“Benemérita y Centenaria Escuela Normal Urbana Federal Profr. J. Jesús Romero Flores” CURSO: Practicas sociales del lenguaje Mtro. Manuel Orozco Gaona Alumnos: Eduardo Cobarrubias Rivera Juan López Mendiola Christian Donovan Chávez López Enrique Almazán Núñez La enseñanza tradicional del español. Grado: 1ª Grupo: D Morelia, Michoacán a 24 de mayo de 2022 Introducción. La enseñanza tradicional del español. El área de español en educación básica trata de equilibrar las interacciones sociales para el uso de la lengua. El siguiente trabajo abordara en base una investigación los contenidos que se abordaban en la asignatura o más claro cómo es que los enseñaban, el tipo de ejercicios o tareas que se utilizaban para que los alumnos aprendieran los contenidos programáticos del español. Y lo más importante como es que a los niños se les enseñaba a leer y escribir. Sistema de Escritura. El aprendizaje de la escritura se produce de forma gradual. Comienza por una fase en la que el niño copia las letras. Después a los seis años aproximadamente, aprende a través del dictado a escribir frases sencillas. Y comienza a escribir de forma espontánea ya entrada la educación primaria. Prácticas sociales de lectura y escritura. La lectura y la escritura deben ser tratadas como prácticas sociales, es decir que sean construidas socialmente y que tengan una aplicación en situaciones reales. No como en la escuela en donde se lee para aprender a leer y se escribe para aprender a escribir en situaciones simuladas y artificiales. Se espera que los niños participen en prácticas de lectura y escritura. Lenguaje Escrito. El lenguaje escrito es la transmisión de un mensaje o determinada información de forma gráfica, basándonos en el sistema de escritura de cada lengua. Puede emplearse a través de diferentes soportes físicos o digitales. La escritura es la forma más auténtica de preservar y hacer que perdure el habla. Reflexión y sistematización de la lengua. Tradicionalmente la reflexión sobre la lengua ha sido el eje del trabajo de las clases de lenguas en la creencia de que el conocimiento de las reglas que rigen el uso de la lengua incide en la mejora del mismo. Forma de trabajar la asignatura de español antes de 1994 La Revolución no trajo tiempos mejores para el magisterio, ya que a pesar de todos sus sacrificios, no obtuvo lo que tanto deseaba. Sus imaginarios de nuevo se vieron frustrados, y terminaba así la década de 1910 participando en un movimiento de huelga. La maestra y el maestro de “primeras letras” o de “primaria” es un actor muy importante en el análisis del sistema educativo. El abordarlo desde dos niveles: el del discurso y el de su vida cotidiana, nos brinda la posibilidad de asomarnos al mundo de la política educativa y al de la educación en épocas remotas. Permite asomarnos a dos imaginarios: el oficial y el de las comunidades. Ambos imaginarios, construidos en tiempos diferentes, se confrontan, se asimilan o rechazan al interior de la escuela. Considero que, cuando hubo rechazo, se debió a que se trataba de un discurso construido desde la cúpula, imaginado a partir de los intereses de aquellos que manejaban la política. En ningún momento se les ocurrió preguntarse por las necesidades que tenían las comunidades a donde iba dirigida esa educación. Más bien se trabaja desde la idea de comunidades imaginadas, pero no reales. El desconocimiento de muchas comunidades en todo el país, las cuales tienen detrás toda una cultura ancestral, fue lo que trajo como consecuencia la resistencia de muchas de ellas a aceptar esa educación que venía de fuera, que les era extraña, que era imaginada por personas ajenas a su comunidad. Se trataba de comunidades ancestrales, con todo un bagaje cultural. De aquí que se pueda hablar, entonces, de un enfrentamiento entre dos culturas, entre dos tiempos, entre dos imaginarios... Por un lado el imaginario del gobierno central, y por el otro, el imaginario de la cultura ancestral. En las comunidades donde hubo un rechazo al maestro que había sido imaginado, inventado desde fuera, se dio el ausentismo escolar y el ataque a los propios docentes. Es posible que muchos de los elementos que