N.o 53 OCTUBRE 2001 N.° 53 • OCTUBRE 2001 Director: AULA VETERINARIA CANIS et FELIS TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) Dr. Fidel San Román Ascaso TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) Dirige y coordina esta monografía: Dra. Paloma García Fernández CANIS ET FELIS N.o 53 taff PROGRAMA 2001 N.o 49 (Febrero) PATOLOGÍA DE REPTILES Nicasio J. Brotóns N.o 50 (Abril) ZOONOSIS Guadalupe Miró N.o 51 (Junio) EHRLICHIOSIS Gustavo Sánchez Miguel Ángel Tesouro N.o 52 (Agosto) TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) Paloma García N.o 53 (Octubre) TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) DIRECTOR: Dr. Fidel San Román Ascaso Director del Hospital Clínico Veterinario. Catedrático de Cirugía de la Facultad de Veterinaria. Universidad Complutense de Madrid Guillermo Garzón Fdez.-Conde DIRECTOR HONORíFICO: Dr. Juan José Tabar Barrios Centro Policlínico Veterinario “Raspeig” San Vicente. Alicante. Fernando Latorre Margolles DIRECTOR DE LA MONOGRAFíA: Dra. Paloma García Fernández Profesora Titular de Cirugía Departamento de Patología Animal Facultad de Veterinaria Universidad Complutense. Madrid COLABORADORES: Álvarez Gómez de Segura, I. Benito de la Víbora, J. Cediel Algovia, R. Daza González, Mª. Á. De la Puerta Parsons, B. Fernández Martín, A. García Fernández, P. Llorens Pena, M. P. Sánchez de la Muela, M. San Román Ascaso, F. RADIOLOGIA: o ECOGRAFIA: ENFERMEDADESDEL DESARROLLO (I) Pilar Llorens Fominaya García, H. y Serrano Sobrino, S. E NDOSCOPIA: Elena Malmierca Lerma Dirección de Producción: Dirección Artística: José Luis García Alonso Maquetación: Isabel Velasco Granados Reprodución fotográfica e Pablo Bravo Avilés Supervisión y Corrección de Textos: Marta Martínez Sandoval Asistente de Corrección: Miguel Ángel Alonso Llorens Pena, P. y Rodríguez Quirós, J. N. 54 (Diciembre) Coordinación Editorial: infografía: DIRECTOR DIAGNOSTICO POR IMAGEN: Hernán Fominaya García Centro Veterinario Los Madrazos Madrid Paloma García Dirección Editorial: Composición de Textos: Mª Dolores Llano García Colaboradores: Enrique Leiva Hidalgo Beatriz García Martín Mª Luz Franco Fdez.-Conde Publicidad Madrid: Mariló Santos Carreras Franichevich Morán, C. Publicación bimestral. Reservados todos los derechos de edición. Se prohíbe la reproducción o transmisión total o parcial del contenido de este número, ya sea por medio electrónico o mecánico, de fotocopia, grabación u otro sistema de reproducción, sin autorización expresa del editor. Tarifa de suscripción anual: Mediante domiciliación bancaria de 6.656 ptas. Mediante contra reembolso de 8.656 ptas. Ejemplar suelto: 1.850 ptas. (IVAincluido). Empresa periodística núm. 3.725. Depósito legal: M. 1137-1993 ISSN: 1133-2751 Imprime: EGRAF, S.A. Los contenidos, tanto científicos como de otra índole, desarrollados en las monografías de Canis et Felis, son responsabilidad de los autores de las mismas. Pasaje Virgen de la Alegría, 14 Teléfono 91 405 72 60 / 91 405 15 95. Fax 91 403 49 07 e-mail: aulaveterinaria@aulaveterinaria.com http://www.aulaveterinaira.com 28027 Madrid Atención al suscriptor: 91 405 15 95 suscripciones@aulaveterinaria.com CANIS ET FELIS N.o 53 ndice EDITORIAL TRATAMIENTO DEL DOLOR PERIOPERATORIO TRATAMIENTO DEL DOLOR EN PACIENTES CRÍTICOS TRATAMIENTO DEL DOLOR CRÓNICO. OSTEOARTRITIS Y CÁNCER APÉNDICE I. ANALGÉSICOS MÁS USADOS EN EL PERRO Y EL GATO APÉNDICE II. PROTOCOLOS ANESTÉSICOS Y ANALGÉSICOSEN PROCEDIMIENTOS QUIRÚRGICOS HABITUALES BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) CANIS ET FELIS N.o 53 ditorial H mucho tiempo que Pandora abrió su caja liberando todos los males y asustada volvió a cerrarla impidiendo la salida de la esperanza, desde entonces el sufrimiento ha sido el compañero de todo ser vivo. El dolor y el sufrimiento de esta manera han sido considerados tradicionalmente como elementos inevitables y acompañantes de la enfermedad y ante el hecho de no poder evitar el dolor, se ha justificado esta experiencia desde la filosofía. Existen numerosos testimonios respecto al concepto y lucha contra el dolor, los estoicos ya advertían que el dolor es variable dependiendo de la atención que se le ponga, y esta afirmación sabemos que es cierta. Nosotros tenemos un cierto poder de control en la percepción dolorosa, aunque evidentemente éste no puede ser el caso de nuestros animales. Avicena, Santo Tomás de Aquino mitigaban su dolor por medio de la concentración en temas, religiosos o matemáticos. Durante el siglo pasado (es decir nuestro siglo XX) se han desarrollado un gran número de técnicas para aliviar el dolor destinadas inicialmente para permitir diferentes intervenciones quirúrgicas; posteriormente el concepto de no-dolor se ha ampliado y actualmente el dolor no tiene justificación alguna. Actualmente nuestra relación con los animales de compañía ha variado sensiblemente, nuestra esperanza de vida es más larga y la de nuestros animales también, por lo tanto nuestro tradicional compañero, el dolor, tiene mayor tiempo de actuación y entre los padecimientos más frecuentes en la vejez, quizás se encuentren los fenómenos artrósicos y el cáncer (hace unos días me sorprendió el comentario de un compañero chileno que me advertía de la gran cantidad de animales de edad avanzada que se tratan en nuestro ACE TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) CANIS ET FELIS N.o 53 ditorial país, en comparación con el suyo. El dolor tiene además efectos colaterales indeseables. Antonio Gala, escritor de exquisita sensibilidad (gran amante de los animales y en especial del perro) en su libro La soledad sonora realiza unas breves consideraciones sobre el dolor: “para llegar a la soledad pocos atajos tan directos como el dolor...” efectivamente el dolor nos aísla y también lo hace con nuestras mascotas. Su concepción del dolor, como experiencia que debemos asimilar y que ayuda a ennoblecer y dignificar al hombre, sin embargo, no es compartida por nosotros; el aceptar el dolor, pudiendo evitarse nos parece un sacrificio inútil. Es evidente que no hemos conseguido eliminar el dolor de nuestra existencia pero estamos en el camino correcto, es decir hemos vuelto a abrir la caja de Pandora y liberar la esperanza. “Si tener un perro es una prolongación de nuestra humanidad” (Tomás Salvador), el aliviar su dolor e impedir su soledad, es claramente nuestro objetivo. M. MERCEDES SÁNCHEZ DE LA MUELA Profesor Titular de Cirugía Jefe de Servicio Hospital Clínico Veterinario Facultad de Veterinaria Universidad Complutense Madrid TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) R. CEDIEL ALGOVIA1, A. F ERNÁNDEZ M ARTÍN2 Y M. SÁNCHEZ DE LA MUELA3 1Profesor Ayudante de Cirugía. Hospital Clínico Veterinario. Facultad de Veterinaria. Madrid 2Profesor Honorifico de Cirugía. Hospital Clínico Veterinario. Facultad de Veterinaria. Madrid 3Profesor Titular de Cirugía. Jefe de Servicio. Hospital Clínico Veterinario. Facultad de Veterinaria. Madrid E muchos fármacos que podemos administrar para minimizar el dolor en la fase perioperatoria. Basta con unos conocimientos suplementarios básicos para poder administrar diversas técnicas analgésicas/anestésicas en cada inter vención y paciente. Nuestra misión es eliminar en lo posible el dolor y no tratar de ocultarlo. Utilizaremos todos los medios a nuestro alcance. Lo mejor para eliminar el dolor es la utilización de técnicas polimodales de forma preventiva. Existen muchas técnicas de anestesia local con mínimos efectos indeseables y bajo coste que proporcionan al paciente una satisfactoria recuperación. No olvidemos que una recuperación carente de dolor y estrés es más rápida, tiene menos complicaciones y da una mejor imagen ante los propietarios de nuestros pacientes. XISTEN CAPÍTULO I TRATAMIENTO DEL DOLOR PERIOPERATORIO TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) INTRODUCCIÓN CAUSAS DEL DOLOR PERIOPERATORIO dolor nunca es bueno para el paciente. No justifiquemos nuestro desconocimiento o nuestros int ereses a costa del dolor del paciente. El dolor siempre es indicativo de que algo va mal. El dolor es algo difícil de definir. El dolor es algo difícil de medir. Es una sensación conocida por todos; originada por una mala función orgánica, de origen diverso: fallos mecánicos, problemas traumáticos y cambios químicos, son algunas de las causas que desencadenan el dolor. Sin embargo, los mecanismos más íntimos del dolor se encuentran en cambios biomoleculares y bioquímicos (inflamaciones, problemas de neurotransmisión, etc.). Cuando una persona vive los momentos anteriores a una intervención quirúrgica, una de las preocupaciones fundamentales ante ésta, es la posibilidad de sufrir dolor. Es lógico entonces que nosotros como veterinarios, nos preocupemos de este asunto en pacientes, que aunque no son capaces de expresar temor de una manera explícita, sí pueden padecer dolor. ¿Cómo poder estar seguro de ello? Basta con observar las reacciones de los pacientes ante una intervención quirúrgica o tras visitas reiteradas a una consulta veterinaria, donde se le realizan exploraciones dolorosas, etc. Podemos antropomorfizar sus reacciones y ver bien que se pueden asimilar a las reacciones de un niño pequeño, que no pudiera expresarse bien. Encontramos una amplia gama de reacciones; resistencia pasiva, comportamiento agresivo, huida, etc. Un paciente puede enfrentarse a una cirugía por muy diversas razones. Algunas pueden tener como síntoma asociado el dolor, otras no. Todos los pacientes que van a ser intervenidos, tendrán que sufrir cierto grado de manipulaciones antes de la cirugía, algunas serán más dolorosas que otras, pero en cualquier caso afectan al comportamiento y a la sensibilidad que el paciente sufre ante el dolor. Por otro lado y tal vez sea éste el punto más claro, está el hecho objetivo de que el cirujano va a practicar una agresión controlada al organismo y que esta manipulación va a producir dolor, tanto durante la cirugía, como en el postoperatorio. De este modo un clínico ante un paciente quirúrgico, debería considerar al menos tres fases, en las que su paciente puede sufrir dolor. E L • Primero en el periodo preoperatorio. En esta fase el dolor puede surgir de la propia patología que sufre el paciente (tumores, fracturas, laceraciones, ...), o bien de una serie de manipulaciones o exploraciones que vamos a realizar como par te del diagnóstico previo a la cirugía (radiología, endoscopias, ...). • Segundo en el periodo intraoperatorio. Aquí, es donde casi todo el mundo comprende o justifica más la aparición del dolor, pero tal vez sea el momento en que peor se trata y se reconoce. En muchas ocasiones se cree que basta con el anestésico que estamos empleando para suministrar analgesia al paciente. Desgraciadamente esto suele ser falso. El problema, en ocasiones, reside en no saber reconocer los signos de dolor durante la anestesia y en cierto miedo o desinformación ante el uso de ciertos fármacos o técnicas anestésicas, que minimizarían el dolor. En muchas ocasiones, se piensa que la presencia de dolor va a hacer que el paciente se mueva menos, y asi no destroce “nuestra obra de arte”. En otros casos lo que ocurre es que por desconocimiento, se piensa que un analgésico va a producir pocos efectos beneficiosos y sí efectos secundarios graves. Tenemos que desterrar estas falsas ideas. • En tercer lugar está el periodo postanestésico o postquirúrgico. Éste sea tal vez el gran desconocido. El motivo es simple; si todo fue bien, el paciente pasará unas cuantas horas en nuestra clínica y marchará con su dolor (más o CAPÍTULO I TRATAMIENTO DEL DOLOR PERIOPERATORIO TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) menos grave) a su lugar de residencia. Queda fuera de nuestro control, de nuestra vista y nos olvidamos de posibles agudizaciones de su dolor. Debemos introducir como práctica rutinaria, igual que recetamos antibióticos, por si la herida se infecta, un protocolo analgésico correcto y adecuado a cada paciente y a cada tipo de propietario. Visitas del paciente a la clínica en el postoperatorio o incluso visitas del clínico al paciente podrían ser necesarias en casos especiales. El propietario por otra parte está menos entrenado que nosotros en el conocimiento del dolor. Incluso puede medicar por su cuenta al paciente, provocando alguna incompatibilidad farmacológica o intoxicación. Éste es un periodo a tener muy en cuenta y en el que hemos de poner mucho cuidado y empeño en aleccionar al propietario sobre los signos a observar y las medidas a seguir. Alguno de los signos que el propietario debe reconocer como de dolor son: vocalización, salivación, midriasis, cambios en la marcha, cambios en el comportamiento, anormalidades posturales, depresión o excitación, taquipnea y cambios en el patrón respiratorio. Por nuestra parte, en este periodo debemos procurar confeccionar un protocolo analgésico apropiado para cada paciente y para cada tipo de propietario. Algunos serán capaces de observar horas al paciente, otros se mostrarán indiferentes hacia el paciente o no podrán tenerlo bajo observación; unos serán tan atrevidos como para poner una inyección, y otros no podrán dar al paciente ni una pastilla. DOLOR PREVIO A LA CIRUGÍA En términos generales, podemos distinguir en el dolor dos componentes: Componente objetivo: relacionado con la recepción física del dolor y sus vías de transmisión. La intensidad o tipo de dolor pueden variar por la zona afectada, la cantidad de receptores dolorosos interesados por un trauma, la existencia de una sensibilización previa, etc. Todos ellos, hechos físicamente probables. Pero aun así no todos los pacientes reaccionan de igual modo. Debe existir pues una modulación superior que haga a un paciente más sensible que a otro ante el dolor o un tipo de dolor; éste es el componente subjetivo cortical o de comportamiento. Componente subjetivo: el dolor aferente recogido en la médula y zonas inferiores del sistema nervioso, es conducido a la corteza cerebral y allí procesado, de modo que el paciente emite una respuesta modulada según los rasgos característicos de su personalidad. Este último está generalmente asociado a experiencias anteriores, no únicamente dolorosas y es muy variable según el estado de ánimo o físico del animal. La “irracionalidad” de nuestros pacientes hace difícil comprender este último componente del dolor y más difícil aún prever la intensidad de reacción ante el dolor y por lo tanto tendremos dificultad ante la valoración del tratamiento para el mismo. Pero hay muchos motivos para tomar muy en cuenta el tratamiento del dolor de modo preventivo. El dolor provoca una serie de cambios en el organismo, relacionados con un incremento de la actividad simpática, que alteran el medio interno y desequilibran sistemas como el cardiovascular y el respiratorio, fundamentales a la hora de realizar una correcta anestesia sin riesgo para el paciente. Como clínicos podemos encontrarnos, básicamente, en dos situaciones: • Paciente que va a ser sometido a cirugía de diversa índole, pero que no tiene una patología dolorosa. • Paciente con una patología que tiene que ser intervenida y que le está produciendo dolor. En el primero de los casos, el clínico, deberá afrontar la cirugía teniendo en cuenta el concepto de “analgesia preventiva”. En el segundo caso, el clínico deberá minimizar el dolor que siente el paciente antes de la cirugía y prevenir el que se va a derivar de la intervención. Para comprender estas dos estrategias, hay que recordar (en otros capítulos de esta monografía donde se trata de la CAPÍTULO I TRATAMIENTO DEL DOLOR PERIOPERATORIO TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) fisiología del dolor, se estudian más a fondo) cómo un trauma o dolor preexistente puede modificar la percepción del dolor (fig. 1). También conviene diferenciar entre el concepto de “dolor fisiológico”, con un alto umbral de estímulo, localizado y transitorio, y el dolor patológico; con un umbral modificado. Desde el punto de vista del anestesista y del cirujano, es el primero con el que en más ocasiones tendrán que luchar y, por tanto, el que intentaremos tratar en este capítulo. Cualquier individuo, cuando le duele algún miembro, involuntariamente, deja automáticamente de moverlo o lo mueve menos. De igual manera ante problemas dolorosos, de naturaleza osteoarticular o muscular, se debe procurar y prescribir: Reposo El dolor es una señal de mal funcionamiento. Si dejamos de mover la zona afectada, la intensidad del dolor será menor o desaparecerá. Además, se reducirá la inflamación y disminuirán las sustancias mediadoras de dolor en el foco traumático. Métodos generales inespecíficos contra el dolor Inmovilización Dentro de este periodo prequirúrgico, ciertas actuaciones inespecíficas resultan muy válidas para aliviar el dolor de algunas patologías. En algunos casos traumatológicos, si tenemos una zona afectada con intensidad, el paciente no puede por sus propios medios dejarla inmóvil (por ejemplo en una fractura abierta de tibia/peroné). En estos casos tendremos que Fig. 1.— Esquema de sensibilización ante estímulos dolorosos. CAPÍTULO I TRATAMIENTO DEL DOLOR PERIOPERATORIO TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) poner medios externos de fijación, como vendajes tipo Robert-Jones, férulas, resinas, etc. La inmovilización evita la producción del dolor y que el animal pueda empeorar el estado de la patología al no controlar sus movimientos. De igual modo cuando duele cualquier parte del cuerpo, ya sea la pared muscular, piel, articulación o tendón, el umbral del dolor desciende con la inmovilización refleja de la zona. DOLOR DURANTE LA CIRUGÍA Para valorar el grado de dolor de un paciente durante una anestesia, hay que observar una serie de signos objetivos, que derivan fundamentalmente del incremento de la actividad simpática: taquicardia, hipertensión, taquipnea, vasoconstricción periférica, etc. Existen otros métodos mucho más complejos, que se basan en la medición de la actividad neuronal durante los periodos de la cirugía. Son métodos que requieren una monitorización especial y un gran entrenamiento en la interpretación por lo que en la práctica veterinaria o médica no suelen llevarse a cabo. El dolor irritaría ciertas áreas cerebrales lo que se manifestaría en un incremento de actividad de esas áreas o lo que es lo mismo en un incremento de potenciales eléctricos de las mismas (potenciales cerebrales evocados, potenciales de media latencia). Si tenemos un tejido dañado, éste se inflama y aparecen localmente una serie de sustancias que modifican la recepción nerviosa de los tejidos circundantes, que aumentan su sensibilidad y que como efecto final multiplican el dolor. Algunas de las sustancias responsables de estos efectos y que han podi- do ser identificadas son: neuropéptidos, histamina, 5hidroxi-triptamina, iones K+, adenosin trifosfato, bradiquinina, ecosanoides y autacoides, radicales libres de oxígeno, hidrogeniones. El dolor es recibido en forma de impulsos eléctricos, en el asta dorsal de la médula y esto provoca la modificación en las concentraciones de ciertas sustancias (sustancia P) en esa zona. Estas sustancias sensibilizarían la zona ante la recepción de nuevos estímulos dolorosos. Como podemos ver, hay cambios tisulares locales y cambios neurales, en el asta dorsal de la médula espinal. Resumiendo, el dolor produce efectos locales (en el foco traumático) y generales (cambios en el sistema nervioso central que se traducen en cambios sistémicos), estos últimos con importante significación en cuanto a la tolerancia al dolor (dolor crónico) y a modificaciones de compor tamiento en el animal (también en el hombre). La situación se puede simplificar, diciendo que hay dos modos básicos para luchar contra el dolor. 