JESÚS, REY RECIÉN NACIDO YO TE ADORO OFRECIMIENTO: (DE PIE) ¡Jesús, yo te adoro, Verbo de Dios recién nacido! ¡Jesús, yo te amo, Emmanuel “Dios con nosotros” que tomas la carne de un bebé recién nacido! ¡Jesús, yo creo en Ti, mi Rey recién nacido! Jesús, te adoro con María, quien Te dio a luz en un establo de Belén, porque en los corazones de los hombres no hubo lugar para Ti. Te adoro porque Tú elegiste nacer pobre y humilde. Te adoro tal como María y José Te adoraron. Jesús, yo deseo glorificarte como María me invita a hacerlo en esta Hora Santa. Envía Señor tu Espíritu Santo. TODOS: ¡Oh Espíritu Santo!, alma de mi alma, te adoro; ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame, dime que debo hacer, ordéname. Concédeme someterme a todo lo que quieras de mí, y aceptar todo lo que permitas que me suceda. Hazme solamente conocer y cumplir tu voluntad. Amén Padre nuestro, Ave María, Gloria. En los cielos y en la tierra… DIRECTOR: (SENTADOS) Lo más amado e íntimo del Corazón de María es Jesús. Fundido su corazón en el de su divino Hijo, vuelve sus ojos hacia nosotros, y nos invita a recibir en lo más íntimo de nuestro ser a Jesús, que bajó del cielo para irradiar en los sagrarios de la tierra. Concepción Cabrera de Armida, contempla el misterio de Jesús desde el Corazón de María y pone en sus labios la siguiente meditación. VOZ DE MARÍA: Piensa, hijo mío, en aquella hora venturosa, en la que inflamada mi alma del divino amor, no podía con el santo gozo que me inundaba. Era la medianoche cuando Jesús vino al mundo, los cielos destilaron por fin leche y miel y descendió el rocío del Cielo, el Deseado de las Naciones, y la tierra germinó al Salvador. Y coloque en el pesebre, al que era mi Dios y al mismo tiempo mi Hijo. ¿Te imaginas el gozo inefable al encontrarme con Jesús sonriéndome, mirándome, alegrándose en la suma pobreza, buscando amor? No sabes cómo palpitaba mi corazón al estrecharlo contra mi pecho, al hacerle la primera caricia, al imprimir en su frente el primer beso, cuando le ofrecí el primer alimento. ¡Como recuerdo conmovida la tierna mirada de sus ojos divinos que iluminaban como soles aquel obscuro sitio! ¡Era el Candor de la luz eterna, el Autor de toda gracia, la Santidad por esencia! Y lloraba, titiritando de frío. ¡Lloraba porque comenzó luego a hacer el oficio de Redentor! “Gloria a Dios en las Alturas y paz a los hombres de buena voluntad”, cantaban los ángeles con celestiales melodías de dicha y gloria, transformando el establo en un cielo. 1 Un ángel anunció la buena nueva a los pastores de las cercanías y acudieron gozosos a adorar al Dios Niño. Hijo, acércate tú también a este lugar bendito. Un acto de contrición perfecta limpiara el establo de tu alma, y así podrás adorar a Jesús, y verlo sin temor, temblando de frío, porque quiere abrigarse en tu corazón. Acércate, que desea arrojarse en tus brazos la Sabiduría eterna, que anhela encontrar apoyo en ti, el que mueve al universo con un solo impulso de su voluntad. Quiere reclinar su cabeza sobre tu pecho, el que es tu Salvador. El Dios tres veces santo anhela participarte de su Divinidad. Con el abandono de un niño, Jesús desea dormir en ti; este Jesús venido del cielo para salvarte; mira su amor, sus manecitas tendidas hacia ti, y el impulso que hace para arrojarse en tu alma. Abre tu alma, adora al Pobrecito de Belén que tanto te ama. “EL vino a los suyos y los suyos no lo recibieron”. Pero tú si lo adoras y lo recibes sacramentado. Vives con Jesús las virtudes de pobreza y de humildad, desprendiendo tu corazón de los bienes de la tierra. Acércate y adora al Amado de mi alma, llévalo en tu corazón, ámalo y hazlo amar, sin perderlo de vista, todo bondad para contigo. Canto…. TODOS DE RODILLAS: Jesús, te adoro con María, José y todos los ángeles que en esa noche santa vinieron en coros cantando himnos de alegría. Cantando anunciaron Tu venida y tu plan. Tú viniste a enseñarnos a glorificar a Dios en las alturas y convertirnos así en personas de buena voluntad. Te bendigo, Te glorifico y Te adoro con mi canto. Que mi alma se estremezca de alegría, que mi corazón cante de amor con todos los Coros Angélicos: ¡Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a Su pueblo! ¡Jesús, estoy aquí ante Tu pesebre, te entrego mi corazón y de ahora en adelante, me decido por Ti! Padre nuestro, Ave María, Gloria. En los cielos y en la tierra… (SENTADOS) LECTOR 1 Jesús, te adoro con todos los que esta noche santa cantan Tus alabanzas. Bendito y alabado seas porque vienes a nosotros como un pequeño bebé, cuya presencia inspira gozo y abre