Subido por Julieta Cajide

Neurociencia 2 LIBRO Betta

Anuncio
Dr. Juan C. Betta
Profesor Regular Adjunto de Clínica Psiquiátrica
Jefe de Trabajos Prácticos de la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires Jefe de Servicio del
Hospital Neuropsiquiátrico.
Manual
de
Psiquiatría
9a.Edición
C.E.A.
Centro Editor Argentino
Buenos Aires 2002
Hecho el depósito que ordena la ley 11.723
IMPRESO EN LA ARGENTINA
PRINTED IN ARGENTINA
ISBN 950-9238-42-2
©C.E.A., Centro Editor Argentino, 2002.
Jorge Savino, Editor
Marcelo T. de Alvear 2217, tel: 4826-4157.
(1122) Buenos Aires, Argentina, e-mail: centroeditorargentino@hotmail.com
Todos los derechos reservados
Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida, total o
parcialmente, en manera alguna ni por ningún medio -creado o por crearse- ya sea eléctrico,
químico, mecánico, óptico, de grabación, rastreo o fotocopia, sin permiso previo por escrito del
editor.
PRÓLOGO DE LA PRIMERA EDICIÓN
La Clínica Psiquiátrica mantiene desde hace algunos años una terapéutica de utilidad para
muchas afecciones que le incumben, motivado todo ello por la inquietud de sus cultores para darle
una jerarquía y prosperidad de acuerdo con su preponderante significación en la Patología.
Asimismo, los cruentos episodios bélicos de un pasado inmediato, han incidido con la desgraciada
mostración de material humano traumatizado y enfermo, para configurar la importancia y
propender a la divulgación cada vez mayor de la Psiquiatría, en su doble fase médica y social de
vastas proyecciones, como lo venimos proclamando desde innúmeros años en la Cátedra y variadas
tribunas del país y del extranjero.
El desvelo de un estudioso con dignidad de investigador serio, el doctor Juan Camilo Betta, Jefe
de Trabajos Prácticos nuestro y dilecto amigo, ha dado a las letras impresas con fervor vocacional y
nutrida experiencia, un manual que creemos será de utilidad para los estudiantes y también para el
médico práctico.
El doctor Betta nos acompaña en el Instituto de Clínica Psiquiátrica de la Facultad de Ciencias
Médicas de Buenos Aires desde hace muchos años, con dedicación ejemplar e ilustrada
colaboración, habiéndose por consiguiente identificado con nuestra Escuela y terminología
Psiquiátrica.
Muy complacidos aceptamos el gratísimo encargo de ser prologuistas de este Manual de
Psiquiatría, al que deseamos acogida venturosa.
GONZALO BOSCH.
PRÓLOGO DE LA SEGUNDA EDICIÓN
Los deseos del prologuista de la primera edición de esta obra —Profesor Dr. Gonzalo Bosch—
se han cumplido ampliamente. El "MANUAL DE PSIQUIATRÍA" del Venia Docendi Dr. Juan C.
Betta, editado en 1952, tuvo "acogida venturosa", y no tardó mucho en agotarse. Fue leído por
estudiantes y médicos. Los primeros hallaron en sus páginas material de estudio para el
aprendizaje psiquiátrico, y los segundos se vieron ayudados, con su lectura, para una mejor
comprensión de los cuadros mentales no muy claros y precisos en la nosografía psiquiátrica
actual. Mas años de práctica hospitalaria, de concurrencia continua a las salas de los enfermos y
de serios estudios y honda meditación, le han permitido al Dr. Betta, profundizar aún más en
muchos problemas de patología mental, simplificarlos, y separar, subestimándolo, lo que es
accesorio, dando mayor realce a lo fundamental. Así, por ejemplo, el capítulo sobre "Delirios"
revela, en el autor, sagacidad clínica y semiológica, gran versación en la materia, profunda
aptitud discriminativa y fino espíritu de observación. Este libro no es sólo producto de
bibliotecas; su gestación, en gran parte, se hizo en las salas del hospital y en el consultorio. No
es un conjunto de ingredientes ajenos; muchos, y de los buenos, le pertenecen al autor.
Predomina en sus páginas un criterio naturalista y científico; pero el Dr. Betta no es un
especialista "cerrado" y actúa siempre con criterio médico, clínico. Su gran ventaja está en que
antes que psiquíatra fue clínico general; tiene, por lo tanto, el hábito, que lo ha hecho arte, ¿e
ver a los enfermos en toda su personalidad dinámica, psicosomática y social. Pertenece a la clase
de médico que quería Hipócrates, quien daba, los siguientes consejos: "El que quiera adquirir
exacto conocimiento del arte médico debe tener disposición natural, buena escuela, posición
favorable para el estudio, amor por el trabajo y tiempo suficiente".
El doctor Juan C. Betta reúne las condiciones hipocráticas descriptas; condiciones que
posibilitaron la publicación de este buen libro de psiquiatría que resultará, sin duda alguna, muy
útil para médicos y estudiantes.
ALBERTO BONHOUR.
PRÓLOGO DE LA TERCERA EDICIÓN
Uno de los aspectos de solución difícil en la enseñanza médica, del que no están exentas,
seguramente, las otras proyecciones de los estudios universitarios, es la selección de un buen texto
de estudio, de una obra elaborada con un criterio práctico, donde la claridad expositiva se conjugue
con adecuadas normas pedagógicas en la redacción y desarrollo de los temas. Así se facilita la
comprensión de aquellos conceptos fundamentales y básicos, decantados por la experiencia y el
conocimiento, que permiten madurar una concreta información, exacta y concisa, como cimiento
perdurable sobre el que pueda forjarse posteriormente, a imperio de la vocación y de las
preferencias, cualquier especialización y perfeccionamiento.
Con tal objetivo se concibieron los manuales, aspirando sintetizar ese nivel medio ideal de
información científica, que es razonable exigir a los estudiantes y en cuya densidad y secuencia, a lo
largo de la progresividad lectiva, trasciende en suma, el promedio de preparación de nuestros
egresados. Fueron resultado, no de la indolencia desaplicada de las promociones universitarias
jóvenes, sino de la gravitación de concretos factores pedagógicos y aún de naturaleza social. Derivan
los primeros de la tendencia enciclopedista todavía subsistente en los planes de estudio de la alta
enseñanza, tan abrumadores como el egocentrismo con que algunos profesores asumen su
desempeño docente y la sobrevaloración que hacen de su materia. Compelidos los estudiantes a un
ambular premioso por hospitales y cátedras, en desmedro de la asiduidad de la lectura, la
concepción de la Unidad Hospitalaria ha surgido como una tentativa de enmienda. En el otro
aspecto, el acceso al Tratado, como desarrollo exhaustivo y formal de los temas, tropieza con su
vigencia temporaria frente a la dinámica del progreso científico, que obliga a las actualizaciones y
duplica su imposibilidad de adquisición por los alumnos, máxime en estos tiempos conturbados de
palingenesia económica, bajo el que intentan reestructurar sus niveles las colectividades humanas.
Pero la redacción de los manuales no es empresa intelectual sumaria y simple. No aludimos, desde
luego, a los clásicos apuntes, confeccionados con las anotaciones a vuela pluma dé las conferencias
de titulares y colaboradores, siempre malogrados por la falta de unidad conceptual como por la
inexperiencia selectiva de lo fundamental y lo superfluo. Nos referimos a la obra concebida con
honestidad, elaborada, diríamos, a través de las propias vacilaciones en el enfoque y planteamiento
de los temas, sobrellevadas en la experiencia docente, síntesis de lecturas perseverantes y de
frecuentación prolongada de las salas de enfermos, hasta adquirir modesta certeza de valimiento y
responsabilidad para su ejecución, eclecticismo frente a dogmas, escuelas y tendencias, agilidad
para el ejercicio polidimensional moderno de la Psiquiatría. Estos son los atributos y el mérito de la
obra del Dr. Juan C. Betta, a quien la Facultad de Medicina de Buenos Aires, acaba de otorgar la
dignidad de Profesor Regular Adjunto de Clínica Psiquiátrica, a que se ha hecho acreedor por sus
sobrados méritos y títulos en la enaltecida palestra de la cátedra universitaria.
Su Manual abre cómodo acceso al ámbito de la Psiquiatría, cuyo primer contacto es siempre un
tanto desconcertante y desalentador, ya que no inquietante por sus presentidas revelaciones.
Efectivamente, el estudiante que en los primeros jalones de su carrera ha encontrado una clara
conexión de conocimientos orientados a finalidades quirúrgicas o clínicas, como horizontes más
vastos de una perspectiva idéntica, vacila frente al enfermo mental con su apariencia insólita y
dolencia enigmática, ante el cual sus familiares procedimientos de exploración fracasan en
rozamientos sólo tangenciales. La exploración de la mente del hombre, de sus perturbaciones y
de sus apasionantes enigmas, en esta hora del tiempo que subraya la gravitación, —hasta en la
guerra—, de los problemas psicológicos, induce una suerte de profesión de fe. Este Manual es
eficiente breviario para esa iniciación.
RAMÓN MELGAR
PRIMERA PARTE
PSICOPATOLOGÍA GENERAL
CAPÍTULO PRIMERO
PSIQUIATRÍA
Generalidades
Se denomina Psiquiatría, a la rama de la medicina que se ocupa del estudio de las
enfermedades de la psique, más a menudo llamadas: enfermedades mentales.
La Clínica Psiquiátrica realiza el estudio exhaustivo de los enfermos mentales mediante: 1º)
Una prolija anamnesis que nos informará acerca de numerosos factores hereditarios, congénitos
y adquiridos, capaces de aportar alguna luz respecto a las causas probables o verdaderas de las
perturbaciones que aquejan al enfermo. 2º) Un estudio semiológico completo que culminará con
el diagnóstico clínico, al que se llega a través de los siguientes exámenes: a) Estudio del hábito
externo, que se efectúa mediante la inspección, b) Un prolijo interrogatorio, de gran importancia
ya que por él es posible conocer el estado en que se hallan todas y cada una de las formas de la
actividad psíquica y las perturbaciones que presentan, acusadas por signos y manifestaciones
que la semiología se encarga de descubrir y consignar. 3º) Consideración de la evolución de la
enfermedad, a fin de conocer la continuidad, interrupciones y alternativas de la misma,
remisiones y exacerbaciones, periodicidad, etc. 4º) A continuación se podrá formular el
pronóstico, que surgirá a través del estudio semiológico y de la evolución del cuadro clínico. 5º)
Establecido el diagnóstico clínico se instituirá el tratamiento adecuado. Cuando, en algunas
oportunidades, las indicaciones terapéuticas surgen del diagnóstico semiológico se recurre a un
tratamiento sintomático.
Después de esta visión panorámica podemos afirmar que, en la actualidad, la psiquiatría ha
logrado desprenderse de las rémoras y ligaduras del pasado, jerarquizándose en su evolución a
través del tiempo. En nuestros días se ha convertido en una de las ramas más importantes de la
medicina, al extremo de que su conocimiento es necesario a todo médico para el ejercicio del
arte de curar, cualquiera sea la rama médica hacia la que dedique su actividad.
Resumen histórico de la psiquiatría
Entendemos que tiene mucha importancia hacer una reseña de la evolución histórica de la
psiquiatría.
Siguiendo a Régis se acostumbra abarcar la historia de la psiquiatría desde la aparición del
hombre hasta nuestros días, dividiéndola en cuatro épocas en correspondencia con las que debió
atravesar la humanidad en el recorrido de su evolución:
1)
2)
3)
4)
Época primitiva.
Época antigua.
Época de transición.
Época moderna.
1º) Época Primitiva:
Es la que podemos llamar época prehipocrática; se extiende desde la aparición del hombre hasta
el advenimiento de Hipócrates.
Es característica dominante de esta época la sujeción del hombre a las distintas divinidades
adoradas por las numerosas sectas religiosas, que absorbían las creencias de los pueblos primitivos
en plena era formativa. Todas las manifestaciones de la naturaleza y los hechos de la vida diaria,
normales y anormales, naturales y sobrenaturales, eran atribuidos a los dioses, a los que los
hombres hacían partícipes o responsabilizaban, según las circunstancias, de su felicidad o de sus
males. Por esa causa, en esa época se consideró a los alienados como influenciados o poseídos por
las deidades del bien o del mal, según fuera la conducta que la forma de alienación determinaba en
el enfermo.
Es fácil presumir que, de acuerdo con las concepciones etiológicas existentes, los tratamientos
para estas afecciones fueron creados perfectamente adecuados a esas creencias. Primitivamente
fueron los sacerdotes los depositarios de tales conocimientos terapéuticos y los únicos encargados
de su aplicación. Los templos eran los lugares de elección para la práctica de los medios de curación
que, desde las ceremonias religiosas y los exorcismos más extraños hasta los castigos corporales y
la muerte de víctimas expiatorias, incluían infinitos procedimientos y actos rituales destinados a
satisfacer a los dioses y a aplacar su ira.
2º) Época Antigua:
La época antigua se inicia con Hipócrates y termina con el derrumbe del Imperio Romano.
Comprende tres períodos:
a) Período Hipocrático: Con Hipócrates, que se opuso enérgicamente a las prácticas
terapéuticas de los sacerdotes, nace la rebelión contra la concepción religiosa y divina de la
alienación. Podemos decir que fue el padre de la medicina mental y demostró tener amplios
conocimientos en la materia. Con la denominación de frenitis individualizó a la alienación con
fiebre intensa y delirio; seguramente debía tratarse de las psicosis infecciosas y tóxicas que se
manifiestan por fiebre y delirio agudo. La manía fue considerada por Hipócrates como delirio
violento. Describió también a la melancolía, a la que relacionó y atribuyó a los humores y muy
especialmente a la bilis. Además habló de la locura del embarazo y de la locura por el alcohol y
consideró a la epilepsia.
b) Periodo Alejandrino: Es un período de escasa trascendencia en la evolución de la
psiquiatría; transcurre 300 años antes de la era cristiana. Parece marcar una etapa de transición,
notándose un estancamiento en el progreso científico, previo al gran impulso que habría de
recibir la psiquiatría durante el Imperio Romano. En el período Alejandrino deben destacarse los
nombres de Erasístrato y Herófilo.
c) Periodo Greco-Romano: Tiene gran trascendencia en la historia de la psiquiatría desde que
señala un notorio progreso científico, merced a la contribución de médicos ilustres de esa época.
Entre ellos se destacan los siguientes:
ASCLEPÍADES DE BITINIA: (80 años antes de Jesucristo). Establece una división neta de la
locura en dos grupos: 1) alienación aguda con fiebre, correspondiente a la frenitis de Hipócrates.
2) Alienación crónica sin fiebre, que involucra a la manía y a la melancolía. Se le debe además un
estudio sobre las ilusiones y las alucinaciones.
CELSO: (5 años antes de Jesucristo). Crea el vocablo "insania" para substituir al de alienación
y establece tres formas de esta afección: 1) Frenesía que es la forma de insania aguda,
correspondiente a la alienación aguda de Asclepíades y a la frenitis de Hipócrates. 2) La melancolía. 3) Un tercer tipo de alineación que subdividió en dos grupos: delirio alucinatorio alegre o
triste y el delirio general y parcial. Se debe a Celso la creación de métodos y reglas para el
tratamiento moral e higiénico de los alienados pero, a pesar de ello, fue partidario de las cadenas,
los castigos y los ayunos.
ARÉTÉE DE CAPADOCE: (80 años después de Jesucristo). Su mayor mérito reside en haber
efectuado prolijas descripciones de la manía y de la melancolía. Consideraba a la melancolía
como una tristeza del alma, como una idea fija en la que se concentraba el pensamiento a la
manera de un delirio circunscripto. Entre las perturbaciones somáticas agregadas señalaba:
constipación intestinal, disminución de la orina, alitosis, pulso pequeño y ausencia de fiebre. La
manía era considerada, por el mismo médico, como una perturbación intelectual, un delirio
general sin fiebre, lo que la diferenciaba de los delirios tóxicos. Sostenía que producía exaltación
de la memoria y de la imaginación, que inducían al enfermo a conversar sobre cualquier tema,
aun cuando no le fuera conocido. Estableció por primera vez la posibilidad del pasaje de la
melancolía a la manía.
CELIOS AURELIANUS: Establece diferencias netas entre alienación mental y delirio febril. Hace
una descripción de los trastornos somáticos de la melancolía; pero su mayor mérito consiste en
haber combatido el trato inhumano a los alienados, estableciendo valiosas reglas para el tratamiento físico y moral.
GALENO: (150 años después de Jesucristo). Gran médico de esa época y autor de numerosos
libros; en realidad fue muy escasa su dedicación a este tipo de enfermos. Estableció una división
entre locura idiopática y locura simpática, deparando mayor importancia a las segundas.
3º) Época Tercera o de Transición:
Comprende dos períodos: la edad media y el renacimiento.
A) Edad Media:
Durante la edad media, período de obscurantismo para la humanidad, la psiquiatría no sólo sufre
una rémora sino un real retroceso en su evolución. En efecto, vuelve a caer en la superstición y en
la superchería, en manos de brujos y agoreros. Las ideas mágicas dominan a los hombres y con ellas
a la demonopatía y la licantropatía. Con esto surgen nuevamente las antiguas creencias, y los ritos
religiosos, los exorcismos y extrañas prácticas vuelven a asumir la responsabilidad de la terapéutica
de las afecciones mentales. Bajo el imperio de estas creencias llegaron a cometerse, con los
alienados, mayores atrocidades que en la época antigua; los mismos médicos no pudieron
sustraerse al influjo de estas corrientes; era creencia común que los insanos estaban poseídos por
entidades demoníacas y que para purificarlos debían ser lanzados a la hoguera.
B) Renacimiento:
Hacia fines del siglo XVI, con el renacimiento, vuelve la psiquiatría a jerarquizarse y retomar el
camino científico que ya no abandonaría en el futuro.
PAUL ZACCHIAS: en el año 1584, considera por primera vez los problemas de los alienados desde
el punto de vista médico-legal; así trata de la responsabilidad moral y legal de los alienados; la
capacidad civil y validez de sus actos; los intervalos lúcidos de los alienados.
WILLIS: (entre 1622 y 1675). Realizó un prolijo estudio y descripción de la manía y la melancolía.
Observó el paso de los estados maníacos a los melancólicos y viceversa, lo que llamó locura de doble
forma. Este mismo autor describió la demencia precoz bajo el nombre de estupidez o morosidad,
sin deslindarla netamente de la idiocia, de la imbecilidad y de las demencias restantes.
BONET: (desde 1620 a 1689). Sostiene que el origen de la alienación se halla en lesiones
somáticas viscerales y describe diversas lesiones halladas en las autopsias.
VIEUSSENS: (desde 1641 a 1689). Sostiene las teorías humorales de la alienación. Sin
embargo, con el progreso de la anatomía patológica, poco a poco pierden terreno las teorías
humorales y químicas, inclinándose la opinión hacia el somatismo.
SAUVAGES: (entre 1706 y 1767). Describe la melancolía ansiosa. Es el creador del vocablo
vesania, en el que engloba numerosos trastornos mentales, como ser: estados alucinatorios con
delirio, estados reactivos de excitación y de depresión y estados anormales diversos.
CULLEN: (entre 1712 y 1792). Piensa y sostiene que todas las formas de alienación tienen
origen en la manía y en la melancolía. Realiza tratamientos por balneación, duchas, ejercicios y
trabajos diversos. Los medios de internación de la época eran muy precarios, algunos enfermos
iban a las prisiones y en general los alienados estaban recluidos en lugares inhóspitos e indignos
del ser humano. No era rara su exhibición en público para esparcimiento del pueblo.
4º) Época Moderna:
A partir del año 1793 se produce un cambio fundamental respecto a los tratos dispensados a
los alienados hasta ese momento.
Corresponde a PINEL la gloria de ser el iniciador y propulsor de los nuevos rumbos. Luchó
enérgicamente contra los procederes inhumanos empleados con los enfermos mentales; señaló
reglas para la internación, además de otras morales y humanitarias. Pinel describió cuatro tipos
de locura: la manía, la melancolía, la demencia y la idiocia.
Por esa época se produce un brote regresivo en Alemania debido a la teoría espiritualista de
STAHL, que lleva a la creación de la Escuela Psicológica Alemana de LANGERMANN, según la cual
la locura era la consecuencia del pecado. Posteriormente, también en Alemania, se crea, en
oposición a la anterior, la Escuela, Somática, cuya dirección estuvo a cargo de NASSE, VERING,
JACOBI, FRIEDREICH, etc. Esta escuela se opuso a la concepción espiritualista, sosteniendo que
la alienación se debía a lesiones somáticas cerebrales o viscerales.
A continuación de Pinel hay que recordar a ESQUIROL, que creó y organizó numerosos asilos
para alienados. Aisló lo que llamó: monomanías, que corresponden a lo que hoy conocemos por
delirios sistematizados. Dejó muchos discípulos.
Más tarde BAYLE y sus colaboradores descubren la causa de la parálisis general progresiva,
de la que hacen una prolija descripción.
VOISIN: realiza un concienzudo estudio de la idiocia.
FALRET: actualizó los conocimientos de los estados maníacos y melancólicos y de la locura
circular.
Ya en una época más cercana, corresponde mencionar especialmente los nombres de CHARCOT,
LEGRAND, Du SAULLE, MOREAU DE TOURS, KRAFFT-EBING, entre otros que impulsaron la evolución
de la psiquiatría hasta la época presente.
Conceptos de soma y de psique
Cuando se estudia Semiología y Clínica Psiquiátrica se plantea al médico el problema del doble
aspecto que, desde el punto de vista de la Patología, presenta la unidad psicofísica que constituye
la personalidad humana.
En nuestros días se ha avanzado mucho en ese terreno, merced a la dedicación de los médicos
al estudio de lo que ha dado en llamarse: Medicina Psicosomática. Como una acotación al margen
diremos, según nuestra manera de pensar, que la medicina psicosomática ha sido practicada por los
médicos de todas las épocas que hayan tenido un concepto cabal de la medicina y de su función en
la sociedad. En efecto, a pesar de la preferente dedicación que la mayoría de los médicos prestan a
lo somático, no pueden menos que contemplar y comprobar la importancia que tienen los
desórdenes psíquicos desencadenados por perturbaciones somáticas. Otro tanto ocurre en el
sentido contrario, todo padecimiento psíquico tiene siempre repercusión en lo somático.
Estas observaciones, realizadas a través de generaciones de médicos, han creado la conciencia
de que, en la unidad psicofísica, las conexiones entre las partes son tan íntimas que los
padecimientos de una repercuten sobre la otra mediante una doble corriente: desde lo psíquico a
lo somático y, a la inversa, lo somático determina una repercusión psíquica; su estudio se ha
concretado en la medicina psicosomática. Pues bien, esta correspondencia de manifestaciones es
perfectamente conocida por la psiquiatría desde hace muchísimo tiempo.
Para ubicarnos exactamente en la cuestión, debemos recordar que desde el punto de vista de la
Patología General existen dos tipos de enfermedades: somáticas y psíquicas.
1º) Enfermedades somáticas:
Cuya etiología y evolución se efectúan en el terreno somático, y cuya sintomatología objetiva y
subjetiva es física. Estas enfermedades se clasifican a su vez en: a) orgánicas, cuando tienen una
localización real y objetiva en determinado órgano o aparato; b) funcionales, cuando la localización
orgánica es sólo aparente dependiendo de una disfunción del aparato regulador neuro-endocrinovegetativo.
2º) Enfermedades psíquicas:
Cuya etiología también es somática, pero su sintomatología, tanto objetiva como subjetiva es
psíquica. A su vez se clasifican en: a) orgánicas, cuando asientan en un substráete
anatomopatológico bien conocido, como ocurre en las demencias, las oligofrenias y la confusión
mental; b) funcionales, cuando no tienen su localización en lesiones a nivel del cerebro, lo que
escapa aun a nuestro dominio, pero que suponemos debidas a perturbaciones de los centros
reguladores neurovegetativos diencefálicos.
En cuanto nos detenemos a examinar atentamente esta clasificación caemos en la cuenta de
que ella es más convencional que sustancial. Comprobamos que la división en somáticas y
psíquicas es aceptable únicamente en cuanto a la sintomatología, por cuanto el somatismo es el
rasgo dominante y común en todas ellas, trátese tanto de las orgánicas como de las funcionales.
A su vez la clasificación de las enfermedades por su sintomatología, en somáticas y psíquicas,
también resulta un poco incierta debido a que las somáticas tienen por repercusión equivalentes
psíquicos y viceversa. Respecto a estas últimas hay que destacar que no es necesaria la existencia
de enfermedades psíquicas para provocar alteraciones orgánicas; bastan las dificultades y
ansiedades de la vida diaria y psicológica del individuo para que se perturbe la salud orgánica;
éstas serían las verdaderas perturbaciones de naturaleza psicógena.
Esos equivalentes, tanto de una como de otra naturaleza, son debidos al mismo mecanismo
en el que la afectividad, mediante las tensiones y descargas emocionales, desempeña un papel
primordial. La participación de la vida afectiva pone de relieve la importancia que asumen los
centros diencefálicos, que rigen la vida instintivo-afectiva y neurovegetativa. Las emociones se
convierten, en esa forma, en los estímulos desencadenantes de las más variadas reacciones
psicosomáticas.
Las emociones displacenteras, dependientes de los estados primarios de miedo y de cólera,
son las causantes del mayor número de las alteraciones patológicas. Todos los estados
emocionales derivados de la emoción primaria de miedo, especialmente la angustia y la
ansiedad, son los productores de alteraciones psíquicas, sobre todo neurosis originadas en las
más variadas manifestaciones y alteraciones somáticas. Uno de ellos es el miedo de padecer
enfermedades graves, incluyendo el temor a la muerte. Por otra parte, en padecimientos
somáticos reales con sus respectivas localizaciones orgánicas, el desplacer y la angustia que el
miedo entraña agrava el daño, por el agregado del factor psicológico que establece un círculo
vicioso psicosomático.
Más importante aún es que los estados emocionales desagradables derivados del miedo y de
la cólera son productores de lesiones somáticas orgánicas y funcionales. Desde este punto de
vista se deben tener en cuenta todas las situaciones penosas, las zozobras y las preocupaciones
a que continuamente se ve sometido el individuo en el transcurso de la vida y de su evolución en
el medio social. A esos factores ambientales se agregan otros muy importantes, que son
inherentes al individuo mismo. En primer término hay que considerar la constitución somática con
todos los elementos concurrentes para su integración, entre los cuales lo hereditario y lo congénito
constituyen lo fundamental; estos dos factores determinan la existencia de somas más o menos
resistentes, algunos de ellos de una franca pobreza constitucional característica, que los hace mucho
más sensibles a las descargas emocionales. En segundo lugar es necesario estudiar la constitución
psicológica del individuo, con todo lo temperamental y caracterológico, que proporciona a su vez
un determinado grado de sensibilidad para las reacciones emocionales y las psicosomáticas
concomitantes.
Existen personas que poseen una sensibilidad exquisita para reaccionar intensamente, con
tensos estados emocionales, aun en presencia de causas pequeñas; es el caso de los hiperemotivos,
en los cuales, en ambos tipos de constituciones, tanto somático como psíquico, son más fáciles las
repercusiones emocionales, de donde se puede deducir la gran fragilidad de aquellas
personalidades en las que se produce la coincidencia de ambos factores.
Grande es la importancia que tiene para el médico el conocimiento de esas nociones
psicosomáticas, desde el momento que ellas se aplican a todas las ramas de la medicina. Es
necesario que el médico tenga un conocimiento cabal de la persona que debe tratar; no basta que
sea un eximio somatista, que conozca a la perfección la semiología y la patología médica y
quirúrgica, que sea poseedor de todos los secretos y de los últimos adelantos de la terapéutica; es
también necesario que conozca al enfermo bajo el aspecto psíquico, que investigue su vida, sus
inquietudes, sus congojas y alegrías, en qué medio ambiental efectuó su evolución psicológica, sus
tropiezos en el mismo, sus luchas y sus ambiciones, sus triunfos y sus fracasos, sus tendencias y sus
inclinaciones, sus sentimientos y sus pasiones, su conducta y, finalmente, sus reacciones frente a
los embates de la vida. Sólo de esta manera, el médico podrá tener un concepto integral y acabado
del paciente que recurre a él. Este conocimiento lo capacita para una terapéutica efectiva y racional,
tanto desde el punto de vista somático como desde el aspecto psíquico. Desde este último punto
de vista, además de la medicación modificadora, estimulante y sedante a la que el médico recurre,
no debe dejar de lado los principios elementales de la "psicoterapia", que siempre deben ser
empleados.
No es necesario el conocimiento y el empleo de procedimientos o métodos más o menos
complicados para la aplicación de la psicoterapia; los médicos siempre la emplean, a menudo sin ser
su intención y sin percatarse de ello, cuando por su sola presencia tranquilizan al enfermo, o cuando,
salvo escasas excepciones, hablan a sus pacientes para desvanecer sus temores acerca de su salud
y de su vida.
El médico debe saber que en cada enfermo se agitan numerosas emociones desencadenadas por
el instinto de conservación, por el miedo a lo grave y a lo irreparable, con su secuela de desasosiego,
incertidumbre, desesperanza y angustia; estados emocionales displacenteros que únicamente se
mitigan cuando el médico conversa con él y cuando, de acuerdo con las conveniencias de cada caso,
le explica su estado.
Finalmente, ningún médico ignora que la mejor psicoterapia es la que llega al enfermo por la
senda de la comprensión; la "psicoterapia comprensiva". Estos principios tan sencillos y que
nadie desconoce, aunque a veces se olviden, constituyen las bases en que se sustenta la medicina
psicosomática.
Enfermo mental
Con riesgo de resultar insistentes repetimos que se entiende por enfermo mental o psíquico
al que presenta una sintomatología esencialmente psíquica.
Aclaramos que enfermo mental no es lo mismo que enfermo alienado. El enfermo mental
puede ser: no alienado y alienado.
1º) Enfermo mental no alienado:
Decimos que un enfermo mental no es alienado cuando en ningún momento de la evolución
de la enfermedad se altera la autocrítica, su autodeterminación o su autoconducción y que
conserva, por consiguiente, la autonomía de su personalidad porque el juicio no está perturbado.
En este grupo se incluyen las neurosis; los enfermos que la padecen no llegan a cometer actos
que los coloquen en el terreno médico-legal.
2º) Enfermos mentales alienados:
Son aquellos en los cuales una perturbación del juicio compromete seriamente la autocrítica
y la autonomía de la personalidad, al extremo que son irresponsables de sus actos. La
perturbación del juicio puede ser por déficit o por desviación.
El término alienado procede del latín alienus, que quiere decir ajeno. Luego cuando decimos
enfermo mental alienado equivale a decir enfermo ajeno de la mente, o sea que la personalidad
se encuentra fuera de su cauce normal porque ha perdido la lógica formal de sus elaboraciones
psíquicas por fallas en el juicio. El término alienación es sinónimo de locura y de psicosis.
Es oportuno establecer aquí las diferencias entre neurosis y psicosis. Clínicamente los
neuróticos conservan la auto y la heterocrítica por la integridad del juicio; los psicóticos en
cambio, como padecen una perturbación del juicio, pierden su autonomía psíquica. Estas
diferencias determinan, a su vez, las diferencias en el orden médico-legal, desde el momento
que los neuróticos, a la inversa de los psicóticos, conservan la responsabilidad de sus actos.
Dar una definición clara y cabal de la alienación mental es tarea harto difícil, pues todos
sabemos qué es un alienado pero no es fácil definirlo con exactitud y a la vez con concisión de
lenguaje. De las numerosas definiciones que se han dado transcribiremos la que pertenece al
Profesor Nerio Rojas, no sólo por la razón de que es argentina, sino porque la consideramos una de
de las más exactas y explícitas. Dice de esta manera:
"Alienación mental es el trastorno general y persistente de las funciones psíquicas, cuyo carácter
patológico es ignorado o mal comprendido por el enfermo, y que impide la adaptación lógica y activa
a las normas del ambiente, sin provecho para sí mismo ni para la sociedad."
Esta definición destaca cuatro postulados fundamentales: 1) un trastorno intelectual; 2) la falta
de autoconciencia; 3) la inadaptabilidad; 4) la ausencia de utilidad.
Decimos que un enfermo mental es alienado cuando presenta una perturbación del juicio. Sin
este requisito no existe alienación. Esta perturbación puede consistir: a) En un insuficiente desarrollo
del juicio, situación definitiva e irreparable que encontramos en el síndrome oligofrénico. b) En una
debilitación del juicio, también definitiva e irreparable, presente en el síndrome demencial y en
todos los procesos mentales dementizantes. c) En una desviación del juicio, trastorno que puede ser
temporario y más o menos prolongado en unos casos y definitivo en otros. Se manifiesta en los
síndromes de excitación psicomotriz, de depresión psicomotriz y delirante, d) En una suspensión del
juicio, como en el síndrome confusional.
Concretando: Es alienado todo enfermo mental cuyo juicio alterado aleja la función psíquica de
la lógica formal; como consecuencia la personalidad desadaptada desconoce su estado patológico
y permanece ajena a su situación real.
Resumen
PSIQUIATRÍA
Generalidades
La psiquiatría es la rama de la medicina que estudia las enfermedades de la psique
o enfermedades mentales.
La clínica psiquiátrica realiza el estudio exhaustivo de los enfermos mentales
mediante: 1) la anamnesis; 2) estudio semiológico por e] examen del hábito externo
y un prolijo interrogatorio; 3) estudio de la evolución con las alternativas de la
enfermedad; 4) pronóstico; 5) tratamiento.
Siguiendo a Regís se consideran cuatro épocas:
1)
Primitiva
2)
Antigua
3)
Tercera o de transición
4)
Moderna.
Época
primitiva
Época Prehipocrática. Desde la aparición del hombre hasta
Hipócrates. El hombre dominado por los dioses del bien y del mal; los
alienados influenciados o poseídos por ellos. Los tratamientos eran
adecuados a las creencias y practicados por los sacerdotes:
ceremonias religiosas, exorcismos, castigos corporales y muerte de
víctimas expiatorias.
Época
antigua
Comienza con Hipócrates y termina con la caída del Imperio
Romano. Comprende tres períodos.
1) Período Hipocrático: Hipócrates se opone a la concepción
religiosa. La medicina mental nace con él. Describió: la "frenitis" con
fiebre y delirio. La "manía" que llamó: "delirio violento". La "melancolía" que atribuyó a los humores, especialmente a la bilis. La "locura
del embarazo" y de la "locura por el alcohol".
2) Período Alejandrino: 300 años antes de Jesucristo. Período de
escasa trascendencia; se estanca la evolución de la psiquiatría. Se
destacan Erasístrato y Herófilo.
3) Período Greco-Romano: Se extiende hasta Galeno, 150 años
después de Jesucristo. Esta época marca un gran impulso para la
psiquiatría. Propulsores: Esclépiades de Bitinia; habló de alienación
aguda y crónica. Celso creador del término insania. Arétée de
Capadoce, por primera vez estableció el pasaje de la manía a la
melancolía. Celius Aurelianus lucha contra el trato inhumano y
estableció reglas para el tratamiento físico y moral.
Historia de la
Psiquiatría
Época
tercera o
de
transición
Historia de
la Psiquiatría
Época
cuarta
1) Edad Media: Época de obscurantismo con remora y retroceso
para la psiquiatría. Vuelve la superstición y la superchería; dominan
las ideas mágicas, la "demonopatía" y la "licantropatía".
2) Renacimiento: A fines del siglo xvi la psiquiatría retoma el
camino científico que ya no abandonará. Paul Zacchias:
responsabilidad moral y legal de los alienados; intervalo lúcido y
validez de los actos.
Willis: "locura de doble forma". Consideró la demencia precoz con
el nombre de "estupidez" o "morosidad".
Bonet: origen somático de la alienación.
Vieussens: expuso teorías humorales y químicas. Sauvages:
describe la melancolía ansiosa.
Cullen: balneación, duchas, ejercicio y trabajo.
Desde 1793 se producen grandes cambios en el trato de los
alienados.
Pinel: fue gran propulsor e introdujo nuevos rumbos. Lucha contra
el trato despiadado dictando reglas más humanas.
Brote regresivo en Alemania por la aparición de la teoría
espiritualista de Stahl: la locura, consecuencia del pecado.
Esquirol: fue el fundador de numerosos asilos para internación.
Habló de ''monomanías" que equivalen a los delirios sistematizados.
Bayle y sus colaboradores estudiaron la parálisis general
progresiva.
Falret: estudió la "locura circular".
En épocas más próximas debemos recordar los nombres de
Charcof, Legrand, Moreau de Tours, L Du Saulles, Krafft-Ebing y
otros.
La Psicopatología y la Clínica Psiquiátrica plantean el problema del doble aspecto de
la unidad psicofísica que constituye la personalidad humana.
En patología general se consideran:
Conceptos
de Soma y
de Psique
1) Enfermedades somáticas: cuya etiología y evolución se hacen en el terreno
somático y cuya sintomatología objetiva y subjetiva es física; orgánicas y funcionales.
2) Enfermedades psíquicas: la etiología y la evolución también son somáticas, pero la
sintomatología, objetiva y subjetiva, es psíquica; orgánicas y funcionales.
La clasificación es sólo aceptable en cuanto a la sintomatología, por ser el somatismo
el carácter dominante y común de todas ellas. Según la sintomatología, la clasificación
también es incierta: equivalentes psíquicos y somáticos respectivamente. En ambos
casos la afectividad, mediante las descargas emocionales, es el mecanismo productor.
Clasificación
No alienados
Alienados
Enfermos
mentales no
alienados
Conservan la autocrítica y la heterocrítica, la autoconducción y la autonomía
de la personalidad, el juicio no está perturbado. Este grupo comprende las
"neurosis": los enfermos son responsables de sus actos.
Enfermo
mental
Enfermos
mentales
alienados
Pierden la autocrítica y la autonomía de su personalidad por alteración del
juicio, debida:
a) "A insuficiente desarrollo". Situación irreparable. Síndrome
oligofrénico.
b) "A debilitación": situación definitiva e irreparable. "Síndrome
demencial".
c) "A desviación": situación temporaria o definitiva. Síndromes de
excitación psicomotriz; de depresión psicomotriz y delirante.
d) "A suspensión": situación transitoria o definitiva. Síndrome
confusional.
Concepto
"Es alienado todo enfermo mental cuyo juicio alterado
aleja la función psíquica de la lógica formal; la personalidad
desadaptada desconoce su estado patológico y permanece
ajena a su situación real".
CAPÍTULO II
ETIOLOGÍA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES
El estudio de la etiología de las enfermedades mentales fue tarea harto difícil a través de la
evolución histórica de la Psiquiatría, que recién a partir de mediados del siglo XIX abandona la
demonología y la taumaturgia para adentrarse en una era de franca evolución científica. En el siglo
pasado se encaró el estudio prolijo y detenido de numerosos factores que, directa o indirectamente,
pueden desencadenar o preparar el terreno para una psicopatía.
Esos numerosos factores etiológicos de orden general se han reunido en dos grandes grupos:
exógenos y endógenos.
Factores exógenos
Se consideran factores exógenos todas aquellas causas procedentes desde el exterior y que,
actuando en forma directa o indirecta, pueden determinar el estado de enfermedad psíquica.
Obran en forma indirecta por modificaciones en el plasma germinal transmitiendo a la
descendencia malformaciones, distrofias y predisposiciones diversas, y en forma directa sobre el
individuo mismo, provocando modificaciones y alteraciones somáticas más o menos graves.
1º) Causas tóxicas:
El alcohol ocupa, entre los tóxicos externos, el puesto de vanguardia, porque provoca una notoria
disminución de las resistencias a nivel de las glándulas genitales, recayendo sobre los genes y
alterando el plasma germinal. Para algunos autores estas alteraciones son mucho más marcadas
cuando la intoxicación alcohólica obra en el momento de la concepción; otros, que no admiten esta
opinión, responsabilizan a la intoxicación alcohólica crónica con todas las alteraciones y
estigmatologías físicas, entre las que se contarían las germinales. De una u otra manera, estas
alteraciones de los genes convierten al alcohol en responsable de numerosas oligofrenias y de gran
cantidad de epilepsias.
En forma directa, produce en el individuo alteraciones que lo predisponen a las más diversas
psicosis, desde los estados distímicos hasta la demencia pasando por los delirios y los estados
confusionales. También el alcohol puede obrar desfavorablemente sobre el individuo durante la
gestación, debido a los excesos alcohólicos cometidos por la madre; la acción en este caso sería
directa pues el tóxico pasa a través de la corriente circulatoria.
Otro tóxico peligroso es el plomo, que produce la intoxicación saturnina. El saturnismo obra
en forma directa provocando numerosas alteraciones somáticas, inclusive en el sistema nervioso
con repercusión psíquica; no permanecen ajenas tampoco las glándulas genitales y el plasma
germinal por lo que, en forma indirecta, determina distrofias y predisposiciones.
El mercurio, el fósforo, el arsénico y los alcaloides en general, son otros tantos tóxicos que
pueden actuar directa o indirectamente.
La frecuencia de las intoxicaciones por el óxido de carbono y sus peligrosas consecuencias, lo
señalan como uno de los tóxicos más temibles. Este tóxico se fija a la hemoglobina formando una
combinación difícil de disociar, la carboxihemoglobina, que reduce el aporte de oxígeno a los
tejidos. La anoxia hiere de muerte a la célula nerviosa, tal es la gravedad de esta intoxicación.
Después del estado confusional, si el enfermo no muere, puede quedar psíquicamente debilitado
por destrucción de determinadas neuronas. Cuando el óxido de carbono afecta al recién nacido
la destrucción neuronal produce, según su intensidad, diferentes grados de insuficiencia del
desarrollo, y más grave aún es cuando el tóxico obra sobre la madre en el período de la gestación.
2º) Causas infecciosas:
De una manera general, las enfermedades infecciosas constituyen importantes factores
etiológicos de las enfermedades mentales. Obran tanto en forma directa como indirecta, a través
de las modificaciones que determinan en el plasma germinal. Consideraremos algunas de las más
importantes desde el punto de vista de la etiología psiquiátrica.
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa que parece obrar por intermedio de sus toxinas
sobre los genes, con predilección en la madre, determinando una gran fragilidad constitucional
en la descendencia y favoreciendo las distrofias cerebrales. La consecuencia de la defectuosa
organización cerebral es la oligofrenia. Las toxinas tuberculosas pueden obrar también en forma
directa, provocando estados de confusión oniroide especialmente en períodos avanzados de la
enfermedad.
La sífilis, que actúa en forma directa e indirecta, es factor etiológico importante de las
enfermedades mentales. Directamente es la causa de la parálisis general progresiva.
Indirectamente, dadas las alteraciones que condiciona en el plasma germinal, es causante de
numerosas oligofrenias y predisposiciones diversas en la descendencia.
La rubéola de la madre, por alteraciones germinales, puede causar oligofrenias en los hijos.
Ciertas enfermedades infecciosas que, por su localización y por su naturaleza, ejercen una
acción directa sobre el cerebro, dejan graves secuelas. Así ocurre con las meningitis, encefalitis
y meningoencefalitis; sus consecuencias son los estados psicóticos post-encefalíticos y las
destrucciones neuronales que determinan el déficit psíquico expresado, en el adulto, por la
debilitación psíquica y, en el niño, por una detención del desarrollo.
Finalmente hay que recordar que, entre los factores etiológicos de la confusión mental, figuran
las enfermedades infecciosas acompañadas de fiebres altas y prolongadas; entre ellas el paludismo,
la neumonía, la fiebre tifoidea, las infecciones urinarias, etc., suman además la acción nociva de las
toxinas microbianas.
3º) Causas por enfermedades generales:
No sólo las enfermedades infecciosas son capaces de alterar e introducir modificaciones en el
plasma germinal; también tienen especial importancia las llamadas enfermedades metabólicas o de
la nutrición: gota, diabetes y las avitaminosis en general, sobre todo la carencia de vitamina B1;
asimismo son de importancia las enfermedades endocrinas, especialmente las que conciernen a las
glándulas tiroides, hipófisis y ovario.
Las disfunciones de las glándulas de secreción interna repercuten sobre la psique. En efecto, son
notorios: 1- gran inestabilidad psíquica que acarrea el hipertiroidismo, el infantilismo mental
hipofisario y genital, los trastornos psíquicos por afecciones suprarrenales como ocurre en la
enfermedad de Addison y, con mayor frecuencia, las disendocrinias provocan la disfunción
neurovegetativa predisponiendo o creando el clima propicio a las neurosis.
4°) Causas traumáticas:
Los traumatismos como causa determinante de enfermedades mentales pueden incidir sobre el
individuo en diferentes épocas de la vida, desde la gestación hasta la edad adulta. Los accidentes
que pueda sufrir la madre, tales como caídas o golpes en el vientre y ciertos medios terapéuticos,
como la radioterapia abdominal por ejemplo, recaen directamente sobre el feto y perturban su
evolución.
Las anomalías del parto provocan numerosos accidentes capaces de producir traumas en el
cerebro del niño. La mayoría de los partos laboriosos y prolongados suelen repercutir más o menos
intensamente sobre el feto, cuya cabeza se encuentra sometida a presiones considerables en la
cavidad pelviana y el cerebro expuesto a ser lesionado en forma directa y a sufrir las consecuencias
de los trastornos circulatorios, que producen fenómenos de asfixia del tejido nervioso, el cual, por
otra parte, es susceptible de ser destruido por pequeñas hemorragias capilares debidas a los
aumentos de la tensión intracraneal.
Algo semejante es lo que ocurre con las circulares de cordón. Además en las distocias de parto
hay que tener en cuenta los traumatismos producidos por los fórceps cuando es aplicado por
poco hábiles.
En la etiología de los trastornos mentales es importante tener en cuenta todas las formas de
traumatismos craneales, especialmente las producidas en la infancia; caídas y golpes en el cráneo
que causan lesiones más o menos graves con consecuencias inmediatas: conmoción cerebral con
confusión, mental; y consecuencias mediatas: epilepsia debida a espinas irritativas por fractura
de la tabla ósea.
Otros traumatismos y accidentes somáticos no craneales, cuyas secuelas son impotencias
funcionales diversas o desfiguraciones del rostro, pueden desencadenar trastornos psíquicos
graves, estados depresivos, neurosis, modificaciones del carácter, etc.
5º) Causas nutritivas:
Las deficiencias nutritivas también repercuten sobre la psique, pues al alterar el metabolismo
general provocan sufrimiento del tejido nervioso: las avitaminosis y en especial la carencia de
vitamina B1 tienen gran importancia en la infancia, edad de la vida en que no es raro que determinen deficiencias en el desarrollo cerebral.
6º) Causas psíquicas:
En este grupo deben incluirse todos los traumas psíquicos y morales a que se hallan expuestos
los individuos en el transcurso de la existencia. Los traumas psíquicos obran en múltiples formas
que dependen de las circunstancias y de las personas. El grado de repercusión que el trauma
moral produce está en directa dependencia de la sensibilidad de cada uno, por lo tanto es
variable de un individuo a otro; algunos sufren intensamente por causas de escasa trascendencia,
otros sólo claudican ante circunstancias graves, y otros caen vencidos cuando coinciden diversos
y sucesivos traumas morales, como si se tratase de un estado de fatiga y de sobresaturación
psíquica. La mayor parte de las veces estos factores de orden psíquico determinan estados
neuróticos, aunque en algunas circunstancias, tratándose de personalidades psicopáticas,
predispuestas, pueden producirse estados psicóticos reactivos.
7º) Causas ambientales:
No se puede restar importancia a los factores ambientales que, en unas personas más que en
otras pueden tener una repercusión desfavorable sobre todo en aquellas psiques con cierta
predisposición enfermiza. Interesa, por lo tanto, conocer en qué ambiente vive y actúa el individuo,
se investigarán todas las situaciones derivadas de su actuación en el medio social que puedan influir
desfavorablemente en su psique.
Factores endógenos
Deben ser considerados como endógenos todos aquellos factores preexistentes en el individuo
y que nacen con él; unos de carácter general como ser la edad, el sexo y la raza y otros de carácter
netamente específico y transmitidos por la herencia.
1º) Edad:
La edad es un factor de orden general que debe ser considerado como predisponente y no como
determinante de enfermedades mentales, puesto que las diferentes edades de la vida traen
aparejadas profundas modificaciones somáticas en el orden metabólico, endocrino y orgánico con
intensa repercusión psíquica. Cuando estas diferentes repercusiones psíquicas, que normalmente
pertenecen al campo de lo fisiológico, son más intensas que lo común pueden llevar a la psique
fuera de las fronteras que mantienen su equilibrio, adentrándola al terreno que es de dominio de la
patología mental.
1) En los primeros años de la vida se asiste al desarrollo de la personalidad, que hará la evolución
somática y psíquica correspondiente hasta la llegada de la pubertad. Es durante este período cuando
se ponen de manifiesto los diversos grados de insuficiencia mental, en relación con la evolución
psíquica que alcanza los límites que permita el caudal intelectual.
2) Con la llegada de la pubertad se producen cambios fundamentales, tanto en el orden somático
como en el psíquico, condicionados por la entrada en función de las glándulas sexuales. Tales
modificaciones son fisiológicas y perfectamente normales. Desde el punto de vista psíquico la
personalidad experimenta una sensación de cambio y de transformación más o menos acentuada y
de carácter transitorio. En el campo afectivo las manifestaciones son más notorias, modificándose
las relaciones con el sexo opuesto y con el propio. Durante esta época de la vida y en la juventud
hasta la edad adulta la enfermedad mental más frecuente es la esquizofrenia. En la juventud
también suelen hacerse ostensibles las manifestaciones distímicas.
3) La edad adulta, cuando es mayor la actividad psíquica del hombre y cuando son mayores las
luchas y razonamientos en el medio social, señala la época en que es más frecuente la aparición de
los delirios.
4) Durante el climaterio, cuando se inicia la curva de descenso y el comienzo de la involución
de la personalidad, la decadencia física hace incidencia en la psique siendo frecuentes los estados
depresivos y las llamadas psicosis con involución.
5) En la última etapa de la existencia que es la senilidad comienzan las perturbaciones
circulatorias por el avance de la arterioesclerosis; es el período de la demencia senil y
arteriosclerótica.
2º) Sexo:
Ambos sexos presentan diferencias respecto de la predisposición de las diferentes afecciones
mentales.
El hombre, por razones de vida y de trabajo, se halla más expuesto a las enfermedades de
origen traumático, tóxico y a ciertas infecciones como la sífilis que, como sabemos, es causa de
la parálisis general progresiva. El hombre es también más propenso a la epilepsia y a las
perturbaciones derivadas de la arterioesclerosis.
En cuanto al sexo femenino se halla mucho más predispuesto que el masculino a sufrir crisis
emocionales, cuya repercusión es mucho mayor en la mujer. Esta última, además, sufre con
mayor intensidad todos los estados de excitación, siendo más frecuente en ella la psicosis
maníaco-depresiva.
3º) Raza:
Se ha comprobado que existen predisposiciones especiales en las diferentes razas para
contraer determinadas afecciones mentales. Esto es debido en gran parte y en cada uno de los
grupos etnográficos a las normas de vida y preceptos morales y religiosos, algunos de los cuales
incluyen severas reglas higiénicas; los musulmanes, cuya religión prohíbe beber alcohol,
constituyen un pueblo que no padece mayormente las perturbaciones psíquicas del alcohol.
4º) Herencia:
La definición más sencilla y a la vez más completa es la siguiente: "La herencia es la condición
biológica por la cual se efectúa la transmisión de los caracteres de los ascendientes a los
descendientes".
A continuación haremos algunas consideraciones de orden biológico.
Después de las experiencias realizadas por Morgan existe la certidumbre de que los cromosomas
son los encargados de transportar y transmitir los caracteres propios de la herencia. En los
cromosomas de las células germinales se hallan contenidas todas las características y disposiciones,
somáticas y psíquicas, que la herencia transmite a la especie y al individuo. Se ha comprobado que
el número de cromosomas es invariable para cada especie; en el género humano las células
germinales poseen originariamente cuarenta y ocho cromosomas. Una vez que las células sexuales
han sufrido el proceso de maduración sólo poseen la mitad del número de cromosomas de la
especie, o sean veinticuatro, de tal manera que, al fusionarse ambas células, el huevo resultante
contiene nuevamente la cantidad normal de cromosomas.
Se presenta aquí la oportunidad de aclarar la significación de dos vocablos que a menudo crean
confusión; ellos son: congénito y hereditario. Cuando decimos que una persona presenta
alteraciones congénitas significa que son debidas a alguno de los factores etiológicos exógenos que
obran sobre la madre o sobre el embrión. En la etimología de la palabra se halla la explicación, cura
igual a con y genitus igual a engendrado, es decir: dos cosas que se engendran conjunta y
simultáneamente. A su vez, se entiende por hereditario todo lo que es transmitido por los
ascendientes a los descendientes bajo la forma de caracteres de especie, de raza y de familia. Estos
caracteres se hallan implícitos en el plasma germinal, constituyendo condiciones biológicas
indelebles y no modificaciones circunstanciales como ocurre con lo congénito.
Entre otras consideraciones de orden general conviene tener presente:
1) Cuando los descendientes presentan los caracteres de los padres es herencia directa.
2) Cuando los descendientes presentan los caracteres de los antecesores es herencia atávica.
3) Cuando los descendientes presentan caracteres pertenecientes a ascendientes de ramas
colaterales es herencia colateral.
4) Cuando los descendientes presentan caracteres que se hallan simultáneamente en el padre y
en la madre es herencia convergente. Por este motivo en los descendientes de consanguíneos se
observa un refuerzo de los caracteres, tanto en el sentido de mejorar como peyorativo.
5) La disociación de los caracteres, demostrada claramente por el experimento de Correns que se
realiza con una planta de jardín llamada el dondiego de noche de la que hay dos variedades, una con
flores rojas y otra con flores blancas. Cuando se cruzan ambas variedades los descendientes tienen
flores de color rosado. Cuando los descendientes rosados se cruzan entre sí, la nueva generación
presenta: 50% de flores rosadas; 25% de flores rojas y 25% de flores blancas. El experimento
conduce a las siguientes conclusiones: la variedad de flores rojas contiene en sus gametas factores
determinantes del rojo, como la variedad de flores blancas los tiene de su correspondiente color;
cuando ambas se cruzan estos factores determinantes se fusionan y la planta hija da flores rosadas.
La planta hija no posee factor determinante rosado en sus gametas, sino que el 50% de las mismas
posee el factor determinante rojo y el 50% el factor determinante blanco. Cuando las flores rosadas
se fusionan entre sí pueden ocurrir tres casos: a) que las dos gametas que se fusionan sean
blancas, resultando blanca la planta nieta; b) que se fusionen dos gametas rojas resultando roja
la planta nieta; c) que se fusione un gameta roja con una blanca, dando una planta nieta rosada.
En cuanto a la proporción igual que la del dondiego de noche, 50 % amarillas impuras, 25% "ley
de las probabilidades", según la cual existe un 25% de probabilidades de que las gametas que se
fusionan sean rojas, 25 % de que sean blancas y 50% de que se fusione una roja con una blanca.
Los factores determinantes rojos y blancos en las plantas nietas rosadas vuelven a disociarse
nuevamente en sus gametas. Las plantas nietas rojas y blancas son tan puras como las abuelas.
Caracteres dominantes
En el año 1865 un fraile agustino llamado Gregorio Mendel publicó el resultado de sus
experiencias sobre la herencia.
Mendel cruzó plantas de arvejas amarillas con otras de arvejas verdes. Las plantas amarillas
produjeron arvejas amarillas. Cruzando las híbridas entre sí obtuvo plantas con tres arvejas
amarillas por una verde. A primera vista, este resultado no concuerda con el resultado de la
experiencia del dondiego de noche; sin embargo, el fenómeno que ocurre es semejante. Las
plantas de arvejas híbridas amarillas (hijas de amarillas y verdes) aunque sólo presentan el
carácter amarillo visible también tienen el verde, pero el primero domina carácter dominante
mientras que el verde permanece oculto carácter recesivo. En las gametas de las plantas híbridas
la mitad de los factores que determinan el color pertenecen al verde y la otra mitad al amarillo.
Al mezclarse entre sí se producen las mismas relaciones que en el dondiego de noche.
1º) De la fusión de dos gametas amarillas resulta una amarilla pura.
2º) De la fusión de una gameta amarilla con una verde resulta una amarilla impura.
3º) De la fusión de dos gametas verdes resulta una verde pura.
Ahora bien: como las amarillas impuras son en apariencia iguales a las puras, puesto que el
carácter verde permanece oculto y siendo la proporción igual que la del dondiego de noche, 50%
amarillas impuras, 25% amarillas puras y 25% verdes puras, se explica por qué de cada tres arvejas amarillas hay una verde en la descendencia de los híbridos.
De acuerdo con estas experiencias llega Mendel a establecer sus conocidas reglas o leyes de
la herencia.
1º) Cuando se cruzan dos variedades de una misma raza los híbridos de la primera generación
son todos semejantes, predominando los caracteres de una de las variedades (carácter
dominante).
2º) En la segunda generación (nietos) el 75% presenta el carácter dominante, mientras que el
25% restante presenta los caracteres de la variedad hasta ese momento oculta y latente en los
híbridos de la primera generación (carácter recesivo puro).
3º) El 75% de dominantes de la segunda generación comprende: 25%de dominantes puros y 50%
impuros por contener por mitades el carácter recesivo oculto y latente.
4º) En la tercera generación (bisnietos), los caracteres dominantes puros y los recesivos puros
continúan dando los mismos caracteres y así indefinidamente. En cambio el 50% de dominantes
impuros de la segunda generación dará 75% de dominantes (25 % de dominantes puros y 50 %
impuros) y 25% de recesivos puros; en esa forma indefinidamente.
Leyes de Galton
Las leyes enunciadas por Mendel fueron complementadas por las enunciadas por Galton.
1º) Ley de la regresión: Cuando las parejas por alguna particularidad se apartan de lo general, los
descendientes también se apartan pero en menor grado. Cuando por ejemplo, la estatura de los
padres es muy elevada, los hijos, aunque más altos que el promedio general, no lo son tanto como
los padres. Esto significa que se halla en regresión esa particularidad de los padres con respecto al
valor medio de la estatura de los hombres.
2º) Ley de la herencia atávica: El conjunto de las propiedades hereditarias no sólo se debe a los
padres, sino también a los abuelos, bisabuelos y a toda la ascendencia en progresión decreciente,
con razón 2. De los caracteres del hijo, la mitad corresponde a los padres, 1/4 a los abuelos, 1/8 a los
bisabuelos, 1/16 a los tatarabuelos y así sucesivamente.
Influencias externas
Los agentes exteriores pueden producir alteraciones del plasma germinal capaces de imprimir
en los descendientes una determinada huella; debido a estas alteraciones en la descendencia varía
en diversas formas.
1º) Por idiovariación: En cada acto fecundativo hay posibilidades de distintas combinaciones, con
las consiguientes diferencias entre los hermanos.
2º) Por inducción paralela: Se admite que hay factores capaces de modificar al mismo tiempo
paralelamente y en igual sentido, el plasma germinal y el somático; como consecuencia en los
descendientes aparecen alteraciones iguales a las provocadas en los ascendientes.
3º) Por inducción somática: Un agente externo modifica el plasma somático del organismo
que, a su vez, secundariamente interesa a las células germinales. El ambiente modifica
constantemente a la substancia viva y en esa forma el organismo se va lentamente
transformando y adaptando debido a las numerosas impresiones que recibe.
Por falsa herencia (Haeckel) o paraforia (Siemens) se entiende la existencia de caracteres que
parecen hereditarios por hallarse presentes en muchas generaciones; en realidad se deben a
influencias del ambiente, repitiéndose siempre igual en individuos sucesivos. En cambio, los caracteres transmisibles por la herencia están contenidos en los cromosomas; esto es un hecho
comprobado. Las últimas investigaciones de Morgan, en 1937, realizadas en los cromosomas
gigantes de las células de las glándulas salivares de la mosca drosofila melanogaster (mosca del
vinagre), han permitido a este investigador llegar a establecer los caracteres que corresponden
a determinadas zonas del cromosoma.
Herencia en psiquiatría
El primero que habló en psiquiatría de locuras hereditarias fue Morel, en el año 1875. Desde
entonces prevalece el concepto de que la alienación transmite, por herencia, la predisposición a
sufrir trastornos mentales.
Con Morel se creyó que en la descendencia de un alienado podían aparecer toda clase de
psicosis, es decir, que existía un terreno favorable para el desarrollo de las psicopatías. Pero los
estudios modernos, especialmente los de Rudin en Munich, tienden a precisar la modalidad
hereditaria específica para cada enfermedad mental, sin que hasta la actualidad se haya podido
llegar todavía a conclusiones definitivas. Las leyes de Mendel se complican en tal forma al querer
aplicarlas a las especies superiores que resulta poco menos que imposible, tomándolas como
base, establecer un pronóstico. Ocurre con frecuencia que los caracteres recesivos son cubiertos
sólo parcialmente por los dominantes; es lo que se llama la dominancia incompleta, de manera
que pueden aparecer cuadros frustrados. Otras veces los caracteres se transmiten en una forma
incompleta o parcial. Así es como entre las enfermedades mentales se observan casos de
esquizofrenia con tintes ciclotímicos, o psicosis sintomáticas o parálisis general con tintes
esquizofrénicos o ciclotímicos.
Además, en lo que a la herencia se refiere no hay que desestimar la influencia del ambiente.
De lo expuesto concluimos que hereditario propiamente dicho es aquello que el hijo recibe
contenido ya en los cromosomas paternos; las demás influencias que pueda sufrir
posteriormente, incluso aquellas que actúan sobre el huevo en los primeros períodos de la vida
intrauterina, son ambientales.
Generalmente factores hereditarios y ambientales coexisten en la génesis de una enfermedad, y
según predominen unos u otros se le llamará hereditaria o adquirida. En una psicosis podrá haber
un 80 % o más de influencia del ambiente, como ocurre en las psicosis tóxicas, pero siempre junto
al factor ambiental estará la herencia, que da un carácter individual al cuadro clínico.
Las enfermedades mentales específicamente hereditarias, de acuerdo con las determinaciones
estadísticas de la escuela de Rudin, son: la esquizofrenia, la ciclotimia y la epilepsia.
1º) Herencia de la esquizofrenia: De acuerdo con las recientes investigaciones, en el 16,4% de los
casos de descendientes de esquizofrénicos se manifiesta la enfermedad; sumando esto al factor
ambiental de no manifestación en otros casos, es decir cuando permanece en estado latente, da un
22,2% (Luxemburger).
La frecuencia de la esquizofrenia en el término medio de la población es de 0,85 %, lo que
demuestra una evidente influencia hereditaria. Estas cifras no pueden ser; consideradas como
definitivas, ni siquiera como muy aproximadas, en razón de no haber aún suficiente material
estadístico.
2º) Herencia de la psicosis distímica: La proporción de distímicos en el promedio de la población
se considera que es de 0,44%; en cambio, entre los descendientes de psicópatas distímicos es
alrededor de 35%.
El porcentaje desciende a medida que transcurren las generaciones, si bien no en forma rápida
como en la esquizofrenia; los índices revelan una favorable recesividad. En cambio, es sensible la
poca diferencia entre la anormalidad de los padres y la de los hijos o, en otras palabras, es frecuente
ver que la enfermedad presenta la misma intensidad en los descendientes que en los progenitores.
3º) Herencia de la epilepsia: La frecuencia en el término medio de la población es de 0,30%. Las
estadísticas referentes a los descendientes de epilépticos dan resultados muy variables y no es
posible aún sacar conclusiones aproximadas, pero es común que entre ellos se presenten diversas
manifestaciones psicopáticas: convulsiones infantiles, enuresis, jaquecas, oligofrenias y frecuentes
malformaciones. Es indudable que se observan en proporciones mayores que en la descendencia
de personas normales. La herencia es de carácter recesivo.
4º) Herencia de la oligofrenia: Parece ser, de acuerdo con las investigaciones realizadas en
gemelos, que existe una oligofrenia hereditaria Los datos estadísticos permiten concluir que existen
familias oligofrénicas; la descendencia muestra: gran cantidad de débiles mentales, amorales y
delincuentes. Es de tendencia recesiva.
Concausas
Para terminar con el amplio capítulo de la etiología de las enfermedades mentales
corresponde hacer un enfoque de la concausalidad.
Se entiende por concausas a la constelación de factores y causas que convergen y actúan
sobre el individuo desencadenando una enfermedad mental. Ante todo se debe asentar
firmemente el concepto de que el organismo humano que se halla expuesto a sufrir una
enfermedad, requiere un terreno previamente preparado por la concurrencia de varias causas.
La preparación del terreno puede tener lugar antes o después del nacimiento. En el primer caso,
cuando el individuo nace con la predisposición, se dice que es un constitucional; tiene una
constitución o un terreno fértil para la acción de factores diversos.
En el estudio de una enfermedad mental debemos hablar de concurrencia de causas o de
concausalidad y no de una causa. Además se da el caso de que, en presencia de un factor real y
suficiente para desencadenar una psicopatía, la enfermedad sólo hace eclosión cuando, sobre
esa causa principal, convergen un determinado número de concausas. Este criterio es el que
sustenta el Prof. Bonhour, especialmente con respecto a la demencia precoz, para la que admite
la existencia de una disposición hereditaria, a veces tan marcada que no necesita otra
contribución; las concausas participan cuando las taras hereditarias son más atenuadas.
Por estas razones se insiste en la gran importancia que tiene la prolija búsqueda de los
antecedentes hereditarios y personales cuando se pretende investigar a fondo la etiología de las
enfermedades de la mente.
Resumen
ETIOLOGÍA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES
Numerosos factores etiológicos reunidos en los grandes grupos: "endógenos" y “exógenos”.
Son las causas que procedentes del exterior obran directa o indirectamente.
En forma "indirecta" por el plasma germinal, determinando distrofias, malformaciones y
predisposiciones diversas.
En forma "directa" sobre el individuo mismo, provocando alteraciones y modificaciones somáticas.
1)
2)
Causas Tóxicas
3)
4)
5)
Factores
Exógenos
Causas
Infecciosas
Otras
Enfermedades
Causas
Traumáticas
Alcohol: disminuye las resistencias de las glándulas genitales y altera el
plasma germinal; es responsable de numerosas oligofrenias y epilepsias.
En forma directa predispone a diversas psicosis: desde estados distinticos
hasta la demencia, pasando por los delirios y estados confusionales.
Plomo: intoxicación saturnina, cuyas alteraciones somáticas alcanzan a las
glándulas genitales; indirectamente: distrofias y predisposiciones.
Otros tóxicos de acción directa o indirecta: mercurio, fósforo, arsénico y
alcaloides.
Óxido de carbono: produce anoxia; la carboxihemoglobina impide el aporte
de oxígeno.
1) Tuberculosis: las toxinas sobre los genes, especialmente en la madre
producen indirectamente oligofrenias.
2) Sífilis: en forma directa: parálisis general progresiva. En forma indirecta por
el plasma germinal: oligofrenias y predisposiciones diversas.
3) Rubéola: de la madre durante la gestación; oligofrenias.
4) Infecciones que obran directamente sobre el cerebro: meningitis, encefalitis:
destrucción neuronal y detención del desarrollo.
5) Enfermedades infecciosas con fiebre intensa y prolongada: tifoidea,
paludismo, neumonías, infecciones urinarias, causa de confusión mental.
Enfermedades metabólicas o de la nutrición, diabetes, gota, las avitaminosis; las
endocrinas, especialmente tiroides, hipófisis, genitales, pueden modificar el plasma
germinal.
Los traumatismos pueden obrar en distintas épocas de la vida.
1) Durante la gestación: por caídas y golpes en el vientre materno.
2) Durante el parto: compresiones prolongadas de la cabeza. Circulares de
cordón; fenómenos de asfixia. Acción del fórceps.
Causas
Traumáticas
3) Traumatismos craneales del niño y del adulto: consecuencias
inmediatas: conmociones y confusión; consecuencias
mediatas: epilepsias traumáticas.
4) Los traumas no craneales: que pueden dejar impotencias
funcionales y desfiguraciones del rostro, pueden
desencadenar trastornos psíquicos graves.
Causas
Nutritivas
Deficiencias nutritivas con alteraciones metabólicas y sufrimiento
del tejido nervioso. Avitaminosis.
Causas
Psíquicas
Los traumatismos psíquicos y morales dependen del grado de
sensibilidad de cada individuo:
1) Grandes perturbaciones por escasos motivos.
2) Algunos sólo claudican ante grandes traumas morales.
3) Cuando coinciden diversos y sucesivos traumas: fatiga y
sobresaturación psíquica; neurosis.
Causas
Ambientales
Los factores ambientales pueden, en unas personas más que en
otras, predisponer a enfermedades mentales.
Factores
Exógenos
Preexistentes en el individuo y que nacen con él.
Factores
Endógenos
De
carácter
general
Edad
Sexo
Raza
De
carácter
específico
Herencia
Edad
Factor predisponente y no determinante. Las modificaciones
somáticas: metabólicas, endocrinas y orgánicas de cada edad y sus
correspondientes repercusiones psíquicas:
1) Infancia: desarrollo de la personalidad: diferentes grados de
insuficiencia mental.
2) Pubertad: cambios somáticos y psíquicos por la nueva
actividad de las glándulas sexuales. Sensación de cambio y
transformación de la personalidad. Se modifican las
relaciones entre los sexos. Aparece la esquizofrenia. En la
juventud: las manifestaciones distímicas.
3) Edad adulta: la de mayor actividad psíquica y la de mayor
rozamiento en el medio social. Se observan los delirios,
4) Climaterio: comienza la involución física y psíquica. Aparecen
los estados depresivos y las psicosis involutivas.
5) Senectud: trastornos circulatorios, demencia senil y
arteriosclerótica.
Sexo
El hombre por razones de vida y de trabajo, más expuesto a los
traumatismos, a las intoxicaciones, a la sífilis, afecciones
circulatorias, arteriosclerosis, parálisis general progresiva, delirios.
La mujer más expuesta a las crisis emocionales, a las excitaciones
y a los estados maníaco-depresivos.
Raza
La predisposición a las enfermedades mentales depende de las
normas de vida, de las costumbres, de los preceptos morales y
religiosos propios de cada pueblo.
"Es la condición biológica por la que se efectúa la transmisión de los
caracteres de los ascendientes a los descendientes".
Morel, en el año 1875 habló por primera vez de "locuras
hereditarias".
Antiguamente se sostenía que la descendencia de un alienado era
terreno favorable para las psicopatías en general.
Época moderna con Rudin: se tiende a la especificidad de la
herencia para cada enfermedad mental. No se ha llegado a nada
definitivo.
1) Herencia de la esquizofrenia: según Luxemburger: en los
descendientes de esquizofrénicos se manifiesta en el 16,4% de los
casos.
Herencias esquizofrénicas en el término medio de la población: 0,85
%. Evidente influencia hereditaria; carácter recesivo.
2) Herencia de la psicosis distímica: Proporción de distímicos, en el
promedio de la población: 0,44 %. En los descendientes de distímicos.
35%. Carácter recesivo.
3) Herencias en la epilepsia: En el término medio de la población:
0,30%. En la descendencia diversas manifestaciones psicopáticas:
oligofrenias, malformaciones, convulsiones infantiles. Es de carácter
recesivo.
4) Herencia de la oligofrenia: Herencia oligofrénica comprobada;
familias oligofrénicas. La descendencia muestra: débiles mentales,
amorales y delincuentes. Es de carácter recesivo.
Factores
Endógenos
Herencia
Concausas
Constelación de factores y causas que convergen y actúan desencadenando la
enfermedad mental: "concurrencia de causas" o "concausalidad"; nunca "una causa".
A veces ante una causa real capaz de desencadenar una psicopatía, ésta sólo aparece
si convergen otras concausas.
CAPÍTULO III
EXAMEN DEL ENFERMO MENTAL
Cuando se inicia el estudio de clínica psiquiátrica se presenta el planteo de un nuevo problema
que no se halla en ninguna de las otras materias clínicas. Dicho problema se debe a que, en este
caso, el enfermo es un alienus (ajeno) y, como tal, la mayor parte de las veces no se considera
enfermo. En ello estriba la diferencia con el enfermo de clínica general que se constituye en un
voluntario colaborador del médico, sometiéndose al interrogatorio y a todos los exámenes
necesarios para suministrar el mayor número de detalles que aclaren el camino a seguir en sus
investigaciones. En psiquiatría el enfermo no colabora, muy por el contrario la generalidad de las
veces no concurre al médico de una manera espontánea sino que es llevado de grado o por
fuerza por terceros, obstaculizando o negándose, en ocasiones activamente, a todo
interrogatorio o a cualquier intento de examen clínico.
Hecha esta aclaración previa, debemos agregar que dentro del plan general a seguir para el
examen del enfermo es de gran importancia estudiar con detención los siguientes puntos: 1°)
Prolijo examen de los antecedentes que puedan arrojar alguna luz respecto de la enfermedad
que el sujeto padece. 29) Recoger y aprovechar todos los datos que nos suministre la inspección,
aun aquellos que aparenten ser detalles insignificantes, pues muchas veces son suficientes para
orientar nuestra investigación en determinado sentido, y para guiarnos respecto a la forma de
encarar el interrogatorio.
Pasando directamente a considerar la forma de efectuar la investigación de la enfermedad
recordamos que el examen debe dividirse en dos partes:
1º Estudio de los antecedentes.
2º Estudio del enfermo mismo.
ESTUDIO DE LOS ANTECEDENTES
Ya hemos comentado la importancia que reviste en psiquiatría un buen estudio de la
anamnesis del enfermo; por lo tanto se deberá aplicar todo el esfuerzo necesario para obtener
mayor número de informes, al mismo tiempo que se procurará comprobar su exactitud y
fidelidad. Cuando debido al estado mental del sujeto que examinamos, no nos sea posible la
obtención directa de los datos será necesario recurrir a personas de la familia o, en su defecto,
a quienes puedan proporcionarlos con la mayor exactitud. En este último caso, el más indicado
para hacerlo es el médico de familia que haya asistido al enfermo.
El estudio de la anamnesis comprende tres tópicos:
1°) Antecedentes hereditarios y familiares.
2°) Antecedentes personales y ambientales.
39) Antecedentes de la enfermedad actual.
1º) ANTECEDENTES HEREDITARIOS Y FAMILIARES:
Como medida previa debe estudiarse el árbol genealógico del enfermo.
1) En primer término tiene mucha importancia investigar la posible existencia de taras mórbidas
en los antecesores, especialmente las afecciones mentales y neurológicas transmisibles de acuerdo
con las leyes de la herencia.
2) En segundo lugar conviene investigar la posible existencia, en los ascendientes, de ciertas
infecciones que, como la sífilis y la tuberculosis, se transmiten a la descendencia bajo la forma de
distrofias más o menos graves y predisposiciones diversas.
3) En tercera instancia deben considerarse las diversas intoxicaciones, entre las que ocupa un
lugar preponderante la producida por el alcohol, responsable directo de muchas frenastenias y
epilepsias.
4) Por último interesa la nacionalidad y la raza de los antecesores, dada la importancia que estos
factores tienen en la constitución del genotipo; se completa el estudio con el grado de instrucción,
la profesión y ocupaciones diversas que, junto a factores de orden ambiental, nos orientan acerca
de la formación del fenotipo.
Se complementa esta primera parte de la investigación con el estudio de los colaterales:
hermanos, tíos, primos y otros parientes.
2º) ANTECEDENTES PERSONALES:
Su estudio abarca toda la vida del enfermo, desde el nacimiento hasta la iniciación de la
enfermedad que se investiga. La búsqueda de estos antecedentes en psiquiatría requiere suma
prolijidad, debe indagar el mayor número de detalles que contribuyan a proporcionarnos un
conocimiento cabal del sujeto que tenemos en estudio, de cuyos antecedentes personales deben
considerarse diversos aspectos:
1) Aspecto mórbido:
Conviene conocer todas las enfermedades que el sujeto haya padecido desde su infancia,
prestando especial interés a aquellas que por su etiología o localización tengan una marcada
repercusión psíquica, tal como la meningitis y sus secuelas.
2) Espacio físico:
Es importante considerar todas las malformaciones, desfiguraciones e impotencias más o
menos graves y su consiguiente repercusión psíquica.
3) Aspecto psíquico:
Debe hacerse un resumen de los episodios más importantes vividos por el sujeto, los traumas
psíquicos y emociones violentas que haya sufrido; su humor habitual, sus costumbres, el grado
de sociabilidad, el carácter y como corolario su conducta dentro y fuera del hogar.
4) Aspecto ambiental:
Desde que el ambiente obra modelando a las personas conviene conocer las características
de aquellos en que se ha criado y vivido el enfermo. Los ambientes cultos o incultos, tranquilos
o de violencia, económicamente precarios u holgados, tiene mayor o menor repercusión según
sea la constitución psíquica de cada uno. Si a esto agregamos todas las luchas y los continuos
choques diarios a que se hallan expuestas las psiques nos formaremos una idea de la importancia
de los factores ambientales.
5) Aspecto sexual:
El despertar de la sexualidad en la época de la pubertad, la masturbación, las primeras
relaciones sexuales, la atracción del sexo opuesto, luego el matrimonio, la vida matrimonial, y
los hijos son los puntos que deben investigarse en el aspecto sexual.
6) Aspecto cultural:
Es conveniente conocer el grado de instrucción del sujeto: primaria, secundaria o
universitaria. Si la escolaridad es precaria deberá investigarse por qué causa no ha podido ser
mejor. Cuáles son sus preferencias en lectura si es que se manifiesta inclinado a ella. De esta
manera no sólo nos informaremos acerca del nivel cultural, sino que nos formaremos un
concepto sobre la capacidad intelectual del sujeto.
Para terminar es .necesario recordar que todos estos aspectos deben ser investigados en las
diferentes etapas de la vida del individuo: la primera desde el nacimiento hasta los trece años,
que abarca la primera y la segunda infancia y la niñez hasta la pubertad; la segunda desde los
trece hasta los veinticuatro años que comprende la pubertad y la juventud; y la tercera después
de los veinticuatro años.
3º) ANTECEDENTES DE LA ENFERMEDAD ACTUAL:
Con respecto a la enfermedad que aqueja actualmente al individuo interesa conocer:
1) Cuándo comenzó; fecha lo más aproximada posible2) Cómo comenzó, cuáles fueron los
primeros síntomas; cuáles llamaron más la atención de los allegados.
3) Cómo evolucionó la enfermedad desde su comienzo hasta el momento actual; aparición de
nuevos síntomas o modificaciones y desaparición de los ya existentes.
4) Alternativas; las remisiones y recrudecimientos de la enfermedad.
5) Qué tratamientos han sido indicados y realizados hasta la fecha de la investigación que se
inicia.
6) Qué repercusión general ha tenido el proceso y especialmente sobre la conducta del enfermo.
ESTUDIO DEL ENFERMO MISMO
El estudio del enfermo para ser completo debe abarcar los siguientes exámenes,
1)
2)
3)
4)
Examen psíquico.
Examen clínico general.
Examen neurológico.
Exámenes
complementarios:
neumoencefalografía.
radiología,
laboratorio,
electroencefalografía,
Dedicaremos preferente atención al examen psíquico, que comprende el estudio del hábito
externo y el interrogatorio.
Hábito externo
Este estudio se efectúa por medio de la "inspección", que debe ser minuciosa pues es capaz de
revelar datos de interés diagnóstico o, por lo menos, de orientación para el interrogatorio posterior.
1º) Indumentaria y porte del enfermo:
Interesa observar detenidamente la presentación del enfermo. En efecto; si el estudio de los
antecedentes personales nos ha puesto de manifiesto una personalidad con una determinada
constitución psicológica, en la actualidad la vestimenta y la presentación pueden demostrarnos una
modificación o una exacerbación de todas las tendencias naturales. En muchas ocasiones tales
modificaciones o exacerbaciones son tan notorias que bastan por sí solas para insinuar un
diagnóstico. Aún dentro de la uniformidad de la ropa que es de uso corriente en los
establecimientos hospitalarios se destacan ciertos pacientes por lo extraño o extravagante de su
indumentaria o de sus accesorios.
1) Algunos enfermos se distinguen fácilmente porque ostentan sobre su ropa, en forma bien
visible y a manera de condecoraciones, distintos accesorios a los que adjudican el valor de
medallas. Esto nos permite, en primera instancia, una apreciación del estado del juicio, el que
evidencia graves trastornos y traduce la existencia de un "delirio megalómano".
2) Otros enfermos llaman la atención por la extravagancia en el vestir, el empleo de género
de colores vivos y bruscos contrastes, el aditamento de adornos extraños cuya finalidad es
ponerlos en evidencia y atraer las miradas de los demás. Estos enfermos son los extrovertidos,
los que rápidamente toman contacto con el medio; son los hipomaníacos y maníacos.
3) Ciertos enfermos revelan un esmero exagerado en el vestir, cuidan celosamente los
menores detalles de su indumentaria temerosos de que cualquier descuido sea en desmedro de
su persona. Paralelamente adoptan aires de suficiencia que traducen un sentimiento de
sobrevaloración; se sobrestiman, se consideran muy superiores a sus semejantes; así está configurada la personalidad paranoica.
4) No son raros los enfermos sucios, cuyas ropas en pésimas condiciones de higiene y en
desorden revelan total despreocupación por el aseo y cuidado personales; es dado observar este
abandono aun en sujetos cuyos antecedentes los presentan como pulcros. Todos aquellos casos
en que hay un déficit de la autocrítica, como ocurre con los frenasténicos, der mentes y confusos,
presentan esta característica.
2º) Aspecto psíquico del enfermo:
Teniendo siempre en cuenta la importancia de la inspección, nos detendremos
cuidadosamente en la observación del aspecto psíquico del 'individuo sometido a examen. Es
esta observación la que nos permitirá captar el estado del psiquismo y el tono afectivo y los
sentimientos prevalecientes en ese momento.
1) Enfermo excitado: La excitación debe ser considerada desde un doble punto de vista: el
psíquico y el motriz.
Desde el punto de vista psíquico, es en la expresión del rostro donde mejor se verá reflejado
el estado espiritual del enfermo. En efecto, la facie traduce, por intermedio de la mímica, los
estados de ánimo que el sujeto experimenta. La expresión más frecuente del excitado es la de
alegría, que revela estados placenteros y de franco optimismo tal como ocurre con los
hipomaníacos y maníacos. Estos mismos enfermos, cuando su excitación crece bajo el influjo de
vivencias displacenteras, reflejan en su rostro la cólera o la ira; la facie traduce agresividad o
expresa una mueca de desprecio.
Considerado el aspecto excitado desde el punto de vista motriz se verán, en concomitancia
con lo que el rostro refleja, enfermos inquietos, en continua actividad motriz, logorréicos,
impelidos a descargar su energía psíquica transformada en actividad motriz. Cuando la excitación
crece la inquietud aumenta; todos los músculos del cuerpo se ponen en tensión, la facie enrojecida
responde a la cólera y el aspecto general del sujeto revela agresividad.
2) Enfermo deprimido: Siempre teniendo en cuenta el doble punto de vista, observaremos que
psíquicamente la expresión del rostro refleja tristeza y ensimismamiento, pues el enfermo vive
intensamente su vida interior; su entrecejo fruncido denota preocupación, meditación, reflexión y
tristeza. Son propensos al llanto; hacen gestos de disgusto cuando se los turba en sus pensamientos
o cuando perciben alegría a su alrededor; sólo viven sus penas.
La faz motriz está en coincidencia perfecta con el estado psíquico. La actividad motriz es nula o
muy escasa; frecuentemente se los encuentra inmóviles, con el cuerpo encorvado y la mirada fija;
no reaccionan a los estímulos exteriores debido a la gran preocupación que los absorbe.
3) Enfermo indiferente: Psíquicamente el sujeto revela, por su expresión, la más profunda
indiferencia y desinterés por todo lo que le rodea, como si estuviera viviendo en un mundo distinto
al del resto de los humanos. Su facie permanece impasible ante cualquier estímulo o requerimiento
pues su vida afectiva ha sufrido una caída vertical; aparecen como seres vacíos, sin alma, a quienes
nada puede sacar de su estado de hipoafectividad y abulia.
En cuanto a la actividad motriz es muy variable; desde el enfermo casi inmóvil y que adopta
actitudes catatónicas hasta el que llega a la excitación motriz existe una gran variedad de matices.
4) Enfermo obnubilado: La obnubilación es propia de ciertas enfermedades febriles agudas, de
intoxicaciones endógenas y exógenas y de traumatismo craneanos, por lesiones de las células de la
corteza cerebral que provocan una suspensión de la actividad psíquica y dejan al enfermo
desorientado y obnubilado. Llama la atención el precario estado físico y el color terroso de la piel;
la expresión de su facie revela extrañeza, perplejidad, asombro y, en casos graves, estupor. Todo
indica que el sujeto ignora lo que le sucede, pues su psique se halla en un profundo estado de
confusión. No es raro ver reflejado en el rostro de algunos enfermos la expresión de miedo; ocurre
en los casos en que padecen delirio onírico con alucinaciones terroríficas.
Desde el punto de vista motriz se presentan diversas variantes. Se observan gestos y
movimientos disarmónicos en algunos; otros permanecen más o menos inmóviles cuando llegan al
estupor; los que padecen alucinaciones se agitan y realizan movimientos defensivos; y otros
pacientes hacen movimientos afínes con las tareas que desempeñaban en su vida normal.
3º) Actitud psíquica del enfermo:
La actitud psíquica depende exclusivamente del grado de vigor psíquico del paciente, de lo cual
resulta que sea: activa o pasiva.
La actitud activa, que revela la existencia de un buen potencial de energías psíquicas, deja
traslucir la existencia de un trabajo mental más o menos intenso. De un modo general la observamos
en los delirantes y en los maníacos.
La actitud pasiva, propia de los dementes y de los oligofrénicos, caracteriza a una psique pobre,
en la que el trabajo mental es muy precario.
Interrogatorio
En psiquiatría, el interrogatorio es la parte fundamental del examen del enfermo y es el que
ha de llevarnos al diagnóstico.
En un esquema general, salvo las variantes a que obligue cada caso, indicaremos la forma de
efectuarlo. En efecto, con ciertos enfermos el interrogatorio se hace fácilmente siguiendo el
cuestionario corriente; con otros, a los que este examen ofende porque su extremada
susceptibilidad los induce a sentirse menoscabados en su dignidad, hay que encarar el
interrogatorio de otra manera para no correr el riesgo de que el paciente se niegue a responder
encerrándose en un obstinado mutismo. Por consiguiente, de la sagacidad del médico depende,
en cada caso, conducir hábilmente la conversación de manera tal de poder indagar, en cualquier
momento, los datos contenidos en el cuestionario.
El cuestionario del interrogatorio comprende cuatro partes.
1a PARTE: ORIENTACIÓN AUTOPSÍQUICA:
En primer término debe indagarse si el enfermo se orienta en el sentido autopsíquico; o sea
si está orientado con respecto a sí mismo. Simultáneamente se recogerán una serie de datos que
informarán sobre el estado de todo el psiquismo.
A continuación enumeraremos las principales preguntas que se harán al enfermo.
1) Nombre y apellido: En el caso de que el paciente sepa decirnos su nombre pero que
desconozca su apellido ya sabremos que será imposible continuar con el interrogatorio, pues
solamente un frenasténico profundo ignora su apelativo. En el caso de que el enfermo se hubiera
olvidado se trataría de un sujeto profundamente dementizado, pues lo último que una persona
olvida es el propio nombre. Cuando el enfermo no contesta porque no entiende nuestra
pregunta nos hallaremos en presencia de un caso de perturbación de la sensopercepción, como
ocurre en los confusos.
En estos tres casos el estudio de los antecedentes y la inspección del enfermo nos ayudarán
eficazmente para aclararnos el panorama.
2) Edad: Fecha de nacimiento: Es importante, a continuación, interrogar al enfermo acerca de
su edad. En primer lugar, si el sujeto la ignora puede tratarse de un frenasténico, un demente o
un confuso; pero no hay que olvidar que existen personas incultas que nunca se preocuparon
mayormente por conocer su edad exacta. En segundo lugar, la edad constituye un factor
importante en la afección que el sujeto padece; sabemos que ciertas enfermedades mentales
aparecen en una época determinada de la vida. La esquizofrenia, por ejemplo, es una
enfermedad de la juventud que generalmente se inicia entre los 15 y 20 años; los delirios en
general entre los 30 y 50 años y la demencia senil después de los 65 años.
Si el enfermo ha contestado satisfactoriamente a esta pregunta debemos inquirir la fecha de
nacimiento, lo que nos informará acerca: 'a) de la exactitud del primer dato; b) del estado de la
memoria del sujeto; c) de su grado de instrucción, pues no saberla puede ser un índice de su escasa
escasa preparación dada la cual ha restado importancia a ese dato de identidad.
3) Estado civil; fecha de matrimonio: Siguiendo con el examen autopsíquico indagaremos sobre
el estado civil. De formular la pregunta con esas palabras nos sorprenderán algunos enfermos que
por su insuficiente instrucción ignoran el significado de estado civil; se interrogará, en ese caso,
diciendo: casado, soltero o viudo.
Cuando el sujeto es casado investigaremos la fecha, de matrimonio. Este dato tiene importancia
porque nos revela el estado de la memoria puesto que, en condiciones normales, es muy difícil que
una persona olvide hechos que marcaron acontecimientos trascendentales de su vida; en caso
contrario debe pensarse en un déficit de esa función.
4) Familia: cónyuge, hijos, padres, hermanos: En un paso más adelantado del interrogatorio
trataremos de obtener informes sobre la familia. Si el sujeto es casado, se presentará acerca del
cónyuge, de los hijos y de sus respectivas edades y fecha de nacimiento o de defunción; si es soltero,
se hará la misma investigación acerca de los padres y de los hermanos.
5) Profesión, salarios, escolaridad: Asume importancia el conocimiento de la profesión u
ocupación del enfermo, desde que algunas actividades producen intoxicaciones de diversa índole y
ciertas profesiones favorecen el hábito de drogas heroicas, como ocurre con los médicos y los farmacéuticos. Además, el trabajo que el individuo realiza nos informará sobre el grado de capacidad
que posee; algunos sólo están capacitados para efectuar los trabajos más rudimentarios. Asimismo
interesa conocer los medios de subsistencia, los salarios o la situación económica para formarnos
una idea de la manera de vivir y las posibilidades ambientales en que actúa la persona que
investigamos; sus sinsabores y preocupaciones de orden material, los desvelos relacionados con la
responsabilidad que significa la carga de la familia, etc.
Para completar este conocimiento será necesario saber el grado de escolaridad que posee:
instrucción primaria, secundaria o universitaria. Cuando la escolaridad es precaria se impone
indagar qué circunstancias impidieron que fuera más vasta, lo que interesa no sólo para poder aquilatar la capacidad intelectual, sino porque en muchas oportunidades nos permitirá apreciar una
debilitación del nivel intelectual debida a un trastorno deficitario, como ocurre en la demencia.
2a PARTE: ORIENTACIÓN ALOPSÍQUICA
La segunda parte del interrogatorio trata de establecer si el enfermo se orienta en el ambiente.
Comprende la orientación en el tiempo y la orientación en el espacio.
1º) Orientación en el tiempo: Como primer paso debemos averiguar si conoce la fecha del día. Si
contesta correctamente no hay por qué insistir; en ocasiones algunos llegan a indicar hasta la hora
aproximada. Cuando se trata de enfermos que hace mucho tiempo que están internados, y no
tienen oportunidad de tener diarios y almanaques, puede suceder que no sepan exactamente la
fecha pero que tengan una idea aproximada, con lo que demuestran que se orientan en el tiempo.
Cuando manifiesta dudas debemos ayudarlo con el interrogatorio comenzando por lo más
fácil; se le preguntará cuál es el año, luego el mes, el día de la semana, la fecha y la hora. Importa
también interrogar sobre la estación del año, ya que algunos individuos, cuya sensibilidad se halla
más o menos embotada, no experimentan ni frío ni calor, como ocurre con los frenasténicos y
con algunos dementes.
Si deseamos asegurar aún más acerca de la orientación en el tiempo, podemos preguntar al
enfermo que está internado en qué fecha ingresó y cuándo desea egresar del hospital.
2º) Orientación en el espacio: Ante todo es necesario establecer la diferencia entre
orientación en el espacio propiamente dicha y orientación en el lugar.
a) La orientación en el espacio propiamente dicha es la noción de distancia, de altura, de
espesor, de anchura, de magnitud, de capacidad, que nos permite ubicar con exactitud los
objetos en el mundo exterior y vincularlos con nuestro mundo interno. La orientación espacial
se altera en los estados tóxicos y en algunos esquizofrénicos.
b) La orientación en el lugar, consiste en el reconocimiento del lugar en que el enfermo se
encuentra o haya estado, mediante el auxilio de la memoria de evocación y de reconocimiento.
Con este fin comenzaremos por averiguar cuál es su procedencia, de dónde viene, cuál es su
domicilio exacto, ciudad, calle, barrio; cuál es el lugar en que se encuentra en ese momento,
calle, número y barrio.
Terminadas estas dos primeras partes del interrogatorio arribaremos a las siguientes
conclusiones: 1º) Cuando el enfermo está orientado auto y alopsíquicamente está globalmente
orientado; por consiguiente es un enfermo lúcido. 2º) Cuando está desorientado auto y
alopsíquicamente está globalmente desorientado; es por consiguiente un enfermo no lúcido. 3º)
Cuando está orientado en un sentido y desorientado en el otro está parcialmente orientado y,
por ende, parcialmente lúcido. En este último caso debemos especificar cuál es la desorientación
que el enfermo padece: desorientado en el tiempo e desorientado en el espacio.
De lo dicho inferimos que un enfermo está lúcido cuando conserva normal su atención, su
sensopercepción y su memoria.
3a PARTE: CONCIENCIA DE SITUACIÓN
Para saber si el enfermo tiene conciencia de situación hay que hacerle preguntas referentes
al momento en que se está actuando. Así por ejemplo: ¿qué hace usted aquí?, ¿quiénes son las
personas que se hallan a su alrededor?, ¿qué hacen?
4a PARTE: CONCIENCIA DE ENFERMEDAD:
También llamada: conciencia de situación específica o especializada. Para saber si el sujeto se
considera o no enfermo la pregunta adecuada será: ¿está Ud. enfermo? Si contesta
afirmativamente interesa saber si tiene conciencia de la enfermedad mental, puesto que puede
considerarse enfermo de cualquier otra cosa; corresponde entonces preguntar: ¿de qué se
encuentra Ud. enfermo? En el caso de que el paciente no se considere enfermo, si se trata de un
individuo lúcido con conocimiento de que está internado en un hospital de alienados, se le dirá ¿si
Ud. no está enfermo, en calidad de qué se halla aquí? A partir de este momento iniciará algún relato
que debemos limitarnos a escuchar atentamente, haciendo las preguntas ulteriores de acuerdo con
lo que el sujeto manifieste; es importante preguntarle si sabe qué enfermos se asisten en el hospital.
Terminado el interrogatorio tendremos en nuestro poder datos concretos relativos al
funcionamiento de la psique proporcionados por el mismo enfermo, que nos informará respecto al
estado en que se hallan las tres esferas que la integran: intelectual, afectiva y activa.
RESUMEN
EXAMEN DE ENFERMO MENTAL
Antecedentes
hereditarios
1a Parte:
Estudio de los
antecedentes
Antecedentes
personales
Antecedentes
enfermedad
actual
En los antecesores:
1) Taras mórbidas
2) Infecciones: sífilis y tuberculosis
3) Intoxicaciones: (alcohol); oligofrenias
epilepsias.
4) Nacionalidad y raza (genotipo)
Aspectos:
 mórbido
 psíquico
 físico
 ambiental
 sexual
 cultural
Cuándo comenzó
Cómo comenzó
Cómo evolucionó
Alternativas (remisiones y recrudecimientos)
Tratamientos realizados
Repercusión en la conducta
y
Exámenes:
1) psíquico
2) clínico general
3) neurológico
4) complementarios
(radiología,
neumoencefalografía)
Indumentaria,
porte
Hábito
Externo
2a Parte:
Estudio
del
enfermo
mismo
Aspecto
psíquico
Actitud
psíquica
Orientación
autopsíquica
Examen
Psíquico
Orientación
alopsíquica
laboratorio,
electroencefalografía,
1) Condecorados
2) Extravagantes (maníacos)
3) Pulcros y sobrevalorados
4) Sucios, desordenados
1) Excitado
2) Deprimido
3) Indiferente
4) Obnubilado
1) Activa
2) Pasiva
1) Nombre y apellido
2) Edad; fecha de nacimiento
3) Estado civil
4) Familia
5) Profesión; salarios; escolaridad
1) En el tiempo (fechas)
2) En el espacio
3) En el lugar (domicilio)
Interrogatorio
Conciencia de
situación
Conciencia
enfermedad
Del momento en que está
actuando:
¿Qué hace usted aquí?
¿Quiénes son estas personas?
Si está enfermo:
¿de qué?
Si no está enfermo:
¿qué hace en este lugar?
CAPÍTULO IV
PSICOPATOLOGÍA DE LA ATENCIÓN
ATENCIÓN
Definición y concepto
"La atención es una actitud mental mediante la cual es posible concentrar la actividad psíquica
sobre un objetivo, que pasa, en esa forma, a ocupar en la conciencia el punto de mayor
concentración."
Antes de continuar debemos detenernos en un punto de capital importancia y sobre el que
conviene insistir. Cuando nos abocamos al estudio de la psique es necesario hacerlo con el concepto
firme y bien madurado de su indivisibilidad. La psique debe considerarse como una totalidad; pero
sus múltiples y variadas manifestaciones nos obligan a establecer diferencias, las que a su vez
permiten mantener un orden didáctico en nuestras observaciones y exposiciones. Estas diferencias
entre las manifestaciones de la elaboración mental han llevado a crear la noción de funciones
psíquicas, al extremo que hoy resulta difícil sustraerse a esa denominación. Sin embargo, no bien
sometemos estas diferencias a un severo análisis dicha noción de funciones se desvanece, para dejar
paso a la de formas de expresión de la actividad psíquica.
En efecto, tales funciones no son otra cosa que las distintas modalidades de la actividad mental,
vehículos para la formación de vivencias que impresionan a la conciencia, con la cual se identifican,
transmitiendo al individuo la noción más perfecta de su propia personalidad y de su vida espiritual.
Luego, sólo podemos hablar de la función psíquica en forma global, con sus diferentes
manifestaciones: atención, sensopercepción, asociación de ideas, juicio, etc.
Aclarada esta cuestión previa, la atención es, de acuerdo con nuestra definición, una actividad
psíquica puesta en juego por el influjo de la elaboración mental y por los múltiples estímulos que,
procedentes de los mundos externo e interno, impresionan el amplio campo sensorial.
Cuando se logra que un objetivo ocupe el campo de la conciencia y se mantenga en el punto de
máxima concentración, se tendrá lo que se denomina poner atención o prestar atención. Una vez
más, la atención no es una función sino una actitud, a la vez que se advierte que no es un fenómeno
estático sino esencialmente dinámico, desde el momento que prestar atención implica una actitud
en un sentido o dirección determinada.
Ahora bien; tan difícil es hablar de funciones psíquicas en el sentido estricto del vocablo como
establecer los límites precisos entre ellas, Todas estas manifestaciones constituyen actos complejos,
íntimamente ligados entre sí, al punto que es completamente imposible que una actividad psíquica
se manifieste prescindiendo de las otras. Así por ejemplo: atender es al mismo tiempo percibir,
percibir es asimismo comprender, para comprender es necesario evocar y asociar conocimientos,
relacionar, comparar y valorar; entra en juego, como vemos, todo el mecanismo de la acción de
pensar. Esto corrobora una vez más la unidad de la psique. Tampoco se puede separar la atención
de lo afectivo; se atiende con mayor solicitud todo aquello que interesa en el terreno de las
inclinaciones naturales; con lo que- se confunden en la atención el campo intelectual y el afectivo.
Además la atención supone y requiere voluntad, la que participa en gran escala cuando la acción
lleva a prestar atención. Esta participación de la voluntad pone, asimismo, claramente de manifiesto
que la atención no es una función sino un acto. Al considerar pues este aspecto de la atención nos
es dado observar cómo con ella se pone en juego todo el mecanismo del accionar psíquico,
fusionándose todos los planos hasta disipar la noción de las tres grandes esferas de la psique. Otro
tanto ocurre con cualquier otra manifestación psíquica que consideremos, prueba irrefutable de la
íntima conexión que existe entre ellas y de la totalidad indivisible de la psique.
Por medio de la atención podemos aislar un objeto determinado entre varios otros, el que
ocupando el punto de mayor concentración adquiere más claridad en la conciencia; los restantes
objetivos quedan fuera de foco, por lo que sólo se tiene vaga conciencia de ellos. Con otras palabras,
merced a la atención se realiza la selección del objetivo que, al impresionar intensamente la
conciencia, es vivenciado por el espíritu. Es así como la atención transforma la sensopercepción de
orden general de oír en el acto de escuchar y la de ver en el acto de mirar. Es decir que, cuando se
ordena escuchar o mirar, se ordena atender.
La atención constituye una actitud psíquica principalísima. Muestra pequeñas variantes en cada
persona, las que deben ser consideradas como características personales; se identifica así con la
personalidad misma a la manera de un rasgo que le confiere individualidad.
La atención mantiene siempre a la personalidad en estado de alerta para su adaptación al mundo
exterior y a su mundo interior, movida por los estímulos que constantemente hacen impacto en el
plano sensoperceptivo. Es indispensable a la personalidad: 1º) para su desplazamiento en el mundo
externo, pues le permite informarse sobre su posición témporo-espacial; 2º) para informarse acerca
de las manifestaciones fisiológicas y modificaciones patológicas de su medio interno; 3º) para sus
elaboraciones psíquicas, ya que merced a la atención el intelecto establece orden y organización en
su trabajo; sin ella no es posible la elaboración intelectual; su debilitación o carencia produce
confusión en la conciencia que cae en el caos y la incomprensión.
Efectos de la atención
Cuando estudiamos los efectos de la atención, o sean los resultados obtenidos por el acto de
atender, ampliamos y aclaramos también los conceptos que acabamos de considerar.
1º) La atención, al concentrarse sobre un objetivo aumenta la claridad y exactitud de su noción,
desde el momento que, al reducir el campo de la conciencia, los restantes objetivos se esfuman. La
concentración permite una mejor percepción de los diversos aspectos y detalles, por lo que la
atención se convierte en una actitud indispensable para el análisis.
2º) Desde el momento que la atención reduce el campo de la conciencia sobre el objetivo, limita
la actividad intelectual a la vez que la intensifica en el sentido hacia el cual va dirigida.
3º) La atención favorece la fijación por la memoria. La concentración sobre el objetivo determina
la formación de una imagen más nítida e intensa; hay, por lo tanto, una mayor fuerza en la fijación,
de donde resulta más fácil, posteriormente, vencer las resistencias para su evocación. Luego, una
buena atención favorece y fortalece la memoria.
4º) Como ya lo hemos dicho, es requisito indispensable para las elaboraciones psíquicas, que no
podrían llevarse a cabo sin su concurso por falta de orden en los procesos. Una vez más se pone de
manifiesto la importancia de la concentración atentiva, como requisito previo para que la psique
pueda realizar su cometido.
Intensidad de la atención
La intensidad o agudeza de la atención consiste en el vigor desplegado en el acto de atender,
vigor que depende del caudal de energías psíquicas que se aplica para lograrlo.
De la agudeza de la atención depende el grado de nitidez y de diferenciación de los diversos
contenidos mentales.
La intensidad de la atención se halla supeditada a diversas circunstancias de orden fisiológico y
patológico, a la acción de estimulantes como el café, el alcohol, etc. Depende asimismo del estado
de fatiga física, tanto nerviosa como muscular.
Fatigabilidad de la atención
La atención es muy variable de una persona a otra; la mayor o menor fatigabilidad depende, en
gran parte, del vigor psíquico que cada una posea. Además, se observa, en una misma persona, que
el grado de cansancio depende de numerosos factores fisiológicos y patológicos. En condiciones
normales, la atención es mucho más difícil de sostener por la noche, al final de todo un día de
actividad, que por la mañana después del reposo nocturno. La atención se fatiga también, por la
persistencia del mismo estímulo, lo que no significa su agotamiento puesto que se renueva en
cuanto la solicita un nuevo objetivo.
En condiciones patológicas es más fatigable en los estados deficitarios
Concentración y dispersión de la atención
El grado de concentración de la atención, consiste en la energía y dedicación que la psique
dispensa a un objetivo determinado. Esa energía, de que dispone la atención, provoca un
determinado grado de tensión, que no es sólo psíquica sino también física. En efecto, las distintas
partes del cuerpo adoptan diversas actitudes de tensión según sea la dirección en que la atención
se concentra. Si observamos la tarea que realiza un artesano veremos como, al concentrarse la
atención, se manifiesta la correspondiente tensión psíquica y la de los grupos musculares y partes
del cuerpo que han de intervenir en la realización de la acción específica. Otro tanto se observa en
los deportistas o en cualquier actividad humana que se considere. Estas tensiones físicas no son
exclusivas de los actos de atención relacionados con la actividad corriente y con la dinámica
corporal; también se producen cuando la atención se concentra en la realización de un objetivo
puramente intelectual, cualquiera sea la elaboración psíquica que ocupe la mente. En este caso, la
musculatura de la cabeza y del cuello se pone tensa manteniendo fijas esas partes del cuerpo, a la
vez que el rostro adquiere una expresión característica, arrugas en la frente, fijeza de la mirada,
gestos particulares, etc.
Esta concentración de la energía en un sentido determinado, provoca su disminución en
cualquier otro. Es el caso de una persona cuya conciencia, en el trance de leer, es atraída por otro
asunto de mayor interés o trascendencia; su atención se desvía hacia el nuevo objetivo y aunque
continúa leyendo, lo hace de manera automática sin compenetrarse del sentido de la lectura. Esta
forma de inatención se conoce con el nombre de desviación de la atención.
Otra forma es la que se denomina distracción de la atención. Se caracteriza por el estado de
relajación o laxitud; las ideas y las percepciones transcurren indefinida e indiferentemente, sin que
la mente se detenga sobre ninguna de ellas; en otras palabras, sin prestar atención a cosa alguna.
Estos dos estados de inatención se nos muestran completamente diferentes desde el punto de
vista psicológico; en la desviación la atención, atraída por un estímulo de mayor interés, se aleja de
aquel por el que fue primitivamente requerida, tomando un sentido diferente; en la distracción la
atención llega a un grado de total dispersión, la conciencia permanece inactiva y las ideas sin
ordenación.
Formas o tipos de atención
Siguiendo a Ribot distinguiremos dos formas fundamentales de atención: 1) La atención
espontánea, también llamada natural, fisiológica, automática, refleja o reactiva; 2) La atención
voluntaria o atención dirigida o psicológica.
Aclaramos que ambas no son más que dos aspectos diferentes de la atención, distintas
modalidades de un mismo proceso determinadas por las circunstancias imperantes.
La atención espontánea es la forma natural y más simple. Depende esencialmente de todos los
estímulos que, procedentes del exterior y del interior, impresionan al sensorio. Por esta razón se la
llama también: atención refleja o sensorial. La atención espontánea informa a la conciencia de los
hechos que ocurren en el mundo exterior y de las modificaciones y reacciones fisiopatológicas que
acontecen en el organismo.
También ha sido llamada atención pasiva, teniendo en cuenta la forma más simple y primitiva de
la atención sensorial, es decir cuando ésta es requerida por un estímulo externo brusco e intenso.
Consideramos inadecuada esta denominación pues entendemos que la atención es siempre activa,
aún en esta última circunstancia. En efecto, un estímulo sensorial intenso, luminoso o sonoro, atrae
de inmediato la atención debido al impacto que produce en el sensorio, lo que supone la aplicación
de una determinada cantidad de energía que la aparte del objetivo que hasta ese momento la
reclamaba. Luego, aún en este caso la atención es activa ya que, a pesar de la espontaneidad del
acto, a través del mismo se traduce el deseo del espíritu de informarse sobre lo acontecido.
Cualquiera que sea pues la forma de atención es imposible desprenderse completamente de la
participación voluntaria. La diferencia fundamental entre ambas modalidades, consiste en que la
espontánea es breve y transitoria, mientras que la voluntaria se dilata en el tiempo por obra de una
mayor concentración sobre el objetivo; además esta última vuelve sobre el mismo, por imperio de
la voluntad, cada vez que es interrumpida por un episodio espontáneo y breve.
La atención voluntaria constituye un grado más intenso y más avanzado de la atención, en que
la voluntad conduce a la concentración psíquica sobre un objetivo en forma sostenida y por un
tiempo más o menos prolongado.
La atención voluntaria, propia de todas las personas, es mucho más notoria en aquellas que
tienen un adiestramiento especial, tal como los que estudian, los investigadores y todos los que, por
la índole de su ocupación, deben permanecer concentrados y atentamente vigilantes. La atención
voluntaria muy activa y predominante revela a la persona poseedora de una vigorosa organización
psíquica.
Condiciones que estimulan la atención
La enumeración y el estudio de las causas que activan la atención contribuyen también a
establecer las diferencias entre las dos formas de la misma.
Consideraremos a continuación los factores capaces de atraer la atención espontánea por la
estimulación sensorial.
1º) El estímulo debe tener una intensidad suficiente, para llegar a impresionar a los centros
sensoriales correspondientes.
2º) El estímulo debe tener determinada magnitud. Cuanto más aumente la magnitud del
estímulo tanto más atraerá la atención; pero sólo dentro de ciertos límites, pues en el caso por
ejemplo, de un dibujo que alcanza dimensiones muy grandes se produce la dispersión de la atención
al ampliarse exageradamente su campo.
3º) La repetición del estímulo mantiene activa la atención, siempre que la repetición no se haga
en forma arbitraria sino ateniéndose a un ritmo determinado, lo que significa una variante que
excita la curiosidad.
4º) La desaparición del estímulo, también activa la atención. Cuando se retira de una pared un
cuadro que estábamos habituados a ver, lo que excita la atención no es la desaparición en sí, sino
el cambio que experimenta nuestro contenido mental preexistente.
5º) Otras condiciones importantes son: la novedad, la variedad y la rareza de los estímulos; en
todos estos casos se trata de impresiones nuevas, repentinas e inesperadas que estimulan el
sensorio. En el comercio, los anunciadores y propagandistas, tienen muy en cuenta estas
condiciones que estimulan la atención.
Otras consideraciones
La atención es puesta siempre en juego por el mecanismo afectivo que se manifiesta bajo la
forma de interés. Dicho interés no es más que la expresión de los deseos, inclinaciones y tendencias
naturales de la personalidad.
La atención es pues espontáneamente atraída por todo aquello que interesa y agrada a cada
uno. Dice Ribot: "la atención tiene siempre por causa estados afectivos"; "las grandes atenciones
son siempre provocadas y sostenida por grandes pasiones".
Mediante la atención voluntaria, o dirigida, la persona repara tanto en las cosas agradables como
en las desagradables, siendo posible esto último mediante un adiestramiento especial que según
Ribot consiste: "en hacer agradable por artificio, lo que no lo es por naturaleza".
La atención, sobre todo en la forma voluntaria, se acompaña de una serie de manifestaciones
somáticas que, al mismo tiempo que la exteriorizan, determinan características particulares en cada
persona.
Estas manifestaciones somáticas consisten en las manifestaciones vasomotoras, respiratorias,
expresivas, musculares y motoras, que ya hemos mencionado.
Uno de los aspectos más importantes de la atención es su introversión, o sea cuando,
abstrayéndose de los sentidos, enfoca hacia las ideas, pensamientos, sentimientos, y a toda la vida
psíquica superior que culmina con la meditación espiritual. En este caso, la atención recibe también
la denominación de reflexión. La reflexión interviene en las diversas actividades humanas, arte,
ciencia, moral, religión o política. Las modificado nes somáticas, especialmente las mímicas, se
hacen más evidentes. La mímica facial revela que el individuo se halla ausente del medio, absorto
en sus meditaciones. Esta expresión suele complementarse con la inmovilidad del cuerpo y con
actitudes diversas de las manos, ya sea tomando la cabeza o apoyando en ellas la frente o la barbilla.
También en estos casos, en los que la atención es firmemente dirigida hacia la meditación, se pone
de relieve la inclinación afectiva por el tema sobre el cual se medita.
En cuanto al tiempo que puede ser mantenida la concentración aten-tiva está en relación con el
vigor psíquico de cada persona, el que es revelado por el grado de fatigabilidad de la atención. Por
otra parte, en una misma persona varía en los diferentes momentos del día; en efecto, la
concentración es tanto más corta cuanto más nos acercamos a la finalización del día en que la
fatigabilidad es mucho mayor.
Finalmente, se entiende por extensión de la atención a la amplitud que abarca el campo de la
atención; esta amplitud se mide por el número de unidades de percepción que el individuo puede
captar por nitidez en la unidad de tiempo, o sea, por segundo. Corrientemente ese número oscila
entre 4 y 5 unidades. Además, en condiciones normales, la atención debe ser simultánea e
igualmente eficaz en sus dos formas: espontánea y voluntaria; es lo que se conoce por atención
conjugada.
PSICOPATOLOGÍA DE LA ATENCIÓN
Las perturbaciones de la atención son esencialmente de orden cuantitativo, desde el momento
que no es más que una actitud cuya capacidad se encuentra supeditada a la cantidad de energía
psíquica que se le dispense. Son precisamente las variaciones de esa cantidad de energía, las que
dan lugar a las distintas manifestaciones patológicas de la atención.
Las citadas perturbaciones son:
Aprosexia
Hipoprosexia
Hiperprosexia
Paraprosexia
1º) Aprosexia:
Se entiende por aprosexia a la falta absoluta de atención. Este trastorno sólo se puede encontrar
en los casos de agenesia mental y en los estados de coma, en estados estuporosos profundos, en
las demencias muy avanzadas, con gran destrucción de la personalidad, si bien en este último caso
siempre es posible observar la forma más simple y rudimentaria de la atención como respuesta a
los estímulos externos.
2º) Hipoprosexia:
Consiste en la disminución de la capacidad atentiva. De una manera general decimos que
encontramos atención pobre en todos los casos en que existe escaso vigor psíquico.
La hipoprosexia se puede presentar en grados muy variables, desde los más leves o los más
profundos. Es bien conocida la hipoprosexia de los oligofrénicos, de los dementes y de los confusos.
3º) Hiperprosexia:
La hiperprosexia consiste en una hiperactividad de la atención. Puede no significar un estado
patológico cuando se observa en personas con un adiestramiento metódicamente adquirido, como
ocurre en los que realizan tareas manuales difíciles y riesgosas, lo mismo que en los que estudian y
en todos los que desempeñan tareas intelectuales.
En estados patológicos, es frecuente en algunos delirantes que tienen especial cuidado por
atender y descubrir cuanto detalle puede serles útil como testimonio de sus concepciones.
4º) Paraprosexia:
Esta alteración especial de la atención determina un apreciable aumento en su forma
espontánea, pero a expensas de una notoria disminución de la forma voluntaria.
La paraprosexia es considerada por algunos autores como de orden cualitativo; nosotros no
compartimos este criterio, pues pensamos que se trata de un trastorno de cantidad, aumentada en
un sentido y disminuida en el otro. Es característica de los estados de excitación psicomotriz,
especialmente de la manía.
ESTADO DE LA ATENCIÓN EN LOS DIVERSOS SÍNDROMES MENTALES
1º) Síndrome de excitación psicomotriz:
La excitación psíquica trae como consecuencia una gran inestabilidad de la atención, la que pasa,
sin detenerse, sobre los más variados estímulos. Su movilidad es constante, no se fija nunca sobre
ningún objetivo.
En el maníaco se presenta, bien manifiesta, la alteración que llamamos paraprosexia; es decir,
que en él la atención espontánea prevalece sobre la forma voluntaria. De una manera general, la
atención del maníaco es casi exclusivamente espontánea. Totalmente móvil y fugaz, captando en la
unidad de tiempo, un número de unidades de percepción mayor que el normal.
Esa captación tan superficial, como consecuencia está sujeta a numerosos errores dado el rápido
tránsito de la atención que, requerida por múltiples estímulos, parece interesarse por todo sin
detenerse sobre ninguno. La atención del maníaco no obedece a la voluntad porque la gran
exaltación afectiva, que acelera el ritmo psíquico, dificulta la autoconducción supeditando en gran
parte la actividad psíquica a los impulsos de la vida instintivo-afectiva. Por eso sólo se observa la
forma simple de la atención, la refleja o automática, debido a que el enfermo tiene evidente
dificultad para canalizarla, dirigirla o administrarla voluntariamente. La atención voluntaria se
consigue difícilmente en los maníacos, pues atienden con superficialidad, la atención conjugada es
de muy rara observación, y es imposible la forma reflexiva porque la taquipsiquia los incapacita para
meditar.
En definitiva, la paraprosexia determina siempre un perjuicio para la actividad psíquica superior
que se encuentra cuantitativamente en déficit, porque el proceso atentivo, si bien tiende a lo
sensorial por el predominio de la forma espontánea, es débil por su inestabilidad, dificultando la
nitidez de las percepciones y la firmeza de., las elaboraciones psíquicas que, por otra parte, carecen
de la contribución del psiquismo superior. Luego, diremos una vez más, que la paraprosexia
constituye un trastorno cuantitativo de la atención que se traduce por una merma de su capacidad.
2º) Síndrome de depresión psicomotriz:
Los enfermos deprimidos y melancólicos padecen de hipoprosexia aparente. Esta denominación
nos remite a las conexiones del enfermo con el mundo exterior, así como a todo lo que signifique
estimulación exógena. Bajo este aspecto hay que reconocer una marcada hipoprosexia; no así
cuando consideramos su profunda introversión. El melancólico, con su gran exaltación afectiva
desplacentera, tiene una intensa vida interior alimentada por sus penas y sus angustias. La atención
de un melancólico, en relación con su mundo interior, se manifiesta muy activa en la captación de
toda la estimulación endógena, exaltada por los estados cenestopáticos frecuentes y por la
contemplación constante de su vida.
A la inversa de lo que ocurre con el maníaco, que no puede concentrarse, el melancólico
concentra su atención bajo la forma reflexiva para meditar sobre sus actos y hacer el examen de su
propia vida, de donde emanan sus ideas de impotencia, de ruina y de autoculpabilidad. En resumen,
la atención del melancólico es, introspectivamente, muy activa y persistente, fija en su propio
mundo interior se desentiende de lo externo que pasa poco menos que inadvertido.
