Sistemas Monetarios Internacionales (SMI) y patrón ORO Todo Sistema Monetario Internacional (SMI) refiere al marco de reglas, regulaciones y convenciones que gobiernan las relaciones financieras entre los países. El SMI asume diversas formas, dependiendo de la manera en que se organiza la conducta financiera externa de las naciones. Todos los sistemas monetarios internacionales tienen características comunes y se diferencian solamente en ciertos aspectos. Para clasificarlos, se utilizan diferentes criterios alternativos, dentro de los cuales los más importantes son el papel de las tasas de cambio y la naturaleza de los activos de reserva. Objetivos del SMI Internos Maximizar el crecimiento de la renta a largo plazo Conseguir la estabilidad interna (precios) y externa (balanza por c/c) Internacionales Garantizar las libertades en el movimiento de bienes y servicios, capitales y factores Facilitar ajustes internos Impedir la propagación des equilibrios internacionales La función principal de un SMI es permitir que los procesos económicos fundamentales de producción y distribución operan lo más suave y eficientemente posible, logrando así la maximización de la producción y el empleo mundial total y una distribución deseable del bienestar económico entre las naciones, así como entre los diferentes grupos dentro de cada nación. Características de un buen sistema monetario internacional En economía, para comprender el desarrollo real de un sistema monetario internacional, se utilizan tres pruebas: ajuste, liquidez y confianza. La importancia del problema del ajuste se debe a que cada política implica costos económicos. Si el ajuste es inevitable, el papel del sistema monetario internacional debe ser el de permitir que los países escojan aquellas políticas que minimicen los costos generales del ajuste y que se distribuya ese mínimo costo de manera equitativa entre todos los países. La liquidez se relaciona con el volumen de las reservas monetarias internacionales brutas; un buen SMI debe lograr la existencia de una oferta adecuada de las reservas. El volumen óptimo de las reservas es el que asegura la combinación más eficiente entre financiamiento y ajuste. La confianza necesaria para el funcionamiento armónico del SMI se refiere a la voluntad de los poseedores de activos de reserva para continuar manteniéndolos. Cuando se intenta cambiar un activo por otro en respuesta al descontento producido por la composición de las carteras, se genera una crisis de confianza. Por lo tanto, un buen SMI debe contar con salvaguardias contra la ocurrencia de este tipo de crisis o al menos tener la capacidad de poder sortearlas satisfactoriamente. Los regímenes de tipos de cambio Tipos de cambio fijos El Banco Central fija el tipo de cambio Debe estar dispuesto a mantenerlo mediante intervenciones en el mercado de divisas Sus variaciones son devaluaciones/revaluaciones Tipos de cambio flotantes (flexibles) El tipo de cambio se fija en el mercado en función de la oferta y la demanda Evolución Histórica *1870-1914. La utilización del patrón oro, que surgió durante la década de 1870 y duró hasta el estallido de la primera guerra mundial en 1914, se basó en un conjunto de ideas sobre la política macroeconómica internacional que defieren de aquellas que han formado la base de los acuerdos monetarios internacionales en la segunda mitad del siglo XX. El patrón oro se originó en el uso de monedas de oro como medio de cambio, unidad de cuenta y depósito de valor. A pesar de que el oro había sido usado para éstos propósitos desde tiempos antiguos, el patrón oro, como institución legal, tiene su origen en 1819, cuando el Parlamento británico aprueba la Resumption Act.(acta de reanudación). Esta ley toma su nombre de la exigencia de que el Banco de Inglaterra reanudara su práctica, que se había visto interrumpida luego del estallido de las guerras napoleónicas entre 1793 y 1815, de cambiar papel moneda por oro a un tipo de cambio fijo, logró abolir a través de su implementación, las restricciones mantenidas durante largo tiempo sobre la exportación de monedas de oro y lingotes desde Inglaterra hacia el resto del mundo. En los últimos años del siglo XIX, Alemania, Japón y otros países también adoptaron el patrón oro. Por su parte los Estados Unidos efectivizaron su unión al patrón oro en 1879 cuando fijaron al oro los «billetes de banco» emitidos durante la guerra civil, más tarde la ley del patrón-oro de 1900 institucionalizó los vínculos entre el dólar y el oro. Durante éste período, Inglaterra fué el líder económico mundial, logró que la libra esterlina se identificara con el oro y fuera libremente aceptada y ampliamente utilizada. Por ello Londres se convirtió en el centro del sistema financiero