1. Bloqueo o eliminación de los mediadores locales del dolor. 2. Interrupción de las vías de transmisión del dolor: • Bloqueo de la despolarización de membrana nerviosa. • Bloqueo o activación farmacológica de los receptores específicos que inhiben la transmisión del dolor o activan la no percepción del mismo. Intentaremos ver en los siguientes apartados, algunos métodos generales inespecíficos y otros específicos de origen farmacológico, para luchar contra el dolor originado por diversas patologías y aquel que nosotros podemos provocar con la cirugía. También intentaremos ver cómo y cuándo han de aplicarse dentro de la actuación de un clínico veterinario o más concretamente un anestesista. Los grupos de fármacos analgésicos conocidos son: • Anestésicos locales. • Anestésicos no opiáceos. • Analgésicos opiáceos. Y funcionan por una de las vías descritas en la tabla I. CAPÍTULO I TRATAMIENTO DEL DOLOR PERIOPERATORIO TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) TABLA I Vías de actuación de anestésicos locales • Anestésicos locales: estabilizan los canales de membrana nerviosa e impiden la despolarización, con lo que no se transmite el dolor. • Analgésicos no opiáceos: tienen acción sobre las sustancias químicas que transmiten el dolor, inhiben su producción, por tanto hacen desaparecer o atenúan la sensación de dolor. • Analgésicos opiáceos: tienen acción sobre receptores nerviosos específicos que al ser estimulados varían o modulan la producción y liberación de sustancias mediadoras del dolor centrales. DOLOR QUIRÚRGICO Factores que afectan la intensidad de dolor Tendencias actuales • La intensidad del dolor, durante o después de una intervención, dependerá de la zona y extensión afectada por la intervención quirúrgica. De modo objetivo, la intensidad del dolor dependerá en gran parte del tipo, densidad y cantidad de receptores existentes en la zona quirúrgica. • Durante las fases en las que el animal está consciente, como en la recuperación, influirá el componente subjetivo, individual, racial (lebreles, razas pequeñas y perros de nieve son más sensibles o manifiestan más el dolor), la edad (los perros viejos resisten mejor el dolor) y la existencia de patologías concomitante, un dolor crónico aumenta el umbral de dolor. • Tipos de cirugía. En los últimos años se ha venido dando más y más importancia al dolor en medicina, y aunque con retraso, también se está mejorando en veterinaria. Con lo que hemos explicado en párrafos anteriores basta para saber que es mejor atacar al dolor en varios de sus aspectos o mecanismos. De este modo hay que recomendar utilizar varias técnicas, o fármacos con distintos mecanismos de acción, contra el dolor. Podemos combinar un analgésico con un antiinflamatorio no esteroideo, con un opiáceo y una técnica de anestesia local. Este procedimiento se conoce como analgesia polimodal. Por otro lado, cuando se conoce la intensidad del dolor en una determinada cirugía obtendremos mejores resultados al tratar el dolor si nos anticipamos y realizamos una aplicación de técnicas analgésicas polimodales de manera preventiva. Cirugías muy dolorosas son por ejemplo: • Las que afectan al ojo y su periferia. • La cirugía auricular (otoectomías estéticas, ablación de conducto auditivo, resección de tumores). • Cualquier técnica de toracotomía. • Las cirugías que afectan a la columna vertebral. • Cirugía de vías urinarias y vejiga. • Cirugía ortopédica. CAPÍTULO I TRATAMIENTO DEL DOLOR PERIOPERATORIO TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) Fármacos contra el dolor Actualmente son muchos los grupos farmacológicos que se pueden emplear para combatir el dolor. La intensidad de la analgesia ofrecida es muy variable así como la especificidad en los lugares de acción. Todos los fármacos poseen efectos colaterales que aunque los hagan adecuados para la analgesia, pueden hacerlos indeseables para algunos pacientes en particular. Los fármacos que se pueden emplear son muchos y hay que conocer cuál se adapta mejor al caso que tratemos. Una forma de intentar clasificarlos a grandes rasgos, sería conocer el lugar de actuación o mecanismo de acción. Podemos decir que habría dos grupos a grandes rasgos: • Grupo de acción periférica o analgésicos periféricos, que luchan contra el dolor en el lugar donde se produce. • Grupo de acción central o analgésicos de acción central que inhiben la sensación de dolor en el lugar donde se reconoce y transmite, el sistema nervioso. Analgésicos periféricos Su mecanismo de acción es inhibir la liberación o síntesis de sustancias mediadoras del dolor, como histamina o prostaglandinas, en el foco traumático. Es decir, que evitan la estimulación de las terminaciones nerviosas sensitivas para que no haya dolor ni se extienda la inflamación. Además, mejoran localmente la zona afectada inhibiendo la inflamación. Son los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), aunque también hay otros grupos farmacológicos con actividad analgésica y antinflamatoria. En general, y aunque cada día se sintetizan antiinflama torios no esteroideos con mayor potencia y efectos más selectivos sobre las ciclooxigenasas, pueden no ser en muchos casos los analgésicos de elección para un dolor agudo postquirúrgico. Sin embargo, son muy recomendables (a dosis, especies y periodos indicados) en dolores crónicos y agudos de muy diverso origen y como complemento a analgésicos de acciones opioides. Algunos tipos de inter vención en las que son recomendables estos fármacos son: patologías dentales, patologías osteoarticulares crónicas o agudas, dolores musculares y tendinosos. En general, en aquellas patologías asociadas a inflamación aguda o crónica. Suele existir miedo o precaución a la hora de administrar analgésicos a los gatos. El problema en la medicación analgésica del gato, es que esta especie posee un déficit de enzimas detoxicadoras hepáticas, y ante dosis repetidas de un AINE, se puede provocar un efecto tóxico acumulativo y un fallo hepático. Los casos de estos fallos a dosis única de uno de estos AINEs, son bas tante reducidos. Encontraremos que en mucha de la bibliografía sobre estos temas, se contraindica la administración de flunixin meglumine en el gato (dosis de 0,1-0,5 mg/kg). Pero hay autores que no lo contraindican como analgésico postoperatorio a dosis única. En nuestra experiencia, la administración de analgésicos como la dipirona magnésica (Nolotil®), flunixin meglumine (Finadyne®, Meflosil ®) a dosis única postoperatoria, resulta útil en el control del dolor postoperatorio y no produce efectos colaterales graves en el gato. Recientes estudios arrojan resultados muy favorables sobre AINEs de nueva generación como el meloxicam administrado de forma preventiva en cirugía ortopédica. Analgésicos con acción central Con este nombre describimos a los opiáceos. Se sabe, que en el cerebro y tejido nervioso central y periférico, hay receptores, que activados por ciertas sustancias, son capaces de inhibir el dolor; estas sustancias se conocen como endorfinas, encefalinas y dinorfinas y presentan estructura similar a los opiáceos. Actúan en zonas ganglionares, sobre receptores afines, inhibiendo la transmisión del estímulo doloroso a centros medulares y superiores. También tienen efectos sobre receptores neuronales centrales. CAPÍTULO I TRATAMIENTO DEL DOLOR PERIOPERATORIO TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) Los efectos que pueden producir los opiáceos son: analgesia, sedación, euforia o disforia, excitación, dependiendo fundamentalmente del tipo de receptor que activen (ya los vimos con anterioridad) y de su potencia. Consultar monografía nº 52 de Canis et Felis “Terapeútica del dolor (I)” capítulo III. Formas de uso: los opioides pueden administrarse como analgésico en cualquier tipo de dolor, de inte n s i d a d media, aguda o intensa y cualquiera que sea el origen. En nuestros pacientes no existe el riesgo de dependencia psicológica que existe en pacientes humanos. Como inconveniente, la potente actuación analgésica, y en algunos casos la sedación del paciente, puede enmascarar agudizaciones de la patología, al disminuir o abolir totalmente la sensación de dolor. Por supuesto que los opiáceos, pueden y deben ser utilizados, mejor incluso de modo preventivo, ante casos de dolor agudo producido por una intervención quirúrgica. ¿Cómo se pueden emplear estos fármacos? desde el punto de vista clínico, nos interesa una sustancia poco depresora cardiovascular y respiratoria, que proporcione un buen grado de analgesia y si fuera posible de larga duración. Ante estas características nos decantaríamos por un agonistamixto o un agonista-antagonista como la buprenorfina o butorfanol. Su potencia analgésica es media, pero a cambio ofrecen una cobertura temporal mayor y una menor incidencia de depresión del sistema cardiovascular o respiratorio. Desde el punto de vista del anestesista el empleo suele ser mixto. Podemos utilizar tanto los agonistas totales como los mixtos en una misma intervención. Si esperamos un alto grado de dolor durante la cirugía, podremos administrar un agonista total en infusión continua (por ejemplo fentanilo a dosis de 5-10 microgramos/kg/hora). Incluso podemos mantener esta infusión cierto tiempo durante el postoperatorio inmediato con una vigilancia y monitorización apropiadas, pero cuando mandamos al paciente a su domicilio, puede interesarnos mantener una analgesia intensa. Si pensamos que un AINE no será suficiente como analgésico único postoperatorio, podremos combinarlo o sustituirlo por un opioide mixto. Repercusiones anestésicas de los opioides: Los opioides utilizados como analgésicos perioperatorios, pueden provocar: • Una gran reducción de los requerimientos anestésicos durante la inducción y mantenimiento anestésico (disminuye la concentración anestésica necesaria para mantener al paciente en plano quirúrgico). Esto puede resultar beneficioso en animales en estado general comprometido. • Bradicardia y/o hipotensión por estímulo ganglionar vagal. • Hipotensión por liberación de histamina (sólo con agonistas totales como la mor fina). • Depresión respiratoria. Incrementan el nivel de excitación de los quimiorreceptores cerebrales ante niveles de dióxido de carbono: — Desciende la frecuencia respiratoria. — Desciende el volumen corriente y el volumen minuto. • Aunque pueda parecer una contradicción, en casos de insuficiencia respiratoria, es imprescindible asegurar una fuerte analgesia postoperatoria, para evitar la disnea que provoca el dolor. • Deprimen o estimulan la motilidad gastrointestinal, pero la convierten en inefectiva. • Producen sedación postoperatoria, lo que unida a la inhibición de reflejos tusígenos hacen que la extubación se retarde bastante. Aumenta la tolerancia al tubo endotraqueal, lo que puede ser un beneficio en algunas situaciones comprometidas, en las que sea necesaria una oxigenación o control de la ventilación en el postoperatorio. CAPÍTULO I TRATAMIENTO DEL DOLOR PERIOPERATORIO TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) • La ausencia de dolor y el aspecto deprimido (debido a cierto grado de sedación) del animal hacen que el animal parezca “muy dormido” tras la intervención lo que, en ocasiones, preocupa al propietario y lo que puede enmascarar problemas de recuperación en el paciente. Métodos anestésicos contra el dolor Anestesia local y regional La anestesia local consiste en la desensibilización reversible de áreas concretas de un organismo, superficies mucosas o piel (anestesia tópica), tejidos u órganos concretos (infiltraciones de una rama nerviosa) o grandes regiones del organismo (anestesias troncales, bloqueos nerviosos o anestesia epidural). Estas técnicas se realizan solas o asociadas a otras técnicas anestésicas, para obtener una serie de beneficios: • Como adyuvante en anestesias inhalatorias o intravenosas, reduciendo el montante de anestésicos necesarios para el mantenimiento. • Como parte de anestesias equilibradas. • Como alternativa a la anestesia general, en pacientes de alto riesgo, por su menor incidencia sobre el sistema detoxicador y excretor y la menor producción de depresión de los sistemas respiratorio y cardiocirculatorio. Pero no sólo se emplean en procedimientos anestésicoquirúrgicos, sino que pueden ser empleados en la clínica, para evitar dolores agudos o crónicos de diversa índole. Por ejemplo en un proceso degenerativo articular (mediante una infiltración articular) o en la analgesia de una fractura de extremidad posterior hasta el momento de la cirugía. Mecanismos de acción y efectos de los anestésicos locales Todos los productos con capacidad de analgesia local son estabilizantes de membrana, o producen un efecto de bloqueo competitivo en receptores de dolor específicos en el tejido nervioso central o periférico. Algunas de las familias farmacológicas con capacidad de actuación local son: • Anestésicos locales. • Ketamina. • Agonistas alfa-2 adrenérgicos. • Opioides. A continuación describimos algunas características de los más empleados. Los anestésicos conocidos como locales, pueden ocupar u obturar los canales de la membrana para impedir el normal intercambio iónico en la depolarización; evitan la depolarización de la membrana nerviosa y el potencial de acción no se desencadena. El anestésico local suele ser una base que como tal, es inactiva. Al ser depositada en el tejido, reacciona en un ambiente ligeramente alcalino y se libera una forma catiónica libre, que tiene afinidad lipídica y que puede asociarse con los lípidos de membrana constituyentes de los canales iónicos. El hecho de que tengamos un tejido inflamado con un pH local ácido (concentración elevada de hidrogeniones) o ligeramente ácido, hace que muy pocas moléculas de anestésico se descompongan en su forma catiónica y el producto tiene una escasa actividad. El motivo es que la ecuación química que vemos en la figura 2, está poco desplazada a la derecha, ya que la capacidad del tampón del tejido está sobrepasada por los hidrogeniones existentes en el tejido inflamado (fig. 2). Los anestésicos locales se difunden pobremente a través de piel intacta. Para que actúen, deben depositarse en membranas CAPÍTULO I TRATAMIENTO DEL DOLOR PERIOPERATORIO TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) mucosas, tejido subcutáneo o muscular (mediante inyección hipodérmica), epitelio respiratorio, por vía intravenosa o vía intratecal, donde se difunde a través de los lípidos de las membranas perineurales. Muchas de las presentaciones comerciales llevan en su formulación un vasosconstrictor; epinefrina o L-norepinefrina (levarterenol). Los objetivos del vasoconstrictor son: Fig. 2.