TRABAJO DE LA SOCIOLOGIA DE LA CREACIÓN: AUTORÍA DE LA OBRA DE SHAKESPEARE Isabel Inés Ramos Bravo. Máster de Investigación en Humanidades Universidad de Extremadura. INTRODUCCIÓN Durante el desarrollo de esta parte de la asignatura hemos prestado mucha atención a la comunicación y a los elementos que forman parte de ella, destacando las figuras del emisor y el receptor. Uno de los artículos que analice en clase sobre los tipos de autores mencionaba el debate sobre el verdadero autor de Hamlet, insinuando que Shakespeare no escribió tal obra y que en realidad pertenece a otro autor. Como mi trabajo de fin de máster está relacionado con la traducción de una obra de Shakespeare, Henry IV: Part II, decidí indagar más sobre los problemas de autoría del famoso escritor William Shakespeare. La autoría de William Shakespeare se ha puesto en duda por dos motivos principales: porque fue un provinciano sin mucha educación y porque no existen diarios o cartas que lo prueben. ANALISIS DEL CONTEXTO CREATIVO DE LA OBRA ESCOGIDA El misterio en torno a Shakespeare no se centra en su existencia. Ciertamente si existió. Hubo un William Shakespeare real, nacido en Stratford-Upon-Avon en 1564, del que se conocen su partida de bautismo y las de su familia, su acta matrimonia, disposiciones de tierras a su nombre y otros documentos. Probablemente estudió en la escuela de su localidad y tuvo que ponerse a trabajar por la difícil situación económica que atravesaba su padre. En 1582 se casó con Anne Hathaway con la que tuvo tres hijos. Se supone que hacia 1588 llegó a Londres, donde pocos años después ya habría logrado éxito teatral como dramaturgo y actor, y que llegó a ser copropietario de una compañía teatral y de un teatro. También consta la fecha de su muerte, el 23 de abril de 1616, y que fue enterrado en la iglesia de Stratford. Hasta aquí todo lo que conocemos de su vida. Lo que no está claro es que esa persona fuera el autor de los 154 sonetos y 37 dramas atribuidos a Shakespeare. ANALISIS DE LA AUTORIA La controversia viene del siglo XIX y desde entonces no hay año en que no aparezca alguna teoría tratando de demostrar que aquel hombre de Stratford no era lo suficientemente culto ni había recibido educación necesaria como para escribir obras con tanta profundidad, ni había viajado a 1 muchos de los lugares descritos con detalles en ellas, ni poseía la formación política y las habilidades cortesanas reflejadas en sus libros. Además, no existen cartas o diarios que revelen sus sentimientos personales, y de su puño y letra sólo hay unas cuantas firmas garabateadas. Por tanto, Shakespeare tenía que ser un seudónimo, un hombre de paja bajo el que se escondía tal o cual aristócrata, otro escritor, un grande personaje que deseaba pasar inadvertido o incluso varias personas distintas. ANALISIS DE LA RECEPCIÓN Las producciones literarias de un autor como Shakespeare están condicionadas y determinadas por fuerzas históricas y sociales que complican enormemente nociones sencillas de autoría y responsabilidad artística. No debemos olvidar la función colaborativa que posee el teatro. Es decir, el teatro es considerado como el arte más social dependiente de todas las artes, que depende de un proceso directo de intercambio entre el interprete y el espectador, subordinando la contribución del autor, Además, las obras de Shakespeare son el resultado de un complejo proceso de creación, realización y transmisión. Los textos de una obra de teatro suelen sufrir cambios a lo largo de este proceso. ANALISIS DEL LENGUAJE ARTÍSTICO Shakespeare se ha convertido para muchos en un objeto de veneración o un ídolo cultural, sus obras han llegado a ser consideradas documentos sagrados o religiosos. El problema fundamental de los estudios textuales es el de autoría. Los estudiosos de los textos buscan establecer, de una forma precisa, las palabras que escribió el autor. En el caso de Shakespeare, no ha sobrevivido ninguno de los manuscritos que él escribió. Sus obras han llegado a nuestras manos en forma de libros impresos a partir de manuscritos perdidos, que eran bocetos del autor o copias. El proceso de impresión por