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autopsia

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Autopsia
F. Verdú Pascual
El término autopsia aparece reflejado ya en el Diccionario de Autoridades, de 1728. Etimológicamente, proviene
del griego autopsía, acción de ver con los propios ojos, compuesto a su vez de ópsomai, yo veo, y autós, mismo. Con él
se quiere expresar la serie de investigaciones que se realizan
sobre el cadáver, encaminadas al estudio de las causas de la
muerte, tanto directas como indirectas. Sin embargo, en el
Diccionario de la Lengua Española, de la Real Academia
Española, la palabra tiene dos acepciones: 1) Examen anatómico de un cadáver; 2) Examen analítico minucioso. Por
ello, únicamente en la primera acepción puede considerarse
sinónima de necropsia (ópsomai, yo veo, nekrós, muerto).
En España se practican dos tipos de autopsia: la autopsia
clínica, más habitualmente denominada necropsia, y la autopsia judicial, también llamada médico-legal.
Ambas contribuyen a la promoción de la salud, entendiendo ésta como un completo estado de bienestar, físico,
psíquico y social. La primera porque permite conocer mejor
los mecanismos patológicos que desencadenan la muerte,
repercutiendo sus hallazgos sobre el bienestar físico y psíquico de la comunidad. La segunda porque, aclarando las
causas y las circunstancias en las que se producen la muerte violenta o sospechosa de criminalidad, contribuye al bienestar social.
1.
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AUTOPSIA CLÍNICA
Concepto
Si se parte de las indicaciones para su práctica, cabe definir la autopsia clínica, como el conjunto de actos científicotécnicos que contribuyen a la investigación de muertes en
las que: a) un estudio clínico completo no ha bastado para
caracterizar suficientemente la enfermedad causante; b) un
estudio clínico ha bastado para caracterizar la enfermedad
suficientemente, pero existe un interés científico definido
en conocer aspectos de la morfología o de la extensión del
proceso, o c) un estudio clínico incompleto hace suponer la
existencia de lesiones no demostradas que pudieran tener
un interés social, familiar o científico.
Para el American College of Pathologists las situaciones en
las que estaría indicada la práctica de la autopsia clínica son:
Muertes en las que la autopsia pueda contribuir a la
explicación de las complicaciones médicas surgidas.
Todos los casos en los que la causa de muerte o el
diagnóstico principal (enfermedad fundamental) no
sea conocido con razonable seguridad.
Casos en los que la autopsia pueda aportar a la familia o a la sociedad en general datos de importancia.
Muertes no esperadas o inexplicables tras procedimientos diagnósticos o terapéuticos, sean médicos o
quirúrgicos.
Muertes de pacientes que han participado en protocolos hospitalarios de investigación.
Muertes aparentemente naturales no esperadas o
inexplicables, no sujetas a la jurisdicción forense.
Muertes por infecciones de alto riesgo y enfermedades contagiosas.
Todas las muertes de posible origen obstétrico.
Todas las muertes perinatales e infantiles precoces.
Muertes por enfermedad ambiental o laboral.
Muertes de donantes de órganos, en vida, en los que
se sospeche la existencia de alguna enfermedad que
pueda repercutir en el receptor.
Muertes ocurridas en las primeras 24 h tras el ingreso en un hospital.
Muertes que pudieran estar influidas por una estancia hospitalaria.
Un efecto directo de la generalización de la práctica de
autopsias es el control del estado de la salud pública y también de la asistencia que se presta. Con su práctica se pueden
correlacionar los diagnósticos anteriores y posteriores a la
muerte. Como ejemplo de ello puede citarse un trabajo de finales del siglo XX realizado con ese fin, que estudió 911 casos
en los que se disponía de certificado de defunción. Los resultados, al comparar el diagnóstico anatomopatológico con
el contenido en el certificado, se muestran a continuación:
1.
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3.
4.
5.
Completo acuerdo: 49,30 %.
Desacuerdo en la causa de la muerte: 20,68 %.
Desacuerdo en la enfermedad de base: 6,87 %.
Desacuerdo total: 9,87 %.
No clasificables: 13,30 %.
El resultado más llamativo es que existe acuerdo completo entre ambos diagnósticos en cerca de la mitad de los ca-
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Autopsia
sos. Por otro lado, la suma del desacuerdo en la enfermedad
de base y el desacuerdo total, supone un 16,74 % de los casos analizados, cuantificable en este caso en 152 personas.
Aunque los avances técnicos o la utilización de medios de
examen, ya conocidos con fines diagnósticos clínicos, como
la ecopsia, la tomografía computarizada (TC) o la resonancia
magnética (RM) rinden buenos resultados, la autopsia clínica sigue siendo el instrumento más eficaz, tanto para el control de calidad de la práctica médica como para la formación
médica continuada.
Con ello se puede ofrecer, además, una información fidedigna a las familias y la autopsia clínica se convierte en un
instrumento que puede proteger en las reclamaciones por
supuesta responsabilidad profesional.
Fines
Para que todos los objetivos que se persiguen con la práctica de las autopsias clínicas puedan alcanzarse, se debe:
1.
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5.
6.
Determinar o corroborar la naturaleza de la enfermedad, así como su extensión.
Investigar la causa de muerte inmediata e intermedia
y aquellos procesos que han contribuido a ella.
Estudiar los procesos secundarios o asociados y los
accesorios.
Correlacionar signos y síntomas clínicos de la enfermedad con los hallazgos morfológicos terminales.
Comprobar resultados de ciertos procedimientos médicos o quirúrgicos.
Investigar las enfermedades contagiosas, hereditarias
o transmisibles.
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Fases
La autopsia clínica se desarrolla en dos fases complementarias:
1.
2.
Examen externo.
Examen interno.
Examen externo
La edad, sexo, estatura y peso del cadáver se tienen que
conocer de antemano, puesto que son datos orientadores
respecto a la enfermedad causante de la muerte.
Después de reflejar la constitución y el estado de nutrición, se debe anotar cualquier cambio de coloración, existencia de patología cutánea, cicatrices (recientes o antiguas)
o cualquier otro signo que pudiera dirigir la investigación
hacia una enfermedad determinada.
Examen interno
Para evitar repeticiones, se remite al lector al apartado
correspondiente que se describe en la autopsia médico-legal.
Finalmente, debe señalarse que si, durante la práctica de
los exámenes externo o interno, se detectara cualquier signo que pudiera tener un origen no natural, debe suspenderse de inmediato la práctica de la necropsia y poner tal hecho
en conocimiento de la autoridad judicial. Debe actuarse del
mismo modo si el hallazgo tiene lugar durante la práctica de
pruebas complementarias.
■
AUTOPSIA MÉDICO-LEGAL
Concepto
© MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Regulación
La práctica de estos estudios necrópsicos se encuentra reglada por la Ley 29/1980, de 21 de junio, reguladora de las
Autopsias Clínicas y por el Real Decreto 2.330/1982, de 18
de junio, que se encarga de su desarrollo reglamentario; este
último se ha recogido, al final del capítulo, en el Anexo I.
Su contenido, a grandes rasgos, es el siguiente:
Los pacientes fallecidos en hospitales autorizados que, por
sí mismos o a través de su cónyuge o de sus familiares en primer grado, no hubiesen manifestado su oposición al procedimiento, podrán ser sometidos a un estudio autópsico que garantizará a los familiares la no desfiguración manifiesta del
cadáver y la no comercialización de las vísceras. Se considerará que no existe dicha oposición cuando no conste en el libro de registro del hospital y tampoco se haya manifestado
por el cónyuge o familiares en primer grado del difunto, dentro de las cuatro horas siguientes al momento en que se les
entregue o, si no se encontrasen en el hospital, se ponga a su
disposición la copia del certificado médico especial.
Para poder iniciar estos estudios deberá extenderse un
certificado médico especial, en el que solamente se consignará el hecho de la muerte cierta y que únicamente será válido a estos efectos.
El informe de la autopsia, remitido por el servicio de anatomía patológica al médico de cabecera o, en su caso, al jefe
del servicio correspondiente, servirá para extender el certificado médico del fallecimiento, que deberá reunir los requisitos legalmente establecidos al efecto.
Se puede definir la autopsia judicial o médico-legal, como
el conjunto de actos científico-técnicos que contribuyen a la
investigación judicial de los procedimientos incoados a consecuencia de: muertes violentas o sospechosas de criminalidad, muertes en las que no se ha expedido el certificado de
defunción o aquellas en las que se reclame una responsabilidad profesional sanitaria.
La autopsia médico-legal constituye una de las diligencias
de mayor trascendencia entre las propias de la actividad médico-forense. Ante todo, en gran número de casos la autopsia
enseña al médico legista la verdadera causa de la muerte, que
antes de esta investigación permanecía ignorada; en algunos
casos, puede demostrar que es muy distinta de la que se creía
y radica en un órgano que nunca se supuso que fuera patológico. Pero, además, los resultados de la autopsia van a decir si
la muerte fue natural o violenta, y, en el segundo de los casos,
si se trata de un accidente, de un suicidio o de un homicidio.
Si la operación necrópsica recae sobre un recién nacido,
determinará si se trataba de un fruto viable o no; de serlo, si
vivió vida extrauterina, y en este caso, si murió a consecuencia de un mecanismo natural o violento.
Incluso cuando el objeto de la investigación pericial sean
sólo unos restos cadavéricos, su investigación podrá resolver
el problema de la identificación de éstos, si son humanos o
de animal y, en el primer supuesto, su edad, sexo, talla y todas las particularidades que permiten orientar la data y la
causa de la muerte y, hoy día, hasta su identificación plena
por el estudio del ADN.
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276
Medicina legal tanatológica
Desde el punto de vista jurídico, la importancia de la diligencia de autopsia se desprende de la redacción del artículo
343 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal: «En los sumarios
a que se refiere el artículo 340 (es decir, en los sumarios instruidos por causa de muerte violenta o sospechosa de criminalidad), aun cuando por la inspección exterior pueda presumirse la causa de la muerte, se procederá a la autopsia del
cadáver». Los comentaristas de este artículo señalan que la
necesidad de practicar la autopsia está fundada en que la
causa de la muerte pudiera haber sido consecuencia de motivos distintos del que pareciera haberla determinado y aún
cabe suponer que, para ocultar la verdadera naturaleza del
delito o para desfigurar los caracteres o circunstancias reales
de los hechos punibles objeto del procedimiento, se ejecutasen determinados actos sobre la persona víctima del mismo,
de forma que parecieran haber originado la muerte.
Tanta importancia se reconoce a la autopsia para la instrucción sumarial que la propia Ley de Enjuiciamiento Criminal ordena que aquella diligencia sea presenciada por el
juez instructor; no obstante, le faculta para delegar en un
funcionario de la policía judicial. Si se da esta circunstancia, el secretario de la causa, que debe asistir también en
todo caso, debe dar fe de su asistencia, así como de todo lo
que ocurra en el transcurso de la práctica necrópsica.
Fines
Como se ha esbozado anteriormente, los fines de la autopsia médico-legal pueden sistematizarse en siete apartados:
1.
2.
3.
4.
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6.
7.
Asegurar la realidad de la muerte: aunque sea de
forma excepcional, las primeras comprobaciones
que se deben realizar en un cuerpo deben ir dirigidas a establecer el diagnóstico de muerte cierta.
Establecer la identidad del fallecido: se trata de un
dato de inestimable valor ya que, a partir de él, pueden dirigirse las primeras investigaciones policiales
y judiciales.
Marcar unos límites temporales entre los que pueda situarse el momento en el que se produjo la
muerte: como en el caso anterior, este dato puede
determinar la dirección de las diligencias judiciales subsiguientes.
Determinar si se trata de una muerte natural o violenta: en el primero de los casos puede suponer la
paralización de cualquier diligencia posterior,
mientras que en el segundo, imprimirá un impulso
a la investigación.
Conocer la causa y el mecanismo desencadenante:
este dato será de evidente trascendencia, tanto en el
caso de las muertes naturales como en las violentas.
En caso de ser violenta, comprobar si es de origen
homicida, suicida o accidental: cualquiera de las
tres alternativas abre diferentes vías a la búsqueda
de responsabilidades de terceros. Únicamente al
concluir que se trata de un suicidio, buscado de
propósito y sin auxilio de otros, se pondrá fin a la
investigación.
Averiguar otras circunstancias de trascendencia penal o civil: hallar vestigios del posible autor de un
crimen o establecer un orden de fallecimiento entre
familiares, son ejemplos de una y otra.
Regulación legal
En lo fundamental, las autopsias judiciales están reguladas en España por la Ley de Enjuiciamiento Criminal en
sus Artículos 343, 349, 353, 459 y 785.
Art. 343. En los sumarios a que se refiere el artículo 340, aun
cuando por la inspección exterior pueda presumirse la causa de
la muerte, se procederá a la autopsia del cadáver por los médicos
forenses, o en su caso por los que el juez designe, los cuales, después de describir exactamente dicha operación, informarán sobre
el origen del fallecimiento y sus circunstancias.
Para practicar la autopsia se estará a lo dispuesto en el artículo 353.
Art. 349. Siempre que sea compatible con la buena administración
de justicia, el juez podrá conceder prudencialmente un término al
médico forense para que preste sus declaraciones, evacue los informes y consultas, y redacte otros documentos que sean necesarios,
permitiéndole, asimismo, designar las horas que tenga por más oportunas para practicar las autopsias y exhumaciones de los cadáveres.
Art. 353. Las autopsias se harán en un local público que en cada
pueblo o partido tendrá destinado la Administración para ese objeto y para depósito de cadáveres. Podrá, sin embargo, el juez de instrucción disponer, cuando lo considere conveniente, que la operación se practique en otro lugar o en el domicilio del difunto, si la
familia lo pidiere y esto no perjudicase al éxito del sumario.
Si el juez de instrucción no pudiese asistir a la operación anatómica, delegará en un funcionario de policía judicial, dando fe de su asistencia, así como de lo que en ella ocurriera, el secretario de la causa.
Art. 459. Todo reconocimiento pericial se hará por dos peritos.
Se exceptúa el caso en que no hubiese más de uno en el lugar
y no fuera posible esperar la llegada de otro sin graves inconvenientes para el curso del sumario.
(Una Orden Ministerial de 12 de abril de 1955 estableció, para
los partidos judiciales en que existe un solo médico forense, que
las autopsias pueden realizarse por el médico forense del partido
solo, auxiliado por un ayudante o mozo, salvo en aquellos casos
en que, para mejor garantía de las diligencias judiciales, el juez
estime procedente la intervención de otros facultativos.)
Art. 785. (Forma parte de la regulación del procedimiento de
urgencia.)
El juez empleará para la comprobación del delito y la culpabilidad del presunto reo los medios comunes y ordinarios que establece esta Ley, con las modificaciones siguientes:
Séptima. El informe pericial podrá ser prestado por un solo perito cuando el juez lo considere conveniente.
Octava. El juez podrá acordar: f) que no se practique la autopsia
cuando por el médico forense o quien haga sus veces se dictamine
cumplidamente la causa de la muerte sin necesidad de aquella.
El Real Decreto 386/1996, de 1 de marzo, por el que se
aprobó el Reglamento de los Institutos de Medicina Legal,
señala en el artículo 8 (dedicado a los Servicios de los
mencionados institutos):
3.o A los Servicios de Patología Forense les corresponde la investigación médico-legal en todos los casos de muerte violenta o
sospechosa de criminalidad que hayan ocurrido en la demarcación del Instituto y sea ordenada por la autoridad judicial, así
como la identificación de cadáveres y restos humanos.
Asimismo, el Director del Instituto de Medicina Legal interesará la colaboración del Instituto de Toxicología en aquellos supuestos que pudieran considerarse convenientes para los resultados de la investigación.
Excepcionalmente, el Director del Instituto podrá autorizar que
determinadas prácticas necrópsicas se puedan realizar en lugar
distinto de los locales propios del Instituto y de los habilitados
con carácter general en el territorio de actuación del Instituto, sin
perjuicio de lo establecido en el artículo 353 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
También el Real Decreto 296, de 23 de febrero (BOE de
1 de marzo de 1996) por el que se aprobó el Reglamento
Orgánico del Cuerpo de Médicos Forenses, señala, entre
las funciones de los médicos forenses, las siguientes:
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Autopsia
2.o La realización de las investigaciones en el campo de la Patología Forense y de las prácticas tanatológicas que les sean requeridas a través de los Institutos de Medicina Legal, por los Juzgados, Tribunales y Fiscalías, y que se deriven necesariamente de
su propia función en el marco del proceso judicial.
6.o La emisión de dictámenes sobre la causa de la muerte según
las exigencias de la Ley del Registro Civil.
A la vista de la legislación transcrita, puede delimitarse
el concepto de autopsia judicial, diferenciándola de la autopsia clínica, por los siguientes caracteres:
l.
2.
3.
4.
5.
6.
Quién ordena la práctica de la autopsia: única y exclusivamente el juez de instrucción del correspondiente partido judicial.
Cuándo la ordena: en los casos de muerte violenta
o sospechosa de criminalidad por cualquier causa.
Se exceptúan de esta prescripción los sumarios de
urgencia, aunque antes el médico forense habrá de
reconocer el cadáver y dictaminar cumplidamente
la causa de la muerte sin necesidad de aquella, y, a
su vista, acordarlo así el juez.
Cuál es fin de la autopsia médico-legal: establecer
el origen del fallecimiento y sus circunstancias.
Dónde se lleva a cabo: en los Institutos de Medicina
Legal. Se exceptúan los casos en que, a petición de la
familia, el juez autorice que se realice en otro local e
incluso en el domicilio del difunto, si lo considera
conveniente y esto no perjudica el éxito del sumario.
Quién la lleva a cabo: en los sumarios ordinarios,
dos médicos forenses o facultativos que hagan sus
veces. En los sumarios de urgencia, o cuando en el
partido no haya más que un médico forense, puede
realizarla sin el concurso de otro perito, con la simple ayuda manual prestada por un ayudante o
mozo. En todo caso, esto último debe ser autorizado
por el juez, que puede disponer la intervención de
otros facultativos para una mayor garantía procesal.
Cómo la lleva a cabo: como se dirá más adelante,
la autopsia judicial debe ser siempre completa, con la
abertura de todas las cavidades y examen de su contenido. Pero, al mismo tiempo, debe ser respetuosa, evitando la deformación del cadáver para no herir los
sentimientos de los familiares del difunto.
© MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Normativa de la Unión Europea
Desde la instauración del espacio único en Europa, se
hace necesaria la unificación de muy diversas prácticas y
entre ellas se encuentra la de las autopsias.
Sustentada en antecedentes de algunas resoluciones
previas, tanto del Consejo de Europa, como de la Organización de las Naciones Unidas, resulta imprescindible conocer la Recomendación n.o (99)3 del Consejo de Ministros de los Estados Miembros, para la armonización metodológica de las autopsias médico-legales, que fue adoptada por el Consejo de Ministros del 2 de febrero de 1999.
En el texto completo, que puede encontrarse en el Anexo II, no aparecen grandes diferencias con lo habitualmente recomendado por los tratados de Medicina legal.
Después de indicar las circunstancias en las que deberá
practicarse la autopsia e insistir en la necesidad de que los
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peritos deben actuar siempre de forma independiente y
sin presión alguna, señala las etapas que se deben cubrir:
inspección en el lugar de los hechos, posteriores exámenes externo e interno y, finalmente, toma de muestras para
análisis complementarios. Obviamente, esto último podrá
hacerse en cualquiera de las tres etapas anteriores.
En la inspección en el lugar de los hechos, establece
una clara diferencia entre la intervención policial y la médica, aunque sitúa al perito médico como una especie de
garante de que todas las actuaciones se lleven a cabo de
forma correcta. En este apartado no deja de sorprender que
se recomiende la custodia del cadáver en un lugar refrigerado; esta acción, al modificar drásticamente las condiciones en las que se encontraba el cuerpo, va a influir en la
evolución de los fenómenos cadavéricos y condicionará su
interpretación posterior.
En el examen externo del cadáver no existen diferencias
dignas de mayor comentario, puesto que reitera lo aconsejado de forma habitual.
En el examen interno se recomienda la apertura de las
tres cavidades en todas las circunstancias e insiste en la
necesidad de realizar la autopsia del cuello en la totalidad
de los casos.
Cuando lo que se esté investigando sea una muerte de
origen traumático, debería practicarse la autopsia de la
espalda y de las extremidades, con disección amplia de
todos los planos musculares y exposición completa del
esqueleto.