internacional. Gran parte del comercio mundial era financiado con libras esterlinas, y como consecuencia, se mantenían en Londres sustanciales saldos en libras lo que permitían que el Reino Unido actuara como prestamista de última instancia en tiempos de crisis bancaria. Con el sistema de patrón-oro, los países debían fijar el valor de sus monedas en términos de oro, así, cualquier déficit o superávit de la balanza de pagos debía ser compensado transfiriendo oro. La oferta monetaria, por lo tanto, quedaba determinada por el comportamiento de los mercados, especialmente el mercado externo. La responsabilidad de un Banco Central era preservar la paridad oficial entre su moneda y el oro, debía mantener un determinado stock de reservas en oro. El Banco Central no ganara ni perdiera oro, lo que era más importante, a una tasa demasiado rápida, se intentaban evitar las fluctuaciones en la balanza de pagos. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, la era dorada del patrón-oro llegó a su fin. Las naciones en conflicto suspendieron la convertibilidad de sus monedas al oro y decretaron un embargo sobre las exportaciones; con el fin de proteger sus reservas financiaron sus masivos gastos militares imprimiendo dinero, lo cual aumentó las presiones inflacionarias. Esta situación se vió agravada porque se redujeron bruscamente, por causa de la guerra, la fuerza de trabajo y la capacidad productiva, dando como resultado un fuerte aumento en las ofertas monetarias y en los niveles de precios. Sistema de patrón del cambio oro Después de la Primera Guerra Mundial, los valores de las monedas fluctuaron violentamente, sin embargo, éste régimen de fluctuación era considerado por la mayoría de las naciones como un arreglo temporal, que conduciría a restaurar el patrón-oro clásico. Pero el oro todavía estaba valuado a la paridad previa a la guerra y dado que la mayoría de los países habían sufrido rápidas inflaciones de precios, se presentó naturalmente una gran escasez de oro. En 1922, el comité financiero de la Conferencia de Génova, intenta superara ésta situación y recomienda la adopción en el mundo de un patrón-oro de cambio. Los países intervinientes, entre los que se encontraban Inglaterra, Francia, Italia y Japón, acordaron la vuelta al patrón-oro y a la cooperación entre los bancos centrales para alcanzar los objetivos internos y externos. Este patrónoro de cambio establecían mantener como reservas las monedas de los países grandes, cuyas reservas internacionales consistían únicamente en oro, de esta manera se lograba economizar el uso del metal. Debido al fracaso del patrón-oro de cambio y a las continuas depreciaciones competitivas, producidas por algunos países con la esperanza de conservar el oro y cambiar la demanda mundial hacia sus productos, el mundo quedó dividido en tres principales bloques: por un lado el bloque de la libra esterlina, que estaba organizado alrededor de Inglaterra; por otro lado, el bloque de dólar, donde su principal exponente eran los Estados Unidos; y por último, estaba el bloque del oro, que se organizaba alrededor de Francia. Además, Alemania y los países de Europa del Este, abandonaron la convertibilidad al oro e impusieron controles de cambio. Comenzaba de esta manera un período donde predominaba la competencia y la hostilidad. Se llevaron a cabo durante la Gran Depresión, «políticas de empobrecimiento del vecino», consistentes en depresiones continuas de la moneda y políticas arancelarias que benefician al país que las practicaba en la medida en que empeoraban las condiciones económicas de los otros países. el intento de encontrar un nuevo orden monetario internacional, producido entre las dos guerras fracasó por dos razones principales: 1) porque la anhelada «era dorada» del patrón-oro clásico fue en realidad un mito, ya que la prosperidad observada por la mayoría de los países durante este período se debió a la estabilidad mundial y a la marcada cooperación internacional, más que a las bondades del patrón-oro 2) porque la economía mundial había experimentado cambios muy significativos debido a la primera guerra mundial y a la gran depresión. Las paridades de la preguerra no eran las adecuadas, ya que la mayoría de los países habían pasado por períodos inflacionarios muy diversos, lo que provocó que sus monedas quedaran subvaluadas o sobrevaluadas. Bretton Woods Bretton Woods, New Hampshire (Estados Unidos). En este lugar, los representantes de cuarenta y cuatro gobiernos, decidieron la creación del Fondo Monetario Internacional (F.M.I.). En este sistema de Bretton Woods, llamado también «sistema de tasa de cambio ajustable «, el dólar se fijó al oro a una paridad fija (1), y los Estados Unidos, solventaba la compra y venta de cantidades