Subido por Melisa Gomes

Bellorín Comunidades Lectoras

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C o m u n i da d e s
l e c to r a s
Una guía para propiciar la lectura en su entorno
Brenda Bellorín y Carmen Martínez
C o l e cc i ó n F o r m e m o s L e c to r e s
808.899.282
S 337
Schritter, Istvan
LA OTRA LECTURA.
La ilustración en los libros para niños
Gerencia de Información, Documentación y Estudio.
-- 1ra. Ed. -- Caracas (Venezuela): Banco del Libro, 2006. - 48 p.
22 cm; il; Original; Español. - (Colección Formemos lectores)
ISBN 980-6417-32-1
DESCRIPTORES:
Literatura infantil-juvenil; Ilustración;
Promoción de la lectura; Talleres de lectura.
A cargo de la Gerencia de Información, Documentación y Estudio
Gerente: Brenda Bellorín
Texto: Istvan Schritter
Coordinación editorial: Clementina Pifano
Apoyo editorial: Carolina Holmes
Corrección de texto: Olga García Larralde
Apoyo técnico: Cynthia Bustillos y Luis Chavarri
Diseño gráfico: Arisabel Yaya y Pablo Valduciel,
Cooperativa Gráfica Estudio Siete r.l.
Impreso por: Ex-Libris
Ilustración de portada © 1994 Istvan Schritter, La escalera de Pascual
Ediciones del Cronopio Azul
©2006, Banco del Libro
Av. Luis Roche, Altamira Sur
Caracas, Venezuela
Teléfono: (0058) 212 - 265.3990 / (0058) 212 - 267.3785
Fax: (0058) 212 - 266.3621
e-mail: centrodeestudios@bancodellibro.org.ve
www.bancodellibro.org.ve
ISBN: 980-6417-32-1
Depósito legal: LF5922006300919
Depósito legal de la Colección: IF592199880059.A
Índice
¿Pueden cambiar las comunidades si las invitamos a leer?
?
El ABC para desarrollar un proyecto comunitario
?
Fase cero: observar para diagnosticar
Leer el entorno
Los aliados
El Promotor, clave de éxito en todo proyecto
Saberes y haberes
?
?
?
?
?
Fase uno: manos a la obra
?
Fase dos: la continuidad
?
Crónica de dos proyectos bancolibreros
?
Leer para vivir
Tendiendo Puentes con la lectura
?
?
Glosario
40
Notas
45
Bibliografía general
46
Bibliografía recomendada para ampliar el tema
48
C o m u nidades lectoras
C o m u n i da d e s
l e c to r a s
Una guía para propiciar la lectura en su entorno
¿Pueden cambiar las comunidades si las invitamos a leer?
La lectura es un poderoso agente de cambio. Si partimos de esta
premisa, ¿qué mejor forma de incidir positivamente en nuestra
comunidad que llevándole literatura para brindarle otra manera de leer
el entorno y de interpretar la realidad? Dice Joseph Gold, un autor que ha
reflexionado ampliamente sobre el poder terapéutico y transformador
de la literatura, que ésta nos ayuda a reescribir nuestras propias historias
y que “al sumergirnos en ella, ejercitamos la imaginación, los sentimientos
y el lenguaje” 1. Si esto es cierto, sin duda, la lectura es una excelente
herramienta para ayudar a alcanzar cambios en la comunidad.
En este título de la Colección
Formemos Lectores esperamos,
pues, dar algunas pautas para facilitar –en palabras de Gold– el ejercicio de la imaginación, los sentimientos y el lenguaje en el marco de un
proyecto de promoción de lectura
comunitario. También queremos
ofrecer algunas pistas para que,
con el trabajo de los promotores,
los miembros de la comunidad se
descubran como personas interpretativas que comparten saberes
y haberes. En el título: “comunidades lectoras”, hicimos un guiño
a la teoría de Stanley Fish 2 , quien
dice que la interpretación del lector
siempre está influida por la pertenencia a una comunidad específica.
Si bien es cierto que una comunidad entendida desde su concepto
más tradicional, como un grupo de
personas que conviven en el mismo
Una g u í a para propiciar la lect u ra en s u entorno
(Imagen 2: Biblioteca La Urbina)
lugar, no es necesariamente una comunidad lectora o interpretativa,
cuando un proyecto de promoción de lectura logra afianzarse verdaderamente en una comunidad, es posible que ésta sea ambas al mismo
tiempo, o al menos eso esperamos quienes trabajamos en este tipo de
proyectos.
Dado que cada comunidad es un mundo, no pretendemos dar una
fórmula de qué hacer, sino más bien, compartir algunas de las reflexiones
sobre qué es conveniente tener presente a la hora de diseñar y ejecutar
proyectos comunitarios. Quizás nuestro mejor tip en todo este cuaderno
sea precisamente estar siempre conscientes y dispuestos a respetar la
identidad de la comunidad donde se vaya a realizar el proyecto, así
como estar atentos a que existen muchos materiales y estrategias para
desarrollar el potencial lector de ésta.
Nuestras recomendaciones se basan en dos proyectos comunitarios
ya emblemáticos del Banco del Libro, los cuales han sido desarrollados
tanto en comunidades afectadas por tragedias naturales así como en
C o m u nidades lectoras
barrios populares urbanos con características muy particulares (véase
la sección: “Crónica de dos proyectos bancolibreros”). Estos proyectos
han sido creados en el marco de la biblioterapia, es decir, han sido
diseñados partiendo de la premisa de que la lectura puede sanar, ser
una forma de asistencia en situaciones de riesgo o emergencia. Quisiéramos recordarle que usted puede formular proyectos de animación y
promoción a la lectura en cualquier comunidad considerando algunas de
estas estrategias. La intención y las acciones del proyecto dependerán
de las necesidades concretas del grupo que será atendido.
El ABC para desarrollar un proyecto comunitario
Como casi todos los proyectos, uno de promoción de lectura en una
comunidad debe comenzar por la observación y el análisis de aquello que
se observa. Antes de empezar con los libros, es necesario tomarse un
tiempo para leer las circunstancias inmediatas que rodean la comunidad.
Es en este tiempo donde se debe evaluar en qué condiciones se puede
trabajar, con qué población y en qué lugar se pueden desarrollar las actividades. Muchas veces el entusiasmo nos hace saltarnos esta “fase cero”,
pero no debemos olvidar que es indispensable para garantizar el éxito de
todo proyecto. Como dice el dicho: “Vístete despacio que vas de prisa”.
