BENJAMIN KORBEL es BEN y está a punto de cumplir 10 años. Su madre cuando lo ve metiéndose los dedos en la nariz, le dice indio. HOLGER es el hermano mayor de Ben y tiene 14 años. Ben y Holger llaman a su madre GRETE y el padre de ambos que era ingeniero la llamaba GRETEL. La madre de Ben trabaja por las tardes en la consulta del doctor WENZEL. GERTRUDIS es la conejilla de Indias que tiene Ben en su dormitorio. Ben le pregunta a Holger ¿Cómo es estar enamorado? Y Holger le responde, cuando estás perdidamente enamorado piensas siempre en la chica. Es como si te doliera la barriga. Ben nota una tensión en el vientre o en el pecho y siente que le duele todo un poquito. ANNA ANNA MITSCHEK es ANNA niña que lleva seis meses en Alemania y que antes vivía en Polonia. Anna se incorpora a la clase de Ben al inicio del cuarto año escolar. Anna tenía un aspecto raro porque en vez de tejanos llevaba un vestido demasiado largo y pasado de moda, Se peinaba con una sola y larga trenza. Era pálida, delgada y se sorbía los mocos. A Ben le pareció horrible. HERR SEIBMANN, el maestro de la clase, cuando llegó Anna la sentó al lado de KATJA. Ben volvió a examinarla y Anna levantó la cabeza y lo miró. Ben se estremeció porque Anna tenía unos enormes ojos castaños, inmensamente tristes. Ben nunca había visto unos ojos así ni tampoco supo por qué razón le parecieron tristes. Días después KATJA dijo que Anna le daba asco, que olía mal y que no sabía escribir. Para Ben eso fue demasiado y cogió a Katja del brazo y le dijo: ¡Ya está bien! ¡Tú si que apestas! Kajta se soltó y grito: ¡Ben la defiende! ¡Ben quiere a Anna! HERR SEIBMANN se dirigió al pupitre de Anna y le dijo a Katia que se cambiara de sitio con REGINE. Durante los días siguientes volvieron a dejar sola a Anna. Hasta Regine renunció a ayudarla. Un día BEN, BERNHARD y JENS se pusieron a jugar con una vieja pelota de tenis. Anna estaba debajo del castaño, siempre sola. A Ben le pareció que era una forma bastante tonta de comportarse y pensó ¡Queremos ayudarla y se resiste! Ben tomó impulso y arrojó la pelota dándole a Anna en plena frente. Ben lamentaba lo del pelotazo y le dijo a Anna: Perdona. Anna le respondió que tampoco era para tanto y Ben le dijo: Has llorado. Anna le señaló que había llorado porque no la podía ver ni en pintura. Ante eso Ben le dijo: A mi me gustas. A BERNHARD LE LLORIQUEA EL TRASERO Al día siguiente el mundo dejó de ser lo que era, y BEN suspiraba por volver a la escuela. Mientras estaban en clases BERNHARD le soltó un empujón y le dijo: A mi me gusta Anna. Ben le respondió: a mi no, aunque hubiera sido capaz de pelearse con cualquiera. Ahora me voy con Anna insistió BERNHARD. Vete con ella, le respondió Ben. Durante el recreo Ben vio como BERNHARD, JENS y REGINE cuchicheaban y se reían todo el rato. BERNHARD le dio a Anna un bocadillo, y ella se alegró. Cuando entraron a clases BERNHARD le dijo a Ben: tu Anna es de un sitio que se llama GATOWITZ, y Ben le respondió: eso no existe. Ben pensó: lo de BERNHARD no va a quedar así. O me las paga o lo reviento. Y sacó de la cartera una pegatina que le había regalado su hermano HOLGER. Una cara de culo lloriqueante. La despegó de la lámina y esperó que BERNHARD se levantara y se la puso en el banco boca abajo para que se la clavara en el trasero. Antes que