ilimitadas de oro a la tasa oficial. A cada país diferente de los Estados Unidos, se le requería: 1) Declarar el valor de la paridad de su moneda en términos de oro o de dólar de los Estados Unidos 2) Defender la paridad declarada en el mercado de cambio extranjero mediante la compra o venta de dólares. El sistema creado en Bretton Woods, sostenía unos tipos de cambio fijos, con respecto al dólar, las monedas de los países miembros se mantenían estables y con respecto al oro, un precio invariable del dólar en oro (35 dólares la onza). El mecanismo descripto implica un sistema de patrón de cambiooro, en donde la principal moneda de reserva es el oro. Los creadores del Fondo Monetario Internacional, buscaban en este sistema de cambio fijo, el impulso necesario para el crecimiento del comercio internacional, por lo cual en sus estatutos, el F.M.I.1, daba facilidades de tipo financieras a los países deficitarios. Características del Sistema de Bretton Woods En cuanto a las características, que el F.M.I. trataba de impulsar, de la obligación de que los tipos de cambio fueran fijos con respecto al dólar. Disciplina. Si un banco central, desarrollaba una política monetaria expansiva (aumentaba su cantidad de dinero), perdería sus reservas internacionales. Ósea aquellas reservas (inventarios de monedas extranjeras), que debía mantener para subsanar cualquier deficiencia entre la oferta y la demanda de cambio extranjero a la tasa fijada. La flexibilidad, se denota en ciertos aspectos a que refiere a los primeros acuerdos del F.M.I., más directamente en la disposición a prestar divisas a sus miembros, cuando estuvieran en déficit, y aquellos en los cuales se haya visto afectado “el empleo”, por algún tipo de ajuste monetario o fiscal. Otra pauta de la flexibilidad, era lo llamado “Paridades Ajustables”, y se daba, en situaciones de desequilibrio fundamental», aquellos países que sufrían variaciones internacionales negativas, constantemente, en la demanda de sus productos, podían cambiarse (devaluar o revaluar) los tipos de cambio. El uso de monedas nacionales en el comercio internacional, hizo que el comercio multilateral fuera más eficiente. Impulsaba a los países a tener monedas “convertibles”. Monedas que pudieran ser usadas en transacciones internacionales libremente, por ciudadanos de cualquier país. Crisis del Sistema de Tipo de Cambio Fijos del Sistema de Bretton Woods Durante la primera década del Sistema de Bretton Woods, la reconstrucción de la guerra llevo a muchos países, a ver a sus equilibrios externos inalcanzables. En esta etapa, se presencia el fenómeno llamado «escasez de dólares», debido a que estos países deficitarios, no podían conseguir suficiente cantidad de dólares para solventar las compras a los Estados Unidos. Cada país deficitario, en un contexto global de movimientos de capital muy restringido, veían imposibilitado pedir préstamo de divisas. Por lo tanto, estos desequilibrios eran financiados por movimientos de reservas nacionales y préstamos del gobierno nacional, y debido a la baja de las reservas, a los bancos centrales se les presentaba cada vez más difícil mantener el tipo de cambio fijo. Países en situación de “desequilibrio fundamental”, eran considerados maduros para devaluar su moneda (autoridad de un país reduce el valor de su moneda con respecto a las monedas extranjeras), podía llevar a una crisis de balanza de pagos. Por todo lo mencionado hasta el momento, durante los años sesenta y comienzo de los setenta, se presenciaron crisis de balanza de pagos, cada más habituales, hasta que un hecho sobresaliente desató una época de especulación, y fue el récord en el déficit de la balanza comercial de Inglaterra, a principios de 1964, hasta noviembre de 1967, cuando la moneda británica fue devaluada. Casos similares se dieron en Francia que devaluó su moneda, y Alemania revaluó la suya. El principio del colapso de los tipos de cambio fijo del Sistema Bretton Woods, a comienzos de 1973. Como así, también, colocar a la política monetaria de los Estados Unidos de los fines de los setenta, como contribuyente en este derrumbamiento, pues, Estados Unidos, con su política fiscal expansiva, provocó la necesidad de devaluar el dólar y los miedos de que ello ocurriera, causaron movimientos especulativos de capitales alejándose del dólar y de esa manera aumentaron las ofertas de monedas de los países extranjeros. Se empezó de a poco al alejamiento de los países industrializados del dólar. A principios de 1973, cuando se producía el derrumbe del Sistema Bretton Woods, aquellos países industrializados que se alejaron del dólar, adoptaron tipos de cambio flotantes la moneda era determinada libremente en el mercado de divisas, sin intervención del Banco Central. El comportamiento de los tipos de cambio flotantes entre las dos guerras mundiales, hizo que cierto sector mostrara en duda su continuidad, basado esto en argumentos tales como: 1. La disciplina: pues estos críticos sostenían que los tipos de cambio flotantes conducirían más al libertinaje que a la libertad, ya que los países podían utilizar políticas super-expansivas debido a su falta de preocupación por la pérdida de reservas internacionales. 