3º) Síndrome delirante:
La atención en los enfermos delirantes presenta alternativas; a menudo es normal, pero, en
determinados momentos, puede observarse una franca hiperprosexia patológica, sobre todo en
algunos tipos de delirios.
Consideremos, en primer término, lo que ocurre en el delirio sistematizado interpretativo. El
enfermo presta especial atención a cuanto acontece en torno suyo, tratando de descubrir y fijar
hasta los hechos de más pequeña significación, a los que le suele dar un valor inusitado e interpretar
siguiendo la corriente ideoafectiva que domina su psique. En estos enfermos es frecuente también
la atención introvertida, ocupada en la búsqueda de recuerdos que, al ser actualizados, son
sometidos a una nueva interpretación, y a las que les asignan una significación que pasó inadvertida
en el momento de su fijación. Asimismo, la atención introvertida puede concentrarse
reflexivamente para la elaboración de sus concepciones, las que los conducen a prolongados actos
de meditación. Esto es particularmente frecuente en los comienzos de la enfermedad cuando el
delirio no se ha manifestado aún, es decir cuando se halla en la etapa de elaboración.
También es muy activa la atención de los que padecen delirios alucinatorios. En estos casos los
enfermos adoptan actitudes características en concordancia con el órgano sensorial que percibe la
alucinación. Si se trata del oído, se verá al enfermo inclinado hacia el lado de donde procede el
estímulo y, en ocasiones, haciendo pantalla con la mano en busca de una percepción más nítida.
Cuando la alucinación visual es la que atrae la atención, como se observa en algunos delirios tóxicos
agudos, el enfermo adopta distintas actitudes, de asombro, de miedo, de terror y de defensa.
Hay que tener presente, además, que los delirantes interpretadores y los alucinados son
extremadamente desconfiados, viven en constante intranquilidad, preocupados por lo que pueda
tramarse contra ellos, lo que los obliga a extremar los recursos de vigilancia y mantener su atención
en estado de alerta.
Puede ocurrir que, en los momentos de gran concentración reflexiva de los delirantes, se
perturbe y disminuya la capacidad para la atención espontánea de los estímulos físicos, como si
existiera un entorpecimiento del sensorio que dificulta la atención conjugada.
4º) Síndrome esquizofrénico:
Un examen superficial de los esquizofrénicos arroja un saldo desfavorable para la atención, que
parece acusar una disminución de carácter global. Sin embargo un examen más detenido revela que
esto es una apreciación más aparente que real, desde el momento que es posible sacar a los
enfermos de su inercia y lograr que presten atención al interlocutor; por otra parte, sorprenden, a
veces, comprobando que han fijado hechos que no se suponía que hubieran registrado.
Para el estudio de la atención de los esquizofrénicos deben tenerse en cuenta dos aspectos y dos
épocas diferentes de la evolución de la enfermedad: el comienzo y los estadios avanzados.
Al comienzo de la esquizofrenia son muy aparentes la indiferencia y la desatención para todo lo
que concierne a la vida de relación y al trato con los semejantes. La atención es requerida por la
intensa preocupación producida por las vivencias extrañas, que transmiten, por una parte, la
sensación de cambió y de transformación de la personalidad y, por otra, el cambio del mundo
externo; esto insume toda la actividad psíquica de los esquizofrénicos. Un prolijo y paciente
interrogatorio proporciona la prueba de que la atención está activa en esa dirección; en efecto,
revela la intranquilidad del enfermo que ha fijado numerosos detalles respecto a esas sensaciones
de cambios internos y externos, cambios que, poco a poco, lo transforman y lo desadaptan del
ambiente. Al buscar la explicación de todos estos hechos cae en interpretaciones que, aunque
erróneas y que lo llevan al delirio de influencia, están indicando que la atención se manifiesta a
través de ellas con un buen grado de concentración reflexiva.
En los comienzos de la enfermedad, por lo tanto, se produce una franca disociación de la
atención que, al introvertirse para estas reflexiones, disminuye su capacidad en la forma conjugada.
En los estadios evolutivos más avanzados, cuando el enfermo se desconecta totalmente del
ambiente realizando una nueva adaptación al mundo de introversión, la atención se va
empobreciendo paulatinamente, aparejada al descenso general que culmina con el disloque de la
función psíquica. Cuando el defecto esquizofrénico se hace profundo surge la incapacidad de
concentración atentiva, que acarrea la imposibilidad de conducción y coordinación de las
elaboraciones psíquicas. En estas condiciones la vida del enfermo transcurre sumida en una
profunda indiferencia; al acontecer del mundo externo se desliza ante él sin ser vivenciado por la
conciencia porque la incapacidad atentiva imposibilita todo registro. Luego, en las esquizofrenias de
evolución avanzada, la atención se apaga simultánea y paralelamente con la extinción de la vida
psíquica.
5º) Síndrome confusional:
En el síndrome de confusión mental se produce una suspensión más o menos acentuada de la
función psíquica, de acuerdo con el grado de obnubilación que padezca la conciencia. Es notoria la
dificultad que tienen los confusos para atender. En muchos casos realizan extraordinarios esfuerzos
por prestar atención y comprender, sin resultado, cuál es su situación; al esforzarse por saber lo que
les ha sucedido y dónde se encuentran, la psique es rápida presa de la fatiga y la atención se apaga.
El trastorno de la atención en el confuso se debe al embotamiento en que se encuentra sumido
el sensorio, lo que dificulta la percepción de los estímulos. Según sea el mayor o menor grado de
dificultad, la disminución de la atención oscilará entre los grados leves de hipoprosexia hasta la
aprosexia, en los casos más graves y extremos de obnubilación que llevan al estupor confusional.
Para que el enfermo pueda percibir es necesario sacarlo de su estado de torpeza sensorial
recurriendo a la estimulación intensa y repetida y valiéndose a veces de la aplicación de agua fría.
En esa forma es posible apreciar el intenso esfuerzo que realiza para percibir lo que ocurre a su
alrededor y orientarse en el espacio.
6º) Síndrome demencial:
Puesto que el síndrome demencial se caracteriza por una debilitación global de la psique, la
atención presenta variados grados de hipoprosexia en relación directa con el grado de intensidad
de la demencia.
La hipoprosexia es leve en los comienzos del proceso demencial, pero, en todos los casos, la
concentración es trabajosa y la fatiga psíquica es de pronta aparición.
En los casos avanzados, en demencias con gran destrucción de la personalidad, el trastorno se
hace muy evidente; la atención muy debilitada, se torna completamente inestable y superficial, hay
una gran dificultad de concentración, la cual es imposible de lograr finalmente. En condiciones
extremas, cuando la demencia sume al individuo en una vida sólo vegetativa y cuya actividad
psíquica se reduce a cero, se produce una real aprosexia. En estos estados se observan únicamente
reacciones automáticas y reflejas como respuesta a los estímulos intensos, pero sin que se haga
ningún registro en la conciencia.
7º) Síndrome frenasténico:
En este síndrome, de detención del desarrollo psíquico, encontramos diferentes matices de la
capacidad atentiva según cual sea el grado de la insuficiencia mental.
En el campo de la idiocia se observa, en primer lugar, la aprosexia en las graves agenesias
mentales. En segundo término, la gran hipoprosexia de los idiotas mayores o profundos, que sólo
muestran una forma de atención sensorial muy superficial respondiendo a la estimulación procedente desde el medio externo. En ellos, la atención es atraída como respuesta a los intereses y
necesidades materiales inmediatos de la personalidad. En los idiotas menores esa misma atención
sensorial se insinúa en mayor escala. Es atraída más fácilmente, pero tiene muy escasa fijeza; el
mundo físico se desliza ante ellos sin detenerse en ningún momento, aunque se observa un mayor
interés por las cosas y las personas encargadas de satisfacer sus necesidades primarias.
La atención es más notoria en los imbéciles, que muestran un esbozo de vida psíquica
rudimentaria. Si bien es siempre muy superficial y predominando la forma espontánea y sensorial,
ya es posible advertir en ellos la aparición de la atención voluntaria que, aunque insuficiente, denota
una mayor complejidad en la estructuración psíquica.
En los débiles mentales aumenta paulatinamente la capacidad atentiva a medida que se acercan
al límite que separa la normalidad de la insuficiencia psíquica. Es muy inestable, superficial y
fatigable la atención de los débiles mentales profundos, en los que predomina la forma espontánea
y sensorial; y se observa que va aumentando la capacidad de concentración voluntaria, a medida
que se aproximan a la capacidad intelectual de los fronterizos. Estos últimos son capaces de
atenciones sostenidas, que les permiten una buena fijación mnemónica y la adquisición de
conocimientos de regular jerarquía.
EXPLORACIÓN DE LA ATENCIÓN
El mejor procedimiento para la exploración de la atención es el que se realiza mediante el
examen directo del enfermo, durante el transcurso del interrogatorio. Desde el mismo momento
que nos colocamos frente al enfermo nos convertimos en un estímulo para él. Nuestras preguntas
atraerán su atención, y sus respuestas nos informarán si las atendió y las comprendió;
comprobaremos, además, hasta qué punto nos será posible establecer contacto con el enfermo y
el grado de atención que nos presta. Esto se confirma también por la observación de numerosos
detalles que nos proporciona la inspección; es muy importante, por ejemplo, la expresión del rostro,
la mímica y la actitud general que acompaña al acto de atender. Además de lo que clínicamente
pueda obtenerse, puede recurrirse a diversos tests; he aquí algunos:
1º) Test de Bourdon:
Es el más antiguo de los tests sobre la concentración de la atención. Consiste en tachar
determinadas letras de un texto escrito en un idioma extranjero.
2º) Test de Toulouse:
Como el anterior, del cual es una variedad, se usa para estudiar la concentración. En una hoja de
papel se hallan representados numerosos cuadraditos provistos, cada uno, de una colilla dirigida en
tres direcciones diferentes. El examinado debe tachar todos los cuadraditos con la colilla dirigida en
el mismo sentido. Es el test que se emplea para las personas analfabetas.
Estas dos pruebas deben durar 10 minutos cada una; al cabo de cada minuto se ordena al sujeto
marcar con una señal el lugar del texto o del papel en que se halla y de inmediato se le hace
continuar con el ejercicio.
La valoración de estas pruebas se hace generalmente en forma cuantitativa; pero también se
puede interpretar cualitativamente.
VALORACIÓN CUANTITATIVA:
1º) El número de letras o de cuadraditos debe estar comprendido entre 80 y 160. 2º) El número
de fallas (omisiones más errores) no debe exceder al 10 % de los aciertos. 3º) Los errores no deben
exceder a las 2/5 partes de las omisiones.
Si el sujeto responde bien a las tres exigencias su distracción no se puede atribuir a causas
orgánicas o funcionales; debe interpretarse que tiene alguna preocupación pasajera, algún conflicto
por resolver. En caso de que no responda a las tres exigencias debe efectuarse la:
VALORACIÓN CUALITATIVA:
1º) El número de aciertos por debajo de 80, indica una inhibición psíquica. 2º) Cuando hay más
errores que omisiones, debe interpretarse como resultado de un déficit o insuficiencia intelectual.
3º) Si las omisiones exceden del 20 % señalan una falta muy grande de concentración.
Estas pruebas pueden servir también para entrenamiento de la concentración; para lograrlo se
repiten diariamente los ejercicios, pero sólo con la mitad de la hoja, registrando cada día el tiempo
y el número de errores y omisiones.
3º) Test de las adiciones sucesivas de Kraepelin:
Se escriben varias columnas de números dígitos. El sujeto debe sumar aisladamente el primero
con el segundo; el segundo con el tercero; el tercero con el cuarto, escribiendo a la derecha sólo las
unidades de la suma. Cada minuto, a una indicación del examinador, hará una señal en el punto en
que se encuentra. Mediante el test se establece una curva que muestra las oscilaciones de la fatiga
como elemento perturbador de la atención.
De acuerdo con Kraepelin se tienen tres fases:
1a) Inicial: de escasa duración, cuando la curva se eleva, el número de sumas en la unidad de
tiempo es mayor y menor el número de errores.
2a) De rendimiento máximo: en que la media se mantiene al mismo nivel aunque con
oscilaciones.
3a) De decrecimiento: en la que, poco a poco, la fatiga aumenta el número de errores y de
omisiones.
Resumen
ATENCIÓN
Psicología de la
atención
Definición concepto
naturaleza
"La atención es una actitud mental mediante la cual es posible
concentrar la actividad psíquica sobre un objetivo, que pasa a ocupar
el punto de mayor concentración en la conciencia".
1º) Debe tenerse el concepto de unidad e indivisibilidad de la
psique. Totalidad cuyo funcionalismo se evidencia por variadas formas
de expresión de la actividad psíquica.
2º) La atención es una modalidad de dicha actividad, que entra en
juego por toda suerte de elaboraciones mentales y la estimulación
externa e interna.
3º) Poner o prestar atención, cuando se coloca el objetivo en el
punto de mayor concentración de la conciencia. Prueba de que la
atención no es una función sino una actitud.
4º) Todas las manifestaciones psíquicas están íntimamente
ligadas; atender es percibir, percibir es comprender; para esto es
necesaria la actividad de todo el mecanismo de pensar.
5º) La atención es inseparable de lo afectivo; se atiende con mayor
solicitud lo que más interesa.
6º) La voluntad participa en gran escala en el acto de atender. La
atención aumenta la claridad del objetivo sobre el que se fija
voluntariamente.
7º) La atención mantiene a la personalidad en estado de alerta,
para su perfecta adaptación a los mundos externo e interno.
Psicología
de la
atención
Efectos de la
atención
1º) Aumenta la claridad del objetivo. Es un instrumento de análisis.
2º) Limita la actividad intelectual al reducir el campo de la
conciencia.
3º) Favorece la memoria estimulando la fijación.
4º) La concentración atentiva es el primer paso hacia las
elaboraciones psíquicas.
Intensidad de
la atención
También llamada agudeza de la atención. Cantidad de energías que
se vuelcan en el acto de atender. Depende de circunstancias
fisiológicas: fatiga nerviosa y muscular; acción de estimulantes: café,
alcohol; de circunstancias patológicas: debilitación L o insuficiencia
psíquica.
Fatigabilidad
de la atención
Según el vigor psíquico: unas personas son más fatigables que otras.
En condiciones normales, es más fatigable por la noche y por la
persistencia del mismo estímulo. En condiciones patológicas:
fatigable en todos los estados deficitarios.
Concentración
y dispersión
Formas o tipos
de atención
Factores
estimulantes
atención
El grado de concentración, depende de la energía y dedicación que
la psique le dispensa. La concentración atentativa produce la tensión
de diversos grupos musculares y la adopción de actitudes determinadas.
Desviación de la atención: cuando es atraída por otro estímulo que
acapara la conciencia, continuando en forma automática la ejecución
del acto que primero la requirió.
Distracción de la atención: cuando en estado de laxitud extrema el
individuo no ordena el curso de sus ideas y no repara en los estímulos,
la atención se dispersa.
Siguiendo a Ribot: 1º) Atención espontánea (fisiológica, automática,
refleja o reactiva); 2º) Atención voluntaria (dirigida o psicológica). Son
dos aspectos diferentes de la atención.
La espontánea es la forma más natural y simple; llamada refleja o
sensorial, pues es requerida por toda la estimulación externa e
interna.
La voluntaria constituye un grado más intenso y avanzado; la
voluntad lleva a la concentración psíquica sostenida sobre un
objetivo.
1º) El estímulo debe tener: una intensidad suficiente, que
impresione los centros sensoriales.
2º) Una magnitud determinada.
3º) La repetición del estímulo atrae la atención.
4º) Su desaparición la activa.
5º) La novedad, la variedad y la rareza de los estímulos atrae la
atención.
Psicología de
la atención
Otras
consideraciones
La atención es movida por el mecanismo afectivo bajo la
forma de interés.
La atención espontánea es atraída por lo que interesa y
agrada a cada uno.
La voluntaria obliga a reparar tanto en las cosas agradables
como en las desagradables.
La reflexión es la atención voluntaria introvertida hacia, las
ideas, pensamientos y sentimientos; hacia la vida psíquica
superior hasta llegar a la meditación.
Se entiende por "extensión de la atención" a la amplitud
del campo de atención, medido por el número de unidades
de percepción en la unidad de tiempo (de 4 a 5).
Las perturbaciones son esencialmente de orden cuantitativo; la capacidad de
atención se halla supeditada a la cantidad de energía psíquica que se le dispense.
Dichas perturbaciones son:
1º) Aprosexia
Consiste en la falta total de atención. Se en la agenesia
mental; en estados de coma; en los v estados estuporosos
profundos y graves.
2º) Hipoprosexia
Disminución de la capacidad atentiva. En todos los casos
en que hay escaso vigor psíquico: oligofrénicos, dementes y
confusos.
3º) Hiperprosexia
Hiperactividad de la atención. En los delirantes, con el
deseo de almacenar el mayor número de pruebas que
corroboren sus afirmaciones.
4º) Paraprosexia
Aumento de la atención espontánea, con disminución de
la forma voluntaria. Es característica de los estados de
excitación: manía.
Estado
de
la
atención en los
síndromes
mentales
1º) Síndrome de excitación psicomotriz:
Atención muy inestable, constantemente móvil. Existe
paraprosexia; la atención del maníaco es casi exclusivamente
espontánea. Capta mayor número de unidades en la unidad
de tiempo. Superficial y con muchos errores. Atención
voluntaria difícil.
2º) Síndrome de depresión psicomotriz:
3º) Síndrome delirante:
Existe aparente hipoprosexia con respecto a sus
conexiones con el mundo externo. Desde el punto de vista de
su introversión hay intensa vida interior; captación de
estímulos endógenos y estados reflexivos.
Atención variable. Generalmente normal. En los delirios
interpretativos hay marcada hiperprosexia, que llega a los
estados reflexivos y de meditación. Atención activa en los
alucinados.
4º) Síndrome esquizofrénico:
En general hipoprosexia; es posible activarla por la
estimulación. Al comienzo la atención está introvertida,
atraída por los trastornos cenestésicos graves, sentimiento
de transformación de la personalidad y despersonalización.
Psicopatología
de la atención
Psicopatología
de la atención
Estado de la
atención en
los
síndromes
mentales
5º) Síndrome confusional:
Marcada hipoprosexia por la suspensión más o menos intensa de
la actividad psíquica. Se debe al embotamiento del sensorio, que no
capta los estímulos. La hipoprosexia varía con el grado de la
obnubilación.
6º) Síndrome demencial:
Se observan diversos grados de hipoprosexia en relación con el
grado de la debilitación. En los estados avanzados hay gran
fatigabilidad y en grados extremos se llega a la aprosexia.
7º) Síndrome frenasténico:
Diferentes grados de hipoprosexia de acuerdo al grado de la
insuficiencia. En los débiles mentales suele haber buena atención,
sobre todo en los fronterizos.
CAPÍTULO V
SENSOPERCEPCIÓN
PSICOPATOLOGÍA DE LA SENSOPERCEPCIÓN
SENSOPERCEPCIÓN
La sensopercepción constituye un complejo mecanismo psíquico que permite al hombre la
adquisición de todo el material del conocimiento, proceda éste desde el mundo exterior como del
propio mundo interior físico y mental, en el último de los cuales se efectúan las complicadas elaboraciones del pensamiento y las más sutiles y trascendentes de la gnosis.
Así considerada la sensopercepción tiene una amplitud extraordinaria ya que, gracias a ella, la
conciencia conoce y se informa de lo que ocurre dentro y fuera de los confines de la personalidad.
Esta realidad se hace posible mediante la participación de todas las formas de la actividad sensorial:
1) La externa por los cinco sentidos: vista, oído, gusto, olfato y tacto; 2) la interna por los sentidos:
cenestésico, kinestésico o cinético y de orientación; 3) la percepción de nuestro mundo mental y de
nuestra vida psicológica, para la que no conocemos hasta hoy, ningún aparato receptor
determinado, pero que nuestra concepción nos lleva a localizar en el cerebro mismo o más allá de
lo estrictamente físico, en ese algo inasible que llamamos conciencia que nos conduce a los límites
que separan lo físico de lo psíquico, para alcanzar las regiones d¡;l mundo espiritual perteneciente
a los dominios del yo esencial.
La sensación, por lo tanto, constituye el elemento primario, fundamental y básico de la
sensopercepción y entendemos por sensación: el registro en la conciencia de la estimulación
producida en cualquiera de los aparatos sensoriales, que de inmediato es conducida por las vías
centrípetas correspondientes hasta la corteza cerebral.
Aún no hay acuerdo entre las diversas escuelas psicológicas respecto de que la sensación pura,
aislada, sea el elemento primario que recibe el niño. Mientras la psicología atomista o asociacionista
así lo sostiene, otras escuelas, especialmente la psicología de la forma, admiten que el niño lo mismo
que el adulto percibe totalidades, o sea que la conciencia recoge una sensación de conjunto. Pero
no es nuestro propósito profundizar estas cuestiones.
La sensopercepción, para ser tal, no termina con el registro sensorial en los centros corticales; la
sensación registrada es sometida a una serie de elaboraciones psíquicas por las cuales se convierte
en una percepción, es decir que la impresión sensorial recibida en los sentidos es comprendida y
reconocida. Esa elaboración perceptiva pasa inadvertida y la mayor parte de las personas la
desconocen, pues se confunden las sensaciones con las percepciones al plasmarse ambas en un
mismo momento. Generalmente se cree que todo se reduce a oír, mirar, oler, gustar o tocar para
que la conciencia tenga una información definitiva. Sin embargo por los sentidos sólo penetran
sensaciones de conjunto o totalidades que las elaboraciones psíquicas convierten en percepciones.
Las elaboraciones sensoperceptivas tienen importancia primordial durante los primeros años de
la vida, cuando el niño va adquiriendo paso a paso el conocimiento y la comprensión del mundo
externo y de su propio mundo, reconociéndose a sí mismo como unidad autónoma perteneciente a
dicho mundo exterior y al mismo tiempo independiente de él.
La percepción es una actividad determinada por la atención, es decir que se produce cuando la
psique se concentra. Es en realidad una resultante de aquélla, desde el momento que, como lo
hemos dicho, atender e$ percibir. Al ponerse en actividad el funcionalismo psíquico, cualquiera sea
la índole de su elaboración, se pone también en actividad la percepción cuya persistencia se
mantiene mientras dure esa elaboración.
La percepción es un fenómeno muy complejo en el que se hallan implícitos, además de las
sensaciones, la evocación mnemónica, la asociación de las ideas e inclusive diversos juicios; su
finalidad es la comprensión de lo que se capta, captación que será imposible si la comprensión no
se produce. Por esta razón ha sido dicho: ''percibir es comprender".
Existen dos formas fundamentales de percibir. 1º) Cuando la psique presta atención pone en
estado de alerta a los diferentes aparatos sensoriales, favoreciendo la captación de los estímulos
pertenecientes a los mundos externo e interno y que son luego sometidos a la elaboración perceptiva. Es ésta la percepción sensorial que proporciona todo el bagaje concreto del conocimiento
humano. 2º) Es fundamental la diferencia que existe entre la percepción sensorial que pertenece al
plano físico y la que percibe nuestras propias elaboraciones psíquicas; tal como ocurre con el manejo
de las ideas y representaciones para la construcción del pensamiento, de cuya marcha tenemos
perfecta conciencia. Ésta es la percepción intrapsíquica, que permite la percepción de las cosas
abstractas.
La primera percibe una imagen sensorial originada ya en un estímulo que impresiona a los
órganos de los sentidos externos, los cuales relacionan a la conciencia con el mundo exterior, ya en
un estímulo de los sentidos internos por los que la conciencia establece contacto con el mundo
interior; esta percepción sensorial pertenece al plano físico. La segunda o sea la percepción
intrapsíquica no percibe imágenes sino complejas vivencias intelectuales que resultan de la
elaboración del pensamiento, y vivencias de la vida psíquica superior que conciernen al plano
espiritual.
En psicopatología tiene mucha importancia el estudio de la primera de las formas de percibir, es
decir de la sensopercepción, que actúa en el plano físico.
Los aparatos sensoriales comprenden dos grupos: los pertenecientes a los sentidos externos en
relación con el mundo exterior y el de los sentidos internos en relación con el mundo interior, según
ya consideramos anteriormente.
1º) SENTIDOS EXTERNOS:
Son los que recogen los estímulos que parten del mundo ambiental que rodea al individuo.
Gracias a ellos la conciencia es constantemente informada de cuanta variación se produce dentro
del radio que la sensibilidad de los aparatos receptores alcancen a captar. Los sentidos externos por
orden de importancia son:
Vista: Cuyo órgano receptor es el ojo. Nos proporciona las sensaciones de forma, color, tamaño,
volumen, luminosidad; es el que transmite la noción geométrica por excelencia.
Oído: Cuyo órgano receptor lo constituye el aparato auditivo que recibe estímulos por las
vibraciones de los cuerpos que son transmitidas por un medio elástico como el aire o el agua. Estas
vibraciones según su naturaleza, intensidad o frecuencia se traducen en ruidos y sonidos.
Tacto: Es un sentido complejo que recoge numerosos estímulos: de contacto, de presión, de peso
y térmicos. El órgano receptor es la piel.
Gusto: Las sensaciones que se originan por la estimulación del sentido del gusto se hallan muy
ligadas a las sensaciones táctiles y olfativas. Es un sentido muy importante por cuanto nos facilita la
elección de los alimentos según nuestras preferencias, así como el reconocimiento del estado en
que se encuentran los mismos, lo que nos permite apartar aquellos que puedan ser nocivos. Los
órganos receptores son la lengua y el paladar.
Olfato: Es un sentido imperfectamente desarrollado en el hombre por falta de excitación. Nos
informa sobre los olores de los cuerpos y la calidad del aire que respiramos y nos advierte acerca de
las substancias nocivas que pueda contener.
2º) SENTIDOS INTERNOS:
Son los que recogen la estimulación que tiene su punto de origen dentro del individuo mismo,
es decir en su mundo interior físico, de cuyas variaciones, normales o patológicas, es
permanentemente informada la conciencia. Los sentidos internos son:
Sentido cenesitésico: Es el encargado de suministrarnos cuantas sensaciones se originan a nivel
de cada uno y del conjunto de los órganos y aparatos del organismo. Son sensaciones de orden
general: el estado de fatiga, el de depresión o el de excitación, que tienen origen en el aparato
muscular.
En el aparato digestivo tienen lugar otras sensaciones de orden general que informan sobre el
apetito, el hambre, la sed, náuseas, malestar, etc. En el aparato respiratorio las sensaciones que se
relacionan con el acto de la respiración: sofocaciones, disnea, etc. En el aparato circulatorio, las
sensaciones son de palpitaciones, angustia, etc.
La conciencia recoge así un conjunto de sensaciones de origen orgánico, que los fisiólogos han
reunido bajo la denominación general de cenestesia y que etimológicamente significa: sensibilidad
general orgánica.
Sentido kinestésico: A través de las sensaciones que recibe nos informa acerca de la posición en
que se encuentra nuestro cuerpo con relación al espacio, aun a ojos cerrados, sin valemos del
sentido de la vista. Estas sensaciones no sólo impresionan al cuerpo en su totalidad, sino que se
hacen perceptibles en cada una de las partes que lo constituyen; de tal manera cuando estamos
sentados experimentamos, además de la sensación general propia de esa actitud, las sensaciones
que nos informan acerca de la posición en que se encuentran cada uno de nuestros miembros y las
otras partes del cuerpo.
Estas sensaciones son el resultado de la estimulación simultánea de distintas regiones del
cuerpo, estímulos que se originan en el estado de tensión q relajación muscular o en las diversas
posiciones de las articulaciones según el estado de tensión o relajación de las cápsulas y ligamentos
articulares.
Es muy importante el grado de desarrollo que pueda adquirir el sentido kinestésico, ya que según
la riqueza, prolijidad y nitidez de las sensaciones que pueda recoger, será la habilidad que el
individuo adquiera para el desempeño de los diversos oficios manuales. La persona dotada de una
pobre sensibilidad kinestésica es torpe en los trabajos manuales y se halla imposibilitada para el
desempeño de tareas delicadas y que requieren gran precisión.
Sentido de la orientación: El aparato receptor de los estímulos se encuentra en la parte del oído
interno formada por el caracol, los conductos semicirculares, el utrículo y el sáculo, hasta donde
llegan las terminaciones del nervio vestibular, rama sensitiva que se une al nervio auditivo. Los
estímulos que impresionan a estos órganos originan las sensaciones que permiten al individuo
percibir los cambios de posición de la cabeza y del cuerpo en general y el reconocimiento de su
ubicación en el espacio. Las perturbaciones de estos órganos producen trastornos graves, como el
miedo de caer y la pérdida del equilibrio.
De todos los aparatos sensoriales a que nos hemos referido, sólo se conocen con certeza las
localizaciones cerebrales de algunos. 1) El centro visual; localizado en la parte interna del lóbulo
occipital, en ambas márgenes de la cisura calcarina. 2) El centro auditivo; en la tercera circunvolución
del lóbulo temporal. 3) El centro olfatorio, en la cara interna del hemisferio cerebral, en la
circunvolución del hipocampo. 4) El tacto y la sensibilidad general, a lo largo de la circunvolución
ascendente o post-rolándica del lóbulo parietal. La localización del centro del gusto permanece aún
desconocida.
En esos centros corticales no se efectúa la percepción; ellos tienen la función específica y bien
limitada de recibir el estímulo sensorial, o sea, la sensación. La percepción se hace de inmediato en
zonas vecinas y próximas a estos centros receptivos, donde se escalonan una serie de centros
secundarios, llamados centros perceptivos. La ablación de esas zonas en animales de
experimentación, respetando a los centros sensoriales de recepción, comprueba la imposibilidad de
percibir y por ende de comprender los estímulos o sensaciones.
Los centros perceptivos, contiguos al centro sensorial correspondiente, son centros mnemónicos
en los que se realiza la fijación del material cognoscitivo recibido por el sensorio; la evocación y el
mecanismo asociativo facilitan el reconocimiento de los nuevos estímulos.
El niño, cuyo sentido de la vista se abre al mundo exterior, aprende a reconocer en cada cosa,
merced a las percepciones que con antelación fueron registradas por la conciencia y grabadas por
la memoria, ciertas propiedades que son esenciales e inmutables y que les confieren individualidad:
forma, tamaño, color, etc. Esta individualización es favorecida, además, por el aporte que la
memoria hace de otros conocimientos tales como los conceptos de arriba, abajo, derecha,
izquierda, movilidad e inmovilidad, que son relaciones apreciables solamente cuando el niño es ya
capaz de reconocer su propia posición en el espacio. Progresivamente estas nociones se
complementan con las informaciones suministradas por los otros aparatos sensoriales que aportan
sensaciones de sabor, de olor, de tersura o aspereza, de blandura o dureza, todas las cuales enriquecen la percepción hasta llegar a la total y perfecta individualización de las cosas. Así es como
el niño adquiere, paulatinamente, la representación mental del mundo exterior.
La conjunción de los diversos campos perceptivos que proporcionan los cinco sentidos externos
y los sentidos internos constituye una amplia plataforma perceptiva, que hace las veces de una
pantalla sensible sensorial-cenestésica, capaz de captar cuanto procede desde el medio exterior a
la vez que las variaciones que sobrevienen en el mundo inferior.
Esta pantalla sensible se concentra en una "central informativa" que es la conciencia misma, que
de este modo es ininterrumpidamente informada de cuanto acontece dentro y fuera del ámbito
personal. En ella tiene lugar, como resultado final, la formación de los estados de conciencia que se
caracterizan por su gran inestabilidad y movilidad; estados continuamente cambiantes de acuerdo
con la multiplicidad y la variedad de los estímulos que impresionan a la pantalla sensible. Es por esta
razón que consideramos y designamos a la conciencia como la trastienda del sensorio.
En la conciencia se efectúan las elaboraciones que a continuación realiza el espíritu, para alcanzar
finalmente la percepción y perfecta comprensión de todo lo que se ha captado por el sensorio. El
resultado final de la información sensoperceptiva, en su sentido más amplio, es la adquisición de
todo el material cognoscitivo de naturaleza concreta que constituye la base sobre la que se sustenta
todo el conocimiento del individuo. La perfección y la jerarquía de esos conocimientos está
supeditada al grado de comprensión, dependiente de la magnitud del caudal intelectual de cada
individuo.
Por lo tanto, para cada una de las cosas que forman el mundo exterior existe una apreciación de
orden general, común para la mayoría de las mentes capaces; y hay también una apreciación
personal, que se revela por la infinidad de pequeñas y a veces marcadas variantes que cada uno
imprime a la elaboración perceptiva-comprensiva, que lleva a la formación del conocimiento
personal del mundo en que vive. Esta apreciación personal depende de la capacidad intelectual y
de las tendencias y corrientes afectivas dominantes en cada individuo, es decir que a lo puramente
intelectual se suman diversos matices afectivos que dan a la percepción de las cosas el matiz
personal.
Luego, dentro de una norma conceptual general del mundo externo cada persona tiene su
cuadro perceptivo individual, dependiente de sus propias dotes y de las condiciones imperantes de
su mundo interior, que es el que preside, en gran parte, la "percepción-comprensión" de lo que
penetra por los sentidos externos.
Imágenes sensoperceptivas normales
Antes de iniciar el estudio de la psicopatología de la sensopercepción, realizaremos una revisión
somera de las diferentes imágenes que elaboran las personas normales.
Comenzaremos por recordar en qué consiste una imagen: "la imagen es la representación
psíquica de un objetivo registrado por la conciencia a través del mecanismo sensoperceptivo".
Los diferentes tipos de imágenes normales son:
1º) Imagen sensorial:
Es la imagen real objetiva que se obtiene y elabora por la observación directa del estímulo que
impresiona a los aparatos sensoriales receptores. La imagen sensorial presenta a considerar ciertos
caracteres fundamentales que la individualizan: 1) Nitidez, es decir, claridad y perfecta delimitación.
2) Corporeidad, propiedad que nace de la observación directa del objetivo de existencia real. 3)
Fijeza, es decir que posee estabilidad. 4) Extrayección, pues procede de un objetivo situado fuera
de los límites del yo. 5) No es influenciable por la voluntad del individuo.
2º) Imagen consecutiva:
También llamada post-imagen sensorial, determinada por la persistencia de la imagen sensorial
después de desaparecido el estímulo, cuando éste ha sido muy intenso. Es continuación de la
imagen real, pero muy pronto pierde los caracteres de nitidez, corporeidad y extrayección. Además
es influenciable por la voluntad la cual puede reavivarla.
3º) Imagen mnemónica:
Es la imagen del recuerdo, evocada por la memoria. Se diferencia de la imagen sensorial real por
su falta de nitidez y de corporeidad, desde el momento que el objeto ya no existe o no está presente.
Carece de fijeza es muy inestable, es influenciable por la voluntad, ya que puede ser evocada e
inhibida por el sujeto.
4º) Imagen fantástica:
También llamada confabulatoria. Se trata de una imagen que en ningún momento obedece a la
existencia de algo real; es una creación producto de la imaginación del individuo; sin nitidez, ni
corporeidad ni fijeza. No existe como estímulo ni ha tenido nunca extrayección, siendo además muy
influenciable por la voluntad.
5º) Imagen eidética:
También se la llama imagen intuitiva por corresponder a la etapa intuitiva del desarrollo mental,
razón por la que se observa preferentemente en los niños y en los salvajes. Esta imagen tiene
algunas semejanzas con la imagen mnemónica y con la imagen consecutiva, gozando en realidad de
las propiedades de ambas. Tiene mayor nitidez y corporeidad que la imagen mnemónica y algo
menos que la imagen consecutiva. Como caracteres propios posee una extrayección condicionada,
desde que el sujeto la puede proyectar mentalmente sobre cualquier parte, en especial sobre
fondos lisos y grises. Además la imagen eidética posee una doble influenciabilidad exógena y
endógena, lo que le permite cambiar su contenido y su tonalidad según la tonalidad del fondo en
que la proyecta, proyección que puede ser inmediata o muy posterior a su captación. El sujeto
dotado de capacidad eidética tiene conciencia de que esta imagen es de formación intrapsíquica;
continúa viendo claramente los objetos que han desaparecido del campo visual pese a que tiene
conocimiento de que esta imagen no es real,
6º) Imagen onírica:
Es la imagen que forma el contenido del ensueño. Su origen puede hallarse en la evocación
mnemónica, o bien en la fantasía. En ambos casos, como el sueño trae un embotamiento de la
actividad psíquica, el juicio la acepta momentáneamente como real. Sus caracteres más salientes
son: escasa nitidez, falta de fijeza, gran movilidad, sumamente inestable, sin extrayección, ilógica;
carece de relación temporal, constituye un fenómeno aislado sin duración determinada. Las
imágenes oníricas no se producen en orden cronológico, razón por la que en el ensueño se
confunden acontecimientos pertenecientes a épocas diferentes.
7º) Imagen pareidólica:
La imagen pareidólica, producto de la fantasía, tiene su origen en imágenes reales que agrupadas
de diversas maneras configuran la nueva imagen. Es inestable y muy influenciable; el sujeto tiene
conciencia de que no es real, y por lo tanto la reconoce como producto de su fantasía.
PSICOPATOLOGÍA DE LA SENSOPERCEPCIÓN
Las alteraciones de la sensopercepción son de dos órdenes: cuantitativas y cualitativas.
Alteraciones cuantitativas
En condiciones normales, en un mismo acto de atención comprendido en la unidad de tiempo, o
sea en un segundo, se perciben con claridad únicamente cuatro unidades de percepción, siempre
que se hallen comprendidas dentro del campo exterior o interior en el cual se concentra la atención.
Más aún, cuando la atención se enfoca con intensidad hacia un sector sensorial determinado, como
puede ser el oído en el caso de escuchar detenidamente una música el resto de las funciones
sensoriales pasan a un segundo plano, al punto de no percibir claramente con nuestra vista lo que
ocurre a cierta distancia.
En personas normales se pueden observar oscilaciones en más o en menos, determinadas por
diversas circunstancias de orden fisiológico. Se trata, por lo tanto, de variaciones normales.
1º) El grado de fatigabilidad de la atención en los diversos momentos del día puede afectar a la
sensopercepción, ya que sabemos que una buena atención significa una mayor nitidez perceptiva.
Se percibe con mucha mayor claridad por la mañana después del descanso reparador del sueño y a
medida que transcurren las actividades de la vigilia la percepción se hace más dificultosa, llegando
a perder su nitidez en los estados de fatiga intensa cuando se entorpecen todas las actividades
psíquicas por una leve obnubilación de la conciencia.
2º) La percepción es más activa y clara cuando, en relación con las actividades del individuo, se
ejercitan especialmente algunos órganos sensoriales, así como ocurre con el gusto en los catadores
de vino.
3º) El interés que se dispensa a un objetivo produce una mayor concentración de la atención y
aumenta la nitidez del acto perceptivo.
Las variantes sensoperceptivas patológicas de orden cuantitativo son las siguientes:
1º) Aceleración de la percepción:
Consideramos que la percepción está acelerada cuando se produce un aumento del número de
unidades de percepción por segundo. Esto se observa en todos los casos en que se produce una
aceleración del ritmo psíquico. La taquipsiquia es siempre resultante de la excitación psicomotriz la
que, si bien determina la captación de un mayor número de estímulos, redunda, secundariamente,
en un déficit perceptivo, por cuanto la inestabilidad de la atención que no se posa sobre ningún
objetivo debilita la nitidez del acto y dificulta la fijación mnemónica.
2º) Retardo de la percepción:
Consiste en la disminución del número de percepciones por segundo. Esta alteración se observa
en todos los casos en que se produce una disminución del ritmo psíquico, como ocurre por lo general
en la depresión psicomotriz. Asimismo se retarda y obstaculiza la percepción en todos los estados
patológicos que determinan una disminución de la lucidez de la conciencia, como los estados de
confusión mental que producen una torpeza general en todos los aparatos sensoriales y los estados
crepusculares de los epilépticos.
3º) Abolición de la percepción;
Exceptuando la abolición de la percepción natural en el sueño, los restantes casos coinciden con
lesiones del sistema nervioso central. Esta falta de percepción afecta una zona sensorial localizada
(vista, oído, etc.); se trata de una "apercepción psíquica".
Cuando las lesiones radican en alguna región periférica de los aparatos perceptivos la falta de
percepción recibe la denominación de "agnosia" o falta de conocimiento.
Alteraciones cualitativas
Las alteraciones cualitativas de la sensopercepción son, desde todo punto de vista, más
importantes que las cuantitativas.
1º) ILUSIONES:
La ilusión se define como: "la percepción falseada o deformada de un objeto real". En efecto, la
imagen ilusoria tiene un fundamento real y objetivo, pero, es una imagen deformada por imperio
de diversas circunstancias.
1º) La percepción se deforma y da lugar a la ilusión en todos los casos en que se produce una
debilitación de la atención. Es una alteración corriente en cualquier persona normal, cuando una
fatiga marcada menoscaba la lucidez' de la conciencia debilitando la atención, lo que dificulta la
captación nítida de las cosas y favorece el error perceptivo. Lo mismo ocurre durante la transición
entre el sueño y la vigilia.
Esta captación superficial se observa también en algunos casos patológicos:
a) En el síndrome de excitación psicomotriz, especialmente, la manía, en la que la exaltación
afectiva acelera el ritmo psíquico determinando una gran inestabilidad de la atención, la cual atraída
por múltiples estímulos no se concentra sobre ninguno, captación superficial que provoca los errores ilusorios de la percepción.
b) En el síndrome de depresión psicomotriz. Es el caso de los melancólicos en los que la atención,
profundamente requerida por sus problemas y sombrías meditaciones, se desvincula de todo lo
concerniente al mundo exterior el cual pasa casi inadvertido; como consecuencia las percepciones
son insuficientes o deficientes por lo que, a menudo, caen en el error.
c) En la confusión mental, en la que se produce una suspensión más o menos marcada de la
actividad psíquica, la gran torpeza de la senso-percepción, por la obnubilación de la conciencia,
determina que la captación se haga con mucha dificultad, poco y mal, favoreciendo la ilusión.
d) En los estados demencíales en los que hay una debilitación global de la psique, la fácil
fatigabilidad impide una atención sostenida, que poco a poco se hace más inestable y superficial
predisponiendo al error de percepción.
Con mayor frecuencia aún, la ilusión perceptiva es desencadenada por estados de exaltación
emocional que perturban la conciencia, cuya claridad se empaña. En estas condiciones se produce
una alteración de la elaboración perceptiva normal pese a que la sensación captada por el sensorio
no es imperfecta. El juicio interferido por la intensa carga emocional, queda predispuesto para la
falsa percepción mediante el agregado de particularidades y atributos que no pertenecen a la
sensación real. Es una elaboración realizada in situ, dentro de la misma psique, con la participación
de los centros perceptivos que, por asociación de representaciones mnemónicas, crean las
deformaciones de la realidad.
Cuando la ilusión es provocada por un estado emocional se la denomina ilusión catatímica. Es el
tipo de ilusión más frecuentemente observado en personas normales sujetas al imperio de estados
emocionales intensos.
Las ilusiones, cualquiera sea su origen, pueden producirse en todos los aparatos sensoriales.
En los alienados se producen por el mismo mecanismo catatímico, pero, a diferencia de lo que
ocurre en las personas normales, el error es sostenido como real, sin posibilidad de rectificación.
Como el estado afectivo del enfermo no es de carácter transitorio sino permanente, es de todo
punto imposible la rectificación del error que, en los sujetos normales se hace factible tan pronto
como la exaltación afectiva, pasajera y circunstancial, se atempera.
a) La emoción de miedo, que experimenta todo enfermo que se cree perjudicado o perseguido,
puede inducir a los siguientes errores ilusorios: 1) Ilusión Visual: el enfermo confunde formas y
objetos con personas en acecho dispuestas a atacarlo; 2) Ilusión Auditiva: oye voces donde sólo
hubo ruidos o percibe palabras inaudibles para los sujetos normales; 3) Ilusiones del Gusto y del
Olfato: que trastruecan el sabor y el olor normal de los alimentos en sensaciones desagradables que
despiertan en el enfermo el temor de ser envenenado.
b) La emoción de amor produce en los sujetos alienados místicos, ilusiones diversas: 1) Durante
el éxtasis contemplativo ante las imágenes religiosas creen ver que éstas les sonríen o hacen gestos.
2) Los ruidos próximos se toman por palabras de la imagen. 3) Una brisa o una corriente de aire es
un efluvio emanado de la imagen que el sujeto venera.
c) Iguales errores perceptivos padecen los enfermos que son presa de la emoción de cólera. El
Quijote nos ofrece un ejemplo típico: ante la vista de los molinos de viento, en los que cree ver
gigantes, arremetiendo contra ellos en el paroxismo de su exaltación delirante.
2º) ALUCINACIONES:
La alucinación es un trastorno cualitativo de la percepción que consiste en la captación de algo
inexistente. Por esta razón Ball definió a la alucinación de la manera más simple al llamarla
percepción sin objeto.
Mucho se ha discutido sin llegar a ningún acuerdo, respecto al mecanismo íntimo que interviene
en la génesis de la alucinación. Para unos, se trata de un mecanismo puramente psicológico; para
otros, la exclusividad pertenece a lo neurológico y orgánico. A nuestro parecer, ambas tendencias
pueden ser conciliadas, ya que, siguiendo un criterio contemporizador a la vez que lógico, se puede
admitir la confluencia de ambos factores en el mecanismo alucinatorio.
En efecto; considerando a la alucinación sea como una representación surgida de una imagen
del recuerdo sea como creada por la fantasía del enfermo: a) en el primer caso, no puede menos
que tenerse en cuenta el mecanismo orgánico o neurológico que por excitación (tóxica, traumática
o exaltación afectiva) pone en juego el automatismo de los centros perceptivos; b) en el segundo
caso, la alucinación es creada por la exaltación del mecanismo psicológico imaginativo que cae en
la fantasía; con la participación de todo lo conservado por la memoria en los centros perceptivos y
de las imágenes de evocación toma forma la imagen alucinatoria fantástica. En ambos casos el
mecanismo psicológico no puede desligarse totalmente de lo orgánico, que tiene su objetivación en
la parte mnemónica.
Esta representación es creada por la mente del enfermo, es decir que se produce dentro del
espacio intrapsíquico. Inmediatamente después, bajo el imperio de intensos estados emocionales,
el juicio la acepta como una imagen real que, procedente del exterior, es captada por el sensorio;
por lo tanto, al proyectarla fuera del espacio intrapsíquico, le da la característica de extrayección.
Toda esta elaboración se realiza por un mecanismo puramente psicológico, por el que el juicio
desviado llega a la convicción de que se trata de una imagen construida por la percepción de un
estímulo exterior, cuando lo real es su génesis intrapsíquica. El enfermo experimenta la sensación
clara y nítida de captación sensorial no admitiendo dudas al respecto.
Teniendo en cuenta las consideraciones que preceden podríamos definir a la alucinación de la
siguiente manera: "La alucinación es una alteración perceptiva producto de la elaboración de un
juicio interferido y desviado, que crea una viva representación originada en una imagen del recuerdo
o de la fantasía, la que de inmediato es proyectada al exterior y aceptada como la captación
sensorial de un fenómeno real". Luego la alucinación es resultado de la perturbación del juicio; el
mecanismo psicológico que la produce es semejante al que da lugar a la creación de la idea delirante,
también resultado de la perturbación judicativa; ambos casos siempre consecuencia y no causa de
la perturbación.
Las alucinaciones se han reunido en tres grandes grupos teniendo en cuenta sus características:
sensoriales, cenestésicas y cinéticas.
1º) Alucinaciones sensoriales:
Son las que se refieren a los cinco aparatos sensoriales externos: vista, oído, gusto, olfato y tacto.
a) Alucinaciones auditivas: Entre las sensoriales, las alucinaciones auditivas son las más
importantes porque acompañan a un estado patológico de mayor gravedad que las visuales, desde
que se observan, contrariamente a lo que ocurre en estos últimos, en enfermos con lucidez de
conciencia.
Pueden presentar diversos matices; en sus formas más elementales son alucinaciones
indiferenciadas: ruidos, zumbidos, cuchicheos, silbidos, etc. En un segundo grado hay mayor nitidez
y diferenciación, la alucinación ya tiene la forma verbal; el enfermo oye voces, una o varias palabras
que se repiten invariablemente. En un grado más avanzado la diferenciación es perfecta; las voces
que oye con gran nitidez se expresan en idiomas hablados y conocidos por el enfermo.
Generalmente entrañan amenazas o insultos, rara vez son palabras amables y parecen proceder de
una misma o distintas personas ubicadas, cerca o lejos, en los más extraños lugares.
b) Alucinaciones visuales: Las alucinaciones visuales se observan tanto en los estados tóxicos e
infecciosos, que producen alteraciones más o menos intensas de la conciencia, como en los estados
crepusculares de los epilépticos.
Tienen distintos grados de intensidad y diferenciación; las alucinaciones visuales elementales
aparecen bajo forma de llamas, colores y formas definidas: en los epilépticos son frecuentes las
alucinaciones coloreadas primando el color rojo (fuego, relámpagos). En un grado más avanzado de
individualización traducen imágenes nítidas de animales, objetos o personas.
La mayor parte de las veces las alucinaciones visuales son de carácter desagradable y muy a
menudo terroríficas; agitan y llegan a asustar al enfermo, como ocurre especialmente en las psicosis
tóxicas. En el delirium tremens, las alucinaciones reproducen imágenes variadas de objetos,
personas y, con frecuencia, animales y visiones fantásticas. Son más nítidas en la oscuridad, por lo
que el enfermo empeora al llegar al crepúsculo y se agita durante toda la noche, presa de temores
que lo obligan a encender la luz tratando de ahuyentarlas. Estas imágenes son además movibles,
cambiantes, en sucesión rápida, razón por la que Regís las llamó: alucinaciones cinematográficas.
En los intoxicados por cocaína se observa un tipo especial de alucinaciones, de tamaño muy
reducido, que se han llamado liliputienses. Las alucinaciones visuales de los místicos son placenteras
o displacenteras según representen a las entidades del bien o a los genios del mal. Estas imágenes
alucinatorias traducen el estado de ánimo y la exaltación imaginativa del enfermo, a través de la luz,
el color y el fulgor que irradian. Existe un número más reducido dé alucinaciones visuales que no
obedecen al mecanismo tóxico o infeccioso; se observan en algunos enfermos que padecen lesiones
orgánicas del cerebro. Son las alucinaciones que pueden manifestarse en algunas demencias
arterioescleróticas y en enfermos que padecen tumores del encéfalo.
c) Alucinaciones olfativas y gustativas: Por lo común se las encuentra asociadas. Son mucho
menos frecuentes y diferenciadas que las auditivas y las visuales. Generalmente hacen su aparición
en enfermos que vienen evolucionando desde largo tiempo y ya alucinados del oído. Son síntomas
de una agravación del proceso, que ensombrece el pronóstico pues revelan que el enfermo se aferra
firmemente a sus concepciones, cada vez más convencido de su certeza. Ambas alucinaciones
revisten, generalmente, un carácter desagradable' y como por lo común se vinculan con los
alimentos del enfermo sé niega a comer por temor a ser envenenados. En algunas ocasiones, como
suele acontecer con algunos místicos, estas alucinaciones son placenteras (perfumes y emanaciones
agradables). Estos olores y sabores son percibidos como procedentes ya desde el exterior ya del
interior del propio organismo, por lo que se atribuyen ya a malévolas intenciones de terceros, ya a
enfermedades graves que infectan y minan a aquél; es el caso de los melancólicos.
d) Alucinaciones táctiles: En este grupo se reúnen las alucinaciones de contacto, térmicas y
dolorosas sobre la superficie de la piel.
Las más diferenciadas son las de contacto; las restantes son indiferenciadas, poco nítidas,
confundiéndose a menudo con la cenestesia general. Entre ellas las sensaciones alucinatorias más
frecuentes son de contacto eléctrico, quemaduras, pinchazos y tacto. Cuando el enfermo experimenta la sensación de que toca algo la alucinación se denomina de tacto activo; cuando tiene la
sensación de que es tocado de tacto pasivo. Las primeras son raras y propias de los delirios tóxicos,
místicos y eróticos; el paciente cree tocar animales, cosas repugnantes u órganos genitales. Más
frecuentes son las alucinaciones de tacto pasivo; en estos casos, son poco nítidas, confundiéndose
a menudo con la cenestesia general. Se observan en los delirios tóxicos, místicos, eróticos y
persecutorios.
2º) Alucinaciones cenestésicas:
Son las que conciernen a la cenestesia general, es decir, a los llamados sentidos internos, de
observación frecuente en los hipocondríacos, neuróticos y melancólicos. La atención introvertida de
estos enfermos se encauza hacia la observación minuciosa de cuantas manifestaciones orgánicas
puedan presuponer un estado patológico; paulatinamente el temor de padecer enfermedades
graves carga la tensión emocional hasta llegar al grado de exaltación afectiva que perturba el juicio
y desencadena el estado alucinatorio.
Las alucinaciones cenestésicas se vinculan a los diversos aparatos y órganos de la economía; los
hipocondríacos y neuróticos se quejan de sofocación, disnea, palpitaciones, dolores viscerales
vagos, imprecisos en sus caracteres y localizaciones. Los melancólicos suelen presentar trastornos
cenestésicos más graves; desde la absurda manifestación de que sus órganos son de piedra por
ejemplo, o desde la afirmación de la inexistencia de algunos de ellos en sus organismos, llegan
paulatinamente hasta a negar la propia existencia (delirio nihilista).
Las alucinaciones cenestésicas son más groseras aún en los esquizofrénicos de cuyos profundos
trastornos de la personalidad son prueba evidente. Estos enfermos experimentan las más extrañas
sensaciones; ya un animal raro se instala en alguno de sus órganos, ya son cuchillos los que
atraviesan el corazón o los pulmones, ya se realizan en lo íntimo de su ser movimientos y bailotees
extravagantes.
3º) Alucinaciones cinéticas:
Los enfermos así alucinados experimentan la sensación de que se imprime los más variados
movimientos a sus miembros o, parcial o totalmente, a su cuerpo; no es raro que manifiesten que
reciben golpes y empellones o que se los mantiene suspendidos en el aire. La mayor parte de las
veces este tipo de alucinaciones se observa en los delirios oníricos tóxicos e infecciosos; muy a
menudo en el delirium tremens. Las alucinaciones cinéticas también suelen manifestarse en los
delirios crónicos, especialmente en los de tipo persecutorio, y en algunas personalidades
psicopáticas como los histéricos y los neuróticos.
3º) PSEUDOALUCINACIONES:
La pseudoalucinación es, por sobre todo, la representación psíquica de imágenes intuitivas o
eidéticas que surgen en forma súbita en el campo de la conciencia. El sujeto tiene perfecta noción
de su origen y formación intrapsíquica, pero un estado de ánimo especial, desencadenado por poderosas corrientes afectivas, hace que a continuación le dé extrayección y la proyecte al campo
sensoperceptivo.
La pseudoalucinación, por su origen intuitivo, está sujeta a la influencia de la voluntad, de
acuerdo con lo que sugiera el contenido del pensamiento. Por esta razón tiene mayor vivacidad
como representación, identificada en su formación, desde el primer momento, con el pensamiento;
sólo secundariamente y en menor escala es relacionada con la sensopercepción. Esto la diferencia
con la alucinación verdadera, cuya elaboración intrapsíquica pasa inadvertida para el sujeto; éste
tiene la certeza de su procedencia exterior pues el sensorio es el primero en ser impresionado; en
segundo término se informa la conciencia.
La pseudoalucinación recibe también el nombre de alucinación psíquica, esta segunda
denominación no es admitida por algunos autores por considerar que es un trastorno perceptivo
que debe tratarse aisladamente.
4º) ALUCINACIONES PSÍQUICAS:
Tampoco son verdaderas alucinaciones por cuanto, para serlo, les falta la exteriorización; se
limitan a una intensa representación de la cual el enfermo tiene clara conciencia de que carece de
realidad objetiva y de que se produce de su cerebro, bajo la forma de palabras o de pensamientos
que le imparten órdenes y lo dirigen. Estas alucinaciones psíquicas dan margen a los delirios de
influencias en los esquizofrénicos, que perciben directamente en el interior de su cerebro que éste
y su pensamiento son dirigidos desde el exterior por extrañas influencias de terceros. La alucinación
psíquica difiere de la alucinación y de la pseudoalucinación por la falta absoluta de participación
sensorial.
5º) ALUCINOSIS:
Consiste en un estado persistente, con la característica de que no despierta ninguna
interpretación delirante. En efecto, el individuo reconoce el carácter patológico del fenómeno,
aceptando a las alucinaciones como lo que son y 'no como realidades, es decir que las reconoce
como consecuencia de una determinada perturbación. La alucinosis se debe, en última instancia, al
automatismo cerebral desencadenado por diversas circunstancias, tóxicas, infecciosas, febriles,
traumáticas, etc., a nivel de los centros perceptivos (mnemónicos), que rodean a los centros
sensoriales correspondientes.
6º) ALUCINACIONES VERBOMOTORAS:
Séglas dio esta denominación a una forma particular de alucinación, por la que el enfermo
experimenta la sensación de que por su intermedio están hablando otras personas que harían uso
de sus cuerdas vocales, labios y lengua; estos órganos serían impulsados a articular las palabras y su
discurso sería dirigido por extraños. Más que una verdadera alucinación, que muchos incluyen en el
grupo de las cinéticas, es una perturbación del pensamiento, propia de los estados patológicos con
graves trastornos de la personalidad como ocurre en la esquizofrenia.
7º) alucinación hipnagógica:
Es un tipo especial de alucinación que se observa en aquellos estados en que se produce un
enturbamiento de la lucidez de la conciencia. Se registra en las personas normales al conciliar el
sueño o en el momento de despertar. En condiciones patológicas puede manifestarse en el
surmenage, agotamiento físico y psíquico, en los neurópatas y, en ocasiones, en el comienzo de la
esquizofrenia.
8º) ALUCINACIONES EXTRACAMPINAS:
Trastorno perceptivo visual, consistente en la captación de estímulos que se hallan fuera de los
límites que circunscriben el campo sensorial. Es el caso del enfermo que asegura estar viendo algo
que se halla situado a sus espaldas. Se observa en algunos esquizofrénicos y en neuróticos,
especialmente histéricos.
9º) PERCEPCIÓN DELIRANTE:
La percepción delirante consiste en la falsa interpretación del significado de una percepción real;
por lo general se refiere a la propia personalidad. Es precedida siempre por una desviación del juicio,
que dificulta la interpretación y comprensión correcta de las cosas e induce a la falsa interpretación
de los hechos reales.
En los delirantes esas falsas interpretaciones son motivadas por vivencias subsiguientes a
problemas de índole ideoafectivo cuya gran exaltación (angustia, desconfianza, recelo) propicia el
error perceptivo. En los esquizofrénicos la percepción delirante es, por el contrario, una vivencia
primaria carente de explicación, lo que hace suponer que la causa reside en el ultraje inferido a la
integridad de la psique por la enfermedad.
10º) ECO O SONORIZACIÓN DEL PENSAMIENTO:
La sonorización o eco es, sin dudas, un trastorno del pensamiento, cuya resultante es un anormal
fenómeno perceptivo del mismo. Se observa en algunos esquizofrénicos, siendo a veces difícil
deslindar si se trata de una perturbación sensoperceptiva o del pensamiento. El enfermo cree oír
sus propios pensamientos; tal como si pensara en voz alta. Es un índice de profundas alteraciones
del núcleo de la personalidad.
11º) ALUCINACIONES AUDITIVAS DE OBSERVACIÓN DE LOS PROPIOS ACTOS:
Es un trastorno propio de los esquizofrénicos; los enfermos oyen voces que comentan los actos
que realizan u ordenan los que deben ejecutar, razón por la que se sienten influidos desde el
exterior. Este tipo de alucinación auditiva cuyo resultado es la aparición de vivencias desagradables,
inquietud e inseguridad del yo, es una prueba más del trastorno de despersonalización.
RESUMEN
SENSOPERCEPCIÓN
La sensopercepción permite adquirir todo el material del conocimiento procedente del
mundo exterior y del mundo interior físico y mental.
Se requiere la participación activa: 1) De los cinco sentidos externos: vista, oído, gusto,
olfato y tacto. 2) De los sentidos internos: cenestésico, cinético o kinestésico y el de
orientación. 3) De la percepción del mundo mental por la conciencia.
Sensación
Constituye el elemento primario, básico de la
sensopercepción.
La sensación es el registro en la conciencia, de la estimulación
producida en cualquiera de los aparatos sensoriales que, por las
vías centrípetas, es conducida a la corteza".
Percepción
La percepción es la sensación registrada y elaborada en los
"centros perceptivos" en los que se efectúa su interpretación y
comprensión.
Conceptos
Generales
Imágenes
sensoperceptivas
normales
Imagen
"Es la representación psíquica de un
objetivo registrado por la conciencia a través de
un mecanismo sensoperceptivo".
Imagen
sensorial
Es la imagen obtenida por la observación
directa del objetivo. Caracteres: nitidez,
corporeidad,
fijeza,
extrayección,
no
influenciable.
Imagen
consecutiva
También llamada "post-imagen sensorial".
Es la persistencia de la imagen sensorial
después de desaparecido el estímulo, cuando
éste es muy intenso.
Imagen
mnemónica
Es la imagen del recuerdo evocada por la
memoria. Muy inestable e influenciable por la
voluntad.
Imagen
fantástica
También llamada "confabulatoria". Es una
creación producto de la imaginación.
Imagen
eidética
También llamada "intuitiva". Corresponde a
la etapa intuitiva del desarrollo mental.
Extrayección
condicionada.
Doble
influenciabilidad: endógena y exógena.
Imagen
onírica
Forma el contenido del ensueño de origen
mnemónico o imaginativo.
Conceptos
generales
Imágenes
sensoperceptivas
normales
Imagen
pareidólica
Alteraciones
cuantitativas
Normalmente: en un acto de atención y en la unidad de tiempo
(por segundo) se perciben claramente cuatro unidades de
percepción.
Variaciones normales:
1) Disminuye por la fatiga de la atención. Varía en los diversos
momentos del día.
2) Percepción más activa y clara por entrenamiento especial.
3) Mayor interés produce mayor concentración atentiva y
mayor claridad.
Variaciones patológicas:
1) "Aceleración de la percepción": aumento de las unidades
de percepción por segundo; en los casos de aceleración del
ritmo psíquico (excitación psicomotriz.
2) "Retardo de la percepción": disminución del número de
percepciones por segundo; en los casos de retardo del
ritmo psíquico (depresión psicomotriz, confusión mental).
3) "Abolición de la percepción", normalmente en el sueño y
en casos de lesiones del sistema nervioso central: en zona
sensorial determinada (oído, vista, etc.). "Apercepción
psíquica"; lesiones periféricas de los aparatos perceptivos,
"agnosia" o falta de conocimiento.
Psicopatología
Creada por la fantasía y originada en
imágenes reales que agrupadas de diversas
maneras constituyen una nueva imagen.
Ilusiones
"Ilusión es la percepción falseada o
deformada de un objeto real".
Causas:
1) Debilitación de la atención por fatiga o
en la transición entre el sueño y la
vigilia. En la excitación psicomotriz por
inestabilidad de la atención. En la
depresión psicomotriz por introversión
de la atención. En la confusión mental
por la torpeza del sensorio. En las
demencias por Ja debilitación de la
psique.
2) Exaltación emocional. Más frecuente
que la anterior.
Alucinaciones
"La alucinación es una alteración perceptiva
producto de la elaboración de un juicio
interferido y desviado, que crea una viva
representación originada en una imagen del
recuerdo o de la fantasía; proyectada al
exterior y es aceptada como real, como
producto de una captación sensorial Ball:
"percepción sin objeto".
Alteraciones
cualitativas
Alucinaciones
Psicopatología
Alteraciones
cualitativas
Otras
alteraciones
perceptivas
Clasificación:
1) "Alucinaciones sensoriales": Se producen
en los cinco aparatos sensoriales externos.
a) Alucinaciones auditivas: elementales,
indiferenciadas: ruidos, zumbidos,
silbidos. En un grado más diferenciado:
forma verbal, repetición invariable de
una o más palabras. En un grado de
diferenciación perfecto, se distinguen
diferentes voces con gran nitidez.
b) Alucinaciones visuales: Generalmente
en estados tóxicos e infecciosos.
Elementales: llamas, colores y sombras
indefinidas.
Más
individualizadas:
animales, objetos o personas.
c) Alucinaciones olfatorias y gustativas:
Generalmente
asociadas
y
desagradables; en relación con los
alimentos. En algunos casos agradables.
d) Alucinaciones tácticas y de la
sensibilidad general: de contacto,
térmicas y dolorosas; "de tacto activo"
sensación de tocar; "de tacto pasivo"
sensación de ser tocado.
2) "Alucinaciones cenestésicas": Se refieren a
los sentidos internos: hipocondríacos
melancólicos y neuróticos.
3) "Alucinaciones cinéticas o kinestésicas":
sensación de movimiento parcial o total del
cuerpo; esquizofrénicos.
Pseudoalucinaciones:
Originadas en imágenes intuitivas o eidéticas;
conciencia de la formación intrapsíquica;
secundariamente se proyecta y se refiere al
campo sensoperceptivo.
Alucinación psíquica:
Intensa representación sin exteriorización;
conciencia de que se produce en el cerebro
(palabras o pensamientos que imparten
órdenes).
Alucinosis:
Estado alucinatorío persistente, que no
despierta ninguna interpretación delirante:
conciencia de que se produce a consecuencia de
una perturbación determinada.
Alucinaciones verbomotoras:
Más que alucinaciones es un trastorno del
pensamiento: sensación de que otras personas
hablan por intermedio del sujeto.
Psicopatología
Alteraciones
cualitativas
Otras
alteraciones
perceptivas
Alucinaciones hipnagógicas:
Cuando disminuye la lucidez de la conciencia:
paso de la vigilia al sueño, fatiga, surmenage, etc.
Alucinaciones extracampinas:
Cuando se captan estímulos que escapan al
campo sensorial. Son visuales.
Percepción delirante:
Falsa interpretación de una percepción real;
siempre precedida por una alteración del juicio.
Eco o sonorización del: pensamiento:
Trastorno
del
pensamiento,
anormal
fenómeno perceptivo del mismo. Sensación de
oír los propios pensamientos.
CAPÍTULO VI
IDEACIÓN
PSICOPATOLOGÍA DE LA IDEACIÓN
IDEACIÓN
Llamamos ideación al mecanismo y trabajo mental mediante el cual se realiza el aporte de las
ideas al campo de la conciencia, para la elaboración del pensamiento.
Esta actividad pone en juego a toda la psique; participa, en primer término, la atención
introvertida que auxilia a la memoria en la búsqueda de las ideas, reclamadas por el pensamiento
mediante el mecanismo asociativo. Una vez más, es evidente la unidad funcional de la psique, manifiesta en cualquier aspecto de su actividad que se considere. En efecto, las ideas constituyen los
elementos que el juicio y el raciocinio utilizan para cristalizar y dar curso al pensamiento. Estas ideas
no aparecen en la conciencia de una manera arbitraria, sino de acuerdo con un orden y una finalidad
determinados por el tema que forma el contenido del pensamiento. Por lo tanto, las ideas son
requeridas de acuerdo con la relación o afinidad que tengan con dicho tema, encargándose la
memoria de evocarlas por el mecanismo asociativo. Esto prueba que la ideación es una actividad
consciente y voluntaria.
Idea: Concepto y definición:
Es previo al estudio de la ideación el análisis del concepto de idea.
Idea, en el sentido más amplio del vocablo, significa: conocimiento. Se trata del conocimiento
puro y razonado que permite la comprensión de las cosas, de los seres y de los hechos. Cuando se
dice: conocimiento razonado equivale a decir que toda idea lleva implícita la elaboración mental
mediante la cual se realiza la adaptación de la misma, de acuerdo con la capacidad intelectual de
cada uno. En efecto, es indudable que un mismo conocimiento es asimilado en formas diversas por
las distintas personas, las cuales le asignarán valores diferentes de acuerdo con la adaptación que
les permita la comprensión de cada una.
Toda idea, pues, involucra una compleja elaboración mental; se lleva a cabo mediante la relación,
cotejo y valoración con otras ideas afines antes adquiridas y que integran el caudal del
conocimiento. Esta comparación da lugar a determinados juicios y razonamientos que conducen a
una conclusión, tras la cual la nueva idea es incorporada al acervo del conocimiento personal.
Por lo tanto, toda idea, antes de ser aceptada, debe ser sometida, mediante la comparación, a
un proceso de análisis de cada uno de los términos; seguidamente, mediante la valoración que
permite darle el caudal ideativo de cada uno, se la recompone por un proceso de síntesis. Es debido
a esto que las ideas presentan características personales, a la manera de un sello impreso por la
capacidad mental del individuo.
La idea es pues la esencia misma del conocimiento, porque expresa el mayor o menor grado de
pureza y perfección del mismo. Este grado de pureza está en relación con la calidad de los juicios y
razonamientos previos a su comprensión y adaptación. Sintetizando el concepto de idea diremos:
"La idea es el conocimiento que se tiene de los seres, de las cosas y de los fenómenos del mundo
objetivo y del mundo de valores".
Capital ideativo:
El capital ideativo está representado por el conjunto de ideas o conceptos adquiridos en el
transcurso de la existencia. La cantidad y la calidad de las ideas que lo forman se halla en directa
dependencia de la capacidad intelectual. El cumuló de ideas que constituyen el capital ideativo de
una persona normal, teniendo en cuenta un orden jerárquico, se halla colocado entre los polos
extremos: el de las ideas concretas y el de las ideas abstractas. Entre ambos extremos tiene lugar
toda la actividad del pensamiento humano.
Consideraremos, a continuación, las diversas formas por las que se integra el conocimiento
humano partiendo de diferentes orígenes.
1º) Ideas concretas: Las ideas concretas tienen su frente de origen en el sensorio. Se refieren al
conocimiento, captado por los sentidos, de todo lo que pertenece al mundo exterior objetivo,
animado é inanimado, raciona) e irracional.
El conocimiento concreto, que es el primero que adquiere el hombre en el transcurso de su
existencia, nace de la relación y contacto directo con el mundo de los objetos y de los seres. Esa
relación, observación y contacto directo entre sujeto y objeto, fuente del primer conocimiento,
constituye el paso inicial en la evolución ontogenética del pensamiento.
Todo aquello que el sensorio capta por la observación del mundo exterior objetivo es registrado
en la conciencia, dando lugar a la formación de ideas que determinan la individualización de las
cosas y de los seres; en la misma forma se adquiere el conocimiento de lo que ocurre en el propio
mundo interior y que la cenestesia se encarga de informar a la conciencia.
Estas ideas concretas se elaboran mediante la formación de una imagen, anímica del objetivo
percibido. Dicha imagen, en lo sucesivo, favorece la representación mental del objeto en la
conciencia, cuando las circunstancias del acontecer psíquico así lo requieran; y también hace posible
su rápido reconocimiento en el caso de captarse el mismo objetivo en un nuevo acto perceptivo,
desde el momento que la memoria ya ha fijado la primitiva imagen sensoperceptiva.
Mediante el acopio del conocimiento concreto se realiza el reconocimiento del mundo exterior
y del mundo interno, lo que permite la noción de unidad individual, perteneciente al mundo externo
pero diferente de él y de las cosas que en él existen.
El pensamiento que se construye con las ideas imágenes, se conoce con el nombre de
pensamiento por imágenes o pensamiento sensoperceptivo. El pensamiento concreto es propio de
todos los seres en las primeras etapas de su evolución, de los pueblos primitivos y salvajes y de las
personas de precario desarrollo mental por carencia de capacidad.
Debemos tener en cuenta que, si bien lo concreto pertenece a la forma primitiva del
conocimiento, no quiere esto decir que el hombre evolucionado no posea un bagaje considerable
de ideas concretas, puesto que son las que constituyen la base para la concepción del mundo
exterior.
2º) Ideas símbolos: La evolución de las ideas se logra mediante el paso de la individualización de
la imagen anímica a la generalización por la formación de una imagen genérica.
Consideremos varias cosas u objetos pertenecientes al mismo género pero desiguales entre sí;
por ejemplo sillas de diferentes formas, tamaños y materiales de construcción. En presencia de los
caracteres genéricos comunes, el individuo recurre, para su individualización, al análisis de las
cualidades y propiedades de cada una, de donde surge la noción de silla con asiento cuadrado, silla
con asiento redondo, silla de madera, silla de hierro, silla alta, silla baja, etc. Posteriormente y por
síntesis se hace la abstracción de las cualidades que son comunes a todas las sillas, formándose una
nueva imagen, la genérica, que las involucra a todas sin determinar a ninguna en particular.
La imagen genérica nos aleja de la representación tangible del objeto; ya no se trata de la imagen
anímica inmediata a su percepción, sino de una imagen mediata resultante de una elaboración
mental, y que, en parte, nos aleja de la objetivación directa.
Las imágenes genéricas se hacen cada vez más generales, es decir más abstractas, con lo que
aumentan paulatinamente las distancias entre el sujeto y el objeto. Por lo tanto, a medida que las
ideas se jerarquizan se alejan de lo concreto y sensoperceptivo, aun cuando en su génesis la
participación del sensorio es activa e indispensable. Es en esta etapa evolutiva del conocimiento
humano, cuando se hace necesaria la creación de símbolos, que favorecen en gran manera la
transición' de la imagen anímica a la imagen genérica.
El símbolo constituye un signo o señal por medio del cual se hace posible la representación de
las ideas. Es resultado del convencionalismo humano, que nace de la vida de relación y de la
convivencia de los hombres en sociedades. El símbolo representa algo así como la cristalización o
materialización de una idea que se plasma en él, quedando convertido en su soporte y en su figura.
Los símbolos pueden ser: 1º) Visuales: son los símbolos del lenguaje escrito, los gestos que
traducen el lenguaje mímico, así como todo tipo de señales de carácter convencional que hacen
posibles las comunicaciones entre los hombres. 2°) Auditivos: son las palabras del lenguaje hablado,
los ruidos, silbidos y sonidos convencionales que se han establecido con el mismo fin.
Mediante la imagen genérica o simbólica, no se forma en la mente la representación de un objeto
determinado, la silla por ejemplo, sino una imagen sin límites precisos que comprende a todos los
tipos de sillas. La imagen real del objeto resulta indefinida, borrosa, aún más, alejada, fuera de
nuestro alcance, intangible.
Las ideas símbolos marcan una etapa decisiva en el tránsito de los conocimientos, desde lo
concreto a lo prelógico y lo abstracto. Los símbolos constituyen los elementos indispensables e
insustituibles para toda psique evolucionada. Cuanto mayor sea el caudal psíquico mayor será la
riqueza de los signos del lenguaje que, bajo la forma de ideas símbolos, proporcionan mayor vigor y
fluidez de expresión y riqueza cognoscitiva.
3º) Ideas mágicas: La aparición de las ideas mágicas señala, en la evolución del conocimiento, el
período de tránsito desde el mundo de lo concreto al de lo abstracto.
Las ideas mágicas se sustentan sobre una base incierta, en relación, con hechos que pueden, o
no, ser reales y que se adaptan a los siguientes principios: 1º) "Cuando dos cosas son parecidas o
presentan caracteres similares se las considera como dotadas de las mismas propiedades". 2º) "La
proximidad de dos objetos, aun cuando sean totalmente diferentes, determina que se los considere
recíprocamente influenciados, adquiriendo uno las propiedades del otro y viceversa".
Los conocimientos que así se originan son defectuosos pues no son el producto de un
razonamiento analítico sino global. Son, por lo tanto, resultado de un razonamiento insuficiente, sin
una formalidad lógica, lo que generalmente induce al error. En algunas ocasiones el razonamineto
por analogías puede ser verdadero; así, dos cosas que presentan analogías de forma pueden ser
realmente de la misma naturaleza; pero, también pueden ser totalmente diferentes en su esencia.
Es lo que ocurre asimismo con respecto a la influencia por proximidad, como en el caso de dos
metales uno de los cuales está imantado. Pero, estos ejemplos son excepciones; la generalidad de
las veces los hechos prueban lo contrario y evidencian el error del razonamiento.
De cualquier modo, las ideas mágicas siempre indican el acercamiento hacia los mecanismos
del conocimiento abstracto, en los cuales las sustracciones se hacen teniendo en cuenta el criterio
de las analogías y lo que denota un razonamiento que tiende a dar mayor amplitud a las elaboraciones psíquicas.
El razonamiento por analogías se basa en el llamado: principio de finalidad. Según este principio
la reunión y coincidencia de factores iguales o parecidos favorecen el arribo a un fin propuesto.
Supongamos dos cuerpos semejantes A y B; A es conocido por nosotros en su más íntima esencia y
comprende los factores 1, 2, 3, y 4. Del cuerpo semejante B, sabemos que tiene de común con A los
factores 1, 2 y 3. De acuerdo con el principio de finalidad sostenemos que B también posee el factor
4, el que se presume, aunque no se perciba, porque las otras similitudes llevan a esa conclusión.
Con este razonamiento se efectúa una abstracción en la que, en realidad, se prescinde del objeto
que, en nuestro ejemplo, sería B. Así se fundamenta un conocimiento que puede ser verdadero o
no, pero que contribuye en gran parte a desmaterializar el capital ideativo. Los juicios con que opera
el razonamiento por analogías son insuficientes o inmaduros, se limitan a considerar las semejanzas
externas, es decir que son juicios que se fundamentan en apariencias. En definitiva, la idea mágica
es producto de juicios y razonamientos inmaduros; por lo tanto, es propio de los niños y de los
pueblos primitivos, incultos y salvajes. Los pueblos primitivos atribuyen poderes e influencias
extrañas a los objetos, por simples razones de vecindad o de similitud. De allí los poderes atribuidos
a los amuletos, el tabú y todo lo concerniente a la magia y a su mundo.
Por otra parte, las ideas mágicas integran el capital ideativo de toda persona; se manifiestan aun
en los seres evolucionados junto a las ideas concretas y a las abstractas.
4º) Ideas abstractas: Las ideas abstractas son las de mayor jerarquía, trascienden el plano
concreto y tienen su origen en las fuentes del conocimiento universal y en las relaciones
interhumanas. En la idea abstracta falta la representación mental objetiva que determina la
construcción de la idea imagen.
En este caso el conocimiento es elaborado merced a un razonamiento deductivo. Se basa en el
principio de no contradicción o principio de identidad, según el cual un conocimiento no puede
contradecirse en su esencia; es decir que "una idea no puede ser otra cosa que ella misma, bajo el
imperio de las mismas condiciones y en un mismo momento".
Luego, la afirmación que lleva implícita un conocimiento no es otra cosa que la afirmación de
una verdad, que no podrá ser simultáneamente, pues el principio de no contradicción excluye la
afirmación y la negación simultánea de una idea, en un mismo estado de conciencia. A este criterio
se ajusta el razonamiento matemático. Si A es igual a B y B es igual a C, debe admitirse de acuerdo
con la no contradicción, que A es también igual a C.
Mediante este razonamiento deductivo es posible realizar una importante abstracción
sustrayendo uno de los términos. Es un razonamiento analítico por excelencia; descompone las
partes del todo para buscar y separar las propiedades y atributos comunes, llegando en esa forma,
al conocimiento o idea abstracta. Este razonamiento trabaja con ideas desmaterializadas que
proceden de las fuentes del conocimiento personal.
En esa forma es posible hallar similitudes alejadas de lo concreto, pudiendo realizarse
substituciones de términos que permiten llegar a la creación de nuevas ideas o conocimientos,
carentes de toda realidad objetiva. Para representar las ideas abstractas en la conciencia deben
emplearse las palabras que, en el pensar humano, constituyen los símbolos que reemplazan a las
imágenes objetivas. Con las ideas abstractas se desvanece el mundo de lo concreto, al aumentar
gradualmente las distancias que lo separan del individuo. Ésta es la zona del conocimiento puro,
donde germina y se acrisola la evolución psíquica en todos los aspectos de la personalidad humana,
científico, literario, artístico, moral y ético.
5º) Ideas creencias: Las creencias contribuyen a integrar, en parte, el conocimiento humano.
La creencia es el conocimiento que se acepta como verdadero o probable, sin haber realizado la
elaboración mental previa requerida para su perfecta comprensión. Por lo tanto, la creencia es la
confianza que se dispensa a un conocimiento sin juicio previo, ya sea porque la inteligencia no
alcanza a abarcarlo o porque ha sido impuesto en la vida del individuo por razones afectivas o
morales, o a través del tiempo en la evolución de la humanidad. En consecuencia, se trata de un
conocimiento que puede ser verdadero, pero que, con mayor frecuencia, encierra un error.
La creencia integra el capital de una persona a la manera de una idea cuya veracidad se sospecha
o se tiene por probable; vale decir, que se encuentra en suspenso y sujeta, en cualquier momento,
a una revisión mediante la intervención de un razonamiento lógico. Desde el momento que es
sometida a una crítica lógica, se convierte en creencia reflexiva pudiendo o no ser aceptada. Se
convierte en un conocimiento verdadero cuando, merced al razonamiento lógico, deja de ser una
presunción para convertirse en una convicción. En calidad de tal es definitivamente incorporada al
cúmulo del conocimiento personal.
Cuando la creencia es aceptada sin una perfecta comprensión, o porque voluntariamente se
omite la crítica, se denomina: creencia irreflexiva. Pierre Janet, considera que la creencia es la fe. La
fe es, en realidad, una virtud teológica por la que se admite sin revisión los postulados religiosos.
6º) Ideas intuitivas: La intuición es una idea o conocimiento que aparece en la conciencia de una
manera súbita, instantánea, con toda la apariencia y nitidez de una verdad pura.
Nace en forma espontánea de lo más profundo de la psique, probablemente como consecuencia
de una elaboración subconsciente de los materiales de nuestro propio saber que, en un
determinado momento bajo el influjo de circunstancias especiales y al abrigo de corrientes
afectivas, hacen su irrupción en el campo de la conciencia.
La idea intuitiva es, como la creencia, un conocimiento sujeto a una revisión ulterior; puede, por
lo tanto, ser verdadera o errónea.
Generalmente la intuición asoma a la conciencia como una verdad incontrovertible; verdad que,
para otra persona, puede no tener ni la más remota apariencia de tal. La explicación debemos
buscarla en la génesis de la intuición que, como dijimos, es producto de la elaboración del propio
material cognoscitivo. De la jerarquía de ese material dependerá la mayor o menor cantidad de
verdades o errores de la intuición. Pero, de cualquier manera, se requiere el raciocinio y la
elaboración crítica final para ser o no admitida como conocimiento real, de acuerdo con los valores
individuales.
Éstas son las principales fuentes encargadas de proveer e integrar el capital ideativo de las
personas.
PSICOPATOLOGÍA DE LA IDEACIÓN
Las alternativas propias de la ideación son de dos órdenes: cuantitativas y cualitativas.
ALTERACIONES CUANTITATIVAS
Cuantitativamente la ideación puede ser: normal, acelerada o retardada.
1º) Ideación normal:
Decimos que la ideación es normal cuando las elaboraciones mentales se hacen dentro del marco
corriente de lo natural y con el ritmo que es propio del psiquismo del sujeto. Es decir, que la
aparición de las ideas se hace siguiendo un orden determinado, que permite establecer su claridad
y perfecta encadenación.
2º) Ideación retardada:
El retardo ideativo se produce como consecuencia de todos los factores capaces de disminuir el
ritmo general de las elaboraciones psíquicas.
a) En la confusión mental, que produce diversos grados de entorpecimiento psíquico, desde la
más leve obnubilación y retardo de las elaboraciones hasta la suspensión total de la actividad.
b) En las demencias, en las que las lesiones atróficas de la corteza producen el debilitamiento de
la función psíquica, con el consiguiente entorpecimiento y notorio retardo del ritmo de la ideación.
c) En las oligofrenias, donde la insuficiencia determina dificultad y lentitud ideativas.
d) En los epilépticos, en los que la bradipsiquia suele ser, algunas veces, muy marcada y cuyo
pronunciado retardo del mecanismo ideativo hace viscoso el curso del pensamiento.
e) En los estados depresivos como la melancolía, en la que la gran carga afectiva displacentera
provoca el apagamiento y disminución de las elaboraciones mentales.
3º) Ideación acelerada:
La ideación se encuentra acelerada en todos los casos en que se produce excitación psíquica pues
la taquipsiquia reinante apresura el trámite de las elaboraciones.
En los maníacos es donde el trastorno se hace mucho más evidente, llegando la aceleración
ideativa al extremo de provocar la perturbación que se denomina: fuga de ideas.
ALTERACIONES CUALITATIVAS
El capital ideativo desde el punto de vista cualitativo, comprende las ideas normales y las
patológicas.
Ideas normales
El capital ideativo desde el punto de vista cualitativo, comprende las ideas concretas, ideas
mágicas e ideas abstractas. El predominio de unas u otras permitirá, en cada caso, aquilatar la
evolución alcanzada y el valor intelectual del individuo. Recordamos que por muy avanzada que sea
la evolución, nunca le es posible a la personalidad humana substraerse totalmente al mundo de lo
concreto o de lo mágico. Siempre se conserva un reducto de ideas mágicas a las que se recurre, por
imperio de determinadas circunstancias, durante el transcurso de la vida psíquica.
Con las elaboraciones abstractas el pensamiento se aleja cada vez más del plano concreto,
perdiendo, por así decir, los puntos de apoyo que el mismo le proporciona. Por eso, en las grandes
abstracciones, la mente puede hallarse enfrentada a situaciones de difícil solución a pesar de la
lógica razonante superior que, a veces, la conduce a posiciones inseguras e inestables. En esos
momentos es cuando surgen las ideas mágicas, que ofrecen los perdidos puntos de contacto con el
mundo concreto y permiten una solución inmediata y más o menos transitoria para zanjar las
dificultades. De donde, las ideas concretas, mágicas y abstractas son igualmente necesarias para las
elaboraciones de la mente humana.
Ideas patológicas
Ese mismo capital ideativo que integra la mente humana pasa a constituir, en un determinado
momento y bajo el imperio de ciertas circunstancias, el conjunto de las ideas patológicas. Aquí
surgen dos interrogantes: en qué instante dichas ideas abandonan la normalidad para penetrar en
el campo de la patología y cuál es la causa determinante de esa anormalidad.
Cuando, por determinadas circunstancias de la vida espiritual, se producen fuertes tensiones
emocionales la carga afectiva que impregna a las ideas, relacionadas con el acontecimiento, es
particularmente intensa. Como consecuencia, en algunas oportunidades, se produce la persistencia
de esos estados afectivos por tiempo indefinido, provocando trastornos más o menos graves de la
psique. Desde ese momento las ideas, de tal modo vigorizadas por la carga afectiva, se convierten
en patológicas pues, por su tensión y dominio, perturban en mayor o menor grado el
desenvolvimiento normal de la psique.
Las ideas patológicas son: delirantes, obsesivas, sobrevaloradas y fijas.
1º) Ideas delirantes
La idea delirante no puede ser estudiada como un hecho aislado y primitivo, desde el momento
que es secundaria a una serie de alteraciones que afectan a la psique en forma integral, debiendo
ser considerada, en última instancia, como producto de la elaboración de un juicio perturbado. La
falla judicativa es condición indispensable, sin la cual la idea delirante no podrá existir. Su naturaleza
mórbida surge del error patológico que encierra, error que es condicionado por el juicio alterado.
Todo error, patológico o no, depende siempre de una falla judicativa, que consiste en
apreciaciones equivocadas originadas en una comparación y una valoración defectuosa.
El error simple, por falta de capacidad intelectual, por ignorancia o por fallas de educación, puede
ser rectificado cuando se logra la comprensión, que permite apreciar y reconocer la falla del juicio
debida a conocimientos incompletos o imperfectos. Un error simple puede no ser rectificado a causa
de la falta de comprensión de una inteligencia pobre; en tal caso, no puede considerarse patológico,
ya que no es expresión de una desviación del juicio sino de una insuficiencia del mismo.
El error patológico, en cambio, originado en un juicio perturbado, no es rectificado, aun cuando
la personalidad esté ricamente dotada en inteligencia y cultura. Ésta es la diferencia fundamental
que separa el error simple del patológico; es decir, la falta de rectificación a pesar de una buena
capacidad de comprensión.
Por otra parte, para que un error sea considerado patológico deben tenerse en cuenta las dotes
intelectuales y culturales, de la persona que lo sostiene así como sus disposiciones temperamentales
y caracterológicas. Veamos algunos ejemplos.
1º) Un grupo de personas afirma que "existe el movimiento continuo". De acuerdo con cada uno
de los individuos que sustenten este concepto pueden presentarse las siguientes situaciones: a) Que
mediante una aclaración se comprenda la verdad y el error sea rectificado, b) Que la verdad no sea
comprendida pero que el sujeto admita como posible su error, por cuanto tiene conciencia de que
su cultura es precaria, c) Que la ignorancia no pueda ser superada por insuficiencia de inteligencia,
luego la verdad queda incomprendida y el error irreductible; en este caso el sujeto está convencido
de que los equivocados son los demás. En ninguna de estas tres situaciones se puede hablar de error
patológico, ya que el juicio únicamente se muestra insuficiente por ignorancia, por pobreza
intelectual, sin vicios de función, d) El error es irreductible, cualquiera sea el grado de cultura e
inteligencia; en este caso el error se fundamenta en apreciaciones y falsos cálculos personales,
referidos a las nociones de física vinculadas con el tema, frotamiento de los cuerpos, resistencia del
aire, etc. Aquí el juicio, insuficiente o capaz, se muestra viciado en su función; realiza falsas
interpretaciones de hechos reales, que conducen al error patológico.
2º) Dos hombres de inteligencia y cultura semejantes tienen, como problema común, la
"infidelidad conyugal". Cada uno de ellos reacciona de manera diferente; uno mantendrá la
normalidad de su función psíquica a pesar de la violenta emoción sufrida que, sin embargo, no interfiere la función judicativa; el otro, en cambio, pierde el dominio de su psique, se altera el juicio y
aparecen las ideas delirantes de celos. Se deduce, por lo tanto, que cada persona reaccionará
diferentemente ante los impactos emocionales que acarrea la convivencia social; cada individuo, en
sus relaciones con el medio, reaccionará con lo que psíquicamente posea en el orden constitucional.
El enfermo, dominado por una idea delirante, no reconoce ni admite su error y, como
consecuencia, no entabla lucha para apartarla de la conciencia. Por el contrario, se empecina
aplicando toda su energía en reforzar la idea, y la lucha se establece procurando sostenerla e
imponerla.
Resumiendo, tres son las condiciones que deben ser consideradas como requisitos
indispensables para afirmar que una idea es delirante: 1) Su significado erróneo. 2) La
irreductibilidad del error. 3) El carácter morboso del error. La primera condición a pesar de su
importancia, carece de valor mientras no se acompañe de las dos restantes. Ni aún la primera y
segunda condición son suficientes para configurar una idea delirante; ésta sólo se confirma cuando
se comprueba el origen morboso del error.
La idea delirante y la catatimia tienen un punto de contacto por su origen común en la
afectividad. Pero, la interferencia de la catatimia no llega nunca a viciar el juicio, el que, tras una
revisión, rectifica el error simple que ha elaborado. El juicio delirante, por el contrario, se perturba
por una vivencia afectiva morbosa que lo hace irreductible.
Resumiendo en una definición: "La idea delirante es un error patológico elaborado por un juicio
perturbado que la hace irreductible; esta idea condiciona la conducta del enfermo que, convencido
de su realidad, lucha por defenderla e imponerla".
CLASIFICACIÓN DE LAS IDEAS DELIRANTES:
En primer lugar, teniendo en cuenta su "significación", las ideas delirantes se clasifican en
verosímiles e inverosímiles.
1º) Las ideas delirantes verosímiles son las que encierran un significado natural, evidente y
probable y cuyo tema se halla comprendido, por lo tanto, entre las cosas que pueden ser o suceder
y que pueden probarse. Un enfermo afirma que es perseguido por ciertas personas; otro asegura
que es objeto de infidelidad conyugal: ambos están dentro del orden de las cosas que pueden
acontecer y que pueden estar sujetas a comprobación.
2º) Las ideas delirantes inverosímiles en cambio, encierran un significado absurdo, imposible de
observarse o producirse dentro de la normalidad. Un enfermo dice ser "el rey de la República
Argentina"; otro manifiesta que "no tiene corazón".
Teniendo en cuenta la carga afectiva y el humor que despiertan y mantienen en el individuo, las
ideas delirantes son placenteras o displacenteras.
1º) Las ideas delirantes placenteras son las que determinan un humor agradable, satisfacción,
euforia y optimismo.
Son de esta naturaleza: las ideas megalómanas; el sujeto que se tiene por poderoso o adinerado
se siente eufórico y satisfecho, b) Las ideas místicas; despiertan el mismo humor cuando, por sus
concepciones, el enfermo se cree un elegido, ungido de poderes sobrenaturales, o un enviado para
el cumplimiento de una misión celeste, cuando no es la encarnación de un santo o un ser divino.
Algunas veces las ideas místicas pueden provocar desplacer, especialmente cuando están vinculadas
con el infierno y con las entidades demoníacas, c) Las ideas eróticas; producen humor placentero
cuando el enfermo se complace en pensar y tiene el íntimo convencimiento de que es amado
irresistiblemente; humor que se torna displacentero ante las dificultades que se oponen a la
culminación de amores imposibles, d) Las ideas palignósticas; cuyas concepciones de vida eterna,
muertes y reencarnaciones sucesivas halagan el humor y la vanidad pues la generalidad de las veces
los enfermos sostienen que, en las vidas pasadas, encarnaron a personajes importantes de la
historia de la humanidad.
Tanto las ideas místicas como las eróticas y las palignósticas tienen una raíz megalómana, que se
traduce por el firme convencimiento del paciente de ser irresistible en el amor, de estar investido
de poderes divinos j de sentirse la encarnación de destacadas figuras históricas.
2º) Las idas delirantes displacenteras son las que dan lugar a un humor desagradable, a estados
depresivos o de disgusto y hasta exaltación colérica.
Son las: a) Ideas hipocondríacas, que hallamos en los delirios hipocondríacos y que originan
sensaciones de malestares y afecciones inexistentes referidas a los más variados órganos y aparatos
de la economía. b i Ideas melancólicas, propias de los estados de gran depresión y tristeza que
embargan a los melancólicos; son ideas de impotencia, de ruina, de autoculpabilidad, de indignidad
y de suicidio, c) Ideas de perjuicio; el enfermo que se cree afectado, pospuesto o perjudicado tiene
un humor displacentero y un marcado disgusto, d) Ideas <de persecución, de igual naturaleza que
las anteriores, e) Ideas reivindicatorias; el enfermo injustamente perjudicado sufre y se afana por
ser reivindicado del abuso o arbitrariedad de que fue objeto, f) Ideas de celos; todo celoso vive en
un permanente desplacer, temeroso de la infidelidad y del engaño que lo conducen a ideas de
perjuicio y persecución.
2º) Ideas obsesivas
La idea obsesiva es una idea errónea, cuyo error, a diferencia de lo que ocurre con la idea
delirante, es reconocido por el enfermo, quien comprende su carácter netamente patológico. Vale
decir que, la idea obsesiva, si bien entorpece la marcha normal de las elaboraciones psíquicas, no
es el producto de un juicio desviado desde el momento que éste reconoce el error; por esta razón
la conducta no es condicionada por la idea, o sólo lo es en forma parcial.
El enfermo percibe y conoce el origen de la idea obsesiva, que refiere a lo más íntimo de su ser,
desde donde surge para imponerse a la conciencia, adquiriendo en ella un carácter de firme
persistencia. Se ha dicho que: "las obsesiones como trastorno intelectual constituyen estados
secundarios a las alteraciones de las esferas afectiva y activa".
La idea obsesiva tiene su origen en el núcleo instintivo-afectivo de la personalidad, en el que se
gestan las tendencias, deseos y temores que determinan las reacciones emocionales primarias.
La formación de ideas de esta naturaleza requiere la existencia de una predisposición
constitucional que determina una personalidad psicopática, inmadura en su evolución, frágil,
insegura, plagada de dudas y temores y de gran inestabilidad del equilibrio activo-afectivo.
Son siempre los temores y, por ende, la .emoción de miedo, los que embargan la psique de estos
enfermos. De allí emana el intenso potencial afectivo que carga la idea y que al mismo tiempo obra
selectivamente sobre la voluntad, a la que inhibe en forma parcial. Como consecuencia se establece
una lucha estéril; en efecto, reconociendo el enfermo lo patológico de sus concepciones trata de
rechazarlas, pero, debido a la poderosa carga afectiva y a la precaria voluntad para resistirlas, las
ideas arraigan firme y persistentemente. Nacen entonces los estados compulsivos, que determinan
la ansiedad y la angustia que hacen presa del enfermo. Esa lucha es estéril por lo despareja, puesto
que hay una relación inversa entre la intensidad de la carga afectiva de la idea y la capacidad de 1
voluntad para rechazarla cuanto mayor sea el potencial afectivo menor será la voluntad disponible
para oponerse a la idea. Por lo tanto, ésta no desaparece de la conciencia, a pesar de que el juicio
reconozca su carácter patológico.
El saldo es un estado displacentero, en el cual se mezclan desasosiego, incertidumbre,
perplejidad, preocupación, hasta culminar en la angustia y la ansiedad. La angustia agrava la
situación, pues se trata de una nueva emoción que determina una sobrecarga afectiva, por lo que
la idea es intensamente reforzada a medida que aumenta la impotencia para rechazarla.
Concluyendo con una definición diremos: "La idea obsesiva es una idea patológica que perturba
el pensamiento pero que no desvía el juicio; nace del núcleo afectivo-instintivo y sobrecargando su
potencial con la angustia arraiga en forma persistente en la conciencia".
CLASIFICACIÓN DE LAS IDEAS OBSESIVAS:
Se han establecido tres grupos:
1) Ideas obsesivas impulsivas.
2) Ideas obsesivas fóbicas.
3) Ideas obsesivas puras.
La clasificación es útil para establecer un poco de orden en el extenso campo de las obsesiones,
permitiendo una esquematización didáctica de las mismas que aclara y fija los conceptos. Hacemos
esta acotación dado que, de acuerdo con lo que la experiencia demuestra, es muy difícil la
separación neta entre los diversos grupos.
1º) Ideas obsesivas impulsivas:
El enfermo dominado por estas ideas se siente impulsado, en determinadas circunstancias o en
presencia de ciertos objetos, a la ejecución de actos que, sin ser por lo general incorrectos, no
condicen con el comportamiento normal y corriente de la mayoría de las personas y que están, en
no pocas oportunidades, en franca oposición con las buenas costumbres y con las normas que
impone la convivencia social.
2º) Ideas obsesivas fóbicas:
Bajo su influjo el enfermo vive dominado por un permanente estado emocional de miedo. Es un
miedo carente de motivación externa real y notoria, nada hay que lo justifique, no se le conocen
factores desencadenantes. El paciente que no halla explicación a su estado, es presa de un miedo
invencible, que lo cohíbe a la vez que entorpece su desempeño psíquico normal.
Entre las más comunes ideas de carácter fóbico figuran las siguientes:
Referente a enfermedades:
Nosofobia: miedo a las enfermedades.
Bacilojobia: miedo a los microbios.
Sifilofobia: miedo a la sífilis.
Misofobia: miedo a la suciedad.
Referente a la muerte:
Tanatafobia: miedo a la muerte.
Necrofobia: miedo a los muertos.
Referente a los seres vivos:
Zoofobia: miedo a los animales.
Ginecofobia: miedo a las mujeres.
Antropofobia: miedo a los hombres.
Miofobia: miedo a los ratones.
Canofobia: miedo a los perros.
Referente a los elementos:
Anemofobia: miedo al viento.
Talasofobia: miedo al mar.
Nictofobia: miedo a la noche.
Referente a los lugares:
Claustrofobia: miedo a los lugares cerrados.
Agrofobia: miedo a los lugares abiertos.
Oicofobia: miedo a la casa.
3º) Ideas obsesivas puras: Son aquellas ideas obsesivas que se caracterizan por no engendrar
estados secundarios, impulsivos o fóbicos.
Las ideas obsesivas puras no sobrepasan el marco de las elaboraciones intelectuales ideativas;
por esta razón se las llama también: obsesiones ideativas. Su carga afectiva no llega a producir
grandes tensiones emocionales.
a) Escrúpulos obsesivos: Son ideas que producen estados de duda permanentes. Enfermos
inseguros de sí mismos, temerosos de causar daño, de proceder mal, llenos de escrúpulos
exagerados que, a diferencia de los escrupulosos normales quienes acallan sus temores cuando
comprueban que no hay motivos para ellos, persisten en sus inquietudes pese a toda prueba que
tienda a desvanecerlas.
b) Recuerdos obsesivos: Ideas obsesivas que tienen origen en representaciones mnemónicas, que
se repiten automáticamente, imponiéndose en forma persistente a la conciencia. Supongamos el
recuerdo obsesivo de un accidente: las consecuencias del mismo ya han sido superadas, pero el
intenso shock emocional sufrido transmite a la imagen mnemónica una gran carga afectiva que
determina su persistencia e imposición en la conciencia. De este modo el recuerdo se transforma
en idea obsesiva; lo que obsesiona y angustia es el recuerdo de la intensa emoción sufrida, o probablemente, el temor angustioso por los riesgos mayores que pudieron correrse.
c) Obsesión especulativa o interrogativa: Determinada por la necesidad morbosa de formularse
preguntas interminables con respecto a los más variados temas. El enfermo vive obsesionado por
los interrogantes; siempre está en la conciencia el "¿cómo?" y el "¿por qué?" encadenados en una
sucesión inacabable, tanto para cosas intrascendentes como para los problemas científicos o las
especulaciones metafísicas. Pero, en ningún momento, esta obsesión obedece al deseo de conocer
la verdad; ningún deseo ni interés especulativo mueven al enfermo cuya actitud es completamente
pasiva. Los interrogantes sólo trasuntan la inseguridad y la indecisión que embargan a la
personalidad.
La obsesión especulativa de orden teológico o moral determina, con frecuencia, el tipo llamado
de obsesión antagónica; sentimientos en pugna con los principios morales o religiosos sustentados
por el enfermo dan margen a numerosos interrogantes, que evidencian escrúpulos y temores ante
el riesgo que supone cualquier claudicación en el sentido ético o religioso.
3º) Ideas sobrevaloradas
La denominación de idea sobrevalorada pertenece a Wernicke; se trata de una entidad bien
definida en el campo de la patología de las ideas.
La idea sobrevalorada tiene su origen en creencias y concepciones filosóficas, religiosas, políticas,
sociales, éticas o científicas y, en general, en todas las actividades del espíritu que dan lugar a los
sentimientos impersonales. Estos sentimientos son normales y propios de cualquier persona, pero
cuando se exacerban, por alguna circunstancia que determine una sobrecarga afectiva, se produce
la interferencia del juicio que ocasiona, entonces, la idea sobrevalorada. Este proceso se observa
cuando el individuo cae en estados afectivos particularmente intensos y sostenidos, que a veces
llegan a ser permanentes. Además, el sujeto ordena y canaliza su actividad y su vida en el sentido
de los sentimientos que lo embargan. Se trata, como vemos, de verdaderos estados pasionales.
La idea sobrevalorada es francamente patológica, aun cuando se origina en una creencia o en un
conocimiento que puede ser patrimonio normal de numerosas personas. Puede pasar inadvertida
en determinados lugares y circunstancias: es el caso de la idea sobrevalorada religiosa que puede
ser considerada normal en un ambiente estrictamente religioso, resaltando a todas luces como
patológica en un ambiente corriente y más aún en uno libertino.
La idea sobrevalorada se halla colocada en los lindes de la idea delirante y puede, por otra parte,
transformarse en tal.
Podemos definirla como "la idea creada por un juicio parcialmente interferido por los estados
afectivos pasionales, surgidos de las creencias y de los conceptos científico, religioso, político,
social", etc.
4º) Ideas fijas
Hasta el momento actual no se han unificado los criterios con respecto a la idea fija. Algunos
autores la asimilan a la idea delirante, otros, en cambio, la consideran idea sobrevalorada.
Nosotros pensamos que debe considerarse definitivamente aparte de cualquier otra idea
patológica porque constituye una entidad de menor gravedad que las restantes, de las que se
distingue netamente.
"La idea fija persiste en la conciencia sin perturbar el pensamiento ya que no participa de sus
elaboraciones y, por lo tanto, no condiciona la conducta".
Esta idea aflora a la mente bajo la forma de la representación persistente de un hecho que
provocó intensa repercusión afectiva, que es lo que le transmite el carácter de persistencia. En los
primeros momentos acarrea serias perturbaciones a la psique, pero, a medida que el tiempo pone
distancias, disminuye la intensidad de la reacción emocional, entra en acción el juicio sereno que
hace la exacta valoración de los hechos y el individuo alcanza a comprender la causa de la
persistencia de la idea. Esta comprensión permite que la psique se aquiete; la idea fija queda
convertida en una verdadera idea parásita que vive a sus expensas y a la cual sobrelleva sin
perturbarse. Se encuentra como enquistada en la conciencia en la que se repite persistentemente;
no es más que la representación mnemónica automática, recuerda en mucho al fenómeno de la
alucinosis, que es la alucinación con la crítica sana.
Diagnósticos diferenciales entre las ideas patológicas
1º) Entre idea delirante e idea obsesiva:
a) La idea delirante se origina en los choques y reacciones del individuo frente al medio; la idea
obsesiva se origina en el núcleo instinthro-afectivo.
b) El error que encierra la idea delirante no es reconocido por el individuo; el error de la idea
obsesiva es criticado y reconocido.
c) La primera es aceptada como una verdad y el sujeto se desvive por imponerla; la segunda se
acepta como errónea y el enfermo lucha por apartarla.
d) La idea delirante es producto de un juicio desviado; el control del juicio se mantiene pese a la
idea obsesiva.
e) La idea delirante es sostenida por una voluntad vigorosa; contrariamente la voluntad es
incapaz de rechazar a la idea obsesiva.
f) La primera se observa en los delirios; la segunda en las neurosis obsesivas y en las neurosis de
angustia.
2º) Entre idea delirante e idea sobrevalorada:
a) La idea delirante se origina en choques ambientales: la sobrevalorada en creencias que llevan
a estados pasionales.
b) La idea delirante es irreductible y no admite réplicas; la idea sobrevalorada permite que se la
discuta y contradiga.
c) La idea delirante es producto de un juicio desviado; la sobrevalorada no nace de un juicio
alterado; se pueden tener ideas sobrevalora-das sin ser alienado.
d) Ambas ideas repercuten sobre la conducta, pero, mientras la primera coloca al sujeto en una
posición activa, buscando pruebas y tratando de convencer, la segunda lo coloca en una actitud más
pasiva al no importársele al enfermo que los demás piensen de manera diferente.
3º) Entre la idea delirante y la idea fija:
a) Ambas tienen origen en un shock emocional frente a la vida: la idea delirante por una
perturbación del juicio que se desvía; la idea fi ja por la reproducción de una representación
mnemónica con juicio normal.
b) La delirante es un error patológico, mientras que la fija es verdadera y está bien controlada
por el juicio.
c) En la primera la carga afectiva se acrecienta o permanece estable; en la segunda se atenúa con
el tiempo.
4º) Entre idea obsesiva e idea sobrevalorada:
a) La obsesiva surge de los temores originados en el núcleo instintivo-afectivo; la idea
sobrevalorada en las creencias y sentimientos impersonales.
b) En los paroxismos afectivos la idea obsesiva conduce a la angustia, a la ansiedad y a la neurosis;
la idea sobrevalorada lleva de los estados pasionales a los delirios.
c) La primera inhibe la voluntad; la otra, la supedita a ella y, en parte, condiciona la conducta.
5º) Entre idea obsesiva e idea fija:
a) Tienen diferente origen: la idea obsesiva, repetimos, en los temores instintivos; la idea fija es
originada por la reacción emocional frente a un hecho determinado.
b) En la idea obsesiva la carga afectiva crece hasta la angustia; en la idea fija decrece con el
tiempo.
c) La obsesiva perturba la psique; la fija no produce alteración.
d) La una inhibe la voluntad; la otra no incide sobre ella.
6º) Entre idea sobrevalorada e idea fija:
a) La idea sobrevalorada nace de las creencias y sentimientos impersonales; la idea fija de un
shock emocional.
b) La carga afectiva es intensa y creciente en la primera y decrece en la segunda.
c) La sobrevalorada perturba la psique; la fija no la afecta.
d) La voluntad está al servicio de aquélla; no así con respecto a la última.
RESUMEN
IDEACIÓN
Mecanismo y trabajo mental mediante el cual se hace el aporte de las ideas al
campo de la conciencia para la elaboración del pensamiento.
Las ideas acuden a la conciencia de acuerdo con un orden y con una finalidad
determinados por el tema o contenido del pensamiento.
Idea
Ideación
Capital
ideativo
Idea significa conocimiento.
Conocimiento razonado que permite la comprensión de todas las
cosas.
Un conocimiento es siempre resultado de determinados juicios,
los que intervienen en su elaboración y comprensión.
"Idea es el conocimiento que se tiene de las cosas y de los seres
del mundo objetivo y del mundo de valores".
El capital ideativo está formado por el conjunto de los
conocimientos o ideas adquiridos en la vida. La cantidad y la calidad
de las ideas depende de la capacidad intelectual.
Ideas concretas: Las que se originan en la fuente sensorial por
observación y contacto directo con el mundo objetivo. Se elaboran
mediante la formación de imágenes anímicas de los objetos.
Ideas símbolos: Evolución de las ideas por el paso de la
individualización de la imagen anímica a la "generalización" de la
imagen genérica, que aumenta las distancias entre sujeto y objeto.
El símbolo es creado para facilitar la transición entre una y otra
imagen.
1º) Símbolos visuales: lenguaje escrito o mímico, señales
convencionales.
2º) Símbolos auditivos: palabra, ruidos, silbidos, sonidos también
convencionales.
Ideas mágicas: Marcan el paso de lo concreto a lo abstracto. Se
basan en los principios que sustentan al pensamiento global. Los
conocimientos pueden o no ser exactos.
Ideas abstractas: Son las de mayor jerarquía. Falta en ellas la
representación mental objetiva. Se elaboran por un razonamiento
analítico que permite realizar importantes substracciones que
conducen a mayores abstracciones.
Ideas creencias: Conocimientos aceptados como verdaderos o
probables; es la confianza que se dispensa a los conocimientos que
no han sido criticados. Se hallan en suspenso y sujetos a revisión
crítica en cualquier momento. Cuando caen bajo el control crítico
se transforman en creencias reflexivas; si son aceptados dejan de
ser presunciones para convertirse en convicciones. Cuando la
creencia se admite sin crítica es una creencia irreflexiva.
Capital
ideativo
Ideas intuitivas: Conocimientos de aparición súbita, instantánea, con
apariencia de verdades. Elaboración subconsciente de los materiales del
propio conocimiento. Sujetos también a una revisión ulterior.
Las alteraciones de la ideación: cuantitativas y cualitativas.
Alteraciones
cualitativas
v 1º) Ideación normal: Sigue el ritmo propio de cada
psique y de acuerdo con una ordenación determinada.
2º) Ideación retardada: En todos los casos en que
disminuye el ritmo de las elaboraciones psíquicas:
confusión mental, demencias, oligofrenias, epilepsias,
estados depresivos.
3º) Ideación acelerada: En todos los casos en que se
produce excitación psíquica; en los maníacos que llegan
a la fuga de ideas.
Ideas
patológicas
Ideación
Psicopatología
Alteraciones
cuantitativas
Formadas por el mismo capital de las
ideas normales; éstas vigorizadas por una
sobrecarga emocional que produce
estados afectivos capaces de perturbar la
psique, se convierten en patológicas.
Ideas:
delirantes,
obsesivas,
sobrevaloradas y fijas.
Idea delirante: Es un error patológico elaborado por
un juicio perturbado; es irreductible; condiciona la
conducta; es defendida por el enfermo convencido de
su realidad.
Clasificación:
1º) Por su significado: delirantes verosímiles y
delirantes inverosímiles o absurdas.
2º) Por el humor que provocan:
a) Placenteras: megalómanas, místicas, eróticas
y palignósticas.
b) Desplacenteras:
hipocondríacas,
melancólicas, de perjuicio, de persecusión, de
reinvidicación y de celos.
Ideación
Psicopatolo
gía
Alteraciones
cualitativas
Idea obsesiva: Idea errónea. Error reconocido por el
enfermo. No condiciona la conducta o sólo lo hace en
parte. Tiene origen en el núcleo instintivo-afectivo donde
se gestan tendencias, deseos y temores que determinan
las reacciones emocionales primarias. Personalidad
psicopática inmadura, fragilidad constitucional. Inhibe la
voluntad, de allí su persistencia.
"La idea obsesiva nace del núcleo instintivo-afectivo;
arraiga en forma persistente en la conciencia; sobrecarga
su potencial con la angustia; perturba el pensamiento
pero no desvía el juicio".
Clasificación:
1º) Ideas obsesivas impulsivas.
2º) Ideas obsesivas fóbicas:
a) Referente a enfermedades:
Nosofobia: miedo a enfermedades.
Bacilofobia: a microbios.
Sifilofobia: a la sífilis.
Misafobia: a la suciedad.
b) Referente a la muerte:
Tanatofobia: miedo a la muerte.
Necrofobia: a los muertos.
c) Referente a los seres vivos.
Zoofobia: miedo a los animales.
Ginecofobia: a las mujeres.
Antropofobia: a los hombres.
Miofobia: a los ratones.
Canofobia: a los perros.
d) Referente a los elementos:
Anemofobia: miedo al viento.
Talasofobia: al mar.
Nictofobia: a la noche.
e) Referente a los lugares:
Oicofobia: miedo a la casa.
Claustrofobia: a lugares cerrados.
Agrofobia: a lugares abiertos.
3º) Ideas obsesivas puras:
a) Escrúpulos obsesivos.
b) Recuerdos obsesivos.
c) Obsesión especulativa.
Idea sobrevalorada: Originada en sentimientos
impersonales: la sobrecarga afectiva origina estados
pasionales e ideas sobrevaloradas. Está en los lindes de
la idea delirante. "La idea sobrevalorada es creada por un
juicio parcialmente interferido por estados emocionales,
surgidos de las creencias y conceptos religiosos,
filosóficos, científicos, sociales", etc.
Ideas fijas: Es una idea que persiste en la conciencia.
No perturba el pensamiento. No condiciona la conducta.
Aparece como representación persistente. Al comienzo
es de gran repercusión. Con el tiempo se mitiga la carga
afectiva y queda como idea parásita. Representación
mnemónica de un hecho ocurrido.
CAPÍTULO VII
ELABORACIÓN DEL PENSAMIENTO — ASOCIACIÓN DE IDEAS — JUICIO —
RACIOCINIO — PENSAMIENTO — IMAGINACIÓN — PSICOPATOLOGIA DE LA
ELABORACIÓN DEL PENSAMIENTO
ACTIVIDADES QUE INTERVIENEN EN LA ELABORACIÓN DEL PENSAMIENTO
ASOCIACIÓN DE LAS IDEAS
La asociación de las ideas se efectúa por el mecanismo psíquico mediante el cual se hace la
relación, conexión y encadenamiento de las ideas, o la relación entre las ideas y las representaciones
que se hallan en la conciencia como resultado de la captación sensoperceptiva o bien de dichas
representaciones entre sí.
La asociación de ideas es una actividad importantísima de la mente humana, puesto que
interviene en la elaboración del pensamiento. En efecto, la vida psicológica no puede ser explicada
como un simple adosamiento y superposición de elementos como creyó la escuela atomista. A su
vez, la escuela asociacionista la explica mediante numerosas teorías: anatómicas, fisiológicas y
psicológicas. Las teorías anatómicas consideran que el mecanismo asociativo depende de los
elementos del sistema nervioso, es decir, de las células y de las fibrillas. Las fisiológicas atribuyen
este mecanismo a las relaciones y mutuas influencias de los distintos centros cerebrales. Las teorías
psicológicas admiten que el mecanismo asociativo depende de las relaciones conceptuales entre las
ideas y de las relaciones objetivas entre los fenómenos.
En algunos casos, la asociación de las ideas se efectúa por un mecanismo puramente pasivo entre
dos o más datos del conocimiento, cuando éstos hubieran coincidido en una misma vivencia. Se
trataría de un fenómeno inconsciente y automático que, por lo general, se hace entre las representaciones que llegan a la conciencia en un mismo acto perceptivo. Pero no es ésta la forma
más importante de asociación puesto que, dada su jerarquía, este mecanismo no puede estar
supeditado a un simple automatismo. Una segunda forma de asociación está basada en la presencia
de algún elemento común o semejante entre las ideas. En este caso se trata de un fenómeno
consciente y supeditado a la elaboración mental, que puede ser o no voluntaria, y que se lleva a
cabo obedeciendo a determinadas leyes que establecen una ordenación lógica de las ideas. Estas
leyes son las siguientes:
1º) Ley de asociación por contigüidad temporal: Cuando dos o más estímulos, hechos o
fenómenos, han sido registrados por la conciencia en forma simultánea o sucesiva en un mismo acto
perceptivo, son, por lo general, evocados y asociados juntos. Así, por ejemplo, cuando pensamos en
un piano determinado inmediatamente y en forma simultánea se asocian las ideas de forma,
tamaño, color, sonido, etc., fenómenos que han sido captados todos al mismo tiempo.
2º) Ley de asociación por contigüidad espacial: Las cosas que han sido captadas y registradas en
la conciencia unas junto a otras, en un mismo lugar del espacio, son evocadas y asociadas
simultáneamente. Así, cuando pensamos en un mueble de nuestra habitación lo asociamos de
inmediato con los objetos que se hallan dentro, sobre o en la proximidad del mismo.
Mediante estas dos leyes por contigüidad témporo-espacial es posible la asociación de cosas o
hechos completamente dispares, lo que determina que, muchas veces por obra del olvido, no se los
reconozca como formando parte de un conjunto. Como consecuencia llaman la atención y sorprenden por su aparición brusca y extemporánea.
A continuación consideraremos las leyes asociativas por semejanza.
3º) Ley de asociación por semejanza externa: Se asocian hechos y objetivos que en su aspecto
exterior presentan algunos caracteres semejantes de forma, tamaño, color, etc. A esta ley obedece
la tendencia a asociar con un incendio una puesta de sol.
4º) Ley de asociación por semejanza interna: La asociación entre dos objetivos se efectúa porque
tienen en común los significados de sus cualidades o propiedades. Es el caso de asociar una balanza
con un metro, por el significado común de sus propiedades de "medidas" aunque sean de distinta
especie.