acabara la clase BERNHARD tuvo que levantarse para ir a borrar la pizarrra y al caminar la cara de culo hacía muecas sensacionales. Todo el mundo se dio cuenta y comenzaron a morirse de la risa. HERR SEIBMANN ¿Quién ha sido? Y acercándose a Ben le preguntó ¿Has sido tú, Ben? Ben se estremeció y en voz baja dijo que sí. HOLGER SE CHIVA Cuando Ben se encontraba en su casa junto a sus padres, HOLGER dijo: Ben tiene una amiga y el mismo me lo ha contado. Ante eso Ben susurró: Buenas noches. Y el padre dejó el periódico y le dijo : espera un momentito ¿La conocemos? No, respondió Ben. La madre que era demasiado curiosa preguntó ¿Katja? A lo que Ben respondió: No, no es ella. Se llama Anna y es nueva. Eso es todo. HOLGER, mientras Ben se escabullía para encerrarse en el baño explicaba que Anna era polaca. Debe ser de esas familias de origen alemán que se repatrian, señaló el padre. A la mañana siguiente la madre se las ingenió para hablar con Ben de Anna. ¿Te gusta? Le preguntó. Es muy simpática, dijo Ben. ¿Polaca, de verdad? Sí de una ciudad que se llama GATOWITZ o algo así, dijo Ben. Querrás decir KATTOWITZ, dijo la madre. Sí eso, respondió Ben. La madre le acarició la cabeza y le dijo: Tráela cuando quieras. LA CASA DE ANNA Como no hubo clase de trabajos manuales. Ben salió corriendo de la escuela para esperar a Anna y se escondió en la entrada de la panadería. JENS fue a comprar caramelos y lo descubrió. Lárgate, le dijo Ben. ¿Por qué? Preguntó JENS. ¿Quieres pelea? replicó Ben, pensando que si salía Anna se daría cuenta que se había quedado esperándola. JENS se marcho y Anna apareció poco después. Ben la siguió despacio guardando distancia, y luego le dijo ¡Hola Anna! Por aquí no se va a tu casa, dijo Anna, y le preguntó ¿Quieres acompañarme un trecho? Ben le respondió: sí, ¿dónde vives? En el KLEIBERWEG, que son barracas, le dijo Anna. Anna le contó a Ben que en Polonia su padre se quedó sin trabajo porque quería venirse a Alemania, y que aquí no le daban trabajo porque venía de Polonia. Ben le preguntó ¿Te lo pasabas bien en KATTOWITZ? ¿En KATOVICE? Preguntó Anna. Ben comprendió que había pronunciado mal el nombre de la ciudad polaca. Anna le dijo que en KATOVICE jugaba en las minas de carbón porque su papá era mecánico de minas y le contó que sus amigas de Katowice fueron SONJA y MARIA. Cuando llegaron a la barraca, que casi se caía de vieja, Anna le a Ben que quería presentarlo y lo tomó de la mano arrastrándolo al interior de la barraca. Anna le presentó a su madre, a su padre y a un amigo de su padre y le dijo a Ben que tenía 6 hermanos, el más pequeño era un bebé que estaba en un viejo coche de madera, y que dos se encontraban en un internado aprendiendo alemán. Ben le preguntó ¿Tú dónde duermes? Anna le contó que su padres dormían en la cocina y que había otro cuarto dónde dormía ella con sus hermanos. Ben le preguntó a Anna como había aprendido a hablar alemán y Anna le dijo que había aprendido sola, de papá y mamá. Cuando Ben regresó a su casa, su madre le preguntó ¿Por qué llegas tan tarde? Ben le dijo que había llevado a Anna a su casa. Como la madre no le preguntó más detalles, Ben se sintió decepcionado. BEN ESCRIBE A ANNA BEN era un futbolista más bien mediocre. Pero tampoco le importaba que JENS fuera el mejor de los delanteros. Pero hoy las chicas