonas sólo hemos documentado los focos aislados de Lugo ( Piedrafita ) y Santarém ( Rio Maior ) , pero debieron ·existir otros centros mineros. He aquí el cuadro provisional de las minas de hierro documentadas, cuyas referencias archivísticas y bibliográficas dejamos para un trabajo posterior. 21 Véase E DUARDO DE HINOJOSA: El régimen señorial y la cuestión agraria en Cataluña durante la Edad Media, en «Obras de Hinojosa», II (Madrid, 1955), pág. 125. En 1372 se otorga la fabrict> sive Je rrarie de Badalona (ACA. Reg. 1235, fol. 7 v.º) . El problema es más complejo en Castilla, donde los estahlecimic•nlos siderúrgicos parece se designan siempre con el nombre deferrerlas. � EL HIERRO EN EL MEDIEVO HISPANO 281 MINAS DE HIERRO DOCUMENTADAS Cornellá de Conflent, Vernet y Bardol (1151). En la zona catal ana del Conflent, vertiente francesa actual de los Pirineos. Piedrafita ( 1 173). En la actual provincia de Lugo. «Brusnovo» (1 188-1230). No localizado. Montalbán ( 1209). No creemos se trate del Montalhán turolense, por ser concesión de Alfonso VIII de Castilla. Tal vez se refiere a Montalho o Montalba­ nejo (Cuenca). . Vallferrera ( 1227). En el curso alto del río Noguera Pallaresa, al Oeste de Andorra. Ambel ( 1245 y 1247). Lugar del término de Borja (Zaragoza). «Río Maior» (1250). En el término de Santarém (Portugal). Begís ( 1276 ). En las estribaciones de la sierra de Javalambre, actual pro­ vincia de Castellón de la Plana. Bielsa y Gistain ( 1277, 1290 y 1306). En los Pirineos centrales, al Norte de la provincia de Huesca. Ainsa ( 1277). En los Prepirineos centrales, al Norte de la provincia d� Huesca. Vizcaya ( 1293, 1458 y siglo XV). Conflent ( 1355). Saorra ( 1383, 1385, 1390 y 1401). En la zona catalana del Conflent, vertiente francesa actual de los Pirineos. Vallmanya (1395). En la zona catalana del Conflent, vertiente francesa actual de los Pirineos. Moncayo ( 1419). Macizo montañoso del Sistema Ibérico, entre l as provincias de Soria y Zaragoza. Sa,uander, Laredo y Guipúzcoa ( 1458). Corsani (1437). Tal vez Corsá, entre Gerona y La Bisbal. Somorrostro ( 1439 y 1487). Valle de la zona vizcaína, al Oeste de Bilbao. Arlés ( 1463). Población del Vallespir, cerca de Ceret, en el valle del río Tech. Arriarán ( 1485). No localizado. Tal vez Arraya (Vitoria, Alava). Montellá y Martinet ( 1495). Entre Seo de Urgel y Puigcerdá. Tui:xent ( 1496 ). Sobre el río Vansa, afluente del Segre, en la zona Sur de Seo de Urgel. La. Vansa ( 1497). Municipio en la zona Sur de Seo de Urgel, y río del mismo nombre, afluente del Segre. La Bastida ( 1498). Localidad sobre Foix, en los Prepirineos franceses. Trasmoz ( 1498). En las zon as del Moncayo y Tarazona (Zaragoza). 282 Miguel Gual Camarena La situación de muchas de estas minas, en lugares montañosos, elevados y apartados de las vías de pomunicación, nos hace suponer las dificultades que pasarían para la extracción y tr� nsporte del mineral. �on frecuentes los salvoc�n­ , ductos a los mineros, las exenciones en el pago de tributos y hasta la conces10n de privilegios especiales a los que acudan a vivir y a trabajar en las zonas mineras (como el otorgado por Pedro I I I de Aragón en 1277, a los que acudan a Bielsa, Ainsa y Gistain ) . En Portugal sabemos que en algunas minas trabajaban los vizcaínos.22 Pedro I V de Aragón otorga permiso, en 1385, para el transporte diario de la mena deferro de Saorra. 23 ¿ Cómo se extraía ei mineral ? La documentación medieval es avara de no­ ticias. Que existían galerías, columnas o pilares y basamentos nos lo revela un documento de 1401, por el que el rey ordena el castigo de los culpables en la 24 destrucción de las minas de Saorra. En otra ocasión (1463 ) las autoridades ordenan colocar pendones reales a la entrada de una mina, tal vez para evitar 25 la extracción fraudulenta de mineral en los «meners» del real patrimonio. Muchas minas pertenecían a monasterios, abadías, cabildos y órdenes mi­ litares. Lo corriente era que el mineral se destinara a la fragua más cercana, para su reducción a metal.26 Otras veces se dirigía al comercio interior y a la expor­ tación, a pesar de que ésta estuvo prohibida en algunos períodos.27 Más abundantes son los datos sobre la metalurgia, aunque aún no sepamos con claridad cómo se reducía el mineral a metal en la Edad Media española. Sobre las fargas catalanas tenemos la visión de conjunto de los ingenieros AN­ .TONIO GALLARDO y SANTIAGO RuBio;que desde el punto de vista histórico dejan mucho que desear. 