Respecto a la toma de muestras, tampoco existen diferencias sustanciales con la práctica habitual; quizá merece
destacarse que rechaza expresamente la toma de muestras
de sangre procedentes del corazón o del tórax: deben ser
todas de sangre periférica.
La Recomendación aborda también la forma en la que
debe ser elaborado el informe de autopsia para que sea
comprensible, incluso para personal no médico. Aconseja
la utilización de un sistema de exposición lógico y reflexivo, de forma que el informe adquiera la apariencia de un
ensayo razonado.
Fases de la autopsia médico-legal
En completa coincidencia con la normativa europea recientemente citada, la autopsia judicial o médico-legal se
realiza en tres fases, cuya realización no se efectúa necesariamente de forma inmediatamente sucesiva. Esta división
responde al cumplimiento del objeto peculiar de la diligencia y la diferencia claramente de la autopsia clínica.
Estas fases son:
1.
2.
3.
Levantamiento del cadáver.
Examen externo del cadáver.
Obducción o examen interno del cadáver.
El contenido de cada una de ellas es el siguiente.
Levantamiento del cadáver
La autopsia médico-legal se inicia con el examen del cadáver en el propio lugar del hecho o donde se ha encontrado el
cuerpo. Este examen forma parte de la diligencia judicial conocida como levantamiento del cadáver, regulada en la Ley
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Medicina legal tanatológica
de Enjuiciamiento Criminal dentro del Título V, dedicado a
la comprobación del delito y averiguación del delincuente.
Para su práctica se constituye la comisión judicial, integrada por el juez instructor, el secretario y el médico forense, auxiliados por el agente judicial y un amanuense en caso
necesario. La comisión se persona en el lugar donde se ha
encontrado el cadáver para proceder a su examen y recoger
todos aquellos indicios capaces de permitir una fiel reconstrucción del hecho, reconocer la causa de la muerte y averiguar la persona responsable de ella, si la hubo.
En este examen el médico forense desempeña un papel de
primer orden, pues los indicios que recoge, como de su específica competencia, son de primordial importancia. Los
objetivos del examen médico-legal de los cadáveres en el lugar del hecho son, ante todo, los siguientes:
l.
2.
3.
Comprobar la realidad de la muerte: tras este requisito, el juez ordenará el traslado del cadáver a las dependencias donde posteriormente deba continuarse
su examen.
Determinar la data de la muerte.
Precisar el mecanismo de la muerte.
Como es natural, en este primer reconocimiento no siempre se pueden cubrir totalmente dichos objetivos, pero los
datos que en él se recogen condicionan muchas veces los
resultados del examen posterior en la sala de autopsias.
Así, por ejemplo, el diagnóstico de la data de la muerte
es tanto más posible y más aproximado cuanto más precozmente se realiza el estudio inicial; ello es debido a que los
primeros fenómenos cadavéricos son los que presentan una
cronología más conocida y predecible, tanto en su aparición como en su evolución y terminación.
En cuanto a la posibilidad de precisar el mecanismo del
fallecimiento, el examen del lugar del hecho es de ordinario insustituible en las muertes violentas: el acontecer traumático que produjo la muerte deja siempre indicios en el lugar, cuya juiciosa interpretación permite la reconstrucción
de aquel. Puede tratarse de huellas de vehículos en el suelo, de restos de objetos rotos, derribados o cambiados de sitio, signos que indican cambios en la posición del cadáver,
el estado de sus vestidos o de sus relaciones con muebles u
objetos allí existentes. En ocasiones se encuentran manchas
de sangre y otros productos orgánicos, así como pelos, huellas de pies, etc., cuya naturaleza, forma, dimensiones y situación, si se ponen en relación con las correspondientes al
cadáver, facilitan información de gran importancia para reconstruir los hechos causantes de la muerte.
Durante la diligencia del levantamiento, el médico forense dedicará primero su atención al cadáver. Comprobará,
ante todo, los signos de muerte cierta y a continuación, el estado en que se hallan los fenómenos cadavéricos. Observará
si aparecen huellas de violencia, tanto en los vestidos como
en la superficie corporal, así como cualquier otra alteración
que pueda estar en relación con la causa de la muerte. Tomará nota meticulosa de la posición en que se encuentra el
cadáver y del sitio exacto en que yace y precisará la distancia en la que se encuentra, con respecto a paredes, muebles,
armas y otros objetos.
La documentación gráfica de todos estos datos es imprescindible. Generalmente el reportaje, fotográfico y videográfico, está a cargo de los miembros de la policía judicial. El
médico forense podrá instar la recogida de imágenes que
sean de su especial interés, así como elaborar un reportaje
propio.
Una vez hechas estas observaciones relativas al cadáver,
examinará los alrededores inmediatos en búsqueda de los
diversos indicios señalados, en especial los de índole biológica (manchas, pelos) cuyas características anotará y tras recogerlos cuidadosamente, los remitirá al centro correspondiente para su investigación.
Con todos estos datos, complementados con el resultado
de los restantes tiempos de la autopsia, puede llegar el perito médico a deducciones del más alto interés. Por el contrario, un examen a la ligera del cadáver en el lugar del hecho
es capaz de invalidar y hacer inútil la más minuciosa y perfecta de las autopsias.
Examen externo del cadáver
Comprende la inspección detallada del cadáver antes de
iniciar la operación anatómica (anatémnö, yo corto de arriba
abajo) tomando nota de todas las particularidades que puedan proporcionar indicios relativos a alguna cuestión médico-legal. Los principales datos que se deducen del examen
externo son los siguientes.
Signos relativos a la identificación del cadáver
Se comienza por evaluar la edad aparente, determinar la talla y anotar el sexo del cadáver. Los elementos identificadores
más a menudo interesados son: los vestidos y objetos de uso
personal (su número, calidad, estado de conservación, marcas,
iniciales, etc.), los caracteres más salientes del retrato hablado, el color y forma del cabello, color del iris, estado y peculiaridades de la dentadura, presencia de cicatrices, tatuajes, estigmas profesionales, malformaciones o deformidades, nevos,
etc. En un segundo plano interesa también el grado de desarrollo del esqueleto, del tejido muscular, del adiposo, etc.
Cuando sea posible, la policía científica obtendrá las huellas dactilares y fotografías del cadáver, mejor si se obtiene
una de frente y otra de perfil. Asimismo, pueden obtenerse
las primeras muestras para proceder a la filiación genética,
si fuera precisa.
Signos relativos a la data de la muerte
Aun habiendo hecho un cálculo en el momento del levantamiento del cadáver, debe ahora completarse y ratificarse, investigando el estado de evolución de los fenómenos cadavéricos: enfriamiento, deshidratación, rigidez, livideces
y la propia putrefacción cadavérica. Se anota también si
hay insectos o sus larvas; en este caso, es conveniente tomar varias muestras para su determinación entomológica.
Signos relativos a la causa de la muerte
Aun cuando el diagnóstico de la causa de la muerte exige
siempre la autopsia completa, con el examen interno de todas las cavidades, en ocasiones el examen externo proporciona valiosos indicios, que se pueden agrupar en tres apartados: lesiones traumáticas, otros signos de origen no natural
y signos externos de procesos patológicos espontáneos.
1.
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Lesiones traumáticas. Su cuidadosa descripción permitirá, además del diagnóstico de la causa de la muer-
Autopsia
te, la resolución de buen número de problemas médico-legales de interés: posición de la víctima en el momento de producirse la violencia, diferenciación entre suicidio, homicidio y accidente, instrumento causante de la violencia, etc. Debe hacerse constar en el
informe:
a)
b)
c)
d)
e)
f)
g)
h)
i)
2.
De todas las lesiones deben quedar documentos
gráficos en los que se habrán utilizado testigos métricos. En la tabla 22-1 se recoge un ejemplo de descripción de una lesión.
Otros signos de origen no natural. Aunque el origen
definitivo deberá establecerse a la conclusión del examen, su presencia es orientadora:
© MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito.
a)
b)
3.
Naturaleza de las lesiones (contusión, herida, escara, surco, etc.).
Número de éstas.
Región en la que se localiza cada una de ellas.
Distancia a puntos fijos (relieves óseos, inserciones de órganos superficiales, orificios naturales), medida exactamente.
Forma de la lesión.
Dimensiones; éstas no se darán nunca aproximadas, sino exactas, indicando la dimensión máxima
y la mínima, cuando se trate de formas irregulares.
Dirección de la lesión cutánea, es decir, la correspondiente en la superficie al eje mayor de aquella. Se indica siempre suponiendo en el cadáver
la posición anatómica normal, con las palmas de
la mano dirigidas hacia delante. Con relación a
los habituales términos, «hacia dentro» y «hacia
fuera», debe hacerse constar si se refieren al eje
del cuerpo o al del órgano. Hay que señalar, por
último, la necesidad de especificar la dirección
con relación a los tres planos del cuerpo.
Caracteres de los alrededores de la lesión: bordes
(lisos, irregulares, evertidos), periferia (tatuaje,
quemadura, equimosis, cauterizaciones) y de los
líquidos que existan (sangre, pus, exudados).
Por último, si la herida se continúa en profundidad, debe disecarse la región por planos para seguir su trayecto, debiendo proscribirse totalmente el uso de sondas, que a menudo son origen de
falsas vías.
Coloraciones anormales: entre ellas destacan la
coloración rosada, de piel y livideces, en las intoxicaciones por monóxido de carbono o ácido
cianhídrico o la gris apizarrada en las intoxicaciones por productos metahemoglobinizantes.
En las mucosas accesibles también pueden encontrarse otros signos guía, como el ribete de
BURTON en las intoxicaciones por plomo.
Olores: de entre éstos, quizás el más característico es el olor a almendras amargas de las intoxicaciones por ácido cianhídrico, aunque pueden aparecer otros husmos sui generis, como en
las intoxicaciones por benzol.
Procesos patológicos espontáneos. Su descripción en
este momento hará más comprensibles después las lesiones internas. Los signos externos de estos procesos, más frecuentes en la práctica, son:
Tabla 22-1.
Ejemplo de descripción de una lesión
Naturaleza de la lesión
Localización, suponiendo al cadáver en posición anatómica
Distancia exacta a puntos fijos
Forma
Dimensiones
Dirección del eje mayor
Caracteres de los bordes
Si sigue en profundidad, debe
especificarse el trayecto
a)
b)
c)
d)
e)
f)
279
El cadáver presenta una herido incisopunzante
… en la región femoral anterior
derecha…
… situada a 12 cm de la tuberosidad externa y a 18 cm de la
tuberosidad interna…
… de forma ligeramente
ovalada…
… con diámetros de 1 por
1,5 cm…
… dirigida hacia dentro y
arriba…
… con bordes infiltrados y ligeramente engrosados…
… y que se continúa en profundidad hasta alcanzar al fémur
Coloraciones anormales: ictericia o melanodermia.
Desnutrición.
Edemas.
Varices y úlceras varicosas.
Úlceras de decúbito.
Procesos sépticos locales.
Signos relativos al medio
en que haya permanecido el cadáver
Cuando el cadáver haya permanecido al aire libre, no
suele haber datos significativos, pero en otros casos los
procesos de momificación, saponificación y maceración
pueden proporcionar orientaciones. Lo mismo puede decirse en los casos de sepultamiento, en los que el medio sepultante (harina, yeso, carbón) puede encontrarse sobre el
cadáver.
Signos relativos a las circunstancias
de los hechos
Aun cuando pueden encontrar acomodo en alguno de los
otros apartados, conviene resaltarlos de forma adecuada:
a)
b)
c)
Estado de los orificios naturales del cuerpo, sobre
todo boca, ano y vulva.
Existencia de señales características de maniobras de
inmovilización.
Estado del cabello y cuero cabelludo, con especial
atención a los arrancamientos traumáticos.
Obducción o examen interno del cadáver
Algunos autores llaman a este tiempo autopsia propiamente dicha. De hecho, el término obducción, que se asimila habitualmente al concepto de examen interno, viene definido, en el Diccionario Terminológico de Ciencias Médicas, como autopsia para descubrir las causas de la muerte;
autopsia médico-legal.
El examen interno debe ser sistemático, siguiendo un orden determinado para no omitir la observación de ninguna
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280
Medicina legal tanatológica
parte del organismo, aunque en algunos casos especiales
puede convenir alterarlo. El orden seguido habitualmente es
el siguiente: raquis (eventualmente), cráneo, cuello, tórax,
abdomen, aparato genitourinario y extremidades. No obstante, debe señalarse que la norma europea aconseja realizar
la autopsia del cuello tras practicar las de tórax y abdomen.
2.
Autopsia del raquis
l.
Incisiones cutáneas. Se coloca el cadáver en decúbito prono, procurando enderezar las curvaturas normales anteroposteriores de la columna cervical y
lumbar, para lo que se colocan unos zócalos debajo de
los hombros y en la parte inferior del abdomen.
La incisión sigue una línea media y vertical sobre
las apófisis espinosas (fig. 22-1). Se diseca la piel
a uno y otro lado del corte en una extensión de 7 a
8 cm. Se procede a la separación de la masa muscular de los canales vertebrales mediante dos incisiones paralelas separadas entre sí unos 5 cm, desprendiendo la masa muscular comprendida entre ellas
3.
con ayuda de un cuchillo. Se repite la operación a
ambos lados. Se finaliza poniendo al descubierto los
canales vertebrales con la ayuda de una legra.
Sección vertebral. Para abrir el conducto raquídeo
hay que seccionar las láminas vertebrales. Se utilizan
para ello diversos tipos de raquítomos, unos que actúan como sierra (fig. 22-2) y otros, como escoplo
(fig. 22-3) cuya técnica de empleo varía con su forma (figs. 22-4 y 22-5).
Terminada la sección, se dan unos golpes de martillo sobre las apófisis espinosas para movilizar la parte ósea dividida y se eliminan los puentes óseos que
hayan podido quedar. Se corta el ligamento atlantoaxial y se levanta la pared posterior del conducto raquídeo mediante unas pinzas fuertes de huesos.
Extracción de la médula. Ha quedado a la vista el
saco dural que envuelve la médula; ambos han de extraerse conjuntamente. Para ello hay que seccionar las
Fig. 22-1. Autopsia del raquis. Incisión cutánea.
Fig. 22-3. Raquítomos de escoplo.
Fig. 22-2. Raquítomos de doble sierra: la separación entre las
hojas es regulable para adaptarla a las distintas regiones vertebrales.
Fig.
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22-4. Abertura del conducto raquídeo con raquítomo de sierra.
Autopsia
Fig.
4.
© MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito.
5.
22-5. Abertura del conducto raquídeo con raquítomo de escoplo.
raíces espinales de forma lo más alejada posible de la
meninge, debiendo poner una ligadura en una de
ellas para ulterior referencia topográfica. Se tira del
saco dural de abajo arriba, liberando las adherencias
que existan (fig. 22-6) y, por último, se corta la médula perpendicularmente a su eje en su extremo superior, en el nivel correspondiente a la superficie inferior del atlas.
Examen de la médula. Con una tijera de rama abotonada se corta la duramadre longitudinalmente, tanto
por la superficie anterior como por la posterior, y se
examina externamente la médula. Para terminar se va
seccionando transversalmente la médula mediante
una serie de cortes paralelos entre sí y perpendiculares al eje medular, distantes 2 cm unos de otros.
Examen de la cavidad raquídea. Se examina primero
la cinta de láminas y apófisis espinosas que se ha resecado, y luego las paredes del conducto medular.
Con la punta del cuchillo para cartílagos se explora la
cara posterior de los cuerpos vertebrales.
La autopsia del raquis puede realizarse también
mediante el abordaje por vía anterior, tras el vaciado
de las cavidades torácica y abdominal. En este caso se
separan los cuerpos vertebrales tras seccionar los pedículos. Esta técnica permite una mejor observación
de la salida de los plexos nerviosos, especialmente el
cervical y el lumbar.
Fig. 22-6. Extracción de la médula.
2.
na la aponeurosis y el músculo temporal de ambos lados y se desprenden sus inserciones en la fosa temporal con una legra.
Serrado craneal. Una vez al descubierto el cráneo, se
sierra horizontalmente siguiendo una línea circular
que pasa por delante a dos traveses de dedo por encima de las arcadas orbitarias; lateralmente, a cuatro
traveses de dedo por encima del arco cigomático; por
detrás, a nivel de la protuberancia occipital externa
(fig. 22-9).
Si se utiliza sierra manual, el corte debe hacerse
con precaución para evitar escapes de la herramienta que podrían afectar a las vísceras; la sierra mecánica de balanceo evita este problema. Cuando se ha
completado el corte se introduce por él un escoplo
en T y se le imprime un movimiento de giro para
desprender las posibles uniones que hayan podido
quedar entre los dos fragmentos de cráneo resultantes (fig. 22-10). Se introduce entonces el gancho del
martillo por la parte frontal del corte y se realiza una
tracción enérgica que desprende la bóveda craneal
(fig. 22-11).
Autopsia del cráneo
1.
281
Incisiones cutáneas. El cadáver debe estar en decúbito supino y la cabeza apoyada en un zócalo con una
excavación central. Se separan los cabellos siguiendo la línea de la futura incisión, peinándolos hacia
delante y atrás.
Se incide el cuero cabelludo siguiendo una línea
transversal, que se inicia en una apófisis mastoides,
pasa por el vértice del cráneo y termina en la otra apófisis mastoides (fig. 22-7). Se reclinan los dos colgajos,
anterior y posterior, cortando las adherencias conjuntivas entre el periostio y la galea capitis, al mismo
tiempo que se va traccionando (fig. 22-8). Se seccio-
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Fig. 22-7. Autopsia del cráneo. Incisión cutánea.
282
Medicina legal tanatológica
3.
Fig. 22-8. Denudación de la bóveda craneal.
El llamado corte de GRIESINGER, que consiste en seccionar simultáneamente con la sierra la bóveda craneal, las meninges y el encéfalo, siguiendo la línea
horizontal antes descrita, no es recomendable, ya que
impide el estudio pormenorizado y relacional de las
estructuras encefálicas.
Extracción del encéfalo. Un vez serrado el cráneo y
retirada la bóveda, se comienza por examinar el
seno longitudinal superior, que se abre con unas tijeras en toda su extensión. Se secciona la duramadre
mediante dos cortes de tijera paralelos al seno longitudinal superior y muy poco por fuera, y otros dos
perpendiculares a los primeros, a nivel de su parte
media. Se reclinan así cuatro colgajos laterales
(fig. 22-12). Se corta con una tijera la inserción anterior de la hoz del cerebro en la apófisis crista galli
y se reclina hacia atrás. Queda al descubierto la superficie externa del cerebro recubierta por la piamadre. Se separa suavemente hacia atrás un hemisferio,
con lo que se pone al descubierto de forma tensa la
tienda del cerebelo, que se corta en su inserción periférica (fig. 22-13). Ello permite seccionar las uniones del cerebro con la base del cráneo, en el siguiente orden: nervio óptico; carótida; nervios motor ocu-
Fig. 22-9. Aserramiento del cráneo.
Fig.
Fig.
22-10. Desprendimiento de
Primer tiempo.
la
bóveda
craneal.
22-11. Desprendimiento de la bóveda craneal. Segundo tiempo.
Fig. 22-12. Sección de la duramadre en cuatro colgajos.
Fig.
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22-13. Extracción del encéfalo. Sección de la tienda del cerebelo.
Autopsia
© MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito.
4.
Fig.
lar común, trigémino, motor ocular externo, facial,
auditivo, glosofaríngeo, vago, espinal e hipogloso; finalmente, arteria vertebral. Esta operación se realiza
a ambos lados; para ello, se desplaza ligeramente el
encéfalo hacia el lado opuesto al que se desea abordar. Para terminar, la víscera se bascula con suavidad hacia atrás, con lo que queda libre, al haber seccionado previamente la médula. En caso de no haber
realizado la autopsia del raquis, se corta transversalmente la médula en la profundidad del conducto
raquídeo (fig. 22-14).
Examen del encéfalo. Comienza con un examen de
las superficies visibles que debe incluir la inspección del sistema vascular. Se pasa a continuación a
realizar cortes sistemáticos que pongan al descubierto
cualquier posible lesión. El más utilizado es el método de VIRCHOW (figs. 22-15 a 22-18). Según la norma
europea, en casos de lesión cefálica evidente o sospechada, es preferible proceder al fijado de todo el
encéfalo antes de proceder a su disección.