2. La especulación desestabilizadora y las perturbaciones monetarias: en éste tema juega un rol importante la expectativa, pues los operadores de los mercados de divisas al ver depreciarse su moneda, pueden venderla llevados por las expectativas de una creciente depreciación, a su vez que ésta conducta puede ser adoptada por otros operadores con respecto a ésa misma moneda, por lo tanto la esperada depreciación se llevará a cabo, y a largo plazo los países encontrarse en un círculo vicioso de depreciación. 3. Los prejuicios al comercio internacional y a la inversión: estos opositores sostenían que la fluctuación de las monedas aumenta la incertidumbre de los importadores y de los exportadores con respecto a los precios a pagar y a cobrar respectivamente. 4. La descoordinación de las políticas económicas: La libertad que tenían los países para modificar sus tipos de cambio, podía volver a suceder que los países practicaran políticas macroeconómicas solo a su conveniencia, perjudicando a los demás. 5. La ilusión de una mayor autonomía: Los bancos centrales deberían intervenir en los mercados de divisas, aunque no tuvieran una obligación formal, todo esto debido a los importantes efectos macroeconómicos. Los países en desarrollo, en los años cincuenta y sesenta relacionaban sus monedas a las de los principales países industrializados. A comienzos de los años setenta, estos países industrializados adoptaron tipos de cambio flexibles. A medida que estos países desarrollados fueron haciéndose partidarios de los tipos de cambio flotante, el problema mayor se les presentó a los países en desarrollo, que seguían de cerca a los primeros. Esto tuvo un primer colapso en los precios del petróleo en 1973, y otra vez en 1982, cuando tuvo su inicio "la crisis de la deuda". El fin del régimen de cambios fijos En efecto, como el dólar era el mayor instrumento de la liquidez internacional, ya desde los años cincuenta y en el transcurso de la década de los sesenta aparecieron los problemas de liquidez que hicieron necesario crear como nuevo instrumento de reserva a partir de 1969: los Derechos Especiales de Giro emitidos por el FMI. Pero el problema paso a ser que no todos los países tenían igualdad de derechos y obligaciones, lo que unido a los propios problemas norteamericanos (malas cosechas, efectos inflacionistas de la guerra de Vietnam, necesidad de devaluar el dólar, etc.) llevó a los EEUU a suspender en 1971 la convertibilidad del dólar en oro, dando lugar a ajustes cambiarios que llevaron a la ruptura de uno de los principales pilares del SMI surgido en Bretton Woods, a consecuencia de la falta de liquidez y de confianza, así como de la necesidad de un ajuste cambiario. Durante un par de años más el SMI siguió teniendo formalmente al dólar como patrón, hasta que en 1973 se decidió permitir la libre flotación de las monedas en los mercados de divisas. La situación no ha cambiado desde entonces. Lo ocurrido en las más de tres décadas posteriores confirma que era inevitable la pérdida de referencia del oro y del dólar, pues los EEUU han incurrido en persistentes déficit por cuenta corriente, hasta el punto de convertirse en mayor deudor mundial que la suma de todos los demás países en vías de desarrollo y con problemas de balanza de pagos que les han llevado a incrementar también considerablemente la deuda, lo que ha causado desde principios de los años ochenta periódicos episodios de suspensiones de pagos y consiguientes renegociaciones e impagos de la deuda. Pero el sistema ha sobrevivido gracias a las sucesivas reformas del FMI y, sobre todo, a que EEUU ha encontrado siempre crédito para mantener su hegemonía económica, tecnológica, cultural, militar e incluso política, primero con los superávits europeos (sobre todo alemanes), luego con los de Japón, y desde los años noventa en que ambas economías han atravesado también problemas con otros países asiáticos, tarea financiadora a la que en los últimos años se han sumado China (cuyas reservas rondan los 800.000 millones de dólares) e incluso recientemente la India (cuyas reservas llevan camino de los 200.000 millones de dólares). Por eso el euro, el yen, el yuan (cuya revaluación reclaman desde hace años sin éxito los EEUU),y ahora la rupia india, han erosionado la hegemonía del dólar