28 Modern amente sólo se ha ocupado de este tema el veterano investigador catalán· JosÉ MARÍA MADURELL , en una serie de documentados tra­ bajos, au_nque de mayor interés para los tiempos extramedievales.29 Ya hemos 22 Documento del 17 abril 1461, citado por GAMA BARROS: Hist. da administra<;ao publica em Port., VI, pág. 122-123. 23 Citado por MADUREL L: Lasfargas pirenáicas 554. 24 D�cumento citado por MAFFEI·RUA: Apuntes, pág. para una biblioteca española, núm. 3602. 25 Vease MADURELL: Contribución a la historia de la/arga catalana, 103 y ss . . 26 El �bad del monasterio de Alcobaza se reserva en Rio Maior mineriam ferri, que est in hereditate quam habemus de domna Urraca Fernandi, et domos in quibus sunt stru­ menta ad Jerrum /undendum ( 1250, publ. VIRGINIA RAu: Explora<;iio de ferro em Rio Maior, página 202). 27 . , Dos sornadas de mena de ferre de Saorra podía exportar azperto Tragurano, segú n J conces1on de Pedro IV de Aragón ( 1383, doc. cit. por MAFFEI-RuA: Apuntes para una biblio• teca española, núm. 3199). En 1390 se proh ibe la exportación de mineral de hierro rosellonés a Francia, pues allí lo mezcl�n con mineral de mala calidad y ello redunda en desprestigio- de los hierros cata­ lanes (Citado por HtsSE: MinP.s roussülonnaises, pág. 260) . . 2.8• A_NTO_N I GALLARDO GARRIGA y SANTIAGO RUBIO TuoORI: la /arga catalana. Des­ cripc�o t /u11cw11w1ie111. Historia. Distribució geografica. Barcelona, 193·0. 96 págs. y 14 lams. Pubhcac1ones de la Exposición de Barcelona. 29 . . JosÉ MARÍA MADURELL MARI MÓN: Las Jarg{l,S pirenáicas (Notas para su historia), en «Pmneos» (Zaragoza), VIII, núm . 25 ( 1952) , págs. 545-558.-Contribttción a la historia de la larga catalana, en «Técnica Metalúrgica» ( Organo oficial de la Asociación Española • .. EL H IERRO EN EL MEDI EVO H ISPANO 283 citado el valioso estudio de ·Hess� sobre la minería del Rosellón, en el que dá suficiente relieve a las fargas de dicha zona. No conocemos monografías sobre las forjas castellanas en la Edad Media, aunque se han publicado valiosos documentos. que luep:o examinaremos. Los cortos trabajos de Fernando BARREDA y de Manuel WORDE sobre las ferrerías santanderinas y guipuzcoanas, tienen un carácter más divulgador que de inves­ tigación. 30 En la documentación aparecen con los nombres de fábricas o molinas de hierro, ferrerías y fargas: fabrega,fabricam molendinorum,Jabricamferri,Jargam seu fargas ferri,Jarga eo molí de ferro, domos in quibus sunt strumenta adferrum Jundendum, molina de ferre, molinum ad faciendum ferrum, molina ferri seu farga, molendina ... a lapidibusferreis abstrahendum. Sus tres condiciones geoeconómicas ideales fueron la proximidad a los bosques, a las corrientes de agua y a las minas de hierro, que se cumplen en casi todos los centros metalúrgicos medievales que hemos localizado. De las tres. el mineral era el que con más facilidad podía conducirse a los establecimientos reductores. La existencia de un mercado de importación y exportación de mineral ferroso, lo confirma. Tampoco fue rara la canalización del agua hasta el lugar adecuado. Tanto el mineral como el agua se suelen otorgar libremente al conceder una forja. Sólo hemos encontrado un caso en que aquél lo administra, extrae v vende el propietario (el cabildo de Urgel. en 1500 ). A veces se indica que la m a lina del ferr está situada prop lo fluvi de l'aigua ( 1323 ), o que los «farguers» tienen la obligación de arreglar la acequia del agua cuando se estropea a causa de los temporales ( 1500 ) . Más abundantes son las referencias a la utilización de los bosques. En un documento de 1323 se autoriza a «cortar, tomar y carbonear los árboles del bosque», pero en otro ( 1314 ) se exceptúan los abetos y álamos verdes, a más del «adero» y la «freixa» (fresno ). Es curioso el límite de cinco hachas para cortar la madera y sólo hasta la fiesta de Carnaval, puesto en la «molina del ferre» de La Bastida ( 1437 ). Igualmente interesante es el permiso para instalar un molino serrador en la «molina» de Formiguera ( 1323 ) . Un problema que se capta en las fuentes documentales es el agotamiento de los bosques próximos a las zonas siderúrgicas, lo que frecuentemente obligaba al abandono o traslado de de Estudios Metalúrgicos. Barcelona), XVI, núm. 129 (mayo-junio 1960), págs. 103-110. Farg_ues antigues. Repertori documental, en «Ausa» (Vich), V, núm. 53 ( 1965), págs. 257-266. Debido a la gentileza de su autor hemos consultado también sus trabajos inéditos: Las fargas c? talanas (Cont ribución al estudio de la antigua industria siderúrgica) y Los molinos an­ tiguos en Cataluña (Premio del Colegio Notarial de Barcelona, 1945). 