Fase cero: observar para diagnosticar
La observación es especialmente necesaria si el proyecto va a
realizarse en una comunidad donde se vive una situación de emergencia
o riesgo. Por ejemplo, si ha sucedido un deslave o un terremoto, hay
que darles tiempo a los socorristas de que hagan lo suyo. Se debe ver
con qué gente y espacios de la comunidad se cuenta, así como preparar
a los promotores y voluntarios para que sepan que se van a encontrar
con personas en un estado vulnerable que quizás no van a querer
leer porque el ambiente es aún muy inhóspito. En estas situaciones es
importante no perder de vista que hay prioridades, como buscar a los
desaparecidos, cosa que se antepone a la asistencia que se les puede
ofrecer mediante libros e historias.
Una g u í a para propiciar la lect u ra en s u entorno
La “fase cero”, como nos gusta llamarla, es el tiempo para indagar en
las necesidades, debilidades y fortalezas del sitio y de las personas con
las que se va a trabajar. Es a partir de este diagnóstico que se pueden
comenzar a preparar las estrategias de animación a la lectura y formar a
los promotores. Cuando hablamos de la formación de los promotores,
nos referimos no sólo a los conocimientos literarios o a la preparación
que éstos tengan para hacer actividades de animación a la lectura, sino
también a una formación ajustada a las necesidades del sitio. Volviendo
al ejemplo anterior, si se hallan en una población que ha sido desvastada
por un desastre natural, éstos deben recibir orientaciones psicosociales
por parte de especialistas para poder brindar “terapia literaria” a través
de los libros.
C o m u nidades lectoras
Leer el entorno
Como veníamos diciendo, en toda comunidad existen condiciones
favorables y desfavorables; es trabajo de quienes se plantean el proyecto
capitalizar las primeras y minimizar o solventar las segundas. A la hora
de hacer su diagnóstico, busque:
• Reconocer si son suficientes y efectivos los espacios convencionales
–escuelas y bibliotecas– y no convencionales –clubes de lectura,
organizaciones civiles, etc.– para crear comunidades lectoras. A partir
de este primer diagnóstico, podrá decidir si trabajará con uno o más
de estos espacios y, al saberlo, luego podrá moldear mejor la programación de las actividades que desarrollará.
•Un sitio que pueda convertir en su “centro de operaciones”. Tome
en cuenta que, aunque los espacios públicos son un hermoso marco
para las actividades de animación, la realidad es que en éstos es más
difícil controlar todas las variables. A veces, los espacios íntimos, más
conocidos y domesticados como las casas de los participantes o
algún salón de la escuela o biblioteca, pueden facilitar el desarrollo
de la programación. Sea estratega y cuente siempre con un plan B;
los espacios suelen ser disputados y casi siempre dependen de la
disposición de quien los lleva.
• Identifique sus posibles aliados. Para ello, empiece por averiguar
cuáles son las personas en la comunidad que ya desempeñan algún
trabajo comunitario. Pregunte quiénes son percibidos por el resto de
la comunidad como líderes. Reflexione, de acuerdo a la naturaleza
del proyecto que va a elaborar, quiénes son las personas que –con
la motivación apropiada– pudieran estar interesados en convertirse
en mediadores. Por ejemplo, si su proyecto involucra trabajo con
niños tenga presente que, con seguridad, hallará buenos aliados entre
los padres y maestros. Pero, sobre todo, tenga en cuenta, desde el
inicio, que los miembros de las comunidades que se acercan a formar
Una g u í a para propiciar la lect u ra en s u entorno
10
(Imagen 4: espacio de trabajo)
parte de un proyecto de promoción de lectura son los verdaderos
protagonistas de la acción; serán ellos quienes determinen la posibilidad de establecer una red de promoción de lectura. Los mediadores
en comunidad se descubren a sí mismos al disponer de un nuevo
“haber”, como es el placer que produce la lectura de libros, tanto
para ellos, como para su público.
Los aliados
Este punto merece que nos extendamos un poco más. Así como
en las tramas literarias los aliados suelen aparecer en el momento
culminante, también en medio de las coyunturas o cuando se abren
nuevos espacios de acción en un determinado proyecto llegan personas
clave para formar parte activa de su desarrollo. Los aliados pueden ser
amigos, instituciones y/o editoriales que se suman al proyecto.
Estos aliados o colaboradores pueden tener una presencia directa
o indirecta al realizar donaciones de libros, presentar una sesión de
cuenta-cuentos, realizar aportes financieros al proyecto respondiendo
a un criterio de responsabilidad social, entre otros. Las formas de ayuda
C o m u nidades lectoras
y los colaboradores pueden ser múltiples, lo importante es que todos
compartan un mismo objetivo y un mismo concepto sobre el poder
“sanador” 3 de los libros y la lectura.
11
El Promotor, clave de éxito en todo proyecto
Aunque todos quieren ayudar, no todos pueden hacerlo, o mejor
dicho, no pueden hacerlo sin la preparación adecuada. La relación entre
trabajo comunitario y voluntariado es ampliamente conocida y utilizada.
Sin embargo, es importante definir qué cosas puede hacer cada participante de acuerdo a su formación, aptitudes, preferencias, tiempo, etc.
Los voluntarios pueden ciertamente ser de gran ayuda, pero su
utilidad para un proyecto estará determinada por:
• la formación que éstos reciban
antes de comenzar a trabajar
• la manera en que se conformen
los equipos de trabajo
• la guía y la interacción que re­ci­
ban de personas ya formadas en
la promoción de la lectura y el
trabajo comunitario a lo largo del
proyecto
Sea para “reclutar” voluntarios,
sea para buscar otro tipo de aliados
o definir quiénes conformarán el
equipo de trabajo, es importante
delimitar qué características debe
tener ese promotor de lectura.
Hay algunas características que son
inherentes a todo mediador, como
el hecho de que le guste leer y sepa
Una g u í a para propiciar la lect u ra en s u entorno
(Imagen 5:
promotores
en escalera)
12
(Imagen 6: foto Cristina pelo levantado)
alcanzar el público, y hay otras que dependerán del contexto donde
vayan a ser realizadas las acciones. Por ejemplo, si el proyecto se realizará en una cárcel o un hospital, el promotor tendrá que tener destrezas
diferentes a aquel que va a llevar un club de lectura dentro de una
comunidad ya lectora provista de libros.
