CONSEJOS PRÁCTICOS LAS TRES “P” DE CÓMO ESTUDIAR LA BIBLIA Por: Marvin J. Argumedo 1. PREPARACION │ Principio Afectivo Este primer componente se enfoca a nuestro carácter y comunión espiritual. Debemos iniciar la preparación reconociendo que la Biblia es un libro espiritual, es decir, combina cosas espirituales con palabras espirituales (I Corintios 2:13), y por tanto, solo un hombre espiritual puede entender eficazmente las enseñanzas de su contenido (I Corintios 2:14). El hombre espiritual es resultado del nuevo nacimiento. La facultad de entender las enseñanzas de la Biblia, de hecho, forman parte del carácter del hombre espiritual. Solamente un carácter espiritual permite “ver” el reino de Dios (Juan 3:3). En forma práctica, nos referimos a mantener los ejercicios espirituales de oración y comunión eclesiástica. Una advertencia muy importante es no pensar que el mero conocimiento de los idiomas bíblicos indica que una persona está preparada. Por ejemplo, el contraste entre un erudito que sabe todo sobre hebreo y griego pero no vive nada de las Escrituras y la ancianita que no sabe mucho pero aplica a su vida lo que entiende en el idioma materno. La lectura eficaz de la palabra debe causar el efecto de hacernos nacer de nuevo (I Pedro 1:23; Santiago 1:18). 2. PERSEVERANCIA │ Principio Cognitivo Este segundo componente se enfoca a nuestro compromiso y desarrollo en las Escrituras. Debe amar las Escrituras y el estudio de ellas. Quien come con apetito obtendrá mejor provecho de su comida que aquel que come por un sentido del deber. La perseverancia en el estudio requiere disciplina. Para ello, la sugerencia es que usted adopte: a) Una cultura de lectura: dispongan un lugar, un horario y un programa. b) Un método de estudio bíblico: considere inicialmente el método inductivo y luego desarrolle otros métodos más complejos según considere necesario. La perseverancia en el estudio debe estar motivada por las Escrituras mismas, en dos sentidos: a) Por lo que ella es (Salmos 19: 7-10): Ley, Testimonio, Mandamiento, Precepto, Temor, Juicio. b) Por lo que ella causa (II Timoteo 3:16-17): Enseña, Redarguye, Corrige, Instruye. 3. PRACTICA │ Principio Volitivo Este tercer componente se enfoca a nuestro testimonio cristiano. Debe haber congruencia entre los profesado y lo vivido. No es el fin último conocer sino también practicar lo que se conoce. Por ejemplo: El joven rico (Lucas 18:18-27). Notamos una presunción de conocimiento pero una muy clara falta de práctica. No pudo armonizar lo que sabía con lo que vivía. Vivir una vida congruente con las Escrituras demanda conocerlas. Jesús mismo indicó que todo aquel que quiera hacer su voluntad, debe conocerla (Juan 7:17). Y este conocimiento no viene sino por una renovación del entendimiento (Romanos 12:2) La práctica reflejada en el testimonio responde a que las palabras y los pensamientos estén sujetos a las Escrituras. Notamos en las palabras del Señor a Josué una demanda en ese sentido (Josué 1:8) “No se aparte de tu boca” (palabras)… “meditaras en él” (pensamientos). Todo esto traerá como resultado la prosperidad de nuestro camino (perseverancia). Solamente la Biblia es suficiente para equiparnos de tal manera que vivamos para la gloria de Dios.