5º) Ley de asociación por contraste: Las asociaciones entre los fenómenos o los hechos se realizan
cuando las cualidades de unos son opuestas a las de los otros. Así, por ejemplo, lo bello asocia con
lo feo, el enano con el gigante, el día con la noche, el invierno con el verano.
Mediante el concurso de estas leyes o mecanismos asociativos se hace posible la evocación y
enlace de los conocimientos que la experiencia permite acumular en el transcurso de la vida. Por la
asociación de las ideas es factible la elección consciente de tales conocimientos en un momento
determinado, aun cuando la afluencia a la conciencia del material que la asociación evoca se realice
aparentemente de manera involuntaria y automática.
Psicopatología de la asociación de las ideas
De acuerdo con lo que antecede, la asociación de las ideas se lleva a cabo siguiendo un ritmo
determinado, dependiente del ritmo general de trabajo de la psique en estudio. Por otra parte, las
asociaciones se efectúan de una manera ordenada y siguiendo las leyes lógicas que favorecen un
determinado grado de coherencia.
Las alteraciones que podemos encontrar en la asociación de las ideas recaen precisamente sobre
estos dos elementos, ritmo y coherencia.
ALTERACIONES DEL RITMO ASOCIATIVO:
1º) Ritmo asociativo normal: En primer lugar debemos considerar el ritmo asociativo normal, que
es el punto de referencia para poder apreciar los estados patológicos derivados de la desviación de
dicha anormalidad.
El ritmo asociativo normal permite seguir, sin entorpecimientos, el curso de un pensamiento
elaborado dentro del marco de una lógica formal. Existen, naturalmente, numerosas variantes de
una persona a otra según cual sea el lempo psíquico de cada una, es decir, el ritmo propio con que
se realizan las elaboraciones mentales en cada una de ellas. Se trata, lógicamente, de pequeñas
variantes individuales que en ningún momento llegan a perturbar el curso del pensamiento.
2º) Ritmo asociativo acelerado: El ritmo asociativo se acelera toda vez que se produce excitación
psíquica. Como se manifiesta, en estos casos, una aceleración general del lempo psíquico o
taquipsiquia se producen asociaciones sumamente rápidas y fugaces. Las ideas se encadenan con
una celeridad extraordinaria, las asociaciones son inestables y, generalmente, determinadas por
estímulos exteriores y del momento. Entran en juego todos los mecanismos asociativos, por
contigüidad espacial y temporal, por semejanza interna y externa, por contraste y hasta por asonancia cuando hay similitud de sonidos en los vocablos, sin que se tenga en cuenta el aspecto
conceptual de los mismos.
Como consecuencia de esta aceleración de los procesos asociativos se perturba el curso normal
del pensamiento debido al pasaje rápido de un tema a otro; este trastorno se conoce bajo la
denominación de fuga de las ideas. La fuga de ideas más característica es la que se observa en la
excitación maníaca, pero recordamos que en todos los casos de excitación psíquica podemos
encontrar esta perturbación.
3º) Ritmo asociativo retardado: La lentitud del ritmo asociativo coincide con el retardo general
del ritmo psíquico o bradipsiquia, en que se produce una notable disminución del número de
asociaciones en la unidad de tiempo, es decir, por segundo.
En todos los casos de bradipsiquia el enfermo padece un entorpecimiento evidente del
mecanismo asociativo; existe dificultad en hallar las representaciones y términos que han de
enlazarse en la cadena asociativa; la evocación de los mismos es muy lenta.
El paciente experimenta y tiene conciencia del esfuerzo grande, y a menudo penoso, que realiza
para lograr estas elaboraciones que, en condiciones normales, se lleva a cabo con gran
espontaneidad y facilidad, casi automáticamente y sin fatiga mental. El retardo del ritmo asociativo
se encuentra en primer término en la depresión melancólica, pero es, además propio de todos los
casos de bradipsiquia, razón por la que lo hallamos en la confusión mental y en las demencias.
ALTERACIONES DE LA COHERENCIA:
La elaboración del pensamiento normal se hace siguiendo las leyes lógicas que rigen la asociación
de las ideas, las cuales permiten un prolijo enlace entre los términos que elaboran y dan forma al
pensamiento que, de esa manera, resulta completamente comprensible.
Esa coherencia normal del mecanismo asociativo se perturba en todos los casos en .que, por
ciertas circunstancias, se produce una debilitación más o menos pasajera o permanente de la
concentración psíquica y, por ende, de la atención. En efecto, ya hemos dicho que la asociación de
las ideas, pese a su aparente automatismo, es un mecanismo psíquico controlado y sometido a la
elaboración del juicio y del raciocinio, los cuales efectúan el encadenamiento ordenado y lógico de
las ideas que son asociadas para dar curso y finalidad al pensamiento.
Es natural que estas elaboraciones sólo son compatibles con una perfecta lucidez de conciencia,
la que es producto de la buena concentración atentiva de una psique de vigor normal. En todas las
circunstancias en que la lucidez de conciencia se enturbia, la coherencia asociativa se perturba
también. Es lo que ocurre en los estados de fatiga intensa o cuando se pasa de la vigilia al sueño en
personas normales, y en los estados patológicos que debilitan el vigor y la atención, como la
confusión mental, la demencia y la esquizofrenia.
En los casos anormales se produce una franca laxitud o aflojamiento de los mecanismos
psíquicos, por lo que la asociación de las ideas escapa al ordenamiento lógico del juicio y del
raciocinio y no se atienen a las normas que establecen las leyes asociativas. Las asociaciones del
material ideativo que llega a la conciencia se efectúan de una manera arbitraria, de donde resulta
una alteración muy grave que hace totalmente incomprensible el contenido del pensamiento. Este
trastorno se conoce con el nombre de "incoherencia asociativa".
JUICIO
En la escala jerárquica de las actividades psíquicas el juicio ocupa una de las posiciones nías
elevadas. Son numerosas las concepciones que, con ligeras variantes, resumen el concepto de juicio,
las cuales pueden reducirse a una más simple que lo expresa con toda claridad:
"El juicio es la actividad psíquica mediante la cual el espíritu realiza una síntesis mental que
permite llegar a una conclusión extraída de la relación y comparación de las ideas o conocimientos".
En efecto, el juicio es, en la elaboración del pensamiento, el filtro que confronta y depura los
conocimientos paira que éste sea la expresión fiel del deseo, de la intención y del saber de la
personalidad. De la relación y cotejo de los conocimientos surge la afirmación de una verdad. ¿Cómo
el juicio cumple su cometido? De la siguiente manera: cuando se somete a la consideración del
espíritu determinado conocimiento, el juicio efectúa su reconocimiento y tras la consiguiente
elaboración surge o no la afirmación de una verdad; en el caso de la no afirmación el conocimiento
no es aceptado. Luego, el cometido del juicio es la comprobación de la verdad que permite la
aceptación y la adquisición de un conocimiento.
En el proceso de la elaboración del juicio debemos considerar dos etapas.
1º) Etapa de elaboración en la que se realiza, .en primer término, el aporte del material
cognoscitivo personal que tenga alguna similitud con lo que ha de reconocerse. Así se establecen
las relaciones entre lo nuevo y lo que ya se conoce. Suele llamarse a estas elaboraciones: juicios de
relación.
Al mismo tiempo el juicio efectúa la "identificación" de estos conocimientos entre sí, la que tiene
lugar mediante la investigación de los elementos comunes de los mismos. Estas otras elaboraciones
se denominan juicios de identificación.
2º) Una vez que todo ese material ha sido asociado, relacionado e identificado sobreviene la
segunda etapa de la labor del juicio, que se denomina: etapa crítica y que comprende dos tiempos.
Un primer tiempo en el que se realizan las comparaciones entre todos los conocimientos aportados
por la conciencia. El resultado es una selección de los materiales del conocimiento. Éstos son los
llamados juicios de comparación que realizan un prolijo análisis de todas las ideas.
En el segundo tiempo de la etapa crítica el juicio realiza una valoración de las ideas que analizó
y seleccionó, valoración que le permitirá en última instancia arribar a una conclusión definitiva. Así
se efectúan los llamados: juicios de valor.
El juicio pues, realiza un análisis minucioso que termina con una síntesis definitiva del
conocimiento; es decir que el juicio establece la conformidad o disconformidad con respecto a todos
y a cada uno de los conocimientos adquiridos llegando así a una afirmación.
El juicio es una manifestación psíquica de valores variables en condiciones normales, aun en un
mismo sujeto. Algunas personas manifiestan paralelamente a juicios vigorosos otros de menor
cuantía y, en ocasiones, hasta pueriles. El valor de los juicios depende, en gran parte, de la capacidad
intelectual y del grado de cultura general o parcial que posean los individuos. Así, a mayores
inteligencias y grados de cultura corresponderán juicios de mayor valor; inteligencias y grados de
cultura menguados producirán juicios más pobres y concretos y disparidad entre inteligencia y cultura, darán por resultado juicios mediocres. Por lo tanto, el juicio constituye una manifestación de
la actividad psíquica en la elaboración del pensamiento a través de cuya jerarquía se vislumbra el
caudal intelectual y cultural de cada individuo.
Cuando analizamos los juicios de una persona recogemos de inmediato un informe sobre su
capacidad, de allí que se considere al juicio como una capacidad, y se hable de capacidad de juicio.
En definitiva el juicio trasunta Ja noción de cantidad que es señalada por el quantum de inteligencia
y por el quantum de cultura.
Psicopatología del juicio
Las perturbaciones del juicio presentan características particulares para cada uno de los
síndromes psiquiátricos. De un modo general estas alteraciones del juicio son de dos órdenes:
cuantitativas y cualitativas.
1º) Juicio insuficiente:
El juicio insuficiente es una alteración cuantitativa que se observa en todos los casos en que
existe un incompleto desarrollo de la psique. Lo hallaremos, por lo tanto, en el síndrome
frenasténico.
El grado de insuficiencia es muy variable y en directa dependencia de la época del desarrollo
físico en que se ha detenido la evolución psíquica. En los idiotas la insuficiencia es completa; el juicio
reducido a cero los hace ineducables, ya que la falta total de comprensión los imposibilita para efectuar adquisiciones. El juicio es profundamente insuficiente en los imbéciles; su precaria
manifestación los hace susceptibles de una educación muy rudimentaria.
El grupo más numeroso de los frenasténicos es el de los débiles mentales en los que la
insuficiencia del juicio es muy variable; marcada en los débiles mentales profundos, es menos
acentuada en los leves, haciéndose casi imperceptible en los fronterizos. En general la insuficiencia
se pone de manifiesto por la dificultad para realizar síntesis mentales y la escasa comprensión para
los conocimientos abstractos. Estas diferencias son tanto más notorias cuanto mayor sea la
debilidad mental; así en las formas profundas sólo se observa capacidad de comprensión para las
cosas concretas y evidente capacidad para hacer abstracciones; en los débiles mentales leves la
capacidad de abstraer se acentúa, manifestándose netamente en los fronterizos.
2º) Juicio debilitado:
Es una alteración de orden cuantitativo por la que el juicio pierde paulatinamente la capacidad
de que estaba dotado. Esta debilitación está determinada por causas diversas que producen
alteraciones orgánicas del cerebro, las que dan lugar al déficit; hallamos el juicio debilitado en el
síndrome demencial o de debilitación psíquica.
El primer juicio que llama la atención y acusa la debilitación del juicio es la disminuición de la
capacidad de comprensión. Al mismo tiempo sobreviene una pérdida paulatina de la capacidad de
abstracción y de síntesis. Esta alteración no es más que la consecuencia de la debilitación que afecta
a la totalidad de la psique. Es probable que la perturbación del juicio se deba a la conjunción de
varios factores, pero indudablemente la causa más importante es la disminución de la capacidad de
concentración de la psique, consecuencia de la fácil fatigabilidad de la atención. Esta disminución
de la atención resiente la capacidad de fijación de la memoria, lo que dificulta aún más la
aprehensión de las nociones abstractas. La atención, muy superficial, va dirigida a los hechos
concretos y de fácil comprensión. Como en el andar del tiempo también falla la memoria de
evocación se dificulta la actualización de los conocimientos antes adquiridos, con lo que la función
del juicio se reduce a los estímulos del momento, superficiales, fáciles y pueriles.
3º) Juicio suspendido:
Se trata del juicio que por obra de la obnubilación de la conciencia, muestra distintos grados de
impedimento que lo disminuyen cuantitativamente. Se observan así juicios dificultados,
obstaculizados más o menos intensamente, hasta alcanzar la "suspensión total" de la actividad. Éste
es el trastorno del juicio que hallamos en la confusión mental.
4º) Juicio desviado:
Es una alteración cualitativa del juicio el cual, la mayor parte de las veces, sólo se halla afectado
en forma parcial.
La desviación es debida a la interferencia de una carga afectiva siempre de gran intensidad; es el
mismo mecanismo que produce la catatimia con la diferencia que, en ésta, el juicio que mantiene
su control reconoce el error y la causa del mismo. En el juicio desviado la carga afectiva incide más
profundamente inhibiéndolo para una exacta y lógica valoración lo cual le impide el reconocimiento
del error; como consecuencia el sujeto cae en la alienación, es decir, permanece ajeno a la realidad.
La desviación del juicio es propia de los delirantes, los melancólicos y maníacos.
a) En los delirantes es muy marcada debido a la existencia de un problema ideo-afectivo de gran
intensidad, que condiciona el humor originando concepciones erróneas e irreductibles, las cuales
terminan a su vez por condicionar la conducta del enfermo. La desviación del juicio en los delirantes,
es sólo parcial y limitada a todo lo que concierne al problema mencionado. Fuera de éste el juicio
es correcto y sin desmedro alguno, al extremo que la perturbación puede pasar desapercibida
siempre que no se aborde el tema del delirio.
b) En los melancólicos también se produce una intensa exaltación afectiva desplacentera a la que
el individuo no puede sustraerse; la completa depresión llega hasta la anulación de las fuerzas
instintivas que gobiernan y preservan la conservación del individuo; el juicio perturbado se desvía
de su lógica formal originando concepciones erróneas e irreductibles como las de impotencia, de
ruina, de autoculpabilidad y de suicidio. Sin embargo esta desviación del juicio no implica una falla
global del mismo, ya que el enfermo es capaz de valorar acertadamente acontecimientos o
circunstancias ajenos a su vida y a su intensa preocupación. Prueba de ello es cuando se recupera
de este estado el juicio se muestra capaz y sin mermas.
e) En los maníacos el juicio es desviado por la gran exaltación afectiva. La excitación acelera en
ellos extraordinariamente el ritmo de las elaboraciones psíquicas al extremo que caen en la fuga de
las ideas. Como consecuencia el juicio es constantemente atraído por las corrientes afectivas del
momento, por obra de los estímulos cambiantes que en rápida sucesión impresionan la conciencia
del enfermo. Los juicios superficiales, fáciles y frecuentemente erróneos evidencian la desviación.
Vale decir que, en el caso particular de los maníacos, el juicio es afectado de una manera global y
no en forma unilateral como en los delirantes y en los melancólicos debido a que, en aquéllos, no
existe ningún problema ideo-afectivo dominante como en estos últimos.
RACIOCINIO
Prosiguiendo con el estudio de la elaboración del pensamiento llegamos, en progresión
ascendente, al razonamiento que es el más alto exponente de la actividad psíquica. El razonamiento
efectúa el encadenamiento de los juicios, que guardan entre sí una directa dependencia, en procura
del objetivo final que es la comprobación y demostración de una verdad. En efecto, la afirmación de
la verdad que cada juicio encierra es demostrada y confirmada mediante la actividad del raciocinio
que, al establecer la relación y la interdependencia de tales juicios, realiza comparaciones que permiten hallar similitudes entre las mismas, facilitando en esa forma la sustracción de algunos méritos.
Uno de los ejemplos más sencillos que facilitan la comprensión del mecanismo del razonamiento es
el que nos proporcionan las igualdades matemáticas: A = B; B = C; C = Z); si esto es verdad podemos
hacer abstracción de B y C afirmando que A — D. El razonamiento matemático nos permite
demostrar que, si la igualdad existe entre todos los términos, la comparación entre ellos conduce a
la conclusión de que dicha igualdad existe también entre los extremos A y D.
Toda vez que la mente razona realiza comparaciones entre los términos o juicios contenidos en
las premisas, con el objeto de llegar a la conclusión y demostrar que lo que es verdad en uno de los
términos también lo es en los otros.
Ahora bien, las comparaciones que efectúa el razonamiento pueden hacerse de dos maneras: en
forma global o en forma analítica.
Cuando el razonamiento se lleva a cabo en forma global no se descomponen las premisas, no se
separan las partes del todo para tener en cuenta las cualidades de cada una de esas partes. Este tipo
de comparación no conduce a un razonamiento útil desde el momento que expone a numerosos
errores, lo cual no significa que el producto de un razonamiento global sea siempre falso. En efecto
muchos son los casos en que las premisas son real y exactamente iguales y en que es exacta la
conclusión de que una posee los mismos elementos y caracteres que se observaron en la otra.
Pero para que un razonamiento sea lógico debe sustentarse en una comparación de forma
analítica; el análisis descompone cada uno de los términos e investiga los caracteres y atributos de
las partes constituyentes. De esta manera se tiene la posibilidad de efectuar delicadas sustituciones
entre los términos que comparados en forma global resultan completamente insustituibles. Un
ejemplo muy ilustrativo es el que emplea Roustan en su libro "Lecciones de Psicología". Consiste en
hacer las comparaciones entre la función respiratoria y el fenómeno químico de la combustión.
Considerada en forma global la respiración consiste en una serie de movimientos rítmicos del tórax,
con lo que se verifica la ventilación pulmonar, y la commbus-tión un fenómeno que produce calor,
llamas, humo, etc., y que no aparenta tener ningún punto de contacto con la respiración. Pero se ha
demostrado que el fenómeno fundamental de la respiración consiste en una oxidación y que otro
tanto ocurre con la combustión. Haciendo la comparación analítica verificamos: respiración significa
oxidación; oxidación significa combustión; de donde: respiración significa combustión. Luego el
razonamiento lógico requiere un trabajo analítico que permite hallar un término auxiliar, llamado
término medio, gracias al cual se hace posible una sustitución que de otro modo no es factible. En
el ejemplo citado el término medio sería oxidación.
En el estudio del razonamiento debemos distinguir tres tipos, razonamiento por deducción, por
inducción y por analogía.
1º) Razonamiento por deducción:
Es el razonamiento que acepta como verdadera a una proposición llamada consecuencia, cuando
varias otras proposiciones llamadas principios o premisas también lo son. Son razonamientos por
deducción los razonamientos matemáticos y los silogismos.
2º) Razonamiento por inducción:
Es el razonamiento que afirma una verdad basándose en la observación de un determinado
número de hechos. Se trata de una afirmación de orden general o sea que pasa de los hechos a la
ley. Es el razonamiento empleado en las ciencias experimentales.
3º) Razonamiento por analogía:
Cuando la verdad que se afirma es resultado de observar en uno de los términos caracteres
semejantes a los observados en el otro.
Los dos primeros tipos de razonamiento son analíticos, mientras que el tercero es global.
PENSAMIENTO
El pensamiento es el resultado final de todo el funcionalismo psíquico; es su exponente de mayor
jerarquía; es la expresión de la capacidad y del vigor intelectual de cada individuo.
En esta elevada actividad culminan la selección y el ordenamiento de los conocimientos, que se
orientan de acuerdo con un tema y según una finalidad que da curso a aquélla. El pensamiento
comprueba la adaptación consciente de todos los conocimientos que integran el saber del individuo
al tema que ocupa su conciencia.
Cuando hablamos de un tema queremos significar que en todo pensamiento existe un contenido
que está representado por una idea o conocimiento, el cual ha de ser elaborado para llegar a un fin
determinado. O sea que, además de un contenido, el pensamiento tiene una finalidad que es
alcanzada a través de una serie de juicios y razonamientos en conexión con otros conocimientos
vinculados con el tema o conocimiento central. Por lo tanto para alcanzar su finalidad debe recorrer
las etapas de esas elaboraciones psíquicas de donde, además de un contenido y una finalidad, el
pensamiento tiene un curso. Contenido, finalidad y curso presuponen la existencia de un deseo o de
una intención; con otras palabras, para que el pensamiento culmine es necesario que haya calor
afectivo que ponga en juego una determinada cantidad de energía psíquica voluntaria capaz de regir
la elaboración.
En resumen el pensamiento coherente normal es producto de un trabajo conscientemente
dirigido, durante el cual la atención está concentrada en la actividad de todos los mecanismos
psíquicos.
Ahora bien, el tema que marca la finalidad y el curso del pensamiento es lo que se conoce bajo
la denominación de idea directriz. La idea directriz se destaca del conglomerado de ideas afines por
la carga afectiva determinada por el deseo o intención, que la jerarquiza sobre las restantes que
pasan a ocupar un plano secundario. Debido a ese interés que impregna a la idea directriz se pone
en juego el mecanismo del juicio, que permite .relacionar, comparar y valorar a las diversas
constelaciones asociativas, eliminando unas y utilizando otras mediante una minuciosa selección.
Es así como la idea directriz se convierte en la causa que facilita la elaboración del pensamiento que,
movido por ella, se encauza y progresa hacia su fin. Pero para que esta progresión sea posible se
requiere la participación imprescindible de las constelaciones asociativas, aun cuando éstas se
encuentren supeditadas a la idea principal.
Las constelaciones asociativas están constituidas por un complejo conjunto de ideas vinculadas
generalmente por lazos afectivos y que, por eso mismo, surgen a la conciencia interviniendo en la
progresión del pensamiento. Intervienen también en la integración del pensamiento todos los
acontecimientos del mismo tenor afectivo de la idea directriz, aún los debidos a las causas más
diversas pero que proveen constelaciones asociativas que pueden influir en el curso y en el
contenido de aquél.
En definitiva: "El pensamiento es la más noble, la más profunda y la más jerarquizada de las
manifestaciones de la mente humana; exponente de la capacidad intelectual de cada persona que
expresa a través de ella la sabiduría universal; su finalidad es, primordialmente, la comprensión, el
entendimiento y la facilitación de las relaciones interhumanas".
Como todas las manifestaciones psíquicas el pensamiento evoluciona paso a paso, desde el
pensamiento primitivo o mágico de los niños hasta el pensamiento lógico que corresponde a la
época de la madurez psíquica. El factor más importante que propulsa dicha evolución es la
inteligencia. Por lo tanto de ella dependerán los distintos y muy variados niveles a que puede llegar
el pensamiento de los hombres que, en algunos casos, alcanza alturas realmente prodigiosas.
Pensamiento mágico o primitivo
El pensamiento mágico es patrimonio de los niños y del hombre inferior; de una manera general
pertenece a los seres de escasa evolución, salvajes y semisalvajes, es decir, es propio de los pueblos
primitivos. Si bien el hombre en su evolución hacia el pensamiento lógico se aleja cada vez más del
mundo mágico, en ningún momento logra desprenderse totalmente de él, al que se halla sujeto por
lazos establecidos durante sus primeros años de vida y por aquellos lazos, expresión de lo
filogenético, que nacen con él.
Para explicarnos el origen del pensamiento mágico debemos recordar, en primer lugar, que está
íntimamente relacionado con el mundo mágico, el cual considera que todo cuanto acontece se halla
sometido al influjo de las fuerzas de la naturaleza. En la infancia y en los individuos pertenecientes
a pueblos y razas que aún no han superado la etapa primitiva el pensamiento se desenvuelve en
forma insuficiente y precaria, manteniendo muy reducidas las distancias entre sujeto y objeto, es
decir que se mantiene muy próximo y ligado al mundo de las cosas concretas, como consecuencia
del desconocimiento y falta de real comprensión del mundo exterior y de los fenómenos que en él
se producen. Los hechos y los fenómenos al entrar en relación, directa o indirecta, con el individuo
despiertan en él vivencias y estados afectivos que lo predisponen al error, por la inclinación innata
del hombre a identificarse con la naturaleza y a plasmar a su imagen y semejanza todo cuanto en
ella existe.
Niños y seres primitivos viven sin la exacta noción de su individualidad y autonomía; no han
aprendido aún a vivir en el mundo externo del que forman parte; no comprenden la realidad
objetiva de todas las cosas y no las individualizan a pesar de las múltiples relaciones témporoespaciales que existen entre ellas; no viven en el mundo real sino en el mundo de las apariencias.
Sobre esta base se elabora el pensamiento mágico que constituye en realidad el puente de unión
entre el pensamiento concreto y el abstracto. Es decir que el mundo mágico permite desconcretar
el pensamiento mediante el análisis minucioso de las cosas y los hechos, propiciando las
abstracciones. En esa forma se amplían poco a poco las distancias de sujeto a objeto, para alcanzar,
en los grados avanzados de evolución, hasta lo universal y lo inconmensurable multiplicándose las
distancias hasta el infinito, en el tiempo y en el espacio. Ésa es la ruta seguida para culminar en el
pensamiento lógico.
El pensamiento mágico atribuye a los objetos cualidades extrañas y les asigna poderes e
influencias diversas que relaciona, por razones y similitud o de proximidad en el tiempo y en el
espacio, con acontecimientos ocurridos en torno a ellos.
El pensamiento mágico es elaborado sobre las siguientes bases:
1º) "Cuando dos objetos son parecidos o presentan algún punto de semejanza se los considera
dotados de las mismas propiedades".
2º) "Cuando dos objetos, aunque sean totalmente diferentes, se hallan en contacto o próximos
se influencian mutuamente, adquiriendo uno las propiedades del otro".
De acuerdo con estos principios se establecen entre los objetos y los hechos relaciones en las
que prima el razonamiento global; por lo tanto el pensamiento mágico carece de una base sólida,
formal y lógica, lo que lo expone a numerosos errores.
En este tipo de pensamiento primitivo enraízan todas las supersticiones imaginables que,
transmitidas a través del tiempo, perduran aún en nuestros días. Tales supersticiones son el
producto de los temores, de las ansias y de las dudas del hombre inerme frente a las fuerzas y a las
inclemencias de la naturaleza y ante las situaciones en que peligran su vida y sus bienes. Esos
temores supersticiosos se manifiestan también ante las prohibiciones y mandatos de ciertos ritos,
como ocurre con el tabú en algunas religiones de la Polinesia y frente a supuestas influencias maléficas atribuidas a la sola presencia o mención de determinados objetos o personas. Para
contrarrestar los maleficios y los peligros el pensamiento mágico ha creado los amuletos y los
talismanes.
Los pueblos han creado también a través de su existencia diferentes formas de expresión de!
pensamiento primitivo, las que fueron y son empleadas siempre en el mismo sentido y bajo el
imperio de circunstancias semejantes desencadenantes de estados emocionales que responden a
las fuerzas instintivas, siempre alertas para salvaguardar los intereses de la personalidad. El
individuo trata así de precaverse y alejar todo riesgo o influencia maléfica a la vez que procura
invocar y atraer fuerzas que le sean propicias.
Estas formas de pensamiento, ya lo dijimos, no abandonan jamás al hombre; después de los
primeros años de vida pasan a un plano secundario cediendo al avance de la evolución, pero ante
la inminencia de algún riesgo imprevisto vuelven del plano subconsciente al consciente, proporcionando si no una solución un alivio inmediato y transitorio capaz de tranquilizar en mucho la
exaltación emocional desencadenada.
Pensamiento lógico
El pensamiento lógico es el resultado de la actividad de las diversas formas del razonamiento
analítico, sustentado por tres principios básicos.
1º) Principio de la no contradicción: que sustenta el razonamiento por deducción. Según este
principio "una cosa no puede ser más que ella misma, en un mismo momento y bajo las mismas
condiciones"; es decir que "no es posible la afirmación y la negación de una misma cosa al mismo
tiempo". Recurramos al ejemplo matemático: A = B; B — C; luego A = C. Esto es exacto y está de
acuerdo con el principio de la no contradicción. Si por el contrario llegáramos a la conclusión de que
A es diferente de C, sería necesario admitir simultáneamente que A no es igual a B, ya que a jB lo
admitimos igual a C. En este caso habría contradicción del pensamiento j sabemos que el
pensamiento lógico, formal, no debe contradecirse.
2º) Principio del determinismo o principio de legalidad: que propicia el razonamiento por
inducción. Se lo puede enunciar diciendo: "toda modificación experimentada se halla sujeta a
condiciones bien determinadas", o sea que "toda modificación se halla regida por una o más leyes".
Por medio de esta forma lógica de razonar el razonamiento humano fue descubriendo y enunciando
todas las leyes de la naturaleza. La mayor parte de estas leyes son causales, es decir que relacionan
a todo fenómeno con determinadas condiciones generadoras. Luego la inducción se funda en el
principio de la causalidad, según el cual "todo fenómeno obedece a una causa"; de donde "las
mismas causas producen los mismos efectos"; o bien "no hay causa sin efecto". No siempre la
inducción se concreta en una ley causal, en algunos casos se funda en un principio de orden más
general que es el "principio de la legalidad", según el cual "la regularidad con que se producen
ciertos fenómenos obliga a formular una ley".
3º) Principio de finalidad que sustenta el razonamiento por analogías. Este principio sostiene que
la "convergencia y la reunión de determinadas condiciones favorecen la consecución de un fin, ya
sea consciente o inconscientemente perseguido". Recurrimos a otro ejemplo tomado de la
Psicología de Roustan: "El planeta Marte tiene semejanza con la Tierra por su temperatura y por la
atmósfera que lo rodea, de donde se concluye que Marte debe estar habitado". Quiere decir que
en Marte se reúnen ciertas condiciones que, a semejanza de las que existen en la Tierra, se
agruparían con el fin determinado de permitir la existencia de habitantes. Ahora bien; esas
condiciones no son suficientes para hacer aparecer la vida sino simplemente necesarias para que
pueda haberla, y ante la existencia de las condiciones necesarias suponemos la existencia de las
condiciones suficientes, aun sin percibirlas.
Todos estos razonamientos elaboran el pensamiento lógico en el que observamos un verdadero
sistema de operaciones mentales regidas por conductas especiales que nacen del medio social y de
la cooperación con los semejantes. Efectivamente, el pensamiento lógico es el resultado de las
operaciones que realiza el razonamiento analítico, el cual se afirma en los principios fundamentales
que hemos enunciado: 1°) principio de la no contradicción; 2°) principio del determinismo; 3°)
principio de finalidad.
Los dos primeros son esenciales para el pensamiento lógico; no así el tercero. Una mente
desprovista del principio de no contradicción y del determinismo se hallaría imposibilitada de
coordinar un pensamiento lógico y aparecería completamente dislocada. En el caso de carecer del
principio del determinismo habría absoluta incomprensión del mundo circundante, al que el sujeto
no podría adaptarse y chocaría con el medio ambiental. En cambio, la carencia del principio de
finalidad no impide la elaboración del pensamiento lógico que puede alcanzar, aun sin él, altas
cimas.
PSICOPATOLOGÍA DEL PENSAMIENTO
El pensamiento puede perturbarse tanto en su curso como en su contenido.
ALTERACIONES DEL CURSO DEL PENSAMIENTO:
1º) Aceleración del pensamiento: La aceleración es la consecuencia inmediata de la aceleración
del ritmo asociativo en todos los casos en que se produce taquipsiquia. Este trastorno es propio de
los enfermos que padecen excitación psíquica, muy especialmente de excitación maníaca.
La aceleración del pensamiento se evidencia objetivamente a través de la verborragia, que
traduce la celeridad, muy superior a la normal, con que fluyen las ideas a la conciencia. La
perturbación es apreciable subjetivamente por la necesidad que experimenta el individuo de
expresar en forma verbal todas las ideas que acuden con gran precipitación a su mente.
Cuando la aceleración alcanza grados extremos determina la aparición de un fenómeno conocido
bajo el nombre de fuga de las ideas. El sujeto que padece este trastorno va pasando de un tema a
otro rápidamente y sin detenerse, durante el curso del pensamiento. Como consecuencia éste
pierde su ilación lógica de conjunto sin perder la ilación entre los eslabones de la cadena asociativa,
lo que descarta la incoherencia que, por otra parte, es un trastorno del contenido y no del curso del
pensamiento. La gran aceleración del ritmo sorprende y provoca alguna confusión en quien escucha
al enfermo, al punto de suponer cierta incoherencia, pero si observa atentamente al paciente notará
que su conversación que se ha iniciado con un tema determinado, dada la rapidez con que se
encadenan las asociaciones, ha cambiado totalmente el asunto inicial y los otros que,
vertiginosamente, le suceden en el curso del pensamiento, sin perder la ilación de cada tema pero
sí la del conjunto.
La fuga de las ideas es un trastorno complejo que resulta de la conjunción de diversos factores;
en primer término, la gran exaltación afectiva y la excitación son factores determinantes de la
aceleración del ritmo psíquico. La taquipsiquia perturba la atención que se torna muy inestable, con
predominio de la forma espontánea y atraída simultáneamente por múltiples estímulos. En
consecuencia, es mayor que lo normal el número de representaciones que acuden a la conciencia
en la unidad de tiempo las que, procedentes del exterior, excitan y aceleran el mecanismo asociativo
por evocación mnemónica. En efecto, la taquipsiquia facilita la evocación puesto que hay una real
hipermnesia por la disminución del umbral de evocación.
La exaltación mnemónica favorece grandemente las asociaciones por asonancia, en las que no
intervienen los contenidos o significaciones de los vocablos sino las semejanzas entre los sonidos.
Estas alteraciones provocadas por la excitación psíquica producen la afluencia de ideas a la
conciencia en forma de un torbellino incontenible. Por lo tanto, el enfermo que padece de fuga de
ideas cambia o desvía constantemente el tema de su conversación porque la gran inestabilidad que
ocasiona la excitación se hace extensiva a la idea directriz, que se torna incapaz de regir el curso del
pensamiento.
Este trastorno difiere de la disgregación porque en esta última anormalidad la idea directriz
pierde su jerarquía y el pensamiento no se concluye. En la fuga de las ideas, en cambio, se efectúan
asociaciones de constelaciones ideativas que no corresponden al tema y que lo desvían pero que no
lo anulan, y después de muchas desviaciones el enfermo retoma el tema inicial de su discurso.
Esta forma de fuga de ideas, que es la de más frecuente observación, se denomina fuga de ideas
hablada. Existe otra forma que no se exterioriza pues su manifestación es puramente subjetiva; el
enfermo tiene conciencia del pasaje rápido e ininterrumpido de las ideas pero como se da cuenta
no las expresa: es la forma conocida como: fuga de ideas pensada.
2º) Retardo del pensamiento: El retardo del curso del pensamiento se observa en todos los casos
de bradipsiquia, es decir, cuando se produce la lentitud del ritmo psíquico en que, todo el proceso
mental se encuentra dificultado, especialmente la asociación de las ideas que es muy pausada. El
trastorno se aprecia objetivamente a través del interrogatorio del enfermo quien, por otra parte, lo
percibe subjetivamente al experimentar una seria dificultad para pensar.
El mecanismo psicopatológico del retardo del pensamiento varía según los casos.
a) En los enfermos deprimidos, tristes, melancólicos, cuya psique está embargada por un
problema afectivo displacentero de gran potencial, que determina el predominio intenso y
persistente de una sola idea, se inhibe en mayor o menor grado la actividad del pensamiento pues
la sobrecarga afectiva de esa idea principal o directriz rechaza e imposibilita las asociaciones con
otras constelaciones ideativas. El mayor o menor grado de inhibición del pensamiento dependerá
de la intensidad de la carga afectiva. En los grados medianos el enfermo procura realizar esfuerzos
para vencer la resistencia de la idea directriz que, concentrando la actividad psíquica sobre sí misma,
repele la afluencia normal de otro tipo de representaciones. En los grados más intensos, las
inhibiciones son cada vez mayores hasta llegar a la imposibilidad de vencer esa resistencia, como
sucede en la melancolía estuporosa en la que la inhibición del pensamiento es completa.
b) En los confusos mentales existe una alteración orgánica que disminuye cuantitativamente la
actividad psíquica. El grado de entorpecimiento del curso del pensamiento es variable. Hay gran
fatigabilidad psíquica, y como consecuencia la idea directriz carece del vigor necesario para mantener el curso del pensamiento. En efecto éste se inhibe porque al enfermo le es imposible hallar
las constelaciones asociativas; esta inhibición es tanto mayor cuanto mayor es el grado de la
obnubilación, que llega a ser completa en los casos de confusión mental estuporosa.
c) En los dementes también se observa retardo del curso del pensamiento, tanto más notable
cuanto más avanzado esté el proceso demencial.
En estos enfermos la debilitación y la fatigabilidad de la psique dificultan las asociaciones,
trastorno agravado por las fallas de evocación que determinan la pérdida del capital ideativo. Así se
retarda el ritmo y el curso del pensamiento en los dementes. El grado de inhibición está en directa
dependencia de la intensidad de la demencia.
d) En los oligofrénicos el pensamiento es de curso retardado. La causa debe buscarse en la
insuficiencia de desarrollo psíquico, que provoca dificultad asociativa por carencia de material
ideativo.
3º) Prolijidad o minuciosidad del pensamiento: La prolijidad es un trastorno del curso del
pensamiento consistente en una incapacidad para extraer, de los contenidos mentales
correspondientes a un tema, el material indispensable y esencial para llegar a la conclusión y al fin
deseado.
Las personas afectadas, sin perder la idea directriz y manteniendo el hilo de su pensamiento,
desarrollan extraordinariamente ciertos contenidos mentales que, si bien se relacionan con el tema,
están muy lejos de facilitar la solución del mismo. Por eso el proceso mental se diluye en una
infinidad de detalles carentes de importancia que les impiden concretar el objetivo final de su
pensamiento. Vale decir que, el sujeto que padece prolijidad del pensamiento encuentra mucha
dificultad para establecer los límites precisos entre lo fundamental y esencial y lo superfluo.
Esta perturbación es propia de los débiles mentales, de los epilépticos y de los dementes.
a) La minuciosidad del pensamiento en los débiles mentales se debe a su precaria capacidad de
abstracción y de síntesis, lo que los coloca en la incapacidad de apartar los contenidos ideativos
accesorios y sintetizar el pensamiento concretándose a lo esencial del tema.
b) En los epilépticos esta anomalía adopta rasgos característicos. Son minuciosos e insistentes
en sus relatos, cuidadosos y escrupulosos en la referencia de detalles y continúan con su exposición
meticulosa después que se les interrumpe. La causa de esta minuciosidad reside en la dificultad que
tienen para establecer las conexiones de la cadena asociativa y para hallar el vocablo adecuado y
preciso para la expresión de su pensamiento, lo que los obliga a recurrir a un sinnúmero de términos
y rodeos verbales para lograrlo. Así es como adoptan formas invariables de expresión del
pensamiento que utilizan en toda oportunidad; si se agrega a esto la tendencia particular de estos
enfermos a ser ceremoniosos y melosos empleando insistentemente determinados vocablos, se
tiene una idea clara de la prolijidad del pensamiento epiléptico.
c) En los dementes la debilitación global de la psique los lleva a las fallas graves en la evocación
mnemónica y al empobrecimiento paulatino del capital ideativo. Al disminuir en ellos la capacidad
de crítica se concreta su pensamiento por pérdida del capital abstracto, debiendo recurrir a
constelaciones accesorias que disminuyen la aptitud para la síntesis.
4º) Perseverarían del pensamiento: La perseveración consiste esencialmente en la repetición más
o menos periódica y automática de ideas o palabras que se intercalan en el curso del pensamiento.
Algo así como relleno, a menudo intempestivo y fuera de lugar, de un persamiento perturbado por
diversas causas.
Esta manifestación puede observarse en personas normales que ostentan una tendencia
particular a perseverar y en ciertos enfermos mentales, propiciada por factores diversos y en
variadas circunstancias.
a) En las personas normales en todos los casos de fatiga psíquica, por agotamiento o por sueño,
que provocan una ligera obnubilación de la conciencia, lo que hace difícil hallar las constelaciones
asociativas que han de encargarse de la prosecución del curso del pensamiento. En los estados
tóxicos producidos por el alcohol, alcaloides e hipnóticos, la perseveración se debe a la falta de
representaciones e ideas en la conciencia oscurecida por la fatiga o el tóxico. Algunas personas
normales y hasta de cierto grado de cultura intercalan repetidamente en su plática, a manera de
estribillo, una misma representación verbal, con lo que su discurrir resulta desagradable y vulgar. Es
probablemente un hábito creado a fin de tomarse el tiempo necesario para hallar las asociaciones
ideativas.
b) La perseveración es frecuente en los débiles mentales, en los que constituye un índice de su
pobreza ideativa. Como la agilidad mental es escasa, muy precario el cúmulo de los conocimientos
y pobre el vocabulario, se ven precisados a emplear siempre los mismos términos y giros para
expresar sus pensamientos. El trastorno se hace tanto más notorio cuanto mayores son las
dificultades para resolver las situaciones o temas que se encaran. La falta de conocimientos
abstractos les hace difícil hallar los materiales necesarios para la continuidad del curso del
pensamiento.
c) La perseveración se observa también en los dementes. El proceso de debilitación psíquica
afecta la evocación mnemónica que, al entorpecer y retardar la evocación de las ideas, determina
una rémora en el curso del pensamiento, la que es subsanada por la perseveración. Esta última
permite a los enfermos tomarse el tiempo necesario para que la evocación se realice; es algo así
como rellenar un espacio que, de otra manera, aparecería en blanco en el curso de un pensamiento
interrumpido.
d) La perseveración en el epiléptico es una consecuencia del gran retardo en la progresión del
curso de su pensamiento viscoso; es difícil para su conciencia abandonar una idea para seguir el
encadenamiento lógico con otras, y esa idea que persiste interfiere en el recorrido normal del
pensamiento, de donde resulta una superposición y una repetición de su contenido mental.
e) La perseveración que se observa en los esquizofrénicos constituye un fenómeno grosero,
consecuencia del disloque psíquico general. El trastorno puede producirse en cualquier tramo del
curso del pensamiento; a menudo es como un estribillo que determina un discurso disparatado y
sin ilación lógica. Es muy probable que esta perturbación señale en los esquizofrénicos el comienzo
de la disgregación del pensamiento.
5º) Interceptación del pensamiento: La interceptación es un trastorno que consiste en una
interrupción brusca del curso del pensamiento en cualquiera de sus tramos. La perturbación
produce en la conciencia la ausencia total de ideas y después de esta interrupción, de duración
variable, se reanuda el mecanismo asociativo. Unas veces se retoma el hilo del pensamiento
anterior, y, muy a menudo, se reinicia en términos completamente diferentes. En casos menos
frecuentes el curso del pensamiento queda definitivamente detenido.
El enfermo tiene plena conciencia de lo que le sucede; la interceptación le produce una sensación
en extremo desagradable de extrañeza y angustia, con la impresión de pérdida del dominio de su
pensamiento y de su personalidad. Estas manifestaciones se revelan objetivamente en la expresión
de perplejidad y de suspenso reflejadas en el rostro, que traducen el asombro y la inquietud que lo
embargan.
Tratando de hallar una explicación a lo que le ocurre y basado en las sensaciones que
experimenta, el enfermo le atribuye un origen procedente del mundo exterior. La interpretación
contribuye así a que se crea sometido a influencias externas que emanan de otras personas o del
medio o lugar en que vive; por esta razón la considera como un robo del pensamiento. Por otra
parte, como al reanudarse la actividad surgen contenidos mentales inadecuados al curso anterior,
el enfermo cree que se le "impone o dirige el pensamiento desde el exterior".
La interceptación es un trastorno frecuentemente observado en el curso del pensamiento
esquizofrénico. Probablemente se halla ligado a los trastornos profundos y graves de la personalidad
que determinan el disloque de la psique.
69) Rigidez del pensamiento: La rigidez es un trastorno motivado por la persistencia de una idea
a la que el paciente dispensa una preferencia enfermiza; no sólo perturba el curso del pensamiento
sino que llega a condicionar sus actos debido a la tenaz oposición a abandonarla.
El pensamiento pierde su elasticidad y su actividad normales para sujetarse a un planteo fijo
determinado por la idea de preferencia. Con esa .limitación, ajustándose siempre a una misma
forma se manifiesta la rigidez del pensamiento.
Esta anormalidad se observa en los esquizofrénicos y su causa debe relacionarse con los
trastornos de la personalidad.
Tratando de hallar una explicación psicopatológica del fenómeno, dentro de un marco lógico, se
llega a la conclusión de que el enfermo, ante la angustia que le ocasionan sus manifestaciones
subjetivas y la sensación de pérdida del autodominio, se aferra tenazmente a una idea como deseando mantener con ella la directiva de su pensamiento debilitado y tambaleante. La inminencia
del derrumbe de la personalidad, anunciado por las impresiones de graves amenazas al yo que
surgen de las sensaciones de robo e imposición del pensamiento e influencia exterior, contribuye a
ensombrecer el cuadro.
7º) Estereotipia del pensamiento: El pensamiento estereotipado se caracteriza por la repetición
continuada de palabras o frases, que se intercalan en cualquier tramo del curso del pensamiento,
con la particularidad de que no participan ni tienen relación alguna con el terna, por lo que no
interfieren ni desvían el pensamiento. Esta característica es fundamental para diferenciar la
estereotipia de la perseveración; en este último trastorno se emplean palabras o frases que se
repiten como estribillo, con el fin de obtener tiempo para enlazar los conceptos en un pensamiento
de curso lento y progresión torpe. En la estereotipia el pensamiento puede conservar su fluidez
habitual y como no se relaciona ni participa del tema no podemos considerarla como formando
parte del pensamiento en curso; la perseveración en cambio interviene en el curso del pensamiento,
cuya progresión dificultada trata de favorecer.
8º) Verbigeración del pensamiento: Para algunos autores la verbigeración no es más que una
variedad de estereotipia, sin embargo corresponde diferenciarla de esta última por presentar
características particulares.
Consiste en la repetición de las mismas palabras o frases durante un período de tiempo más o
menos prolongado, días, semanas y hasta meses. Es una repetición inútil que no obedece a ninguna
exigencia de la elaboración del pensamiento del cual no participa. Se caracteriza por la falta de
sentido y carencia de toda lógica y se presenta intempestivamente como determinada por un
impulso o automatismo.
La verbigeración es un trastorno que se observa en caso de graves perturbaciones a nivel de la
corteza cerebral, tal como ocurre en estados demenciales o confusiones mentales graves. Asimismo
se la observa en psicosis esquizofrénicas de avanzada evolución. Este síntoma traduce la pérdida del
control cortical y la liberación de un verdadero automatismo cerebral.
9º) Disgregación del pensamiento: La disgregación constituye una perturbación grave que se
produce cuando la idea directriz es incapaz de condicionar y mantener la progresión del
pensamiento, el cual pierde su finalidad lógica. En condiciones patológicas la idea directriz o tema
carece del vigor necesario para mantener el interés, o la atención que se dispensa a dicha idea es
insuficiente debido a la pobreza de la energía voluntaria; como consecuencia de esta pérdida de
vigor desaparece su jerarquía como conductora del pensamiento, quedando relegada a un plano
secundario en el que se confunde con el conglomerado de constelaciones asociativas o conceptos
afines. El pensamiento, que detiene entonces su progresión por debilitamiento de la idea directriz,
es conducido en forma alternada, caprichosa y arbitraria por las diversas constelaciones asociativas.
Al perder su conducción y su vigor continúa una progresión irregular debida a los restos del impulso
inicial, cual si se tratase de un "vis a tergo"; de este modo se canaliza en diversas direcciones, según
cuales sean las constelaciones asociativas que asuman, en forma sucesiva, la conducción del
pensamiento hasta su agotamiento completo.
El pensamiento disgregado es fragmentariamente comprensible, puesto que las ideas asociadas
por el tema que lo inició son afines y surgidas mediante los mecanismos y leyes asociativas lógicas.
Pero como estos fragmentos, debido a la falta de idea directriz, no se conectan entre sí para
hilvanarse de una manera lógica el pensamiento, tomado en totalidad, resulta ilógico e
incomprensible.
La disgregación del pensamiento expresa graves trastornos de la psique, con alteraciones que
comprometen su autonomía por la debilitación del juicio hasta llegar a la destrucción de la
personalidad. Tal lo que ocurre en las demencias y en las esquizofrenias.
ALTERACIONES DEL CONTENIDO DEL PENSAMIENTO
La patología del pensamiento, desde el punto de vista de su contenido, presenta a considerar los
siguientes tipos patológicos: pensamiento incoherente, delirante y obsesivo.
1º) PENSAMIENTO INCOHERENTE: Aclaramos, en primer término, que colocamos a la
incoherencia entre las perturbaciones del contenido del pensamiento a pesar de que se la suele
presentar como un trastorno del curso. En efecto, la perturbación tiene su punto de partida en una
alteración de la conciencia, que pierde su lucidez normal a la vez que pierde su ingerencia en el
mecanismo asociativo, primera etapa consciente en la elaboración del pensamiento normal. El
estado patológico de la conciencia determina que la asociación de las ideas no se encuadre dentro
de las leyes asociativas normales, y que en cambio sean aportadas las constelaciones asociativas'
más dispares que se acoplan arbitrariamente al tema o idea directriz, esencia misma del contenido
del pensamiento. Éste se construye así en forma totalmente incoherente e incomprensible.
Luego: "un pensamiento es incoherente cuando su contenido está formado por constelaciones
ideativas resultantes de asociaciones ilógicas de conceptos de muy diferente significación".
Este pensamiento patológico revela no sólo el automatismo inconsciente del mecanismo
asociativo que escapa al control del juicio, sino también la obnubilación de la conciencia y la torpeza
y la suspensión más o menos intensa de la actividad psíquica.
El pensamiento incoherente es totalmente incomprensible; es imposible mantener una
conversación con el enfermo porque las asociaciones absurdas determinan un lenguaje carente de
sintaxis. Es propio de la confusión mental, caracterizada por el oscurecimiento de la conciencia. Las
personas normales pueden expresar un pensamiento incoherente cuando se produce una
disminución de la lucidez mental, como ocurre en los casos de fatiga psíquica intensa y en especial
cuando el sueño invade la conciencia. En esos momentos deja de manifestarse la actividad consciente y el sujeto cae en el automatismo subconsciente, por el que las ideas se asocian sin ningún control
e incoherentemente. La coherencia del pensamiento, pues, sólo es posible mientras se mantiene la
concentración psíquica y la atención alerta sobre la elaboración del pensamiento; la incoherencia
se encuentra latente en todas las personas bastando la más leve obnubilación de la conciencia para
que se insinúe, debido a que las elaboraciones caen en el plano subconsciente donde las ideas se
suceden en forma desordenada. Las ideas se ordenan únicamente cuando son llevadas por un acto
de la voluntad al plano consciente donde son sometidas a la concentración atentiva y al control del
juicio.
Conviene establecer debidamente las diferencias que existen entre el pensamiento incoherente
y el disgregado, dado que la confusión es fácil puesto que ambos pensamientos son
incomprensibles.
1º) La incoherencia es un trastorno del contenido del pensamiento, mientras que la disgregación
es un trastorno de su curso.
2º) La incoherencia es debida a la asociación de ideas dispares al margen de las leyes asociativas
lógicas; la disgregación se debe a la debilitación de la idea directriz, a la vez que las asociaciones que
esta idea determina son correctas.
3º) En la expresión del pensamiento incoherente hay falta absoluta de sintaxis porque se
construye con asociaciones carentes de relación; el pensamiento disgregado se expresa respetando
la sintaxis desde que las asociaciones efectuadas siguen las leyes lógicas y se relacionan con el tema.
De aquí que el pensamiento disgregado sea fragmentariamente comprensible, aunque en la
totalidad de su curso sea tan incomprensible como el incoherente.
4º) El pensamiento incoherente es el resultado de una conciencia obnubilada, en la que el juicio
deja de controlar las elaboraciones psíquicas por carencia de concentración atentiva. El
pensamiento disgregado es producto de una psique debilitada en la que el juicio pierde su capacidad
normal a la vez que la idea directriz carece de vigor por falta de atención y de interés ambas fallas
determinan que el curso y la continuidad del pensamiento se agoten fácilmente.
2º) PENSAMIENTO DELIRANTE: El contenido patológico del pensamiento delirante, integrado por
concepciones delirantes, es producto de la elaboración de un juicio afectado de una falla grave.
Como la actividad judicativa está desviada de su actividad normal está incapacitada para comprender los errores que involucran sus conceptos, los que son aceptados como reales y defendidos
enérgicamente.
3º) PENSAMIENTO OBSESIVO: El contenido patológico de este pensamiento está formado por las
más variadas obsesiones. Si bien el juicio no está desviado y mantiene un perfecto control
reconociendo el error que encierra el pensamiento, el sujeto no puede sobreponerse a la imposición
de este contenido morboso que lo perturba y lo angustia.
IMAGINACIÓN
Concepto
La imaginación es una importante actividad psíquica que participa activamente en la elaboración
del pensamiento. Se halla en directa dependencia de la memoria que, mediante el aporte de la
evocación, le permite realizar la más extraordinaria variación de combinaciones entre imágenes,
representaciones y situaciones vividas por el individuo. Además la imaginación permite al hombre
la creación de imágenes o situaciones nuevas. De donde surgen dos modalidades de esta importante
actividad, que se han denominador imaginación reproductora e imaginación creadora.
1°) Imaginación reproductora:
La forma reproductora, que es la más común, es la capacidad de evocar imágenes,
representaciones y cuanto ha sido registrado y vivencia-do por la conciencia y de someter estos
elementos a múltiples y variadas elaboraciones, cuya finalidad ulterior es la construcción de
conceptos de mayor complejidad y perfección. La imaginación reproductora, mediante la cual se
elabora el material cognoscitivo individual que alcanza paulatinamente mayor nitidez y jerarquía,
tiene gran similitud con la memoria de evocación, con la que suele confundirse, razón por la que se
ha dicho que imaginar es pensar con imágenes. Para evitar precisamente esas confusiones es que
se hace necesario establecer las diferencias entre ambas.
La diferencia fundamental se aprecia conociendo la exacta ubicación y finalidad que ambas
actividades tienen en el proceso psíquico. La evocación es una actividad exclusivamente mnemónica
cuya finalidad específica es la reproducción fiel de imágenes, conocimientos, hechos o situaciones
vividos por el individuo, los que deben ser actualizados en un determinado momento por el imperio
de ciertas circunstancias. Por consiguiente debemos considerarla y ubicarla como un proceso de la
memoria que tras la evocación realiza una perfecta identificación mediante el reconocimiento de
algo que realmente ocupó la conciencia en un momento dado.
La imaginación reproductora por su parte, si bien se vale de la evocación mnemónica, es una
actividad que se halla bajo la fiscalización del pensamiento; es, en realidad, una forma particular de
elaboración del pensamiento. Difiere de la evocación mnemónica porque prescinde del proceso de
reconocimiento, desde el momento que, para el objetivo actual, no se requiere una prolija
identificación de detalles. En efecto, los elementos evocados se enlazan y coordinan siguiendo los
mecanismos asociativos lógicos, para ser sometidos a la actividad razonante. Así es como los
materiales de la evocación adquieren mayor claridad y configuran concepciones de más jerarquía y
complejidad.
2°) Imaginación creadora:
La imaginación creadora es la actividad psíquica capaz de encauzar el pensamiento hacia nuevos
enfoques y originales combinaciones de los elementos preexistentes del capital cognoscitivo
personal; combinaciones de imágenes, representaciones e ideas de las que surgen creaciones insospechadas, a veces geniales, y nuevas nociones para el conocimiento, que si no han sido previstas en
su esencia misma fueron, a menudo buscadas.
La nueva creación es sólo aparente, en realidad no es otra cosa que una variante desde que los
elementos que la forman preexisten en el individuo. Todo se elabora con material que forma parte
integrante del conocimiento personal, material de aprehensión procedente del mundo exterior
captado a través del sensorio. Estos elementos son elaborados repetidas veces en el curso de la
existencia y en múltiples formas y combinaciones merced a la imaginación reproductora, encargada,
como dijimos, de mejorarlos y jerarquizarlos.
Como estos materiales producto de mayores abstracciones, que surgen a través de numerosas
disociaciones analíticas y de otras tantas síntesis asociativas, se hace posible la creación de
conceptos y representaciones completamente nuevos por sus variantes, pero en los que el análisis
minucioso permite descubrir los elementos primarios que permitieron su elaboración, elementos
básicos que constituyen, en última instancia, las fuentes del conocimiento universal donde el
hombre lo halla todo ya creado. Para alcanzar el plano de estas elaboraciones se requiere la
imprescindible participación de la inteligencia, de cuyo grado de capacidad depende la magnitud y
la jerarquía de lo creado. En efecto, la capacidad creadora desde las creaciones pueriles que los
niños idean en sus juegos hasta las creaciones geniales de los seres superdotados.
Por otra parte, también se requiere la participación de estados afectivos especiales, en los que
se manifiestan las inclinaciones, tendencias, deseos y pasiones de la personalidad, los que impulsan
y descargan la actividad voluntaria que se precisa para alcanzar esa finalidad.
La imaginación, actividad mental con distintos grados de intensidad, reviste pues dos formas, la
reproductora y la creadora; a esta última, la de mayor jerarquía, le está reservado alcanzar las más
altas cumbres del conocimiento, aquellas que jalonan los progresos de la humanidad a lo largo del
tiempo. Las personalidades dotadas de una inteligencia superior, los seres geniales que impulsan el
avance de la civilización, expresan las más elevadas realizaciones de la imaginación a través de la
invención y de la inspiración.
La invención es la creación o el hallazgo de algo nuevo mediante una labor persistente,
continuada y perfectamente consciente; por la elaboración pensante el espíritu, a fuerza de ingenio
y de meditación, con tenacidad y con el máximo de concentración atentiva, llega a concebir y a crear
o inventar una cosa nueva o desconocida. Así surgen a la luz los inventos destinados a facilitar la
vida y la labor del hombre en todos los órdenes de su actividad. Tanto en las ciencias como en el
arte, en las industrias como en otras esferas de su desenvolvimiento, la invención de los más
diversos y complejos instrumentos, aparatos, sistemas, principios y reglas le sirven para
complementar sus observaciones, facilitar sus experiencias, ampliar sus conocimientos, ahorrar
esfuerzos en la ejecución de sus tareas y, en general, para avanzar en el trabajoso y lento camino
del progreso.
La inspiración, a la que se deben las más hermosas y las más sublimes creaciones de los poetas,
de los artistas, de los literatos y de los oradores, es otra modalidad de la imaginación creadora.
Aunque las creaciones de la inspiración aparentemente se realizan en forma espontánea y sin
esfuerzo evidente, son en realidad producto de la labor mental consciente, de la concentración
atentiva y de la dedicación voluntaria entusiasta. Pero no surgen, como cuando se trata de la
invención, inmediatamente a continuación de esas elaboraciones sino que, en un momento
inesperado y cuando la mente se halla en reposo, cristalizan en forma súbita como a raíz de un
estímulo insospechado, cual si se tratase de algo que sobrepasa las leyes naturales conocidas y
entrara en el plano de lo sobrenatural. Después de haber sido larga y asiduamente buscadas, las
creaciones de la inspiración surgen como resultado mediato e imprevisto de un trabajo que se
comenzó con plena lucidez pero que fue trasladado al subconsciente, el cual prolonga más allá de
lo consciente estas elaboraciones, de donde afloran en forma inesperada y, a veces, deslumbrante.
Definición
"La imaginación es una forma de elaboración del pensamiento mediante la cual se unen,
ordenan, enlazan y coordinan en múltiples combinaciones los materiales de evocación
proporcionados por la memoria, con .a finalidad de concebir y de dar forma a cosas nuevas y a
conceptos originales y cada vez más perfectos, hasta culminar en las creaciones geniales de la
inspiración que señalan las altas cumbres del conocimiento y jalonan el progreso de la humanidad".
PSICOPÁTOLOGÍA DE LA IMAGINACIÓN
La psicopatología de la imaginación gira esencialmente en torno a los tipos de alteraciones:
cuantitativas y cualitativas.
Alteraciones cuantitativas
Desde el punto de vista cuantitativo, Ta imaginación puede estar aumentada o disminuida. -
1º) Imaginación aumentada:
La exaltación de la imaginación se produce en todos los casos en que hay excitación psicomotriz.
a) En la manía hallamos especialmente exaltada la forma reproductora de la imaginación debido
a la hipermnesia causada por la disminución del umbral de evocación; las imágenes que se suceden
en la conciencia ininterrumpida y precipitadamente son combinadas y elaboradas por la
imaginación que se exalta al ritmo de esa precipitación.
b) En algunos delirios, especialmente cuando la imaginación forma el mecanismo productor de
esta enfermedad.
c) En algunas intoxicaciones y especialmente en las intoxicaciones por alcaloides, morfina y
cocaína. El estado onírico con alucinaciones placenteras lleva a la exaltación imaginativa.
2º) Imaginación disminuida:
La imaginación se empobrece en todos los casos en que se producen inhibiciones psíquicas. Así
sucede en la depresión psicomotriz, en la demencia, en la oligofrenia y siempre que ocurre una
merma en la actividad psíquica.
Alteraciones cualitativas
La imaginación en los casos de trastornos cuantitativos, está bajo el control de un juicio lógico,
pero cuando la acción de éste se debilita, liberada de su freno normal, se descontrola efectuando
elaboraciones fantásticas.
La fantasía conduce a la creación de un mito o de una fábula, es decir a una elaboración mental
privada de fundamento, es una ficción inverosímil sin visos de realidad. Esta elaboración falsa debe
distinguirse de la mentira común, que también es una elaboración irreal producto de la imaginación.
a) La fabulación es patológica porque es el resultado de la actividad imaginativa anormal de una
personalidad psicopática o de un enfermo mental que no puede substraerse a ese mecanismo
psíquico, que escapa al control del juicio aun cuando, en gran parte, tenga conciencia del mismo. La
mentira no es patológica, es producto de la elaboración de mentes sanas que mantienen un control
perfecto de su función intelectual.
b) Si bien la fábula es una creación falsa, obedece a la tendencia innata de una personalidad
psicopática determinada por una desviación constitucional o a la tendencia de un enfermo con el
juicio desviado o más o menos inhibido. La mentira, por el contrario, es elaborada con un fin
utilitario; es una creación circunstancial para inducir a error, engañar o eludir en forma más o menos
hábil, situaciones de apremio.
MENTIRA :
La mentira, que es una elaboración normal a pesar de ser censurable en el orden moral, es
recurso también de ciertos enfermos mentales que mienten por las mismas o parecidas razones que
las personas normales.
1) Los hiperemotivos, en los que se exageran los mecanismos normales, mienten por
conveniencia y por temor al castigo.
2) Mienten los alcoholistas tratando de ocultar su hábito, por vergüenza o por temor de verse
privados del alcohol.
3) Los delirantes cuando temen comprometer su situación o para ocultar sus planes y sus
verdaderas intenciones.
4) Los perversos deliberadamente con el deseo de molestar y perjudicar a los demás. La calumnia
suele ser su arma.
FABULACIÓN :
1) La fabulación que es patológica en los adultos ha sido considerada normal en los niños.
Nosotros no compartimos esa opinión, adoptando al respecto una actitud de reserva. Consideramos
a los niños y a los adolescentes como a seres en evolución, en camino de alcanzar la madurez
psíquica, época en que el juicio y la razón se convierten en los cancerberos de la imaginación; por
consiguiente en las diversas etapas del desarrollo, en los distintos grados de evolución del juicio y
de la razón, la intensidad de la actividad fabulatoria varía. Unos fabulan más que oíros y algunos no
fabulan nada, lo que induce a pensar que la intensidad de esa actividad depende del grado de
madurez psíquica.
Además se observa que algunos niños no fabulan aun siendo inmaduros, mientras que otros de
evolución normal lo hacen, evidenciando predisposiciones o estados constitucionales más o menos
manifiestos. Estas observaciones apoyan nuestro criterio de que si la fabulación del niño no es
patológica, tampoco es absolutamente normal.
2) La fabulación de los histéricos es un síntoma muy importante y característico de estas
personalidades. La riqueza de sus manifestaciones dio lugar a que Dupré creara la constitución
"mitomaníaca".
La fabulación del adulto es como en los niños un síntoma de inmadurez psíquica; caracteriza a
personalidades frágiles, inmaduras, carentes de inhibiciones vigorosas, siendo la insuficiencia
inhibitoria la causa de la fantasía. Dupré reconoció esta incompleta madurez como elemento
primordial en las personalidades a través de las cuales llegó a concebir la constitución mitomaníaca,
de la que son tributarios los histéricos. Entre los caracteres sobresalientes de la personalidad
histérica figuran: a) pobreza intelectual, siempre evidente; b) sugestibilidad, todo débil es fácilmente
sugestionable y predispuesto a la imitación hasta llegar a la autosugestión; c) patomimia, imitación
de las más diversas enfermedades; d) deseo de destacarse, atrayendo la atención con sus
elaboraciones fantásticas que expresan con gran realismo; e) conflictos íntimos y ambientales, las
situaciones desfavorables los llevan a la fabulación; f) la vanidad, que procura satisfacerse
recurriendo a la fantasía.
3) En los maníacos la fabulación es muy frecuente. La exaltación afectiva debilita las inhibiciones
y da libre curso a la imaginación, que se exagera hasta la fantasía por falta de control del juicio que
está desviado. La fabulación consecuencia, en este caso, de la megalomanía, satisface la vanidad del
enfermo que dominado por la euforia se siente poderoso y triunfador.
4) La fabulación de los melancólicos reviste la forma de "autoacusación calumniosa". El juicio,
desviado por ideas delirantes de impotencia, de ruina, de autoculpabilidad y de suicidio, al no
ejercer su control normal permite a la imaginación urdir verdaderas fábulas en las que el paciente
se ubica como protagonista y se acusa de ser el causante de todos los perjuicios y de todas las
situaciones catastróficas que elabora su mente enferma.
5) Algunos delirantes también fabulan, especialmente los que deliran debido al mecanismo
imaginativo. El más característico es el delirio imaginativo de Dupré y Logre que se instala en la
personalidad mitomaníaca.
6) Fabulan los confusos en estado de onirismo y algunas personas jóvenes durante la
convalescencia de ciertas enfermedades infecciosas. La fabulación tiende en estos casos a satisfacer
los deseos que dominan a la personalidad según las corrientes afectivas imperantes.
7) Los dementes seniles a causa de la debilitación psíquica. Para suplir las lagunas de la memoria,
en especial la de fijación, cuya merma impide el nexo entre los hechos recientes, el enfermo recurre
a la fabulación.
8) Finalmente, también suelen fabular los débiles mentales con acompañamiento de gran
excitación, alucinaciones y delirio.
RESUMEN
ACTIVIDADES QUE INTERVIENEN EN LA ELABORACIÓN DEL PENSAMIENTO
La asociación de las ideas es el mecanismo que relaciona, conecta y encadena las ideas y
representaciones mentales. Es el primer paso importante hacia la elaboración del
pensamiento.
Leyes
asociativas
1º) Ley de asociación por contigüidad temporal: hechos
o
estímulos
registrados en un mismo momento o acto perceptivo.
2º) Ley de asociación por contigüidad espacial: hechos o estímulos captados
en un mismo lugar.
3º) Ley de asociación por semejanza externa: cuando tienen entre sí alguna
semejanza relacionada con sus caracteres externos.
4º) Ley de asociación por semejanza interna: cuando tienen en común los
significados de sus cualidades o propiedades.
5º) Ley de asociación por contraste: la asociación se hace cuando un hecho
o fenómeno es lo opuesto a otro.
La asociación de las ideas se hace de acuerdo con un ritmo y en forma
ordenada siguiendo las leyes asociativas, es decir, que son coherentes.
Asociación
de
las
Ideas
Psicopatolo
gía de la
asociación
de las ideas
Alteraciones
del ritmo
a) Ritmo normal: debe tenerse en cuenta como punto
de referencia. Es el que permite seguir el curso de un
pensamiento elaborado en forma lógica formal. Las
variantes dependen del tempo psíquico de cada uno.
b) Ritmo acelerado: Por aceleración del lempo psíquico.
Asociaciones rápidas y fugaces. Fuga de las ideas.
c) Ritmo retardado: Por retardo del tempo psíquico.
Disminuyen las asociaciones en la unidad de tiempo.
Hay entorpecimiento y dificultad para hallar los
términos que han de formar la cadena asociativa.
Alteraciones
de
la
coherencia
La coherencia normal se perturba cuando se debilitan la
concentración psíquica y la atención. Se enturbia la
lucidez de la conciencia y se descontrola la actividad
psíquica, no se asocia de acuerdo con las leyes lógicas
normales y se cae en la incoherencia asociativa.
Definición
concepto
y
"Es la actividad psíquica mediante la cual el espíritu realiza una
síntesis mental que permite llegar a una conclusión entre las ideas o
conocimientos".
Un juicio es siempre la afirmación de una verdad y hace posible la
aceptación y adquisición de un conocimiento.
1) Etapa de elaboración: Se hace la relación e identificación de los
conocimientos.
2) Etapa crítica: Se hacen las comparaciones y la selección de los
conocimientos aportados a la conciencia. Posteriormente se hace la
valoración de todo lo seleccionado, para llegar a una conclusión
definitiva.
El juicio realiza un análisis minucioso antes de » resumir sus
conclusiones en una síntesis.
Las perturbaciones son de orden cuantitativo y cualitativo.
Juicio
Psicopatalogía
del juicio
Juicio
insuficiente
Alteración cuantitativa que se observa en los
casos de incompleto desarrollo psíquico:
síndrome frenasténico.
Juicio
debilitado
Disminuido o deficiente con respecto a su
capacidad anterior; es una alteración
cuantitativa: síndrome demencial.
Juicio
suspendido
En los casos de obnubilación de la conciencia, que
se encuentra dificultada o impedida en su
función. Alteración cuantitativa, confusión
mental.
Juicio
desviado
Alteración cualitativa; debida a la interferencia de
una intensa carga afectiva: delirios, manía,
melancolía. Juicio afectado en forma parcial.
El razonamiento encadena los juicios entre sí en una relación de directa
dependencia; su finalidad es comprobar y demostrar una verdad.
Establece comparaciones entre los juicios cuyas similitudes permiten efectuar
substracciones de término: lo que es verdad en uno de los términos lo es también en
los otros.
Comparaciones globales: El razonamiento no descompone los términos para hallar
los caracteres y cualidades de cada una de las partes. Expone a numerosos errores.
Comparaciones analíticas: Pertenecen a un razonamiento lógico: se hace el análisis
de las partes investigando sus caracteres y atributos; se facilitan delicadas
substituciones.
Raciocinio
Tipos
de
razonamientos
Definición
concepto
y
Pensamiento
Pensamiento
mágico
o
primitivo
Razonamiento por
deducción
Acepta
como
verdadera
una
proposición llamada "consecuencia",
cuando otras proposiciones llamadas
premisas también lo son.
Razonamiento por
inducción
Afirma una verdad basándose en la
observación de determinado número de
hechos.
Razonamiento por
analogías
Afirma una verdad cuando uno de los
términos presenta caracteres semejantes
a los de los otros.
"El pensamiento es la más jerarquizada manifestación de la
mente; su finalidad es la comprensión, entendimiento y
facilitación de las relaciones interhumanas y la expresión, a
través de la capacidad intelectual de cada individuo, de la
sabiduría secular y universal".
Tiene un contenido formado por la idea directriz, que es el
conocimiento que ha de elaborarse. Esta es la finalidad que ha
de alcanzarse a través de una serie de juicios y razonamientos
entre ideas afines; así se establece el curso.
El pensamiento es resultado de una elaboración consciente.
Propio del niño, del hombre de escasa evolución y de los
pueblos primitivos.
Se relaciona con el mundo mágico: todo lo que acontece se
halla en relación y dependencia de las fuerzas de la naturaleza.
Sus bases son:
1) Dos objetos parecidos o que presentan algún punto de
semejanza se consideran dotados de iguales propiedades.
2) Dos objetos aunque sean totalmente diferentes, si se
hallan en contacto o próximos se consideran influenciados
mutuamente, adquiriendo cada uno las propiedades del otro.
Pensamiento
lógico
Es el que se elabora mediante el razonamiento analítico que se
basa en tres principios.
1) Principio de la no contradicción: sustentado por el razonamiento
por deducción; "una cosa no puede ser más que ella misma, en un
mismo momento y bajo las mismas condiciones".
2) Principio del deterninismo o de legalidad; propiciado por el
razonamiento por inducción: ''toda modificación que una cosa
experimenta se halla sujeta a condiciones bien determinadas, o sea
que está regida por una o más leyes".
3) Principio de finalidad; sostenido por el razonamiento por
analogía: "La convergencia y reunión de determinadas condiciones
favorece un fin consciente o inconscientemente perseguido''.
Se registran perturbaciones del curso y del contenido.
Pensamiento
Psicopatología
del
pensamiento
Alteraciones
del curso
1º) Aceleración del pensamiento: En los casos
de aceleración del ritmo psíquico: excitación
psicomotriz;
especialmente
manías.
Verborragia, fuga de ideas, atención inestable,
hipermnesia por disminución del umbral de
evocación.
2º) Re lar do del pensamiento: En los casos de
retardo del ritmo psíquico. Inhibición de los
procesos psíquicos: deprimidos, tristes,
melancólicos, confusos mentales, dementes y
oligofrénicos.
3º) Prolijidad o minuciosidad del pensamiento:
Incapacidad de extraer los contenidos mentales
esenciales para alcanzar la finalidad: débiles
mentales, epilépticos-y dementes.
4º) Perseverancia del pensamiento: Repetición
periódica y automática de palabras que se intercalan en su curso: personas normales por fatiga
psíquica o por intoxicación por el alcohol, alcaloides, hipnóticos; débiles mentales por su
pobreza
ideativa;
dementes
por
el
empobrecimiento ideativo y fallas de evocación;
epilépticos por retardo del ritmo psíquico y
esquizofrénicos por disloque psíquico.
5º)
Interceptación
del
pensamiento:
Interrupción brusca del curso que se reinicia
instantes después retomando el curso anterior
o a menudo un curso diferente: esquizofrénicos.
Alteraciones
del curso
Pensamiento
Psicopatología
del
pensamiento
Alteraciones
del
contenido
6º) Rigidez del pensamiento: Perturbación
del curso por la persistencia de una idea a la que
se dispensa preferencia, hay resistencia para
abandonarla y llega a condicionar los actos del
pensamiento, pierde su elasticidad normal:
esquizofrénicos por los trastornos de la
personalidad.
7º) Estereotipia del pensamiento: Repetición
continuada de palabras o frases que se
intercalan en el curso del pensamiento y no
participan del tema del mismo. Esto la distingue
de la perseveración.
8º) Verbigeración del pensamiento:
Repetición de las mismas palabras o frases en
períodos de tiempo más o menos prolongados.
No participa del pensamiento, sin sentido ni
lógica: en caso de trastornos graves de la
corteza de los dementes y confusos.
9º) Disgregación del pensamiento: Éste
pierde su finalidad lógica porque la idea
directriz carece de capacidad para mantener y
condicionar el curso del pensamiento. Expresa
trastornos graves de la psique: esquizofrenias y
demencias.
1º) Pensamiento incoherente: En los casos en
que se produce pérdida de lucidez de la
conciencia, la cual no controla el mecanismo
asociativo que escapa a las leyes lógicas
normales. El contenido del pensamiento
incoherente resulta de asociaciones ilógicas
que encadenan conceptos de significaciones
diferentes.
2º) Pensamiento delirante: El contenido del
pensamiento está integrado por concepciones
delirantes.
3º) Pensamiento obsesivo: El contenido está
integrado por las más variadas obsesiones.
Concepto
Definición
Imaginación
Psicopatología
de
la
imaginación
Actividad psíquica que participa en la elaboración del pensamiento.
Tiene íntima relación con la memoria de evocación.
1) Imaginación reproductora: Es la evocación de imágenes,
representaciones y elementos del propio conocimiento que se someten a
múltiples elaboraciones para reproducirse con un mayor grado de
perfección y configurar concepciones de mayor jerarquía: es la forma más
frecuente.
2) Imaginación creadora: Encauza el pensamiento hacia nuevos
enfoques y combinaciones originales del material del propio
conocimiento de donde surgen creaciones que a veces llegan hasta lo
genial. Depende de la inteligencia.
"La imaginación es una forma de elaboración del pensamiento que
ordena, enlaza y coordina en múltiples combinaciones los elementos
preexistentes del capital cognoscitivo personal evocados por la memoria,
para dar forma a cosas nuevas y a concepciones originales y cada vez más
perfectas, hasta culminar en las creaciones geniales de la invención y de
la inspiración".
Se registran alteraciones cuantitativas y cualitativas.
1º) Imaginación aumentada: En la excitación
psicomotriz, especialmente en la manía; en algunos
delirios; en intoxicaciones por alcaloides, morfina y
Alteraciones
cocaína.
cuantitativas
2º) Imaginación disminuida: En todos los casos de
inhibición psíquica: melancólicos, dementes y
oligofrénicos.
Cuando el juicio no controla eficazmente la
imaginación se desborda y cae en la fantasía y en la
fabulación.
Fabulación: elaboración falsa de carácter
patológico.
Mentira: elaboración imaginativa falsa, no
patológica.
1) Mentira: En personas normales y en enfermos
mentales.
a) Hiperemotivos: por conveniencia y temor al
castigo.
b) Alcoholistas: por vergüenza o temor de verse
privados del tóxico.
Alteraciones
c) Delirantes: porque temen comprometer su
Cualitativas
situación y para ocultar sus intenciones.
d) Perversos: deliberadamente para perjudicar y
hacer daño.
2) Fabulación: a) En niños y en personas inmaduras.
b) Histéricos: constitución mito-maníaca.
c) Maníacos: megalomanía que satisface su
vanidad.
d) Melancólicos: autoacusación calumniosa.
e) Algunos delirantes (mecanismo imaginativo).
f) Confusión mental onírica.
g) Demencia senil, por fallas de la memoria.
h) Débiles mentales; con excitación, alucinaciones y
delirio.
CAPÍTULO VIII
MEMORIA
PSICOPATOLOGÍA DE LA MEMORIA
MEMORIA
Concepto
La memoria es otra de las manifestaciones de la actividad psíquica, cuya contribución es
imprescindible para la continuidad de la vida psicológica por ser el nexo entre el pasado y el
presente. Cuando la memoria se extingue la vida psicológica se torna precaria, se borran los
recuerdos y se desvanecen los acontecimientos de trascendencia que jalonan la existencia del
individuo. Al debilitarse la integridad de la personalidad ésta pierde su equilibrio y comienza a
desintegrarse. En efecto, gracias a la memoria el hombre evoca, en cualquier momento, los
acontecimientos de su vida en una visión de conjunto que le permite tener una noción acabada de
su existencia física o psíquica como unidad independiente. Le es posible identificar su personalidad
en el tiempo, siempre igual a sí misma pese a las mutaciones impresas por el progreso en el orden
psicológico y a las huellas que señalan el paso de los años en el orden físico.
La memoria contribuye a darle la noción del tiempo transcurrido desde el momento que la
sucesión de los recuerdos, que marcan el recorrido de una existencia, se hace en forma cronológica,
lo que le permite establecer las diferentes etapas de la vida. Entre los hechos de trascendencia
siempre existen espacios o claros debidos a la desaparición u olvido gradual de las vivencias menos
trascendentes, que no han llegado a formar engramas firmes e indelebles.
Ésta es la importancia que tiene la actividad mnemónica en lo que se refiere al aporte de todo el
material de los recuerdos que establecen el enlace entre él pasado y el presente. En el presente la
memoria interviene en las nuevas elaboraciones mentales estableciendo, mediante la fijación,
nuevas huellas y fortaleciendo las antiguas. La actuación de la memoria no se limita sólo al pasado
y al presente; también permite al hombre su proyección hacia el porvenir. En efecto, cuando el
pensamiento encara las posibilidades del mañana le es imprescindible el aporte del material del
conocimiento mediante la evocación, es decir el aporte de la experiencia que es la base sobre la que
descansa la vida de cada individuo. Sin e auxilio es imposible que el hombre pueda tender puentes
hacia el futuro; le es pues indispensable la experiencia. El futuro se halla en potencia en cada uno
de nosotros, lo vamos forjando de acuerdo con nuestras, posibilidades y salimos a su encuentro
movidos por las circunstancias, pero como la experiencia nunca es completa ni suficiente la marcha
hacia el porvenir se hace con la adquisición de nuevas experiencias que complementarán a las
antiguas, con lo que se va jalonando y condicionando nuestro perfeccionamiento. Sólo así es posible
comprender la continuidad de la vida psicológica y la indivisibilidad de la psique y sus
manifestaciones.
Por la actividad de la psique se registra en la conciencia, bajo la forma de imágenes, el material
captado por el sensorio; así también son registradas las elaboraciones de nuestro pensamiento,
todo bajo la forma de: engramas o huellas mnemónicas. Estos engramas se graban a continuación
de la impresión de los estímulos en la conciencia constituyendo modificaciones persistentes de la
psique, de carácter más o menos indeleble según la intensidad de las vivencias que los determinan.
Los engramas o huellas mnemónicas pueden ser intensamente reavivadas en el transcurso de la
vida, ya sea por sucesivas evocaciones ya por la reproducción de vivencias iguales o semejantes.
Algunos autores llaman memoria orgánica a los engramas formados por la estimulación
sensorial, reservando la denominación de memoria psíquica para la que corresponde a nuestros
pensamientos y a las elaboraciones de la imaginación.
La actividad mnemónica se manifiesta bajo dos formas diferentes:
1º) Memoria voluntaria y consciente. — Por ella la atención introvertida se concentra en la
búsqueda minuciosa de las vivencias que se desean evocar, porque son necesarias para la
elaboración de nuestro pensamiento o porque determinadas circunstancias de nuestra vida psíquica
así lo requieren. Es la forma más importante.
2º) Memoria automática e inconsciente. — En actividad durante nuestras elaboraciones
mentales merced al mecanismo asociativo. El automatismo de los centros mnemónicos perceptivos,
por ejemplo, se manifiesta cuando se efectúa el reconocimiento del material recién captado que
debe ser percibido y comprendido. Todos hemos sido sorprendidos alguna vez por la aparición
inesperada de un recuerdo, por la evocación involuntaria de un hecho que nada permitía presumir,
alejado en ese instante de nuestra memoria pues la psique estaba ocupada por otras elaboraciones.
Es, posiblemente, una elaboración subconsciente que en determinado momento se hace consciente
respondiendo a un frustrado esfuerzo evocativo anterior. En efecto, cuando, a pesar de una
profunda concentración, existe alguna inhibición que impide evocar un acontecimiento y no
podemos vencer la dificultad, abandonamos la búsqueda y la psique se sume en otros problemas,
pero la energía desarrollada despierta la actividad subconsciente la cual, en un momento
inesperado nos aporta la solución ansiada.
La memoria sólo retiene y aporta aquello que ha sido percibido y vivido atentamente; luego, para
que los engramas mnemónicos sean indelebles se requiere como condición previa, un estado de
perfecta lucidez de con ciencia y el máximo de concentración atentiva. Sin una buena atención la
captación es imperfecta, imprecisa; los engramas no arraigan y se borran fácilmente. Por eso la
memoria sólo retiene los hechos que son importantes para el individuo; de los múltiples
acontecimientos trascendentes e intrascendentes de una existencia sólo quedan grabados los
detalles que han interesado o impresionado vivamente. Tal es la importancia y la influencia de lo
afectivo en lo mnemónico, como lo es, por otra parte, para toda la vida psíquica.
Definición
"La memoria es la actividad psíquica que permite fijar y conservar en la conciencia las vivencias
que la han impresionado y que posteriormente pueden ser revividos por la evocación, a la vez que
son reconocidos por aquélla como elementos o acontecimientos que ha registrado en un tiempo
más menos lejano."
Fases que constituyen el proceso de la memoria
El proceso de la memoria, sumamente complejo, comprende cuatro etapas o fases
fundamentales. Primero debe hacerse la aprehensión y fijación del objetivo. En segundo lugar se
realiza la conservación del material adquirido, que pasa a integrar la suma del conocimiento
individual. En una tercera fase los elementos conservados pueden ser revividos por medio de la
evocación, cuando las circunstancias surgidas del desenvolvimiento psíquico así lo requieran. Como
fase final y para que el proceso mnemónico sea realmente útil, es necesario comprobar que el
recuerdo que aflora del fondo de la memoria es exacto y que pertenece a una vivencia registrada
por la conciencia. Es pues la etapa del reconocimiento y, al mismo tiempo, de la localización
cronológica que ubica el hecho exactamente en el tiempo de adquisición.
Presentadas esquemáticamente, éstas son las cuatro etapas del proceso mnemónico,
denominadas:
1º) Memoria de fijación.
2º) Memoria de conservación
3º) Memoria de evocación.
4º) Memoria de reconocimiento y de localización.
1º) Memoria de fijación:
Es la fase de la captación de los materiales, de su elaboración perceptiva y de su fijación en los
centros nerviosos mnemónicos correspondientes.
Se entiende por capacidad de fijación el número de imágenes o ideas posible de ser captadas y
fijadas en un solo acto de atención. Esta capacidad varía de una persona a otra, es condicionada por
interés y la correspondiente concentración de la atención, dependiendo también de la intensidad y
de la frecuencia del estímulo que impresiona a la conciencia. En lo que respecta a la edad del
individuo, la capacidad de fijación tiene su mayor rendimiento en los primeros años, alcanzando el
máximo en la pubertad, época de la vida en que el hombre acopia la mayoría de los elementos que
han de constituir el manantial de su conocimiento. A partir de la pubertad la capacidad de fijación
ya no aumenta, por el contrario comienza a disminuir; imperceptible al comienzo, esta declinación
se hace bien evidente en etapas más avanzadas de la vida; pero, mientras disminuye la capacidad
de fijación la evocación se mantiene perfecta hasta una edad muy avanzada. La disminución de la
fijación debe considerarse con algunas reservas pues, si bien es real, sólo lo es en el orden general,
manteniéndose una buena fijación unilateral por el ejercicio constante o la práctica de una actividad
o disciplina determinada a la que el individuo dedica toda su atención y su interés.
Además con el transcurso de los años el hombre pierde el interés por las cosas ambientales que
lo rodean, dedicando preferente atención a sus propias elaboraciones y reflexiones lo que dificulta
la fijación de los estímulos externos; esta dificultad se acentúa en la senectud cuando se producen
modificaciones de orden fisiológico en el tejido nervioso de los centros mnemónicos perceptivos.
2º) Memoria de conservación:
Fijados en la conciencia los hechos que la impresionaron vivamente deben ser conservados, para
poderlos revivir en su oportunidad. Esto plantea el problema, aún no resuelto, de la forma cómo se
realiza la conservación.
Fundamentalmente existen dos teorías que tratan de solucionarlo y que por igual se atribuyen
ser las depositarías de la verdad: la teoría materialista y la teoría psicológica. Si bien ambas cuentan
con decididos partidarios, unos y otros se hallan aún en el terreno de la polémica.
1º) La teoría materialista sostiene que todo estado mental que la conciencia ha registrado
persiste almacenado en el cerebro, en el que produce una modificación fisiológica indeleble. De
acuerdo con esa teoría supeditada a la vida cerebral, de la que no sería más que un epifenómeno;
cada representación y cada idea para poder ser conservada debe tener un sostén material, un
subtractum anatómico, cada una debe disponer de una porción de tejido nervioso donde se ubicará
y persistirá mientras perdure el individuo.
2º) La teoría psicológica sostiene que todo estado de conciencia fijado, contrariamente a lo que
supone la teoría materialista, continúa sien-do psicológico y formando parte de la vida
subconsciente del individuo, sin que esto presuponga que debe necesariamente plasmarse en el
tejido nervioso.
En cuanto a la intensidad y facilidad con que se efectúan la fijación y la conservación dependen
del grado de fatiga de la psique en ese momento. Prueba de ello es que estas actividades son mucho
más efectivas por la mañana después del reposo nocturno y después del descanso subsiguiente a
las horas de estudio o de labor.
3º) Memoria de evocación:
Durante la fase de evocación la memoria actualiza los hechos pasados mediante su reproducción
en la conciencia, bajo la forma de imágenes mnemónicas. Es la fase realmente útil de la memoria
porque establece la continuidad de nuestra vida y hace posible la elaboración del pensamiento,
pues la evocación o recordación de los hechos establece el enlace entre el pasado y el presente.
La evocación obedece a diferentes mecanismos según sea la actividad psíquica que la requiera.
a) Consideremos en primer término, la forma más importante de evocar que es la evocación
consciente y voluntaria, que se acompaña con la sensación de trabajo y esfuerzo mental y en la que
la atención se halla introvertida en la búsqueda del recuerdo. Es la memoria que se pone en
actividad a requerimiento de nuestras elaboraciones- mentales las que, para su progresión y para
enlace con nuevas concepciones, utilizan los recuerdos almacenados. Estas ideas e imágenes, al
surgir al plano consciente, transmiten la certeza y seguridad de que han sido vividos anteriormente
y de que forman parte de la vida psicológica del individuo. En efecto, son vivencias registradas por
la conciencia, interpretadas y adaptadas por el juicio de acuerdo con su capacidad, son, por lo tanto,
recuerdos que forman parte integrante de la personalidad.
b) En la forma llamada de evocación consciente y espontánea los recuerdos afloran y se hacen
conscientes de una manera completamente involuntaria, no son buscados por el individuo que no
realiza el menor esfuerzo evocativo. Está en relación con el constante fluir del cúmulo de ideas que
acuden a la conciencia durante la vigilia, las que únicamente se organizan y construyen
pensamientos cuando interviene la voluntad y el razonamiento. En condiciones fisiológicas
normales la mente humana no permanece nunca estática, nunca puede producirse la vacuidad de
la conciencia. El continuo trajinar psíquico, aunque involuntario, es consciente. Esa corriente de
ideas móviles, de tránsito por la conciencia, es favorecida en gran escala por la evocación
espontánea y esas ideas sólo se organizan cuando la psique pasa de ese aparente estado de reposo
al de actividad.
Si bien estas actividades del pensamiento y de la memoria son involuntarias están siempre
regidas por las corrientes afectivas que, en distintos momentos, predominan en la psique del
individuo. En consecuencia esas ideas y sus evocaciones correspondientes, no obstante estar al
margen de la voluntad, son estimuladas y provocadas por las tendencias e inclinaciones dominantes,
como también por las intensas preocupaciones personales de todo orden, las comunes de la vida
diaria o las preocupaciones de mayor gravedad y responsabilidad que emanan del ejercicio del
gobierno, del estudio de la ciencia o de las prácticas del arte.
En definitiva, la evocación consciente en sus dos formas constituye la fase más importante de la
memoria desde que, voluntaria o involuntariamente, el individuo tiene participación activa en ella
e información consciente de su labor.
c) De acuerdo con las dos formas de memoria establecidas por Bergson, los dos tipos de
evocación consciente, voluntaria e involuntaria, que hemos descripto corresponden a la memoria
de los recuerdos psicológicos. A la memoria de los mecanismos motores corresponde un tercer tipo
de evocación llamada evocación automática e inconsciente. Ésta es la que responde, por un lado, a
la memoria hábito que permite actualizar los movimientos coordinados para la ejecución de un acto
aprendido por el individuo y, por otro, a la evocación de las imágenes que intervienen en el
mecanismo de la percepción.
En el primer caso se produce la evocación de los mecanismos aprendidos para establecer la
coordinación motriz de los diferentes músculos que intervienen en la ejecución de un acto, es por
esa evocación automática que las diferentes partes del cuerpo adoptan actitudes diversas a fin de
prepararse para su realización. Todo ese mecanismo automático, consciente en la época de su
aprendizaje, se convierte en hábito merced a la repetición constante que conduce a su perfección.
Ante una herramienta de trabajo la evocación automática del obrero pone en juego todo el mecanismo ejercitado y conservado por el aprendizaje y el acto relacionado con aquélla se cumple con
toda precisión y seguridad.
El mismo automatismo se manifiesta en la evocación que interviene en la elaboración perceptiva,
mediante la actualización de las imágenes sensoriales anteriormente registradas, evocación que es
producida por la estimulación y captación sensoriales. Por medio del mecanismo asociativo se
excitan los centros mnemónicos perceptivos correspondientes al aparato sensorial estimulado
oportunamente, los que responden con imágenes iguales o semejantes a las ya registradas que son
actualizadas para su confrontación, percepción y comprensión.
En condiciones normales la evocación no es igualmente activa y eficaz en los diferentes
momentos del día, a la vez que varía según las circunstancias y las diversas épocas de la vida.
Es un hecho probado que la fatiga psíquica entorpece tanto la evocación de los recuerdos como
el resto de las elaboraciones psíquicas; como en las fases de fijación y conservación aquéllos surgen
mucho más fácilmente después del reposo.
Los estados emocionales pueden actuar en ambos sentidos; facilitan la evocación, mediante el
mecanismo asociativo, cuando el estado actual coincide con el existente en el momento de la
fijación del estímulo o pueden inhibir la evocación que se normaliza tan pronto como se mitiga la
tensión afectiva.
También puede ser inhibida por el estado emocional en casos apremiantes en que urge la
necesidad de recordar y actualizar una situación determinada.
En cuanto a las diferencias normales de la evocación en las distintas épocas de la vida, el niño
evoca especialmente por la memoria de los mecanismos motores y de los perceptivos porque fija y
conserva con preferencia, aquello que le facilita el reconocimiento del mundo exterior y la ejecución
de los actos que le permiten su adaptación y desempeño en el mismo, es decir la adquisición y
conservación del conocimiento del plano concreto; el adulto, en épocas avanzadas de la vida, se
aparta de las concepciones y de las cosas concretas, internándose en el mundo de lo abstracto; sus
elaboraciones se fijan, se conservan y, por consiguiente, se evocan mediante la memoria de los
recuerdos psicológicos. Esta forma de evocación es la que prima en el hombre adulto evolucionado.
Tanto estas variantes normales como las patológicas son las mismas y responden a idénticos
mecanismos, aunque cambien las causas.
4º) Memoria de reconocimiento y localización:
En esta última parte del proceso de la memoria se realiza la identificación del hecho evocado. En
efecto, la conciencia debe reconocerlo como un elemento perteneciente al pasado, próximo o
remoto, en que se sumó a la integración de la vida psicológica. Una evocación requiere pues para
ser real, el reconocimiento de que es algo ya vivido con anterioridad, algo que ya ha sido
experimentado, criticado y comprendido.
El reconocimiento se hace agregando a la imagen mnemónica todos los atributos, aportados por
el mecanismo asociativo que corresponden a la imagen real que la conciencia registró. Son los
elementos que se hallan ligados por lazos indelebles al recuerdo y que hacen posible su localización
en el tiempo y el espacio. En esto radica la gran importancia de la memoria, pues al efectuar la
localización cronológica y espacial de un hecho, que permite decir: en tal época y en tal lugar, le es
posible a la persona tener una noción exacta del tiempo transcurrido. La evocación escalonada de
los acontecimientos más importantes, en una breve fracción de tiempo, nos da una noción perfecta
de la vida transcurrida, a través de los registros efectuados por la conciencia, fijados y conservados
por la memoria.
El olvido:
El estudio de la memoria implica necesariamente el estudio del olvido, que debe ser considerado
como una de las tantas manifestaciones de esa actividad psíquica.
El olvido es la atenuación gradual de un recuerdo cuya nitidez disminuye hasta llegar al
borramiento total. Así considerado, es una manifestación normal y fisiológica de la memoria; desde
otros aspectos constituye un fenómeno patológico.
El olvido sume en un segundo plano a los engramas formados después del registro en la
conciencia de aquello que se ha percibido .por el sensorio y de lo que se ha elaborado in situ. Todos
estos elementos deben abandonar la conciencia; su persistencia en un primer plano es incompatible
con la normalidad psíquica puesto que conformarían un presente permanente. De ser así, de ser
permanentes e inmutables los estados de la conciencia, la mente no podría captar ni elaborar
nuevos elementos por que le acarrearían gran confusión. La mutación de aquéllos se hace gracias al
pasaje de lo ya registrado a un plano no consciente, donde se conservan los recuerdos de esas
vivencias.
La diferencia entre una imagen real y una imagen del recuerdo es, precisamente, consecuencia
del olvido, que determina la pérdida de nitidez y objetividad de esa última. Aunque el olvido aparece
como un aspecto negativo de la memoria, en realidad constituye un proceso positivo y útil desde
que, además de permitir, como dijimos anteriormente, la captación y la elaboración de nuevos
elementos, es un estímulo para la evocación. Si un recuerdo se muestra infiel, la voluntad se
concentra activamente en la búsqueda de los detalles y atributos del engrama olvidado; cuando
logran ser evocados se efectúa el reconocimiento y localización del engrama al que iluminan y
transmiten la nitidez necesaria para su exacta recordación.
La evocación es tanto más difícil cuanto mayor es la acción del olvido, que varía según diversas
circunstancias.
a) Un engrama antiguo se fortalece al ser evocado múltiples veces a través de! tiempo
transcurrido, y por este motivo resiste mejor a los efectos del olvido al hacerse más segura su
conservación.
b) Los engramas antiguos que en ninguna o en contadas oportunidades han sido evocados se van
debilitando y su recordación sufre las consecuencias del olvido.
c) Por lo tanto, los recuerdos más antiguos que han sido .evocados repetidas veces están mejor
conservados y menos expuestos a los efectos del olvido que los recientes menos evocados. En
efecto, ya lo hemos dicho, cada evocación refuerza la fijación y la conservación de los engramas.
d) Todo engrama intensamente fijado por la voluntad movida por el interés que el individuo tiene
en retener una noción o conocimiento determinado, está menos expuesto al olvido que otros fijados
superficialmente.
e) Cuando un engrama es provocado por una fuerte vivencia afectiva que determina una fijación
enérgica, se hace muy difícil su desaparición.
f) La fatiga física y psíquica provoca una insuficiencia orgánica, para la fijación, la que resulta débil
y el estímulo expuesto a la atenuación y gradual desaparición.
La ley de Ribot que se refiere a la conservación y al olvido de los engramas "mnemónicos se funda
en todos estos hechos y enuncia: "los engramas se van borrando desde los más recientes a los más
antiguos". Esta ley de amplia significación fisiológica, adquiere especial importancia en algunos
casos patológicos, como en la demencia senil.
Todo lo que perturba y dificulta la fijación y' la conservación, tanto en el orden fisiológico como
en el patológico, favorece el olvido; éste con sus altos y bajos ya que unos engramas se debilitan
más que otros, facilita la ordenación cronológica de los hechos más importantes de la vida,
contribuyendo así a formar la noción del tiempo transcurrido.
PSICOPATOLOGÍA DE LA MEMORIA
Las alteraciones patológicas de la memoria son de dos órdenes: cuantitativas y cualitativas.
Alteraciones cuantitativas
Se presentan bajo cuatro formas: amnesias, hipomnesias, hipermnesias y dismnesias.
1º) Amnesias:
Se llama amnesia a la ausencia de recuerdos pertenecientes a un determinado período de la vida,
falta de la que el individuo tiene conciencia junto con la certeza de que son recuerdos que existieron
y que se han perdido.
Las amnesias pueden ser totales o parciales.
Amnesias parciales: Son las que afectan solamente a los recuerdos en un campo reducido, como
ser los referidos a la memoria visual, auditiva, verbal, etc. Estas amnesias responden, por lo general,
a trastornos orgánicos del cerebro, a lesiones circunscriptas de la corteza cerebral provocadas por
traumatismos, deficiencias circulatorias, intoxicaciones con destrucción celular, etcétera.
La amnesia parcial no siempre se origina en una destrucción orgánica del cerebro; en algunas
ocasiones, no muy frecuentes, reconoce un origen psicogenético, por lo que se la denomina:
amnesia psicógena. Su particularidad, que la diferencia de las demás formas de amnesia, consiste
en que la pérdida de los recuerdos se hace de una manera selectiva y arbitraria; el enfermo, por
ejemplo, no puede evocar la fisonomía de un familiar o imágenes de objetos muy conocidos y que
son de su pertenencia. En estos casos sólo se borra una etapa muy reducida del pasado debido a
que, voluntariamente, es eludida a fin de evitar la actualización de vivencias afectivas displacenteras
ligadas al recuerdo. En realidad no hay borramiento ni desaparición de los engramas puesto que la
vivencia es evocada correctamente tan pronto como desparece o cambia favorablemente la
situación desencadenante de la amnesia parcial psicógena. En cambio, cuando la causa es orgánica
la amnesia es definitiva.
Amnesias totales: La amnesia es total cuando se hace extensiva a todos los elementos y formas
del conocimiento que corresponden a un lapso determinado de la vida del enfermo. Como estas
amnesias abarcan épocas distintas y bien determinadas, se las ha agrupado en tres tipos que
responden a una ordenación cronológica.
a) Amnesia anterógrada o de fijación: es el resultado de una incapacidad para fijar los estímulos,
que son mal percibidos. Los enfermos afectados de amnesia anterógrada se encuentran
imposibilitados para evocar los hechos recientes, conservando su capacidad para los recuerdos antiguos. Se observa en algunos estados patológicos transitorios y en otros definitivos, en los que se
produce la concurrencia de los factores que dificultan la captación y la fijación. Asimismo es propia
de las afecciones que provocan obnubilación de la conciencia, sobre todo de la confusión mental.
Cuando la confusión no es muy intensa el enfermo puede fijar algunas cosas con suma dificultad y
en forma imperfecta, de lo que resulta una evocación penosa e insegura. Cuando la percepción, por
momentos, se entorpece en mayor grado la fijación no se produce, debido a la falta de registro en
una conciencia completamente obnubilada. Es lo que ocurre también en la confusión mental grave
con suspensión total de la actividad psíquica. En cualquiera de los casos,1 desde el momento en que
se produce el oscurecimiento total de la conciencia hasta la recuperación de su lucidez, no es posible
registro alguno; una laguna aparece en la vida psicológica del individuo como si hubiera dejado de
existir durante ese período, concretándose el momento psicológico o estado de conciencia existente
cuando se produjo la suspensión psíquica, con el momento psicológico que vive cuando se reanuda
la actividad de la psique. Esto es lo que se ha llamado: amnesia lacunar, denominación que ha sido
consagrada por el uso pero en cierto modo inexacta porque la ausencia de fijación es debida a la
falta de registro; por lo tanto, no se trata del olvido de recuerdos como debe entenderse a través
del término amnesia. Se observa también en los casos de estrechamiento de la conciencia como
ocurre en los estados crepusculares de los equivalentes epilépticos, que siempre dejan una amnesia
más o menos marcada. En los síndromes de excitación y de depresión psicomotriz existen fallas de
la memoria debidas a la amnesia de fijación o anterógrada. En la primera, porque la gran
inestabilidad de la atención, que se torna muy superficial, impide una nítida percepción. En la
segunda, porque la atención está introvertida y concentrada sobre los problemas afectivos que
embargan la psique, lo que dificulta la fijación de los estímulos. Todas estas amnesias de fijación
que hemos considerado son de carácter transitorio, subsisten mientras actúen los factores
determinantes del estado patológico. Pero pueden convertirse en definitivas, como ocurre en las
demencias en que se-producen trastornos orgánicos del cerebro de carácter difuso; en estos casos
la perturbación se agrava a medida que avanza el tiempo y las lesiones se extienden. En los seniles
es frecuente y característica que el enfermo trate de suplir la falta de recuerdos recientes
recurriendo a presunciones más o menos lógicas o a elaboraciones de su fantasía, de donde derivan
las fabulaciones.
b) Amnesia retrógrada o de evocación: La amnesia es retrógrada o de evocación cuando el
enfermo tiene dificultad en actualizar el recuerdo de las vivencias experimentadas, fijadas y
conservadas anteriormente y que en otras oportunidades han podido ser evocadas. De un modo
general, la amnesia retrógrada puede constituir un trastorno transitorio, o que puede ser definitivo
y progresivo; en el primer caso se trata de una alteración psicogenética y en el segundo orgánica.
Toda persona ha sufrido, en alguna época de su vida, trastornos evocativos consistentes en la
dificultad o la lentitud para actualizar algunos nombres o términos comunes y perfectamente
conocidos; estas inhibiciones suelen ser frecuentes en los estados emocionales, especialmente
cuando existe cierta premura y necesidad de evocar algún hecho. Un shock psíquico de orden moral
puede ocasionar la pérdida completa de todos los recuerdos, hasta de aquellos que proporcionan
la noción de la personalidad y de toda la vida pasada; no es más que una amnesia de evocación
pasajera; la reaparición de los recuerdos es tanto más segura y firme cuanto más antiguos son, es
decir cuanto más alejados están, cronológicamente, del shock. En los casos de alteraciones
orgánicas el trastorno es definitivo, la regresión de la amnesia de evocación o retrógrada es
imposible porque median lesiones diversas del cerebro, como ocurre en algunos traumatismos e
infecciones craneales graves; su irreversibilidad es más notable aún en los estados demenciales en
los que añade, además, el carácter de progresivo. En las demencias les recuerdos se van esfumando
según la ley de Ribot, es decir siguiendo un orden cronológico desde los más recientes a los más
antiguos; y a medida que el proceso destructivo avanza el enfermo pierde sus conexiones con el
pasado y reduce cada vez más el círculo de sus elaboraciones mentales.
c) Amnesia retroanterógrada o global: Se reserva la denominación de retroanterógrada para la
amnesia que afecta simultáneamente a la fijación y a la evocación. Cuando la alteración mnemónica
llega a esta etapa los procesos orgánicos demenciales han alcanzado su período final; los enfermos
se hallan privados de toda probabilidad de comprensión y orientación en el tiempo y en el espacio.
2º) Hipomnesias:
Se llama hipomnesia a la disminución de la capacidad mnemónica debido a una dificultad tanto
para la fijación como para la evocación. Este trastorno es, la mayor parte de las veces, de naturaleza
psicogenética; es propio de enfermos neuróticos cuya atención se concentra sobre sus ideas
obsesivas descuidando otros problemas y aspectos de la vida psíquica que pasan a un plano
secundario. La insuficiencia de atención en lo que respecta a estos últimos determina una mala
fijación y peor conservación de los engramas. En personas normales, las preocupaciones profundas
y graves de cualquier orden que reclaman el máximo de atención restan capacidad mnemónica
como en el caso anterior, pero la disminución de la memoria determinada por esta causa
desaparece tan pronto como deja de actuar el motivo que la provocó.
La hipomnesia que reconoce un origen orgánico, como sucede en los casos de insuficiencia por
detención del desarrollo cerebral, constituye un trastorno permanente; la memoria no alcanza
nunca estos niveles, luego, no se trata de una hipomnesia por disminución sino por insuficiencia.
Cuando la hipomnesia se instala con carácter progresivo indica el trastornó orgánico de las
demencias; por consiguiente debemos pensar en la amnesia subsiguiente.
3º) Hipermnesia:
La hipermnesia consiste en un aumento o hiperactividad de la memoria; pero no debe
interpretarse como un aumento de la capacidad mnemónica sino como una mayor facilidad en el
proceso de evocación de los hechos. Cada persona posee un umbral de evocación en relación con
su ritmo psíquico y capacidad para seleccionar los recuerdos de acuerdo con las necesidades y
requerimientos de la psique en un momento dado. La fijación y la conservación de las vivencias
están sujetas también al ritmo personal; se fija y se conserva solamente aquello que es importante
y de interés para cada uno. La hipermnesia o mayor actividad mnemónica es común en muchas
personas y bien manifiesta en aquellas que por sus actividades en la vida hacen un entrenamiento
especial de la memoria: estudiantes, intelectuales, matemáticos, etc.
Esta actividad adquiere carácter patológico cuando, por su causa, se perturba el curso normal
del pensamiento; así ocurre con los maníacos cuyos recuerdos surgen en forma tan precipitada que
entorpecen el libre fluir del pensamiento hasta derivar en la fuga de ideas.
Debe tomarse muy en cuenta la hipermnesia de algunos delirantes, especialmente de los
interpretadores, que fijan y conservan gran cantidad de detalles que consideran importantes para
sus concepciones y que actualizan recuerdos a los que asignan un valor diferente al que le dieron
en el momento de su captación.
4º) Dismnesias:
La dismnesia constituye una alteración cuantitativa que traduce siempre una disminución de la
memoria. Esta falla de la evocación imposibilita al enfermo para actualizar un recuerdo en un
momento dado, mientras evoca otros en forma borrosa o poco nítida. Este trastorno se limita a un
solo recuerdo y se hace en forma arbitraria, por cuanto la misma vivencia puede ser evocada con
toda facilidad en otro momento, a la vez que la amnesia recae sobre un elemento diferente; es una
amnesia de evocación que pareciera hacerse con sacabocados.
Alteraciones cualitativas
Los trastornos cualitativos de la memoria, si bien son de índole diversa, se han agrupado bajo la
denominación común de paramnesias. Cuando nos referimos a las paramnesias queremos significar
falsos reconocimientos; en efecto, de esta falla derivan recuerdos inexactos, no ajustados a la
realidad. El falso reconocimiento constituye el común denominador de los trastornos cualitativos
de la memoria.
Los principales trastornos paramnésicos son:
1º) Fenómeno de lo ya visto:
El trastorno consiste esencialmente en la extraña impresión de que una vivencia actual ha sido
experimentada con anterioridad y en la misma forma. Se observa con relativa frecuencia en
personas normales sujetas a estados de intensa fatiga física y psíquica; el fenómeno se acompaña
de una lógica sensación de extrañeza ante una situación que parece haber sido vivida en el pasado
y de la que se tiene, sin embargo, la certeza de que jamás fue; con carácter patológico se la observa
a menudo en los neuróticos quienes como los sujetos normales, experimentan también extrañeza.
Es frecuente en los esquizofrénicos; algunos de estos enfermos afirman que todas sus vivencias
actuales ya las han vivido en otra época; llama la atención en ellos la falta del sentimiento de
extrañeza que acompaña al trastorno en otros casos.
2º) Fenómeno de lo nunca visto:
Este trastorno provoca en el sujeto la sensación de no haber visto o experimentado nunca algo
que en realidad ya conoce; cuando se refiere a los pensamientos o conocimientos que han sido
adquiridos a través de los libros o de conversaciones, los que lo impresionan como si fueran completamente nuevos y hasta originales.
3º) Ilusión de la memoria:
Es la evocación deformada de una vivencia, que presenta los caracteres de un falso recuerdo por
el agregado de detalles inexactos creados por la fantasía. Lo que en su origen fue un recuerdo
verdadero, un registro de la realidad, se convierte en una falsa creación cuando a su alrededor se
elaboran y adicionan elementos o detalles que no responden con fidelidad al engrama. La ilusión de
la memoria no es rara en personas normales bajo ios efectos de una intensa fatiga, o cuando un
recuerdo muy antiguo ha sido muy pocas veces evocado, o cuando se desencadenan determinados
estados emocionales que propician el error.
En condiciones patológicas se observan ilusiones de la memoria en delirantes y en algunos
esquizofrénicos.
4º) Alucinaciones de la memoria:
La alucinación de la" memoria puede definirse como una evocación sin recuerdo, homologando
la definición de Ball respecto a la alucinación sensorial: percepción sin objeto. Es la evocación de un
estímulo que nunca fue fijado ni registrado por la conciencia; es una falsa imagen de un recuerdo
inexistente.
Las alucinaciones de la memoria se observan en delirantes y en esquizofrénicos. Los enfermos
que padecen delirios con concepciones palignósticas aseguran tener una existencia imperecedera y
haber vivido en distintas épocas y en países extraños; apoyan sus afirmaciones en extensos relatos
que refieren con gran convicción y que trasuntan gran realismo y verosimilitud.
5º) Criptomnesia:
La criptomnesia es una alteración cuya característica es que el recuerdo deja de ser tal desde el
momento de su actualización, o sea que se impone a la conciencia como algo totalmente nuevo y
de reciente formación, una vivencia que aparece desprovista de su naturaleza pretérita. Es un fenómeno paradójico; el recuerdo no se ha perdido puesto que la evocación lo actualiza, pero se
produce el olvido de su registro anterior, por lo tanto, pasa inadvertida su procedencia mnemónica
adquiriendo los caracteres de una situación nueva, recién captada o elaborada. El sujeto afectado
de criptomnesia considera, honestamente, como propios una idea o un conocimiento de
procedencia exterior y ajena cuya fijación no recuerda.
6º) Ecinnesia:
La ecmnesia determina la actualización de los recuerdos de una época de la vida con tal
intensidad y realismo que el enfermo se retrotrae en el tiempo y cree vivir ese período, es decir que
transforma el pasado en presente y pierde la noción del tiempo transcurrido.
7º) Paramnesia reduplicación:
Trastorno poco común, señalado por Pick, duplica las vivencias actuales debido a un
desdoblamiento en el tiempo; algo así como una proyección de los hechos presentes hacia el pasado
por desorientación o falta de noción del tiempo transcurrido. Pongamos por caso a un enfermo
internado por primera vez en una clínica. Debido a su desorientación en el tiempo ignora los días
transcurridos en ella y como pierde la noción del pasado inmediato establece el nexo con el pasado
mediato, ubicando en una época pasada su situación actual en la clínica con todas las personas que
lo rodean y asisten.
La paramnesia reduplicadora es, por consiguiente, la proyección del presente hacia el pasado; el
enfermo que experimenta la sensación de un doble estado de conciencia se ubica simultáneamente
en dos épocas. Se observa en personas en las que un gran deterioro psíquico conduce a una grave
desorientación, como sucede con los dementes y enfermos muy confusos.
Estado de la memoria en los diversos síndromes psiquiátricos
1°) Síndrome de excitación psicomotriz:
En el síndrome de excitación psicomotriz se observa generalmente hipermnesia, debido a una
disminución del umbral de evocación motivada por la aceleración del ritmo asociativo. Este
aumento de las evocaciones estimula y se convierte en parte del mecanismo generador de la fuga
de las ideas. A causa de la excitación, en los maníacos se debilitan las fases de fijación y conservación
de la memoria. La atención del enfermo atraída constantemente por numerosos estímulos es
superficial e inestable. Como sabemos, para que la fijación y la conservación mnemónica sean
provechosas se requiere, como condición previa, una buena concentración atentiva. Por lo tanto la
rápida captación del- enfermo excitado determina una mala fijación, que hace difícil la evocación
de los hechos recientes que han pasado en forma vertiginosa por su conciencia.
Los estados de excitación psicomotriz, especialmente la manía, presentan pues hipermnesia de
evocación e hipomnesia de fijación.
2º) Síndrome de depresión psicomotriz:
El estudio de la memoria en los enfermos deprimidos muestra, de primera intención, dos
aspectos distintos. La hipomnesia se manifiesta, por lo general, en todo lo que concierne al mundo
externo y a la vida de relación con el ambiente; la bradipsiquia en que se desenvuelven las elaboraciones determina una evocación lenta. Por otra parte, el enfermo no manifiesta ningún interés por
las cosas que escapan a la órbita de sus sombríos pensamientos, su atención introvertida enfoca tan
sólo los motivos de sus grandes preocupaciones y al no detenerse en los estímulos exteriores son
fijados en forma deficiente.
En lo que-respecta a la vida interior y a sus problemas la evocación, aunque siguiendo el ritmo
lento, se hace con una nitidez extraordinadia aportando detalles que, intrascendentes en otras
épocas, actualizados adquieren inusitado valor.
3º) Síndrome delirante:
Es corriente que los delirantes posean una memoria normal, sin embargo, en no pocas
oportunidades, se observa en ellos una marcada hipermnesia. Esto sucede, sobre todo, en los
delirantes interpretadores que suelen evocar con extraordinaria nitidez gran cantidad de hechos
que, actualizados, se convierten en elementos de juicio que intervienen en la elaboración de sus
concepciones delirantes, y cuya atención concentrada suele captar y fijar numerosos detalles que
consideran vinculados a sus problemas.
Algunos delirantes padecen paramnesias: fenómeno de lo ya visto, de lo nunca visto, ilusiones y
alucinaciones; criptomnesias y ecmnesias; sin olvidar los delirios ecmnésicos.
4º) Síndrome esquizofrénico:
Las perturbaciones de la memoria en el síndrome esquizofrénico son especialmente de orden
cualitativo. Dadas las características de este síndrome, que lleva a la destrucción de la personalidad
con déficit de todas las manifestaciones psíquicas, la memoria aparenta hallarse conservada pues
su deterioro es siempre menor y más lento que el del resto de la psique. En algunos casos, cuando
el descenso de las actividades psíquicas es muy profundo produce la impresión de una hipermnesia;
en realidad sólo lo es por contraposición con las restantes manifestaciones.
Mucho más evidentes son los trastornos paramnésicos, entre los que se dan: fenómeno de lo ya
visto, de lo nunca visto, ilusiones y alucinaciones de la memoria. Lo cierto es que esta actividad no
permanece indemne ante el derrumbe que produce la esquizofrenia.
5º) Síndrome confusional:
Cuando la obnubilación, propia del síndrome confusional, es profunda y se produce la suspensión
total de la actividad, la memoria también suspende sus manifestaciones. El sensorio entorpecido no
percibe, la conciencia nada percibe, la conciencia nada registra y se produce' lo que denominamos
"amnesia lacunar".
Guando la obnubilación es menor y, por momentos, aclara la conciencia se hacen algunas
captaciones de difícil y superficial fijación. En pleno estado confusional onírico algunos pacientes
fijan y conservan relativamente bien; las vivencias prolijamente evocadas son relatadas a veces
hasta con lujo de detalles, debido a la exaltación afectiva y a los estados emocionales violentamente
desencadenados por las alucinaciones. En consecuencia, en el orden cuantitativo, la confusión
mental provoca hipomnesia; en el cualitativo se observan paramnesias, especialmente ilusiones y
alucinaciones de la memoria.
6º) Síndrome oligofrénico:
Sabemos ya que los oligofrénicos padecen de hipomnesia. En los insuficientes profundos la
pobreza del desarrollo hace muy difícil el entendimiento y la comprensión; la actividad de la
memoria es muy precaria, sólo fija y conserva rudimentariamente elementos concretos en directa
de^ pendencia con sus necesidades vitales inmediatas'.
Cuando la insuficiencia es menor la capacidad mnemónica -es más amplia, lo que permite una
conservación relativamente buena de material concreto. Los insuficientes leves suelen tener muy
buena memoria, tanto de fijación y conservación como de evocación.
7º) Síndrome demencial:
También llamado síndrome, de la memoria porque las perturbaciones mnemónicas que provoca
dan lugar a un cuadro semiológico característico, cuyo déficit va desde la hipomnesia leve hasta la
más grave amnesia, con el agregado, en el aspecto cualitativo, de todos los tipos de paramnesias:
ilusiones, alucinaciones, paramnesia reduplicadora y ecmnesia.