Así pues, todo proyecto exige una forma muy particular de
vinculación con los niños, los padres, los docentes y las comunidades, y
el promotor debe ajustarse a estas necesidades. Sin embargo, está claro
que, sea cual sea el contexto, el promotor debe ser capaz de propiciar
una interrelación afectiva y social donde se pueda “establecer nexos
cálidos, sentir respeto positivo incondicional y lograr empatía con los
sentimientos”, como señala Carls Rogers, en su libro La Psicología de la
actitud Creadora 4 .
C o m u nidades lectoras
Su perfil
El promotor debe ser capaz de:
• Respetar los procesos individuales y sociales que se den en el marco
de las actividades que conforman el proyecto. Esto, evidentemente,
estará supeditado a su sensibilidad, gusto por la lectura y capacidad de
valorar al otro como persona (ya sea niño, padre, docente, vecino),
así como también su trabajo y su historia como lector que se vincula
con ciertos materiales de lectura.
• Enfocar su trabajo, no como un “visitador social” o “tecnócrata de la
lectura”, sino como una persona que se encuentra en la posición de
valorar el lenguaje y sus manifestaciones
culturales a partir del intercambio que
se generan una vez que se da la puesta
en común del espacio de la lectura en la
comunidad.
• Crear sentido de pertenencia a un grupo
social mediante el reconocimiento del
otro, el respeto a la diversidad.
Una g u í a para propiciar la lect u ra en s u entorno
13
14
(Imagen 7: foto niños en la puerta)
Como se puede apreciar, lo profesional debe ir de la mano de la sensibilidad. El mediador no sólo debe mediar entre los libros y las personas,
sino también entre los contenidos técnicos que lleva el taller y los saberes
que traen los participantes. Se trata de un continuo devenir entre un
“tú y entonces yo, entonces tú, entonces yo”. Este devenir, que Robert
Cialdini 5 ha definido como la reciprocidad, es la mejor forma de procurar
que se brinde un servicio que vaya más allá de la información, pues este
servicio se habrá adecuado a las necesidades de los participantes.
Si el trabajo es específicamente con niños es importante dejar de
verlos en abstracto como un compendio de procesos evolutivos, para
tratar de percibirlos desde su naturaleza social. Es imprescindible verlos
como niños que pertenecen a una diversidad de familias, que juegan
en la calle, que se relacionan con una comunidad y son finalmente,
ciudadanos que forman parte de un Estado.
C o m u nidades lectoras
Saberes y haberes
15
Hemos mencionado anterior­mente las palabras saberes y haberes.
Quisiéramos aclarar brevemente a qué nos referimos al usarlas. De
su entendimiento también depende, en cierta medida, el éxito de un
proyecto.
Los miembros de las comunidades y, lamentablemente, muchos
facilitadores, suelen ignorar los saberes que les son propios. Toda
comunidad posee un acervo cultural que debe ser tomado en cuenta
en la formulación y ejecución de un proyecto de promoción de lectura.
Las fiestas tradicionales, los vestigios de una cultura oral –como nanas,
canciones, adivinanzas, refranes–, así como la historia y los cuenteros
del lugar, son saberes que, al reconocerlos, pueden ser empleados para
leer mejor la comunidad. Entre los saberes también están las personas
mayores o sabios de la comunidad, que como un libro abierto, llevan
dentro de sí las historias del lugar y cada vez que las cuentan de nuevo
las recuerdan y actualizan.
Los haberes son los libros, los
materiales de lectura que nutrirán
el proyecto y harán, si son bien
utilizados, que sea posible rescatar
o valorar mejor los saberes de la
comunidad. En el Banco del Libro
creemos que los haberes son
fundamentales, pues apoyamos
nuestro trabajo en la idea de que
los libros de calidad garantizan
un acercamiento más amable y
expedito al ejercicio de la lectura.
Por ello dedicamos tiempo en la
fase cero a seleccionar los libros
Una g u í a para propiciar la lect u ra en s u entorno
(Imagen
8: abuelo
leyendo a
niños)
16
que vamos a utilizar. Para la selección buscamos hacer un balance entre
los méritos editoriales, gráficos y literarios de los libros con las necesidades y las condiciones de la comunidad que va a acogerlos.
En la selección intervienen muchos factores que no exploraremos aquí,
pues las ideas de la institución al respecto están plasmadas en ¿Cómo elegir
un buen libro para niños? 6 , Muchos libros para niños 7 y ¿Qué libros para
qué edad? 8 , títulos que están disponibles en esta misma Colección. En
todo caso, es importante no ser literal en las recomendaciones literarias.
Es decir, si estamos trabajando con una comunidad que ha sido tocada
por una tragedia como un terremoto, por ejemplo, para hacer “ejercicios
de biblioterapia” no hay necesariamente que contar con materiales de
lectura que aborden ese tema, sino buscar libros que propicien espacios
para confrontar las emociones y darle palabras a lo vivido.
Recomendamos y no recetamos libros, aunque en la práctica es el
ejercicio estético de la lectura, en su profundidad espiritual y subjetiva,
lo que transforma, toca o deja huellas en la persona. Entre lectores, las
recomendaciones y los préstamos son casi prescripciones amistosas y
es que los encuentros, desde la promoción de la lectura, deben hacerse
menos didácticos y más personales, cuidadosos de no impactar indebi-
C o m u nidades lectoras
17
damente la privacidad del receptor (los cuentos de hadas, las historias
fantásticas o de aventuras, la poesía, transitan por conflictos intensos y
personales, pero distanciados en tiempos y lugares remotos).
Todo lo dicho sobre la literatura en el caso de los libros para niños,
también se aplica a la imagen, puesto que es un componente integral
del libro ilustrado. Las ilustraciones pueden ser evocativas, calmantes,
emocionantes, llenas de humor, desgarradoras, tristes. Allí hay un doble
juego entre texto e imagen, y por ello, una doble sanación.
Aunque un buen mediador puede hacer milagros con cualquier
material bibliográfico, la selección apropiada de los títulos puede ayudar
a que todos, aun los promotores más inexpertos y tímidos, puedan
propiciar un buen entorno lector y hasta sanar con libros.
Una g u í a para propiciar la lect u ra en s u entorno
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Fase uno: manos a la obra
Teniendo ya estudiado el sitio, establecidas cuáles son las personas
con las que se va a trabajar, quienes van a ser los promotores y seleccionados los libros, no queda más que ponerse a diseñar las actividades.
