Subido por Karen Muñoz

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INTERPRETACIÓN
De cabinas, carretillas y paracaídas
Maya Busqué Vallespí
¿Qué tienen en común Ferran Adrià, una piscina olímpica, las más curiosas operaciones de cirugía estética, los astronautas, los paracaídas y las carretillas elevadoras?
Maya Busqué, intérprete de conferencias, nos muestra con su relato que interpretar se
convierte muchas veces en una exploración de mundos inesperados y fascinantes.
Maya Busqué Vallespí es licenciada en Traducción e Interpretación
(Universidad Pompeu Fabra, 2000) y traductora-intérprete jurada de
inglés-castellano (MAE, 2001), y tiene un Máster en Interpretación de
Conferencias (Universidad de Vic, 2001). Trabaja como profesional autónoma desde el año 2001. Se dedica principalmente a la interpretación
simultánea, consecutiva y de enlace, pero también a la traducción de divulgación científica. Trabajó diez años en Redes, el programa de Eduard
Punset, y en la actualidad colabora con un programa de ciencia de La
2 presentado por Pere Estupinyà: El cazador de cerebros. Es socia fundadora de APTIC (la
Asociación Profesional de Traductores e Intérpretes de Cataluña) y ha ocupado varios cargos
en la junta directiva de la asociación, incluido el de presidenta. En la actualidad representa
a APTIC en Vértice y forma parte de la Comisión de Exteriores. También es socia de Asetrad.
—¿Por qué pones esa cara?
además, parecerá que me esté dando pisto.
—Tengo que escribir un artículo para La
Linterna del Traductor con alguna anécdota
de interpretación que me haya marcado especialmente y no sé ni por dónde empezar.
—¿Y cuando te preguntaron si medías más
de 1,70 m para hacer pie en la piscina donde se haría una consecutiva?
—¿Y eso? Pero si siempre dices que los intérpretes sois coleccionistas de historias;
que basta con reunir a tres o cuatro compañeros para que la avalancha de batallitas sea peor que la de un grupo de puretas
hablando de la mili.
—Ya, pero solo puedo elegir una.
—Pues habla de Ferran Adrià. ¿No decías
que habías disfrutado como una enana el
día que interpretaste sobre la trufa blanca
y acabaste volviendo a casa con una botella
de Dom Pérignon de regalo?
—Bah, eso fue estupendo, pero poco representativo de mi trabajo cotidiano…
—Yo les parecí muy alta, pero mi presupuesto también… me quedé sin interpretar en bikini con un gorrito y una pizarra
Vileda.
—Chica, pues menciona aquellos congresos
frikis de cirugía estética: blanqueamiento
anal, reconstrucción vaginal, inyecciones
de ácido hialurónico en el glande… con eso
captarás la atención de los lectores sí o sí.
—Ni hablar, muchos de mis compis me han
oído contarlo mil veces. No quiero repetirme. Y no sé si escribir sobre astronautas,
médicos, cónsules, tiradores de esgrima,
pirotécnicos, científicos, o... ¡Lo tengo! Voy
a hablar sobre carretillas elevadoras.
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INTERPRETACIÓN
A todos nos gusta lanzarnos con
la certeza de que, si las cosas se
tuercen, llevamos no uno, sino
varios paracaídas con nosotros.
«¡Quiero una foto con uno de estos bichos! ¡Qué
increíbles son!», le dije a Melissa.
Los segundos antes de encender el micrófono y pronunciar la primera palabra
en una interpretación, aletean mariposas
en el estómago. Fluye la adrenalina a raudales. Es una sensación de salto al vacío
que no solo resulta estimulante: engancha
como una droga. Conozco a pocos intérpretes que no la disfruten. Ahora bien, a
todos nos gusta lanzarnos con la certeza
de que, si las cosas se tuercen, llevamos no
uno, sino varios paracaídas con nosotros.
