,'(17,'$'3(58$1$/$3(5&(3&,21'(/26,17(/(&78$/(6 Enrique Obando Arbulú Desde el siglo XVI hasta hoy el tema de la identidad peruana ha sido entendido de diversas maneras por diferentes autores. Sea que hayan incursionado en el tema a través de la historia, la política, la literatura o últimamente las ciencias sociales (ciencia política, sociología o antropología), en principio, podemos clasificarlos en ocho grandes grupos, de acuerdo al tipo de identidad que reconocen (o desean imponer) en la población del país. Los diferentes tipos de identidad por ellos planteados son : 1. Identidad Dinástica 2. Identidad Territorial 3. Identidad Cultural y Étnica 4. Nación Mestiza, Identidad Unitaria 5. Carencia de Identidad 6. Movimiento Indio 7. Identidad Clasista 8. Identidad Volitiva Analicemos estos casos uno por uno. ,GHQWLGDG'LQiVWLFD La idea de entender la identidad peruana desde el punto de vista dinástico fue una tendencia puramente colonial, pero tenia una base pre-colombina en el imperio de los Incas, cuya identidad se basaba también en elementos dinásticos. Desde esta concepción la identidad era concebida como relacionada con la lealtad hacia una dinastía, la de los Austrias primero y la de los Borbones después. La identificación no era ni con el territorio ni con la cultura, sino con la dinastía gobernante. El Perú era entonces concebido como un reino dentro de un imperio español que incluía muchos otros reinos. Este tipo de identificación era el predominante en Europa hasta el siglo XVIII, en el cual aun no había nacido el fenómeno del nacionalismo. El concepto de nación viene a ser un concepto nuevo que nace en Francia con la revolución de 1789 y en Prusia con la invasión napoleónica, para después contagiarse al resto de Europa. En ese sentido los escritores que trataban el tema desde el Perú estaban plenamente identificados con la corriente de lealtad dinástica entonces en boga. El Rey de España (Carlos V de Alemania y I de España) era un extranjero para los españoles, hablaba alemán y no un idioma peninsular, estaba rodeado de una corte alemana y tenía costumbres extrañas. Pero lo que interesaba no era la nacionalidad del emperador, sino la dinastía. Mas aun, bajo la misma dinastía se reunían españoles, austriacos, flamencos, napolitanos, mexicanos y peruanos. Los mismos españoles no constituían una unidad, sino que eran resultado de la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Españoles e indios en el Perú entendían esto perfectamente; los españoles porque era el tipo de identidad aceptado en Europa y los indios porque el imperio de los Incas impuso un tipo de identidad similar, en donde las diferentes etnias conservaban sus respectivos jefes pero reconocían la subordinación al Inca. No existió una nación Inca en la vastedad del Tawantinsuyu, sino una organización política multi-étnica bajo un soberano. El catolicismo viene a reforzar esto porque la idea de la Iglesia Católica es no la de una religión étnica sino una religión universal, en donde la pertenencia no se da basada en la sangre sino a subordinación a la autoridad de la jerarquía eclesiástica romana, que viene a ser un tipo de dinastía sagrada, y a la autoridad de Dios. El primer representante de la corriente de identidad dinástica en el Perú viene a ser Pedro Cieza de León, que en el proemio de su obra "La Crónica del Perú" (1553) iguala a los españoles y a los indios del Perú bajo la Iglesia y el Emperador diciendo "... considerando que, pues nosotros y estos indios todos traemos origen de nuestros antiguos padres Adán y Eva ...", y luego dice "... era justo que se supiese en que manera tanta multitud de gentes como de estos indios había sido reducida al gremio de la santa madre Iglesia...", dejando en claro la pertenencia de los indios como miembros de la Iglesia Católica . Mas adelante añade "y como siendo su rey y señor nuestro invictísimo emperador…" frase con la cual señala a los indios como súbditos del emperador. Esta idea de igualdad de los habitantes del Reino del Perú con los españoles bajo la Iglesia y el Rey es aceptada por Cieza en el primer capitulo cuando señala: "Cuya voluntad así a los ya dichos Reyes Católicos como de Su Majestad, ha sido y es que gran cuidado se tuviese con la conversión de las gentes de todas aquellas provincias y reinos, capitanes y descubridores, con celo de cristiandad, les hiciesen un tratamiento que como a prójimos se debía; puesto que la voluntad de Su Majestad esta es y fue, algunos de los gobernadores y capitanes lo miraron siniestramente, haciendo a los indios muchas vejaciones y males, y los indios por defenderse se ponían en armas y mataron a muchos cristianos y algunos capitanes. Lo cual fue causa que estos indios padecieron crueles tormentos quemándolos y dándoles otras recias muertes." (Cieza 1553) "Pues sabiendo Su Majestad de los danos que los indios recibían, siendo informado de ello y de lo que convenía al servicio de Dios y Suyo y la buena gobernación de aquestas partes, ha tenido por bien de poner visoreyes y audiencias, con presidentes y oidores; con lo cual los indios parece han resucitado y cesado sus males. De manera que ningún español, por muy alto que sea, les osa hacer agravio." (Cieza 1553) "Así que ya en este tiempo no hay quien ose hacerles enojo y son en la mayor parte de aquellos reinos señores de sus haciendas y personas, como los mismos españoles." (Cieza 1553) La identidad peruana es para Cieza entonces una identidad con el emperador, del cual los indios del nuevo mundo son súbditos. El emperador es un soberano benévolo, protector de sus súbditos. En la condición de súbditos del mismo emperador los indios son prójimo de los españoles, mas aun por el hecho de pertenecer a la misma Iglesia y están socialmente en la misma condición que los españoles, lo que es resaltado por la frase "son señores de sus haciendas y personas, como los mismos españoles". Otro caso de identificación Dinástica es el Inca Garcilaso de la Vega. " Español en Indias, indio en España: he ahí el dilema de Garcilaso" dijo Porras Barrenechea. No podía identificarse con el Perú de su madre de sangre real inca por que este desapareció cuando el Virrey Toledo ejecutó al último inca de Vilcabamba, Tupac Amaru I, y luego inicio la dura política de represión contra todos los de sangre real incaica, inclusive contra los mestizos como Garcilaso, a quienes deporto fuera del reino. No podía identificarse con el Perú de su padre conquistador por que este Perú también desapareció con la institucionalización del virreynato. Los conquistadores fueron desplazados por los administradores con una concepción del mundo diferente. Pocos conquistadores recibieron títulos y ninguno pudo gozar de ellos en paz. Después de las guerras civiles una nueva clase dominante burocrática se impuso y los desplazo. Los conquistadores no fueron reconocidos como nobles en España. Se les llamaba indianos y se mofaban de ellos. (Durand: 1959) Garcilaso es entonces un hombre sin identidad cultural por el mismo hecho de ser mestizo. Su identificación va a ser Dinástica. Reconoce la soberanía del Emperador. A el se dirige para obtener mercedes en atención a los servicios militares de su padre y la sangre real de su madre, aunque no los obtenga. Es a una dama de esta dinastía, doña Catalina de Portugal, duquesa de Braganza a quien dedica los Comentarios. Y es frente a esta dinastía ante quien desea probar las grandezas