Sugerimos a continuación, algunas actividades de las que usted podrá
echar mano para su formulación.
Le recomendamos plantear su proyecto por etapas. Recuerde que
es mejor ser modesto y luego crecer, a que se vea incapacitado de dar
respuesta a expectativas creadas en la comunidad.
La hora del cuento
Esta sencilla actividad consisten en reunir periódicamente a un grupo
de promotores cuentacuentos y niños en un espacio determinado para
realizar diversas actividades de narración y lectura en voz alta. Si el
(Imagen 10: hora del cuento)
C o m u nidades lectoras
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(Imagen 10: hora del cuento)
grupo es grande puede realizarse una serie de narraciones y dramatizaciones, posteriormente se sugiere organizar grupos pequeños para tejer
un intercambio más íntimo en torno a los libros. Se recomienda llevar un
registro de cada encuentro. Los promotores voluntarios pueden trabajar
en varios aspectos importantes: el aprovechamiento de libros álbum
de formato grande para la actividad central, una selección temática de
libros y diseño de actividades para tratar las situaciones de conflicto
desde distintas perspectivas y el debido registro de la actividad.
Cuentos y novelas por entrega
No sólo los niños disfrutan de narraciones y lecturas en grupo, también
los grandes. Esta es una actividad que ofrece la posibilidad de catarsis
para esos adultos que puedan acercarse a las zonas de narración y, si se
determina previamente cuáles son las facilidades de cada voluntario, se
Una g u í a para propiciar la lect u ra en s u entorno
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puede perfectamente contar con promotores que lean en voz alta un
capítulo de una novela o un cuento en cada encuentro. Aquí, el tema, el
estilo y las estrategias del promotor resultan esenciales para promover
el apoyo y el acompañamiento necesario para favorecer el manejo de
la crisis.
Encuentros estelares
Los encuentros periódicos entre cuentacuentos, niños, jóvenes
y adultos son esenciales para crear una atmósfera de afectividad y
confianza, sin embargo, el factor sorpresa en medio de la sencilla
cotidianidad con los libros, puede resultar muy enriquecedor. Para ello,
resulta propicio invitar a autores, ilustradores, editores de los libros ya
conocidos y organizar actividades especiales a manera de encuentros
festivos con los personajes y situaciones ya familiares.
Préstamos de bolsos
o cajas viajeras
Al momento mismo en que las
narraciones y personajes comienzan
a hacerse familiares, suele surgir
la necesidad en los grandes y
pequeños de llevarse consigo
los libros. Para ello es necesario
contemplar, quizás en una segunda
fase del proyecto, el que los
grupos de las mismas comunidades
organicen sus rincones de lecturas
y pongan a circular las colecciones
de materiales estableciendo previamente un procedimiento sencillo
de control entre aulas, casa y (Imagen 11: Carmen Diana con bolso
Leer para vivir)
hospitales, por ejemplo.
C o m u nidades lectoras
Acompañamiento y establecimiento
de la red con los adultos
Una vez que se han entregado colecciones a las distintas zonas donde se
ha venido trabajando, con indicaciones sencillas de catalogación y préstamo,
es esencial escuchar las necesidades y
favorecer su cumplimiento en cuanto a
dotación, formación y acompañamiento,
respetando fundamentalmente la diversidad de cada comunidad. Son los derechos
de cada lector los que acaban por extender razones para leer.
Talleres
Además del cultivo de las “zonas de narración” a partir de actividades
cotidianas en torno a los libros, se sugiere elegir otro día para trabajar
la selección, la narración, las herramientas necesarias para el diseño de
cada proyecto y las posibles dinámicas de cada grupo.
Sean cuales sean las actividades que usted organizará en su comunidad,
esta bien que recuerde preparase de la siguiente manera:
- Escoger aquellos libros que le gusten, que los toquen de alguna
manera, que verdaderamente quieran compartir.
- Conocer bien los libros que van a contar, leérselos a uno mismo, oírse
leyendo, practicar.
Fase dos: la continuidad
Una vez iniciadas las actividades, lo más difícil pero también lo más
importante, es darles continuidad. Todos sabemos que lo más sencillo
es crear la necesidad de leer (los libros suelen hacerse rápidamente
Una g u í a para propiciar la lect u ra en s u entorno
21
22
su nicho), pero también sabemos que es complicado garantizar que el
espacio creado para la lectura se mantenga en el tiempo.
A continuación, algunas recomendaciones para la sustentabilidad:
• Haga que la comunidad protagonice. Muchos proyectos no se
sostienen a la larga porque se conciben como una ayuda que viene de
afuera para solucionar algún problema de la comunidad sin hacer que
su gente tome las riendas de algo que le pertenece. La apropiación
del proyecto por parte de la comunidad es fundamental. Ésta se logra
involucrando a los miembros de la comunidad en todas las acciones,
actividades, e incluso de la toma de decisiones. Por ejemplo, si va a
desarrollar dentro de su proyecto préstamo circulante, invite a las
personas que lo establezcan desde sus casas, que hagan los bolsos y
sean parte del proceso de buscar donaciones de las editoriales.
• Tenga presente, en todo momento (no sólo al inicio), que las alianzas
son fundamentales. Haga lo posible por crear redes de apoyo que
C o m u nidades lectoras
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involucren desde las personas de la comunidad hasta instancias
gubernamentales y no gubernamentales. Las alianzas con varias
personas e instituciones puede ayudar a la búsqueda de recursos para
mantener el proyecto vivo, así como a distribuir la carga de trabajo.
• Evite la improvisación. Si bien es cierto que el promotor debe estar
en capacidad de amoldarse a la situación y cambiar de estrategia en
un momento dado, esto no quiere decir que deba improvisar. Muy
por el contrario, la capacidad de hacer cambios de última hora se crea
a partir de varias estrategias u opciones de trabajo que se tengan bajo
la manga, preparadas y estudiadas. Esto se logra con la investigación.
• Procure llevar un registro sostenido de lo que se hace. Muchas
veces en medio del afán de hacer cosas nos olvidamos de registrar la
experiencia. El registro, sea a través de fotografías, videos, grabaciones
o sencillamente un cuaderno donde el promotor recoja el resultado
de cada actividad propuesta, permite llevar la cuenta, de una manera
consciente y organizada, de qué estrategias, libros y acciones han
Una g u í a para propiciar la lect u ra en s u entorno
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funcionado mejor. También permite tener una muestra de qué se
ha hecho, lo cual constituye una excelente carta de presentación
para captar nuevos aliados e ir en busca de financiamiento. No olvide
incluir en su registro los sentimientos, las reacciones de todos los
involucrados (incluso las suyas), pues esa catarsis es importante para
mostrar el poder que ejercen las lecturas en las personas.