enseñaba la escuela rural mexicana, los campesinos los sintieran como un atentado a su propia cultura, de aquí la resistencia para enviar a sus hijos a los planteles escolares. Lo que enseñaba la escuela estaba muy alejado de sus ideales, de su vida cotidiana. Algunos padres de familia lo único que esperaban de la escuela era que sus hijos aprendieran a leer, a escribir y a “hacer cuentas”. En el momento en que lo lograban su “tiempo” en la escuela había terminado. Es por esto que encontramos una gran deserción escolar en el periodo de esta investigación. Dentro del discurso, la cultura que difundía la escuela rural se imaginaba como una panacea que acabaría con vicios y problemas ancestrales, y ayudaría para que nuestra nación progresara. Sin embargo, muchos de sus elementos atentaban en contra de una cultura de varios siglos, con raíces muy profundas en su pasado, en sus valores, en todo aquello que era importante para la comunidad. Queda claro que no todas las comunidades en la República mexicana estaban preparadas para aceptar esta “revolución cultural” que pretendía llevar a cabo la escuela rural. De aquí que sólo en algunos lugares se comprendiera el beneficio que se obtendría. De hecho, en varios estudios regionales se habla acerca de cómo las comunidades solicitaron maestros y escuelas. O bien, de qué forma los maestros lograron “negociar” con las comunidades, desde horarios, hasta sistemas de estudio. Por otro lado, esta aceptación o rechazo no solo dependía de la comunidad y de sus autoridades, sino también de los maestros, algunos de ellos preparados para llevar a cabo esta gran “revolución cultural”, pero muchos otros con grandes carencias. La documentación hasta ahora revisada nos muestra que faltaba mucho por hacer en las comunidades, pero también faltaba mucho por hacer con los maestros. Se trataba de personas imaginadas de acuerdo con los intereses de la política educativa de ese momento. Sin embargo, su preparación académica era muy deficiente. A ellos se les daba una gran responsabilidad, la de difundir la “cultura nacional” y no solo al interior del aula, sino en la vida cotidiana de las comunidades. El maestro quedará en medio de una gran disyuntiva donde, por un lado, se encontrarán las autoridades y, por otro, la propia comunidad. Las autoridades exigían que el maestro cumpliera con el discurso oficial, y la comunidad se resistía, de diversas maneras, a aceptar ese discurso oficial, a aceptar la cultura de la escuela, a aceptar otros imaginarios. En muchas ocasiones era en el maestro, y no en el sistema educativo, donde la comunidad identificaba al enemigo, a la persona que atenta en contra de sus valores, en contra de su cultura. De aquí que, en los años treinta, nos encontremos con maestros asesinados en varias regiones del país. Esta riqueza documental me ha permitido descubrir a aquel maestro que asistía a diario a impartir sus clases: enseñaba la lectura, las primeras letras y la aritmética, además del trabajo que tenía que desarrollar en la comunidad, sobre todo a partir del periodo posrevolucionario. Pude encontrar, así, a aquel maestro marginado de la historia, pero no por ello poco importante. Considero que este es, precisamente, el maestro que construyó el México que nació después del movimiento revolucionario. Fue este maestro “imaginario” quien, a pesar de todas las dificultades, formó a muchos mexicanos que han participado en la construcción de nuestro país. Ejercicios o tareas utilizados para aprender español En ellas convergen diversas estrategias que se han mostrado como efectivas en ámbitos distintos al escolar. En tal sentido, reconocen que el único lugar en el cual se aprende no es el aula de clase, pero sí enfatizan en que allí tienen lugar una serie de aprendizajes necesarios para el buen desempeño del futuro ciudadano. Los proyectos pedagógicos de aula parten de la base que los alumnos y las alumnas poseen saberes previos que es necesario explicitar. Igualmente, que alrededor de un tema, objeto de conocimiento, es posible formularse preguntas y que éstas pueden ser diferentes según intereses y contextos. Para un buen aprendizaje, docentes y discentes