presenciarían el partido y Anna estaría de espectadora. Ese día Ben jugó tan mal que hasta Anna se reía de él. Después del partido Ben procuró perder de vista a Anna, porque consideraba que era igual de tonta que Regine y Katia. Cuando llega a su casa y después de contarle lo sucedido a Gertrudis, su conejilla de Indias, Ben decidió escribirle una carta a Anna. La carta decía: Querida Anna: Estuvo mal que te rieras. Pasa que no soy tan buen futbolista como Jens. Él en cambiono sabe badar y yo nado muy bien. También te abrías reído si Jens se hubiera ahogado. No me gustó nada que te rieras. Te ruego que no vuelvas a hacerlo. Por ,lo demás me gustas. Así que dime si quieres que salgamos juntos. Ben. Ben aprovechó el recreo para meter la carta en la cartera de Anna. BERNHARD SUSTITUYE A ANNA Todo el mundo esperaba con impaciencia las vacaciones de Pentecostés. Ben no. Anna no había contestado a su carta. Ben era incapaz de comprenderlo y se preguntaba ¿No le habrá gustado la carta? ¿Qué significa tanto silencio? Y volvía a sentir quella tensión en el pecho, en el estómago. Como Ben no quería estar pensando siempre en Anna, reavivó su amistad con BERNHARD. Ben le preguntó a BERNHARD ¿Vas a venir a mi casa esta tarde? BERNHARD se quedó algo perplejo y para disimularlo le respondió simplemente que sí. Esa tarde jugaron en el jardín de la casa clasificando los autitos en miniatura que Ben coleccionaba. Luego charlaron de las chicas de la clase. BERNHARD suspiraba por KATJA. Ben no tenía ganas de hablar de Anna. BERNHARD dijo: Anna ha mejorado mucho, juega a todo, y no chilla tanto como las otras. No sé dijo Ben. Al fin y al cabo es una chica. Se hubieran peleado, si la madre de Ben no llega a pedirles que regaran los arbustos del jardín con la manguera. Ben dejó que BERNHARD regara. BERNHARD se metió la manguera entre las piernas y parecía como si meara. Mientras regaba a BERNHARD se le ocurrió la idea agua al cubo grande de la basura del vecino de la casa de Ben. Luego de llenarlo de agua Ben enrolló la manguera y ambos desaparecieron rápidamente. Esperaron que llegaran los LEIBEL que eran los vecinos de Ben. LEIBEL es un “pez gordo” en los Ferrocarriles Alemanes, decía el padre de Ben. HERR LEIBEL era bajito y algo rechoncho, solía llevar un traje gris muy arrugado y siempre llevaba un inmenso portafolios negro. HERR LEIBEL se dirigió hacia el cubo de la basura y cuando quiso llevárselo como estaba lleno de agua le crujieron todos sus huesos. HERR LEISBEL fue a la casa de Ben y conversó con su madre. Luego la madre le dijo a Ben ¿Sabes la que has armado? Herr Leisbel se ha dañado, a lo mejor tiene que ir al hospital. Vete a tu cuarto y la próxima vez en lugar de BERNHARD te traes a ANNA. Ben pensó que ahora era su madre quien le recordaba a Anna, siendo que él había invitado a Bernhard precisamente para olvidarla. ANNA RESPONDE En la víspera de las vacaciones ANNA le puso un papelito en el pupitre de Ben, sin el menor disimulo y toda la clase se sonrió. Anna le dijo a Ben ¡Tienes que leerla en seguida! ¡A pesar de todo! Cuando Ben la iba leer entró el maestro HERR SEIBMANN a la clase, y Ben se escondió el papel en el bolsillo. ¿Qué significa a pesar de todo? Preguntó HERR SIEBMANN. Todos respondieron ANNA le ha escrito una carta a BEN. Vamos a ver Ben, dijo el