• Recuerde que es importante, desde el punto de vista metodológico,
llevar registro abierto de la información, promover la recopilación de
la misma y su síntesis, de manera que ésta esté siempre disponible
como base para la reflexión y la toma de decisiones. Estos insumos
alimentan la agenda compartida que está en permanente construcción
y por la que se guía el proyecto.
• Haga evaluación de impacto. Con­tras­te periódicamente, utilizando los
dis­tin­tos registros que lleva, el diagnóstico inicial con los resultados que
ha ido obteniendo. Esta evaluación de impacto debería de ser tanto
cuantitativa como cualitativa. Es decir, no sólo lleve la cuenta de cuanto
libros rotan o cuantos niños y padres participan de una actividad; lleve
también un registro analítico de cómo ese préstamo ha cambiando a la
población de niños con los que ha estado trabajando. Hágase preguntas como: ¿Tiene mejor compresión de los textos? ¿Han cambiado
las formas de interactuar entre ellos? Pregúntese siempre después de
responder alguna de estas preguntas ¿por qué?
• Haga promoción de la promoción. No basta con hacer acciones de
promoción de lectura; es necesario promocionarlas dentro y fuera de
comunidad. La promoción interna permite afianzar los lazos entre los
participantes, reforzar lo que se hace y darle la debida importancia.
La promoción externa es un estímulo para los involucrados pero
también una forma de que esa experiencia resulte replicable, así
como un medio para hallar más recursos y aliados que permitan darle
continuidad a la labor emprendida. Busque, por tanto, ser reseñados
C o m u nidades lectoras
en los medios, haga lo posible por participar en eventos donde se
compartan experiencias similares y, de ser viable, publique lo que ha
hecho (hay muchos espacios especializados que siempre están ávidos
de dar a conocer proyectos exitosos de promoción de lectura, ver
directorio anexo).
• Por último, pero no por ello menos importante,
haga lo posible por crear y afianzar redes. Lleve
sus alianzas al próximo nivel. Intégrese a los
trabajos de políticas nacionales o regionales de
promoción de la lectura; entre en contacto con
la red de las bibliotecas nacionales y estatales,
autoridades del Mi­nis­terio de Educación,
Universidades, Sociedad Civil y organizaciones
de cooperación nacionales e internacionales.
Una g u í a para propiciar la lect u ra en s u entorno
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26
Crónica de dos proyectos bancolibreros
Para ilustrar lo que hemos venido exponiendo hasta ahora, tomamos
información de la ponencia que presentó Paula Cadenas sobre los
proyectos “Leer para vivir” y “Tendiendo Puentes” del Banco del Libro
en el congreso de la IFLA del 2004 9. El primero es un proyecto que surgió
a partir del deslave que vivió el Estado Vargas en diciembre de 1999. El
segundo partió de la inquietud de fomentar una cultura ciudadana más
sólida en barrios populares donde existen graves conflictos y dificultades para la convivencia.
Leer para vivir
La primera experiencia sucedió con la pavorosa tragedia de 1999,
cuando el estado Vargas literalmente se desmoronó, y con él el país.
Desconcertados entre la brutal devastación, decidimos ir a leer a grupos
de damnificados.
Desde ese momento se darían experiencias verdaderamente
conmovedoras, como cuando las madres confesaban que después de
leerle a sus hijos finalmente dormían mejor; o cuando, más adelante,
ya de vuelta a la catástrofe y, todavía entre rocas y polvo, tomarían
la decisión de limpiar las calles y cerrarlas en distintas zonas para leer
entre todos; o cuando posteriormente, se irían formando padres y
maestros para ellos también contar cuentos y prestar libros las 24 horas
del día a la comunidad. Muchos meses más tarde sospechábamos que
estábamos dando algo más que entretenimiento, que horas de olvido
(de evasión?).
Estábamos, según especialistas, ejerciendo una práctica terapéutica,
eso que algunos llaman hoy biblioterapia y que en una acepción, quizás
más humanística que clínica, podría definirse como la posibilidad de
establecer una relación humana y sensible con los libros, para propiciar
cambios en la vida de personas afectadas y reconstruir realidades (Banco
del Libro 2000).
C o m u nidades lectoras
El Banco del Libro creó entonces un proyecto, Leer para vivir, que
trabajaría en paralelo y, a través de diversas estrategias, con niños, padres
y maestros. De allí se tejieron ricos momentos de acompañamiento,
capacitación, selección y dotación de colecciones en distintos puntos. Y
ya se han dado cuatro jornadas de encuentros entre los protagonistas
de Leer para vivir.
Después de seis años, Leer para vivir es un proyecto del estado
Vargas, no del Banco del Libro, sino de sus protagonistas. La propia
comunidad, a través de estrategias sencillas, sostenidas y cotidianas, ha
formado clubes de lectura, talleres para mediadores, y las narraciones
son ya rituales comunes a lo largo de todo el estado. Hoy podemos
decir que niños y adultos han dejado entrar a los libros y la literatura a
sus casas. Desde Caruao hasta Carayaca, a lo largo de todo el estado
Vargas, transitan los libros “sanadores” propiciando intercambios entre
las comunidades lectoras.
(Imagen 15a: dramatización de un cuento)
Una g u í a para propiciar la lect u ra en s u entorno
27
De la experiencia en el estado
Vargas constatamos el efecto
sanador de los libros que se da
mediante la “biblioterapia”. El
proyecto es prueba de que una
selección cuidadosa, tomando
en cuenta la variedad y la calidad
estética, podría abrir, a través del
encuentro placentero, posibilidades para la articulación individual.
También es muestra de que los
proyectos deben plantearse desde
el fortalecimiento de redes, ya que
éstas devuelven protagonismo a
(Imagen
esos espacios-islas: hogar, escuela
15b: niño
y bibliotecas. Leer para vivir es
trabajando)
una prueba de que los proyectos
deben tejerse con la conciencia de ciclos definidos, trabajar sin pretensiones, pero de manera sostenida en el tiempo, en un acompañamiento
sistemático, más abierto a las necesidades del otro que a la rígida planificación de metas.
