Considerando los autores recomendados, se selecciona la estrofa en la que los artistas aluden al tiempo como una palabra que comienza y que se acaba, que se bebe y se termina. Se ve reflejado allí lo que menciona Carmen Guaita sobre el CRONOS en el ámbito educativo. El tiempo en nuestras escuelas es medido por las agujas del reloj, el calendario y los programas pautados en un espacio determinado. En donde se dividen los horarios en entradas y salidas; en agendas que distribuyen las materias, el almuerzo, los recreos, entre otros. “El transcurrir del tiempo, va a nuestras clases y las alborota con sus prisas, tanto que apenas disfrutamos de la belleza de nuestra tarea”. Las agujas del reloj marcan el tiempo escolar físico y establecen un orden que va más allá de las paredes de las escuelas, porque de una forma u otra, ordenan y pautan los tiempos de una sociedad. Nos movemos en tiempos escolares, organizamos nuestras vidas en torno a ellos. Los tiempos que dan comienzo a nuestras jornadas, que pautan el transcurrir de ellas (se beben) y que indican, más acá o más allá, la finalización de un día. “Es una secuencia que se desplaza hacia adelante y que nosotros, embarcados en ese movimiento, marcamos con un ahora, un antes y un después” (Sancristan) Es por eso que no debemos de quedarnos solo con esa acepción de tiempo que existe al margen de nosotros. Debemos de buscar darle sentido al tiempo y definitivamente esto solo se logra , agregando sentimientos, creando recuerdos, “congelando” momentos, atesorar pensamientos que nos permitan retroceder y avanzar para construir nuestra historia. Dentro y fuera de la escuela. Depende de cada docente y de cada colectivo que el tiempo, como lo dice Jarabe de Palo, corra despacio o que pase de prisa. El tiempo nos da la posibilidad constante del CAMBIO. Está en nosotros el permitir que KAIRÓS entre a nuestras aulas, llenando éstas de momentos oportunos.