3 FERNANDO BARREDA: las ferrerlas en la provincia de Santander, en «Las Ciencias» ° (:l nales de la Asociación Española para el Progreso de· las Ciencias. .Madrid), XllJ ( 1948), pags. 409-418. MANUEL LABORDE: Guipúzcoa en la historia de ta industrialización metalúrgica de Es­ paña, en «Dyna» (Revista de la Asociación Nacional de Ingenieros Industriales. Madrid) , XXIV, núm. 7 (julio 1949), págs. 257-264. 284 Miguel Gual Camarena sus instalaciones ( 1314). En una ocasión Alfonso XI de Castilla prohibe a los alaveses la instalación de nuevas ferrerías, «para que los montes no se yermen ni se estraguen».31 Pocos detalles técnicos se pueden deducir de los documentos. Hubo estable­ cimiento de uno y dos fuegos (13 14 y 1323 ). En una ocasión ( 1500 ) se citan entre las herramientas de la farga los «fuelles y otras artillerías», el «arco de la molina», «lo mal caparbre» y el yunque.32 Como curiosidad para la industria siderúrgica hispano-americana, citaremos la petición a la Casa de Contratación de Sevilla de crisoles para la fundición panameña de Darien, en 1513.33 Ya nos hemos referido a la frecuencia con que se cambiaban de lugar, se desmantelaban o abandonaban estos establecimientos, que a veces se reconstruían posterior­ mente (1368 y 1419 ) . Del personal directivo y trabajador se enumeran los al­ caldes de las ferrerías ( 1440 ), los ferrones (con ordenanzas de 1476 ) y el «farguer» y «subfarguer» (1496 ) ; en una ocasión se cita el sueldo de seis sueldos semana­ les y manutención del encargado de la farga ( 1496 ). Todos tenían que trabajar de firme y continuadamente, para no parar la producción, salvo en las fiestas y en casos de guerra, (.1485). Las condiciones en que se arrendaban u otorgaban varían según épocas y lugares. Los plazos oscilan entre seis meses, uno y dos años, por lo general pro­ rrogables. A veces se expresa la libertad de elaborar hierro de todas clases, pero en otras se especifican los tipos y calidades con que se abonará el censo al propietario (en 1500, hierro «terceyrat», «verga» y «plata» ). De tener una buena serie de estos censos férricos se podrían establecer conclusiones sobre la renta­ bilidad. He aquí unos cuantos datos: 1 quintal semanal ( 13 14 ) 9 quintales anuales ( 1485 ) 15 quintales semanales ( 1496 ) 102 quintales semanales ( 1497 ) 53 quintales anuales (1500 ). Vemos que en el caso de mayor rentabiliaad (102 quintales seman�les, a fi­ n�les del siglo XV ), suponía un censo a pagar de 5.304 quintales anuales de hierro. Pero esto no es más que un factor de la producción total. Si suponemos que el censo señorial representaba un 10 % de la producción total,34 en el caso 3 1 Documento de 1332, citado por ALFONSO DE CHURRUCA: Minería, industria r co­ mercio del Pats Vasco. San Sebástián, 195 1 . 1 16 págs. Colección de Monografías Vasconga­ das de la Biblioteca Vascongada de Amigos del País, pág. 6. 32 Capítulos firmados entre el cabildo de Urgel y un maestro «farguer» (hacia 1500. Citado por MADURELL: Lasfargas pirenaicas, pág. 547-548). 33 Biblioteca Nacional (Madrid). Manuscrito núm. 18.69034 ( Citado en Indice de la Colección Salazar, I, pág. 55 1 ) . 34 N o es aventurada esta deducción. pues rs 1a parte que e l rey s e reserva en las minas de hierro portuguesas, en 1282 (Véase GAMA BARROS: Hist.ª da Administrac;ii.o publica em Port., VI, pág. 121). • EL HIERRO EN EL MEDIEVO H ISPANO 285 antecitado la producción anual de una forja ascendería a 53.040 quintales de hierro puro. Co mpárense estos cálculos con las cantidades exportadas por los puertos vascos en 1293 ( unos 11.0?? quint�les al �ño ) -que más adelan1: incl ui­ mos _ y se verá que la producc1on de hierro hispano no era tan pequena como algún autor ha supuesto . Su calidad debió ser grande. Sabido es el elevado porcentaje férrico de las minas vizcaínas. Para el catalán contamos con el valioso testimonio de 1390, por el que los procuradores reales del Rosellón prohiben la exportación a Fran­ cia de mineral de hierro, ya que en las forjas de dicho país se mezclaba con «falso» mineral de hierro -descubierto recientemente en Resclausa - y todo ello redundaría en la reputación de los hierros catalanes.as *** Hasta aquí lo que puede deducirse de la documentación medieval hispana que hasta ahora hemos podido consultar. Los autores nos dan más detalles, tomados por lo general de otros países o de otros tiempos. « La