de los Incas al Escribir los "Comentarios Reales". Es por este imperio por el que combate junto a Don Juan de Austria contra los moriscos granadinos, ultimo escollo de la reconquista. Finalmente su identificación con la Iglesia Católica es similar a la de Cieza cuando dice en su proemio a los Comentarios " la cual ofrezco a la piedad del que leyere, no con pretensión de otro interés mas que de servir a la República Cristiana, para que se de gracias a Nuestro Señor Jesucristo y a la Virgen María su madre, por cuyos méritos e intercesión se digno la Eterna Majestad de sacar del abismo de la idolatría tantas y tan grandes naciones y reducirlas al gremio de su Iglesia Católica y Romana, madre y señora nuestra." Garcilaso es el primero en considerar al Perú su patria, pero tanto como considerara Córdoba, su lugar de residencia en España también su patria. Y no hay contradicción en ello. Patria concebida como lugar de nacimiento o de residencia, pero ambos sujetos a la misma casa real, a la misma dinastía; reinos de una entidad política mayor, el imperio de los Austrias. ,GHQWLGDG7HUULWRULDO La identidad dinástica comienza a entrar en crisis en el siglo XVIII debido a la percepción de que los intereses de la metrópoli española no coincidían y en algunos casos entraban en contradicción con los intereses americanos. Hubieron entonces quienes identificaron América como su patria, no en el sentido solo de lugar de nacimiento, sino en un sentido mas profundo de intereses compartidos entre los americanos, intereses que ya se veían como diferentes de los de España. El mas importante de ellos fue Juan Pablo Viscardo y Guzmán, quien en su celebre " Carta a los españoles Americanos" publicada en 1792 conmina a los habitantes del Nuevo Mundo a romper lazos con España. (Deustua) Allí nos dice con toda claridad "El Nuevo Mundo es nuestra Patria, su historia es la nuestra. " (...) y a pesar de que solo reconocemos a esta (América) como nuestra patria y que toda nuestra subsistencia y la de nuestra descendencia se fundan en ella, hemos respetado, conservando y venerando sinceramente el cariño de nuestros padres por su primera Patria ; (...) Guiados por un fervor ciego no nos hemos percatado que tanto afán por un país que nos es extraño, al que no debemos nada, significa una cruel traición a aquel en que hemos nacido y nos alimenta a nosotros y a nuestros hijos." Esta misma concepción de América la encontramos en Llano Zapata (1761) y el Satélite Peruano (1812), periódico este último donde se insertan las famosas palabras "Por patria entendemos la vasta extensión de ambas Américas. (Basadre, 1939; 180). Otros, sin embargo comenzaron a pensar en el Perú como Patria. Túpac Amaru II consideraba al Perú su patria. Sus cartas y proclamas están llenas del deseo de integración de los habitantes del Perú, sin distingo de castas, actitud que contrastaba fuertemente con el pensamiento de sus principales capitanes y de la masa que los sostenía y que pensaban en un país indio en donde los españoles fueran expulsados. (Valcárcel, Daniel: 1965, 45) Fue movido por este espíritu integracionista que Túpac Amaru promulgo el Bando de Libertad de Esclavos Negros. Después de la victoria de Sangarara Túpac Amaru lamentara la muerte de criollos y mestizos "a quienes nunca ha sido mi animo se les haga ningún perjuicio, sino que vivamos como hermanos y consagrados en un cuerpo". (Valcárcel 1965, 97) Para Túpac Amaru todos aquellos que vivían en el territorio peruano independientemente de su casta eran peruanos. En el mismo año de la rebelión (1780) apareció la República de Gregorio Cangas "Descripción dialogada de los pueblos y costumbres del Perú en el siglo XVIII". El principal valor de este testimonio es la afirmación criolla y peruanista que se respira en sus paginas. Ese notorio afán de singularizar lo peruano y contraponerlo frente a lo español y europeo. (Deustua, 1960, 10) Su visión también es territorial y es un claro indicio de la toma de conciencia de la singularidad de lo peruano. Identidad territorial será también la adoptada por el "Mercurio Peruano". Este punto de vista sobre la identidad recibirá un fuerte impulso a principios del siglo XX con las monografías escritas por los geógrafos o personajes ligados a la Sociedad Geográfica de Lima, como Tadeo Henkel con su "Descripción del Perú " (1901), Pablo Clement "Perú" (1925), Emilio Romero "Nuestra Tierra" (1941) . En la década del sesenta será esta la visión de otro geógrafo, Javier Pulgar Vidal, en su "Geografía del Perú, o las Ocho Regiones Naturales" (1965). Territorialista será también la visión de Francisco Alayza Paz Soldán y Rafael Larco Herrera quienes escribieron sobre el indio. El solo título de la obra de Paz Soldán nos da una idea de la concepción "El Problema del Indio en el Perú. Su Civilización e Incorporación a la Nacionalidad" (1928). Según esto la nacionalidad no es india. Es blanca y mestiza. Al incorporar al indio que no forma parte de ella, la nacionalidad no estará formada por elementos étnicos ni culturales, sino territoriales. Similar es la visión de Larco Herrera en "El Indio Problema Nacional" (1939). La visión Territorialista es igualmente compartida por un autor de la talla de Jorge Basadre , el historiador de la República. En su obra principal "Historia de la República del Perú" Basadre dice: "¿Qué tenían de común en 1824 un labriego de Piura y un labriego del Cuzco, por ejemplo? Muy poco evidentemente. Pero ambos y otros como ellos y sus antepasados vivían dentro del mismo ámbito político- administrativo y no únicamente desde el siglo XVI sino desde muchos siglos antes de los Incas. Este molde impalpable influyo de una manera u otra, sobre su niñez, su juventud su adolescencia su ancianidad y sobre los de sus familiares". (Basadre 1939, IX) Mas adelante la frase "..Esta colectividad que era un viejo conglomerado histórico geográfico" nos dice mucho del pensamiento de Basadre al respecto. (Basadre1939, 1). Aquí lo político administrativo de un territorio determina la identidad de la población así como el discurrir histórico de dicha población en el territorio. En " La promesa de la Vida Peruana" (1958) Basadre expresa: "Lo peruano es primariamente una comunicación, unidad substancial de elementos heterogéneos, conciencia simultánea de lo diverso y uno " Lo diverso y uno tiene de común territorio y ámbito político-administrativo. Luis Alberto Sánchez tendrá también una visión territorial de la identidad en su "Perú, Retrato de un país adolescente" (1963). Territorial será también la visión de José Luis Bustamante y Rivero, presidente del Perú (1945-1948) en " Una Visión del Perú" (1960) y la de Fernando Belaúnde Terry, presidente en dos ocasiones (1963-1968) y (1980-1985) visión explícita en "La conquista del Perú por los Peruanos " ,GHQWLGDG(WQLFD\&XOWXUDO Esta ha sido una de las corrientes más importantes sobre todo en el periodo 1920-1970. El núcleo de la nacionalidad se identifica en un caso con lo andino y lo indio, en otro caso con lo hispánico. Todo lo otro tiene que subordinarse a ese núcleo que representa el verdadero Perú. Estas dos visiones fueron evidentemente antagónicas. Veámoslas una por una. "HISPANISTAS" La idea de que lo hispano es lo que da identidad a lo peruano es antigua. Data de la colonia y su primer representante fue Juan de Solórzano Pereyra quien en su "Política Indiana" (1648) da la fundamentaron doctrinal para el gobierno