28
Sin embargo, sabemos que los libros, como dice Jorge Larrosa, “deben
activar la vida espiritual pero no conformarla, deben dar a pensar pero
no transmitir lo ya pensado, deben ser punto de partida pero nunca de
llegada” 10 . Estamos conscientes de que las carencias continúan y que, aun
después de seis años, todavía está presente la necesidad de reelaborar la
memoria y de dar nuevos insumos para interpretar la difícil realidad del
Estado Vargas. Así pues, nos queda comprender que nuestros esfuerzos
son sólo eso, pequeñas grandes proezas que no deben abandonarse.
Tendiendo Puentes con la lectura
La experiencia de biblioterapia llevada a cabo en Vargas nos ha
C o m u nidades lectoras
ofrecido claves muy valiosas. Katherine Patterson, ganadora del premio
Hans Christian Andersen, autora esencial para el proyecto, generosa
colaboradora y patrocinante de Leer para vivir, nos ofrece las palabras:
Y a través de mis largos años de vida, he visto tantos abismos
que necesitan puentes –abismos de cultura y tiempo, divisiones
de raza, de religión, de clase y de ideologías políticas– que
más parecían que estos puentes podrían tenderse para los
niños, si solamente pudiera yo construir uno lo suficientemente bueno. Pero la lección que he aprendido a lo largo
de estos años, es que uno no puede solamente construir un
puente para un niño, es necesario convertirse en el puente;
es necesario tenderse uno mismo en el abismo 11.
(Imagen 16: contexto Petare)
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En ese intento por propiciar encuentros desde la reflexión y para la
transformación hemos dado un paso de la biblioterapia a la ciudadanía,
desde la elaboración individual a la inclusión social. Este paso se constata
en el programa Tendiendo Puentes con la lectura, el cual ha conseguido,
a lo largo de tres años, crear un espacio inédito para la reflexión de
temas vinculados al ejercicio democrático como ciudadanía, tolerancia,
libertad, convivencia, pluralidad, entre otros. Tendiendo Puentes es
un proyecto que asoma distintas líneas de abordaje: con especialistas,
con los niños y con la comunidad que pretende fomentar espacios para
pensarnos los temas vinculados directamente con el ejercicio ciudadano,
insistiendo, en cada momento, en una cultura nacional de la integración
a partir de la articulación y fortalecimiento de redes.
Desde el 2003, tenemos encuentros semanales con niños en
Guarataro, Catia y Petare, áreas populares de Caracas para tener una
suerte de Hora del Cuento llamada Cuentos entre amigos. Gracias a una
(Imagen 17: actividad con libros)
C o m u nidades lectoras
selección temática de los libros,
hemos ido abordando temas que
tejen el concepto de ciudadanía. De
manera indirecta, afectiva, cotidiana
y sostenida pacientemente, a lo
largo de meses, todas las semanas a
la misma hora, nos reencontramos
entre historias de otros lugares.
Poco a poco, entre dibujos, diarios,
cartas y conversaciones ellos han
ido imaginando un mundo grande y
diverso, más allá del propio y se van
recreando en él.
Puntos a destacar
A pesar de las diferencias sustanciales de cada zona popular de
Caracas, las unen coincidencias, y hoy podemos confirmar que:
- los espacios públicos para el esparcimiento, plazas o parques, se
encuentran deteriorados, ocu­­pa­dos o inexistentes.
- el tiempo para la recreación es desplazado, en algunos casos se debe
a que los niños son una fuerza de trabajo para el hogar.
- es escasa la atención familiar, evidenciada en el aspecto físico y
carencias nutritivas de los niños. Los centros de educación alternativa
acaban fungiendo como sitios de integración, protección y atención.
- hay mayor presencia de jóvenes en las actividades recreativas, entre
las edades de 11 a 16, justamente el período de mayor deserción
escolar.
- persisten manifestaciones continuas de violencia aprendida, utilizadas
cotidianamente por la comunidad.
- hay resistencia a establecer redes, parecen persistir recelos y parcelas
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(Imagen 17:
actividad
con libros)
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de poder entre las distintas iniciativas comunitarias.
- las instituciones públicas que toman espacios dentro de las comunidades como bibliotecas, escuelas o plazas pueden burocratizarse e
impedir el libre desempeño de los ciudadanos.
- Tiende a multiplicarse una presencia permanente en espacios comunes
de actividades políticas y proyectos gubernamentales.
Pero durante el desarrollo de Tendiendo Puentes hemos podido
constatar que:
• los niños ya conocen los libros, los personajes y sus lectores.
• los atropellos iniciales han sido remplazados por el juego.
• el lenguaje se ensancha a través de las historias de otros.
• la lectura seguida de actividades, orales o plásticas, ha favorecido la
expresión individual de los niños.
(Imagen 18: sesión de trabajo) dos opciones
C o m u nidades lectoras
• los libros sí son puentes para ayudarnos a reconocer un mundo interior,
pleno, aún entre la mayor violencia.
• el espacio se reorganiza para recibir a los cuentacuentos y se ha
podido llegar hasta la creación sus propios rincones de lectura.
• Si se cuenta con tiempo y espacio para leer por placer hasta los libros
de texto, y otros que pueblan las viejas estanterías metálicas, pueden
ser redescubiertos por estos lectores voraces.
Ya no atendemos a la gente de Guarataro y Catia. Sin embargo, nos
mantenemos en contacto con líderes comunitarios de estos barrios,
sobre todo con la gente del Guarataro, quienes han sabido llevar este
proyecto a otros horizontes y son nuestros incondicionales aliados. En
Petare hemos consolidado un nicho para los libros y la lectura, que se ha
extendido con otro proyecto que se llama Entre la lectura y la escritura,
el cual hemos llevado adelante con el apoyo del Banco Mundial, pero
esa es otra historia.
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Istvan Schritter
Nació en Madrid, 1968. Ilustrador, diseñador y escritor de sus propios
textos. Ha publicado libros en Argentina, México, Francia, España, Suiza
y Corea. Fue distinguido con el Primer Premio Fantasía de Literatura
Infantil, la primera mención del premio “Utopía Latinoamericana” (27º
Congreso Internacional de IBBY, Colombia), el Premio Octogonal de
Honor 2004 (CIELJ-RICOCHET, Francia) por su trabajo como director
de la colección Libros-Album del Eclipse y, en cinco ocasiones, libros
suyos fueron incluidos en la Lista de Honor de ALIJA. Fue candidato
por Argentina al Premio Hans Christian Andersen 2002 y 2004 y
seleccionado para exposiciones internacionales de ilustración de libros
para niños de Bratislava, Bologna, Sarmede y Buenos Aires.
