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Viaje cultural a París
Grupos de Educación de Adultos de la Zona de Medina del Campo
Fecha: del 20 al 26 de mayo de 2014
Técnicos: Lola Fajardo Yuste, Jesús Salviejo Sánchez, Javier Rodríguez Esteban y
Juan Manuel González Jiménez
Justificación:
Durante los últimos cursos se han venido desarrollando una serie de talleres, de
temas concretos y de actividades que tienen que ver con la cultura, la historia, el arte, la
literatura, el cine y la geografía, no sólo de Francia, sino de París en particular.
Desde el punto de vista histórico, es obvia la importancia de Francia para la
historia de Europa. El fracaso del proyecto político centralizador de Carlomagno llevó a
la formación de un sistema político, económico y social que los historiadores han
convenido en llamar feudalismo (Talleres de Historia Medieval), sistema que la
Revolución Francesa suprimió solemnemente en la noche del 4 de agosto de 1789, con
el decreto del 11 de agosto.
Uno de los acontecimientos con mayor alcance histórico de dicha revolución fue
la “Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano”. En su doble vertiente,
moral (derechos naturales inalienables) y política (condiciones necesarias para el
ejercicio de los derechos naturales e individuales), condiciona la aparición de un nuevo
modelo de Estado, el de los ciudadanos, el Estado de Derecho (tema tratado siempre que
se ha hablado de derechos humanos).
Desde el punto de vista del arte (Talleres de Arte), no hace falta más que
mencionar la visita programada al Museo Nacional del Louvre. Está concebido como un
gran museo enciclopédico del arte universal y en él se alberga un descomunal depósito
artístico, que ha sido organizado en siete departamentos temáticos: las Antigüedades
Orientales y las Artes del Islam, las Antigüedades Egipcias, las Antigüedades Griegas,
Etruscas y Romanas, los Objetos de Arte en general, las Esculturas, las Artes Gráficas
y, por último, su extraordinaria colección de Pintura. Aparte de estas áreas temáticas,
existe otra referida en exclusiva al propio Louvre: el Louvre Medieval y la Historia del
Louvre; donde se pueden observar los cimientos y parte del foso que rodeaba al
primitivo castillo fortificado que era el Palais du Louvre.
Aparte de la visita al Louvre, las visitas al Museo de Orsay (la mayor colección
de obras impresionistas del mundo), la Sainte Chapelle, Versalles y el Castillo de
Chambord son muestra del valor incalculable de la visita.
Desde el punto de vista de la literatura, y parafraseando a Italo Calvino, cuando
un lector llega a París, invariablemente tiene la sensación de llegar a un sitio conocido.
Aunque nunca se haya estado en Francia, quien ha leído a Dumas, Balzac o Malraux
tendrá una imagen previa de los principales cafés, calles, museos y lugares públicos,
hasta el punto que, antes que conocer, uno está recordando. Es posible recorrer la ciudad
como si se tratara de un libro, examinando cada cine, librería o mercado como si fueran
los tomos de una gran enciclopedia.
También Mario Vargas Llosa ha afirmado que descubrió la fuerza de la literatura
latinoamericana durante los años en que vivió en París, donde pudo conocer a autores
como Gabriel García Márquez, Jorge Luis Borges o Julio Cortázar.
La lectura en los últimos cursos de “La llave de Sarah”, de Tatiana de Rosnay,
cuya adaptación cinematográfica se ha visto en distintos talleres, y de “Los miserables”,
de Víctor Hugo, basada en la cual fuimos a ver el musical en Madrid, dan un mayor
valor a esta visita cultural.
Desde el punto de vista de los Talleres de Cine, la historia del cine como
espectáculo comenzó en París, el 28 de diciembre de 1895, cuando los hermanos
Lumière, creadores del cinematógrafo, realizaron la primera presentación pública, que
consistió en una serie de imágenes documentales, de las cuales se recuerdan aquellas en
las que aparecen los trabajadores saliendo de una fábrica, y la de un tren que parecía
abalanzarse sobre los espectadores.
Este curso, en la visita a Madrid, fuimos a ver la exposición “George Méliès. La
magia del cine”. Méliès, que nació y murió en París, reinó en el mundo del género
fantástico y del trucaje cinematográfico durante casi veinte años y su contribución al
séptimo arte fue fundamental: introdujo el sueño, la magia y la ficción en el cine,
cuando éste se hallaba aún en sus inicios y era casi exclusivamente documental.
Por último, desde el punto de vista de la geografía, en concreto del urbanismo,
partiendo de la gran importancia y repercusión que tuvo para el urbanismo barroco la
construcción del Palacio de Versalles, París, en gran medida, es el resultado de una
minuciosa planificación de remodelación urbana, que surge a mediados del siglo XIX.
Inicialmente, París era similar a un laberinto con calles estrechas y residencias de
madera que representaban la clase media de aquel entonces. Es a partir de 1852 cuando,
por iniciativa del barón Haussmann, se inicia un plan urbanístico que consistió en la
demolición de grandes áreas para lograr la ampliación de las avenidas y la construcción
de estructuras neoclásicas de piedra, destinadas a la nueva burguesía.
Dicha remodelación la podemos relacionar directamente con los sucesos
desarrollados en “Los miserables”: los procesos revolucionarios que recoge la obra
tuvieron lugar entre 1832 y 1848. Los estudiantes levantaron barricadas en las protestas
contra el que fuera el último rey Luis Felipe I. Más tarde Napoleón III encargó al barón
Haussmann el rediseño de París y sus calles. La apertura de grandes avenidas
dificultaría la reunión de los revolucionarios. Los barrios rebeldes quedaron apartados
con canales artificiales y París se llenó de estaciones de tren para facilitar el desembarco
de tropas.
Desde el punto de vista urbanístico, París es considerada hoy en día como una
gran obra de arte.
Esperamos que tras el viaje recordemos la frase que le decía Rick a Lisa en
“Casablanca”, “Siempre nos quedará París”.
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