realización téc­ nica más importante de la Edad Media • -afirma FoRBES - fue la producción de hierro colado, que en realidad es el resultado de un lento progreso del horno de fundición... La producción de un tipo de hierro susceptible de ser vaciado en moldes, representó una gran ventaja y una oportunidad para aplicar algunas de las técnicas de la metalurgia del bronce a la del hierro».36 Esto se consiguió con un horno de fundición, cuyos fuelles movía la fuerza del agua ( que a la vez proporcionaba el aire necesario ) y cuya elevada temperatura la proporcionaba el carbón vegetal. La tan renombrada como poco conocida farga catalana, es difícil reconstruir en su faceta medieval. Atendiendo a su desarrollo en los tiempos modernos, se caracteriza por un horno de tipo troncónico, con capas alternas de mineral y de carbón; un martillo-pilón movido por fuerza hidráulica; y una corriente de aire que activaba la combustión, a más de otro aire inyectado mediante una «tolra». En la farga catalana el hierro no llegaba al estado líquido, sino pastoso, con lo que el metal obtenido era de gran pureza y calidad, pero con el inconve­ niente de q�e gastaba mucho mineral y carbón. Gallardo y Rubio calculan que eran necesarios 400 kilogramos de mineral y 500 de carbón para obtener de 120 a 140 kilogramos de metal puro.ª7 35 Documento del 2 agosto 1390, citado por H ESSE: Mines roussillonnaises, pág. 260 y notas 46 y 47. 36 R. J. Fonnr-:s: Hi.,;tor;a d" la tfrnira. Mt'xico. 1958 . pá¡?:. 1 27. 37 GALLARDO y Rue10: La farga catalana, pág. 34, sin indicar la procedencia _de estos cáJcuJos. «La diferencia t'Sscncial del sisL�ma catala -dicen en la pág. 33- cuns1sl�ix en que la introducció de l'aire és fa par la parl ·;5uperior i 1111 pus a través de la massa de carbó i mineral». 286 Miguel Gual Camarena 3.-Comercio, precios e impuestos. La exportación de hierro vizcaíno. Dejando aparte el activo comercio con productos férricos manufacturados, fue importante la exportación de hierro hispano en el Bajo Medievo, mayor en el reino de �astilla que en la Corona de Aragón. De ésta tenemos datos dispersos del siglo XIV, la época de oro de la metalurgia catalana. A pesar de estar incluido entre las mercaderías de comercio prohibido con los países musulmanes, sabemos que con frecuencia se toleraba este comercio. Otras direcciones del hierro catalán fueron Francia y las zonas de expansión mediterránea.38 • Todos los historiadores de la economía destacan la importancia del /, ierro XIII, XIV y XV, junto al vino y la lana.:m Los mercados destinatarios de este hierro fueron t'landes ( en especial el puerto de Brujas ), Inglaterra y Valencia. El mercado flamenco fue en los siglos XIV y XV un verdadero emporio para el hierro castellano. En los privilegios otorgados en 1367 a los mercaderes de Castilla, figuran disposi­ ciones sobre el hierro, una de ellas prohibiendo su mezcla con el de otras pro­ cedencias. muestra indirecta de su buena calidad.40 Las exportaciones a In­ glaterra en el siglo XIV han sido estudiadas por JAMES, siguiendo los libros de cuentas del mercader inglés Gilber Maghfeld.41 A Valencia sabemos que en vizcaíno en las exportaciones castellanas de los siglos 311 En un documento de hacia 1306 (public. Ft l'. CK E : Arta .4ragn11 ,•11sia. III. pág. 1 57 ) se pide l a prohibición de exportar a Francia ferre, entre otros productos, como represalia por las medidas lomadas en dicho país contra Jos mercaderes catalanes. En 9 noviembre 1334 se exportan de Barcelona a Cerdaña 10 «garbes de ferre», por 10 libras, 14 sueldos y 9 dineros barceloneses ( public. MA DURELL: Contabüidad de una com­ pañúi trecentista barcelonesa, pág. 442-443) . E n 1346 los piratas capturan u n barco cargado de hierro, que se dirigía de Collioure a Marsella (Citado por J. CO MBES: Le port de Sérignan, pág. 17) . En las cortes de Tortosa de 1364 se grava «tot ferre obrat e a obrar que isca de Catha­ lunya» (public. Cortes de los antiguos reinos de Aragón y de Valencia y principado de Cataluña, II, pág. 257, art. 20) . Sin embargo hay datos de importaciones de hierro: 200 cántaros se traen de Génova a Barcelona en 1376 (public. DAv: Les douanes de Genes, -pág. 469). En la tan_ �a aduanera que regula el comercio entre Barcelona y Túnez (hacia 1385), fi�uran el estano. plomo y cobre. pnn no e>) hic>rrn <VPa!