“AÑO DEL BICENTENARIO DEL PERÚ: 200 AÑOS DE INDEPENDENCIA” UNIVERSIDAD NACIONAL DE PIURA ESTUDIANTE SEMINARIO DE LA CRUZ, CAMILA FERNANDA PROFESOR MIGUEL GODOS CURAY CARRERA PROFESIONAL CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN SOCIAL ASIGNATURA ESTILOS PERIODÍSTICOS TEMA ARTÍCULO: “ESCRIBIR” SEMESTRE 2021-I ESCRIBIR Escribir, representar las palabras o las ideas con letras u otros signos trazados en papel u otra superficie. Escribir, componer libros y discursos. La RAE plantea estas dos concepciones, pero una joven con una diario desusado y miedos encendidos tiene más: escribir, miedo contenido por el fracaso, ridículo y vergüenza misma de ser criticada; escribir miedo intermitente por una explicación rebuscada, muchas veces nunca encontrada. El miedo es algo que se genera a borbotones tras un momento inédito, un sismo o un atentado terrorista; sin embargo, esto también se configura a diario, adquiere mil caras y se expande a diversas situaciones: ataques de pánico, miedo a envejecer y un miedo insólito: escribir. Porque, hay memorias sepultadas que, evocan el miedo de un lápiz y papel en el pasado, elevando un viento cavernoso que me pone de punta el cabello y la piel. Me considero una fiel amante de la escritura. Sí, esa escritura de la que también se enamoraron personajes como Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. Pero, mis deseos desmedidos por inmortalizarla, se han visto frenados por palabras como: “La escritura es para bobos” o “si vas a hacerlo, hazlo con madurez”. Y tristezas por experiencias ortográficas y gramaticales que muchas veces me he merecido. Durante la exposición de Isabel Jijon, para la organización estadounidense TED x, sede Quito, escuché la frase: “El miedo no tiene que ser un limitante, también puede ser un motor”. Es increíble como el contacto directo con un tejido de palabras pudo generar una reacción inmediata con mi persona. Esto, para replantearme dos preguntas: ¿Por qué? y ¿para qué escribir? Escribo para comprender, para saber, para conocer. Escribo por miedo, por necesidad, por resistir. Porque no todo el mundo sabe cocinar homelets delicioso, bailar la marina, ni jugar bien al fútbol. Porque el verbo provoca en mi alma desasosiego. Porque es una forma de existir en este mundo tan deshumanizado. Porque es una manera de vivir. Y porque como dijo Umberto Eco: “Porque me gusta”. Soy el resultado de los textos que he leído, los propios y los ajenos, pero también de mis miedos almacenados, al parecer permanentemente, por empezar a escribir. Alcanzo esta conclusión mientras permanezco en la casa de mi abuela, en medio de tiempos pandémicos y horas virulentas, y recuerdo la frase nostálgica de algún texto que no me pertenece: “La escritura es miedo y placer”.
