El campesino y el cántaro roto Un campesino muy pobre que vivía en lo alto de una montaña, bajaba todos los días desde su casa hasta el rio con sus cantaros a la espalda. Los llenaba de agua y subía la colona con ellos para regar sus plantas. De esta forma, conseguía cada año un cultivo esplendido. Pero una curiosa tarde de verano, el hombre se sentó ala sombra de un árbol a descansar, y una piedrecita hizo un pequeño agujeró en uno de los cantaros A cabo de unos meses, el cántaro impacto al otro le dijo al otro: -no se como no te das cuenta que Heres un estorbo y no sirves para nada. Nuestro amo no hace mas que bajar y subir de la montaña al rio y del rio ala montaña… yo le ofrezco toda el agua, pero tu en cambio la vas perdiendo en el camino. ¡No llevas ni la mitad de agua. Con todo el esfuerzo que hace el! El cántaro agujerado se puso muy triste. Al día siguiente le dijo a su amo: - Amo no deberías llevarme al rio -Heres mas valioso de lo que piensas-dijo de pronto el campesino- ¿o acaso no te fijaste en que el camino de vuelta a casa esta repleta de hermosas flores? Es porque al ver que tenias agujeros, fue echando semillas por el camino para que nacieran y adornaban los colores el camino de vuelta. Confía en tus posibilidades: lo mas importante es confiar en uno mismo. Si no puedes ser el mas rápido, igual puedes ser le que anime el grupo. Todos tienen algún don que los hace especiales Las ranas en la crema Había una ves dos ranas que cayeron en un recipiente de crema. Inmediatamente sintieron que se hundían, como arenas movedizas Al principio las dos patalearon en la crema para llegar al borde del recipiente, pero era inútil, solo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse. Sintieron que cada ves Hera mas difícil salir ala superficie a respirar. Una de ellas dijo en voz alta:-”no puedo mas”. Es imposible salir de aquí, esta materia no es para nadar. Ya me voy a dormir no veo porque prolongar este dolor. No entiendo que sentido tiene morir ahogada por este esfuerzo inútil” Y dicho esto, dejo de patalear y se hundió con rapidez siendo literalmente tragada por el espeso liquido blanco. La otra rana, quizás mas persistente, o quizás mas trozada, se dijo-2 no ay mas cas! Nada se puede hacer para avanzar en esta cosa. Sin embargo, ya que la muerte me llega, prefiero luchar hasta mi ultimo aliento. No quiero morir un segundo antes de que llegue mi hora”. Y siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar ni un centímetro. Horas y horas. De pronto…de tanto patalear y gritar, gritar y patalear…la crema se transformo en mantaca y la rana sorprendida dio un salto, y patinando llego hasta el borde del recipiente