-c> el trabajo inédito de MIGUEL GuAL CAMARENA·: Manual hispánico de mercaderúi , rúbrica XV) . :m CH A lt U.:s V i::1! LI N DEN: T/ze Rise u/ Spu 11 b;/i Ji-ut!e, p;.g. 57, pone de relieve que los mannos vasc�s se dedicaron , desde el siglo XIII, a exportar hierro viscaino al resto de Europa. Lurs SUAREZ FERNÁNDEZ: Navegación y comercio en el Golfo de Vizcaya, pág. 109, des­ . taca que los �armos castellanos exportaron hierro, vino y lana, los tres productos básicos de la exportac16n castellana en la Baja Edad Media. 40 Pub _c. FINOT : b Etude historique sur les relations commerciales entre la Flandre el , l Espagne au Moyen Age, doc. IV, pág. 336. . En 8 �arzo 1422 el mercader castellano Antonio de Vivande, vende 96.986 libras de hierro espano} (spaensch ysers), a 42 dineros la libra, hierro que después se reexporta a I ��datc>rra ( Citado por IBID. pág. 156. nora 1 ) . Véanse otros daros de 1410 v 1468 en las pags. 146 y 201. . 1 _., f\'IARG ERY_ K. J A �U :!, : A lunt!un illerclumt uf the fuurleenth centUIJ", en «The Eco• nom1c History Rev1ew» ( Cambridge) , VIII, núm. 3 ( 1956), págs. 364-376. t, EL HIERRO EN EL MEDIEVO HISPANO • • 287 el siglo XV llegaba el ferre de Viscaya y que tres quintales vizcaínos represen­ taban cuatro valencianos. 42 He aquí un cuadro resumen de las cantidades de hierro exportadas por Oyarzun. Orio y Segura, puertos vasco-cantábricos, en el año 1293, procedentes de las cuentas de Sancho I V el Bravo. 43 HIERRO EXPORTADO POR LOS PUERTOS DE OYARZUN. ORIO YSEGURA EN 1293 Puerto de Orio: entre el 30 enero y 30 septiembre de 1293 se exportan 4.736 quintales de fierro, por un total de 49.378 maravedís, valorados a 9,10 y 1 1 maravedís e l quintal. Puerto de Oyarzun: entre el 1 febrero y 28 abril 1293 se exportan 3.303 quin­ tales de fierro, por un total de 36.910 maravedís, valorados a 10, 1 1 y 12 maravedís el quintal. Puerto de Segura: entre el 1 marzo y 22 julio 1293 se exportan 2 17 quintales de fierro, por un total de 1.085 maravedís, valorados a 5 maravedís el quintal. Vemos en sólo 9 meses (de enero a septiembre de 1293 ) se exportan por sólo esos tres puertos vascos, 8.256 quintales de.fierro, valorados en 87.373 ma­ ravedís, lo que supone una exportación anual de más de 11 .000 quintales, que en un siglo pasaría del millón. Los precios en que se valora este hierro exportado oscilan entre 5 y 12 ma­ ravedís el quintal, superiores a los oficiales fijados por las cortes de Jerez de 1268 (de 2,5 a 4 maravedís el quintal ) e inferiores a los de las cortes de 1369 (70 y 100 maravedís quintal ) . 44 Menos regulares son otros datos sobreprecios. 45 42 «Ferre de Viscaya acostuma de venir a quintarades, e tres quintars de alla son _ _ quatre de Valencia» (documento del siglo XV. Arch. Reino Valencia. Real, núm. 644, fol. 139 v.º) . �3 El original se co_ns�rva en el �rchivo Histórico � acional de Madrid y sendas copias del s1gl o .�VIII �n las Bibliotecas Nacionales y de Palacio de la misma ciudad. Preparamos _ _ una ed1c10� critica de la parte correspondiente a las aduanas vascas de estas interesantes cuentas. Vease hasta entonces la edición de M ERCEDES GAIBROIS DE BALLESTEROS en su Historia del reinado de Sancho IV de Castilla, I págs. XVII-XXII (edición sobre'los citados textos del siglo XVIII). 44 «Et el quintal de fierro, dos maravedís e medio en todos los alfolís en Castilla e en Estremadura e en tierra de León e en el Andalosía; et los que lo aduxeren a vender de Bal­ maseda e desa tierra, vala el quintal de Burgos tres maravedís; e dende fasta Duero tres maravedís e medio; et el fierro de término de Avila e de Talavera que vala t>n TnlPdo e por el Estremadura, el quintal a tres maravedís; et lo que troxeren a Sevilla por tierra, aquende del puerto, vala el quintal quatro maravedís; e lo que troxeren sobre mar vala el quintal a tres maravedís ; a esta rasón vala el fierro de término de Córdova e de Costantina» (Cortes de Jerez de 1268, public. Cortes de los ,1111ig11os rr•i11ns d<' L<'nll y Castilla, l, cap. 2) . Para las cortes de 1369 véase MARfA DEL CARMEN CARLÉ: Mercaderes en Castilla, pági­ na 328: el quintal de hierro blandu y el de /zierru azeru se tasan a 70 y 100 maravedís, res­ pectivamente. -1:, A algo más de una libra se vende la «garba de ferre» catalán en Cerdeña, en 1334. Véase cita de Madurell en nota 38. En 46 sueldos el quintal, en Villaueal ( 1383-84, public. 