de los españoles sobre los indios. Este fundamento es por un lado el derecho de conquista y de otro el mérito de haber triado la civilización a estas tierras. Este es un manual de gobierno colonial respecto a los indígenas. Fray Reginaldo de Lizárraga considera igualmente lo hispano como centro de identidad, pero es más radical ya que a diferencia de Solórzano, Lizárraga tiene un concepto muy contrario al pueblo indígena, al cual achaca todo genero de vicios. Justifica así un gobierno duro con leyes drásticas (Luis Valcárcel, 1978; vol. II, 228). También a comienzos de la República hubo hispanistas. Hipólito Unánue fue uno de ellos y en medio de la Guerra de Independencia propugno la reconciliación entre españoles y un Perú independiente con "un buen príncipe de casa real que viniera a coronarse". (Basadre 1958,115) Asimismo José de la Riva Agüero propuso suspender la guerra de independencia contra España señalando: "Por cuanto conviene a los intereses de unos pueblos íntimamente unidos por los vínculos estrechos de la sangre, idioma y religión, que se suspenda entre ellos una guerra desolada, de la que ya se reciente la humanidad misma". (Ibid, 116) Asimismo el Marques de Torre Tagle junto con Juan de Berindoaga son dos de los que mas lejos van en su intento de reconciliarse con España. Manifestando su arrepentimiento por haber colaborado con la revolución Torre Tagle manifiesta su voluntad de unirse al "ejercito nacional" que es el español, mientras califica de extranjeros y de intrusos a los colombianos. (Ibid.) Se refiere al "falso brillo de ideas quiméricas que sorprendiendo a los pueblos ilusos solo conducen a la destrucción y a hacer la fortuna y saciar la ambición de algunos aventureros". Berindoaga por su parte publico dos periódicos en el Callao en 1824; "El Desengaño" y "El Triunfo del Callao". El representa a aquella porción de la nobleza colonial que apoyo la independencia al comienzo pero que se alarmo y desconcertó cuando vio que el intento independista provocaba serios trastornos en medio de privaciones, miseria y una guerra áspera. (Basadre 1933, 54-55) Después de la independencia tenemos un número de hispanistas entre los que se encuentra Felipe Pardo y Aliaga, hijo del Regente de la Audiencia del Cuzco, que estuvo a punto de ser fusilado por los revolucionarios en 1814. Pardo y Aliaga fue educado en España aun después de la Independencia (entre 1821 y 1828). Critica franca y abiertamente los males y vicios colectivos del Perú y si bien no plantea una revisión de la independencia expresa una cierta nostalgia de los tiempos idos. Mucho mas radical es la postura de Bartolomé Herrera expresada en su sermón de la Catedral de Lima del 28 de Julio de 1846. Allí señala que: "... Ahora es tiempo ya de conocer que el Imperio de los Incas desapareció hace tres siglos; que el pueblo que existe en el territorio que no se ha desmembrado de aquel imperio es un nuevo Perú, el Perú español y cristiano no conquistado sino creado por la conquista, y que lejos de tener motivo de queja por aquel hecho inmortal de los españoles del siglo XVI debemos a estos la gratitud y la veneración que los hijos, sea cuales fueren las faltas de sus padres no pueden negarle sin pasar por desnaturalizados y horrorizar al universo ". (Basadre 1958, 119). Hispanista también fue Ricardo Cappa quien en su "Historia Compendiada del Perú con Algunas Apreciaciones sobre los viajes de Colon y sus Hechos" (1886) provoco folletos rectificatorios de Ricardo Palma y de Eugenio Larrabure y Unanue, no solo por su criterio ultra-español, sino por su actitud contra los próceres de la emancipación. En literatura el hispanismo se manifiesta en Luis Benjamín Cisneros con su "Elogio a la Muerte de Alfonso XII" (1886) y en José Gálvez con su "Canto a España" (1909). En el siglo XX el hispanismo asume un carácter anti-marxista y a veces antidemocrático y anti-anglosajón. La década de 1931 a 1941 marca su punto mas alto, ligado a la victoria de Franco en la guerra civil española. Aquí encontramos obras racistas anti-indígenas como las de José F. Cáceres " El problema Racial en el Perú" (1925) del cual Felipe Boisset con su obra de igual nombre publicada en 1929 fue un precursor. Pero encontramos asimismo obras de mayor nivel como los de José de la Riva Agüero con "Algunas Reflexiones de la Época Española en el Perú" (1935) quien tiene también obras de franco tinte conservador como "Por la Verdad, la Tradición y la Patria " (1937). Después de la Segunda Guerra Mundial el hispanismo se prolonga hasta la década del 60 con obras como la de Carlos Miro Quesada; "Pueblo en Crisis " (1946), Mariano Peña Prado "El Hombre en el Perú " (1960) y la vasta obra historiográfíca de José Antonio del Busto que se concentra en el periodo de la conquista española. Finalmente tenemos ya en el siglo XXI la obra de Fernán Altuve quien en "Los Reinos del Perú" (Altuve 2001) sostiene que el Perú virreinal no fue una colonia sino un reino integrante en igualdad de condiciones de la Monarquía Universal Española. Una forma moderna de hispanismo la tenemos actualmente entre aquellos académicos que reconocen que si bien hay una muy importante contribución indígena a la identidad peruana finalmente es lo hispánico lo que termina dominando ya que el idioma, las costumbres, la religión, y la literatura del Perú son españolas. Aun el sistema político y el judicial vienen de España. Lo más importante es que además es lo hispano lo que le da unidad al Perú con los otros países de Hispanoamérica. Por ello es posible la perfecta coincidencia de idiosincrasia entre hispanoamericanos que coinciden en un país extranjero. Asimismo es de destacar la cercanía de la clase media hispanoamericana en idioma, usos y costumbres con los españoles castellanos al nivel que están mas cerca a ellos de lo que pueden estar vascos y catalanes, que además de hablar idiomas diferentes están dedicados a proclamar aquello que los diferencia de España. Esta nueva corriente de pensamiento, sin embargo, no ha sido plasmada en ninguna obra. "INDIGENISTAS" La otra gran corriente dentro de la identidad cultural y étnica fue la indigenista. Esta proclamo lo autóctono, lo indio (entendido básicamente como andino) como el núcleo de la identidad peruana. Un antecesor de esta corriente lo encontramos en Felipe Huamán Poma de Ayala quien en su obra "Nueva Crónica y Buen Gobierno" (1615) hace escuchar la misma voz de los indígenas, Huamán Poma decidió recorrer todo el Virreinato para defender a los indígenas de los abusos e informar al rey. La segunda parte de la crónica no es solo una critica al régimen colonial sino un verdadero proyecto alternativo. Poma sostiene que lo que pretende es una restauración de los antiguos caciques o auqui cápac churri, y un nuevo reparto de las antiguas preeminencias, pero subsistiendo la desigualdad y un implacable régimen de castas. Un hecho a destacar de Huamán Poma es su oposición al mestizaje, siendo el indio puro. (Marzal, 1981; 263-264 ) En el periodo de la independencia y primeros años de la República mas que un sentimiento indigenista lo que hubo fue un sentimiento anti-español. La generación de criollos que quiere separarse de Europa busca identificarse con contenido propio e intransferible, distinto de lo europeo y lo español. Así es que, el criollo americano encuentra lo indígena y lo toma como propio. Dando cuenta de la Victoria de Junín el periódico