Es profesor titular de ilustración de libros para chicos de la Dirección
Nacional de Posgrado en Artes Visuales Ernesto de la Cárcova; sus
reflexiones sobre ilustración están reunidas en el libro La otra lectura.
Las ilustraciones en los libros para niños. Es fundador y miembro activo del
Foro de Ilustradores Argentinos y coordina espacios dedicados al libro
ilustrado en TV radio.
Algunos de sus libros: Ideas claras de Julito enamorado (Ed. Norma,
Argentina), Todo el dinero del mundo (Ed. Sudamericana, Argentina),
Serie de Istvan (6 títulos, Ed. A/Z, Argentina), Esas no son mis patas
(Ed. Iamiqué, Argentina), Boca de león (EdeBé, Argentina), El ratón más
famoso (Ed. Del Eclipse).
Glosario
40
Animación a la lectura: usa las estrategias en forma de juego creativo y estimula
la interioridad, que se apoya en el silencio y la reflexión individual. Estudia y
tiene en cuenta las condiciones del educando. Necesita la programación, sin
la cual toda la labor sería mera dispersión. Y cuenta con el mediador, al que
llamamos animador, el verdadero impulsor de la educación lectora.
Biblioterapia: la posibilidad de establecer una relación humana y sensible
con los libros, para lograr cambios en la vida de las personas afectadas por
diversas situaciones y construir realidades positivas. (Tomado de: Banco del
Libro. Guía de recomendaciones para aplicar biblioterapia en situaciones de
emergencia, inédita, 2005.)
Biblioterapia de práctica diaria: es la que podemos promover todos los
días, porque todos los días enfrentamos retos, situaciones nuevas, demandas
del quehacer diario. Este tipo de biblioterapia se puede dar en espacios
de atención psico-emocional: orfanatos, casas hogares, cárceles, enfermos
terminales, poblaciones especiales. Los libros y el acto de leer nos permiten
ver la cotidianidad desde otro punto de vista y reconstruirla para comprenderla y, así renovada en la ficción y el goce estético, emprender acciones
con sentido de transformación hacia el bienestar y la inserción ciudadana.
(Tomado de: Banco del Libro. Guía de recomendaciones para aplicar biblioterapia en situaciones de emergencia, inédita, 2005.)
Biblioterapia de prevención: es aquella que se implementa cuando se ha
determinado que hay situaciones de riesgo latente en cuanto al consumo
de drogas, la violencia, el analfabetismo, la pobreza y la exclusión social, es
decir, cuando las poblaciones son vulnerables social, psicológica o físicamente.
(Tomado de: Banco del Libro. Guía de recomendaciones para aplicar biblioterapia en situaciones de emergencia, inédita, 2005.)
Biblioterapia de intervención: esta es la que se realiza con víctimas de desastres
naturales o conflictos armados. Es la que fortalece las buenas voluntades de
transformación y el sentido de futuro, tanto para las poblaciones afectadas
como para los facilitadores (comunidad o promotores de lectura). En cada
caso, y aunque se mantiene la intención “sanadora” a través de la lectura,
varían los recursos y las estrategias. (Tomado de: Banco del Libro. Guía de
recomendaciones para aplicar biblioterapia en situaciones de emergencia, inédita,
2005.)
C o m u nidades lectoras
Conflicto social: “Desde el punto de vista político, el conflicto se presenta
siempre que dos o más personas –o grupos– intentan poseer el mismo
objeto, ocupar el mismo espacio o la misma posición privativa, desempeñar
papeles incompatibles, defender objetivos opuestos o utilizar medios que
se excluyen mutuamente para alcanzar sus propósitos. El concepto conflicto
social implica comunidad, organización o integración. Por otro lado, el conflicto
social puede definirse como una lucha en torno a valores o pretensiones
de estatus, poder y recursos escasos, en la cual los objetivos de los participantes no son sólo obtener los valores deseados, sino también neutralizar,
dañar o eliminar a sus rivales. Puede desarrollarse entre individuos, entre
colectividades o entre individuos y colectividades. Antropológicamente, el
conflicto es resultado de la competencia entre dos o más partes; una de las
partes puede ser una persona, una familia, un linaje o una comunidad entera.
Los antropólogos estudian el conflicto como un proceso social multidimensional que se encuadra en contextos muy diferentes, y que tiene diversas
repercusiones”. (Tomado de: “Herramientas de Resolución de Conflictos
Internacionales y Orientación”. Ponencia presentada en el Congreso Mundial
de Orientación y Asesoramiento, Valencia-Venezuela. Nov. 2000. Olga Oliveros
López. Internet.)
Desastre: “Un desastre es un acontecimiento, localizado en tiempo y
espacio, en el cual una sociedad o comunidad, sobrelleva severos peligros e
incurre en tal pérdida de sus miembros que el cumplimiento de las funciones
esenciales de la sociedad es sostenida a duras penas....” (Tomado de: Friz,
Charles E. citado por Defensa civil, Táchira, Venezuela. Internet)
“Los desastres, equivocadamente denominados “naturales”, parecen convertirse en circunstancias cotidianas de la existencia de millones de pobladores
en América Latina y otras latitudes del orbe. Caracterizados comúnmente
por la cantidad de pérdidas humanas y económicas sufridas a corto plazo. Los
desastres son más bien fenómenos de carácter y definición eminentemente
social, no solo en términos del impacto que los caracteriza, sino también
en términos de sus orígenes, así como de las reacciones y respuestas que
suscitan en la sociedad política y civil. Sus orígenes trascienden el período
inmediato de su concreción, remontándose al proceso histórico que tenga el
grado de desarrollo de las zonas, regiones o países. Su proyección temporal
también rebasa los momentos del impacto inmediato y de restauración
Una g u í a para propiciar la lect u ra en s u entorno
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de las condiciones básicas de existencia humana, para comprender un
mediano y largo plazo en que el impacto de una crisis coyuntural (desastre)
alterará notablemente el desarrollo futuro de las comunidades o agrupaciones humanas afectadas”. (Versión modificada de la definición ofrecida por
Kreps,1984, p.312; basada en la clásica definición sociológica de Fritz (1962) e
incorporando las observaciones de Quarentelli, 1987, pp.23-24.)