— Mecanismos de acción química de anestésicos locales. caína, los índices de toxicidad y algunas observaciones. • Retrasar la absorción a circulación general del producto, con lo que disminuyen los efectos tóxicos, al evitar grandes concentraciones de anestésico local, en circulación general y aumentan los márgenes de seguridad. • La vasoconstricción local, aumenta la intensidad de la analgesia y prolonga la actividad del anestésico. • Como contrapartida, la absorción del vasoconstrictor puede provocar crisis arrítmicas, al incrementar el tono simpático y la irritabilidad miocárdica. En otros casos, el anestésico local se puede asociar a la hialuronidasa, que aumenta la penetración del producto, mejorando la difusión de la analgesia en la zona. Sin embargo, este aumento del área de actuación, acorta la vida del producto (se absorbe más rápido), y se aumenta el riesgo de efectos tóxicos sistémicos del anestésico local. TÉCNICAS DE APLICACIÓN DE ANESTÉSICOS LOCALES Anestesia de superficie Consiste en la aplicación de la anestesia local en una superficie susceptible de ser atravesada, con lo cual el anestésico llega al receptor nervioso. Ejemplos de ello serían: • Pulverizaciones en membranas mucosas, por ejemplo en la laringe antes de intubar. • Infusión en la uretra, para manipulaciones quirúrgicas. • Es una técnica combinable con cualquier tipo de cirugía y anestesia que afecten a superficies mucosas. Anestesia por infiltración Hay que repartir el anestésico por el área donde se interviene quirúrgicamente, ya sean tejidos blandos, como piel, subcutáneo o peritoneo, o tejidos duros como extremos de huesos rotos o periostio. Tipos de anestésicos locales Anestesia intrarticular En general los anestésicos locales clásicos se agrupan en dos familias farmacológicas, la primera son drogas en formas de éster y la segunda son fármacos en forma de amida. En la tabla II se muestra la concentración a la que deben usarse, la potencia relativa a la acción unitaria, que se considera la acción de la pro- Consiste en el depósito de anestésico local en la bolsa sinovial de una articulación, ya esté íntegra, o se trate de un depósito intraoperatorio. Estas técnicas son aplicables en algunos casos sin realizar cirugía previa. Pueden servirnos como medio diagnóstico o como método analgésico en dolores agudos. También pueden realizarse inyecciones intrarticulares con diversos productos que reduzcan la inflamación de una articulación. CAPÍTULO I TRATAMIENTO DEL DOLOR PERIOPERATORIO TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) TABLA II. Acción de anestésicos locales Agente Nombre comercial Procaína Procaína Serra Clorprocaina Lidocaína Anestesidan simple Mepivacaína Scandinibsa Tetracaína Carbocaína Hexilcaína Dibucaína Anestesia local Miro Bupivacaína Svedocain Potencia Toxicidad Dosis (%) Comentarios 1:1 2,4:1 1:1 0,5:1 1-2 para infiltrar o bloqueo 1-2 para infiltrar o bloqueo Detoxicación en hígado Rápida actuación, dura 2 horas 2:1 0,5%–1:1 1%–1,4:1 2%–1,5:1 0,5-2 para infiltrar o bloqueo Muy penetrante, actúa rápido y dura 2 horas 2,5:1 Muy poca 1-2 para tópico 1-2 para infiltrar o bloqueo 0,1 para infiltrar o bloqueo No tiene efecto vasodilatador 12:1 10:1 0,2 para uso tópico 0,5-1 para infiltración Lenta en empezar (10 minutos) 2:1 4:1 2 para bloqueo 20:1 15:1 5 para uso tópico 0,1 para uso tópico 0,25 infiltración Se detoxica lentamente 8:1 Muy poca 0,5 para bloqueo 0,75 por uso epidural Lenta en empezar. Perdura 4-6 horas No todas las articulaciones de la anatomía del perro o gato tienen fácil acceso con el animal despierto y sin abordaje quirúrgico. De hecho, y en nuestra opinión, sólo cuatro articulaciones tienen un acceso sencillo en estas condiciones; la femorotibiopatelar, la articulación del codo, la del hombro y la del carpo. El resto son de difícil acceso y la infiltración sólo es posible durante el abordaje quirúrgico o con el animal tranquilizado. La articulación de la radilla es la más sencilla de infiltrar incluso con el animal despierto: Para acceder adecuadamente habrá que aseptizar la zona quirúrgicamente y con el animal sedado proceder a la flexión de la articulación. Aprovechando el mayor espacio que nos ofrece la articulación en su lado medial, introduciremos una aguja fina hasta poder extraer una cantidad de líquido sinovial. Depositaremos una cantidad equivalente al líquido sinovial evacuado. En éste y en el resto de los casos conviene depositar un anestésico de larga duración para evitar traumatizar en repetidas ocasiones la cápsula articular. En cuanto a la anestesia de la articulación escapulohumeral, podemos elegir tres métodos. El primero una vez abordada la articulación quirúrgicamente, es depositar anestésico local en la articulación antes de que el cirujano la cierre. El segundo es la inyección del anestésico local con el animal sedado en con- CAPÍTULO I TRATAMIENTO DEL DOLOR PERIOPERATORIO TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) diciones similares a la anterior articulación y el tercero consistiría en el bloqueo del plexo braquial. Bloqueo del plexo braquial Para anestesiar el plexo, necesitaremos una aguja del 22 G de 80 ó 90 mm de longitud. Insertaremos la aguja medial a la articulación escapulohumeral, paralela al raquis y hasta la profundidad equivalente a la unión costocondral de la segunda costilla. Aquí depositaremos con un movimiento suave de caudal a craneal, una cantidad variable de anestésico local, dependiendo del tamaño del perro (fig. 3). Es un método simple y relativamente seguro, salvo la posibilidad de inyectar anestésico en vía sanguínea, o la posibilidad de provocar una infección local con consecuencias fatales sino se sigue una técnica aséptica. El procedimiento se ve dificultado si el animal está muy obeso. La analgesia obtenida se produce por debajo del codo, por encima de este nivel recurriremos a otras técnicas. Está muy recomendada si se va a realizar una amputación completa del miembro anterior, ya que un momento crítico es la sección del paquete vasculonervioso braquial debido a que se pueden producir intensos estímulos vagales, que se minimizan con el uso de este tipo de analgesia. No debemos superar los 6 mg/kg de lidocaína o los 2 mg/kg de bupivacaína. Para que el bloqueo sea efectivo hay que esperar unos 20 minutos. El acceso a la articulación coxofemoral sólo es posible mediante cirugía. Al igual que en el resto de articulaciones, es posible el depósito intraoperatorio de anestésico. Si queremos producir analgesia en esta articulación o en el resto del miembro pelviano, tenemos que recurrir a otro método de administración de anestésicos locales, la anestesia/analgesia raquídea ya sea mediante técnica epidural o intratecal, siendo la más empleada la epidural. Técnica de anestesia regional intravenosa o De Bier Es una técnica de anestesia que consiste en la administración de un anestésico local en el sistema vascular para que se reparta y difunda en los tejidos irrigados por estos vasos produciendo anestesia. Como primera consideración hay que tomar en cuenta que sólo se puede aplicar en extremidades ya que necesi- CAPÍTULO I TRATAMIENTO DEL DOLOR PERIOPERATORIO Fig. 3.— El bloqueo del plexo afecta a los nervios radial, ulnar, musculocutáneo y axilar. Tomado de “The compendium” reducing postoperative pain for dogs: local anesthetic and analgesic techniques. Quandt JE Rawlings Cr, 1996. tamos cortar la circulación del mismo temporalmente, para que el anestésico no se disipe en todo el organismo. Técnica Después de sedar al paciente y preparar quirúrgicamente la zona a intervenir, deberemos aplicar una venda de Esmarch. A continuación se coloca un torniquete por encima de la articulación del codo o de la articulación tarsotibial. Esta técnica es difícil de realizar por encima de estos puntos ya que los torniquetes más altos y no resultan muy efectivos. Retiramos el vendaje de Esmarch e inyectamos vía intravenosa de 1 a 3 ml de lidocaína al 1% sin epinefrina. TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) Podremos mantener el torniquete y la analgesia por un máximo de dos horas, pasado este tiempo deberemos retirar progresivamnete el torniquete, poco a poco, para evitar que la lidocaína entre de golpe en el torrente circulatorio y para que las posible toxinas liberadas en zonas isquémicas no produzcan efectos indeseables. Utilidades En cirugías de extremidades, siempre que el problema patológico pueda quedar por debajo del torniquete. Anestesia epidural (epidural lumbosacra) Consiste en el depósito en el canal epidural del paciente, de una sustancia que inhiba la transmisión del dolor. Estas sustancias comúnmente pertenecen a cuatro familias farmacológicas: • Anestésicos locales • Bloqueantes alfa-2 adrenérgicos • Opiáceos • Ciclohexaminas Por el lugar de acceso al canal medular tenemos dos tipos: • Epidural lumbosacra • Epidural sacrococcígea muy agudas que necesitan de una profunda analgesia a la espera de intervención. • Como medio analgésico intraoperatorio, en cirugías que afecten al tercio posterior, perineo etc. Referencias anatómicas (fig. 4) • Los ángulos más sobresalientes de las palas ilíacas. • Proceso espinoso de la séptima vértebra lumbar. • Cresta sacra. • Zona posterior a la intersección entre la línea que une la palas ilíacas y las crestas lumbar y sacra. Hay que situar la aguja en la intersección que forman las líneas que unen los ángulos de las palas ilíacas y la cresta sacra con la apófisis espinosa de la séptima vértebra lumbar. La maniobra se facilita si el animal está en flexión de esta articulación. Para evitar que el anestésico se difunda sólo en un lado de la médula y raíces nerviosas, se recomienda realizar la técnica con el animal en decúbito esternal y mantenerlo en esta posición durante unos minutos. Recordar que en el perro la médula espinal, acaba por lo general en la vértebra L6, mientras que en el gato acaba en la S1; el proceso en el gato es más difícil técnicamente y con Esta última es muy útil en las patologías que necesiten anestesia de la zona coccígea y perineal. Indicaciones de la anestesia epidural • En pacientes de riesgo o debilitados, muy deprimidos o en shock que necesiten de intervención en el tercio posterior. • Pacientes en los que otros anestésicos o analgésicos estén contraindicados. • Pacientes con patologías dolorosas Fig. 4.— Corte sagital de una sección de canal medular. CAPÍTULO I TRATAMIENTO DEL DOLOR PERIOPERATORIO TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) cierta facilidad acabamos en el espacio subdural. En las figuras 5 y 6 podemos observar las referencias óseas para la inyección epidural de sustancias con actividad anestésica. Técnica para la realización de anestesia epidural Para realizar esta técnica tenemos que saber que hay una serie de contraindicaciones claras: • Infección cutánea o septicemia • Coagulopatías • Traumatismos en la zona lumbar o sacra La técnica se realiza con el paciente sedado y en ocasiones bajo anestesia general, cuando la técnica epidural es complemento de una anestesia general. Si el animal está sedado, conviene mantener una vía sanguínea permeable, para poder contrarrestar efectos de hipotensión derivados de la técnica, y también administrar oxígeno al paciente para eliminar los posibles efectos de hipoxia de una profunda sedación. Tras las medidas corrientes de asepsia quirúrgica de la zona, localizamos el punto de inyección e insertamos perpendicularmente al plano del sacro una aguja espinal (20-22 Gauge y de 30 a 70 mm de longitud). Al ir penetrando llegará un momento en el que notemos una crepitación que se corresponde con la perforación del “ligamentum flávum”. En este momento estamos en el canal epidural. Si no hemos notado esta crepitación, podremos llegar fácilmente al suelo del canal. Tendremos que retirar ligeramente la aguja, aspirar, para comprobar que no estamos en un Fig. 5.— Transversal: línea que une las alas del ilion en su punto más sobresaliente. Longitudinal: línea que une la apófisis espinosa de la séptima vértebra lumbar con la cresta sacra. Punto de inyección: es el lugar de intersección de las dos líneas, en una zona que a la palpación resulta muy depresible. Fig. 6.— Correcta colocación de paciente y manos para la realización de una técnica epidural lumbosacra. CAPÍTULO I TRATAMIENTO DEL DOLOR PERIOPERATORIO Tomado de “The Compendium” reducing postoperative pain for dogs: local anesthetic and analgesic techniques. Quandt JE Rawlings, CR, febrero 1996. TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) vaso o que hemos colocado la aguja intratecalmente. A partir de este momento estamos preparados para la inyección. Ésta se tendrá que realizar con el bisel de la aguja hacia caudal y de modo lento, inyectando el volumen de anestésico en 1 ó 2 minutos. Tras la inyección se debe mantener la cabeza del paciente ligeramente elevada para evitar una excesiva progresión craneal del anestésico. Se pueden realizar algunas comprobaciones antes de inyectar el anestésico local, para asegurarnos que realmente estamos en el mismo. Existen en el mercado detectores de presión negativa (dentro del canal hay una cierta presión negativa), pero resultan un instrumento caro y de poca utilidad en veterinaria. La aguja epidural tiene en su interior una guía que obtura por completo su luz, de modo que antes de retirar por completo la misma, podemos depositar en el cono de la aguja unas gotas de suero o anestésico local. Al retirar la guía, la presión negativa del canal aspirará la gota, indicándonos una correcta colocación. En la realidad este procedimiento produce muchos falsos errores. La resistencia a la inyección debe ser nula, como si derramásemos el contenido de la jeringa al aire. Algunos autores recomiendan la inyección de cierto volumen de aire. Nosotros desaconsejamos esta práctica salvo si el aire es filtrado mediante un microfiltro adaptado a la jeringa, que evitaría contaminaciones atmosféricas. La interposición de este filtro altera la resistencia a la inyección, con lo que el objeto de esta prueba se desvirtúa. Es preferible en nuestra opinión inyectar una pequeña cantidad del propio anestésico y observar que no hay resistencia a la inyección. Fármacos, volúmenes y dosis aplicables en la anestesia epidural Los efectos de una analgesia o anestesia epidural, dependen no sólo de la dosis aplicada (mg/kg) sino también del volumen que éste ocupa y de la progresión craneal proporcional a éste. Existen, sin embargo, una serie de volúmenes y concentraciones que pueden guiarnos. Si empleamos lidocaína al 2% o bupivacaína al 0,5% aplicaremos un volumen de 0,22 ml/kg (o lo que es lo mismo 4,4 mg/kg de lidocaína o 1,1 mg/kg de bupivacaína). Si accidental o intencionadamente estamos realizando una anestesia intratecal, deberemos reducir las dosis y volúmenes en un 50 ó 60% (evitamos una parálisis del nervio frénico y parada respiratoria). Cuando empleamos otras familias de fármacos, como opiáceos, debemos ajustar las dosis en mg/kg a esta vía y realizar una dilución del mismo, hasta ocupar un volumen total de 0,13 a 0,26 ml/kg. Si empleamos morfina, la dosis será de 0,1 mg/kg, el fentanilo epidural se emplea a dosis de 1 a 19 microgramos/kg. Con la primera podemos obtener analgesia de 10 a 24 horas, con el segundo obtenemos una analgesia de 3 a 5 horas. El tiempo que tarda en hacer efecto el analgésico, dependerá de su naturaleza, con la lidocaína obtenemos analgesia a los 5 minutos de la inyección, con la bupivacaína o mepivacaína los efectos se retrasan hasta los 20 ó 25 minutos, con la morfina tardamos entre 30 y 60 minutos en obtener analgesia y con el fentanilo, tardamos entre15 a 20 minutos. Analgesia epidural continua La técnica básicamente es la misma que la de anestesia epidural. Variamos el método para introducir el anestésico. Para esta técnica necesitamos un Kit especial. Se compone de una aguja espinal especial, de un mayor grosor que el recomendado para la técnica epidural simple y con un bisel especial, más romo y curvado, y de un caté ter fl exible delgado que se puede introducir por la luz de la aguja. Una vez hemos realizado la introducción de la aguja, introducimos el catéter flexible en el canal aproximadamente 1,25 a 1,5 cm (técnicamente sólo se puede aplicar en razas grandes). Retiramos la aguja, CAPÍTULO I TRATAMIENTO DEL DOLOR PERIOPERATORIO TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) pero sin arrastrar el catéter. El K it se compone además de un cono Luer especial y removible, que se adapta a la sonda para la inyección. Tras la instalación estaremos en condiciones de administrar analgesia o anestesia epidural de modo repetitivo o ininterrumpido. La técnica se aplica en patologías muy dolorosas y crónicas, en cirugías con un postoperatorio largo y doloroso. No debemos aplicarla sin una justificación ya que es una técnica que a demás de las complicaciones propias de la anestesia epidural, tiene otras: • Posibilidad de que el catéter dañe la médula espinal o inflame nervios del “filum terminal”. • Las infecciones son más frecuentes. • Técnicamente es una intervención más compleja y difícil de mantener en nuestros pacientes. Si lo que hemos empleado es un opiáceo, puede aparecer un prurito incontrolable. Éste se debe tratar con naloxona. Técnicas para anestesia/analgesia del tórax La cirugía y los traumas que afectan a la cavidad torácica (toracotomías), son unos de los problemas que más dolor pueden producir al paciente. El tórax es un área muy inervada, que ha de estar constantemente en movimiento, con lo que la ausencia de reposo puede agravar el dolor. Por otro lado la reacción del paciente que ha sufrido una toracotomía, esternotomía o fractura costal grave, es la de respirar deficientemente debido al dolor. El patrón respiratorio se altera y aparecen ventilaciones superficiales, entrecortadas y poco efectivas. Si la situación se prolonga, los pulmones y el sistema cardiovascular comienzan a verse afectados. Aparecen neumonías, áreas de atelectasia, se reducen la precarga y la postcarga. Todo ello puede conducir a severas complicaciones cardiopulmonares postoperatorias. Se impone un tratamiento enérgico contra el dolor torácico. Administración de analgésicos sistémicos Posibles efectos secundarios de la anestesia epidural Al extenderse el anestésico local, además de producir un bloqueo sensorial y motor (sólo sensorial cuando se aplican opiáceos), se produce un bloqueo de las funciones autónomas simpáticas. Este bloqueo produce una fuerte vasodilatación en el área afectada que puede causar una severa hipotensión. Por lo general esta técnica está contraindicada en situaciones de hipovolemia. Las funciones de control motor de los diversos órganos afectados, desde la vejiga hasta los músculos de las extremidades retornan poco a poco. El veterinario debe vigilar muy de cerca la recuperación para controlar retardos en la recuperación y evitar autolesiones del paciente en situaciones de falta de coordinación motora. La administración de analgésicos potentes como los opiáceos no debe desdeñarse. A pesar de la posible depresión respiratoria inducida, la disminución del dolor conseguida puede mejorar de modo importante la función respiratoria. Se pueden administrar morfina a dosis normales o mantener al paciente con una infusión continua de fentanilo (5 microgramos/kg/hora). Técnica de anestesia de nervios intercostales Es una técnica aplicable en toracotomías. Se deben infiltrar varios nervios intercostales por delante y por detrás de la incisión, debido al solapamiento de la inervación. Se aconseja infiltrar al menos dos espacios intercostales por delante y dos posteriores, al de la toracotomía, además del propio al del espacio de incisión. Deberemos utilizar anestésicos locales de larga duración como la bupivacaína al 0,25 ó 0,5% con o sin vasoconstrictor. El volumen a inyectar por punto variará según el tamaño del perro: CAPÍTULO I TRATAMIENTO DEL DOLOR PERIOPERATORIO TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) • Perros pequeños 0,25 ml por punto • Perros medianos 0,5 ml por punto • Perros grandes 1 ml por punto El lugar de inyección es la salida de los nervios intercostales, en la cara caudal de cada costilla, cerca del orificio intervertebral, la inyección se realizará perpendicularmente al raquis. Esto nos proporciona de tres a seis horas de analgesia sin depresión respiratoria (fig. 7). Técnica de anestesia interpleural Esta técnica proporciona analgesia en ciertas situaciones quirúrgicas, postquirúrgicas y médicas, como toracotomías, fracturas costales, mastectomías c raneales o pancreatitis agudas y t u m o res de la región epigást rica y metástasis o tumores de la región pleural o mediastino. El anestésico depositado entre las dos pleuras, se difunde a través de la pleura parietal y afecta a los nervios intercostales, produciendo una analgesia muy amplia de los mismos entornos a la cavidad torácica. La colocación del catéter interpleural se realiza tras una cirugía torácica, o bien con el animal sedado y mediante anestesia local de piel, zona perióstica y pleura del lugar de acceso a la cavidad. Se debe dejar instalado un sistema de inyección elástico y permanente para inyecciones reiteradas. Tendremos que emplear un anestésico de larga duración, como bupivacaína al 0,5%, administrando dosis de 1 a 2 mg/kg de anestésico. La analgesia resulta efectiva de 3 a 12 horas. Pueden presentarse problemas de infecciones, neumotórax por mala técnica, parálisis del nervio frénico y respira- Fig. 7.