Subido por GABRIELA CAROLINA MARCANO SUAREZ

GRUPO DE AYUDA MUTUA MUJERES 9

Anuncio
GRUPO DE AYUDA MUTUA
MUJERES “FUERTES Y
UNIDAS”
PSI. GABRIELA MARCANO SUAREZ
COORD. UNIDAD PREVENCIÓN Y ATENCIÓN DE VÍCTIMAS
DE VIOLENCIA
Uno no puede pelear consigo mismo, porque esta batalla tendría un solo
perdedor. Mario Vargas Llosa
 Sin crecer con la mirada de otro que vea quienes somos a un nivel profundo, la
forma en la que nos miramos a nosotros mismos va a estar distorsionada desde la
base. Habrá aspectos de nuestra personalidad que no podremos aceptar, porque
fueron ignorados o reprimidos por las personas con las que nos criamos. Al
hacernos adultos esos aspectos funcionaran fuera de nuestra conciencia y no
podremos regularlos. Cuando se activen no nos sentiremos identificados con ellos,
no entenderemos porque sentimos, pensamos o hacemos esas cosas. Nuestra
percepción en el momento será “no soy yo, no tiene que ver conmigo, esto no va
con mi carácter”.
 La identidad, la definición de quienes sentimos que somos, se aprende en el
espejo de las primeras relaciones, y se va configurando a partir de las
interacciones con las figuras significativas de nuestra historia. Si cuando
manifestamos una emoción vemos rechazo en la cara de las personas con las que
convivimos, interiorizaremos ese rechazo. Si esta experiencia es repetida, cuando
esa emoción se active, el rechazo hacia nosotros mismos también lo hará.
 “A veces me siento desamparada, desprotegida. No sé por qué me siento así, si yo
soy una persona muy fuerte…En mi trabajo tengo que enfrentarme a situaciones
difíciles, y lo hago sin problema. Pero en ocasiones, del modo más absurdo, me
siento infinitamente triste. No me gusta sentirme así”.
 Si somos niños y nuestra madre está deprimida, no podemos compartir nuestra
tristeza. Tenderemos a ocultarla, a evitarla, a enterrarla o a negarla. Si nuestra
tristeza no recibe reconocimiento ni consuelo, será como un río que tapamos con
compuertas que no abren nunca. Como mucho lloraremos sin que nadie nos vea,
pero cuando lo hagamos nuestro cerebro conectará este estado con la tristeza de
nuestra madre. Para un niño, ver tristeza en un cuidador importante es terrible,
porque la persona triste no puede estar volcada emocionalmente en el niño, sino
que esta ensimismada en su propio dolor.
 Aunque esa madre le brinde “todo” no habrá resonancia con la emoción de su hijo.
 La tristeza es una emoción que nos lleva a retraernos hacia nuestro interior,
generando en las relaciones una sensación de distancia, intolerable para un niño
que depende de esas relaciones para su supervivencia.
 Si cuando somos niños no tenemos de quien aprender a integrar, aceptar y regular
nuestra tristeza trataremos de evitar sentirla.
 Pero ya sabemos que las emociones que no nos permitimos sentir, se quedan en
nuestro interior para siempre.
 Los recuerdos relacionados con tristeza se apartaran, desconectaran o bloquearán.
 Una parte de nosotros se sentirá infinitamente triste, pero la aislaremos en nuestra
mente.
 Esta parte triste no tendrá oportunidad de evolucionar, de nutrirse con el resto de
nuestras experiencias, de relacionarse con figuras más reguladoras con las que
nos iremos encontrando a lo largo de nuestra vida.
 Si la desconexión de esta parte de nosotros es muy grande, no tendremos
conciencia de todo esto. Solo notaremos a veces una tristeza que no entenderemos
de donde viene, que vendrá junto de la sensación de abandono y soledad que tiño
nuestra infancia.
 No nos veremos como los adultos que somos, capaces de hacer cambios, de tomar
decisiones y de buscar lo que necesitamos por nosotros mismos, nos sentiremos
pequeñitos,
 Solo rescatando a esta parte de nosotros , aprendiendo a gestionar de otro modo
nuestra tristeza, podremos dejarla fluir y eso hará que podamos vivir en el
momento presente.
Descargar