¿Cómo fue que se le cambió el nombre al Pitic?

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¿Cómo fue que se le cambió el nombre al Pitic?
Nicolás Pineda Pablos*
La nomenclatura tiene siempre algo de caprichoso, de superficial. Y sin embargo,
llegamos a identificar plenamente el nombre con la cosa referida. No es importante y sin
embargo es parte de nuestra identidad o de la identidad de las cosas. Por ello los
cambios de nombre son también cambios de personalidad. ¿Estamos cansados de
llamarnos Hermosillo y ahora tiene más significado llamarnos Pitic? ¿Es el Bicentenario
de la Independencia, que se celebrará en dos años más, una buena ocasión para
cambiarnos el nombre y recuperar de alguna manera el nombre de Pitic?
Hace 180 Años
La Villa del Pitic cambió su nombre por el de Ciudad de Hermosillo el 5 de septiembre
de 1828, cuando la Segunda Legislatura del Estado de Occidente, que comprendía a los
estados de Sonora y Sinaloa, expidió el decreto 77 que a la letra decía “El Congreso
constitucional del Estado Libre, Independiente y Soberano de Occidente ha tenido a
bien decretar: Se declara Ciudad de Hermosillo a la llamada hasta hoy Villa del Pitic”.
Ése es el hecho escueto. Pero ¿por qué y para qué se hizo? ¿Qué circunstancias rodearon
este hecho?
Es importante señalar que esa misma Legislatura, desde su instalación en la ciudad de
Álamos, había padecido una fiebre de cambios de nombre a lo largo de todo el estado.
Fue así como en ese mismo año a Altar se le cambió el nombre a Villa Figueroa, a San
Sebastián se le llamó Concordia, a Oposura se le cambió a Moctezuma, a Mazatlán se le
llamó Villa de Diana y al pueblo de Buena Vista (hoy desaparecido en la presa del
Oviáchi), se le llamó Villa Salvación.
Además, esa Legislatura expidió una serie de decretos declarando ciudadanos
distinguidos a varios personajes de la vida nacional entre los que estaban el General
Santa Anna, Isidoro Montes de Oca y José María Lobato, así como a los gobernadores
de Morelia y San Luis Potosí.
Las circunstancias
Resulta interesante indagar además por qué se escogieron dichos nombres de lugar
algunos de los cuales ahora nos suenan extraños. La Villa Figueroa fue en honor al
general José Figueroa, comandante militar que había peleado contra los yaquis de 1825
a 1827; a Moctezuma en honor del General Francisco Moctezuma quien era entonces
ministro de Guerra y Marina en el gobierno nacional y como ya es conocido a Pitic por
el insurgente jalisciense José María González Hermosillo.
Menos clara es la explicación de los nombres de Concordia, Diana y Salvación, a los
que hay que añadir también Villa Unión en Sinaloa. ¿Por qué esos nombres?
Algunos de esos nombres, como los de Figueroa y Salvación, pronto fueron desechados,
pero otros, como los de Moctezuma y Hermosillo, perduraron.
Todo parece apuntar que estos cambios de nombre se explican a la luz de la lucha entre
las logias masónicas que eran los partidos políticos de ese entonces. El rito yorkino y el
rito escocés competían entre ellos por controlar los puestos políticos. Los miembros de
la Legislatura mencionada eran miembros del rito yorkino y habían desplazado al
gobernador Francisco Iriarte que era del escocés. Aparentemente, salvo documentación
en contrario, la mayoría de estos cambios de nombres son señales que enviaban los
grupos políticos locales a los nacionales y parte de las pugnas políticas de entonces. De
este modo, las personas declaradas ciudadanos distinguidos eran prominentes yorkinos
con quienes los sonorenses tenían algún interés o agradecimiento. Ahora que viene el
Bicentenario de la Independencia convendría indagar más sobre la composición y
funcionamiento de las logias masónicas, así como las relaciones y redes de poder entre
los diferentes grupos. Eso nos ayudaría a entender más estos cambios de nombre que
actualmente han dejado de tener sentido.
Otros cambios y revisiones necesarias
Si se recupera el nombre de Pitic, tal vez también fuera justificado recuperar el nombre
de Oposura para la hoy Moctezuma.
Pero más relevante en términos de desarrollo regional me parecería revisar la división
municipal del estado que actualmente está compuesta por 50 municipios pequeños
fiscalmente inviables que deberían ser agrupados y consolidados para que puedan tener
administraciones profesionales que contribuyan a su desarrollo. Una docena de estos
municipios están al borde de la desaparición y sólo se sostienen y sobreviven por el
subsidio que reciben por ser municipios. ¿Le entrarían a este asunto los candidatos a
gobernador y diputados locales?
*Profesor-investigador del Programa de Estudios Políticos y Gestión Pública de El
Colegio de Sonora, npineda@colson.edu.mx
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