los corazones a la paz. Bendito seas en quienes vienen a adorarte como pastores y te traen sus dones que demuestran el lugar tan importante que Tú ocupas en sus corazones. Bendito seas en aquellos que, como los pastores, después de haberte adorado tienen el valor de dar testimonio de tu amor. San Lucas escribe para nosotros: DE PIE LECTOR 2 Lucas 2, 15-20 Cuando los ángeles los dejaron para volver al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: “Vayamos hasta Belén, para ver eso que el Señor nos ha anunciado” 2 Se fueron pues, a toda prisa y encontraron a María, a José y al niño, recostado en el pesebre. Después de verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño, y cuantos los oían quedaban maravillados. María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron a sus campos, alabando y glorificando a Dios por todo cuanto habían visto y oído, según lo que se les había anunciado. Palabra de Dios. LECTOR 3 ¡Jesús, Te adoro y te glorifico con María y José, los ángeles y los pastores! Jesús, en esa santa noche incluso la naturaleza entera se inclinó ante Ti. Los Reyes de Oriente descubrieron y siguieron una nueva estrella en el cielo. Con fatiga y dificultad, ellos perseveraron hasta que te encontraron en Belén y te ofrecieron dones dignos de un Rey. Jesús, yo Te bendigo y Te adoro, con los reyes Magos, a nombre de todos los que siguen buscando. Haz, Oh Jesús, que Te encuentren. Ante Tu Pesebre, deseo experimentar en mi corazón el mismo gozo que esos reyes cuando contemplaron tu hermosa y bendita carita. Abre mis ojos Jesús, para que pueda reconocer en mi vida los signos que me conducen a Ti. En Jerusalén presidían los sabios que conocían las escrituras, pero sus corazones estaban cerrados y sus ojos ciegos, por eso no pudieron reconocer tu venida. Te adoro a nombre de todos los que lo saben todo de ti, pero no Te reconocen como su Dios y Salvador. TODOS: DERECHA Preparemos los caminos ya se acerca el Salvador y salgamos, peregrinos, al encuentro del Señor. IZQUIERDA De los montes la dulzura, de los ríos leche y miel, de la noche será aurora la venida de Emmanuel. Ven, Señor, a libertarnos, ven, tu pueblo a redimir; purifica nuestras vidas y no tardes en venir. Te esperamos anhelantes ya sabemos que vendrás; deseamos ver tu rostro y que vengas a reinar. El rocío de los cielos sobre el mundo va a caer, el Mesías prometido, hecho niño, va a nacer. Consolaos y alegraos, desterrados de Sión, que ya viene, ya está cerca, él es nuestra salvación. Amén. Padre nuestro, Ave María, Gloria. En los cielos y en la tierra… 3 Canto… DIRECTOR: (SENTADOS) En silencio reflexionemos y oremos por aquellos que, presos de su propio rechazo a creer y su seguridad en sí mismos, no se han tomado la molestia de buscar a Jesús, ni siquiera en Navidad. LECTOR 4 Jesús, Te adoro a nombre de quienes tienen miedo de Ti como Herodes, quien por eso quiso matarte. María, bendito sea ese momento cuando, con San José, escapaste a Egipto salvando la vida de tu Hijo. Te adoro, Jesús, por todos los que con sus pecados, sus malas palabras y obras, y su mal comportamiento Te asesinan diariamente o impiden que crezcas en ellos mismo o en quienes los rodean. Te alabo, Jesús Tú vas a atraerlos a Ti. Tú abrirás sus corazones y ellos vivirán en paz y libres de todo temor, ayudando a otros a descubrir Tu paz. Jesús, Te adoro a nombre de todos los que son violentos consigo mismos y con los demás, especialmente contra los niños y los jóvenes. Muchos de ellos tienen un fin trágico porque no tienen conciencia de que no pueden acogerse a Tu Madre Celestial, quien desea protegerlos. Concédeles, Jesús, que esta Navidad experimenten protección y seguridad. Haz que sientan también hoy que tú has venido a traernos la paz y la alegría. DIRECTOR: En silencio trae a tu mente y ora por quienes han perdido su camino a causa de circunstancias familiares desordenadas. LECTOR 5 ¡Jesús, Te adoro y Te doy gracias, porque con Tú venida, Tú restableciste la unidad entre Dios y la humanidad, y entre el hombre y sus semejantes. Bendito seas en todos los que se reconciliaran esta Navidad, que perdonarán y se decidirán por el amor. Bendito seas en los que sentirán el llamado a ayudar a los enfermos y discapacitados. Muchos, Jesús, se quedan solos y son olvidados por otros, por eso la Navidad es para ellos un momento triste y difícil. Jesús, te los presento ahora y Te pido: ¡Quédate con ellos y ábreles nuevas posibilidades para ser acompañados y amados! DIRECTOR: Presentemos en silencio al Señor a los que están solos y a los enfermos que conoces, y decídete esta