En mi opinión, los intérpretes contamos
al menos con tres: las tablas (que nos permiten lidiar con los imprevistos sin perder
los nervios), la preparación y el compañero de cabina (también llamado concabino).
El primer paracaídas es cuestión de experiencia; los otros dos me llevan a las carretillas elevadoras.
La primera vez que me propusieron interpretar en la asamblea anual de una empresa que fabrica carretillas elevadoras, no sabía absolutamente nada del tema. Y así se
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La Linterna del Traductor
lo dije al cliente: que iba a necesitar toda la
documentación posible para poder prepararme. Los intérpretes siempre solicitamos
información de antemano, pero no siempre la conseguimos, amén de que a veces
nos la proporcionan en el ultimísimo minuto: hay quien cree que tenemos el superpoder de preparar 300 diapositivas la noche anterior a un congreso, o de captar la
esencia de una presentación que solo nos
facilitan diez minutos antes de empezar
un acto… Nosotros lo único que notamos
es que uno de los paracaídas falla. A nadie
se le ocurriría contratar a un abogado y
acudir a una sala de vistas sin ponerle en
antecedentes del caso. De la misma forma,
brindarle documentación al intérprete no
debería ser secundario. En esa ocasión,
el cliente no solamente lo entendió y nos
mandó gran cantidad de material de antemano, también nos pidió que acudiéramos
el día antes del acto a un ensayo (remunerado). La encantadora Paulina nos recibió
a mi compañera de cabina y a mí y, con
gran paciencia y profesionalidad, repasó
con nosotras el material, le echó un vistazo al glosario que habíamos confeccionado… y respondió a todas y cada una de
nuestras preguntas. Al terminar, no solo
nos sentíamos bien preparadas, ¡nos fascinaban las carretillas! Las térmicas, las
eléctricas, las contrapesadas, los vehículos
de interior… todas. «¡Quiero una foto con
uno de estos bichos! ¡Qué increíbles son!»,
le dije a Melissa.
A nadie se le ocurriría contratar
a un abogado y acudir a una
sala de vistas sin ponerle en
antecedentes del caso.
INTERPRETACIÓN
Me detengo aquí, en Melissa (Arcos, una
de mis concabinas favoritas), para hablar
del tercer paracaídas. Porque el primero y
el segundo son más evidentes y dependen
de uno mismo. Pero el tercer paracaídas, el
compañero, es un factor externo que también resulta determinante. La simultánea
es una labor de equipo, como un rally en
el que piloto y copiloto se alternan cada 20
o 30 minutos. Y, aunque resulta motivador
trabajar con gente distinta, para adquirir
nuevos recursos, detectar técnicas y soluciones inspiradoras, etc., da mucha tranquilidad estar con alguien de confianza, a
quien pedir ayuda con una sola mirada, de
quien conoces los dejes, los ademanes, los
puntos fuertes, los momentos de cansancio; alguien cuya voz empasta con la tuya
y con quien ofrecer algo compacto, sólido.
Hay quien presume de cartera de clientes;
a mí me enorgullece mucho más mi cartera de colaboradores porque, a diferencia
Lo que marca la diferencia es una
cabina unida, en la que uno más
uno sumen más que dos.
de lo que creen muchos, interpretar no es
egocéntrico ni solitario. Lo que marca la
diferencia es una cabina unida, en la que
uno más uno sumen más que dos.
Así ocurrió con esa primera asamblea. Y
llegaron varias asambleas más, en diferentes ciudades y escenarios, siempre con
las mismas buenas sensaciones. Por eso he
elegido esta anécdota, porque ilustra lo que
más me gusta de interpretar: asumir un
nuevo reto, prepararlo bien, saltar al vacío
de la mano de alguien de confianza, que
todos los paracaídas se abran y, al posar los
pies con suavidad en el suelo, enamorarte
perdidamente de lo que te ha llevado ahí…
aunque sea una carretilla. n
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