— El depósito en el borde caudal de una serie de costillas torácicas, de una cierta cantidad de anestésico local, proporciona analgesia, durante y después de una toracotomía. Figura inspirada de “Manual de anestesia veterinaria”. Segunda edición. De Mosby/Deyma 1997. Capítulo 7, pág. 110. ciones paradójicas o inefectivas por parálisis de nervios intercostales. Si el dolor no mejora con esta técnica puede que nos enfrentemos a un derrame pleural o hemotórax (fig. 8). Técnicas de anestesia locorregional en la cabeza En ciertas técnicas quirúrgicas de la cabeza, podemos realizar anestesias locales en forma de bloqueo troncular, que afectan a distintas ramas de los pares craneales. Realizar estas técnicas en el animal despierto, resulta en general bastante difícil por mucho que el animal colabore; es necesario realizar una potente sedación y administrar un analgésico previo o bien podemos realizarlas bajo anestesia general, como complemento analgésico en la misma. Podemos dividir estas técnicas según los órganos afectados (fig. 9). Anestesia del ojo Esta anestesia se realiza bloqueando la rama oftálmica del nervio óptico. La localización resulta compleja, teniendo que depositar el anestésico (de 1 a 3 ml de lidocaína al 2%) en la fisura orbitaria. CAPÍTULO I TRATAMIENTO DEL DOLOR PERIOPERATORIO TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) Se introduce la aguja por debajo del borde cigomático, cerca del ángulo lateral del ojo, se dirige la aguja caudomedialmente, dejando el borde de la rama mandibular exteriormente y dirigiendo la aguja hacia el medial. Esta anestesia es técnicamente complicada, pero puede servirnos como apoyo analgésico en enucleaciones y también evitar reflejos vagales en cirugías oftálmicas. Anestesia de maxilar superior y dientes, nariz y labio superior Esta anestesia local afecta al nervio maxilar, es un nervio de difícil acceso. La aguja se introduce medial y perpendicularmente por detrás de la maxila superior, por detrás del borde de la Fig. 8.— Colocación de un catéter de polivinilo en la cavidad pleural. Permite la infusión repetida de anestésico en el postoperatorio de las toracotomías. Figura inspirada de “Manual de anestesia veterinaria” segunda edición, De Mosby/Deyma 1997. Capítulo 7, pág. 111. Fig. 9.— A: anestesia del nervio infraorbitario. B: anestesia del nervio maxilar. C: Anestesia del nervio oftálmico. D: Anestesia del nervio mentoniano. E: Anestesia del nervio mandibuloalveolar. Tomado y modificado de Mur, WW. “Manual de anestesia veterinaria”. De Mosby/Doyma 1997, 2ª edición. CAPÍTULO I TRATAMIENTO DEL DOLOR PERIOPERATORIO TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) a p ó fisis cigomática lige ra m e n te por debajo del canto lateral del ojo. La aguja acabará situándose en la fosa p te rigopalatina, cerca de donde transcurre el nervio. Tendremos que depositar de 1 a 3 ml de lidocaína al 2%, dependiendo del tamaño del perro. Las aplicaciones son de cara a cirugías odontológicas que afecten a la zona maxilar. Anestesia del nervio infraorbitario Con esta técnica, anestesiamos el labio superior y ollares. Se anestesia el nervio a su salida por el agujero infraorbitario, palpable bajo la mucosa de la cavidad oral. El foramen mentoniano queda generalmente por encima del borde anterior de la muela carnicera. También se puede abordar el nervio transcutáneamente, palpando la zona bajo la piel. Resulta útil en cirugías que afecten a las zonas inervadas. Anestesia del nervio mentoniano El nervio mentoniano anestesia el labio inferior y porciones de mucosa oral inferior. Localizamos el agujero mentoniano por delante del segundo premolar y depositamos una pequeña cantidad de anestésico, 0,5 a 2 ml. Anestesia de la rama alveolar del nervio mandibular Es una técnica aplicable en cirugía odontológica. Con la anestesia de este nervio afectamos a las piezas dentales de la rama mandibular correspondiente, caninos incisivos y molares, la piel y mucosa del mentón y el labio inferior. Fig. 10.— Podemos ver como hay una rama craneal y otra caudal del nervio facial que dan inervación a la oreja. Esta rama discurre medialmente a la rama mandibular en su cara medial cerca del ángulo mandibular, aquí se localiza el foramen mandibular. La técnica es sencilla, basta con palpar el ángulo mandibular y penetra muy cerca de la mandíbula paralela a ésta y depositar a 1 ó 1,5 cm del borde mandibular de 0,5 a 2 ml de lidocaína al 2%. Anestesia auricular Las cirugías que afectan al oído son muy dolorosas. La inervación de estas estructuras es compleja, dada la movilidad y sensibilidad de la zona. No hay una técnica concreta sobre un nervio que alivie el dolor perioperatorio, pero podemos combinar un par de actuaciones para minimizarlo (fig. 10). Depositando una cantidad en la base del conducto auditivo externo donde confluyen la porción vertical y horizontal, cerca del borde cartilaginoso craneal y caudal, y combinando con una anestesia en anillo subcutánea, podemos aliviar cierto grado de dolor en intervenciones como otoectomías. La cirugía que afecta al canal auditivo debe ser tratada con analgésicos por vía general. CAPÍTULO I TRATAMIENTO DEL DOLOR PERIOPERATORIO TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) B. DE LA PUERTA PARSONS, M.ª Á. D AZA GONZÁLEZ Residentes de Pequeños Animales Hospital Clínico Veterinario. Universidad Complutense. Madrid E N el presente capítulo se ha intentado realizar un breve apunte de las principales patologías que se suelen presentar en la clínica de urgencias, haciendo especial hincapié en la fisiopatogenia de las mismas, para facilitar la posterior comprensión de los cambios respiratorios, hemodinámico etc.. a los que dan lugar, así como, las modificaciones que se producen en el metabolismo y excreción de los analgésicos aplicados. Debido a lo extenso del tema, se han clasificado en patologías que afectan a la cavidad torácica y a la cavidad abdominal. El tratamiento analgésico que se administra a estos pacientes forma parte del protocolo de estabilización y en muchos casos nos sirve para realizar procedimientos diagnósticos. CAPÍTULO II TRATAMIENTO DEL DOLOR EN PACIENTES CRÍTICOS TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) pacientes que acuden a la clínica de urgencias o que están hospitalizados en una unidad de cuidados intensivos sufren dolor. En el primer caso podemos clasificar este dolor como un dolor agudo, resultado de la inflamación o destrucción de los tejidos. El dolor crónico se produce como resultado de distintas patologías (infecciones, pancreatitis, traumas, quemaduras) que sensibilizan al sistema nervioso periférico, haciendo que estímulos somáticos ordinarios se conviertan en experiencias dolorosas. Este fenómeno se produce por la liberación de mediadores inflam a to rios sistémicos. El dolor puede tener origen yatrogénico, ante la realización de procedimientos diagnósticos o procedimientos terapéuticos como toracocentesis, abdominocentesis, artrocentesis. Estos procedimientos no sólo son potencialmente dolorosos, sino que también crean ansiedad y distrés. El distrés que se produce por la manipulación en una unidad de cuidados intensivos junto con el dolor empeora el estado anímico del paciente. Por lo que no sólo debemos tratar el dolor con analgésicos, sino que también debemos prestar atención a los cuidados básicos del animal, donde incluiremos no sólo la higiene, sino también la realización de los procedimientos lo menos estresantes posibles. L OS URGENCIAS NEUROLÓGICAS Los pacientes que acuden a la consulta debido a alteraciones neurológicas pueden sufrir traumatismo craneoencefálico, hernias de disco intervertebrales o alteraciones del sistema nervioso. El tratamiento inicial para estas patologías, en especial el traumatismo craneoencefálico, es la aplicación de oxígeno, mediante mascarilla, catéter nasal, collar isabelino, jaula de oxígeno y si es necesario deberíamos realizar la intubacion endotraqueal e instaurar ventilación asistida. El objetivo del tratamiento es prevenir el agravamiento de las lesiones cerebrales a causa de la isquemia, inflamación o por los efectos del aumento de la presión intracraneal. Elevaremos la porción anterior del paciente 30°C y evitaremos presionar el cuello. La monitorización de la ventilación es importante, porque la depresión del sistema respiratorio produce un aumento del dióxido de carbono (hipercapnia) con efecto vasodilatador cerebral. A su vez produce un aumento de la presión intracraneal, pudiendo agravar el edema o isquemia cerebral, así como la hernia de la masa encefálica. Tenemos que tenerlo en cuenta, a la hora de administrar fármacos analgésicos y/o anestésicos que puedan deprimir el centro respiratorio. Se puede administrar opiáceos, sabiendo que son fármacos que producen depresión respiratoria, debido a que los receptores mu(µ) desensibilizan el centro respiratorio al dióxido de carbono, permitiendo que éste aumente. Si combinamos los opiáceos con otros fármacos anestésicos la depresión puede ser mayor. Es importante tener estos pacientes bajo observación y monitorización constante. La utilización de analgésicos permite disminuir la hipertensión producida por el dolor. En dolores leves a moderados podemos utilizar butorfanol a dosis de 0,2-0,4 mg/kg y para dolores de moderados a graves petidina de 3-5 mg/kg o una infusión continua de fentanilo, ya que tiene un tiempo de acción corto (15-20 minutos), por ello nos permitirá evaluar neurológicamente a los pacientes de forma periódica. Los anestésicos locales a dosis terapéuticas no producen alteraciones a nivel del sistema neurológico. URGENCIAS RESPIRATORIAS Los pacientes que se presentan con disnea, deben ser evaluados y estabilizados independientemente de la etiología. Disnea se define como la sensación de dificultad respiratoria, debido a un compromiso en la funcionalidad respiratoria. Esta sensación puede comenzar o por una disminución de la presión parcial de oxígeno (PaO 2) (hipoxemia) o por un aumento en la presión parcial de dióxido de carbo- CAPÍTULO II TRATAMIENTO DEL DOLOR EN PACIENTES CRÍTICOS TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) no (PaCO2) (hipercapnia), en sangre arterial. La exploración detallada del paciente así como una correcta exploración clínica fijándonos sobre todo en el sistema respiratorio nos puede dar información acerca de la causa y el tratamiento a seguir. De cara al tratamiento es esencial localizar el problema en vías respiratorias altas, bajas, cavidad pleural, pared torácica o parénquima pulmonar. OBSTRUCCIÓN DE LAS VÍAS RESPIRATORIAS ALTAS Muchas patologías producen obstrucción de las vías respiratorias altas: parálisis laríngea, cuerpos extraños, tumores, inflamación, edema, síndrome del braquiocefálico, traumatismos y colapso traqueal. Los síntomas clínicos con lo que cursan son muy parecidas en todas ellas: disnea, estridor, esfuerzo inspira to ri o , extensión del cuello y cabeza, intolerancia al ejercicio, jadeo e hipertermia. El manejo de estos pacientes empieza por el aporte de oxígeno, la forma menos estresante para el animal es la jaula de oxígeno. El siguiente paso es la sedación con fenotiacinas (acepromazina) siempre y cuando el paciente no esté hipovolémico, debido a su efecto vasodilatador de estos fármacos. Podemos disminuir su dosis combinándolo con opiáceos. En el caso de hipovolemia podemos utilizar sólo opiáceos ya que podemos conseguir sedación con escasa depresión cardiovascular o combinados de éstos con benzodiazepinas. Los narcóticos recomendados son petidina (3-5 mg/kg), butorfanol (0,2-0,4 mg/kg) y buprenorfina (10-20 µg/kg). Los opiáceos y en especial el butorfanol tienen una acción antitusígena a dosis bajas. Si la administración produjera jadeo podríamos com- binarlos con sedantes como las benzodiazepinas. Si no mejora la disnea con la oxigenación deberíamos proceder a la inducción anestésica y la consiguiente intubación y ventilación asistida. Una vez que tenemos la vía aérea controlada se pueden administrar distintos fármacos. En procesos inflamatorios o edema de vías altas se puede administrar corticoides, pero deberíamos evitar su uso ante la sospecha de un proceso tumoral. Debido al esfuerzo respiratorio se produce hipertermia, si ésta sube por encima de 40°C se deberá bajar mediante la utilización de alcohol, hielo, ventiladores o fluidos intravenosos fríos. PATOLOGÍAS DE LAS VÍAS RESPIRATORIAS BAJAS Estas patologías cursan con tos (normalmente productiva), intolerancia al ejercicio, descarga nasal, aumento de la frecuencia respiratoria, hipoxemia, disnea espiratoria aunque en ocasiones puede ser inspiratoria. En los pacientes con alteraciones del parénquima pulmonar se produce una alteración en la ventilación/perfusión debido al llenado y colapso de los alvéolos produciendo hipoxia. También se puede observar un engrosamiento o infiltrado de la membrana alveolar, incrementando la dificultad en la difusión de oxígeno. El tratamiento inicial es la administración de oxígeno y una vez estabilizado el paciente se pueden realizar las pruebas diagnósticas (exploración física, radiografías, gasometría). En estos animales puede ser necesario la inmovilización química para la aplicación de catéteres nasales, drenajes torácicos, lavados transtraqueales o la realización de una biopsia. El método de inmovilización elegida tiene que ser el menos estresante. Podemos utilizar anestésicos locales (lidocaína, mepivacaína, bupivacaína) en la fosa nasal para la aplicación de la nasal. Para la realización de otros procedi mientos algo más agresivos se puede realizar una sedación con opiáceos (butorfanol, buprenorfina, petidina) combinado con una dosis baja de acepromazina o benzodiazepinas, más la infiltración de anestésicos locales en la zona a incidir, como en el caso de los lavados transtraqueales o drenajes pleurales (fig. 1). En las toracotomías se puede administrar analgésicos de distintas formas. Las toracotomías laterales producen menos dolor que las esternotomías. Los opiáceos administrados vía epidural producen analgesia bilateral. Con los bloqueos CAPÍTULO II TRATAMIENTO DEL DOLOR EN PACIENTES CRÍTICOS TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) intercostales se inhibe la transmisión nerviosa de la rama dorsal del nervio intercostal que es la encargada de inervar las estructuras cutáneas hasta la mitad del tórax. Una vez empezada la cirugía, el bloqueo se puede hacer más efectivo si se realiza la inyección desde el interior de la pared, en dirección a las vértebras torácicas, lugar de salida de los nervios a través del canal ver tebral. Una vez cerrada la incisión, se puede realizar un bloqueo interpleural con bupivacaína 0,5% (1-2 mg/kg), el anestésico se administra a través del drenaje torácico, tendiendo éste a ir la porción más ventral y por difu sión llegará a los nervios intercostales. Fig. 1.— Drenaje pleural, tras la realización de una cirugía correctora de una hernia diafragmática. TRAUMATISMOS TORÁCICOS Un traumatismo torácico puede provocar lesiones graves en la pared torácica como fractura de costillas, contusión pulmonar (fig. 2), hemotórax y hernia diafragmática. Si se produce una rotura múltiple y secuencial de distintas costillas se produce el llamado “flail chest”, que da lugar a un compromiso respiratorio por una pérdida de eficacia en la ventilación, así como laceración del parénquima pulmonar por los extremos fracturados, y por el dolor que produce la propia respiración (fig. 3). En estos pacientes es vital la aportación de oxígeno, así como la administración de analgesia asociado a una ligera sedación para reducir los estímulos dolorosos. Dependiendo del grado de dolor que presente el animal se pueden administrar distintos analgésicos como butorfanol (0,2-0,4 mg/kg), buprenorfina (10-20 µg/kg) o morfina (0,3-0,5 mg/kg) para dolores severos. La administración de morfina por vía intramuscular evita la liberación de his tamina que se puede producir al administrarla por vía intravenosa. Fig. 2.— Contusión pulmonar. Fig. 3.