trujillano "Nuevo día del Perú" empieza diciendo; "La sangre de los Incas va a ser vengada". Manco Cápac aparece en el "Canto a Junín" de Olmedo y el "Himno Nacional del Perú"· cuya letra se debe a José de la Torre Ugarte habla del "peruano oprimido" de "tres siglos de horror" de su "odio y venganza que heredara de su Inca y Señor". Las líneas mas anti-españolas tal vez sean las ultimas de la quinta estrofa: "Nuestros brazos, hasta hoy desarmados, estén siempre cevando el cañón, que algún día las playas de Iberia sentirán de su estruendo el terror ". De otro lado es interesante ver los términos en que el Congreso Constituyente de 1822, cuyo presidente era Javier de Luna Pizarro, inicia un mensaje a los indios: "Nobles hijos del sol, amados hermanos, a vosotros virtuosos indios, os dirigimos la palabra, y no os asombre que os llamemos hermanos: lo somos en verdad, descendemos de unos mismos padres: formamos una sola familia, y con el suelo que nos pertenece hemos recuperado también nuestra dignidad, y nuestros derechos. Hemos pasado mas de trescientos años de esclavitud en la humillación más degradante, y nuestro sufrimiento movió a nuestro Dios a nos mirase con ojos de misericordia. Él nos inspiró el sentimiento de Libertad, y el mismo nos ha dado fuerza para arrollar a los injustos usurpadores, que sobre quitarnos nuestra plata y nuestro oro se posesionaron de nuestros pueblos, nos impusieron tributos, nos recargaron de pensiones y nos vendían nuestro pan y nuestra agua ". Los criollos, a pesar de ser descendientes de los españoles conquistadores asumieron como propia la historia incaica y vieron la llegada de los españoles como una invasión, la colonia como tres siglos de dominación y la independencia como la liberación. La identificación con lo indio y lo andino sin embargo era- como lo dice Basadre- una identificación histórica y simbólica. El indio real contemporáneo recibió muy poca atención y durante los primeros años de la república estuvo menos protegido que durante la colonia. Es durante este periodo que se forman las grandes haciendas y que los indios pierden sus tierras. Esta identificación con lo indio puede en parte estar relacionada al movimiento romántico que busca regresar a las raíces ancestrales y místicas de los pueblos, en Europa a la edad media y a los dioses paganos, en el Perú el incanato y el culto al sol. El verdadero indigenismo recién aparece en el siglo XX. Su antecesor es Manuel González Prada con su articulo " Nuestros Indios" (1905) que forma parte final de su libro "Horas de Lucha", en donde señala que los indios son conservados en la ignorancia y la servidumbre, son envilecidos en el cuartel, embrutecidos con el alcohol y lanzados a destrozarse con las guerras civiles y de tiempo en tiempo se organizan cacerías y matanzas contra ellos. González Prada dice que no es posible restaurar el Imperio de los Incas. Indica que hay que educar al indio, pero este debe responder además a la violencia con la violencia, escarmentando al patrón que le arrebata las lanas, al soldado que le recluta en nombre del gobierno, al montonero que le roba ganado", pues " en resumen el indio se redimirá merced a su esfuerzo propio, no por la humanización de sus opresores. Todo blanco es mas o menos un Pizarro, un Valverde o un Areche. Entre los indigenistas va a haber dos tendencias. Quienes defienden al indio por oprimido y quieren incorporarlo a la nacionalidad criolla y quienes piensan que lo indio y lo andino es la nacionalidad o por lo menos el núcleo de ella y debe adquirir la educación y tecnologías modernas para cumplir cabalmente ese papel de núcleo nacional. González Prada esta en la segunda concepción cuando llama a los indios a la rebelión contra los blancos y cuando señala que "no forman el verdadero Perú " los criollos de la costa, sino las muchedumbres de indios diseminados en la cordillera. " Dora Mayer, en cambio, fundadora con Pedro Zulen y Joaquín Capelo de la "Asociación pro indígena" representa la primera tendencia. En "El indígena peruano a los Cien años de la República Libre e Independiente" (1921) señalo que la independencia no fue obra de los indios sino de sus amos y por consiguiente "después de un siglo... la emancipación de la raza indígena no se ha operado todavía". Dora Mayer denuncia los abusos contra los indios y busca solucionarlos. Se da cuenta que la solución de esta situación no puede darse solo con el humanitarismo o la filantropía, pero no fue mas allá. Hildebrando Castro Pozo ("Del Ayllu al Cooperativismo Socialista"; 1936) se encuentra en la misma corriente de Mayer pero va mas allá planteando la organización de la comunidades indígenas en cooperativas de Producción, ya sea por sus propios medios o por parte del gobierno. Luis E. Valcárcel en cambio, coincide con González Prada en la corriente que considera a los indios la verdadera Nacionalidad. "Tempestad en los Andes" (1927) es el libro central de esta posición. En él señala que existen dos nacionalidades en el Perú, la blanca concentrada en Lima y la India concentrada en el Cuzco. Hay un conflicto secular entre estas dos razas " que no ha perdido su virulencia desde el día en que el invasor puso sus plantas en los riscos andinos". Frente a este conflicto el mestizaje no es solución, solo del Cuzco puede venir la salvación del indio. Finalmente termina afirmando que la sierra (el indio) es la nacionalidad. (Marzal; 1981, 454) Interesante es notar el rechazo de Valcárcel al mestizo, en lo cual va a coincidir con Huamán Poma. Describe a los poblados mestizos con la siguiente frase: "La atmósfera de los poblachos mestizos es idéntica: alcohol, mala fe, parasitismo, ocio, brutalidad primitiva ". Mas adelante dice "la raza del Cid y de Don Pelayo mezcla su sangre a la sangre americana. Se han mezclado las culturas. Nace del vientre de América un nuevo ser híbrido; no hereda las virtudes ancestrales, sino los vicios y las taras. El mestizaje de las culturas no produce sino deformidades." Valcárcel señala que surgirá "el nuevo indio" y señala: " La cultura bajara otra vez de los Andes... no ha de ser una resurrección del incario... La Raza, en el nuevo ciclo que se avecina reaparecerá resplandentemente, nimbada por sus eternos valores... ; es el avatar que marca la reaparición de los pueblos andinos en el escenario de las culturas , los hombres de la nueva edad habrán enriquecido su acervo con la conquista de la ciencia occidental y la sabiduría de los maestros de Oriente. El instrumento, la herramienta, la máquina, el libro y el arma nos darán el dominio de la naturaleza; la filosofía... hará penetrante nuestra mirada en el mundo del espíritu... Se cumple el avatar : nuestra raza se apresta al mañana..." Valcárcel hace el aprestamiento más radical sobre el indio al plantear su meta de construir la nacionalidad sobre el polo indígena del Cuzco. Este planteamiento se cultivo en el "Grupo Resurgimiento" que fue fundado por abogados, periodistas, artistas y estudiantes cuzqueños. El grupo tuvo en realidad una acción muy limitada por la heterogeneidad de sus componentes y la represión de que fue objeto, y así acabo por disolverse al poco tiempo, (Marzal, 1981, 469). Así como los historiadores hispanistas concentraron sus estudios en la Colonia los historiadores indigenistas lo hicieron en el incario. Historiadores y arqueólogos indigenistas contribuyeron a fortalecer la tesis de un resurgir de la raza india