En los comienzos de la demencia senil se produce hipomnesia por debilitación de la fijación y de
la conservación, debido a una atención superficial e inestable. La captación es mala y el enfermo
tiene gran dificultad para la evocación de los hechos recientes. A poco andar en el avance de la
senilidad se produce una franca amnesia de fijación; el paciente ya no puede retener casi nada,
aunque la evocación de los hechos antiguos se hace correctamente aún.
Las dificultades en el curso del pensamiento, debidas a las fallas de fijación, son subsanadas
mediante las elaboraciones de la imaginación que dan margen a las fabulaciones. Con el progreso
del proceso demencial comienza a instalarse paulatinamente la amnesia retrógrada o de evocación
la que, poco a poco despoja al sujeto de sus recuerdos antiguos que se van perdiendo, como dijimos
con anterioridad, según 3a ley de Ribot, desde los más recientes a los más antiguos.
La amnesia parcial, por destrucción de pequeñas zonas circunscriptas del cerebro, se observa en
la demencia arteriosclerótica.
EXPLORACIÓN DE LA MEMORIA
La exploración de la memoria debe hacerse tanto para el proceso de fijación y conservación,
como para el de evocación.
1º) Exploración de la memoria de evocación:
Mediante el interrogatorio indagamos los acontecimientos más importantes de la vida del
individuo, episodios cruciales unos y menos trascendentes otros, que nos informarán sobre el déficit
evocativo.
La exploración puede hacerse también investigando los recuerdos de los conocimientos
escolares cuando sabemos o presumimos que el enfermo los ha recibido. (Alfabeto, números,
nombres de los meses, días de la semana, etc.).
2º) Exploración de la memoria de fijación:
El estudio de la fijación debe efectuarse durante el transcurso del interrogatorio al que es
sometido el enfermo, por ser el procedimiento más práctico y efectivo; mediante hábiles preguntas
relacionadas con la conversación sostenida momentos antes se comprueba si efectúa o no la fijación
de los acontecimientos recientes.
a) Dar un dato cualquiera, las señas de un domicilio por ejemplo; inmediatamente se distrae su
atención continuando con otros temas del interrogatorio para volver a poco sobre lo mismo y
comprobar si es capaz de repetir la dirección.
b) Indicar un número de varias cifras; se le hace repetir dos veces con intervalo de un minuto, si
se comprueba que no lo ha olvidado, se distrae su atención y al minuto se le pide que lo repita
nuevamente.
c) Para observar la memoria de fijación de los colores se muestran al enfermo 5 ó 6 discos de
diferentes colores; se mezclan con otros y se le pide que los reconozca.
d) Para comprobar la memoria de fijación de las formas se presentan nueve cartones que afectan
distintos contornos geométricos, los cuales' deben ser reconocidos después de mezclados con otros.
RESUMEN
MEMORIA
Concepto
La memoria es indispensable para la continuidad de la vida psicológica.
Su debilitación incide sobre la integridad de la personalidad.
Por la ordenación cronológica transmite al hombre la noción del tiempo transcurrido y
le permite proyectarse hacia el porvenir.
Definición
"La memoria es la actividad psíquica que permite fijar, conservar y evocar las vivencias
que han impresionado a la conciencia, que las L reconoce como elementos registrados
con anterioridad".
Las fases del proceso mnemónico son cuatro: fijación, conservación, evocación y
reconocimiento y localización.
Memoria
fijación
Fases
del
proceso de
la memoria
de
Efectúa la captación de los materiales, la elaboración perceptiva y
la fijación en los centros mnemónicos correspondientes.
Capacidad de fijación es el número de imágenes o ideas posibles
de ser captadas y fijadas en un solo acto de atención. Varía según
las personas, la intensidad del estímulo, el interés atentivo, la edad,
etcétera.
Memoria de
conservación
Efectúa el almacenamiento y conservación de los elementos
fijados.
Teoría materialista: todo estado mental registrado por la
conciencia es almacenado y persiste en el cerebro, en el que
produce una modificación indeleble.
Teoría psicológica: todo estado psicológico, persiste como tal y
pasa a formar parte de la vida subconsciente.
Memoria de
evocación
Actualiza los recuerdos reproduciéndolos en la conciencia bajo la
forma de "imágenes mnemónicas". La evocación se hace por
distintos mecanismos:
a) Evocación consciente y voluntaria: acompañada de sensación de
trabajo y esfuerzo mental, con la atención introvertida en la
búsqueda del recuerdo.
b) Evocación consciente y espontánea: los recuerdos no son
buscados, surgen sin intervención de la voluntad.
Memoria
evocación
de
Fases
del
proceso de la
memoria
Memoria
reconocimiento
e Idealización
Olvido
Psicopatología
de la memoria
c) Evocación automática e inconsciente: es la "memoria hábito"
para los mecanismos motores, necesarios para la ejecución de
actos y para la elaboración perceptiva.
La fatiga y los actos emocionales dificultan o inhiben la
evocación. Las emociones la favorecen, en ocasiones, por el
mecanismo asociativo.
Se efectúa la identificación del hecho evocado agregando a la
imagen mnemónica todos los atributos que pertenecen a la
imagen real que ha sido registrada. Interviene el mecanismo
asociativo. Se localiza el recuerdo en el tiempo y en el espacio.
Es la desaparición o disminución de la nitidez de un recuerdo. Fenómeno normal, en
determinadas circunstancias adquiere carácter patológico. El olvido establece la
diferencia entre la imagen real y la mnemónica por la pérdida de nitidez de la primera.
Aspecto aparentemente negativo de la memoria es positivo y útil porque estimula el
esfuerzo para la evocación.
Pérdida de los recuerdos de una época de la vida;
certeza de que existieron y se han perdido.
Alteraciones
cuantitativas
Amnesias
parciales
Afecta aspectos muy limitados
(visual, auditivo, verbal, etc.). Amnesia
parcial orgánica por destrucción de
tejido nervioso. Amnesia parcial
psicógena (neuróticos).
Amnesias
totales
Extensivas a todos los elementos y
formas del conocimiento.
Amnesia anterógrada o de fijación:
Incapacidad para fijar los estímulos,
imposibilidad de evocar hechos
recientes. Se conservan los antiguos.
Amnesia retrógrada o de evocación:
Dificultad para actualizar un viejo
recuerdo, que fue evocado fácilmente
en oportunidades anteriores.
Amnesia retroanterógrada o global.
Afecta a la fijación y a la evocación.
Produce desorientación y fallas de
comprensión.
Amnesias
Alteraciones
cuantitativas
Hipomnesias
Disminución de la capacidad mnemónica por
dificultad de fijación y de evocación.
Generalmente de origen psicogenético
(neuróticos); congénita (insuficiencia). Presente
en el comienzo de la debilitación.
Hipermnesias
Aumento o hiperactividad de la memoria por
una mayor facilidad en la fase de evocación.
Normal por un entrenamiento especial
(estudiantes, intelectuales).
Patológica cuando perturba el curso del
pensamiento (maníacos y algunos delirantes).
Dismnesias
Disminución característica de la memoria; es
una falla evocativa; las vivencias se evocan en
forma caprichosa y alternante.
Reciben la denominación general de "paramnesias". Son "falsos
reconocimientos": recuerdos inexactos, no ajustados a' la realidad.
Psicopatología
de la memoria
Fenómeno de
lo ya visto
Sensación de que una vivencia nueva ya ha sido
experimentada con anterioridad. Normalmente
por la fatiga psíquica; se acompaña de sensación
de extrañeza. En estados patológicos, neuróticos y esquizofrénicos; estos últimos no
experimentan extrañeza.
Fenómeno de
lo nunca visto
Impresión de no haber visto nunca algo que en
realidad es bien conocido (esquizofrénicos y
algunos delirantes).
Ilusión de la
memoria
Deformación de un recuerdo por el agregado
de detalles inexactos creados por la fantasía.
En personas normales por efecto de la fatiga.
En estados patológicos: (delirantes, y
esquizofrénicos).
Alucinación
de
la
memoria
Evocación sin recuerdo. Actualización de
vivencias que nunca fueron experimentadas ni
registradas por la conciencia (delirantes y
esquizofrénicos).
Criptomnesia
Recuerdo que pierde el carácter de J tal en el
momento de su evocación; no se pierde porque
se puede actualizar, pero se olvida su registro
anterior.
Ecmnesia
Intensa y vívida actualización de los recuerdos
de una época; el enfermo se transporta y cree
vivir en ella.
Paramnesia
reduplicadora
Proyección del presente hacia el pasado;
sensación de un doble estado de conciencia
que se ubica simultáneamente en dos épocas.
Alteraciones
cualitativas
Síndrome de
excitación
psicomotriz
Síndrome de
depresión
psicomotriz
Síndrome
delirante
Psicopatología
de la memoria
Estados de la
memoria en
los síndromes
mentales
Síndrome
esquizofrénico
Síndrome
confusional
Síndrome
oligofrénico
Síndrome
demencial
Hipermnesia por aceleración de la
evocación. Debilitamiento de la fijación por
inestabilidad de la atención. Hipermnesia de
evocación e hipomnesia de fijación.
Hipomnesia respecto al mundo exterior que
pasa inadvertido.
Evocación perfecta y minuciosa de los
problemas que lo entristecen.
Memoria normal. A veces hipermnesia:
fijación de numerosos detalles y evocación de
hechos con extraordinaria nitidez.
Paramnesias: ilusiones y alucinaciones de la
memoria
Aparentemente conservada: su déterioro es
siempre menor y más lento que el resto de la
psique. Paramnesias: fenómeno de lo ya visto
y nunca visto; ilusiones y alucinaciones de la
memoria
Intensa suspensión psíquica: amnesia
lacunar.
Menos intensa: fijación superficial; amnesia
de fijación.
Paramnesias: ilusiones y alucinaciones
Hipomnesia: difícil entendimiento y
comprensión en los idiotas.
Memoria buena en los débiles mentales
Síndrome de la memoria: Desde hipomnesias
hasta amnesias más o menos intensas según la
gravedad de las lesiones.
Paramnesias:
ilusiones,
alucinaciones,
paramnesia reduplicadora y ecmnesia
CAPÍTULO IX
CONCIENCIA
PSICOPATOLOGIA DE LA CONCIENCIA
CONCIENCIA
Concepto
A través de un enfoque global y con un criterio amplio, consideramos a la conciencia como la
resultante del funcionamiento armónico de la totalidad de la psique. Por consiguiente, ella se
manifiesta cuando entran en juego los mecanismos psicológicos y somáticos cuyas actividades
determinan la realización del proceso psíquico.
Por la conciencia y a través de estas elaboraciones, el espíritu se informa o adquiere el
conocimiento de cuanto acontece: a) en el mundo exterior, captado por los aparatos sensoriales
externos, oído, vista, olfato, gusto y tacto: b) en el mundo interior, captado por los aparatos
sensoriales internos, cenestésico, cinético y del equilibrio; c) en el mundo psíquico, al que
pertenecen las actividades superiores, raciocinio e imaginación que intervienen en la elaboración
del pensamiento cuya captación se efectúa por la conciencia misma.
La conciencia no puede considerarse como algo estático e inamovible; por el contrario, es notoria
su continua movilidad y constante mutabilidad. Constituye una continuidad ininterrumpida de
registros mediante los cuales es posible el conocimiento de nuestra propia personalidad y del
mundo que nos rodea. Cada uno de esos instantes, que se suceden con grandes o pequeñas
variantes pero siempre diferentes unos de otros, permitiendo una apreciación individual muy
personal e íntima, ha sido llamado estado de conciencia. Gracias a los estados de conciencia
tenemos conocimiento de nuestra personalidad en todos sus aspectos, externo, interior, y espiritual
y de sus relaciones con el mundo, en cada instante del acontecer psíquico.
La constante movilidad de los estados de conciencia se debe a las sucesivas estimulaciones
llegadas, por una parte, por vías de la sensopercepción que con sus múltiples y variadas captaciones
externas e internas informa permanentemente a la conciencia, convertida en algo así como la
trastienda del sensorio, y por otra parte, por vías del aporte realizado por la memoria y la
imaginación. El conjunto de estas imágenes sensoriales, mnemónicas e imaginativas es sometido a
la elaboración razonante, cuyos juicios son conocidos y registrados por la conciencia. Pero aún hay
más, no sólo se registran y se hacen conscientes nuestros conocimientos sino que también
concurren a ella los estados afectivos, bajo la forma de emociones, sentimientos y pasiones, y todos
los actos que condicionan la conducta.
Es, así como podemos afirmar que a la conciencia llega la totalidad de los fenómenos vitales,
somáticos y psíquicos, es decir que se constituye en el registro permanente de la existencia del
individuo.
Cuando enfrentamos el estudio y la explicación de una actividad psíquica tan compleja como es
la conciencia nos vemos obligados a profundizar cada vez más en el mundo de las nociones
abstractas, hasta alcanzar las zonas más intangibles de la vida psíquica superior. Las concepciones
de nuestro mundo concreto nos llevan a experimentar la necesidad de dar una ubicación o asiento
definido a cada uno de los elementos o factores determinantes de los fenómenos vitales orgánicos
y psíquicos. Si bien la conciencia escapa a los dominios de lo concreto, impulsados por esa
necesidad, la ubicamos en la corteza cerebral, junto a la inteligencia y al conjunto de las actividades
psíquicas que con ellas se identifican; es la corteza cerebral la que, en última instancia, tiene
conocimiento de las vidas vegetativas y de relación, a la vez que rige los destinos más elevados de
la personalidad.
La conciencia, que hace posible un triple conocimiento, el del mundo externo, del interno y del
psicológico, permite al hombre una perfecta noción del yo y de su orientación témporo-espacial;
ella adquiere el conocimiento de su existencia, de su personalidad, de su ubicación en el espacio y
en el tiempo de sus pensamientos, de sus deseos y de sus actos.
La conciencia está íntimamente fusionada y consustanciada con todo el proceso psíquico y con
el mismo yo; en ella se resume la esencia del ser, al punto que cuando se nubla o extingue se anula,
parcial o totalmente, la personalidad como entidad individual y autónoma. Ausente la conciencia se
pierde la noción del yo, porque queda imposibilitado el registro permanente de todos los aspectos
de la existencia. La conciencia, identificada con el yo y con la esencia misma del ser, es indispensable
para la vida psicológica del individuo- y para su manifestación como ente pensante y perfectible.
Definición
"La conciencia es una superestructura psicológica, límite entre las manifestaciones
psicosomáticas, que en ella se reflejan a través de las elaboraciones psíquicas, y el yo que% por su
conducto, adquiere el conocimiento de sí mismo y es informado de cuanto acontece fuera de él".
Campo de la conciencia
Debe entenderse por campo de la conciencia a todo el ámbito posible de ser abarcado por la
misma. Dentro del marco normal de la conciencia deben considerarse distintas zonas, según la
nitidez y precisión de los registros.
1º) Zona consciente:
Es una zona de primordial importancia, en la que se obtiene el máximo de precisión y perfecta
nitidez. Se la conoce también por el nombre de centro o foco de la conciencia, porque allí es donde
se obtiene la mayor intensidad de la atención y de concentración psíquica. En este punto inciden
todas las manifestaciones de la actividad psíquica para su posterior elaboración; las percepciones
sensoriales, los reconocimientos mnemónicos, la estructuración del pensamiento, los estados
afectivos, las reflexiones y las meditaciones, son el resultado de tales elaboraciones que se efectúan
a plena luz de la conciencia.
La zona consciente es la más reducida del campo de la conciencia. La perfecta nitidez sólo puede
abarcar a un limitado número de objetivos; tres, cuatro o cinco es el número de elementos que se
involucran en un acto de percepción sensorial. Pero, cuando la atención se concentra al máximo
sobre un objetivo determinado, la zona consciente se reduce más y más sobre éste, con que las
imágenes de los restantes se atenúan y palidecen como si el foco de la conciencia fuera dirigido y
diafragmado por dicha concentración, promovida por el interés y la atención dispensada al objetivo
primordial. Otro tanto ocurre con las reflexiones y con las elaboraciones del pensamiento, para las
cuales surgen al campo de la conciencia numerosas constelaciones de ideas, pero el foco de la
misma se concentra sobre la idea directriz del pensamiento cuya estructura y progresión interesan.
Grande es, pues, la importancia de la zona consciente, porque en ella culminan las elaboraciones
psíquicas cuya finalidad útil y práctica es la información definitiva que suministran al espíritu.
2º) Zona subconsciente:
La zona del subconsciente bordea la zona consciente, pero se halla siempre comprendida dentro
del campo o ámbito de la conciencia. En ella coexisten un mayor número de elementos, escalonados
en forma tal que su nitidez va decreciendo y sus imágenes se hacen tanto más borrosas cuanto más
se alejan del foco de la conciencia.
La extensión de esta zona sobrepasa en mucho a la anterior y los objetivos que ella abarca, si
bien son conocidos por el espíritu, carecen de la nitidez necesaria para constituir una vivencia de
conciencia plena. Por consiguiente, refirmamos que sólo se tiene conocimiento de las cosas que son
registradas a plena luz de la conciencia, aunque no se puede menos que reconocer el gran valor que
tienen las elaboraciones subconscientes, ya que muchas de las creaciones del hombre son producto
de las mismas. Sin embargo estas creaciones para ser registradas y conocidas por el espíritu deben
abandonar el plano subconsciente y pasar al consciente, para ser sometidas al análisis previo del
razonamiento antes de ser aceptadas.
También proceden del subconsciente los elementos requeridos para la elaboración consciente
del pensamiento, así como aquellos que aportan su contribución al juego y desenvolvimiento de la
imaginación reproductora.
En efecto, cuando se mantiene la concentración psíquica sobre la idea directriz de un
pensamiento el subconsciente se va poblando de constelaciones ideativas afines al tema. El paso de
estas ideas al plano consciente se hace de acuerdo con -la marcha de la elaboración psíquica, a cuyo
requerimiento y planteo se establece un orden que permite la selección de aquéllas. Sabemos que
el plano consciente es de una movilidad y mutabilidad rapidísima y que en fracciones reducidas de
tiempo se suceden los estados de conciencia resultantes de esas elaboraciones. Éstas terminan
plasmando definitivamente la finalidad del pensamiento, que ha sido impulsado y cursado por la
idea directriz.
Lo mismo acontece con la elaboración perceptiva y con los reconocimientos mnemónicos, para
los que la actividad subconsciente se encarga del aporte del material necesario. Si continuamos
revistando todos los procesos de las elaboraciones psíquicas, llegamos a la conclusión de que la
actividad subconsciente tiene como principal finalidad la provisión de los elementos del
conocimiento que aquellas requieren, los que se ordenan de acuerdo con una planificación previa a
la elaboración consciente.
Resumiendo, el subconsciente hace las veces de un campo de operaciones preparatorias, donde
se ordena el material para la elaboración consciente y asimismo es el campo de las operaciones
definitivas que dan por resultado muchas de las creaciones del individuo.
Todo lo expuesto sobre el subconsciente en las manifestaciones de la esfera intelectual,
corresponde también para los estados afectivos y las manifestaciones de la actividad general.
3º) Zona inconsciente:
Más allá del campo de la conciencia, o sea fuera de la zona subconsciente, o con más exactitud,
en una región donde la conciencia no puede alcanzar ningún objetivo, ni aún en forma borrosa, se
extiende lo que se conoce bajo la denominación de zona inconsciente.
Mucho es lo que se ha dicho con respecto al inconsciente, así como son numerosas las
especulaciones médico-psicológicas efectuadas en torno a esta zona marginal del campo de la
conciencia.
Mucha es la importancia que se debe acreditar a la zona del inconsciente. La actividad que en
ella tiene lugar escapa a toda posibilidad de percepción por el yo, hasta tanto el material que le
pertenece no sea llevado a la zona consciente. Sin embargo, determinados hechos y
manifestaciones que a menudo tienen lugar en esta zona revelan, en su oportunidad, la existencia
y el valor del inconsciente. Son manifestaciones que llegan a la conciencia en forma imprevista,
sorpresiva, automáticamente y fuera de todo control. La generalidad de las veces se trata de algo
así como un exabrupto en el curso del pensamiento y cuya aparición resulta inexplicable para quien
la experimenta. Es lo que ocurre cuando, en el transcurso de una conversación con alguien que está
enemistado con una tercera persona, al pretender llamar a nuestro interlocutor por su nombre, en
forma insospechada, sin saber por qué, mencionamos el nombre de la persona con quien está
enemistado.
Este fenómeno tendría la siguiente explicación: conocemos la enemistad entre ambas personas;
en el transcurso de la conversación, al conjuro de determinadas corrientes y estados afectivos que
tienen algunas similitudes, surgen mecanismos asociativos que realizan la evocación del hecho.
Pero, esta evocación responde a la forma involuntaria y automática; no aparece en el primer plano
de la conciencia el hecho en sí sino, y en la forma expresada, el nombre de la persona ausente. El
exabrupto determina que, secundariamente, los interlocutores evoquen el hecho en su totalidad.
Experiencias de esta índole son relativamente frecuentes pero, en todos los casos, se trata de
algo que ha sido vivenciado en alguna época de la vida del individuo. El inconsciente es una zona de
gran magnitud que abarca cuanto ha sido registrado por la conciencia y que pasa a formar parte
integrante de la vida psicológica inconsciente del individuo. Por lo tanto, el inconsciente representa
el reservorio de conservación de todo lo registrado por la conciencia, tenga o no importancia; lo
mismo pertenezca al campo de lo consciente como al campo de la subconsciencia. Todo lo que ha
sido vivenciado a través de la sensopercepción, que informa sobre el mundo exterior y el mundo
interior con todas las manifestaciones neuro-vegetativas del organismo; las vivencias intelectuales,
pensamientos completos y fragmentarios, conocimientos concretos y abstractos; las vivencias
afectivas, estados de ánimo, emociones intensas, grandes alegrías y grandes desplaceres; las
vivencias motoras, actos, etc., todo pasa a integrar la vida inconsciente una vez que abandona el
campo de la conciencia. Esa zona adquiere así una importancia extraordinaria, al punto que el
inconsciente se identifica con la memoria misma, centro y fuente de conservación y evocación de
las vivencias.
El capital del inconsciente está integrado: 1) por todo lo que ha sido nítidamente vivenciado en
la zona consciente; 2) por cuanto ha pertenecido a la zona subconsciente, vivencias más o menos
borrosas y algunas de ellas, casi imperceptibles; 3) por el importante y fundamental aporte de
numerosas vivencias que se originan en el núcleo instintivo-afectivo, en íntima conexión con la vida
orgánica y de los instintos. En estos últimos, que reúnen la experiencia atávica de la especie, tienen
origen las tendencias, inclinaciones, deseos y apetencias de la personalidad, cuyas vivencias no
sobrepasan por lo general el plano de lo subconsciente.
El inconsciente está pues constituido, en su mayor parte, por imágenes y representaciones que
no han pasado de ser manifestaciones de percepción subconsciente. En efecto, la zona de lo
consciente, a pesar de la rápida movilidad de los estados de conciencia, presenta un ámbito muy
reducido para la correcta captación de cuanto se ofrece al campo de la conciencia. De tal manera,
el inconsciente se encarga de almacenar no sólo el material que pasa por la zona consciente sino
también por la zona subconsciente, convirtiéndose en el reservorio de cuanto pueda ser percibido
y que pasa a integrar la fuente del conocimiento personal y la vida misma del individuo.
Así es posible comprender cómo el inconsciente es el proveedor de los materiales requeridos
para la integración de la vida psíquica superior que cristaliza en las elaboraciones que tienen lugar
a plena luz de la conciencia. Asimismo se explica cómo el inconsciente puede, hasta cierto punto,
influir en dichas elaboraciones y, en no pocas oportunidades, determinar y hasta presidir la
ejecución de algunos actos. Por eso, desde este punto de vista, no podemos establecer límites
precisos entre las tres formas de actividad, consciente, subconsciente e inconsciente, que
constituyen en realidad distintos grados de nitidez de una misma cosa: la actividad psíquica.
Vistos los fenómenos de la manera expuesta, el inconsciente absoluto, en el sentido estricto del
vocablo, no puede ser concebido en condiciones normales. Todo lo que en él existe ha sido
registrado, más o menos nítidamente, en algún momento de la vida, ya sea en la zona consciente
con perfecta brillantez, como en la zona subconsciente sin brillo y en forma borrosa.
En cuanto a las manifestaciones de los instintos que tanta trascendencia adquieren en la
conducción de la vida psicológica, a pesar de la forma súbita como irrumpen, tampoco constituyen
vivencias extrañas ni nuevas. En realidad ellas pertenecen a la especie, siendo su registro ignorado
por el individuo pues asciende a la filogenia. Por lo tanto, ni aun en este caso puede hablarse de
inconsciencia completa, ya que la vivencia actual, ignorada por el individuo, no es otra cosa que una
vivencia renovada de algo inherente a la génesis de la especie. Así acontece con todas las manifestaciones instintivas, caracterizadas por su espontaneidad, naturalidad y ejecución de actos perfectos
sin necesidad de un aprendizaje previo.
Cuando se habla del inconsciente no se puede dejar de recordar a Freud, creador de la escuela
psicoanalítica, que considera la actividad inconsciente de una importancia tan trascendental que
llega a admitir la existencia de una vida anímica inconsciente. Freud tiene muy en cuenta las
tendencias, inclinaciones, apetencias e impulsiones que nacen de los instintos, parte del
inconsciente que el autor destaca como primordial y propulsora de dicha actividad anímica, a la que
considera rectora de toda la vida psíquica superior de la personalidad.
Dada la finalidad de este libro, nos limitaremos a efectuar una cita de la concepción psicoanalítica
sobre el inconsciente sin abrir juicios al respecto.
PSICOPATOLOGÍA DE LA CONCIENCIA
En condiciones normales la conciencia entraña lucidez y claridad, pero, bajo el imperio de
diversas circunstancias, esa claridad puede perturbarse y experimentar diferentes grados de
debilitamiento, desde la más leve turbiedad hasta la falta absoluta de conciencia.
Antes de entrar de lleno a considerar la patología de la conciencia es necesario recordar que, en
condiciones fisiológicas, la lucidez no es siempre constante ni tiene la misma intensidad según sea
el momento en que se la considere. En efecto, durante la vigilia, cuando la actividad desplegada por
el individuo obliga a una mayor concentración psíquica, se observa el máximo de lucidez; en cambio,
en otros momentos, se comprueba que esa nitidez disminuye correlativamente con el grado de
fatiga física y psíquica que la misma actividad determina.
Por norma general la nitidez de la conciencia es siempre mayor después del reposo mental.
1º) OBNUBILACIÓN DE LA CONCIENCIA:
La obnubilación consiste en un empañamiento de la lucidez de la conciencia; en este caso se
produce un enturbamiento global que, de acuerdo con la gravedad de los factores
desencadenantes, puede llegar hasta la suspensión total de la actividad psíquica.
El vocablo obnubilación procede de nube, por lo tanto, decir que la conciencia está obnubilada
equivale a decir que está nublada, o que está sumergida en una nube que empaña su claridad. La
consecuencia inmediata de la obnubilación de la conciencia es la disminución o retardo en el ritmo
de las elaboraciones psíquicas, retardo que es tanto más marcado cuanto mayor es el
entorpecimiento de la conciencia. La atención, muy fatigable, no puede ser sostenida; debido a su
superficialidad e inestabilidad la captación de los estímulos se hace muy trabajosa, pues se entorpece enormemente la percepción que es lenta, imperfecta, imprecisa y sin ninguna nitidez.
A las anteriores alteraciones deben agregarse las que sufre la memoria, ya que la mala
percepción dificulta la fijación de los estímulos; cuando algo se fija, se hace en forma muy superficial
y borrosa, por lo que la evocación es casi imposible y expuesta a numerosos errores.
La concurrencia de estos trastornos perturba el curso normal del pensamiento, que se fragmenta
debido a interrupciones más o menos prolongadas. En efecto, la asociación de las ideas se aparta
de su mecanismo lógico normal; las imágenes y representaciones que afloran a la conciencia son
incapaces de suscitar asociaciones correctas. Éstas, cuando se producen, no corresponden
exactamente, se hacen en forma muy irregular y laxa hasta caer en la incoherencia.
Todo se empobrece y se torna confuso en la conciencia obnubilada y, cuando el trastorno es muy
acentuado, se pierde hasta la noción del yo y de las relaciones entre la personalidad y el mundo
exterior.
La obnubilación de la conciencia puede presentar diversos grados de intensidad.
a) Embotamiento o torpeza: Constituye la forma más leve, propia de los estados de fatiga física
o psíquica muy intensos, en que se produce un marcado entorpecimiento de toda la actividad
psíquica.
b) Somnolencia: Constituye un grado más intenso que el simple embotamiento. Se asiste a una
perturbación mayor; la percepción así como toda la actividad psíquica se hallan más dificultadas
debido a una gran propensión al sueño, que apaga la conciencia normal de la vigilia. Este fenómeno
se observa en condiciones fisiológicas normales, en los estados de transición entre el sueño y la
vigilia. En condiciones patológicas se observa en los comienzos de la confusión mental debida a
procesos tóxicos e infecciosos, que sumen al individuo en una profunda torpeza y somnolencia.
Tanto en el sueño como en un estado intermedio entre el sueño y la vigilia puede existir una
forma particular de registro de la conciencia, cuyos diversos aspectos son conocidos bajo la
denominación de estados de conciencia onírica. En esas condiciones se sucede en la conciencia una
serie de representaciones que obedecen a situaciones o hechos vivenciados en la vigilia,, o a
corrientes afectivas y tendencias dominantes en la personalidad. Pero tales representaciones se
suceden sin un orden lógico, porque falta la orientación de una idea directriz que, en el pensamiento
formal de la vigilia, establece orden y jerarquía entre las mismas. De tal modo tienen lugar los sueños
más fantásticos, desordenados y carentes del ensamble cronológico de los hechos aparecidos en la
conciencia.
c) Coma: Constituye un grado extremo de obnubilación; siempre patológico. En este caso se
produce la pérdida completa de la conciencia, la cual deja dé registrar debido a su extinción total.
Se observa entre otras afecciones, en los casos de traumatismos craneales graves, en la uremia y en
la diabetes.
2º) ESTRECHAMIENTO DE LA CONCIENCIA:
Como su nombre lo indica, consiste en una verdadera retracción del campo de la conciencia, con
lo que una parte de la personalidad y sus manifestaciones psíquicas quedan inactivas, a la vez que
la conciencia del mundo exterior queda reducida a un campo sumamente estrecho. En estos casos
la personalidad conserva algunas actividades en el orden motor, pero la memoria no fija
absolutamente nada.
Los estrechamientos de la conciencia se pueden encontrar en casos patológicos de naturaleza
orgánica, como acontece en la epilepsia, en los que se produce la ausencia de los mecanismos
inhibidores que posee la personalidad normal y que residen a nivel de la corteza que, en tales casos,
se halla inoperante. Debido a eso, los enfermos así afectados pueden cometer actos anormales,
antisociales, tales como agresiones, incendios, exhibicionismo, etc. El paciente conserva la actividad
automática de los centros cerebrales inferiores, pero esa actividad no puede ser registrada debido
a la desconexión cortical que determina el estrechamiento de la conciencia. Por lo tanto, anda,
actúa, ve, oye, pero su memoria es incapaz de fijar por la falta de registro de la conciencia.
3º) AMENCIA:
La amencia constituye un estado patológico de la conciencia propio de los estados confusionales
oniroides. Pese a que la conciencia está obnubilada el enfermo realiza esfuerzos para percibir y
comprender lo que ocurre en torno suyo, cosa que le resulta harto difícil sino imposible dada la
incoherencia que deriva de la interposición de las numerosas alucinaciones oníricas y
representaciones mnemónicas de naturaleza paramnésica; como consecuencia se desorienta y se
sume en la perplejidad, la intranquilidad y la angustia.
4º) ESTADO CREPUSCULAR:
El estado crepuscular de la conciencia es otra forma de obnubilación. La sensopercepción
entorpecida en forma incompleta permite al enfermo percibir y comprender situaciones poco
complejas. Las situaciones más complicadas que requieren la intervención de los mecanismos
mentales pertinentes determinan la incoherencia, que imposibilita toda comprensión perceptiva.
En algunos momentos de mayor claridad el enfermo puede responder adecuadamente a un
interrogatorio simple, pero bien pronto se fatiga y aparecen la incoherencia y la incomprensión.
Hallamos, por consiguiente, un umbral de conciencia muy reducido; la actividad psíquica
consciente sólo parece esbozarse. El estado crepuscular se observa principalmente en algunos
momentos de la confusión mental, y en la epilepsia donde aparece en forma súbita constituyendo
en realidad un equivalente psíquico de dicha afección.
5º) SONAMBULISMO:
El sonambulismo es un estado de conciencia parcial y muy reducida, semejante al estado
crepuscular. Son sonámbulas las personas que durante el sueño se levantan, caminan, realizan
diversos actos y después vuelven a la cama continuando con el sueño normal. Estos estados
sonambúlicos revelan que el sujeto mantiene una percepción parcial y limitada del mundo exterior
por cuanto evita sin reconocerlos, los obstáculos y las personas que puedan interponerse en su
camino. Estos episodios generalmente no son recordados por el enfermo.
Orientación
Cuando se efectúa el estudio de la conciencia y de los estados de conciencia surge, como un
complemento necesario y lógico el estudio de la orientación. En realidad ambos son inseparables,
desde el momento que el individuo sólo puede orientarse cuando su conciencia se mantiene en
perfecta lucidez. Una conciencia de amplitud y claridad normales capacita para el desempeño de la
totalidad de la función psíquica que, por otra parte, permite al individuo comprender cada uno de
los instantes de su vida, así como su ubicación con relación a sus semejantes y al medio ambiental
en que vive.
Esto requiere no sólo la integridad de la psique sino también de toda la organización somática
que, mediante los mecanismos sensoriales y nerviosos, facilita el permanente contacto del "yo" con
los mundos externo e interno, favoreciendo la formación de los estados de conciencia que
transmiten y facilitan la orientación témporo-espacial. En conclusión, mediante la conciencia, sus
elaboraciones psíquicas y el caudal de sus conocimientos el hombre logra una correcta orientación.
TlPOS DE ORIENTACIÓN:
De un modo general se establecen dos tipos fundamentales de orientación: 1) orientación
autopsíquica, referente a la persona con respecto a sí misma; 2) orientación alopsiquica, referente
a la noción de su ubicación témporo espacial; ésta comprende por consiguiente la orientación, en el
tiempo y la orientación en el espacio.
1º) Orientación autopsíquica: La orientación autopsíquica, como lo hemos dicho, concierne al
conocimiento de la propia personalidad y a su evolución a través del tiempo.
El hombre aprende desde su infancia a verse y a reconocerse a sí mismo como una entidad
individual, distinta de todas las demás personas que con él conviven en el ambiente social. En los
comienzos de la vida, esa noción de individualidad es muy precaria y confusa, pero a medida que la
evolución avanza se acentúa y adquiere nitidez. Este reconocimiento se manifiesta primero en el
orden somático; los caracteres físicos, y en especial los rasgos fisonómicos y la expresión, motora
de los diversos actos condicionados por la voluntad que traducen la elaboración mental del individuo, son los que contribuyen primordialmente a la adquisición de la noción mencionada. Esa
individualización, que culmina con el conocimiento definitivo de la propia personalidad, se afianza
aún más cuando el hombre alcanza a comprender el transcurrir de su vida psicológica con todas sus
manifestaciones. Desde que empieza a conocer su intimidad comprende que su vida es
completamente independiente de la vida de sus semejantes, comprende que constituye una
persona con identidad propia y que no puede ser otra cosa más que él mismo, a través del transcurso
de toda su existencia. Conoce el caudal de sus propios conocimientos, elaborados por su psique;
sabe de todos los tropiezos de su vida, de sus sinsabores, de sus angustias y de sus alegrías; se
conoce a sí mismo en sus deseos, en sus inclinaciones, en sus tendencias y en sus ambiciones; sabe
cuáles son sus creencias y conoce sus errores y sus temores; por último conoce sus actos y su
conducta. La totalidad de la personalidad se integra así en su doble aspecto, somático y psíquico, y
de ella tiene clara conciencia el individuo merced a la memoria que, en condiciones normales,
puede, en cualquier momento, actualizar los hechos más importantes que jalonan su vida.
2º) Orientación en el tiempo: El hombre para orientarse fácilmente en el tiempo ha recurrido a
su medición por fracciones o períodos, mediante aparatos y cálculos que permiten considerar desde
años hasta segundos y fracciones de segundo. De esta manera ha podido establecer períodos de
tiempo determinados entre dos acontecimientos o fenómenos naturales, dentro de los cuales se
suceden los hechos del devenir diario. Si bien no existen limitaciones para el tiempo, puesto que
éste transcurre ininterrumpidamente, el hombre lo mide por fracciones para su conveniencia y para
poder orientarse en su vida y en todas sus actividades.
La noción del tiempo y su medición revisten un carácter muy personal; cada uno tiene una
conciencia muy particular y propia de cada fracción o lapso, al punto que el registro de un mismo
instante presenta divergencias de duración entre las diversas personas que lo captaron.
Pero lo más importante es que el hombre también tiene la noción del tiempo que transcurre sin
necesidad de recurrir a los mecanismos de relojería por él creados. En efecto, existe una noción del
tiempo de origen puramente psíquico, como resultado de nuestras propias elaboraciones y a través
de nuestras vivencias, de nuestros pensamientos, de todo nuestro acontecer espiritual y de las
relaciones con los mundos externo e interno, hechos que la memoria se encarga de escalonar con
exactitud^ Por los efectos de la acción del tiempo sobre los recuerdos, que palidecen tanto más
cuanto más antiguos son, es posible ubicar en el pasado el acontecimiento o circunstancia que se
evoca. Sin embargo, no basta esto para la ubicación de los hechos pretéritos, se requiere además la
confrontación con el presente. Sabemos que los estados de conciencia son constantemente
movibles y cambiantes, que cada uno de ellos integra al que precede y al que prosigue,
encadenándose así la vida psicológica del individuo. Merced a ese encadenamiento es posible, a
partir del presente, ubicar los hechos en el pasado inmediato y, en esa forma, tener noción de la
duración del tiempo transcurrido. Esto mismo acontece con la ubicación de los hechos en el pasado
remoto, mediante la asociación mnemónica que relaciona las vivencias que preceden y suceden al
episodio que se evoca.
El transcurso del tiempo es apreciado por el hombre por el lapso o duración del período entre
un hecho y otro, con lo que se establece su medición por fracciones. Es decir, que el tiempo del
transcurrir psíquico se calcula o se mide por los períodos o fracciones o lapsos que integran cada
uno de los estados de conciencia en su rápida sucesión. Las relaciones que luego establece entre
estas fracciones de tiempo psicológico y el fraccionamiento convencionalmente aceptado del
tiempo solar le permiten la ubicación de los acontecimientos de su vida en determinadas épocas y
momentos de ese devenir.
Asimismo la sucesión de una ordenada ilación de estados de conciencia permite la noción del
tiempo futuro, desde el momento que según hemos dicho, un estado de conciencia está integrado,
en parte, por el que le precede proyectándose a su vez en el que le continúa. Además el encadenamiento de la vida psicológica, mediante el auxilio de la memoria, hace que el tiempo presente
más el tiempo pasado, se proyecten hacia el futuro.
3º) Orientación en el espacio: El hombre, en su evolución 'ontogénica, adquiere poco a poco la
orientación en el espacio en que actúa y desenvuelve su vida. Esto se consigue mediante la
participación de todos los aparatos sensoriales, especialmente la vista, el oído y el tacto, que
permiten obtener la noción de diversas magnitudes a través de las impresiones de distancia,
longitud, espesor, altura y anchura, o sea que se produce una noción de orden global o de conjunto
que es la del volumen de las cosas y del lugar que ocupan en el espacio.
Estas nociones se adquieren debido a las limitaciones y fraccionamientos que cada uno hace del
espacio, que en realidad es infinito e inconmensurable. Es decir que por medio de nuestros sentidos
concebimos un espacio finito y establecemos magnitudes y distancias. Para eso, el hombre ha
creado las distintas medidas, de longitud, de peso, de capacidad, mediante las cuales es posible la
apreciación de magnitudes convencionales y, siempre dentro de las limitaciones que impone el
alcance de sus aparatos sensoriales, cada uno construye su propio espacio o ámbito personal, así
como efectúa su proyección y desplazamiento en el medio en que actúa.
PERTURBACIONES DE LA ORIENTACIÓN:
De acuerdo con las consideraciones anteriores, la orientación es el resultado de una compleja
contribución de las actividades psíquicas, especialmente de la sensopercepción, de la memoria, de
la asociación de las ideas y del juicio, que inciden sobre una conciencia dotada de perfecta nitidez.
De la misma manera, son múltiples y complejos los mecanismos psicopatológicos que determinan
las alteraciones de la orientación en el hombre, por lo que preferimos presentarlos en cada uno de
los síndromes psiquiátricos.
1º) Síndrome oligofrénico: Los oligofrénicos tienen diferentes grados de orientación, en relación
con la magnitud de la insuficiencia. Recordamos en primer término que, por lo general, el débil
mental se encuentra perfectamente orientado, auto y alopsíquicamente.
En el imbécil la orientación sufre graves trastornos, porque la insuficiencia de los juicios y la
incapacidad de comprensión hacen difícil y confuso el reconocimiento de la propia identidad
personal. Es muy precaria la noción de individualización e independencia del medio, pues no se
insinúa en estos seres la autoconducción y la autodeterminación. Más difícil resulta la orientación
en el tiempo y en el espacio, pues depende de relaciones abstractas que no llegan a ser
comprendidas.
Estas deficiencias presentan mayor gravedad aún en los "idiotas". En consecuencia, los
oligofrénicos se orientan mal, auto y alopsíquicamente, en ningún momento de su vida llegan a
tener lucidez de conciencia, debido a su escaso alcance intelectual, a su dificultad para la
comprensión por insuficiencia de los juicios y del mecanismo asociativo como corolario del precario
caudal de conocimientos.
2º) Síndrome demencial: En los dementes la desorientación depende del grado de debilitación
psíquica llegando, en los casos extremos, al desconocimiento de su propia identidad.
La debilitación psíquica de la demencia se evidencia desde el comienzo, a causa de la amnesia
que de inmediato afecta a la memoria. Estos enfermos acusan, en primer término, desorientación
en el tiempo. Al principio falla la ubicación en el presente y en el pasado inmediato por el déficit de
la fijación mnemónica, pues se producen engramas de escaso arraigo. Queda de ese modo
dificultada la asociación de las imágenes, lo que interrumpe el nexo entre los acontecimientos de la
vida psicológica. El tiempo deja entonces de transcurrir para el enfermo, por falta de la
fragmentación necesaria que es posible registrar como estados de conciencia.
Se conserva, en cambio, la evocación, razón por la que, cuando estos enfermos intentan ubicarse
en el tiempo, se remiten siempre a una época pasada. Pero si bien se orientan en el pasado remoto,
con el avance de la debilitación, que lleva también a la amnesia de evocación, la desorientación en
el tiempo se hace completa y se pierde la continuidad de la vida psicológica.
En cuanto a la desorientación en el espacio, sobreviene a continuación del trastorno anterior. Se
produce cuando aparece la amnesia de evocación, que impide la actualización de antiguos
conocimientos requeridos para el reconocimiento del momento presente; por otra parte, la
debilitación de la atención y la gran fatigabilidad psíquica dificultan la sensopercepción que conduce
a la incomprensión, lo que desorienta al paciente con respecto al espacio. Cuando las condiciones
del enfermo llegan a esta altura, el demente circunscribe cada vez más su vida psicológica al mundo
concreto debido a la pérdida de los conceptos y relaciones abstractas; se anula entonces su
independencia psíquica, su autoconducción y su autodeterminación, lo que equivale a decir, que
pierde su personalidad y por ende, se desorienta también autopsíquicamente.
3º) Síndrome confusional: En el síndrome confusional la desorientación del enfermo constituye
una característica importante, consecuencia directa de una conciencia obnubilada. La intensidad de
la obnubilación proporcionado el grado de la desorientación del enfermo, quien experimenta en
primer término este trastorno con respecto al tiempo y al espacio. La confusión debilita la atención;
la gran fatigabilidad psíquica con marcada somnolencia determina una gran torpeza
sensoperceptiva; la percepción del mundo exterior se hace en forma muy deficiente y poco nítida;
la fijación mnemónica es muy superficial y de engramas tenues e incapaces de estimular el
mecanismo asociativo de las imágenes y representaciones; como consecuencia la elaboración
mental cae en la incoherencia y se manifiesta una imposibilidad absoluta de ordenar y encadenar
los acontecimientos y los estados de conciencia en una continuidad lógica, como ocurre en la vida
psicológica normal. Prueba de ello es que, cuando el episodio confusional termina, la conciencia
recupera su lucidez estableciendo contacto con el mundo real, pero en la vida psíquica queda un
claro o un espacio en blanco porque se encadena el momento presente de recuperación con aquel
anterior a la pérdida de la lucidez normal.
En los casos de confusión mental onírica se suman, como elemento perturbador que contribuye
a desorientar al enfermo, numerosas alucinaciones que lo ubican en tiempo y lugares totalmente
falsos y absurdos, en los que actúa su actividad onírica.
Cuando la confusión mental es muy intensa la obnubilación de la conciencia es mayor, la
incoherencia es completa y el enfermo se encuentra imposibilitado hasta para su orientación
autopsíquica.
4º) Síndrome esquizofrénico: El esquizofrénico se encuentra, la generalidad de las veces,
desorientado en el tiempo, lo que se debe a la falta de interés que el enfermo tiene por el mundo
exterior pues, presa de una profunda indiferencia y apatía, vive su mundo de introversión. Le es
completamente indiferente saber cuál es el momento o el día que transcurre; sin embargo, el mismo
paciente puede ubicarse muy bien en el pasado remoto, sobre todo en el principio de la enfermedad
cuando la memoria dé evocación se mantenía todavía indemne. Lo mismo ocurre en cuanto a la
orientación en el espacio, que subsiste normal por mucho tiempo aunque esté muy avanzado el
proceso esquizofrénico.
En estos enfermos se observa a menudo una forma particular de desorientación, que afecta a la
identificación de la parte somática de su personalidad, hecho que traduce bien claramente el grave
disloque que aqueja a la psique. En efecto, cuando se los investiga acerca de su nombre y demás
datos de identidad personal se comprueba que están bien orientados autopsíquicamente. Pero, a
causa de las alteraciones graves en el núcleo profundo de la personalidad, se origina un sentimiento
de cambio de ésta, al punto que tienen la impresión de no ser ya ellos mismos. Se desconocen y se
desorientan, necesitando recurrir al espejo para cerciorarse y salir de dudas, si bien la información
que les suministra es falseada y deformada por ese mismo sentimiento de cambio proyectado hacia
el exterior, con lo que obtienen una imagen de su persona física diferente de la que conocen.
5º) Síndrome delirante: Los delirantes, salvo escasas excepciones, son enfermos lúcidos y
orientados auto y alopsíquicamente. Algunos llaman la atención por su extraordinaria lucidez, como
sucede con los que padecen delirios de interpretación, en los que sólo existe el error interpretativo
que deforma la realidad de los conceptos y desorienta con respecto a la veracidad de sus
aseveraciones, que consideran exactas.
Otros tipos de delirantes, con menos vigor psíquico y a los que la intuición y la imaginación les
hacen vivir raras fantasías, pierden la noción del tiempo presente ubicándose en distintas épocas y
lugares de la historia o en extraños medios donde encarnan absurdos personajes. En estos casos,
además de conducir al error de las concepciones, el delirio desorienta al enfermo en el tiempo y en
el espacio. Pero esto no impide que, una vez sustraído el enfermo del tema de su delirio, se nos
muestre correctamente orientado en forma global.
6º) Síndrome de depresión psicomotriz: Los enfermos deprimidos suelen estar mal orientados en
el tiempo, que pasa inadvertido porque la introversión en que los sume la tristeza los desconecta
del mundo exterior y del ambiente en que viven. Algunos melancólicos experimentan un sentimiento de extrañeza, una sensación de cambio y de transformación de su personalidad somática,
que los desorienta en ese aspecto. Esta alteración es debida a graves alteraciones cenestopáticas,
por las que sienten sus cuerpos transformados en piedra, madera u otros materiales extraños. Asimismo niegan la existencia de determinados órganos y hasta de su propia existencia a causa de las
ideas nihilistas.
7º) Síndrome de excitación psicomotriz: Los enfermos excitados, siempre que no sean confusos,
son lúcidos y están bien orientados auto y alopsíquicamente. La exaltación afectiva que padecen los
maníacos los hace concebir ideas fantásticas y megalómanas, de poder y de dominación, las que los
desorientan parcialmente en cuanto a su verdadera personalidad.
RESUMEN
CONCIENCIA
Concepto
La conciencia informa al hombre:
a) De lo que ocurre en el mundo externo, captado por los aparatos sensoriales externos.
b) En el mundo interior, captado por los aparatos sensoriales internos.
c) En el mundo psíquico; elaboración del pensamiento, captado por la conciencia
misma.
La conciencia es constantemente móvil y mutable; los persistentes registros de las
innumerables captaciones se llaman "estados de conciencia". A ella llegan la totalidad de
los fenómenos vitales, somáticos y psíquicos; es el registro permanente de la existencia
del individuo. Hace posible el triple conocimiento del mundo exterior, del interior y del
psicológico, permitiendo la noción del "yo" y de su orientación temporo-espacial.
Definición
La conciencia es una superestructura psicológica, límite entre las manifestaciones
psicosomáticas, que en ella se reflejan a través de las elaboraciones psíquicas, y el yo que,
por su conducto, adquiere el conocimiento de sí mismo y es informado de cuanto
acontece fuera de él.
Campo de
consciencia
Comprende todo el ámbito capaz de ser abarcado por la misma.
Zona
consciente
La de mayor precisión y nitidez: centro o foco de la conciencia.
Es la más reducida; sólo abarca limitados objetivos; de tres a
cinco. Las elaboraciones psíquicas alcanzan en ella su mayor
nitidez.
Zona
subconsciente
Se encuentra por fuera del foco de la conciencia, la nitidez de los
objetivos y de sus imágenes decrece a medida que se alejan de su
centro.
Los elementos del subconsciente son requeridos para la
elaboración consciente del pensamiento.
Algunas creaciones son producto de elaboraciones
subconscientes, pero deben pasar a lo consciente para ser
aceptadas y registradas previo razonamiento.
En esta zona se hace también la elaboración sensoperceptiva,
por el reconocimiento mnemónico.
Zona
inconsciente
Se halla por fuera de la zona subconsciente. Su actividad no es
percibida por el yo.
Existen manifestaciones imprevistas y sorpresivas que revelan su
existencia.
Todo lo que la conciencia registra pasa a formar parte de la vida
psicológica inconsciente.
El material del inconsciente está formado:
a) Por todo lo que ha sido vivenciado en la zona consciente.
b) Por cuanto ha pertenecido al subconsciente.
c) Por las vivencias originadas en el núcleo ins-tintivo-afectivo,
en relación con los instintos y con la vida orgánica.
Diversas circunstancias patológicas pueden empañar con mayor o menor
intensidad la lucidez de la conciencia.
Enturbiamiento que alcanza diferentes grados de
intensidad: desde un retardo de las elaboraciones hasta la
suspensión completa de la actividad psíquica. Marcada
debilitación de la atención por la gran fatigabilidad.
Los diversos grados de obnubilación son:
Obnubilación de
la conciencia
a) Embotamiento o torpeza: es la forma más leve; se
observa en casos de fatiga muy intensa; se entorpece la
actividad psíquica.
b) Somnolencia: dificultad perceptiva, con gran propensión
al sueño; se observa en los comienzos de la confusión mental.
c) Coma: grado extremo de obnubilación: pérdida completa
de la conciencia. En los traumatismos craneanos; uremia;
diabetes y otras afecciones.
Psicopatología
de la
conciencia
Estrechamiento
de la conciencia
Retracción del campo de la conciencia.
Las manifestaciones psíquicas quedan inactivas y la
conciencia del mundo exterior muy reducida, conservando la
personalidad algunas actividades de orden motor.
La memoria no fija nada
Estado
crepuscular
Percepción entorpecida incompletamente; se perciben y
comprenden situaciones simples
La complejidad lleva a la incoherencia e incomprensión
Se observa en la confusión mental y en la epilepsia.
Depende directamente de la lucidez de la conciencia, que
permite la ubicación en cada uno de los instantes de la vida.
Orientación autopsíquica: Concierne al conocimiento de la
propia personalidad y de su evolución a través del tiempo.
Orientación
Orientación en el tiempo: Mediante la medición
convencional por períodos o lapsos establecidos por cálculos y
por los diferentes estados de conciencia, que permiten la
noción del presente, del pasado y del futuro.
Orientación en el espacio: Es la noción de las magnitudes y
del ámbito o espacio en que el hombre actúa y desenvuelve
su vida.
Síndrome oligofrénico: Depende del grado
de la insuficiencia: a) El débil mental, por lo
general,
bien
orientado
auto
y
alopsíquicamente. b) El imbécil se desorienta
por la insuficiencia de los juicios e incapacidad
de comprender. Es difícil la noción de
individualización e independencia del medio,
c) El idiota, no se orienta en absoluto por la
agravación de los factores anteriores.
Síndrome demencial: La desorientación de
los dementes depende del grado de
debilitación psíquica. La amnesia es causa
principal. Primero desorientación en el
tiempo, luego en el espacio y finalmente la
autopsíquica.
Psicopatología
de la
conciencia
Orientación
Perturbaciones
de la
orientación
Síndrome confusional: La desorientación,
consecuencia de la obnubilación, es una de las
características más importantes; en el tiempo
y en el espacio. La fatiga psíquica debilita la
atención y la fijación; pérdida del
encadenamiento normal de las ideas;
incoherencia y desorientación autopsíquica.
Síndrome esquizofrénico: Desorientación
en el tiempo por el desinterés del enfermo
hacia el mundo exterior. Se orienta bien en el
pasado remoto y en el espacio.
Síndrome delirante: Salvo excepciones, los
delirantes son lúcidos y están bien orientados.
Síndrome de excitación psicomotriz: Los
excitados, siempre que no sean confusos, son
lúcidos y están bien orientados.
Síndrome de depresión psicomotriz: Mala
orientación en el tiempo, que pasa
insensiblemente porque la introversión los
desconecta del mundo externo.
CAPÍTULO X
AFECTIVIDAD
PSICOPATOLOG1A DE LA AFECTIVIDAD
AFECTIVIDAD
Con la denominación general de afectividad se comprende todo lo que concierne a la esfera
afectiva, que constituye el principal engranaje que impulsa toda la vida psicológica de la
personalidad.
Por la afectividad cobra interés y se matiza la existencia humana; en efecto, el hombre está
conformado psíquicamente para experimentar estados afectivos que pueden ser agradables b
desagradables y que se hallan condicionados por la forma de reaccionar de cada uno frente a los
estímulos que proceden de variados estados de ánimo los cuales oscilan entre los polos opuestos:
placer y desplacer alrededor de los que se manifiesta toda la afectividad.
Las oscilaciones entre lo agradable y lo desagradable constituyen los diversos matices que
señalan altos y bajos en la vida espiritual; lo que place estimula, lo que desagrada deprime, y ambos
estados complementan en gran escala la evolución psíquica del ser. En efecto, sin esos altibajos el
transcurrir psíquico del hombre sería completamente inoperante y carente de interés y finalidad.
El hombre se muestra a los ojos del mundo tal como su afectividad lo condiciona, puesto que ella
nace de lo más íntimo y profundo del individuo, del núcleo mismo de la personalidad.
La afectividad se confunde en su origen con el instinto, siendo éste el que, en última instancia,
condiciona toda la vida afectiva, desde que la satisfacción o no satisfacción de los impulsos
instintivos determinan respectivamente estados afectivos placenteros o displacenteros. Cuando las
fuerzas instintivas son satisfechas se produce la sedación de los impulsos, relajación y aparición de
estados afectivos placenteros. Cuando, por el contrario, las tendencias instintivas no son satisfechas
aumenta la tensión impulsiva y la excitación, provocando la aparición de malestar y estados
afectivos displacenteros.
A partir de ese núcleo instintivo-afectivo primario, las corrientes afectivas en él originadas
invaden e impregnan a toda la personalidad. Tales corrientes afectivas, por medio de sus numerosas
reacciones que se exteriorizan a través de las emociones, afectos, sentimientos y pasiones, con
particularidades propias en cada individuo, imprimen a la afectividad y a la personalidad todo un
sello determinado y bien definido, que también contribuye a la individualización personal.
Esas múltiples y variadas reacciones de la afectividad participan vivamente en todas las
manifestaciones y en todos los aspectos de la vida del hombre. Pajea fijar conceptos veremos
algunos aspectos de esas manifestaciones afectivas. Consideremos en primer lugar, aquellas que
están en relación con la actividad somática.
El funcionalismo general órgano-vegetativo se expresa en una resultante psíquica final mediante
un estado afectivo que ha sido denominado: sentimiento vital. Éste tiene su origen en los
sentimientos de placer o desplacer, procedentes del libre funcionamiento o de los obstáculos y dificultades con que se llevan a cabo las funciones vegetativas y las actividades orgánicas. Constituye
un estado afectivo de carácter general o global, no bien definido, resultado de la suma de
sensaciones nacidas de la actividad vital del organismo, a las que se agregan las sensaciones que
determinan los impulsos surgidos del núcleo instintivo que preside y preserva la vida misma. Todas
esas sensaciones son vivenciadas por la conciencia de una manera vaga e indefinida, pero que
siempre trasunta el deseo de vivir y-.la tendencia a la progresión y a la evolución.
Mediante el registro consciente de estas vivencias es como lo somático, con todo su fisiologismo
y por intermedio de la cenestesia general, trasciende el plano físico y se funde con el plano
psicológico con el que se compenetra íntimamente. De esta manera, el normal funcionamiento del
organismo, sin dificultades ni impedimentos, transmite a la conciencia vivencias placenteras que
revelan el estado de salud física; lo contrario, o sea la presencia de inconvenientes y dificultades en
las manifestaciones vitales, se refleja en la conciencia por intermedio de vivencias displacenteras
que revelan el estado de enfermedad. Las oscilaciones entre esas dos posiciones extremas dan una
resultante psíquica de orden general, que ha sido llamada temple general. Éste representa un
trasfondo afectivo individual y estable, en cuya integración participan todas las fuerzas vitales del
instinto, sumadas a lo orgánico y funcional, con especial intervención de los mecanismos de
regulación neurovegetativos. El temple general hace así las veces de una plataforma o estado
afectivo básico de origen somático, con una carga o potencial permanente hacia lo placentero o lo
des-placentero de acuerdo con las condiciones remantes en el medio interno.
Ahora bien, esa carga o potencial afectivo que, como acabamos de ver, tiene origen en la fuente
instintiva-afectiva, representa la capacidad reactiva que cada persona posee ante los innumerables
factores físicos, ambientales y psíquicos posibles de incidir sobre esta tónica afectiva general. Dicha
capacidad reactiva es la que encauza a toda la afectividad hacia el placer o el desplacer de acuerdo
con las circunstancias que prevalecen, dando por resultado lo que se conoce como humor o estado
de ánimo. Ésta es una reacción afectiva de orden general supeditada a lo somático, a lo psíquico y a
lo ambiental.
Las modificaciones que se producen en el humor, ya sea por las numerosas y variadas
representaciones mentales como por las diversas percepciones, dan lugar a las emociones, afectos,
sentimientos y pasiones.
La diferencia entre temple general y humor o estado de ánimo consiste en que el primero
representa el potencial o carga afectiva que posee el individuo, con su correspondiente capacidad
reactiva, mientras que el humor representa el matiz, placentero o displacentero, que desplaza dicha
carga afectiva .de acuerdo con las circunstancias actuantes.
La afectividad que, repetimos, impregna todos los ámbitos de la personalidad alcanza hasta lo
más recóndito de la psique; todas las elaboraciones mentales, los pensamientos, las reflexiones y
cuanto concierne a nuestra intimidad se halla estimulado y condicionado por los estados afectivos.
De esta suerte, todo nuestro acontecer psíquico se halla bajo la influencia de la afectividad que le
transmite el calor y el matiz necesarios para movilizar el humor hacia lo placentero o lo
displacentero. El registro por la conciencia y la fijación por la memoria son tanto más fáciles cuanto
mayor sea el interés despertado por la afectividad.
Las elaboraciones intelectuales resultarían sumamente áridas si la afectividad no interviniera,
proporcionándoles el calor necesario para mantener el interés que las hace progresar hasta su
finalidad.
También interviene para condicionar la actividad general del individuo, al extremo que entre el
pensamiento y la acción se interpone siempre lo afectivo moderando o estimulando los actos, es
decir que, en última instancia, la afectividad condiciona la conducta de la personalidad.
De un modo general, el hombre, por sus deseos y sus tendencias naturales, orienta su vida
psíquica en el tono agradable o placentero. Cuando, por vivencias circunstanciales, se produce
desplacer, esa inclinación innata determina, en lo posible, un viraje hacia las situaciones placenteras.
Contenido de los estados afectivos
Los estados afectivos están integrados por las emociones, afectos, sentimientos y pasiones.
Los distintos estados afectivos son modificaciones, de diferente índole e intensidad, en el humor
habitual de una persona; son manifestaciones reactivas del humor provocadas por los más diversos
estímulos externos e internos, físicos y psíquicos.
Emociones
La emoción consiste en un cambio más o menos súbito que se produce en el humor o estado de
ánimo habitual".
Las emociones son motivadas por las más diversas sensaciones que la sensopercepción lleva al
campo de la conciencia, o por las representaciones, imágenes e ideas que surgen a ella en un
momento determinado.
La característica más importante de la emoción es la brusquedad de la reacción que provoca en
el humor, con el agregado de una gran repercusión física y psíquica. De intensidad muy variable
llega, en ocasiones, a motivar y dirigir la conducta que el individuo observará consecutivamente.
En la emoción debemos considerar entonces los siguientes factores:
1) La causa determinante, percepción, representación mnemónica o idea.
2) La repercusión psíquica, que es la emoción misma, que produce la modificación en el estado
de ánimo. 3) La repercusión física u orgánica, que es la que traduce o expresa, en diferentes formas,
esa emoción.
De lo más simple a lo más complejo las emociones se han clasificado en dos grupos: emociones
primarias o simples y emociones secundarias o complejas.
1º) EMOCIONES PRIMARIAS O SIMPLES:
Constituyen la forma más firme y primitiva de reaccionar el individuo en el campo de la
afectividad; están íntimamente ligadas y en directa dependencia del núcleo instintivo-afectivo de la
personalidad. En efecto, responden siempre al instinto de conservación en sus diversas
manifestaciones, siempre alerta para asegurar la perduración del individuo -y de la especie.
Podemos decir que en estas emociones primarias hallamos la respuesta directa del instinto. Ésta es
la razón de la gran brusquedad que las caracteriza y de su intensa repercusión física, ya que el
organismo responde a cada una de ellas con las más variadas manifestaciones en el orden
fisiológico. Por otra parte, en cada una se observa una actitud determinada que caracteriza y motiva
la conducta que asumirá el individuo.
Las emociones simples o primarias son tres: el miedo, la cólera y el amor.
Miedo: Es la respuesta del instinto de conservación del individuo ante los peligros que amenazan
su integridad, tanto sean las agresiones desde el exterior como las perturbaciones somáticas que
producen malestar o dolor. El miedo provoca, en el terreno psíquico, una vivencia muy
característica; el individuo experimenta subjetivamente como un achicamiento, reducción o
contracción de toda su personalidad. Cuando este fenómeno es de gran intensidad puede llegar
hasta el eclipse de la conciencia y la pérdida del conocimiento. Esto último es lo que se conoce bajo
la denominación de reacción catastrófica.
En el orden somático las manifestaciones de la emoción de miedo son muy intensas. Se
comprueba, entre los trastornos mayormente observados, aceleración cardíaca, palpitaciones;
detención o aceleración de los movimientos respiratorios; trastornos vasomotores que se traducen
por palidez en el rostro y sequedad de las mucosas; trastornos gastrointestinales, diarreas;
temblores generalizados. La "huida" es la actitud que corresponde al miedo y que caracteriza la
conducta del individuo dominado por esta emoción, siempre que la intensidad de la misma no
produzca la reacción catastrófica que la inmoviliza.
Cólera: Las manifestaciones de la emoción colérica muestran la reacción del instinto de
conservación ante los peligros que amenazan a los intereses y a la integridad del individuo, que
ataca para defenderse. La cólera produce, en el terreno psíquico, una vivencia completamente
opuesta a la de la emoción de miedo. El individuo experimenta, psíquicamente, una sensación de
expansión, como si se produjera realmente un aumento de volumen de la personalidad.
En el terreno somático la repercusión de la emoción es intensa; se produce aceleración de los
ritmos cardíaco y respiratorio; fenómenos vasomotores, bien manifiestos por una marcada
rubicundez del rostro, en el que se imprime la característica expresión de la ira. Consecutivamente
a la emoción de cólera el individuo asume la actitud del ataque y destrucción.
Amor: Es la emoción sexual que se manifiesta psíquicamente por una vivencia que produce la
sensación de expansión y proyección hacia el exterior o, más exactamente, en pos del objetivo
determinante de la emoción.
Las manifestaciones somáticas son, en general, más atenuadas que en las otras emociones
primarias, pero se tornan particularmente violentas cuando se producen obstáculos a la descarga
motora con que se satisfac-cc el instinto. El instinto de conservación, bregando por la conservación
de la especie, busca el acercamiento o inclina al individuo hacia el objeto que desencadena la
emoción, siendo ésta la actitud característica del amor.
2º) EMOCIONES SECUNDARIAS O COMPLEJAS:
Es obvio que las emociones primarias de miedo, de cólera y de amor producen, por su
repercusión en la psique estados displacenteros o placenteros; placer y desplacer que son
emociones de mayor complejidad que las anteriores y secundarias a ellas. Estos estados
emocionales inclinan respectivamente el humor hacia la alegría y la excitación, o hacia la tristeza y
la depresión. .La complejidad de las emociones secundarias como la del campo de la afectividad en
general, surge de las múltiples variaciones y combinaciones que se producen entre ellas.
Consideremos algunas de las emociones complejas más importantes.
Angustia y ansiedad: Debemos estudiar simultáneamente estos dos estados emotivos porque
presentan múltiples puntos de contacto y porque son de suma importancia, dado que juntos
integran, entre otros, cuadros psiquiátricos como el de la melancolía y el de las neurosis.
La angustia y la ansiedad constituyen emociones complejas que traducen en su forma más
amplia, el humor displacentero predominante. Se producen en todas aquellas situaciones anímicas
en las que las vivencias afectivas son alimentadas por los estados displacenteros primarios de miedo
y de cólera.
Se puede aseverar que no existe persona de vida normal que no haya experimentado alguna vez
el desplacer de estas emociones, que son desencadenadas por temores diversos: miedo a las
enfermedades, que se ciernen sobre el individuo como una amenaza constante a su salud; miedo a
los quebrantos económicos o al fracaso en las empresas; miedo a las propías debilidades morales,
vivenciado bajo la forma de remordimientos, miedo a las situaciones que puedan afectar a la
responsabilidad inherente a un cargo o una tarea.
La angustia es también resultado del desplacer provocado por el disgusto y la cólera. Así sucede
en todos los casos de incumplimiento e insatisfacción de los deseos, o en todas las situaciones
enojosas derivadas de los rozamientos en el ambiente social o familiar.
En cuanto a las diferencias entre ansiedad y angustia no existe un criterio concluyeme y bien
establecido; para muchos se trata de la misma cosa pero, si bien entre ellas existe una gran similitud,
se considera a la ansiedad como un grado más avanzado de la angustia. En lo que a nosotros
respecta, si bien no pensamos que se trata de diferencias de intensidades, creemos que tales
diferencias deben buscarse en el contenido de esos estados afectivos. De acuerdo con este criterie
expondremos nuestro punto de vista sobre ambas.
A) La angustia es una emoción compleja y desplacentera, con un manifiesto contenido somático
consistente en una causa real, orgánica o funcional, que la determina. Así por ejemplo: puede
tratarse de un enfermo orgánico con una esclerosis cardiovascular, o bien de un enfermo funcional
del mismo Aparato por una gran labilidad neurovegetativa; en ambos casos se producen frecuentes
espasmos vasculares que provocan la consiguiente angustia generada por el temor de perder la
vida. De la misma naturaleza es la angustia derivada de los trastornos orgánicos o funcionales del
aparato respiratorio, o de cualquier otro aparato.
B) La ansiedad es una emoción compleja de características similares a la angustia, pero que en,
su origen no reconoce un factor somático generador de los temores. Éstos surgen de factores
psíquicos; preocupaciones, fracasos y quebrantos económicos; factores morales, remordimientos,
responsabilidad, etc. Los enfermos suelen manifestar que sienten angustia sin saber a qué atribuirla;
es una angustia sine materia, de origen puramente psíquico.
La angustia y la ansiedad presentan a considerar un doble aspecto semiológico, objetivo uno y
subjetivo el otro.
El aspecto objetivo está representado por los concomitantes somáticos que acompañan a las
emociones. Éstos son: 1) cambio de la expresión facial debida a la fijeza y a la inmovilidad, que en
algunos ocasiones quiere ser disimulada con una sonrisa forzada; 2) intensa palidez; 3) sudación; 4)
temblores generalizados a todos los músculos; 5) castañeteos de dientes; 6) aceleración de los
movimientos respiratorios y cardíacos; 7) aumento de la tensión arterial; 8) midriasis.
En los casos en que la emoción estalla bruscamente hay inmovilidad completa, erección de vello,
frialdad de las extremidades, sequedad de las mucosas.
El aspecto subjetivo se revela por las quejas del enfermo. Los síntomas son: 1) gran opresión
torácica, especialmente precordial; 2) palpitaciones; 3) sensación de paro cardíaco; 4) sensación de
constricción" y nudo en la garganta, por aumento del tono muscular que llega hasta dificultar la
deglución de los líquidos; 5) dolores de vientre; 6) escalofríos; 7) vértigos.
La gran tensión psíquica que determinan estos grados afectivos culmina, en la angustia, en un
llanto copioso; en la ansiedad, en una descarga motora. Esta última se exterioriza por una gr.an
inquietud y agitación, un caminar desasosegado de un lado a otro, un restregarse las manos, tirarse
de los cabellos y otras manifestaciones más o menos violentas según las circunstancias.
Reseñando lo expuesto: "La angustia y la ansiedad son emociones complejas que expresan un
intenso desplacer, al que va unida una desagradable sensación de constricción precordial y de
ahogo. Tienen su origen en alguna situación de duda, incertidumbre o temor por los peligros que
puedan cernirse sobre el individuo, ya sean de orden físico, económico o moral, y a los que se opone
la esperanza de conjurar de alguna manera el trance difícil o penoso que se atraviesa. La angustia
frecuentemente descarga por un llanto copioso; la ansiedad por una descarga motora; en ambos
casos se trata de mecanismos psicológicos encargados de dar escape a la intensa tensión psíquica
consiguiente a estos estados emocionales".
Pena: Es una emoción compleja desplacentera, de motivación psíquica o moral. Se trata de una
congoja, de una aflicción, cuya mayor repercusión es de orden psíquico; su escasa manifestación
somática generalmente queda limitada a la expresión de tristeza en el rostro; en algunas
oportunidades llega hasta el llanto.
Disgusto: Emoción compleja desplacentera cuya causa provoca en el individuo, al mismo tiempo
que una pena o aflicción, un poco de enojo de inquietud o de -fastidio. Este estado afectivo se debe
en realidad a una emoción de pena, con el agregado de algunos destellos de emoción de cólera que
le transmite ese matiz especial por el que hallamos mezcladas, en el disgusto, la aflicción y el enfado.
Entre otras emociones complejas desplacenteras figuran: el susto, el horror, la vergüenza, la
repugnancia, etc.
Entre las emociones complejas placenteras: la alegría, la felicidad, el optimismo, la satisfacción,
etc.
Hemos mencionado las principales emociones complejas, pero es indudable que son
numerosísimas las combinaciones que pueden existir entre las emociones, de lo que resulta una
gran cantidad de variantes imposibles de enumerar en este apartado.
Afectos
Remontándonos nuevamente a la fuente de todas las vivencias afectivas, más allá de las
emociones, nos encontramos con las "tendencias". La tendencia es también una forma primaria de
la afectividad, que inclina a la psique hacia el placer o el desplacer y por la cual, por esa disposición
natural, la personalidad se verá colocada en uno u otro extremo, lo que da el tono afectivo.
Dicho tono afectivo es señalado por los afectos, que expresan la inclinación natural y que,
mediante la contribución emocional primaria, colocan a la personalidad en una determinada
corriente afectiva. Es decir que, por los afectos, se produce una inclinación natural que lleva el humor hacia el polo placentero o hacia el displacentero. Aquí nos es dado apreciar la íntima relación
entre afectos y emociones; la diferencia entre ambas radica en que es mayor la estabilidad y más
prolongada la duración de los afectos, mientras que las emociones sólo producen cambios bruscos
y fugaces en el humor.
A continuación procuraremos explicar el mecanismo de los afectos.
A) En el polo del desplacer, las tendencias encauzan la afectividad en tal forma que las vivencias
que prevalecen surgen de las emociones primarías de miedo y de cólera. En un plano emocional
más elevado se manifiestan la pena, la angustia, la ansiedad, el disgusto, el malestar, la preocupación, el pesimismo, vivencias relacionadas todas con los intereses del individuo. En efecto todo
ese cúmulo de emociones es de naturaleza des-placentera; su origen real se encuentra en el instinto
de conservación que bajo sus múltiples formas de manifestación, nos revela su vigilancia permanente sobre la integridad y supervivencia del individuo y de sus intereses. Ésa es la causa de todos
los desvelos y preocupaciones para procurarse las situaciones y los medios que aseguren la
integridad del yo. Cuando todas esas vivencias se transportan al plano superior para ser
intelectualizadas, se expresan bajo la forma de inclinaciones egoístas. Ellas deben buscar el origen
de todos los estados displacenteros que hallamos en el tono bajo de la afectividad, puesto que el
egoísmo empaña todos los sentimientos elevados de la personalidad, la que, en su intensa
preocupación por el yo y en su deseo de subsistir, se coloca en un terreno de constante
disconformidad y pesimismo, es decir, en un permanente desplacer.
B) En el polo del placer, las tendencias encauzan la afectividad hacia la emoción primaria del
amor. Cuando se complica el terreno emocional se llega a las emociones complejas de felicidad,
alegría, satisfacción, bienestar, optimismo, despreocupación de sí mismo, extrayección del yo, de lo
que surgen el amor a los semejantes. El conjunto de estas emociones es de carácter placentero,
debiéndose buscar su origen real en el instinto sexual. Este instinto, en sus manifestaciones, pone
de relieve cierta despreocupación por los intereses del sujeto en sí, puesto que vela por algo de una
significación más amplia que la conservación del yo al prodigar toda su energía para la perduración
de la especie. Estas emociones placenteras, cuando son elevadas al plano superior e
intelectualizadas, dan margen a la aparición de inclinaciones altruistas, las que a su vez son fuente
de producción de los pensamientos más nobles y elevados de la personalidad humana.
Acabamos de destacar en primer término, las inclinaciones egoístas que giran en torno al yo; en
segundo término, las inclinaciones altruistas en las que el yo pasa a un plano secundario al
prodigarse a los demás. Finalmente debemos mencionar las llamadas inclinaciones impersonales,
que dan origen a los sentimientos morales, sociales, artísticos, poéticos, culturales y científicos.
Sentimientos
Los sentimientos constituyen las vivencias afectivas de mayor jerarquía, si bien tienen su
raigambre en el mismo plano de las emociones a las que, algunos autores consideran como
"sentimientos elementales". A pesar del origen común la diferencia entre emoción y sentimiento es
muy grande, lo que se destaca claramente cuando se estudian sus caracteres más notables. Ya
dijimos que la emoción es un cambio súbito en el humor, determinado por algún estímulo que hace
intervenir a los mecanismos instintivos que alimentan el campo emocional. De breve duración y
gran repercusión somática, determina la conducta en forma casi automática, impulsiva. La emoción
corresponde con preferencia al plano somático; el sentimiento, en cambio, corresponde a un plano
más elevado, donde interviene el intelecto que inhibe y mitiga las reacciones somáticas hasta su
desaparición, quedando limitado exclusivamente a las manifestaciones psíquicas. Parecería como si
las emociones fueran intelectualiza-das y sometidas así a un proceso psíquico de maduración.
A medida que las personas evolucionan intelectualmente enriquecen sus vivencias afectivas, es
decir, sus sentimientos, a la vez que adquieren un marcado dominio sobre las reacciones
emocionales. Éstas se hacen más suaves, se enriquecen con matices, perdiendo su primitiva
violencia reaccional condicionada por el instinto. Por otra parte, los sentimientos se alejan
definitivamente de las simples reacciones emocionales desde el momento que constituyen estados
afectivos estables, como una de las tantas características inherentes a la personalidad con la cual se
asimilan. No se trata de una simple estimulación del humor, tal como ocurre con las emociones que
son bruscas, de intensidad variable y finitas, de una duración más o menos breve; los sentimientos
perduran indefinidamente, y más que la intensidad cobra importancia la pureza y el arraigo que
tengan en la personalidad.
La estabilidad de los sentimientos se debe a que se mantienen ligados a determinadas ideas y
conceptos que nuestro intelecto ha elaborado mediante sus juicios y razonamientos, y adaptado a
la medida de la capacidad de cada individuo. Son conceptos abstractos, de orden moral, social,
filosófico, comunes a todos los hombres, de cuya capacidad comprensiva dependerá el grado de
pureza de los sentimientos. Estos últimos adquieren en esta forma, caracteres individuales, al
extremo de poder asegurar que sólo tenemos un conocimiento perfecto de las personas cuando
conocemos sus sentimientos.
Por consiguiente, a medida que el individuo evoluciona se realiza simultáneamente la evolución
de sus sentimientos, de acuerdo con su capacidad intelectual que le permite instruirse, educarse,
ubicarse en el medio social, conocer sus derechos y sus deberes y adecuar su vida a normas de moral
y de conducta. Los sentimientos constituyen estados afectivos muy complejos que oscilan entre lo
placentero y lo displacentero igual que las emociones, pero colocados en un plano jerárquico mucho
más elevado. En efecto, mientras que la emoción no es más que un impacto que provoca una
reacción fugaz en el humor, el sentimiento es un estado de formación gradual en el que interviene
la elaboración intelectual con la participación de juicios y razonamientos que lo elevan a la categoría
de un verdadero estado de conciencia.
La participación de la esfera intelectiva en la formación de los sentimientos confirma una vez
más la reciprocidad de los procesos psíquicos y la unidad funcional de la psique, desde el momento
que, a su vez, los sentimientos contribuyen intensamente a la elaboración intelectual, al extremo
que, como ya lo hemos visto, el pensamiento únicamente puede integrarse y llegar a su fin cuando
existe una idea directriz provista de una vigorosa carga afectiva. Por otra parte, todo pensamiento
y todo juicio, son siempre interferidos por los sentimientos que prevalecen en la personalidad de
acuerdo con las circunstancias imperantes.
Los sentimientos se nos presentan, pues predominando en la psique y coronando en forma
panorámica a toda la personalidad.
Desde el momento que ellos constituyen estados de conciencia su manifestación es sobre todo
subjetiva; el yo tiene conocimiento y experimenta sus propios sentimientos, que pertenecen a su
intimidad y que, como manifestación superior de la psique, no producen reacciones orgánicas y
fisiológicas concomitantes. La única manifestación objetiva de los sentimientos se observa a través
del comportamiento del individuo, de sus actos y de su desempeño en el ambiente social durante
el transcurso de su vida.
Siendo los sentimientos placenteros o displacenteros, la preponderancia de unos u otros
depende directamente de las tendencias e inclinaciones innatas de la personalidad. Por lo tanto,
siempre que esta última sea colocada por sus inclinaciones en el terreno placentero, dominan los
sentimienios altruistas; en el caso contrario dominarán los sentimientos egoístas: junto a éstos
pueden existir en mayor o menor escala los sentimientos impersonales.
El conjunto de estos sentimientos anima simultáneamente a la mayoría de los hombres, en los
que predominan unos u otros con mayor o menor intensidad multiplicándose hasta el infinito las
escalas de los valores afectivos. De acuerdo con esos valores afectivos individuales, cada cual hará
apreciaciones personales de las cosas y de los hechos, tanto de lo objetivo procedente del mundo
externo, como de lo subjetivo procedente del mundo interior somático y psíquico, incluyendo los
pensamientos que no pueden substraerse al influjo de los sentimientos imperantes en la personalidad.
Concretando en forma más sintética nuestro concepto del sentimiento diremos:
"El sentimiento es un estado afectivo elaborado en la conciencia mediante el aporte del juicio y
del razonamiento, que le confieren los caracteres de estabilidad, subjetividad y especificidad
individual, y cuyo grado de pureza depende de la capacidad comprensiva de cada intelecto y la
tonalidad depende de las inclinaciones naturales de la personalidad".
Pasiones
La pasión es un estado afectivo caracterizado por su gran persistencia que, en ocasiones, llega a
hacerse permanente. Esto es suficiente para desvirtuar el concepto de la pasión como una emoción
sostenida, desde el momento que, repetimos una vez más, la emoción es un cambio brusco y fugaz
en el humor, nunca un estado sostenido y persistente. La pasión supera el plano emocional; es un
estado afectivo intelectualizado, de gran impregnación sentimental. Pero los sentimientos que
intervienen en la constitución del estado pasional y que predominan en la psique del individuo
derivan de determinados afectos e inclinaciones naturales. Debido a esas corrientes dominantes se
canaliza la existencia de la persona en forma unilateral, quedando de lado toda cuestión ajena a las
mismas. Como consecuencia del intenso potencial afectivo que entrañan los sentimientos se
produce un ligero eclipse que reduce la amplitud de la conciencia, cuyo único enfoque limita la
actividad del individuo y condiciona la conducta acorde con dicho estado pasional.
Desde el momento que hablamos de estado afectivo intelectualizado admitimos que la pasión
es un estado de conciencia, y, como tal, involucra juicios y razonamientos que le confieren su
carácter de permanencia en la psique. Si bien los sentimientos que intervienen matizando las elaboraciones intelectuales, nunca lo hacen en forma tan intensa como las pasiones que tienden a
inclinarlas definitivamente a favor de esas tendencias e inclinaciones.
Aclaramos que los estados pasionales no pertenecen al campo de la patología afectiva, pero
incursionan en sus proximidades. Las pasiones pueden arraigar en cualquier persona e impregnan
la psique con su intensa carga afectiva; esto es normal y de observación más o menos frecuente.
Únicamente podemos hablar de estado patológico cuando las pasiones llevan a la formación de
ideas sobrevaloradas, de significación francamente anormal. Son ideas de gran firmeza y difícil
reductibilidad, que si bien no desvían ampliamente- el juicio inclinan la conducta en pos de las
tendencias de profundo arraigo en el individuo. De esta manera la vida se circunscribe a un solo
enfoque, lo que reduce las posibilidades de la evolución psíquica ya que todas las elaboraciones
mentales llevan el mismo matiz catatímico característico de la pasión dominante.
Las pasiones son de índole diversa, de acuerdo con la categoría de sentimientos promovidos por
los afectos, tendencias e inclinaciones.
1º) El predominio de las inclinaciones egoístas indica que las mayores preocupaciones de la
personalidad son las que tienden a la satisfacción de los deseos e intereses del yo. Los sentimientos
subyacentes en los estados pasionales de estas personas son, por lo tanto, de naturaleza egoísta: el
odio, la venganza, el orgullo, la avaricia, la avidez y dominación, la vanidad, los sentimientos sexuales
bajos y sórdidos deseos, no citando más que los principales. El conjunto de estos estados pasionales
es englobado corrientemente, bajo la denominación común de bajas pasiones. En ellas están
reflejadas las emociones de miedo y de cólera, por la tendencia egoísta de posesión y de conquista
y la tendencia agresiva respectivamente.
2º) Cuando dominan las "tendencias altruistas" la personalidad muestra la propensión a
prodigarse al prójimo, con despreocupación de sus propios intereses, desencadenándose estados
pasionales tales como la filantropía, la pasión religiosa, la caridad, la piedad, entre los más frecuentes.
Las inclinaciones altruistas, causantes de estos estados pasionales, manifiestan la emoción de
amor que, al abandonar el plano emocional somático y sexual, se intelectualiza y adquiere un matiz
más amplio y generalizado bajo la forma de amor al prójimo.
3º) Finalmente, en concordancia con las inclinaciones y los sentimientos impersonales se
producen también las pasiones impersonales; que son las más desinteresadas. Entre ellas figuran la
pasión por las ciencias, por la música, por la pintura y por las artes en general.
PSICOPATOLOGÍA DE LA AFECTIVIDAD
La afectividad, en sus oscilaciones entre lo placentero y lo desplacen-tero, da como resultado el
tono afectivo peculiar de cada individuo. En condiciones normales, el tono se mantiene en un
perfecto estado de equilibrio entre ambos polos de la afectividad; esto se denomina: eutimia que
representa el equilibrio en todos los aspectos, cuantitativo y cualitativo. Bajo la influencia de
numerosas circunstancias patológicas ese equilibrio puede romperse, dando lugar a diversas
perturbaciones tanto en el orden cuantitativo como en el orden cualitativo.
Alteraciones cuantitativas de Ja afectividad
La afectividad puede hallarse cuantitativamente exaltada y ese aumento del tono afectivo se
llama: hipertimia; puede estar disminuida, lo que se denomina: hipotimia; reservándose la
denominación de la atimia para los casos en que se encuentre anulada.
HIPERTIMIA:
La exaltación afectiva debe ser considerada desde un doble punto de vista, ya que el tono
afectivo puede oscilar desde la euforia y excitación hasta la tristeza y depresión, en otras palabras,
entre el placer y el desplacer patológicos; por consiguiente hablaremos de una hipertimia placentera
y una hipertimia displacentera.
A) Hipertimia placentera:
En el placer patológico encontramos diversos grados de alteración.
1) Euforia simple: Se manifiesta por gran locuacidad, optimismo, satisfacción; el individuo irradia
felicidad y ríe con facilidad; todo indica un estado placentero del humor. Las situaciones
desagradables, si bien llegan a tener una evidente repercusión, sólo inciden en su ánimo de una
manera pasajera, pues trata de hallar todos los atenuantes posibles que mitiguen los motivos
displacenteros y que, rápidamente, hagan virar su humor hacia la alegría y los estados placenteros.
Hallarnos euforia simple en las personas constitucionalmente predispuestas, en las que cualquier
factor desencadenante las coloca en ese terreno patológico. Es el caso de algunos sujetos a los que
la acción del alcohol lleva a la euforia; también se puede observar en la parálisis general progresiva
y en algunos epilépticos.
2) Moria: la moria es una forma especial de alegría carente de todo contenido afectivo. Es una
alegría sin razón de ser, sin motivo alguno que la fundamente ni vivencia que la substancie, por lo
que se la llamó: alegría estúpida. Hay tendencia al chiste insulso y la conducta del sujeto es
completamente pueril, índice de un déficit psíquico que tiene su origen en una causa de naturaleza
orgánica. Se observa en los casos de tumores del lóbulo frontal.
3) Hipomanía: La hipomanía es un estado de alegría incontenible, cuyo substracto lo constituye
una cenestopatía placentera con sensación de perfección y plenitud de la vida orgánica, que
despierta en el individuo sentimientos de optimismo, de capacidad, de insuficiencia y de triunfo.
4) Manía: Es un grado más intenso de exaltación afectiva en la que, además de la alegría que
caracteriza a la hipomanía, se produce el paso fácil, a veces intempestivo, hacia la cólera y el furor,
topes extremos de la hipertimia patológica. En !a manía, junto al intenso desplazamiento de la carga
afectiva que lleva a la alegría patológica imposible de ser reprimida, se produce una debilitación de
las inhibiciones normales lo que conduce a la exaltación de la actividad general. Así observarnos una
marcada aceleración de todo el proceso psíquico llegándose, por la extraordinaria rapidez del ritmo
asociativo, hasta la fuga de las ideas; además se produce una exaltación de toda la vida instintiva y
gran excitación psicomotriz.
B) Hipertimia desplacentera:
El desplacer patológico también conduce a diversos grados de alteración del humor.
1) Depresión simple: En estos casos el individuo es presa de una gran tristeza de la que le es
imposible desembarazarse. La melancolía es de naturaleza endógena, constitucional, lo que significa
que es una tristeza sin motivo aparente, no es posible encontrar las causas de la misma. Todos los
acontecimientos de la vida presentes y pasados se hallan impregnados de este marcado humor
triste, que repercute en la psique bajo la forma de un gran dolor moral, origen de vivencias
desplacenteras; es lo que se ha denominado psiquialgia. La depresión simple o psiquialgia
determina una inhibición de los procesos psíquicos que se pone de manifiesto por una marcada
bradipsiquia; disminuye la actividad general y se produce introversión.
En estos casos también hay alteraciones cenestopáticas que provocan en el enfermo graves
preocupaciones por la salud física; aparecen ideas hipocondríacas referentes a las más diversas
enfermedades vinculadas a distintos órganos.
C) Hipertimia Mixta:
Dentro de la hipertimia es necesairo tener en cuenta otros estados afectivos que, por sus
características, son considerados como estados mixtos, ya que contienen elementos que
pertenecen a ambas tonalidades afectivas. Así observaremos:
1) Melancolía agitada: En la que, al cuadro de la melancolía simple, se agrega la ansiedad. En
estos estados, junto a la tristeza de fondo se destaca una excitación psíquica y motriz, con la
aparición de movimientos descontrolados y sin objetivo aparente que descargan la gran tensión
afectiva desplacentera.
2) Melancolía con fuga de ideas: En la que junto a la tristeza y a la depresión motriz, existe
taquipsiquia que llega hasta la fuga de ideas.
3) Furor maníaco: con gran excitación psicomotriz y un humor francamente displacentero dado
el predominio de la emoción de cólera.
4) Beatitud: constituye también un estado mixto. Es una intensa manifestación placentera, con
sensación íntima de gozo, satisfacción e intensa felicidad; pero, en lugar de acompañarse de
excitación motriz hay suspensión de toda la actividad física. La beatitud es un estado afectivo que
se puede encontrar en condiciones normales y en circunstancias patológicas tales como la parálisis
general progresiva, la esquizofrenia, la epilepsia y la histeria.
5) Éxtasis: estado afectivo mixto caracterizado por una exaltación placentera de mayor
intensidad que la beatitud. Parece ser la consecuencia de ciertos estados pasionales por los cuales,
dado el enfoque único que condiciona la conducta del individuo, éste penetra y se sume fácilmente
en la órbita de sus inclinaciones afectivas. Es tal la carga afectiva movilizada al servicio de esas
inclinaciones naturales, en estos casos, que el sujeto se aleja cada vez más del resto de los problemas
que ocupan normalmente la conciencia de las personas en el transcurso de la vida diaria. El éxtasis,
conduce a un verdadero estrechamiento de la conciencia, como ocurre en los estados crepusculares
en que se pierde contacto con el mundo real; en estas condiciones el individuo actúa de una manera
semiconsciente, pareciendo pertenecer a un mundo metafísico. Esto se observa en los místicos y en
algunos artistas y filósofos.
HIPOTIMIA:
La hipotimia es un estado caracterizado por el descenso del potencial o tono afectivo. Son muy
escasas y de muy poca intensidad las reacciones afectivas; los estímulos no hallan repercusión o
ésta es poco intensa. Por estas razones los enfermos afectados de hipotimia no dan respuestas adecuadas a la magnitud del estímulo; se dice entonces que hay indiferencia afectiva. Hallamos
hipotimia en la esquizofrenia, en la demencia y en la oligofrenia.
ATIMIA:
Bajo esta denominación se entiende la falta absoluta de afectividad. Es una alteración
cuantitativa sólo compatible con los estados oligofrénicos profundos y demencias muy avanzadas.
Alteraciones cualitativas de la afectividad
Las alteraciones cualitativas de la afectividad reciben la denominación general de paratimias. A
continuación consideraremos las más importantes.
1º) Tenacidad afectiva: Debe entenderse por tenacidad afectiva la persistencia y fijación
patológica de determinados estados afectivos, en forma más o menos prolongada o permanente.
No tenemos duda de que esta particularidad afectiva se presenta en determinadas personalidades
y estados temperamentales. Sabemos que existen personas que, en condiciones normales, son fácil
presa del odio y del rencor ante los choques y adversas situaciones ambientales. Con carácter
patológico hallamos muy frecuentemente la tenacidad afectiva en los epilépticos (odio, venganza).
2º) Labilidad afectiva: La labilidad afectiva consiste en bruscos y repentinos cambios en el tono
afectivo sin que exista un motivo aparente que los justifique. Estos cambios se caracterizan por su
gran intensidad y su escasa duración. Es de frecuente observación cuando median las siguientes
causas: a) Insuficiente madurez psíquica, como ocurre normalmente en el niño y, en condiciones
patológicas, en los oligofrénicos. b) Por debilitación psíquica, como sucede con los dementes, c) Por
la existencia de determinados estados constitucionales propios de ciertas personalidades
inestables: histéricos y distímicos. d) Por alteraciones graves en la estructuración de la personalidad
y en la unidad de la psique como acontece con los esquizofrénicos y con los confusos mentales.
3º) Incontinencia afectiva: La incontinencia afectiva es consecuencia de la falta de freno
inhibitorio cortical, por insuficiencia o debilitación. Consiste, por consiguiente, en una manifiesta
incapacidad para contener los estados emocionales desencadenados por cualquier estímulo, aun
los de pequeña magnitud. La inhibición cortical libera y reaviva la vida instintiva, determinando
reacciones emocionales intensas e irrefrenables. Se observa en los insuficientes mentales y en los
dementes.
4º) Ambivalencia afectiva: La ambivalencia constituye un estado afectivo especial, por el cual el
enfermo experimenta, en un mismo instante, sentimientos opuestos o, para expresarlo con mayor
claridad sentimientos de carga contraria como son el amor y el odio, el amor y el rencor, dispensados
simultáneamente a la misma persona. La afectividad del enfermo se encuentra en una actitud de
franca indecisión entre los sentimientos placenteros y displacenteros, sin que lleguen a prevalecer
unos u otros pue~ hay incapacidad para adoptar una posición definitiva. La ambivalencia de-,
termina una inestabilidad constante de la afectividad que oscila entre ambos polos, con una
evidente repercusión sobre la conducta del sujeto que es impulsado en sus actos en uno y otro
sentido, porque al mismo tiempo desea y rechaza o desea y teme su ejecución. En casos extremos
puede llegar a cometer actos punibles contra personas queridas y a continuación llorar y
desesperarse con sincero arrepentimiento.
5º) Perplejidad: La perplejidad es un estado afectivo muy particular que se puede observar en
diversos estados patológicos. Está presente en ia confusión mental, cuando la obnubilación de la
conciencia no permite al enfermo percatarse de su situación y de cuanto acontece a su alrededor.
Asimismo se observa en los esquizofrénicos, en los melancólicos y en todos aquellos casos que dan
lugar al síndrome de despersonalización. En todos ellos surge la perplejidad como un sentimiento
complejo para cuya integración concurren varios estados afectivos como el sentimiento de
extrañeza, de desconcierto, de asombro, de duda y de desconfianza, que revelan que el enfermo no
sabe o no acierta a comprender cuál es su situación.
6º) Neotimias: Recibe la denominación de neotimia una alteración de la afectividad caracterizada
por la creación de sentimientos nuevos. Cuando decimos sentimientos nuevos no queremos
referirnos a cambios recientes en el campo afectivo de una persona, debidos a la aparición de sentimientos no habidos en ella hasta ese momento pero comunes en los demás individuos. Nos
referimos a sentimientos realmente nuevos por su significación extraña, fuera de lo común, nunca
observados en el enfermo ni el resto de las personas con afectividad normal.
La génesis de los mismos debe buscarse en perturbaciones aún no bien conocidas de la
cenestesia general. Como consecuencia, el enfermo experimenta una sensación de cambio o de
transformación en lo más íntimo de su ser; se siente totalmente extraño a su ser anterior, como si
una profunda modificación se hubiera operado en su personalidad (sentimiento de cambio y de
transformación). En la misma forma se producen los sentimientos de muerte y- de resurrección y de
transformación del mundo circundante. Las neotimias constituyen sentimientos totalmente
extraños, que escapan a la órbita de la afectividad normal y señalan graves alteraciones en la
estructuración íntima de la personalidad.
CATATIMIA:
Se llama catatimia a un estado de intenso colorido afectivo que, en determinados momentos,
impregna a la personalidad y embarga la psique con marcado predominio sobre el campo de la
esfera intelectual. La corriente afectiva interfiere las elaboraciones intelectuales, a la que comunica
un matiz particular de acuerdo con las vivencias del momento.
Debido a dicha interferencia afectiva el individuo efectúa una apreciación subjetiva deformada
de la realidad objetiva, que la percepción aporta a la conciencia, así como de todas las elaboraciones
mentales. Esto se debe a que la afectividad falsea los juicios que participan de todas las
elaboraciones psíquicas; la catatimia provoca una verdadera desviación del juicio a favor de esa
corriente afectiva, que lo inhibe para una correcta comparación y ponderación de las cosas. Luego,
toda determinación surgida de un juicio catatímico adolece de falta de solidez y veracidad,
conduciendo a graves errores. Por la interferencia catatímica las madres ven a sus niños corno los
mejores entre otros muchos; en este caso el amor maternal provoca una franca obtusión del juicio.
Estado de la afectividad en los diferentes síndromes
1º) Síndrome de excitación psicomotriz:
En el síndrome de excitación psicomotriz existe, desde el punto de vista cuantitativo, una
marcada hipertimia, llamando especialmente la atención una gran labilidad afectiva que hace oscilar
el humor desde el estado placentero con alegría y euforia hasta un estado displacentero con cólera
y furor.
Generalmente estos enfermos son optimistas, emprendedores, eufóricos; pero dada la gran
inestabilidad del humor la euforia, al influjo de causas a menudo insignificantes, es fácilmente
sustituida por el enojo y la cólera. La gran exaltación afectiva provoca una ligera inhibición cortical,
que determina la liberación de la vida" afectiva primaria próxima al plano instintivo de donde surge
en forma predominante la emoción sexual. Por esta razón vemos a estos enfermos actuar, gesticular
y hablar de manera vehemente, aludiendo en una u otra forma al sexo opuesto. También es
frecuente observar en los excitados, en un terreno displacentero la ironía, la burla y el desprecio
que subiendo de tono pueden culminar en la agresividad.
2º) Síndrome de depresión psicomotriz:
El enfermo deprimido está sumido en un humor triste; una inmensa tristeza, que a menudo no
sabe a qué atribuir, embarga su ser. Este estado de ánimo es inconmovible, ni aun los estímulos y
las situaciones que antes constituían un motivo de alegría "pueden modificarlo. Como consecuencia
aparece toda la gama de pensamientos de tonalidad triste y desplacen-tera: sentimientos de
impotencia, de cambio y de transformación de la personalidad (neotimias), de angustia y de
ansiedad.
3º) Síndrome delirante:
En el síndrome delirante existe notoria hipertimia provocada por los acontecimientos que, en
una u otra forma, tienen relación con el tema de la concepción delirante, que siempre es defendido
con gran vigor. En el caso de los delirios paranoicos predominan los sentimientos de orgullo y de
sobrevaloración, que son inherentes a la personalidad; también es notorio el sentimiento de
desconfianza desde que estos enfermos siempre se creen perjudicados y perseguidos; asimismo
revelan una gran susceptibilidad en todas aquellas circunstancias en que se suponen aludidos o
creen percibir referencias a sus personas. La exaltación afectiva de los delirantes se exagera en
forma extraordinaria cada vez que se contradicen sus ideas y aseveraciones pudiendo, en los
paroxismos, llegar hasta la agresión.
4º) Síndrome esquizofrénico:
Es frecuente oír decir que la esquizofrenia se caracteriza por la hipoafectividad. Esto es evidente
y constituye una de las manifestaciones que contribuyen a dar formas nítidas y definitivas a este
cuadro; sin embargo es necesario efectuar algunas consideraciones al respecto. Dicha hipoafectividad es real para todo cuanto se relacione con el mundo exterior y con el ambiente social,
pero no lo es en lo que se refiere a las alternativas- de la vida interior del esquizofrénico. En efecto,
las vivencias afectivas desplacenteras son intensas y numerosas, especialmente aquellas que se
originan en las graves perturbaciones de la cenestesia o en los trastornos del pensamiento, de
donde surgen los sentimientos de cambio de la personalidad (despersonalización), los sentimientos
de la pérdida del autodominio, de la individualidad y de la independencia, con la impresión de ser
dirigidos en sus pensamientos y en sus actos (neotimias), y los sentimientos de extrañeza y de
perplejidad consiguientes, que convierten a estos enfermos en asociales y antisociales, hoscos,
retraídos, irritables, desconfiados, desconectados y aislados del medio en que viven.
5º) Síndrome confusional:
En los estados de confusión mental existe un grado más o menos pronunciado de actividad
psíquica de donde, en ocasiones, resulta difícil la investigación de la afectividad. La hipotimia es muy
marcada en el estado confusional estuporoso. Cuando la confusión mental es leve el enfermo,
desorientado, experimenta sentimientos de extrañeza, perplejidad y asombro, que se reflejan en la
expresión del rostro.
La inhibición cortical, que produce la enfermedad, determina la liberación de la vida instintivaafectiva y la reactivación de la fuente emocional primaria. Esto se pone en evidencia en los casos de
confusión mental onírica, en la que el estado alucinatorio despierta el miedo y la agresividad del
enfermo, que trata de huir y defenderse de las alucinaciones desagradables que lo mortifican y
atemorizan.
6º) Síndrome demencial:
En las demencias se observa hipotimia como resultado de la debilitación global de la psique. La
disminución de las inhibiciones produce en estos enfermos, una reactivación general de la vida
instintiva-afectiva, determinando la reaparición de reacciones emocionales primarias y pérdida de
los sentimientos elevados y altruistas, que son reemplazados por un pronunciado egoísmo,
descenso del sentido moral y alteraciones de la conducta. Debido a la debilitación psíquica, se
observa una gran inestabilidad del humor, gran labilidad e incontinencia afectivas, con fácil irritabilidad. En demencias muy avanzadas la hipotima se intensifica hasta la pérdida completa de todo
interés; el individuo vive una vida puramente vegetativa en la que las manifestaciones psíquicas
quedan reducidas a una mínima expresión.
7º) Síndrome aligo frénico:
La oligofrenia presenta una hipotimia variable según los diferentes grados de insuficiencia
mental. En los "idiotas profundos" casi no se observan reacciones afectivas; sólo es posible percibir
en ellos las tendencias instintivas básicas, incompletamente diferenciadas ya que el mismo instinto
de conservación es defectuoso y en ocasiones ni se insinúa, al extremo que es necesario llevarles el
alimento a la boca para que puedan subsistir. En los idiotas de menor grado, en cambio, se
diferencian netamente las tendencias instintivas básicas; toda su vida psicológica gira en torno a las
mismas. Son susceptibles de experimentar alegría o tristeza, manifestaciones que están sujetas a
una gran inestabilidad e incontinencia afectiva, por lo que caen fácilmente en estados de violencia
y gran irascibilidad.
En los imbéciles la afectividad se insinúa de una manera mucho más firme, aunque siempre
girando en torno a lo instintivo. Son más sociables y expresan algún cariño por los familiares,
especialmente por las personas que los cuidan.
En los débiles mentales, la afectividad es tanto más manifiesta cuanto menor es el grado de la
insuficiencia y la capacidad intelectual se aproxime más al límite subnormal. Es frecuente observar
en ellos fuertes reacciones emocionales, así como labilidad e incontinencia afectivas.
Exploración de la afectividad
Cuando se desea explorar la afectividad no es posible ajustarse a ningún método o regla
determinada y preestablecida. La atención del médico debe permanecer alerta en el transcurso del
interrogatorio, que permitirá descubrir y entresacar los signos que informan sobre el estado de la
afectividad del enfermo, con lo que se formará un juicio respecto a su valor cuantitativo y a las
perturbaciones cualitativas que pueda presentar.
Conviene tener en cuenta, en primer término, las características individuales de la personalidad
en estudio, lo que facilitará la apreciación del humor habitual del sujeto: humor triste o alegre,
afecto a la sociabilidad o, por el contrario, si es asocial o antisocial, inclinado a las diversiones y
amistades o si prefiere la soledad y el aislamiento.
El médico deberá conducir hábilmente el interrogatorio a fin de investigar qué reacciones
emocionales predominan en la personalidad enferma; sus inclinaciones y sus tendencias, sus
afectos, sus sentimientos y sus pasiones. Finalmente deberá investigar sobre sus dotes morales, sus
sentimientos religiosos o artísticos.
De esta manera se consigue tener una visión panorámica de toda la vida afectiva de la
personalidad en estudio; se apreciará, además, los cambios que la misma haya podido experimentar
a lo largo de su existencia, así como- las alteraciones patológicas del estado actual.
RESUMEN
AFECTIVIDAD
Generalidades
La afectividad es el engranaje que impulsa toda la vida psicológica.
Los estados afectivos son agradables o desagradables; oscilan entre dos extremos:
el placer y el desplacer.
La afectividad, tiene un origen común con el instinto (núcleo instintivo-afectivo).
Impregna toda la vida de la personalidad pues participa de todas sus elaboraciones
intelectuales y de la actividad general. Condiciona, la conducta.
Constituido por las emociones, los afectos, los sentimientos y las pasiones.
"La emoción es un cambio brusco y más o menos súbito del humor o estado de
ánimo".
Se clasifican en: "emociones primarias o simples" y "emociones secundarias o
complejas".
Contenido de
los
estados
afectivos
Emociones
Emociones
primarias o
simples
Tienen gran repercusión somática y psíquica;
responden al imperativo del instinto.
Son tres: miedo, cólera y amor.
Miedo: Sensación subjetiva de achicamiento o
reducción del ámbito personal, que puede llegar a
la anulación completa y pérdida del conocimiento
(reacción catastrófica). Actitud correspondiente: la
huida.
Emociones
Contenido
de
los
estados
afectivos
Afectos
Cólera: Sensación subjetiva de aumento del ámbito
personal. Actitud correspondiente: ataque y
destrucción.
Emociones
Amor: También llamada emoción sexual. Sensación
Primarias o
subjetiva de expansión y proyección hacia el exterior.
simples
Reacciones somáticas más atenuadas que en los casos
anteriores. Actitud correspondiente: acercamiento al
objetivo desencadenante de la emoción.
Angustia y Ansiedad: Emociones complejas
desplacenteras. La angustia tiene un contenido
somático originado en los temores con respecto a la
salud física. La ansiedad se origina en temores de orden
psíquico: preocupaciones morales, económicas,
familiares, etc. Ambas presentan un cuadro
semiológico: objetivo y subjetivo. Subjetivamente:
constricción de garganta y torácica, especialmente preEmociones
cordial. Objetivamente: la angustia culmina
secundarias
generalmente con el llanto y la ansiedad con una deso complejas
carga motora.
Pena: Emoción compleja desplacentera; congoja,
aflicción, tristeza.
Disgusto: Pena o aflicción con el agregado de algo de
enojo, inquietud o fastidio.
Otras emociones complejas desplacenteras: susto,
horror, vergüenza, repugnancia.
Emociones complejas placenteras: alegría, felicidad,
optimismo, satisfacción.
El afecto es la inclinación natural que mediante el aporte emocional
primario conduce el humor hacia el polo placentero o displacentero.
a) En el desplacer priman las emociones primarias de miedo y cólera.
En un plano más elevado: pena, angustia, ansiedad, pesimismo, todo
relacionado con los intereses del individuo, sujeto al instinto de
conservación. Estas manifestaciones intelectualizadas dan lugar a las
inclinaciones egoístas.
b) En el placer domina la emoción primaria de amor; en un plano más
elevado, alegría, satisfacción, optimismo. Al intelectualizarse dan lugar a
las inclinaciones altruistas.
Sentimientos
El sentimiento es un estado afectivo elaborado en la conciencia
mediante el aporte del juicio y del razonamiento, que le confieren
los caracteres de estabilidad, subjetividad y especificidad
individual, y cuyo grado de pureza depende de la capacidad
comprensiva de cada intelecto y la tonalidad depende de las
inclinaciones naturales de la personalidad. Hay sentimientos:
egoístas, altruistas e impersonales.
Pasiones
La pasiones un estado afectivo intelectualizado, dé gran
persistencia, que en ocasiones puede hacerse permanente. Tiene
gran impregnación sentimental, condicionando la vida y en parte la
conducta del individuo. Hay pasiones: egoístas, altruistas e
impersonales.
Contenido de
los
estados
afectivos
Psicopatología
de
la
afectividad
La afectividad puede presentar alteraciones patológicas de orden cuantitativo y de
orden cualitativo.
Son: hipertimia, hipotimia y atimia.
HIPERTIMIA: Exaltación de la afectividad: placentera o
desplacentera.
Hipertimia placentera: Euforia simple; moría; hipomanía; manía.
Alteraciones
Hipertimia desplacentera: Depresión simple.
cuantitativas
Hipertimia mixta: Melancolía agitada, melancolía con fuga de
ideas; furor maníaco; beatitud; éxtasis.
HIPOTIMIA: Disminución del potencial afectivo. Hay escasas y poco
marcadas reacciones afectivas.
ATIMIA: Falta absoluta de reacción afectiva.
TENACIDAD: .Persistencia y fijación patológica de determinados
estados afectivos (epilépticos).
LABILIDAD: Cambios bruscos y repentinos en el bu-' mor sin causa
justificable. Se observa en los niños, en oligofrénicos, dementes, en
histéricos y distímicos.
INCONTINENCIA: Incapacidad de contener las reacciones
emocionales, aun las desencadenadas por estímulos pequeños
(oligofrénicos y dementes).
Alteraciones
AMBIVALENCIA:
Sentimientos
opuestos
dispensados
cualitativas
simultáneamente a la misma persona (esquizofrénicos ).
PERPLEJIDAD: Sentimiento complejo en el que intervienen: la
extrañeza, el desconcierto, el asombro y la desconfianza (confusos,
esquizofrénicos, melancólicos).
NEOTIMIAS: Sentimientos nuevos, extraños y fuera de lo común
(cambio y transformación de la personalidad), (esquizofrénicos,
melancólicos).
CATATIMIA: Estado de intenso colorido afectivo que embarga la
psique provocando la interferencia de los juicios.
Psicopatologia
de la afectividad
SÍNDROME DE EXCITACIÓN PSICOMOTRIZ: Gran hjpertimia, con labilidad afectiva
oscilando desde la alegría y la euforia hasta la cólera y el furor.
Optimistas, emprendedores, eufóricos. Liberación de la vida instintivo-afectiva.
SÍNDROME DE DEPRESIÓN PSICOMOTRIZ: Humor triste con franca hipotimia.
Sentimientos de impotencia, de ruina, de cambios y transformación de la
personalidad (neotimias), angustia y ansiedad.
SÍNDROME DELIRANTE: Hipertimia en relación con las concepciones delirantes.
En las paranoias: sentimientos de orgullo, sobrevaloración, desconfianza y
susceptibilidad.
SÍNDROME ESQUIZOFRÉNICO: Hipoafectividad en relación con el mundo
exterior. Vivencias afectivas intensas referidas a la vida interior; desplacenteras
(despersonalización, pérdida del autodominio, neotimias).
SÍNDROME CONFUSIONAL: .Confusión mental leve: sentimientos de extrañeza y
perplejidad. Estado confusional estuporoso: hipotimia. Confusión mental onírica:
miedo y agresividad.
SÍNDROME DEMENCIAL: Hipotimia; reactivación de la vida instintivo-afectiva;
pérdida de sentimientos elevados; inestabilidad del humor. Estados avanzados:
mínima expresión de vida psíquica.
SÍNDROME OLIGOFRÉNICO: Idiotas profundos: casi no se observan reacciones
afectivas. Idiotas de menor grado: experimentan alegría o tristeza; inestabilidad e
incontinencia afectivas. Imbéciles: la afectividad se insinúa con más firmeza. Débiles
mentales: reacciones emocionales; labilidad e incontinencia afectiva.
EXPLORACION DE LA AFECTIVIDAD: Impotencia y habilidad del interrogatorio
CAPÍTULO XI
ACTIVIDAD
PSICOPATOLOG1A DE LA ACTIVIDAD
ACTIVIDAD
El estudio de la esfera activa abarca el de todas las manifestaciones de la actividad psíquica que
es capaz de desarrollar la personalidad humana. Comprende, por consiguiente, el estudio de los
actos del individuo, de su lenguaje, de la escritura, de todas las manifestaciones de la voluntad, a
través del cual llegaremos a obtener una noción general sobre su conducta.
Todas estas manifestaciones de la actividad son posibles merced al pensamiento, que constituye
una forma de energía psíquica capaz de engendrar la acción cuyas expresiones motoras parecen ser
dirigidas por aquél.
Antes de continuar conviene aclarar debidamente algunos puntos: 1º) No todo pensamiento
conduce siempre a la producción de un movimiento o se manifiesta en un acto. En efecto, existe
una forma de pensamiento que no se concreta en nada aparente, permanece invisible mientras no
se lo exteriorice por medio de la palabra o de la escritura. Sin embargo nadie puede negar que
constituye también, sin exteriorización, una forma de actividad psíquica en la que intervienen todos
los mecanismos de su elaboración. Es el acto de pensar, que pertenece a la vida interior de los seres
y que no es visible porque no se transforma en acción. 2º) No todos los movimientos del individuo
tienen origen en una actividad de naturaleza psíquica. Tales son los movimientos reflejos que
responden a los más variados estímulos y en cuya producción no participa la psique, pues escapan
a la supervisión de la conciencia que sólo es informada después que se han realizado.
ACTOS SUPEDITADOS A LA ACTIVIDAD PSÍQUICA:
Tres tipos de actos surgen de la actividad psíquica del hombre, los que se objetivan mediante la
ejecución de variados movimientos: el acto instintivo, el acto habitual y el acto voluntario.
1º) Acto instintivo:
El acto instintivo se caracteriza por la perfección de su ejecución sin necesidad de aprendizaje
previo; es el resultado de una disposición hereditaria perteneciente a la filogenia, por consiguiente
es específico, común a todos los individuos. Este acto es invariable, se repite siempre igual en todos
los seres; se desencadena en forma automática pero, aun así, no escapa nunca al control de la
conciencia que lo registra y lo valora. Prueba de ello es el hecho de que a medida que el individuo
evoluciona y acrecienta su dominio sobre la corteza cerebral es más fácil lograr la inhibición del^seto
instintivo, por medio de los mecanismos voluntarios capaces de reprimirlo. En eso estriba la
diferencia con el acto reflejo que nunca puede ser inhibido.
2º) Acto habitual:
El acto habitual es el resultado de un largo aprendizaje a través de la repetición de los mismos
movimientos, lo que permite alcanzar gradualmente un alto grado de perfeccionamiento. El hábito
no pertenece al dominio de la filogenia, sino que pertenece al individuo que lo ha adquirido en el
transcurso de la existencia.
El acto habitual puede ser activo o pasivo. El hábito activo es resultado del aprendizaje, que lleva
a la ejecución cada vez más fácil y perfecta de un acto que en su comienzo fue difícil de realizar. El
hábito pasivo consiste en una adaptación del organismo, que se acostumbra a soportar siempre las
mismas circunstancias o las mismas influencias, es decir que se trata de un acostumbramiento o
adaptación.
Desde nuestro punto de vista interesa el hábito activo cuya característica fundamental es que,
poco a poco, a medida que se adquiere perfección disminuye la concentración de la conciencia que
tan atenta estaba al comienzo, llegando en algunos momentos a ejecutarse el acto casi en forma
inconsciente. Como consecuencia el hábito activo lleva, con el tiempo, al automatismo; por esta
razón, cuando se hace el primer movimiento correspondiente a un acto entra en juego el mecanismo
completo ya fijado por el individuo, y aquél se ejecuta en su totalidad casi sin intervención de la
conciencia.
3º) Acto voluntario:
El acto voluntario es condicionado y dirigido por la voluntad y se halla bajo la estricta vigilancia
de la conciencia. Su ejecución requiere la participación activa de la inteligencia que elige
convenientemente los movimientos necesarios para realizarlo. Para este fin el hombre dispone de
múltiples reacciones y movimientos ya ejecutados que están a su servicio pues sus mecanismos le
son ya conocidos, por lo tanto pueden pertenecer al grupo de los habituales; o puede verse obligado
a crear y componer nuevas formas de movimientos para concretar un acto recién creado.
El acto voluntario es el de mayor jerarquía; para su ejecución la voluntad se halla al servicio de
la inteligencia que la dirige, ya sea para repetir o renovar movimientos o para crear nuevos
combinando los ya conocidos lo que permite en definitiva ¡a ejecución voluntaria de un acto
conocido o de uno recién creado.
En un intento por definir la voluntad diremos: "es la energía psíquica con modalidad estática o
energía potencial psíquica que, en determinado momento y a requerimiento de las necesidades
imperantes se transforma en múltiples formas de energía cinética".
La voluntad, que sólo se hace perceptible a la conciencia cuando pasa de su forma estática a la
cinética, impregna toda la psique sin una localización determinada. Efectivamente, se halla implícita
en todos los estados psicológicos ya que éstos constituyen una fuerza en potencia que en cualquier
momento puede manifestarse en una acción o en un movimiento. Esto es lo que se conoce bajo la
denominación de acción ideomotriz. Luego, la voluntad se halla al servicio de los estados
psicológicos intelectuales y afectivos; considerada la psique como una unidad funcional, se
comprueba que al mismo tiempo que se generan las emociones y sentimientos o se elabora el
pensamiento, se movilizan los resortes que canalizan la voluntad y engendran la acción.
Toda manifestación afectiva tiene su respuesta voluntaria: a) las tendencias e inclinaciones
naturales que determinan la acción y la conducta de la persona; b) las emociones primarias que
determinan las distintas reacciones somáticas y actitudes que adopta el individuo en forma casi
automática (huida, agresión, etc.); c) los estados emocionales complejos, con los sentimientos y las
pasiones, que condicionan reflexivamente la voluntad y la conducta a través de una elaboración
pensante. Por otra parte, todo pensamiento requiere para su elaboración la participación de la
voluntad, que aplica la concentración atentiva necesaria sin la cual no puede cumplir su finalidad.
