Ezequiel 2:1- DHH) 1Hoy que me decía: «Tú, hombre, ponte de pie, que te voy a hablar.» 2Mientras esa voz me hablaba, entró en mí el poder de Dios y me hizo ponerme de pie. Entonces oí que la voz que me hablaba 3seguía diciendo: «A ti, hombre, te voy a enviar a los israelitas, un pueblo desobediente que se ha rebelado contra mí. Ellos y sus antepasados se han levantado contra mí hasta este mismo día. 4También sus hijos son tercos y de cabeza dura. Pues te voy a enviar a ellos, para que les digas: “Esto dice el Señor.” 5Y ya sea que te hagan caso o no, pues son gente rebelde, sabrán que hay un profeta en medio de ellos. 6Tú, hombre, no tengas miedo de ellos ni de lo que te digan, aunque te sientas como rodeado de espinos o viviendo entre alacranes. No tengas miedo de lo que te digan ni te asustes ante la cara que pongan, por muy rebeldes que sean. 7Tú comunícales mis palabras, ya sea que te hagan caso o no, pues son muy rebeldes. 8Atiende bien lo que te digo, y no seas rebelde como ellos. Abre la boca y come lo que te voy a dar.» Ezekiel 3:1- 6 (DHH 1Entonces me dijo: «Tú, hombre, cómete este escrito, y luego ve a hablar a la nación de Israel.»2Abrí la boca y él me hizo comer el escrito. 3Luego me dijo: «Trágate ahora este escrito que te doy, y llena con él tu estómago.»Yo me lo comí, y me supo tan dulce como la miel. 4Entonces me dijo: «Ve y comunica al pueblo de Israel lo que tengo que decirle. 5Yo no te envío a un pueblo que habla una lengua complicada o difícil de entender, sino al pueblo de Israel. 6No te envío a naciones numerosas que hablan idiomas complicados o difíciles, que tú no entenderías. Aunque, si yo te enviara a esos pueblos, ellos te harían caso. 7En cambio, el pueblo de Israel no va a querer hacerte caso, porque no quiere hacerme caso a mí. Todo el pueblo de Israel es terco y de cabeza dura. 8Pero yo voy a hacerte tan obstinado y terco como ellos. 9Voy a hacerte duro como el diamante, más duro que la piedra. No les tengas miedo, ni te asustes ante la cara que pongan, por muy rebeldes que sean.» INTRODUCCIÓN. En medio de estos días que vivimos, determinantes, decisivos, desafiantes, inusuales, diferentes, acelerados… NOS HA SIDO DADA UNA RESPONSABILIDAD QUE NO PODEMOS ELUDIR, NI DESCUIDAR Y MUCHO MENOS ABANDONAR: A) La de discipular a la nación entera. (Mt. 28:19 RVA) 19Por tanto, id, y haced discípulo a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo: B) Lo básico que debemos aprender de esto es que fuimos equipados por Dios para cumplir con la misión asignada. (Mt. 28:18; 18Y llegando Jesús, les habló, diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Lc. 10:17-19 RVA) 17Y volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre. 18 Y les dijo: Yo veía á Satanás, como un rayo, que caía del cielo. 19 He aquí os doy potestad de hollar sobre las serpientes y sobre los escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. C) Por eso entendemos que no vamos a fracasar, que vamos en nombre de aquél ante el cual se doblará toda rodilla y todos confesarán que Jesucristo es el Señor. (Fil. 2:10-11 RVA) 10Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y de los que debajo de la tierra; 11 Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, á la gloria de Dios Padre. I.- ¿QUÉ APRENDEMOS DE LA LECTURA DEL PROFETA EZEQUIEL? - Que la misión encomendada a Ezequiel es semejante a la nuestra. (Eze. 2:3) 3seguía diciendo: «A ti, hombre, te voy a enviar a un pueblo desobediente que se ha rebelado contra mí. Ellos y sus antepasados se han levantado contra mí hasta este mismo día. - Las condiciones del pueblo al que le hablaría el profeta son parecidas al nuestro. (Eze. 2: 3-4 DHH) 4También sus hijos son tercos y de cabeza dura. Pues te voy a enviar a ellos, para que les digas: “Esto dice el Señor.” - El respaldo que Dios le daría a Ezequiel es el mismo que nos dará a nosotros. Lc. 10:17-19 DHH) 17 Los setenta y dos regresaron muy contentos, diciendo:—¡Señor, hasta los demonios nos obedecen en tu nombre! 18 Jesús les dijo:—Sí, pues yo vi que Satanás caía del cielo como un rayo. 19 Yo les he dado poder a ustedes para caminar sobre serpientes y alacranes, y para vencer toda la fuerza del enemigo, sin sufrir ningún daño. - De lo mismo que debía estar revestido o alimentado Ezequiel es de lo que nosotros debemos revestirnos y alimentarnos: DE SU PALABRA. (Eze. 2:7- 8 DHH) 7Tú comunícales mis palabras, ya sea que te hagan caso o no, pues son muy rebeldes. 