Se sitúa el cerebro con la base hacia abajo y los polos occipitales dirigidos hacia el operador. Se separan
ambos hemisferios con la mano, de modo que quede
al descubierto y tenso todo el cuerpo calloso. Con un
cuchillo se practican dos incisiones a pocos milímetros de la línea media, dirigidos hacia fuera y sin profundizar mucho. Así quedan abiertos ambos ventrícu-
22-14. La base del cráneo vista por su cara interna.
283
los laterales, con lo que se deja ver, en el fondo, el núcleo caudal y la tela coroidea. La incisión se amplía
hacia delante y atrás, siguiendo las prolongaciones
frontal y occipital del ventrículo lateral y se profundiza en la sustancia blanca de los lóbulos frontal y occipital. Se secciona transversalmente en la parte media del cuerpo calloso y se separan las dos porciones
hacia delante y atrás; esto permite examinar el tercer
ventrículo, el agujero de MONRO, la tela coroidea, la
vena de GALENO y la glándula pineal.
Para estudiar los hemisferios cerebrales se practica
un corte oblicuo hacia abajo y afuera, que bordea externamente el núcleo caudal; se ha de procurar no
cortar por completo la sustancia encefálica. Queda así
de manifiesto el centro oval de cada hemisferio. Se siguen practicando cortes, paralelos al anterior y situados en el centro de la superficie que ha dejado el corte inmediatamente precedente. De esta manera se
consigue un verdadero desdoblamiento del hemisferio y se puede estudiar toda la estructura de la víscera. A continuación, se sigue el examen de las otras
estructuras encefálicas.
Tomando la porción posterior en que habíamos dividido el cuerpo calloso, se tira hacia la izquierda, se
corta el pilar derecho y se reclina hacia la izquierda,
para dejar al descubierto los tubérculos cuadrigéminos. Se hace entonces un corte longitudinal en la línea media del vérmix cerebeloso, a fin de abrir y examinar el cuarto ventrículo.
Con el corte anterior se había separado el cerebelo
en dos mitades, en las que se hace visible el dibujo
del árbol de la vida. Sobre la superficie de sección se
hacen varios cortes longitudinales radiados que, en
profundidad, lleguen hasta la superficie de la víscera
sin seccionarla totalmente.
Fig.
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22-15. Examen del encéfalo por el método de VIRCHOW. Abertura del ventrículo lateral izquierdo.
284
Medicina legal tanatológica
Fig. 22-16. Abertura del ventrículo lateral derecho.
5.
Se completa la autopsia del cerebro con el examen de los núcleos grises de la base e istmo del encéfalo. Con la mano izquierda por debajo de la base o
cara inferior del cerebro, se practican una serie de
cortes transversales, desde la cabeza del núcleo caudal hasta el bulbo raquídeo; las incisiones, a intervalos de 1 cm, deben ir dirigidas directamente hacia
abajo. Cada una de estas secciones permite examinar,
como si fueran las hojas de un libro, todas las estructuras internas, sin que lleguen a perderse las relaciones anatómicas, que pueden restablecerse en todo
momento.
En el caso de encontrar alguna lesión cuyo estudio
microscópico interese y no se haya fijado la víscera
previamente, se separa el fragmento correspondiente
para su tratamiento inmediato, anotando exactamente la zona de donde se ha tomado.
Examen de la cavidad craneal. Debe hacerse extensivo a la bóveda y a la base. Para ello es imprescindible el desprendimiento previo de la duramadre
mediante tracción manual enérgica; resulta conveniente usar un paño para evitar que la cubierta se escurra. Una vez examinada la cavidad, puede abordarse la autopsia de los ojos. Para ello, con extremo
cuidado, se corta y separa el techo de la órbita y se
seccionan las estructuras musculares intraorbitarias.
El estudio del globo ocular se adecuará a los fines
perseguidos. A la conclusión deben insertarse prótesis oculares.
Fig.
22-17. Sección del cuerpo calloso y abertura del
ventrículo medio.
Fig.
22-18. Incisiones de los núcleos grises de la base
y del cerebelo.
Autopsia del cuello
En consonancia con las recomendaciones del Consejo de
Ministros de la Unión Europea, la autopsia del cuello debe
practicarse en todas las autopsias médico-legales; se hará
siempre después de practicadas la torácica y la abdominal,
para facilitar el estudio en un campo exangüe.
1.
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Incisiones cutáneas. Debe procurarse que las incisiones puedan ser disimuladas al reconstruir el cadáver después de terminada la autopsia. Se recomiendan para ello dos variantes. En la primera se incide la piel a ambos lados del cuello, lo más atrás
posible, desde la apófisis mastoides hasta la clavícula. Se unen las extremidades inferiores de ambos
cortes por otro horizontal y se levanta por disección
el colgajo intermedio hasta el borde inferior de la
mandíbula.
En la segunda variante se hace un solo corte horizontal del cuello y se diseca hacia arriba prescindiendo de los cortes laterales. Esta variante es de más difícil ejecución y da un campo de observación más
reducido. Cuando la abertura toracoabdominal se realiza mediante un solo corte medial (método de VIRCHOW), éste se inicia en el mentón, con lo cual la disección a ambos lados deja al descubierto los planos
subcutáneos del cuello.
Puestos al descubierto los planos subcutáneos, se
examinan mediante pequeñas disecciones.
Autopsia
2.
3.
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4.
Fig.
Extracción de las vísceras cervicales. Se introduce
un cuchillo por debajo del mentón a través del suelo de la boca y se practican dos incisiones laterales
siguiendo la cara interna de ambas ramas mandibulares, hasta alcanzar el ángulo del maxilar inferior
(fig. 22-19). Se extrae la lengua por esta brecha y se
tira de ella; con esta maniobra se pone tenso el paladar membranoso, que se secciona en su unión con
la porción ósea (fig. 22-20). Se profundiza el corte
hasta seccionar la pared posterior de la faringe; se
continúa disecando el espacio prevertebral y se forma un solo bloque, con todas las vísceras del cuello,
que se secciona a su entrada en el tórax.
Examen de las vísceras cervicales. Se comienza por
la lengua, que, después de reconocida superficialmente, se estudia en profundidad, sea mediante
cortes transversales y paralelos o en cuadrícula.
A continuación se abre la faringe y la porción cervical del esófago por su cara posterior y se examina su
contenido. Seguidamente se examina la laringe, también por su cara posterior, para lo que se utiliza una
tijera fuerte, prolongando el corte hacia la tráquea.
Se aconseja la disección minuciosa y completa del
esqueleto laríngeo, especialmente ante la evidencia o
sospecha de muerte por asfixia mecánica.
Tiroides y paratiroides se estudian externamente y
mediante cortes transversales paralelos o en cuadrícula. Para completar el estudio visceral, se examinan, de forma minuciosa, las estructuras vasculares y
nerviosas (fig. 22-21).
Examen de los planos profundos y de la cavidad bucal. Una vez concluido el examen visceral, queda a
la vista el plano prevertebral, se examina en superficie y mediante palpación de sus estructuras. La cavidad bucal se examina a través del suelo de la boca
285
que, en comunicación con el cuello, forma un extenso campo.
Autopsia del tórax
1.
2.
22-19. Autopsia del cuello. Incisión del suelo de la
boca.
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En aquellos casos que pueda sospecharse la existencia de neumotórax (enfermedad pulmonar, asma, ventilación mecánica) se deberá posponer la apertura de
la cavidad a la práctica de pruebas para detectarlo.
Además de realizar radiografías, se puede poner
de manifiesto mediante dos métodos. Si se aplica el
primero de ellos, antes de realizar incisión alguna,
se toma una aguja fina y se conecta a una jeringa de
50 ml a la que se retira el émbolo; posteriormente, se
punciona con cuidado un espacio intercostal hasta alcanzar el espacio pleural. La existencia de neumotórax a tensión origina un burbujeo intenso. Debe realizarse en ambos hemitórax.
El segundo método aprovecha la incisión medial
de la técnica de WIRCHOW de modo que se forma un
saco sobre el tórax en el que las paredes son las partes
blandas separadas y el fondo, el peto esternocostal; se
llena de agua el espacio formado y se punciona entonces un espacio intercostal. De nuevo un fino burbujeo pondrá de manifiesto la existencia del neumotórax.
Incisiones cutáneas. La abertura del tórax y del abdomen se hace simultáneamente mediante una incisión,
elipsoide u oval, que abarca la pared anterior de ambas cavidades (fig. 22-22), según el método de LETULLE,
THOINOT y MATA.
Fig. 22-20. Sección del velo del paladar.
286
Medicina legal tanatológica
Fig.
Fig. 22-21. Examen de las vísceras cervicales.
Se inicia el corte en la articulación esternoclavicular derecha, se dirige hacia abajo y afuera, contornea
el pezón del mismo lado y desciende verticalmente
hasta un poco por encima de la espina ilíaca anterosuperior, en donde se desvía hacia adentro hasta el
pubis. En el otro lado se hace exactamente lo mismo.
Se comienza en la articulación esternoclavicular derecha y se dirige el corte hacia la izquierda buscando
la mamila izquierda y desde aquí se desciende, de
igual modo que en la incisión anterior, hacia la parte
izquierda del pubis.
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22-22. Incisión cutánea para la abertura del tórax y abdomen.
Se desarticula la extremidad interna de la clavícula
con un bisturí fino; no se debe penetrar excesivamente para evitar lesiones en las estructuras subyacentes.
Después, con un costótomo, se seccionan las costillas en la misma línea marcada por el corte cutáneo.
Se levanta el colgajo formado por el peto esternocostal y se seccionan el diafragma y el ligamento redondo del hígado; finalmente se completan en profundidad las incisiones laterales del abdomen, procurando no lesionar las asas intestinales. Como último
tiempo de esta técnica de apertura, se levanta y reclina sobre los muslos del cadáver el gran colgajo constituido por la pared toracoabdominal anterior; así
quedan abiertas ambas cavidades y se tiene una visión completa de las relaciones topográficas entre todas las vísceras que contienen.
En muchos centros está más generalizada la incisión única medial toracoabdominal (método de VIRCHOW ). Se inicia en el borde inferior del mentón y
desciende siguiendo la línea media por la cara anterior del cuello, tórax y abdomen (fig. 22-23), contorneando en esta última región el ombligo. Se disecan
ambos lados de la incisión en el tórax y se despega
ampliamente la piel; las glándulas mamarias pueden abordarse desde su plano profundo gracias a estos colgajos. Para abrir el tórax se desarticulan las
clavículas de su unión al esternón y con un condrótomo, se seccionan las costillas en la zona de
unión con los cartílagos costales. Se tira hacia arriba del plastrón esternocostal y se separa del pericardio, eliminando cualquier puente de unión fibrosa que pueda existir; finalmente se corta por debajo y se aísla.
La cavidad torácica queda abierta. Con unas tijeras
se procede al corte de los planos aponeuróticos y
musculares del abdomen, introduciendo la mano izquierda que va abriendo camino y rechazando hacia
abajo las vísceras abdominales. Si la abertura abdominal no se considera suficiente, se puede ampliar
con unos cortes laterales de todo el espesor de la pared del abdomen.
Autopsia
a)
b)
c)
Fig.
22-23. Abertura simultánea de tórax y abdomen.
Incisión cutánea única medial.
d)
2.
© MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito.
3.
Extracción visceral. La extracción de cada uno los
pulmones, se inicia mediante la sección del hilio, que
es abordado desde detrás. Para completar los cortes,
se hacen girar las vísceras hasta que se consigue su
exteriorización completa (fig. 22-24).
Se abre después el pericardio, mediante un corte,
con tijera, dirigido hacia arriba y abajo (fig. 22-25).
Se extrae el corazón, para lo que se van seccionando
entre ligaduras los grandes vasos en el siguiente orden: cava inferior, venas pulmonares izquierdas, arteria pulmonar, aorta, cava superior y venas pulmonares derechas. La sección de los vasos conviene hacerla lo más alejada posible del corazón, para lo que se
va girando y tirando de éste en la dirección conveniente.
Examen visceral. El estudio de los pulmones comprende la abertura de las ramificaciones bronquiales
con tijeras, examen de su mucosa y del líquido de expresión, abertura de los vasos y finalmente, reconocimiento del parénquima; esto último se consigue mediante un profundo corte longitudinal que vaya del
vértice a la base por la cara externa y otros cortes paralelos perpendiculares al primero.
En cuanto al examen del corazón comprende varias
fases sucesivas:
Fig. 22-24. Extracción de los pulmones.
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e)
287
Estudio de sus caracteres generales: color, tonicidad, friabilidad, forma que toma al depositarlo
sobre la mesa, etc.
Medidas externas de la víscera: circunferencia a
nivel de la base de los ventrículos (250 mm) y
longitud (8-9 cm) y anchura de los ventrículos
(8,5-10,5 cm).
Prueba hidrostática. Su finalidad es comprobar
el funcionamiento de las válvulas sigmoideas
aórticas y pulmonares. Se toma con una pinza el
vaso que se vaya a examinar, sin tirar, para evitar
deformarlo y con ello modificar la coaptación de
las valvas; se deja caer un fino chorro de agua, y
se observa si el líquido queda retenido o se escapa por la válvula cuando ésta es insuficiente.
Abertura de las aurículas. Acostado el corazón
sobre su cara anterior se introduce una rama de
tijera por el orificio de la cava inferior y se saca
por el de la cava superior, seccionando; a continuación se hace un corte horizontal, que se inicia en el centro del anterior y llega hasta la orejuela (corte en T). La aurícula izquierda se abre
mediante dos cortes que reúnen las dos venas
pulmonares derechas e izquierdas; se practica
ahora un tercero, que una el centro de los dos
anteriores y se prolongue hasta la orejuela (corte en H) (fig. 22-26).
Abertura de los ventrículos. Después de abiertas
las aurículas, se puede examinar el orificio auriculoventricular de ambos lados, introduciendo
suavemente dos o más dedos. Normalmente pasan dos dedos medianos por el orificio mitral,
mientras que el tricuspídeo admite tres. Las dimensiones de esos orificios deben tomarse con
el cono mensurador (fig. 22-27). Para abrir los
ventrículos es conveniente separar previamente
la aorta de la arteria pulmonar con una cuidadosa disección. Se abre el ventrículo derecho mediante dos cortes que liberen un colgajo angular
en V de vértice inferior, una de cuyas ramas pasa
por el borde cardíaco derecho y abre el orificio
Fig. 22-25. Abertura del pericardio.
288
Fig.
Medicina legal tanatológica
Fig.
22-27. Cono mensurador para los orificios auriculo-ventriculares.
Fig.
22-28. Autopsia del corazón. Abertura de los ventrículos.
22-26. Autopsia del corazón. Abertura de las aurículas.
f)
g)
auriculoventricular penetrando en la aurícula, y
la otra recorre la pared anterior del ventrículo dirigiéndose a la arteria pulmonar, a la que secciona. De esta forma se tiene a la vista no sólo el ventrículo, sino también la válvula tricúspide y la sigmoidea pulmonar, con sus respectivas valvas.
El ventrículo izquierdo se abre de forma similar, dibujando también una V, de vértice inferior;
la rama externa sigue el borde izquierdo del corazón, abre el orificio auriculoventricular y penetra en la aurícula; ello permite examinar la
válvula mitral; la rama interna sigue el tabique
interventricular por la cara anterior del ventrículo izquierdo y se prolonga hasta la aorta, a la que
abre ampliamente, para dejar a la vista la válvula sigmoides (fig. 22-28).
Examen de las coronarias. Se realizan cortes
transversales a su dirección, distantes entre sí
1 cm y paralelos.
Peso del corazón. Se ha convenido en hacer esta
pesada con el órgano vacío, sin coágulos y desprovisto del saco pericárdico; debe procurarse
que los fragmentos de la aorta y pulmonar sean
menores de 2 cm de longitud. Valores normales:
315 g en el hombre y 310 g en la mujer.
Si se han de practicar análisis histopatológicos,
según las normas del Instituto de Toxicología, se
debe disecar el corazón completo incluyendo la
totalidad de las aurículas. A continuación, apoyando la víscera en la mesa, sobre su cara anterior, se realizan cortes paralelos al surco auriculoventricular posterior a intervalos de 1 cm; comenzando desde la punta hasta 2-3 cm del surco.
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La porción torácica del esófago permite dos
técnicas de estudio. La primera, más habitual,
consiste en el examen externo y la posterior
apertura, con tijera, para la inspección de la
mucosa. En cambio, si se sospecha la existencia de varices esofágicas, son aconsejables las
siguientes maniobras: en primer lugar se secciona el esófago a su entrada en el tórax; posteriormente, se secciona el extremo inferior, me-
Autopsia
diante un corte circular a tres traveses de dedo
por debajo del cardias. Ya con el fragmento sobre la mesa, usando unas pinzas largas, se invagina el extremo proximal del esófago en la
luz visceral, hasta extraerlo por la porción cardial. Esta exteriorización de la mucosa esofágica permite una visualización óptima de las varices.
4.
Examen de la cavidad torácica. Una vez extraídas
las vísceras, se pasa al examen de la cavidad y se
comprueba si existen fracturas costales, lesiones vertebrales o cualquier otra alteración.
3.
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2.
Extracción visceral. En el tiempo anterior ha quedado
abierta la cavidad abdominal, por lo que se procede a
la inspección in situ de las vísceras, con especial
atención a sus relaciones topográficas y al estado del
peritoneo. Tras ello, se extraen las vísceras.
Algunos autores aconsejan la extracción en bloque
de todos los órganos cérvico-toraco-abdominales, lo
que tendría la ventaja de permitir el examen de las
vísceras manteniendo sus relaciones de continuidad.
En este caso, se abren las tres cavidades inmediatamente después de la autopsia del cráneo y se inicia la
extracción de las vísceras del cuello, como se ha dicho, continuando el desprendimiento del conjunto
de órganos torácicos y abdominales hasta la total
evisceración.
Para la extracción separada, el orden que se sigue
habitualmente es el siguiente: bazo, intestino, hígado, estómago, duodeno y páncreas; los cuatro últimos pueden extraerse formando un bloque o de forma aislada. El paquete intestinal, a su vez, se extrae
en dos porciones aisladas: en primer lugar, el intestino delgado junto al ciego y a continuación, el colon; el recto se examina durante la autopsia de la cavidad pelviana.
Todas las secciones del tubo digestivo se practican
entre dos ligaduras para evitar derrames de sus contenidos.
Examen visceral. El examen de estas vísceras sigue el
mismo orden en que se van extrayendo.
Tras examinar la superficie del bazo y su consistencia, se pesa y se mide; a continuación, mediante
cortes paralelos o en cuadrícula, se examina en su espesor.
El intestino se va abriendo siguiendo la línea de
inserción del mesenterio. En un primer momento
debe hacerse una descripción de los contenidos de
los distintos tramos. Tras tomar las muestras correspondientes, se examina la mucosa bajo un fino chorro de agua.
El examen del duodeno y estómago va precedido de
la práctica de un ojal para recoger los líquidos contenidos; a continuación, se abren, siguiendo para el estómago la curvatura mayor, y se examina la mucosa.
Se abren y examinan las vías biliares y a continuación se practican cortes perpendiculares al eje mayor
del hígado que profundicen en el parénquima; siempre se aconseja el pesado de la víscera.
El páncreas se examina en su superficie, y se llevan
a cabo varios cortes transversales.
Examen de la cavidad abdominal. Vaciada la cavidad, se puede estudiar la pared posterior, en la que
los órganos urinarios quedan sujetos por la membrana
peritoneal. Se reconoce la columna vertebral, comprobando cualquier alteración existente.
Autopsia del aparato genitourinario
1.
Autopsia del abdomen
1.
289
2.
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Riñones y uréter. La liberación de los riñones, cápsulas suprarrenales y uréteres se hace en este tiempo
con gran facilidad. Se secciona el peritoneo posterior, se diseca la cara posterior del riñón y se gira sobre el hilio, para liberarlo de sus adherencias, y se
diseca el uréter hasta casi la vejiga. Se examinan las
superficies de cápsulas y riñones y se procede a su
pesado. Posteriormente, se procede a la sección longitudinal de ambos riñones para estudiar las superficies de corte.
Si interesa especialmente el estudio de las cápsulas
suprarrenales conviene recordar que la derecha, de
forma triangular, se apoya en el polo superior del riñón; la segunda, de aspecto falciforme, se sitúa en el
borde superior interno de la víscera.