Luego, es obvia la participación indispensable de la voluntad en todas las manifestaciones psíquicas
del hombre, pero debe insistirse en que ella no es el punto de partida de esas manifestaciones sino
la energía que necesitan y que disponen para entrar en acción cuando pasa del estado potencial al
cinético. Estas consideraciones no equivalen a sentar preeminencias en las manifestaciones
psíquicas, todas son igualmente importantes, ninguna está pospuesta, todas surgen en forma simultánea como exponentes del-funcionalismo psíquico.
El proceso que lleva a la ejecución de una acto voluntario se origina siempre en un deseo o en
una tendencia surgidos de las vivencias que el individuo experimenta; cuando ese deseo o intención
no es detenido por ninguna inhibición procedente de la corteza cerebral es sometido al proceso de
elaboración de la conciencia, donde se jerarquiza y determina la participación voluntaria que decide
y lleva a la ejecución del acto propuesto, con participación de las vías motoras que son solicitadas
mediante las fibras de asociación.
El acto voluntario en su complejidad comprende entonces dos partes fundamentales: a) La
primera es el período de elaboración consciente del acto, desde la iniciación del deseo hasta la
decisión voluntaria. Se llama también: acción implícita o conocían, b) La segunda corresponde a la
ejecución del acto o acción explícita.
PSICOPATOLOGÍA DE LA ACTIVIDAD
Alteraciones de la actividad voluntaria
Teniendo en cuenta las dos fases del proceso del acto voluntario el estudio de sus alteraciones
comprenderá a aquellas que puedan recaer sobre cada una de esas dos partes respectivamente.
1º) Cuando las alteraciones recaen sobre la conación o período de elaboración se perturban los
deseos y las decisiones.
2º) Cuando los factores patológicos obran sobre la acción explrcita o período de ejecución se
perturban los mecanismos de ejecución.
1°) ALTERACIONES DEL PRIMER PERÍODO DEL ACTO VOLUNTARIO: (deseos y decisiones. Conación)
Pueden ser de dos órdenes: cuantitativas y cualitativas.
A) Alteraciones cuantitativas:
1) Abulia: Consiste en la falta absoluta de voluntad; en la carencia de deseos y de decisiones; la
afectividad deja de ser fuente de deseos, el pensamiento se apaga y la voluntad se inhibe.
La psicopatología estudia diversos tipos de abulia, en todos los cuales se manifiesta un trastorno
global y marcado de la psique. Al margen de esta abulia patológica debe considerarse la que se
llamó: abulia constitucional, propia de personas que llegan al mundo insuficientemente dotadas de
deseos y reacciones volitivas.
Entre las abulias patológicas más frecuentes figuran:
La abulia neurasténica, que no se origina en la falta de deseos sino en la imposibilidad de llegar
a las decisiones. Tras una serie de titubeos y dudas, la decisión no se concreta porque una resistencia
invencible que angustia al enfermo impide la ejecución del acto.
La abulia de los esquizofrénicos: la gran indiferencia afectiva en que se encuentran sumidos estos
enfermos produce carencia de deseos e intenciones. En las ocasiones en que el deseo surge y tiene
suficiente intensidad la acción llega a realizarse, por cuanto no existe ningún impedimento a nivel
de los mecanismos motores ejecutivos.
La abulia de los melancólicos presenta una característica muy peculiar. Estos enfermos, cuya
exaltación afectiva desplacentera es muy grande, sienten los deseos y las tendencias que impulsan
a la ejecución de determinados actos. A veces, los estímulos suelen ser numerosos y a menudo
requeridos por necesidades indispensables para la vida y el mantenimiento de la estabilidad del
individuo y del hogar; sin embargo, ese impulso muere a poco de nacer porque se le opone un
intenso sentimiento de impotencia e incapacidad que impide llegar a la decisión y a la ejecución La
abulia de los catátanicos: En estos enfermos los mecanismos motores se hallan requeridos por
tendencias opuestas que se neutralizan, como ocurre en los casos de negativismo. Toda tentativa
de acción, tanto espontánea como sugerida, engendra automáticamente la tendencia al acto contrario; vale decir que la abulia catatónica implica una manifestación de ambivalencia (quiero y no
quiero).
2) Hipobulia: Consiste en una disminución de la actividad voluntaria; en realidad es un grado
menor que la abulia, por lo que corrientemente se la incluye en esta última. Se manifiesta en los
mismos enfermos que hemos considerado en la abulia.
3) Hiperbulia: Es el aumento de la actividad voluntaria y su consecuencia es una mayor eficacia y
rendimiento en las acciones. Así considerada, la hiperbulia es perfectamente normal y de ella
resultan individuos emprendedores, luchadores, capaces de lograr más fácilmente que otros los
objetivos que se proponen; se dice que son de voluntad inquebrantable, decididos, o de carácter
fuerte.
La hiperbulia sólo se adentra en el terreno de lo patológico cuando engendra actos que son
inadecuados a las normas de la convivencia social Se observa corrientemente en la excitación
maníaca y en todas las formas de excitación psicomotriz, en las que se manifiesta sin dirección por
falta de atención voluntaria. La hallamos en muchos delirantes, que acusados por sus ideas de
justicia y de reivindicaciones llegan a la ejecución de actos antisociales y a veces francamente
delictuosos.
B) Alteraciones cualitativas:
"Alteraciones de la primera etapa: de Elaboración".
1) Impulsos: Ya hemos dicho que en el núcleo instintivo-afectivo es donde se originan los deseos,
tendencias y emociones que constituyen los elementos básicos que generan los actos voluntarios.
En condiciones normales y en personas bien evolucionadas todos estos elementos primarios que
concurren a integrar, un acto son sometidos a una serie de elaboraciones por parte de la
inteligencia, cuyas inhibiciones suavizan las primitivas reacciones y conduce a una decisión la cual
permite la ejecución del acto voluntario y perfectamente controlado.
Pero fuera de este mecanismo normal, respondiendo a diversas circunstancias de orden
patológico, se produce una intensa reactivación de las fuerzas instintivas que llevan a la ejecución
irrefrenable de algunos actos en forma violenta y que escapan a todo control cortical. Estos actos
descontrolados son los que se conocen bajo la denominación de impulsos.
En consecuencia el impulso es la manera de responder del instinto, obedeciendo a los deseos y
tendencias que en él tienen origen. El impulso anula la posibilidad de llegar a una decisión por
cuanto la inteligencia no participa para determinarla; todo queda reducido a la primera parte del
acto voluntario pues se produce una respuesta súbita y descontrolada del deseo instintivo. Es por
esto que el impulso se ha comparado a un acto en cortocircuito, porque se efectúa sin participación
de la fase consciente y voluntaria. Los actos impulsivos están al servicio de los resortes instintivos
para asegurar la conservación del individuo y de la especie; estos impulsos que responden al instinto
son perfectamente normales.
Independientemente de los impulsos normales deben considerarse los impulsos patológicos,
cuyas respuestas llevan el sello que señala el carácter mórbido y desviado de la normalidad, desde
el momento que no condicen con las apetencias naturales y con las tendencias con que
normalmente el instinto satisface sus objetivos. Esas desviaciones o impulsos mórbidos se observan
en todas y cada una de las formas de manifestación del instinto: a) en el instinto de nutrición: la
pica, la coprofagia, etc.; b) en el instinto sexual: el masoquismo, la homosexualidad, el fetichismo,
etc.; c) en el instinto gregario: el homicidio, la cleptomanía, la piromanía, etc.
2) Compulsiones: La compulsión es un estado patológico que resulta de la oposición de dos
fuerzas contrarias. Por un lado el deseo o tendencia que origina un impulso morboso que pugna por
desencadenarse; por otro lado, el control que el individuo ejerce sobre el acto, oponiéndose y resistiéndose tenazmente a su ejecución mediante enérgicas inhibiciones. Esta lucha de fuerzas en pugna
genera un estado de angustia intensa, tal como es dado observar en las neurosis obsesivas.
Los actos obsesivos se desencadenan en forma automática, impulsiva, a pesar de la oposición
enérgica del enfermo. Esta resistencia y la imposibilidad de inhibir el acto, por su imposición
obsesiva a la conciencia, angustian al paciente temeroso de llegar a su ejecución. Para eludir esta
posibilidad, descarga la tensión psíquica y aminora la angustia recurriendo a la ejecución de- actos
distintos a los señalados por el imperativo de la obsesión. Estos actos de descarga han sido
denominados "ceremoniales", (empleo de determinados signos y palabras; gestos cabalísticos y
actos de superstición, tocar madera, etc.).
Alteraciones de la segunda etapa: de ejecución
1) Apraxias: La apraxia consiste en la imposibilidad de ejecutar un acto que se ordena con
perfecta adecuación a su objetivo, sin que exista parálisis, ni ataxia, ni agnosia. El enfermo realiza
movimientos que son correctos, de perfecta coordinación motriz pero que, aunque forman parte
del acto ordenado, no corresponden exactamente a sus distintas fases. Ante todo es necesario
cerciorarse si no padece de "agnosia", es decir, falta de reconocimiento de los objetos que deben
intervenir en el acto a realizar. Al dar la orden de encender un cigarrillo, por ejemplo, lo veremos
llevarse el fósforo a la boca, o para encender el fósforo frotar la caja contra la pared.
Dos son las formas de apraxia: A) Apraxia ideatoria de Pick: Es un trastorno de la esfera
intelectual que se manifiesta por la incapacidad de emplear de una manera ordenada los
movimientos que se adaptan a la ejecución de un acto. Falta en el momento necesario, la
representación mental de ese acto en forma global y en sus etapas sucesivas. Como consecuencia
se saltean etapas, se suprimen movimientos o sólo se ejecutan en forma fragmentaria, de lo que
resultan actos absurdos. El trastorno es tanto más marcado cuanto más complejo es el acto que se
debe ejecutar; los actos simples a menudo se realizan sin fallas.
Prueba de que se trata de un trastorno intelectual ideatorio es que los actos reflejos se ejecutan
normalmente sin denotar errores. La apraxia ideatoria se observa en los enfermos que sufren
trastornos graves de la atención, como en los casos de debilitación psíquica con gran fatigabilidad
(demencias). También se manifiesta en el surmenage de personas psíquicamente normales, lo
mismo que en los momentos de distracciones muy grandes; en estos casos normales la apraxia no
es persistente, tan sólo es transitoria. Las fallas mnemónicas no son ajenas al trastorno, pues
impiden la evocación de determinadas representaciones ópticas o acústicas y dificultan la correcta
asociación entre las mismas.
B) Apraxia motriz de Liepmann: En este caso el enfermo posee una perfecta representación
mental del acto a realizar, o sea que domina el mecanismo ideatorio, pero está dificultada la
ejecución motriz pues tropieza con la imposibilidad de canalizar los impulsos, que nacen de ese
mecanismo ideatorio, de una manera ordenada y correcta hacia los grupos musculares
correspondientes. Esta dificultad genera movimientos equivocados, incondicionados, que no
corresponden a ningún plan preconcebido y que conducen a la ejecución de actos distintos a los
planeados o la descarga motora se efectúa sobre un grupo muscular que no corresponde. Este
cuadro se observa en las demencias y es especialmente notable en las formas preseniles.
2) Ecopraxias: La ecopraxia consiste en la imitación de los actos realizados por otras personas,
los que se ejecutan en una forma más o menos automática. La ecopraxia se suele manifestar en los
oligofrénicos que no han superado la etapa imitativa de la evolución ontogenética del hombre,
cuando éste aprende determinados actos por imitación de los que ejecutan las personas que lo
rodean. La ecopraxia tiene, por lo tanto, una significación normal en los primeros estadios de la
evolución del individuo.
Esta afección se manifiesta también en los esquizofrénicos. Cuando aparece en períodos
avanzados de la enfermedad debe considerarse como una manifestación imitativa automática,
derivada de la supresión de las inhibiciones psicológicas superiores que libera los automatismos de
las etapas evolutivas primarias. Cuando aparece en períodos de comienzo de la enfermedad, cuando
se producen las extrañas vivencias de cambio y transformación de la personalidad, el enfermo
recurre voluntaria y conscientemente a la ecopraxia para cerciorarse si puede accionar en la misma
forma que los demás, de lo que duda debido a las oscuras y tumultuosas manifestaciones de su
cenestesia que rompen el equilibrio entre los mundos externo e interno.
3) Amaneramiento: El amaneramiento, también llamado "manierismo", empleando un
galicismo, es un trastorno por el cual los actos pierden su normal simplicidad y espontaneidad
debido al agregado de movimientos innecesarios que complican su ejecución corriente. Ese
agregado superfluo determina actos amanerados y un tanto ridículos que llaman la atención por
apartarse de lo común. El amaneramiento es de observación frecuente en los esquizofrénicos; en
menor proporción se da en los epilépticos y más raramente aún en algunas formas delirantes.
4) Extravagancias y estereotipias: Se conoce por extravagancia a la exageración del
amaneramiento el cual culmina en gestos y actitudes forzadas, carentes totalmente de soltura y de
naturalidad. Cuando estas extravagancias o amaneramientos exagerados se repiten
constantemente reciben la denominación de estereotipias que se expresan por una sucesión innecesaria de movimientos y actitudes que no tienen ninguna significación, ni reportan ninguna
utilidad.
Entre ellas debemos distinguir: a) La estereotipia de actitud, característica de la forma catatónica
de la esquizofrenia, que se manifiesta por una actitud determinada que adopta el enfermo y en la
que persiste en forma prolongada y repetida, b) La estereotipia cinética o de movimiento,
consistente en la repetición automática y casi impulsiva de algunos movimientos.
5) Interceptación cinética: La interpretación cinética consiste en la interrupción brusca de un acto
o movimiento que se encuentra en plena ejecución. El enfermo queda momentáneamente en la
actitud en que lo sorprende esa interceptación; en algunos casos la acción no se reanuda, otras
veces, tras un breve lapso, el movimiento se reinicia en el mismo sentido o en otro diferente. Se
observa en los esquizofrénicos, debiendo considerarse como una de las manifestaciones de la
disgregación de la psique.
6) Negativismo: El negativismo es la resistencia opuesta por el enfermo a toda sugerencia en el
sentido de que cambie de actitud o ejecute un acto o movimiento determinado. Es un trastorno en
el que intervienen mecanismos psíquicos complejos, diversamente interpretados en su significación; actualmente prevalece la idea de considerarlo como una forma de exteriorización de la
interceptación de la voluntad.
El negativismo es una manifestación catatónica muy frecuente en la esquizofrenia. Toda
insinuación o toda orden imperativa y aun toda sugerencia persuasiva y hasta suplicante determina
en estos enfermos la aparición automática de una tendencia contraria, parece que se estimulara
una enérgica resistencia y la ejecución de un acto opuesto al requerido. La resistencia del enfermo
negativista es sistemática, se opone a todo, se resiste aún contra sus intereses personales.
Fuera de la esquizofrenia el negativismo puede observarse en los siguientes casos: en la
melancolía, en la que, debido al sentimiento de impotencia, el enfermo rechaza y se resiste a la
ejecución de cualquier acto. En la histeria, en algunos imbéciles, en seniles que creen no ser
suficientemente respetados; en niños caprichosos, en algunos perversos y personas malignas con
espíritu de contradicción.
En algunos casos graves de negativismo los músculos adquieren tal grado de contracción que es
posible mover al enfermo como si se tratara de una tabla. Esto es lo que se conoce por estupor
negativista.
Se denomina negativismo pasivo a aquel por el cual el paciente manifiesta una oposición
permanente a ejecutar cualquier acto o movimiento que se le ordene. Se dice que hay negativismo
activo cuando el enfermo realiza un acto o un movimiento completamente opuesto a aquel que se
le indica.
7) Obediencia automática: Se incluye entre los estados de aumento de sugestibilidad; es más
bien una obediencia pasiva.
El enfermo obedece y ejecuta pasivamente todos los actos y movimientos que se le sugieran,
exactamente lo contrario de lo que ocurre en el negativismo por el que se resiste a su ejecución. La
caída completa de la voluntad convierte al sujeto en un verdadero autómata librado a la voluntad
de quien lo dirija.
La obediencia automática difiere de la sugestión porque, en este último caso, la idea es aceptada
a través de una crítica que si bien es insuficiente y superficial revela una participación intelectual,
afectiva y volitiva, desde que el sujeto posee una predisposición constitucional a la sugestibilidad,
en la que siempre existe el deseo y voluntad de cumplir. No ocurre lo mismo en el caso de la
obediencia automática y pasiva.
8) Flexibilidad cérea: También llamada catalepsia, es de observación muy frecuente en la
esquizofrenia. Consiste en un estado especial del aparato muscular caracterizado por una blandura
particular que le da una amplia plasticidad, la cual hace posible una marcada exageración del tono
postural. El paciente puede adoptar actitudes por demás exageradas de sus miembros y aun de todo
su cuerpo, persistiendo en ellas durante un tiempo más o menos largo hasta que lo vence la fatiga
muscular, o cuando deja de ser observado según opinión de Fierre Janet.
9) Cataplexia: Es un síntoma muy poco frecuente, posible de ser observado en algunos
psicópatas. Consiste en la pérdida total y súbita del tino muscular normal. Es un episodio de corta
duración durante el cual el sujeto aparece en una completa relajación muscular.
LENGUAJE
De un modo general debemos entender por lenguaje a la forma de actividad psíquica que se
manifiesta por el conjunto- de sonidos articulados o inarticulados y de trazos y signos
convencionales, por intermedio de los cuales se hace posible la vida de relación y el entendimiento
entre los hombres, pues son el vehículo de expresión del pensamiento y de exteriorización de los
deseos y afectos.
Cuando el hombre, para manifestar lo que piensa o siente, se vale de un conjunto de sonidos
glóticos articulados el vehículo de expresión es el lenguaje oral o hablado.
Cuando representa sus ideas o sus sentimientos valiéndose de signos gráficos convencionales, el
medio de expresión es el lenguaje escrito o escritura y cuando logra entenderse con sus semejantes
exteriorizando sus intenciones y estados de ánimo mediante ademanes y gestos, emplea la mímica
o lenguaje mímico. A éste último pertenece el lenguaje de los sordomudos, los- cuales, por otra
parte, son capaces de llegar a emitir sonidos articulados imitando a las personas normales en los
movimientos de los labios y de la lengua y en los movimientos respiratorios que se requieren para
pronunciar las palabras. Este lenguaje hablado de los sordomudos carece de modulación pues están
imposibilitados para oírse. En los diferentes cuadros de patología psíquica donde hallamos trastornos de la esfera activa, se observa la repercusión más o menos marcada de esas alteraciones en
las tres formas del lenguaje humano: oral, escrito y mímico.
Trastornos del lenguaje oral
Las alteraciones que recaen sobre el lenguaje oral deben ser consideradas desde un doble punto
de vista: 1º) Cuando se producen perturbaciones de origen orgánico que afectan a la elaboración y
emisión de los sonidos de cuya articulación resulta la palabra hablada. 29) Cuando las alteraciones
son condicionadas por trastornos puramente psicológicos sin ninguna alteración orgánica aparente.
ALTERACIONES DEL LENGUAJE ORAL POR CAUSAS ORGÁNICAS:
1º) Disartria: Es una perturbación de naturaleza orgánica de los centros nerviosos o de los nervios
periféricos que se traduce por una alteración de la articulación de las palabras.
El trastorno consiste esencialmente en una dificultad para la articulación silábica, en especial
cuando se trata de la pronunciación de las consonantes linguales y labiales, que se hacen unas veces
arrastrando las sílabas, y otras veces por enganche de las mismas, de acuerdo con las expresiones
consagradas por el uso.
La disartria es en ocasiones muy poco perceptible; para evidenciarla se obliga al enfermo a
concentrar su atención en la lectura, a poco de leer algunos renglones la alteración se revela por
efecto de la fatiga o se le hacen pronunciar algunas palabras en las que abundan las consonantes
linguales y labiales: artillero de artillería, ministro plenipotenciario, anticonstitucionalmente,
desjerarquización y otras semejantes.
En períodos avanzados es en cambio bien notoria; el enfermo habla lentamente y con mucha
dificultad, pronuncia palabras incompletas por omisión de sílabas, la- conversación se hace confusa
y se convierte en un balbuceo incomprensible.
La disartria se observa siguiendo el orden de importancia del trastorno, en las siguientes
afecciones: parálisis general progresiva, parálisis pseudobulbar, oligofrenias, lesiones de algunos
nervios craneales (trigémino, facial, glosofaríngeo, neumogástrico e hipogloso mayor); y en las intoxicaciones por el alcohol o por los barbitúricos.
2º) Dislalia: Trastorno de origen orgánico, provocado por malformaciones de la lengua, del velo
del paladar o de otras partes del aparato fonador o bien por insuficiente inervación de esos órganos,
que impide la perfecta pronunciación de las palabras.
Los defectos de pronunciación más frecuentes son: el "rotacismo" o dificultad para pronunciar
las erres; el labdacismo o incorrecta pronunciación de las eles y el sigmacismo de las eses.
3º) Afasia: El enfermo que padece de afasia se encuentra imposibilitado para comunicarse por
el lenguaje hablado o escrito, a pesar de estar intactos los aparatos sensoriales y sin que existan
impotencias musculares que impidan las formas de expresión oral o gráfica. Con respecto a este
trastorno las opiniones son encontradas y de él se han descrito diversas formas. Nosotros nos
limitamos a considerar las dos formas bien conocidas desde el punto de vista anátomo-clínico: la
afasia de Wernicke y la afasia de Broca.
A) Afasia de Wernicke: También se la llama afasia sensorial o afasia de comprensión. Se produce
en el caso de lesiones de la zona cerebral que comprende la primera circunvolución temporal y parte
de la segunda, el pliegue curvo y el girus supramarginalis y consiste en la pérdida de la comprensión
del lenguaje hablado o escrito. El enfermo habla pero no coordina las palabras o los sonidos, oye
pero no comprende las palabras que se le dirigen, ve las letras y signos escritos pero es incapaz de
leer (alexia) e incapaz de escribir (agrafía). Las lesiones mencionadas producen pues la pérdida del
lenguaje por incomprensión de las palabras habladas o escritas las cuales pierden su significación
simbólica.
El cuadro de la afasia de Wernicke está determinado por la concurrencia de tres tipos de
trastornos: amnésicos, agnósicos y disfásicos.
Los trastornos amnésicos son los que producen el olvido del vocabulario; el enfermo tiene
dificultad y a veces imposibilidad de hallar los vocablos. Es frecuente el olvido del nombre común
de las cosas (afasia nominal); al mostrarle un objeto lo reconoce y mediante signos y gesticulaciones
o empleando perífrasis procura dar a entender que lo ha reconocido aunque no lo puede nombrar.
En grados más avanzados de la afección hay amnesia de los verbos y preposiciones, lo que se
reconoce por "agramatismo".
Otro de los trastornos mnésicos de la afasia es lo que se conoce con el nombre de intoxicación
por la palabra. En este caso el enfermo, olvidado del vocabulario, cuando encuentra el nombre
correspondiente al objeto que se le muestra lo sigue repitiendo aunque se trate de otros diferentes.
En presencia de un anillo, pongamos por caso, continuará diciendo: "anillo... anillo... anillo..."
aunque sean otros objetos los que se le muestren.
El trastorno agnósico se manifiesta a través de la sordera verbal, de la ceguera verbal y de la
agrafía. La sordera verbal es la incomprensión de la palabra; el enfermo oye hablar pero no
comprende lo que se le dice, tal como si se le hablase en un idioma desconocido. Cuando la sordera
verbal es total es incapaz de comprender las" órdenes simples, que son com prendidas cuando la
sordera es mediana. Cuando es leve sólo es incapaz de comprender órdenes muy complejas.
La ceguera verbal o alexia es la incomprensión de la lectura. El enferme ve las palabras escritas
pero no las comprende. Lo mismo que en el caso anterior puede ser: total, mediana o leve.
La agrafía es la incapacidad para escribir aunque se conozcan los signos gráficos. También puede
ser total, mediana o leve.
Cuando la lesión causante de la afasia de Wernicke alcanza hasta la región del pliegue curvo se
produce también la estereoagnosia, que consiste en una alteración del tacto por la que el sujeto
está incapacitado para reconocer los objetos que toca con la mano derecha que es el único órgano
afectado.
En cuanto al trastorno disfásico, se manifiesta bajo dos aspectos: la parafasia y la jergafasia.
La parafasia consiste en la deformación y defectuosa pronunciación de las palabras y en el
empleo de unas en lugar de otras. Podrido por padre, por ejemplo.
La jergafasia es una exageración del defecto anterior; la conversación del enfermo resulta
completamente incomprensible; es la llamada afasia sintáctica de Head que no respeta ninguna
regla ni sintaxis.
El paciente es totalmente incapaz de corregir estos errores porque no reconoce las palabras que
pronuncia y por lo tanto ignora que habla en forma incorrecta.
B) Afasia de Broca: También llamada afasia motora o afasia de expresión, debida a lesiones que
recaen sobre el pie de la tercera circunvolución frontal del lado izquierdo.
Siguiendo a Fierre Marie, la afasia de Broca no es otra cosa que la afasia de Wernicke más el
agregado de la anartria o afasia motriz pura, por lo tanto los trastornos fundamentales de la primera
consisten en la imposibilidad de articular palabras unidas a las alteraciones que consideramos en la
afasia de Wernicke.
En realidad, la anartria o falta total de articulación de las palabras nunca se observa. El enfermo
generalmente conserva un vocabulario precario y, en ocasiones, reducido sólo a algunas
exclamaciones. La lectura en alta voz es imposible dada la dificultad para articular y la escritura es
muy dificultosa.
4º) Disfemias: Son alteraciones que se producen en la emisión de las palabras pese a que se
mantiene la integridad de los órganos de su expresión. Los más frecuentemente observados son el
tartamudeo y el balbuceo, en los neuróticos y en las personalidades psicopáticas propensas a los
estados espasmofílicos y explosivos.
5º) Disfonías: Son alteraciones del tono y del timbre de la voz, cuya causa reside en el aparato
fonador. Las más frecuentes son la afonía común en los alcoholistas; voz apagada en los deprimidos;
voz feminoide en los homosexuales; voz infantil; voz monótona y otras variantes más cuya enumeración omitimos.
ALTERACIONES DEL LENGUAJE ORAL POR CAUSAS PSICOLÓGICAS:
1º) Taquilalia: Es la aceleración de la emisión de las palabras coincidente con los casos de
aceleración del ritmo psíquico, por lo- tanto se encuentra en los enfermos excitados. También se
denomina "verborrea".
2º) Bradilatia: Trastorno que coincide con la bradipsiquia o disminución del ritmo psíquico y que
consiste en una notoria lentitud en la emisión de las palabras debida al marcado retardo del ritmo
asociativo. Se observa corrientemente en la confusión mental y en las depresiones.
3º) Verbigeración: Consiste en la repetición constante de algunas frases o fragmentos de frases
sin ningún sentido y carentes de toda lógica. Es la consecuencia de trastornos profundos a nivel de
la corteza cerebral propios de los estados demenciales y de las confusiones mentales graves;
también se observa en la esquizofrenia. El síntoma traduce la liberación del automatismo cerebral
por debilitación cortical.
4º) Mutismo: El mutismo o silencio generalmente transitorio, tiene múltiples causas de origen y
en ocasiones escapa a nuestro control; a veces resulta difícil realizar su interpretación o es
completamente inexplicable en sus mecanismos, aunque se presume que sean los inhibitorios.
El mutismo se manifiesta en la esquizofrenia en la que, la mayor parte de las veces, el enfermo
que se halla en negativismo enmudece y se opone en forma sistemática a toda tentativa de
conversación o a toda sugestión para que conteste a las preguntas qué se le formulan. En ese estado
suele permanecer durante días y meses, acompañado o no de todo el séquito de las restantes
manifestaciones catatónicas, hasta que de pronto y sin mediar razones aparentes el enfermo sale
de ese estado por otro lapso más o menos prolongado. El mutismo de los esquizofrénicos no es
susceptible de una amplia y exacta explicación pues no se conoce su verdadero motivo, aunque es
lógico pensar que debe existir una razón de orden interior coincidente con el pensamiento
esquizofrénico, tal como ocurre con otros trastornos propios de esta enfermedad. Estos enfermos
oyen y comprenden totalmente lo que se les dice pero, encerrados en su negativismo y en su
mutismo, es imposible hacerles decir un solo vocablo o expresar mediante la mímica que han
comprendido lo que se les dice; esto es prueba evidente de que el silencio constituye un elemento
más en todo el cortejo sintomático del estado catatónico, trastorno de la voluntad que perturba
entre otros actos el de la palabra hablada.
El mutismo de los melancólicos tiene su origen en el permanente estado de desplacer en que
viven; su dolor y sus problemas los apartan del mundo en el que no encuentran sino motivos de
molestia, disgusto e incomprensión; para aislarse rehuyen toda conversación, procuran no escuchar
y si se ven forzados a contestar lo hacen brevemente o por monosílabos.
Algunos delirantes, por temor a comprometerse y tras cierta reticencia en la que tratan de
ocultar sus ideas, adoptan la decisión de no hablar.
En los oligofrénicos profundos el mutismo, consecuencia de la insuficiencia, se debe a la carencia
o gran pobreza de capital ideativo. En los idiotas se debe a la falta de desarrollo del lenguaje.
E1 mutismo no es siempre resultado de un estado psicopático; no pocas veces es un recurso de
individuos simuladores.
5º) Musitaciones y monólogos: Se dice que un enfermo padece musitaciones cuando murmura
constantemente en voz baja como si hablara quedamente consigo mismo. Es frecuente en los
esquizofrénicos. Cuando lo hace en voz alta, añadiendo gestos y ademanes como si se dirigiese a un
auditorio imaginario, el trastorno se denomina monólogo.
6º) Neologismos: El neologismo consiste en la creación o deformación de una palabra, que sólo
es comprensible para el enfermo pues resulta un absurdo para nuestro lenguaje normal. La creación
del neologismo es, a veces, una necesidad para el enfermo, que explica por su intermedio sus
diversas concepciones delirantes; en otros casos son absurdos y caprichosos, creados en el
momento por asociaciones extrañas de acuerdo con las vivencias que aporta la sensopercepción.
Estos neologismos no tienen arraigo ni reportan ninguna utilidad.
7º) Jergafasia: Trastorno que se manifiesta por la pronunciación continua de palabras que se
suceden sin guardar ninguna ilación lógica, lo que da como consecuencia un lenguaje
completamente incoherente y dislocado. La jergafasia es lo que corrientemente se denomina:
"ensalada de palabras".
8º) Ecolalia: Perturbación que consiste en la repetición involuntaria de una palabra o un
fragmento de una frase dirigida al enfermo en demanda de una respuesta, el cual ante la
imposibilidad de contestar capta uno o varios vocablos y los repite como un eco. Puede no ser
patológica, constituyendo un defecto que se observa en muchas personas normales, que recurren
a esta repetición cuando deben afrontar una situación más o menos delicada y necesitan un lapso
de reflexión previa para la elaboración de la respuesta ajustada.
En condiciones patológicas es frecuente en algunos delirantes, especialmente reticentes, que
por temor de comprometerse se toman el tiempo prudencial para la elaboración de la respuesta.
El médico argentino Dr. Resúa, ha llamado "ecolalia de apoyo" en la confusión mental, a la
repetición que se debe a la falta de comprensión por la obtusión del sensorio.
9º) Estereotipia verbal: Repetición frecuente y anormal de un vocablo que se intercala en la
conversación. Es común en los esquizofrénicos y en los débiles mentales.
Trastornos del lenguaje escrito
Como complemento del examen del enfermo es importante, en psiquiatría detenerse en el
estudio de su escritura. Las perturbaciones de la escritura recaen ya sobre los mecanismos motores
dando lugar a la disgrafia, ya sobre los centros mnemónicos, lo que motiva la amnesia de las
imágenes gráficas de la cual derivan la agrafía y la alexia.
1º) La disgrafia se observa en los casos de parálisis por lesiones de los centros y fibras nerviosas
motoras del miembro superior derecho. Cuan? do esta insuficiencia es incompleta, la disminución
de la capacidad funcional que se produce transmite graves irregularidades en los trazos de la escritura.
Otro tanto ocurre en todos los casos en que se producen temblores, como en el alcoholismo, en
la parálisis general progresiva, en la edad senil, en el bocio exoftálmico.
Asimismo repercuten sobre los caracteres caligráficos los diversos estados afectivos y muy
especialmente las reacciones emocionales; las personas hiperemotivas manifiestan fenómenos de
disgrafia cuando deben realizar un esfuerzo de atención, poner su firma en algún documento de
más o menos trascendencia, por ejemplo.
En los histéricos no es extraño observar al mismo tiempo que un cambio de personalidad, un
cambio de caligrafía.
2º) La agrafía y la alexia se asocian siempre a los trastornos afásicos; ambas fueron consideradas
al ocuparnos de la afasia.
El lenguaje escrito, que evidencia siempre el pensamiento y el estado mental del individuo,
frecuentemente presenta las mismas alteraciones del lenguaje oral, siendo común que las primeras
precedan a las segundas. Por lo tanto, es dable observar en el lenguaje gráfico la estereotipia, la
incoherencia, los neologismos, el pensamiento delirante, la megalomanía, la perseveración y en
general todas las perturbaciones psíquicas que revela el lenguaje oral.
En la excitación psicomotriz, especialmente en la manía, la escritura se caracteriza por su
copiosidad y el trastorno ideativo que llamamos fuga de ideas se manifiesta en la velocidad con que
el enfermo escribe. Los caracteres caligráficos son grandes, desiguales y con tendencia a dirigirse
hacia arriba y no es raro que los escritos contengan ideas megalómanas.
Escasa es la inclinación de los melancólicos a la escritura; la tendencia a la introversión debida a
la depresión psicomotriz los inhibe para expresar sus ideas por escrito y cuando lo hacen revelan
sus vivencias tristes y sus pensamientos de ruina y de autoculpabilidad. Los rasgos caligráficos son
débiles, mal conformados y con tendencia a inclinarse hacia abajo; no son raras las omisiones de
letras y de palabras, motivadas por distracción de la atención, que hacen un tanto confusas las ideas.
Los caracteres caligráficos grandes y alterados por gruesos rasgos temblorosos son propios de la
parálisis general progresiva. La magnitud de las letras constituye un signo característico; el enfermo
pierde la capacidad de adaptarlas al espacio que dispone para escribir, cuando lo advierte reduce
bruscamente su tamaño. Son frecuentes las omisiones o repeticiones de sílabas o palabras; el
trastorno se origina en la debilitación de la atención.
Los caracteres caligráficos de los delirantes no presentan mayores alteraciones; llaman la
atención los frecuentes subrayados y signos con que el enfermo destaca la importancia que asigna
a algunos datos. En algunos casos acompañan sus escritos con dibujos vinculados a -sus concepciones delirantes que, por otra parte, son ampliamente expresados a través de la palabra escrita.
Los esquizofrénicos revelan, en lo que escriben, además de los trastornos de su pensamiento las
mismas alteraciones que hallamos en el lenguaje oral: estereotipias, neologismos, etc. Estos
enfermos tienen una facilidad especial para la escritura en espejo, que consiste en una escritura
automática realizada con la mano izquierda, capaz de efectuar los mismos movimientos que hace la
derecha pero en sentido inverso, de tal modo que el escrito sólo resulta legible cuando se lo coloca
frente a un espejo. Esta disposición parece hallarse latente en todas las personas pues la escritura
en espejo se hace factible por la práctica y por el hábito. Cuando el hemisferio cerebral izquierdo
transmite sus estímulos a la mano derecha, el otro hemisferio cerebral no permanece insensible a
tales estímulos y sólo las inhibiciones normales del juicio y de la razón sobre el lado derecho impiden
la ejecución simétrica de los trazos con la mano izquierda. Basta que algún factor patológico debilite
estas inhibiciones, como ocurre en la esquizofrenia, para que se desate el automatismo cerebral. En
general, los individuos de insuficiente desarrollo mental, ejecutan con facilidad la escritura en
espejo porque en ellos las inhibiciones son débiles y los automatismos afloran fácilmente.
Para terminar debemos hacer mención de la grafología, disciplina científica que estudia e
interpreta a través de los caracteres caligráficos los rasgos temperamentales y las distintas
disposiciones de la personalidad.
Trastornos del lenguaje mímico
El estudio del lenguaje mímico permite recoger una serie de datos que confirman otros
elementos de juicio extraídos del examen del enfermo.
La mímica traduce, por lo general, el estado de ánimo dominante en una persona; asimismo
expresa todas las variantes que las reacciones emocionales producen en el humor.
La psicopatología de la mímica considera los trastornos cuantitativos: hipermimia, hipomimia y
amimia; y los otros cualitativos: paramimias.
1º) Hipermimia: Determina siempre la exageración de los rasgos fisonómicos, cualquiera sea la
tonalidad afectiva dominante en el enfermo.
a) En la depresión psicomotriz, el rostro expresa siempre la tristeza y el dolor moral que aquejan
al sujeto. Profundas arrugas horizontales en la frente y verticales en el entrecejo configuran un
cuadrilátero o M conocido con el nombre de omega melancólico o "signo de Schüle". Las comisuras
labiales dirigidas hacia abajo, la cabeza inclinada, la vista fija en el suelo o en un punto indefinido. El
llanto fácil y frecuente.
b) En la excitación psicomotriz, maníacos e hipomaníacos, la expresión del rostro trasunta
siempre alegría, satisfacción y euforia a través de sus manifestaciones directas que son la sonrisa y
la risa; la expresión estática del humor alegre se exterioriza por una facie semi-sonriente.
En un examen de conjunto, los rasgos característicos de la alegría se descubren en el rostro que
se ensancha, las comisuras labiales que se elevan, los ángulos externos de los ojos que se fruncen y
en la gesticulación vehemente, abundante y rápida. Cuando el enfermo reprime la sonrisa su humor
alegre se descubre a través de una mirada muy vivaz y de una abertura palpebral más amplia.
Los diversos estados emocionales, amor, cólera y miedo, producen también una marcada
hipermimia, tanto en personas normales como, con mayor frecuencia, en enfermos mentales. El
primero acentúa normalmente los rasgos en los estados eróticos; patológicamente, en los maníacos
la facie asume una expresión maliciosa característica; en los histéricos la expresión es más lánguida,
los párpados superiores a medio bajar e inmóviles cubren parte del iris velando una mirada que se
esfuma, a la vez que esbozan una sonrisa insinuante.
La emoción de cólera que se observa con mucha frecuencia en los maníacos, delirantes y
epilépticos, provoca la acentuación de los rasgos característicos de ese estado emocional; los ojos
se abren en forma desacostumbrada por una enérgica contracción de los músculos elevadores de
los párpados que dejan al descubierto la esclerótica marginal de la parte superior del iris. La
consiguiente fijeza y dureza de la mirada y toda la mímica alterada por la tensión de los músculos y
el enrojecimiento del rostro, dan la sensación de violencia, de tormenta psicológica y de agresividad.
La emoción de miedo, produce muy semejante exageración de los rasgos fisonómicos; una gran
abertura palpebral dilata los ojos, la mirada refleja, en este caso, espanto e inhibición; la palidez del
rostro que se suma transmite la sensación de anulación de la personalidad.
Es característica de los estados esquizofrénicos y de confusión mental la expresión que
corresponde a la perplejidad. Los párpados generalmente muy abiertos, la mirada entre inquisidora
y temerosa ponen de manifiesto el asombro y la extrañeza que embargan al enfermo ansioso de
comprender su verdadero estado.
2º) Hipomimia: Este trastorno consiste en una disminución general de la mímica.
Presenta rasgos típicos la hipomimia que suele observarse en los paralíticos generales, causada
por la hipotonía muscular en los estados avanzados de la enfermedad. La falta del tono normal de
los músculos faciales acarrea una caída de las facciones y la desaparición de las arrugas y surcos,
especialmente a nivel del surco nasogeniano y nasolabial, cuyo aplanamiento produce una facie
inexpresiva que se conoce como cara planchada. En las formas catatónicas y en la esquizofrenia,
sobre todo cuando existe gran indiferencia afectiva, suele observarse hipomimia.
3º) Amimia: Esta alteración produce la inmovilidad de los rasgos fisonómicos que no denotan la
existencia de vida afectiva alguna. La amimia es propia de los estados estuporosos: melancólicos,
esquizofrénico y confusional.
4º) Paramimias: Deben considerarse como trastornos cualitativos, ya que son expresiones de la
fisonomía que no traducen realmente el verdadero estado de ánimo del individuo. Al considerar las
paramimias deben tenerse muy en cuenta las simulaciones y disimulaciones, especialmente de los
delincuentes y de los delirantes.-
ESTADO DE LA ACTIVIDAD EN LOS SÍNDROMES MENTALES
1º) Síndrome frenasténico: La actividad de los oligofrénicos se manifiesta de una manera
caprichosa y desordenada, sin una finalidad bien definida y, por lo general, como respuesta a los
impulsos con que se exterioriza la vida instintiva. Son frecuentes los movimientos estereotipados,
como el balanceo de los idiotas. En las formas profundas de oligofrenia menudean las grandes
impotencias motoras y a veces la debilidad motriz; la conducta está generalmente condicionada por
la impulsividad que alimentan sus manifestaciones instintivas. En las formas leves de oligofrenia,
donde es posible apreciar una vida afectiva bien manifiesta, no sucede lo mismo.
El lenguaje oral no se desarrolla en los idiotas; a veces queda reducido a pocas palabras. Los
imbéciles hablan y logran hacerse entender. Presentan disartria y dislalia.
El lenguaje escrito sólo es posible en los débiles mentales, y está incompletamente desarrollado
en algunas formas leves de imbecilidad.
Es característica la hipomimia que generalmente afecta a estos enfermos.
2º) Síndrome demencial: La actividad general disminuye por debilitación psíquica en los casos de
demencia. La misma causa origina una mayor impulsividad pues la falta de inhibiciones provoca una
reactivación de la-vida instintiva. Asimismo se modifica la conducta que se caracteriza por la
ejecución de actos agresivos, exhibicionistas y perturbaciones de orden sexual.
El lenguaje oral se resiente debido al empobrecimiento ideativo; es frecuente la disartria,
especialmente en las formas arterioscleróticas, alteración de gran constancia en las demencias
paralíticas.
La escritura se caracteriza, en la demencia senil por rasgos temblorosos finos y en la demencia
paralítica por caracteres temblorosos gruesos a los que se agrega falta de sílabas y palabras.
En general hay hipomimia, que se hace bien manifiesta en la parálisis general progresiva.
3°) Síndrome confusional: La actividad es muy variable según la intensidad de la confusión.
Cuando el caso es leve aquélla disminuye, los movimientos son lentos e imprecisos; cuando se llega
al estupor confusional la actividad desaparece completamente. En la confusión mental onírica la
actividad es mucho más pronunciada, pero desordenada y totalmente improductiva j son frecuentes
los movimientos defensivos que se deben a las alucinaciones.
4º) Síndrome esquizofrénico: La actividad se muestra exaltada o disminuida en las formas
hebefrénicas y abolida en los estados catatónicos. Son muy frecuentes los impulsos; y se observa:
flexibilidad cérea, interceptación cinética, estereotipias de actitud y de movimiento,
amaneramientos, extravagancias. La escritura refleja muy a menudo los mismos trastornos; la
escritura en espejo se manifiesta en algunos casos.
5º) Síndrome delirante: Por lo general la actividad es normal; en ocasiones se observan acciones
y actitudes extrañas condicionadas por el delirio, o mutismo voluntario porque los enfermos temen
comprometer su situación. En sus escritos suelen expresar ampliamente sus concepciones delirantes; abundan los signos y subrayados con que destacan los hechos que consideran de
importancia.
6º) Síndrome de excitación psicomotriz: Se produce una exaltación general de toda la actividad
del enfermo, manifestada en la tensión de la mayor parte de los músculos, movilidad general de
todo el cuerpo, gesticulaciones y actitudes exageradas, risas frecuentes, verborrea y graforrea.
7º) Síndrome de depresión psicomotriz: En este síndrome hay grave inhibición de la actividad
general del enfermo y propensión a la supresión de los movimientos. Los melancólicos
experimentan una peligrosa tendencia suicida o a la automutilación, a veces imposible de evitar. Al
respecto dice el Prof. Bonhour en un trabajo titulado: Automutilación del labio por mordedura en
un demente precoz: "Entre los alienados, son los melancólicos los que dan el mayor número de casos
de automutilación, ya como consecuencia de una idea, fuertemente trabajada, de indignidad, de
culpabilidad, etc., o debido a un rapto ansioso".
RESUMEN
ACTIVIDAD
Concepto
Actos
supeditados
a la actividad
psíquica
Patología de
la actividad
La esfera activa comprende todas las manifestaciones de la actividad psíquica de la
personalidad humana: actos; lenguaje: oral, escrito y mímico; voluntad y conducta.
Acto
instintivo
Perfecto, sin necesidad de aprendizaje previo; resultado de una
disposición hereditaria filogenética; específico y común a la especie.
Acto
habitual
Resultado de un largo aprendizaje por repetición de los mismos
movimientos que permite alcanzar un alto grado de perfección. No
pertenece a la filogenia sino al individuo.
Acto
voluntario
Condicionado y dirigido por la voluntad y bajo estricta vigilancia de
la conciencia. En su ejecución: movimientos ya conocidos o creados en
el momento.
Voluntad
definición
"Es la energía psíquica con modalidad estática o energía potencial
psíquica que, de acuerdo con las necesidades imperantes, se
transforma en múltiples formas de energía cinética".
Impregna toda la psique sin localización.
1º) Alteraciones que se manifiestan en el período de elaboración.
2º) Alteraciones que se manifiestan en el período ejecutivo.
Falta de deseos y de
decisiones.
Abulia
Abulia:
neurasténica,
esquizofrénica, melancólica y
catatónica.
Disminución de la actividad
Alteraciones
Hipobulia
voluntaria. Es un grado menor
del periodo de
Cuantitativas
que la abulia.
elaboración
Aumento de la actividad
voluntaria.
Normalmente:
mayor rendimiento en las
Hiperbulia
acciones.
Patológica:
maníacos,
excitados, delirantes.
Alteraciones
del
período de
elaboración
Patología
de la
actividad
Alteraciones
del periodo
ejecutivo
Impulsos
Actos descontrolados que
escapan a la decisión.
Respuesta instintiva.
Impulsos patológicos: Pica,
coprofagia
(instinto
de
nutrición).
Masoquismo,
fetichismo, homosexualidad
(instinto sexual). Homicidio,
cleptomanía,
piromanía
(instinto gregario.
Compulsiones
Estados
patológicos
originados en dos fuerzas
opuestas: el deseo o
tendencia que produce un
impulso morboso y la
resistencia del individuo en
su
ejecución
(neurosis
obsesivas).
Cualitativas
Apraxia
Imposibilidad de ejecutar actos adecuados al
objetivo, sin que haya parálisis, ni ataxia, ni
agnosia.
Apraxia ideatoria de Pick.
Apraxia motriz de Liepmann.
Ecopraxia
Imitación de actos que realizan otras personas.
(Oligofrénicos y esquizofrénicos).
Amaneramiento
Falta de simplicidad y espontaneidad en los
actos, por el agregado de movimientos
innecesarios que complican su ejecución
corriente. (Esquizofrénicos, epilépticos y algunos
delirantes).
Extravagancias
Estereotipias
Extravagancia: exageración del amaneramiento.
Estereotipia:
extravagancia
repetida
persistentemente.
Intercepción
cinética
Interrupción brusca de un acto o movimiento en
ejecución. (Esquizofrénicos).
Negativismo
Resistencia a cambiar de actitud o a ejecutar
cualquier acto o movimiento: manifestación
catatónica.
(Esquizofrénicos,
melancólicos,
histeria).
Obediencia
automática
Obediencia y ejecución automática y pasiva de
todos los actos y movimientos sugeridos.
Flexibilidad
cérea
También llamada catalepsia. Blandura y
plasticidad muscular que permite la exageración y
persistencia de la actividad postural.
Cataplexia
Poco frecuente. Pérdida total del tono muscular.
Aparición súbita y de corta duración.
Disartria
Alteración en la articulación de las
palabras. En la P.G.P., oligofrenia,
intoxicación alcohólica, etc.
Dislalia
Trastornos de pronunciación por
malformación de la lengua, velo del
paladar, etc.
Afasia
Pérdida del lenguaje hablado o
escrito con conservación del
sensorio
y
sin
impotencias
musculares.
Afasia de Wernicke: "sensorial o
de comprensión".
Afasia de Broca: "motriz".
Por causas
orgánicas
Disfemia
Patología
de la
actividad
Alteraciones
del lenguaje
oral
Disfonía
Por causas
psicológicas
Alteración en la emisión de la
palabra; integridad de los órganos
de
expresión.
(Tartamudeo,
balbuceo).
Alteraciones del tono y timbre de
la voz, por causas que radican en el
aparato fonador (afonía, voz
feminoide, voz infantil, voz
monótona).
Taquilalia
Verborrea. Aceleración del ritmo
de emisión de las palabras.
(Excitación psicomotriz).
Bradilalia
Disminución del ritmo de emisión
de las palabras. (Depresión
psicomotriz, confusión mental).
Verbigeración
Repetición de frases sin sentido y
carentes lógica.
Mutismo
Musitaciones
Monólogos
Silencio motivado por causas
múltiples. Esquizofrénicos: por
negativismo. Melancólicos: por
tristeza. Algunos delirantes: por
miedo
de
comprometerse.
Simuladores.
Musitación:
murmurar
constantemente.
Monólogo: en voz alta y
gesticulando
Alteraciones
del
lenguaje
oral
Neologismos
Creación o deformación
de
palabras
sólo
comprensibles para el
enfermo; absurdo para el
lenguaje corriente.
Jergafasia
Emisión continua de
palabras sin ilación lógica;
lenguaje
incoherente:
"ensalada de palabras".
Ecolalia
Repetición a manera de
eco de palabras dirigidas al
paciente. "Ecolalia de
apoyo".
Estereotipia
verbal
Repetición anormal y
continua de un vocablo
intercalado en la conversación.
Por causas
psicológicas
Disgrafia
Por: trastornos de los mecanismos
motores, parálisis por lesiones de centros o
de fibras nerviosas, por temblores" como
en el alcoholismo, P.G.P., seniles, estados
emocionales.
Agrafía
alsxia
Trastornos de los centros mnemónicos
que provocan amnesia de los caracteres
gráficos, lectura y escritura, generalmente
asociadas.
"Maníacos"
Escritos copiosos; reflejan la fuga de
ideas y contienen ideas megalómanas.
Caracteres caligráficos grandes, desiguales
y dirigidos hacia arriba.
Patología
de
la
actividad
Alteraciones
del
lenguaje
escrito
"Melancólicos"
"Paralíticos
generales"
"Delirantes
"Esquizofrénicos":
Escasa tendencia a la escritura:
"expresan vivencias tristes e ideas de ruina
y autoculpabilidad. Caracteres caligráficos
débiles, mal conformados; omisión de
letras o de sílabas.
Caracteres grandes, gruesos rasgos
temblorosos. No adaptan el tamaño de las
letras al espacio que disponen para
escribir. Omisión de letras, sílabas o
palabras.
Trazos sin mayores alteraciones.
Subrayados, signos y dibujos.
Se
repiten
estereotipias,
interceptaciones, neologismos.
Hipermimia
Exageración de los rasgos
fisonómicos.
Depresión
psicomotriz.
Excitación
psicomotriz. Estados emocionales
(miedo, amor, cólera).
Hipomimia
Disminución general de la
mímica.
Parálisis
general
progresiva (cara planchada);
esquizofrenia.
Amimia
Rasgos fisonómicos inmóviles.
Estados
estuporosos:
melancólico, esquizofrénico y
confusional.
Cualitativos
Paramimias
Expresiones que no traducen el
verdadero estado de ánimo.
(Simulaciones y disimulaciones).
Síndrome
frenasténico
Actividad caprichosa y desordenada sin finalidad
bien definida. Impulsos; movimientos estereotipados; impotencias motoras. Lenguaje no desarrollado
o imperfecto.
Síndrome
demencial
Actividad disminuida por debilitación psíquica.
Mayor impulsividad. Trastornos de conducta:
exhibicionismo.
Síndrome
confusional
Rasgos
fisonómicos
inmóviles.
Estados
estuporosos:
melancólico,
esquizofrénico
y
confusional.
Síndrome
esquizofrénico
Exaltada en las formas hebefrénicas. Abolida en las
formas catatónicas. Impulsos frecuentes. Flexibilidad
cérea. Interceptación cinética, estereotipias de
actitud, amaneramientos.
Síndrome
delirante
Generalmente normal. A veces mutismo
voluntario o actividad condicionada por el delirio.
Síndrome
excitante
Exaltación general de la actividad. Gesticulaciones
y actitudes exageradas. Verborrea y graforrea.
Síndrome
depresión
Inhibición de la actividad general. Tendencia al
suicidio y a la automutilación.
Cuantitativos
Alteraciones
del
lenguaje
Patología
de la
actividad
La actividad
en los
síndromes
mentales
CAPÍTULO XII
PERSONALIDAD
PSICOPATOLOGIA DE LA PERSONALIDAD
LA PERSONALIDAD HUMANA
Estudiar la personalidad humana es afrontar uno de los problemas más complejos y de mayor
extensión, al extremo que sus límites trascienden a lo infinito. En efecto, partiendo de la biología,
con lo anatómico y lo fisiológico, se eleva a los campos de la psicología y de la psicopatología, e
internándose en la teología culmina en los ámbitos inconmensurables de la filosofía y de la
metafísica. La magnitud de los confines de la personalidad se debe a su dualidad psicofísica.
No es objeto de este libro entrar a considerar y exponer los diferentes problemas y posiciones
filosóficas surgidos entre los estudiosos, en su afán por desentrañar los enigmas sobre el origen,
evolución y futuro, así como sobré el papel reservado a la personalidad humana en el orden
universal. A nosotros nos corresponde considerarla desde un punto de vista puramente médico.
Respetando este criterio, partimos del instinto que consideramos como la piedra fundamental
sobre la que se edifica la personalidad. El instinto forma el núcleo central y fundamental que cada
persona posee como patrimonio legado por la filogenia.
Previamente analizaremos una definición que permita una perfecta comprensión del importante
papel que le está encomendado al instinto en la constitución de la personalidad. De las numerosas
definiciones expresadas resumimos la esencia de las mismas, en los términos siguientes: "El instinto
comprende el conjunto de apetencias, deseos, inclinaciones y tendencias innatas que permiten la
ejecución de actos específicos, comunes a la especie, que desde el comienzo se realizan con suma
perfección sin requerir experiencia o aprendizaje previo".
Profundizando en esta definición extraemos de ella que el instinto con sus múltiples
manifestaciones responde al poderoso mandato que lo impele a velar por la integridad del
individuo, primer paso hacia la conservación de la especie. Efectivamente, transmitido a cada
individuo por la herencia ancestral, el instinto proyecta en cada1 uno la suma del aprendizaje
efectuado por la especie en su evolución filogenética, con el propósito de subsistir ante todas las
inclemencias y los embates de la vida.
Como esas adquisiciones sólo son posibles mediante la comprensión y adaptación a cuanta
situación'adversa"se presenta al individuo, es evidente que en toda manifestación instintiva se
revela la inteligencia de la especie que, gracias a ella, aprendió activamente a perdurar a través del
tiempo.
No nos referimos aquí a una inteligencia superior y bien individualizada como la cortical; la
inteligencia que exterioriza y moviliza a las fuerzas instintivas se manifiesta bajo la forma de una
"conducción biológica de adaptación a las necesidades vitales y de supervivencia". En esa forma
resume la totalidad de la inteligencia filogenética que alimenta las vivencias órgano-vegetativas;
activo-afectivas, fuente inagotable para la vida de la personalidad.
El instinto tiene bajo su dependencia todo lo concerniente a la conducción de la personalidad
dentro de los cauces biológicos normales. En forma inconsciente para el individuo, vigila el
funcionalismo orgánico al margen de todo control psíquico superior; se encuentra siempre alerta
para satisfacer las necesidades somáticas de la personalidad determinando, a tal fin, el impulso para
la ejecución de los movimientos que se traducen en el acto que satisface su mandato, eludiendo la
supervisión psíquica de la personalidad.
A través de sus numerosas manifestaciones el instinto se muestra siempre vigilante, atento al
cumplimiento de su única finalidad, preservación y conservación del individuo y de la especie.
Considerado bajo un aspecto estrictamente psicológico y filosófico, debe admitirse que
constituye un todo indivisible, a pesar de las múltiples formas con que se revela. Si el instinto tiene
como única finalidad la conservación de la especie, se convierte en el encargado/de atizar y
mantener activa la llama de-la vida en el individuo, debiendo reconocerse que se ensambla y se
identifica con la vida misma. Con otras palabras, hablar de instinto es hablar de vida.
Ésta es la razón que nos obliga a discrepar y rebatir la opinión de Freud cuando habla de: instinto
de la vida e instinto de la muerte. La sola enunciación de "instinto de la muerte" se halla en
contradicción con la esencia misma del instinto, que siempre representa la impulsión hacia la vida,
de donde, hablar de instinto de la vida resulta una redundancia. Además, cuando Freud considera
al instinto de la muerte como una modalidad agresiva dirigida hacia el exterior, nos parece tratarse
simplemente de una perturbación del instinto gregario. Éste es inhibido por intensos estados
emocionales, generalmente coléricos, que conducen a la agresión y al homicidio. La resultante no
es consecuencia de un impulso instintivo de muerte, sino una respuesta al verdadero instinto de
conservación del que agrede, que así se comporta para prevalecer y sobrevivir.
Cuando el autor hace referencia a este instinto dirigido contra el individuo mismo, y que culmina
con la destrucción de la misma vida, nos parece que corresponde a lo que Fierre Janet llamó:
sentimiento catastrófico. Este sentimiento frecuente en los melancólicos, es resultado de una
perturbación instintiva por exaltación emocional displacentera, que anula a tal punto el deseo de
vivir que llega a la desaparición del instinto de conservación del individuo. Así culminan las vivencias
intensamente des-placenteras que embargan a la personalidad, la cual termina por verse convertida
en una ruina y en una carga para los demás; con esto germina la idea de suicidio que obedece a un
fin altruista y a favor del instinto gregario o social.
Después de estas consideraciones sólo podemos afirmar que el instinto es indivisible y que no
cabe otra denominación que la de instinto de conservación. Sin embargo, con un criterio práctico,
conviene efectuar una clasificación del instinto, teniendo en cuenta para ello los caracteres más
salientes que diferencian a sus diversas manifestaciones.
En las numerosas clasificaciones efectuadas se consideraron infinidad de detalles que han
contribuido a multiplicar grandemente las subdivisiones del instinto. Pero, como se trata en realidad
de aclarar conceptos y simplificar, nos atendremos a una clasificación que sólo tenga en cuenta las
tres formas principales de sus manifestaciones. Tales son:
1º) Instinto de Nutrición.
2º) Instinto Sexual o de Reproducción.
3º) Instinto Gregario o Social.
1º) Instinto de nutrición: Constituye una de las manifestaciones más palmarias del instinto de
conservación relacionado con la imperiosa necesidad de ingerir alimentos. Necesidad que se halla
condicionada por estímulos fisiológicos como el apetito, el hambre y la sed, así como por todos
aquellos mecanismos que intervienen en la adquisición e ingestión de los alimentos.
En el estado actual de la sociedad, dada la facilidad con que se obtienen los alimentos, es muy
difícil que se pongan en evidencia las manifestaciones intensas y ruidosas del instinto de nutrición.
Únicamente se ha visto surgir este instinto con toda su crudeza en las épocas de penurias y de
hambre que han debido soportar algunos pueblos, provocando en los hombres la necesidad de
luchar para obtener su sustento.
Consecuencia de la facilidad señalada es que, cuando en una persona se manifiesta
intensamente, el instinto de nutrición aparezca modificado en su forma. Esta modificación da lugar
a la aparición del llamado instinto de propiedad, con la tendencia a atesorar y guardar para sí; manifestación evidente del deseo de bienestar y previsión para el futuro con que se revela el instinto de
conservación del individuo.
2º) Instinto sexual o de reproducción: La forma sexual del instinto es la más vigorosa de cuantas
se conocen. Consiste en la imperiosa necesidad de buscar al sexo opuesto, obedeciendo al mandato
ancestral de perpetuarse por medio de la procreación. Nuevamente se manifiesta el instinto de
conservación bajo la forma de "conservación de la especie". Esto último constituye la razón del gran
vigor e intensidad de sus reacciones.
3º) Instinto gregario o social: La forma gregaria o social del instinto se manifiesta por la tendencia
que mueve a los hombres a constituir agrupaciones, conviviendo en sociedad.
Desde tiempo inmemorial los hombres se han reunido en familias, tribus, pueblos y naciones
mancomunando, en esa forma, sus esfuerzos para defenderse de las inclemencias de la naturaleza
y de los ataques de otros hombres. Se trata pues de una nueva manifestación del instinto de
conservación, desde que la convivencia en sociedad asegura la defensa individual y colectiva.
Por estas manifestaciones el instinto busca satisfacer las necesidades que aseguran la
supervivencia y conservación de la personalidad somática: por intermedio de la sed reclama la
necesidad de líquidos; la necesidad de ingerir alimentos está .asegurada por estímulos vigorosos
comp el apetito y el hambre; la necesidad de reparar los estados de fatiga, mediante los mecanismos
que estimulan el sueño. De la misma manera, hallaremos numerosos estímulos fisiológicos que, en
una u otra forma, tratan de preservar o reparar las energías necesarias para fortalecer y conservar
la vitalidad física del individuo. El instinto de conservación es siempre el que prima.
Pero no termina aquí la misión del instinto; esos numerosos estímulos que nacen a nivel de las
más variadas regiones de la economía humana originan, además de las reacciones naturales que
provocan las respuestas a las necesidades de la máquina humana, una serie de vivencias afines con
dichas reacciones. Estas vivencias tendrán un contenido agradable o desagradable según el grado
de satisfacción o insatisfacción de las necesidades vitales, como también según la facilidad con que
se las asegure o los impedimentos que puedan oponerse a tales fines.
Teniendo en cuenta una resultante final de todas las reacciones orgánicas se obtendrá un matiz
general agradable o desagradable, placentero o displacentero, que representará el panorama
afectivo general en que deba actuar la personalidad en diferentes momentos de su existencia. De
acuerdo con ese trasfondo afectivo serán también las resultantes que determinarán la actividad
general de la personalidad, en más o en menos, según que el estado tímico sea placentero o
displacentero. En el instinto bien diferenciado, con su función regente sobre la vida órganovegetativa y activo-afectiva, se vislumbra la individualización del yo, pero bajo la forma de un yo
genérico que trasunta la idea de generalización; es el yo común a la especie, al que por tal razón se
le ha llamado: yo filogenético. Vale decir que el yo filogenético es el yo instintivo, o sea, el yo
heredado, el núcleo primitivo, con el que se nace y sobre el que se asienta y se edifica la personalidad
futura.
Cuando, al nacer, el individuo abandona el claustro materno, el organismo comienza su vida
independiente por la rotura de los lazos inmediatos que durante la gestación han mantenido y
supeditado su vida orgánica al somatismo materno. Se produce el despliegue de los campos
pulmonares y con el comienzo de la función respiratoria se sincroniza todo el funcionalismo orgánica
del nuevo ser. En ese momento despierta el yo filogenético, para impulsar toda la vida del individuo
mediante la actuación de todos los mecanismos y resortes que le aseguran la evolución y
supervivencia en el medio ambiente. Esto significa que todos estos estímulos, que obran sobre el yo
filogenético para movilizar a las fuerzas instintivas, nacen de las reacciones biológicas que se
suscitan como corolario de la entrada en función de todo lo somático.
Dichas influencias son múltiples y de variado orden, físicas, mecánicas, eléctricas, especialmente
bioquímicas, con extraordinaria importancia y predominio de las de naturaleza hormonal, que
gobiernan el sutil y complejo mecanismo regulador neuroendocrino, el cual desempeña un papel
muy importante y ocupa una posición preeminente en la marcha normal de la vida somática.
Por consiguiente, todos los procesos de la vida orgánica ejercen una marcada influencia sobre el
yo instintivo. En primer lugar debe tenerse en cuenta la repercusión psíquica de todo ese mecanismo
fisiológico, que ya mencionamos, y que se expresa por el sentimiento de placer o desplacer
dependiente de la normalidad o anormalidad de esas funciones; es lo que se denomina: sentimiento
vital.
Con la participación de estos nuevos elementos, el yo filogenético deja de ser aquel primitivo
núcleo instintivo, se presenta modificado por lo fisiológico y adquiere nuevas modalidades que lo
alejan un tanto de la noción de especie, a la vez que le asignan una mayor individualidad,
transformándose en lo que se ha llamado el yo fisiológico o temperamento.
En consecuencia y frente a la necesidad de definir el temperamento diremos: "El temperamento
es la resultante del instinto modificado por la acción de lo fisiológico, que imprime a sus
manifestaciones determinadas modalidades en directa dependencia del sentimiento vital".
El sentimiento vital proporciona el terreno o panorama afectivo general, que será placentero o
displacentero, con las diversas variantes que resultan de las numerosas modificaciones biológicas
impuestas a cada individuo por las reacciones fisicoquímicas que el fisiologismo determina.
Concretando y simplificando: "El temperamento expresa la forma de ser del individuo según la
manera como reacciona el instinto de acuerdo con las disposiciones somáticas del mismo".
En resumen llegamos a la conclusión de que el instinto o yo filogenético pertenece a la especie,
mientras que el temperamento o yo fisiológico pertenece exclusivamente al individuo.
Al ocuparnos del temperamento es muy importante tener en cuenta Ja constitución morfológica.
Importancia que no se debe solamente a las características somáticas en sí, con todas las
particularidades individuales que contribuyen a delinear la personalidad en su aspecto somático,
sino también a todo aquello de carácter familiar que la herencia se encarga de transmitir, es decir
todo lo que, para la integración de la personalidad, concierne al genotipo.
Recordamos que, en los últimos años, las escuelas alemanas han hecho especial hincapié sobre
la relación estrecha que existe entre la constitución somática y las diversas predisposiciones y
reacciones psicológicas de las personas. Asimismo han destacado la importancia de la constitución
somática en lo que respecta a la predisposición a padecer determinadas psicosis.
Entre los investigadores alemanes fue Kretschmer el que más se ocupó de este asunto. Estableció
una clasificación tipológica, con el concurso de medidas antropométricas precisas más un minucioso
estudio somático y psíquico, que le permitieron individualizar los cuatro tipos corporales siguientes:
1º) Tipo Leptosómico: Este tipo corporal coincide morfológicamente con el microesplácnico de
Viola, el longilíneo de Pende, el tísico de Lan-douzy y el asténico de Stiller.
El vocablo leptosomo etimológicamente significa: lepto, delgado; soma, cuerpo; cuerpo delgado.
La característica fundamental del tipo leptosómico es el predominio del diámetro longitudinal sobre
los restantes diámetros; característica que vemos repetida en cada una de las partes del cuerpo.
Describiremos el tipo leptosómico en concordancia con lo que dice Kretschmer: 1) Personas
delgadas que, por el predominio del diámetro vertical, aparentan ser más altas de lo que realmente
son. 2) Piel pálida, delgada y de muy escaso panículo adiposo. 3) Cintura escapular estrecha,
suspendiendo a los miembros superiores delgados, de musculatura pobre, con manos alargadas y
de huesos delgados. 4) Tórax alargado y aplanado por la exigüidad del diámetro ánteroposterior con
ángulo epigástrico agudo.
5) Vientre sin panículo adiposo, delgado y plano, en ocasiones deprimido.
6) Miembros inferiores alargados y de huesos delgados, con las mismas características que los
superiores. Debemos recordar la tendencia a la cianosis de las partes distales de ambas
extremidades. 7) Cráneo de perímetro reducido. 8) Cara alargada, estrecha, pálida, con la frente
inclinada hacia atrás, nariz grande, proporcionando al conjunto un perfil angular que se ha dado en
llamar perfil de pájaro.
2º) Tipo Atlético: De acuerdo con Kretschmer el tipo atlético se caracteriza por el predominio del
diámetro transverso sobre los restantes. Sus caracteres más notorios son: 1) Gran desarrollo del
esqueleto y del aparato muscular. Tegumentos gruesos abundantemente desarrollados. 2) Su talla
oscila entre mediana y alta. 3) Cintura escapular muy ancha, con hombros salientes. 4) Tórax amplio
y abombado. 5) Abdomen tenso. 6) El conjunto del tronco tiene la forma de un trozo de cono
invertido, debido a que la cintura pelviana es relativamente estrecha comparada con el gran
desarrollo de la cintura escapular. 7) Miembros largos, robustos y en los que el aparato muscular
presenta un marcado desarrollo. 8) Cuello largo y grueso, dibujándose los relieves musculares.
3º) Tipo Pícnico: Caracterizado por el predominio del diámetro ánteroposterior sobre los
restantes, de lo que resulta un marcado desarrollo de los permímetros cefálico, torácico y
abdominal. 1) Talla mediana. 2) Cara ancha, propensa al enrojecimiento y con tendencia a la
acumulación de tejido adiposo debajo del mentón. 3) Cráneo amplio, de tipo braquicéfalo, con
calvicie precoz. 4) Cuello corto y grueso. 5) Tórax amplio y abombado, ensanchando grandemente
su perímetro hacia la base. 6) Abdomen voluminoso con gran acumulación de tejido adiposo. La
curva de la prominencia abdominal se pronuncia desde temprana edad. 7) Extremidades más bien
cortas.
4º) Tipo Displásico: Displásico significa etimológicamente mal conformado.
Este grupo engloba a todos los tipos morfológicos cuya característica es la falta de armonía entre
las partes, por lo que resultan desproporcionados, toscos, groseros en sus líneas y fuera de lo
común; difieren notoriamente de los tipos medios antes señalados.
En el grupo de los displásicos Kretschmer considera a tres subtipos, cada uno de los cuales
presenta a su vez diversas variantes.
A) Gigantes Eunucoídes: cuyos caracteres más salientes son: 1) Miembros muy largos en
desarmonía con la estructura del individuo. 2) Conformación femenina de la pelvis. 3) Frecuentes
hipoplasias genitales.
B) Adiposos Pluriglandulares y Eunucoides: en los que se observa una marcada adiposidad
hipofisaria con hipoplasia genital.
C) Hipoplásicos e Infantiles: la hipoplasia puede ser generalizada, o bien localizada en algunos
sectores del cuerpo.
Los cuatro tipos morfológicos fundamentales expuestos por Kretschmer y que acabamos de
considerar, constituyen los tipos puros; pero son numerosos los individuos en los que se pueden
observar, entremezclados con los caracteres de su constitución básica, caracteres pertenecientes a
otros tipos constitucionales; esto origina una gran variedad de subtipos.
Kretschmer, después de pacientes investigaciones, llegó a las siguientes conclusiones:
1º) Entre los tipos leptosómicos y los atléticos se encuentra el mayor número de los
esquizofrénicos, en un porcentaje aproximado del 66 %; en cambio entre los pícnicos sólo se observa
esquizofrenia en un 23 %.
2º) Entre los pícnicos se halla el mayor número de psicosis maníaco-depresivas, en una
proporción de 67 %; en los leptosómicos y atléticos sólo en un 12 %.
3º) En los displásicos es muy raro hallar psicosis maníacodepresiva; dándose la esquizofrenia en
una proporción del 11 %.
4º) Como consecuencia existe una gran afinidad biológica entre la constitución pícnica y la
predisposición a enfermar de psicosis maníaco-depresiva. Por otra parte existe afinidad entre las
constituciones leptosómica, atlética y displásica y la predisposición a enfermar de esquizofrenia.
Finalmente es muy pobre la afinidad entre picnicismo y esquizofrenia; así como entre leptosomía y
psicosis maníacodepresiva.
El mismo autor, con un criterio estrictamente constitucionalista, considera a las psicosis como
derivadas de las constituciones somatocaracterológicas normales. Siguiendo esta concepción
emprendió el estudio minucioso de familias, tanto desde el punto de vista somático como
psicológico, llegando a establecer dos tipos temperamentales que oscilan entre lo normal y lo
patológico, y en los que se hallan en potencia los síntomas psíquicos característicos de las dos
psicosis: maníacodepresiva y esquizofrénica, denominándolos respectivamente: tipo cicloide y tipo
esquizoide.
Avanzando en el estudio de la personalidad observamos cómo se escalonan una serie de
importantes factores que, al sumarse y complementarse, establecen modificaciones en el yofilogenético y en el yo fisiológico. De esa manera es como se elaboran y se plasman los diversos tipos
temperamentales, dos de los cuales, el cicloide y el esquizoide, acabamos de mencionar.
Los tipos temperamentales, cuya clasificación es el resultado de pacientes estudios sobre
numerosos individuos, constituyen en realidad tipos patrones; a uno u otro se pueden asimilar, con
mayor o menor aproximación, las personas sometidas al examen psíquico. En efecto, nuestra experiencia nos asevera y confirma que existen tantas variantes temperamentales como individuos sean
examinados. Esto impide clasificar a cada persona exactamente en un tipo temperamental
preestablecido, desde que cada una forja y posee el propio.
Repetimos que son incontables los factores individuales, tanto de orden fisiológico como
constitucional, que concurren para la formación del temperamento. Interviene, además, un
determinado número de factores, también individuales, secundarios a la repercusión psíquica de las
reacciones que los factores fisiológicos y constitucionales determinan sobre las fuentes instintivas
activo-afectivas. Estos factores psicológicos también dan lugar a variantes temperamentales.
Entre los factores psicológicos conviene tener en cuenta a aquellos que los autores franceses
Delmás y Boíl llamaron disposiciones activo-afectivas. Estas disposiciones naturales son las que, por
su mayor o menor predominio o por ausencia, pueden dar lugar a determinadas características y
tipos temperamentales.
1º) Consideraremos en primer término a la disposición actividad. Según que la misma se halle en
más o en menos se tendrán temperamentos vivaces y con tendencia a la excitación, o, por el
contrario, temperamentos apagados y con tendencia a la depresión. Con esta disposición coincide
el tipo cicloide.
2º) Otra disposición importante es la bondad; los seres humanos en infinita graduación, se hallan
más o menos bien dotados. Los individuos carentes de bondad conforman el tipo perverso.
3º) La disposición avidez. El exceso de avidez da lugar a temperamentos en los cuales se destaca
la sobrevaloración e hipertrofia del yo; es el tipo paranoico.
4º) En algunas personas existe un marcado predominio de la disposición emotividad. Se trata de
temperamentos frágiles y fácilmente emocionables; responden al tipo hiper emotivo.
5º) Delmás y Boíl señalan, además, la disposición que denominan sociabilidad. Estos autores
afirman que el exceso de sociabilidad coloca al individuo en el terreno de la ficción, surgiendo poco
a poco la tendencia al engaño, al embuste, a lo imaginativo y a la fabulación. Estos temperamentos
responden al tipo mitómano.
No discutimos la exactitud de lo que aseveran Delmás y Boíl; pero si admitimos que es verdad en
ciertos casos, también creemos que en otros, aun cuando exista exceso de sociabilidad, se requiere,
junto a esa disposición, determinado grado de fragilidad y pobreza mental, y juicios poco vigorosos
que permitan a la imaginación fraguar hechos y situaciones falsas. Prueba de ello es que existen
mitómanos en los que la sociabilidad es escasa.
El profesor argentino Gonzalo Bosch agrega dos disposiciones más a las establecidas por los
autores franceses; son la fatigabilidad y la cohesión.
6º) El exceso de la disposición fatigabilidad determina temperamentos fácilmente fatigables,
tanto psíquica como físicamente. Estos temperamentos responden al que Bosch denominó tipo
Hipofrénico-asténico.
7º) Cuando se halla en merma la disposición cohesión se tienen temperamentos que muestran
gran laxitud en los mecanismos normales de contención de la psique, con marcada» tendencia a la
escisión. Estos caracteres se observan en el tipo esquizoide que ya mencionamos.
Insistimos una vez más en que estos tipos temperamentales, la generalidad de las veces, no son
absolutamente puros. En efecto, en la formación del temperamento intervienen múltiples factores,
a los que se agregan caracteres propios de diferentes tipos temperamentales, lo que convierte en
ardua y compleja la tarea de ordenar en un casillero la gran variedad de temperamentos.
Ahora bien; a medida que el hombre realiza su evolución en el medio social, se multiplican
extraordinariamente las variantes individuales. Es decir que cada individuo con su base
temperamental debe ser considerado actuando dentro de la matriz, social. Es en el seno de la
sociedad donde se ve obligado a ajustarse a ciertas normas de conducta, reglas y leyes, que la
convivencia social impone y cuya transgresión significa severas sanciones y represiones. El hombre
con su temperamento, tal cual ha sido integrado por lo filogénico y lo constitucional, será sometido
a la obra de amasamiento y modelación mediante las inhibiciones sociales que, poco a poco,
suavizan la brusquedad de sus reacciones, con lo que se va transformando a medida que adquiere
nuevos matices.
Dicha transformación se opera gracias a la indispensable colaboración de la inteligencia, que se
convierte en el artífice de la evolución y progreso de la personalidad humana. A' la inteligencia le
debe el hombre su avance, allanando y superando paulatinamente todas las dificultades. Ella le
permite alejarse de lo material y concreto, hasta alcanzar planos psicológicos tanto más elevados
cuanto más se lo permite el caudal intelectual que posea. De esta manera el temperamento, por
obra de lo social y bajo el acicate de la inteligencia, se transforma en carácter o yo psicológico.
El carácter representa la manera de ser y reaccionar del individuo en el ambiente social donde la
vida lo haya llevado a actuar.
Desde que las definiciones son siempre engorrosas y difíciles, para fijar bien y aclarar los
conceptos consideraremos las diferencias entre instinto, temperamento y carácter, a la vez que
tendremos una visión de conjunto sobre la forma cómo se integra la personalidad.
Ya dijimos que el instinto o yo filogenético pertenece a la filogenia y es común a la especie, es
decir carente de individualización. Con el nacimiento y la iniciación del funcionalismo somático surge
el temperamento o lo fisiológico, con lo que se .origina Ja individualización; el temperamento
representa la manera de ser del individuo según la forma como reacciona el instinto de acuerdo con
las características somáticas. A su vez el carácter representa la forma de ser y reaccionar del
individuo dentro de la matriz social y de acuerdo con su capacidad intelectual; es decir que, el
carácter es la resultante de todo lo temperamental amoldado y sujeto a la nueva situación que la
sociedad le impone.
Por lo tanto, el temperamento es, por así decir, más rígido, toda su energía se manifiesta bajo la
forma impulsiva, que es la típica expresión del instinto. El carácter, en cambio, es mucho más sutil
en sus manifestaciones, de reacciones más suaves, desde que se hallan sujetas a la supervisión de
la inteligencia que las reprime enérgicamente. Por esta razón es que, cuanto más caudalosa sea la
inteligencia de la persona tanto más numerosos serán sus matices caracterológicos, que se
multiplican en el campo espiritual.
Paso a paso hemos seguido la forma como se integra la vida psicológica hasta adquirir el más
alto grado de individualización, que culmina con la noción de personalidad. La personalidad humana
constituye una totalidad, que resulta de la integración de diversos factores de diferente procedencia
que, por la conjunción de sus características, contribuyen a que la misma adquiera el más alto grado
de diferenciación. Cada uno de esos factores que integran a la personalidad, se suman, se
complementan y se compenetran entre sí, resultando de ello una unión indisoluble. Su separación
sólo se concibe con la desintegración y la muerte de la personalidad.
Gracias al extraordinario grado de individualización, cada persona es consciente de que
constituye una entidad inconfundible en el mundo en que vive y del que forma parte, pero, según
se lo transmite la noción de individuo, gozando de completa autonomía, con lo que se coloca frente
al mundo y no como involucrado en un todo común con él. Esta misma noción da, a cada persona,
conciencia de que es diferente de las demás, como asimismo de que las restantes personalidades
son diferentes entre sí, a pesar de las numerosas similitudes que existen entre ellas.
Los factores que confieren las características individuales son de dos órdenes: físicos y psíquicos.
En el orden físico hay que tener en cuenta a todos aquellos caracteres que permiten y facilitan la
identificación física de una persona, entre los que los rasgos fisonómicos se adjudican el papel de
mayor importancia. También los defectos físicos se deben tener en cuenta para establecer
características personales, ya sean defectos congénitos o adquiridos en el transcurso de la vida por
alteraciones patológicas o traumáticas que dejan rastros indelebles.
Los caracteres de orden psíquico son los que presentan mayor interés, desde que son los que
dan la expresión más acabada de la personalidad. Deben ser considerados, en este orden, todos los
elementos y rasgos de naturaleza psicológica que conocemos; todo lo instintivo que se amalgama
con lo temperamental para formar el núcleo primitivo sobre el que se afirma la personalidad
definitiva. Ésta se moldea en el ambiente social, adquiriendo la múltiple facetación caracterológica,
con tantas más variantes psicológicas cuanto' lo permita la capacidad intelectual. La inteligencia
facilita la evolución del individuo, mediante los impulsos procedentes del núcleo instintivo activoafectivo, gestor de todos los deseos, inclinaciones y tendencias de la personalidad.
Del análisis de lo expuesto surge nítidamente un doble aspecto de la personalidad: 1) El primer
aspecto está dado por todo aquello que el sujeto posee en potencia cuando nace, es decir lo
instintivo y temperamental exento de toda elaboración que lo modifique. Es lo que se conoce por
personalidad estática. 2) El segundo aspecto se evidencia cuando la misma personalidad inicia su
evolución dentro de la matriz social. Es lo que se ha llamado personalidad dinámica.
La trayectoria que el individuo efectúa en el medio social, es lo que el Prof. Gonzalo Bosch llamó
arco biológico evolutivo e involutivo de la personalidad humana. El recorrido de ese arco biológico
comienza con el nacimiento cuando el individuo, abandonando la matriz humana, pasa a la matriz
social; en su transcurso se suceden diversas etapas.
1º) La primera etapa abarca el período que corresponde a la primera y segunda infancia. Durante
ese tiempo el niño crece realizando el acopio de conocimientos, hasta donde se lo permita el grado
de desarrollo alcanzado y el caudal de su inteligencia.
2º) La segunda etapa corresponde a la pubertad y la juventud. Durante la misma continúa la
adquisición de conocimientos en gran escala, ya sea en el campo del estudio, como en el aprendizaje
de los oficios y tareas a que el hombre se dedique. No debemos olvidar que durante esta etapa
acontece un hecho de gran trascendencia y proyección en la vida de la personalidad: la iniciación de
la vida sexual por impulso de una nueva actividad de las glándulas genitales, con intensa repercusión
en la afectividad y la actividad general del ser. Durante las dos primeras etapas de la vida, la memoria
es la función intelectual que se muestra más activa. Esto se explica por la copiosa captación y fijación
del bagaje de conocimientos, de orden general primero y especializados después, según sean las
actividades hacia las que el individuo se incline.
3º) La tercera etapa corresponde a la edad adulta, cuya importancia reside en la reproducción y
perpetuación de la especie. Es, además, la época de la madurez psíquica que se traduce en una
fecunda producción intelectual y material y en el máximo rendimiento útil del individuo. En este
período la función intelectual de mayor actividad es la imaginación que participa de todas las
elaboraciones, ya sea en el campo intelectual puro como en todos los órdenes de la actividad
humana.
4º) La etapa del climaterio que a semejanza de la pubertad, constituye un período de transición.
Con él se inicia la curva descendente; al comienzo casi imperceptible va jalonando invariablemente
la marcha involutiva de la personalidad. Físicamente se inicia el apagamiento de la sexualidad que
se extinguirá en un plazo muy variable de una persona a otra. Simultáneamente, en el orden
psíquico se inicia el período del reposo espiritual y de la reflexión serena, sin que en ningún
momento se perciba déficit mental. A esta altura de la vida se alcanza la más completa madurez
psíquica par la suma de los conocimientos adquiridos y las experiencias pasadas en el transcurso de
la vida. El juicio es la función más activa.
5°) La última etapa del recorrido es la vejez. Decir vejez equivale a involución psíquica y física de
la personalidad, que progresa irremediablemente hasta la muer*e del hombre el cual abandona la
"matriz social" para pasar a la matriz cósmica.
Además, debemos tener presente que, durante el transcurso de toda la existencia, la
personalidad se mantiene invariable, siempre igual a sí misma, a pesar de los cambios
caracterológicos que imprima la evolución y del deterioro físico que el andar del tiempo pueda
acarrear. La memoria es la que permite conservar esta integridad de la personalidad al establecer
el nexo entre el pasado y el presente. Es gracias a ella que el hombre mantiene la unidad y
continuidad de su pequeño mundo, sintiéndose siempre el mismo en cualquier momento de su
existencia.
Avanzando en nuestro estudio en busca de una acertada definición de la personalidad, repetimos
que somos conscientes de las dificultades con que se tropieza, pero confiamos en que, concretando
en una definición los conceptos vertidos, se podrá tener una noción más acabada de la esencia
misma del hombre.
Ante todo consideramos a la personalidad como la resultante de la conjunción de diversos
factores, que configuran distintos aspectos de la misma.
1º) El aspecto físico, en el que se involucran las características fisonómicas que la herencia
transmite al individuo más lo adquirido, en el orden somático, durante el transcurso de la existencia.
Estos caracteres permiten la individualización física de cada persona por rasgos particulares, que las
hacen inconfundibles entre sí. Como prueba de esta afirmación recordamos la identificación
personal por las impresiones digitales, cuya repetición aún no se ha dado.
2º) El aspecto -psíquico-anímico de la personalidad, proporcionado por el núcleo instintivo,
común a todos los hombres y trasmitido por la herencia filogenética.
De allí surge la primitiva fuente de la afectividad del individuo, fuente donde se vierten las
tendencias, inclinaciones, deseos y emociones que alimentan la vida afectiva y la conducta del
hombre. En ese punto se hace bien notorio el ensamble de lo físico con lo psíquico, debido a la activa
participación del fisiologismo somático que actuando sobre la fuente instintiva activo-afectiva le
imprime características particulares. Esto determina la creación de un estado afectivo de orden
general, a la manera de una pantalla panorámica receptora de los estímulos e impactos de la vida
de cada ser, y que al mismo tiempo, da el grado y carácter de la reacción que aquéllos provocan.
Esta influencia es recíproca; es factible comprobar la extraordinaria importancia que todo lo
psíquico tiene sobre lo somático, reciprocidad que obliga a admitir la correlación entre lo psíquico
y lo somático, asegurado por una doble corriente: la psicosomática y la somatopsíquica. En esta
correlación desempeña, indiscutiblemente, un papel de importancia el sistema vegetativo
neuroendocrino, que domina en este campo de la personalidad humana.
Como consecuencia de la compenetración psicofísica con todas sus correlaciones se establece el
humor o estado de ánimo habitual del individuo, lo que representa en última instancia el
temperamento, que no es otra cosa que el aspecto psíquico-anímico de la personalidad. Esta vida
anímica es regida por los centros nerviosos hipotalámicos que tienen bajo su dependencia la vida
de los órganos que aparece como una actividad subconsciente, pero que, en cualquier momento y
por diversas circunstancias, puede hacerse súbitamente consciente ocupando el campo de la
actividad psíquica superior.
3º) El tercer aspecto de la personalidad, el de mayor jerarquía, es el que llamaremos: psíquicoespiritual y que concierne al plano espiritual.
En este nuevo aspecto surgen en primer plano la inteligencia, verdadera esencia del hombre,
única capaz de jerarquizar a las funciones psíquicas superiores: conciencia, juicio, razón y creación,
que hacen del hombre el ser superior de la tierra.
No existe nada más abstracto que la inteligencia en el conglomerado de factores que concurren
a integrar la personalidad y que gravite en forma más destacada para dar un sello definitivo a la
misma. En efecto, cuando nos referimos a la inteligencia de un individuo determinado no nos es
posible desligarnos del concepto de personalidad. Nunca tendremos un concepto acabado de aquél
mientras no podamos aquilatar su caudal intelectual, de lo que deducimos que, si bien todo es de
un valor incalculable en la psique, la inteligencia es soberana sobre todos los factores que la
integran.
Por estas razones nuestro criterio nos inclina a pensar que la definición de la inteligencia engloba,
en parte, a la definición de la personalidad. Siguiendo a Stern podemos decir: "la inteligencia
permite la solución de cuanto problema o situación nueva se plantean al individuo". Agregaremos
que la inteligencia constituye un núcleo que se incrusta en la personalidad, con la que forma un todo
único y a la que modela con características particulares que le confieren individualidad. La
inteligencia impregna toda la psique, estimula la evolución del individuo que, poco a poco, supera
todos los planos hasta alcanzar los más elevados, a medida que se aleja de lo concreto y adquiere
mayor autonomía cuanto más aumenta su radio de acción. Merced a esa evolución es como la
personalidad humana llega a la conquista de la autoconducción y de la autodeterminación, porque
la inteligencia le confiere una comprensión y una crítica lógica, rectoras de una moral y una conducta
que facilitan su libre desplazamiento en el ámbito social.
La inteligencia interviene activamente en todas las manifestaciones de la vida superior o
espiritual del hombre, compenetrándose tan íntimamente que resulta imposible deslindar lo que es
la personalidad de lo que es la inteligencia, al extremo que pensamos que al decir: esta inteligencia,
decimos: "esta personalidad". Dicho con otras palabras, la inteligencia es la que nos facilita la vida
psíquica superior, porque involucra las tres capacidades que generan y rigen toda la vida psíquicoespiritual del hombre: capacidad de comprensión, de crítica y de creación.
a) La comprensión nos permite la adquisición de los conocimientos, ya que antes de ser
asimilados deberán ser comprendidos, primer paso hacia la correcta elaboración intelectual. La
inteligencia hace entrar en actividad y se vale de funciones psíquicas como la atención, la
sensopercepción y la memoria para comprender. En realidad percibir es comprender. Merced a la
elaboración intelectual de la comprensión un objeto captado por la sensopercepción en su forma
adquiere, con los datos que por asociación aporta la memoria, los atributos o cualidades que sirven
para su individualización, con lo que se tendrá una idea o concepto definitivo del mismo. Así se va
integrando el capital cognoscitivo, tanto para las cosas concretas como para las abstractas.
La comprensión es un fenómeno intelectual complejo que sólo se lleva a cabo con la participación
y contribución de toda la psique. En efecto, la comprensión de un hecho o situación nueva sólo se
logra mediante la comparación con los elementos de nuestro conocimiento almacenado, proceso
que nos permite valorar lo nuevo al relacionarlo e identificarlo con el material anteriormente
asimilado.
b) Para lograr la correcta comprensión es necesaria la participación de otra de las
manifestaciones de la inteligencia: la capacidad de crítica.
El juicio o crítica actúa relacionando, identificando, comparando y valorando, lo que le permite
aceptar o rechazar cada uno de los conocimientos que son sometidos a su revisión y llegar a una
conclusión cabal entre los diversos conceptos. Como el juicio ordena y adapta los conocimientos
según la capacidad del individuo, el valor de los juicios se convierte también en una característica o
sello de la personalidad. Ésta es la razón por la que un conocimiento se nos muestra bajo distintos
aspectos, de acuerdo con los diversos juicios a que ha sido sometido; en efecto, es imposible
encontrar a dos personas con coincidencia total de juicios y pensamientos, de lo que resulta la
dificultad para obtener acuerdo entre los hombres.
En definitiva, todo el material del conocimiento, para ser asimilado, debe ser previamente
supervisado por el juicio que, al elaborarlo, conduce a su comprensión.
c) Finalmente, la inteligencia culmina por la capacidad de creación. La imaginación creadora es
una función psíquica superior; ella puede crear nuevos conceptos mediante el manejo de los
conocimientos que forman el acervo intelectual personal.
La creación interviene en todos los órdenes de la actividad humana, desde el juego de los niños
hasta las obras más grandiosas y los pensamientos más elevados del ingenio humano.
Como la comprensión, la creación tampoco trabaja independientemente, su íntima colaboradora
es la crítica que, al arribar a una conclusión, acepta o rechaza lo creado. La crítica se convierte por
ello en un elemento de primordial valor para la psique, puesto que controla no sólo aquello que
debe adquirirse desde el exterior, sino también lo que elabora la imaginación creadora.
A poco que nos detengamos a cotejar valores entre ambas formas de elaboraciones,
intelectuales: comprensión-crítica y creación Critica, se comprenderá la mayor importancia de la
segunda. La creación evidencia el vigor intelectual, patrimonio de cada individuo. Según sea ese
vigor, es decir, condicionada por los respectivos caudales intelectuales, la evolución de las personas
se detiene a distintos niveles. Esa variedad de valores se extiende desde las personalidades que sólo
están capacitadas para desempeñarse en los niveles más bajos, no pasando del plano de lo concreto,
hasta las capacidades para las creaciones geniales. La suma de todas estas capacidades nos
permitirá aquilatar el potencial intelectual del individuo.
Tras este breve estudio llegamos a la conclusión de que, en el aspecto psíquico-espiritual,
corresponde a la inteligencia dar caracteres definitivos a la personalidad. Mediante su actividad,
que rige todo el funcionalismo psíquico superior, el hombre penetra en el campo de la conciencia y
en el mundo de lo consciente.
La conciencia es la resultante de la actividad psíquica en cada instante de la vida; hace posible el
conocimiento de nuestra propia personalidad y del mundo que nos rodea. Gracias a ella tenemos
noción de una situación especialísima y muy personal que ha sido llamada: estado de conciencia.
Por ese estado somos conscientes de nuestra personalidad y de nuestra posición frente al mundo
en cada instante del acontecer psíquico.
El estado de conciencia es de extraordinaria y constante movilidad, jamás permanece estático,
debido, sobre todo, a las continuas modificaciones que produce la sensopercepción con sus
múltiples y variables captaciones durante la vigilia. Podríamos decir, para aclarar el concepto, que
la conciencia hace las veces de gabinete de trabajo de la psique; a ella llega para ser sometido a las
elaboraciones psíquicas pertinentes, todo el material recogido por la sensopercepción así como el
aportado por la memoria y la imaginación. En ella se hacen conscientes todos nuestros conocimientos, todos nuestros estados afectivos bajo la forma de sentimientos y pasiones, y todos los
actos que condicionan nuestra conducta. Por lo tanto, la conciencia no es otra cosa que el registro
permanente de toda la existencia de la persona.
Si recordamos que el mundo de la actividad subconsciente, regido por los centros de la vida
vegetativa puede, en determinadas circunstancias, caer en el campo de lo consciente,
comprenderemos que en la conciencia no sólo se hace consciente la vida psicológica sino también
la vida orgánica. Estas experiencias son las que transmiten al hombre una perfecta noción del yo y
de su orientación tempero-espacial, por lo que, gracias a la conciencia, el hombre sabe que existe,
quién es, dónde está, qué momento vive, qué piensa, qué desea y qué hace.
Para terminar y antes de definir a la personalidad, corresponde destacar que el hombre no es
simplemente instinto y soma; constituye una entidad mucho más compleja. En efecto, por sobre lo
físico e instintivo existe algo mucho más elevado, de gran jerarquía y sutileza, que se revé- la en su
conciencia, en su razón y en su inteligencia; el hombre es, en definitiva, cuerpo, mente y espíritu.
Nuestro concepto definitivo de la personalidad lo expondremos en la siguiente definición:
"La personalidad humana es la resultante de una compleja conjunción de factores y disposiciones
que la herencia ancestral transmite a la especie, los que amalgamados a los caracteres somáticos
constituyen la unidad psicofísica sobre la que asienta la inteligencia, que la impulsa a la evolución
psíquicoespiritual, alcanzando, merced a la crítica y la razón, el ámbito de lo consciente, la
autoconducción y la autodeterminación".
PSICOPATOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD
Considerar a la personalidad humana desde el punto de vista de la psicopatología, presupone
tener en cuenta dos aspectos diferentes.
1º) En primer término consideramos todos los factores y disposiciones que, con sus variantes,
concurren a la integración de la personalidad, o sea todo lo concerniente a lo instintivo, lo
temperamental, lo caracterológico y ambiental, con el agregado de lo que atañe a la inteligencia.
No interesan, bajo este aspecto, las pequeñas variantes que individualizan y distinguen entre sí a las
personas, sino las grandes variantes que dan lugar a la formación de tipos patrones bien definidos,
que, sin llegar a ser netamente patológicos, tampoco encajan dentro de los límites de la normalidad.
A estos tipos debemos abarcarlos con la denominación general de: defectos constitucionales de la
personalidad; a ellos pertenecen las personalidades psicopáticas.
2º) En el segundo aspecto se consideran las alteraciones patológicas propiamente dichas de la
personalidad, las que pueden ser transitorias o producir modificaciones indelebles, pero que, en
todos los casos aparecen con caracteres inexistentes hasta el momento de su manifestación. Estas
modificaciones patológicas pueden darse en cualquier persona, tenga o no una característica
psicopática, es decir, que se trata de procesos patológicos de los que nadie se encuentra exento.
Reservamos para estos casos la denominación de "alteraciones patológicas de la personalidad".
Defectos constitucionales de la personalidad: personalidades psicopáticas
Corresponde aclarar, en primera instancia, que no existe, hasta ahora, ninguna clasificación
definitiva sobre las personalidades psicopáticas, al extremo de que cada autor tiene la suya propia.
En consecuencia, nosotros presentaremos sucesivamente, y por orden de importancia, las principales personalidades psicopáticas por todos conocidas, nítidamente diferenciables e
inconfundibles en la gama infinita de las mismas. Por otra parte, aclaramos que estos tipos patrones
tampoco se encuentran en ab- soluto grado de pureza. Lo corriente es comprobar que, junto a un
determinado tipo patrón, interfieren y se superponen rasgos o caracteres que pertenecen a otros
tipos. De esta manera, las variantes se multiplican en forma exuberante haciendo imposible la
clasificación de todas ellas, tanto más si recordamos la gran importancia del caudal intelectual en el
sentido de imprimir innumerables matices a la personalidad.
A continuación estudiaremos las diversas personalidades psicopáticas, con especificación de los
rasgos que denuncian a cada una.
1º) PERSONALIDAD INSTINTIVA:
Las manifestaciones instintivas son, normalmente, propias de todas las personas, cualquiera sea
su grado de evolución. Pero, corrientemente, los actos instintivos predominan en los primeros años
de la vida, cuando recién se inicia la evolución del individuo, y en las personas que padecen una
detención del desarrollo psíquico. En estas últimas, la pobreza intelectual dificulta las inhibiciones
corticales, que en condiciones normales, someten a su elaboración y control a los actos instintivos.
Por obra de dichas inhibiciones, las manifestaciones del instinto son frenadas en sus reacciones
violentas; se suavizan, se moderan o transforman.
Sabemos que el instinto, con sus numerosas expresiones, tiene bajo su égida a todos los
mecanismos que rigen la vida subcortical o vegetativa, que vela por la integridad y conservación del
individuo y de la especie. Su forma de reaccionar es siempre automática, lo cual se explica porque
los mecanismos psicológicos y motores ya están perfectamente diferenciados desde el nacimiento.
Cuando el instinto desencadena su mecanismo con toda su violencia, sin la intervención psíquica
superior, su acción es conocida con el nombre de impulso o acto impulsivo.
Las personalidades en las que los actos impulsivos son irrefrenables e incontrolados son las que
llamamos: personalidades instintivas. Pertenecen a este grupo todas aquellas personas que tienen
cierto grado de insuficiencia en su evolución, y que, por su escaso vigor mental, se descontrolan con
suma facilidad. Descartamos de este grupo a los oligofrénicos profundos, que pertenecen al campo
de la patología. Los impulsos que padecen estas personalidades responden siempre a la
especificación del instinto; por esa razón son siempre iguales a sí mismos, lo que implica los mismos
movimientos, con el empleo de los mismos grupos musculares y, por ende, participando siempre
las mismas vías motoras.
Muchas veces ocurre, en estas personalidades, que el impulso no responde con exactitud a lo
que imponen las necesidades instintivas. El instinto se presenta, entonces, modificado en su esencia,
cambiado en sus actos específicos, empleando movimientos y vías motoras que no son las usuales,
por lo que los actos impulsivos resultan totalmente anómalos. Estas perturbaciones son las que se
conocen con el nombre de perversiones instintivas.
Las perversiones instintivas se pueden observar en todas las manifestaciones del instinto. Entre
las más frecuentes del instinto de nutrición figuran:
1) MALACIA: es el impulso de comer alimentos de una manera anormal, realizando mezclas
extrañas, con el agregado del empleo excesivo de condimentos raros. Se ha pensado que, en algunos
casos, pueda deberse a una carencia de vitaminas, respondiendo el instinto de nutrición con una
reacción anormal. Salvo estos casos, la malacia se halla en personalidades normales, como ocurre
con algunos histéricos.
2) PICA: perversión del instinto de nutrición, cuyo impulso lleva a la ingestión de substancias no
alimenticias, cuerpos extraños, tierra, tinta, papel, etc. Esta perturbación la hallamos en los
frenasténicos y dementes; en estos últimos por la debilitación psíquica.
3) COPROFAGIA: es una variedad de la anterior; el cuerpo extraño que se ingiere es el
excremento. Tanto la pica como la coprofagia pueden observarse en los niños pequeños no
oligofrénicos.
4) BULIMIA: el individuo se ve impulsado a ingerir alimentos con extraordinaria glotonería, en
forma desenfrenada, sin reparar en lo que ingiere, aunque se trate de alimentos en mal estado de
conservación. Es frecuente en los oligofrénicos y dementes.
5) DIPSOMANÍA: perversión que se manifiesta por el impulso irrefrenable de beber gran cantidad
de alcohol, ya sea puro, en distintas bebidas o en cualquier substancia que lo contenga.
Nos ocuparemos a continuación de las numerosas y frecuentes perversiones del instinto sexual:
1) SADISMO: la perversión instintiva se manifiesta por la impulsión irrefrenable a infligir
sufrimiento a la pareja, condición indispensable para obtener satisfacción sexual. En ocasiones, el
sufrimiento físico es reemplazado por actos que significan el avasallamiento, humillación y sumisión
de la pareja en el acto sexual, tal como orinar y excrementar sobre quien ha de ser instrumento de
goce sexual.
2) MASOQUISMO: caso inverso al anterior; la condición previa para obtener satisfacción sexual,
es la autolesión y el autosufrimiento.
3) EXHIBICIONISMO: aberración del instinto sexual que consiste en el impulso a descubrir y
exhibir los órganos genitales y zonas erógenas. Suele observarse en las personalidades instintivas y
en las psíquicamente debilitadas por el comienzo de un proceso demencial. Evidencia incapacidad,
timidez o temor de acercarse al sexo opuesto; esta dificultad, al desviar la acción instintiva normal,
induce a buscar, mediante la exhibición, la atención del sexo opuesto, lo que suele bastar para
obtener goce sexual, con frecuencia estimulado con la masturbación.
4) FETICHISMO : el instinto se satisface mediante el impulso que conduce a apoderarse de
prendas, objetos y pertenencias de la persona deseada. Esta perturbación es casi exclusiva del sexo
masculino. Entre los objetos que más frecuentemente desencadenan el orgasmo y satisfacción
sexual figuran los cabellos y prendas de vestir.
5) BESTIALISMO : La aberración consiste en el impulso al coito con animales. Es de observación
frecuente en los oligofrénicos a los que la insuficiencia los incapacita en su acercamiento y en sus
relaciones sexuales normales.
6) NECROFILIA: perversión que impulsa a la obtención de satisfacción sexual con cadáveres. No
sólo se refiere a la violación sexual de los mismos, sino también a diversas maniobras realizadas con
tal fin.
7) HOMOSEXUALIDAD: Es la perversión que impulsa a efectuar maniobras erotizantes y al coito
homosexual. Recordamos que el homosexual puede ser activo, pasivo, o con frecuencia, ambas
cosas a la vez.
Las perversiones del instinto gregario o social se manifiestan bajo las siguientes formas:
1) CLEPTOMANÍA: es la impulsión al robo, que se efectúa sin necesidad alguna y en forma
descontrolada.
2) IMPULSIÓN HOMICIDA: que puede observarse en algunos casos de psicosis epilépticas. Esta
agresión se produce en los estados crepusculares por estrechamiento de la conciencia.
3) IMPULSIÓN SUICIDA: que se observa en los melancólicos. En estos casos la perversión
instintiva se debe al sentimiento catastrófico que embarga a estos enfermos y que llega hasta la
anulación del deseo de vivir, que es el instinto mismo.
4) PIROMANÍA: es la impulsión incendiaria. Frecuente en los epilépticos, en cuyos estados
crepusculares se producen las agresiones gregarias descontroladas.
5) DROMOMANÍA: impulsión a la fuga; propia también de los epilépticos.
Para terminar recalcamos que, en las personalidades instintivas se pueden observar todas las
manifestaciones impulsivas del instinto y sus perversiones.
2º) PERSONALIDAD PARANOICA:
La personalidad paranoica tiene su raíz en la disposición activo-afectiva que Delmás y Boíl
denominaron avidez. Esta personalidad psicopática reviste gran importancia, no sólo por su
frecuencia sino por la gran difusión e interferencia de sus rasgos en otras personalidades, a las que
imprime caracteres especiales. Estudiaremos a continuación los caracteres que configuran a la
personalidad paranoica.
1) En primer término, es digna de mención la sobrevaloración. El paranoico manifiesta siempre
una gran propensión a la sobreestimación de sí mismo, revelando en esa forma la hipertrofia del
"yo", que lo lleva a sentirse superior a los demás en todos los órdenes de cosas y de ideas. Poseedor
exclusivo de la razón y de la verdad, sus razones son las únicas valederas; lucha por ellas y trata de
imponer sus ideas con denodado empeño. El sentimiento de sobrevaloración, que lo hace sentirse
el único ser capaz, indispensable e insustituible, se exalta a medida que desestima el valer y los
méritos de sus semejantes, que actúan en su mismo medio social. Esta sobreestimación desmedida
del "yo" es la expresión más acabada de la avidez enfermiza que embarga a la personalidad.
2) Se destaca también por un intenso sentimiento de amor propio, que se halla en directa
dependencia o, mejor aún, íntimamente ligado a la sobrevaloración. En efecto, toda persona que se
sobreestima es necesariamente orgullosa.
3) El paranoico es muy susceptible. Muestra marcada tendencia a relacionar con su persona
cuanto acontece en su derredor- es excesivamente quisquilloso.
4) Dada su manera de ser y de actuar provoca continuos conflictos. Su idiosincrasia le acarrea
dificultades en el medio en que se desenvuelve, y como se trata de un inadaptado social se procura
eludirlo y evitar su contacto, para alejar las molestias que ocasiona; al final se le excluye y se le aísla.
5) Como corolario, arraiga en el paranoico un "sentimiento de disconformidad" nacido de la
insatisfacción que le produce la disparidad entre lo que íntimamente apetece y lo que la realidad
ambiental le brinda.
6) Marcado sentimiento de desconfianza. Como resultado de la comprobación de que se le evita
y ante la evidencia de que las circunstancias y las personas no le son favorables desconfía de todos
y atribuye a sus semejantes sus desazones e inconvenientes.
7) En definitiva, la personalidad paranoica se caracteriza por su tendencia dominante y
batalladora, por un intenso deseo de luchar por la imposición de sus razones y de dominar en todas
las situaciones de la vida.
Estas personalidades presentan un rico panorama afectivo de predominio displacentero, debido
a que se destacan en ellas los sentimientos egoístas. La sobrevaloración y la gran egolatría son una
prueba de ello y, en su afán de prevalecer, acarrean para sí mismos y para los demás inconvenientes
y situaciones desagradables que culminan en la disconformidad y el temor, convirtiéndose en
permanentes insatisfechos y displacenteros.
3º) PERSONALIDAD CICLOTÍMICA:
La personalidad ciclotímica tiene también como las anteriores, gran difusión en el género
humano; su característica fundamental son las fáciles oscilaciones del tono afectivo y de la actividad.
De acuerdo con los estudios y conclusiones de Kretschmer, a los que ya nos hemos referido, la
personalidad ciclotímica responde, desde el punto de vista somático, a la constitución pícnica,
denominándose a la constitución psicológica tipo cicloide. Estas conclusiones pueden ser aceptadas
de una manera general, pero de ningún modo en forma absoluta. La coincidencia entre la
constitución morfológica y la psicológica no se puede admitir como una regla fija, pues, si bien es
dado observarla en. algunos casos en muchísimos otros tal coincidencia no se produce.
Según Delmás y Boíl las características psicológicas de los ciclotími-cos tienen su origen en la
preponderancia de la disposición actividad.
La personalidad ciclotímica presenta a considerar dos aspectos fundamentales •-de su
constitución: el de la afectividad .y el de la actividad. Ambas sufren alternativas afines con uno y
otro polo del humor, dando lugar a dos posiciones psicológicas opuestas.
Cuando domina el polo alto del humor, el ciclotímico se presenta alegre y optimista;
acostumbramos a decir entonces que está en más. Cuando, por el contrario, domina el polo bajo
del humor, el ciclotímico se manifiesta triste y pesimista, por lo que decimos que está en menos.
Describiremos por separado estos dos tipos opuestos de ciclotímicos.
1º) Ciclotímicos en más: En este polo del humor, la personalidad se presenta eufórica, satisfecha
y optimista. Es comunicativa y de fácil adaptación al ambiente, rápidamente entra en contacto y se
relaciona con las personas que la rodean; el más insignificante motivo da lugar para entablar
conversación y para franquearse con quien sea y en cualquier circunstancia.
Estos ciclotímicos se caracterizan por ser generalmente de buen carácter y bondadosos, siempre
que en la integración de la personalidad no intervengan elementos perversos. Se vuelcan
totalmente hacia el exterior, son extrovertidos, atrayendo siempre la atención de la concurrencia en
fiestas y puntos de reunión, favorecido todo por la franca ecotimia, que es patrimonio de esta
personalidad. Además son receptores de los estados afectivos de las personas que los rodean,
alegrándose o condoliéndose rápida y sinceramente-; por esta causa, también, infunden su estado
de ánimo a los demás, a quienes parece que: contagian su humor.
Considerada la personalidad ciclotímica desde el punto de vista de su actividad, muestra una
marcada hiper actividad e hiperbulia, que se revela en todas sus manifestaciones. El optimismo,
acoplado a la hiperbulia, convierte al ciclotímico en un sujeto emprendedor, afecto a empresas que,
aún difíciles, nunca lo amilanan; no existe para él el fantasma del fracaso. En efecto, frente a
problemas o situaciones serias adopta una actitud práctica y realista, denotando gran vivacidad y
tomando rápidas decisiones, con clara y exacta visión del rumbo a seguir. Todo converge para crear
un sentimiento que prevalece y domina en el ciclotímico, es el sentimiento de triunfo de que habla
Fierre Janet en el maníaco, pero que, en realidad, es un componente de la personalidad psicopática
cuando está en más.
2º) Ciclotímico en menos: Cuando el ciclotímico está en el polo de la depresión y la tristeza, se
muestra con un aspecto completamente opuesto al anterior. Triste, callado y pesimista. Difícilmente
manifiesta alegría; malhumorado, todo se le torna adverso y todo lo contraría.
La personalidad se muestra apagada, deprimida, embargada por el pesimismo, que es
alimentado por vivencias displacenteras, por temores y presentimientos desagradables. Retraído e
introvertido, siempre ensimismado en sus pensamientos, la vida le presenta su faz menos amable.
Todo este cuadro psíquico se complementa con hipoactividad e hipobulia, que se hace bien
manifiesta por la bradipsiquia con que se realizan las elaboraciones mentales. Personalidad poco
emprendedora y temerosa, vive obsesionada con el fracaso porque prevalece el sentimiento catastrófico que Janet describe en los melancólicos, pero que, en realidad, no es otra cosa que la
exacerbación de lo que ya preexiste en la personalidad, la mayor parte de las veces.
Comprobamos pues, que en la personalidad ciclotímica se encuentran los elementos de dos
estados activo-afectivos opuestos, que oscilan entre la euforia, excitación y optimismo por un lado
y la depresión, tristeza y pesimismo por otro. Estos elementos constituyen los gérmenes
hipomaníacos y melancólicos que se hallan contenidos en la personalidad ciclotímica.
4º) PERSONALIDAD ESQUIZOTÍMICA:
Entre las personalidades humanas, la esquizotímica es de relativa frecuencia, por lo que se le
asigna un lugar preponderante en el estudio de las mismas. Corresponde al tipo constitucional que
Kretschmer aisló bajo la denominación de tipo esquizoide. Este mismo autor habla de la
preponderancia entre. dicha constitución psicológica y la constitución somática que llamó:
leptosómica-asténica. Ateniéndonos al mismo criterio que guía nuestro parecer respecto de la
personalidad ciclotímica, pensamos que, si bien esa coincidencia se observa y debe admitirse, nunca
podrá ser considerada como una regla fija.
Llama preferentemente la atención, en el estudio del esquizotímico, el doble aspecto que
muestran la afectividad y la conducta. Esta doble faz es la que proporciona la noción de división
(esquizo), así como la falta de unidad e integridad, el todo dando la impresión de discordancia, lo
que constituye la característica fundamental de esas personalidades.
La primera faz, la que aflora en el esquizotímico, la más aparente, más superficial y exterior,
traduce el estado de ánimo que despiertan las vivencias nacidas de la posición del individuo frente
al mundo-y al medio social. La segunda faz, presenta el panorama afectivo profundo, supeditado a
las vivencias que despierta su vida interior.
1º) Faz superficial: En sus reacciones afectivas frente al ambiente social, el esquizotímico se
muestra discordante. La generalidad de las veces revela una afectividad obtusa o torpe, de escasa
repercusión emocional, a la que el humor mantiene en permanente oscilación en otras personalidades. Esto no significa que el esquizotímico no pueda experimentar alegría o tristeza, sino que
su capacidad reactiva frente a los estímulos es lenta, torpe e inadecuada a la intensidad de los
mismos, es decir, que no experimenta conmociones bruscas en el humor. De aquí una personalidad
afectivamente inexpresiva y fría.
Otras veces, con menor frecuencia, el esquizotímico manifiesta hipersensibilidad y extraordinaria
riqueza afectiva, con honda repercusión frente a la estimación ambiental. Pero aún así en casos de
intensa tensión emocional, suelen ser incapaces de descargar esa tensión por el llanto o por la risa,
cuya explosión aminora rápidamente la sobrecarga emocional.
Estas características determinan que el esquizotímico se muestre a la sociedad como una
persona de apariencia entre seria y tímida, hosca o reservada; es una personalidad de difícil
adaptación o desadaptada al medio social, no sintoniza con él, es poco sociable y a veces insociable,
huidiza y amiga de la soledad. Quien ostenta la personalidad esquizotímica no participa activamente
en el ambiente social; su tendencia a la introversión y el autismo no condicen con los imperativos
gregarios del instinto.
2º) Faz interior: El aspecto interior u oculto de la afectividad en la personalidad esquizotímica
presenta la misma discordancia que la faz exterior.
Por un lado observamos una riquísima afectividad con notable hiper-sensibilidad, que es
alimentada, la mayor parte de los casos, por sentimientos impersonales. Por esa razón, cuando los
esquizotímicos están dotados de buen caudal intelectual son inclinados al arte, a la filosofía, a los
libros, a la naturaleza y al estudio en general. Estos sentimientos impersonales están en perfecta
concordancia con la tendencia de la personalidad a la introversión y al automatismo, desde que, el
aislamiento predispone al individuo para el intenso desarrollo de su vida interior. Rica vida interior
que no se revela debido a la natural reserva del individuo con respecto a sus sentimientos, los que
sólo pueden ser adivinados a través de la exquisitez de sus producciones.
Desde otro punto de vista la faz interior muestra una franca insensibilidad o anestesia afectiva.
Esta pobreza se hace manifiesta en la exteriorización de sentimientos en el aspecto gregario, es
decir, hacia el prójimo, para quien son fríos e insensibles.
Para terminar con las características de la personalidad esquizotímica, señalamos que sus
manifestaciones afectivas revelan una conducta extraña y muy particular, que contrasta con la
manera de ser y actuar de la mayor parte de las personas. Son frecuentes en ella las extravagancias,
oscilando entre el simple rechazo del ambiente y de los semejantes, hasta la franca hostilidad y las
reacciones exabruptas.
5º) PERSONALIDAD PERVERSA:
La personalidad perversa se caracteriza fundamentalmente por el déficit de la bondad. Es ésta
una de las disposiciones más importantes de que se halla dotada la personalidad humana; su
carencia la hace desaprensiva, malvada y antisocial.
No coincidimos con quienes sostienen que esta personalidad es afectivamente pobre, o bien,
que tiene anestesia afectiva. Según nuestro parecer, cometen el grave error de creer que el perverso
es incapaz de experimentar vivencias afectivas, desde que pueden ser frecuentes en él las
reacciones emocionales de miedo y de cólera. Ambas emociones responden a inclinaciones egoístas
de la personalidad, al egocentrismo surgido del instinto de conservación del individuo. En
condiciones normales, ese egocentrismo instintivo se equilibra gracias al contrapeso que opone la
emoción de afecto o amor, determinada por las inclinaciones altruistas de la personalidad. Éstas
también responden a imperativos del instinto, pero las guía una finalidad más noble y de mayor
alcance, que trasciende los límites -del yo para prodigarse, proteger y sacrificarse por los semejantes, con lo que se asegura la conservación de la especie. Junto a esas inclinaciones altruistas y a la
emoción de amor germina la bondad, que constituye una disposición de inmenso valor que
jerarquiza a la personalidad cuando ésta se halla bien dotada. La bondad representa, en el plano
espiritual, la suma de todas las tendencias altruistas, de todos los sentimientos más acrisolados del
hombre, de aquellos que conciernen a la nobleza del espíritu, a los conceptos éticos, a las normas
de belleza y de convivencia que mantienen la armonía en las relaciones interhumanas.
La personalidad perversa es la resultante de la falta de bondad; se debe a que el ámbito afectivo
de la emoción de amor o sexual queda circunscripto al terreno emocional primario, donde se
descargan las fuerzas instintivas que satisfacen al mandato de la especie. Estas emociones no
trascienden el campo personal psicofísico, desde el momento que sólo son estimuladas por los
apetitos somáticos que el intruso se encarga de avivar. Vale decir que, en estos casos, la emoción
sexual no supera la etapa primaria, no se eleva al plano espiritual, no surgen las inclinaciones
altruistas, faltan los afectos y la bondad cuyo florecimiento tiene lugar, precisamente, cuando la
emoción se intelectualiza para pasar al campo espiritual.
Llegamos así a la conclusión de que la personalidad perversa tiene su panorama afectivo,
pudiendo aceptarse la anestesia únicamente en lo que respecta a la bondad, a los afectos y a la
ética. De un modo general, el perverso sé caracteriza por su tendencia al daño, al mal y a la crueldad.
