1. ANSIEDAD 2. Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros. (1 Pedro 5:7) 3. Salmos 56:3 dice: «El día en que temo, yo en ti confío». 4. Tu guardaras en completa paz 5. Es una condición interna que se refleja externa 6. 7. Notemos que no dice: «nunca tengo problemas de sentir temor». 8. El temor nos golpea y la batalla empieza. 9. La Biblia no supone que los verdaderos creyentes no tendrán ansiedad. Más bien, la Biblia nos enseña a luchar contra ella cuando nos golpea. 10. Por ejemplo, 1 Pedro 5:7 dice: «Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros». 11. 12. No dice que nunca tendremos ansiedad; 13. por el contrario, dice que, cuando la tengamos, la echemos sobre Dios. 14. 15. Cuando el lodo nos salpique en el parabrisas y perdamos de vista temporalmente el camino y empecemos a desviarnos en ansiedad, encendamos el limpiaparabrisas y usemos el líquido limpiador. 16. 17. Así que esta es mi respuesta a aquellos que luchan día a día contra la ansiedad: 18. eso es bastante normal. 19. Al menos para mí lo es, y así lo fue desde mis años de adolescencia. 20. La cuestión es la siguiente: ¿cómo luchar contra ella? 21. La respuesta a esa pregunta: luchamos contra la ansiedad al batallar contra la incredulidad y por la fe en la gracia futura. 22. 23. La manera en que peleamos esta «buena batalla» es meditando en las garantías que Dios nos da acerca de la gracia venidera y pidiendo ayuda a su Espíritu. 24. 25. El limpiaparabrisas es la suma de las promesas de Dios que barren el lodo de la incredulidad, y el líquido limpiador es la ayuda del Espíritu Santo. 26. 27. La batalla para ser libres del pecado se pelea «mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad» (2 Tesalonicenses 2:13). 28. 29. La obra del Espíritu y la Palabra de verdad: esos son los grandes edificadores de la fe. 30. Sin la obra ablandadora del Espíritu Santo, los limpiaparabrisas de la Palabra tan solo arañarían por encima los enceguecedores terrones de la incredulidad. 31. Ambos son necesarios el Espíritu y la Palabra. 32. 33. Leemos las promesas de Dios y oramos pidiendo la ayuda de su Espíritu. 34. Y a medida que el parabrisas se limpia para permitirnos ver el bien que Dios tiene planeado para nosotros (Jeremías 29:11), nuestra fe se fortalece y el camino que la ansiedad ha torcido se endereza. 35. 36. La mayor parte de nuestra preocupación y ansiedad provienen de concentrarnos en las circunstancias, los problemas y los "qué pasaría si" de esta vida. 37. 38. Por supuesto, es cierto que cierta ansiedad es de naturaleza fisiológica y puede requerir tratamiento médico, pero la ansiedad cotidiana con la que se enfrentan la mayoría de los creyentes generalmente tiene sus raíces en una sola cosa: La incredulidad. 39. 40. 41. 42. 43. 44. 45. 46. 47. 48. 49. 50. 51. 52. La ansiedad viene en forma de pregunta La ansiedad siempre viene en forma de una pregunta de "qué pasaría si". Por ejemplo, podría preguntarse: "¿Qué pasa si mi salud falla?" O puede estar pensando, “¿Qué pasa si pierdo mi trabajo y no puedo hacer el pago de la hipoteca? ¿Cómo voy a alimentar a mi familia?" La ansiedad siempre se centra en el futuro y nunca en el presente. Piense en esto por un minuto: ¿Existe todavía el futuro? No. Ahora, ¿Cuánto control tienes sobre cosas que no existen? Cero. 53. Esto hace que sea fácil sentir que las cosas están completamente fuera de control. 54. 55. Imaginar todas las formas posibles para que se desarrollen los eventos puede ser un camino sin fin. 56. Antes de que te des cuenta, el mundo da vueltas y la ansiedad te tiene en sus garras. 57. 58. 59. 60. 61. 62.