288 Miguel Cual Camarena Más difícil es ordenar y estructurar la variada gama de impuestos que gra­ vaban la circulación y el comercio del hierro. Además del diezmo comercial, que abonaba el hierro �xportado por los puertos vascos (expresado en el cuadro estadístico anterior ), consistente en la décima parte del valor de los productos, existieron en Castilla la alcabala, el medio diezmo y el diezmo viéjo,46 y en la corona aragonesa las generalidades y las lezdas, «reuas», peajes y portazgos (estos dos últimos comúnes con los estados occidentales ). Ofrecemos a continuación unos resúmenes de estos impuestos, procedentes en su mayor parte de los textos publicados en nuestro Vocabulario del comer­ • cio medieval. • J�s É MARÍA DoÑATE SEBAS TIÁ: Salarios y precios durante la segunda mitad del siglo XI V, pag. 475). En Flandes el hierro castellano se vende a 42 dineros la libra de peso en 1422. Véase testimonio de Finot en nota 40. �6 Véanse documentos núms. 214, 2 18, 280, 300, 301, 392, 421 y 612 del Catálogo I del � rchivo General de Simancas (edic. 1969) . Su cuantía debió ser importante, por Jas conce• s1ones hechas, los pleitos que provocan y la existencia de recaudador es y tesoreros. 289 EL HIERRO EN EL MEDIEVO HISPANO CUADRO RESUMEN DE LOS IMPUESTOS DEL HIERRO • A) HIERRO (normal o no obrado) Lezda de Tamarit (1243) .............................................................. Lezda de Collioure (1249) ............................................................ Lezdas de Collioure (1252, 1297 y 1365) .................................. Lezdas de Tortosa ( 1252 y 1298) ................................................. Lezda de Camhrils ( 1258) ...........:............................................... Corretaje de Barcelona (1271) .................................................... «Reua» de Barcelona { 127 1 ) ........................................................ «Reua» de Perpignan ( 1284) ....................................................... Lezda de Querol (1288) ................................................................ Peaje de Jaca (1437) ..................................................................... Lezda reino Valencia (siglo XV) ............................................... Peaje reino Valencia (siglo XV) ............................................... Portazgo de Villavicencio (siglo XI) ........................................ Peaje ribera del Ebro (siglo XII) ............................................... Portazgo Cuenca (siglo XII) ...................................................... Portazgo Sepúlveda (siglo XIII) ............................................... Lezdas Valencia (1243 y 1271) ................................................. Lezda Alcira (1250)...................................................:.................. Lezda Burriana•Sagunto-Játiva•Biar (1251) .............................. Peaje Alagón-Gallur (1292) ....................................................... Peaje Candanchú (1295) ............................................................... Peaje Jaca (1437) ......................................................................... Hospedaje Cuenca (siglo XII) ................................................... Hospedaje Sepúlveda (siglo XIII) .............................................. Peaje Zaragoza· (1292) .................................................................. Ordenanzas almudiín y mercado de Jérica (1343) ............. B) HIERRO OBRADO Lezda de Collioure ( 1249 ............................................................ Lezda de Collioure (1297) ......................................................... Lezdas de Collioure ( 1252 y 1365) ............................................. Lezda de Tortosa (1252) ............................................................ Lezda Cambrils (1258) ................................................................. Lezdas Tortosa ( 1276 y 1298) .................................................... Lezda Querol ( 1288) ..................................................................... Por quintal 4 dineros 2 dineros y meala 2 dineros 2 dineros 1 dinero 2 mealas 1 meala l dinero 2 meala 6 dineros 3 dineros y meala 5 dineros P or carga Una reja 2,5 sueldos 4 dineros 4 dineros 15 dineros 4 dineros 7 dineros 6 dineros 12 dineros 3 sueldos Por arroba 1 óbolo 1 meala 1 dinero 2 dineros Por quintal 4 dineros y meala 2 dineros 4 dineros 4 dineros 1 dinero 3 dineros y meala 7 dineros 4 dineros 6 dineros En las l ezdas valencianas no abona nada. En el peaje de Zaragoza ( 1292): 3 sueldos por carga y 3 dineros por arroba. 