Órganos pelvianos. En los casos en que sospeche, o
sea evidente, una agresión sexual, deberá procederse
a la toma de muestras de los orificios naturales antes
de realizar maniobra alguna.
a)
En la mujer. Para extraer los órganos de la cavidad pelviana se procede a aislarlos por disección del peritoneo parietal. Inicialmente se realiza un corte circular del peritoneo a lo largo del
estrecho superior; se disecan la serosa y los tejidos subyacentes, en el contorno del corte, hasta
alcanzar el perineo. Por delante, se despegan los
tejidos blandos del pubis y se seccionan los ligamentos anteriores de la vejiga; por detrás, se
desprenden del sacro hasta el esfínter rectal interno; a ambos lados se libera igualmente el peritoneo hasta el suelo del perineo. Se forma así
a modo de saco peritoneal, en cuyo interior se
encuentran los órganos pelvianos, con mantenimiento de sus relaciones topográficas y únicamente adheridos a los tejidos blandos perineales
(fig. 22-29).
Para continuar la extracción, se coloca el cadáver en el extremo de la mesa de autopsias con
las piernas colgando. Se sitúa un zócalo bajo el
sacro, se ponen en flexión las rodillas y se separan los muslos al máximo. El operador se sitúa
entre los muslos y traza con el cuchillo dos cortes laterales de concavidad interna que van de
pubis a cóccix y que se unen en sus extremos, de
modo que dibujan en conjunto una elipse de eje
mayor anteroposterior, en la que quedan comprendidos la vulva y el ano (fig. 22-30).
Seguidamente, se hace tracción hacia arriba
del saco peritoneal formado anteriormente, para
mantener tenso el suelo de la pelvis. Como continuación de la incisión externa practicada en el
paso anterior, se penetra en la pelvis rasando con
290
Medicina legal tanatológica
Fig. 22-31. Bloque de los órganos pelvianos extraídos.
Fig.
22-29. Autopsia de los órganos pelvianos femeninos. Incisión del peritoneo.
Fig. 22-32. Incisión de la cara posterior del recto.
Fig. 22-30. Incisión cutánea perineal.
el cuchillo la cara posterior de la sínfisis pubiana
y se amplía este corte, por ambos lados, hasta llegar al cóccix. El saco peritoneal debe mantenerse
siempre tirante, con lo que se evita que se lesionen las vísceras con el cuchillo. Así quedan liberados en bloque todos los órganos pélvicos envueltos por el saco peritoneal (fig. 22-31).
Se examinan los genitales externos, con especial atención al vestíbulo, orificio vaginal e
himen. Se coloca el bloque visceral de modo
que el recto se encuentre arriba, con el ano
frente al operador; se introducen por él unas
tijeras y se abren, ano y recto, por la línea media de la cara posterior (fig. 22-32). Eventualmente se toman nuevas muestras y se examina
la superficie mucosa.
A continuación, se introduce una rama de
unas tijeras robustas en la vagina y se abre por
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la línea media de la cara posterior, de modo que
se secciona al mismo tiempo la cara anterior del
recto. El corte se amplía hasta el fondo del saco
vaginal; se examina la vagina y su contenido,
así como el orificio externo del útero (hocico de
tenca).
Para concluir esta fase del examen se abre el
útero, por el borde derecho, hasta alcanzar el orificio uterino de la trompa; posteriormente se
continúa el corte, por el borde superior, hasta
alcanzar el orificio uterino de la trompa contralateral. Con esta técnica, el útero queda abierto
como un libro cuyo lomo es el borde izquierdo
de la víscera (fig. 22-33).
Se examina el aspecto de los ovarios y sus
caracteres internos, mediante un corte realizado en el borde posterior que interese todo su espesor. Las trompas, una vez examinadas externamente, se exploran en toda su longitud mediante cortes transversales y paralelos, seriados
a 0,5 cm.
Para el estudio de la vejiga y la uretra se da la
vuelta al bloque de vísceras, con lo que queda
arriba la vejiga. Se abre así fácilmente el cuerpo
vesical; se amplía el corte a lo largo de la pared
Autopsia
291
la disección de todos los planos musculares y se dejan al
descubierto las articulaciones de la rodilla y cadera. Se flexiona entonces la rodilla y se procede al corte de los ligamentos; con la extremidad distal del fémur ya libre, se puede acceder fácilmente a las estructuras acetabulares para
seccionarlas.
Casos especiales de la autopsia judicial
Fig. 22-33. Aparato genital femenino abierto.
b)
anterior, hasta el orificio interno de la uretra y
por ella, hasta el meato.
En el hombre. Se procede según las mismas líneas generales que para la mujer, con las diferencias obligadas por su distinta anatomía. Es
decir, previamente hay que aislar los testículos,
disecando los tejidos blandos por delante de la
rama horizontal del pubis para liberar el cordón
espermático; se tira de éste para elevar los testículos, liberándolos por disección de la túnica
dartos y de las otras fascias regionales. Se diseca el conducto deferente del resto del cordón espermático y se introduce con los testículos en la
cavidad abdominal. Ahora ya se puede pasar a
la extracción en bloque de las vísceras pelvianas envueltas en el saco peritoneal, como se ha
descrito para la mujer.
La abertura se hace según el siguiente orden:
el recto en primer lugar; se da la vuelta al bloque
y se abre la vejiga en toda su pared anterior hasta el cuello y porción inicial de la uretra; el corte
sigue ahora una dirección en espiral para abrir la
uretra peneana por su cara posterior: se hacen
unos cortes transversales en la próstata; se abren
las vesículas seminales y se examinan los conductos deferentes; finalmente, se hace un corte
al testículo en su espesor.
© MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Autopsia de las extremidades
La norma europea recomienda su práctica en todas las
muertes de origen traumático. Cuando no se practique la autopsia completa de las extremidades, los focos de fractura
deben examinarse en todos los casos.
El estudio completo incluye su minuciosa inspección,
palpación y examen de los planos profundos; para ello, se
realizan incisiones sistemáticas, preferentemente en regiones laterales, de modo que se permita el abordaje y exteriorización de las articulaciones, con exposición completa de
los huesos.
La extracción del fémur, pieza preferente para investigación según las normas del Instituto de Toxicología, comienza realizando una incisión en la cara medial interna
de la rodilla; se continúa rodeando por debajo la rótula y
asciende, por la cara externa del muslo, hasta alcanzar la
región de la cadera. Se profundiza el corte, se procede a
Miembros amputados, segmentos
y restos cadavéricos
Cuando en la práctica nos encontramos ante un miembro
amputado lo primero que debe resolverse es la naturaleza de
la amputación por el estudio de la superficie de sección.
Cuando se trata de amputaciones quirúrgicas, el corte del
miembro presenta una superficie limpia y regular, y la técnica seguida, altura distinta de sección en cada plano (para
compensar la diferente capacidad de retracción), serrado del
hueso, etc., indican claramente la técnica quirúrgica que ha
movido la mano que produjo la amputación.
Las amputaciones accidentales (atropellos, arrancamientos, aplastamientos, etc.) presentan, por el contrario, superficies anfractuosas, irregulares, sucias; el hueso está astillado,
con múltiples esquirlas. En los arrancamientos no resulta
extraño que se separen los segmentos por una articulación.
Las amputaciones criminales corresponden generalmente a los despedazamientos o descuartizamientos, que presentan unas características diametralmente opuestas a las
quirúrgicas. Los lugares por los cuales se realiza la división
del segmento no están condicionados por razones anatómicas, sino por su facilidad de ejecución para dividir el cadáver en partes lo suficientemente reducidas para los fines perseguidos (transportarlos sin despertar sospechas, arrojarlos a
lugares más o menos ocultos). La técnica seguida es burda,
se seccionan los tejidos blandos a un mismo nivel, no hay
retracción de los tejidos, ya que se trata de mutilaciones posmortales, los huesos están serrados y no desarticulados, etc.
No obstante, si el autor posee conocimientos de anatomía
quirúrgica (médicos, veterinarios, carniceros, matarifes), la
técnica de la mutilación puede ser intermedia. En todo caso,
el carácter posmortal de las incisiones es siempre un dato
significativo.
Los fragmentos y extremidades amputados serán reconocidos en profundidad; debe prestarse especial atención a
los datos que puedan orientar la identificación del cadáver.
Concluye la autopsia realizando diversas incisiones que
pongan al descubierto eventuales lesiones; ello incluye el
estudio de vasos y nervios.
Cuando recae sobre fragmentos múltiples (explosiones,
catástrofes aéreas, descarrilamientos), el estudio debe ser
sistemático y exhaustivo: se tallarán y medirán los fragmentos, se estudiará la superficie de sección, se calculará
la relación entre los huesos de los distintos fragmentos
para ver si pueden corresponder a un mismo individuo y
se anotarán minuciosamente las huellas de los traumatismos que puedan caracterizarse. Se procurará su identificación por todos los medios (huellas dactilares, radiografías, ADN).
En los casos de grandes catástrofes con un elevado número de víctimas (los Alfaques, aeropuerto de Los Rodeos, 11
de septiembre de 2001 en New York, 11 de marzo de 2004
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292
Medicina legal tanatológica
en Madrid) se ha mostrado especialmente útil el estudio de
las mandíbulas. En situaciones límite, como explosiones extremadamente violentas, seguidas de incendios y derrumbamientos (túnel de San Gotardo, Torres Gemelas) las altas
temperaturas que se alcanzan, del orden de los 2.000 °C y
los violentísimos traumatismos hacen prácticamente imposible la identificación de las víctimas.
Autopsia del recién nacido
La autopsia del recién nacido requiere particular atención
y presenta algunas variantes técnicas. En ella le plantean al
perito problemas médico-legales específicos, para cuya resolución ha de buscar en la autopsia la adecuada información: viabilidad del recién nacido, demostración de que ha
nacido vivo, determinación de la causa de la muerte, etc.,
que serán analizados más adelante.
Examen externo
Se inicia la autopsia con un cuidadoso examen externo.
Se determina el peso del cuerpo, así como el de la placenta,
que ofrecen datos muy interesantes en su conjunto por haberse demostrado la constante relación entre ambos. Se
toma nota a continuación del sexo y la talla del recién nacido y, acto seguido, se miden y anotan los diámetros de la
cabeza fetal. En los ojos se investiga la membrana pupilar
que desaparece normalmente a los 8 meses de desarrollo intrauterino. Se anota el estado de las faneras y el grado de
descenso de los testículos.
Se examina el estado de la superficie del cordón umbilical, de donde cabe deducir orientaciones respecto a la
clase del instrumento utilizado para seccionarlo. También
se anotará la existencia de ligadura, clase de ésta, forma del
nudo, etc.
Por último, y de modo especial, se investigan y describen
con atención las huellas de los traumatismos que puedan
existir en las distintas regiones del cadáver.
Autopsia de la cabeza
Tienen interés las posibles equimosis y sufusiones sanguíneas presentes en la superficie de la cabeza. Se comprobará la existencia y volumen del tumor serosanguíneo, cuyas dimensiones son tanto mayores cuanto más larga haya
sido la duración del parto.
Se exploran con cuidado boca y vías respiratorias, donde
se pueden hallar las huellas del mecanismo de muerte del
recién nacido (oclusión de las vías respiratorias con la mano
u objetos diversos).
En la abertura del cráneo se sigue igual técnica que para
el adulto, excepto que la calota craneal se desprende con
tijeras, no con sierra y se secciona al mismo tiempo el pericráneo, huesos y duramadre. Algunos autores, cuando
sospechan la presencia de una hemorragia obstétrica, utilizan una variante técnica buscando dejar intacta y bien visible la hoz del cerebro y la tienda del cerebelo: después de
descubrir la bóveda craneal por despegamiento de los tegumentos pericraneales se practican en la bóveda dos cortes, uno a cada lado por fuera de la línea media, de forma
que se sigan los bordes del seno longitudinal y otros dos en
la base, a lo largo de la línea de la circunferencia de sección. Se procede de la misma forma con la duramadre
situada inmediatamente por debajo y se extraen los hemisferios; con ello nos quedará en la parte media de la bóveda craneal un arco, por debajo del cual pueden observarse la hoz del cerebro y en la base, horizontalmente, la tienda del cerebelo (fig. 22-34).
En este tiempo de la autopsia debe comprobarse el tabicamiento alveolar del maxilar inferior y, si se considera conveniente, la docimasia ótica.
Autopsia del cuello
Se sigue la misma técnica que en el adulto. Tiene gran
interés por la posible presencia de lesiones de estrangulación a mano o con lazo, tanto externas como internas, que
han constituido en todo tiempo maniobras infanticidas habituales.
Autopsia del tórax
Una vez abierto el tórax, siguiendo una línea de incisión
análoga a la que se realiza en el adulto, se extraen en bloque
las vísceras torácicas para la práctica de la docimasia pulmonar hidrostática. Conviene explorar siempre los grandes
vasos y el conducto arterioso, y comprobar la posible presencia de malformaciones cardíacas congénitas. El timo se
pesará y medirá aisladamente, para practicar después unos
cortes profundos en su parénquima. Si se sospecha una
muerte asfíctica, se anotarán la existencia, número y localización de las equimosis de TARDIEU.
Autopsia del abdomen
Además del estudio e inspección sistemática de las vísceras abdominales, tiene un interés especial en el caso de los
recién nacidos la práctica de la docimasia gastrointestinal de
BRESLAU; para hacerlo, deben extraerse el estómago y el intestino delgado entre ligaduras. Deberá anotarse siempre la
presencia de meconio y en caso positivo, qué tramos intestinales ha alcanzado.
Fig. 22-34. Autopsia del cráneo del recién nacido. Variante
técnica para descubrir lesiones de las estructuras meníngeas.
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Autopsia
ANEXO I
Autopsia de las extremidades
Su examen sirve especialmente para el estudio de los puntos de osificación. El de BECLARD, el más importante, se realiza mediante la práctica de un colgajo oval que engloba la rótula y que, al reclinarlo, deja al descubierto la extremidad
inferior del fémur. Sobre los cóndilos femorales se practican
cortes delgados hasta llegar a las proximidades del cuerpo de
la epífisis. Si existe el punto de osificación que se busca, se
encontrará al practicar alguna de estas secciones.
© MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito.
■
TÉCNICAS COMPLEMENTARIAS
DE INVESTIGACIÓN
Real Decreto 2.330/1982, de 18 de junio de 1982, de desarrollo de la Ley 21 de junio de 1980 reguladora de las Autopsias Clínicas.
Art. 1.
1. Los estudios autópsicos clínicos solamente podrán realizarse
en los Centros o establecimientos que, de acuerdo con lo dispuesto en
este Real Decreto, reúnan las condiciones adecuadas de locales, medios físicos y personal.
2. Se considerará que reúnen dichas condiciones:
2.1.
Una autopsia médico-legal no puede considerarse terminada hasta que se hayan obtenido las muestras necesarias
para los exámenes complementarios destinados a resolver
los diversos problemas médico-legales que se plantean, ya
que, como se ha señalado al comienzo del capítulo, la autopsia médico-legal debe aclarar el «origen del fallecimiento
y sus circunstancias» (según ordena el artículo 343 de la Ley
de Enjuiciamiento Criminal) y por ello se deben utilizar, en
la mayoría de ocasiones, técnicas que permiten la averiguación de hechos y circunstancias que escapan a la mera exploración e interpretación visual.
Entre los objetivos perseguidos se pueden señalar: la data
de la muerte, que puede centrarse de forma mucho más fiable con la aplicación de técnicas tanatoquímicas; la identificación cadavérica mediante estudios de ADN, nuclear o
mitocondrial, o reconstrucción craneofacial; si se trata de
una muerte natural o violenta y su mecanismo, en aquellos
casos en los que el medio occisivo utilizado no ha dejado
signos evidentes; un estudio de restos de disparos por arma
de fuego permitirá orientar la etiología criminal o suicida
del hecho investigado; finalmente, el análisis genético de
restos encontrados sobre un cadáver puede permitir la identificación de otros implicados, por ejemplo en casos de agresiones sexuales.
Las técnicas que pueden utilizarse son muy variadas: la
investigación químico-toxicológica, sea centrada en un determinado tóxico o mediante la investigación de tóxicos desconocidos; técnicas histopatológicas y tanatoquímicas, microbiológicas y estudios experimentales de toxicidad, técnicas aplicadas a la criminalística (ADN o determinación de
restos de explosivos).
Las posibilidades de investigación se deben poner en directa relación con las muestras de que se disponga y el estado en que se encuentren ya que, evidentemente, no es lo
mismo disponer de un cadáver completo y reciente que poder investigar, tan sólo, sobre unos restos óseos antiguos.
La toma y envío de muestras debe realizarse de la forma
más adecuada a cada caso. Para disponer de un modelo válido, en el Anexo III se recogen las Normas del Instituto
Nacional de Toxicología que, para dicho fin, fueron publicadas en el Boletín Oficial del Estado de 23 de diciembre
de 1996.
Se debe resaltar, finalmente, la importancia que supone
asegurar que la cadena de custodia de las muestras se mantenga con absoluta rigurosidad. Es la única forma de asegurar que las muestras, que han sido recogidas para llevar a
cabo investigaciones complementarias, no han sufrido ningún tipo de manipulación.
293
2.2.
2.3.
Los hospitales con servicios plenamente dotados de
Anatomía patológica.
Los hospitales que cuenten con una sala de autopsias
adecuadamente dotada y con personal médico y auxiliar, propio o compartido con otras instituciones, plenamente capacitado para el desarrollo de estos procedimientos.
Los Centros regionales de Patología, adscritos a un
hospital, en los que se centralicen las funciones en
esta materia de una cierta área geográfica, con el objeto de obtener ventajas económicas y científicas de
la concentración en un solo Centro de múltiples recursos.
Los demás centros sanitarios podrán concertar con los anteriores la realización de autopsias clínicas.
3. Podrán, así mismo, realizarse estudios autópsicos en cualesquiera otros Centros o establecimientos que excepcionalmente determinen las autoridades sanitarias por razones de salud pública.
4. Los Centros, servicios e instituciones médico-forenses de la
Administración de Justicia se regirán por su propia y especial normativa.
Art. 2.
1. Los locales para la realización de estudios autópsicos clínicos deberán reunir las siguientes condiciones:
a)
b)
c)
d)
e)
f)
Sala de autopsias con una superficie mínima de veinte metros cuadrados, dotada con una mesa de autopsias, agua corriente: fría y caliente, sistema de aspiración, desagüe accesible, mecanismo antirretorno, iluminación eléctrica adecuada,
ventilación directa o forzada y, en cualquier caso, extractores
de aire directos al exterior.
Refrigeradores de cadáveres con capacidad para dos cadáveres cada doscientas camas de hospitalización o fracción.
Aseos con duchas de agua caliente y fría.
Local de Secretaría.
Laboratorio histopatológico, propio o concertado.
Archivo de piezas, preparaciones, informes y fotografías,
propio o concertado.
Todas las instalaciones estarán dotadas del mobiliario, utillaje
e instrumental necesarios.
2. Todos los hospitales que lo deseen contarán con una sala de
autopsias adecuadamente dotada, con arreglo a lo anteriormente establecido.
Art. 3.
1. Las autopsias clínicas se realizarán por médicos anatomopatólogos, adecuadamente titulados, con la presencia y colaboración,
en su caso, de otros médicos especialistas interesados y solicitados en
el estudio autópsico, así como de personal auxiliar especialmente
cualificado.
2. El Servicio de Anatomía patológica de los hospitales a que se
refiere el art. 1.o, punto 2, punto 1, dispondrá como mínimo de un
Médico anatomopatólogo y del personal técnico, auxiliar y subalterno cualificado para la realización de autopsias clínicas y para la
preparación de tejidos. La plantilla del servicio será adecuada al volumen de actividad del centro.
booksmedicos.org
294
Medicina legal tanatológica
3. La responsabilidad total de la autopsia, desde el conocimiento de los datos clínicos hasta el informe final, corresponde al
Médico anatomopatólogo que la realice, dirija y supervise. No obstante, tanto los procesos técnicos como ciertas fases de la prosección
o selección de tejidos, podrán realizarse por otros médicos, personal
médico en formación debidamente supervisado o por los profesionales, técnicos o auxiliares, que en cada momento deban intervenir
a juicio del Médico anatomopatólogo.
4. No se entenderán formalmente como autopsias las tomas de
muestras y las exploraciones realizadas dentro de las veinticuatro
horas siguientes al fallecimiento, con la finalidad exclusiva de comprobar la causa de la muerte, por los servicios médicos de la Institución hospitalaria en que haya ocurrido la defunción, siempre de
acuerdo con lo establecido en los números 2, 3 y 4 del art. 5.o.