Por otra parte, queremos completar la definición de desastre con la siguiente
cita: “Una ocasión de crisis o stress social, observable en el tiempo y el
espacio, en que sociedades o sus componentes (comunidades, regiones, etc.)
sufren daños o pérdidas físicas y alteraciones en su funcionamiento rutinario.
Tanto las causas como las consecuencias de los desastres son producto de
procesos sociales que existen en el interior de la sociedad”. (Tomado de:
Allan Lavell Thomas. “Ciencias sociales y desastres naturales en América
Latina: un encuentro inconcluso”.
En: www.desenredando.org/public/Libros/1993/ldnsn/html/cap7.htm).
Impacto social: Variaciones producidas en términos de condiciones de vida
de la población beneficiaria a lo largo del tiempo. (Tomado de: Inversión social
empresarial: instrumento para la sostenibilidad. Alianza Social – Venancham.
Caracas, 2004.)
Inversión social: una práctica que formula e implementa en el marco de su
acción socialmente responsable, con miras a producir sostenibilidad en lo
social y generar retornos y activos intangibles para la empresa. Ello mediante
la movilización y ejecución de recursos de diversa naturaleza que permiten
satisfacer expectativas, alcanzar fines y anticipar oportunidades en su entorno
socioambiental y humano, esperando que dicha inversión genere transformaciones en las dinámicas fundamentales de lo económico, lo social y lo
ambiental que la afectan. (Tomado de: Inversión social empresarial: instrumento
para la sostenibilidad. Alianza Social – Venancham. Caracas, 2004.)
Promoción a la lectura: es propiciar a través de una red de acciones estructuradas, por un tiempo determinado, el interés de la lectura en distintos
formatos para agudizar en el lector su sensibilidad artística, capacidad crítica,
participación y creatividad ante el texto. (Elaborada por el Comité de
Promoción a la lectura del Banco del Libro.)
C o m u nidades lectoras
“Es siempre mucho más que publicitar la lectura. Promover lectura implica
interactuar con los lectores, ofrecerles actividades, provocar en ellos
vivencias, mostrarles y poner en disposición de ellos materiales para que
lean, y hacer todo esto reiteradamente y durante el tiempo suficiente con
las mismas personas, sean éstos niños o mayores, hasta que la vivencia, el
concepto, el valor o la conducta que se pretende transmitir, sea incorporada e
interiorizada por las mismas personas, objetivos de acción. Promover lectura
significa crear un comportamiento lector, educar o reeducar percepciones, y
generar o cambiar actitudes.” (Tomado de: “La Promoción de lectura y como
animación sociocultural”, Álvaro Agudo. En: Parapara Clave, Banco del Libro,
Caracas, 2001)
Promotor de lectura en situaciones regulares: es alguien que presta un
servicio, enciende los motores o, por lo menos, enciende la chispa a través
de la palabra, la música y las artes visuales, reconoce los distintos contextos
en los que la cultura se convierte en una vía alternativa, no anda solo: necesita
vehículos, herramientas y estrategias, valora las posibilidades creativas, afectivas
y emocionales que se expresan mediante el lenguaje estético, la palabra o la
imagen. (Tomado de: Banco del Libro. Guía de recomendaciones para aplicar
biblioterapia en situaciones de emergencia, inédita, 2005.)
Promotor de lectura en situaciones de emergencia: es alguien que conoce
su rol y el contexto en el que debe actuar, está en capacidad de distinguir, por
lo menos, tres situaciones de riesgo (natural, sociopolítico y social: violencia
familiar, comunitaria, exclusión), realiza un análisis de las capacidades y limitaciones del equipo al que pertenece, se informa, localiza las redes de aliados,
apoya a organizaciones comunitarias, cuenta con orientación profesional,
analiza las posibilidades reales de acción, prevé la búsqueda de recursos. El
promotor en situaciones de emergencia es, entonces, un puente entre el libro
y el niño que enfrenta una situación de emergencia. Es la persona especializada que teje un hilo hasta formar una red de protección psicológica que
crece y se extiende; ahí radica la fuerza terapéutica de la lectura. (Tomado
de: Banco del Libro. Guía de recomendaciones para aplicar biblioterapia en
situaciones de emergencia, inédita, 2005.)
Responsabilidad Social Empresarial: es la responsabilidad que cada empresa
frente al conjunto de sus públicos de interés (stakeholers): colaboradores,
proveedores, clientes, consumidores, accionistas, autoridades, organizaciones
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no gubernamentales, y más globalmente la comunidad en la que desarrolla
sus actividades. Se trata igualmente de la contribución hecha por la empresa
al desarrollo económico, social y ambiental de la sociedad en un sentido
amplio. (Tomado de: Inversión social empresarial: instrumento para la sostenibilidad. Alianza Social – Venamcham. Caracas, 2004.
Riesgo: “El riesgo se compone de dos elementos: primero, el peligro en
sí mismo (o la «amenaza»), definido por su naturaleza (robo, secuestro,
bombardeo, etc.) y por la gravedad de sus consecuencias (a nivel humano,
operacional o material); segundo, la probabilidad de que se produzca un
acontecimiento peligroso”. (Tomado de: Philippe Dind. “Actividades operacionales del CICR sobre el terreno: la cuestión de la seguridad”. Revista Internacional de la Cruz Roja. No 146, junio de 1998, p. 365-376.
Situación de emergencia: en este momento las personas se ven sometidas a
la separación brusca del hogar, la alteración de rutinas y horarios, el ambiente
extraño o distante, la suspensión o limitación de la actividad física, suspensión
de toda actividad lúdica, la pérdida de la intimidad, la pérdida de autonomía.
(Tomado de: Banco del Libro. Guía de recomendaciones para aplicar biblioterapia en situaciones de emergencia, inédita, 2005.)
C o m u nidades lectoras
N ota s
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communities. Cambridge, (Reino Unido): Harvard University Press, 1980.
3
“La literatura puede reflejar, como un espejo mágico, las partes veladas
de uno mismo y de la vida. La otra función maravillosa del cuento en los
procesos cognitivos es el poder que tiene para alterar el modo de pensar
y de percibir del lector. La literatura ayuda a reorganizar el pensamiento,
a resolver problemas, a recordar el pasado cuando se necesite hacerlo y
mirarlo desde una perspectiva diferente. En otras palabras, la literatura
puede ser un poderoso agente de cambio creativo y sano”. Carmen Diana
Dearden. Leer para vivir, algunas consideraciones sobre biblioterapia. Taller
dictado en el Banco del Libro, 2000.
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