— Tórax de un perro, tras un traumatismo torácico con fractura de costillas. CAPÍTULO II TRATAMIENTO DEL DOLOR EN PACIENTES CRÍTICOS TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) Para suplementar la analgesia aportada por los opiáceos también se pueden usar anestésicos locales. Podemos administrar bupivacaína al 0,5% (1-2 mg/kg) en forma de bloqueos intercostales repartidos al menos en tres espacios intercostales craneales y caudales a la costilla fracturada, aportando una excelente analgesia durante 4-6 horas. Podemos repetir múltiples aplicaciones. En la administración epidural de fármacos, los más utilizados son los opiáceos, siendo la morfina el más indicado, aporta una analgesia razonable en el tórax sin demasiados efectos secundarios. Hay que recordar que si los anestésicos locales llegan a la altura de T1 pueden producir una parálisis completa de los músculos intercostales. Si se extiende hasta C7-C5 produce un bloqueo del nervio frénico paralizando el diafragma, y produciendo una parálisis completa de los músculos intercostales. PATOLOGÍAS DEL ESPACIO PLEURAL Si nuestro paciente sufre disnea y sospechamos que padece de un derrame pleural, administraremos oxígeno y a continuación realizaremos una toracocentesis. Esta última es tanto un procedimiento terapéutico como diagnóstico. Normalmente para realizar este procedimiento no hace falta sedar al animal, pero si éste se estresa con nuestra manipulación conviene administrar un sedante y/o analgésico como en el caso del butorfanol (0,2-0,4 mg/kg). ABDOMEN AGUDO El término abdomen agudo está tomado de la medicina humana y se emplea para definir toda aquella patología intraabdominal que causa dolor, postración y rigidez muscular. En la tabla I se citan las causas más frecuentes de abdomen agudo y a lo largo del capítulo se describirán las patologías abdominales que con más frecuencia se presentan en la clínica de urgencias. Además también se puede dar el caso de pacientes que se presentan con una urgencia abdominal y que al mismo tiempo padecen otra enfermedad endocrina, renal, hepática o pancreática. En este supuesto es necesario conocer cómo afectan estas patologías al metabolismo y excreción de los fármacos analgésicos. URGENCIAS GENITALES Cesárea Aunque la operación cesárea se puede realizar de forma programada, en ocasiones se presenta como urgencia debido a distocia materna o fetal. A la hora de aplicar un fármaco a una hembra preñada debemos tener en cuenta las modificaciones que la gestación produce en la fisiología materna (tabla II). Todos los fármacos atraviesan la barrera placenta ri a en mayor o menor medida causando depresión fetal (tabla III). La anestesia epidural no tiene demasiadas ventajas en veterinaria, ya que para llevarla a cabo se necesita una sedación muy profunda de la madre. En general se prefiere utilizar bupivacaína porque su lenta absorción en la circulación reduce el tiempo de exposición del neonato. La anestesia local sobre el espacio extradural puede producir bloqueos de los nervios simpáticos dando lugar a vasodilatación, que se traduce en hipotensión, aumento del sangrado, reducción del flujo sanguíneo placentario e hipoxemia de los neonatos. En general 1 ml/4,5 kg es suficiente en este tipo de intervención. Los narcóticos atraviesan la barrera placentaria fácilmente. La depresión fetal es dosis dependiente y se puede antagonizar. El opiáceo más recomendable es la petidina o meperidina (Dolantina®) por que tarda aproximadamente 90 minutos en llegar a la circulación fetal tras su aplicación, de forma que si somos hábiles podemos sacar a los cachorros antes de que les afecte el opiáceo. CAPÍTULO II TRATAMIENTO DEL DOLOR EN PACIENTES CRÍTICOS TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) TABLA I Causas de abdomen agudo A. Con tratamiento quirúrgico: B. Con tratamiento médico: Gastrointestinal: Gastrointestinal: Dilatación torsión gástrica. Úlcera gástrica sangrante. Úlcera gástrica perforada. Obstrucción gástrica o intestinal. Intususcepción. Cuerpo extraño lineal. Rotura intestinal, perforación, úlcera. Vólvulo intestinal. Compromiso intestinal o hernia intestinal. Intususcepción célico-cólica. Inversión cecal. Perforación o rotura colónica. Gastroenteritis: vírica, bacteriana y tóxica. Gastroenteritis hemorrágica. Estreñimiento. Hígado, páncreas y bazo: Hígado, páncreas y bazo: Absceso hepático. Rotura de masas hepáticas. Colecistitis necrotizante. Rotura de la vesícula y del conducto biliar. Obstrucción del tracto biliar extrahepático. Torsión esplénica. Rotura de masas esplénicas. Abscesos pancreáticos. Hepatitis aguda. Colangiohepatitis. Pancreatitis. Urogenital: Urogenital: Abscesos renales. Obstrucción o rotura ureteral. Rotura de la vejiga de la orina. Obstrucción o rotura uretral. Absceso prostático. Piómetra. Torsión testicular o uterina. Nefritis aguda. Pielonefritis. Prostatis aguda. Otras: Peritonitis. Neoplasia: infección, rotura o necrosis. Abscesos sublumbares, retroperitoneales o de la pared abdominal. CAPÍTULO II TRATAMIENTO DEL DOLOR EN PACIENTES CRÍTICOS Otras: Dolor referido por extrusión del disco intervertebral. TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) TABLA II Cambios en la fisiología materna • Sistema nervioso central: - Reducción de la CAM (concentración alveolar mínima) debido a un aumento de la concentración de progesterona. - Menor tamaño del espacio epidural por un aumento del tamaño de los vasos epidurales. • Aparato respiratorio: - Aumento de la ventilación alveolar debido a la sensibilidad del centro respiratorio al dióxido de carbono inducido por la progesterona. - Menor capacidad residual funcional debido al desplazamiento craneal del diafragma. - Cierre de las vías aéreas menores, con mayores volúmenes pulmonares. • Sistema cardiovascular: - Aumento del volumen de la sangre materna en un 30% aproximadamente. - Descenso del hematocrito y la concentración de proteína en el plasma. - Aumento del rendimiento cardiaco en un 30-50% como consecuencia de un mayor volumen sis tólico y frecuencia cardiaca. - Compresión de la aorta y cava en decúbito dorsal por el peso del útero grávido. - La presión venosa y la presión sanguínea no se modifican con el trabajo del parto. • Aparato digestivo: - Aumento de la acidez gástrica debido a la producción de gastrina placentaria. - Desplazamiento craneal del estómago y alteración del tono del esfínter inferior del estómago. • Descenso de la pseudocolinesterasa plasmática. En el periodo preoperatorio se puede utilizar carprofeno (Rymadil®) como AINE, aunque no se recomienda su uso en hembras gestantes. (antes de la intervención) y ketoprofeno (después de la intervención). Ambas situaciones pueden dar lugar a cuadros de shoc k séptico y fallo renal. Piómetra y torsión testicular URGENCIAS DIGESTIVAS Solamente se requiere una dosis de opiáceo como analgesia preventiva. Durante la cirugía se pueden aplicar dosis adicionales de opiáceos de corta duración y AINEs como carprofeno Pancreatitis El estímulo que desencadena la pancreatitis puede ser un proceso isquémico o incluso la administración de determinados fármacos como corticoides, tetraciclinas, etc. El proceso CAPÍTULO II TRATAMIENTO DEL DOLOR EN PACIENTES CRÍTICOS TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) doloroso está producido por la liberación de sustancias proinflamatorias (citoquinas) que estimulan la liberación y marginación de mediadores de la inflamación. Los productos de degranulación de los neutrófilos producen daño endotelial, aumento de la permeabilidad y pérdida de fluidos, además de la liberación de más citoquinas que perpetúan el proceso. El tratamiento va encaminado a eliminar la inflamación, la infección (si existiera) y el dolor. Los opiáceos pueden deprimir los centros del sistema nervioso central que controlan la circulación y agravan el shock. Además pueden aumentar la contracción del conducto pancreático (esfínter de Oddi) y agravar la pancreatitis, si la obstrucción ductal fue el factor desencadenante. En el caso de obstrucción biliar el opiáceo especialmente contraindicado es la morfina, ya que aumenta la contracción del esfínter de Oddi asociado a la elevación de la presión del conducto biliar. Petidina y fentanilo actúan de la misma forma pero la presión que se alcanza en el conducto biliar es menor. Nalbufina y buprenorfina tienen efectos mínimos sobre el citado esfínter. Butorfanol tiene un efecto medio de contracción entre el fentanilo y nalbufina. En medicina humana está descrita la alteración en los niveles de amilasa y lipasa tras la administración de opiáceos en pacientes con enfermedad pancreática. Este hecho no ocurre en perros debido a que el conducto biliar y pancreático son independientes. Sin embargo en el 80% de los gatos ambos conductos desembocan conjuntamente. En esta especie admisnistraremos nalbufina, buprenorfina o butorfanol. Algunos pacientes no responden a los opiáceos intravenosos y requieren la administración analgésicos vía epidural o TABLA III Factores que afectan al paso de los fármacos a través de la placenta a. Superficie disponible por la difusión y grosor de la placenta. b. La difusión de los fármacos aumenta con la: • Mayor solubilidad en lípidos. • Mayor PM (peso molecular). • Menor ionización. c. Concentraciones relativas maternas y fetales de los fármacos: • La administración rápida de una dosis determina una transferencia inicial rápida hacia el feto. • La perfusión continuada, administración repetida y la anestesia por inhalación determinan que la concentración materna del fármaco se mantenga elevada y la transferencia continúe al feto. incluso la colocación de un catéter extradural para infusión de opiáceos en infusión continua como morfina 15 µg/kg/h y bupivacaína 0,1-0,2% 35 µg/k/h. Cuerpos extraños esofágicos Los cuerpos extraños localizados en el esófago impiden el paso de saliva y alimento. El momento de la sedación analgésica requerirá un rápido control de la vía aérea para evitar neumonía por aspiración. Se pueden utilizar opiáceos aun teniendo en cuenta sus efectos secundarios de emesis. Cuerpos extraños intestinales Los cuerpos extraños lineales producen un aumento del peristaltismo intestinal. El tubo entérico está obligado por el CAPÍTULO II TRATAMIENTO DEL DOLOR EN PACIENTES CRÍTICOS TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) mesenterio a formar asas circulares alrededor del cuerpo extraño. La presión del cordón perfora el intestino en múltiples zonas y causa peritonitis. La obstrucción aguda temprana produce hipermotilidad craneal a la obstrucción e hipomotilidad caudal. Estos cambios se deben a una estimulación de los nervios colinérgicos y a los efectos tóxicos de los contenidos luminales. Luego el dolor se hace continuo y sordo, reflejo del comienzo del íleo adinámico y peritonitis. En estos casos el tratamiento del dolor está encaminado a la eliminación del cuerpo extraño y a la administración de opiáceos (fig. 4). Fig. 4.— Cuerpo extraño en intestino delgado. Zona de isquemia localizada caudal a la obstrucción. Dilatación de estómago Los pacientes con esta patología se presentan con un cuadro de dolor cólico, debido a la distensión del estómago. El acúmulo de ingesta y líquido produce un aumento de la presión intragástica, edema mural, trombosis y quizá vasoconstricción de origen simpático. La isquemia estomacal y el ácido gástri- co promueven la ulceración, necrosis, perforación y peritonitis. El estómago dilatado reduce el volumen de ventilación pulmonar, obstruye el retorno venoso y produce compresión de las vísceras abdominales. La isquemia visceral exacerbada por la liberación de toxinas da lugar a necrosis hepática, pancreática e intestinal. Como protocolo de sedación-analgesia se suelen utilizar mezclas de opiáceos y benzodiacepinas (tabla IV): TABLA IV Protocolo de sedación-analgesia con mezclas de opiáceos y benzodiacepinas Diacepam 0,25-2,0 mg/k intravenosa Buprenorfina 10 µg/kg intravenosa Oximorfona 0,1-0,2 mg/kg intravenosa Diacepam 0,2-0,5 mg/kg intravenosa Fentanilo 0,01-0,02 mg/kg intravenosa Diacepam 0,2-0,5 mg/kg intravenosa Metadona 0,1-0,6 mg/kg intravenosa Diacepam 0,2-0,5 mg/kg intravenosa Sufentanilo 0,005 mg/kg intravenosa Midazolam 0,1-0,6 mg/kg intravenosa CAPÍTULO II TRATAMIENTO DEL DOLOR EN PACIENTES CRÍTICOS TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) Shock hipovolémico El uso de corticoides presenta una serie de ventajas e inconvenientes. Permite una menor absorción de endotoxinas durante la fase de isquemia, reduce la marginación leucocitaria y disminuyen la permeabilidad potenciando el flujo capilar. Sin embargo pueden dar lugar al desarrollo de pancreatitis y potenciación de la sepsis. Metilprednisolona (Solu-moderín®) 20 mg/k intravenosa. Shock endotóxico Los AINEs solos o en combinación con corticoides pueden dar lugar al desarrollo de úlcera gástrica en especial en una mucosa intestinal debilitada. Además potencian el daño renal isquémico resultante de la hipotensión. Se recomienda por lo tanto una sola dosis después de la descompresión gástrica y el reemplazo de volumen. Flunixín meglumine (Fynadine®) 0,5 mg/k en una sola dosis intravenosa Fig. 5.— Traumatismo abdominal y sección de la próstata debido a una fractura del pelvis. Peritonitis La peritonitis es un proceso inflamatorio del peritoneo ocasionado por un agente irri ta n te. Los traumatismos abdominales pueden producir heridas abiertas que comunican la cavidad abdominal con el exterior, facilitando su contaminación. En ocasiones estos traumatismos producen roturas viscerales como por ejemplo de la vejiga de la orina o del uréter, dando lugar a un uroperitoneo (fig. 5). En la tabla V se muestra una clasificación de peritonitis según el agente causal. TABLA V Clasificación de peritonitis Séptica Aséptica • Cuerpos extraños. • Rotura de neoplasias. • Agentes químicos como enzimas hepáticas, bilis (también puede ser séptica). • Orina o contenido de duodeno proximal. • En gatos FIP. • Perforación digestiva distal al duodeno. • Heridas penetrantes. • Contaminación o extensión de una infección urogenital (rotura de absceso prostático o piómetra). CAPÍTULO II TRATAMIENTO DEL DOLOR EN PACIENTES CRÍTICOS TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) El proceso inflamatorio puede quedar localizado o se puede generalizar dando lugar a un síndrome de respuesta inflamatoria aguda sistémica (SIRS). La sintomatología suele ser inespecífica manifestándose con dolor abdominal difuso, vómito, íleo paralítico y dilatación intestinal, en ocasiones puede haber leucocitosis con desviación a la izquierda. El tratamiento suele ser quirúrgico mediante anastomosis del segmento intestinal perforado, omentalización de abscesos prostáticos, sutura de la vejiga rota, etc. previa estabilización del shock. El vete ri n a rio debe decidir si el paciente requerirá lavado peritoneal postoperatorio. Éste se suele realizar con tubos de drenaje, que son poco efectivos porque se suelen colapsar con fibrina y omento. El tratamiento más eficaz es el drenaje peritoneal abierto. Este último se lleva a cabo realizando una sutura incompleta de la prensa abdominal y tapando la herida con apósitos que se van cambiando periódicamente. Por este motivo el paciente requiere sedación continua bien con la a d m i n i st ración de agentes sedantes, opiáceos o la combinación de ambos. CAUSAS QUE ALTERAN EL METABOLISMO Y EXCRECIÓN DE LOS FÁRMACOS ANALGÉSICOS Fallo renal En este apartado podemos incluir a los animales con fallo renal primario y a aquéllos con uremia debido a rotura vesical, de uréteres o incluso shock. En este tipo de pacientes debemos tener en cuenta una serie de considera- ciones relacionadas con los cambios fisiopatológicos a los que da lugar la enfermedad renal y como afecta la misma a la excreción de los fármacos: • Los animales con fallo renal presentan una reducción del nivel de consciencia (debido a la uremia), por ello necesitan menor dosis de fármacos. • La acidosis metabólica (que acompaña al fallo renal) afecta a la excreción de algunos fármacos, aumentando la fracción activa de los mismos. • Reducción de la concentración de proteínas plasmáticas aumentando la fracción de fármaco no unida a proteínas. • Efectos prolongados de los metabolitos activos de ciertos fármacos, como por ejemplo de la norbuprenorfina (metabolito activo de la buprenorfina), normeperidina (metabolito activo de la meperidina) y MG6 (metabolito activo de la morfina), potenciando aún más la depresión del sistema nervioso central. • Alteración del volumen de redistribución de los fármacos debido a la reducción del gasto cardiaco por el efecto de la hipercaliemia sobre el miocardio. Por lo tanto en general podemos aplicar cualquier opiáceo previo ajuste de su dosis y deberíamos evitar el uso de AINEs que bloqueen el efecto protector de las prostaglandinas a la hipotensión. Hepatopatías El hígado es el órgano en el que la mayoría de los opiáceos sufren biotransformación (principalmente oxidación). Por lo tanto la alteración del mismo puede afectar a la biodisponibilidad de dichos fármacos, siendo el efecto adverso más importante la acumulación tras dosis repetidas. En la tabla VI se describen las recomendaciones sobre determinados opiáceos en pacientes con enfermedad hepática. La biodisponibilidad del fentanilo parece que no se ve afectada en pacientes con cirrosis, aunque se pueden producir alteraciones en la farmacocinética del mismo en el caso de disfunción severa o reducción del flujo sanguíneo hepático. CAPÍTULO II TRATAMIENTO DEL DOLOR EN PACIENTES CRÍTICOS TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) TABLA VI Recomendaciones sobre el uso de opiáceos en pacientes con enfermedad hepática Fármaco Recomendaciones Alfentanilo . . . . . Reducir la dosis en pacientes con enfermedad hepática severa. Codeína . . . . . . . No usar como analgésico. Fentanilo . . . . . . Se puede utilizar la dosis habitual. En infusión continua se puede prolongar el tiempo de recuperación. Morfina . . . . . . . Reducir la dosis en pacientes con cirrosis grave. Pentazocina . . . . Utilizar dosis bajas o como analgésico alternativo. Petidina . . . . . . . Reducir la dosis oral y evitar dosis repetidas. Remifentanilo . . . Utilizar dosis habitual. Sufentanilo . . . . . Utilizar dosis habitual. Utilizar con precaución si el pH plasmático está elevado. La bupre n o rfina se meta b o l i z a mediante glucoronización y dealquilación dan lugar a dos meta b o l i to s : buprenorfina-3-glucurónico (inactivo) y norbuprenorfina (activo). El proceso de N-dealquilación se lleva a cabo por el citocromo P-450 (CYP) especialmente por la isoenzima CYP3A4. Se ha comprobado que en pacientes con cirrosis la expresión de la proteína CYP3A está reducida. Todo ello nos lleva a pensar que debe existir una alteración del metabolismo de este opiáceo en el curso de dicha patología, siendo necesario realizar un ajuste de la dosis. Endocrinopatías A la hora de aplicar un tratamiento analgésico debemos tener en cuenta las alteraciones que producen estas patologías (tabla VII), para que la administración de determinados fármacos no produzca un agravamiento de la enfermedad. Los animales hipotiroideos tienen una reducción del metabolismo basal. Existe por lo tanto un aumento de la sensibilidad a los agentes sedantes opiáceos, anestésicos en general, pudiendo ocasionar depresión respiratoria y cardiovascular. Fentanilo y morfina están relacionados con prolongación del tiempo de recuperación anestésica. Raramente acude a la clínica un paciente que sufre una crisis addisoniana y que al mismo tiempo necesite una cirugía de urgencias. Si esto ocurriese deberíamos estabilizar antes al paciente. En el caso de animales compensados no existe un protocolo analgésico específico. Lo más importante es asegurarse de que el paciente está bien estabilizado, que recibe tratamiento esteroide y vigilar la insuficiencia renal. Se pueden aplicar opiáceos a los gatos que padecen hipertiroidismo. La liberación de catecolaminas debido a un protocolo analgésico/anestésico inadecuado puede ocasionar resultados catastróficos. Imágenes cedidas por cortesía de la Dra. Mercedes Sánchez de la Muela. Servicio de Cirugía. Patología Animal II. Hospital Clínico Veterinario. Universidad Complutense. Madrid CAPÍTULO II TRATAMIENTO DEL DOLOR EN PACIENTES CRÍTICOS TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) TABLA VII Manifestaciones clínicas de algunas endocrinopatías Patología Cambios clínicos Enfermedad de Cushing Polidipsia/poliuria Hipercoagulabilidad Debilidad muscular Cambios en la piel Letargia Enfermedad de Addison Bradicardia Deshidratación Síncope Polidipsia/poliuria Pérdida de peso Debilidad Letargia Diabetes mellitus Alteración de la homeostasis de la glucosa Cetoacidosis Alteración en la función renal Polidipsia/poliuria Pérdida de peso Hipertiroidismo Cardiomiopatía hipertrófica Hipertensión Alteración del comportamiento Alteración de la función hepática y renal Pérdida de peso Hipotiroidismo Bradicardia Hipotensión Megaesófago Obesidad Letargia CAPÍTULO