Art. 4.
1. La realización de los estudios autópsicos y los traslados de cadáveres que sean necesarios para los mismos no serán en ningún
caso gravosos para la familia del fallecido. Para dichos traslados no
serán necesarias las autorizaciones a que se refieren los arts. 14, 29
y concordantes del Decreto 2.263/1974, de 20 de julio, sin perjuicio
de que se adopten las precauciones sanitarias que, en su caso, sean
precisas y de que se acompañe el certificado médico especial que se
indica en el art. 6.o, punto 1.
2. El coste de dichos estudios y traslados se realizará con cargo
a los presupuestos de los Hospitales o Centros a que se refiere el
art. 1.o, punto 2, que podrán repercutirlo al centro sanitario de procedencia, de acuerdo con las tarifas o conciertos establecidos.
Art. 5.
1. Los hospitales que lo deseen y que reúnan las condiciones
adecuadas de locales, medios físicos y personal, a que se refieren los
arts. 1.o, 2.o y 3.o podrán solicitar la autorización para que todos los
enfermos que fallezcan en los mismos puedan ser autopsiados sin
más requisitos, si por los servicios médicos se estima necesario. Tal
autorización se hará a petición de dichos hospitales, de forma individualizada y por Orden del Ministerio de Sanidad y Consumo.
2. Los pacientes fallecidos en dichos hospitales que, por sí mismos o a través de su cónyuge o de sus familiares en primer grado, no
hubiesen manifestado su oposición al procedimiento, podrán ser sometidos a un estudio autópsico que garantizará a los familiares la no
desfiguración manifiesta del cadáver y la no comercialización de las
vísceras. Se considerará que no existe dicha oposición cuando no
conste en el libro de registro del hospital y tampoco se haya manifestado por el cónyuge o familiares en primer grado del difunto,
dentro de las cuatro horas siguientes al momento en que se les entregue o, si no se encontrasen en el hospital, se ponga a su disposición la copia del certificado médico especial a que se refiere el
art. 6.o punto 1.
3. En los demás casos, es decir, fuera de dichos hospitales o
cuando el procedimiento suponga la desfiguración manifiesta del
cadáver, la autopsia clínica requerirá la constancia escrita de la autorización expresada por el interesado antes de su fallecimiento, o la
conformidad del cónyuge o familiares en primer grado del difunto,
o la orden formulada por la autoridad sanitaria cuando exista un interés relevante para la salud pública.
4. Las autopsias clínicas podrán realizarse siempre que no intervenga la autoridad judicial, o, interviniendo, hubiere hecho uso
de la facultad prevista en el art. 785, 8. a, f) de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
Art. 6.
a)
b)
c)
3. El Médico anatomopatólogo decidirá la técnica que seguir en
cada caso, emitirá los informes provisionales y definitivos de la autopsia y mantendrá el protocolo de la misma a disposición del médico de cabecera, del Jefe del Servicio del que proceda el autopsiado, de la Dirección del Centro que haya solicitado la autopsia o de la
del Centro donde se haya practicado.
4. En el informe provisional constarán los hallazgos macroscópicos y un juicio inicial acerca de la enfermedad fundamental y, si
es posible, de la causa de la muerte.
5. El informe de la autopsia remitido por el Servicio de Anatomía patológica al Médico de cabecera o en su caso, al Jefe del Servicio correspondiente, servirá para extender el certificado médico
del fallecimiento, que deberá reunir los requisitos legalmente establecidos al efecto.
6. Cuando los familiares lo soliciten expresamente, tendrán
derecho a un informe del resultado de la autopsia emitido, asimismo, por el Servicio de Anatomía patológica que lo haya practicado.
7. La Dirección del Centro donde se practiquen los estudios autópsicos clínicos, garantizarán en todo caso a los familiares y allegados, una vez finalizado el estudio, el acceso al cadáver y la permanencia en las dependencias adecuadas en las proximidades del
mismo.
Art. 7.
1. Para el mejor aprovechamiento científico-social de los datos, cada estudio autópsico irá seguido de la formulación por el
Anatomopatólogo responsable de los diagnósticos finales correspondientes.
2. Todo caso autopsiado será objeto de una evaluación final
clínico-patológica y el material científico que de él se derive será
puesto a disposición de los médicos para su formación y educación
continuada, y será incluido en las estadísticas que cada Centro habrá de llevar reglamentariamente.
3. El ulterior aprovechamiento científico de los datos obtenidos
en la autopsia puede incluir su presentación en sesiones de especialidades y congresos científicos, su adscripción a colecciones, seminarios y simposios y su publicación en revistas profesionales,
siempre que no exista una concurrente actuación judicial a la que
convenga la reserva de esta información y con el debido respeto
al secreto médico y a la intimidad personal y familiar de los interesados.
Disposiciones finales.
1.a
2.a
3.a
1. La realización de estudios autópsicos sólo podrá hacerse previa constancia y comprobación de la muerte. Para poder iniciar estos estudios deberá extender un certificado médico especial, en el
que solamente se consignará el hecho de la muerte cierta y que únicamente será válido a estos efectos. La copia de dicho certificado
se entregará o se pondrá a disposición del cónyuge o familiares en
primer grado del difunto.
2. Recibido por el Médico anatomopatólogo dicho certificado,
junto con los datos clínicos establecidos o sospechados, y comprobado el cumplimiento de los demás requisitos y condiciones a que
se refiere el presente Real Decreto, podrá realizarse la autopsia clínica cuando sea técnicamente posible y exista un interés médico
en base a alguno de los siguientes supuestos:
Que un estudio clínico completo no haya bastado para caracterizar suficientemente la enfermedad.
Que un estudio clínico haya bastado para caracterizar la enfermedad suficientemente, pero exista un interés científico
definido en conocer aspectos de la morfología o de la extensión del proceso.
Que un estudio clínico incompleto haga suponer la existencia de lesiones no demostradas que pudieran tener un interés
social, familiar o científico.
Por el Ministerio de Sanidad y Consumo se adoptarán las
medidas necesarias para el mejor desarrollo y aplicación de
lo establecido en el presente Real Decreto.
El libro de registro a que se refiere el art. 5.o punto 2 podrá
ser el mismo a que se refiere el art. 8.o del Real Decreto
426/1980, de 22 de febrero.
Queda derogado el párrafo 2.o del art. 19 del Decreto
2.263/1974, de 20 de julio.
ANEXO II
Recomendación n. o (99)3 del Consejo de Ministros de los Estados Miembros, para la Armonización Metodológica de las
Autopsias Médico-legales. (Adoptada por el Consejo de Ministros del 2 de febrero de 1999.)
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Autopsia
Principios y reglas relacionados
con los procedimientos de autopsias
médico-legales
a)
b)
c)
Objeto de la recomendación:
d)
1. En los casos en que la muerte puede ser debida a causas no
naturales, la autoridad competente, acompañada de uno o más peritos médico-legales, deberá investigar adecuadamente el lugar de
los hechos, examinar el cuerpo y decidir si debe realizarse la autopsia.
2. Se debe practicar la autopsia en todas las muertes no naturales, obvias o sospechosas, también cuando exista demora entre el
hecho causal y la muerte, particularmente en los siguientes casos:
e)
f)
g)
a)
b)
c)
d)
e)
f)
g)
h)
i)
j)
Homicidio o sospecha de homicidio.
Muerte súbita inesperada, incluyendo el síndrome de muerte súbita del lactante.
Violación de derechos humanos, como es la sospecha de
tortura o cualquier otra forma de maltrato.
Suicidio o sospecha de suicidio.
Sospecha de malpraxis médica.
Accidentes de circulación, laborales o domésticos.
Enfermedad profesional y ensayos.
Desastres tecnológicos y naturales.
Muertes durante detenciones o muertes asociadas con actividades policiales o militares.
Cuerpos no identificados o restos óseos.
3. Los peritos médico-legales deberán realizar sus funciones
con total independencia e imparcialidad. No deben estar sometidos a ninguna forma de presión y deben ser objetivos en el ejercicio de sus funciones, especialmente en la presentación de sus resultados y conclusiones.
Principio I. Investigación
de la escena o lugar de los hechos
a) Principios generales
1. En los casos de muertes no naturales, evidentes o sospechosas, el médico que ha constatado el fallecimiento deberá ponerlo
en conocimiento de la autoridad competente; ésta decidirá si el examen debe ser realizado por un perito médico-legal o por un médico
familiarizado con las técnicas de examen médico-legales.
2. Particularmente, en homicidios o muertes sospechosas, los
peritos médico-legales deben ser informados sin dilación y, cuando
se considere preciso, acudir inmediatamente al lugar donde se encontró el cuerpo. A este respecto, deberá existir una adecuada estructura de coordinación entre todas las personas involucradas y, en
particular, entre el estamento judicial, los peritos médico-legales y
la policía.
© MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito.
b) Examen del cuerpo
1. Papel de la policía.
La policía, entre otras, debe realizar las siguientes tareas:
a)
b)
c)
d)
e)
f)
Identificar a todas las personas que se encuentren en el lugar
de los hechos.
Fotografiar el cuerpo tal y como fue encontrado.
Asegurarse de que todos los indicios sean anotados y que
las piezas de convicción, como armas y proyectiles, se custodien para exámenes posteriores.
De acuerdo con el perito médico-legal, obtener la información que permita la identificación del cuerpo y cualquier
otra información de los testigos, incluyendo aquellos que
vieron por última vez al fallecido con vida.
Proteger las manos y la cabeza del fallecido con bolsas de papel, bajo el control del perito médico-legal.
Preservar la integridad de la escena y sus alrededores.
2. Papel del perito médico-legal.
Deberá sin dilación:
295
Ser informado de todas las circunstancias relacionadas con
la muerte.
Asegurarse de que las fotografías del cuerpo sean tomadas
adecuadamente.
Anotar la posición del cuerpo y su relación con el estado de
las ropas, el patrón de la rigidez y de las livideces cadavéricas, así como el estado de descomposición posmortal.
Examinar y anotar la distribución y patrón de las manchas
de sangre en el cuerpo y en el lugar, así como cualquier otra
evidencia biológica.
Realizar un examen preliminar del cuerpo.
Excepto cuando el cuerpo esté en descomposición o esqueletizado, anotar la temperatura ambiental y rectal profunda
del cadáver, estimando la hora de la muerte en función del
grado, localización y estado de reversibilidad del rigor mortis y de las livideces, así como otros hallazgos.
Asegurarse de que el cadáver se transporta y custodia de manera segura y en un lugar refrigerado.
Principio II. Médicos encargados de la autopsia
Las autopsias médico-legales deben ser realizadas, cuando sea
posible, por dos médicos de los cuales al menos uno de ellos debe
estar cualificado en patología forense.
Principio III. Identificación
A fin de asegurar la correcta identificación del cadáver se deben
tomar en consideración los criterios establecidos en la normativa
sobre identificación de víctimas en desastres, adoptada por la
Asamblea General de la Interpol en 1997, que incluye los siguientes: reconocimiento visual, efectos personales, características físicas, examen dental, examen antropológico, huellas dactilares e
identificación genética.
1. Identificación visual. La identificación visual del cadáver se
deberá realizar por los familiares, personas que le conocieran o que
le hubieran visto recientemente.
2. Efectos personales. Se debe describir la ropa, las joyas y el
contenido de los bolsillos. Ello puede ayudar a una correcta identificación.
3. Características físicas. Se deben obtener las características físicas por medio del examen externo e interno.
4. Examen dental. Cuando sea procedente, un odontólogo con
experiencia médico-legal examinará la dentadura y los maxilares.
5. Examen antropológico. Cuando los restos humanos estén
esqueletizados o en avanzado estado de descomposición, si fuera
necesario, ha de hacerse un estudio antropológico.
6. Huellas dactilares. Cuando sea preciso, la policía tomará las
huellas dactilares. Debe existir una estrecha colaboración entre todos los expertos involucrados.
7. Identificación genética. Cuando sea necesaria la identificación genética, ésta se realizará por un experto en genética forense.
Es necesario tomar muestras biológicas del fallecido con el fin de
colaborar a la identificación genética. Se deben tomar medidas encaminadas a evitar la contaminación y garantizar la apropiada custodia de las muestras biológicas.
Principio IV. Consideraciones generales
1. Las autopsias médico-legales y actos relacionados deben llevarse a cabo de acuerdo con la ética médica, y respetando la dignidad del fallecido.
2. Cuando sea adecuado, los familiares más cercanos deben tener la oportunidad de ver el cuerpo.
3. Antes de comenzar la autopsia, deben seguirse las siguientes reglas mínimas:
a)
b)
c)
d)
booksmedicos.org
Anotar la fecha, hora y lugar de la autopsia.
Anotar el o los nombres del o de los peritos médico-legales, asistentes y cualquier otra persona presente en la autopsia, indicando el cargo y papel de cada uno en dicha
práctica.
Cuando sea necesario, fotografiar en color o grabar en vídeo
todos los hallazgos relevantes del cuerpo, vestido y desnudo.
Desnudar el cuerpo, examinar y guardar las ropas y joyas, verificando la relación entre las heridas del cuerpo y la ropa.
296
e)
Medicina legal tanatológica
Cuando sea necesario, realizar radiografías, particularmente cuando haya sospecha de abusos sexuales a menores,
así como para la identificación y localización de cuerpos
extraños.
4. Antes de comenzar la autopsia, y cuando sea preciso, se deben tomar muestras en los orificios naturales del cuerpo con el fin
de obtener e identificar evidencias y vestigios biológicos.
5. Si el fallecido estaba hospitalizado antes de la muerte, se
deben obtener muestras de sangre y realizar radiografías, además de
contar con la historia clínica.
Principio V. Métodos de autopsia
I. Examen externo
1. El examen de la ropa es parte fundamental del examen externo y todos los hallazgos observados deben ser claramente descritos. Este precepto adquiere especial relevancia en aquellos casos
en los que la ropa aparece rota o manchada: se deberá describir cada
zona con daños recientes y los hallazgos más importantes, comparados con la topografía lesional cadavérica. Si existen discrepancias
en dicha comparación, también se harán constar.
2. La descripción del cuerpo en el examen externo debe incluir:
a)
b)
c)
d)
e)
f)
g)
h)
i)
j)
k)
Edad, sexo, constitución, altura, grupo étnico, peso, estado
nutricional, color de la piel y características especiales (tales
como cicatrices, tatuajes o amputaciones).
Los fenómenos cadavéricos, incluyendo detalles relacionados con la rigidez y las livideces posmortales (distribución,
intensidad, color y fijación); putrefacción y cambios inducidos por el medio ambiente.
Hallazgos observados en una primera inspección externa y
su descripción; toma de muestras y otras evidencias de interés en la superficie corporal, y reinspección después de trasladar y limpiar el cuerpo.
Inspección de la superficie cutánea de la región posterior del
cuerpo.
La descripción e investigación cuidadosa de la cabeza y de sus
orificios naturales, incluyendo: el color, la longitud, la densidad y la distribución de la cabellera (y barba); el esqueleto nasal; la mucosa oral, la dentición y la lengua; las orejas, las regiones retroauriculares y el orificio y conducto auditivo externo; los ojos: color de iris y esclera, aspecto y regularidad de
las pupilas, las escleróticas y la conjuntiva; piel (se debe describir la presencia o ausencia de petequias); olor y color de
los fluidos que puedan observarse a través de los orificios.
Cuello: comprobar su excesiva movilidad, presencia o ausencia de abrasiones o erosiones (incluidas petequias), otras
marcas o hematomas en toda la circunferencia cervical.
Tórax: forma y solidez; mamas: aspecto, pezones y pigmentación.
Abdomen: aumento de diámetro, pigmentación, cicatrices,
hematomas y alteraciones.
Ano y genitales.
Extremidades: forma y movilidad anormal, malformaciones;
signos de administración intravenosa y cicatrices; superficies palmares, uñas de los dedos y de los pies.
Hallazgos de sustancias bajo las uñas.
No se deben retirar los dispositivos médicos antes de la intervención de un perito médico-legal.
8. En este punto se debe tomar la decisión de la estrategia de investigación que seguir y sobre la necesidad de realizar radiología o
utilizar otros procedimientos de diagnóstico por la imagen.
II. Examen interno
A.
Generalidades
1. Se deben describir todas las alteraciones producidas por la
disección o por la recogida de muestras.
2. Deberán abrirse «plano a plano» las tres cavidades corporales: cabeza, tórax y abdomen. Cuando esté indicado, se examinará la
columna vertebral y las articulaciones.
3. El examen y descripción de las cavidades incluye: estudio
para la presencia de gases (neumotórax), medidas del volumen de
sangre y fluidos, aspecto de las superficies internas, integridad de
sus límites anatómicos, apariencia externa de los órganos y su localización; adherencias y obliteraciones cavitarias, lesiones y hemorragias.
4. En todas las autopsias médico-legales, debe realizarse la disección de los tejidos blandos y de la musculatura del cuello (v. el
párrafo relativo a procedimientos especiales).
5. Deben examinarse y seccionarse todos los órganos siguiendo las normas establecidas por la patología (anatomía patológica).
Esto incluye la apertura de los vasos más importantes, tales como
las arterias y los senos intracraneales, las carótidas, las arterias coronarias, las arterias y venas pulmonares, la aorta y los vasos abdominales, las arterias femorales y las venas de los miembros inferiores. Se disecarán vías más relevantes, como las aéreas superiores e
inferiores, los conductos biliares, los uréteres. Se deben abrir todos
los órganos huecos y describir su contenido —color, viscosidad,
volumen— (tomando muestras cuando sea adecuado). Se deben cortar todos los órganos, describiendo la superficie de corte. Si hay lesiones, el procedimiento de disección puede variar respecto al normal o habitual; en ese caso, debe describirse y documentarse adecuadamente.
6. Deben describirse de forma precisa, el tamaño y la localización de todas las lesiones internas. La descripción de las trayectorias incluirá su relación con los órganos y su anatomía topográfica.
7. Registrar el peso de los órganos más importantes.
B.
Examen detallado
1.
Cabeza.
a)
Antes de proceder a la apertura craneal, se debe despegar el
periostio con el fin de mostrar o excluir fracturas.
El examen de la cabeza debe implicar la inspección y descripción del cuero cabelludo, las superficies externa e interna del cráneo y los músculos temporales.
Debe describirse el grosor y el aspecto del hueso y de las suturas craneales, el aspecto de las meninges, del líquido cefalorraquídeo (LCR), la estructura de la pared y el contenido de
las arterias cerebrales y de los senos. La descripción de los
huesos también debe incluir el examen de su integridad y
del conjunto del cráneo con las dos primeras vértebras cervicales.
En el caso de lesión en la cabeza, obvia o sospechada, particularmente se precisa un examen detallado en casos de suicidio o de putrefacción, se recomienda la fijación de todo el
encéfalo antes de su disección.
Cuando esté indicado deben abrirse los oídos medios y los
senos nasales.
El tejido blando y el esqueleto facial deben disecarse sólo
cuando sea de interés, utilizando técnicas que conserven,
en lo posible, el aspecto estético.
b)
c)
d)
3. Todas las lesiones, incluyendo erosiones, contusiones y heridas así como otras señales o marcas deben ser descritas en su forma,
medidas exactas, dirección, bordes, ángulos y posición relativa con
relación a los puntos anatómicos. Fotografiarlas. Tomar muestras en
el caso de lesiones por mordedura, realizando un molde si fuera
necesario.
4. También se deben describir los signos de vitalidad perilesionales, la presencia de elementos extraños en el interior de las heridas y alrededor de las mismas, la presencia de reacciones secundarias tales como decoloración, cicatrización e infección.
5. Puede ser necesario realizar incisiones locales en la piel para
examinar la presencia de contusiones, hematomas cutáneos y subcutáneos.
6. Cuando sea necesario, se tomarán muestras de las heridas
para su posterior análisis histológico o histoquímico.
7. Deben describirse todos los signos recientes y antiguos propios de intervención quirúrgica y reanimación.
e)
f)
2. Tórax y cuello.
La apertura del tórax debe realizarse mediante una técnica que
permita la demostración de neumotórax y la inspección de la pared
torácica, incluyendo las regiones posterolaterales. La disección in
situ del cuello debe mostrar los detalles de su anatomía.
