http//www.justasig.jimbo.com POR SERGIO RENE TENTACION: PRUEBA: (Hebreo. Massah. Griego. Peirasmos) en las Escrituras se presentan tres caracteres diferentes de tentación: (1) Dios tentó a Abraham cuando le ordenó que le ofreciera a Isaac (Gn. 22:1). Con ello puso su fe a prueba. Las revisiones 1960 y 1977 de R.V. traducen “probó” y “puso a prueba” respectivamente. Pablo habla de su aguijón en la carne como su tentación (prueba en las ya citadas revisiones) (2) Los israelitas tentaron a Dios. “Tentaron a Dios en su corazón pidiendo comida a su gusto” (Sal. 78:18) pusieron en duda que Dios pudiera poner mesa para ellos en el desierto. Hubo otras ocasiones en que dijeron “¿Está, pues, Jehová entre nosotros, o no?” (Ex. 17:7) se tiene que señalar cuando Israel ponía a Dios a prueba era en realidad que ellos estaban siendo probados por El. Cfr. Sal. 95:9 con Dt. 8:2 y 33:8 (donde el piadoso es Israel). El Señor Jesus rehusó poner a Dios a prueba cuando fue tentado por Satanás para que se arrojara al vacío a fin de que los ángeles lo preservaran (Mt. 4:5-7. Etc.) El pecado de Ananías y Safira fue tentar al Espíritu del Señor. (Hch. 5: 9) (3) Tentación al mal. Esta tentación asalta al hombre, de una parte, del exterior. Satanás, el Tentador, busca constantemente empujarnos al mal (Mt. 4:3; 1 Co. 7:5; 2 Co. 11:3; 1 Ts. 3:5). El mundo también despliega sus atracciones, intentando alejar al creyente de Dios (1 Jn. 2:15-17) la fuente más poderosa de tentación, sin embargo es nuestra propia carne; cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. (Stg. 1:14). Así la tentación al mal halla en el hombre caído una adecuada caja de resonancia aparte de todos los apetitos que surgen de la naturaleza caída del hombre. No es Dios quien nos tienta a pecar. (v. 13) Mediante la tentación, Adán y Eva tuvieron la facultad de elegir entre la dependencia de Dios o actuar siguiendo una voluntad independiente y opuesta a la de Dios (Gn. 3). Cristo mismo, en tanto que el Hijo del Hombre, se vio ante la tentación, aunque como en el caso de Adán antes de pecar, puramente externa, sin pecado (He. 4:15); También los súbditos del Milenio serán tentados, habiendo estado hasta el final de aquel período al abrigo de las astucias del Tentador (Ap.20; 3, 8). Sin embargo, el Señor es fiel, y no permite que seamos tentados mas allá de nuestra capacidad, dándonos junto con el hecho de la tentación la salida, a fin de que podamos aguantar.(1 Co. 10:13). Ante el gran período de tentación que viene sobre el mundo, da a los creyentes una especial promesa (Ap. 3:10). En todo caso, el creyente debe velar en oración, para no caer en tentación (Mt. 26:41 cfr. Lc. 8:13) Sabiendo que el Señor paso por amargas pruebas y tentaciones en su encarnación, pudiendo socorrernos, y se compadece de nuestras debilidades (He. 2:18; 4:15) LA TENTACION DEL SEÑOR JESÚS: Además de las tentaciones generales a las que se aluden en Hebreos (4:15), hubo tres tentaciones especiales y tipológicas a las que el Señor Jesús se vio sometido (Mt. 4:1-11; Mr. 1:12-13; Lc. 4:1-13). Las afrontó como hombre dependiente de Dios, apoyado en su palabra, y ante ello Satanás no tuvo respuesta. El hecho de que el Señor confrontó a Satanás en la relación que tenía como hombre con Israel y con los otros hombres, queda confirmado efectivamente porque las tentaciones se omiten en el Evangelio de Juan, donde el Señor es contemplado de una manera primordial en su carácter de Hijo de Dios; Dios no puede ser tentado por el mal. (Stg. 1:13). La primera tentación tenía como objeto intentar que abandonara el camino de dependencia. Hacer pan de las piedras para satisfacer su hambre hubiera significado de dejar de esperar en Dios; el verdadero camino del hombre es vivir de toda Palabra de Dios, depender de Él en todas las circunstancias. La primera tentación es notable al hacerse patente que Satanás sabía a quién se estaba dirigiendo (Cfr. Mt. 4:3) La segunda tentación fue la de poner a prueba la fidelidad de Dios a Su Palabra pretendiendo que Cristo se arrojara desde una gran altura, apelando a la promesa de que los ángeles lo sostendrían. Satanás citó este pasaje, pero omitiendo la importante sección de que los ángeles le guardarían en todos Sus caminos (Sal. 91; 11, 12). La tentación era a que abandonara Su camino, lo que hubiera sido poner a Dios a prueba, tentarlo (Mt. 4:7). La tercera tentación fue ofrecer al Señor toda la gloria de este mundo, si adoraba a Satanás. En ello mismo se descubrió como el Adversario. Cristo le respondió que solo Dios debe ser adorado y ordena a Satanás que se vaya. Todos los reinos de este mundo serán de Cristo en el tiempo de Dios Señalado, y Cristo espera hasta entonces. Sin embargo, ¡cuántos hombres no han dado su adoración a Satanás, de una manera u otra, para conseguir migajas de gloria o posesiones mundanas! Se debe señalar que el Señor, al responder a Satanás, cita en cada ocasión del libro de Deuteronomio, en el que Israel es contemplado como punto de entrar en la Tierra Prometida. Esta misma arma está a disposición del cristiano. La Palabra de Dios recibe el nombre de “Espada del Espíritu” (Ef. 6:17). También se ordena: “Resistid al diablo, y huira de vosotros” (Stg. 4:7). En el Evangelio de Lucas las tentaciones están dispuestas en orden moral, siendo la segunda tentación de Mateo la ultima en Lucas.