8Atiende bien lo que te digo, y no seas rebelde como ellos. Abre la boca y come lo que te voy a dar. Eze 3:1-3 (DHH) 1Entonces me dijo: «Tú, hombre, cómete este escrito, y luego ve a hablar a la nación. 2. Abrí la boca y él me hizo comer el escrito. 3Luego me dijo: «Trágate ahora este escrito que te doy, y llena con él tu estómago.» Yo me lo comí, y me supo tan dulce como la miel. - LA ORDEN ES NO TEMER. OÍR LA PALABRA QUE DIOS NOS DA. HABLAR LAS PALABRAS QUE HEMOS OÍDO DE PARTE DE DIOS. (Eze. 2:6-8 DHH) 6Tú, hombre, no tengas miedo de ellos ni de lo que te digan, aunque te sientas como rodeado de espinos o viviendo entre alacranes. No tengas miedo de lo que te digan ni te asustes ante la cara que pongan, por muy rebeldes que sean. 7Tú comunícales mis palabras, ya sea que te hagan caso o no, pues son muy rebeldes. 8Atiende bien lo que te digo, y no seas rebelde como ellos. Abre la boca y come lo que te voy a dar. - Aún, más que oírlas y hablarlas, antes debemos comérnoslas nosotros primero; esto quiere decir que LAS Palabras de Dios deben llegar a formar parte de nosotros mismo, es decir palabras acompañada de hechos. - En Deuteronomio 6:6 dice: “Estas palabras que yo te mando hoy estarán primeramente sobre tu corazón, y las hablarás luego.” -¿QUÉ MÁS APRENDEMOS DEL PASAJE LEÍDO? - La gente a la que le vamos a llevar el mensaje habla nuestra propia lengua, es semejante a nosotros, está inmersa en nuestras propias costumbres y enfrenta nuestros mismos problemas, no es gente extraña a nosotros. (Eze. 3:5, 6 DHH) 5Yo no te envío a un pueblo que habla una lengua complicada o difícil de entender, 6 No te envío a naciones numerosas que hablan idiomas complicados o difíciles, que tú no entenderías. Aunque, si yo te enviara a esos pueblos, ellos te harían caso. - Podemos encontrarnos con una fuerte oposición (Eze. 2:3-4); 3seguía diciendo: «A ti, hombre, te voy a enviar a un pueblo desobediente que se ha rebelado contra mí. Ellos y sus antepasados se han levantado contra mí hasta este mismo día. 4También sus hijos son tercos y de cabeza dura. Pues te voy a enviar a ellos, para que les digas: “Esto dice el Señor.” El Señor nos hizo a nosotros más fuertes que ellos; Eze. 3:8, 9 DHH) 8Pero yo voy a hacerte tan obstinado y terco como ellos. 9 Voy a hacerte duro como el diamante, más duro que la piedra. No les tengas miedo, ni te asustes ante la cara que pongan, por muy rebeldes que sean.» - Tenga en cuenta lo que acaba de oír con insistencia de parte de Dios: “No les temas, no tengas miedo” - No olvidemos que no vamos a la lucha solos ni desprotegidos. Amén (Eze. 3:12, 14 ) 12Entonces el poder de Dios me levantó, y detrás de mí oí un fuerte ruido, como de un terremoto, al levantarse de su sitio la gloria del Señor. 13El ruido lo hacían las alas de los seres al rozarse unas con otras, y las ruedas que estaban junto a ellos; el ruido era como el de un gran terremoto. 14El poder de Dios me levantó y me sacó de allí, y yo me fui triste y amargado, mientras el Señor me sostenía fuertemente con sus brazos. La Gloria bendita del Señor es nuestra retaguardia como escudó Y El brazo fuerte de Jehová está delante. - ALGO MÁS QUE APRENDEMOS EN LA LECTURA DE ESTOS PASAJES DE EZEQUIEL: - Que debemos predicar, amén, oigan o no oigan, crean o no crean es la palabra de Dios. (Eze. 2:7; DHH) 7Tú comunícales mis palabras, ya sea que te hagan caso o no, pues son muy rebeldes. ( Eze. 3:11 DHH) 11Ve a ver a tus compatriotas que están en el destierro y, ya sea que te hagan caso o no, diles: “Esto dice el Señor.”» - Que nuestra obligación sagrada como Atalayas es hablarle a la gente, porque es la única posibilidad que tienen de ser salvos; y si no les hablamos y ellos se pierden, ellos son condenados por sus pecados, pero el Señor nos lo demandará, nos hará responsables a nosotros. (Eze. 3:18, 19; DHH) 18Puede darse el caso de que yo pronuncie sentencia de muerte contra un malvado; pues bien, si tú no le hablas a ese malvado y le adviertes que deje su mala conducta para que pueda seguir viviendo, él morirá por su pecado, pero yo te pediré a ti cuentas de su muerte. 19 Si tú, en cambio, adviertes al malvado y él no deja su maldad ni su mala conducta, él morirá por su pecado, pero tú salvarás tu vida. Rom. 10:13-14 DHH) 13Porque esto es lo que dice: «Todos los que invoquen el nombre del Señor, alcanzarán la salvación.» 14 Pero ¿cómo van a invocarlo, si no han creído en él? ¿Y cómo van a creer en él, si no han oído hablar de él? ¿Y cómo van a oír, si no hay quien les anuncie el mensaje?