3. Abdomen.
El procedimiento de apertura del abdomen debe permitir un examen minucioso de todos los planos, incluyendo las regiones poste-
booksmedicos.org
Autopsia
rolaterales. La disección in situ es necesaria en ciertos casos, particularmente para la demostración de trayectorias lesionales y evacuación de fluidos. La disección de los órganos debe observar criterios, a ser posible de continuidad anatómica. Se debe disecar el intestino completamente, describiendo su contenido.
4. Esqueleto.
El examen de la caja torácica, columna y pelvis, debe ser parte
del procedimiento de autopsia.
Cuando sea adecuado, y en muertes traumáticas, puede ser necesaria la disección de las extremidades, posiblemente junto a su
examen radiológico.
5. Procedimientos especiales.
a)
b)
c)
d)
e)
Si existe alguna sospecha de traumatismo cervical, se deben
extraer los órganos torácicos y el encéfalo antes de proceder
a la disección cervical, facilitando así el examen detallado en
un territorio exangüe.
Si hay sospecha de embolismo gaseoso, se debe realizar radiología torácica antes de la autopsia. El primer paso de la
autopsia, en este caso, debe ser una cuidadosa y parcial
apertura del tórax con desarticulación de los 3/4 inferiores
esternales, y posterior apertura cardíaca bajo el agua, permitiendo la cuantificación y toma de muestras del aire o gas
que escapa.
Para la demostración de patrones lesivos específicos, se
aceptan desviaciones respecto al procedimiento normal de
disección, con tal que dichas técnicas sean descritas específicamente en el informe de autopsia.
La disección, en muertes traumáticas, debe incluir una exposición completa de los tejidos blandos y de la musculatura del plano posterior del cuerpo. El mismo procedimiento
debe aplicarse a las extremidades (método denominado peel
off o l’écorchage).
Ante la sospecha o certeza de agresión sexual, se deben extraer en bloque los órganos genitales internos junto con los
genitales externos, recto y ano, para su disección. Antes de
realizar dicha técnica, deben tomarse muestras en los orificios y cavidades.
6. Toma de muestras.
El objetivo del procedimiento de recogida de muestras dependerá de cada caso. En todos ellos se seguirán las siguientes reglas mínimas:
a)
b)
c)
© MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito.
d)
e)
f)
g)
h)
En todas las autopsias, el esquema básico de recogida de
muestras incluye tomas de los órganos principales con fines
histológicos, sangre periférica (para análisis de alcohol, drogas e identificación genética), orina y contenido gástrico.
Todas las muestras de sangre deben ser periféricas, no cardíaca o torácica.
Cuando no se pueda establecer la causa de la muerte con el
necesario grado de certidumbre, la toma incluirá muestras
adicionales y fluidos para estudios metabólicos y toxicológicos. Éstas incluyen sangre, humor vítreo, líquido cefalorraquídeo, bilis, pelo y demás tejidos importantes.
Si la muerte se relaciona con violencia física, la toma de
muestras incluirá las lesiones, por ejemplo para determinar
su data y la presencia de materiales extraños en su seno.
Puede ser necesario extirpar huesos o compartimentos óseos
si se desea reconstruir.
Puede ser preciso extirpar los maxilares y otros huesos, si el
fin principal es la identificación.
Si se diagnóstica o sospecha estrangulación o aplicación
de fuerza física en el cuello, se debe conservar la totalidad de
las estructuras del cuello, musculatura y paquete neurovascular para estudio histológico. El hioides y los cartílagos laríngeos se deben disecar cuidadosamente.
Deben recogerse las muestras biológicas en recipientes firmemente cerrados, adecuadamente conservados, sellados
y transportados al laboratorio en condiciones de seguridad.
Algunos especímenes y fluidos necesitan ser recogidos de
forma especial y analizados sin tardanza.
297
Principio VI. Informe de autopsia
1. El informe de autopsia es tan importante como la autopsia en
sí; esta última será menos valiosa si los hallazgos y opiniones del
perito médico-legal no se expresan en un documento de forma clara, precisa y permanente. El informe de autopsia debe ser parte integral del procedimiento de autopsia y ser diseñado cuidadosamente.
2. El informe, debería ser:
a)
b)
c)
d)
e)
Completo, detallado, comprensible y objetivo.
Claro y comprensible no sólo para otros médicos, sino también para lectores no médicos.
Escrito con una secuencia lógica, bien estructurado y con
facilidad para referirse a sus diversos apartados.
Legible y perdurable; en papel, aun cuando se realice su almacenamiento electrónico.
Escrito a modo de ensayo razonado.
3. El diseño del informe de autopsia, debe incluir, como mínimo:
a)
b)
c)
d)
e)
f)
g)
h)
i)
j)
k)
l)
m)
n)
o)
p)
q)
r)
7. Devolución del cuerpo.
Después de llevar a cabo una autopsia médico-legal, los peritos
médico-legales deben asegurarse de que el cuerpo se devuelva en
condiciones dignas.
booksmedicos.org
Preámbulo legal, si es necesario, a fin de cumplir los requisitos legales.
Número de serie, codificación para su recuperación computerizada y código incluido en la Clasificación Internacional
de Enfermedades (ICD: International Classification of Disease Code).
Detalles personales completos del fallecido (incluyendo
nombre, edad, sexo, dirección y ocupación), salvo en los
no identificados.
Cuando se conozcan: fecha, lugar y data de la muerte.
Fecha, lugar y hora de la autopsia.
Nombre, titulación, cualificaciones y puesto del o de los expertos médico-legales.
Personas presentes durante la autopsia y su función.
Cargo y nombre de la autoridad que ordenó la autopsia.
Persona o personas que identifican el cadáver.
Nombre y dirección del médico que atendió al fallecido.
Sinopsis de la historia y circunstancias de la muerte, partiendo de los datos proporcionados al perito médico-legal
por la policía, los jueces, los parientes u otras personas, así
como de la información contenida en el expediente, cuando
éste sea accesible.
Descripción del lugar de la muerte, si acudió el experto médico-legal; las referencias deben realizarse según los preceptos contenidos en el Principio I ya mencionado.
Examen externo, según las referencias incluidas en el Principio V.
Examen interno por sistemas anatómicos, junto con comentarios para cada órgano. Referirse a lo preceptuado en el
Principio V.
Listado de todas las muestras tomadas para la investigación toxicológica, identificación genética, histología, microbiología y otras técnicas; dichos especímenes deben ser
identificados y analizados por el perito médico-legal de
acuerdo con lo establecido por cada sistema legal.
Se deberán incluir, cuando sea posible, los resultados de investigaciones tales como radiología, odontología, entomología y antropología.
Una de las partes más importantes del informe de autopsia
es la evaluación global que el perito médico-legal realiza del
significado de los resultados obtenidos. Al finalizar una autopsia, las conclusiones son frecuentemente provisionales,
ya que hallazgos posteriores o el conocimiento ulterior de
otros hechos circunstanciales pueden motivar su modificación. Los peritos médico-legales deben interpretar la globalidad de hallazgos, ofreciendo la máxima información y
abanico de opiniones. También se debe llamar la atención
sobre cuestiones que pudieran ser de importancia y no hayan sido señaladas por la autoridad competente.
Basándose en la interpretación final, debe señalarse la causa de la muerte, de acuerdo con la Clasificación Internacional de Enfermedades. Cuando existan diversas posibilidades o alternativas para la causa de la muerte, y los hechos no pudieran diferenciarlas, el experto médico-legal
deberá describir dichas alternativas y, si es posible, ordenarlas según sus probabilidades. Si no es posible, entonces
298
s)
Medicina legal tanatológica
la causa de muerte deberá ser expresada como «Indeterminada».
El informe será finalmente revisado, fechado y firmado por
el o los peritos médico-legales.
4. Las fechas de la autopsia y del informe provisional nunca deberían estar separadas por más de uno o dos días. Dichas fechas deben ser lo más próximas posibles.
Apéndice de la Recomendación N. o R (99) 3
Métodos específicos (ejemplos seleccionados).
1. Constricción cervical (ahorcadura, estrangulación a mano o
con lazo).
El examen del lugar donde se encontró el cadáver, es extremadamente importante: por ejemplo, la existencia de una silla o plataforma similar, forma de aplicar el instrumento de estrangulación,
técnica de tensión del nudo, la aplicación de cinta adhesiva en las
manos y en otros objetos a fin de obtener vestigios de interés.
tación «en bloque» y «en fragmentos». Deben tenerse en cuenta las
limitaciones del citado examen. Descripción de todas las malformaciones. En lo que respecta a los órganos abdominales, se debe investigar la presencia de gas en el intestino. Tanto el cordón umbilical como la placenta deben ser objeto de estudio morfológico e histopatológico.
6. Muerte súbita.
Después de realizar un somero examen podemos realizar una
subdivisión en tres categorías fundamentales a fin de establecer una
estrategia de actuación posterior:
a)
b)
c)
— Marcas de estrangulación: profundidad, anchura; anillos intermedios, dirección, punto de impresión, surcos de piel elevadas, zonas de hiperemia, presencia de marcas de estrangulación duplicadas; otras lesiones cervicales específicas,
excoriaciones induradas consecuencia del deslizamiento del
instrumento; marcas consecuencia del trenzado de patrones y
estructuras textiles; distribución de las petequias en la piel.
Contusiones, marcas de arañazos, vesículas en la marca de estrangulación.
— Sangrado a través de orificios faciales. Diferencias de tamaño
entre ambas pupilas, localización de las livideces, presencia y
distribución de la congestión.
— Lesiones debidas a convulsiones, lesiones de defensa, lesiones secundarias a una suspensión forzada.
Es esencial realizar la disección de los tejidos blandos cervicales,
su musculatura y órganos en un campo exangüe.
2. Sumersión/inmersión.
Anotar cuidadosamente los siguientes hallazgos: hongo de espuma en la boca, cutis anserina, maceración cutánea, algas y lodo, lesiones secundarias por animales acuáticos o elementos del medio
acuático (rocas, embarcaciones, etc.), pérdida de uñas, piel, localización de las livideces.
Técnica: toma de muestras del contenido gástrico, descripción
exacta de los pulmones (peso, medidas, extensión del enfisema); toma
de muestras del fluido pulmonar, hígado y otros tejidos, a fin de demostrar la posible existencia de diatomeas y otros contaminantes.
Si es preciso, debe realizarse toma de muestras del medio de sumersión (p. ej., agua del río, agua de la bañera).
3. Homicidios con móvil sexual.
Es especialmente importante la inspección y documentación de la
escena del crimen, en relación con el patrón lesional. Todas las lesiones deben ser fotografiadas a escala. Si es preciso, la superficie
corporal debe inspeccionarse mediante luz ultravioleta. La búsqueda
y toma de muestras de materiales biológicos extraños en la superficie
corporal debe incluir vello púbico y secreciones, como por ejemplo
en las mordeduras. Dicho material debe ser cuidadosamente conservado y protegido de contaminaciones, para la investigación del ácido desoxirribonucleico (ADN). Se recomienda la disección «en bloque» de los órganos genitales. También es necesario proceder a una
cuidadosa toma del material subungueal y de pelos «control».
4. Muertes por maltrato infantil y omisión.
Se debe evaluar el estado de nutrición y cuidados generales, además de documentar y descubrir las lesiones externas y las cicatrices.
Considerar la realización de radiografías buscando fracturas.
Considerar la extirpación de tejidos, como por ejemplo: todas las
lesiones, ganglios linfáticos regionales en situaciones de malnutrición, órganos endocrinos, tejidos inmunocompetentes y especímenes de diferentes porciones intestinales.
5. Infanticidio/fetos o recién nacidos.
Son precisas técnicas especiales de disección para exponer el
cerebro y la tienda del cerebelo; describir la situación de la bolsa serosanguinolenta (caput succedaneum); disecar todas las fracturas
«en bloque»; investigar todos los centros de osificación (su presencia y tamaño). Se debe tener especial cuidado en la valoración de
los órganos torácicos: grado de expansión pulmonar; examen de flo-
Hallazgos que explican el súbito desenlace de la muerte
(p. ej., hemopericardio, rotura aórtica). Los casos incluidos
en esta categoría generalmente pueden ser considerados
como suficientemente claros (resueltos).
Hallazgos que pueden explicar la muerte, pero permiten
otras posibilidades. Los casos pertenecientes a esta categoría necesitan la exclusión de otra causa, por ejemplo, envenenamientos; los exámenes histológicos son necesarios para
documentar alteraciones agudas o crónicas susceptibles de
ser la causa de la muerte.
Hallazgos mínimos o inexistentes o que no explican la muerte. Los casos pertenecientes a esta categoría requerirán habitualmente investigaciones más extensas. Esto ocurre especialmente en las muertes súbitas de los recién nacidos, en las
que es esencial un modelo de investigación más amplio.
7. Muerte por proyectiles de arma de fuego.
Se deben llevar a cabo los siguientes extremos:
— Describir extensamente el lugar de los hechos, las armas involucradas, los tipos de balas, ubicaciones de daño «medioambiental», cartuchos y posiciones relativas de las personas
involucradas.
— Examen completo de la ropa, descripción de sus daños relevantes y toma de muestras cuidadosa.
— Investigación completa y documentación de cualquier resto
sanguíneo existente en la superficie del cuerpo (incluyendo
ropa y manos).
— Descripción minuciosa de las lesiones de entrada y salida debidas al proyectil, con relación a puntos anatómicos fijos y
su distancia respecto a las plantas de los pies. Trayectos de los
proyectiles a lo largo del cuerpo.
— Descripción de las marcas debidas al contacto de la boca del
cañón.
— Extirpación de la región cutánea, sin limpiar, que rodea las lesiones de entrada y de salida.
— Cuando sea necesario, hacer radiografías antes y/o durante la
autopsia.
— Determinación del trayecto y dirección o direcciones del o
de los proyectiles.
— Determinación de la línea de disparo, sucesión de los disparos, vitalidad de los mismos y posición de la víctima.
8.
Muerte causada por artefactos explosivos.
Al igual que cuando se valora la causa de la muerte, la autopsia es fundamental (ayudando a reconstruir la naturaleza
de la explosión) en la identificación del tipo y fabricante del
artefacto explosivo, especialmente en los sabotajes aéreos y
otros actos terroristas.
b) Debe realizarse estudio radiológico completo del cuerpo
para localizar cualquier objeto metálico, tales como los componentes del detonador, que puedan conducir a la identificación del artefacto explosivo.
c) El patrón lesivo puede indicar que la persona fallecida era
el autor de la explosión, por ejemplo, la mayor incidencia topográfica de lesiones en la región abdominal baja puede sugerir que él o ella transportaban el artefacto en su regazo sufriendo una explosión prematura.
d) Todos los objetos extraños, identificados mediante radiología
durante la autopsia en los tejidos, deben ser conservados cuidadosamente para el examen forense (criminalístico).
e) Deben conservarse muestras tisulares, de la ropa, etc., para
su análisis químico, con el fin de identificar el tipo de explosivo.
9. Lesiones por instrumentos romos y/o penetrantes.
Se debe realizar:
a)
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Autopsia
— Examen de las armas u objetos potencialmente involucrados
(especialmente sus dimensiones).
— Inspección y examen extenso de la ropa (incluyendo roturas y
manchas).
— Disección cuidadosa y descripción de todos los trayectos (plano por plano), incluyendo sus dimensiones, signos de vitalidad y vestigios relacionados con el arma.
a)
10. Muertes en incendios.
Se debe realizar:
c)
— Examen de los restos de ropa, tipos y formas específicos de
quemaduras en la piel y mucosas.
— Búsqueda de alteraciones y peculiaridades típicas de la acción del calor.
— Demostración/exclusión de sustancias inflamables.
— Búsqueda de signos de vitalidad: monóxido de carbono, HCN,
inhalación de hollín, lesiones cutáneas.
11.
Sospecha de intoxicación (generalidades).
11.1. Cuando los hallazgos anatómicos no revelen la causa de la muerte y/o exista la vaga sospecha, de envenenamiento, en la toma de muestras básica deberá
incluirse: sangre periférica, orina, contenido gástrico, bilis, hígado y riñón.
11.2. Si surge sospecha fundada, la toma de muestra seguirá las pautas en relación con el grupo involucrado:
— Hipnóticos, sedantes, drogas psicoactivas, drogas cardíacas y analgésicos, pesticidas: como se
indicó en el apartado 11.1.
— Drogas de abuso: lo indicado en apartado 11.1 y
adicionalmente líquido cefalorraquídeo, tejido
cerebral, estigmas de inyecciones y pelo.
— Sustancias volátiles solubles en grasa tales como
solventes y aceleradores ígneos: lo indicado en el
apartado 11.1, a los que se añade: sangre procedente del ventrículo izquierdo, tejido cerebral,
grasa subcutánea, tejido pulmonar y ropa.
— Intoxicación alimentaria: los indicados en el
apartado 11.1, a los que se suma: contenido intestinal, si es posible de tres regiones diferentes.
— Sospecha de intoxicación crónica (metales pesados, drogas, pesticidas, etc.): los indicados en el
apartado 11.1, añadiendo: pelos (ramillete), huesos, grasa y contenido intestinal.
12. Cuerpos en putrefacción.
La presencia de descomposición no hace desaparecer la necesidad de una autopsia completa.
La radiología excluirá las lesiones óseas, la presencia de cuerpos
extraños, por ejemplo proyectiles.
Deben practicarse análisis toxicológicos (p. ej., alcohol) pero sus
resultados deben ser interpretados con cautela.
b)
d)
© MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Departamento de Madrid (calle Luis Cabrera, número 9,
28002 Madrid), cuya zona de servicio abarca las Comunidades Autónomas de Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha,
Castilla-León, Galicia, La Rioja, Madrid, Murcia, País Vasco
y Valencia.
Departamento de Barcelona (calle Merced, número 1, 08002
Barcelona), cuya zona de servicio abarca las Comunidades
Autónomas de Aragón, Cataluña, Baleares y Navarra.
Departamento de Sevilla (carretera de San Jerónimo, sin número, apartado de correos 863), cuya zona de servicio abarca
las Comunidades Autónomas de Andalucía, Extremadura,
Ceuta y Melilla.
Delegación de Tenerife (Campus de Ciencias de la Salud.
Universidad de la Laguna. Facultad de Medicina. Santa Cruz
de Tenerife), cuya zona de servicio abarca las islas Canarias.
A cada uno de estos Departamentos o Delegación se dirigirán los
Juzgados de las respectivas zonas, enviándoles directamente las
muestras y documentación según más adelante se especifica.
Documentación
Los Tribunales, Juzgados o Médicos forenses comunicarán al
Instituto el envío que hayan efectuado, expresando fecha de la expedición, procedimiento utilizado, nombre del transportista y breve
descripción del paquete y su precintado.
Así mismo, se expondrá con la mayor claridad y concisión posible el tipo de investigación que se interesa y se acompañará una información suficiente de todos los datos clínicos, necrópsicos, procesales y otros complementarios que puedan tener interés para
orientar la investigación.
En todos los casos se remitirá cumplimentado el impreso normalizado correspondiente a la investigación que se solicita
(v. anexo).
Cuando se sospeche una enfermedad infecto-contagiosa, hepatitis, SIDA, tuberculosis, etc., se hará constar en el formulario de manera bien explícita.
Debe existir un documento anejo al envío de muestras, que acredite la observación en todo momento de la «Cadena de Custodia»,
desde la toma de las muestras hasta su recepción en el INT. Se propone como modelo el que figura incluido como anexo, en los distintos modelos de formularios, pudiendo ser válido cualquier otro
documento, siempre que quede constancia firmada de todas las personas bajo cuya responsabilidad hayan estado las muestras.
Embalaje
El embalaje deberá comprender:
a)
Embalajes interiores, formados por:
1.
2.
3.
ANEXO III
28654 Orden, del Ministerio de Justicia, de 8 de noviembre
de 1996, por la que se aprueban los Normas para la preparación y remisión de muestras objeto de análisis por el Instituto de Toxicología.
299
b)
Normas de recogida, preparación
y envío de muestras para análisis
en el Instituto Nacional de Toxicología
Normas de tramitación
A efectos de la investigación analítica forense, el territorio nacional está dividido en cuatro zonas a las que sirve el Instituto Nacional de Toxicología (INT).
booksmedicos.org
Recipientes primarios estancos.
Un embalaje secundario estanco (saco de plástico).
Material absorbente en cantidad suficiente para absorber
por completo, en caso de derrame, el contenido líquido
y que deberá colocarse entre los recipientes primarios y
el embalaje secundario. Si se colocan varios recipientes
primarios en un mismo embalaje secundario, los primarios deberán envolverse individualmente para evitar que
haya contacto entre ellos, o se manchen o contaminen
mutuamente, incluso exteriormente, en caso de vertidos o roturas.