formulan sus intereses, definen sus estrategias y plantean la forma de abordar el objeto de conocimiento. Esto lleva a que el aula se dinamice y que, inclusive, los espacios de aprendizaje trascienden al ámbito escolar. También lleva a cambios en el papel del maestro, quien puede compartir la enseñanza con otras personas de la comunidad. Incluso puede ser que realice su trabajo apoyado en otros docentes o que se integre con otras escuelas en aras de apoyarse en experiencias anteriores o, más aún, que espacios de aprendizaje trascienden los muros de la escuela y que la fábrica, el parque o el contacto directo con la naturaleza se incorporen a las actividades académicas. Los proyectos pedagógicos de aula pueden implantarse en cualquier nivel de la escolaridad y en cualquier área del conocimiento. Requieren una planeación institucional flexible: más tiempo para los contenidos; mayores recursos para el aula; diferentes espacios de aprendizaje. No obstante, las experiencias analizadas permiten asociar con estas estrategias mayores logros en aprendizajes significativos. El principio pedagógico de los talleres de aprendizaje, es que éste puede lograrse a partir de la acción, la cual es la base de una serie de experiencias relacionadas con saberes, trátese de aula taller, talleres de aprendizaje, talleres simultáneos o de enseñanza individualizada. El taller amplía los espacios de aprendizaje presentando una propuesta para el uso del tiempo extraescolar. Permite también la interacción entre distintos grupos de pares, con edades diferentes y con diversas experiencias cotidianas. Por otra parte, el taller se ha mostrado como una estrategia efectiva para garantizar la equidad educativa al permitir el trabajo con diferentes ritmos y, sobre todo, al facilitar la atención de grupos de alumnos que presentan rezago escolar. Los talleres de aprendizaje en este programa han permitido incorporar a la educación formal estrategias provenientes de la educación no formal, cual es la del trabajo fuera de las horas de clase, con orientación de monitores comunitarios –jóvenes con enseñanza media completa y sin empleo– y con énfasis en aspectos lúdicos, trabajados a partir de vivencias cotidianas tanto de los niños como de los monitores comunitarios. Sobra decir que el interés por aprender, unido a los avances en lenguaje y matemáticas, ha sido uno de los mayores logros en esta estrategia. Los talleres simultáneos además de ampliar los espacios de aprendizaje, permiten que el alumno sea el protagonista del aprender, ya que hay libertad para seleccionar la tarea; permiten el intercambio entre niños/as de diferentes edades, de diferentes cursos, facilitando el contacto entre ellos/as; la formación en valores tales como la cooperación, la solidaridad, el respeto por la idea y el trabajo del otro. Por otra parte, la misma simultaneidad lleva implícita una opción entre las modalidades del taller, lo cual favorece una permanente autoevaluación del proceso individual del aprendizaje. Los talleres de enseñanza individualizada implementados en el Programa de Educación Rural Comunitaria, en México, han permitido mostrar que es posible la atención del alumno/a que vaya rezagado/a en sus aprendizajes básicos y más aún que son una estrategia de discriminación positiva para garantizar la calidad de la educación en sectores rurales. Además, hay efectos asociados a su implementación tales como la modificación del clima del aula y el incremento de la autoestima. Los desertores descubrieron que pueden estar en condiciones similares a las de los/las alumnos/as regulares e incluso aventajarlos/as. El aula-taller rompe el sistema de enseñanza por grados. Aquello que convoca a discentes y docentes es un área del conocimiento donde cada quien va según su nivel, su interés, su habilidad. Todo está allí dispuesto para el aprendizaje activo: lo importante es querer aprender. Los horarios y los espacios son flexibles; el docente está a disposición de los/las alumnos/as; se permite la libre expresión; se socializan saberes y experiencias; se fomenta la lúdica. Así, pensamiento, aprendizaje y socialización son los ejes que articulan el proceso de enseñanza.