con sus sensacionales descubrimientos de la civilización inca y preinca. Los descubrimientos en torno a la tecnología indígena fueron esencialmente relevantes para esto, como arquitectura, textiles, agricultura, medicina etc. Julio C. Tello fue uno de los que mas destaco en este campo. Entre los políticos merece destacar a Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador del APRA, el partido político más importante del Perú entre 1930 y 1985, que si bien no pensó en el indio como base de la nacionalidad lo utilizo como símbolo, mas o menos en la forma en la que lo utilizaron los liberales románticos de comienzos de la República. Haya acuño el termino "Indoamérica" para remplazar a Hispano o Latinoamérica, y utilizo el Cóndor de Chavín como símbolo partidario. La corriente de lo andino como centro de la nacionalidad tiene exponentes modernos como Juan José Vega ("La Emancipación frente al Indio Peruano", 1958 y "La Guerra de los Viracochas"). En este último libro Vega estudia la resistencia indígena frente a los españoles entre 1532 y 1572. En la década del 80 Alberto Flores Galindo en libros como "Buscando un Inca: Identidad y Utopía en los Andes" (1986) y "Tiempo de Plagas" (1988) busca entender y repensar el Perú desde el pasado andino y a través de las distintas utopías andinas asumiendo también la tesis de lo andino como la espina dorsal de la nacionalidad. Sin embargo, el exponente más actual de esta corriente es Nelson Manrique. Un buen resumen de sus ideas al respecto lo encontramos en una entrevista que le realizara Roland Forgues en 1992 (Forgues 1993, 228229). Dice Manrique: "Si se piensa en una modernidad sólo va a poder pensarse desde lo que es la recuperación del mundo andino. El hecho crucial para repensar el Perú viene desde la reivindicación de lo andino. No excluyentemente, no desde la perspectiva romántica neoindigenista de lo andino como antagónico o excluyente con relación a lo occidental. Es un disparate porque lo andino esta profundamente preñado por elementos occidentales desde la conquista. Si existe lo andino vivo es por esa capacidad de recreación, incorporando todo aquello que podía servirle". "...Creo que lo central para la afirmación de la sociedad peruana demanda recuperar el elemento andino. Nuestra identidad pasa necesariamente por allí. Y la modernidad: allí me encuentro con cantidad de sorpresas increíbles. En polémica con algunos amigos que vienen trabajando el tema piensan en la modernidad como un proceso de industrialización y como un proceso de incorporación de los sectores indígenas. Carlos Iván Degregori escribió en su texto "Del mito de Inkari al mito del progreso" que el abandonar la identidad indígena que para el quedaba reducida a la fiesta, a la vestimenta y al idioma, era el precio que tenia que pagarse para entrar a la modernidad. Otras veces he escuchado frasear lo mismo diciendo que los indios están ansiosos de no ser indios. En realidad de lo que están ansiosos es de dejar de ser marginados. Es que se asume como más natural que ser indio es ser marginado, que a nadie se le ocurre que la cosa puede ser de otra manera." El discurso ha variado respecto a Valcárcel. Ahora se reconoce que lo andino tiene importantes elementos hispanos. Pero sigue siendo diferente respecto a lo occidental y a la identidad peruana sigue pasando por lo andino. 1DFLyQ0HVWL]D,GHQWLGDG8QLWDULD El primero en ver al mestizo como representante de la nacionalidad peruana fue Víctor Andrés Belaúnde. Él ve los aspectos psicológicos y espirituales del problema peruano. Señala que hay una dramática tensión secular de mestizajes en pugna en búsqueda de una síntesis armoniosa y creadora. La conciencia nacional sin embargo se haya desviada frente a este fenómeno que es el ser autentico del Perú. El habla del "mestizo que es el representativo de la nacionalidad, diremos mas exactamente, la nacionalidad misma." ("Meditaciones Peruanas"; 1932, 144, que publica artículos escritos entre 1912 y 1918). Pero no idealiza al mestizo como harán otros sino que lo ve con sus aspectos positivos y negativos. Señala que el mestizo no ha heredado los arranques heroicos, ni la tenacidad negativa de la voluntad española. No ha heredado tampoco el hondo sentimiento que debió haber palpitado en la raza indígena. El mestizo es ligero, blando, despierto pero asentimental y abúlico. Es quizá superior al blanco, desde el punto de vista de la inteligencia, inferior al indio, en sentimiento. Carece de audacia heroica. Tiene astucia e ingenio, pero no imaginación superior. Señala que habría que establecer un matiz de diferencia entre el mestizo de la sierra y el mestizo de la costa, producida por dos causas: por el porcentaje de raza negra en la costa y por el clima frío y seco en la sierra . En el mestizo de la Costa, la inteligencia es mas viva y ágil, en el mestizo de la sierra de imaginación más lenta, la voluntad es mas persistente. En los dos, sin embargo, la ausencia de sentimiento determina la tendencia al desarraigamiento, a la orientación espiritual imitativa y postiza, en síntesis al anatopismo. En su obra posterior "Peruanidad" (1965) Belaúnde, católico practicante e ideológicamente social cristiano, explora la identidad nacional por el lado religioso. Señala que el incanato no logró una unidad religiosa debido a la política de los Incas de incorporar los dioses de los pueblos anexados al imperio dentro del panteón cuzqueño. Esta unidad se logra, sin embargo, con el cristianismo católico. Belaúnde afirma: "En síntesis, ambiental y psicológicamente, se realizó, en medio de imperfecciones, abusos y errores, una definitiva transformación espiritual del Perú. El culto de la Eucaristía remplazó el culto solar. La devoción a María surge en la tierra americana con la modalidad típica de los santuarios autóctonos. Las iglesias han sustituido a las Huacas. La liturgia católica se ha apoderado del alma indígena."(Belaúnde ; 1965,241) Esta transformación del indígena es pertinente no sólo desde el punto de vista espiritual, lo es también desde el punto de vista político y de la identidad. Le da al pueblo de este territorio evangelizado un referente común. Tal como dice Belaúnde: "En esta vinculación espiritual estriba el secreto de eso que se llama, quizás imperfectamente, la conciencia nacional. Ello se plasma en el amor a la tierra y se alimenta del recuerdo de las tradiciones comunes y del aliento de las mismas esperanzas, pero la fuerza íntima, el secreto supremo de esta comunidad radica en el sentimiento religioso." (Belaúnde 1965, 255). La idea de que la identidad peruana puede ser mestiza y no india ni hispana se refuerza en la década del 30 con Uriel García, quien se desprende del mundo indigenista. En "El Nuevo Indio "(1930) Uriel García cuestiona la tesis de "Tempestad en los Andes" de Valcárcel. García parte de que "nuestra época ya no puede ser la del resurgimiento de las razas, que en la antigüedad crearon culturas originales", pues "ya hemos llegado a la época del dominio del espíritu sobre la raza ". Sostiene en el prologo del libro que "el indio de hoy no es simplemente el indio histórico... Es todo hombre que vive en América, con las mismas raíces emotivas y espirituales que aquel que antiguamente lo cultivo ( el territorio)... y por que la sierra... es la región mas india de la América india. E indios nos tornaremos todos los que extendemos la mirada hacia el mundo desde sus