el que pasaron dichos documentos era muy primitivo, dando lugar a muchos errores. Sin embargo, los problemas asociados a la autoría del texto no solo proceden de un sistema de ortografía que estaba todavía en un proceso de evolución y un sistema de impresión imperfecto. Es mucho mayor el problema sobre el género en el que Shakespeare escribió sus obras. De todos los géneros literarios, el teatro es probablemente el más difícil de establecer la identidad creativa, porque el teatro es esencialmente un arte colaborativo. Las palabras del dramaturgo eran susceptibles de cambios producidos antes de llegar a la imprenta. Independientemente de estos problemas, la destreza de William Shakespeare en el manejo de la lengua ingles se desplegó más en la gramática que en el uso de palabras. Shakespeare iba a la par 2 que otros autores de la época, en lo que creación de neologismos o riqueza de vocabulario se refiere. Sin embargo, su uso de la gramática, en un periodo de transición para la gramática inglesa en el que había una amplia gama de opciones gramaticales abiertas para los escritores, si marcó una diferencia, y garantizó la importancia continuada del dramaturgo. ANALISIS DE TRANSMISIÓN DE LA OBRA Shakespeare tenía un claro desinterés por que su obra fuera publicada. Sólo la mitad de sus obras fueron publicadas mientras el vivía, y parece ser que el no estaba muy involucrado en el proceso de publicación. Sin embargo, esta indiferencia del autor era algo común en esa época. En esa época no existían leyes que protegían los derechos de autor y normalmente las obras pertenecían a las compañías teatrales. Sólo existían una o dos copias de la obra original. Los actores recibían sólo sus partes con indicaciones de entradas y salidas. El texto se guardaba para evitar robos. Cuando la obra ya había sido llevada a escena varias veces y el público había disminuido considerablemente, la compañía solía venden el texto a un editor que lo imprimía y vendía copias al público. La complejidad de este proceso hace, por consiguiente, difícil que los investigadores puedan determinar la exactitud de un texto de Shakespeare. Se han encontrado, sorprendentemente, varias versiones de una misma obra de teatro. Este hecho se debe a que durante el proceso de impresión se producían errores que había que corregir y por tanto volver a imprimir, dando lugar a varias versiones de una misma obra. La corriente postmodernista tiende, por tanto, a considerar la autoría de una obra como colectiva y no individual. Los problemas de la transmisión textual de la obra de Shakespeare pueden parecer absurdamente pedantes e interesar solo a especialistas. Sin embargo, este proceso es vital para comprender las obras de dicho autor y su importancia cultural. El hecho de que los investigadores necesiten tener acceso a todas las versiones de una misma obra, no significa que el lector común no pueda entender los textos. El lector debe combinar escepticismo y fe a la hora de enfrentarse la incertidumbre textual., 3 CONCLUSIÓN Finalmente, importa menos quien escribió las obras de teatro que el hecho de que fueron escritas y que hoy continuamos admirándolas y disfrutándolas. No quiere decir que, sin embargo, nuestra curiosidad sobre la creación literaria es ilegítima y la identidad del dramaturgo irrelevante. Sabemos que la vida da forma al arte, y que continuamos aprendiendo cómo ocurre este fascinante proceso. Es importante recordar que la cuestión nunca se resolverá completamente. La biografía de Shakespeare ha sido construida meticulosamente desde las más detalladas y mundanas formas de indicios, y mientras tanto no debemos esperar revelaciones sorprendentes. Es posible que nuevos descubrimientos nos ayuden a dar respuesta a las cuestiones que siguen sin tenerla. BIBLIOGRAFÍA https://www.muyhistoria.es/h-moderna/articulo/shakespeare-desenmascarado-761449220676 Enciclopedía Britanica García Hubard, G. (2015). Del cambio de autor al autor espectral. Tropelías: Revista De Teoría De La Literatura Y Literatura Comparada, (24), 140. Mc Donald, Russ. (2001) The Bedford Companion to Shakespeare: An introduction with documents. Bedford 4