II TRATAMIENTO DEL DOLOR EN PACIENTES CRÍTICOS TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) P. GARCÍA FERNÁNDEZ, M. P. LLORENS PENA, F. SAN ROMÁN ASCASO Cátedra Cirugía. Departamento de Patología Animal II. Hospital Clínico Veterinario. Facultad de Veterinaria. Universidad Complutense. Madrid E este capítulo, hablamos de dos patologías muy frecuentes (la enfermedad degenerativa articular y el cáncer), y aunque el tratamiento etiológico puede ser muy diverso, y no hemos querido entrar en él minuciosamente, sí lo hemos hecho desde el punto de vista que son patologías con un síntoma constante: el dolor, dolor crónico a largo plazo, al que debemos prestarle la atención necesaria. Aunque sólo hablamos de estas dos patologías, sabemos que existen otras en las que el dolor crónico está presente (otitis, gingivitis, enfermedades espinales, digestivas,...) y queremos animar desde aquí a todos los clínicos. Tenemos que mentalizarnos y empezar a tratarlo de manera habitual, contamos con medios (fármacos y técnicas) y conocimientos. Es un problema de concienciación. N CAPÍTULO III TRATAMIENTO DEL DOLOR CRÓNICO. OSTEOARTRITIS Y CÁNCER TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) DOLOR CRÓNICO esa sensación penosa experimentada por un individuo y originada por un estímulo nocivo que se repite en el tiempo, pero en el caso del dolor crónico la intensidad de la sensación del mismo, no está relacionada directamente con la intensidad del estímulo que la origina, sino que el mecanismo es algo diferente y mucho más complejo de lo que suponemos. Los nervios periféricos recogen la sensación dolorosa y transmiten la información como impulsos nerviosos nociceptivos por las fibras A delta y C, pero cuando esta información alcanza las primeras sinapsis del cuerno posterior de la médula espinal, se modifica, atenúa o potencia, dependiendo de muchos factores y entre ellos está el tiempo en que un estímulo nocivo estimula una serie de receptores en una misma zona. Así la interacción entre el estímulo y los sistemas de modulación aferente dentro del sistema nervioso central hacen diferente la percepción y respuesta del paciente frente a este dolor crónico, y sobre todo por la gran variedad de estrategias conductuales y aprendidas, que potencian o suprimen el hecho neurofisiológico resultante. Por lo que es posible tener un paciente con una lesión tisular extremadamente grave, pero que no muestra signos de dolor y en el otro extremo un paciente sin apenas lesión tisular, pero muy debilitado y apagado por un dolor a largo plazo (crónico), el diagnóstico y tratamiento de estos últimos puede que sea el más difícil de realizar. En nuestros animales de compañía también hay conductas aprendidas y respuestas desproporcionadas frente a un E S estímulo, así por ejemplo la palpación de una determinada zona en un animal que denominaríamos “histérico”, puede ser muy exagerada, aunque no quiere decir que sea dolorosa; o alteraciones mecánicas articulares que nos hacen interpretar una cojera como signo de dolor erróneamente, cuando se trata sólo de una impotencia mecánica originada por una anomalía morfológica, que no es dolorosa. Dentro de los síndromes dolorosos en el hombre se han incluido más de 200 síndromes diferentes, tales como: dolor de cabeza, dolor de espalda, síndrome de dolor miofacial, síndrome de dolor central, dolor mantenido simpático, neuralgia postherpes, dolor pélvico, dolor abdominal, etc. En los pequeños animales, cuando hablamos de dolor crónico, las patologías o síndromes a los que nos referimos principalmente, por su elevada incidencia en la clínica son: la osteoartritis y el cáncer. Por supuesto y aunque sean las patologías en las que nos vamos a centrar en este capítulo no queremos descartar otras tales como las otitis, ciertas patologías oculares, el miembro fantasma, cistitis, procesos dentales, etc. Todos estos síndromes y enfermedades crónicas tienen varias cosas en común como es que por regla general se suman distintos tipos de dolor (hiperalgesia, referido, agudo, etc.) a lo largo de su evolución. Suelen tener fases donde la inflamación se intensifica o hay crecimiento de tejidos y compresión o alteración de estructuras adyacentes, originando un dolor más intenso y/o agudo en un determinado momento o fase de la enfermedad. En este caso deberemos optar por analgésicos opiáceos de potencia media o alta como son: morfina, fentanilo, oximorfona, hidromorfona así como butorfanol, buprenorfina o meperidina. A la vez, muchas de ellas tienen un componente infeccioso, se complican con la invasión de gérmenes, dando lugar a una destrucción de tejidos y fenómenos inflamatorios que se hacen intensos y crónicos. En este caso, además habrá que administrar antibióticos de amplio espectro o específicos, según el caso, el estado del tejido y del animal. Habitualmente los tipos de antibacterianos utilizados corresponden a algunos de los que mencionamos: amoxicilina, ampicilina, cefalosporinas, quinolonas, metronidazol, u otros en función del tipo de germen detectado. Por último, también suelen tener en común que el agente etiológico se desconoce. Por todo ello su tratamiento no se puede dirigir hacia el origen de la enfermedad sino que se realiza un tratamiento sintomático, que por regla general CAPÍTULO III TRATAMIENTO DEL DOLOR CRÓNICO. OSTEOARTRITIS Y CÁNCER TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) suele ser menos efectivo frente a la enfermedad y se prolonga con el tiempo. En estos casos de dolor crónico precisamente, la analgesia polimodal tiene una gran aplicación y por supuesto también funciona la máxima de la terapéutica del dolor, “el tratamiento tiene que ser precoz”. Como analgésicos más importantes disponemos de varios grupos farmacológicos (AINEs, opiáceos y anestésicos) que combaten la sintomatología que presentan nuestros pacientes con enfermedades crónicas, y a los que recurriremos sin ningún género de dudas, a pesar de los efectos adversos, dado que sus efectos terapéuticos son mucho más importantes y en función de a qué nivel queramos inhibir la percepción dolorosa elegiremos alguno de los que se exponen en la tabla I. ANALGESIA POR AINEs La analgesia con antiinflamatorios no esteroideos sigue siendo la terapia de elección en las personas y en los animales con dolor crónico; además existen recientes investigaciones en la que algunos de estos fármacos, tienen una aplicación también en el tratamiento analgésico perioperatorio (dolor agudo), por lo que su utilidad y efectividad como tales no se puede cuestionar, aunque hay ciertas incógnitas por aclarar, sobre todo a nivel de sus mecanismos de acción más íntimos, pues por ejemplo existen acciones sinérgicas con otros analgésicos que podrían sernos de gran utilidad en nuestra clínica habitual y desconocemos el porqué. No queremos extendernos en estos compuestos pues se han explicado con mayor detenimiento en el capítulo III; pero sí hay que hacer una breve referencia en TABLA I Analgésicos más importantes Inhibidores de la percepción: • Anestésicos • Opiáceos • Alfa2-agonistas • Benzodiacepinas • Fenotiacinas Inhibidores de la transmisión: • Anestésicos locales • Alfa2-agonistas Inhibidores de la transducción: (de los nociceptores o sensibilidad periférica) • Anestésicos locales • Opiáceos • AINEs • Corticoesteroides Inhibidores de la modulación espinal: (Inhibidores de la sensibilidad central) • Anestésicos locales • Opiáceos • Alfa2-agonistas • AINEs • Antagonistas de la NMDA (ketamina) • Anticonvulsivantes • Antidepresores tricíclicos cuanto a cuáles pueden ser los más útiles en nuestra clínica y que reflejamos en la tabla II. La administración de los AINEs puede hacerse por todas las vías conocidas, oral, intramuscular, intravenosa, subcutánea; incluso hay estudios recientes de algún AINE aplicado tópicamente en incisiones quirúrgicas con resultados muy esperanzadores en cuanto a su efectividad analgésica por CAPÍTULO III TRATAMIENTO DEL DOLOR CRÓNICO. OSTEOARTRITIS Y CÁNCER TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) TABLA II Analgésicos-antiinflamatorios no esteroideos Ác. acetilsalicílico Dolor crónico y fiebre VO Europa y EEUU Ác. meclofenámico Dolor crónico y muscular VO Europa y EEUU Ác. tolfenámico Dolor agudo SC,VO Europa y EEUU Carprofeno Dolor crónico y perioperatorio VO,IV,SC, IM Europa y EEUU Etodolaco Dolor crónico y perioperatorio VO EEUU Fenilbutazona Dolor crónico, inflam. aguda VO,IV, Europa y EEUU Flunixin meglumine Dolor perioperatorio, fiebre, oftalmología IV,SC,MI Europa y EEUU Ibuprofeno Dolor crónico, inflam. aguda y fiebre VO Europa y EEUU Ketoprofeno Dolor crónico y perioperatorio SC,VO,IV,IM Europa y EEUU Ketorolaco Dolor crónico, panosteítis MI,IV Europa y EEUU Meloxicam Dolor crónico y perioperatorio VO,IV,SC Europa Naproxeno Dolor crónico VO Europa y EEUU Piroxicam Dolor crónico y procesos urinarios VO Europa y EEUU Vedaprofeno Dolor crónico VO Europa esta vía, pero la presentación depende en gran medida de los laboratorios farmacéuticos y de sus políticas de comercialización; por lo que en ocasiones en Europa se puede disponer de determinados compuestos, mientras que en EEUU se encuentran en otras presentaciones; así mismo ocurre que ciertos fármacos los encontramos comercializados para humana y no para los animales, aunque creo que esto no debe suponer una traba para la realización de una terapia analgésica correcta. La elección entre los distintos antiinflamatorios para tratar estos procesos se basa en gran medida en los datos empíricos que cada uno de nosotros tenemos en nuestra experiencia clínica particular, que nos lleva a utilizar de manera rutinaria sólo dos o tres de todos los antiinflamatorios posibles. Nos podemos justificar de manera científica si recurrimos a alguno de los trabajos de investigación publicados, pues es mucha la literatura al respecto y entre ellos podemos encontrar las razones suficientes para utilizar un antiinflamatorio u otro según el paciente que tratemos. Pero no olvidemos que detrás de todo esto existen unos intereses comerciales muy grandes de la industria farmacéutica, por ejemplo casi la mitad de los perros mayores de seis años presentan algún signo de enfermedad degenerativa articular y pueden ser candidatos al tratamiento antiinflamatorio; y que además son tratamientos a muy largo plazo, prácticamente de por vida. CAPÍTULO III TRATAMIENTO DEL DOLOR CRÓNICO. OSTEOARTRITIS Y CÁNCER TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) Así que debemos analizar minuciosamente los datos de los diferentes estudios, y todavía hay que dar un margen de tiempo, para que las pruebas clínicas de esta terapia den su fruto. Como ejemplo, exponemos la relación COX1/COX2 de dos investigaciones realizadas in vitrro publicadas en el mismo año (1998), por dos científicos relevantes Wang, Z y Ricketts, AP, en la que se dan valores bastante diferentes en cuanto a las concentraciones inhibitorias de la COX1 o de la COX2 (tabla III a y b). Para el mismo AINE, el etodolaco, el primer autor nos da una COX1 de 9,0 mientras que para Ricketts es de 1,3; para el meloxicam nos pasa lo mismo para Wang es de 1,4 y para Ricketts de 0,9 y si nos fijamos en la relación COX1/COX2 las desproporciones pueden ser aún mayores para el mismo AINE, por ejemplo para el ketoprofeno o para el etodolaco, si nos vamos a comparar estos datos con los que nos dan los trabajos de Vane (1995) o Cromlish (1996) los resultados todavía son más dispares. Esto puede ser debido a una cantidad innumerable de factores que por el momento desconocemos; pero entre los que destacaríamos, es que hay que analizar minuciosamente las condiciones de las pruebas laboratoriales en las que se realizan y así de manera grosera, comparando tan sólo los trabajos de Wang y Ricketts, nos damos cuenta que el primero estudió las concentraciones inhibitorias de los AINEs en células sanguíneas de humanos, mientras que el segundo lo hizo en células de perro. Con todo ello lo que queremos expresar, no es que las mediciones de la COX1 y de la COX2 no sirvan de nada, todo lo contrario; hasta ahora éste es el g ran hecho demostrado por las investigaciones acerca de los AINES, que su mecanismo de acción se basa en la inhibición de estas isoenzimas, pero, ¿en qué proporción, cada una de ellas, para cada uno de los AINEs que existen en el mercado? Y por lo tanto, ¿cuál es el mejor AINE Y, ¿para qué proceso o en qué fase? TABLA III-a Ensayo in vitro con ciclo-oxigenasa en sangre humana NSAID Ketoprofeno Naproxeno Ibuprofeno Indometacina Diclofenaco Meloxicam Etodolaco Flosulide DFU COX-1 (IC50) COX-2 (IC50) COX1:COX2 Ratio 0,02 8,0 5,0 0,2 0,1 1,4 9,0 32,0 100,0 1,0 74,0 > 30,0 0,5 0,05 0,5 2,0 0,8 0,3 0,1 0,2 0,4 2,0 3,0 5,0 40,0 300,0 IC50 = concentración que produce el 50% de la actividad enzimática (expresado en concentración de µm). Tomado de Wang Z: segunda generación de inhibidores COX-2; In Proceedings of the IBC Industry Symposium on COX-2 Inhibitors. San Diego 1998, con permiso. CAPÍTULO III TRATAMIENTO DEL DOLOR CRÓNICO. OSTEOARTRITIS Y CÁNCER TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) TABLA III-b Ensayos in vitro con tromboxano e histiocitoma COX1 y COX2 caninos NSAID Aspirina Ketoprofeno Etodolaco Flunixino Meloxicam Ácido meclofenámico Ácido tolfenámico Nimesulido Carprofeno COX-1 (IC50) COX-2 (IC 50) COX-1:COX2 Ratio 34,0 0,03 1,3 0,008 0,9 0,7 0,2 2,2 13,2 > 100,0 0,12 2,6 0,01 0,3 0,05 0,01 0,06 0,1 < 0,3 0,25 0,5 0,7 3,0 15,0 15,0 38,0 129,0 IC50 = concentración que produce el 50% de la actividad enzimática (expresado en concentración de µm). Tomado de Ricketts AP, Lundy KM, Seibel SB: Evaluación de la inhibición selectiva de la ciclo-oxigenasa canina 1 y 2 mediante carprofeno y otros fármacos antiinflamatorios no esteroideos. De la gran cantidad de antiinflamatorios no esteroideos de los que disponemos en la actualidad, sabemos que los utilizamos de una manera un tanto aleatoria, elegimos unos frente a otros porque en nuestra experiencia clínica nos han resultado más eficaces como analgésicos, antiinflamatorios o antipiréticos, y aunque nos faltan datos objetivos suficientes de la bondad objetiva comparativa de cada uno de ellos, los tenemos que seguir prescribiendo, pues son muchos los pacientes beneficiados con esta práctica. Comentando con muchos compañeros y preguntando cuáles son los AINEs que utilizan a menudo en la práctica, de todos los existentes, el grupo se nos reduce a: el carprofeno, el meloxicam, el etodolaco y el ketoprofeno, y no es de extrañar, puesto que éstos están reconocidos, incluso a nivel mundial, como los antiinflamatorios que presentan menos efectos adversos en comparación con su efectividad terapéutica; y por ello son los más recomendables. Pero aunque éstos son los empleados con más asiduidad en la clínica de pequeños animales, no podemos descartar ninguno de los demás que conocemos, pues en ciertas ocasiones serán también los de elección, y dentro de éstos y como ejemplo basta con nombrar: el flunixin meglumine, el vedaprofeno, el ibuprofeno, el ácido tolfenámico, el diclofenaco. No queremos finalizar este apartado sin referirnos a los pacientes con antecedentes de alteraciones dige st ivas y que necesiten la terapia antiinflamatoria; en estos casos, además del AINE, debemos prescribir protectores ga st ro e n té ricos como: el sucra l fa to (perro 1 mg/kg/8 h, gatos 0,25 mg/kg/8 h), el misoprostol (2-5 µg/kg/8 h), la ranitidina (perros 1 mg/kg/12 h, gatos 3 mg/kg/12 h) o el omeprazol (0,7 mg/kg/24 h) de una manera preventiva. CAPÍTULO III TRATAMIENTO DEL DOLOR CRÓNICO. OSTEOARTRITIS Y CÁNCER TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) OSTEOARTRITIS (OA)-ARTROSIS La artropatía degenerativa (AD), osteoartritis o artrosis es una enfermedad degenerativa que asocia en determinadas fases un componente inflamatorio, pero principalmente se describe como una secuencia retrograda de alteraciones celulares y matriciales que desemboca en la pérdida de la estructura y función del cartílago articular, acompañada de un intento de reparación del cartílago y de remodelación ósea. La artrosis no es una secuencia uniforme y progresiva de alteraciones degenerativas, y la velocidad del proceso varía en gran medida de un paciente a otro, así como de la articulación afectada. En la mayoría de los casos, la degeneración progresa lentamente, a lo largo de meses o años, puede estabilizarse o incluso mejorar espontáneamente, con restitución parcial de la superficie articular, disminuyendo la sintomatología, pero son numerosas las agresiones que pueden iniciar y acelerar la degeneración del cartílago articular, aunque una vez establecido el proceso, sigue prácticamente una misma secuencia de alteraciones tisulares (fig. 1). Aunque, en origen la AD no es una lesión inflamatoria, sí que existe un fenómeno inflamatorio en la membrana sinovial de la articulación afectada; y además de gran intensidad en ocasiones, cuyo síntoma principal es el dolor traducido en cojera, reducción del movimiento, rigidez, atrofia muscular e incluso impotencia para soportar el peso corporal, tumefacción de la articulación, disminución del apetito, crepitación, derrame sinovial. La respuesta inflamatoria surge en tres fases diferentes y cada una al parecer está mediada por mecanismos diferentes: • Una fase transitoria aguda que se caracteriza por vasodilatación local y mayor permeabilidad capilar. • Una fase subaguda tardía que se identifica más bien por infiltración de leucocitos y fagocitos. • Una fase proliferativa crónica que se advierte degeneración con fibrosis tisular y es importante conocerlo porque nuestros fármacos pueden actuar en uno u otro nivel (fig. 2). La artropatía degenerativa implica a todos los tejidos que componen la articulación diartroidal, es decir cartílago, hueso subcondral y metafisario, líquido sinovial, ligamentos, músculos que actúan a través de la articulación y la membrana sinovial y es una enfermedad de curso lento; esta degeneración va destruyendo el cartílago articular, se forman osteofitos periarticulares, entesofitos, existe una rigidez de los ligamentos y aumenta el grosor de la membrana sinovial que se traduce en una disminución del espacio articular, en ocasiones se puede apreciar un derrame sinovial, y a nivel subcondral se aprecia una esclerosis del hueso; todo ello puede desembocar en una anquilosis invalidante (fig. 3). La OA se ha clasificado de diversas maneras, según el número de articulaciones afectadas (monoarticular, oligoarticular y poliarticular) o por la etiología (primaria o idiopática o secundaria). La artropatía idiopática es la que desconocemos el agente causal. En la OA secundaria, el agente causal es conocido y podemos subdividirlo en: Traumática (ej. rotura ligamento cruzado, fracturas articulares). Infecciosa: dentro de éstas como artritis más frecuentes incluimos las víricas (moquillo), por leishmanias, en la enfermedad de Lyme o la erlichiosis. Artritis inmunomediadas (poliartritis erosivas y no erosivas). Este conjunto de enfermedades tal vez sean las que con más frecuencia encontramos en los pequeños animales y con patologías osteoarticulares muy dolorosas. En la tabla IV está su clasificación más detallada. Enfermedades congénitas o del desarrollo: en ellas también incluimos las metabólicas (por ej. displasia codo o cadera, OCD). Otras: endocrinas, etc. CAPÍTULO III TRATAMIENTO DEL DOLOR CRÓNICO. OSTEOARTRITIS Y CÁNCER TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) Fig. 1.