maestro, léenos la carta. Mientras Ben sacaba el papelito del bolsillo se preguntaba por qué no se la habría entregado en el recreo. Todo lo que estaba sucediendo le daba mucha vergüenza. Todo el mundo gritaba ¡Que la lea! ¡Que la lea! Ben leyó la carta y decía: Querido Ben: Recibí tu carta y me ha gustado. También me gusta lo que dices. ¿Te vas de vacaciones? Si no te vas a lo mejor podemos hacer algo juntos. Anna HERR SIEBMANN le dijo a Ben que después de la clase tendría tiempo para decirle a Anna lo que opinaba de su carta. Ben pensaba si sería mejor salir con Anna al recreo o adelantarse corriendo y esperarla en el patio. Así los otros no podrían burlarse. Anna se le anticipó y le preguntó si se iría de vacaciones. Ben no puso decir palabra alguna y solo se limitó a hacer un gesto negativo. Anna lo tomó de la mano y lo arrastró al patio y le dijo ¡Estupendo! Mañana estás invitado. Papá y mamá quieren que vengas a comer a casa. ¡Hasta mañana le gritó Anna! Ben le dijo: Tendrás que venir también a mi casa Anna. JENS y BERNHARD le preguntaron a Ben ¿Te ha besado? ¡No! ¡No! Pataleaba de ira Ben. Antes de que su madre se marchara al trabajo Ben le preguntó a su madre si podría ir a comer con Anna al día siguiente. La madre no quería que fuera, porque decía: Apenas les alcanza para ellos. Ben le dijo a su madre: los padres de Anna quieren que vaya. Bueno, dijo la madre, los polacos tienen fama de hospitalarios. BEN SE PONE GUAPO Ben decidió entrar en acción. Se bañó a conciencia. Se lavó el pelo. Se cortó las uñas. Se secó el pelo con el secador. Se puso sus vaqueros favoritos y la camisa ancha. Con loción de afeitar de su padre se humedeció la frente y las mejillas. Luego Ben se sentó en la mesa de la cocina, se sirvió un café, untó el pan con mermelada y comió tranquilamente. Cuando llegó HOLGER su hermano se acabó el idilio, porque empezó a gritar ¡GRETE! ¡GRETE! Tiene que verlo. Extraordinario. ¡Mi hermanito! ¡Es para morirse! La madre no se hizo de rogar y se llevó las manos a la cabeza y le contempló como si Ben fuera el mismísimo Superman. Tengo que darte un ramo de flores para la madre de Anna, le dijo la madre. CALLOS A LA POLACA Y LA SORPRESA DE ANNA También Anna se dio cuenta. Te pusiste guapo, le dijo. Ella llevaba unos vaqueros de pana. Ben no recordaba haberla visto así vestida en la escuela. Anna lo empujó para que entrara. En el centro de la mesa había dos ollas humeantes y una fuente de patatas. HERR MITSCHEK el padre de Anna era el que servía y empezó por Ben. Son callos a la polaca, dijo Anna. Cuando acabaron de comer Anna le preguntó a Ben: ¿Quieres que te enseñe mi escondite? Se dirigieron hasta una casita de madera, más lata que ancha, que debió haber servido para guardar herramientas y de refugio para los guardavías del tren. Anna se detuvo delante de la puerta y le dijo a Ben, tienes que esperar un poco. Al cabo de un rato le abrió la puerta. En el suelo había un colchón viejo y por encima del colchón tapando la mitad una manta de colores. Había hasta una silla y una estantería con pebeos. Anna sacó un pedazo de chocolate y se sentó en el colchón con Ben. ¿Es verdad lo que me escribístes? Preguntó Anna. Sí es cierto respondió Ben. Tú a mi también me gustas, le dijo Anna. Tengo sueño dijo Anna dejándose caer en el colchón. Echate tú también. Se