eminencias". En su libro desmitifica el periodo incaico, revaloriza al mestizo a quien Valcárcel despreciara, como parte importante de la identidad peruana y redefine lo que va a denominar el nuevo indio. En contra de la tesis de Valcárcel de que el Perú debía construirse de las ruinas del incanato, olvidando la conquista y el virreinato, García sostiene que la colonia marco al país y el Perú no puede olvidarla ni construirse sin tomar en cuenta la herencia colonial. (Marzal, 1981, 470-471) También en la idea de Nación mestiza encontramos a José María Arguedas. Ya en su trabajo "El Complejo Cultural del Perú "(1952) Arguedas rebate la "corriente pesimista, acerca del mestizo" representada por Valcárcel. Él señala el caso del Valle del Mantaro en la sierra central del Perú en donde el mestizo constituye la totalidad de la población. En "La sierra en el Proceso de la Cultura Peruana "(1953) señala que el caso del Mantaro aunque sea todavía una excepción en el país, servirá "para el estudio del posible proceso de fusión armoniosa de las dos culturas... fusión posible, puesto que en esta región se ha realizado." (Ibid, 486-487) La ciudad de Huancayo es para el "lugar en donde el indio o el hombre de abolengo de provincias que llega a esta ciudad no se encuentra en conflicto con ella." Arguedas explica esta integración pacifica de las castas por las características culturales de los huancas y su alianza con los españoles, la ausencia del latifundismo y el desarrollo de Huancayo como capital industrial de la región. Otro aporte al estudio del mestizaje lo hará en su tesis doctoral " Las Comunidades de Castilla y del Perú" (1963) al comparar las comunidades españolas de Bermillo y la Muga de Sagayo en León con las comunidades peruanas analizando la medida en la cual las comunidades peruanas están influenciadas por lo hispano. Raúl Ferrero en su obra "Afirmación del Perú Integral" (1942) hace también una defensa del mestizo como eje de la nacionalidad. Critica al hispanismo y al indigenismo en sus posiciones extremas y señala que la Peruanidad es un valor de integración y no de exclusión señalando que es el mestizo el representante del Perú integral. Máxime Kuczynski y Carlos Enrique Paz Soldán en "Disección del indigenismo Peruano" (1948) hacen un análisis del indigenismo y al termino del libro abordan el tema de la conciencia chola (mestizo aculturado ) como fenómeno de la sociedad peruana pensando en Lima, donde se da con mayor fuerza este proceso de "cholificación" del indio como el centro de unificación nacional. Un autor contemporáneo que piensa en términos de identidad mestiza y unitaria es Carlos Ivan Degregori ("Del mito de Inkari al Mito de Progreso, Poblaciones Andinas, Cultura e Identidad Nacional ", 1986) Para el el abandono de la identidad indígena es el precio que tiene que pagarse en el Ande para incorporarse a la modernidad. Esto los termina transformando en mestizos e incorporándolos e identificándolos con la sociedad mayor que es básicamente mestiza. &DUHQFLDGH,GHQWLGDG Un grupo de autores que comienzan a publicar en la década de 1960 sostiene que el Perú carece de una identidad principalmente porque no constituye una Nación. Poco hay en común entre una persona de clase media limeña con un campesino de Huancavelica, uno de Puno, otro de Piura y un miembro de una comunidad tribal amazónica. Todos están en el territorio del Perú, pero no todos pertenecen a la misma nacionalidad. Encontramos este pensamiento en embrión en el joven Víctor Andrés Belaúnde. No llega a negar la existencia de una identidad ya que asume la tesis de una nacionalidad mestiza, pero sin embargo recalca la debilidad de la conciencia nacional peruana. En "Meditaciones Peruanas ", publicada en 1932 incluye un articulo de 1917 "Las deficiencias en la Cultura Nacional " en donde dice: " La conciencia colectiva en el Perú ha sido débil... La cultura peruana no ha contribuido a crear esa conciencia colectiva, ni a orientar esas aspiraciones, ni a formar esos ideales." (Belaúnde, 1932, 142) Haciendo una síntesis de los factores contrarios a la conciencia nacional enumera los siguientes: 1. El factor conocido de la extensión y discontinuidad territoriales; 2. La escasez y la dispersión de la población; 3 La variedad de las razas, la yuxtaposición y la falta de compenetración (factores perfectamente conocidos y estudiados ya, lugares comunes en la sociología peruana); 4. La influencia o preponderancia de las fuerzas históricas (pasados y condición del virreinato); 5. La influencia perturbadora de causas económicas perjudiciales para el desarrollo de la actividad y voluntad individuales; 6. La pobreza y deficiencia en las fuerzas síquicas (dirección e ideales realizables y fecundos), por la falta de intuición y sentimiento en la cultura peruana" En la década del 60 autores como Julio Cotler (" La Mecánica de la Dominación Interna y del Cambio Social en el Perú"; 1967), José Matos Mar ("La Urbanización y los Cambios en la Sociedad y Cultura Peruana"; 1966) , Gabriel Escobar, Jorge Bravo Bresani, Rodrigo Montoya y Augusto Salazar Bondy ("Entre Escila y Caribdis; Reflexiones sobre la Vida Peruana") llevaron este razonamiento al extremo negando la existencia no solo de una nación peruana, sino de una identidad peruana. Este pensamiento ha predominado en la sociología hasta la actualidad. En 1988 Matos Mar publicaba "·Desborde Popular y Crisis del Estado" y titulaba su primer capitulo "Legado Andino y Patria Criolla: Una Nación Inconclusa". 0RYLPLHQWR,QGLR Podría considerársele como una continuación del indigenismo. La diferencia estriba básicamente en que es un movimiento pan-indio, es decir que pretende agrupar a todos los movimiento indios de América, desde Canadá hasta tierra del Fuego. De otro lado es muy violento por lo menos verbalmente. La obra mas representativa es la de Ramiro Reynaga, quien bajo al seudónimo de Huanca publicó en 1981 "Tahuantinsuyo: Cinco siglos de guerra Queswuaymara" en donde dice: "seremos el corazón, cerebro y nervio de la liberación andina. O nosotros somos la liberación en los Ande o no hay liberación de ninguna clase". (Reynaga.- 1981, 347) "Cada día es mas claro están completas las condiciones para nuestra liberación. Será la culminación del ascendente Movimiento descolonizador mundial. Lo repito, Colonialismo viene de Colon". (Ibid; 348) "Las repúblicas se indianizaran o desaparecerán... Una parte de los criollos aceptarán nuestra administración... Otra parte de los criollos desde siempre quiere irse de los andes a las grandes ciudades europeas y norteamericanas, desprecian aquellos, admiran estas. Tendrán nuestra ayuda para cumplir su sueño. Hay un antecedente. Hace 150 años los nuevos gobiernos pagaron los pasajes a quienes prefirieron irse a España". (Ibid; 362) &RQFLHQFLD&ODVLVWD El marxismo trajo al Perú la idea de que el núcleo de la identidad nacional se hallaba en el proletariado, que era parte del proletariado universal en lucha por su liberación. Algunas otras corrientes influenciadas por el Maoísmo cambiaron la figura del proletariado por la del campesino en lucha aliado de los otros campesinos y proletarios a nivel mundial. En este caso el Indio se transforma en campesino y se hace hincapié no en lo que lo diferencia del resto del mundo si no en lo que lo identifica con el resto del campesinado mundial. El primero en plantear la identidad en términos clasistas, y en realidad el único