— A) Arquitectura del cartílago articular y del hueso subcondral normal. B) Comienzo de las alteraciones degenerativas: fibrilación superficial del cartílago, desorganización del armazón molecular de la matriz (aumento de agua y disminución de proteoglicanos), fisuras superficiales, esclerosis subcondral (engrosamiento), estrechamiento del espacio articular. C) Liberación de cartílago fibrilado al espacio articular, las fisuras penetran hacia el hueso subcondral, degradación enzimática y adelgazamiento del cartílago articular, osteofitosis y remodelación ósea, sinovitis reactiva, esclerosis subcondral pronunciada. D) Estadio muy grave de los fenómenos degenerativos: superficie expuesta del hueso subcondral, esclerosis muy marcada, quistes subcondrales, fibrosis capsular, grandes osteofitos de remodelación. CAPÍTULO III TRATAMIENTO DEL DOLOR CRÓNICO. OSTEOARTRITIS Y CÁNCER TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) Fig. 2.— Articulación femorotibirrotuliana de un perro con un fenómeno inflamatorio muy intenso. Observar el depósito de fibrina e hipertrofia de las vellosidades sinoviales (el color anaranjado corresponde con la cara medial de la membrana sinovial). Existen dos teorías en cuanto a la fisiopatología de la degeneración articular, una en la que los fenómenos biomecánicos son los que imperan en la destrucción del cartílago articular iniciándose en el hueso subcondral. Y por otro lado la teoría de la etiología bioquímica en la que las partículas liberadas en el líquido sinovial tienen un efecto irritativo, estimulando a las células articulares para que sinteticen mediadores químicos, encargados de la remodelación del tejido conjuntivo y terminando en la degradación bioquímica del cartílago. Pero realmente tanto una como otra, pueden ser dos teorías que se Fig. 3.— Radiografía laterolateral de la articulación escápulo-humeral de un perro en la que se aprecia una disminución del espacio articular, así como una evidente formación de osteofitos periarticulares y línea de esclerosis. interrelacionan íntimamente y una puede desembocar en la otra, por lo que no podríamos descartar que la fisiopatología de la OA sea más bien, una combinación de ambas. El diagnóstico se realiza uniendo a la anamnesis la exploración física así como los hallazgos radiográficos, los datos que nos aportan las pruebas laboratoriales del líquido sinovial y la analítica sanguínea que de manera rutinaria debemos incluir en nuestro historial. La biopsia articular en algunos casos también será otra de las pruebas que indicaremos, sobre todo de cara a un diagnóstico diferencial o etiológico. El tratamiento de la OA hay que dirigirlo para romper el círculo vicioso que se forma entre el dolor, la sobrecarga articular y la lesión tisular articular. Así tenemos que instaurar una doble terapia: medicamentosa y dietética en principio; sino conseguimos resultados con estas medidas, CAPÍTULO III TRATAMIENTO DEL DOLOR CRÓNICO. OSTEOARTRITIS Y CÁNCER TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) entonces pasaremos a otro tipo de terapias como los bloqueos de nervios periféricos, plexos o ya pasar a técnicas más radicales como son las técnicas quirúrgicas que tratan de paliar el movim i e n to articular (art rodésis, pró te s i s , artroplastia o neuroablativas) o las terapias alternativas como la acupuntura, la mesoterapia, la ectroestimulación, etc.; y para lo que hay que tener una formación especializada, pues sino no nos serán de utilidad. También pueden combinarse diferentes bloqueos de nervios periféricos o plexos. En primer lugar, el tratamiento dietético consiste en reducir el peso del animal y mantener el tono muscular del animal, para evitar con ello la sobrecarga articular, hay que disminuir la ingesta calórica del paciente y mantener un ritmo de ejercicio y actividad proporcionada a las posibilidades y costumbres del paciente para que exista un consumo de calorías por un lado y por otro para que se mantenga el tono muscular. El tratamiento medicamentoso se dirige a paliar el dolor principalmente, y para ello los AINEs son los fármacos que elegimos en primera instancia. De los conocidos solemos prescribir uno de los que ya hemos mencionado; y lo administramos durante una semana, si no surge sintomatología adversa y sus efectos terapéuticos son los adecuados, se continúa con el mismo; sino optaremos por otro. Un mismo individuo puede reaccionar de maneras distintas frente a antiinflamatorios no esteroideos químicamente semejantes, por lo que sí con el AINE inicial no conseguimos una evolución clínica favorable, debemos intentar el tratamiento con otro, incluso de la misma familia, pues puede ser el que consiga la mejoría del paciente. TABLA IV Clasificación de las artritis inmunomediadas en perros y gatos Poliartritis erosivas • Artritis reumatoide canina (felina) • Síndrome de Felty (perros) • Poliartritis del galgo • Poliartritis perióstica proliferativa (especialmente en gatos) Poliartritis no erosivas • Lupus eritematoso sistémico (especialmente en perros) • Síndrome de poliartritis/polimiositis del perro (especialmente spaniels) • Poliartritis nodos y síndrome de poliartritis/meningitis • Poliartritis idiopática: caninas, Tipo I: No complicada Tipo II: Asociada a infección (incluyendo la enfermedad de Lyme). Tipo III:Asociada a patología gastrointestinal Tipo IV:Asociada a neoplasia • Síndrome asociados a razas akita japonés shar pei chino • Idiosincrasias medicamentosas • Artritis calicivírica (gatos) • Artropatías por cristales (perros, poco frecuente) La suma de dos antiinflamatorios no es una práctica muy recomendada, ya que los beneficios clínicos que se obtienen no están en concordancia con la suma de los efectos adversos que se presentan en estos casos. Lo que sí es muy recomendable administrar conjuntamente, son las sustancias condroprotectoras o “agentes modificadores de la enfermedad degenerativa articular” (traducción literal de “Disease-Modifying Agents”). Éstos incluyen la glucosamina, el condroitin sulfato, el S-adenosil-L-metionina, el manganeso, el ascorbato, por vía oral o el polisulfato de pentosán, el glicosaminoglicano polisulfatado, por vía intramuscular. CAPÍTULO III TRATAMIENTO DEL DOLOR CRÓNICO. OSTEOARTRITIS Y CÁNCER TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) También la analgesia intra rt i c u l a r tiene su utilidad para casos en los que la terapia convencional no sea suficiente. Si después de 15 ó 20 días con un AINE, otros tantos con otro si no hemos observado una mejoría evidente; sigue existiendo un dolor fuerte en la o las articulaciones; la realización de analgesia intrarticular puede ser una medida terapéutica muy recomendable, sin la cual nuestro paciente no se beneficiará del efecto de las otras medidas terapéuticas. Dentro de estas técnicas intrarticulares nos referimos al lavado articular e infiltración articular de analgésicos locales o ácido hialurónico. Se ha citado como ejemplo de la acción periférica de los opiáceos, la administración de dosis pequeñas de morfina intrarticular, que proporcionan una analgesia efectiva después de la cirugía artroscópica de rodilla. La bupivacaína también es otro de los agentes tópicos que se pueden utilizar intrarticularmente (20 ml al 0,5%) y con unos buenos resultados. La corticoterapia en la OA está desaconsejada, ya que ejerce un efecto perjudicial sobre el cartílago y su matriz, pues disminuye la síntesis de colágeno y de los proteoglicanos articulares. Sólo en casos muy excepcionales, y de manera casi única, cuando exista un fenómeno inflamatorio muy agudo, lo deberíamos aplicar, puesto que existen alternativas terapéuticas sin este efecto adverso. gía se enfrenta a nuevos retos terapéuticos y diagnósticos, puesto que los dueños de nuestros pacientes están más pendientes de sus animales, como consecuencia, los síntomas que presentan el perro o gato con cáncer a veces son muy precoces y es difícil diagnosticarlo; y por otro lado también los dueños quieren intentar un tratamiento para prolongar, en la medida de lo posible la vida de su mascota; por lo que tenemos que atender en su conjunto a este paciente. La calidad de este dolor en Medicina humana, se describe como un dolor bien definido o punzante. Muy parecido al dolor óseo o al quirúrgico. En nuestros pacientes, muchos de ellos apenas dan muestras de sentir dolor como el gato de la figura 4, pero la malignidad del tumor así como la invasión y alteración de las estructuras donde se localizaban, no nos hacen dudar de su segura sensación dolorosa. Por ello consideramos que debemos prestar atención al tratamiento del dolor crónico de origen canceroso que pueden sufrir nuestros pacientes, al igual que si de una persona se tratara; y lo hemos constatado en pacientes en los que hemos administrado analgésicos, pudiendo comprobar la repercusión clínica, y mejorando la calidad de vida. La incidencia del dolor y su intensidad varía dependiendo mucho del tipo de neoplasia, la localización, la exten- CÁNCER En nuestros pequeños animales, ha aumentado la media de supervivencia, ya que el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades oncológicas cada vez requiere más atención por parte del veterinario. La especialidad de oncolo- Fig. 4.— Carcinoma nasal en un gato con afectación de tabique y fosas nasales. A pesar de la escasa sintomatología dolorosa que presentaba el animal, nadie puede dudar de su existencia. CAPÍTULO III TRATAMIENTO DEL DOLOR CRÓNICO. OSTEOARTRITIS Y CÁNCER TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) a b Fig. 5.— a y b. Aspecto radiográfico de dos osteosarcomas con diferente localización en dos perros distintos. Tu m o res óseos de gran malignidad y de gran intensidad dolorosa. sión, el estadio, y la diseminación del tumor; por lo que conviene hacer, y cuanto antes un diagnóstico anatomopatológico correcto; sin éste no sabremos el pronóstico del mismo (figs. 5a y 5b). Se sabe que en el hombre el tratamiento del dolor canceroso muchas veces no se hace de manera eficaz por varias razones; una de ellas es que a los especialistas, no les gusta acercarse a los límites de las dosis superiores de los fármacos por riesgo a una sobredosificación; por otra parte, los pacientes, muchas veces no son capaces de transmitir el dolor real que sienten y la intensidad del mismo; o porque incluso existen trabas legales para adquirir o administrar los analgésicos más adecuados. Si con humanos, que pueden expresar sus sentimientos, no se es capaz de hacer una terapia del dolor canceroso adecuada, para nosotros los veterinarios, que encima no contamos con la colaboración del paciente, todavía nos será más difícil; pero por ello no debemos de dejar de realizarlo y prestar atención a nuestro paciente oncológico en este sentido, pues también hay que decir que la mayoría de ellos no enmascaran las manifestaciones dolorosas, o no tanto como lo hacemos los humanos; así que la mejor forma de ver si el tratamiento es eficaz o no, es observar minuciosamente la desaparición de los signos de dolor y según éstos, ajustar la pauta de los fármacos que administremos. El dolor canceroso puede ser somático, visceral o neuropático. El dolor somático está asociado a una lesión tisular, resultando de una activación de los nociceptores tanto en los tejidos periféricos como en los profundos. Las fibras C y las A-delta transmiten la sensación dolorosa desde la periferia hasta la parte central del cerebro o el neocórtex. Ejemplos de este dolor son el que producen las metástasis óseas, dolor musculoesquelético o el postquirúrgico. Las estructuras viscerales que se comprimen, invaden, distienden o se encuentran a tensión, es otra de las maneras en que las neoplasias activan a los nociceptores orgánicos. De esta manera se activan las fibras C que penetran por ambas partes de la médula espinal a través de los ganglios autonómicos, dando lugar a un dolor de localización muy difícil. Se describe como un dolor profundo, compresivo, a presión, cólico; este dolor viscerosomático suele acompañarse con náuseas, vómitos como ocurre en el caso de los carcinomas gástricos o los tumores pancreáticos. CAPÍTULO III TRATAMIENTO DEL DOLOR CRÓNICO. OSTEOARTRITIS Y CÁNCER TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) La lesión directa del tejido nervioso por infiltración o ulceración tumoral (por lesión de piel), se conoce como dolor neuropático y se considera casi un dolor intratable. Se puede acompañar de déficits sensoriales, motores o autónomos. Se considera que este dolor es semejante al producido por los síndromes de quemadura, aplastamiento, miembro fantasma o por corte, o el dolor que se experimenta en las neuropatías que afectan al plexo braquial, lumbar, en síndrome doloroso de postoracotomía, así como los síndromes paraneoplásicos o secundarios a la quimioterapia y radioterapia. El dolor de origen neoplásico, según Foley (1991) puede clasificarse en cinco categorías: Agudo: suele ser el primer signo de la enfermedad. Al principio el paciente es capaz de soportarlo. También suele atribuirse a un crecimiento o diseminación del cáncer, a fracturas patológicas, a efectos de la quimioterapia o por debilidad del animal. del movimiento articular y todos estos procesos también originan dolor. Controlado por los opioides: es un dolor sordo, de baja intensidad, pero mantenido y que se aprecia en pacientes que han desarrollado una tolerancia a estas sus tancias; en estos casos se requieren dosis mayores de estos fármacos o diferentes combinaciones con AINEs y/o adyuvantes. En los pacientes terminales: depende en gran medida del posicionamiento moral. En pacientes con cierta esperanza de vida y con una calidad adecuada, dentro de la terapéutica a administrar debemos incluir fármacos analgésicos, tanto para que sean capaces de soportar procedimientos diagnósticos, quirúrgicos o simplemente el manejo hasta que la quimioterapia haga efecto. El cáncer más frecuente en nuestra clínica es el procedente de tejidos blandos, sobre todo el de mama en el caso de las perras. Tenemos que hacer una mención especial al dolor de origen óseo, ya que tiene un componente somático así como neuropático muy importante, haciéndo de él una clase de dolor muy difícil de tratar y necesitándose una doble terapia analgésica: AINEs por su poder antiinflamatorio y efectos inhibidores de la PGE2 y además opioides para tratar el dolor intenso y agudo que se produce (fig. 6). Crónico: provienen de la afectación tumoral, de las estructuras que invade. Los tipos de cáncer que con más frecuencia aparecen suelen dar lugar a un dolor somático, pero también en el hueso y el hígado, que suelen ser los tejidos en los que metastatizan con más frecuencia los tumores. Sin relación con el tumor: las sustancias quimioterápicas como la vincristina, vinblastina, cisplatino, etc. causan con frecuencia neuropatías periféricas. Son sensaciones parecidas a una quemadura o un dolor punzante asociado a parestesias. Además pueden dar lugar a úlceras en la mucosa oral y gástrica o limitación Fig. 6.