Esta personalidad debe ser considerada bajo dos aspectos diferentes, según haya o no caudal
intelectual.
Lo más frecuente es observar que la personalidad perversa se encuentra asociada a la oligofrenia.
Se insinúa desde muy temprana edad, mostrando los niños una particular tendencia a molestar y
hacer sufrir a los animales y a otros niños de su misma edad. El niño perverso se muestra
completamente insensible a las súplicas y muestras de dolor, lo que se explica por la carencia de
afectos y de bondad. Jamás experimenta afectos, aun cuando el medio familiar o ambiental pueda
ser pródigo en ellos; asimismo, su comportamiento lo hace incapaz de despertar afectos en otras
personas.
Hay que tener en cuenta que, en los casos en que se asocian perversidad y oligofrenia, los
individuos se hallan incapacitados para discernir entre el bien y el mal, de manera que se convierten
en verdaderos inadaptados sociales. Su actitud es siempre de hostilidad y agresión a la sociedad, no
encontrándose en ellos la más mínima manifestación del instinto gregario, cuya negación
constituyen. Efectivamente, está latente en ellos la agresión a la sociedad, el latrocinio, el crimen y
su inclinación a todas las formas de la delincuencia. No muestran ningún indicio de bondad, de
compasión o condolencia por los sufrimientos que ocasionan a otros seres, tanto a animales como
a semejantes; en cambio nos es dado observar que en todas sus manifestaciones se revela la
crueldad.
Distinto es el panorama cuando se trata de la personalidad perversa dotada de una capacidad
intelectual normal. En este caso, el comportamiento del perverso difiere del anterior porque la
inteligencia le permite la comprensión perfecta de lo que son las normas y leyes sociales, así como
de las buenas costumbres y la sana moral. Sabe que sus actos son censurables y punibles, por lo que
trata de ocultar y disimular sus impulsos hasta que, cuando la oportunidad se torna propicia, el mal
y la crueldad se desatan sin ninguna represión. Sin embargo, a pesar de su disimulo, estos perversos
traslucen su impasibilidad ante el sufrimiento de sus semejantes, su inmutabilidad ante las penas y
las alegrías de los demás, quienes no hallan nunca correspondencia; no se vislumbra en ellos ningún
afecto. No se perturban ante las críticas adversas determinadas por su comportamiento, todo
transcurre ante la mayor indiferencia y despreocupación; únicamente procuran la satisfacción de
sus deseos y la obtención del fin propuesto sin reparar en los medios. La ética, las buenas costumbres, el honor y cuanto pueda significar sentimientos elevados y de superación espiritual, no hallan
eco en su alma. No existiendo bondad, no es posible hallar compasión, caridad ni amor al prójimo;
hay una total carencia de afectos, aún en el orden familiar. Los perversos son personas estériles y
perjudiciales en el sentido social; son enemigos de la sociedad, sobre la que hacen recaer su
crueldad y los oscuros designios de su personalidad fría y malvada en la que no germinó el amor.
Estas personalidades han sido denominadas por Schneider: fríos de alma, mientras que Kraepelin
los llamó: desalmados. Su actitud indiferente ante las situaciones humanas de mayor dramaticidad
los convierte en seres repudiables y repulsivos. (Locos morales de Ferri.)
6º) PERSONALIDAD HIPEREMOTIVA:
En la personalidad hiperemotiva, que responde a la "constitución emotiva" de Dupré, existe un
marcado predominio de la disposición emotividad, que es la capacidad reactiva emocional de cada
persona frente a las más variadas circunstancias que la vida le depara. Esa capacidad reactiva es
exquisita, más aún, extremadamente exagerada en la "constitución emotiva".
La característica fundamental de la personalidad hiperemotiva es su gran sensibilidad frente a
los estímulos, que le producen siempre una reacción emocional intensa. La reacción es exagerada y
desmedida con relación a la intensidad de la causa que desencadena la emoción, muy a menudo de
una apreciación insignificante. La personalidad hiperemotiva pues, tiene mayor receptividad que las
personas corrientes; en ellas, las emociones surgen con mayor facilidad, presentando
simultáneamente una intensa carga afectiva que les confiere mayor duración y repercusión general.
Parece existir un desequilibrio en los mecanismos psíquicos inhibidores que los incapacita para
frenar las descargas emocionales, provocan do algo así como un descenso del límite normal donde
se producen dichas descargas. Es una forma de inmadurez psíquica de la personalidad hiperemotiva,
debida a una particular fragilidad constitucional que le impide reaccionar adecuadamente ante los
estímulos determinantes de violentos estados emocionales.
Se descuenta por lo tanto que, en estas personas, se presentan con gran intensidad los
concomitantes orgánicos que acompañan siempre a las emociones. Entre las principales
manifestaciones se observan: 1) Una exaltación general de todos los reflejos, por una excitabilidad
particular del sistema nervioso. 2) Una frecuente hipersensibilidad cutánea, con una marcada
hiperestesia. 3) Numerosas manifestaciones somáticas en el orden neurovegetativo. Desde este
punto de vista son muy apreciables los espasmos a nivel de la musculatura lisa. Pagan tributo, en
primer término, los músculos lisos encargados de la motricidad de los órganos del aparato digestivo;
así se observan espasmos a nivel del esófago, del estómago y de los intestinos. Son de gran
importancia también, entre los trastornos neurovegetativos, los de orden vasomotor, como el
enrojecimiento y palidez faciales de acuerdo con el estado emocional imperante.
La observación permite afirmar que la personalidad hiperemotiva, en sus exacerbaciones, no
pasa de provocar estados neuróticos y de organoneurosis; en ocasiones pueden observarse cuadros
delirantes agudos de carácter reactivo.
El hiperemotivo presenta una gran predisposición a la angustia y a la ansiedad, que constituyen
emociones complejas que presentan un doble aspecto a considerar: el físico y el psíquico. En el
plano físico: a partir de un estímulo determinado se desencadena un intenso estado emocional; la
repercusión somática origina espasmos a nivel del tracto digestivo y trastornos vasomotores con
marcados espasmos vasculares, cuyo conjunto son las manifestaciones que subjetivamente
experimenta el individuo, culminando con la sensación de ahogo y constricción precordial hasta
finalizar con el llanto y la descarga ansiosa. Desde el punto de vista psíquico, las características
fundamentales de la angustia y la ansiedad son: temores inciertos e indefinidos, sensación de
amenaza oculta y numerosos presentimientos que conducen al desasosiego, a la intranquilidad e
inseguridad. Como consecuencia el hiperemotivo evita roces y huye de situaciones que puedan
significar una perturbación para su extremada sensibilidad.
7º) PERSONALIDAD MITOMANÍACA:
La personalidad mitomaníaca se caracteriza por su tendencia al engaño, al embuste, a la
alteración de la verdad, culminando con la tabulación y con todo lo que es producto de la
imaginación exaltada.
Los autores franceses Delmas y Boíl han sostenido que en la personalidad mitomaníaca tiene una
exagerada preponderancia la disposición sociabilidad. Según ellos, el exceso de sociabilidad
determina la tendencia a la ficción, al embuste y al menosprecio de la verdad. Sin subestimar esta
opinión, ya que encierra parte de verdad, nosotros pensamos que no se la puede considerar como
única causante de la mitomanía. Una prue ba ya constituyen las numerosas personas con manifiesta
tendencia gregaria, dotadas de un exquisito don de sociabilidad, que no revelan, por eso,
inclinaciones imlomaníacas. Para que esto ocurra se requiere, además de un exceso de sociabilidad,
la presencia de una personalidad de frágil envergadura, evidencia de una particular debilidad
constitucional.
A la personalidad mitomaníaca se ajusta la constitución histérica, en la que el falseamiento de la
verdad y fantasía constituyen hechos frecuentes. La mitomanía, en este caso, facilita al individuo el
encubrimiento de sus faltas y de sus errores, a la manera de la mitomanía de los niños cuando tratan
de disimular u ocultar alguna travesura. Concurre a ello la "gran afinidad que el histérico tiene con
todo lo infantil, con esa etapa de la vida en que el pensamiento, aún no jerarquizado, se encauza
hacia la fantasía y a lo mágico con prescindencia de la realidad. En efecto, llama la atención la gran
facilidad con que estas personalidades truecan y confunden el plano objetivo con el subjetivo, lo
que explica la frecuencia con que reemplazan, mediante representaciones imaginarias, la realidad
apetecida y se entregan al ensueño y la fabulación.
En términos generales, la personalidad mitomaníaca aparece y se desarrolla junto a una marcada
fragilidad constitucional de la psique. Son personas que, dadas sus precarias condiciones y recursos
naturales, pasan más o menos inadvertidas en el medio social; la mayor parte de ellas se conforma
con su mediocridad, pero algunas, especialmente cuando la autocrítica es menos vigorosa, recurren
a la fantasía y al mito para obtener cierta notoriedad y dar realce a su pobre personalidad. Se alejan,
así, del plano objetivo y buscan auxilio en el subjetivo; dando rienda suelta a la imaginación y a la
fábula viven complacidos, aunque sólo sea en forma transitoria y fugaz, sus apetencias e íntimos
deseos insatisfechos. En procura de estas satisfacciones baladíes urden episodios y situaciones
emocionales que protagonizan con gran teatralidad, llegando a representar algunas farsas con tal
realismo, que hasta ellos mismos se sugestionan y las viven como si fuera realidad. En esa forma
consiguen atraer la atención y convertirse, circunstancialmente, en motivo de interés para el mundo
que los rodea; con esto su vanidad se ve, en parte, satisfecha.
El mitómano llega al falseamiento de la verdad por caminos diversos. La mayor parte de las veces,
busca, en el engaño y en el embuste, una finalidad útil. Esta finalidad puede ser: 1) el deseo de
destacarse en el ambiente en que actúa, es decir, en su medio familiar y social; 2) la necesidad de
ocultar una falta o un error que mediante la fantasía y la fabulación, pasan inadvertidos a un plano
secundario; 3) el deseo de atraer la atención de determinadas personas, exteriorizando y revelando
sentimientos ignorados; 4) realzar y dar notoriedad a su persona creando una fábula que viven con
intenso realismo.
En todos los casos, las vivencias creadas en el plano subjetivo escapan a la crítica lógica debido a
que el juicio se desvía de su elaboración normal. Dicha desviación es condicionada por la exaltación
afectiva que favorece las tendencias e inclinaciones de la personalidad, las cuales dificultan la
discriminación entre lo real y lo fantástico. Esta falla crítica, en el mitómano, hace posible la
diferenciación entre la fábula y la mentira simple y común, perfectamente controlada. Es decir, que
la mito-mania escapa en parte al severo control del juicio, por lo que se asemeja mucho a los delirios
imaginativos y de los que se diferencia por la mayor desviación judicativa y la total imposibilidad de
rectificación. (Delirio de imaginación; mitomanía delirante) Dupré y Logre.
8º) PERSONALIDAD HIPOFRÉNICA-ASTÉNICA:
Ha sido descripta por el Prof. Gonzalo Bosch, quien la atribuye a un marcado predominio de una
disposición natural que él denomina: fatigabilidad.
La característica fundamental de esta personalidad psicopática es su fácil agotamiento desde el
doble punto de vista físico y psíquico. Se trata de personas que nacen con una franca meiopragia
constitucional que determina una marcada tendencia a la fatiga y a la astenia. Se debería a una
labilidad especial en el equilibrio del funcionalismo biopsíquico que, frente a determinados
estímulos, rompería ese equilibrio produciendo una debilitación global.
Esta personalidad es la que predispone, en presencia de los estímulos mencionados, a los estados
demenciales simples.
Alteraciones patológicas de la personalidad
Se incluyen en el epígrafe todas aquellas perturbaciones que comprometen la estructura e
integridad de la personalidad, dando como resultado la aparición de caracteres nuevos, de índole
patológica, que modifican en mayor o menor grado la personalidad conocida hasta ese momento.
Consideramos a continuación los principales trastornos que pueden afectar a la personalidad.
1º) Pérdida de la personalidad: La pérdida de la personalidad, también conocida por destrucción
o ruina de la personalidad, es una alteración bien ostensible por su objetivación y por lo grosero de
sus síntomas.
Consiste en el derrumbe y total disgregación del psiquismo por debilitación de los mecanismos
encargados normalmente de mantener su unidad, con lo que rompen su equilibrio y armonía
funcional. Asistimos, frente a este cuadro, a la debilitación y pérdida gradual del vigor intelectual,
con pobreza judicativa cada vez más acentuada, así como la desvalorización de los sentimientos más
elevados y de los conceptos éticos de la personalidad. Cuando hablamos pues de la pérdida de la
personalidad no hacemos otra cosa que enunciar a la demencia.
La pérdida completa de la personalidad sólo se verá en los estados demenciales muy avanzados.
En efecto, mientras exista el más pequeño rastro de memoria, que establezca el nexo entre el
pasado y el presente del individuo la disgregación no será completa y parte de la personalidad se
salvará del derrumbe.
La pérdida de la personalidad es un trastorno que se objetiviza de una manera global es decir
que lo observamos tanto en el aspecto introspectivo o vivencial corno en el extraspectivo o práxico.
En el plano vivencial, cuando el derrumbe no es completo sino parcial, el individuo sufre la falta de
auxilio de la memoria cuando la requieren sus elaboraciones psíquicas, lo que se traduce por fallas
en el transcurso de su acontecer psíquico. Cuando estas fallas son graves los trastornos son más
serios; tal es el caso de la fabulación a la que recurre para subsanar sus lagunas mnésicas,
reemplazando la falta de recuerdos con una fábula que elabora en ese momento.
Desde el punto de vista extrospectivo es posible comprobar objetivamente la decadencia de la
personalidad por los trastornos más o menos serios de la conducta del individuo, que se deben a la
debilitación de las inhibiciones de la corteza sobre los centros subcorticales de la vida instintivoafectiva. Se produce entonces una exacerbación de los rasgos temperamentales y una reminiscencia
de los instintos, que condicionan los trastornos de conducta. Se comprueban, por ejemplo, el
egoísmo exagerado, la avaricia y el exhibicionismo entre otras anormalidades.
Cuando se llega a la pérdida completa del nexo entre el presente y el pasado, por extinción total
de la memoria, la pérdida de la personalidad será profunda y el sujeto sólo vivirá de una manera
puramente vegetativa.
2º) Despersonalización: La despersonalización constituye un trastorno de naturaleza subjetiva,
es decir que, el médico advierte su existencia recién cuando el enfermo lo exterioriza revelándolo
como expresión de un fenómeno vivencial. Este trastorno se traduce por un sentimiento de
extrañeza, consecutivo a la sensación de una alteración profunda de la persona; el enfermo se siente
íntimamente diferente de lo que era antes, quejándose al médico de sentirse otro. Las nuevas y
extrañas vivencias lo llevan a la certidumbre de que algo ha cambiado en él; no reconoce su propio
yo. Esa extrañeza y esa falta de reconocimiento se extienden por igual al aspecto físico y al psíquico
de la personalidad; posteriormente, el enfermo proyecta esas sensaciones y vivencias hacia el
mundo exterior, al que también encuentra extraño para él. Son característicos la extrañeza y
desconocimiento de su propia personalidad física que expresa diciendo: yo no soy quien está aquí;
ésta no es mi mano; yo no soy el que habla, ésta no es mi voz; a tal punto que cuando el enfermo
recurre al espejo, desconoce su propia imagen por encontrarla totalmente modificada.
La despersonalización es un trastorno que se puede hallar en numerosas afecciones mentales;
consideraremos aquellas en que se da con mayor frecuencia:
1) En la melancolía; la despersonalización se hace manifiesta mediante un cambio de carácter
del individuo, que, si bien es notorio objetivamente puesto que todas las personas allegadas lo
reciben, es sobre todo subjetivo, ya que el enfermo experimenta el sentimiento íntimo del cambio
de su personalidad.
Varios son los factores que concurren para provocar la sensación de extrañeza del yo: a) los
trastornos cenestopáticos, siempre de intensa re percusión en los melancólicos, especialmente en
las formas de involución, al extremo que se ha dicho que la melancolía es esencialmente una cenestopatía. En realidad, esto constituye el trastorno fundamental, en pos del cual se escalonan los
restantes signos que configuran el cuadro de la despersonalización en la melancolía, b) El
apagamiento del sentimiento vital, responsable de las ideas de incapacidad e impotencia que
transmiten al enfermo la sensación que ha dejado de ser la persona útil y activa que fue. c) Una
disminución de la sensibilidad general, con una anestesia cutánea más o menos intensa, que
provoca también extrañeza y no reconocimiento del yo; frecuentemente aparecen sentimientos e
ideas nihilistas, llegando a la negación del propio cuerpo, de la vida y hasta del mundo exterior. Estas
manifestaciones de despersonalización derivadas de, los estados cenestopáticos de los melancólicos
pueden, en situaciones extremas, conducir hasta la automutilación. d) Las manifestaciones de
impotencia psíquica, con gran retardo del ritmo y fatiga para las elaboraciones del pensamiento.
2) La despersonalización en los comienzos de la esquizofrenia; se observa con suma frecuencia
al punto que llega a constituir uno de los trastornos que dan fisonomía propia a la enfermedad. Es
de gran constancia y presenta características particulares, el enfermo experimenta, en este caso,
especialmente la sensación -de cambio en el mundo exterior. El sentimiento de extrañeza es
generado por las vivencias anormales que se producen a partir de la ruptura del equilibrio entre el
mundo interno y el externo. Ese desequilibrio nace de las perturbaciones cenestésicas, siempre
presentes, y que aparecen como consecuencia de las alteraciones profundas en el núcleo mismo de
la personalidad. Vale decir que el mundo exterior aparece extraño, como resultado de la proyección
hacia afuera de los cambios que, en realidad, se han producido originariamente en el mundo
interno. Aparecen en segundo término y se suman a lo anterior las perturbaciones del pensamiento,
el que no parece pertenecerle ya íntegramente. Las vivencias desagradables y la consiguiente
extrañeza que le producen las perturbaciones del pensamiento, que el enfermo en su desconcierto
atribuye a influencias exteriores, se conjuran para producir el desconocimiento del propio yo
psíquico y físico pues la sensación de cambio es proyectada, posteriormente, al plano somático. El
mundo exterior, extraño y cambiado, también es desconocido. El enfermo cae, por este mecanismo,
en las interpretaciones delirantes de influencia, al mismo tiempo que, por un mecanismo defensivo,
se refugia en el autismo y la introversión que son las barreras que encierran el mundo
esquizofrénico.
En la época de transición entre la pubertad y la juventud, que es precisamente la edad que
coincide con la del comienzo frecuente de la esquizofrenia, es común observar un esbozo de
despersonalización, que sólo es transitoria y que no traspone nunca los límites de lo normal. Este
fenómeno se explica porque a esa altura de la vida hay una tendencia natural del pensamiento hacia
lo abstracto; abandonando el mundo de lo concreto la actividad psíquica es dirigida hacia temas y
problemas nuevos que hasta entonces no habían requerido la atención del individuo. Si a esto se
agrega la falta de experiencia propia de k edad, se comprende que el adolescente tenga un falso
concepto de superioridad, que lo induce a colocarse en un plano intelectual muy superior a los
demás. Esa tendencia exacerbada en las personas que estudian, las hace caer, algunas veces en
situaciones ridículas o impertinentes que llegan hasta la falta de respeto por los padres y las
personas mayores.
3) Con mucha frecuencia se observa la despersonalización en la psicastenia; afección por la que
los enfermos viven toda una existencia de autocrítica. Constantes críticos de sí mismos, analizan
minuciosamente todos sus actos, hasta los más insignificantes, lo que los conduce al entorpecimiento de la vida natural y fisiológica, cayendo, poco a poco, en la sensación íntima de que sus
actuaciones son puramente automáticas. Existe, en algunos casos, una verdadera extinción o
empañamiento de la personalidad; en ocasiones tienen el convencimiento de llevar dentro de ellos
a una segunda persona que observa todos sus actos.
La despersonalización, pues, se relaciona íntimamente con los trastornos de la cenestesia; en
efecto, la vemos aparecer en todas las afecciones mentales que ostentan, como panorama principal,
una cenestopatía. Debido a tales perturbaciones cenestopáticas, que constituyen el punto de
arranque del sentimiento de extrañeza, los enfermos se sienten ajenos a su propio yo. Dadas las
vivencias desacostumbradas y totalmente nuevas perciben su actuación como completamente
automática y experimentan la impresión de ser simples espectadores de sus propios actos.
3º) Transformación de la personalidad: Trastorno de naturaleza puramente subjetiva, sólo es
conocido por el médico cuando el enfermo se lo revela. Suele encontrarse en el período de estado
de algunas enfermedades mentales y por su causa el individuo tiene la impresión de una total
transformación de su personalidad. Como en los trastornos anteriores también debe reconocerse
entre los factores desencadenantes de estos sentimientos extraños a las perturbaciones de la
cenestesia general, determinantes de vivencias nuevas, extrañas y extravagantes, elaboradas por
un juicio perturbado.
Algunos melancólicos y delirantes crónicos experimentan, a veces, la sensación de que su cuerpo
se ha transformado en piedra, en un metal o en madera. En ocasiones se sienten convertidos en
animales y entonces se comportan a la manera del animal que creen ser. En los delirios de posesión,
el individuo experimenta la extraña impresión de que su cuerpo se halla cohabitado
simultáneamente por dos o tres seres diferentes que lo suplantan. A veces crea insensiblemente
una nueva personalización y se siente transformado en algún personaje conocido.
4º) Desdoblamiento de la personalidad: El desdoblamiento de la personalidad es una
perturbación que consiste en la existencia de dos estados psíquicos diferentes, como si realmente
se tratase de dos personalidades distintas en el mismo sujeto. Esta alteración es de observación
frecuente en la histeria.
Los histéricos caen a menudo en una especie de sueño que dura breves instantes y cuando
despiertan presentan un nuevo estado psíquico muy diferente al precedente. De tristes que eran,
pongamos el caso, se manifiestan alegres y vivaces, muy sensibles y de una imaginación exaltada.
Esto es lo que se llama desdoblamiento o estado segundo, que siempre se instala a continuación de
situaciones desagradables o aquellas en que al individuo le conviene distraer o atraer la atención de
las personas que lo rodean. Se producen así estados de conciencia correspondientes a dos
personalidades diferentes. La personalidad del segundo estado se exterioriza con mucha mayor
vivacidad y riqueza interior que la primera, al mismo tiempo que recuerda todo lo que concierne a
ésta. A continuación se produce un nuevo entorpecimiento, algo así como un sueño pasajero, y el
sujeto vuelve a su condición primitiva con amnesia de todo lo ocurrido en el período de exaltación.
Es una sucesión de fenómenos psíquicos que muestran un desdoblamiento con modificaciones
profundas en el carácter, acompañadas de amnesia; pero siempre persiste un lazo de unión entre
las dos personalidades, ya que, si bien la primera ignora a la segunda, ésta última conoce a la
primera.
RESUMEN
LA PERSONALIDAD HUMANA
Instinto
Núcleo básico de la personalidad. Heredado por la
filogenia.
Definición: Conjunto de apetencias, deseos, inclinaciones y tendencias innatas que permiten la ejecución de actos específicos, comunes a la especie, que
desde el comienzo se realizan con suma perfección sin
requerir experiencia o aprendizaje previo.
Vela por la integridad del individuo y. de la especie.
Constituye el "yo filogenético" o "yo instintivo",
que es heredado.
Clasificación: Instinto de nutrición. Instinto sexual.
Instinto gregario.
Temperamento
"Yo fisiológico".
El temperamento pertenece al individuo; el in tinto
es común a la especie.
Definición: Es el instinto modificado por acción de
lo fisiológico que imprime a sus manifestaciones
determinadas modalidades en directa dependencia del
"sentimiento vital".
Constituciones morfológicas:
 Tipo Leptosómico
 Tipo Atlético
 Tipo Pícnico
 Tipo Displásico.
o Gigantes
eunucoides.
Adiposos
pluriglandulares
y
eunucoides.
Hipoplásicos e infantiles.
Disposiciones activo-afectivas:
 Fatigabilidad
 Actividad
 Bondad
 Emotividad
 Sociabilidad
 Cohesión
 Avidez
Carácter
"Yo psicológico".
Resultante de lo temperamental, amoldado y sujeto al orden social.
Se multiplican los matices y facetas psicológicas
que conducen a la individualización de la personalidad.
Concepto
Concepto
Personalidad
Personalidad estática: Todo lo que se tiene en potencia al
nacer: lo instintivo y lo temperamental.
Personalidad dinámica: Es la personalidad en su evolución
dentro de la matriz social. El recorrido en el arco biológico
evolutivo e involutivo de la personalidad comprende las
siguientes etapas:
1a. primera y segunda infancia.
2a. pubertad y juventud.
3a. edad adulta.
4a. climaterio.
5a. vejez.
Aspectos de la personalidad:
1º) "Físico". Caracteres fisonómicos. Identificación
personal.
2º) "Psíquico-anímico": Núcleo instintivo común a todas las
personas. Fuente de la afectividad. Ensamble de lo físico con
lo psíquico.
3º) "Psíquico-espiritual": Plano espiritual. Inteligencia:
factor da individualización dando caracteres definitivos a la
personalidad.
Definición: Es la resultante de una compleja conjunción de
factores y disposiciones que la herencia ancestral transmite a
la especie, los que amalgamados a los caracteres somáticos
constituyen la unidad psicofísica sobre la que asienta la
inteligencia, que impulsa a la personalidad a la evolución
psíquico-espiritual, alcanzando, merced a la crítica y la razón,
el ámbito de lo consciente, la autoconducción y la
autodeterminación.
PSICOPATOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD
Aspectos
1º) Defectos constitucionales de la personalidad. "Personalidades
psicopáticas".
2º) Alteraciones patológicas de la personalidad.
1º)
Personalidad
instintiva
Defectos
constitucionales o
personalidades
psicopáticas
2º)
Personalidad
paranóica
3º)
Personalidad
ciclotímica
4º)
Personalidad
esquizotímica
Impulsos instintivos Perversiones instintivas.
"Instinto nutrición": Malacia Pica
Coprofagia Bulimia Dipsomanía
Instinto sexual:
Sadismo.
Masoquismo.
Exhibicionismo.
Fetichismo.
Bestialismo.
Necrofilia.
Homosexualidad.
Instinto gregario:
Cleptomanía.
Impulsión suicida.
Impulsión homicida.
Piromanía.
Dromomanía.
a) Sobrevaloración.
b) Sentimiento exagerado de amor propio. Orgullo.
c) Gran susceptibilidad.
d) Crea conflictos al querer imponer sus razones.
e) Sentimiento de disconformidad.
f) Sentimiento de desconfianza.
g) Dominantes y batalladores. Preponderancia de la
disposición avidez.
Preponderancia de la disposición actividad.
Ciclotímico en más: Euforia. Satisfacción, optimismo.
Comunicativos, extrovertidos. Ecotimia; hiperactividad.
Hiperbólicos. Sentimiento de triunfo.
Ciclotímicos en menos: Tristeza, pesimismo, ensimismamiento, falta de vigor, depresión. Retraídos.
Introvertidos.
Tipo esquizoide de Kretschmer. Constitución somática
leptosómica-asténica. Déficit de la disposición cohesión.
Faz exterior: superficial: Representa el estado anímico
frente al mundo y a la sociedad. Afectividad torpe de escasa
reacción emocional. Personalidad inexpresiva y fría
afectivamente.
Faz interior: profunda: Representa el mundo interior y
supeditada a sus vivencias.
Por un lado afectividad riquísima. Inclinación al arte,
filosofía, a los libros y a la naturaleza. Por otro: insensibilidad
y anestesia afectiva.
Defectos
constitucionales o
personalidades
psicopáticas
5º)
Personalidad
perversa
Déficit de la "bondad". Desaprensiva, mala, antisocial.
Tendencia al daño, al mal, a la crueldad. Desconoce la
bondad, los afectos y la ética.
6º)
Personalidad
hiperemotiva
Responde a la constitución "emotiva" de Dupré.
Predominio de la disposición "emotividad". Grandes
reacciones emocionales con estímulos débiles. Intensa
repercusión somática. Angustia y ansiedad.
7º)
Personalidad
mitomaniaca
Tendencia al engaño, al embuste, a la fabulación, a lo
imaginativo. Delmás y Boíl: exceso de "sociabilidad".
Constitución histérica. Fragilidad constitucional de la
psique.
8º)
Personalidad
hipofrénicaasténica
Predominio de la disposición: "fatigabilidad". Fácil
agotamiento físico y psíquico. Constitución con marcada
tendencia a la fatiga y a la astenia. Labilidad en el
equilibrio biopsíquico. Predispone a los estados
demenciales simples. Es negada por muchos
psiquiatras.
Aparición de caracteres nuevos, de índole patológica, que modifican la
personalidad.
Alteraciones
patológicas de la
personalidad
1º) Pérdida de la
personalidad
"Destrucción" o "ruina" de la personalidad. Derrumbe
y disgregación de la psique. Debilitación global.
Demencia. Se evidencia en el aspecto introspectivo y
vivencial y en el extrospectivo o práxico.
2º)
Despersonalización
Trastorno subjetivo. Sentimiento de extrañeza por
sensación de alteración profunda de la persona. No
reconocimiento y extrañeza del propio yo.
Se observa en los.
Melancólicos: Debido a trastornos cenestopáticos.
Apagamiento del sentimiento vital. Disminución de la
sensibilidad general. Impotencia psíquica.
Esquizofrénicos: Por ruptura del equilibrio entre el
mundo interior y el exterior.
Pubertad: Por la transición entre el pensamiento
concreto y el abstracto.
Psicastenia: Por la constante autocrítica.
3º) Transformación
de la personalidad
Trastorno subjetivo. Sentimiento de total transformación de la persona. Debido a perturbaciones de la
cenestesia general. Sensación de extrañas modificaciones físicas; el cuerpo cohabitado por varios seres.
4º)
Desdoblamiento de
la personalidad
Coexistencia de dos estados diferentes; como si se
tratara de dos personalidades distintas. Histéricos:
desdoblamiento o personalidad segunda.
SEGUNDA PARTE
PSICOPATOLOGIA ESPECIAL
SÍNDROMES Y ENFERMEDADES MENTALES
CAPÍTULO PRIMERO
CLASIFICACIÓN DE LAS ENFERMEDADES MENTALES
La psique normal mantiene una perfecta armonía en el funcionamiento de las distintas esferas,
permite a la personalidad una correcta adaptación al medio social en que actúa y una acabada
realización de la vida de relación con los semejantes y conserva su integridad, su autoconducción y
su autodeterminación.
Cuando se altera el equilibrio de sus funciones se perturba la normal relación con los semejantes,
se desadapta del medio, se altera la personalidad normal y, en algunos casos, puede llegarse hasta
la desintegración psíquica. Es entonces cuando se produce el estado de enfermedad mental,
Numerosas son las clasificaciones que tratan de agrupar de diferentes maneras a las
enfermedades mentales; enumerarlas a todas y hacer apreciaciones sobre cada una es trabajo
ímprobo y carente de toda utilidad práctica. Por consiguiente, nos limitaremos a presentar tres
clasificaciones pertenecientes a profesores argentinos.
1º) clasificación del Prof. borda: Esta clasificación, que tiene el mérito de haber sido aprobada y
aceptada por el Congreso Nacional de Medicina en el año 1922, se fundamenta en una concepción
anatomopatológica:
Congénita
Debilidad mental
Imbecilidad
Idiocia
1)
2)
3)
Alienación
mental
Adquirida
Desarmónicos
(Psicopatía de
los degenerados
hereditarios)
Excitación maníaca
Depresión melancólica
Delirios polimorfos (con alucinaciones).
a) Delirio de interpretación
de Serieux y Capgrás
Delirios
(místico,
celoso,
sistematizados
persecutorio, erótico).
(sin
b) Delirio de reivindicación.
alucinaciones)
c) Delirio,
perseguidos,
perseguidores.
Psicopatía
sin
demencia
Vesanías
Manía
esencial
Melancolía esencial.
Locuras
periódicas
(locura
maníaco
depresiva
de
Kraepelin).
Delirio
sistematizado
progresivo
(tipo
Magnan).
Locuras:
 Infecciosas
 Tóxicas
 Neuróticas
 Traumáticas
Alienación
mental
Adquirida
Normalmente
constituidos
Primitiva
Psicopatía
con
demencia
Secundarias
Demencias:
 Precoz
 Paralítica (P. G. P.)
 Senil
 Coreica
 Orgánica
(hemorragia,
reblandecimiento,
sífilis,
tumores,
traumatismos).
Demencias:
 Vesánica
 Terminales
de
algunas
psicopatías de los
degenerados.
 Tóxicas
 Post-infecciosas
 Neuropática
 Epiléptica
2º) CLASIFICACIÓN DEL PROF. AMEGHINO:
Reunidos en dos grupos establece seis síndromes fundamentales en los que ubica a todos los
enfermos mentales:
1) Los síndromes funcionales, así llamados por no encontrarse en ellos lesiones
anatomopatológicas responsables del proceso.
2) Los síndromes orgánicos, que comprenden a los enfermos que presentan lesiones
anatomopatológicas del cerebro a las que puede responsabilizarse de la afección.
Funcionales
1) Manía
2) Melancolía
3) Delirios
4) Confusión mental
Enfermos
mentales
Primitivas
Orgánicas
5) Demencias
Secundarias
Demencias:
 Precoz
 Senil
 Paralítica
 Coreica
 Focales
Demencias:
 Vesánicas
 Posconfusionales
6) Frenastenias
3º) CLASIFICACIÓN DE LOS PROFESORES BOSCH Y CIAMPI:
Estos autores establecen cinco grupos tomando como base el grado de autonomía psíquica.
1º) El primer grupo comprende a los "estados mentales premorbosos (constituciones o
personalidades psicopáticas), con inestabilidad de la autonomía psíquica".
2º) El segundo grupo incluye a los "estados mentales con debilitación temporaria de la
autonomía psíquica".
3º) El tercer grupo está integrado por los "estados mentales con pérdida completa de la
autonomía psíquica, pero de carácter temporario".
4º) El cuarto grupo comprende "estados mentales con falta de autonomía psíquica por
insuficiente desarrollo mental".
5º) El quinto grupo está constituido por los "estados mentales con pérdida total y definitiva de
la autonomía psíquica".
Inestabilidad
autonomía
psíquica
Enfermedades
Mentales
Debilitamiento
autonomía
psíquica
Hipofrénica asténica (Bosch)
Hipertímica
Ciclotímica
Hipotímica
Perversa
Hiperemotiva
Hipomaníaca
Esquizotímica
Paranoica
Psiquiasténica
Neurasténica
Histérica
Neurosis
Emotiva (neurosis de angustia)
Epiléptica
Paralítica (período premonitorio Bosch)
Esquizofrénica (período premonitorio Bosch)
Pérdida
completa
de
autonomía
psíquica
temporaria
Enfermedades
Mentales
Falta
de
desarrollo
autonomía
psíquica
Psicosis
Frenastenias
Psicasténica
Neurasténica
Histérica
Distímica (maniaco-depresiva)
Epiléptica
Esquizofrénica
Paralítica (P.G.P.)
Por
infección
intoxicación
traumatismo
Confusión mental
Delirio agudo
Delirio onírico (no alcohólico)
Delirio alcohólico
Delirio morfínico
Delirio febril
Por causa
Biopática
Cerebropática
Biocerebropática
Tipo clínico
Disglandularismos
Infantiles juveniles
Preseniles
Seniles
Pérdida
definitiva
autonomía
psíquica
Demencias
Delirios
Por
infección
intoxicación
traumatismo
afecciones
cerebrales
T. idiotice
T. imbecílico
T. débil mental o vesánico
Mixedema, cretinismo
Mogolismo
Disgenitalismo
Precocísima infantil
Precoz o juvenil
Enf. Alzheimer
Enf. Pick
Senil Arteriosclerótica
Demencias:
 Paralítica
 Luética (no paralítica)
 Epiléptica
 Coreica
 Meningítica
 Alcohólica
 Traumática
Parafrénicos
Alucinatorio crónico sistematizado
Paranoicos
Paranoides
4º) Mientras no se tenga un conocimiento más acabado de las enfermedades mentales que
permita un ajustado criterio etiopatogénico y anatomopatológico, sostenemos la conveniencia de
continuar manteniendo, como hasta el presente, el concepto de síndromes mentales, con las
aclaraciones que nos facilitan las clasificaciones antes mencionadas.
Comenzaremos pues por establecer una clasificación de los enfermos mentales en dos grandes
grupos: alienados y no alienados; según que el juicio esté o no alterado. En el primer caso no hay
autonomía psíquica, en el segundo está conservada, presentando tan sólo inestabilidad o
debilitación transitoria.
ENFERMOS MENTALES ALIENADOS:
Teniendo en cuenta el criterio del Prof. Ameghino, agrupamos a los alienados en orgánicos y
funcionales.
Los orgánicos se deben a: 1) Insuficiente desarrollo del juicio, por esta causa no llegan a adquirir
autonomía psíquica, a excepción de los débiles mentales leves que tienen una relativa
autoconducción y autodeterminación. Excepción que nunca se encuentra en los idiotas, imbéciles y
débiles mentales profundos. Estos enfermos integran el Síndrome oligofrénico o frenasténico.
2) Debilitación del juicio como consecuencia de la debilitación global de la psique. En este caso
se produce la pérdida definitiva de leu autonomía psíquica. La debilitación, que puede ser primitiva
o secundaria, agrupa a numerosas entidades clínicas dentro del llamado Síndrome demencial.
3) Suspensión del juicio; consecuencia de la suspensión de todas las manifestaciones psíquicas
por causas tóxicas, infecciosas, traumáticas, emocionales, etc. En estos casos hay una suspensión
transitoria de la autonomía psíquica; cuando las lesiones de ataque son graves e irreversibles
pueden llevar a la pérdida definitiva de las mismas. Estos estados integran el Síndrome confusional.
4) Debilitación del juicio con disloque de la unidad psíquica. Su consecuencia es la pérdida de la
autonomía psíquica con remisiones temporarias, terminando por ser definitiva. Aun cuando no se
conocen lesiones anatómicas específicas, dado el cuadro clínico colocamos a estos estados entre los
orgánicos, en el límite de separación con los llamados funcionales. Son los que integran el Síndrome
esquizofrénico.
Los alienados funcionales sufren una desviación del juicio producida por:
1º) Una gran exaltación afectiva con intensas reacciones emocionales. En estos casos hay una
pérdida temporaria de la autonomía psíquica, hasta tanto perdure la tensión afectiva que desvía el
juicio.
Cuando la carga afectiva coloca el humor en el campo del placer y de la alegría, acompañándose
de aumento de la actividad motriz, se produce el Síndrome de excitación psicomotriz.
Cuando el humor vira hacia el desplacer y la tristeza, con merma de la actividad motora, se
produce el Síndrome de depresión psicomotriz.
2º) La exaltación que produce el problema ideoafectivo. En estos casos hay pérdida de la
autonomía psíquica que, según las formas clínicas, puede ser temporaria o definitiva. Es el Síndrome
delirante.
ENFERMOS MENTALES NO ALIENADOS:
Cuando la perturbación psíquica no llega a desviar ni a debilitar el juicio tampoco se pierde la
autonomía psíquica, que sólo se debilita temporariamente en algunos casos y muestra gran
inestabilidad en otros.
a) Cuando se produce la debilitación temporaria de la autonomía psíquica el juicio continúa
controlando, aunque palidece el vigor y la firmeza de sus conclusiones. Pertenecen a este grupo las
Neurosis.
b) Los casos de gran inestabilidad de la autonomía psíquica pueden producir, también en forma
discontinua, períodos de descontrol del juicio con alteraciones de la conducta. Pertenecen a este
grupo las Personalidades psicopáticas o premorbosas.
Juicio
debilitado
(pérdida
autonomía
psíquica)
Síndrome
demencial
Juicio
suspendido
(autonomía
psíquica
suspendida)
Síndrome
confusional
Idiotas
Imbéciles
Débiles
mentales (en las formas leves
existe autonomía psíquica)
Demencia Primitiva
Alienados
(juicio
alterado)
Síndrome
oligofrénico o
frenasténico
Demencias:
Senil
Arterioesclerótica
Paralítica
Coreica
Preseniles
(Enf.
Alzheimer;
Enf.
Pick).
Demencia Secundaria
Enfermos
Mentales
Orgánicos
Juicio
Insuficiente
(falta
de
desarrollo y
de
autonomía
psíquica)
Demencias:
Alcohólica
Post-confusional
Post-traumática
Epiléptica
Vesánica
(Estado
final distímicos y
delirantes)
Lesiones graves irreversibles,
producen pérdida de la
autonomía psíquica.
Orgánicos
Funcionales
(Juicio
Alterado)
Juicio debilitado y
disloque
psíquico
(pérdida autonomía
psíquica)
Juicio
desviado
Enfermos
Mentales
No alienados
(juicio
sin
desviación ni
debilitación)
Debilitación
Temporaria de
autonomía
psíquica (juicio
de
escasa
firmeza)
Inestabilidad
(períodos de
descontrol del
juicio)
Síndrome
esquizofrénico
Exaltación
afectiva (falta
temporaria
de
autonomía
psíquica)
Exaltación
ideoafectiva
(falta
temporaria o
definitiva de
autonomía
psíquica)
Neurosis
Personalidades
Psicopáticas
La autonomía psíquica al
comienzo
puede
desaparecer
temporariamente por las
remisiones.
Síndrome
excitación
psicomotriz
de
Placentera
Síndrome
depresión
psicomotriz
de
Displacentera
Síndrome
Delirante
Delirios agudos o
reactivos
Delirios Crónicos
Psicastenia
Neurastenia
Histeria
Neurosis de angustia
Paranoica
Esquizofrénica
Esquizotímica
Perversa
Mitomaníaca
Hiperemotiva
Hipofrénica-asténica (Bosch)
Esta clasificación de los enfermos mentales ha sido realizada respetando, desglosando y
recopilando conceptos de los tres indiscutidos maestros argentinos, profesores Borda, Ameghino y
Bosch.
CAPÍTULO II
SÍNDROME OLIGOFRÉNICO O FRENASTÉNICO
El síndrome oligofrénico o frenasténico, corresponde a la detención del desarrollo psíquico; sea
éste congénito o adquirido en los primeros años de la vida. La denominación oligofrénico ha sido
creada por Kraepelin, siendo su significado: aligo igual, a escaso, poco; frenia igual a mente; es decir
de escasa o pobre mentalidad. En cuanto a la denominación frenastenia, se debe a Andrés Verga,
siendo su significado: frenia igual a mente; astenia es igual a debilidad; es decir: debilidad de la
mente. De ahora en adelante emplearemos indistintamente una u otra denominación,
recordándose en cada una de ellas a importantes escuelas: la alemana de Kraepelin y la italiana de
Verga.
Si por frenastenia se entiende la detención del desarrollo psíquico, será considerado como
frenasténico todo individuo que evidencie una insuficiencia intelectual más o menos marcada. De
acuerdo con el criterio de Sante de Sanctis, la insuficiencia del desarrollo psíquico puede, o no puede
estar acompañado por otras manifestaciones de insuficiencia en las funciones motoras y del
lenguaje, según sea la magnitud de la agenesia cerebral, o la destrucción causada por una
enfermedad o causa intercurrente que detenga la evolución del cerebro.
En los casos de oligofrenia no muy pronunciada, sin síntomas groseros ni estigmatología física
que la denuncien, ésta se manifiesta por la dificultad que tiene el individuo para adaptarse al medio
escolar y asimilar los conocimientos que forman el capital cognoscitivo de una persona normal.
Binet y Simón crearon lo que han llamado: escala métrica de la inteligencia. Consiste en realizar
una serie de pruebas o reactivos mentales, cuya dificultad aumenta y cuyas posibilidades de
solución, para cada edad se establecieron después de un minucioso estudio estadístico. Con estos
reactivos o tests, podemos formarnos un concepto aproximado de la edad mental o intelectual de
una persona y, de acuerdo con eso establecer si es o no un insuficiente.
Son muchos los psiquiatras que no aceptan los tests como único procedimiento de valoración
intelectual. Fundamentan su opinión adversa, en lo artificial de las reacciones y en la coexistencia
de múltiples factores de error, así como el estado emotivo del sujeto sometido a la prueba y,
finalmente, en las apreciaciones de carácter personal de quien realiza el examen. Dadas estas
razones, prefieren guiarse por la apreciación del rendimiento social, observando el grado de
capacidad en el desempeño de las diversas actividades de la vida. En realidad lo más acertado es
valerse de ambos procedimientos, valorando los beneficios de cada uno. De esta manera se podrá
sentar el diagnóstico de oligofrenia teniendo en cuenta los siguientes hechos: I9) Cuando se
comprueba una dificultad manifiesta para conducirse correctamente en la vida y adaptarse a las
normas de convivencia social. (Método sociológico). 29) Cuando se comprueba un rendimiento
insuficiente en los tests de inteligencia. (Método Psicológico).
Etiología:
Las causas que se deben tener en cuenta como determinantes de oligofrenia son numerosas,
pudiendo incluírselas en dos grandes grupos: I9) Causas que producen modificaciones germinales,
es decir que obran directamente sobre los genes; factores germinales. 29) Causas que producen
modificaciones somáticas, o sean, las que actúan sobre el individuo ya constituido; jactares
somáticos.
1º) FACTORES GERMINALES:
Entre los más importantes se destacan:
La herencia: A través de numerosos estudios estadísticos realizados, es posible afirmar, que la
herencia neuropática juega un papel muy importante entre las causas de oligofrenia. Existen
familias de oligofrénicos, en las que hallamos diversos tipos de enfermos mentales, neuróticos, débiles mentales, delincuentes, amorales, perversos instintivos, prostitutas, entre los más frecuentes.
En realidad la descendencia frenasténica procede de la debilidad mental y de la imbecilidad ligera;
es excepcional que un idiota tenga descendencia, por su natural aislamiento del medio social y
porque es frecuente que en estos seres no llegue a insinuarse en forma neta la sexualidad. De tal
manera la herencia oligofrénica resulta de la unión de débiles mentales e imbéciles entre sí o con
personas normales.
De acuerdo con numerosos estudios estadísticos incompletos, efectuados especialmente en
Estados Unidos, se llega a las siguientes conclusiones: 1º) De la unión de débiles mentales con
imbéciles, por adición de la tara neuropática, pueden engendrarse hijos idiotas. 2º) Un matrimonio
de débiles mentales, dará en la descendencia 3/4 partes de débiles mentales. 3º) En el matrimonio
de un débil con un normal, la descendencia es 50 % normal y 50 % insuficiente. 4º) Los padres
normales que descienden de insuficientes, producen 1/3 de hijos insuficientes.
Del estudio de todos los datos estadísticos se puede concluir, aunque en forma no categórica
que: "la herencia de la oligofrenia es unas veces dominante y otras recesiva; siendo las formas leves,
dominantes y las graves, recesivas".
El alcoholismo: El alcohol ocupa uno de los primeros puestos entre los factores determinantes
de frenastenias. De acuerdo con las estadísticas se ha llegado a la conclusión de que el alcohol es
responsable del 50 a 60 % de los casos de oligofrenias. En ese sentido, son concluyentes las cifras
que arroja la estadística de Bourneville; sobre mil oligofrénicos, el alcohol fue el causante en 621
casos, repartidos en la siguiente forma: 471 casos de origen paterno, 84 de origen materno y 66 de
ambos orígenes. El alcohol provoca una notable disminución de las resistencias a nivel de las
glándulas genitales, obrando en forma directa e indirecta sobre los genes. El alcohol impregna todo
el organismo hasta las células germinales. Esta acción es mucho más enérgica cuando el alcohol obra
en el momento mismo de la concepción.
La tuberculosis: La tuberculosis desempeña también un papel de importancia en la producción
de las oligofrenias. Parece que las toxinas tuberculosas obran directamente sobre los genes,
especialmente en la madre, determinando una gran fragilidad constitucional en la descendencia,
favoreciendo las distrofias cerebrales graves y oligofrenias consiguientes.
La sífilis: 'Constituye junto con el alcohol una de las causas más frecuentes de frenastenia. No es
rara la asociación de ambas causas. Según las estadísticas más recientes la sífilis es responsable de
estos estados en un 40 a 45 % de los casos.
La consanguinidad: Ha sido considerada como factor degenerativo; sin embargo no lo es, cuando
los progenitores son completamente sanos. En el caso contrario, cuando existe una tara mórbida
familiar, se produce adición de efectos, que la convierten en una causa favorecedora de frenastenia.
La edad de los padres: Cuando la edad de los progenitores es insuficiente suele ser causa de
frenastenia por la incompleta madurez física y psíquica. En el caso en que la edad sea excesiva, los
factores determinantes serán aquellos que concurren a la involución del organismo.
2º) FACTORES SOMÁTICOS:
En cuanto a los factores que obran sobre el individuo ya constituido los subdividiremos en tres
grupos, teniendo en cuenta como punto de reparo el parto. Así se las divide en causas prenatales,
natales y posnatales.
CAUSAS PRENATALES: Debemos considerar en primer término por su importancia: a) Las
condiciones anormales de la madre durante el emba-'razo. Existen numerosas causas mórbidas del
organismo materno que pueden obrar desfavorablemente en la génesis del nuevo individuo.
Figuran entre ellas, las enfermedades metabólicas y de la nutrición: diabetes, gota, pelagra,
avitaminosis; las enfermedades endocrinas: de hipófisis, tiroides, suprarrenales y genitales; algunas
enfermedades infecciosas; rubéola. También deben considerarse las alteraciones producidas por
algunos tóxicos que obran sobre la madre: alcohol, plomo, arsénico, mercurio, fósforo, esencia de
trementina, alcaloides. En lo que respecta a las causas de orden psíquico, traumas morales y
emociones intensas de la madre durante elembarazo, parecen no tener influencia patógena sobre
el feto, como se creyó en una época.
b) "Las injurias que recaen directamente sobre el feto durante el embarazo". En tal sentido tienen
gran importancia todos los traumatismos sufridos por la madre, especialmente los golpes y caídas
sobre, el vientre, que repercuten directamente sobre el feto. La radioterapia abdominal a que pueda
ser sometida la madre, en caso de tumores y otras afecciones abdominales que la requieran.
CAUSAS NATALES: Comprende todos los factores que pueden obrar en el momento mismo del
parto.
a) Anormalidades del parto: Todos los accidentes distócicos pueden convertirse en otras tantas
causas de frenastenias. Los partos prolongados con compresión de la masa encefálica perturbando
y destruyendo elementos neuronales deteniendo la evolución. Las circulares de cordón que
producen aumento brusco de la tensión intracraneana, con pequeñas hemorragias capilares en el
cerebro y muerte de grupos celulares de la corteza. Además, tiene una importancia muy grande el
empleo del fórceps, que se convierte en responsable directo de oligofrenias, cuando es aplicado por
manos inexpertas.
b) Los nacimientos prematuros: En estos casos la frenastenia se explica por la insuficiente
madurez en el desarrollo del feto antes de su normal viabilidad.
CAUSAS POSNATALES: Son las que se producen en el transcurso de la primera infancia, después
del parto, durante las primeras etapas de la evolución extrauterina.
a) Traumáticas. Hay que tener en cuenta todos los traumatismos por golpes y caídas, que
recaigan sobre el cráneo, y que pueden lesionar zonas vitales del cerebro.
b) Tóxicas e infecciosas. Entre otros1 tóxicos debemos considerar al óxido de carbono, cuya
fijación en la hemoglobina de los glóbulos rojos impide el transporte del oxígeno, provocando la
anoxemia de los elementos celulares de la corteza, con cuya muerte se detiene la evolución de la
psique.
Entre las causas infecciosas que pueden obrar sobre el cerebro del niño y que por destrucción
provocan oligofrenia, tenemos: meningitis, encefalitis y meningoencefalitis.
c) Convulsivantes: Como ocurre en la eclampsia infantil. Las convulsiones producen un aumento
brusco de la tensión intracraneana, con fractura de capilares y hemorragias puntiformes de la
corteza, con destrucción de las células piramidales en esas zonas.
d) Nutritivas: Todos los factores nutritivos que por carencia pueden alterar el metabolismo
general con repercusión cerebral. Tienen importancia las avitaminosis y entre ellas, en especial, la
carencia de vitamina B.
Anatomía patológica
Los cerebros de los frenasténicos presentan alteraciones, no solamente a nivel de la corteza, sino
también en toda la organización subcortical y en especial a nivel de los ganglios de la base.
Estudiaremos las alteraciones más frecuentes.
1º) AGIRIAS O LISENCEFALÍAS:
Para la correcta comprensión del problema de las agirías, conviene antes exponer en forma
somera, cómo se realiza normalmente la organización de la corteza cerebral. Esta organización se
produce por la migración hacia la superficie del cerebro, de los neuroblastos que se forman a nivel
del epéndimo. En condiciones normales, esa migración se completa y termina al cuarto mes de la
vida intrauterina. A partir de esa época la corteza cerebral tendrá su capital definitivo en neuronas,
que no será aumentado en su evolución futura. Durante el proceso evolutivo sólo se observará la
maduración de los neuroblastos que se transforman en neuronas; fenómeno que se marca por la
aparición de la sustancia cromática, la diferenciación de las neurofibrillas y la mielinización de los
cilindroejes.
La mielinización continúa en la vida extrauterina. Esta es la razón del aumento de volumen del
cerebro, que en el momento de nacer pesa 400 gramos, al año 1000 gramos y en el adulto alrededor
de 1400 gramos. Si suponemos a la corteza cerebral desplegada, tiene, según el prof. Jakob, una
superficie de 200.000 milímetros cuadrados, con un espesor de dos milímetros y medio, que
encierra en ella, según cálculos aproximados, alrededor de doce a catorce mil millones de neuronas.
Se ha comprobado que cualquier factor capaz de dificultar, impedir o desviar la migración normal
de los neuroblastos traerá como consecuencia una diferente organización de la corteza cerebral.
Además, en las primeras etapas de la evolución, la nutrición de la substancia cerebral se realiza por
simple imbibición, pero después del segundo mes de la vida intrauterina, comienzan a surgir desde
el mesodermo, los primeros brotes vasculares que han de irrigar el cerebro. Ésta es otra de las
etapas fundamentales de la evolución cerebral, pues con una mala irrigación se producirá la muerte
celular por falta de nutrición, a pesar de que la migración neuroblástica sea perfecta.
La agiría o lisencefalia, consiste en la falta de surcos a nivel de la corteza, constituyendo una de
las disgenesias más frecuentes. Por lo general afecta zonas reducidas de la corteza, sólo por
excepción se la ve extendida a varios lóbulos cerebrales. En cuanto a las causas de esta
malformación, lo más probable es que se trate de una detención de la migración neuroblástica.
Estos elementos celulares quedan detenidos en plena substancia blanca, y no pueden por esa razón
evolucionar. Si hubieran llegado a la corteza, seguirían la evolución transformándose en neuronas;
la mielinización de los cilindroejes exigirá entonces un mayor espacio por el aumento de volumen
que esto significa, produciendo en esa forma el repliegue de la corteza y la formación de surcos.
2º) HIDROCEFALIAS:
Se trata de procesos probablemente inflamatorios a nivel de las cavidades ventriculares y del
epéndimo, que dejan secuelas de naturaleza cicatrizal, con estrechamientos orificiales, que
dificultan o impiden la normal circulación del líquido cefalorraquídeo. La consecuencia es la
acumulación del mismo en las cavidades cerebrales, que en consecuencia se dilatan. Según el grado
de dilatación será mayor o menor la compresión de la corteza cerebral contra la tabla ósea del
cráneo. Cuando esas dilataciones son muy grandes, se puede observar hasta la desaparición de los
surcos y cisuras normales, en verdad se borra el dibujo normal de la corteza, con amplias
destrucciones de zonas vitales del cerebro. En casos menos graves se ve una disminución de la
profundidad de los surcos y cisuras y el aplastamiento de las circunvoluciones.
La mayor parte de las veces, la hidrocefalia se debe a una estrechez cicatrizal a nivel del
acueducto de Silvio.
3º) ESCLEROSIS TUBEROSA:
La esclerosis tuberosa, es una afección de rara frecuencia; ha sido descrita en el año 1880 por
Bourneville, quien la consideró una afección de origen infeccioso, o mejor dicho, como la secuela
de una infección fetal. La superficie del cerebro adquiere un aspecto característico, por la presencia
de islotes que sobresalen de la corteza, con forma redondeada o poliédrica, pero sin límites netos,
de aspecto blanquecino, de superficie lisa y de consistencia dura. La corteza aparece de este modo
deformada, mostrando a veces verdaderas tuberosidades, lo que le ha valido a la afección el nombre
de esclerosis tuberosa o enfermedad de Bourneville. Es frecuente comprobar la existencia de
tumores en la proximidad de los ventrículos y en otros órganos de la economía, especialmente en
el riñón.
Microscópicamente esas tuberosidades están constituidas por tejido gliomatoso, donde los
gliofibrillas en gran cantidad ahogan y destruyen los elementos nobles: células y fibras nerviosas de
la región afectada. Tenemos que señalar como característica, la presencia de células nerviosas
gigantes, diseminadas en forma aislada o en grupos, en la corteza cerebral. Debido a la tendencia
proliferativa anormal de la neuroglia, algunos autores consideran esta lesión como una neoplasia
gliomatosa de origen disgenético.
4º) ENFERMEDAD DE TAY-SACHS:
En el año 1881 Tay observó un caso de ceguera con idiotez, y en el año 1887 Sachs la presentó
como una agenesia cortical del cerebro. Desde entonces se la conoce con el nombre de enfermedad
de Tay-Sachs o Idiocia Amaurótica.
Esta afección reconoce un origen metabólico debido a la acumulación, en el tejido nervioso, de
una substancia considerada como un producto de desecho del metabolismo de los lípidos. El mayor
acopio se produce en el tejido nervioso de la cara interna del lóbulo occipital, a ambos lados de la
cisura calcarina.
Las células que son asiento de la lesión se ven atrofiadas, distendidas en forma de pera o botella,
con el núcleo y los corpúsculos cromáticos rechazados hacia la periferia. La substancia extraña que
invade las células acusa su naturaleza lipoídica al colorearse con la hematoxilina.
5°) ENFERMEDAD DE NIEMANN-PICK:
Consiste en una forma de idiotez muy semejante a la amaurótica, debida, asimismo, a
perturbaciones del metabolismo de los lipoides. Se caracteriza porque esa substancia, no se
acumula únicamente en el tejido nervioso, sino también en otras visceras, especialmente en el
hígado y en el bazo.
6º) POROENCEFALÍA:
Consiste en una agenesia cortical del cerebro, una falta de substancia, como si se tratara de un
enorme poro en la superficie del cerebro. Faltan por lo tanto, gran número de circunvoluciones y
las adyacentes aparecen deformadas, convergiendo hacia los bordes del poro. La cavidad adopta la
forma de un embudo cuyo vértice llega al ventrículo lateral. La poroencefalía es a menudo bilateral.
7º) POLIGIRIA:
Es otra alteración disgenética cuya característica es el aumento exagerado de circunvoluciones.
La generalidad de las veces la poligifia se asocia a la microgiria caracterizada por el reducido tamaño
de las circunvoluciones. Esta asociación de malformaciones transmite al conjunto del cerebro un
aspecto particular, que le ha valido el nombre de cerebro en coliflor.
8º) PAQUIGIRIA:
Perturbación disgenética cuya característica es la formación de circunvoluciones anchas, con
escasos repliegues y surcos, que dan al cerebro un aspecto especial que recuerda al cerebro del
mono: cerebro simiesco.
Clasificación de las oligofrenias:
La oligofrenia es un trastorno por insuficiencia, cuya magnitud abarca desde los diversos grados
de la debilidad leve hasta la falta absoluta de toda actividad, es decir, lo que se ha llamado el cero
psíquico. Para establecer los valores de esos caudales intelectuales, es necesario buscar en cada
caso lo que se conoce por coeficiente intelectual (C. I.). Este coeficiente se obtiene, dividiendo la
edad mental (E. M.), que es la que se calcula mediante los diversos tests y reactivos de inteligencia,
por la edad cronológica (E. C.), que es la edad real del individuo. Para esto el adulto es considerado
como si tuviera 16 años, puesto que se ha comprobado que desde esa edad ya no aumenta el
desarrollo del caudal intelectual. Normalmente el coeficiente intelectual es igual a 1. Tomemos
como ejemplo a un niño con una edad mental de 5 años y cronológica de 12 años:
C. I.
=
E. M.
E. C.
=
5
= 0.41
12
Revela una insuficiencia profunda desde que el coeficiente normal es 1. Binet, Stanford y Terman,
han establecido una escala de valores intelectuales teniendo en cuenta las cifras de los coeficientes
intelectuales.
Valores Coeficientes Intelectuales
de más de 1,40
Entre 1,20 y 1,40
Entre 1,10 y 1,20
Entre 0,90 y 1,10
Entre 0,80 y 0,90
Entre 0,70 y 0,80
Entre 0,50 y 0,70
Entre 0,00 y 0,50
Clasificación de Inteligencias
Inteligencias geniales
Inteligencias muy superiores
Inteligencias superiores
Inteligencias corrientes
Debilidad mental leve
Debilidad mental pronunciada
Imbecilidad
Idiotez
Después de estas consideraciones previas, encaremos el estudio de las clasificaciones más
importantes y consagradas por el uso, hechas para el conocimiento de los oligofrénicos.
1º) CLASIFICACIÓN CLÍNICA:
Creada por Esquirol y que nuevamente fue propuesta en el año 1910 por Binet y adoptada casi
universalmente. Según la misma se divide a los frenasténicos en tres grandes grupos acordes con el
grado de evolución en que se ha detenido el desarrollo. Así yendo de los oligofrénicos profundos a
los leves los clasificamos en: idiotas, imbéciles y débiles mentales.
Idiotas: Los idiotas no llegan a expresarse por el lenguaje hablado, ni comprenden lo que se les
dice; en su evolución no superan el período glósico, allí quedan detenidos, adquiriendo algunos un
lenguaje reducido, limitado a monosílabos o frases rudimentarias. Su edad mental es siempre
inferior a los tres años y su coeficiente intelectual oscila entre 0,00 y 0,50.
El vocablo idiota deriva del radical idios, que significa aislado. En efecto, lo que más caracteriza
a estos seres, es su total aislamiento del ambiente social a causa de su profunda insuficiencia, que
los hace ineducables e imposibilitados para toda convivencia.
Imbéciles: Los imbéciles superan el período glósico, pero no logran manifestarse por el lenguaje
escrito. Si en algunas formas de imbecilidad leve llegan a aprender a leer, lo hacen mecánicamente
sin comprender lo que leen.
Será considerado imbécil, -todo individuo cuya edad mental oscila entre más de tres años y
menos de siete, con un coeficiente intelectual que oscila entre 0,50 y 0,70.
Debilidad mental: El débil mental logra hacerse entender por el lenguaje hablado y escrito,
siendo además capaz de bastarse a sí mismo en el desempeño de tareas manuales. Los débiles
mentales se distinguen de las inteligencias corrientes por su incapacidad de síntesis y de
abstracción; su vida intelectual se desempeña en el terreno de lo concreto.
Se considera débil mental a todo sujeto cuya edad mental oscila entre más de siete años y menos
de doce, con un coeficiente intelectual que oscila entre 0,70 y 0,90.
2º) CLASIFICACIÓN DE SANTE DE SANCTIS:
El autor tiene en cuenta en esta clasificación un doble criterio, el anatomopatológico y el
patogénico. Considera que la frenastenia puede deberse a causas mórbidas que obren sobre el
cerebro después del nacimiento, o bien, a taras mórbidas de carácter hereditario, y congénitas
transmitidas por los genes. Con este criterio establece cuatro grupos.
a) Frenasténicos biopáticos: Cuando lo primordial es el factor degenerativo hereditario,
determinado especialmente por causas tóxicas e infecciosas en las cuales el alcohol y la sífilis se
reparten por igual el grado de responsabilidad. Éstos son los individuos que nacen frenasténicos.
b) Frenaslénicos cerebropáticos: En este caso no interviene, o sólo lo hace en forma
insignificante, el factor mórbido hereditario o degenerativo. En cambio la causa se debe atribuir a
una cerebropatía, es decir, a una alteración tóxica, infecciosa o traumática, que obra directamente
sobre el encéfalo. Los cerebropáticos son los que se vuelven frenasténicos después del nacimiento.
c) Frenasténicos biocerebropáticos: Son aquellos en los que se observa la concurrencia de ambos
factores, vale decir, sujetos que teniendo una marcada tara hereditaria sufren la acción de factores
exógenos que provocan una cerebropatía.
d) Frenasténicos por disglandularismo: En éstos las causas determinantes de la frenastenia,
deben buscarse en disturbios del aparato neuro-endocrino, teniendo un representante legítimo en
la idiotez cretínica o mixedematosa, por alteraciones tiroideas.
El mismo Sanie de Sanctis agrega a su clasificación, una serie de tipos clínicos, aplicables a cada
uno de los cuatro grupos previamente establecidos.
1) Tipo idiótico: Como el mismo tipo de la clasificación clínica, se caracteriza por ser ineducable,
no superando en su evolución, el período glósico.
2) Tipo imbecílico: Se expresa verbalmente pero es incapaz de hacerse entender por escrito.
3) Tipo vesánico; Coincide con el débil mental de la clasificación clínica. Se caracteriza por su gran
inestabilidad afectiva, con fácil irritabilidad, cae fácilmente en estados de excitación y delirio.
4) Tipo epileptoideo: Frenasténicos que presentan además todos los caracteres y síntomas de la
epilepsia, inclusive los del gran mal.
5) Tipo infantil: Son frenasténicos con todas las características de infantilismo e hipoplasia
generalizada.
En consecuencia podemos clasificar a los frenasténicos en la siguiente forma:
Frenasténico
Biopático
Cerebropático
Biocerebropático
Disglandular
Tipo
Idiótico
Imbecílico
Vesánico
Epileptoide
Infantil
3°) CLASIFICACIÓN ETIOPATOGÉNICA:
Es una clasificación argentina que pertenece al Prof. Braulio Moyano. En ella se establecen ocho
grupos de enfermos.
1º) Frenastenias disgenéticas: Forman el grupo más numeroso incluyendo todas las causas que
obran directamente sobre los mecanismos de formación embrionaria.
2º) Frenastenias inflamatorias: Debidas a todos los procesos de naturaleza inflamatoria; ya sea
por infección fetal como ocurre con la sífilis, o contraídos durante la primera infancia: meningitis y
encefalitis.
3º) Frenastenias traumáticas: Son las que se producen a consecuencia de todos los traumatismos
que obran sobre el encéfalo, tanto en el curso del embarazo, como durante el parto o después del
nacimiento.
4º) Frenastenias neoplásicas: Debidas a procesos neoíormativos de naturaleza gliomatosa, que
se producen sobre la corteza cerebral. Es lo que ocurre en la enfermedad de Bourneville.
5º) Frenastenias metabólicas: Debidas a depósitos intracelulares de productos derivados del
metabolismo de los lipoides en las células de la corteza, como ocurre en la enfermedad de Tay-Sachs
y en la enfermedad de Niemann-Pick.
6º) Frenastenias disendocrínicas: Cuyas causas se originan en perturbaciones de orden
neuroendocrino, como ocurre en el cretinismo y en el mogolismo.
Sintomatología:
Reseñaremos primeramente la sintomatología psíquica de la oligofrenia en cada uno de los tres
grados de insuficiencia. En segundo lugar nos ocuparemos de los síntomas de orden somático.
1º) SINTOMATOLOGÍA DE LA IDIOTEZ:
Los idiotas se caracterizan por la falta absoluta o casi absoluta de inteligencia. Se han dividido en
dos grandes grupos: los idiotas profundos y los idiotas menores.
Idiotas profundos: Los idiotas profundos poseen grandes deformidades craneales y
malformaciones teratológicas. Viven en el más absoluto aislamiento y desconexión con el mundo
exterior, no se revela en ellos el más leve indicio de inteligencia; la facie es inexpresiva y estúpida,
el lenguaje no se desarrolla, se limitan a emitir gritos inarticulados, guturales, semejantes a los de
los animales. Su atención no es atraída por ningún objetivo, no existe manifestación alguna de vida
psíquica superior. Su afectividad no se insinúa siquiera, no reconocen ni muestran interés por los
padres ni por las personas que los cuidan y los atienden. El mismo instinto de conservación se halla
muy escasamente desarrollado; es necesario enseñarles a mamar cada vez que hay que
alimentarlos; en otros casos hay que llevarles los alimentos a la boca y empujarlos hacia la faringe.
Permanecen inactivos o realizan algunos movimientos inconscientes, sin ninguna intención. De
esta manera, toda su vida queda reducida a las funciones vegetativas, sin ninguna actividad psíquica.
A menudo hay incontinencia de esfínteres, y permanecen con la boca entreabierta, por la que se
escapa la saliva.
La supervivencia de estos seres es breve, se extiende desde algunos meses hasta los 20 ó 30 años
a lo sumo.
Idiotas menores: En los idiotas menores, es posible entrever la existencia de algunas
manifestaciones que revelan una actividad psíquica rudimentaria.
En estos idiotas, la atención es muy inestable, no puede ser sostenida. La sensopercepción es
muy torpe y la comprensión nula para gran parte de las cosas, sólo pueden alcanzar las cosas
elementales del mundo exterior, que les permitirán individualizarse rudimentariamente en el
mismo, aunque sin autonomía completa. Reconocen sus alimentos y llegan a comer solos.
Algunos de ellos revelan buena memoria, especialmente para cuanto se relacione con la
satisfacción de sus deseos y necesidades instintivas. Las asociaciones de ideas son muy pobres y
rudimentarias, desde que su capital ideativo es casi nulo.
Tienen algunas reacciones afectivas; son accesibles a la alegría y a la tristeza; reconocen a sus
padres y a las personas que les prodigan cuidados, exteriorizando manifestaciones de alegría en.
presencia de las mismas.
De un modo general, se trata de seres ineducables, de una pobre afectividad instintiva, con un
lenguaje reducido a algunas palabras, por lo general mal articuladas, pues existen grandes
trastornos en la función motora de la palabra. Su actividad es casi nula, sus actos y sus movimientos
no conducen a ningún objetivo útil; es una actividad descontrolada y sin ninguna finalidad, salvo en
los casos en que va dirigida a satisfacción de sus necesidades instintivas. En algunas ocasiones se
produce irritabilidad y gran excitación, observándose actos impulsivos de gran violencia. La sexualidad está mal definida, generalmente son homosexuales y onanistas. Todas estas circunstancias
los convierte en seres inadaptables al medio social, y por otra parte tampoco los atrae, ya que su
vida instintiva los aisla y los hace solitarios.
2º) SlNTOMATOLOGÍA DE LA IMBECILIDAD:
Como ya lo anticipamos, los imbéciles son oligofrénicos cuya edad mental oscila entre los 3 y 7
años.
En este grado de frenastenia es posible hallar muy desarrolladas algunas funciones psíquicas,
especialmente la memoria y las asociaciones simples, lo que les permite desempeñarse en tareas
manuales más o menos automáticas, siempre que las mis-mas no presenten variantes o situaciones
nuevas de cierta complejidad, que pudieran requerir el empleo de una inteligencia que no existe.
La atención es muy superficial, poco sostenida predominando la forma espontánea. Como
consecuencia la sensopercepción, adolece del mismo defecto. La comprensión es muy precaria en
los imbéciles. En general ellos comprenden las cosas y relaciones simples y elementales. En
ocasiones, pueden, gracias a una memoria realmente sorprendente en estos seres, desempeñarse
en tareas de mayor jerarquía que las que corresponden a su real capacidad intelectual. Esta es la
razón por la cual algunos imbéciles llegan a leer, pero sólo lo hacen de manera mecánica, sin llegar
a la comprensión de lo que leen. Estas memorias privilegiadas en algunos imbéciles, es lo que ha
llevado a Sante de Sanctis a hablar de inteligencias parciales. Tales inteligencias parciales lo serían
con respecto a diversas actividades en relación con las inclinaciones naturales del individuo (música
cálculos, trabajos manuales, etc.).
Toda situación nueva, que trascienda al terreno de lo habitual y corriente es, generalmente,
incomprensible para el imbécil. Este-hecho revela la pobreza intelectual. La falta de inteligencia,
impide la adquisición de todo aquello que sobrepasa el límite de lo más elemental y concreto debido
a la absoluta incapacidad para abstraer nada, ya que de los conceptos abstractos no llegan a
reconocer ni utilizar los elementos simples, que de otra manera pueden ser reconocidos y
substituidos. En definitiva falta la capacidad de razonar y abstraer. En otras palabras, las funciones
intelectuales de mayor jerarquía, presentan un desarrollo insuficiente, escaso o nulo. De allí la gran
pobreza del capital ideativo formado por conocimientos concretos de la más baja jerarquía. Las
asociaciones son muy simples, superficiales y rudimentarias. El juicio insuficiente, la imaginación y
el raciocinio ausentes o se insinúan apenas. El pensamiento es de gran pobreza, de curso lento,
perseverante y esterotipado. El lenguaje es reducido e incompletamente desarrollado.
La afectividad está supeditada a las reacciones emocionales que surgen de la fuente instintiva
del individuo que, dada las escasas inhibiciones por falta de un psiquismo superior, fácilmente
desencadena violentas crisis emocionales y de excitación. En cuanto a la heteroafectividad y los
sentimientos altruistas son extraordinariamente escasos; de allí su pobreza moral.
La actividad se encuentra a tono con la evolución del psiquismo. Algunos imbéciles se
desempeñan en tareas manuales rudimentarias, donde el automatismo y el hábito, les permiten
bastarse a sí mismos; también suelen desempeñarse con relativa suficiencia en las tareas rurales,
con la condición de que se les requiera siempre lo manual y lo habitual para que tales tareas se
efectúen. Desde otro punto de vista estos oligofrénicos suelen presentar serios trastornos de
conducta. Recordamos en primer lugar, que estos insuficientes, son sumamente sugestionables, se
les puede influenciar en cualquier sentido con extraordinaria facilidad, transformándose en
instrumento de otras personas que los inducen al robo o los utilizan para maniobras dolosas.
Más frecuentes aún, son los trastornos de conducta por perturbaciones sexuales; se entregan al
onanismo exagerado y a toda clase de excesos y perversiones sexuales: homosexualidad,
bestialidad, atentados al pudor, delitos sexuales contra niños, etc. Por otra parte, adquieren con
suma facilidad el hábito alcohólico y recurren a menudo a la violencia con objeto de satisfacer sus
bajas pasiones.
3º) SlNTOMATOLOGÍA DE LA DEBILIDAD MENTAL:
Los débiles mentales constituyen los oligofrénicos de menor grado de insuficiencia, cuya edad
mental oscila entre 7 y 12 años y comprende a todas las personas cuyo coeficiente intelectual se
encuentra entre 0.70 y 0.90, cifra que constituye el límite entre la normalidad y la insuficiencia. Los
débiles mentales se expresan y se hacen entender por el lenguaje oral y escrito.
La atención es generalmente buena, en los casos profundos es inestable y fácilmente fatigable.
La sensopercepción es rápida y normal. La comprensión se hace con facilidad en los débiles mentales
leves, que poseen un capital ideativo formado por cierta cantidad de conceptos abstractos; pero no
ocurre así con los débiles mentales profundos, en los cuales el capital ideativo no supera el marco
de lo concreto, haciéndose muy difícil la comprensión de las relaciones abstractas. La mayor parte
de las veces, los débiles mentales cuentan con el auxilio de una buena memoria, en algunos casos
excelente, favoreciéndolos en mucho sus elaboraciones psíquicas; con ella suplen a menudo, parte
de su insuficiencia intelectual.
Los juicios son insuficientes, siendo pueriles en la debilidad mental pronunciada. El pensamiento
que suele ser perseverante y estereotipado, se acentúa a medida que la debilidad mental es más
profunda. En cuanto a la imaginación y al raciocinio, apenas esbozados en los débiles mentales profundos, se encuentran más o menos desarrolladas en los débiles mentales leves. A menudo, sobre
todo cuando se asocia alguna personalidad psicopática, caen con facilidad en conflictos con el medio
social, elaboran y construyen situaciones falsas, verdaderas fábulas, que en ocasiones llegan a vivir
con intenso realismo.
La afectividad, por lo general, se manifiesta en forma amplia; son de reacciones emocionales
fáciles. En este grupo de oligofrénicos abundan los hiperemotivos en cuyo caso, se los ve reaccionar
vivamente ante estímulos a veces insignificantes. Son afectuosos en el medio familiar y suelen ser
afables y comunicativos en el medio en que actúan. Cuando la debilidad mental es leve, es frecuente
observar los sentimientos altruistas y morales bien manifiestos y arraigados. Como es natural, los
sentimientos humanos más elevados, ya no se encuentran en los débiles mentales pronunciados.
En estos oligofrénicos, son frecuentes los estados reactivos de excitación con ideas delirantes de
perjuicio y persecución; excitación que sube rápidamente de tono y al llegar a su acmé, provoca un
estado sub-confusional con el aditamento, a veces, de alucinaciones auditivas. En tales condiciones,
el sujeto puede cometer cualquier tipo de agresión. Estos estados suelen ceder y remitir con la
misma rapidez con que se acrecientan; corresponden al tipo vesánico de la clasificación de Sante de
Sanctis, o a lo que lo, autores franceses denominan: Bouffée delirante de los degenerados.
Los débiles mentales son capaces de efectuar trabajos manuales que requieren cierta
complicación y coordinación motriz. En aquellos casos en que la insuficiencia es poco marcada,
como ocurre con los fronterizos., suele observarse una sólida memoria que les permite llegar a la
culminación de los estudios secundarios, lo que les facilita su desempeño en tareas de mayor
jerarquía, más allá de los trabajos manuales. En ocasiones, gracias a la memoria, llegan a acumular
gran número de conocimientos, pero se comprueba que estas personas son incapaces de efectuar
elaboración alguna con estos materiales, pues el contenido abstracto de los mismos, les impide
realizar una clara comprensión de ellas. En el momento en que, para resolver problemas abstractos
de mayor magnitud que lo corriente, se requiere la intervención de las funciones intelectuales
superiores: juicio, raciocinio e imaginación, es cuando, en este tipo de oligofrénicos, vemos el
fracaso de las elaboraciones mentales.
Los débiles mentales se caracterizan por su gran credulidad y fácil sugestibilidad; son fácilmente
atraídos por todo lo teatral, y muestran, en cambio, desconfianza ante los hechos simples y
verdaderos. Esto nos da una idea de los peligros a que se hallan expuestos en el transcurso de la
existencia.
El niño normal se diferencia del débil mental, porque el primero, entre los 6 y 10 años comienza
a realizar las primeras elaboraciones abstractas, creando situaciones y conocimientos nuevos,
emplean para ello, los conocimientos hasta ese momento asimilados, y realizan abstracciones entre
los mismos. Para que esto sea posible, se requiere la colaboración activa de la imaginación creadora,
de un raciocinio vigoroso y de una crítica lógica, que aprobará o no, lo elaborado. En el débil mental
esto no es posible. No se llevan a cabo tales elaboraciones, por la imposibilidad de abstraer, porque
tienen un raciocinio insuficiente y falta o es muy escasa la capacidad de creación. Por esta razón la
diferencia entre los niños normales y los débiles mentales, se hace tanto más notoria cuanto más se
avanza en edad.
4º) ESTIGMATOLOGÍA SOMÁTICA DE LOS OLlGOFRÉNICOS:
Al iniciar el estudio de las alteraciones somáticas que complementan el cuadro psíquico de los
frenasténicos, debemos hacer notar que tales alteraciones son tanto más frecuentes y numerosas,
cuanto más profundo sea el grado de la insuficiencia. Se descuenta, por consiguiente, que serán
muy marcadas en los idiotas, mucho menos en los imbéciles y casi imperceptibles o ausentes en los
débiles mentales. Consideraremos las más importantes.
1º) Cráneo: Las anomalías craneanas son muy importantes. Figuran en primer término las
anomalías de tamaño y de crecimiento, a) La microcefalia, constituye la alteración de observación
más frecuente, es debida a la detención del desarrollo de la masa necefálica a la que se agrega la
del cráneo, que se amolda exactamente al volumen del contenido. Este menor desarrollo del cráneo
se hace bien notorio, -por cuanto la cara no participa de dicha anomalía, b) La macrocefalia que es
la alteración opuesta a la anterior, existiendo cráneos que alcanzan un volumen extraordinario.
Muchas veces la macrocefalia se debe a la hidrocefalia y se confunde con ella.
También tienen importancia las anomalías de conformación del cráneo. Existen múltiples formas
de asimetría craneana; entre las importantes señalamos: a) La plagiocefalia, deformidad que
consiste en un cráneo oblicuo, oval y asimétrico, b) La escafocefatia: deformación que produce un
cráneo muy alargado y aplanado lateralmente, cráneo en quilla, que se debe a una osificación precoz
de la sutura sagital.
2º) Cara: La cara puede presentar diversos aspectos. Es "grande" en los microcéfalos; "pequeña"
en los macrocéfalos e hidrocéfalos; de aspecto "arrugado" en los cretinos. En general, los
oligofréniccs presentan una expresión estúpida, inexpresiva y a veces imbécil. Pueden observarse
malformaciones diversas en el pabellón de la oreja. En los ojos observamos diversas disposiciones y
formas de las cavidades orbitarias y de sus arcadas; distintas formas de párpados, especialmente la
disposición de la abertura que da el ojo mogólico. Deformidades de la nariz y desviaciones de 'la
misma. Labios con malformaciones diversas, labio leporino, paladar ojival, asimétrico, con fisuras,
velo de paladar bifurcado. Los dientes mal conformados y con defectos de implantación; dientes de
Hutchinson; prognatismo de las arcadas dentarias. Macroglosia, lengua salida de la cavidad bucal.
3º) Miembros: A nivel de los miembros y articulaciones, alteraciones variables: falta de
miembros; sindactilias, polidactilias, macrodactilias, etc.
4º) Aparato digestivo: Son muy frecuentes los trastornos funcionales a nivel del aparato
digestivo: abundante sialorrea, escapando la saliva por la boca entreabierta (baba de los idiotas).
También son frecuentes los vómitos y trastornos dispépticos, debido a que son seres que comen
con mucha glotonería y sin ningún control.
5º) Aparato génito-urinario: Son muy manifiestas las anomalías a nivel de los órganos génitourinarios; se hacen bien visibles en los genitales externos: anorquidias, criptorquidias, hipospadias,
epispadias, retracciones vulvares, imperforación de la vagina, anomalías e hipertrofias del clítoris.
Por otra parte, la sexualidad misma no se define netamente en los oligofrénicos profundos; los hay
pervertidos, onanistas y homosexuales.
6º) También se observan alteraciones en la sensibilidad general, que muestra una marcada
disminución, es muy obtusa. Dadas las alteraciones y escasa evolución del sistema nervioso, estos
seres son poco sensibles al frío, al calor y al dolor. Las mismas alteraciones las hallamos en otros
aparatos sensoriales, en especial en lo referente a la gustación, razón por la que comen cualquier
cosa.
7º) Aparato motor: Finalmente hemos de considerar los trastornos de orden motor, muy
importantes por su frecuencia y extensión. Siguiendo a Sante de Sanctis los distribuimos en seis
grupos, a) Hipertonías e hipotonías musculares, b) Alteraciones del reflejo rotuliano, exagerado o
abolido, c) Alteraciones de los movimientos activos con disminución de la fuerza muscular y
alteraciones de los movimientos coordinados de las manos, d) Alteraciones de los movimientos
complejos, como los de la marcha y la mímica, e) Perturbaciones de la motricidad general: parálisis,
espasmos, tics, temblores, movimientos atetósicos, coreicos, convulsivos, estereotipados, f)
Trastornos de la motricidad ocular con estrabismo.
Formas clínicas de las oligofrenias
1º) FORMA CRETINOIDE:
La oligofrenia de forma cretinoide se conoce también con el nombre de "mixedematosa", por ser
su característica, acompañarse de mixedema. Se debe a lesiones de la glándula tiroides, con
hipofunción, o bien, a la ausencia congénita de la glándula.
Estos frenasténicos presentan desde el punto de vista somático, un aspecto muy característico,
al extremo de que todos ellos se parecen. Cabeza ancha, asimétrica, tipo braquicéfala exagerada
(ensanchada lateralmente). Cara ancha y aplanada, de piel quebradiza; frente estrecha; párpados
hinchados, nariz ancha y aplastada, mejillas hinchadas; boca de labios gruesos, entreabierta,
dejando que la lengua, afectada de macroglosia, haga procidencia de la cavidad; dientes mal
implantados y afectados de caries. Los cabellos son gruesos, ásperos, con aspecto de crines. El
conjunto de la cabeza cae hacia adelante y presenta una expresión estúpida, desagradable.
El cuerpo de aspecto redondeado e hinchado por el infiltrado mixedematoso, está mal
conformado y es de escaso desarrollo; detenido en su crecimiento, determina el enanismo de los
cretinos.
Desde el punto de vista psíquico, la frenastenia cretinoide puede presentar todos los grados de
insuficiencia que establece la clasificación clínica de Esquirol, sin embargo, lo corriente es que se
trate de las formas leves, que hacen irrupción después de varios meses de vida hasta los dos o tres
años, con detención del crecimiento. Se desprende por lo tanto, que lo más frecuente será encontrar
la imbecilidad y la debilidad mental cretinoide, siendo rara la idiotez cretinoide.
La sintomatología para cada caso, es la misma que corresponde a cada uno de los grados que ya
conocemos. Debemos agregar como características de esta forma clínica, la gran apatía y
somnolencia, el enanismo por detención del crecimiento y el mixedema cutáneo. La afectividad se
muestra bastante viva; tienen interés por el ambiente que los rodea; en general son buenos y tienen
afectos manifiestos hacia los familiares.
Finalmente debemos dejar constancia, que el estado psíquico es susceptible de mejorar con
opoterapia tiroidea y la medicación vitamínica.
2º) FORMA MOGOLOIDE:
La forma mogólica también fue atribuida, durante mucho tiempo, a una insuficiencia de la
glándula tiroides; hoy se ha desechado esta forma de pensar, comprobándose además, que estos
casos no mejoran con la opoterapia tiroidea. También fue instituido a estos enfermos el tratamiento
específico, porque se responsabilizó a la sífilis hereditaria, por esta forma de frenastenia.
Hoy se ha comprobado, que los mogoles son hijos de madres de edad avanzada, o nacidos al final
de una serie prolongada de hijos. Asimismo, se han observado casos, en algunas madres con
diversas lesiones de la mucosa uterina, ya sean de origen congénito o por maniobras quirúrgicas,
tales como abortos y raspados. A raíz de esto Rosanoff y Handy sostienen la hipótesis de que el
mogolismo puede deberse a una alteración ovular que se produce a consecuencia de modificaciones
tisulares en los focos de antiguas ovulaciones.
De acuerdo con esta etiología; la implantación del óvulo en un punto enfermo de la mucosa
uterina, daría lugar a las anomalías craneanas de estos oligofrénicos. Se considera como causa
determinante inmediata, perturban el normal desarrollo del feto, lo que da lugar a dichas anómala
exagerada estrechez del saco amniótico, con formación de bridas que lías. Vemos por consiguiente,
que de acuerdo con este criterio el mogolismo se debe a una causa puramente uterina, lo que
permite descartar el factor hereditario, afirmando en cambio, la idea de causa congénita.
La forma mogoloide de la frenastenia no es muy frecuente, y dentro de ella son raros los casos
graves de grado idiótico, por lo común se trata de formas imbecílicas. Lo que caracteriza muy
especialmente, es su peculiar estigmatología somática, sobre todo los rasgos fisonómicos. Ellos
presentan la característica de la cara asiática o mogólica, debida a la oblicuidad típica de los ojos,
por la presencia de un pliegue semilunar a nivel de la comisura interna de los mismos. Su cráneo es
redondeado, habiéndoselo comparado a una bola de billar; cara aplanada de frente estrecha, nariz
pequeña, entreabierta, con macroglosia no tan marcada como en el cretinismo.
El desarrollo corporal está generalmente entorpecido, son de escasa estatura. En las
extremidades hallamos las manos y los pies cortos y anchos con una característica particular
consistente en la gran amplitud del espacio interdigital que separa el dedo gordo, del segundo dedo
del pie.
Los mogoles presentan un organismo delicado, con muy pobres defensas, al extremo de que la
mayor parte de ellos no llega a la edad adulta; están muy predispuestos a las afecciones del aparato
respiratorio y en especial a la tuberculosis.
Desde el punto de vista psíquico, el frenasténico mogol presenta la sintomatología general del
grado imbecílico más o menos pronunciado; desde el punto de vista afectivo, ofrecen una variante,
son mucho más sociables que otros sujetos con el mismo grado de oligofrenia. Así los vemos
afectuosos en el medio familiar, intervienen espontáneamente en las conversaciones, tareas y
juegos de los demás; sin embargo, no se debe olvidar que son susceptibles de presentar estados
emocionales de gran excitación y agresividad.
3º) FORMA AMAURÓTICA FAMILIAR O ENFERMEDAD DE TAY-SACHS:
Es una forma de frenastenia debida a una afección degenerativa de tipo familiar. Esta afección
hace su aparición entre el segundo y el octavo mes de la vida, manifestándose por la detención del
desarrollo intelectual.
El primer hecho que llama la atención, es el siguiente: el niño que hasta ese momento tuvo una
actividad psíquica normal con relación a su edad, se torna indiferente por todo lo que lo rodea, no
se interesa por nada, pierde la curiosidad natural que muestran los niños por todo lo que se les
presenta. No sólo se limita su actividad psíquica, sino también la motriz, debido a la producción de
rigidez o flaccidez muscular, razón por la que es incapaz de sostener la cabeza, que cae hacia
adelante.
A toda esta sintomatología se agrega luego el síntoma más sobresaliente: la pérdida de la visión,
que rápidamente va en aumento, hasta caer en la ceguera absoluta al cabo de un año, por atrofia
del nervio óptico. El examen de fondo de ojo, pone en evidencia que la mácula presenta a ambos
lados un tinte rojizo rodeado de una opacidad grisácea, atrofia de la papila y desaparición de las
imágenes vasculares, lesiones que explican la falta de visión por atrofia del nervio óptico. Al mismo
tiempo se produce parálisis a nivel de los miembros, el psiquismo totalmente detenido en su
evolución, termina al cabo de dos o tres años en el marasmo, sobreviniendo la muerte antes de
cumplirse los seis años de vida.
Se trata de una enfermedad hereditaria que se observa en hijos de consanguíneos, pagando
tributo casi exclusivo y en gran escala, la raza judía.
Recordamos que la causa radica en lesiones degenerativas por acumulación de desechos del
metabolismo de los lipoides en las células cerebrales, con especial localización a ambos lados de la
cisura calcarina.
4º) FORMA POR ESCLEROSIS TUBEROSA O ENFERMEDAD DE BOURNEVILLE :
Es la oligofrenia consecutiva a la destrucción de las células corticales, debida a la proliferación
gliomatosa de la corteza cerebral. Se trata generalmente de una insuficiencia de grado idiótico, muy
a menudo acompañada por ataques epilépticos. Lo característico en este tipo de oligofrenia es la
formación de adenomas sebáceos en la piel de la cara y del cuello.
Diagnóstico:
El diagnóstico de frenastenia resulta siempre cosa fácil, especialmente si se basa en la
sintomatología que estudiamos y se respalda además en los datos etiopatogénicos. Sin embargo,
existen oportunidades en que es necesario establecer algunos diagnósticos diferenciales.
1º) CON LA DEMENCIA:
Cuando se trata de estados demenciales muy avanzados, en los que la vida queda reducida a las
funciones vegetativas, anulándose el psiquismo superior, como ocurre con los oligofrénicos.
En el demente será siempre posible advertir en el transcurso del examen la presencia de restos
de una organización psíquica superior, que no se observa nunca en el oligofrénico. Esto se hace
sobre todo evidente en lo que respecta al lenguaje que, por los vocablos nos da muestras de un
grado de cultura inalcanzable para los oligofrénicos profundos. El diagnóstico surge del hecho
siguiente: En la oligofrenia, el cuadro mental lo da la insuficiencia; no se hacen adquisiciones y el
vocabulario queda imperfectamente desarrollado. En la demencia, el cuadro mental lo da el
empobrecimiento: por debilitación, la memoria se pierde paulatinamente y el lenguaje pierde gran
parte de los vocablos, aunque queda siempre algún índice de su jerarquía pasada.
El diagnóstico se hace más difícil cuando se trata de una oligofrenia ligera sobre la que se injerta
una demencia. La diferencia en este caso se establece, porque en la demencia, el déficit aumenta a
medida que pasa el tiempo.
2º) CON LA SORDOMUDEZ:
El diagnóstico 'diferencial debe plantearse sobre todo en los primeros años de la vida. Tendremos
en cuenta que el sordomudo es siempre más expresivo que el oligofrénico, sobre todo en su mirada.
En niños ya mayores, se verá que reemplazan ese déficit con una exuberante riqueza del lenguaje
mímico, lo que indica la existencia de una organización psíquica superior a la del frenasténico. Dicha
organización también se revela en la facilidad con que el sordomudo realiza, por imitación, una serie
de actos complejos con perfecta coordinación motriz, de lo que no es capaz el oligofrénico.
3º) con EL MUTISMO:
Algunos esquizofrénicos negativistas que se encuentran en mutismo y a lo sumo expresan
algunos monosílabos, pueden en un primer momento, aparentar frenasténicos.
Observando detenidamente la actitud, la expresión y la mirada del esquizofrénico que se niega
a contestar, se verá que difiere mucho de la expresión y mirada estúpida del oligofrénico, cuya
actitud es completamente pasiva y no contesta porque ni comprende ni sabe expresarse por el
lenguaje.
Tratamiento:
El tratamiento de la frenastenia debe ser encarado con un doble criterio: 1) tratamiento médico;
2) tratamiento psicopedagógico especializado.
Tratamiento médico: 1º) En la medida de lo posible, tratar de corregir o modificar
favorablemente la causa de la insuficiencia.
2º) Tratar de estimular el desarrollo, mediante el empleo de medicaciones tónicas del sistema
nervioso, entre las que deben considerarse en primer término: el fósforo, el arsénico y las vitaminas.
También se emplea actualmente el ácido glutámico.
3º) Un régimen alimenticio rico en lecitinas, que estimulan y favorecen la nutrición del tejido
nervioso (huevos, pescado, sesos).
4º) Los bromuros y otros sedantes no tóxicos o de toxicidad reducida, en los casos de
oligofrénicos de fácil irritabilidad y propensos a los actos impulsivos y estados de gran excitación,
con episodios delirantes.
Tratamiento psicopedagógico: Para este tratamiento se requiere cooperación entre el médico y
el maestro especializado en la enseñanza de anormales.
Esta enseñanza debe impartirse en locales adecuados, en los que sea posible la educación
colectiva de los insuficientes, clasificados por grupos, de acuerdo con los coeficientes que permiten
establecer los diversos tests. El tratamiento psicopedagógico comprende diversos tópicos.
1) EDUCACIÓN FISIOLÓGICA:
En primer término, colocar a estos enfermos en un régimen de vida higiénico-dietético que
permita la regularización y normalización de las funciones respiratorias, circulatorias y digestivas.
Conseguido esto debe propenderse a la educación fisiológica de los siguientes elementos:
a) Educación fisiológica de las funciones de la vida de relación: Para ello se hará el amasamiento
de las masas musculares, con movilización y agilitación de las articulaciones. Se tendrá especial
cuidado en la educación de la mano y los dedos para la ejecución correcta de actos que conciernen
a la vida de relación. Se le enseñará en esa forma a higienizarse, vestirse, desvestirse, así como el
amaestramiento y aprendizaje de algún oficio o artesanía para imbéciles y débiles mentales.
b) Educación de los sentidos: Comenzando por el tacto; hacer conocer la suavidad o aspereza de
los cuerpos y superficies, la sensibilidad al frío y al calor, así como las sensaciones de pesantez y
liviandad. Luego se continúa con los restantes aparatos sensoriales. La vista mediante las sensaciones de color, tamaño y magnitud, luminosidad, obscuridad, etc. El oído mediante las
sensaciones de ruidos diversos, sonidos, voces, etc. El olfato por las sensaciones despertadas por
olores diversos y perfumes. El gusto, por las sensaciones que originan los distintos sabores: amargo,
dulce, salado, ácido, etc.
c) Educación de la palabra: En cuanto a la educación de los órganos de la fonación, deben
efectuarse ejercicios respiratorios; luego bucales, labiales, linguales, etc. De este modo se enseña al
insuficiente a emitir primero un sonido, luego letras que se articulan para formar una sílaba,
terminando por la pronunciación de una palabra.
2º) EDUCACIÓN PSICOLÓGICA:
Sigue como complemento de la educación fisiológica, desde el momento que la educación de los
aparatos y de los sentidos, estimula el desarrollo de la atención y de la sensopercepción, entran en
juego, en esta forma, la fijación de la memoria. Esto facilita, posteriormente, la ejercitación de la
asociación de ideas, el juicio, el razonamiento y en la medida de lo posible, el despertar de la
imaginación.
3º) EDUCACIÓN DE LOS INSTINTOS:
Naturalmente que esto es imposible en los idiotas profundos en los cuales ni siquiera se
desarrolla el instinto de nutrición.
En los demás, se educará el instinto de conservación, enseñándoles los peligros y la forma de
evitarlos; el instinto de nutrición mediante el conocimiento y selección de los alimentos. La principal
preocupación debe ser lo referente al instinto sexual, tratando de evitar el onanismo, homosexualidad y perversiones sexuales. Otro tanto se hará con el instinto gregario, haciéndoles comprender
los requisitos necesarios para la convivencia social.
4º) EDUCACIÓN MORAL:
Para la enseñanza moral, el médico y el maestro deben constituir los modelos que guiarán al
niño en la adquisición de hábitos adecuados y buenas costumbres.
Para terminar, los resultados serán tanto más satisfactorios cuanto menor sea el grado de
insuficiencia del grupo en tratamiento.
RESUMEN
SÍNDROME FRENASTÉNICO
Generalidades
Síndrome de detención del desarrollo psíquico, congénito o adquirido en los primeros
años de la vida.
La denominación frenasténico pertenece a la escuela italiana de Andrés Verga; la de
oligofrénico a la escuela alemana de Kraepelin.
Binet y Simón, crearon la "escala métrica de la inteligencia", consistente en tests o
reactivos mentales para calcular la edad mental o intelectual de las personas.
"Factores germinales", que obran directamente sobre los genes y "factores
somáticos", que obran sobre el individuo ya concebido.
Herencia
neuropática
Factor importante. Hay familias de
oligofrénicos: (débiles mentales, delincuentes,
amorales, etc.). La herencia es unas veces
dominante (en los casos leves), otras veces
recesiva (en los casos graves).
Alcoholismo
Responsable del 50 a 60% de las oligofrenias.
Produce disminución de las resistencias a nivel
de las glándulas genitales, especialmente
cuando obra en el momento de la concepción.
Tuberculosis
Desempeña un papel importante por las
toxinas que obran sobre los genes de la madre,
predisponiendo a las distrofias cerebrales.
Sífilis
La sífilis es responsable del 40 a 45 % de los
casos de oligofrenias.
Consanguinidad
Factor degenerativo, únicamente cuando
existe una tara mórbida familiar.
Edad de
padres
Puede ser por insuficiencia con la incompleta
madurez física y psíquica de los progenitores.
También excesiva, con todos los factores que
concurren a la involución del organismo.
Etiología
Factores
germinales
los
Etiología
Factores
somáticos
Agirias
o
lisencefalias
Hidrocefalias
Esclerosis
tuberosa
Anatomía
patológica
Enfermedad
Tay-Sachs
Enfermedad
NeumannPick
Poroencefalia
Poligiria
Paquigiria
a) Condiciones anormales de la madre durante el
embarazo: Enfermedades de la nutrición,
endocrinas, infecciosas como 'la rubéola, tóxicas
Causas
como el alcohol, plomo, arsénico, etcétera.
prenatales
b) Las injurias sobre el feto: Traumatismo; golpes
sobre el vientre. Radioterapia abdominal en la
madre.
a) Anormalidades del parto: Distocias, circulares
Causas
del cordón. Fórceps.
natales
b) Partos prematuros: Por la insuficiente madurez
del feto antes de la normal viabilidad.
a) Traumáticas. Golpes sobre cráneo.
Causas
b) Tóxicas e infecciosas.
posnatales
c) Convulsivantes.
d) Nutritivas.
Falta de surcos en la corteza. Afecta zonas reducidas, sólo por
excepción alcanza a varios lóbulos. Como causa posible: la detención
de la migración neuroblástica embrionaria.
Procesos inflamatorios de las cavidades ventriculares, con
estrechamientos cicatrizales, que perturban la circulación del líquido
cefalorraquídeo. La consecuencia es la dilatación de las cavidades y
compresión de la corteza contra los huesos del cráneo.
Descrita por Bourneville en 1880. La consideró como una secuela
de una infección fetal. En la corteza aparecen islotes de una
substancia dura de aspecto blanqueceno que sobresale, formando, a
veces, verdaderas tuberosidades. Están formadas por tejido
gliomatoso, que engloba a las células nobles y las destruye.
Agenesia cortical del cerebro, de origen metabólico. Se produce la
acumulación en las células del cerebro, de productos de desechos del
metabolismo de los lípidos.
Tiene el mismo origen metabólico; pero no hay amaurosis, y la
acumulación de los desechos, alcanza a otros órganos de la economía
como hígado y bazo.
Agenesia cortical. Falta de substancia. De forma infundibuliforme,
cuyo vértice llega hasta el ventrículo lateral.
Consiste en un número exagerado de surcos y circunvoluciones.
Generalmente se asocia a una microgiria, dando el "cerebro en
coliflor"
Circunvoluciones amplias con escasos repliegues y surcos. Por la
característica se le llama: "cerebro simiesco”
Idiotas
No desarrollan el lenguaje. La edad
mental es inferior a los 3 años. El
coeficiente intelectual entre 0,00 y 0,50
Imbéciles
Desarrollan el lenguaje. No adquieren el
lenguaje escrito. La edad mental es
mayor de 3 años y menor de 7 años.
Coeficiente intelectual entre 0,50 y 0,70
Débiles mentales
Hablan y escriben. Se bastan a sí mismos
en tareas manuales. Incapacidad para
abstraer. Edad mental mayor de 7 años
y menor de 12 años. Coeficiente
intelectual entre 0,70 y 0,90
Frenasténicos
biopáticos
La frenastenia se debe a factores
degenerativos hereditarios. Éstos nacen
frenasténicos
Frenasténicos
cerebropaticos
La frenastenia se debe a una
cerebopatía o enfermedad en un
cerebro en evolución.
Frenasténicos
biocerebropaticos
Cuando a una frenastenia de causa
hereditaria se agrega una cerebropatía.
Frenasténicos
disglandulares
Son las frenastenias por causas
endocrinas como el cretinismo.
Tipos clínicos
Idiótico
Imbecílico
Vesánic,
Epileptoideo
Infantil
Clasificación
etiopatogénicaMoyano
Frenastemas
Degenerativas
Inflamatorias
Traumáticas
Neoplásicas
Metabólicas
Disendocrínica
Idiotas
profundos
Son los que presentan grandes deformaciones y alteraciones
teratológicas. Viven aislados. No revelan indicios de inteligencia.
Expresión estúpida. No tienen ni rudimentos de lenguaje; sólo
emiten gritos guturales inarticulados. No tienen vida psíquica ni
reacciones afectivas.
Idiotas
menores
Muestran una atención inestable. Gran torpeza perceptiva e
incomprensión. Reconocen los alimentos y llegan a comer solos.
Tienen reacciones afectivas; reconocen a los padres y a las
personas que los cuidan. Son ineducables. El lenguaje se reduce
a algunas palabras pronunciadas con dificultad. Son totalmente
inadaptables al medio social.
Clasificación
clínica
Esquirol
Clasificaciones
Clasificación
Sante
de
Sanctis
Sintomatología
Imbéciles
Tienen algunas actividades muy bien desarrolladas como la
memoria por ejemplo. Se desempeñan en tareas manuales
siempre que ellas no sean muy complejas. La atención es muy
inestable; 'la comprensión es precaria, únicamente para las cosas
concretas muy elementales. Algunos llegan a leer, pero de una
manera automática, sin comprender lo que leen. El juicio es
insuficiente. Lenguaje reducido y de desarrollo incompleto.
Reacciones emocionales primarias. Escasas inhibiciones.
Débiles
mentales
Adquieren todas las formas del lenguaje: hablado, escrito y
mímico. Por lo general tienen buena atención. La comprensión
dificultada para las concepciones abstractas. Juicios insuficientes.
Pensamiento estereotipado, perseverante y prolijo.
Cráneo
Cara
Sintomatología
Miembros
Estigmatología
somática
Aparato
digestivo
Aparato
Genitourinario
Sensibilidad
Aparato
motor
a) Microcefalia
b) Macrocefalia
c) Plagiocefalia
d) Escafocefalia
Grande en los macrocéfalos Pequeña en los
macrocéfalos Aspecto arrugado en los cretinos
Ojos oblicuos en los mogólicos Macroglosia en
los cretinos Paladar bífido. Labio leporino.
Falta de miembros
Sindactilias
Polidactilias
Macrodactilia
Sialorrea (baba de los idiotas)
Vómitos
Dispepsias
Anorquídeas
Criptorquídeas
Hipospadias
Epispadias
Imperforación vaginal
Malformaciones vulvares
Disminuida. Obtusa. Son poco sensibles al
frío, al calor y al dolor.
Hipertonías e hipotorías musculares.
Alteraciones del reflejo rotuliano. Alteración de
los movimientos complejos. Alteraciones de la
motricidad en general (parálisis, espasmos, tics,
etc.). Alteraciones de la motricidad ocular
(estrabismo).
Forma
cretinoide
También llamada mixedematosa, porque se acompaña de
mixedema. Es debida a lesiones de la glándula tiroides.
La cabeza es ancha y asimétrica; la cara ancha y aplanada; frente
estrecha; nariz ancha y aplastada. La boca entreabierta; macroglosia.
Cabellos gruesos como crines. Generalmente se trata de imbéciles y
débiles mentales. Mejoran con la opoterapia tiroidea.
Forma
mogoloide
Se trata de hijos de madres de edad avanzada. o al final de una serie
de hijos. Se debe a lesiones de Ja mucosa uterina, que determina una
mala implantación ovular que produce estrechez del saco amiótico con
bridas y trastornos de la evolución y desarrollo. La cara es asiática o
mogólica por la oblicuidad de la abertura palpebral. Cráneo
redondeado. Escaso desarrollo de las manos y los pies que son cortos
y anchos. Generalmente presentan el grado imbecílico.
Forma
amaurótica
familiar
Enfermedad de Tay-Sachs; se trata de una afección degenerativa de
tipo familiar. Se inicia entre el 2º y 8º mes de la vida. Hay detención del
desarrollo intelectual. El niño se torna indiferente; pierde su natural
curiosidad. También disminuye su actividad motriz. Luego sobreviene
la pérdida de la visión, que aumenta rápidamente hasta la ceguera al
cabo de un año. Se debe a la atrofia del nervio óptico. Hay parálisis de
loa miembros. Se observa en hijos de consanguíneos. Se debe a la
acumulación de los desechos del metabolismo de los lípidos en las
células de la corteza.
Forma
esclerosis
tuberosa
También conocida por "enfermedad de Bourneville". Debida a una
proliferación gliomatosa en la corteza. Se producen adenomas
cebáceos en la piel de la cara y el cuello.
Con
la
demencia
En casos de demencias muy avanzadas, en las que sólo existe una
vida vegetativa por anulación del psiquismo superior. En la demencia
siempre es posible ver restos de una organización psíquica superior,
especialmente en el lenguaje, cosa que no se ve en los oligofrénicos.
Los oligofrénicos presentan el cuadro de la insuficiencia. Los dementes,
en cambio, el cuadro de la debilitación.
Con
la
sordomudez
En los primeros años de la vida la confusión es posible. El
sordomudo es más expresivo y revela la existencia de un psiquismo
superior. En los sordomudos hay siempre un rico lenguaje mímico que
reemplaza siempre a la palabra
Con
el
mutismo
En el caso de algunos esquizofrénicos negativistas que entran en
mutismo. La actitud, la expresión y la mirada del esquizofrénico
revelan que se niega a contestar, cosa que no ocurre con el
oligofrénico.
Formas
clínicas
Diagnóstico
Tratamiento
médico
1) En lo posible corregir o mejorar la causa de la insuficiencia.
2) Medicaciones tónicas del sistema nervioso: fósforo, calcio,
arsénico, vitaminas. Acido glutámico.
3) Alimentos ricos en lecitinas: huevos, pescados, sesos.
4) Sedación de los estados de irritabilidad.
Tratamiento
psicopedagógico
Se realiza mediante la cooperación entre el médico y el
maestro especializado.
1º) Educación fisiológica: Régimen higiénico dietético.
Educación fisiológica de las funciones de la vida de relación.
Educación de los músculos y articulaciones, para los
movimientos de los dedos de las manos. Deben aprender a
higienizarse, vestirse, desvestirse, etc. La educación de los
sentidos: el tacto, la aspereza y la suavidad de los cuerpos, su
pesantez y liviandad. De la vista: colores. Del oído: voces. Del
olfato: perfumes, olores diversos. Del gusto: sabores amargo,
dulce, salado, ácido. Educación dé la palabra: ejercicios
respiratorios, bucales, linguales, labiales. Emisión de sonidos,
luego de vocales, después articulación de letras, sílabas y
palabras.
2º) Educación psicológica: A continuación de la anterior;
desde el momento que la agudización de los sentidos estimula
la atención, la percepción, juicio, etc.
3º) Educación de los instintos: Del instinto de conservación;
de los peligros y la forma de evitarlos. Del instinto de nutrición:
conocimiento y selección de los alimentos. Del instinto sexual,
tomar las previsiones necesarias contra el onanismo y
perversiones sexuales.
4º) Educación moral: El médico y el maestro deben
constituirse en modelos para guiar al niño.
Tratamiento
CAPÍTULO III
SÍNDROME DEMENCIAL: DEMENCIA SENIL
SÍNDROME DEMENCIAL
El síndrome demencial es de naturaleza orgánica, vale decir, que se pueden reconocer en él una
serie de alteraciones anatomopatológicas bien conocidas y estudiadas, en cada una de las entidades
mórbidas que se incluyen en este importante capítulo de la psiquiatría.
La alteración fundamental que caracteriza a este síndrome es la debilitación psíquica.
Existen estados constitucionales o terrenos determinados, que pueden predisponer o favorecer
más o menos prematuramente la aparición de la demencia; en tal sentido haremos algunas
consideraciones previas. Sobre e! particular se expiden también Binswanger y Schaxel, cuando al
referirse a las demencias preseniles dicen: "las demencias preseniles atacan exclusivamente a las
personas que de antemano han exhibido una débil constitución nerviosa". Si generalizamos este
concepto a todas las demencias, comprobaremos que el mismo se les adapta. Tenemos así los
siguientes ejemplos:
1º) En las demencias seniles y arterioescleróticas, a las que, con el transcurso de los años llegan
los organismos por acción del desgaste fisiológico, si bien se calculan edades más o menos
aproximadas con respecto a la época de su iniciación, lo cierto es, que no existen límites precisos.
Nadie puede negar la existencia de cerebros indemnes, con gran vigor psíquico y con una
extraordinaria capacidad de trabajo intelectual a los 70, 75 y aún 80 años de edad. Por otra parte,
al lado de éstos, existen otros cerebros que se dementizan a muy temprana edad, 60 ó 65 años, lo
que denota una evidente fragilidad constitucional, sobre todo si se compara la longevidad mental
de los anteriores.
2º) En las demencias tóxicas, como puede ser, por ejemplo, la alcohólica, veremos que si bien el
alcohol es un tóxico dementizante, su acción no se hace efectiva en todos los casos. Por lo tanto
debe reconocerse que existen alcoholistas consuetudinarios, que pasan en repetidas oportunidades
por episodios subagudos y que, a través de los años, no llegan a la dementización.
3º) En las demencias consecutivas a procesos infecciosos que debido a las toxinas microbianas
producen graves confusiones mentales; se observa, que de entre numerosos casos, sólo un
porcentaje muy reducido llega a la demencia.
4º) En cuanto a la demencia paralítica, cuya causa es la sífilis, es sabido que de los numerosos
casos de infección sifilítica, un reducido porcentaje llega a la producción de la sífilis nerviosa y entre
éstos sólo algunos presentan un terreno propicio para culminar en la demencia paralítica.
5º) Lo mismo puede decirse de los traumatismos. Algunos conducen a la demencia
postraumática, en cambio en muchos otros no ocurre así, como lo demuestran las experiencias
acumuladas en las últimas guerras, ya que en muy graves traumatismos de cráneo, que obligaron a
severas intervenciones de neurocirugía no se observó demencia consecutiva.
Aclaramos que con esto no pretendemos dar por sentado absolutamente nada; únicamente
pensamos que quedan abiertas' las puertas para iniciar un nuevo estudio de las demencias que, por
la debilitación global de la psique, siempre significan el derrumbe de la personalidad humana.
Si se piensa en la existencia de una predisposición constitucional que hace caer a unos, más
fácilmente que a otros en la demencia; forzoso será reconocer que si se agotan todos los recursos
diagnósticos para conocer las formas incipientes de estos estados, se podrá realizar, hasta cierto
punto, la profilaxis de la demencia. Para ello, deberán evitarse todos los elementos tóxicos,
exógenos y endógenos, así como los factores de origen endocrino que puedan obrar como
impulsores. En esa forma se conseguirá, en la medida de lo posible, distanciar al máximo la
desaparición de la personalidad.
Hay que valerse de un prolijo estudio clínico, que nos informará sobre el estado somático; es
aquí donde la endocrinología desempeña un papel importantísimo en la regulación del sistema
nervioso, pues tienen preponderancia en ese sentido, las glándulas genitales, la tiroides y la
hipófisis.
Resulta muy interesante el estudio del metabolismo íntimo del tejido nervioso, del que puede
darnos cuenta, en parte, el electroencefalograma. Consiste en el estudio de las modificaciones que
el mismo presenta, de acuerdo con las variaciones del anhídrido carbónico cerebral por medio de la
hiperventilación, procedimiento éste, creado por los esposos Gibbs y Lennox.
Es probable que en la precipitación de los estados demenciales, no sean ajenas las
modificaciones del anhídrido carbónico de las células de la corteza cerebral. Así lo hacen entrever
las experiencias realizadas por Darrow. De sus estudios se desprende que cuando disminuye la tasa
de anhídrido carbónico de la corteza, se produce vasoconstricción. Normalmente esta
vasoconstricción es compensada por una activación de la acetilcolina, pero en el caso que esta
activación no se produzca, la vasoconstricción persiste, con los consiguientes trastornos de la
irrigación y oxigenación de los elementos celulares de la corteza. Esto se traduce en el electroencefalograma por la aparición de ondas lentas de alto voltaje. De aquí la importancia del estudio de
todas las causas tóxicas o infecciosas capaces de producir una modificación de la regulación normal
de la bioquímica cerebral, especialmente en aquellos casos en que se puede presumir la existencia
de un tejido nervioso de menor resistencia que, más fácilmente que otro, sucumbe a la acción de
los factores nocivos.
En apoyo de esta manera de pensar, parece acudir el hecho de que las modificaciones producidas
por la hiperventilación, disminuyen a medida que aumenta la edad; además aboga en este sentido
la opinión de Gray Walter, sosteniendo que cuando en los adultos, persiste una fácil
hiperventilación, se debe pensar en una falta de madurez del sistema nervioso central, cuya causa
debe buscarse en una falla del desarrollo del mismo.
Debe completarse el estudio mediante el concurso de la neumoencefalografía y la ventrículo
grafía, que pueden revelar alteraciones de la corteza y modificaciones de forma y volumen de las
cavidades ventriculares, que nos hagan presumir en muchos casos, la proximidad del proceso
demencial.
Según nuestra opinión, aún no ha sido dicha la última palabra con respecto a las demencias,
además, desde nuestro punto de vista, se abre un amplio campo de estudio y experimentación al
respecto.
Demencia: definición y concepto
"La demencia es una debilitación global, crónica, progresiva, definitiva e irreparable de todas las
funciones psíquicas".
Decimos que la debilitación es global, porque alcanza a todas las funciones psíquicas, abarcando
las tres esferas de la psique. Es crónica en su evolución porque se instala en forma lenta y paulatina,
su marcha es progresiva, porque siempre avanza hacia el derrumbe de la personalidad. Es definitiva,
porque la demencia posee substracto anatomopatológico, siendo irreparables las lesiones, pues
sabemos que las células nerviosas una vez destruidas no pueden ser reemplazadas, desde que el
tejido nervioso no se multiplica.
Conviene aclarar finalmente que el vocablo demencia, es empleado con significado muy
diferente desde el punto de vista jurídico y por toda persona ajena a la psiquiatría, para los que es
sinónimo de alienación mental; es decir que emplean indistintamente los términos alienación o demencia: Para el psiquiatra el demente es un alienado, pero no todos los alienados son dementes.
Demencia significa debilitación.
Clasificación de las demencias
Por conveniencias didácticas, anticiparemos al estudio clínico de las demencias, su clasificación.
Han sido diversamente clasificadas teniendo en cuenta distintos puntos de vista; nosotros las
dividimos en dos grandes grupos de acuerdo con su origen.
1°) DEMENCIAS PRIMITIVAS:
Cuando se trata de procesos que se instalan como tales desde el comienzo:
Demencia senil.
Demencia arterioesclerótica.
Demencias preseniles.
Demencia paralítica. (P.G.P.)
Demencia coreica. (Corea de Huntington)
Demencia precoz
2º) DEMENCIAS SECUNDARIAS:
Son las que se instalan secundariamente a otros procesos psicóticos.
Demencias posconfusionales.
Demencia alcohólica.
Demencias vesánicas (etapa final de la manía, melancolía y delirio).
Demencias postraumáticas. (Por traumatismos sobre el encéfalo.)
Demencia epiléptica. (Consecutiva a la epilepsia).
DEMENCIA SENIL
Etiología y patogenia
La causa determinante de esta forma de demencia es la senilidad. Podemos considerar la
senilidad como un estado morboso de involución; estado que ciertamente está condicionado por el
factor edad, pues como ya lo hemos expresado, no es posible establecer límites precisos sobre la
iniciación de la enfermedad, recordando además que existen numerosos factores capaces de
precipitar el estado demencial.
Sin embargo, con el deseo de precisar algo más con respecto a la edad, diremos que por lo
general la demencia senil se inicia más allá de los 60 años.