Navidad a llevarles consuelo, paz y ayuda o hacer algún acto de amor. 4 LECTOR 6 Jesús, hoy Te adoro. Tú eres mi Dios y Señor, el Mesías y el Salvador. Gracias porque estás conmigo como un pequeño bebé que inspira amor. Te presento ahora a todos los niños del mundo, a los que tienen una familia y a los que han sido abandonados, a los que sufren a causa del matrimonio fracasado de sus padres, a los que padecen a causa del alcoholismo en sus familias y a los que no sentirán el gozo de la navidad, porque están enfermos o sufren. Haz que el corazón de cada adulto en este día se vuelva a los niños, en un esfuerzo por consolar su dolor y que el gozo regrese y resplandezca nuevamente en los rostros de los niños. ¡Jesús, que tu venida despierte gozo y felicidad en los corazones de los niños y sus padres, a fin de que la paz pueda reinar en cada familia! LECTOR 7 Jesús, te adoro en este día de paz. Que la paz descienda en este mundo inmerso en la discordia, los conflictos y la guerra. Que cada corazón acoja hoy con alegría la paz, que todas las armas se callen y todos los conflictos se detengan porque Tú has venido a este mundo a traer la paz. Que cada corazón, cada familia, cada comunidad, cada nación y el mundo entero abrace hoy la justicia y la paz. DIRECTOR: En silencio reflexionemos los conflictos que privan en el mundo, presentemos por su nombre a la jerarquía de la iglesia y a la gente poderosa del mundo, imploremos por la paz. PAUSA….. Canto ….. PETICIONES (de pie) Levantemos, hermanos, nuestra voz suplicante al Señor y, por la poderosa intercesión de su Madre, imploremos la misericordia divina a favor de todos los hombres. Oremos diciendo: Ven Señor Jesús LECTOR 8 Para que el Hijo de Dios, que ha querido compartir nuestra naturaleza humana, dé alegría a los que lloran, salud a los enfermos, ayuda a los moribundos y consuelo divino a los que en estas fiestas se sienten solos y tristes. R Por los que buscan la verdad para que descubran en el Evangelio y acojan con alegría la Buena Nueva del nacimiento del Salvador. R Para que, al meditar en estos días el misterio del nacimiento de Cristo, crezca nuestra unión con el Padre y con el Hijo, Cristo, el Señor. R Para que éste año que comenzará, llegue a la presencia del Señor el lamento de los que sufren a causa de las guerras, la inseguridad, la economía raquítica, 5 incomprensión, incertidumbre, pronto puedan experimentar el retorno de la paz a sus hogares y naciones, especialmente en nuestra Patria. R Para que los hijos de la Iglesia renazcan a una nueva vida de justicia, de amor, y de paz. R Por nuestro Santo Padre el Papa Francisco, que Dios le conceda sabiduría, prudencia y fuerza, para guiar al pueblo santo de Dios por los caminos del Evangelio. R Para que el Señor conceda a nuestros pastores y a los demás fieles, trabajar cada día con más entusiasmo para que progresen la fraternidad universal y la paz verdadera entre los hombres y los pueblos. R Para que toda la familia humana sea cada día con mayor intensidad lugar de convivencia pacífica y cordial, y para que la Iglesia de Jesucristo sea cada vez más comunidad de fé, de oración, y de caridad fraterna. R Para que todos los hombres de buena voluntad unan sus esfuerzos en bien de la justicia y trabajen por alcanzar una paz y una libertad verdadera entre los pueblos. R Para que Cristo, modelo del hombre nuevo que progresa en edad, sabiduría y gracia, nos conceda avanzar durante este próximo año nuevo en los diversos conocimientos humanos. R DIRECTOR: Tu trono, Señor Jesús, permanece para siempre, y tus años no se acaban; escucha, pues, nuestras súplicas y bendice el año que comenzaremos: que nuestro trabajo cotidiano nos dé el pan de cada día y nuestras almas encuentren también el alimento necesario para avanzar por el camino del bien y en la contemplación fiel de tu palabra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. TODOS (de rodillas) ¡Jesús, Tú estás conmigo hoy como un pequeño infante. Bendíceme y sana mi alma. Lléname de paz y buena voluntad para que pueda participar en Tu proyecto de paz. Calma a los que están inquietos y protege a los inseguros. Sé amigo de los que están solos. Bendice a nuestras familias, a nuestras comunidades y a la iglesia, a fin de que el Espíritu de Navidad, el Espíritu de Paz y de gozo pueda reinar en el mundo a través de Ti. Tu que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén. POR LAS INTENCIONES DEL SANTO PADRE Y LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO: Padre nuestro, Ave María, Gloria. Dales Señor el descanso eterno… Descansen en paz… Amén. 6