original al respecto fue José Carlos Mariátegui ("Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana"; 1928) Mariátegui escribe sobre el indio: "Todas las tesis sobre el problema indígena que ignoran o eluden a este como problema económico-social, son otros tantos estériles ejercicios teoréticos, -y a veces solo verbales-, condenados a un absoluto descrédito. No la salva algunas su buena fe. Prácticamente todas no han servido sino para ocultar o desfigurar la realidad del problema. La crítica socialista lo descubre y esclarece porque busca sus causas en la economía del país y no en su mecanismo administrativo, jurídico o eclesiástico, ni en su dualidad o pluridad de razas, ni en sus condiciones culturales y morales. La cuestión indígena arranca de nuestra economía. Tiene sus raíces en el régimen de la propiedad de la tierra". (Mariátegui 1928) En el prologo de "Tempestad de los andes", la obra de Valcárcel, Mariátegui escribía: "La fe en el Resurgimiento Indígena no proviene de un proceso de occidentalización material de la Tierra Quechua. No es la cavilación, no es el faro del Blanco lo que levanta el alma del Indio. Es el mito, es la idea de la revolución socialista. La esperanza indígena es absolutamente revolucionaria. El mismo mito, la misma idea, son agentes decisivos del despertar de otros viejos pueblos, de otras viejas razas en colapso: hindúes, chinos, etc. La historia universal tiende hoy como nunca ha regirse por el mismo cuadrante. Por que ha de ser el pueblo incaico que construyo el más desarrollado y armónico sistema comunista, el único insensible a la emoción mundial?" Como podemos ver para Mariátegui el problema indio no es de raza ni de cultura, es económico. En segundo lugar el resurgimiento indígena solo se entiende dentro de la revolución socialista mundial. Este punto de vista ha sido repetido una y otra vez por los diferentes autores marxistas como Aníbal Quijano, Wilfredo Kapsoli , Julio Ortega, etc. Ortega nos dice ("Crisis, Identidad y Cultura en el Perú "; 1979) " La discusión, pues, sobre la identidad requiere ser planteada al nivel conflictivo de la clase y su formación…". (CEDEP; 1979, 198) /D,GHQWLGDG9ROLWLYD Finalmente, hay un pequeño grupo de autores contemporáneos que plantea la identidad peruana en términos de voluntad. En otras palabras es peruano no el que pertenece a una cultura o raza determinada, ni el que habita el territorio del Perú sino quienes quieren serlo y lo reconocen como su nacionalidad. Eso es lo que unifica a un poblador de clase media limeña, un campesino de Huancavelica, uno de Puno o un Machiguenga de la selva amazónica. Es un fenómeno tal vez parecido al de la identidad dinástica. No se requiere tener ni el mismo idioma, ni la misma cultura, ni siquiera el mismo territorio para reconocerse súbditos de la misma dinastía. En el Perú, país de un cosmopolitismo interno, donde "todas las sangres" de moches, huancas, chancas quechuas, aymaras, campas, shipibos, jívaros, españoles y mestizos se unen a un nuevo cosmopolitismo externo con la llegada de migrantes chinos, japoneses, italianos, croatas, judíos, alemanes, ingleses, franceses, etc., lo que unifica a todos es la voluntad de reconocerse como peruanos e identificarse con este territorio como propio. Lo cual no significa, a diferencia de la identidad territorial, que todo habitante del Perú sea peruano, en el sentido de que se sienta peruano, porque parte de la anomia que sufre el país es que no todos lo pobladores se identifican con el territorio. Hay un sector al cual el país le "apesta" y se identifica con otras realidades. Pero quienes se identifican con el Perú se identifican con el territorio. No con su sistema administrativo que levanta protestas sobre su funcionamiento o incompetencia, sino - insisto - con el territorio que despierta vivencias y expectativas "peruanas". Entre los autores que ven la situación en estos términos se encuentra Raúl Zamalloa ("El Proceso de la Nacionalidad"; 1979) y Carlos Franco ("Izquierda, Política e Identidad"; 1979). Manuel Burga ("La Historia Sigue su Curso"; 1993) en conversación con Ronald Forgues, entiende el fenómeno que se da en el Perú pero no llega a formular lo que Zamalloa y Franco ya formularan en 1979, pero su explicación nos permite comprender muchas cosas. Burga dice "La sociedad Peruana es una sociedad multiétnica y multicultural (...) pero con muchos elementos que permiten una integración. Yo creo que será imposible conformar una Nación Peruana homogénea en el corto plazo y supongo que en el largo plazo irán a perdurar muchas de las particularidades culturales." Forgues comenta: "Arguedas creyó por mucho tiempo que el mestizaje podía generar la homogeneización de la sociedad `peruana y luego en Chimbote observo que la realidad andaba por otro camino; el de la aculturación de los andinos que perdían en la ciudad su lengua, sus raíces, y su cultura, sin poder acceder, no obstante, a la cultura criolla." Burga contesta: "Lo que expreso Arguedas es una esperanza muy peruana que fue expresada antes por Garcilaso de la Vega y que forma parte del discurso político consensual en el Perú; es decir el país visto como mezcla racial y cultural, como sincretismo. Pero la realidad es otra, la realidad es que el Perú no ha logrado conformarse como cuerpo mestizo, homogéneo, sino más bien como un conglomerado de razas y culturas" De lo que señala Burga se extrae, aunque, que la única identidad posible entre esos conglomerados diferentes es la voluntaria, la de una identidad al estilo dinástico, pero no con la figura de un rey emperador, sino con un territorio que finalmente no es otra cosa que un símbolo. Un símbolo que muy probablemente no signifique lo mismo para todos, pero la identificación con él crea una identidad allí donde no la habría. Es algo similar a lo que Víctor Andrés Belaúnde encontró respecto a la identificación religiosa. La religión Católica no significa lo mismo para las poblaciones andinas que para las costeñas y ambas a su vez son diferentes de lo que la jerarquía eclesiástica conceptúa como catolicismo. Sin embargo la identificación religiosa, a pesar de su diversidad, crea unidad. Es la fuerza de la identificación con un símbolo. Aunque lo entendamos diferentemente yo proyecto mi forma de entenderlo en el otro, asumo que lo entiende como yo y creo una comunión, invento un compatriota donde no existía nada. Esto es lo que nos dice Carlos Franco cuando nos habla de la "identidad como la gana del vivir colectivo" señalando: "El sentido fuerte de la idea de Nación es la voluntad de vivir colectivamente, es decir la autodeterminación de una conciencia social que no sólo comparte sino también proyecta, imagina utopías, redefine una identidad deseada y prospectiva y la instala, segura, en su horizonte." La misma idea de identidad es desarrollada por Zamalloa de manera brillante cuando dice: "¿Que hace que un vasto conjunto de seres humanos que hallan un territorio que puede llegar a ser muy extenso se sienta integrando una sola personalidad colectiva? Las respuestas han sido múltiples y con frecuencia han consistido en privilegiar algunos de los elementos que suelen hallarse en las naciones constituidas: común descendencia de un grupo inicial, una misma lengua, habitar un mismo territorio, profesar una misma religión, tener unidad política, comunidad de costumbre y de tradiciones... la lista es larga y podría crecer. Sin