— Hemangiosarcoma en una extremidad de perro. Tumor de dimensiones muy grandes, pero con una intensidad dolorosa media-baja. CAPÍTULO III TRATAMIENTO DEL DOLOR CRÓNICO. OSTEOARTRITIS Y CÁNCER TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) El tratamiento primario del tumor así como el tratamiento analgésico dependen, como ya hemos dicho, de la naturaleza del tumor, del pronóstico del paciente, extensión, condición física y edad. En la tabla V se recogen las recomendaciones que hace la Organización Mundial de la Salud respecto a la terapia analgésica del cáncer en humano, dividida en tres pasos y que nosotros creemos que debemos aplicar también a nuestros pacientes cancerosos (tabla V). No hay que olvidar las implicaciones que conllevan los síndromes paraneoplásicos y prestarles especial interés, pues suelen ser también responsables del dolor, así como la fiebre no asociada a infección, las neuropatías asociadas al tumor, la osteopatía hipertrófica pulmonar, o pueden dar lugar a otra serie de alteraciones que nos complicarán aún más el cuadro. Todas las medidas y terapias que se suelen indicar en oncología, llevan consigo un coste económico y personal muy fuerte y que muchos de los dueños no son capaces de afrontar. Por ello, en estos casos o en la de pacientes terminales, la terapia analgésica debe plantearse en función de los deseos de los dueños, pero hay que hacerles ver bien claro que un animal no puede estar sufriendo o padeciendo dolor, ni siquiera unas horas, porque se le quiera mantener con nosotros más tiempo, y si es necesario se realizará en estos casos el sacrificio humanitario. Esta faceta del problema debemos hacerla con todo el rigor y ética que nos confiere nuestro título de Licenciado en veterinaria, que tal y como nosotros lo entendemos, es TABLA V La Organización Mundial de la Salud establece tres pasos en la terapia analgésica del cáncer, siguiendo la pirámide Tratamiento: Opiáceos para el control del dolor moderado-intenso (morfina, fentanilo, oximorfona, hidromorfona) ± AINEs y ± Adyuvantes El dolor persiste o se incrementa Tratamiento: Opiáceos para el control del dolor medio-moderado (buprenorfina, butorfanol, meperidina, morfina, codeína) ± AINEs y ± Adyuvantes El dolor persiste o se incrementa Tratamiento: AINEs ± ADYUVANTES Sin dolor (neoplásico) el que vela de una manera especial por el bienestar de los animales, en este caso de nuestros perros y gatos. Tenemos medios a nuestro alcance, pero si un paciente nuestro siente dolor, podremos asegurar que hemos fracasado como clínicos y terapeutas, puesto que no hemos sido capaces de diagnosticar correctamente o de elegir el tratamiento adecuado o ajustar la dosis correspondiente. CAPÍTULO III TRATAMIENTO DEL DOLOR CRÓNICO. OSTEOARTRITIS Y CÁNCER TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) B. DE LA P UERTA PARSONS Residente de Pequeños Animales. Facultad de Veterinaria Universidad Complutense. Madrid R APÉNDICE I en este apéndice los analgésicos más utilizados en el perro y en el gato, así como los anestésicos locales. Cada uno de los productos citados se desglosa en principio activo, especie de destino, dosis y vía de administración indicada, tiempo de acción, nombre comercial y precio de venta para dosis de diez kilos de peso vivo en pesetas y en euros. Pretendemos con ello que constituya una guía de consulta rápida para cualquier clínico. ESUMIMOS TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) ANALGÉSICOS MÁS USADOS EN EL PERRO Y EL GATO FÁRMACOS ESPECIE DOSIS (mg/kg) VÍA DE ADM TIEMPO ACCIÓN PTS NOMBRE COMERCIAL (DOSIS PARA 10 K P.V.) /EUROS OPIÁCEOS AGONISTAS MORFINA PERRO GATO 0,05-2 0,05-0.2 IV,IM,SC IV,IM,SC 1-4 1-6 Sevredol® OXIMORFONA PERRO GATO 0,01-0.2 0,02-0.2 IV,IM,SC IV,IM,SC 3-5 2-6 # PETIDINA PERRO GATO 2-5 5-10 IV,IM,SC IV,IM,SC 1-2 1-2 Dolantina® 63/0,37 FENTANILO PERRO 0.02-0.04 5-10µg/kg/hr 0,001-0,002 1-4µg/kg/hr IV CRI IV CRI 20-30 min Fentanest ® 264/1,6 HIDROMORFONA PERRO GATO 0,1-0,3 0,1-0,3 IV,IM,SC IV,IM,SC 2-6 2-6 # METADONA 0,5-1,0 0,1-0,2 IV,IM,SC IV,IM,SC 2-4 2-4 Metasedin® 106/0,6 GATO PERRO GATO 118/0,7 20-30 min OPIÁCEOS AGONISTAS-ANTAGONISTAS BUPRENORFINA PERRO GATO 0.005-0.02 0.005-0.02 IV,IM,SC IV,IM,SC 4-8 4-8 Buprex® 92/0,5 BUTORFANOL PERRO GATO 0.,2-0,4 0,2-0,4 IV,IM,SC IV,IM,SC 2-4 2-4 Torbusgesic® 553/3,3 NALBUFINA PERRO GATO 0,5-2 IV,IM,SC 3-8 # PENTAZOCINA PERRO GATO 2-3 2-3 IM IM 1.5-2 2-3 Sosegon® 30-60 min Naloxone-Abello® 3885/23,3 80/0,48 ANTAGONISTAS NALOXONA PERRO GATO 0,04-1 0,04-1 *Precio aproximado, calculado para la dosis máxima APENDICE I IV,IM,SC IV,IM,SC # No disponible en España TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) FÁRMACOS ESPECIE DOSIS (mg/kg) VÍA DE ADM TIEMPO ACCIÓN PTS NOMBRE COMERCIAL (DOSIS PARA 10 K P.V.) /EUROS ANTIINFLAMATORIOS NO ESTEROIDEOS 10-20 10-20 VO VO 8-12 24-48 Aspirina® (500mg) Adiro ®(200mg) Ác TOLFENÁMICO PERRO GATO 4 4 VO,SC VO,SC 24(máx 3 días) 24(máx 3 días) Tolfedine® 134/ 0.8 CARPROFENO PERRO GATO* 2-4 1-4 IV,SC,VO IV,SC,VO 18-24 18-24 Rimadil® 125/0,75 DICLOFENACO PERRO GATO NO ADM NO ADM DIPIRONA PERRO 25 IV,IM,SC,VO 8-12 (METAMIZOL) GATO* 25 IV,IM,SC,VO 8-12 ETODOLACO PERRO GATO 10-15 DOSIS NO ESTABLECIDA VO 24 # FENIL BUTAZONA PERRO GATO FLUNIXIN PERRO 3-14 NO ADM 0.5-1 VO 8 (2 días y bajar) Butasil® IV,IM,SC,VO 24 (máx 2 días) Finadine MEGLUMINE 0,5-1 IV,SC,VO Dosis única Meflosyl® Ác ACETIL SALICÍLICO IBUPROFENO PERRO GATO GATO 7/0,04 7/0,04 Voltaren® 24 17/0,1 14/0,08 ® 20/0,12 ® PERRO GATO 10 NO ADM INDOMETACINA PERRO GATO NO ADM NOADM KETOPROFENO PERRO GATO 1-2 1-2 IV,IM,SC IV,IM,SC 24 (máx 3 días) 24 (máx 3 días) KETOROLACO PERRO GATO 0.5 0.25 IV,IM IM 12 Toradol® 8-12(máx 2 dosis) MELOXICAM PERRO 0,2mg/kg 1 día 0,1mg/kg resto 0,3mg/kg 1 día 0,1mg/kg 4 días VO 24 VO 24 Uticox 27/0,16 GATO VO Nolotil comp® Nurofen Espidifen® 8/0,04 Ketofen® 178/1,06 Metacam® ® 46/0,27 65/0,99 NAPROXENO PERRO GATO 1.1 NO ADM VO 12 Antalgin® 1/0,006 PARACETAMOL PERRO GATO 10-15 NO ADM VO 8 Gelocatil® Termalgin® 3/0,02 4/0,02 PIROXICAM PERRO GATO 0,3 DOSIS NO ESTABLECIDA VO 48 Feldene Flas® 10/0,06 VEDAPROFENO PERRO GATO 0,5 VO 24 Quadrisol-5® 82/0,49 *Precio aproximado, calculado para la dosis máxima APENDICE I # No disponible en España TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) FÁRMACOS ESPECIE DOSIS (mg/kg) VÍA DE ADM TIEMPO ACCIÓN NOMBRE COMERCIAL PTS (DOSIS PARA 10 K P.V.) /EUROS ALFA 2 AGONISTAS XILACINA PERRO GATO 0,2-1,1 0,1-1,1 IV,IM,SC IV,IM,SC 15-30 min 15-30 min Rompun ® 124/0,74 MEDETOMIDINA PERRO GATO 10-40µg/kg 10-40µg/kg IV,IM IV.IM 30-40 min 30-40 min Domtor® 650/3,9 288/1.7 GLUCOCORTICOIDES 0,25-1 0,125-0.5 IV,IM IV,IM > 48 h Resdex® METILPREDNISOLONA PERRO GATO 0,25-2 0,25-2 IV,IM IV,IM 12-36 h 24 h Urbason(40mg) Solu-Moderin (40mg) 113/0,79 175/1,05 PREDNISONA 0,25-2 0,25-2 IV,IM IV,IM 12-36 h 24 h Dacortin (5mg) Predinisona-alonga (10mg) 50/ 0,3 32/ 0,19 Bupivacaína Braun 76/0,45 Lidocaína Braun 112/0,67 Mepivacaína Braun 43/0,25 DEXAMETASONA PERRO GATO PERRO GATO *Precio aproximado, calculado para la dosis máxima ANESTÉSICOS LOCALES BUPIVACAINA 0.5% LIDOCAINA 2% MEPIVACAINA 2% PERRO máx 2 1-1,5 INFILTRACIÓN 3-6 h EPIDURAL 3-6 h GATO máx 2 0,5-1,2 INFILTRACIÓN 3-6 h EPIDURAL 3-6 h PERRO máx 12 2,2-4,4 INFILTRACIÓN EPIDURAL 1-2 h GATO máx 6 a 12 2,2-4,4 INFILTRACIÓN 1-2 h EPIDURAL 1-2 h 2,2-4,4 INFILTRACIÓN EPIDURAL 1-2 h 2,2-4,4 INFILTRACIÓN EPIDURAL 1-2 h PERRO GATO * Precio aproximado, calculado para la dosis máxima APENDICE I TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) I. Á LVAREZ GÓMEZ DE SEGURA1, J. BENITO DE LA VÍBORA1, P. GARCÍA FERNÁNDEZ2 1Área de Cirugía Experimental Hospital Clínico Universitario La Paz 2 Profesora Titular de Cirugía Dpto. Patología Animal II-Cirugía Universidad Complutense de Madrid P APENDICE II algunos protocolos anestésicos-analgésicos que pueden servir de guía al clínico en algunos de los procedimientos quirúrgicos más habituales. Y aunque se pueden plantear muchas otras posibilidades, nosotros expondremos aquellos que en muchas ocasiones hemos llevado a la práctica o hemos considerado como más recomendables. Los protocolos se exponen por grupos según el paciente (perro o gato) y el punto de vista anestésico (Clasificación ASA). En rojo se destacan los fármacos con acción analgésica. ROPONEMOS TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) PROTOCOLOS ANESTÉSICOS-ANALGÉSICOS PROPUESTOS ASA-I Y ASA II PROTOCOLO PREMEDICACIÓN INDUCCIÓN MANTENIMIENTO 1 Acetilpromacina (0,02-0,04 mg/kg) Tiopental sódico (6-10 mg/kg) IV Halotano (1,5%-2%) Buprenorfina (0,01-0,02 mg/kg) 2 Acetilpromacina (0,02-0,04 mg/kg) + Atropina (0,02-0,04mg/kg) IM Buprenorfina (0,01-0,02 mg/kg) IM Tiopental sódico (6-10 mg/kg) IV Halotano/Isoflurano (2-2,5%) Butorfanol (0,1-0,5 mg/kg) IM, IV 3 Acetilpromacina (0,02-0,04 mg/kg) IM Petidina (5 mg/kg) IM 4 Acetilpromacina (0,02-0,04 mg/kg) IM Petidina (5 mg/kg) IM Carprofeno (4 mg/kg) OR 5 Sin premedicación Buprenorfina (0,01-0,02 mg/kg) IM Tiopental sódico (6-10 mg/kg) IV Halotano/Isoflurano Petridina (2,5 mg/kg/cada 40 minutos) IM Tiopental sódico (5-10 mg/kg) IV Petidina (2,5 mg/kg/cada 40 minutos) IM Propofol (5-8 mg/kg) IV Sin premedicación 8 9 10 APÉNDICE II Acetilpromacina (0,02-0,04 mg/kg) IM Acetilpromacina (0,02-0,04 mg/kg) IM + Atropina (0,02-0,04mg/kg) IM Medetomidina (0,01-0,02 mg/kg) IM, IV + Diacepam (0,03 mg/kg) IV Buprenorfina (0,01-0,02 mg/kg) IM Halotano/Isoflurano Buprenorfina (0,01-0,02 mg/kg) IM Propofol (5-8 mg/kg) IV Halotano/Isoflurano Buprenorfina (0,01 mg/kg) IM 7 Buprenorfina (0,01-0,02 mg/kg) IM Halotano/Isoflurano Butorfanol (0,1-0,5 mg/kg) IM, IV 6 POSTOPERATORIO Buprenorfina (0,01 mg/kg) IM Tiopental sódico (6-10 mg/kg) IV Halotano/Isoflurano Fentanilo (10-15 microg/kg) IV Fentanilo (bolos de 10-15 microg/kg) IV o (5-10 microg/kg) IV infusión continua Tiopental sódico (6-10 mg/kg) IV Halotano/Isoflurano Fentanilo (10-15 microg/kg) IV Fentanilo (bolos de 10-15 microg/kg) IV o (5-10 microg/kg) IV infusión continua Propofol (5-8 mg/kg) IV Buprenorfina (0,01 mg/kg) IM Butorfanol (0,1-0,5 mg/kg) IM Atipamezol (mismos ml que medetomidina) IM, IV Buprenorfina (0,01 mg/kg) IM Buprenorfina (0,01 mg/kg) IM Medetomidina (0,01-0,02 mg/kg) IM, IV + Diacepam (0,3 mg/kg) IV Atipamezol (mismos ml que medetomidina) IM, IV Butorfanol (0,1-0,5 mg/kg) IM, IV Buprenorfina (0,01-0,02 mg/kg) IM TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) PROTOCOLOS ANESTÉSICOS-ANALGÉSICOS PROPUESTOS ASA-I Y ASA II PROTOCOLO PREMEDICACIÓN INDUCCIÓN MANTENIMIENTO 1 Ketamina (6-10 mg/kg) IM + Diacepam (0,3 mg/kg) IV Tiopental sódico (6-10 mg/kg) Halotano / Isofluorano Buprenorfina (0,01 mg/kg) IM 2 Ketamina (6-10 mg/kg) IM + Xilacina (0,5-2 mg/kg) IM, IV Buprenorfina (0,005-0,01 mg/kg) IM Halotano/Isofluorano Halotano/Isofluorano Butorfanol (0,1-0,5 mg/kg) IM, IV 3 Medetomidina (0,03-0,05 mg/kg) IM, IV + Diacepam (0,3 mg/kg) IV Petidina (5 mg/kg) IM 4 Ketamina (1-3 mg/kg) IV Petidina (3-10 mg/kg) IM 5 Ketamina(1-2 mg/kg) IV Diacepam (0,2 mg/kg) IV Buprenorfina (0,005-0,01 mg/kg) IM Tiletamina (9-12 mg/kg)IV Halotano/Isoflurano Petidina (1-2,5 mg/kg/cada 40 minutos) IM Tiopental (5-10 mg/kg)/ Propofol (2-8 mg/kg) IV Petidina (3-10 mg/kg) IM, IV Propofol (2-8 mg/kg) IV Midazolam (0,2 mg/kg) IM, IV Diacepam (0,2 mg/kg) IV Buprenorfina (0,01 mg/kg) IM Propofol (2-8 mg/kg) IV Halotano/Isoflurano Buprenorfina (0,01 mg/kg) IM Propofol (2-8 mg/kg) IV Propofol (0,2-0,4 mg/kg/min) IV Butorfanol (0,2 mg/kg) IM, IV 8 9 10 Diacepam (0,2 mg/kg) IV Buprenorfina (0,01 mg/kg) IM Propofol (2-8 mg/kg) IV Halotano/Isoflurano Buprenorfina (0,01 mg/kg) IM, IV Buprenorfina (0,01 mg/kg) IM Medetomidina (0,03-0,05 mg/kg) IM, IV + Diacepam (0,03 mg/kg) IV Atipamezol (mismos ml que medetomidina) IM, IV Butorfanol (0,2 mg/kg) IM, IV Buprenorfina (0,01 mg/kg) IM Medetomidina (0,03-0,05 mg/kg) IM, IV + Diacepam (0,03 mg/kg) IV Buprenorfina (0,01 mg/kg) IM,IV APÉNDICE II Buprenorfina (0,01 mg/kg) IM Propofol (2-8 mg/kg) IV Buprenorfina (0,01 mg/kg) IM, IV 7 Buprenorfina (0,01 mg/kg) IM Halotano/Isoflurano Butorfanol (0,2 mg/kg) IM, IV 6 POSTOPERATORIO Propofol (2-8 mg/kg) IV Atipamezol (mismos ml que medetomidina) IM, IV Buprenorfina (0,01 mg/kg) IM TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) Somos conscientes que estos protocolos no se pueden aplicar a todos los animales que presenten patologías previas y/o que estén descompensados, por lo que recomendamos que se haga una evaluación preanestésica y un reconocimiento previo en cada caso antes de aplicar algunos de estos protocolos; así pacientes con insuficiencia renal, Cushing, diabéticos, insuficiencia cardiaca o hepática, exisgen protocolos anestésicos- analgésicos aún más adecuados y recomendamos que se revisen en la bibliografía de anestesia específica. PROTOCOLOS ANESTÉSICOS-ANALGÉSICOS PROPUESTOS ASA-III Y ASA IV PROTOCOLO PREMEDICACIÓN INDUCCIÓN MANTENIMIENTO 1 Acetilpromacina (0,02-0,05 mg/kg) + Diacepam (0,1-0,3 mg/kg) Propofol (3-8 mg/kg) IV Isofluorano Buprenorfina (0,01-0,02 mg/kg) IM + Meloxicam (0,02 mg/kg) IM 2 Acetilpromacina (0,02-0,04 mg/kg) Buprenorfina (0,01-0,02 mg/kg )I M Mascarilla Isofluorano Isofluorano Buprenorfina (0,01-0,02 mg/kg IM) 3 Ketamina(6-10mg/kg) IVIM Buprenorfina (0,01-0,02 mg/kg) IM Propofol (3-8 mg/kg) IV Isofluorano Butorfanol (0,1-0,5 mg/kg) IM, IV 4 Diacepam (0,2 mg/kg) Buprenorfina (0,01-0,02 mg/kg) IM Propofol (3-8 mg/kg) IV Isofluorano Buprenorfina (0,01-0,02 mg/kg) IM 5 Diacepam (0,2 mg/kg) + Etomidato (0,5-1,5 mg/kg) IV Buprenorfina (0,01-0,02 mg/kg) IM Mascarilla isofluorano/propofol Petidina (3-10 mg/kg) IM, IV 6 Sin premedicación POSTOPERATORIO Isofluorano Petidina (3-10 mg/kg) IV Diacepam (0,2 mg/kg) IV Buprenorfina (0,01-0,02 mg/kg )I M Isofluorano Fentanilo Fentanilo Buprenorfina (bolos de 10-15 microg/kg) IV (bolos de 10-15 microg/kg) (0,01-0,02 mg/kg) IM IVo (5-10 microg/kg) IV en infusión continua 7 Acetilpromacina (0,02-0,04 mg/kg)IM Diacepam (0,2 mg/kg) IV Isofluorano Fentanilo Fentanilo Buprenorfina (bolos de 10-15 microg/kg) IV (bolos de 10-15 microg/kg) (0,01-0,02 mg/kg) IM IVo (5-10 microg/kg) IV en infusión continua 8 Acetilpromacina (0,025 mg/kg) IM + Diacepam (0,1 mg/kg) Propofol (3-8 mg/kg) IV Isofluorano Buprenorfina (0,01 mg/kg) IM 9 Acetilpromacina (0,025 mg/kg)IM +Midazolam (0,2 mg/kg) IM Butorfanol (0,1-0,5 mg/kg) IM,IV APENDICE II Buprenorfina (0,005-0,02 mg/kg) IM Mascarilla Isofluorano Isofluorano Buprenorfina (0,005-0,02 mg/kg) IM TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) PROTOCOLOS ANESTÉSICOS-ANALGÉSICOS PROPUESTOS ASA-III Y ASA IV PROTOCOLO PREMEDICACIÓN INDUCCIÓN MANTENIMIENTO 1 Tiletamina + Atropina Propofol (3-6 mg/kg) IV Isofluorano Buprenorfina (0,01 mg/kg) IM 2 Medetomidina (0,03-0,05 mg/kg) IM, IV + Ketamina(6 mg/kg) IM +Atropina(0,02 mg/kg) POSTOPERATORIO Buprenorfina (0,005-0,01 mg/kg) IM Propofol (3-6 mg/kg) IV Isofluorano Buprenorfina (0,005-0,01 mg/kg) IM 3 Ketamina (6-10 mg/kg) IM Propofol (3-6 mg/kg) IV Petidina (3-10 mg/kg) IM, IV 4 Ketamina (6-10 mg/kg) IM + Midazolam (0,2 mg/kg) IM, IV Isofluorano Petidina (3-10 mg/kg) IM, IV Propofol (3-6 mg/kg) IV Isofluorano Butorfanol (0,2-0,4 mg/kg) IM 5 Acetilpromacina (0,05-0,1 mg/kg) IM + Diacepam (0,25 mg/kg) Buprenorfina (0,005-0,01 mg/kg) IM Tiopental sódico (6-8 mg/kg) IV Isofluorano Buprenorfina (0,01-0,02 mg/kg) IM 6 Acetilpromacina (0,025 mg/kg) IM + Midazolam (0,06-0,3 mg/kg) IM Buprenorfina (0,005-0,01 mg/kg) IM Buprenorfina (0,005-0,02 mg/kg) IM o Butorfanol (0,2-0,4 mg/kg) IM, SC Propofol (5-8 mg/kg) IV Isofluorano Fentanilo Buprenorfina (bolos de 5-10 microg/kg) (0,005-0,02 mg/kg) IM IV o infusión continua o Butorfanol (0,2-0,4 mg/kg) IM, SC 7 Sin premedicación Ketamina (10 mg/kg) IV +Diacepam (5mg/kg) IV Isofluorano Fentanilo Buprenorfina (bolos de 5-10 microg/kg) (0,005-0,02 mg/kg) IM IV o infusión continua o Butorfanol (0,2-0,4 mg/kg) IM, SC 8 Sin premedicación Propofol (5-8 mg/kg) IV Propofol (0,4 mg/kg/min) en infusión continua Fentanilo Buprenorfina (bolos de 5-10 microg/kg) (0,005-0,02 mg/kg) IM IV o infusión continua o Butorfanol (0,2-0,4 mg/kg) IM, SC APENDICE II TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) PROTOCOLOS ANESTÉSICOS-ANALGÉSICOS PROPUESTOS ASA-IV Y ASA V PROTOCOLO PREMEDICACIÓN INDUCCIÓN MANTENIMIENTO 1 Sin premedicación Propofol (3-8 mg/kg) IV Isofluorano Petidina (3-10 mg/kg) IM, IV Diacepam (0,2 mg/kg) + etomidato (0,5-1,5 mg/kg) IV 2 Petidina (3-10 mg/kg) IM, IV Mascarilla isofluorano Petidina (3-10 mg/kg) IM, IV 3 Acetilpromacina (0,025 mg/kg) Sin premedicación Buprenorfina (0,01-0,02 mg/kg) IM Isofluorano Buprenorfina (0,01-0,02 mg/kg) IM 4 Buprenorfina (0,01-0,02 mg/kg) IM Isofluorano Petidina (3-10 mg/kg) IM, IV Propofol (3-8 mg/kg) IV POSTOPERATORIO Buprenorfina (0,01-0,02 mg/kg) IM Diacepam (0,2 mg/kg) IV Fentanilo (10-15 microg/kg)IV Isofluorano Fentanilo Buprenorfina (bolos de 10-15 microg/kg) (0,01-0,02 mg/kg) IM IVo (5-10 microg/kg) IV en infusión continua PROTOCOLOS ANESTÉSICOS-ANALGÉSICOS PROPUESTOS ASA-IV Y ASA V PROTOCOLO PREMEDICACIÓN INDUCCIÓN MANTENIMIENTO 1 Sin premedicación Propofol (3-8 mg/kg) IV Isofluorano Petidina (3-10 mg/kg) IM, IV 2 Ketamina (5,5 mg/kg)IM Petidina (3-10 mg/kg) IM, IV Diacepam (0,3 mg/kg) IV Sin premedicación Buprenorfina (0,005-0,01 mg/kg) IM Propofol (5-8 mg/kg) IV Isofluorano Buprenorfina (0,01-0,03 mg/kg) IM 4 Diacepam (0.2 mg/kg) IM etomidato (0,5-1,5 mg/kg) IV Petidina (3-10 mg/kg) IM, IV APÉNDICE II Buprenorfina (0,005-0,01 mg/kg) IM Isofluorano Butorfanol (0,2-0,4 mg/kg) IM 3 POSTOPERATORIO Buprenorfina (0,005-0,01 mg/kg) IM Mascarilla Isofluorano Isoflurano Petidina (3-10 mg/kg) IM, IV Buprenorfina (0,005-0,01 mg/kg )I M TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) En cirugías tales como: la extirpación de pequeños tumores, drenaje de abscesos, sutura de laceraciones, la analgesia-anestesia locor regional es tá muy indicada, necesitando tan sólo una tranquilización o sedación del paciente para trabajar quirúrgicamente. Estas técnicas también tienen su aplicación en cirugía ortopédica, odontología, cirugía oftálmica, del oído, etc.; y desde aquí animamos a emplearlas con asiduidad. PROTOCOLOS DE ANALGESIA LOCO-REGIONAL PROTOCOLO ANESTÉSICO LOCAL 1 Lidocaína sin adrenalina Dosis 1ml/5kg (0,2ml/kg) (Dosis máx 10 mg/kg) - 0,5-1-2% Infiltración - Infiltración en línea ( 0,5-1 ml/cm) - 2-4% Tópico - 1% Infiltración de fracturas (2-5 ml) - 1% Bloqueo nervios cabeza (2ml) - 2% Bloqueo plexo braquial (10-15 ml) - 1% Bloqueo Regional intravenoso(2-3 ml) - 2% Epidural Lumbosacra (2-6 mg/kg) 2 Mepivacaína Dosis 1ml/5kg (0,2ml/kg) - Infiltración+Bloqueo de nervios - 2% Epidural Lumbosacra (2-6 mg/kg) Bupivacaína Dosis 1ml/5kg (0,2ml/kg) - 0,25% Infiltración - 0,5% Infiltración Interpleural (0,2-0,4 ml/kg) - 0,5% Bloqueo de nervios - 0,5% Bloq. nervios intercos tales (0,25-0,5 ml) -0,75% Epidural Lumbosacra (1-5 mg/kg) 3 4 INDICACIÓN Fentanilo Dosis 1-10 microg/kg en 0,2 ml/kg de salino 0.9% De los protocolos expuestos con anterioridad, dependiendo de la intensidad dolorosa podemos elegir uno u otro y asi lo exponemos en las siguientes tablas. I - PROTOCOLOS ANESTÉSICOS-ANALGÉSICOS para cirugías o exploraciones que sean molestas y se las pueda incluir en una categoría de intensidad dolorosa leve, tales como: radiografías que suponen una manipulación desagradable (coxartrosis, extremidades fracturadas, luxaciones...) exploraciones ortopédicas, limpieza de heridas extensas e inflamadas, extirpación de masas y tumores de pequeñas dimensiones, sutura de laceraciones, drenaje de abscesos, colonoscopias, vaginoscopias, etc. APÉNDICE II TERAPÉUTICA DEL DOLOR (II) PERRO GATO ASA I-II Protocolos: 5, 6, 9 y 10 Protocolos: 7, 9 y10 Con o sin analgesia locorregional ASA III-IV 2, 3, 4 y 8 1, 2, 3, 4 y 5 Con o sin analgesia locor regional ASA IV-V 1y3 1y3 Con o sin analgesia locor regional II - PROTOCOLOS ANESTÉSICOS-ANALGÉSICOS para cirugías o exploraciones que sean molestas y se las incluya en una categoría de intensidad dolorosa media, tales como: ovariohisterectomía, orquiectomía escrotal, cirugía del sistema renal (riñón, vejiga y uréter), hernias (inguinal, perineal, escrotal, abdominal, umbilical), episiotomía, masa vulvar, procedimientos quirúrgicos oftalmológicos, cirugía abdominal alta (esófago, bazo, hígado), cirugía para extirpación de masas y tumores de un tamaño considerable (mastectomías...), psialoceles, ránulas, gastroduodenoscopias, broncoscopias,etc. PERRO GATO ASA I-II 1, 2, 3, 4, 5, 6, 9 y 10 1, 2, 3, 5, 7 y 8 Con o sin analgesia locor regional ASA III-IV 1, 2, 3, 5, 8 y 9 1, 2, 3, 4, 5, 6 y 7 Con o sin analgesia locor regional ASA IV-V 1, 2, 3 y 4 1, 2, 3, y 4 Con o sin analgesia locor regional III - PROTOCOLOS ANESTÉSICOS-ANALGÉSICOS para cirugías o exploraciones de intensidad dolorosa alta y que se incluyan en una categoría de dolor muy intenso, tales como: cirugía traumatológica y ortopédica, neurocirugía, cirugía del oído, cirugía odontológica, torácica, etc. PERRO GATO ASA I-II 3, 4, 7 y 8 3y4 Con o sin analgesia locor regional ASA III-IV 5, 6, 7 3, 6, 7 y 8 Con o sin analgesia locor regional ASA IV-V 1, 2 y 4 1y4 Con o sin analgesia locor regional APENDICE II CANIS ET FELIS N .o 53 ibliografía 1. 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