Además del desgaste de los elementos nobles del tejido nervioso por la edad, existe un
determinado número de factores que debemos considerar como causas impulsoras inmediatas.
Tenemos en primer término las intoxicaciones, que tanto pueden ser de naturaleza exógena
como endógena. Las endógenas se originan en perturbaciones metabólicas, o bien, en la ruptura del
equilibrio neuroendocrino por alteraciones de las glándulas tiroides, genitales e hipófisis. En cuanto
a las intoxicaciones exógenas, deben considerarse todos los tóxicos conocidos que pueden ser
absorbidos por el organismo, y que dañan más o menos electivamente las neuronas de la corteza
cerebral.
También deben considerarse las infecciones, observándose en algunas de ellas una acción
directa por razones de localización o bien, en formain directa en localizaciones a distancia, por
acción de las toxinas microbianas.
En cuanto a la patogenia, la demencia senil se produce por lesiones destructivas a nivel de los
elementos nobles del parénquima nervioso, tanto en las células como en las fibras que sufren atrofia
y degeneración. Estas alteraciones parenquimatosas son las primeras en aparecer, pero secundariamente se verán también a nivel del sistema vascular. Por esta razón se dice que la demencia
senil es de origen ectodérmico, porque su punto de partida se halla en el parénquima nervioso que
deriva originariamente del ectodermo; de allí que se la designe patogénicamente: "demencia
ectodermal"
Anatomía patológica
Lo mismo que en todo lo referente a la anatomía patológica cerebral, seguiremos
principalmente, los conceptos vertidos por el Prof. Braulio Moyano, en sus clases de anatomía
patológica.
ALTERACIONES MACROSCÓPICAS:
El encéfalo de un senil, después de separada la caleta craneana, presenta al examen
macroscópico una serie de alteraciones:
I9) Adherencias de la duramadre que presenta lesiones de paquimeningitis. Hipertrofia de los
corpúsculos de Pacchioni, que son asiento de precipitaciones cretáceas. Suele observarse edema de
las meninges, con engrosamiento de las leptomeninges.
2°) Las arterias de la base del encéfalo aparecen duras y fibrosas, alteración que se extiende a
menudo, hasta las arterias de mediano calibre. En los grandes vasos es frecuente el ateroma que
trae irregularidades en la luz de los vasos, que pueden presentar dilataciones ampulares.
3°) En cuanto al cerebro de la demencia senil, muestra una atrofia generalizada de toda la
corteza, la que se hace mucho más visible y marcada en la región frontal y central. La consecuencia
de esa atrofia es la disminución del volumen del cerebro, que ostenta sus circunvoluciones muy
adelgazadas y separadas por surcos más amplios y profundos. A la disiminución del volumen
corresponde una disminución del peso que oscila entre 40 y 200 gramos. Recordaremos que en la
generalidad de los casos las circunvoluciones rolándicas se hallan respetadas en mayor o menor
grado.
La atrofia también se hace aparente cuando se efectúan cortes en el cerebro, por el
adelgazamiento de la substancia gris que presenta una coloración más pálida. Asimismo se reduce
la substancia blanca y se evidencia una dilatación de las cavidades ventriculares; la substancia
ependimiaria presenta un aspecto arrugado como consecuencia de una ependimitis crónica.
ALTERACIONES MICROSCÓPICAS:
1º) El engrosamiento de las leptomeninges se debe según Jakob, a un aumento del tejido
conjuntivo, por hipertrofia de las mallas subaracnoideas, determinando una "leptomeningitis
fibrosa" que llega a percibirse a simple vista, en forma de placas blanquecinas de consistencia dura.
La píamadre también prolifera, pero no se encuentran adherencias ni nada que pueda hacer
presumir un origen inflamatorio de estas lesiones.
2º) Lesiones vasculares involutivas. Se observan las células endoteliales con los núcleos en
picnosis y degeneración grasa de las células de la adventicia.
3°) En cuanto a las lesiones del tejido nervioso, son de naturaleza atrófica. Las neuronas están
retraídas, presentan bordes rígidos, núcleos muy pigmentadas y las prolongaciones dendríticas muy
contorneadas. En personas de edad muy avanzada se observan las llamadas células en panal,
debidas a la degeneración grasa. También se observa la proliferación difusa en la neuroglia.
Debemos señalar como alteraciones características del tejido nervioso de la demencia senil:
a) Las lesiones fibrilares de Alzheimer, consistentes en una aglutinación de las neurofibrillas,
agrupadas en manojos en el interior de las células, en forma de rulos, ovillos o cestas.
b) Las placas seniles, que se encuentran en el espesor de la corteza. Presentan una masa central
o núcleo y una parte periférica o corona, ambas separadas por una zona clara. Mucho se ha discutido
en cuanto a las génesis de estas placas. Unos le atribuyen una participación activa a la neuroglia; la
verdad es que se ha demostrado que las gliofibrillas pueden atravesar las placas seniles sin sufrir
alteración. Otros le atribuyen un origen vascular; sin embargo, no se observan obliteraciones ni
alteraciones de los vasos en regiones donde las placas seniles son muy abundantes. El profesor
Moyano, se inclina a aceptar un mecanismo por precipitación de una substancia cuyo origen se
desconoce y que se deposita en el tejido nervioso. La presencia de estas placas en la demencia senil
es constante.
Sintomatología
Para el estudio de la sintomatología de la demencia senil, conviene establecer tres etapas:
período de comienzo, período de estado y período terminal.
1º) PERÍODO DE COMIENZO:
Tiene gran importancia desde el punto de vista médico-legal, establecer el comienzo del déficit
que señala la iniciación de la demencia senil. Esto no suele resultar tarea fácil, muy por el contrario,
esta búsqueda acarrea serias dificultades, debido a lo incierto de la transición entre la vejez y la
senilidad, constituyendo esta última lo que se ha llamado estada morboso de involución. Vale decir
que esa transición marca él paso de lo fisiológico a lo patológico, que se efectúa de una manera
insensible, tal como lo ha puesto de relieve Charcot al referirse, en términos generales, a la patología
de la vejez.
Con la senilidad se inicia el déficit psíquico, pero debe tenerse muy en cuenta que al principio
puede pasar inadvertida por una aparente integridad de la misma, que no parece acusar
debilitación. Sin embargo, des*-pues de un prolijo examen, es posible observar una disminución de
la cantidad junto a una pobreza de la calidad de las elaboraciones mentales, sobre todo cuando se
coteja con la capacidad anteriormente acusada por el individuo. Ese menor rendimiento se pone de
manifiesto por un conjunto de síntomas poco perceptibles, y que Regis ha señalado bajo la denominación de síntomas deficitarios. Entre los principales tenemos:
1º) La atención se torna ligeramente inestable y superficial. Esto se debe a la pronta fatiga
psíquica, que hace poco menos que imposible una atención sostenida, como acontece en
condiciones normales.
2º) Como consecuencia de la debilitación de la atención se resiente la sensopercepción que
aparece entorpecida. Con este entorpecimiento se dificulta la comprensión y por ende se dificulta
notablemente la asimilación de los nuevos conocimientos.
3º) De lo anterior se desprende que se produce una disminución de la actividad intelectual en lo
que respecta a nuevas elaboraciones y a la función de la imaginación creadora. Sin embargo, estas
fallas no siempre se advierten con facilidad, ya que se hallan muy bien disimuladas por el mantenimiento de una aparente brillantez psíquica. Podemos decir que en sus comienzos, la debilitación
se encuentra enmascarada por una buena memoria de evocación, así como la expresión de juicios
correctos y pensamientos vigorosos y profundos; pero a poco que nos detengamos a observar se
verá que todas las elaboraciones mentales se efectúan con el capital idea-tivo de antigua
adquisición, y que se repiten siempre gracias a que se mantiene indemne la memoria de evocación.
Cuando los viejos comienzan a repetirse en sus pensamientos indican una merma de su vigor
mental. Esto es debido a que se encuentra dificultada la adquisición de nuevo material ideativo, por
fallas en la memoria de fijación, condicionadas éstas, a la disminución de las capacidades atentiva y
perceptiva, con la consiguiente merma de la comprensión. Ese déficit en la capacidad asimilativa de
conocimientos nuevos marca la debilitación intelectual, constituyendo lo que el profesor argentino
Dr. Ameghino llamó: pérdida del vigor adquisitivo. Evidentemente, es muy poco o nada lo que puede
asimilar un senil en este período; el trabajo intelectual se hace cada vez más penoso, tendiéndose
a la repetición, sin nada nuevo. Es decir, entonces, que a pesar de que el senil en esas condiciones
puede desempeñarse en el ambiente social, pasando inadvertida su debilitación, ésta se identifica
por la pérdida del vigor adquisitivo.
4º) También es posible en algunos casos, advertir modificaciones en la afectividad y en la
conducta. Ante todo se comprueban modificaciones en el carácter; lo más frecuente es ver al senil
gruñón y fácilmente irritable. A menudo suele percatarse de su incapacidad, lo que lo lleva al aislamiento, probablemente con el deseo de esconder su falla, con lo que comienza a vivir de sus
recuerdos. Al mismo tiempo alberga y toma arraigo un sentimiento de hostilidad y envidia hacia la
juventud vigorosa, que lo hace sentirse aún más disminuido. De allí nace la crítica desfavorable de
los viejos por todo lo nuevo y por todo lo que haga la juventud. Comienza a disminuir su interés por
las personas y las cosas que lo rodean; manifiesta cierta indiferencia aún hacia los familiares, tanto
más chocante por cuanto a primera vista su inteligencia parece intacta. Es frecuente la aparición de
un sentimiento egoísta y avaro.
Todas estas particularidades son las que constituyen el primer toque de atención para las
personas que rodean al enfermo.
2º) PERÍODO DE ESTADO:
El período de estado es dado por la agravación del cuadro anterior, con la acentuación de todos
los síntomas. Estudiaremos por separado el estado en que se encuentran las diferentes esferas de
la psique.
ESFERA INTELECTUAL: a) Atención: La atención se encuentra debilitada en forma global. Al
enfermo se le hace imposible fijar la atención sobre un determinado objetivo, porque de inmediato
es presa de fatiga. Únicamente la atención espontánea se muestra un poco más activa y al servicio
de los intereses materiales inmediatos.
En resumen, durante el período de estado de la demencia, la atención es brevemente sostenida
porque sucumbe pronto ante la excesiva fatiga de la psique.
b) Sensopercepción: Como consecuencia de la debilitación de la atención se perturba seriamente
la sensopercepción, que se realiza con suma torpeza, dificultando grandemente la comprensión de
los hechos y situaciones nuevas que se le puedan plantear al individuo. En casos avanzados y graves
la dificultad perceptiva puede llegar hasta la agnosia. De una manera general podemos decir que los
seniles en el período de estado suelen padecer trastornos ilusorios. Éstos se originan en la
imperfección e impureza de las percepciones, debido a la vaguedad de la atención.
c) Memoria: La memoria es una de las funciones más perturbadas en la demencia senil. La
primera que se resiente es la memoria de fijación, que se hace difícil por la inestabilidad de la
atención. En estadios avanzados de la evolución, la fijación llega a desaparecer totalmente, ya no se
graba más nada, ni los hechos más importantes de la vida diaria; el enfermo no recuerda lo que hizo
el día anterior, o lo que hizo algunas horas o pocos momentos antes. Estas son las razones por las
cuales los dementes seniles fabulan, tratando en esa forma de rellenar las lagunas mnemónicas por
falta de recuerdos inmediatos por defecto o ausencia de fijación. Por estas razones en sus
elaboraciones mentales, el enfermo echa mano de sus recuerdos, mientras la evocación se
mantenga, estrechando en esa forma cada vez más al campo de sus actividades. Pero, con el andar
del tiempo también se daña la memoria de evocación; la amnesia va en aumento, ya que al
comienzo sólo es anterógrada o de fijación, en cambio ahora se hace retroanterógrada por sumarse
la de evocación o retrógrada. En la amnesia de evocación la desaparición de los recuerdos se hace
siguiendo la conocida ley de Ribot: "Los recuerdos se van borrando siguiendo un orden cronológico,
de los más cercanos a los más alejados con respecto al comienzo de la enfermedad". De este modo
llega un momento en que sólo se evocan hechos aislados de la infancia.
Es relativamente frecuente observar en los dementes seniles trastornos mnemónicos del
lenguaje, que poco a poco se va sumiendo en ruinas, como toda la organización psíquica superior.
Es lo que se conoce con el nombre de amnesia verbal o amnesia nominal. Se olvidan primero los
nombres propios, luego los sustantivos de naturaleza abstracta y finalmente los concretos. En estos
casos, el enfermo ante un objeto cuyo nombre no recuerda, hace uso de perífrasis valiéndose de las
cualidades y propiedades del objeto, dando a entender que sabe de qué se trata. Así, en presencia
de una silla nos dirá: "sirve para sentarse" o simplemente la de sentarse. Un enfermo nuestro a
quien se le mostraba una billetera decía: "la fulana del dinero".
Conviene recordar aquí, que no debe confundirse este trastorno mnemónico del lenguaje, que
llamamos amnesia nominal, con otro trastorno del mismo que es la afasia nominal, en la que el
sujeto se halla imposibilitado para pronunciar la palabra, aun cuando se encuentran intactas las vías
motoras. Retomando el ejemplo de la silla, cuando se trata de una amnesia nominal, si se le recuerda
al enfermo la palabra, la repite de inmediato; en cambio, si se trata de una afasia, la imposibilidad
de repetirla es absoluta.
d) Ideación: La ideación, que al comienzo de la enfermedad había quedado detenida en cuanto
al acopio de nuevos materiales, se empobrece paulatinamente a medida que avanza el proceso de
debilitación. Por esta razón, el senil administra su trabajo intelectual con el acervo de conocimientos
antiguamente adquiridos, y a medida que el daño avanza, disminuye el caudal de ideas abstractas,
que poco a poco reemplaza con las concretas; con estas últimas lleva a cabo el futuro trabajo
intelectual.
Por último, es frecuente la aparición de ideas delirantes de perjuicio, persecutorias y celosas.
e) Asociación de ideas: La primera alteración notoria en la asociación de las ideas, la hallamos en
el ritmo asociativo notablemente tórpido, que llega en ocasiones a una marcada bradipsiquia. Por
otra parte, a medida que el proceso avanza las asociaciones de ideas se hacen más superficiales y
laxas, y no tardan en caer en la incoherencia asociativa, que al comienzo es intermitente, pero, con
el andar del tiempo, se instala en forma persistente.
f) Juicio: La debilitación del juicio constituye junto con la perturbación de la memoria uno de los
síntomas fundamentales que caracterizan a la demencia.
Al comienzo es posible observar que los juicios se conservan más o menos correctos para las
cosas intrascendentes y sujetas a la rutina de la vida diaria; pero, en cuanto se deben juzgar hechos
de mayor jerarquía, se comprobarán graves fallas en los juicios de valor, especialmente en todo
aquello que concierne a la autocrítica. Se tornan incapaces de valorar hechos de importancia, y en
situaciones extremas, requieren la intervención de otras personas para reparar actos de inconducta
cometidos, y que el propio juicio es incapaz de valorizar. A esta debilitación del juicio se agrega el
manejo cada vez mayor de ideas concretas, y en consecuencia la puerilidad del juicio, que en esa
forma paga su tributo a la debilitación global de la psique.
g) Pensamiento. Imaginación: Después de lo expuesto hasta aquí, se comprende fácilmente que
el pensamiento de los dementes pierde toda su jerarquía. Lo primero que llama la atención en los
enfermos, al comienzo del período de estado, es la pérdida de la elasticidad normal del pensamiento, que se vuelve rígido, siguiendo un planteo ya conocido y con normas antiguamente
adquiridas; se trata de pensamientos ya hechos, que se repiten siempre iguales a sí mismos,
estereotipados. El demente es incapaz de crear nuevos giros, agravado por la ya citada incapacidad
de adquirir nada nuevo. Contribuyen a empeorar las cosas, la falta de auxilio de la memoria y el
apagamiento de la imaginación, que paulatinamente se extingue. De esta manera a medida que la
debilitación crece, el pensamiento se empobrece y se pueriliza, y por el aflojamiento de los
mecanismos normales llega finalmente a la disgregación.
h) Conciencia: Para terminar el estudio de la esfera intelectual en los dementes, debemos
ocuparnos de la repercusión que todos los trastornos tienen sobre el estado de conciencia. Lo
primero que llama la atención, es la pérdida de nitidez de la conciencia, que pierde su transparencia,
su lucidez normal. La conciencia de los dementes parece hallarse permanentemente en la
penumbra, cual si se tratara de un estado subconfusional crónico. Se trata de una conciencia cuya
luz se va extinguiendo poco a poco.
Por un lado se produce la desconexión con el mundo exterior, por el entorpecimiento general
del sensorio que le impide la comprensión clara de las cosas y de las situaciones; por otro lado se
desconecta el demente con su mundo interior, debido a la progresión de la amnesia con pérdida de
los recuerdos. De esta manera se debilita la conciencia y se produce la desorientación del enfermo.
En primer término esta desorientación acaece con respecto al mundo exterior, ante todo en el
tiempo y después en el lugar; en segundo término la desorientación autopsíquica se instala a medida
que la memoria en ruinas deja de mantener el nexo con el pasado. Cuando acontece esto último, se
produce la pérdida de la personalidad, o sea, la ruina, el derrumbe, el naufragio total del individuo
como persona humana. En efecto, a medida que transcurre el período de estado y se aproxima el
período terminal, se desdibuja y desaparece el hombre consciente, que es sustituido por un ser
carente de razón que vive una existencia vegetativa.
ESFERA AFECTIVA: La debilitación psíquica alcanza también a la esfera afectiva, cuyas reacciones
y estados vivenciales revelan siempre un déficit.
Desde el punto de vista general, la vida afectiva del individuo pierde jerarquía, o sea, que se
desvaloriza. Se produce una pérdida real de los sentimientos más elevados y altruistas de la
personalidad, de los valores éticos, se produce el embrutecimiento moral; vale decir, que se pierde
todo aquello que pertenece al campo de las adquisiciones intelectuales y que la vida ha transmitido
al hombre en el medio social en que actuó. Se produce por consiguiente, una remisión de los valores
afectivos, quedando en pie únicamente la vida afectiva primitiva, cuyas inclinaciones, deseos y
tendencias mueven a los estados emocionales primarios que desatan la afectividad impulsiva, es
decir, la vida emocional primaria. Para decirlo mejor, es la afectividad no intelectualizada, no
razonada, no controlada. En efecto, el derrumbe del psiquismo superior, remite también la vida
superior del hombre; debido al entorpecimiento éste se ve privado de una correcta comprensión y
como todo aquello que estimula la afectividad debe necesariamente ser comprendido, caemos en
la cuenta de que ante la situación creada, muchos hechos no llegan a ser íntegramente captados y
por ende, no despiertan vivencias afectivas, como acontece en una psique normal y vigorosa.
Luego en la demencia, asistimos al empobrecimiento progresivo de la vida afectiva superior, a la
par que se produce una reactivación de la vida emocional primaria, por debilitación de las
inhibiciones.
En concordancia con estas observaciones de orden general, comprobamos que en la demencia
senil la afectividad se mantiene activa en torno a lo que constituyen los intereses personales
inmediatos. Disminuyen intensamente los ideales y sentimientos altruistas, que son por el contrario,
sustituidos por sentimientos egoístas y avaros; los individuos se hacen mezquinos, temerosos de ser
despojados y de quedarse sin dinero, vigilan el centavo, todo lo quieren para sí, de allí que sea
frecuente en los seniles la tendencia al coleccionismo, acumulando una cantidad de objetos
carentes de valor.
Presentan descargas emocionales de cólera con gran irritabilidad; otras veces explosiones de
alegría y de risa, virando fácilmente al llanto y las lamentaciones. Esto se debe a que existe en los
seniles una gran labilidad afectiva acompañada de incontinencia afectiva, lo que explica los cambios
bruscos y fáciles en el humor.
Lo que encontramos en merma, son los afectos superiores referidos a las personas más queridas
de la familia, permaneciendo muchas veces insensibles, aun en el caso de muerte de las mismas.
Es frecuente sobre todo al comienzo del período de estado, una exaltación del instinto sexual,
que en forma impulsiva lleva a la ejecución de aberraciones, como ser: exhibicionismo, atentados al
pudor, tentativas de incesto, etc.; todo ello sin que llegue a provocar la menor turbación, ya que el
juicio descendido no puede valorar los actos en forma adecuada.
Esfera activa: En general el senil se apaga en su actividad a medida que la psique se debilita. Por
consiguiente, lo más común es que el enfermo se muestre apático y abúlico. Sin embargo, en
algunas ocasiones,' se los ve salir de ese estado pasando al opuesto, mostrándose activos/ En estos
casos, son movidos por las fuerzas impulsivas, la responsabilidad recae sobre la exaltación de la vida
instintiva, que los conduce hasta la ejecución de actos antisociales, de los que ya hemos hablado al
tratar los trastornos afectivos. Por otra parte, en los casos en que existe cierto grado de excitación
psicomotriz, se produce una actividad improductiva y descontrolada.
Hay que tener en cuenta también, que por efecto de la debilitación, estos enfermos se tornan
sumamente crédulos y fácilmente sugestionables. Además se agrega a esto la aprobatividad, ellos
aprueban todo cuanto se les sugiere; como se comprende, ello les acarrea el serio peligro de caer
en manos inescrepulsosas que lo inducen a la ejecución de actos, que perjudican a menudo sus
propios intereses.
El lenguaje es otro elemento de juicio importante que también revela la debilitación. Lo primero
que se observa, es una notable reducción del vocabulario, que pierde por defectos de la memoria
buena cantidad de vocablos que lo integran. Junto a esta disminución existe a menudo una
excitación que produce incontinencia verbal que conduce al enfermo a una verborrea continua. Ésta
es completamente insulsa y de escasa jerarquía, en la que suelen enredarse ideas de valores
diferentes, pero siempre el fondo es pueril, cayendo a menudo en la incoherencia y la disgregación.
En esos discursos suele verter sin ningún reparo hechos y situaciones que pertenecen a su vida
íntima y privada; haciéndolo con la misma soltura ante conocidos o extraños. Ésta es una forma más
para descubrir el déficit demencial.
3º) PERÍODO TERMINAL:
El período terminal de la demencia senil se insinúa en forma lenta y progresiva, a medida que la
enfermedad avanza en su evolución implacable. En algunas ocasiones este período surge con mayor
rapidez, cuando cualquier enfermedad intercurrente precipita el final.
Este período está dado por el derrumbe total; ya no queda nada de la personalidad del sujeto,
que sólo vive una vida vegetativa, hasta caer en el gatismo. En esa forma, sobreviene una alteración
general de todas las-funciones orgánicas, que culminan con la caquexia a la que sigue la muerte.
Esta última puede sobrevenir también a consecuencia de cualquier complicación intercurrente,
bronconeumonía, uremia, hemorragia cerebral, insuficiencia cardíaca y otras.
Formas clínicas de la demencia senil
En la demencia senil deben ser consideradas diversas formas clínicas.
1º) forma simple: Es la que terminamos de describir. Lo más sobresaliente es el apagamiento y
debilitación progresiva de las funciones psíquicas, hasta la completa destrucción de la personalidad.
2º) forma maníaca: Es una forma clínica no muy frecuente. Se caracteriza por presentar estados
de excitación de intensidad variable, que tienen mucha semejanza con el cuadro maníaco. El
enfermo se muestra excitado, eufórico, fácilmente irritable, con gran verborrea e incontinencia
verbal, pero denota pobreza y vacuidad por carecer de calor afectivo, lo que lo aparta del verdadero
cuadro maníaco, en el cual el intenso calor afectivo y la integridad del vigor psíquico, le comunican
gran brillantez. En este caso, el cuadro se acompaña de todo el cortejo sintomático de la debilitación
psíquica; por eso asistimos a una excitación pobre y pueril, sin la agudeza y vivacidad del maníaco.
Hay una marcada tendencia erótica con manifestaciones y ademanes groseros, que reemplazan a la
expresión picaresca y con doble sentido que es propio del maníaco; en el demente de forma
maníaca el lenguaje es procaz y obsceno, con ademanes alusivos. Luego, todo es pobre y grotesco,
denunciando el empobrecimiento mental.
En algunos casos, la excitación psicomotriz puede ser intensa, el enfermo no permanece quieto
un solo momento, siendo necesario el auxilio de los medios de contención. No es raro que aparezcan
en estos casos algunas alucinaciones y con mayor frecuencia ilusiones, lo que aumenta grandemente la excitación. También pueden observarse ideas megalómanas.
Cuando las formas maníacas con gran excitación se prolongan en el tiempo, el pronóstico es
malo, porque la agitación continuada, quema rápidamente las ya pobres reservas de energías que
restan al enfermo.
3º) forma melancólica: Es una de las formas más frecuentes de iniciación de la demencia senil.
La depresión es más o menos marcada, pero en ningún caso llega a tener la intensa repercusión
afectiva que hallamos en la verdadera melancolía. Esta forma de depresión una vez instalada difícilmente remite, continuando siempre su marcha en forma sórdida.
Entre los síntomas más salientes tenemos en primer término a los trastornos cenestésicos, muy
pronunciados, que dan lugar a las ideas delirantes de tipo hipocondríaco. Existen también ideas de
impotencia, de ineptitud, de inferioridad. Tienen conciencia de la disminución de su capacidad
intelectual. El conjunto de estos trastornos vivenciados por el enfermo, lo llevan a la introversión
con crisis de angustia y de "ansiedad.
Son frecuentes las ideas nihilistas, que nacen de las interpretaciones delirantes hipocondríacas,
cayendo con facilidad en el delirio de Cotard. Pueden también abrigar ideas de suicidio, las
tentativas de realización pueden constituir un peligro real.
Insistimos una vez más en que todas estas manifestaciones no alcanzan nunca la intensidad
afectiva que encontramos en la melancolía endógena. Siempre se observa pobreza en los afectos y
poco a poco disminuye la repercusión afectiva, la vez que se van descubriendo los restantes síntomas deficitarios.
4º) FORMA DELIRANTE:
Comenzaremos por dejar bien establecido que las formas delirantes de la demencia senil, no
llegan en ningún momento a organizar un verdadero delirio, por una razón de peso: la falta de vigor
psíquico. Son delirios de escasa envergadura, que por el progreso de la debilitación intelectual están
destinados a desaparecer, después de una evolución efímera.
El tipo de delirio senil que más a menudo se observa, es el de perjuicio y persecución, organizado
a base de falsas interpretaciones cuyo punto de partida son las fallas de la memoria. Como ésta no
fija o lo hace incorrectamente, los enfermos no recuerdan dónde dejan los objetos que guardan, y
al no dar con ellos, creen que han sido objeto de un robo y que se desea perjudicarlos. En esa forma
comienzan a sospechar y desconfiar de los familiares y de quienes los rodean. En esa forma se
mantiene y se aviva esta precaria actividad delirante, pues el enfermo en medio de sus sospechas y
temores, trata de tomar sus precauciones y comienza a llenar su habitación y la casa de escondites,
para ocultar cuanto con valor o sin él acierta a pasar por sus manos; dichos lugares son pronto
olvidados y en esa forma se alimenta el delirio.
Es relativamente común el delirio celotípico en los seniles. Así extraña muchas veces a la familia,
que viejos de 70 ó 75 años, comienzan a tener celos de su esposa, tratándose de personas que nunca
han tenido manifestaciones de esta índole. Generalmente, los celos son con algún vecino o cualquier
persona que frecuente la casa, muy a menudo suele ser el médico. Es muy posible que pueda
tratarse de personas que siempre han sido celosas, pero que en condiciones normales han sabido
dominarse sin manifestar sus sentimientos; en cambio ahora, por efecto de la debilitación, al
disminuir las inhibiciones, ya no pueden ocultar ni contener los estados emocionales.
Mucho menos comunes son las ideas delirantes que les hacen pensar en amenazas de muerte,
acusación de homosexualidad o falta de hombría u honorabilidad.
5º) FORMA PRESBIOFRÉNICA:
Las opiniones están divididas con respecto a la exacta ubicación que corresponde a la
presbiofrenia en el concierto de las enfermedades de la involución. Así por ejemplo, quienes
estudiaron esta entidad, Kahlbaum primero y Wernicke después, la aislaron del grupo de las
llamadas psicosis polineunticas. A partir de entonces, hubo quienes la consideraron como una
entidad totalmente diferente de las demás psicosis involutivas al extremo que hablaron de síndrome
presbiofrénico. Junto a éstos hubieron otro que sólo la consideraron como una variante de la psicosis
de Korsakoff como la presbiofrenia, deben considerarse entre las confusiones mentales y otros
finalmente, entre las demencias preseniles.
Nosotros siguiendo con Séglas la opinión más generalizada, la vamos a considerar como una
variante o forma clínica de la demencia senil.
La presbiofrenia surge generalmente como una manifestación temprana de la demencia senil, al
comienzo de la misma. Es mucho más frecuente en la mujer que en el hombre, al punto que en este
último es relativamente rara. Como cuadro de debilitación psíquica, presenta la característica
fundamental de insinuarse en forma desigual y de que ciertas funciones psíquicas son
selectivamente las más dañadas. Esta es la razón por la que observamos en la presbiofrenia, que el
juicio se halla más o menos intacto; la atención desarrolla relativa actividad, en las conversaciones
el presbiofrénico comprende todo lo que se le dice, pero le es difícil mantener el curso de un
pensamiento lógico normal, debido a las graves fallas de la memoria. Por otra parte, el enfermo
muestra corrección y conserva los modales y buenas costumbres adquiridas, es afable y
generalmente sonriente y eufórico.
La presbiofrenia presenta para su consideración, una tríada sintomática bien característica:
amnesia, desorientación y fabulación.
a) Amnesia: Las perturbaciones de la memoria constituyen posiblemente el síntoma principal.
Domina el cuadro, la falta absoluta de memoria de fijación que se encuentra gravemente dañada;
el enfermo no retiene nada de lo ocurrido la víspera ni lo que termina de hacer, ni lo que ha dicho,
a pesar de la atención prestada y su interés por lo expuesto. Al respecto dice Bumke: "la falta de
fijación no se puede hacer recaer en una falla de la atención ni de la comprensión". En efecto, como
ya lo dijimos, estos enfermos comprenden correctamente lo que se les dice, razón más que
suficiente para corroborar la actividad de la atención. Vemos entonces que el mecanismo de la
amnesia de fijación no es el mismo observado corrientemente en la demencia senil, donde la
debilitación e inestabilidad de la atención con entorpecimiento de la comprensión, constituyen un
hecho real. En el caso de la presbiofrenia la falla parecería radicar en una falta de grabación por
deficiencia de los centros mnemónicos perceptivos, por incapacidad para retener los engramas, es
decir, por defecto de la sustancia cerebral. En la demencia senil simple, si bien no se puede negar
este mecanismo, por la destrucción orgánica que implica, la mayor parte de las veces, no hay
formación de engramas mnemónicos, porque la insuficiente atención y la falta de comprensión no
permiten que sean captados. La memoria de evocación, más o menos conservada al principio, poco
a poco comienza a hacerse incierta e imprecisa. Lo primero que se perturba y se borra son los
recuerdos de todo lo objetivo y las representaciones de naturaleza intelectual; manteniéndose casi
normales los recuerdos de vivencias afectivas. Esto nos dice una vez más, que en la presbiofrenia la
psique se debilita en forma selectiva. Es interesante tener en cuenta el hecho de que una vivencia
afectiva intensa, provocada por un vivo estado emocional, puede ser fijada aún en plena evolución
de la presbiofrenia (Bumke).
También perduran los recuerdos antiguos, especialmente los que se relacionan con cuestiones
de orden profesional. Entre otros trastornos mnemónicos que también ocupan un lugar importante
hay que mencionar las paramnesias. Se producen numerosos falsos reconocimientos; toman por
parientes a personas desconocidas y a parientes por desconocidos.
b) Desorientación: Repetimos que lo fundamental en la sintomatología de la presbiofrenia está
dado por la perturbación de la memoria; pues en realidad la desorientación y la fabulación están
supeditadas a la amnesia. Como consecuencia de esta última se produce en el enfermo una
profunda desorientación.
La desorientación en el espacio es notablemente marcada, y la responsabilidad recae sobre la
amnesia de fijación de los objetos en el ambiente. Por esa razón el enfermo desconoce sus muebles,
no reconoce la disposición de los mismos en su habitación, se pierde en su propia casa. Los
presbiofrénicos constituyen la mayoría de los viejos perdidos en la calle que registra la crónica
periodística.
La desorientación en el tiempo también es muy grave, el enfermo desconoce el transcurso del
tiempo, no sabe ubicar y escalonar cronológicamente las fechas y los hechos. Esto le provoca fallas
de gran magnitud, al extremo de no saber si es de mañana o de tarde; por otra parte se produce
una despreocupación absoluta con respecto a las fechas.
c) Tabulación: La fabulación es un signo que puede faltar, pero por lo general es de gran
constancia. También es consecuencia de los trastornos de la memoria, que ya no auxilia al enfermo
para mantener el curso lógico de su pensamiento. Por una parte la falta de fijación, no permite el
nexo entre los hechos inmediatos que, deben relacionarse en la elaboración del pensamiento, y por
otra, la evocación cada vez más deficiente, impide el nexo de los hechos mediatos. Esta falta de
representaciones mnemónicas dificulta el normal- encadenamiento de las ideas, determinando la
aparición de lagunas que necesariamente el enfermo tiene que llenar, y lo hace mediante el manejo
de representaciones automáticas que son las paramnesias, éstas, por el camino del menor esfuerzo,
sustituyen a los recuerdos verdaderos. Vale decir, que se trata de una fabulación por paramnesias
Este es el mecanismo de las elaboraciones mentales fantásticas que suelen observarse en los
presbiofrénicos, en los cuales no se reconoce la existencia de ideas delirantes, por cuanto la
fabulación, no procede de la elaboración de una imaginación exaltada, sino de un mecanismo
mnemónico paramnésico automático.
En esa forma, aparecen en las elaboraciones mentales de los enfermos una sucesión de falsos
reconocimientos de personas, de situaciones, de fechas y de épocas, dando en el mayor de los
desórdenes del pensamiento. En definitiva, la presbiofrenia es una forma de demencia senil, en la
cual el debilitamiento se traduce fundamentalmente por una profunda amnesia, que
secundariamente acarrea la desorientación y la fabulación.
Diagnósticos diferenciales
Corrientemente el diagnóstico de demencia senil no presenta dificultades, pero en determinadas
circunstancias puede ser necesario establecer el dignóstico diferencial con otras formas
demenciales.
1º) CON LA DEMENCIA ARTERIOESCLERÓTICA:
La dificultad puede ser insalvable, cuando nos encontramos frente a estadios avanzados de la
evolución, por cuanto ambas formas de demencias se superponen y se asocian en sus lesiones. En
efecto, en toda demencia senil aparecen secundariamente, lesiones vasculares que agregan
síntomas de carácter focal, a los de orden global ya existentes. Otro tanto ocurre en la demencia
primitivamente arterioesclerótica, por el agregado de síntomas globales debidos a lesiones
parenquimatosas. En estos casos, para indagar los elementos diferenciales es necesario remontarse
al comienzo de la enfermedad mediante el estudio de los antecedentes.
1) De una manera general podemos decir que la demencia arterioesclerótica, se inicia a una edad
más temprana que la demencia senil.
2) La demencia senil, comienza de una manera insidiosa, lentamente progresiva, aun cuando
algunas veces, nos sorprenda más o menos intempestivamente a continuación de una enfermedad
infecciosa, de intoxicaciones o traumatismos, pero en realidad éstos no son más que factores
impulsores de la enfermedad ya en punto de irrupción. La demencia arterioesclerótica en cambio,
tiene un comienzo más brusco y mucho más ruidoso, apareciendo en primer plano las
manifestaciones circulatorias que revelan la claudicación arterial. Tendremos así, las
manifestaciones de la hipertensión arterial, mareos, cefaleas y trastornos visuales, que por otra
parte son confirmados por el examen de fondo de ojo. En algunas ocasiones, el comienzo es más
intempestivo aún, instalándose después de un ictus.
3) La demencia senil tiene desde su comienzo la sintomatología de la debilitación psíquica de
orden global. La demencia arterioesclerótica en cambio, se evidencia después de los síntomas
arteriales enunciados, anunciándose siempre con manifestaciones de carácter focal, en relación con
el asiento de la lesión vascular.
2º) CON LA DEMENCIA PARALÍTICA:
En verdad, la confusión entre estas dos formas demenciales es difícil, sólo cabe en los casos de
una- parálisis general progresiva de aparición tardía, en la forma llamada senil, o bien en el caso de
una demencia senil prematura.
1) Por lo general el progreso de la debilitación es mucho más lento en la demencia senil que en
la paralítica; todos los síntomas se agravan mucho más rápidamente en esta última.
2) La memoria es la función cuyo déficit predomina en la demencia senil, mientras que en la
demencia paralítica, la falla mnemónica se hace manifiesta bajo la forma de una dismnesia.
3) El juicio mantiene durante más tiempo una relativa indemnidad en la demencia senil. En la
demencia paralítica, por el contrario, llama la atención su precipitada decadencia; en un corto lapso
se vuelve completamente pueril.
4) En la demencia senil, se mantiene por más tiempo la integridad de la personalidad, aun dentro
del cuadro de la debilitación general. En la demencia paralítica, la personalidad se destruye y se
borra en forma rapidísima.
5) En la demencia senil falta el cuadro neurológico característico de la demencia paralítica.
6) También falta en la demencia senil, el cuadro humoral que caracteriza la demencia paralítica.
7) Finalmente, es importante el dato de la existencia del chancro, revelado por el estudio de los
antecedentes.
3º) CON LAS DEMENCIAS PRESENILES:
Para la diferenciación es importante tener en cuenta el factor edad, pues tanto en la enfermedad
de Pick como en la enfermedad de Alzheimer, la iniciación se hace en una época más temprana de
la vida, entre los 45 y 55 años. Las demencias preseniles presentan cuadros de debilitación muy
profundos, con marcados trastornos afásicos, agnósicos y apráxicos; cuadro que nos aleja de la
demencia senil.
4º) CON LA MANÍA ESENCIAL:
Cuando se trata de la forma maníaca de la demencia senil.
1) En la demencia, el cuadro de excitación psicomotriz se inicia en una edad avanzada de la vida,
sin que haya habido antes episodio alguno. La manía en cambio, es una enfermedad episódica, cuyos
accesos de excitación se inician en épocas más tempranas 25 a 30 años. Si se tratase de la etapa
final de un maníaco, que a través de los años llega a lo que suele llamarse una "demencia vesánica",
existen otros signos semiológicos que facilitan la diferenciación.
2) En el senil no existe la brillantez y vivacidad mental características del maníaco. Siempre es
posible descubrir los signos de deficiencia premonitorios de la debilitación, entre los que figura en
primer plano la pobreza de la autocrítica.
3) La locuacidad vigorosa del maníaco, que expresa la aceleración del ritmo de las elaboraciones
psíquicas con la característica fuga de ideas, es reemplazada en el senil por una verborrea
incontenible, hueca, insulsa y a menudo disgregada, en la que abundan los vocablos soeces, hasta
culminar con el lenguaje coprolálico.
4) Finalmente, la diferenciación también se puede buscar desde el punto de vista afectivo. La
verdadera exaltación afectiva del maníaco, con su ecotimia su ironía, el doble sentido y la picardía
que imprime a sus palabras; son reemplazadas en el senil excitado, por sentimientos egocéntricos y
una fácil irritabilidad que lo lleva a la agresión. Su panorama está empobrecido.
5º) CON LA MELANCOLÍA ESENCIAL:
Cuando se trata de la forma depresiva o melancólica de la demencia senil.
En la melancolía esencial la carga afectiva es intensa siendo la tristeza, la angustia y la ansiedad,
las manifestaciones que revelan ese estado desplacentero. Dominan las ideas de impotencia, de
ruina, de autoculpabi-lidad y suicidio.
En el senil deprimido, la carga afectiva es en realidad pobre por la debilitación. Dominan el
panorama los sentimientos egocéntricos, con gran preocupación por la salud física, dando lugar a
las ides delirantes hipocondríacas, pero en este caso acompañadas de ideas nihilistas, absurdas y de
enormidad.
6º) CON LA PSICOSIS DE KORSAKOFF:
Cuando se trata de la forma presbiofrénica de la demencia senil. Es indudable que la
diferenciación entre estos dos casos acusa grandes dificultades. En ambas existe la amnesia, la
desorientación y la fabulación como signos capitales.
1) En la psicosis de Korsakoff hallamos con frecuencia polineuritis, la que obedece al origen tóxico
o infeccioso de la afección, cosa que no ocurre en la presbiofrenia. Pero debemos recordar, que la
polineuritis no es un síntoma constante, y no constituye por lo tanto un signo de gran valor en caso
de ausencia.
2) La diferenciación debemos fundamentarla en l0o siguiente: en la presbiofrenia existe una
mayor conservación de la integridad de la personalidad, sobre todo con gran capacidad de reacción
afectiva, afable y con conservación de las reglas y normas de corrección social. En la psicosis de
Korsakoff por el contrario, todo esto se encuentra muy descendido a causa de un mayor déficit.
Pronostico
De acuerdo con la evolución crónica e irreductible de la demencia senil, no cabe otra cosa que
hacer un pronóstico grave.
Se recordará sin embargo que, sobre todo en los comienzos, pueden observarse ligeras
remisiones por períodos más o menos largos; pero en cualquier forma el proceso reinicia fatalmente
su marcha destructora. También en plena evolución pueden observarse períodos de detención y
estancamiento de duración variable; pero al final es inevitable la pérdida y destrucción de la
personalidad, mientras no ocurra a'guna intercurrencia que precipite el óbito.
Tratamiento
Si bien no es posible instituir ninguna terapéutica capaz de impedir la involución senil, no hay
duda que la enunciación de los preceptos que condicionan una vida de reposo físico y psíquico, es
decir una vida higiénico-dietética, evitarán las posibilidades de infecciones, todas las intoxicaciones
tanto exógenas como endógenas, mediante una alimentación sana, sencilla, adecuada y moderada.
De esta manera será posible distanciar la precipitación demencial. Cuando la demencia ya se ha
instalado, ese mismo tratamiento, podrá detener o demorar el avance de la debilitación.
En cuanto a los recursos terapéuticos a los que podemos echar mano en la demencia senil, están
destinados a sedar a los enfermos en las circunstancias en que se produce la excitación y ansiedad.
Entre las medicaciones empleadas para esa finalidad tenemos:
1) La balneoterapia prolongada, con baños tibios a 36° ó 37°, durante dos horas
aproximadamente; debe colocarse una compresa fría en la cabeza.
2) El empleo de psicodrogas, sobre todo la cloropromacina en dosis de 50 a 100 miligramos
diarios.
3) También pueden emplearse los barbitúricos en forma moderada, aun durante períodos
prolongados; no acarrean trastornos, ya que se eliminan rápidamente, sin que se produzca
acumulación ni acostumbramiento.
Entre los más comúnmente empleados tenemos el animal sódico, usado como sedante en dosis
de 6 a 12 centigramos; como hipnótico en dosis de 20 a 35 centigramos. Es una medicación muy útil
por su acción rápida y su eliminación inmediata. Hay que recordar que los barbitúricos son
depresores del centro respiratorio, por lo que es necesario conocer el manejo de las dosis y vigilar
en cada caso el grado de tolerancia del enfermo.
Entre otros barbitúricos tenemos: Seconal: en dosis de 5 a 15 centigramos. Veronal: en dosis de
25 a 50 centigramos. Somnifene: dosis: inyectable 1 c.c.; gotas 30 a 40.
4) En cuanto al empleo del opio y sus derivados, morfina, pantopón, utilizados antes en forma
corriente, deben en realidad emplearse con cautela y casi por excepción.
5) No debe emplearse el hidrato de cloral por su acción depresora sobre el corazón, pues estamos
frente a corazones de edad avanzada y próximos a la cardioesclerosis.
6) Por último, en muchos casos de seniles excitados, se hace necesaria la internación por la
imposibilidad de cuidarlos en su domicilio; lo mismo cuando presentan trastornos de conducta.
CAPÍTULO IV
DEMENCIA ARTERIOESCLERÓTICA
DEMENCIAS PRESENILES
DEMENCIA COREICA
Etiología y patogenia
En cuanto a la causa de este tipo de demencia, como su nombre lo indica, se halla en la
arterieesclerosis cerebral.
En ir demencia arterioesclerótica las lesiones iniciales se hacen a nivel de los vasos, y traen
secundariamente lesiones en los elementos del tejido nervioso, que se resienten por defecto de
irrigación. Este tipo de demencia ha recibido la denominación de mesodermal, porque el tejido
vascular donde se origina, deriva de la hoja mesodermal.
Anatomía patológica
La arterioesclerosis produce lesiones circunscriptas, siguiendo la disposición topográfica del
territorio vascular correspondiente. Estudiaremos separadamente las lesiones que se producen en
los vasos y las que corresponden al parénquima nervioso.
Lesiones arteriales: Según Jakob se hallan dos tipos de lesiones vasculares: arterioesclerosis
fibrosa y arterieesclerosis ateromatosa.
1º) En la forma fibrosa, las arterias ya no son transparentes, su luz está conservada o ensanchada,
sus paredes son lisas, ligeramente espesadas, desaparece su elasticidad normal, permaneciendo
abiertas aún sin sangre. Desde el punto de vista histológico, se observa proliferación de sustancia
colágena, con menoscabo de los elementos de las túnicas media y elástica.
2º) En la forma ateromatosa, las arterias presentan un aspecto amarillento, con la luz muy
estrechada y llega hasta la obstrucción total. El contorno del vaso es irregular por la presencia de
engrosamientos que lo endurecen, lo hacen rígido y carente de toda elasticidad. Ésta es la forma
que acarrea con mayor frecuencia los trastornos del tejido nervioso. No es raro ver la coincidencia
de ambas formas.
Histológicamente se observa una exagerada proliferación de la íntima, estimulada por los
intensos procesos destructivos de las túnicas media yelástica, con tendencia a la necrobiosis y
fijación de colcslerina y sales calcáreas en esos puntos. El proceso toma su punto de partida en la
íntima, por debajo del endotelio vascular, donde se produce una degeneración li-poídica con
proliferación de elementos colágenos. Este proceso se extiende hasta las capas elástica y muscular.
Las fibras elásticas degeneran disgregándose y separándose entre sí, proceso denominado:
ddominación. La muscular sufre la degeneración fibrohialina y lipoídica. Con eso el tejido se
desorganiza y sobreviene la necrobiosis hallándose en esos focos, fago-filos, cristales cíe colesterina
y sustancias calcáreas. La proliferación de la íntima es considerada como una compensación por la
destrucción de la muscular y de la elástica.
Lesiones del parenquima nervioso: Las lesiones vasculares que la alterioesclerosis produce,
aparecen en la corteza, en la sustancia blanca y en los ganglios de la base. Describiremos las
principales lesiones.
1º) La obliteración de pequeños vasos de la corteza, con la isquemia del territorio
correspondiente, da lugar a pequeños focos de reblandecimiento, sólo a nivel de la sustancia gris
cortical sin interesar a la sustancia, blanca subyacente. Son lesiones bien circunscriptas con aspecto
de úlcera o cráter. No es una forma muy frecuente.
2º) Existe otra forma de reblandecimiento intracortical, que se extiende en forma de una franja,
en el sentido de los estratos celulares de la corteza: generalmente la más afectada es la tercera capa
celular.
3º) Un tercer tipo de lesión por arterieesclerosis, lo forman los llamados focos de desierto celular.
Se observa en ciertas zonas de la corteza que las células desaparecen totalmente, y en las partes de
transición con el tejido sano se notan restos de cuerpos celulares.
4º) También se observa otro aspecto, conocido con el nombre de atrofia verrugosa. Se trata de
numerosos focos pequeños de desierto celular y reblandecimiento en una amplia zona de la corteza.
Las cicatrices de tejido gliomatoso traen retracciones, sobresaliendo islotes de sustancia sana, que
dan al conjunto un aspecto verrugoso. Es una lesión rara.
5º) Hay otra forma caracterizada por la aparición de focos o placas de rarefacción de la mielina
en la sustancia blanca subcortical. Se produce una desintegración lenta de los elementos nerviosos,
vainas de mielina y cilindroejes con la consiguiente reacción gliomatosa cicatrizal. Estas placas de
esclerosis, aparecen macroscópicamente como zonas grises de contornos irregulares, alargadas: se
las observa en la parte central de la sustancia blanca de las circunvoluciones, respetando siempre la
sustancia gris de la que las separa una franja de tejido sano. El profesor Moyano propuso denominar
a este proceso: leitcuencefalosis arterioesclerótica en lugar de encefalitis subcortical crónica, como
la designó Binswanger ya que con esta última designación se puede pensar en un proceso
inflamatorio que no existe.
Todos estos tipos de lesiones traducen indiscutiblemente la insuficiencia circulatoria. Cuando la
falta de sangre es completa se produce la necrosis total del tejido y s, tiene el foco de
reblandecimiento. Cuando el aporte sanguíneo disminuye paulatinamente, sin llegar a la falta total,
se producen necrosis parciales donde mueren los elementos nobles del tejido nervioso persistiendo
los de la neuroglia.
En los ganglios de la base, la arterioesclerosis se traduce por dos aspectos: el estado lacunar y el
estado criboso. El estado lacunar consiste en la formación de focos múltiples y pequeños de
reblandecimiento, a nivel del tálamo y núcleo lenticular. El estado criboso, es motivado por la formación de numerosos poros en el tejido nervioso a causa de una isquemia progresiva. En todo el
contorno del poro se produce una gran reacción de la neuroglia.
Las lesiones arterioescleróticas son raras a nivel de los núcleos hipotalámicos (núcleo rojo,
cuerpo de Luys y sustancia negra). No se conocen las causas de la menor vulnerabilidad de los
mismos.
Del estudio de las diferentes lesiones que produce la arterioesclerosis cerebral, se concluye que
éstas presentan una distribución particular en tres regiones, según los territorios vasculares
preferentemente afectados:
1) Lesiones de la región cortical: correspondientes al territorio de la arteria silviana.
2) Lesiones de la sustancia blanca: que corresponden al territorio de la cerebral anterior.
3) Lesiones de la región basal: que pertenecen al territorio de la cerebral posterior.
En estos últimos tiempos, existe la tendencia a atribuir los trastornos del tejido nervioso de
origen circulatorio a factores funcionales, espasmos vasculares y estasis paralítico, pasando a
segundo término las alteraciones vasculares de naturaleza arterioesclerótica.
Se ha comprobado que en el sistema vascular del cerebro sólo las irritaciones mecánicas directas
pueden producir espasmos, puesto que es de gran estabilidad frente a los más variados estímulos.
Además en cuanto a la patogenia del foco de reblandecimiento, sólo existe un factor real bien
comprobado: "que el cierre de un vaso por ateroma, suspende el flujo sanguíneo, produciéndose
en su territorio la necrosis del tejido". La vasta red anastomótica en que termina el sistema vascular
del cerebro, es insuficiente para subsanar el déficit, con lo que se llega a la conclusión de que las
arterias del cerebro, para el caso de la arterioesclerosis, se comportan como si fueran terminales.
Sintomatología
Lo mismo que en la demencia senil, debemos considerar un periodo de comienzo, un período de
estado y un período terminal. En realidad, sólo nos interesa en este caso la forma de comienzo, ya
que los restantes periodos coinciden en su sintomatología con la de la demencia senil.
PERÍODO DE COMIENZO:
1º) Puede haber una forma de comienzo lenta y progresiva, que se revela por una serie de
manifestaciones físicas y psíquicas.
a) Manifestaciones físicas: Rápida fatiga muscular, palidez o rubicundez de la cara por trastornos
vasomotores; perturbaciones sensoriales: hipoacusia, zumbidos, pereza pupilar; disnea de esfuerzo;
perturbaciones cardiocirculatorias: hipertensión, epistaxis; insuficiencia renal. Trastornos
neurológicos, parestesias de los miembros y neuralgias; cefaleas al despertar o por esfuerzos;
insomnio.
b) Manifestaciones psíquicas: Cambios en el carácter; fácil irritabilidad, crisis de hipocondría y de
ansiedad, disminución de la capacidad para el trabajo y pérdida del vigor adquisitivo. Fenómenos
que nos revelan de diverso modo la claudicación intermitente del cerebro: ausencias, vértigos,
amnesias pasajeras y recidivantes. El trabajo intelectual se hace penoso, porque la atención no
puede ser sostenida debido a que la fatiga se produce fácilmente. Además hacen su aparición todos
los elementos que evidencian la debilitación psíquica, que ya hemos estudiado. Estos estados
presentan a menudo el agregado de otros cuadros que agravan la situación; se observan estados
neurasténicos, melancólicos y ansiosos.
2º) Hay otra forma de comienzo brusco y más grave. La más frecuente es el ictus, que puede ser
más o menos intenso, a veces bastante atenuado, bajo la forma de un vértigo o un desvanecimiento,
acompañado de una hemiplejía incompleta y pasajera cuando no se trata de un ictus hemorrágico
verdadero. En ocasiones pasa inadvertido. Una vez instalado ei cuadro, es necesario tener en cuenta
un cierto número de manifestaciones físicas y psíquicas.
a) Manifestaciones físicas: En primer lugar las hemiplejías, siempre incompletas y pasajeras, que
rápidamente curan y se restituye totalmente la función motora. A veces se acompañan de
hemianestesia que persiste un mayor tiempo. La marcha se hace titubeante y a pequeños pasos
debido a paresias espasmódicas. Trastornos del equilibrio, movimientos torpes con defectos de
coordinación. Temblores especialmente de lengua, disartria, risa y llanto explosivos. Reflejos
rotulianos exaltados y signo de Babinsky.
b) Manifestaciones psíquicas: En cuanto a estas manifestaciones son las que traducen el cuadro
de la debilitación más o menos pronunciada, que ya conocemos.
Diagnósticos diferenciales
La demencia arterioesclerótica puede ofrecer dificultades diagnósticas con la demencia senil y
con la demencia paralítica.
1º) CON LA DEMENCIA PARALÍTICA:
En la parálisis general progresiva el cuadro demencial se agrava mucho más rápidamente. Hay
mayor puerilidad en los juicios. El panoramaafectivo es dominado por una euforia sin contenido
real; en cambio en la demencia arterioesclerótica son más frecuentes los estados depresivos y de
ansiedad. En algunos casos, la megalomanía es lo más notorio en la de-rcencia paralítica, cosa que
no se observa en la demencia arterioesclerótica. Desde el punto de vista físico, en ambas puede
observarse ictus y disartria; pero el ictus de la demencia arterioesclerótica siempre deja secuelas
más o menos prolongadas, que se manifiestan por impotencias funcionales, cosa que no ocurre con
el paralítico general; en cuanto a la disartria, en la demencia arterioesclerótica es transitoria,
mientras que en la paralítica es permanente y se hace más pronunciada con el tiempo. Finalmente
en la demencia paralítica es positivo el signo de Argyll-Robertson, presentando además el cuadro
humoral característico y el antecedente de la existencia de chancro.
2º) CON LA DEMENCIA SENIL:
Ver en demencia senil: diagnósticos diferenciales.
Evolución y pronóstico
La evolución es progresiva e irreparable; la duración es muy variable y la muerte puede
sobrevenir bruscamente por ictus.
Tratamiento
Las indicaciones son las mismas que para la demencia senil.
DEMENCIAS PRESENILES
Las demencias preseniles han merecido tal denominación, por hacer eclosión prematuramente,
cuando todavía el individuo no ha alcanzado la época de la vida en que corrientemente se inicia la
senilidad. Ellas se instalan entre los 45 y 60 años.
Las demencias preseniles son esencialmente: la enfermedad de Pick y la enfermedad de
Alzheimer; algunos consideran también en este grupo a la presbiofrenia, que nosotros consideramos
como una forma clínica de la demencia senil.
Enfermedad de Pick
La atrofia o enfermedad de Pick fue estudiada y descrita por el autor que le ha dado su nombre
en el año 1898. Pick la consideró como una forma atípica de la atrofia senil, que se caracteriza por
ser localizada, así como por la bilateralidad y simetría de las lesiones. Como muy bien lo hace resaltar
Bumke, la atrofia, en la demencia senil, a pesar de ser un proceso generalizado, no se reparte con
igual intensidad por todo el cerebro; ella es más intensa en el lóbulo temporal y en el frontal, siendo
muy leves las lesiones en el lóbulo occipital. Ahora bien, existe una notable correspondencia entre
los lóbulos más intensamente atacados por la atrofia senil y la frecuencia de las localizaciones de la
atrofia de Pick. Así parecieron demostrarlo la localización más frecuente de Pick en el lóbulo temporal, en segundo lugar en el lóbulo frontal; con menor frecuencia en el lóbulo parietal: quedando
como rara excepción, la localización occipital. El profesor Braulio Moyano atestigua no haber hallado
nunca esta localización. Debemos agregar que en cada una de ellas la atrofia es de marcada
intensidad.
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA:
La etiología de la enfermedad de Pick no se conoce aún exactamente. De lo que la observación
nos muestra, comprobamos que su frecuencia es mayor en el sexo femenino y la edad de aparición
entre los 45 y 60 años. Desde el punto de vista patogénico, únicamente se sabe que la atrofia se
origina y radica a nivel de los elementos nobles de la corteza, sin participación del sistema vascular:
pero en lo que respecta al mecanismo íntimo permanece tan desconocido como su etiología.
Uno de los problemas etiopatogénicos más intensamente estudiados fi estos últimos tiempos,
es el que concierne a la herencia de esta afección. Existen autores que relacionan a la atrofia de
Pick, por un lado, con los procesos de involución, y por otro lado, con algunas enfermedades hereditarias del sistema nervioso, que obedecen a determinadas sistematizaciones. Alguno-: admiten la
relación entre atrofias sistematizadas hereditarias y la enfermedad de Pick, desde el punto de vista
anatómico. La clínica, por otra parte, ha comprobado la transmisión hereditaria de la atrofia de Pick,
en determinado número cíe familias. También se ha comprobado la existencia de una serie de casos
de demencias seniles, entre los ascendientes de quienes padecen esta enfermedad. Lansre admite
que la herencia de esta enfermedad es dominante. En caso de quedar definitivamente demostrada
la transmisión hereditaria se deberá admitir la existencia de un terreno en el que una menor
resistencia, predispone a una prematura atrofia que se ve en estas personas.
Finalmente, nos queda por recordar la opinión de otros autores que, si bien no se oponen a la
posible transmisión hereditaria, no aprueban la existencia de ningún esbozo de sistematización en
la enfermedad de Pick.
ANATOMÍA PATOLÓGICA:
1º) Altéelo macroscópico: Los lóbulos cerebrales afectados por la enfermedad, muestran los
caracteres propios de la atrofia, pero mucho más acentuados que en las otras formas de demencias
ya estudiadas. Ello se debe a la participación en gran escala de la sustancia blanca. El aspecto
macroscópico de estas circunvoluciones atróficas es característico, presentan un color pardo claro,
están extremadamente adelgazadas, por la gran atrofia blanca, tienen apariencia rugosa separada
por surcos amplios y pro-fundos, lo que recuerda en mucho a la superficie de una nuez, según la
expresión de Bumke.
En el lóbulo afectado, la atrofia no se distribuye uniformemente. Así, en el lóbulo frontal, la zona
motora o rolándica es respetada por la atrofia, en cambio, se encuentran profundamente atrofiados
los polos y las circunvoluciones de la base, que corresponden a la región orbitaria. En el lóbulo
temporal ocurre algo parecido, quedando indemne la región mediobasal del asta de Ammon y
centro olfatorio, así como el centro auditivo cortical. También en este caso la región más afectada
es la de la base del lóbulo.
Llama la atención que con esa distribución particular de la atrofia, en la que se lesionan más
intensamente las zonas básales de los lóbulos frontal y temporal, caen heridos de muerte los
mecanismos cerebrales de última adquisición en la evolución filogenética, que son mecanismos exclusivamente humanos e indispensables para el desempeño de las funciones psíquicas más
elevadas.
2º) Aspecto microscópico: Siguiendo al profesor Moyano, quien ha realizado un minucioso
estudio anatomopatológico de la enfermedad de Pick, haremos una breve exposición de las lesiones
histológicas.
En primer lugar consignamos que por la gran destrucción del paren-quima nervioso, todo se hace
confuso, resultando muy difícil deslindar la sustancia gris de la blanca. En general los preparados
histológicos muestran un verdadero desierto de células nerviosas, desapareciendo todo esbozo de
organización en las regiones superiores de la corteza, es decir, las más externas, a las que también
se les asigna gran importancia en el funcionalismo psíquico superior. En otras zonas se encuentran
elementos celulares en diferentes grados de atrofia esclerosa; retracciones del cuerpo celular,
núcleos opacos y excéntricos, gran flexuosidad de las prolongaciones dendríticas y disgregación de
la sustancia cromática de los corpúsculos de Nissl.
Mediante el método de Weigert, es posible comprobar en la sustancia blanca, la rarefacción de
las fibras mielínicas.
Contra lo que se supuso en un comienzo, gracias a los métodos de impregnación argéntica y a
pacientes búsquedas, ha sido posible el hallazgo de placas seniles y lesiones fibrilares de Alzheimer;
estas últimas fueron registradas por primera vez en el año 1931 por Moyano. Corresponde hacer
notar, que el hallazgo de estos elementos característicos, aleja a la enfermedad de Pick de las
enfermedades nerviosa? sistematizadas, inclinándola, por el contrario, hacia los procesos
involutivos de la senilidad.
Finalmente existe una intensa proliferación de la neuroglia, que se revela por la presencia de
astrocitos en la zona cortical, y gliofibrillas en plena sustancia blanca.
Sintomatología
1º) PERÍODO DE COMIENZO:
La enfermedad de Pick hace su comienzo en forma larvada, lenta y progresiva, teniendo como
primeras manifestaciones, cefaleas e intranquillidad en el sueño, con pesadillas. Inmediatamente
después surgen a la vista los signos deficitarios, que por su modalidad recuerdan, en parte, a los de
la demencia paralítica. Llama la atención la puerilidad del juicio con fallas graves de la autocrítica,
pensamiento esterotipado, con repetición de historias y de cuentos.
Las fallas de la autocrítica son las responsables de los graves trastornos de conducta que
observamos en estos enfermos. Abandonan el trabajo y sus actividades generales, deambulando en
una forma incierta y sin el rumbo determinado, que obedece a las directivas de un pensamiento
firme. Además el enfermo suele cometer algunos robos, adquiere deudas innecesarias a las que no
da cumplimiento, miente y fábula con mucha facilidad. También se torna desaseado y desprolijo
con su ropa. Pero, donde más resaltan los trastornos de conducta, es en lo que respecta a la pérdida
de los conceptos éticos, cometiendo actos inmorales, especialmente de orden sexual, culminando
con la ejecución de numerosos actos que atenían contra las buenas costumbres y normas sociales.
Cometen exhibicionismo y se vuelven totalmente impúdicos, pudiendo presentarse desnudos ante
la familia y extraños, aun salir a la calle en esas condiciones.
A todo esto se suman marcados cambios de carácter. Así por ejemplo, si antes era una persona
afable y de buen carácter, por la enfermedad suele mostrarse descontenta, malhumorada,
desconfiada, propensa a la excitación y muy fácilmente irritable.
2º) PERÍODO DE ESTADO:
Rápidamente avanza la enfermedad, con marcada acentuación de todos los síntomas, lo que
señala el período de estado.
a) Esfera intelectual: Lo primero que llama la atención es una manifiesta hipoprosexia, que se
expresa mediante una gran inestabilidad de la atención.
Existen graves fallas mnemónicas, especialmente en la fijación por la insuficiencia de la atención.
La evocación se conserva por un tiempo más o menos prolongado, pero al cabo del mismo, también
comienza su decadencia; en esta época suelen observarse paramnesias.
El capital ideativo primeramente detenido por la pérdida del vigor adquisitivo, se empobrece
luego notablemente por la pérdida paulatina del material abstracto, quedando finalmente reducido
al capital ideativo de menor cuantía y concerniente al mundo de lo concreto. En cuanto al juicio se
debilita con celeridad.
En los enfermos con atrofia de Pick, llama la atención el decaimiento brusco de la capacidad
intelectual, de lo que resulta un embotamiento y torpeza general de la personalidad. Éste es un
hecho que llama particularmente la atención por la forma como ocurren las cosas. La atrofia recae
especialmente sobre aquellas partes de la corteza que, en el orden filo-genético, son las últimas en
evolucionar y llegar a la maduración. En estas zonas se hallan los mecanismos psicológicos más
delicados y de mayor jerarquía, de cuya madurez depende, en gran parte, el encadenamiento de
todas las manifestaciones inteligentes que dan por resultado la individualización de la personalidad,
o en otras palabras, que expresan el núcleo mismo de la personalidad. En cambio, se conservan por
mucho tiempo los mecanismos cerebrales que en la evolución filogenética son de antigua
adquisición, a los que corresponden funciones de menor jerarquía. Por la conservación de estos
mecanismos llama la atención que, dentro de la torpeza general, el enfermo es capaz de
desempeñarse en algunas actividades psíquicas, que son las que caen dentro de la órbita de estos
mecanismos, a los que además auxilia la memoria de evocación aun conservada. Por eso los vemos
realizar algunas operaciones aritméticas, así como todo lo que concierne a los conocimientos
elementales, más próximos al campo de los conocimientos concretos, con la atención voluntaria
bien dirigida hacia ello. Tanto más sorprende, por cuanto esto es realizado por una persona que está
torpe y desorientada.
Llegamos en esta forma a la conclusión de que en la demencia de Pick, la atrofia perturba, ante
todo, al núcleo que mantiene la unidad e integridad de la personalidad, la que rápidamente se
desdibuja y se borra, perdiendo los caracteres individuales hasta la desorientación, torpeza y
embrutecimiento en su aspecto más jerárquico, pero, conservando aún los mecanismos
intelectuales de menor valor.
Es decir, que ocurre a la inversa que en la demencia senil, en la que la integridad de la
personalidad es lo último que desaparece, a pesar de que hace ya tiempo que el enfermo se halla
imposibilitado para ejecutar elaboraciones mentales simples. Naturalmente que, con el andar del
tiempo, también se produce la pérdida de la personalidad. Se nos ocurre al respecto, una
comparación que nos parece acertada. El caso del demente senil, recuerda a una casa cuyo interior
se halla en ruinas, pero que conserva su fisonomía por mantenerse más o menos íntegro el frente;
en cambio la demencia de Pick, recuerda a una casa de apariencia ruinosa por destrucción -de la
fachada, mientras que en su interior conserva detalles y aspectos de solidez, que no condicen con
lo exterior.
b) Esfera afectiva: El enfermo se hace hipoafectivo, generalmente indiferente. Al comienzo de la
enfermedad es frecuente encontrar labilidad afectiva.
c) Esfera activa: En términos generales se produce hipoactividad e hipobulia. En algunos casos la
actividad puede estar exaltada, el enfermo inquieto, logorreico y con una permanente actividad y
movimientos improductivos.
3º) PERÍODO TERMINAL:
Todos estos síntomas se agravan en poco tiempo. La torpeza intelectual se acentúa y
sobrevienen perturbaciones del lenguaje de tipo afásico, especialmente afasia nominal. Finalmente
aparecen trastornos apráxicos y agnósicos, que ya se esbozan en el período de estado.
El embrutecimiento es extremo, lo mismo que la desorientación; se pierde la personalidad, el
enfermo entra en gatismo y la muerte no tarda en sobrevenir. La evolución completa se hace en
cinco años aproximadamente. A este cuadro clínico general que hemos descrito, debemos agregar
algunos síntomas que son de orden focal, correspondientes a las localizaciones: frontal y temporal.
Pick Frontal: Cuando la atrofia de Pick se localiza en el lóbulo frontal, se respeta, según ya lo
consignamos, la zona rolándica, presentándose algunos síntomas característicos. En primer lugar
llama la atención la falta de impulsos y de decisiones, que los convierte en seres carentes de iniciativas y de intereses. El aspecto de estos enfermos es taciturno, reflejando la facie una expresión
estuporosa. Desconectados del ambiente, no se relacionan espontáneamente, no se ocupan de
nada y la desorientación es profunda; los actos voluntarios están abolidos. Se observan movimientos
estereotipados, con una deambulación incierta, carente de directiva y de finalidad, totalmente
improductiva.
Por lo general hablan muy poco, es común observarlos en mutismo. Se trata en este caso, de un
mutismo por falta de iniciativa, ya que el enfermo sale de ese estado y contesta cuando se le
interroga; por cierto que la respuesta es arbitraria, con monosílabos y pronunciada estereotipia
verbal, sin atenerse a la pregunta al mismo tiempo que esboza una sonrisa inexpresiva y tonta.
Con la rápida progresión de la enfermedad, se produce la debilitación completa de las funciones
psíquicas superiores; hay dificultad en la percepción y en la comprensión, la memoria se borra.
Luego, a la decadencia mental se suma la decadencia física, con lo que se produce la ruina completa
de la personalidad, agravándose progresivamente hasta la muerte.
Pick temporal: La característica fundamental de la forma temporal de L enfermedad de Pick es la
falta de inhibición verbal, lo que da lugar a una verborragia incoherente y dislocada, con parafasia.
El enfermo no comprende lo que se le dice, o bien, la comprensión es sólo parcial. Existe ecolalia,
repitiendo con frecuencia las palabras del interlocutor. A menudo se observa afasia y agrafía;
asimismo aparecen las apraxias y las agnosias.
La terminación es la misma que para todos los casos, con una profunda decadencia física y
mental, con embrutecimiento y muerte.
Enfermedad de Alzheimer
La enfermedad de Alzheimer es una afección de tipo involutivo, descrita por Alzheimer en el año
1906. Este caso fue considerado como una forma atípica de demencia senil. Se trata de una atrofia
difusa y particularmente intensa de la corteza cerebral.
Hay autores que, lo mismo que Alzheimer, la siguen considerando como una forma clínica de la
demencia senil, sin embargo, la opinión más generalizada la considera como un cuadro demencial
diferente, porque así lo establecen sus manifestaciones clínicas, aun cuando la histopatología no
acuse distingos.
Etiología: La etiología permanece totalmente desconocida hasta estos momentos. La edad de
aparición es generalmente entre los 50 y 60 años. Su frecuencia es igual en ambos sexos.
ANATOMÍA PATOLÓGICA:
P) Aspecto macroscópico: Ya hemos dicho que se trata de una atrofia difusa, pero con la
particularidad de que ella es mucho más acentuada en los lóbulos parietales y temporales. En estas
regiones, el mayor grado de atrofia se manifiesta por la mayor profundidad y separación de los
surcos, esto se debe a la distribución de los elementos nerviosos.
2°) Aspecto microscópico: En cuanto a los elementos hisiopatológicos que configuran el cuadro
microscópico de la enfermedad de Alzheimer, son los mismos que se encuentran en la demencia
senil, vale decir, placas seniles y degeneración fibrilar de Alzheimer. La diferencia entre ambos
procesos desde el punto de vista histopatológico, reside únicamente en la mayor intensidad de las
lesiones en la enfermedad de Alzheimer. Esa mayor gravedad se expresa numéricamente por el
aumento considerable de los elementos patológicos característicos. Según Grunthal el registro de
70 a 80 placas seniles por campo, con un aumento de 80 diámetros y en cortes de 15 micrones de
espesor, debe considerarse como una demencia grave del tipo de la enfermedad de Alzheimer. En
cambio Moyano acredita mayor importancia al incremento grande de las lesiones fibrilares de
Alzheimer.
No se observan lesiones vasculares. Desde el punto de vista patogénico, se le reconoce un origen
ectodermal, lo mismo que para la demencia senil y para la enfermedad de Pick.
Sintomatología
1º) PERÍODO DE COMIENZO:
En la etapa inicial de la enfermedad se observan signos no específicos de un proceso demencial,
como ser: cefaleas, mareos, irritabilidad, etc. Estos pródromos pasan rápidamente para dejar lugar
a los síntomas que indican ya la insinuación de la involución. Estos nuevos síntomas son:
1) Hipoprosexia: Se produce una disminución de la atención espontánea que se hace superficial
y dispersa.
2) Amnesia: únicamente bajo la forma de amnesia de fijación.
3) Trastornos de conducta: llaman poderosamente la atención en una persona que,
aparentemente, presenta aspecto y actitudes normales.
4) En este período de comienzo, cuando el enfermo aún puede percatarse de los trastornos, se
produce como consecuencia, estados de perplejidad y angustia.
2º) PERÍODO DE ESTADO:
Rápidamente se produce e] progreso del estado demencia!, con agravación de la sintomatología.
1) La atención se debilita cada vez más, no sólo en su forma espontánea sino también en la
voluntaria, convirtiéndose en una verdadera aprosexia.
2) Se acentúan grandemente las fallas mnemónicas. La amnesia que al comienzo fue de fijación,
alcanza también a la evocación.
3) Como consecuencia de la amnesia y de la merma de la atención, se produce la desorientación
témporo-espacial del enfermo.
4) Por las mismas razones se produce también una pérdida sensible del capital ideativo, se
debilita la función intelectual, y las elaboraciones se hacen cada vez más torpes.
5) Es característica la expresión del rostro. En primer lugar hay que hacer resaltar la expresión de
perplejidad y de torpeza como consecuencia de la desorientación profunda. Luego, la expresión
fisonómica suele ser amable, sonriente, pero ciertamente es una sonrisa estúpida sin ningún
contenido afectivo. En períodos avanzados suele observarse una facie catatónica y amimia, o bien
expresión imbecílica.
6) El entorpecimiento cada vez mayor de la esfera intelectual que dificulta siempre más la
comprensión, empaña la conciencia del enfermo hasta llegar a la agnosia, o sea, el total
desconocimiento, hasta de las cosas y objetos de uso corriente. Ello se debe a la alteración y
destrucción de los centros mnemónicos perceptivos, que impide la percepción de los objetivos
sensoriales. Todo esto contribuye a intensificar la desorientación del enfermo.
7) Son muy importantes los trastornos que hallamos en la esfera activa. El síntoma sobresaliente
es la apraxia, es decir, la imposibilidad que tiene el enfermo para adaptar los movimientos que
requiere la ejecución de un acto, sin que exista parálisis ni ataxia. En efecto, el trastorno deriva de
la debilitación de las funciones intelectuales, que llevan a la incomprensión y al desconocimiento de
objetos usuales, razón por la que en presencia de los mismos, el enfermo realiza una serie de
movimientos más o menos absurdos e inadaptados para su utilización. En suma, los enfermos se
encuentran incapacitados para la ejecución de diversos actos. Por otra parte, pueden permanecer
quietos, inmóviles, o bien, estar en constante actividad desordenada, ejecutando movimientos más
o menos estereotipados como esbozo de actos: caminar, escribir, etc.
8) Son muy importantes también los trastornos del lenguaje, entre los que debemos destacar en
primer término la afasia. Se trata de una afasia característica, por cuanto el enfermo puede repetir
las palabras que se le dicen, pero, no comprende su significado. Algunos la llaman afasia
transcortical, indudablemente se halla supeditada a los trastornos gnósicos engendrados por la
profunda amnesia.
Entre otras manifestaciones del lenguaje tenemos: en ocasiones mutismo, del que salen cuando
se los incita a la respuesta. Se trata de un mutismo por falta de iniciativa.
Se observa balbuceo de algunos párrafos en forma precipitada, de los que sólo algunas palabras
son comprensibles. En algunos casos puede observarse disartria.
Tiene especial interés recordar la existencia de logoclonías, trastorno que consiste en una
repetición más o menos rítmica y convulsiva de la última sílaba. Este trastorno parece debido al
agotamiento del impulso verbal, acondicionado a la prontitud en la fatiga. Suelen observarse también parafasias y a veces jergafasia.
3º) PERÍODO TERMINAL:
Con la evolución de la enfermedad se produce la agravación de todos los sintonías; el paciente
penetra en una demencia profunda, con gran embrutecimiento. Desde ese momento se inicia una
vida puramente vegetativa, con estado gatoso, hasta alcanzar el final de la evolución que transcurre
en el lapso de 4 a 5 años, pudiendo, en algunas formas larvadas prolongarse hasta 10 y más años.
DIAGNÓSTICOS DIFERENCIALES DE LAS DEMENCIAS PRESENILES:
1?) Entre la Demencia de Alzheimer y la Demencia Senil. De una manera general podemos decir
que la confusión entre ambas entidades es difícil.
1) La demencia senil hace irrupción siempre más allá de los 60 años, generalmente después de
los 65 años; la demencia de Alzheimer comienza a edad mucho más temprana, entre los 50 y 60
años y a veces más temprano aún.
2) En la enfermedad de Alzheimer, la demencia es mucho más grave, más profunda. En la
demencia senil la destrucción completa de la personalidad se alcanza a través de una evolución más
prolongada.
3) El elemento diferencial más neto entre ambas formas de demencias, consiste en los trastornos
gnósicos y práxicos, siempre presentes en la enfermedad de Alzheimer y que no se registran en la
demencia senil.
4) En la demencia de Alzheimer, la desorientación se hace profunda y grosera desde época muy
temprana, con respecto a la iniciación de la enfermedad, cosa que en la demencia senil se produce
después de mucho tiempo de evolución.
5) Finalmente en la enfermedad de Alzheimer es rara la fabulación y los falsos reconocimientos,
constituyendo un fenómeno excepcional las ideas delirantes; perturbaciones éstas que son de
notable frecuencia en la demencia senil.
2º) Entre la Demencia de Alzheimer y la Demencia Arterioesclerótica: En la enfermedad de
Alzheimer, no se halla nunca el ictus inicial, ni la serie de trastornos que indican déficit de irrigación
sanguínea, con claudicación cerebral intermitente. Faltan todos los síntomas de orden focal, y nunca
se observa hemiplejía.
3º) Entre la Demencia de Alzheimer y la Demencia de Pick: La diferenciación entre las dos formas
de demencias preseniles se hace generalmente muy difícil. De una manera general podemos decir
que en la enfermedad de Alzheimer la demencia es mucho más profunda. Además en las formas
localizadas de Pick frontal o temporal, pueden tenerse en cuenta los síntomas que caracterizan a
cada localización. Pero, en las formas combinadas de la enfermedad de Pick, el diagnóstico
diferencial es dificilísimo.
DEMENCIA COREICA
La demencia coreica es otra forma de demencia primitiva, debida a la corea de Huntington. Esta
afección fue descrita por Huntington en el año 1872. Es una corea crónica, hereditaria y de evolución
progresiva.
Etiología
La enfermedad se inicia entre los 30 y 35 años: sólo excepcionalmente puede aparecer en la
vejez. Es una enfermedad hereditaria, que responde al tipo dominante, transmitiéndose
directamente de padres a hijos, sin predominio de sexo. Los hijos que resultan sanos pueden
procrear libremente, pero los que heredan la enfermedad deben abstenerse de tener descendencia,
porque la transmiten en la misma forma.
Anatomía patológica
Las lesiones anatómicas de la corea de Huntington se hallan a nivel de los núcleos de las vías
extrapiramidales; especialmente en el putamen y en el núcleo caudal. Se observa una atrofia celular
muy marcada.
1º) EXAMEN MACROSCÓPICO:
1) En la corteza, el predominio de las lesiones se observa a nivel del lóbulo frontal: generalmente
en la tercera y cuarta capa celular de la zona rolándica. En esas capas se produce una proliferación
de la neuroglia que a veces llega hasta la quinta capa. Jakob dejó constancia nos sólo del marcado
aumento de volumen, con gran cantidad de prolongaciones protoplasmáticas sino también de la
aparición de numerosos corpúsculos amiloideos. Las neuronas, disminuyen en número, aparecen
atróficas, con «Iteraciones en su forma, núcleo y corpúsculos cromáticos.
2) En el núcleo caudal y en el putamen, las lesiones son mucho más marcadas, hay mayor
destrucción celular. Las más afectadas son las células de tipo II de Golgi.
Vogt describió el estadio fibroso, debido a la desaparición celular con la persistencia de las fibras
de mielina más o menos indemnes.
3) En 2l Globus pallidus, las lesiones son mucho más intensas. Otro tanto ocurre con el cuerpo
de Luys.
1º) SÍNTOMAS NECROLÓGICOS:
El síntoma fundamental lo constituyen los movimientos coreteos. El comienzo de los misinos se
hace en forma lenta, ya sea en la cara o en los miembros, extendiéndose poco a poco a todo el
cuerpo. Puede observarse el predominio de la hipercinesia en un lado del cuerpo, en un miembro o
un grupo muscular.
Los movimientos son más lentos y más amplios que en la corea simple, debido a que en la de
Huntington se produce un aumento del tono muscular. Los reflejos tendinosos por lo general son
normales, en ocasiones ligeramente aumentados. Hay aumento de la excitabilidad idiomuscular. Se
observa disartria por participar del trastorno los músculos de la lengua y de los labios, llegándose
en algunos casos a un lenguaje incomprensible.
Cuando la enfermedad se halla muy avanzada, el enfermo realiza constantemente movimientos:
hace muecas, contorsiones, movimientos sin coordinación y tiene serias dificultades para la marcha.
2º) SÍNTOMAS PSÍQUICOS:
En algunos casos, los enfermos ya presentan estigmatología psíquica antes de que aparezcan los
primeros signos neurológicos. Estos síntomas se traducen por nerviosidad, irritabilidad y carácter
inestable.
El verdadero trastorno psíquico debido a la corea de Huntington es la debilitación global, o sea,
la demencia coreica, que se instala en forma lenta y progresiva; en algunos casos lo hace en forma
más rápida. La función primeramente afectada es la memoria, especialmente en la fijación, por la
inestabilidad de la atención. Luego se nota la debilitación del juicio que se torna deficiente y pueril.
La afectividad sigue el mismo camino en la debilitación general de la psique. Por lo general el
enfermo se vuelve indiferente hacia todo lo que le rodea; es corriente verlo malhumorado o
irritable.
En algunos casos se agredan estados psicóticos con ideas delirantes de colorido persecutorio y
celoso, en ocasiones con alucinaciones. Como consecuencia, pueden tener reacciones antisociales
que los torna peligrosos, obligando a la internación.
Formas clínicas
Se deben considerar dos formas clínicas.
1º) Forma psíquica: En la que los fenómenos neurológicos están muy poco marcados y a veces
faltan.
2º) Forma coreica: Cuando faltan o son muy poco marcados los síntomas psíquicos.
Diagnósticos diferenciales
Debemos tener en cuenta los siguientes diagnósticos diferenciales:
1º) Con la corea simple o de Sydenham: A veces, cuando faltan trastornos psíquicos, el
diagnóstico resulta muy difícil. Debemos tener en cuenta que la corea de Huntington comienza entre
los 30 y 35 años, en cambio la de Sydenham es de la infancia y edad juvenil. Además en la forma
simple, las contracciones musculares son más rápidas y bruscas, porque hay una disminución del
tono muscular, mientras que en la Huntington hay hipertonía.
2º) Con la corea senil: En la que es común la asociación de trastornos psíquicos. La forma senil se
inicia a una edad muy avanzada y además faltan en ella, los antecedentes de enfermedad familiar.
Evolución y pronóstico
La corea de Huntington evoluciona en forma lenta y progresiva. El pronóstico es malo, debido a
la demencia. El enfermo puede vivir muchos años y morir por una enfermedad intercurrente.
Tratamiento
En cuanto a la medicación que corresponde a los síntomas de orden psíquico, no difiere de las
indicaciones que hemos dado al estudiar la demencia senil. Para la medicación de los síntomas
neurológicos tenemos:
1º) Beleño: Como calmante de la hipercinesia, por su alcaloide, la escopolamina. Se puede
emplear el polvo de hojas de beleño a la dosis de 0,10 a 0,50 grs. diarios.
2º) Escopolamina: Alcaloide muy tóxico del beleño. Sedante enérgico del sistema nervioso. Se
emplea el clorhidrato o el bromhidrato de escopolamina. La dosis "en 24 horas, entre 1 y 5 décimas
de miligramo, administrado en granulos de Vio de miligramos. También se puede administrar en
solución en agua cloroformada: 3 miligramos de escopolamina en 150 grs. de agua; una cucharadita
de las de café contiene Vio de miligramo.
Bajo la forma inyectable en solución al 1/2 miligramo por c.c. Clorhidrato de escopolamina 5
miligramos; agua destilada 10 c.c. Comenzar con 14 de c.c. hasta llegar a 1 c.c.
3º) Atropina: Alcaloide de la belladona, muy tóxica, como antiespasmódico enérgico. La dosis de
/4 de miligramo en 24 horas. Se emplea el Sulfato de atropina.
1
CAPÍTULO V
DEMENCIA PARALÍTICA
DEMENCIA PARALÍTICA: PARÁLISIS GENERAL PROGRESIVA
La parálisis general progresiva, es una enfermedad del sistema nervioso causada por la infección
sifilítica. Se trata de una leptomeningitis difusa, que se manifiesta por una sintomatología muy rica,
desde tres puntos de vista: neurológico, psíquico y humoral.
Etiología
1º) El factor etiológico es la espiroqueta pálida de Schaudinn Hoffmann, que fue hallada en la
corteza cerebral de los paralíticos generales. Es una afección de las llamadas "parasifilíticas", que
corresponden al período cuaternario de la infección sifilítica, de aparición tardía, y caracterizada por
una resistencia especial al tratamiento específico.
2º) Siempre es bueno tener en cuenta el terreno o una predisposición individual. En apoyo de
este criterio parece acudir el hecho de que entre todos los sifilíticos, sólo el 2 ó 3 % llega a padecer
la demencia paralítica. Agregamos también, que existen sífilis nerviosas que escapan al cuadro de
la parálisis general.
3º) La enfermedad comienza entre los 10 y 20 años después del chancro. En algunos casos se ha
observado una aparición precoz, dentro de los primeros 5 años después de la inoculación; en otros
la aparición es tardía, más allá de los 20 años del primer episodio.
4º) La enfermedad puede hacer su aparición a cualquier edad de la vida, según la época en que
se hizo la inoculación, pero la mayor frecuencia, de acuerdo con el período de más actividad sexual
del hombre, se observa entre los 30 y 50 años.
5º) Se da más en el hombre que en la mujer, en la proporción de 4 a 1. No se trata aquí de una
predisposición de sexo, sino simplemente de que el hombre se halla más expuesto por la forma de
su actividad sexual.
6º) También se ha tenido en cuenta como factor etiológico de predisposición ciertas profesiones,
especialmente las intelectuales que exigen una mayor actividad cerebral.
Patogenia
En'Francia, Fournier, colocó a la parálisis general entre los procesos parasifilíticos, de aparición
tardía y resistentes al tratamiento específico. En Alemania, Kraepelin, la consideró en cambio, como
un proceso metasifilítico caracterizado por el predominio de lesiones degenerativas.
La anatomía patológica, demuestra que las perturbaciones de la parálisis general progresiva, son
a la vez de tipo degenerativo y de tipo inflamatorio.
Dujardins, buscando la explicación de por qué en unos casos se produce la sífilis cerebral común,
esclera gomosa, mientras que en otros se produce la parálisis general, recurre a los fenómenos de
alergia. Para Dujardins, el goma sifilítico, sería la consecuencia de una respuesta alérgica en más, o
sea, un estado hiperérgico, que ataca preferentemente a los vasos. Este estado revela una intensa
reacción defensiva del organismo contra la espiroqueta. En este caso la sífilis nerviosa toma el tipo
esclerogomoso. En el caso en que el organismo no responda intensamente, por disminución de las
defensas, se tiene una respuesta en menos, o sea un estado de anergia. La sífilis nerviosa produce
entonces, lesiones de carácter difuso y evolutivo, con gran resistencia a los tratamientos específicos.
Es el caso de la parálisis general progresiva, que 'consiste en una meningoencefalitis difusa de tipo
anérgico.
Anatomía patológica
1º) ASPECTO MACROSCÓPICO:
Las leptomeninges están espesadas, adquieren aspecto turbio, opalescente y a veces lechoso.
Debido a la atrofia, el cerebro presenta una disminución general del volumen, marcada sobre
todo en las circunvoluciones del lóbulo frontal, que se presentan separadas por amplios surcos. En
los cortes, se comprueba la dilatación de las cavidades ventriculares y reacción ependimiaria, con
enrojecimiento y aspecto granuloso; es bien notoria en el piso del cuarto ventrículo.
2º) ASPECTO MICROSCÓPICO:
1) Lesiones vasculares: Los pequeños vasos de la corteza están rodeados por un exudado
formado por linfocitos y plasmazellen; en los cortes transversales aparece como un manguito que
contornea el vaso. Este exudado se halla también en los vasos de la leptomeninges. Son más abundantes en la región frontal: muy escasos en la occipital.
2) Lesiones de las neuronas: Son de carácter crónico. Predomina la esclerosis celular, pero
también se ve el tipo degenerativo grave; de preferencia a nivel de la tercera capa celular de la
corteza.
3) Lesiones de las fibras mielinicas: Constituyen una de las lesiones más características de la
parálisis general progresiva. La lesión consiste en la desmielinización de las fibras; que se realiza
lentamente. Se hace en forma difusa y también en focos o manchas: este último tipo fue descubierto
por los profesores Jakob y Borda y llamado: desmielinización en abras, por la semejanza con la
alopecia en abras de la sífilis.
4) La neuroglia: con hipertrofia y proliferación.
5) La microglia: también con hipertrofia y proliferación.
6) Se observa en la adventicia de los vasos y en las células de la microglia, una substancia cuyo
origen no se conoce aún exactamente y que da las reacciones del hierro. Se la llamó: hierro
paralitico.
7) La espiroqueta de Schaudinn, se observa ya en forma diseminada o en focos, como formando
colonias en las circunvoluciones, muy abundantes en la corteza y sumamente raras en la substancia
blanca. En general se admite que el número de las mismas guarda relación con la intensidad de las
lesiones.
Sintomatología
La parálisis general progresiva se caracteriza por una rica y compleja sintomatología, que debe
ser estudiada desde tres puntos de vista, puesto que presenta a consideración un cuadro
neurológico, un cuadro psiquiátrico y un cuadro humoral, perfectamente delineado.
1º) CUADRO MEDROLÓCICO:
La investigación y el hallazgo de las perturbaciones neurológicas es de gran importancia, pues en
presencia de un cuadro demencial, nos allana rápidamente el camino del diagnóstico, que luego
será ampliamente confirmado con el complemento del cuadro humoral.
Comenzaremos por el estudio de los trastornos pupilares, la disartria y el temblor; tríada
sintomática importantísima, considerada casi patognomónica y ante la cual, podemos afirmar el
diagnóstico de una demencia paralítica.
TRASTORNOS PUPILARES: Los trastornos pupilares son de una gran constancia, se los halla en el
90 % de los casos; a saber:
a) La anisocoria: Que consiste en una desigualdad pupilar. Es un signo de gran importancia,
debido a una paresia pupilar más marcada en un ojo que en el otro; o bien a una parálisis pupilar
unilateral en midriasis.
b) La discoria: Consiste en una deformación de la pupila.
c) El signo de Argyll-Robertson: Es el más importante y el más constante. Consiste en la abolición
o pereza del reflejo pupilar a la luz, con conservación del reflejo a la acomodación.
Los profesores Moyano y Orlando han explicado la patogenia del signo de Argyll-Robertson. El
iris está inervado por el motor ocular común, el trigémino y el simpático. El motor ocular común por
la raíz corta del ganglio ciliar, envía los ciliares en un número de cuatro a ocho que, a través de la
esclerótica y.adosados a la coraides llegan al círculo mayor del iris, subdividiéndose delante de la
zona ciliar para formar un plexo circular. De ese plexo se desprenden paquetes de fibras mielínicas
que van hacia el esfínter de la pupila, penetrando entre las fibras musculares donde pierden la
mielina. El iris recibe las fibras iridodilatadoras provenientes del trigémino por medio del ramo
nasociliar.
Los citados profesores argentinos han comprobado que en el iris de los paralíticos generales con
el signo de Argyll-Robertson positivo, hay una desaparición casi total de los manojos de fibras
mielínicas. Por fuera de la zona ciliar los filetes nerviosos no presentan alteración alguna. Estas
perturbaciones han sido constantes en todos los casos examinados. La falta de lesiones retrógradas,
más allá del iris, demuestra que la causa radica en la desmielinización de las fibras del iris, algo
semejante a lo que ocurre con las fibras mielínicas en la corteza cerebral de los paralíticos generales.
En conclusión, el signo de Argyll-Robertson en la parálisis general es debido a la interrupción del
arco reflejo, en la parte más periférica de la vía eferente (la del M. O. C.), por destrucción de las
fibras mielínicas.
DISARTRIA: Es otro signo muy importante de la tríada sintomática. Al comienzo es poco marcada,
pero con la fatiga se hace más evidente. También se puede poner en evidencia, mediante el .empleo
de las palabras de prueba: artillero de artillería; ministro plenipotenciario y otras en las que abundan
las consonantes linguales y labiales. En un período más avanzado la disartria es bien marcada.
La causa de la disartria, radica en las lesiones anatomopatológicas ya conocidas de la
enfermedad, que se producen a nivel de la oliva cerebelosa.
TEMBLORES: El temblor es otro de los signos de gran constancia, con la característica de ser
intencional, es decir, que se pone bien de manifiesto con los movimientos voluntarios.
Al principio se observa en la lengua, en los labios y en la zona peribucal, generalizándose poco a
poco a todo el cuerpo a medida que progresa la enfermedad. En la lengua, los temblores toman la
forma de ondulaciones y tremulaciones rápidas; además suele haber un movimiento de propulsión
y retracción característico, que Magnan llamó Signo del trombón,
Los trastornos caligráficos de los paralíticos generales, son debidos al temblor. Al comienzo se
observa un temblor fino en las letras, que finalmente aparecen deformadas con alteraciones
groseras. Deben ser observados también los trastornos psicográficos, que en el paralítico general
revelan la gran megalomanía.
OTROS TRASTORNOS NEUROLÓGICOS: Las manifestaciones son muy numerosas y variables;
entre las más frecuentes figuran:
a) Paresias y trastornos atóxicos: con marcha titubeante.
b) Hipotonía muscular: bien marcada en los músculos de la cara, lo que transmite una facie
característica, inexpresiva que es la facie paralítica o cara planchada.
c) Parálisis oculares: pasajeras.
d) Reflejos tendinosos exaltados: están abolidos en los casos de tabo-parálisis.
e) Ictus apoplético: probablemente debidos a espasmos vasculares. Van seguidos de una
hemiplejía más o menos completa. Lo característico es que las hemiplejías curan en pocos días.
f) Crisis epilépticas de tipo generalizado.
g) Ictus amnésicos: El sujeto se olvida bruscamente de su nombre, o de su domicilio,
recuperándose en pocas horas o en días.
2º) CUADRO PSÍQUICO:
Con un criterio, didáctico, haremos el estudio de los síntomas de la parálisis general progresiva,
siguiendo el orden cronológico de aparición, lo que nos permite establecer tres etapas evolutivas
de la enfermedad que son: el período de comienzo, período de estado y período terminal.
PERÍODO DE COMIENZO:
Generalmente la enfermedad se inicia en forma lenta y progresiva, pasando muy a menudo
inadvertidas las primeras manifestaciones que, por lo común, se insinúan por cambios de carácter,
que si bien llaman la atención de la familia, son atribuidos a diversos factores, sin pensar que se
puede tratar de un estado patológico tan serio. Estas primeras y tenues manifestaciones constituyen
lo que muchos han llamado el período premonitorio,
Un poco más adelante se producen graves trastornos de conducta, y así en personas de
reconocida corrección, suelen observarse severas transgresiones de las más elementales reglas de
urbanidad; en otros las fallas de conducta radican más especialmente en el orden moral; personas
de vida recatada y de hogar, comienzan a trasnochar, beber y dilapidar el dinero. Como se
comprenderá estas perturbaciones constituyen la voz de alarma para la familia y conocidos del
enfermo.
Concomitante con dichas faltas morales, o bien a posteriorí, se producen importantes fallas
mnemónicas que llaman la atención del mismo enfermo, por los inconvenientes que le acarrean en
el desempeño normal de sus tareas. Incurre en errores de ortografía que no cometía antes y fallas
en cálculos simples.
Resumiendo: las diferentes manifestaciones que inician la marcha del cuadro psíquico de la
parálisis general progresiva, denotan un cambio en el carácter, en las costumbres y en la
inteligencia, denunciando en esa forma el déficit mental.
En un período un poco más avanzado, se produce la acentuación de estas manifestaciones
intensificándose de este modo el cuadro. De entre ellas las más graves son las que inciden sobre la
moral y la conducta del individuo, que ante el asombro de sus familiares y amigos llega a la ejecución
de actos delictuosos. Se los sorprende en robos, exhibicionismo y atentados al pudor, hechos que
caen bajo la sanción de las leyes sociales, iniciándole así lo que Dupré llamó: periodo médico-legal
de la parálisis general progresiva.
En algunos casos la enfermedad puede tener un comienzo brusco, por un ictus, con hemiplejía
pasajera y a continuación de esos episodios ruidosos, se instalan los síntomas psíquicos de la
parálisis general progresiva
PERÍODO DE ESTADO:
En el período de estado de la enfermedad, el cuadro psíquico pone bien en evidencia la
debilitación global, o sea, la demencia.
La atención se hace completamente inestable, con la inevitable repercusión sobre la
sensopercepción que resulta imperfecta, dificultando en esa forma la comprensión.
La ideación se empobrece y por otra parte no se hacen nuevas adquisiciones debido a la pérdida
de vigor psíquico. El juicio, rápida y profundamente debilitado, constituye el síntoma más
importante de este período de la enfermedad. Es tal su debilitación, que llama la atención por su
extraordinaria puerilidad, que llega a lo absurdo y lo grotesco. Esto se halla facilitado por una
extraordinaria sugestibilidad que permite el pronto estímulo y exaltación de la imaginación, más el
agravante de las fallas mnemónicas que conducen a una fabulación absurda y dislocada.
Además de la dificultad de fijación, las fallas de la memoria consisten esencialmente en la
dismnesia, trastorno de la evocación por el cual, el enfermo no puede evocar hechos que el día
anterior han ^ido bien recordados y que el día siguiente puede nuevamente recordar. También son
frecuentes las paramnesias.
El empobrecimiento por debilitación psíquica, se hace bien manifiesto en el campo afectivo. Lo
primero que se resiente es la heteroafectividad por un embotamiento general de los afectos; existe
cierta indiferencia o pasividad de los mismos, razón por la que aceptan fácilmente su internación y
la separación de la familia. Lo más probable es que en esto participa la debilitación del juicio y la
obtución de la conciencia, debido a la torpeza de las percepciones y de la comprensión.
Por otra parte se observan incontinencias emocionales y cambios bruscos en el humor, aunque
por lo general, prevalece un estado eufórico. Es ésta una euforia insubstancial, vacía, estúpida que
nace de la profunda perturbación del juicio y del conocimiento, que le impiden tener conciencia de
situación y de realidad.
Debemos agregar que la debilitación afectiva, conduce a la pérdida de los sentimientos éticos y
todos aquellos que señalan la jerarquización de la personalidad.
De una manera general, la actividad de los paralíticos generales es imprecisa y supeditada a los
impulsos de la vida instintiva, liberados por la debilitación psíquica. Esta es la razón que explica los
graves trastornos de conducta que se producen en estos enfermos, especialmente aquellos que se
encuentran bajo la égida de la sexualidad, por la exaltación emocional que los pone en juego.
Finalmente, recordamos la fácil sugestibilidad que ya hemos mencionado, agregando ahora, que
su gran credulidad les acarrea como consecuencia lo que Dupré llamó: "aprobatividad de los
paralíticos generales", que aprueban y acatan todo lo que se les pueda sugerir.
PERÍODO TERMINAL :
Toda la sintomatología antes descrita se acentúa, el estado demencial es profundo, con gran
hipotonía muscular que imposibilita la marcha o la dificulta en grado sumo. El enfermo permanece
en cama, haciendo vida vegetativa y sobreviene el gatismo. Aparecen después, en estadios más
avanzados, la caquexia y el marasmo paralítico (escaras: facilidad para la fractura de huesos
importantes i, que llevan a la muerte, la que también puevle ocurrir por cualquier complicación
intercurrente.
3º) CUADRO HUMORAL:
Sangre: En la sangre hallamos las reacciones de Wassermann y de Khan positivas en el 95 % de
los casos. Sin embargo, la negatividad de estas reacciones en la sangre, no puede hacernos descartar
la existencia de la enfermedad.
Líquido cefalorraquídeo: La importancia reside en el examen del líquido cefalorraquídeo, en
cuyas alteraciones características se funda el cuadro humoral, de la parálisis general progresiva.
He aquí el cuadro:
1) Aspecto: Límpido; "cristal de roca".
2) Tensión: Normal o ligeramente aumentada. La normal en el manómetro de Claude es de 10 a
15 centímetros; en la parálisis general, puede hallarse una tensión de
20 centímetros.
3) Cloruros: Permanecen normales, de 7 a 7 1/2 por mil.
4) Glucosa: Permanece normal, entre 0.40 y 0.60 por mil.
5) Albúminas: La tasa de albúminas se encuentra aumentada, por lo general entre 0,50 y 1 gramo
por mil.
6) Citología: Están notablemente aumentados los elementos celulares del líquido
cefalorraquídeo, de 10 a 100 elementos por milímetro cúbico, alcanzando en
ocasiones hasta 400; en el líquido normal, la proporción es de O a 3 por milímetro cúbico. La fórmula leucocitaria demuestra un predominio casi absoluto
de "linfocitos"; pueden hallarse algunos polinucleares y mononucleares.
7) Reacción de Pandy: Positiva, globulinas aumentadas.
8) Reacción Nonne-Apeh: Positiva.
9) Reacción de Wassermann: Positiva.
10) Reacción de Khan: Positiva.
11) Reacción de Lange: "Del Oro Coloidal":
Basada en la presencia de coloides protectores que impiden la precipitación
del oro coloidal cuando se le adiciona un electrolito, como el cloruro de
sodio. Normalmente las albúminas del líquido cefalorraquídeo obran como
coloides protectores; pero en ciertas enfermedades, como la sífilis y algunas
meningitis, la precipitación se produce por el exceso de globulinas que
vencen la acción protectora de las albúminas. Normalmente no hay
precipitación en ninguno de los once tubos.
—00000000000—
o bien una ligera precipitación en los tubos 2 y 3 .
—02200000000—
En los casos de parálisis general progresiva se produce una precipitación
intensa en los tubos de la izquierda entre las diluciones de 1 en 10 y de 1 en
640.
—55554331000—
En los casos de sífilis nerviosa no paralítica, se produce una precipitación
entre las diluciones^ de 1 en 40 y 1 en 80, es decir, en los tubos del medio.
—00243110000—
En el caso de meningitis cerebroespinal y tuberculosa la precipitación se
produce entre las diluciones de 1 en 120 y 1 en 640, o sea, hacia los tubos
de la derecha.
—00001344300—
En cuanto a los números que se emplean, marcan la intensidad de la
reacción de acuerdo con la coloración de los tubos que indica el grado de la
precipitación
Rojo
Negativo
Rojo azulado
Positivo
Violeta
Positivo
Azul
Positivo
Blanco
azulado
Positivo
Blanco
Positivo
+
++
+++
++++
+++++
0
1
2
3
4
5
12) Reacción del Benjuí Coloidal: Basada en el mismo principio que la
anterior. Se emplean 16 tubos. Normalmente se pue de tener una
precipitación en los tubos 8 y 9.
—0000000220000000—
En la parálisis general hay una precipitación en casi todos los tubos
comenzando por la izquierda.
—1222222222000000—
Formas clínicas
Las formas clínicas de la parálisis general progresiva deben estudiarse desde diversos puntos de
vista: según la edad, según el cuadro clínico y según la localización.
1º) SEGÚN LA EDAD:
a) Forma infantil: Cuando su comienzo se hace antes de los 15 años, debida a la heredosífilis. La
característica es que desde el punto de vista psíquico, el niño adquiere un aspecto que recuerda al
del oligofrénico, razón por la que también se la llamó forma frenastenoide. Además son muy
frecuentes las deficiencias del desarrollo físico y en muchos casos se hace bien evidente la
estigmatología sifilítica.
b) Forma juvenil: Cuando hace su iniciación entre los 15 y 25 años. También puede deberse a una
sífilis hereditaria, o a una infección en los primeros tiempos de la vida, causada en el momento del
parto o durante la lactancia. La debilitación del psiquismo a esta altura de la vida hace que tenga
semejanzas con la esquizofrenia razón por la que se ha llamado: forma esquizofrenoide.
c) Forma adulta: Es la que hemos descripto.
d) Forma senil: Cuando se inicia en una edad avanzada de la vida más allá de los 50 años, casi no
difiere de la forma corriente que hemos descripto.
2º) SEGÚN EL CUADRO CLÍNICO:
Teniendo en cuenta la sintomatología predominante de la enfermedad se tienen las siguientes
formas clínicas:
a) Forma simple: Es la que hemos descripto, mostrando el cuadro demencial simple.
b) Forma maníaca o expansiva o delirante: Cuando la enfermedad se inicia con un cuadro de
excitación hipomaníaca. El enfermo se presenta alegre, optimista, locuaz, emprendedor, eufórico,
se siente capaz de realizar grandes empresas y de emprender grandes negocios. Se cree poderoso,
poseedor de una gran fuerza muscular, capaz de levantar doscientos kilos con una sola mano; nada
les parece imposible a estos enfermos, ni remotamente piensan en el posible fracaso de ninguna de
sus actividades. Experimentan sensación de bienestar, de fortaleza y de optimismo, que los lanza a
emprender grandes Hegocios y, a cometer toda clase de excesos y libaciones en forma
desenfrenada.
Lo más frecuente en estas formas expansivas de la parálisis general progresiva es la existencia
de un delirio megalómano. Este delirio es absurdo y fuera de toda lógica, llegando a la concepción
de enormidades. Puede decir que es la persona más acaudalada del mundo, poseedor de miles de
millones, el más grande terrateniente e infinidad de cosas similares; luego, a renglón seguido,
sobreviene lo absurdo y contradictorio, confiesa con todo desparpajo que gana un jornal precario y
acepta dinero para comprar cigarrillos. Todo esto nos pone de manifiesto no sólo la desviación, sino
también la gran debilitación que padece el juicio, que cae en lo pueril.
c) Forma melancólica o depresiva: Lo más frecuente es que comience como una neurastenia, con
ideas hipocondríacas, llegando al poco tiempo a una franca melancolía. En estos estados depresivos
llama la atención el hecho de que, por sobre las ideas de ruina y autoculpabilidad, las ideas
hipocondríacas dominan el cuadro. Por otra parte, estas ideas se caracterizan por su contenido
completamente absurdo e inverosímil. Además detrás de las mismas no es posible reconocer una
auténtica repercusión afectiva, lo que revela que las mismas se deben, sobre todo, a una falla de la
crítica por debilitación.
d) Forma agitada: No es frecuente; tiene suma gravedad. El enfermo presenta una extraordinaria
excitación psicomotriz, que va en aumento y es muy difícil sedar. Se producen estados ansiosos que
llegan a la confusión mental; y conducen en pocos días o semanas a la muerte.
e) Forma taboparálisis: Cuando a los síntomas neurológicos y psíquicos ya conocidos, se agregan
síntomas medulares de una tabes.
3º) POR LA LEGALIZACIÓN:
a) Formas típicas: Cuando las localizaciones se hacen en las zonas corrientes dando la
sintomatología que conocemos.
b) Formas atípicas: Cuando las lesiones, por su localización, dan lugar a una sintomatología que
está fuera de lo corriente.
Así tenemos la forma de Lissauer, caracterizada por tener ictus que dan lugar a síntomas focales
con hemiplejía.
Luego tenemos la forma cerebelosa de Alzheimer, cuando por la localización de las lesiones se
agregan síntomas cerebelosos.
Diagnósticos diferenciales
Los principales diagnósticos diferenciales que pueden ser necesarios frente a un cuadro de
parálisis general progresiva son los siguientes:
1º) CON LA MANÍA E HIPOMANÍA:
Cuando se trata de la forma clínica llamada expansiva o maníaca. En el período de comienzo el
diagnóstico puede presentar dificultades, cuando el cuadro de debilitación de la psique no se hace
bien manifiesto. Sin embargo, un indicio de debilitación puede entreverse a través de la frecuente
docilidad de los paralíticos generales, la sugestibilidad y la aproba-tividad de que habla Dupré. El
maníaco es generalmente más vivaz, más malo, fácilmente irritable, mordaz, hiriente y burlón. En
el paralítico se observan trastornos mnemónicos, cosa que no ocurre en el maníaco que posee el
recuerdo de otros episodios anteriormente padecidos. La ausencia de manifestaciones neurológicas
y el cuadro humoral disipan las dudas.
2º) CON LA DEPRESIÓN MELANCÓLICA:
Deben tenerse en cuenta las mismas consideraciones que para la forma maníaca. En general el
paralítico presenta indiferencia afectiva, lo que hace que su tristeza carezca de real repercusión
afectiva.
3º) CON LA CONFUSIÓN MENTAL:
En los casos de parálisis general con agitación, confusión y angustia. El diagnóstico suele ser muy
difícil de establecer. La ausencia del cuadro neurológico característico de la parálisis general, puede
descartarla, especialmente por la falta del signo de Argyll-Robertson, ya que el temblor y la disartria
se pueden hallar en ambos cuadros. No debemos olvidar, sin embargo, que existen casos de
intoxicaciones alcohólicas graves en las que el reflejo fotomotor es muy perezoso y aún puede estar
abolido. Nos queda entonces, como elemento de juicio categórico, el cuadro humoral con la
reacción de Lange positiva y su curva característica (desviación a la izquierda) .
4º) CON LA DEMENCIA SENIL:
Cuando se trata de una parálisis general de iniciación tardía, después de los 50 años. El cuadro
de debilitación es mucho más rápido y con gran puerilidad del juicio. El diagnóstico se aclara
definitivamente con el estudio de los cuadros neurológico y humoral.
Evolución
La evolución de la parálisis general progresiva, cuando la enfermedad no es tratada
convenientemente, se completa entre 2 y 5 años. No debemos olvidar que la enfermedad es curable
cuando se la trata en el período de comienzo.
En efecto, debemos tener en cuenta que desde el punto de vista ana-" tomopatológico, también
se reconocen tres etapas evolutivas:
1º) Etapa inflamatoria: con exudación e infiltrado en torno a' toda la red capilar de la corteza.
Dicho infiltrado está formado por linfocitos y plasmazellen, que en los cortes aparecen formando
un manguito alrededor del vaso.
2º) Etapa alterativa-degenerativa: Es la etapa de destrucción celular lenta y desmielinización de
las fibras.
3º) Etapa proliferativa: Con hiperplasia del tejido intersticial.
La etapa inflamatoria corresponde al período inicial que es curable. Luego la etapa alterativadegenerativa corresponde al período de estado; en ella el tratamiento es efectivo para detener el
avance de la enfermedad pero persistiendo el déficit por la degeneración y destrucción celular. Finalmente, la etapa proliferativa corresponde al período terminal de la enfermedad; en ella ya no
actúa el tratamiento.
Durante el período de estado, cuando se instala la demencia, sólo se puede obtener la detención
evolutiva del proceso; esto es lo que se conoce con el nombre de "curación social".
Pronóstico
El pronóstico es siempre serio y reservado. Es muy grave cuando la enfermedad no se trata, pues
la muerte sobreviene entre los 2 y 5 años. Con el tratamiento se puede detener la evolución de la
enfermedad, quedando la psique con el grado de debilitamiento alcanzado hasta ese momento de
la evolución.
Tratamiento
1º) PENICILINOTERAPIA :
Este tratamiento ocupa actualmente el primer plano en la cura de las infecciones sifilíticas, y, por
ende en la parálisis general progresiva.
Deben inyectarse diariamente un millón de unidades, que continuarán hasta alcanzar las dosis
de 20 a 30 millones de unidades, de tal suerte que el tratamiento tiene una duración aproximada
de un mes. Luego repetir otra serie.
2º) MALARIOTERAPIA:
Tratamiento que, hasta la aparición de los antibióticos fue el de elección.
Se trata de la malarización mediante el plasmodium vivax, que produce una fiebre terciana
benigna, con accesos febriles de 40° a 41°, que se repiten regularmente al tercer día. Deben
efectuarse entre 10 y 12 accesos febriles, siempre que el estado general del paciente lo permita. Al
término del tratamiento, para interrumpir los accesos, se administran tres sellos diarios de sulfato
de quinina de 0,30 grs., durante una semana.
3º) TRATAMIENTO MIXTO: PENICILINA-MALARIA:
Muchos psiquíatras, aconsejan el empleo de ambos tratamientos; ya sea comenzando con la
malarioterapia y a continuación la penicilinoterapia, o bien, efectuar simultáneamente ambos
tratamientos.
4º) PlRETOTERAPIA:
Consiste en el empleo de diversos métodos capaces de elevar la temperatura del enfermo.
a) Por medios químicos: empleando diversos preparados inyectables a base de azufre piretógeno.
b) Por medios biológicos: mediante la inyección endovenosa de vacuna Dmelcos, que contiene
250 millones de bacilos de Ducrey por c.c. También se emplea la vacuna tífica y otros tipos de
vacunas.
c) Por medios físicos: Se intentaron diversos procedimientos para elevar la temperatura,
especialmente las corrientes de alta frecuencia y últimamente las ondas ultracortas. Se utilizan para
eso aparatos especiales en los que se coloca al enfermo, cuya temperatura se eleva gradualmente
hasta llegar a 40°. Todos estos tratamientos piretoterápicos son de resultados muy dudosos. Se
emplean en los casos en que no es posible realizar la malarización. Hoy han caído en desuso gracias
al empleo de la penicilina.
5º) TRATAMIENTO ESPECÍFICO:
Debe hacerse a continuación de los tratamientos anteriormente citados. Lo cierto es que sólo
constituye un complemento y que es' innecesario, cuando la malarioterapia o la penicilinoterapia
han sido bien realizadas. Algunos aconsejan no obstante, efectuarlo sistemáticamente.
Consiste en la inyección de arsenicales pentavalentes; además se usará el bismuto y el mercurio
(bicianuro y biyoduro).
RESUMEN
SÍNDROME DEMENCIAL
Generalidades
Síndrome de naturaleza orgánica. Tiene alteraciones anatomopato-lógicas.
Alteración fundamental: "debilitación psíquica". Existen terrenos capaces de
predisponer o favorecer la aparición prematura de las demencias. Evitar todos los
tóxicos: endógenos y exógenos, así como los factores de orden endocrino.
Definición
concepto
“Demencia es una debilitación global, crónica, progresiva, definitiva e irreparable
de todas las funciones psíquicas". El vocablo demencia tiene diferente significado en el
orden jurídico y corriente donde se lo considera sinónimo de alienación, y en el orden
psiquiátrico donde significa debilitación.
Demencias
primitivas
Demencia senil. Demencia arterioesclerótica. Demencias
preseniles. Demencia paralítica. (P. G. P.). Demencia coreica. Corea
de Huntington. Demencia precoz.
Demencias
secundarias
Demencias postconfusionales. Demencia alcohólica. Demencias
vesánicas. (Etapa final de la manía, melancolía, delirios). Demencias
postraumáticas. Demencia epiléptica.
Etiología
patogenia
Causa: la senilidad. Senilidad: estado morboso de involución. Se
inicia más allá de los 60 años. Lesiones atróficas y degenerativas de
las células y fibras nerviosas. Como se origina en el parénquima
nervioso, se dice que es de "origen ectodermal" y se la llama
demencia ectodermal.
Clasificación
Demencia
senil
Alteraciones
macroscópicas
Adherencias de la duramadre. Lesiones de
paquimeningitis. Hipertrofia corpúsculos de
Pacchioni. Edema y engrosamiento de las
leptomeninges. Arterias duras y fibrosas;
dilataciones ampulares. Atrofia generalizada de
la corteza; más marcada en las regiones frontal
y central. Disminución del volumen;
circunvoluciones adelgazadas separadas por
surcos amplios y profundos. Substancia gris
adelgazada y pálida. Reducción substancia
blanca. Dilatación de los ventrículos.
Alteraciones
microscópicas
Engrosamiento de las leptomeninges;
aumento de tejido conjuntivo, leptomeningitis
fibrosa. Lesiones vasculares involutivas. Atrofia
de las neuromas. Células en panal. Proliferación
difusa de la neuroglia. Lesiones fibrilares de
Alzheimer aglutinación neurofibrillas. Placas
seniles (su génesis es muy discutida).
Anatomía
patológica
Sintomatología
Demencia
senil
Formas clínicas
Período
comienzo
Tiene importancia médico-legal. Síntomas
deficitarios (Regís). Atención inestable.
Sensopercepción entorpecida. Comprensión
dificultada. Disminución de la actividad
intelectual. Pérdida del vigor adquisitivo.
Cambios de carácter. Trastornos de conducta.
Período
estado
Agravación de la debilitación. Debilitación
progresiva de todas las funciones. La memoria
es la más afectada, primero amnesia de fijación.
Amnesia nominal. Incoherencia asociativa.
Disgregación del pensamiento. El juicio cada
vez más superficial, se torna pueril.
Obscurecimiento de la conciencia. Pérdida de la
personalidad. Indiferencia afectiva hacia los
familiares. Egocentrismo. Pérdida de los valores
éticos. Apatía y abulia o hipobulia. Irritabilidad
y trastornos de conducta.
Período
terminal
Se insinúa lentamente. Puede precipitarse
por alguna enfermedad intercurrente. Pérdida
completa de la personalidad. Vida vegetativa.
Gatismo. Caquexia y muerte.
Forma simple
Es la más frecuente. Se apagan y se debilitan
progresivamente las funciones psíquicas hasta
la destrucción de la personalidad.
Forma
maníaca
Excitación de intensidad variable. Euforia.
Irritabilidad. Verborrea. Incontinencia verbal.
Escasa repercusión afectiva, por la debilitación.
Tendencia erótica. Ideas megalómanas.
Forma
melancólica
La depresión no tiene intensa repercusión
afectiva. Difícilmente remite. Trastornos
cenestésicos. Delirio hipocondríaco. Delirio
nihilista. Ideas de enormidad.
Forma
delirante
Nunca llega a organizarse un verdadero
delirio, debido al descenso del vigor psíquico.
Más frecuente es el delirio de perjuicio y
persecusión. Delirio celotípico.
Forma
presbiofrénica
Manifestación temprana de la demencia
senil. El juicio y la afectividad se mantienen por
mucho tiempo vigoroso. Tríada sintomática:
amnesia; desorientación y fabulación.
