La nicotina puede dañar el cerebro en desarrollo de los adolescentes. El cerebro se sigue desarrollando hasta alrededor de los 25 años. Consumir nicotina en la adolescencia puede dañar las partes del cerebro que controlan la atención, el aprendizaje, el estado de ánimo y el control de los impulsos. Entre los problemas de salud causados por el tabaco se incluyen: deterioro dental, daños metabólicos, tos frecuente, aumento de flema, disminución del buen estado físico y problemas respiratorios. El 90 % de las personas que consumen tabaco a diario comienzan a hacerlo a los 18 años de edad. Los jóvenes que comienzan a fumar en una edad temprana tienden más a volverse adictos a largo plazo a la nicotina que los que comienzan más tarde. De hecho, cada vez se adelanta más la edad de inicio en el hábito de fumar y en estos casos el tabaco tiene unos efectos muy concretos: Retraso en el crecimiento y el desarrollo. Un mayor riesgo de sufrir diabetes y obesidad. Predisposición a alteraciones de la conducta, como la hiperactividad y el déficit de atención. A diferencia de las personas que no fuman, los fumadores leves o las personas que fuman ocasionalmente tienen mayor probabilidad de presentar los siguientes problemas de salud: Cáncer de los pulmones, del páncreas y del esófago.