Nuestro rubro es vertiginoso y muy estresante, trabajamos con seres vivos que dependen en gran medida de un clima caprichoso y cambiante que puede mermar nuestros esfuerzos conscientes por producir más y mejor. La responsabilidad de quienes lideramos procesos en el agro es gigante, hay familias, agricultores y trabajadores que dependen de nuestras buenas decisiones y debemos estar con nuestra mente siempre despierta y activa. Para superar las dificultades y responsabilidad estresantes del día a día se requieren endorfinas. Estas se logran haciendo cosas que nos gustan, buscando nuestras pasiones, hobbies, deportes y placeres. Con ese objetivo descubrí que me gusta correr en los cerros, en las calles, en el campo, en la playa, donde sea. Es un deporte maravilloso, lleno de desafíos personales, no requiere talentos especiales, solo esfuerzo y disciplina, tampoco requiere grandes equipamientos. Corriendo he descubierto varias cosas divertidas, por ejemplo, cuando vas en el kilómetro 13, con aun 7 kilómetros por correr, me tomo un Gel de carbohidratos, un sorbo de agua y un par de canciones especificas en el playlist y ocurre un efecto alucinante, se erizan los pelos, te aborda una alegría intensa y te permite correr mucho más rápido, no importa si estás cansado, sientes que puedes volar. Debo reconocer que soy nuevo en este deporte y estoy consciente que me falta años de aprendizaje, sin embargo, toda mi vida he sido deportista. También soy un apasionado del montañismo, el frio, el hielo y la altura. Con un grupo de amigos formamos nuestra cordada y logramos subir el Plomo de 5450 msnm y ahora esperamos subir el Volcán San José de 5856 msnm. También fui un pésimo futbolista y un mal ciclista, pero esa es otra historia. Correr parece un deporte individualista, sin embargo, hay todo un equipo atrás, mi entrenador, el nutricionista y lo más importante, la señora, que aguanta las locuras de este hombre trabajador.