A:.L:.G:.D:.G:.A:.D:.U:. Or:. de Puerto Cabello, 23 de Octubre de2019 (E:.V:.) La prudencia La Prudencia es la virtud de actuar de forma justa, adecuada y con cautela, definida por los Escolásticos como la “recta ratio agibilium, para diferenciarla del arte recta ratio factibilium. De comunicarse con los demás por medio de un lenguaje claro, literal, cauteloso y adecuado. Actuar respetando los sentimientos, la vida y las libertades de las demás personas. Del latín prudentia y a su vez pro videntia, ósea el que ve por adelantado o que ve lo que está delante. Era descrita por los egipcios como una serpiente con tres cabezas (de león, de lobo y de perro). Se decía que un individuo era prudente cuando tenía la astucia de las serpientes, el vigor y la fuerza de los leones, la agilidad y la rapidez de los lobos y la paciencia propia de los perros. Esta virtud según mi experiencia la definiría de la siguiente manera: es la capacidad del hombre de saber cómo conducirse de manera que entendiendo sus propias capacidades y debilidades, pueda el sacar un mejor provecho o ventaja. Ha sido esta virtud la que ha llevado al hombre a actuar con cautela, previniendo males y situaciones desafortunadas. Para ello le ha sido imperioso conocerse a mí mismo, conocer el entorno que le rodea, y también conocer o tener una idea más o menos acertada acerca con quienes interactúa. La prudencia le ha requerido tener un buen juicio, discernimiento, aplomo, cierta experiencia o sabiduría, algo de cordura. Hasta para decir la verdad toca ser prudente, porque decirla sin prudencia, puede destruir en vez de edificar, ofender en vez de animar, separar en vez de unir, y hasta romper lo que hasta ahora debería permanecer unido. La prudencia le ha requerido agudizar sus sentidos perceptivos, y le ha requerido activar muchas de las otras virtudes, por algo se dice que es una de las virtudes cardinales. Seneca decía que virtud y prudencia eran sinónimos, básicamente porque la prudencia requiere todas las características de las demás virtudes. Requiere el conocimiento de la propia naturaleza y su propia reacción y conducción frente a otros. Prudencia es elevar el silencio por encima de la voz, prudencia es entender que evitar no siempre es cobardía, la prudencia es un arte para gobernarse a sí mismo. Un ejemplo de prudencia es refrenarse de hablar algo sobre alguien sabiendo que dicho picoteo no construiría sino que causaría un daño sobre quien se habla y a quien habla. El hombre prudente genera confianza, genera lealtad y respeto, en cambio el imprudente genera el efecto contrario. Una de las maneras más comunes en como el hombre pone a prueba su prudencia es en la forma como y cuando habla acerca de otros, en esto el hombre puede fallar muy a menudo casi siempre sin mala intención de manera hasta inconsciente. Algunas preguntas y/o tips que pueden ayudarlo a manejarse con prudencia en este tema son las siguientes: 1) ¿Es el lugar apropiado para hablar? 2) ¿Traiciona a alguien, es desleal lo que está hablando? 3) ¿A esa persona le gustaría que se hablara eso? 4) ¿Aquello que va a hablar es oportuno? 5) ¿Desearía escuchar lo que se va a decir si viniera de otro? 6) No dar opiniones si no le han pedido que lo haga. 7) Ojo con las criticas. 8) No hablar por hablar el silencio tiene mucho valor 9) No presumir de un favor ni hacer ostentaciones. El hombre sabio habla con prudencia y a sus labios añade sabiduría y cuando este sabe suele hablar poco, y el que habla mucho suele saber poco, y el que profundiza suele hablar con prudencia. “ES MI PALABRA”. Q:.H:. HONORIO NUÑEZ A:.M:. RESPETABLE:. LOGIA:. CENTENARIA MINERVA :.02