quedaron así un buen rato. Ben de espaldas a Anna. Date vuelta le dijo Anna. Ben se dio vuelta. La cara de Anna estaba al lado mismo de la suya. Ben sentía su aliento en la mejilla y en la frente. Cerró lo ojos. Anna le pasó el dedo por el rostro y luego por los labios haciendole cosquillas. Mira que te muerdo, le dijo Ben. Atrévete dijo ella. Ben la atrajo hacia sí, sin abrir los ojos, y mordió. Ahora vamos a dormir dijo Anna. Ben le dijo yo no tengo sueño. Yo tampoco rió Anna, y y se levantó y saltó por encima de Ben. Vamos a sentarnos en la vía a leer tebeos. ¿Quieres? Preguntó Anna. Todo lo que a ella le gustaba, le gustaba también a Ben. Se sentaron muy juntitos. Ben puso varias veces el brazo sobre sus hombros, pero volció a quitarlo. Me hace falta práctica pensaba Ben. De regresó Anna se detuvo, parpadeó y le dijoa Ben: Lo que sí puedes darme es un beso. Ben se precipitó en exceso. Sus labios tropezaron con la nariz de Anna y no acertó la boca hasta el final. ¡Puh! Dijo Anna. Mañana vienes a casa, dijo Ben. De regreso a su casa de tanta emoción Ben tropezó y cayó al suelo, lastimándose sus manos. DOS VISITAS El TIO GERHARD era el hermano mayor de padre de Ben. Mide dos metros y es más delgado que un fideo. Anda como una avestruz y tiene los brazos largos. Su cabeza es más bien pequeña. Suele llevar vaqueros y camisas de colores. Lo mejor es su voz porque es muy fuerte y muy grave. Es químico, pero en realidad ejerce de inventor. A Ben el tío Gerhard le parece extraordinario. ANNA llegó a la casa de Ben, se había puesto guapa y traía un ramo de flores para su madre. Después de charlar con la madre de Ben, vio a GERTRUDIS la conejilla de Indias y se arrodilló sobre ella acariciándola. Anna le dijo Ben: tienes un cuarto muy bonito. Ben no se atrevió a entrar en detalles porque no sabía si Anna iba a tener alguna vez un cuarto tan bonito. Luego la comida transcurrió sin mayores incidentes. Padre de Ben propuso ir de excursión a un embalse cercano, y todo el mundo se mostró de acuerdo. Ben y Anna se fueron con el Tio Gerhard. ANNA Y BEN SE BAÑAN El TIO GERHARD contaba cosas sorprendentes. Por ejemplo decía que era una de las pocas personas autorizadas para probar la comida de los astronautas. ¿Por qué no te has casado? Le preguntó Ben. Porque me da miedo, y reflexiona: Si a Grete, que tiene muy buen corazón, es incapaz de soportame ¿Cómo iba a soportarme una mujer condenada a vivir conmigo día y noche”. Como dice el dicho ¡Antes de que te cases mira bien lo que haces! Ben y Anna llegaron a la orilla del embalse. No se veía ni un alma. Ben se quitó los zapatos y los calcetines y chapoteó en el agua. Anna lo imitó. Amontonaron ramas secas y construyeron un dique. Ben la salpicó de broma. Estoy toda mojada dijo Anna. Anna se sacó el vestido por la cabeza y lo puso a secar en una rama. Ben no sabía si quitarse la camiseta. Se desnudó rápidamente y se metió al agua. Anna lo contemplaba estupefacta. Luego se desnudó también se fue a su lado y se agarró a él como un monito. El agua estaba fría. ¿ Y si nos ven? Dijo Anna. No digas tonterías. Si aquí no hay nadie. Ben se sintió terriblemente adulto. Cuando Anna fue a secarse. Ben la espió. Anna llevaba unas braguitas carmesí de algondón rizado. Ben se puso los calzoncillos y se sentó en un árbol con todo su cuerpo