290 Miguel Gual Camarena 4. -Principales manufacturas férricas En primer lugar cabe diferenciar las diversas clases de hierro, elaboradas en los centros metalúrgicos. Además del hierro corriente y el obrado, cabe una primera diferenciación entre el acer o ar;ero y el hierro, o mejor entre el fierro azero v el fierro blando .41 Un acero muy duro debió ser el a(finde, documentado desde ·el siglo XI I. 4 s Otras clases de hierro que circularon en los tiempos me­ dievales hispanos fueron los procedentes de Flandes, Génova, Bielsa, Vizcaya, Santander, Laredo y Guipúzcoa; y por calidades el <�crudo» v el «labrado» o «ti­ rado», el «ferro tallat, de verga, de gavench, de barra, d'enhona, vergayllón» 0 «verga, terceyrat, plata, dorado» e incluso «metal acerado».49 El extenso campo de los productos manufacturados de hierro, cuenta con varios trabajos monográficos. Además del ya citado estudio de MARTÍN DE füQUER sobre armas y armaduras en la Cataluña medieval. es necesario citar la visión de conjunto de ·José María IBARRA sobre los gremios del metal en Valencia,50 los datos de J UNYENT referentes a la industria del hierro en Vich5 1 y la amplia gama de trabajos sobre hierros artísticos. 52 Una docena de gremios se ocupaban de las manufacturas férricas, entre ellos los herreros, espaderos, coraceros, cuchilleros, cerrajer9s, claveteros, freneros y broqueleros. 47 Véanse testimonios en MIGUEL GuAL CAMARENA: Peaje fluvial del Ebro y Vocabu­ lario del comercio medieval, voz «acer». Allí documentamos el acier de Catheloigne, en 1471. En el Poema de Alexandre se cita una «loriga de azero colado». 4 8 Véase anteriormente en la nota 5, la cita del «Anónimo de Almería». En los «Libros de Astronomía» de Alfonso X el Sabio se cita «un pedac;o de alfinde o de fierro cal<;ado con ,,c,•ro» (t>dic. de Manuel Rico y Sinohas, 11, 129). Véanse además: voz «alinde» en DozY-ENCELMANN: Glossaire des mots espagrwls et portugais dérivés de l'arabe; y en NEU· \'ON EN: Los arabismos del español en el siglo XIII, pág. 234. 4 9 Véanse las clases documentadas e.n lai- voces «acer» y «ferre» de nuestro Vocabu­ lario del comercio medieval; y las siguientes citas: hierro «t.erceyrat, verga» y «plata» se elabora en una «molina» arrendada hacia 1500 por d cabildo de Urge} (citado MADURELL: lo,s Jargas pirenaicas, 547-548 1 : hierros dorados, en un invetario aragonés de 1499 (public. «Boletín de la Real Academia Española», IX ( 1922), 266, art. 44); hierro «vergayllón» (1426. citado por FLOR EN CIO lDoATE : Catal. Arch. Nav. XXXVII, doc. 1205); y el ferro di Santandar, Larado, - Bischaia o di Lipuscha (en CHJARINI: El libro di mercatantie et usanze de "paesi, edic. Franco Borlandi, págs. 111, 118, 123, 125, 128 y 136) . 50 Jos É MAR ÍA IBARRA Y FoLCADO: Los gremios del metal en Valencia. Contribución de los archivos valencianos para un estudio sobre la vida cor¡mmtiva de los oficios del metal en Valencia, de los siglos XIII al X11/II. Tesis doctoral. Valencia, 1919. 64 págs. 51 E. J uNYENT: La antigua industria del hierro. Notas referentes a la comarca [de Vich], en «Ausa» (Vich), I, núm. 8 (1954), págs. 340-345. 52 Lu is T RA MOYERES: Hierros artísticos. Aldabones valencianos de los siglos X V y X VI. Barcelona, 1907. 14 págs.-E MILIO ÜRDUÑA y V1cuERA: Rejeros españoles. Ensayo artístico• arqueológico. Madrid, 1915. 95 págs. y 42 láms.-MANUEL BE TÍ: El arte medieval en More­ lla Y San Mateo. Herreros y forjadores, en «Boletín de la Socfodad Castellonense de Cul• tura» (Caste llón de la Plan�). VII (1926), págs. 273-286.-ANDRÉS Rmz DEL CASTILLO: El arte del hierro en España. Barcelona, 1946, 121 págs. y 32 láms.-A. GALLEGO DE M1cuEL: FJ, arte del hierro en Galicia. Madrid, 1963. 320 págs. y 122 láms. 291 EL HIERRO EN EL MEDIEVO HISPANO - - - - - - - · - - - - ---- • 4P P : parson E A = feu a= mur de soutenemenl C = rreuset B = trompe· E : marteau F = enclume <:, = ca n a l H : bassin K = auge a eau Forge catalane 1 Reconstrucción de una farga catalana, según Hesse, «Les mines roussillonnaises», pág. 24. R 292 Miguel Gual Camarena Sería ardua tarea el estudio y documentación de los productos elaborados con hierro y acero en el Medievo hispano. Los hubo relacionados con las armas y armaduras, como espadas, espuelas, estribos, guanteletes, rodilleras, astas de lanza, brazos de ballesta, mazas y otros. Con el culto religioso, candelabros, candeleros y hasta «fierros de fer ostias».53 Y objetos de uso variado : azadas, rejas, pesas, cadenas, sortijas, herraduras, clavos, linternas, car�as, asadores, aguj as, anclas, candados, cencerros, cuchillos, navajas, tijeras y hasta «los ferres de la xemenea» . 