Embalaje exterior (nevera). En cada nevera sólo se incluirán
vísceras de un solo individuo, para evitar confusiones en
caso de alteración de etiquetas.
Es preciso incluir entre el embalaje secundario y el exterior una relación detallada de su contenido.
Para transportar las muestras en condiciones de refrigeración o congelación, se colocará hielo, hielo seco o frigolines
alrededor del o los embalajes secundarios. Deberán colocarse soportes interiores para mantenerlos en su posición después de que el hielo o hielo seco se haya fundido.
Si se utiliza hielo el embalaje exterior debe ser estanco.
Si se utiliza hielo seco el embalaje exterior debe permitir
la salida de dióxido de carbono.
300
Medicina legal tanatológica
Recipientes primarios
Se recomiendan los frascos de plástico incoloro de boca ancha y
doble tapa. En todo caso la tapa de rosca debe reforzarse con cinta
adhesiva para asegurar la estanqueidad.
Para los estudios histopatológicos son recomendables los frascos
de 2 litros de capacidad, que permiten una mejor fijación y no deforman las piezas.
Estos frascos deben ser preferentemente nuevos y enjuagados.
Si en alguna ocasión debieran emplearse frascos ya utilizados,
se lavarán profusamente con lejía (excepto si se ha de determinar
sodio, hipoclorito o cáusticos) y seguidamente se lavarán repetidamente con agua corriente y agua destilada.
Los frascos destinados a contener sangre, se deberán secar perfectamente para evitar hemólisis y llenar completamente, sin cámara de aire, si se han de determinar gases, alcohol y otras sustancias volátiles.
En cambio, para los restantes fluidos, se debe dejar vacío un espacio suficiente en los frascos, para evitar fugas y sobrepresiones en
su interior.
Una vez cerrados, debe comprobarse que no pierden líquidos.
Se deben acondicionar de modo que queden fijos o protegidos
contra choques, para impedir su rotura o derrame y controlar sus
movimientos dentro del embalaje exterior en condiciones normales de transporte.
Embalaje secundario
Se recomienda un saco de plástico resistente que debe quedar cerrado herméticamente.
Embalaje exterior (nevera)
Nota: A la muestra de sangre se añadirá un agente conservante
(fluoruro sódico, sólido) en todos los casos, excepto cuando haya de
determinarse flúor o sodio. A las restantes muestras no se les adicionará ningún conservante.
Nunca se conservarán en formol muestras destinadas al análisis
químico-toxicológico, reservándose aquel exclusivamente para las
muestras en que interese realizar un estudio histopatológico.
2. Alcohol etílico
2.1.
Instrumental: la extracción de la sangre venosa se realizará con
jeringa de un solo uso.
Desinfección de la piel: se efectuará con solución acuosa de
cloruro mercúrico o mercuro-cromo, agua con jabón o agua destilada; nunca se empleará alcohol, tintura de yodo u otros disolventes con fracciones volátiles.
Cantidad de sangre a extraer: 5 ml (mínimo).
Es conveniente el envío de dos tubos con 5 ml de sangre cada
uno, para que exista la posibilidad de un contraanálisis.
Frasco para remitir la muestra: debe utilizarse un vial de 5 ml
de capacidad de forma que quede completamente lleno, sin cámara de aire, adicionado de 50 mg de oxalato potásico como anticoagulante y de 50 mg de fluoruro sódico como conservante.
Mezclar bien después de tapar. Pueden emplearse los tubos de
plástico de uso en análisis clínicos.
Se procurará evitar que la muestra reciba calor, manteniéndola en frigorífico siempre que sea posible. Para su envío introducir
el vial protegido en otro envase.
2.2.
Los embalajes nuevos o reutilizados, antes de ser llenados y
entregados para el transporte, deben ser inspeccionados para
comprobar que están exentos de grietas, contaminación u otros
daños. Todo embalaje que dé muestras de haber perdido resistencia en comparación con el tipo de diseño aprobado deberá ser
sustituido.
Etiquetado y precintado
Cuando las muestras estén contenidas en varios frascos, todos y
cada uno de ellos estarán provistos de una etiqueta con expresión
del contenido, nombre de la víctima, Juzgado de Instrucción, número de sumario o diligencias y fecha.
El embalaje exterior (nevera) deberá estar cerrado herméticamente y convenientemente precintado. Puede utilizarse el papel adhesivo con el sello del Juzgado. Se hará constar siempre el Juzgado remitente.
Normas de preparación y remisión
de muestras para investigación
químico-toxicológica
1. Tóxicos desconocidos
En los casos en que se desconoce totalmente la naturaleza del tóxico a investigar en un cadáver, es preciso remitir al Instituto las
muestras que a continuación se detallan:
— Un recipiente con estómago y su contenido, y además vómitos y los lavados gástricos que en el tratamiento de urgencia se
hicieran con agua sola.
— Un frasco seco con sangre en cantidad de unos 50 ml.
— Un frasco de orina; toda cuanta sea posible extraer.
— Un recipiente con aproximadamente 100 g de cerebro.
— Un recipiente con hígado (aproximadamente 100 g) y vesícula biliar.
— Un recipiente con una cuña renal de aproximadamente 100 g.
— Un recipiente con aproximadamente 100 g de pulmón.
— Cuando se sospechen intoxicaciones crónicas por arsénico,
talio, cadmio y drogas deberán remitirse muestras de cabellos.
En sujetos vivos:
En cadáveres:
Debe solicitarse esta determinación, junto con la de drogas,
en todos los conductores de vehículos muertos en accidentes de
tráfico, así como en los fallecidos por atropello de vehículos
de motor.
La sangre venosa o procedente de cavidades cardíacas se acondicionará del modo antes descrito.
Además de la sangre o en su lugar, puede remitirse el humor
vítreo.
3. Drogas de abuso
3.1.
Muertes por drogas:
Además de sangre, acondicionada de igual forma que para las determinaciones de alcohol etílico, orina y muestras de vísceras, no
debe omitirse en estos casos, el envío de:
— Papelinas llenas o vacías, existentes junto al cadáver.
— Recipientes o instrumentos (cucharas, navajas, etc.).
— Jeringuillas.
3.2.
Muertes en accidentes de tráfico:
Del mismo modo que lo dispuesto en el apartado 2.2 respecto al
alcohol etílico, en todos los conductores de vehículos muertos en
accidentes de tráfico, así como en los fallecidos por atropello de
vehículo de motor, debe solicitarse la determinación de drogas
de abuso, para lo cual será suficiente la remisión de muestras de
sangre, acondicionada de igual forma que para las determinaciones
de alcohol etílico.
3.3.
Consumo crónico de drogas:
Se cortará de la zona occipital, muy próximo al cuero cabelludo,
un mechón de cabellos del grueso de un lápiz, que se fijará sobre
una cuartilla con una cinta cruzada de papel adhesivo, indicando
cuál de los dos extremos es el libre y cuál el próximo a la raíz.
4. Monóxido de carbono
Cinco mililitros de sangre, preferentemente obtenida de cavidades cardíacas o del sistema venoso, en un tubo o frasquito totalmente lleno, sin cámara de aire. Evítese la aireación de la muestra
booksmedicos.org
Autopsia
(trasvase) que pueda dar lugar a desplazamiento del óxido de carbono por el oxígeno del aire.
No es necesario la adición de agentes conservadores, ya que el
propio monóxido actúa como tal. Si existe duda sobre su existencia
o se desea la investigación de otros tóxicos, la sangre se acondicionará del modo anteriormente descrito.
5. Incendios
301
3. Muestras medioambientales
Muestras de aguas:
—
—
—
—
—
—
Agua de mar.
Aguas continentales.
Aguas superficiales: ríos, lagos y embalses, canalizaciones.
Aguas subterráneas.
Muestras de suelos.
Muestras de residuos.
Muestras a remitir:
— Muestra de material afectado en el incendio.
— Muestra del mismo material no afectado en el incendio.
— Si hubiese, muestra de material no afectado y que se sospecha
tenga restos de la posible sustancia combustible utilizada en
el incendio.
— Muestras de líquidos, botellas, etc., encontradas en el lugar
del siniestro y que pudieron estar relacionadas con la causa del incendio.
Recipiente:
Las muestras deben ser recogidas en frascos o tubos de vidrio, dependiendo de la cantidad recogida, sin cámara de aire y herméticamente cerrados.
6. Otras determinaciones
Deberá escogerse la muestra en función del órgano o sistema que
se piense pueda haber sido afectado con mayor facilidad.
Normas de preparación
y remisión de muestras
para experimentación toxicológica
1. Investigación de toxinas botulínicas
— Suero sanguíneo (8 ml).
— Heces.
— Alimentos.
© MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Todas las muestras deberán recogerse en condiciones estériles y
se remitirán lo antes posible y refrigeradas al Instituto.
En caso de que exista algún alimento sospechoso de producir la
intoxicación, se enviará manipulándolo lo menos posible y, si es
factible, en su recipiente original.
Si se trata de conservas, sería conveniente analizar alguna unidad
del mismo lote y que permanezca sin abrir.
En el caso de conservas caseras, enviar los restos de comida y
otros botes que hayan sido elaborados de igual manera.
Es de gran interés que se adjunte un informe sobre el cuadro clínico que presenta el enfermo y el tratamiento al que ha sido sometido, principalmente si se le ha administrado suero antibotulínico, y el
tiempo transcurrido entre la administración y la toma de muestras.
2. Estudios de toxicidad
La remisión de muestras para un estudio experimental de toxicidad dependerá del tipo de producto que se quiera estudiar, así como
de la vía de administración y duración del experimento.
Por ello, deberán ponerse en contacto con el Instituto (Sección de
Experimentación Toxicológica) y enviar todos los datos de tipo físico-químico que se conozcan de la sustancia, así como el empleo
para el que ha sido concebida, o la vía por la que se prevé puede
entrar en contacto con el hombre.
Con estos datos y conforme a las normativas vigentes, se elaborará un protocolo de toxicidad para los distintos estudios:
—
—
—
—
—
—
Toxicidad aguda por vía oral, cutánea o inhalatoria.
Toxicidad subcrónica por vía oral, dérmica o inhalatoria.
Irritación dérmica primaria.
Irritación ocular.
Toxicocinética.
Mecanismo de acción de las sustancias tóxicas.
Toma de muestras: cuando se trate de determinar el potencial tóxico de un determinado vertido sobre alguno de los medios receptores anteriormente expuestos, se tomarán muestras de agua arriba
del vertido, en el punto del vertido y aguas abajo del mismo, donde
la mezcla sea homogénea.
La toma de muestras en ríos debe efectuarse cerca de la corriente
principal y a una profundidad media, evitando la proximidad de la
orilla.
En lagos y embalses se deben evitar áreas de turbulencia por la
posible pérdida de los componentes volátiles. En general, se muestreará desde la superficie, descendiendo progresivamente en profundidad. Para evitar la mezcla de las capas de agua se tendrá la precaución de no remover el fondo, a fin de no recoger las partículas
sedimentadas.
Remisión de muestras: para un muestreo convencional se utilizarán envases de plástico (polietileno o politetrafluoroetileno) de boca
ancha y con tapón de rosca de fácil cierre y apertura. Será suficiente un volumen de 2 l en un único envase. Los envases se deben llenar en su totalidad, evitando cámaras de aire. Enjuagar dos o tres veces el envase con el agua que se va a recoger.
En el caso de muestras de suelo o de residuos sólidos, será suficiente recoger 1.000 g de cada una de ellas.
Se procurará que la muestra sea representativa del conjunto.
Si se requiere un estudio microbiológico, los envases deben ser
estériles, tipo «Anaclin», de venta en farmacias.
Es aconsejable remitir las muestras lo antes posible, refrigeradas
y al abrigo de la luz. Todos los envases deben llegar precintados y
etiquetados. En la etiqueta se harán constar al menos los siguientes
datos:
—
—
—
—
—
—
—
—
—
—
Identificación de la muestra.
Localización del sitio del muestreo.
Detalles del punto de muestreo.
Fecha de la toma.
Hora de la toma.
Nombre de quien recoge la muestra.
Condiciones atmosféricas.
Naturaleza del pretratamiento.
Si se ha añadido algún estabilizador o conservante.
Datos recogidos en el lugar de la toma: análisis realizados
in situ (temperatura, pH, conductividad, sólidos en suspensión, etc.).
Se considera de gran interés toda información que pueda ser remitida en relación a la actividad industrial o posible foco contaminante, así como datos relativos al entorno (población cercana, acuíferos, cultivos, fauna, reservas naturales, etc.).
Normas de preparación
y remisión de muestras
para investigaciones biológicas
1. Intoxicaciones alimentarias
1.1. Análisis microbiológico: se hará constar siempre la fecha
y hora del envasado. No se añadirán agentes conservantes y se indicará si ha existido algún tratamiento medicamentoso, especialmente por antibióticos:
Alimentos: se enviarán preferiblemente en el envase original. Si éste estuviera abierto, introducir el conjunto en un recipiente de mayor tamaño, estéril (tipo «Anaclin», de venta en
farmacias). Si esto no es posible, se introducirán por alimentos
en recipientes estériles y perfectamente cerrados. Esta manipu-
booksmedicos.org
302
Medicina legal tanatológica
lación deberá hacerse así mismo con guantes estériles. Envío refrigerado.
Aguas: se enviarán 1.000 ml de agua en un recipiente estéril,
no debiendo transcurrir más de 24 horas desde su recogida hasta
la llegada al laboratorio.
Si se sospecha que el agua está clorada, el recipiente debe ser
tratado previamente con 0,8 ml de una solución acuosa al 3 % de
tiosulfato sódico y después esterilizado.
La toma de muestras en ríos o pozos conviene hacerla a profundidad media.
En aguas de grifo:
1.o
2.o
3.o
Limpiar el grifo con agua o alcohol.
Flamear el grifo cerrado.
Dejar fluir el agua un rato y tomar la muestra, sin dejar
que grifo y recipiente se toquen. No interrumpir este
paso.
Heces: deben recogerse recién eliminadas, en frasco estéril o
un hisopado rectal fresco. Envío inmediato.
Si el transporte se prevé que dure más de 2-3 horas es necesario colocarlas en un medio de transporte (ejemplo: agua de peptona).
Contenido intestinal y contenido gástrico: estas muestras se
utilizarán para el estudio microbiológico de intoxicaciones alimentarias, sólo en ausencia de heces:
a)
b)
Contenido intestinal: se debe realizar una aspiración a través de la pared intestinal (intestino delgado o grueso) con
jeringa y aguja estériles y el contenido se introduce en un
vial de anaerobios, que se transportará inmediatamente al
laboratorio a temperatura ambiente.
Si se carece de estos viales, se puede emplear un recipiente estéril. Si resulta necesario realizar cultivos de virus, se deberá enviar un vial estéril y refrigerado en bolsas con congelantes o con hielo seco.
Contenido gástrico: se deposita en frasco estéril y se envía a la mayor brevedad posible al laboratorio.
1.2. Setas: se enviarán preferiblemente ejemplares que estén
enteros o en su defecto restos del guiso presuntamente responsable de la intoxicación, en un frasco hermético cada muestra (evitar bolsas de plástico), refrigerados y sin conservantes (adjuntar
información sobre lugar de recogida, sintomatología e informe
de autopsia).
1.2.1. Toxinas: para investigar la presencia de amanitinas (toxina que puede causar la muerte a partir, aproximadamente, del
cuarto día de la ingesta), remitir orina en un frasco estéril. Indicar
la fecha de la toma de muestra.
1.3. Plantas superiores: para su clasificación botánica, la muestra debe ser un espécimen completo, remitiéndose entre las hojas de
un periódico y protegidas con un cartón; los frutos y semillas se
enviarán en un frasco aparte (adjuntar información sobre lugar de
recogida, sintomatología o informe de autopsia).
2. Determinaciones bioquímicas
2.1.
Relacionadas con el diagnóstico de intoxicaciones:
2.1.1. Acetilcolinesterasas y/o seudocolinesterasas (intoxicaciones por organofosforados o carbamatos).
Se enviará 1 ml de sangre con anticoagulante
EDTA, Na sólido (1 mg/ml de sangre) o heparina.
2.1.2. Protoporfirina IX (intoxicación por plomo): 1 ml de
sangre extraída con heparina (10 UI/ml de sangre).
2.2. Relacionadas con el diagnóstico etiológico de muertes súbitas: se realizarán en humor vítreo preferentemente a sangre.
Extracción del humor vítreo: conviene extraer 0,5 ml con aguja
del número 19, a través del ángulo palpebral externo. La toma se
colocará en tubo de ensayo estéril sin adición de ninguna sustancia.
2.2.1. Glucosa: si se realiza la valoración en sangre será
recogida con fluoruro sódico sólido (10 mg/ml de
sangre) para evitar glucólisis heparina o EDTA Na
sólido (1 mg/ml de sangre).
2.2.2. Urea: En sangre heparinizada o humor vítreo.
2.2.3. Creatinina: En sangre heparinizada o humor vítreo.
2.2.4. Cloruros: En sangre heparinizada o humor vítreo.
2.3.
Relacionadas con el diagnóstico de embarazo:
2.3.1. Hormona gonadotropina coriónica (HCG): 1 ml de
sangre o plasma, 1 ml de orina o en manchas de sangre (la forma de envío de estos soportes se expone en
el apartado correspondiente a manchas de sangre).
El envío de todas estas muestras se realizará en
refrigeración y por el medio más rápido.
3. Estudios en muertes por sumersión
Se recogerán en dos frascos separados, lavados con agua destilada, secos, debidamente etiquetados y bien cerrados para evitar su
derrame, las siguientes muestras:
— Sangre del ventrículo derecho (VD).
— Sangre del ventrículo izquierdo (VI).
De ambas, la mayor cantidad posible y con anticoagulante (EDTA Na
sólido: 1 mg/ml sangre). La toma de muestra se realizará con jeringa,
utilizándose preferentemente tubos de poliestireno o polipropileno.
Debido a la fácil alteración de los niveles de estroncio en sangre, por
contacto con agua de mar, es fundamental la prevención de la contaminación de las muestras, por lo que resulta conveniente realizar la extracción de la sangre mediante punción intracardíaca, evitando abrir el
corazón. Se recomienda que con la jeringuilla una vez introducida en
la cavidad cardíaca, se bombee con el émbolo repetidas veces, a fin de
homogeneizar el contenido de estroncio de la sangre.
Pulmón: porciones distales de diferentes lóbulos, principalmente el lóbulo inferior derecho (100-200 g).
Médula ósea: preferiblemente de fémur o esternón (100 g).
Sistema nervioso central (SNC): duramadre a nivel de la hoz del
cerebro y tienda del cerebelo; cerebelo completo y plexos coroideos.
Bazo: (100 g).
Hígado: (100 g).
Agua o medio líquido del lugar de los hechos (100 ml). En cauces
profundos se realizarán tres tomas de muestras de diferentes alturas:
zona profunda, media y de superficie.
Muy importante: evitar la contaminación durante la toma y manejo de muestras. El transporte se hará en condiciones de refrigeración y por el medio más rápido posible. Las muestras para estudios
biológicos no deben ser fijadas con formol.
4. Investigación biológica de la paternidad
Se dará siempre preferencia a las investigaciones criminales sobre los procesos civiles, si bien en todo caso se intentará ajustarse a
las exigencias de un proceso sin dilaciones, cumpliendo los plazos
procesales establecidos.
4.1. Cuando se puede disponer de muestras de sangre del presunto padre, madre e hijo o hija.
Se concertará con el Instituto la fecha para la extracción de sangre a las personas implicadas: presunto padre, madre e hijo o hija.
En el caso de que no puedan personarse en el Instituto es posible también el envío de las muestras de sangre (5 ml de cada una
de las partes implicadas: presunto padre, madre e hijo o hija, utilizando EDTA Na sólido como anticoagulante) previa consulta telefónica con la Sección de Biología del INT. En este caso es imprescindible además que se rellene y sea remitido con cada una de las
muestras el formulario de identificación para la recogida de muestras biológicas indubitadas.
4.2. Cuando el presunto padre ha fallecido.
Las posibles estrategias de análisis en el caso en el que el presunto padre biológico ha fallecido son las siguientes:
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4.2.1.
4.2.2.