tiritando. Anna se dio cuenta y le trajo su vestido y lo abrazó para darle calor. EL SEGUNDO REGLÓN Durante las vacaciones Anna y Ben dejaron de verse. Anna no dio señales de vida y Ben no quiso ir a visitarla. Al regresar a clases vio que Anna le estaba diciendo a JENS algo al oído. Le hubiera dado una plaiza a ella y a él pensaba Ben. Anna se reía y Jens se reía. Ben pasó despacio por delante de ellos, y le dijo a Jens: Eres un imbécil. ¿Qué te pasa? ¿Por qué te portas mal con Jens si no te ha hecho nada? Preguntó Anna. Anna cogió del brazo a Jens y se lo llevó de allí. Estoy enfermo, quiero irme a casa, tengo ganas de morirme, pensaba Ben. Sonó el timbre y Ben se fue a clases. La clase parecía esperarlo a él, porque en la pizarra, en mayúsculas decía: BEN QUIERE A ANNA. Ben se quedó petrificado, y sus compañeros se pusieron a gritar ¡Ben quiere a Anna! Y se reían. Ben se esforzaba por no mirar hacia donde estaba Anna. Había colaborado. Lo había permitido. Se rió con todos ellos. Se burló de él. Anna se habí burlado de él. El HERR SEIBMANN al ver lo que estaba sucediendo dijo: Falta un reglón en la pizarra. HERR SEIBMANN soltó a Ben, le acarició la frente, se acercó a la pizarra, tomó la tiza y escribió debajo de BEN QUIERE A ANNA, con letras igual de grandes: ANNA QUIERE A BEN. Ben estuvo a punto de gritar no es cierto, tuvo miedo de hacer el ridículo. Ben cogió la cartera y salió corriendo. BEN ENFERMA Y ANNA SE VA Ben se puso enfermo con mucha fiebre. Su madre tuvo que dejar el trabajo para cuidarlo. El médico iba a verlo todos los días. Cuando Ben estuvo casi curado y el médico le dijo que ya podría ir a la escuela, el padre le contó que había estado en casa de los MITSCHEK. Anna está muy bien, le dijo, y te manda recuerdos. ¿La viste? Preguntó Ben Sí. estuve con su padre. Él escribió a unas cuantas minas de la CUENCA DEL RUHR, y una de ellas le contestó diciendo que allí podía trabajar de inmediato. Le dan incluso vivienda. ¿Se va a ir Anna también? Preguntó Ben. Sí dijo el padre, es una lástima. Pero podéis escribiros. Cuando Ben volvió a la escuela Anna le había preparado una sorpresa. Lo estaba esperando en la puerta del garaje. Cuando Ben la vio quiso correr a su encuentro. Luego caminó hacia ella muy lentamente. ¿Te han traído? Le preguntó Ben. No, dijo Anna. Anna le contó las cosas de la escuela. Ben le preguntó por Jens y por Bernhard. Pero Anna no le hizo caso. La semana que viene me voy con mis padres, le dijo Anna, y lo que añadió fue muy hermoso: Estoy triste, Ben. Por ti. Porque ya no nos veremos. En la es cuela le dieron una gran fiesta de despedida. Organizaron una colecta y HERR SIEBMANN en nombre de la clase le entregó una cartera nueva a Anna. Ben la acompañó a casa, y quiso proponerle que volvieran a su casita junto a la vía, pero no lo hizo porque sus padres parecían muy atareados preparando el traslado. Todo el mundo le estrechó la mano. La madre de Anna lo besó en ambas mejillas. Enviaremos noticias, dijo HERR MITSCHEK el padre de Anna. Le daré un beso de despedida, pensó Ben. No pudo. Anna le soltó la mano y salió corriendo como una loca. Ben la siguió con la mirada y salió corriendo él también. Tengo que escribirle en seguida una carta. Puede venir a vernos. Laquiero mucho, de verdad, pensaba Ben. Estuvo a punto de llorar. Pero no lloró.