54 En nuestro « Vocabulario del comercio medieval» estudiamos y documen­ tamos los siguientes productos, relacionados con el hierro y el acero: agujas ( «agulles» ), leznas ( «alenes» ), anclas o áncoras ( «anchora» ), armaduras ( «ar­ madures» ), azconas ( «ascones» ) , astas ( «astes» ), ballestas ( «balestes» ), canda­ dos o cerraduras ( «cadenats» ), calderas ( «calderes» ), candelabros ( «candelo­ bres» ), cuchillos ( «coltells» y «ganyvetes» ), cucharas ( «culeres»y «loces» ), cora­ zas ( «cuyraces» ), dardos ( «darts» ), hachas («destrals» ), yelmos ( «elms» ), es­ cudos ( «escuts» }, espadas ( «espazes», «fulla de espases», «glavis» y «penats» ), espuelas ( «esperons» ), estribos ( «estreps» ), hoces ( «falces» ), pozales de hierro ( «ferrada de ferre» ), herraduras ( «ferradures» ), galochas ( «galotxes» ), parrillas ( «grailles» ), lanzas ( «lances» ), lorigas ( «lurigues» ), ollas ( «olles» ), palas ( «pa­ les» ), podaderas ( «putatoriam» ), navajas de afeitar ( «rahors» ), balanzas ( «sca­ rrasón» ), tijeras ( «tesores» ) y venablos ( «venablis» ). 53 Figuran en el inventario de una iglesia de Epila ( 1330, public. «Boletín Academia . Española», II ( 1915) , 550. 54 Documento de 1409, citado por FRANCISCO CARRERAS CANDI: Bellesguart, real sitio de Martín /, 59. Dada la rapidez con que se han editado estas ponencias , no se han podido corregi r prue­ bas 0 El autor desea hacer , brevemente , las si ­ guientes adic•iones : En las 1 0 " Settimana• de Spoleto ( 2-8 abril 1 9 7 0 ) , había anunciadas sendas lecciones de los Profesore s Bertrand GILLE , sobre· ·Technigue. et organi sation de· 1� producti·on· dans la siderur·gie du Haut Moyen Age ; y de Rolf SPRANDE L sobre Bergbau und Verhüttu.ng ·Ím frühmitte·lalter li­ chen Europe [Minería y fundición en la Alta Edad Med ia Europe a] . Tambien hemos tenido ocas i6n de consultar l a vali osa obra de SPRANDEL , citada en la nota 4 , la mej o r hasta el presente sobre e l tema . A España i nte res-an � e specialmente , las pags . 6 3-7 8 y 9 1 - lo l , además de la regesta documen tal', cuadro s est adí s ticos y bibliografía º Próx imame n te publi ­ cará el citado Pro fesor un artículo s obr e e s te tema en el " Anuario de Estudios Medi e vale s • de B arce lona . Al final de la nota 6 e s c o �ven ie n te afi a­ dir el trabaj o de M. Des�para dos PE RE Z PÉ RE z : unos capítulos ¡¿ara la explo tac i 6n de rn i n as e n . el _c _ i_ a ,• en "V Congre so de Hi s t r _-�e�i_n_o_·_d_e_·_v_a_1_e_n or 1 a de la co rona de Arag6n " , IV ( Za ra go z a ' 1 9 6 2 ) , pags . 7 9-85 . "-..::::. E l magnífico repertorio bibliQgráficodocumental de MAFFEI-RUA (citado en la pS9 . 2 7 7 ) , ha sido reeditado en facstmil por la Cá­ tedra San I sidoro de Le6n , as! como un valioso catálogo de documentos mineros del Archivo de Simancas , preparado por Am�do REPRESA , que in· crementa el ntimerq de doqumentos sobre el hierro . A la nota 3 0 hay que agregar la vi s i6n de conj unto de Esteban CALLE ITURRINO : Las fe ­ rrerías vascas : Bilbao , 1 96 3 . 1 0 8 págs . y 5 l&ms . El ú�ico trabajo moderno y documentado sobre el �ierro vizcaino en el s iglo XV, es el de Jos§­ Angel GARCIA DE CORTAZAR : Viz•caya ·e·n e·l s•i glo ·xv . As pec·tos e·con·6micos y ·so·c1·a·1es . Bilbao , 1 9 6 6 , 4 7 9 p&gs . ,. en e special las p&gs . 1 2 3-1 4 8 , con importantes datos , documentos y problemas sobre las ferrerías vi zcairias . Respecto a c i fras de producción (págs . 2 8 4 -2 85 ) , Valentín VAZQUEZ DE PRADA ha calcula­ do para el siglo XVI , en in�dito· trabaj o sobre La industria s·ide•rtir-gi·ca e·s·eafü:>"l'a ·a·e· I S·O·O a 1 6 5 0 l una producci6n de 1 0 0 . 0 0 0 a 2 00 . 00 0 quintales anuales de hierro vi zcaino . Las minas vizcainas del siglo XV proporcionaban una renta anual de 1 4 0 . 0 0 0 · maravedi s (v�ase la obra citada de GARCIA DE CORTAZAR , págs . 1 3 5 -1 3 7 ) : apli cándole nuestra f6rmula del 1 0 % , supondría una producci6n valo rada en 1 . 4 0 0 . 0 0 0 maraved! s al año . • . • ·l·e· s . Arte · . . Madrid , ri introducci6 ; so br e h i er d e l y y 7 CII I y estudi o de 1 91 9 n· a l Moniqu 2 s . e d l d Españo Socieda , Edition • pagnol e . I V pág s . 2 r o a s tí r ART I, Ñ t i s c , os O AN Y :· 'E!XP?s:1:cH5n: de· 'hi•e·rr·o· s· anti•guos· ·e·sp'afi ·ca:t·!1·0·go Esp añ a" ) 5 : Pedr � Migue debe n añadi�se GALDAC A No a a not A l e FAYET Charle s 17 l a Ami d e 8 pá g tr aba s j . o (C go n o d e l : · ·Ferronne• ri• e· Mass i n . l!ms . M. G . C . P ar ! s , 1 s d e l un hi e 9. 9 ,i: a r o ·e· s 6 o . e