embargo siempre hay alguna nación en la que falta uno o varios de estos elementos y no siempre los mismos; puede decirse que ninguno es indispensable. ¿Que es, pues, lo que determina la constitución de la nacionalidad? Es aquí donde interviene un elemento que hasta ahora no hemos considerado: la voluntad, el plebiscito de todos los días del que hablaba Renan, la voluntad de corporación viviente y activa a la que se refiere Kohn ; el querer vivir colectivo que señala Hauser. No es el único requisito pero si resulta esencial y ese requisito es precisamente el que aporta el nacionalismo." (Zamalloa; 1979) Más adelante continúa: "La conciencia nacional es recordémoslo, voluntad de corporación viviente y activa un plebiscito de todos los días, es decir algo vital y constante que puede ser redefinido por nuestra generación y las próximas." Para terminar diciendo: "En todo caso hay algo que los `peruanos compartimos y que nos hermana por encima de cualesquiera diferencia de lengua piel o cultura y es la noción de patria que a todos nos atañe. Porque la Patria es la tierra y los muertos, como definió Barres en cinco palabras permanentes. Esta tierra que a todos nos abruma, reta, sustenta y conforta. Esta tierra en la que están nuestros muertos, tan presentes en el espíritu de nuestro pueblo y que viven en gestos y rasgos, en flores, obras y tradiciones. Lanza del Vasto dijo alguna vez que la caridad es un amor sin reverso de odio. El patriotismo es como la caridad. Que el futuro lo vea crecer en el Perú." (Ibid,) Cuando Zamalloa habla de tierra no lo hace en el sentido territorialista. No es peruano todo el que vive en el territorio del Perú. Es peruano todo aquel que se identifica como tal. Pero el punto de referencia común siempre tendrá que ser el territorio, tal como lo señalara anteriormente mas como símbolo que como realidad física. El caso extremo es el de Jorge Chávez, quien habiendo nacido en Francia de padres peruanos, sin conocer el Perú se identificaba con el país que no conocía ni conocería. Hoy es el patrón de la aviación peruana. Un último punto a tocar en lo referente al tema de la identidad voluntarista es el de los inmigrantes en el Perú. Chinos, japoneses, judíos, italianos, croatas, alemanes, etc. han migrado al Perú en diferentes momentos y se encuentran hoy `plenamente integrados en la nacionalidad. Son un ejemplo claro de lo que constituye una identidad volitiva, ya que las diferencias étnicas y culturales de estos diferentes grupos son muy marcadas. Y sin embargo todos se consideran peruanos. En el caso de los chinos se autorizo su inmigración por ley del 17 de Noviembre de 1849 por medio de contratos de cinco años para trabajar en la agricultura en reemplazo de los trabajadores esclavos negros en las haciendas costeras. Llegaron como trabajadores libres pero en condiciones muy difíciles entre 1849 y 1874. Hasta 1869 habían ingresado cerca de 50,000 y entre esa fecha y 1874 ingreso una cantidad similar. Los chinos lucharon por conservar su identidad de grupo `pero al mismo tiempo se han instalado definitivamente en la sociedad peruana. Primero fueron agricultores, luego se desarrollaron como comerciantes y se instalaron la mayoría en la costa. Sobre la población de origen chino en el Perú tenemos los trabajos de Stewart (1951), Rodríguez Pastor ( 1989), Sulen ( 1989) y Trazegnies (1995). Los japoneses ingresaron entre 1899 y 1923 contratados por los agroexportadores para labores similares a las que habían desempeñado los chinos. Para 1930 la población de origen japonés en el Perú, entre inmigrantes y sus descendientes sumaban 20,295, de las cuales 17,725 residían en Lima. Al igual que los chinos pasaron de peones agrícolas a agricultores independientes y a comerciantes. En la actualidad la población de origen japonés es de aproximadamente 80,000 personas sobre un total de cerca de 26,000,000. de habitantes. Es la colonia japonesa más grande de Sudamérica después de la brasileña. Los sitios de mayor concentración de población de origen japonés son Lima Callao y Trujillo. Al igual que los chinos han luchado por mantener su identidad de grupo manteniendo instituciones y medios de difusión propios a la vez que han logrado incorporarse a la nacionalidad peruana. Sobre los japoneses en el Perú tenemos los trabajamos de Fukumoto (1974) e Iida (1986). Los judíos llegaron al Perú durante los primeros años de la colonia. En la etapa republicana sin embargo llegan como particulares o como funcionarios de empresas inglesas o alemanas. No hay una migración judía de importancia que se pueda circunscribir a un periodo determinado como en el caso de los chinos y japoneses. Su número siempre fue muy pequeño. Entre 1924 y 1941 llegaron al Perú 465 judíos entre hombre, mujeres y niños. La colonia judía tiene una cohesión notable y socialmente esta constituida por individuos de clase media alta ya que la mayoría de migrantes judíos llegaron al Perú siendo profesionales o con alguna fortuna. Al respecto es de destacar el trabajo de Trahtemberg (1987). Los italianos tienen presencia en el Perú desde la época colonial. En el siglo XVI llegaron navegantes y comerciantes. Posteriormente (siglo XVII) llegaron artesanos, artistas y clérigos. El mayor numero de italianos en el Perú eran navegantes genoveses. Según el censo de extranjeros residentes en Lima realizado en 1775 había 40 genoveses y 17 italianos de otras regiones. En la república la mayor cantidad de inmigrantes italianos llegó entre 1840 y 1880. Eran propietarios de buena parte de las posadas, tabernas y cafeterías de Lima. También había plateros, relojeros y lapidarios. La mayoría se asentó en el Callao, Lima y otros en Chincha y Chanchamayo. Actualmente constituyen la colonia más numerosa después de la china y la japonesa. Es interesante notar al respecto el trabajo de Bonfiglio (1984). Si los italianos están ahora plenamente integrados a la clase criolla peruana, chinos, japoneses y judíos han elegido mantener una diferencia cultural respecto al resto de la población que se manifiesta en costumbres, en algunos casos idioma, en algunos casos religión. Estos migrantes han mantenido un sentimiento de separación del resto de la sociedad que los hace mantenerse cohesionados y no llegar a fusionarse totalmente con la sociedad mayor. Sin embargo se consideran peruanos y sus vivencias son peruanas. La primera generación por elección, las otras generaciones por vivencia. Su vivencia del Perú no es la misma que la de un criollo o la de un andino, pero es parte justamente del cosmopolitismo del Perú. Su lealtad al Perú es la lealtad a una vivencia, esa vivencia se expresa en un símbolo, ese símbolo nuevamente señalamos es el territorio. La elección de la peruanidad no siempre es libre. En las generaciones posteriores está determinada por sus experiencias peruanas, por su infancia y adolescencia en estas tierras. Pero identidad volitiva o voluntarista no quiere decir que la elección sea siempre libre o racional. Quiere únicamente decir que existe un sentimiento de identidad entre todos los que optan por el Perú independientemente de las causas que cada uno tenga para ello. En el acto de considerarnos peruanos creamos una identificación aunque haya diferencias culturales, étnicas, religiosas o políticas que nos separen. %,%/,2*5$)Ë$ · Alayza Paz Soldán, Francisco 1928 El Problema del Indio en el Perú. 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