Análisis a partir de muestras biológicas (p. ej.,
biopsias fijadas que pudieran existir en algún centro hospitalario, restos de saliva en sobres y sellos
de cartas enviadas por el fallecido, etc.). En el caso
de remitir biopsias para su análisis es imprescindible que se remita también una copia del informe
anatomopatológico.
Análisis a partir de muestras biológicas de familiares directos (padre, hijos, etc.) del fallecido. En este
supuesto careceríamos de material biológico del
presunto padre pero podríamos deducir su patrimonio genético a partir del análisis genético de sus familiares directos.
Autopsia
4.2.3.
Análisis a partir de restos óseos y piezas dentales
procedentes de la exhumación del cadáver del presunto padre biológico. En este caso, las muestras
más idóneas serían las que se recogen en el epígrafe
6 referente a la identificación de restos cadavéricos.
En cualquier caso, rogamos que antes de proceder al envío de las
muestras se pongan en contacto telefónico con la Sección de Biología de este Instituto para indicarles la estrategia de análisis más
aconsejada en cada caso.
4.3. Investigación de paternidad a partir de restos fetales.
Si es posible, se enviarán en botes separados los restos fetales y
los placentarios. Dichos restos se enviarán sin ser incluidos en ningún tipo de solución fijadora (formol, etc.).
Además:
Nota importante: se recomienda comenzar la vacunación de hepatitis B en las víctimas de la violación, una vez conocido el estado
inmunológico de la paciente, poniendo la primera dosis lo antes posible tras el momento de la denuncia.
Como norma general, no deben transcurrir más de 48 h desde la
toma de muestra hasta la llegada al laboratorio para realizar el estudio de ETS.
A) Violación vaginal: la toma de muestras se efectuará con
espéculo lubricado con suero fisiológico y se dará prioridad a
las tomas para estudiar la presencia de esperma.
El orden de recogida de muestras será el siguiente:
1.o
2.o
© MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Sangre de la madre: 5 ml con anticoagulante (1 mg EDTA Na
sólido/ml sangre).
Sangre del supuesto padre: 5 ml con anticoagulante (1 mg
EDTA Na sólido/ml sangre).
3.o
Todas las muestras se enviarán bajo condiciones de refrigeración
(4-8 °C) y por el medio más rápido.
4.o
5. Agresiones sexuales
B)
5.1. Tomas vaginales, anales, bucales.
Se recomienda realizar primeramente una toma vaginal (o anal,
bucal) mediante hisopos secos y estériles (se recomienda hacer la
toma con al menos dos hisopos) que se identificarán con el nombre
de la víctima y la fecha de la toma de la muestra, se guardarán en
sus fundas sin incluirlos en ningún tipo de medio conservante y se
remitirán al laboratorio por el medio más rápido.
Se deben rellenar los formularios de agresiones sexuales y de
identificación.
Posteriormente a la toma mediante hisopo se recomienda realizar
un lavado vaginal (o anal, bucal, etc.) con aproximadamente 10 ml
de suero fisiológico estéril para asegurar al máximo la recogida de
los posibles restos de semen. El lavado se recogerá en un tubo apropiado que pueda cerrarse herméticamente y que será identificado
con el nombre de la víctima y la fecha de la toma de la muestra, y
posteriormente mantenido en refrigeración (4-8 °C) y remitido al
laboratorio por el medio más rápido.
En el caso excepcional de que fuera necesario realizar un estudio de enfermedades de transmisión sexual, además de la investigación de esperma, se tomarán muestras vaginales y cervicales, según
se indica en el apartado 5.4.
5.2. Manchas de semen.
Se remitirán las prendas que llevaba la víctima en el momento de
la agresión, así como cualquier tipo de objeto o soporte del lugar de
los hechos donde se sospeche la presencia de restos de semen.
Nota importante: si por cualquier motivo las prendas estuvieran
húmedas o mojadas, dejarlas secar antes de ser empaquetadas. Se
deben incluir en envoltorios individuales que permitan la transpiración de las mismas y deben estar perfectamente identificadas. Se
deben rellenar el formulario de agresiones sexuales y el de identificación.
5.3. Muestras de sangre del supuesto agresor y de la víctima.
Una vez confirmada la presencia de semen en la toma vaginal y/o
en la mancha de semen el Instituto solicitará en cada caso que le
sean remitidas muestras de sangre del supuesto agresor y de la víctima para comparar su perfil genético con el de los restos de semen
mediante un análisis de ADN.
Las muestras de sangre que se deben enviar para este tipo de análisis son las siguientes:
— Una muestra de 5 ml de sangre con anticoagulante (1 mg
EDTA Na sólido/ml de sangre) de la víctima.
— Una muestra de 5 ml de sangre con anticoagulante (1 mg
EDTA Na sólido/ml de sangre) del supuesto agresor.
Ambas muestras se recogerán en tubos apropiados, etiquetados
con el nombre de la persona y la fecha de la extracción, que serán
cerrados herméticamente y enviados, bajo refrigeración (4-8 °C), al
laboratorio por el medio más rápido.
Adjuntar los formularios de identificación.
5.4. Estudio de las enfermedades de transmisión sexual (ETS)
en la paciente violada.
303
o
1.
Tomas vaginales con hisopos en seco para investigación
de esperma (dos como mínimo).
Tomas vaginales con hisopos estériles de algodón en medio de mantenimiento (dos como mínimo) para estudio
de ETS.
Tomas cervicales (dos como mínimo), con torundas de algodón estériles con medio de mantenimiento que, previa
limpieza exterior del cérvix, se introducirán en éste unos
2 cm, rotando durante unos 10-20 segundos para estudio
de ETS.
Lavado vaginal con suero fisiológico para investigación
de esperma.
Violación anal: el orden será el siguiente:
2.o
Toma anal con torundas en seco para investigación de
esperma.
Toma anal con dos torundas de algodón estériles y con
medio de mantenimiento para estudio de ETS.
C)
Violación bucal: el orden será el siguiente:
o
1.
o
2.
Toma faríngea con torundas en seco para investigación de
esperma.
Toma faríngea con dos torundas de algodón estériles y
con medio de mantenimiento para estudio de ETS.
Asimismo, en la mujer y en el varón, si se observan lesiones ulcerosas o vesiculares presumiblemente herpéticas se podría hacer
una toma con torunda a partir del líquido exudativo de la base de
la lesión. La torunda deberá tener medio de mantenimiento. El envío de estas muestras al laboratorio deberá ser inmediato.
A ambas personas se extraerán 5-10 ml de sangre que se dispondrán en viales con anticoagulante (EDTA Na sólido) que se procesarán para serología de virus de la inmunodeficiencia humana
(VIH), hepatitis B y sífilis.
5.5. Estudio de seguimiento de ETS.
Las muestras genitales se tomarán en el momento de la denuncia
(momento más cercano a los hechos) y transcurridos entre 15 días
y un mes después.
Con objeto de realizar seguimiento serológico, se tomarán muestras de sangre de la forma antes señalada en el momento de la denuncia, un mes después, a los 3 meses (optativo), a los 6 y 12 meses.
6. Identificación genética de restos cadavéricos
Las muestras más idóneas para un análisis de ADN en muestras
cadavéricas dependiendo del estado de putrefacción de las mismas,
son las siguientes:
6.1. Estado de putrefacción no muy avanzado:
Muestras de sangre post mortem (10 ml utilizando EDTA como
anticoagulante).
Muestras de músculo esquelético (dos piezas de 10-20 g cada una
recogidas de regiones distintas) de las regiones que se encuentren
más preservadas de la putrefacción.
6.2. Cadáveres esqueletizados o en avanzado estado de putrefacción:
Muestras de tejido óseo compacto. Enviar al menos un hueso
largo (preferentemente fémur) completo.
Piezas dentales. Enviar preferentemente molares (al menos cuatro) que no estén externamente dañados.
En cualquier caso recomendamos que antes de la toma y del envío de la muestra, se pongan en contacto telefónico con la Sección
de Biología del Instituto, para realizar una valoración de las muestras más idóneas en cada caso. Asimismo, se recomienda, si es posible, especificar los supuestos familiares vivos del cadáver.
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304
Medicina legal tanatológica
7. Investigación genética de restos de saliva
En determinadas ocasiones puede resultar de interés el análisis
genético de restos de saliva en boquillas de cigarrillos, sellos y solapas de sobre, etc., en tales casos, se recomienda que la recogida de
las muestras se realice con guantes para evitar la contaminación y
que cada una de las muestras se introduzca de forma individualizada en una bolsa o recipiente adecuado. Las muestras deben ser remitidas por el medio más rápido al laboratorio para su análisis.
8. Estudios identificativos y/o comparativos
de manchas de sangre
8.1.
Manchas de sangre:
8.1.1. Ropas manchadas: se enviarán separadamente en
envoltorios que permitan la transpiración y debidamente identificadas.
Nota importante: si las prendas estuvieran mojadas o húmedas, deben dejarse secar antes de su
empaquetado y remisión.
8.1.2. Otros soportes: los objetos ligeros o de pequeño tamaño se enviarán completos. Cuando el objeto o soporte sea de gran tamaño, y así lo permita la localización y distribución de las manchas y la naturaleza del soporte, se remitirá la porción, trozo o zona
manchada, así como otra porción no manchada del
mismo; o bien, si la mancha está en forma de costra
y las dimensiones de la muestra dificultan su traslado, la costra se recogerá mediante un bisturí estéril y se introducirá en un recipiente estéril. No utilizar hisopos de algodón humedecido para recoger
este tipo de muestras. Cuando las circunstancias del
caso así lo requieran se detallarán, si es posible, las
manchas de sangre que han de ser objeto de estudio.
Nota importante: las armas blancas y objetos cortantes o punzantes (vidrios, jeringuillas) deben envolverse de forma que su manipulación no ocasione daños.
8.2. Muestras indubitadas con las que se desea efectuar la comparación:
8.2.1. Muestras de sangre: se remitirán 5 mlde sangre con
anticoagulante (1 mg EDTA Na sólido/ml de sangre).
8.2.2. Otras muestras: en caso de cadáveres en avanzado
estado de putrefacción o si no se dispone de muestra de sangre indubitada, se remitirá la muestra
más idónea de acuerdo con el apartado 6 (identificación de restos cadavéricos).
Nota importante: las muestras indubitadas irán
acompañadas del cuestionario relativo a la identificación del individuo.
9. Investigación de VIH y hepatitis
9.1. En sangre cadavérica: 10 ml de sangre con anticoagulante.
Envío refrigerado y por el medio de transporte más rápido.
9.2. En vivos: 10 ml de sangre con anticoagulante. Consultar si
existe la posibilidad de hacer la extracción en el Instituto previa
comunicación con el mismo para la fijación de fecha y hora.
En individuos vivos es posible realizar el seguimiento serológico durante un año, para lo que se pueden enviar muestras de forma
programada, no sólo en el momento de los hechos, sino también
1, 3 (optativo), 6 y 12 meses después de los mismos.
Normas de preparación y remisión
de muestras para análisis histopatológico
Condiciones de envío
1. Fijación: todas las muestras objeto de estudio histopatológico deben ser remitidas en formol al 10 % (a partir de la solución
comercial).
Únicamente se enviarán en fresco aquellas muestras que deban
ser objeto además de otro tipo de análisis (p. ej., las heridas en que
interese estudio criminalístico).
Para una fijación adecuada las piezas deben quedar cubiertas totalmente por el líquido fijador, colocando el fijador antes que la
muestra. La proporción adecuada es volumen de la muestra/volumen del fijador = 1:3.
Como recipientes se recomienda la utilización de botes de plástico de boca ancha adecuando siempre el tamaño del bote al tamaño
de la muestra.
2. Muestras:
— Órganos sólidos: se deben enviar seccionados en cortes de
menos de 2 cm de grosor.
— Encéfalo: se debe enviar preferentemente completo. Bien en
bloque, en un recipiente grande y con abundante formol (si se
envía nada más practicar la autopsia) o bien tras una fijación
del órgano íntegro de 2 semanas, con cortes coronales de 1 cm
de espesor. En caso de encontrarse una hemorragia subaracnoidea, lavar la sangre y luego fijar, para hacer un estudio de
posible malformación vascular.
— Vísceras huecas: se deben enviar abiertas y lavado su contenido. El estómago debe abrirse por curvatura mayor. El contenido se pondrá en bote aparte, si interesan otros análisis.
— Corazón: intentar disecarlo completo incluyendo la totalidad
de las aurículas. A continuación, apoyar el corazón en la
mesa, sobre su cara anterior, y realizar cortes paralelos al surco auriculoventricular posterior a intervalos de 1 cm, comenzando desde la punta hasta 2-3 cm del surco. Con ello se obtienen unas cuatro lonchas y la base cardíaca con el aparato
valvular íntegro.
— Útero y anejos: el útero debe enviarse abierto separando la
cara anterior de la posterior, para lo cual se seccionan los
bordes laterales desde el cuello con una tijera y luego el fondo
con cuchillo. Los anejos se dejan in situ junto con cara posterior del útero.
— Citología: los líquidos deben enviarse en fresco lo antes posible, o bien diluidos en alcohol de 50°, en proporción 1:1.
Muestreo recomendado según
el tipo de investigación solicitada
1. Intoxicaciones
Se tendrá en cuenta el órgano diana, así como los órganos asociados a la cinética del tóxico.
— Drogas de abuso: pulmón, hígado, corazón, encéfalo, riñón,
bazo y piel de la zona de las punturas.
— Gases: pulmón, vías aéreas superiores y encéfalo.
— Cáusticos: esófago y estómago.
— Herbicidas (paraquat): pulmón, riñón, hígado, esófago y estómago.
2. Muertes súbitas (MS)
— MS de adulto: encéfalo, corazón, pulmón, hígado, riñón y
otros (según hallazgos de autopsia).
— MS del lactante: muestreo completo, incluyendo tubo digestivo en su totalidad, según protocolo de MS del lactante
del INT.
3. Asfixias mecánicas
— Sumersión: pulmón (un fragmento de cada lóbulo de zona
hiliar y distal) y otros órganos que manifiesten signos asfícticos, así como corazón.
— Ahorcadura y estrangulación: muestreo bilateral del cuello
(piel con surco o marcas, músculos cervicales, carótidas y laringe completa).
4. Muertes por calor
Pulmón, vías aéreas superiores y otros órganos que manifiesten
signos asfícticos o quemaduras.
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Autopsia
5. Electrocución
El corazón y las marcas sospechosas de entrada y/o salida de la
corriente en la piel. Es importante señalar si hubo cardioversión
yatrógena.
Nota: en los casos en los que se desee el estudio de una lesión
concreta (p. ej., solución de continuidad en órganos internos), se recomienda el envío de una fotografía de la zona de interés o bien que
se marque la lesión sobre la muestra (p. ej., con un punto de sutura).
1.
2.
3.
Se remitirá una superficie amplia de colgajo cutáneo alrededor
de cada orificio de disparo. Asimismo se acompañará un colgajo cutáneo indemne de una región alejada de los orificios.
No lavar las heridas. No añadir ningún aditivo o conservante.
Si se conoce el tipo de arma que se utilizó, se hará saber en el
oficio de remisión, así como cualquier dato que se juzgue de interés para la investigación.
Es imprescindible el envío de las ropas que cubrían la zona interesada por los disparos.
2. Residuos de disparos en las manos
Si se trata de un sujeto vivo: se llevará a cabo la toma de muestras
con el equipo de mano para residuos de disparos suministrado por
el propio Instituto.
Si se trata de un fallecido: se disecará la piel de la zona interdigital entre el primer y el segundo dedos, cara dorsal y cara palmar.
Se introducirá en botes nuevos por separado especificando de qué
mano se trata, sin conservante alguno.
3. Pelos
7. Fauna cadavérica
Recogida directamente de los restos cadavéricos tanto de la superficie como de la profundidad, si existiera.
Los insectos y/o larvas deben colocarse en cualquier recipiente
hermético bien cerrado, preferentemente de plástico, sumergido en
alcohol de 50°.
8. Muestras de explosivos
Cuando se sospecha de una explosión intencionada, las muestras
para el análisis deben ser recogidas de la zona más cercana al foco
de la explosión, remitiéndose pequeños fragmentos o si esto no
fuera posible, frotar la zona circundante con un algodón impregnado en acetona, enviando también otro algodón en acetona para utilizarlo como control.
Si se encuentran restos del posible embalaje del explosivo, por
muy pequeños que sean los fragmentos, es fundamental su envío al
laboratorio.
BIBLIOGRAFÍA
Los pelos indubitados pertenecientes al cuero cabelludo se deben
tomar de distintas zonas (frontal, temporal, vértex anterior y posterior y nuca) en número elevado (50 como mínimo).
Si los pelos son de otra región del cuerpo también se tomarán de
distintas zonas.
Todos deben ser arrancados y no cortados, y siempre de la región a la que pertenezca la muestra dubitada.
Los pelos se incluirán en bolsas de plástico, sobres o tubos de ensayo, perfectamente etiquetados consignando la mayor cantidad de
datos posibles.
4. Tierras
Junto con la muestra dubitada se enviará la mayor cantidad posible de tierra indubitada tomada del lugar de los hechos, así como
de zonas próximas a él.
Se introducirá en botes o bolsas de plástico independientes, perfectamente cerrados y etiquetados.
© MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Lugar de los hechos.
Preinforme de autopsia.
Objetos y circunstancias que pudieran estar relacionados con
los restos.
— Restos esqueletizados y/o momificados: remitirlos todos
sin manipularlos, ni limpiarlos, en bolsas de plástico embaladas y protegidas en cajas.
— Restos no esqueletizados completamente: remitir el cráneo completo, el fémur y la tibia, región anterior de la
parrilla costal y un ilíaco. Todos ellos desprovistos de
partes blandas, en la mayor medida posible, en bolsas
de plástico embaladas en recipientes herméticos e impermeables y por el sistema de envío más rápido posible.
Normas de preparación y remisión
de muestras para análisis criminalístico
1. Heridas por arma de fuego
305
5. Fibras, pinturas y vidrios
Se remitirán todas las muestras separadamente en contenedores
apropiados a su tamaño (viales, trozo de papel, botes, tiras adhesivas especiales, etc.). Se etiquetarán y se consignará el mayor número de datos posibles.
Asimismo, se remitirán las muestras indubitadas correspondientes.
En el caso de fibras, además de las muestras dubitadas e indubitadas, se enviarán muestras del tejido del soporte sobre el que hayan
sido recogidas las fibras dubitadas (tapicerías, etc.).
6. Restos óseos
Es de capital importancia aportar la mayor cantidad de datos referidos a:
ACEVEDO NEVES, A.: Guía de autopsias. Publ. Instit. Med. Legal, Lisboa, 1930.
ÁLVAREZ HERRERA, A.: Tanatología forense. Salvat Editores S.A., Barcelona, 1940.
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COTTON D. W. K., CROSS S. S.: The Hospital Autopsy. ButterworthHeinemann Ltd, Oxford, 1993.
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of the causes of death. Forensic. Sci. Int., 114, 117-119, 2000.
FARIÑA, J.; MILLANA, C.; IGLESIAS, J. C., y SALTO, R. J.: Técnica de ecopsia para cadáveres adultos. Cuad. Med. For. 18, 55-69, 1999.
FISCHER, B. y FERRER, D.: Curso de autopsias y diagnóstico anatomopatológico. Labor, Barcelona, 1929.
FRANCO, E. E.: Manual-atlas de técnica de las autopsias. Salvat Editores, Barcelona, 1929.
GISBERT CALABUIG, J. A.: La autopsia del corazón. Rev. Med. Legal, 4,
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GISBERT CALABUIG, J. A.: Medicina Legal y Toxicología, 3.a ed. Fundación García Muñoz, Valencia, 1985.
GISBERT CALABUIG, J. A., y VERDÚ PASCUAL, F. A.: Autopsia médico-legal. En: GISBERT CALABUIG, J. A. (ed.). Medicina Legal y Toxicología, 5.a ed. Masson, Barcelona, 1998.
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LECHA MARZO, A.: Tratado de autopsias y embalsamamientos. El
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LETULLE, M.: Práctica de las autopsias. Medicina y Cirugía Práctica,
Madrid, 1904.
Ley de Enjuiciamiento Criminal, de 14 de septiembre de 1882, y
disposiciones de reforma. Ministerio de Justicia y Boletín Oficial del Estado, Madrid, 1973.
LUDWIG, J.: Current methods of autopsy practice, 2.a ed. W. B. Saunders, Philadelphia, 1979.
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