Diagnóstico
diferencial
Demencia
senil
Arterioesclerótica
1º) Con la demencia arterioes-clerótica: El
comienzo a edad más temprana, es brusco y
ruidoso con manifestaciones arteriales de
carácter focal.
Senil
El comienzo a edad más avanzada, es lento
e insidioso con debilitación global
Paralítica
2º) Con la demencia paralítica: Debilitación
de progresión más rápida, la dismnesia
domina el cuadro; el juicio decae
rápidamente, es muy pueril, la personalidad
se destruye más pronto. Registro de chancro
en los antecedentes.
Senil
Debilitación de progresión más lenta, la
amnesia domina el cuadro. Faltan el cuadro
neurológico y humoral.
Preseniles
3º) Con las demencias
Comienzan en edad más
Debilitación más profunda.
afásicos, agnósicos y apráxicos.
Senil
Comienza en edad más avanzada.
Debilitación menos profunda que en la
presenil.
Manía
4º) Con la manía esencial: Brillantez y
vivacidad en el maníaco. Además se
descubren siempre los signos de la
debilitación.
Senil
Excitación en forma maníaca en edad
avanzada, sin registrarse episodios anteriores.
Verborrea insulsa, disgregada; lenguaje
coprolálico.
Melancolía
5º) Con la melancolía esencial: Gran
repercisión afectiva. Ideas de ruina,
impotencia, autoculpabilidad y suicidio.
Senil
Sentimientos
egocéntricos.
hipocondríaco; nihilista.
Korsakoff
6º) Con la psicosis de Korsakoff:
Frecuentemente polineuritis. Personalidad
muy descendida por el mayor déficit.
Senil
No se halla polineuritis en la presbiofrenia.
Mayor conservación de la personalidad.
preseniles:
temprana.
Trastornos
Delirio
Pronóstico
El pronóstico es grave debido a la evolución. En el comienzo puede
haber ligeras remisiones. Períodos de detención y estancamiento. Sin
embargo: el final es la destrucción de la personalidad.
Tratamiento
Preceptos higiénico-dietéticos; tratando de postergar lo más
posible la iniciación de la demencia. Evitar infecciones e
intoxicaciones.
Demencia senil
Tratamiento
Tratamiento sedante:
1) Balneoterapia prolongada: (1 a 2 horas) a 36" ó 37".
2) Cloropromacina 50 a 100 mgs.
3) Barbitúricos: Amital sódico, dosis: 6 a 12 centigramos; como
hipnótico: 20 a 35 centígr. Se-conal; dosis: 5 a 15 centigramos.
Veronal: dosis: 25 a 50 centigramos. Somnifene: 1 c. c. inyectable.
30 a 40 gotas por vía oral.
4) Evitar en lo posible el opio y sus derivados, morfina y
pantopón.
5) No usar hidrato de cloral, por su acción depresora sobre el
corazón.
6) En los seniles excitados se requiere la internación; lo mismo
cuando presenta trastornos de conducta.
Etiología
patogenia
La causa es la arterioesclerosis cerebral. La lesión inicial se
encuentra en el tejido vascular, secundariamente es lesionado el
tejido nervioso. Demencia mesodermal, porque el tejido vascular
deriva del mesodermo.
Lesiones
arteriales
Demencia
arteroesclerótica
Anatomía
patológica
Lesiones
parénquima
nervioso
1º) Arterioesclerosis fibrosa: La luz arterial a
veces ensanchada, paredes lisas; falta de
elasticidad.
Proliferación
de
substancia
colágena.
2º) Reblandecimiento intracortical. Arterias
aramillentas, luz estrechada; engrosamiento;
falta de elasticidad. Proliferación de la íntima,
destrucción de la túnica media y elástica,
fijación de colesterina y sales calcáreas.
1º) Reblandecimiento en zonas bien
circunscritas de la substancia gris, aspecto de
úlcera o de cráter.
2º) Reblandecimiento intracortical como
franja, especialmente afectada la tercera capa
celular.
3º) Focos de desierto celular, desaparición de
células en ciertas zonas corticales.
4º) Atrofia verrugosa: Focos de desierto
celular y reblandecimientocon retracciones
cicatrizales,
5º) Leucoencejulosis arterioesclerótica:
Destintegración de las vainas de mielina y
cilindroejes, con reacción glimatosa cicatrizal.
6º) Estado lacunar y estado criboso: En los
ganglios de la base.
7º) Territorios vasculares: Lesiones de la
región cortical, territorio de la silviana. Lesiones
de la substancia blanca: territorio de la cerebral
anterior. Lesiones de la región basal: territorio
de la cerebral posterior.
Sintomatología
Demencia
arteroesclerótica
Sólo interesa el período de comienzo; los restantes períodos
son como en la demencia senil.
a) Manifestaciones físicas: Fatiga
muscular, trastornos vasomotores;
trastornos sensoriales; disnea de
esfuerzo; hipertensión; trastornos
Forma
de
neurológicos; cefaleas; insomnio.
comienzo lenta y
b)
Manifestaciones
psíquicas:
progresiva
Cambios de carácter, irritabilidad,
hipocondría, ansiedad; pérdida del
vigor adquisitivo, ausencia, vértigos,
amnesias pasajeras.
Forma
de
comienzo brusco
y grave
Diagnósticos
diferenciales
1º) Con la demencia senil: (ver demencia senil).
2º) Con la demencia paralítica: Agravación más rápida.
Euforia, megalomanía, disartria permanente. El ictus no da
secuelas. Signo de Argill-Robertson positivo. Cuadro humoral
característico.
Arteroesclerótica
Evolución
pronóstico
Tratamiento
Generalmente con ictus más o
menos intenso, a veces inadvertido.
a) Manifestaciones físicas: Hemiplejías pasajeras, incompletas.
Trastornos del equilibrio, movimientos torpes, con dificultad para
coordinación. Temblores, disartria,
risa y llanto explosivo.
b) Manifestaciones psíquicas: Las
del cuadro de debilitación ya
conocidas.
Depresión y ansiedad. Disartria
pasajera. Ictus con secuelas.
La evolución es progresiva e irreparable. La duración es muy
variable. La muerte puede ser brusca, por ictus.
Las mismas indicaciones que para la demencia senil.
Llamadas así por su aparición en edad temprana. Entre 45 y 60 años.
Las demencias preseniles son: La enfermedad de Pick y la enfermedad de
Alzheimer.
Demencias
preseniles
Enfermedad
de Pick
Estudiada por este autor en el año 1898. La consideró una
forma atípica de la demencia senil, caracterizada por ser una
atrofia localizada bilateral y simétrica.
Etiología
patogenia
No es bien conocida. Más frecuente en la
mujer. Edad: entre 45 y 60 años. Se piensa en
un origen hereditario.
Anatomía
patológica
Aspecto macroscópico: Atrofia muy marcada
por la participación de la substancia blanca. Color
pardusco. En el lóbulo frontal se respeta la zona
rolándica. En la forma temporal se respeta la zona
mediobasal del asta de Ammon, centro olfatorio
y centro auditivo.
Aspecto microscópico: Difícil la distinción entre
la substancia gris y la blanca por la destrucción.
Desierto celular en las regiones superiores o
externas de la corteza. Diferentes grados de
atrofia celular. Rarefacción de fibras mielínicas.
Existen placas seniles y lesiones fibrilares de
Alzheimer. Vistas por primera vez en el año 1931
por el Prof. Moyano.
Sintomatología
1º) Período de comienzo: Larvado, lento y
progresivo. Cefaleas; intranquilidad en el sueño.
Puerilidad del juicio; graves fallas de autocrítica.
Trastornos de conducta. Actos inmorales,
exhibicionismo, impudicia. Cambios de carácter,
malhumor, irritabilidad.
2º) Período de estado: Hipoprosexia; amnesia
de fijación, luego de evocación y aparición de paramnesias. Empobrecimiento ideati-vo. Se borra y
embrutece la personalidad. Conservación de
algunos mecanismos cerebrales de menor valor.
Hipoafectividad, indiferencia. Labilidad afectiva al
comienzo. Hipoactividad e hipobulia.
3º) Período terminal: Agravación de todos los
síntomas. Aparición de afasia, apraxia y agnosia.
Pérdida de la personalidad; gatismo, muerte. La
evolución completa se hace en 5 años
aproximadamente.
Pick frontal: Falta de impulsos y decisiones, de
iniciativas. Hablan poco, mutismo por falta de
iniciativa.
Pick temporal: Falta de inhibición verbal.
Verborragia incoherente dislocada, parafásica.
Ecolalia.
Enfermedad
de Pick
Demencias
preseniles
Enfermedad
de
Alzheimer
Descrita por Alzheimer en el año 1906. Atrofia difusa intensa de la
corteza cerebral.
Etiología
Desconocida hasta ahora. Edad: entre 50 y 60 años.
Igual frecuencia en ambos sexos.
Demencias
preseniles
Anatomía
patológica
Aspecto macroscópico: Atrofia difusa, más
marcada en los lóbulos parietales y
temporales. Circunvoluciones más adelgazadas
y surcos más profundos.
Aspecto microscópico: Lo mismo que en la
demencia senil; placas seniles y degeneración
fibrilar de Alzheimer. Las lesiones son más
intensas que en la demencia senil. No se
observan lesiones vasculares.
Sintomatología
Período de comienzo: Cefaleas, mareos,
irritabilidad, ansiedad. Hipoprosexia. Amnesia
de fijación. Trastornos de conducta.
Perplejidad y angustia.
Período de estado: Atención muy debilitada.
Amnesia
de
fijación
y
evocación.
Desorientación tempero-espacial. Torpeza en
las elaboraciones intelectuales. Expresión
perpleja, amable, sonriente, sonrisa estúpida.
Agnosia: desconocimiento hasta de los objetos
corrientes. Aproxia: imposibilidad de adaptar
los movimientos necesarios para ejecutar un
acto. Afasia. Mutismo por falta de iniciativa.
Logoclónias.
Período terminal: Demencia profunda, gran
embrutecimiento. Vida vegetativa; gatismo.
Evolución en 405 años; formas larvadas hasta
10 y más años.
Diagnósticos
diferenciales
1º) Alzheimer y D. Senil:
Senil: más allá de los 65 años. La destrucción
de la personalidad es más lenta. No presenta
trastornos gnósicos y práxicos.
Alzheimer: entre 50 y 60 años. Demencia
más profunda y la destrucción de la
personalidad es más rápida. Presenta
trastornos gnósicos y práxicos.
2º) D. Alzheimer y D. Arterioesclerótica:
Arterioesclerótica: Ictus inicial. Síntomas
focales. Hemiplejías.
Alzheimer: no hay ictus inicial ni síntomas
focales. No hay hemiplejía.
3º) D. Alzheimer y D. Pick:
Muy difícil.
Pick: En las formas de localización de la D. de
Pick alejan a la D. de Alzheimer.
Alzheimer: Demencia más profunda.
Enfermedad
de Alzheimer
Corea de Huntington, descrita por este autor en el año 1872.
Edad: Se inicia entre los 30 y 35 años. Es hereditrina.
Etiología
De tipo dominante. Sin predominio de sexo.
Lesiones en los núcleos de las vías extrapiramidales
(putamen y núcleo caudado). Examen macroscópico:
Atrofia global e hidrocefalia. En cortes transversales:
atrofia de los núcleos estriados (putamen y caudal).
Examen microscópico: Corteza frontal con lesiones
Anatomía patológica
especialmente en la tercera capa de células. Proliferación
de la neurologlia. Nueronas atróficas disminuidas en
número. En el núcleo caudal y putamen, lesiones más
marcadas. Células tipo II de Golgi, las más dañadas.
Lesiones muy intensas en el Globus pallidus y en el
Cuerpo de Luys.
Sintomatología
1º)
Síntomas
neurológicos:
Fundamental:
movimientos coreicos. Son más lentos y amplios que en
la corea de Sydenham. Excitabilidad idiomuscular
aumentada.
Disartria.
Muecas,
contorsiones,
movimientos sin coordinación.
2º) Síntomas psíquicos: Nerviosidad, irritabilidad,
carácter inestable. Debilitación global. Demencia coreica.
Indiferente. Malhumorado o irritable. En ocasiones ideas
delirantes de tipo persecutorio o celoso.
Formas clínicas
1º) Forma psíquica: Cuando los fenómenos neurológicos faltan o son muy poco marcados.
2º) Forma coreica: Cuando faltan los síntomas
psíquicos o son muy poco marcados.
Diagnósticos
diferenciales
1º) Con la Corea de Sydenham:
C. Sydenham. — Es de la infancia y edad juvenil.
Las contracciones son más rápidas y bruscas por la
disminución del tono muscular. C. Huntington. — Se
inicia después de los 30 años.
Las contracciones menos bruscas, hay hipertonía.
2º) Con la Corea senil: Se inicia a edad muy avanzada
y faltan los antecedentes de enfermedad familiar.
Tratamiento
Para los trastornos de orden psíquico, las indicaciones
son las mismas que para la demencia senil. Para los
trastornos neurológicos: Beleño: por la escopolamina,
calma la hipercinesia. Polvo de hojas; dosis 0,10 a 0,50 gr.
diarios. Escopolamina: Sedante del sistema nervioso.
Granulos de 1/10 de miligramo; se administra de 1 a 5
décimas de miligramo. Atropina: Como antiespasmódica;
dosis: 1/4 de miligramo en 24 horas.
Demencia
coreica
Causada por una infección sifilítica. Leptomeningitis difusa.
Demencia
paralítica
Etiología
Sífilis. Afección parasifilítica; sífilis cuaternaria: tardía;
resistente al tratamiento específico. Tener en cuenta el terreno,
predisposición, sólo 2 a 3 % de los sifilíticos hacen P.G.P. Después
de 10 a 20 años del chancro inicial. Más frecuente en el hombre
por su vida sexual.
Anatomía
patológica
Aspecto macroscópico: Leptomeninges espesadas, turbias,
lechosas. Cerebro de tamaño disminuido. Atrofia más marcada en
el lóbulo frontal. Ventrículos dilatados. Reacción ependimirias.
Aspecto microscópico: Lesiones vasculares vasos con manguito de
exudado de plasmazellen y linfocitos. Degeneración y esclerosis de
la neurona. Desmielinización de las fibras (lesión característica).
Proliferación de la neuroglia. Hipertrofia y proliferación de la
microglia.
Cuadros: neurológico; psíquico y humoral.
1º) Cuadro neurológico:
Trastornos pupilares, anisocoria frecuente; discoria; pero el
más constante es el "signo de Argyll-Robertson". Disartria: muy
constante. Temblores. Lengua: "signo del trombón". Paresias y
ataxias; hipotonía muscular. Reblejos tendinosos exaltados. Ictus
apopléticos.
2º) Cuadro psíquico:
a) Período de comienzo: Lento y progresivo. Cambios en el
carácter. Trastornos de conducta, sobre todo en el orden moral;
voz de alarma. Fallas mnemónicas. Todo esto anuncia el déficit
mental. En un grado más avanzado exhibicionismo y atentados al
pudor: "período médico-legal de la parálisis general progresiva".
En algunos casos se asiste a un comienzo brusco por ictus.
b) Período de estado: Se evidencia bien la debilitación psíquica.
Gran empobrecimiento ideativo y extrema puerilidad judicativa.
Embotamiento de los afectos. Incontinencia emocional y cambios
bruscos en el humor. Fácil sugestibilidad. Aprobatividad de los
paralíticos de Dupré.
c) Período terminal: Gran demencia e hipotonía muscular con
imposibilidad para la marcha. Gatismo. Caquexia, marasmo
paralítico y muerte.
3º) Cuadro humoral:
a) Sangre: Reacciones Wassermann y Khan positivas en el 95 %
de los casos. «
b) Líquido cefalorraquídeo: Albuminorraquia de 0,50 a 1 gr. por
mil. Aumento de los elementos celulares 10, 100 y hasta 400 por
milímetro cúbico. Reacción de Pandy positiva (globulinas
aumentadas). Reacción Nonne Apelt: positiva. Reacción de Lange
positiva, desviación de la curva a la izquierda.
Formas
clínicas
1) Según la edad:
a) Forma infantil: Comienza antes de los 15 años.
Heredolúes. Por la semejanza con la oligofrenia se la llamó:
forma frenastenoide.
b) Forma juvenil: Se inicia entre los 15 y 25 años. Se la llamó
forma "esquizofrenoide".
c) Forma adulta: La descrita.
d) Forma senil: Se inicia a edad avanzada; más de 50 años.
2º) Según el cuadro clínico:
a) Forma simple: Es la que hemos estudiado, en el cuadro
demencial simple.
b) Forma maníaca: Cuadro de excitación hipomaníaca.
Alegre, optimista. Poderoso. Delirio de grandezas; absurdo y
contradictorio, por la puerilidad del juicio.
c) Forma melancólica:- Dominan las ideas hipocondríacas;
absurdas e inverosímiles. Escasa repercusión afectiva.
d) Forma agitada: Muy grave. Gran excitación psicomotriz. Si
no se seda produce angustia y confusión mental, conduciendo
en pocos días o semanas a la muerte.
e) Forma taboparálisis: Cuando a los síntomas neurológicos
y psíquicos se agregan síntomas medulares de una tabes
dorsal.
3º) Por la localización:
a) Formas típicas: Localizaciones corrientes, dando la
sintomatología conocida.
b) Formas atipicas: Cuando por la localización muestran
síntomas fuera de lo común. Forma de Lissauer, con ictus y
síntomas focales. Forma cerebelosa de Alzheimer, con síntomas
cerebelosos.
Diagnósticos
diferenciales
1º) Con la manía: La debilitación en la parálisis se caracteriza
por la docilidad, sugestibilidad y apro-batividad, cosa que no se
observa en el maníaco de gran vigor psíquico. En la parálisis hay
trastornos mnemónicos, en la manía no ocurre así. La falta de
manifestaciones neurológicas y el cuadro humoral aclaran el
diagnóstico.
2º) Con la depresión melancólica: Las mismas
consideraciones que para la forma maníaca. En la parálisis
escasa repercusión afectiva.
3º) Con la confusión mental: En el caso de parálisis con
agitación, angustia y confusión. Debe basarse en la ausencia
del cuadro neurológico, especialmente la falta del Signo de
Argyll-Robertson. El cuadro humoral termina por aclarar el
diagnóstico.
4º) Con la demencia senil: En la parálisis de comienzo tardía,
después de los 50 años. La debilitación es mucho más rápida
en la parálisis. Se aclara con el estudio neurológico y humoral.
Demencia
paralítica
Evolución
No tratada evoluciona entre 2 y 5 años. Tratada en el comienzo es
curable. En el período de estado: "curación social".
Pronóstico
Siempre es serio y reservado. Grave si no se trata. No tratada la muerte
sobreviene entre los 2 y 5 años.
Tratamiento
1º) Penicilinoterapia: Diariamente un millón de unidades, hasta
completar 30 millones de unidades de penicilina. Repetir.
2º) Malarioterapia: Plasmodium Vivax, terciana benigna. Fiebre 40 o a
41o. De 10 a 12 accesos febriles.
3º) Tratamiento mixto: Penicilina-Malaria. Comenzando con la
malarización y luego la penicilinoterapia, o bien, ambas
simultáneamente.
4º) Piretoterapia: a) Por medios químicos: Preparados inyectables a
base de azufre piretógeno. b) Por medios biológicos: Vacunas diversas,
c) Por medios físicos: Corrientes de alta frecuencia y ondas ultracortas.
Hay aparatos especiales.
5º) Tratamiento específico: Después de la malarización y de la
penicilinoterapia. Como tratamiento complementario, algunos lo
consideran innecesario. Inyecciones de arsenicales pentavalentes.
Bismuto y mercurio (bicianuro y biyoduro).
Demencia
paralítica
CAPÍTULO VI
SÍNDROME CONFUSIONAL
El síndrome confusional es también de naturaleza orgánica, con lo que aseveramos la existencia
de alteraciones anatomopatológicas a nivel de la corteza cerebral que constituyen el substracto
anatómico de los trastornos del síndrome.
Como síndrome orgánico, el confusional difiere fundamentalmente del oligofrénico y del
demencial porque las lesiones son reversibles, la mayor parte de las veces, siempre que el daño
celular no llegue a la destrucción total. Dicho daño celular, como se comprenderá, es esencialmente
el producto de dos factores: por un lado, el factor etiológico, que podrá ser más o menos grave y
obrar con mayor o menor intensidad; por otra parte, el factor terreno, dado por el grado de
fragilidad o resistencia del tejido nervioso, cosa que ya hemos estudiado al ocuparnos del síndrome
demencial. De acuerdo con esto, el tejido nervioso, puede o no puede resistir y subsistir al ataque
de la causa etiológica. En el primer caso, los elementos celulares restablecen la normalidad de su
funcionamiento bioquímico, con lo que toda la psique se reintegra a la normalidad. En el segundo
caso, cuando la neurona sucumbe por acción del factor etiológico, la función psíquica no podrá
retornar a la normalidad, con lo que se pasa irremediablemente a la demencia posconfusional, mal
llamada: confusión mental crónica.
En consecuencia, concluimos que la probabilidad de curación de los estados confusionales se
halla en directa dependencia de la naturaleza del factor etiológico, de la intensidad del ataque y de
la capacidad de resistencia del tejido nervioso contra dicho ataque.
La característica primordial del síndrome confusional es el desorden psíquico, debido a la
perturbación global de todas las funciones de la psique; dicho desorden hace que la personalidad
pierda totalmente su autonomía y la autoconducción consciente precipitándola de tal manera en el
caos. El síndrome confusional involucra a todos los estados de confusión mental, sean éstos
primitivos o secundarios a otras psicopatías.
CONFUSIÓN MENTAL
Definición
"La confusión mental, consiste en una perturbación orgánica del cerebro, que se traduce en el
terreno psíquico por un estado de obnubilación de intensidad variable, que puede llegar hasta la
suspensión total de todas las funciones mentales por una alteración de las células corticales. Dicha
alteración es debida a factores diversos de cuya restitución total o parcial, depende la curación o el
paso a los estados demenciales".
En esta definición, hablamos de un "estado de obnubilación de intensidad variable". La
obnubilación constituye el síntoma capital y sobresaliente de la confusión mental, a expensas del
cual, se produce todo el desorden psíquico. Corresponde por lo tanto aclarar el concepto de obnubilación, pues en esa forma se aclara, en gran parte, el concepto de confusión mental.
La obnubilación, es un estado de conciencia caracterizado por la pérdida de la lucidez normal de
la misma. Existe un adormecimiento, o mejor dicho, un enturbamiento de la claridad de conciencia,
como si toda la psique se encontrara sumida en una nube; de allí el término obnubilación. La
conciencia se obscurece y desconecta al individuo del mundo exterior y de su propio mundo, en la
misma forma que se desorienta una persona que por una niebla intensa, pierde la visibilidad normal.
El enfermo obnubilado pierde sus conexiones, porque su conciencia obstruida se halla
incapacitada para percibir con nitidez los estímulos sensoriales que proceden del mundo exterior
desorientándose, por ende, en el tiempo y espacio. Cuando la obnubilación es muy profunda, la
conciencia, tampoco percibe nítidamente los estímulos procedentes de las elaboraciones psíquicas
y de la cenestesia general; así se produce la desconexión con el mundo interior, de lo que resulta la
desorientación autopsíquica y la pérdida completa de la autonomía.
Llegamos a la siguiente conclusión: cuando hablamos de obnubilación psíquica, queremos
significar que la conciencia adormecida y entorpecida, ha perdido su claridad o nitidez perceptiva.
En esas condiciones y según su intensidad, los estímulos pueden no llegar a impresionar a la
conciencia, en tal caso, no despiertan en ella ninguna vivencia. En el caso contrario, cuando por su
intensidad los estímulos llegan a la conciencia, su impresión es imperfecta; los estímulos exteriores
e interiores llegan en forma turbulenta, despertando estados vivenciales confusos, borrosos, completamente inestables y cambiantes.
Etiología y patogenia
La confusión mental, es la consecuencia de un factor de orden local o general, actuante en forma
directa o indirecta sobre la corteza cerebral, donde lesiona las neuronas, por alteración de la
bioquímica normal del tejido nervioso. Se tendrán por consiguiente, causas etiológicas directas e
indirectas.
CAUSAS DIRECTAS:
Los factores que obran en forma directa para provocar el estado de confusión mental, se dividen
en dos grupos: las meningoencefalitis agudas y los estados de shock.
1º) Entre las meningoencefalitis agudas tenemos:



Meningitis tuberculosa.
Meningitis cerebroespinal.
Encefalitis letárgica.
2º) Entre los estados de shock tenemos:
Shock traumático: obra provocando una conmoción cerebral, que lleva al coma en primera
instancia. Cuando el sujeto sobrevive, el coma se disipa y se pasa al estado de confusión mental.
Shock emotivo: En los casos de grandes emociones en personas predispuestas, como son las que
poseen una constitución hiperemotiva. En otros casos el shock se produce en personas vencidas por
el estado de fatiga psíquica, o a consecuencia de la acumulación sucesiva de emociones.
CAUSAS INDIRECTAS:
Son las causas de orden general. Las fuentes más frecuentes y de más importancia se dividen en
dos grandes grupos: las infecciones generales y las intoxicaciones.
1º) Infecciones generales: En estos casos, la confusión mental puede aparecer en cualquier
período de la enfermedad, ya sea en el comienzo, como en el período de estado y aún en la
convalecencia. Entre las infecciones generales que más a menudo conducen a la confusión mental
figuran:
a) Fiebre tifoidea: donde, con frecuencia, la confusión aparece en la convalecencia y dura mucho
tiempo.
b) Neumonía: aparece la confusión en el momento en que la enfermedad hace crisis.
c) Paludismo: La confusión aparece durante el acceso febril. En algunos casos de paludismo
crónico se han observado estados confusionales, como equivalentes psíquicos del acceso febril.
d) Tuberculosis: La confusión en estos enfermos con infecciones crónicas, suele hacerse en los
períodos finales cuando el agotamiento físico vence al paciente.
e) Septicemias: así como en todas las infecciones agudas intensas, con temperaturas elevadas.
f) Infecciones urinarias: estados infecciosos crónicos que agotan al organismo y llevan a estados
confusionales.
2º Intoxicaciones:
Este grupo comprende dos subgrupos: el de las intoxicaciones endógenas o autointoxicaciones y
el de las intoxicaciones exógenas o héterointoxicaciones.
INTOXICACIONES ENDÓGENAS: a) Intoxicaciones gastrointestinales: en los casos de estasis
intestinal prolongado, b) intoxicaciones hepáticas: insuficiencias que alteran el metabolismo del
órgano, permitiendo la acumulación de productos de desecho en el organismo, c) Intoxicaciones
diabéticas: en el período del precoma suelen ocurrir episodios confusionales. d) Intoxicaciones
renales: por insuficiencia funcional, que impide la normal eliminación de productos de desecho;
uremia, e) Intoxicaciones endocrinas, en casos de hipertiroidismo y de hipotiroidismo, así como en
los trastornos suprarrenales: en la enfermedad de Addison por ejemplo.
INTOXICACIONES EXÓGENAS: a) Intoxicación alcohólica: que lleva al delirium tremens que
estudiamos en el capítulo correspondiente, b) Intoxicación saturnina: que en algunas formas agudas
tiene mucha semejanza con el delirium tremens. c) Intoxicación por óxido de carbono: después del
estado de coma, si el enfermo no muere, se produce un estado de confusión mental, d)
Toxicomanías: especialmente con opio, morfina, cocaína.
Anatomía patológica
Ya hemos dicho que la confusión mental es un proceso clínicamente reversible y curable, por lo
tanto, la reversibilidad se observa también desde el punto de vista anatómico, por restitución total
de la neurona.
Como se comprende fácilmente, sólo conocemos las lesiones anatómicas de las confusiones
mentales malignas que conducen a la muerte. No obstante esto, es posible observar elementos
celulares con diferentes grados de alteración lesional, hasta la total destrucción de las neuronas. Sin
embargo, se nos escapan las alteraciones celulares de las confusiones mentales leves, cuyas
manifestaciones patológicas consisten en modificaciones fisicoquímicas que acontecen en el seno
de las neuronas.
1º) En el aspecto macroscópico, se pueden observar zonas de congestión y edema de la corteza.
2º) En el aspecto microscópico se observa: a) tumefacción de la neurona, que cambia de forma,
pierde su configuración triangular característica, para hacerse redondeada, b) El núcleo abandona
el centro celular y se acerca a la periferia, c) También se altera la substancia cromática, que se halla
en plena desintegración, pues se produce el proceso de cromatolisis. d) En cuanto a las
prolongaciones celulares, también participan del proceso, lo que se revela por presentar defectos
de tinción.
En los casos de lesiones intensas, se observan los procesos destructivos graves con retracción
celular, proliferación gliomatosa y esclerosis, propios de la demencia.
Sintomatología
1º) PERÍODO DE COMIENZO:
La confusión mental puede hacer irrupción en una época ya avanzada de la evolución de la
enfermedad causal y, como hemos dicho, también en plena convalecencia, por astenia física y
surmenage. No ocurre lo mismo en algunos estados graves, en los cuales la confusión mental aparece dominando el cuadro, como primera manifestación de la enfermedad. La confusión mental inicia
su cuadro con la disminución de la actividad física y mental. El sujeto entorpecido en todos sus
aspectos, puede padecer insomnio o por el contrario, un estado de pereza y adormecimiento
persistente, del que le es penoso desembarazarse. En esa forma pierde brillantez y se apaga la
actividad psíquica. Este cuadro inicial se completa con la adición de manifestaciones de orden
somático, caracterizadas por una marcada astenia, adelgazamiento, inapetencia, cefalea y debilidad
general.
La cefalea, que en algunos casos puede alcanzar gran intensidad, constituye un síntoma
importante por su constancia en el período inicial. Puede ser difusa o localizada, con mayor
frecuencia en la frente o la nuca.
Poco a poco el cuadro descripto se va agravando, la torpeza intelectual se acentúa, a la par que
empeora el estado físico. La obnubilación de la conciencia se hace bien evidente, con lo que se pone
ampliamente de manifiesto la confusión mental.
2º) PERÍODO DE ESTADO:
En términos generales, el período de estado de la confusión mental se caracteriza por la gran
torpeza y obnubilación de la psique, con profundo embotamiento de todas las funciones mentales.
Inspección: Al efectuar la inspección del enfermo, llama de inmediato la atención, el aspecto de
desorden y de extravío que presenta. Sus ropas denotan descuido y desprolijidad por falta de
preocupación y de reparo.
La facie refleja una expresión característica, demostrando que el sujeto experimenta una
profunda extrañeza por el estado vivencial presente, ignorando lo que ocurre queda perplejo ante
tal situación. Al mismo tiempo lo veremos ejecutar una serie de movimientos y gestos torpes, que
revelan desarmonía en su ejecución y dan la impresión de una manifiesta inseguridad en la
realización de determinados actos que, por momentos, parecen esbozarse.
Todas estas manifestaciones que la inspección descubre, son consecuencia de la falta de lucidez
de la conciencia.
La inspección nos permite apreciar asimismo, el mal estado físico general; hay temperatura la
mayor parte de las veces, se observa la piel reseca con palidez terrosa, hay desnutrición y
deshidratación, las manos y la frente calientes, marcada alitosis y la lengua con intensa saburra.
En algunas ocasiones se observa que el enfermo conversa y se dirige a presonas imaginarias, lo
que demuestra que, en ese momento, padece alucinaciones. En otras ocasiones se lo nota callado,
interrumpiendo bruscamente su silencio con palabras incoherentes y a menudo incomprensibles;
esto responde a estados súbitos de excitación y automatismo.
Interrogatorio: El interrogatorio es siempre muy penoso por la falta casi absoluta de atención,
debida al gran embotamiento en que se halla sumido el sensorio, que imposibilita la percepción de
los estímulos; dichos estímulos deben ser repetidos e intensos, pues sólo de este modo es posible
obtener alguna respuesta. Cuando esto se logra, la palabra del enfermo es titubeante, de tonalidad
baja, a veces cuesta mucho trabajo oír lo que el enfermo dice, porque con frecuencia se suma
disartria o dislalia. La conversación es muy lenta y monótona, como consecuencia de la extraordinaria bradipsiquia que dificulta la elaboración de la respuesta. Además como el enfermo
tiene dificultad para comprender las preguntas que se le formulan, suele repetirlas, tomando en
ellas un punto de apoyo, que le permite ganar tiempo en la confección de la respuesta. Es la llamada
ecolalia de apoyo, que ya estudiamos en psicopatología general.
Como resultado del interrogatorio, en los enfermos que no padezcan una confusión muy
profunda, se comprueba que conservan más o menos la orientación autopsíquica; con notoria
dificultad nos dirán su nombre, su edad y algunos datos de familia. Las fallas graves se observan con
respecto a la orientación alopsíquica; el enfermo está desorientado en el tiempo y en el espacio, no
sabe qué fecha es, ni si es de mañana o de tarde, tampoco sabe dónde se encuentra, ni en qué forma
ha llegado a ese lugar. No existe conciencia de situación, no conoce qué personas le rodean,
tampoco tiene conciencia de enfermedad, aunque a veces reconoce que algo extraño le ocurre y se
esfuerza, entonces, por saber cuál es su estado y situación; de allí la perplejidad.
Atención: La atención se encuentra siempre muy disminuida. Prevalece la forma espontánea,
que se presenta muy inestable fluctuando entre muchos estímulos que la atraen. La atención
sostenida se hace muy difícil por la extraordinaria facilidad para la fatiga psíquica en estos enfermos.
Sensopercepción: En el confuso mental, la sensopercepción se encuentra profundamente
alterada, existe un embotamiento general de todo el sensorio, por lo que el mundo exterior no se
percibe con claridad. Es decir, que la percepción se encuentra cuantitativamente disminuida, por
cuanto los estímulos no llegan a impresionar a los órganos sensoriales, o bien, lo hacen en forma
imperfecta, por insuficiente captación. La identificación es muy retardada e incorrecta. A esa
pobreza cuantitativa de la percepción se agregan perturbaciones de tipo cualitativo.
Las ilusiones son muy frecuentes debido a la imperfecta captación, a lo que se suma la rápida
fatiga de la atención. De ese modo son deformadas las cosas y las personas.
También son frecuentes las alucinaciones, sobre todo en algunas formas de confusión mental.
Las más comunes son las alucinaciones visuales que, como sabemos, son las que obedecen a
factores tóxicos e infecciosos, que constituyen las causas más comunes de la confusión. Ocupan el
segundo lugar por su frecuencia las alucinaciones cenestésicas. La cenestesia está profundamente
alterada en estos enfermos, ya que el estado toxiinfeccioso parece predisponer para una
hipersensibilidad del sistema neurovegetativo, originando sensaciones confusas, no diferenciadas,
que conducen a la elaboración de las alucinaciones. También existen alucinaciones táctiles, los
enfermos se sienten tocados y perciben rozamientos diversos. Asimismo se observan alucinaciones
cinéticas, por las que el enfermo se siente empujado, derribado, levantado, etc. Las menos
frecuentes son las auditivas, pero, en algunos tipos de confusión mental, como ocurre en la
intoxicación alcohólica se las encuentra con relativa frecuencia.
Ideación: El capital ideativo resulta inapreciable por cuanto su manifestación amplia resulta
imposible; sólo nos es dado conocer una parte insignificante del mismo.
Pueden haber ideas delirantes de carácter persecutorio y de perjuicio, nacidas de la
interpretación que el juicio perturbado hace de las alucinaciones.
En cuanto al mecanismo ideativo, es de gran lentitud por la marcada bradipsiquia, añádese a
esto la dificultad de evocación, debida a la suspensión general que sufren las funciones psíquicas.
Asociación de las ideas: El mecanismo asociativo se realiza con extraordinaria lentitud. Las
asociaciones son precarias. La nebulosa que envuelve la conciencia y la pronta fatiga de la psique,
impiden que una idea pueda mantenerse en la misma con el vigor de idea rectora del curso de un
pensamiento. Rápidamente pierde su estabilidad en la conciencia, se borra y desaparece, sin llegar
a suscitar ninguna asociación. Sin embargo, alguna asociación se efectúa, pero como no
corresponde a la que en ese momento se requiere para la elaboración de un pensamiento normal,
cae en la incoherencia asociativa. Esto se debe a que, la pérdida de la lucidez psíquica, más la fatiga
exagerada, hacen que la elaboración deje de ser dirigida y consciente, por lo tanto queda a merced
de los mecanismos automáticos inferiores tales como las asociaciones por asonancia y por
consonancia, que escapan a las leyes asociativas lógicas de un pensamiento formal. Por esos
automatismos cerebrales, son puestos en juego elementos que son productos de elaboración
subconsciente, si bien éstos constituyen la fuente en que se nutre el pensamiento, lo perturban
cuando no se hallan sujetos a una perfecta selección, de lo que resultan asociaciones arbitrarias que
conducen a la incoherencia.
Juicio: Como consecuencia inmediata de la dificultad de las elaboraciones psíquicas, el juicio
sufre, en el confuso, una suspensión de mayor o menor grado. Es imposible que con tanta pobreza
y fatiga, el juicio pueda realizar su delicado trabajo de relacionar, identificar, comparar y valorar. Si
todos los mecanismos intelectuales están tan perturbados, es imposible la actividad del raciocinio y
de la imaginación. La vida intelectual casi totalmente suspendida, se reduce a los manejos más
rudimentarios y primitivos.
Debemos tener presente también y recordar, que los confusos no presentan siempre el mismo
grado de obnubilación. Es frecuente ver que un enfermo examinado en un determinado momento,
es capaz de captar, comprender las preguntas y contestar con acierto y lucidez; al poco rato, por
efecto de Va fatiga, se sume en la obnubilación y se suspende toda la actividad psíquica. Vale decir
que, en los confusos mentales de mediana intensidad, el enfermo puede salir como a escapadas de
la nebulosa que obscurece su conciencia, esa lucidez es fugaz, aunque permite al médico hacer
apreciaciones sobre la psique del enfermo.
Memoria: La memoria también paga un alto tributo a la confusión mental.
En primer lugar está muy perturbada la memoria de fijación; el enfermo no fija absolutamente
nada. La gran debilitación de la atención dificulta y entorpece la percepción, haciendo imprecisas y
borrosas las imágenes y representaciones en la conciencia, por lo que se desvanecen pronto y la
memoria no las fija. En consecuencia, según sea la intensidad del daño, ocurrirá que algunas veces
el enfermo no fija absolutamente nada durante todo el período que dura la confusión, quedando
una gran laguna por falta de engramas mnemónicos durante ese período. Otras veces esas lagunas
son de menor magnitud, porque algo puede ser fijado en esos períodos efímeros de lucidez que,
según hemos visto, pueden tener estos enfermos. Así podemos encontrar algunos recuerdos nítidos
y otros más o menos borrosos, según el grado de obnubilación que exista en los diversos momentos.
Esas lagunas más o menos extensas por falta de engramas, es lo que se ha denominado amnesia
lacunar. Se trata en realidad de una falla de fijación y conservación de la memoria.
En cuanto a la evocación de los recuerdos durante la confusión mental, se hace en forma muy
defectuosa, debido a que por la pronta fatiga no es posible dirigir la atención en la búsqueda del
recuerdo; por eso en dicha evocación existen muchos titubeos y errores. Esto no significa que los
recuerdos no existan, la dificultad radica en el mecanismo íntimo de la evocación; en efecto, un
recuerdo que no es posible evocar en el momento deseado, suele después aflorar espontáneamente
en la conciencia.
En la confusión mental se observan además, numerosas paramnesias, que se encuentran
íntimamente ligadas con los trastornos de la percepción. Son frecuentes los falsos reconocimientos;
así por ejemplo: el enfermo no reconoce su habitación y los objetos que le son familiares, cree estar
en otro lugar, desconoce a los miembros de la familia, a quienes toma por extraños y viceversa.
Afectividad: La afectividad está en general amortiguada por el estado de embotamiento que
padece la psique. Es común observar en el confuso, un sentimiento de extrañeza, que nace de la no
percepción y reconocimiento de su propio cuerpo y del funcionamiento de sus órganos. Se origina
como consecuencia, otro sentimiento que es el de despersonalización, por la impresión de que su
cara y su cuerpo están modificados, experimenta que ha cambiado, que no es el mismo. A todo esto
se agrega la incertidumbre y perplejidad, pues no sabe qué es lo que le sucede.
Son fáciles las reacciones emocionales primarias, especialmente la emoción de miedo; ante un
ruido fuerte o un gesto brusco, el enfermo se asusta, trata de huir o realiza movimientos defensivos.
Actividad: La actividad por regla general se encuentra muy disminuida. Los movimientos son
lentos y torpes, mostrando siempre gran astenia y fatiga. Se observan movimientos defensivos
contra supuestos ataques, provocados por las alucinaciones visuales. Por lo general se encuentra
exaltada la actividad automática. Es corriente comprobar que estos enfermos no tienen ninguna
iniciativa; obedecen dócilmente; es necesario alimentarlos, vestirlos y lavarlos.
Estado físico: El estado general del enfermo muestra su agotamiento físico. Gran
adelgazamiento, tinte terroso de la piel, temperatura generalmente elevada, cefaleas casi
constantes. Es común observar insomnio o por el contrario marcada somnolencia. Trastornos
circulatorios; hipotensión, disminución de los tonos cardíacos y arritmia.
Trastornos digestivos, bajo la forma de estreñimiento, aliento fétido, inapetencia, saburra
lingual, hepatomegalia, insuficiencia hepática, tinte subictérico de la piel y de las escleróticas.
Trastornos de la función urinaria, que se traducen bajo la forma de oliguria, retención de
cloruros, glucosuria, albuminuria, urobilinuria y acetonuria.
Es muy frecuente hallar en la sangre un aumento de la tasa de urea.
Formas clínicas
La confusión mental, se puede presentar bajo cuatro formas clínicas: confusión mental simple;
confusión mental onírica; confusión mental agitada y confusión mental estuporosa.
1º) Confusión mental simple:
Es la forma que terminamos de describir.
2º) Confusión mental onírica:
También se la llamó forma delirante.
En las toxiinfecciones que llevan a los estados de confusión mental, es extraordinariamente
exaltado el pensamiento onírico que llega a substituir al pensamiento lógico normal. En esta forma
se instala el delirio onírico. El delirio onírico es alimentado en gran parte por las alucinaciones que
el enfermo padece; durante el mismo se desarrolla una intensa actividad motriz. El enfermo vive y
relata su delirio; en efecto, no duerme, permanece con los ojos abiertos, tiene una percepción vaga
del mundo exterior; se puede decir que ensueña despierto.
En los casos leves, es frecuente que exista confusión durante el día y onirismo por la noche, con
mayor o menor excitación motriz. Cuando el enfermo deja de delirar hace su aparición la torpeza y
el embotamiento psíquico de la confusión.
El delirio onírico puede presentar diversas características. A veces el enfermo delira con sus
ocupaciones corrientes, con la característica de que siempre le resulta penosa y pesada la
realización de las mismas. Por ejemplo: un comerciante discutirá asuntos de negocios, o un
automovilista no podrá poner en marcha su coche realizando en su delirio las maniobras que
corresponden a esas tareas. Esta forma se llama: delirio onírico de preocupación profesional.
En otras ocasiones el delirio onírico es de carácter terrorífico. La causa de esos temores reside
en la gran cantidad de alucinaciones desagradables que padece el enfermo. En su delirio suele ver
animales monstruosos y personas que desean hacerle daño y lo amenazan. Por eso se agita,
realizando maniobras defensivas para protegerse de sus ataques. Es la forma llamada: delirio onírico
de miedo.
Existe otro tipo menos frecuente, que se observa en personas jóvenes, durante la convalecencia
de algunas enfermedades infecciosas. Los enfermos deliran con el matrimonio, se sienten
personajes importantes, se creen héroes en cualquier episodio de su trama delirante o cosas más o
menos parecidas. Ésta es la forma que se conoce por delirio onírico expansivo.
El delirio onírico se va atenuando y desaparece paulatinamente a medida que mejora el estado
general; persiste luego bajo la forma de pesadilla nocturna hasta que finalmente desaparece. Por
regla general el enfermo recuerda poco de lo acaecido, a veces nada en absoluto. Sin embargo, en
algunos casos persiste en la creencia de que algunas de sus alucinaciones oníricas son reales; esto
dura por espacio de algunas semanas y aun varios meses hasta que finalmente desaparece. Es lo
que se conoce por idea fija postonírica.
3º) Confusión mental agitada:
Cuando el enfermo presenta una gran excitación psicomotriz. Se manifiesta muy locuaz; habla y
contesta a sus alucinaciones, se irrita con facilidad, se agita, corre, desgarra sus ropas, rompe
muebles y comete desatinos por el estilo.
4º) Confusión mental estuporosa:
Esta forma clínica se caracteriza porque la confusión llega a un grado muy profundo, pudiendo
alcanzar hasta la suspensión total de toda la actividad psíquica. Además hay supresión completa de
la actividad motriz y pésimo estado general. El enfermo permanece en cama inmóvil, con facie
inexpresiva, ojos entreabiertos, mirada fija, hipotensión arterial, adinamia.
Diagnóstico
Lo común es que el diagnóstico de confusión mental no ofrezca dificultades; sin embargo, en
algunas formas clínicas será necesario considerar diagnósticos diferenciales.
1º) CON LA MELANCOLÍA ESTUPOROSA:
El estupor melancólico va siempre precedido por un gran dolor moral, acompañado por ideas de
autoculpabilidad. La facie revela ese dolor moral y una profunda tristeza, en cambio en la confusión
mental estuporosa la facie es inexpresiva, o bien expresa perplejidad y asombro. En el melancólico
la actividad psíquica no se halla disminuida; en el confuso está suspendida. La existencia de actividad
psíquica en el melancólico se evidencia siempre por algunas manifestaciones: cuando se le habla
con insistencia responde, inicia algún movimiento, cierra los ojos, suspira o se queja, lo que nunca
ocurre con el estupor del confuso.
2º) CON EL ESTUPOR ESQUIZOFRÉNICO:
En este caso, la inercia motriz que produce el estado catatónico se debe esencialmente a una
alteración de la voluntad y de la afectividad; en el confuso la inercia se debe a una perturbación por
enfermedad orgánica, que se evidencia por fiebre, enflaquecimiento, lengua saburral, hipotonía y
adinamia.
3º) CON LA MANÍA:
En los casos de confusión mental agitada. Debemos tener en cuenta que el confuso se agita
porque padece múltiples alucinaciones, que se ponen de manifiesto porque conversa con seres
imaginarios, o bien, porque realiza movimientos defensivos o lucha por librarse de esas
alucinaciones, a veces terroríficas. Nada de esto ocurre en la excitación maníaca, que nunca
presenta alucinaciones.
Pronóstico
El pronóstico depende de la evolución de la confusión mental, según la gravedad de la causa
mórbida que la provoca y de la capacidad de resistencia del organismo.
1º) La confusión mental puede evolucionar hacia la curación, con restitución total física y
psíquica, en los casos en que el factor mórbido no es de gran intensidad y existe una buena reserva
de energías físicas. En estos casos el pronóstico será benigno.
2º) El pronóstico se hace muy grave, cuando un factor mórbido de gran intensidad obra en un
organismo en mal estado físico, con precaria capacidad de reacción. Estos casos generalmente van
a la muerte.
3º) El pronóstico es también muy serio en los casos graves en que la confusión no cura, pasando
al estado crónico que insensiblemente conduce a la demencia posconfusional. Se produce la
recuperación del estado físico, retorna el apetito con aumento de peso; pero el estado psíquico
pasa, de la obnubilación del confuso al estado de debilitación del demente.
Tratamiento
1º) Es importante el aislamiento del enfermo, sobre todo cuando existen alucinaciones; en esa
forma es posible mantener un clima de reposo y tranquilidad, que influye en la sedación del
paciente. El aislamiento debe hacerse manteniendo una vigilancia permanente, pues el estado de
confusión y las alucinaciones pueden poner en peligro al sujeto y a 'quienes lo rodean.
2º) Para sedarlo se pueden emplear los baños tibios, de corta duración, 20 minutos, para evitar
la fatiga. Son convenientes porque evitan administrar sedantes e hipnóticos a un organismo ya
intoxicado, como el del confuso.
3º) Se debe establecer un buen drenaje intestinal, con enemas diarias o laxantes. En ocasiones
conviene administrar un purgante o enema drástico.
4º) Debe ser vigilada la función renal; observar la diuresis y practicar análisis de orina. En caso
de oliguria se dará lactosa, 50 gramos repartidos en el día para azucarar los líquidos. Pero lo
fundamental es hidratar al enfermo por medio de suero glucosado isotónico o suero fisiológico 500
a 1000 gramos diarios, por vía subcutánea.
5º) Deben tenerse muy en cuenta las perturbaciones de la función hepática. Diariamente suero
glucosado hipertónico por vía endovenosa, adicionando vitamina C; extracto hepático y sustancias
antitóxicas de hígado; metionina. En esa forma se procurará salvaguardar la integridad de la célula
hepática.
6º) Se cuidará muy especialmente el estado cardíaco, sobre todo cuando la confusión es
consecuencia de un estado infeccioso. Se darán los analépticos, digital y los tónicos cardíacos que
las circunstancias exijan.
7º) En los casos de confusión mental agitada, puede ser necesario el empleo de algún hipnótico;
se puede recurrir al veronal en la dosis de 0,50 grs. Cuando se requiere una acción inmediata, se
empleará el somnifene por vía endovenosa. Cloropromacina inyectable.
8º) Hemos dejado en último término la consideración del factor de orden etiológico. Además del
tratamiento de orden general y antitóxico que se ha indicado, serán necesarias diversas indicaciones
terapéuticas precisas, de acuerdo con esas etiologías. Por ejemplo, en el caso de las infecciones,
será preciso el empleo de varias medicaciones antiinfecciosas y estimulantes de las defensas
orgánicas y de la fagocitosis. Hoy se emplean con grandes ventajas los antibióticos.
9º) En cuanto a la dieta debe ser a base de leche, jugos de frutas y en general muchos líquidos.
En los casos de confusión estuporosa es necesario recurrir a la alimentación por sonda.
RESUMEN
CONFUSIÓN MENTAL
Concepto
definición
Síndrome de naturaleza orgánica, con alteraciones anatomopatológicas a nivel de la
corteza cerebral. Las lesiones son reversibles la mayor parte de las veces, mientras el daño
celular no llegue a la destrucción completa. La característica fundamental del síndrome es
el desorden psíquico, por la perturbación global de la psique. "La confusión mental es una
perturbación orgánica del cerebro, que provoca una obnubilación de intensidad variable,
que puede llegar a la suspensión total de la actividad psíquica". La obnubilación es el
síntoma más notorio, causante de la desorientación del enfermo, por el entorpecimiento
de la percepción.
Las causas de la confusión mental pueden obrar en forma directa o indirecta sobre las
células de la corteza cerebral.
Causas
directas
Etiología
Meningoencefalitis
agudas
Meningitis tuberculosa
Meningitis cerebroespinal
Encefalitis letárgica
Estados de shock
Shock traumático
Shock emotivo
Infecciones
generales
Fiebre tifoidea
Neumonía
Paludismo
Tuberculosis
Septicemias
Infecciones urinarias
Causas
indirectas
Endógenas
Intox. Gastrointestinal
Intox. hepática
Intox. renal
Intox. diabética
Intox. endocrina
Exógenas
Intox. Alcohólica
Intox. Saturnina
Intox. por óxido de carbono
Toxicomanías
Intoxicaciones
Se conoce la anatomía patológica de la confusión mental grave, que lleva a la muerte. Se
conocen lesiones celulares de diferentes grados, hasta la total destrucción de la neurona.
No se conocen las lesiones de la confusión mental leve, que determinan modificaciones
fisicoquímicas de las neuronas.
Anatomía
patológia
Aspecto
macroscópico
Se observan zonas de congestión y edemas diseminados en la
corteza.
Aspecto
microscópico
Tumefacción celular; cambio de forma, de la característica triangular
se toma redondeada. El núcleo se hace excéntrico. Alteraciones de la
eromatina, en plena desintegración por cromatolisis. Alteraciones de las
prolongaciones que se tifien defectuosamente. Destrucción con
retracción celular, proliferación gliomatosa y esclerosis.
Período
comienzo
Disminución de la actividad física y mental. Insomnio; o bien, pereza
y somnolencia. Apagamiento de la actividad psíquica. Manifestaciones
somáticas: astenia, adelgazamiento, inapetencia, cefaleas y debilidad
general. La cefalea es un síntoma importante ya sea difusa o
localizada.
Gran torpeza y obnubilación psíquica.
Desorden y extravío. Facie de extrañeza,
asombro, perplejidad. Movimientos y gestos
Inspección
torpes que indican desarmonía. Mal estado físico; a menudo hay temperatura. Desnutrición.
Deshidratación. Saburra lingual.
Interrogatorio
Es dificultoso y penoso, por el embotamiento
psíquico, con gran bradipsiquia. Dificultad para
la comprensión de las preguntas.
Ecolalia de apoyo. Enfermos desorientados
en el tiempo y en el espacio.
Atención
Disminuida. Prevalece la forma espontánea,
muy inestable. Gran fatigabilidad, lo que
imposibilita la atención sostenida.
Sensopercepción
Embotamiento general del sensorio.
Percepción cuantitativamente disminuida.
Identificación y comprensión retardada e
incorrecta.
Trastornos
cualitativos:
Ilusiones.
Alucinaciones:
sobre
todo
visuales,
cenestésicas, táctiles, cinéticas y auditivas.
Ideación
Capital ideativo imposible de apreciar. Puede
haber ideas delirantes de perjuicio y
persecutorias. Aporte precario de ideas, muy
lenta, gran bradipsiquia.
Asociación ideas
Muy lentas. Asociaciones pobres. La fatiga y
la falta de lucidez llevan a la incoherencia.
Asociaciones por asonancia y por consonancia.
Juicio
Juicio suspendido en mayor o menor grado.
Como la intensidad de la obnubilación no es
siempre la misma, en algunos momentos
pueden apreciarse juicios correctos.
Memoria
Muy perturbada en la fijación. Amnesia
lacunar. Evocación defectuosa. Paramnesias:
falsos reconocimientos.
Sintomatología
Período
estado
Sintomatología
Período
estado
Afectividad
Disminuida por el embotamiento general de
la psique. Sentimiento de extrañeza, de
despersonalización, de incertidumbre y de perplejidad. Fáciles reacciones emocionales
primarias, especialmente de miedo.
Actividad
Disminuida en general. Movimientos lentos y
torpes. Movimientos defensivos obedeciendo a
las alucinaciones. Automatismos.
Estado
físico
Agotamiento físico. Adelgazamiento. A
menudo temperatura, cefaleas. Estreñimiento,
inapetencia,
saburra
lingual.
Oliguria;
glucosuria; albuminuria y acetonuria.
La confusión mental puede presentarse bajo cuatro formas:
Confusión
mental
simple
Formas clínicas
La que ha sido descrita.
Confusión
mental
onírica
Cuya característica es el delirio onírico. En enfermo vive y
relata su delirio. Defirió onírico de preocupación profesional.
Delirio onírico de miedo. Delirio onírico expansivo. En general
quedan pocos recuerdos de la actividad onírica. Algunas veces
idea fija postonírica.
Confusión
mental
agitada
Con gran excitación psicomotriz. Habla y contesta a las
alucinaciones. Fácil irritabilidad. Se agita, corre, desgarra su ropa,
etc.
Confusión
mental
estuporosa
Cuando la confusión es muy profunda. Suspensión total de la
actividad psíquica, supresión de la actividad motriz. Pésimo
estado general.
Lo corriente es que el diagnóstico no ofrezca dificultades; pero pueden ser
necesarios algunos diagnósticos diferenciales.
Con
melancolía
estuporosa
Diagnósticos
En el estupor melancólico, gran dolor moral, con ideas de
autoculpabilidad. La facie expresa tristeza. En la confusión mental
estuporosa, la facie es inexpresiva. Además hay suspensión de la
actividad psíquica, cosa que siempre se observa en el
melancólico.
Con estupor
Esquizofrénico
La inercia motriz del catatónico se debe a la alteración de la
voluntad y de la afectividad; en el confuso en cambio, es debida
a la gran adinamia e hipotonía.
Con la manía
Cuando se trata de una confusión mental agitada. En el
confuso la agitación se debe a las alucinaciones, a veces,
terroríficas. La excitación maníaca nunca tiene alucinaciones.
Pronóstico
El pronóstico está supeditado a la evolución de la confusión mental. 1º) Lo más
frecuente es que evolucione hacia la curación, con restitución completa. El pronóstico
será benigno en estos casos. 2º) Hay confusiones muy intensas, de pronóstico grave, que
lleva a la muerte. 3º) El pronóstico será serio, en casos de confusiones graves, en las que
se produce la restitución física, pero psíquicamente pasan al estado crónico; demencia
postconfusional.
Tratamiento
1º) Aislamiento del enfermo; reposo y tranquilidad.
2º) Sedación con baños tibios de 20 minutos de duración.
3º) Drenaje intestinal; enemas y laxantes.
4º) Vigilar la diuresis. Hidratar al enfermo.
5º) Vigilar la función hepática.
6º) Observar el estado del aparato circulatorio. Analépticos y tónicos cardíacos.
7º) En caso de confusión mental agitada, emplear algún hipnótico; veronal 0,50 grs.
Cloropromacina.
8º) Tener en cuenta el factor etiológico. Además del tratamiento de orden general se
instituirá la terapéutica que cada caso requiera de acuerdo con su etiología.
9º) Dieta a base de leche, jugos de frutas y en general muchos líquidos.
CAPÍTULO VII
SÍNDROME ESQUIZOFRÉNICO
Abordar el síndrome esquizofrénico, significa encarar al capítulo más complejo y heterogéneo
de la clínica psiquiátrica. Esta heterogeneidad tiene su origen en el gran polimorfismo de los
síntomas, a tal punto que podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que en los esquizofrénicos
se resume toda la semiología psiquiátrica, lo que motivó que Chaslin la denominara: locura
discordante. Efectivamente, bajo el nombre de esquizofrenia se reúnen numerosos y variados
cuadros psiquiátricos, cuyos síntomas caracterizan otros estados mentales bien definidos. Así:
desde la excitación psicomotriz, pasando por la depresión, los delirios, los estados confusionales,
culminando en cuadros finales de dementización, se van configurando las diferentes formas clínicas
de la enfermedad. (Regís la llamó: Confusión Mental Crónica.)
El gran polimorfismo y la heterogeneidad de los cuadros clínicos ha dado lugar, lógicamente, a
controversias tendientes a buscar acuerdo y uniformidad de criterios; de lo que se tendrá una idea
aproximada haciendo una breve reseña histórica de todos los estudios y esfuerzos realizados a fin
de aportar un poco de luz sobre este tema.
1º) La primera información que se recoge al respecto se remonta al año 1672, cuando Willis la
rotuló: estupidez o morosidad.
2º) En el año 1909, Pinel consideró e incluyó la esquizofrenia entre las formas de idiotismo.
3º) En 1814, Esquirol incluye esta enfermedad entre las demencias, empleando la denominación
de demencia crónica. Este autor manifiesta una dualidad de criterio al separar cierto número de
casos a los que llamó: idiotismo adquirido. Éstos coinciden, de acuerdo con la descripción de
Esquirol, con los que hoy conocemos como forma clínica simple.
4º) En el año 1851 Morel crea el término de Demencia Precoz, para designar estos cuadros
clínicos.
5º) En el año 1863 Kahlbaum describe un cuadro, que denomina hebefrenia, caracterizado por
manifestaciones distímicas de excitación y depresión. Esta denominación deriva de "Hebe", diosa
de la juventud en la mitología griega.
6º) En 1874, el mismo Kahlbaum describe otro cuadro, al que llama catatonía, caracterizado por
trastornos motores.
7º) En el año 1896, Kraepelin, en Alemania, reúne todos estos cuadros clínicos, más el agregado
de la demencia paranoide, bajo la denominación común de demencia precoz, empleando el término
creado por Morel. La demencia paranoide fue separada por Kraepelin del resto de los delirios
alucinatorios crónicos, los que aparecen en períodos más avanzados de la vida, y a los que agrupó
bajo la denominación de parafrenias. Numerosas fueron las críticas que se hicieron a Kraepelin,
sobre todo en lo que concierne a la denominación escogida, ya que muchos de esos enfermos no
llegan a la demencia, y que, por otra parte, el cuadro clínico que presentan se aparta de la verdadera
demencia. De cualquier manera, este autor tiene el mérito de haber reunido, con clara visión, todos
estos cuadros polimorfos; con esto dio un gran paso adelante y, si bien no logró la completa
unificación de criterios, tuvo la virtud de aclarar los conceptos en el terreno de la nosología
psiquiátrica.
8º) Recién en el año 1911, Bleuler logra conciliar esta disparidad de criterios con respecto a las
denominaciones creando el término esquizofrenia. Este vocablo significa: esquizo igual división y
frenia igual mente; es decir, división de la mente. Bleuler observó en estos enfermos la pérdida de
los mecanismos normales que mantienen la unidad psíquica, de lo que deriva la incoherencia
asociativa y la disgregación del pensamiento, como si se produjera una verdadera división de la
psique. De ahí el término creado.
9º) Un año más tarde, en 1912, Chaslin crea el nombre de locura discordante; pero prevalecieron,
hasta nuestros días los de esquizofrenia y demencia precoz.
Estos cuadros clínicos fueron reunidos por Kraepelin por presentar un denominador común: la
debilitación de los mecanismos que mantienen la cohesión de las funciones psíquicas. Estas
perturbaciones tan frecuentes en las esferas activa y afectiva, manifiéstanse por la caída de la
voluntad y la indiferencia afectiva. Las perturbaciones de la esfera intelectual se traducen por todos
los trastornos que conducen a la disgregación del pensamiento y la incoherencia asociativa.
En resumen, la diversidad de criterios en la interpretación de los cuadros esquizofrénicos es
condicionada por el polimorfismo de los síntomas. En la actualidad, después de Kraepelin y Bleuler,
se ha logrado en gran parte salvar estas divergencias; sin embargo, aún se está lejos de haber llegado
a un acuerdo completo de pareceres. La disidencia es mayor en lo que respecta a la llamada forma
simple, que conduce a una rápida demencia juvenil con el total derrumbe de la personalidad, y la
que una vez instalada no permite observar remisiones y menos aún curaciones como ocurre con
otras formas. En estas últimas la demencia, cuando aparece, lo hace mucho más tardíamente,
después de varios años de evolución; además, algunas, presentan remisiones y nuevos brotes, no
siendo infrecuentes las curaciones de un único episodio.
Estos hechos han dado margen a una dualidad de criterios que aún persiste en la actualidad.
Aclaramos que, dado el objetivo de este manual, no haremos aquí otra cosa que exponer las dos
tendencias, absteniéndonos de abrir juicios en favor o en contra de ninguna de ellas.
1º) Una tendencia, acepta la forma simple únicamente como una variante clínica de la
esquizofrenia.
2º) La otra sostiene que debe contemplarse el aspecto orgánico de la enfermedad, como lo hace
presumir la rápida dementización y destrucción de la personalidad. Se trata de un proceso evolutivo
de debilitación progresiva e irreparable; es la que se llamó: esquizofrenia procesal. Los que así
piensan, proponen reservar para esta forma clínica la denominación de demencia precoz, según el
término creado por Morel y actualizado por Kraepelin. Este último criterio se sustenta en una base
lógica y no exenta de realidad clínica, ya que las restantes formas se acercan más a los cuadros
psíquicos de aspecto funcional.
Etiopatogenia
La etiopatogenia de la esquizofrenia constituye un problema harto difícil de resolver, debido a
que aún reina un profundo desconcierto en el terreno anatomopatológico. Hasta el momento
actual, todo se concreta alrededor de una serie de especulaciones teóricas más o menos racionales
y con visos de verosimilitud, pero carentes de una base de sustentación sólida.
A continuación consideraremos los factores que se han señalado de mayor importancia en la
etiología y la patogenia de la esquizofrenia.
1º) La herencia: La herencia esquizofrénica debe ser tenida en cuenta con las reservas a que
obliga la gran variabilidad de hechos observados al respecto.
De acuerdo con los estudios realizados por Rüdin el tipo de herencia observado en la
esquizofrenia es el recesivo, pero de carácter irregular. En efecto, no responde exactamente a las
leyes mendelianas, establecidas para este tipo de herencia, según las cuales deberían enfermar la
cuarta parte de los hijos; en la esquizofrenia esta proporción es siempre menor.
Respetando los estudios de Rüdin, no podemos menos que reconocer la gran heterogeneidad
que se observa en la herencia de esta enfermedad; por esta razón, algunos autores no la aceptan
como factor decisivo. La observación demuestra que es frecuente la existencia de personalidades
psicopáticas entre las familias de esquizofrénicos. También se ha comprobado que de padres
esquizofrénicos nacen hijos que no padecen la enfermedad y, a la inversa, de padres sanos pueden
descender hijos esquizofrénicos. En algunas oportunidades se observa que la enfermedad se
trasmite respetando una generación. Esta multiplicidad de observaciones no hace más que
complicar el problema de la herencia en esta enfermedad, dando margen, como consecuencia, a
una infinidad de teorías, que tratan de explicar, cada una a su manera, una verdad que hasta la fecha
dista mucho de haberse alcanzado.
2º) La edad: La esquizofrenia es una enfermedad de la edad juvenil o, para decirlo más
exactamente, de la pubertad y de su continuación, irrumpiendo entre los 14 y 20 años de edad.
Parecería como una prolongación indefinida de la pubertad con aumento de sus trastornos, y como
si la evolución psíquica se hubiera detenido a esta altura de la vida.
La forma clínica llamada paranoide o delirante es de aparición más tardía, entre los 25 y 30 años,
es decir, cuando el sujeto ya alcanzó un mayor grado de evolución psíquica, acercándose a la época
de la vida en que es más frecuente la aparición de los delirios.
3º) El sexo: Se ha comprobado la misma frecuencia en hombres que en mujeres.
4º) Las teorías patogénicas: Son numerosas y procuran explicar, de alguna manera, cuál es la
patogenia de la esquizofrenia. Por cierto que todas ellas no van más allá del terreno de las hipótesis
puesto que, si bien todas toman como base un hecho clínico de observación real, el
desconocimiento profundo que aún reina en el terreno anatomopatológico no permite el
afianzamiento de ninguna.
Entre las más importantes figuran las siguientes:
a) La teoría endocrina; de la que Kraepelin fue uno de los más entusiastas sostenedores.
Fundamento de esta hipótesis son los hechos, registrados con mucha frecuencia en los
esquizofrénicos, que revelan la existencia de trastornos endocrinos especialmente en el orden de
las glándulas sexuales. Tan grande es esta frecuencia que resulta posible afirmar que todo
esquizofrénico tiene siempre manifestaciones sexuales, ya sea en forma franca o en estado latente,
cualquiera sea el aspecto en que éstas sean reveladas. Pensamos que los problemas sexuales en la
esquizofrenia deben estar relacionados con la época de la vida en que hace eclosión la enfermedad.
Sabemos que la pubertad es una etapa de trascendencia en la evolución del ser por las profundas
modificaciones psicosomáticas provocadas por la actividad inusitada de las glándulas sexuales. Pero,
frente a este problema patogénico, nos hallamos aún en el campo de las conjeturas, sin poder
dilucidar si las perturbaciones sexuales constituyen la causa o, por el contrario, si son una
consecuencia de la enfermedad, o simple coincidencia.
b) La teoría de la disfunción metabólica: sostiene que las perturbaciones, dando lugar a la
formación de las endotoxinas determinan, por autointoxicación, la aparición de la enfermedad.
c) La teoría infecciosa: que dispensa un papel de importancia a la tuberculosis así como a otras
infecciones microbianas.
Además de estas teorías principales existen muchas otras que son, como las primeras,
puramente hipotéticas.
Anatomía patológica
Hasta ahora nos es imposible hablar de la anatomía patológica de la esquizofrenia, a no ser como
de algo desconocido, cuya existencia se presume y hasta se tiene por cierta dados los caracteres
clínicos de la enfermedad. Pero, hasta nuestros días, se desconocen las lesiones
anatomopatológicas específicas, desde que las diversas alteraciones histopatológicas a las que se
atribuye la esquizofrenia distan mucho de poder ser consideradas como tales.
No existen lesiones macroscópicas.
En cuanto a las lesiones histopatológicas más importantes se las localiza en la corteza cerebral,
tanto en las neuronas como en las células de la glía. Dichas lesiones consistirían en la atrofia y
sobrecarga grasosa. Algunos investigadores señalan lesiones histopatológicas en las fibras
nerviosas, lo que es negado por otros.
Asimismo existe gran discrepancia con respecto al asiento de estas lesiones. Mientras unos las
ubican en el lóbulo frontal, en la tercera y quinta capa de células, otros hablan de lóbulos frontal y
occipital, y algunos las localizan también en los núcleos grises centrales, preferentemente en los
opto estriados.
En definitiva, no hay nada concreto que nos permita hablar de lesiones típicas de la
esquizofrenia.
Sintomatología
Como lo hemos dicho al comienzo de este capítulo, es tan variada, tan múltiple y tan
heterogénea la sintomatología de este síndrome que podemos afirmar, una vez más, que a través
de los cuadros esquizofrénicos se desgrana toda la semiología psiquiátrica.
Para el estudio clínico de esta afección debemos tener en cuenta tres períodos: el de comienzo,
el de estado y el terminal.
PERÍODO DE COMIENZO:
La esquizofrenia presenta mucha variabilidad en sus cuadros de comienzo. En este período
menudean los titubeos y dudas de diagnóstico, debido a que las múltiples formas pueden aparentar
los más variados cuadros psiquiátricos, desde las neurosis hasta las psicosis.
Dentro del gran polimorfismo de los comienzos, es posible destacar y aislar algunas formas más
frecuentes y características.
1º) Es frecuente observar que bajo la apariencia de una neurosis, ya sea una psicastenia, una
neurastenia o una histeria, se configuran, después de un tiempo más o menos largo, una
esquizofrenia. Esta forma es la que se conoce con el nombre de neurosis esquizofrénica.
2º) Es dable observar un comienzo de forma confusional. En este caso el cuadro se asemeja al de
una confusión mental; pero en ningún momento se encuentran las causas etiológicas conocidas que
la desencadenan. Debemos recordar que, algunas veces, se ve surgir este cuadro a continuación de
una enfermedad infecciosa benigna como puede ser una gripe.
3º) El comienzo se puede manifestar bajo la forma de una excitación psicomotriz. En ocasiones
parece tratarse de accesos maníacos, sin embargo, u poco que se observe el cuadro, es posible hallar
los síntomas que muestran el verdadero origen de la enfermedad.
4º) Comienzo de forma depresiva, a manera de estados melancólicos pero, como en el caso
anterior, es posible entresacar signos que revelan el origen de tal depresión.
5º) Otra forma es la delirante, bajo el tipo de delirio absurdo, inconexo e inconsistente por la
falta de calor afectivo.
6º) Finalmente, se observa un comienzo en forma de debilitación simple de la psique, que se
lleva a cabo paulatina y progresivamente, de manera insidiosa y sin manifestaciones ruidosas.
Aparte de estas formas de comienzo que acabamos de enumerar, debemos tener en cuenta
algunos síntomas característicos, de gran constancia y que en todos los casos están denunciando el
cuadro esquizofrénico.
Ante todo llama la atención el cambio de carácter. Esta manifestación no supone la adquisición
de una nueva forma o modalidad de carácter. Se opera, realmente, una transformación notable en
el individuo, pero lo que cambia es su personalidad que deja de ser lo que fue hasta ese momento,
sin que esto quiera significar la presencia de nuevos caracteres en reemplazo de los que se
extinguen, sino un desmedro. En efecto, los caracteres primitivos van desapareciendo, perdiendo el
vigor que hasta ese momento les ha permitido mantener y delinear la personalidad, que desde este
punto comienza a desdibujarse, a desteñirse; hay una franca borradura de la personalidad. Es éste
el primer indicio de la ruptura del equilibrio con menoscabo de la integridad de la personalidad, lo
que traduce la debilitación de los lazos que mantienen la trabazón de la psique, cuya división
(esquizo) se nos revela por los cambios operados.
Estas modificaciones de la personalidad se ponen de manifiesto desde un doble punto de vista:
objetivo y subjetivo.
Desde el punto de vista objetivo se hace evidente por el cambio de conducta. Si, pongamos por
caso, hasta ese momento el sujeto fue trabajador o estudioso, abandona su trabajo o sus estudios;
se torna huraño, rehuye la compañía de amigos, de compañeros y hasta de su familia, terminando
por aislarse de la sociedad; evidencia así la introversión y el autismo.
Desde el punto de vista subjetivo, el enfermo tiene conciencia del cambio que se ha operado;
sabe que algo le ha ocurrido; experimenta la extraña sensación de cambio o de transformación de
su persona. Tiene la impresión de que ya no es el mismo, de que todo en él ha variado, de que su
cara se ha modificado, no reconoce sus manos; es decir que se trata de un verdadero sentimiento
de despersonalización. Se siente impulsado, como consecuencia, a consultar con frecuencia al
espejo para cerciorarse de la realidad de sus impresiones; es lo que se conoce con el nombre del
signo del espejo. Debido a esta manifestación subjetiva el enfermo se ve colocado en una nueva
posición frente al mundo y con respecto a sus relaciones con él; se siente como transportado a un
ambiente o medio diferente, desconocido hasta entonces.
Normalmente cada persona tiene una concepción propia del mundo en que actúa, concepción
proporcionada por las relaciones que se establecen entre el conocimiento de su mundo interior o
microcosmos y el conocimiento que adquiere del mundo externo o macrocosmos al cual debe
adaptarse. Dicho conocimiento es dado por la sensopercepción que informa sobre lo que ocurre en
los dos mundos, y que permite establecer los puntos de contacto y las relaciones entre ambos,
favoreciendo los mecanismos de adaptación del micro al macrocosmos. En esa forma se establece
el equilibrio que constituye, en última instancia, el estado en que cada persona realiza su evolución
en la vida.
Cada individuo hace su adaptación creando su propio mundo, el que está condicionado por los
alcances que le permite la capacidad intelectual, por la comprensión más o menos lógica de las
relaciones entre los dos mundos y de aquellos que deben establecerse con el medio social, es el que
efectúa la vida de relación al ponerse en contacto con los mundos creados igualmente por cada uno
de sus semejantes.
En el esquizofrénico, cuyo psiquismo se halla globalmente afectado, se producen desde el
comienzo graves trastornos de la sensopercepción, referidos en un primer momento a su mundo
interno. De allí la sensación de cambio, de transformación, y la extrañeza consiguiente. Es indudable
que todo ello debe originarse en trastornos y modificaciones profundas y oscuras de la cenestesia
general.
Estos cambios del mundo interior rompen el equilibrio con el mundo externo y, como
consecuencia, el individuo queda desambientado. Esa extraña situación creada en su mundo
interior, determina que el enfermo refiera y proyecte ese cambio al mundo exterior, que desde ese
momento aparece ante sus sentidos modificado, extraño, diferente y con ello sobreviene la
desadaptación completa.
Roto el equilibrio entre el enfermo y el mundo, queda absorto en sus reflexiones, en autismo e
introversión, verdadero mecanismo de autodefensa ante la nueva situación creada y, posiblemente,
un medio de hallar otra situación de equilibrio, que le permita salir del abismo en que se ha
desbarrancado su personalidad. De esta manera, el enfermo va creando poco a poco un mundo
nuevo, totalmente diferente del anterior, propio de las personas normales.
En ese mundo esquizofrénico experimenta sus cambios intelectuales, afectivos y volitivos;
aparecen nuevos valores morales que condicionan las modificaciones y trastornos de conducta que
mantendrán en adelante.
La nueva situación, con el nuevo panorama que determina los cambios en el pensamiento, en
los sentimientos y en los actos, que difieren fundamentalmente de los que se observan en los
sujetos normales, provoca la incomprensión entre éstos y el enfermo. Acontece que viven en
mundos diferentes; unos, dentro del marco que establecen las normas de la convivencia social; los
otros, aislados de la sociedad, en autismo por desadaptación al medio.
Entre otros signos que revelan la ruptura del equilibrio y disminución del vigor psíquico se
observan:
1) Fácil fatigabilidad y marcada pereza en las elaboraciones intelectuales, las que llegan a hacerse
penosas para el enfermo.
2) Cambios en el humor: personas alegres y optimistas se tornan tristes, retraídas y pesimistas.
3) Hipoafectividad: con indiferencia por amigos y personas de la familia.
4) Hipobulia: abandono de las tareas, desgano; con frecuencia permanecen en cama con una
profunda indolencia, sin experimentar deseos de salir de esa situación. En algunas oportunidades
se hacen irritables, agresivos, con fáciles reacciones impulsivas.
PERÍODO DE ESTADO:
Hay período de estado una vez instalado definitivamente el cuadro esquizofrénico. En este
período haremos el estudio clínico completo, reparando en las alteraciones que se exteriorizan en
cada una de las funciones psíquicas.
1º) Inspección: La inspección prolija permite recoger importantes informaciones que revelan el
estado de la mente en estudio.
1) Por lo general se trata de personas jóvenes. Es notorio el descuido de su indumentaria, la
mayor parte de las veces en desorden, sucia, acentuadamente desprolija, lo que denota una total
despreocupación en lo que se refiere al cuidado personal y al aspecto exterior. Así se pone de
manifiesto el desinterés del enfermo por cuanto le rodea en el ambiente, del que se encuentra
ausente y desconectado.
2) En cuanto al aspecto psíquico, la profunda indiferencia complementa el cuadro de desorden y
despreocupación. Ésta se manifiesta en la expresión del rostro, que refleja la falta de interés por
cuanto acontece más allá del ámbito personal fuera de cuyos límites choca con la realidad
ambiental.
Si bien la indiferencia es de observación constante en todos los esquizofrénicos, es mucho más
notoria en las formas clínicas simple y catatónica, siendo más disimulada en la forma hebefrénica.
Aquí aparece enmascarada por el cuadro de excitación pero un examen prolijo muestra que detrás
de esta máscara maníaca, no existe tal viveza ni repercusión afectiva; todo lo que se expresa está
vacío de intención.
2º) Atención: Desde el comienzo de la esquizofrenia la atención se perturba, señalando la
disminución del vigor y escisión de la psique. Sin embargo, a pesar de que todo induce a pensar en
el déficit de la función, la observación metódica y repetida de estos enfermos permite apreciar que
la atención no se encuentra tan seriamente dañada como lo parece tras un examen superficial y
aislado, y siempre que la enfermedad no sea de larga data. Esto se comprueba cuando se enfoca el
problema desde un doble punto de vista.
a) Considerada la atención con referencias al mundo externo aparece, a prima facie,
evidentemente debilitada. El enfermo en autismo, desinteresándose de todo lo que le rodea, vive
en el nuevo mundo que le ha creado el estado actual de la psique, fundamentalmente diferente del
mundo de las personas normales. La forma voluntaria de la atención es la que presenta mayor
alteración. El grado de desatención es muy variable de un enfermo a otro y aún en un mismo
enfermo, según los momentos y las circunstancias. Como no presta atención porque no le interesa
el mundo exterior un estímulo enérgico puede sacarlo de su autismo e introversión, permitiendo
una buena concentración sobre el interrogatorio, que puede hacerse normalmente y con
contestaciones adecuadas. Asimismo ocurre, a veces, que algunos enfermos nos sorprenden
haciendo espontáneamente alusión a expresiones vertidas durante nuestra conversación con lo que
revelan haber prestado una atención que no aparentaban. Estos hechos revelan que la función no
está tan debilitada como generalmente se cree.
b) Considerando la atención desde el punto de vista del mundo del enfermo, debemos ajustamos
a las conclusiones que nos permiten los hechos de observación más frecuente.
La atención está, a veces, muy activa; esta conclusión se fundamenta en el hecho de que, en los
primeros tiempos de la enfermedad, la atención es requerida por los trastornos cenestésicos que
originan el sentimiento de despersonalización. Por lo tanto, debido a la sensación de cambio y
extrañeza esta función se encuentra introvertida, pero particularmente intensa y activa, aplicada a
la investigación de los detalles y el análisis de las causas de su estado procurando dilucidar lo que
acontece en su persona. En esa forma el enfermo se desconecta del mundo real, sumiéndose en las
reflexiones y el autismo que apartan su atención del ambiente.
Sin embargo, y a pesar de haber llegado a esta conclusión, no podemos dejar de consignar que
con la evolución implacable de la enfermedad sobreviene la debilitación de la psique, que convierte
a la hipoprosexia en un signo real, indiscutible y bien notorio, cualquiera sea el punto de vista que
se tenga en cuenta.
Por otra parte, pensamos que no cabe discutir cuál de las dos formas de atención es la más
dañada por la esquizofrenia. Considerando que esta actividad se muestra bajo dos aspectos en el
acto de atender, por efecto de la debilitación estará igualmente afectada en sus dos formas, es decir,
globalmente. Luego el déficit, mayor o menor, de una u otra forma de atención es relativo, y varía
según los momentos y las circunstancias en que sean consideradas. Así por ejemplo, cuando el
sujeto está introvertido la atención voluntaria está al servicio de lo que acontece en la intimidad de
su mundo siendo la forma espontánea la que se muestra más activa en lo exterior. Cuando se logra
que el enfermo abandone su posición autista, la atención voluntaria surge de esa aparente inercia
y se vuelve hacia el mundo exterior.
También llegamos a la conclusión de que la hipoafactividad y la hipobulia son igualmente
responsables de la disminución de la atención, y que, de acuerdo con los hechos de observación,
debemos asignar mayor responsabilidad a la hipoafectividad. Es sabido que la función atentiva es
más fácilmente requerida por aquello que interesa, luego, corresponde a la afectividad un papel
preponderante en la movilización de la misma. Vale decir que, normalmente, la voluntad se halla
supeditada a la afectividad respondiendo al imperio de las tendencias, inclinaciones, deseos e
inquietudes de las personalidades.
3º) Sensopercepción: La sensopercepción, en los esquizofrénicos, constituye una de las
funciones más intrincadas y difíciles de considerar.
Desde el momento que atender es percibir, son lógicas las deficiencias del acto perceptivo desde
el punto de vista cuantitativo. Estas deficiencias se deben a los pronunciados altibajos de la
atención; de manera que, de acuerdo con lo que la atención provea, serán las insuficiencias
cuantitativas de la percepción.
En términos generales, existe un real empobrecimiento de la función perceptiva con referencia
al mundo exterior, desde el momento que la atención es insistentemente atraída por los poderosos
estímulos determinados por las vivencias creadas en el mundo autista de estos enfermos. En esas
condiciones, la falta de interés por el medio exterior determina que el sujeto no capte, o lo haga en
forma incompleta. Sin embargo cuando, insistiendo, se logra atraer la atención del paciente se
comprueba que la percepción puede ser correcta y sin insuficiencias cuantitativas.
La excesiva atención introvertida dispensada al mundo autista es la causante de la desorientación
en el tiempo, tan a menudo observada en estos enfermos. Además agregaremos que son tan
numerosas las manifestaciones clínicas que se observan en una misma función, que no resulta
extraño que un esquizofrénico, a pesar de su pobreza perceptiva exterior, nos sorprenda revelando
que ha captado hechos y situaciones en forma insospechada.
Mucho más serias e importantes son las perturbaciones que se aprecian al contemplar el aspecto
cualitativo de la percepción. Estas alteraciones son de tal magnitud que traducen la gravedad del
daño sufrido por la psique en esta enfermedad. En efecto, todo hace pensar que reina una gran
confusión en la conciencia de los esquizofrénicos, cuya psique ha perdido la armonía de su
funcionalismo. Roto el equilibrio funcional, requisito indispensable de una mente normal, muestra
un verdadero desencaje y desarmonía de las funciones.
Las manifestaciones más importantes de ese desequilibrio son: 1) La gran dificultad, que existe
a veces, para deslindar lo que pertenece a una percepción actual y real, de lo que corresponde a
una representación mnemónica que, corno fenómeno perceptivo, no tiene más actualidad que }a
que le confiere el mecanismo del reconocimiento. 2) Otras veces, se confunde en un límite dudoso
y difícil de destacar con claridad, lo que corresponde a un elemento de percepción real con lo que
pertenece a una manifestación del pensamiento. 3) En concordancia con lo anterior, resulta
asimismo confusa y difícil la diferenciación entre las alucinaciones verdaderas y las
pseudoalucinaciones, que se refieren a los aparatos sensoriales, con los que sólo secundariamente
entran en relación. 4) Estas alteraciones provocan, en el aspecto cualitativo del campo perceptivo,
una actividad inusitada; actividad que tiene como punto de partida las numerosas y extrañas
vivencias motivadas por estas perturbaciones psíquicas.
Establecemos dos grupos fundamentales de alteraciones perceptivas cualitativas. En el primero
colocamos a las alteraciones que corresponden exactamente a manifestaciones acusadas a nivel del
sensorio: ilusiones y alucinaciones. En el segundo colocamos aquellas otras manifestaciones
patológicas que, si bien se hacen conscientes en el campo sensorial, tienen su origen real en otros
campos psíquicos y a las que se reserva la denominación general de pseudopércepciones.
Ilusiones: Los trastornos de carácter ilusorio son relativamente frecuentes en los esquizofrénicos.
Se explican por la superficialidad de la atención, que dificulta la claridad y nitidez de las imágenes
captadas, las que a menudo pueden registrarse deformadas. Agrégase a esto, la gravedad del
trastorno psíquico.
Las ilusiones pueden producirse en cualquiera de los aparatos sensoriales, siendo raras las
auditivas. Las de mayor frecuencia son las visuales que, por otra parte, parecen ser elaboradas o por
lo menos influenciadas por los trastornos del pensamiento, a través de oscuros estados emocionales
provocados por vivencias absurdas.
Estos mecanismos deforman la captación visual del mundo externo; los objetos más comunes
son registrados con gran desfiguración, con formas caprichosas y absurdas; las caras de las personas
son modificadas en sus rasgos fisonómicos y registradas con perfiles nuevos, a menudo toscos y
grotescos, como lo atestiguan los dibujos realizados por estos enfermos. Los movimientos de las
cosas y los seres del mundo exterior son captados con modificaciones y modalidades extrañas a su
aspecto y ritmo normales. También se registran, con cierta frecuencia, ilusiones del gusto y del
olfato. No es raro oír decir a los esquizofrénicos que los alimentos tienen gusto desagradable, que
sus sabores han sido cambiados, que provocan determinadas molestias en la lengua o en la boca. A
veces creen percibir olores desagradables y extraños en los alimentos y en el aire que respiran, al
que suponen viciado por distintas sustancias.
Alucinaciones: Por regla general, las alucinaciones son de observación, más frecuente que las
ilusiones.
Las alucinaciones más comunes en los esquizofrénicos son las auditivas; de pobre diferenciación
la mayor parte de las veces, se manifiestan bajo la forma de ruidos, silbidos, golpes, murmullos, etc.
En algunos enfermos son más diferenciadas; perciben voces generalmente desagradables,
improperios e insultos de toda clase.
Las alucinaciones visuales son muy raras, casi excepcionales en la esquizofrenia.
Las alucinaciones que predominan son las que pertenecen a la cenestesia general. En este campo
sensorial hallamos las alteraciones más profundas de la percepción. Los enfermos experimentan
molestias que localizan a nivel de los diversos órganos y aparatos de la economía; alucinaciones
absurdas, grotescas y extravagantes como cuando manifiestan que "'tienen el estómago retorcido";
"que los pulmones están destrozados"; "que- el hígado está parasitado por un animal que lo
muerde"; "que los intestinos están anudados"; "que su cuerpo es ocupado simultáneamente por
otros seres". Así se multiplican hasta el infinito las manifestaciones cenestésicas alucinatorias.
También son numerosas las referencias alucinatorias con respecto a la sensibilidad general.
Éstas, lo mismo que las cenestésicas, son extrañas y extravagantes. La mayor parte se relacionan
con los órganos genitales. Algunos enfermos experimentan la sensación de que son violados; otros
de que son objeto de diversas maniobras a nivel de los genitales, que se les masturba, que se les
retuerce o estira el pene, etc.
Casi todas las alucinaciones de la sensibilidad general son de naturaleza desagradable;
quemaduras, pinchazos, choques eléctricos y martirios de mil formas diferentes.
Finalmente, señalamos la existencia de alucinaciones cinéticas o kinestésicas, también llamadas:
motoras. Los enfermos así alucinados se sienten transportados en el aire; sienten que se les mueve
un brazo o una pierna; que se les hace mover la cama o la silla en que reposan, etc.
Pseudopercepciones: Las pseudopercepciones han sido llamadas por Bumke: equivocaciones
sensoriales.
Ya hemos dicho que todas esas equivocaciones sensoriales corresponden a vivencias que
impresionan al sensorio de una manera secundaria, teniendo su origen real en los trastornos del
pensamiento. Esto explica por qué, en muchas ocasiones, es por demás difícil, aun para el mismo
enfermo, dilucidar si la perturbación radica en la percepción o en el pensamiento. En el primer caso,
la manifestación sensorial sería primitiva; en el segundo, en cambio, sería tardíamente referida a lo
sensorial.
Estos trastornos revelan la grave situación en que se encuentra la psique del enfermo; salida de
su cauce corriente, como desencajada o dislocada, ha perdido el mecanismo normal que mantenía
la unidad de su funcionalismo, regido por la función judicativa. Al perder el juicio su jerarquía de
función rectora de la psique, ésta queda como liberada de sus lazos de contención. En esas
condiciones pareciera que las restantes funciones adquiriesen determinada autonomía, rigiéndose
automáticamente en su actividad. Disuelta la armonía de conjunto, se crea un umbral incierto para
la conciencia, en la que las vivencias provocan extrañeza, incertidumbre y confusión respecto a su
verdadero origen. Por otra parte sabemos que, en condiciones normales, la psique constituye una
totalidad indivisible en su funcionamiento, lo que equivale a decir que cada función colabora para
la eficacia y buena marcha de las elaboraciones psíquicas en las que todas participan, pero sólo el
juicio discrimina aportando a la conciencia una conclusión. Sin embargo todas ellas, por separado,
impresionan a la conciencia, que de este modo es informada de la marcha de cada una y del
acontecer psíquico del individuo.
Ahora bien: es precisamente la sensopercepción la encargada de dicha información,
dependiendo la conciencia directamente de ella. Así adquiere conocimiento de lo que ocurre en el
mundo exterior y en el mundo interior, y así conoce también las elaboraciones psíquicas, todo ello
dentro de un marco de armonía perfecta que facilita el severo examen judicativo.
El juicio pierde, en la esquizofrenia, su posición jerárquica; luego, aunque la conciencia continúe
recibiendo informaciones, éstas carecen de nitidez, son indiscriminadas o de discriminación
insuficiente, ya que lo percibido no es severamente criticado por un juicio que se halla en déficit.
Esto acarrea la confusión y la duda, que se hace tanto más notoria, cuanto más avanzada esté la
enfermedad. Con otras palabras podemos decir que la función perceptiva continúa, pero por
momentos resulta incierta, confusa, no pudiéndose dilucidar, con frecuencia, si lo percibido procede
desde el exterior o desde el interior, o si es producto del pensamiento y de las elaboraciones
mentales del enfermo. Asimismo, suele ocurrir, en casos más graves, que se confundan las
percepciones que pertenecen a diferentes aparatos sensoriales. Por eso, el enfermo no sabe
exactamente si una cosa o un hecho lo ha oído, visto o tocado.
En los comienzos de la enfermedad el paciente tiene noción de las anormalidades que le están
sucediendo, lo que le ocasiona gran perplejidad por lo extraño e inusitado de sus nuevas vivencias.
Esas nuevas vivencias son las que denominamos pseudopercepciones. Nosotros creemos más
apropiada la denominación creada por Bumke: equivocaciones sensoriales. Efectivamente, no se
trata en realidad de una pseudopercepción desde el momento que la percepción existe, lo que
ocurre es que lo percibido no es correctamente comprendido e identificado, cayendo en un error o
equivocación sensorial. Esta equivocación sensorial dificulta la diferenciación entre una alucinación
verdadera y una pseudoalucinación; la primera con manifestación sensorial inicial, la segunda,
iniciándose en la órbita del pensamiento, sólo en forma tardía es acusada como manifestación
sensorial. Este error de diferenciación constituye una nueva forma de equivocación sensorial.
a) Sonorización del pensamiento: que también se conoce con el nombre de "eco del
pensamiento"; al enfermo le parece oír sus propios pensamientos, como si antes de ser emitidos
fueran pronunciados dentro de su cabeza. Este trastorno no aparece desde el comienzo con esta
manifestación. Primeramente la perturbación del pensamiento despierta vivencias extrañas, que
sumen al enfermo en la perplejidad por falta de explicación del fenómeno. Posteriormente se
produce el mecanismo compensador mediante el cual busca la explicación que necesita, la que
recién obtiene cuando refiere el trastorno al aparato sensorial del oído. Tiene mucha semejanza con
la alucinación auditiva, y es interpretada como tal por el enfermo pero, en verdad, está lejos de serlo
desde que los mecanismos son diferentes. También podemos considerar como un fenómeno de eco
de pensamiento las voces que oye como crítica de sus propios actos. Del mismo modo que en el
caso anterior con respecto al pensamiento, el sujeto oye la observación y crítica de sus actos antes
de su ejecución. Además percibe voces que, en forma imperativa, le ordenan la realización de
determinadas acciones.
b) Robo del pensamiento: es otro caso de equivocación sensorial. Se tiene la sensación de que
su pensamiento le es sustraído al experimentar la sensación de vacío psíquico, como si se disipara
bruscamente todo el contenido del pensamiento. En este caso el sujeto busca el mecanismo
compensador atribuyendo la perturbación a influencias venidas desde el exterior, como si otras
personas deseando saber lo que piensan se apropiaran de sus ideas.
c) Algunos experimentan la vivencia extraña de sentir que alguien, desde el exterior, influye
sobre ellos dirigiéndolos en todos sus actos y pensamientos; sienten que su voluntad totalmente
impedida para oponerse se halla supeditada a una voluntad ajena.
d) Alucinaciones extracampinas: así denominadas porque escapan totalmente al campo
sensorial, insinuándose netamente como un trastorno del pensamiento. Así por ejemplo: algunos
enfermos afirman ver objetos o personas que se encuentran situados detrás de ellos; este hecho
que escapa al campo sensorial de la vista puede ser interpretado únicamente como una alteración
del pensamiento. Las alucinaciones extracampinas se manifiestan, además, por otros tipos de
percepciones extrañas y absurdas que no se conectan con ningún aparato sensorial.
e) Alucinaciones psíquicas: también deben incluirse entre las equivocaciones sensoriales. Se
producen en el espacio intrapsíquico y, en realidad, nada tienen de semejanza con una alucinación,
ya que en ningún momento se objetivizan mediante la exteriorización que las relaciones con alguno
de los aparatos sensoriales. Se trata verdaderamente de intensas representaciones psíquicas;
percepciones dentro del propio cerebro, como palabras o pensamientos que imparten órdenes y
dirigen al enfermo. Las observaciones que acabamos de consignar y la experiencia adquirida por el
contacto diario con estos enfermos nos permiten afirmar que, en los casos de equivocaciones
señoriales, la referencia sensorial se refleja, la mayor parte de las veces, sobre el aparato auditivo.
Se hace necesario, pues, en muchas ocasiones, un prolijo examen semiológico que permita la
diferenciación entre las verdaderas alucinaciones auditivas y las equivocaciones sensoriales
auditivas.
f) Percepciones delirantes: deliberadamente reservamos para el final la consideración de estos
trastornos de observación muy frecuentes en los esquizofrénicos. Una percepción es delirante
cuando a la percepción real se le da una significación completamente diferente a la que en verdad
tiene, sin que exista ninguna razón para ello. Con otras palabras el enfermo, sin causa que lo
justifique, realiza falsas interpretaciones de lo que percibe, relacionándolas con su persona. Estas
percepciones delirantes esquizofrénicas constituyen un trastorno primitivo, muy diferente de
aquellas otras que aparecen a continuación de estados de ánimo especiales que justifican su
existencia. En estos enfermos la percepción delirante es siempre incomprensible, por otra parte,
irreducible e invariable, lo que está indicando un trastorno grave que altera la estructuración íntima
de la personalidad. Para aclarar el concepto diremos que, sobre una percepción real se superpone
el trastorno del pensamiento que la convierte en una equivocación sensorial. Estas percepciones
delirantes, como fenómeno primitivo, no deben confundirse con otras percepciones delirantes que
también observamos en ellos, que son secundarias y, por lo tanto, no son equivocaciones
sensoriales. Las percepciones secundarias son la respuesta explicable y comprensible a la reacción
del enfermo ante trastornos tales como el eco y el robo del pensamiento, que interpreta como un
ataque al yo por influencias extrañas venidas del exterior. Las concepciones delirantes que se
originan como consecuencia dan margen a los "delirios de influencia", tan frecuentes en los
esquizofrénicos.
4°) Conciencia y personalidad: Si consideramos a la conciencia como una central informativa
mediante la cual el yo puede adquirir conocimiento de cuanto ocurre en el mundo externo o interno,
y di: todo lo imaginado y elaborado in situ, llegamos a la conclusión de que es la sensopercepción la
encargada de recoger toda esa información. Por lo tanto, toda perturbación psíquica que repercuta
sobre el mecanismo sensoperceptivo acarrea trastornos en la conciencia, tanto más severos cuanto
más grave sea el ataque a la psique.
Recordamos que la esquizofrenia no afecta por igual a todas las funciones psíquicas, algunas de
la cuales, tal vez, quedan indemnes, sobre todo al comienzo de la enfermedad. La generalidad de
las veces es respetada la parte sensorial de la función sensoperceptiva, permitiendo una captación
correcta del mundo externo. El defecto que puede observarse deriva de la falta de interés del
enfermo, para el que no tiene ningún atractivo lo que acontece fuera de su mundo. Si nos es
permitida una comparación diremos que los fenómenos del mundo exterior transcurren ante el
sensorio del esquizofrénico en forma inadvertida, así como a menudo pasan inadvertidos para
sujetos normales los fenómenos de la bóveda celeste, pues escapan a su verdadero mundo que es
la superficie de la tierra. Así como en cualquier momento, involuntariamente, pueden dirigir la vista
al cielo y, por el sensorio, captar circunstancialmente lo que allí sucede, de la misma manera el
esquizofrénico, involuntariamente, ya que en ello no va su interés, puede dirigirse al mundo externo
captando aisladamente hechos y objetos que fija su memoria indemne. Esto permite,
secundariamente, una evocación fiel de lo que creíamos que había pasado inadvertido.
Por sus lagunas perceptivas se han comparado los estados de conciencia de los esquizofrénicos
con los estados crepusculares que muestra la conciencia de los confusos y de los epilépticos. Pero
en los primeros la causa de estos estados es la falta de interés, que a la vez que denota la gran
pobreza afectiva anula los deseos, tendencias e impulsos naturales de la personalidad. Esa falta de
interés recae, asimismo, sobre la voluntad sumiéndolos en la abulia.
Como la conciencia mantiene su lucidez, la memoria fija las captaciones sensoriales que
eventualmente puedan realizarse en cualquier momento del curso de la enfermedad. Prueba de
ello es que el enfermo mantiene su orientación normal, auto y alopsíquicamente; tan sólo puede
faltar una perfecta orientación en el tiempo, siempre a causa del desinterés por el ambiente.
Por otra parte, la diferencia fundamental que existe entre las alteraciones de la conciencia en los
esquizofrénicos y en otros enfermos es que, en los primeros, el trastorno se produce a partir de una
perturbación profunda de la personalidad, mientras que en los otros casos el trastorno inicial tiene
lugar a nivel de los aparatos sensoriales, que se encuentran total o parcialmente incapacitados para
captar.
Veremos ahora en qué consisten las principales perturbaciones de la personalidad en los
esquizofrénicos.
Repetidamente hemos manifestado que el trastorno inicial y fundamental es la ruptura de la
unidad y del equilibrio psíquico, con extinción de la armonía funcional.
La irrupción brusca del proceso esquizofrénico establece de inmediato una profunda separación
entre el mundo exterior y el mundo interno del paciente. El origen de tal separación reside en las
alteraciones cenestésicas que atraen la atención del enfermo, con lo que la percepción se inclina
hacia todas las vivencias extrañas y desagradables que genera el estado cenestopático. De ese modo
el sujeto se intranquiliza, se alarma y se angustia, lo que contribuye a que se aleje cada vez más del
mundo exterior solicitado por su mundo interno, que le resulta raro y cambiado. El enfermo trata
de adaptarse poco a poco a la nueva situación yendo paulatinamente a la introversión y al autismo.
Así se opera la transformación de la personalidad, agravándose la situación con el transcurso del
tiempo porque la extrañeza que le produce su mundo lo aleja cada vez más del ambiente, a medida
que obran los mecanismos de adaptación a su nuevo mundo autista.
Los cambios se producen de un modo integral para la psique, pero se hacen bien manifiestos en
el terreno afectivo. Se observa una gran modificación de los sentimientos con pérdida paulatina de
los valores éticos y se reducen las iniciativas por merma de los deseos e impulsos de la personalidad.
Al mismo tiempo incide una marcada hipobulia que priva al enfermo de toda actividad espontánea,
convirtiéndolo en un autómata, con lo cual termina por desdibujarse su personalidad.
Estos cambios que el proceso imprime a la personalidad deben ser considerados también bajo
su faz evolutiva, de acuerdo con las remisiones y recrudecimientos que se producen en la marcha
de la enfermedad. Vale decir que no se trata de una situación estable sino constantemente
cambiante, en el transcurrir de esa marcha implacable hacia la destrucción total de la personalidad
que es la demencia esquizofrénica. Al respecto recordamos que muchos autores no aceptan la
denominación de demencia esquizofrénica, desde el momento que, aún en estados muy avanzados
de la evolución, sorprende la integridad de algunas funciones, especialmente la memoria. Por eso
razón, justificadamente, aceptan y adoptan el criterio de Berze que creó la denominación: defecto
esquizofrénico.
Haciendo un resumen de las perturbaciones que sufre la personalidad figuran:
1) La despersonalización, originada en las perturbaciones cenestésicas, con sentimiento de
cambio y extrañeza.
2) La transformación de la personalidad, que complementa a la despersonalización. Como
expresiones del mismo trastorno debemos considerar otras vivencias absurdas tales como: la
creación de una nueva personalidad cuando el enfermo experimenta la sensación de que su cuerpo
está cohabitado por otros seres. La apersonificación que es la vivencia de la percepción de dolores
físicos y morales de otras personas. El transitivismo o sensación de tránsito del propio yo al cuerpo
de otra persona o animal.
3) La pérdida de la personalidad, en los períodos" avanzados cuando, dislocado ya todo el
funcionalismo psíquico, se produce el total derrumbe de la personalidad con el avance de la
demencia o defecto esquizofrénico.
5º) Ideación: el capital ideativo queda detenido al iniciarse la enfermedad desde el momento
que decrece el interés del enfermo por lo ambiental y a la par que aumenta la incertidumbre e
intranquilidad que los trastornos subjetivos le acarrean.
Pero, si bien no se hace nuevo acopio de conocimientos el capital tampoco sufre mermas al
comienzo. Prueba de ello es que, cuando después de un primer brote de la afección logramos,
merced al tratamiento, reintegrar al individuo a la sociedad éste se desempeña en su vida psíquica
sin acusar desmedro en su bagaje ideativo. Más aún, recuperado de su primer episodio tiene,
algunas veces, un desempeño psíquico tan correcto que es posible que se dedique al estudio, con
lo que efectúa nuevos ingresos ideativos a su acervo personal. Sin embargo esto último no es lo
corriente; muy a menudo la recuperación de estos enfermos no es tan buena y completa; siempre
quedan algunos pequeños defectos, sobre todo en el terreno activo-afectivo, que engendran el
desinterés y la abulia, que impiden nuevos ingresos por lo que el capital ideativo queda estacionario.
Poco a poco, si el enfermo no se recupera o si los brotes se repiten, se produce el inevitable
disloque de la psique que se resiente en su vigor y, con ello, se va desvalorizando el capital ideativo.
Éste es un hecho real, objetivo; pero aclaramos al respecto que nosotros pensamos que el material
ideativo en realidad no sufre merma hasta muy próximo al período terminal. Entre tanto la memoria
mantiene su integridad; gracias a esto nos es dado observar que enfermos en estadios avanzados
del proceso pueden, en un determinado momento, valerse de materiales cognoscitivos de elevada
jerarquía. Refirmamos por lo tanto que, si bien estos casos son esporádicos, no dejan de probarnos
la existencia, la conservación y la evocación de ese capital. Pero reconocemos que lo corriente es
que, en sus elaboraciones psíquicas, los esquizofrénicos nos muestren una aparente desvalorización
del capital ideativo, patentizada por el empleo de buena cantidad de ideas mágicas de escasa
jerarquía que llevan a lo absurdo y a lo ilógico. Estas ideas se explican porque en presencia de las
numerosas y extrañas vivencias que lo acosan, lo intranquilizan y lo angustian y al no hallar una
razón que le satisfaga en el terreno de la lógica, recurre al material mágico que de inmediato le
proporciona gran riqueza de medios para arribar a una conclusión satisfactoria y tranquilizadora.
Por lo tanto, según nuestro modo de ver, la esquizofrenia no empobrece cuantitativamente el
capital ideativo durante el período de estado, pero sí desciende el nivel de las elaboraciones
psíquicas conduciendo necesariamente al empleo de un material cualitativamente inferior. En
conclusión, en el período de estado no se introduce la cantidad de las ideas, sino que desciende la
calidad de las que se utilizan en la elaboración del pensamiento.
Desde el punto de vista cualitativo también debemos considerar la presencia de ideas delirantes,
de gran constancia en los esquizofrénicos. Las más frecuentes son las de tipo persecutorio pero
también las místicas, eróticas, megalómanas e hipocondríacas.
De acuerdo con las características del proceso las ideas delirantes nunca están provistas de una
carga afectiva intensa, de lo que resulta que su vigor es escaso y su existencia precaria. Se apagan a
través del tiempo hasta desaparecer con el avance de la enfermedad. Es por eso que no se
mantienen mucho tiempo en el primer plano, de tal manera que las vemos alternarse unas con otras
para prevalecer en la mente. Dicha alternación es irregular y caprichosa, cualidad que se convierte
en una clara expresión del proceso esquizofrénico. Otra prueba del pobre vigor de las ideas
delirantes es que las que han pasado y abandonado el plano de la conciencia son al poco tiempo
negadas por el enfermo, que muy a menudo las olvida completamente.
6º) Asociación de ideas: juicio: pensamiento: estudiar los trastornos de la asociación de las ideas
en la esquizofrenia significa abarcar las perturbaciones del pensamiento y abordar uno de los
problemas más importantes de la investigación semiológica de esta afección, problema que ocupa
la atención en primer plano.
Ante todo dejamos establecido que la falla fundamental radica en la debilitación, la que conduce
hasta la falta absoluta de la idea directriz en los grados extremos.
La idea directriz es la encargada de dar curso al pensamiento al que marca rumbos en su marcha
hacia su finalidad; ella constituye, en realidad, el tema que el pensamiento debe desarrollar. En
condiciones normales la idea directriz mantiene su jerarquía de tal gracias a la carga afectiva, que
no es otra cosa que el interés puesto en juego a favor del tema o finalidad del pensamiento.
Ahora bien; sabemos que, en la esquizofrenia, se encuentra seriamente afectada la parte activoafectiva de la personalidad. Ésa es la causa del desinterés que el enfermo muestra por todo y, en
consecuencia, la idea directriz se debilita y pierde su condición jerárquica en la conducción del
pensamiento.
A medida que la idea directriz se desvaloriza se va nivelando con el resto de las constelaciones
de ideas asociativas. En consecuencia el pensamiento no continúa su curso en línea recta hasta el
final sino que es interrumpido en forma sigzagueante, debido a que cualquiera de las constelaciones
ideatorias puede, de una manera arbitraria, asumir el papel de directriz; de allí lo extraño, absurdo
e incongruente del pensamiento de estos enfermos que puede ser canalizado en diversos sentidos,
caprichosamente, según sea la constelación asociativa que asuma la conducción en un momento
determinado. Por lo tanto el pensamiento no progresa hacia una finalidad, queda trunco,
inconcluso; en otros términos, es un pensamiento que se diluye, se disgrega antes de su finalización.
A menudo observamos que estando el pensamiento en plena marcha, con un curso determinado
y con un plan bien definido, repentina y bruscamente se intercala un contenido ideatorio que, aun
cuando sea coherente en su esencia, no corresponde al curso y contenido del pensamiento en
elaboración. De esa manera es cambiada su finalidad, por la derivación que impone el contenido
anómalo que lo disgrega y lo deja inconcluso.
La presencia de una idea directriz vigorosa, que mantenga el interés y el curso del pensamiento,
significa la existencia de una psique activa cuya voluntad, puesta al servicio de la idea, se aplique a
la búsqueda de las constelaciones ideativas que al asociarse mantengan la lógica formal del
pensamiento. Pero, una vez perdido el interés la voluntad flaquea, no realiza ya una prolija y
perfecta elección do los contenidos de ideas desapareciendo la formalidad lógica del pensar.
En la fase inicial del trastorno el sujeto tiene lucidez y es consciente de lo que ocurre; se percata
de que su pensamiento se dispersa y de que no arriba a ninguna conclusión. En el comienzo del
período de estado la disgregación no es un trastorno permanente. Hay momentos en que
desaparece y es difícil descubrirla; suele hacerse más aparente en los períodos de excitación. Por
otra parte en algunos casos el trastorno no se produce, o sólo lo hace en épocas muy avanzadas de
la enfermedad.
Llegamos pues a la conclusión de que en los comienzos de la enfermedad no existe la
incoherencia asociativa. En efecto, todo el mecanismo primero del acto de razonar se mantiene
intacto, las asociaciones son coherentes por cuanto no se afectan las leyes normales de la asociación
lógica. Lo que existe es la disgregación, trastorno que, debido a la debilitación de la idea directriz,
radica en los mecanismos más elevados de la elaboración del pensamiento.
Insistimos en que pensamiento disgregado no significa incoherente cuando el trastorno es inicial.
En realidad se trata de una falla del juicio, incapaz de realizar la selección necesaria y adecuada de
los contenidos ideatorios que corresponden. Éstos son deficientemente comparados y valorados,
denotando una verdadera laxitud y falta de vigor para la continuidad lógica del razonamiento. Pero,
a medida que avanza la enfermedad se agrava la disgregación del pensamiento. Ya no se trata de
una dispersión final con la inconclusión correspondiente, sino que se produce la caída de otros
mecanismos asociativos. En esas condiciones los juicios se tornan cada vez más deficientes; la
finalidad del pensamiento se hace cada vez más difícil de alcanzar y de comprender; los juicios
quedan truncos, fragmentados, sin terminación. Esos fragmentos de juicios al asociarse entre sí de
la manera más arbitraria, al ligarse a constelaciones extrañas, fuera del tema, más el agregado del
pobre material ideativo utilizado debido al resurgimiento de las ideas mágicas, determinan que el
encadenamiento de los juicios se haga sin ninguna vinculación lógica.
En períodos más avanzados aún, cuando ya no quedan ni rastros de idea directriz, el trastorno
alcanza su más alto grado hasta comprometer los elementos primarios del mecanismo que ya no
responde a las leyes lógicas de la asociación. Por otra parte se efectúan asociaciones totalmente
absurdas, simplemente por consonancia. En tales condiciones se llega a la más completa
incoherencia asociativa que ya había comenzado a insinuarse por efecto de la debilitación de la idea
directriz. En los grados extremos la incoherencia es tal que se llega a la ensalada de palabras o
jergafasia. Esto constituye la disociación asociativa de Bleuler, o lo que Kraepelin llamó: orquesta
sin director.
De acuerdo con el plan seguido al presentar este problema llegamos a la conclusión de que la
incoherencia asociativa es siempre, en la esquizofrenia, un fenómeno secundario a la disgregación,
que es la perturbación que inicia la marcha en la decadencia del pensamiento.
Bleuler considera la disgregación del pensamiento como el trastorno capital de la esquizofrenia.
Otros autores, entre ellos Kraepelin, sin desestimar su valor en el proceso esquizofrénico, lo
supeditan al trastorno de la afectividad, responsabilizando a la hipoafectividad y al desinterés como
causantes del daño. Finalmente otros sostienen que el predominio corresponde a la voluntad,
señalando a la hipobulia como causa del aflojamiento de la cohesión necesaria para la conducción
del pensamiento.
En resumen concluimos que lo único efectivo e incontrovertible es que la enfermedad, al
provocar la dislocación del funcionalismo, hiere de muerte a la psique desmoronándose la
personalidad.
Interceptación del pensamiento: Este trastorno o perturbación es conocido también con los
nombres de barraje o de clausura. De observación frecuente en el pensamiento esquizofrénico es
un signo de gran valor; sin poderlo considerar como específico o patognomónico de la enfermedad
su presencia contribuye en mucho para la confirmación del diagnóstico. La interceptación o, barraje
consiste en la interrupción brusca del curso del pensamiento; la actividad psíquica queda en
suspenso un tiempo variable, luego el enfermo reinicia sus elaboraciones pero, la generalidad de las
veces, sin que haya continuidad con el curso anterior. En muy pocas oportunidades, después del
suspenso, hay continuidad en los términos del pensamiento.
La interceptación del pensamiento es de apreciación objetiva y subjetiva. La observación objetiva
se efectúa cuando el enfermo, sin ninguna causa aparente, interrumpe bruscamente su
conversación reiniciándola luego con un tema diferente. A esta primera manifestación del
fenómeno se agrega la expresión de desagrado, de perplejidad y de extrañeza estampada en la cara
del paciente sorprendido por este hecho insólito. La apreciación subjetiva que realiza el enfermo
revela la vivencia desagradable de incertidumbre, temor y angustia; se siente acorralado, dirigido
en su pensamiento del cual ya no es dueño y con la sensación de que su yo está expuesto a serias
amenazas.
Al creerse dirigido desde el exterior y al buscar la explicación de lo que le sucede cae en las
interpretaciones delirantes. Es por eso que la interceptación del pensamiento se puede convertir en
propulsora del delirio de influencia.
Se han insinuado diversas hipótesis con respecto al origen de este trastorno, pero ninguna de
ellas satisface. Lógico es pensar que la perturbación tiene su origen en los graves trastornos que
hieren la integridad de la personalidad, caprichosamente escindida por la enfermedad. Prueba de
ello es que el fenómeno de la interceptación no es exclusivo del pensamiento, sino que lo vemos
manifestarse en la esfera activa afectando los actos del sujeto. Esto tiene su expresión más fiel en
lo que conocemos bajo la denominación de interceptación cinética.
Rigidez del pensamiento: Esta designación pertenece a Bleuler. Corresponde a una alteración del
curso del pensamiento cuya característica es la pérdida de la elasticidad normal del mismo. De esta
suerte, el pensamiento aparece como canalizado en un determinado sentido, como ajustándose a
una norma fija preestablecida de la que no es posible desviarlo, con lo que pierde su vuelo y
amplitud.
Estereotipia del pensamiento: Consiste en la constante repetición de una palabra o frase, que se
intercala en el discurso del enfermo a medida que expone su pensamiento. Estas formas
representativas intercaladas no se relacionan en ningún momento con el pensamiento mismo y, por
ende, no lo desvían ni modifican en su esencia. Además, la estereotipia del pensamiento no es más
que una manifestación, en lo intelectual, de un trastorno de orden general. Así nos es dado observar,
por ejemplo, estereotipias de actitudes y de movimientos.
Robo del pensamiento: Es este otro signo de valor en el diagnóstico de la esquizofrenia, como
manifestación de una alteración del curso del pensamiento.
Se trata de una manifestación subjetiva por la que el enfermo experimenta la vivencia
desagradable de que su pensamiento le es robado desde el exterior por otras personas. La vivencia
se origina en una sensación de vacío en la mente, con ausencia de toda la elaboración pensante. Es
un trastorno primitivo de la enfermedad que también da margen a los delirios de influencia. En
efecto, por su causa el enfermo se siente influenciado desde el exterior por los más variados medios
que en definitiva expresan alguna forma de amenaza del yo.
Sólo en esta forma, bajo el imperativo de los estados vivenciales desagradables que llevan a la
perplejidad angustia originando ideas de influencia, es como el signo adquiere valor diagnóstico.
Hacemos esta aclaración porque la sensación de vacío psíquico también puede ser experimentada
por algunos neurópatas, así como por las personas normales bajo el efecto de estados de fatiga
física y mental. También puede manifestarse en los estados de transición entre la vigilia y el sueño.
Perseveración del pensamiento: La perseveración del pensamiento traduce una perturbación del
curso del mismo; consiste en el empleo continuado y repetido de una representación o contenido
mental. Es decir que el enfermo emplea siempre los mismos términos para sus expresiones
pensantes, que resultan notoriamente pobres y torpes.
Sonorización o eco del pensamiento: Trastorno por el cual el enfermo oye sus propios
pensamientos. Como sucede con todos los trastornos esquizofrénicos resulta difícil su exacta
delimitación en los diferentes campos psiquiátricos. Es confuso y trabajoso diferenciarlo de las
alteraciones sensoriales auditivas.
Extravagancias del pensamiento: Las extravagancias son trastornos que no se limitan al
pensamiento sino que se revelan también en los actos de estos enfermos. Consisten en el empleo
de giros de pensamiento que resultan rebuscados y fuera, de lo corriente y usual. En efecto, un
pensamiento simple debe expresarse en términos sencillos y concretos; mientras que un
pensamiento extravagante requiere, el empleo de un material ideativo totalmente innecesario. Al
preguntarle a un enfermo si está cumpliendo el servicio militar contesta: "el extraordinario ejército
de San Martín, el glorioso ejército de la patria; allí estoy yo". Como observamos, la pregunta es
contestada afirmativamente cuando dice: "allí estoy yo"; el res^ to es completamente innecesario.
En estos casos queda siempre, en el ánimo del interlocutor, una duda bien justificada, no se sabe
exactamente si ha sido una burla o el deseo de demostrar suficiencia.
Otro tanto ocurre con las respuestas absurdas llamadas pararrespuestas o respuestas de lado
que no concuerdan en absoluto con la pregunta, como sucede cuando en el transcurso del
interrogatorio el enfermo no llama por su nombre correcto a los objetos de uso corriente, o al
preguntársele la edad contesta por ejemplo: ciento ochenta años. Estas respuestas demuestran que
el enfermo ha comprendido las preguntas; además a renglón seguido de una pararrespuesta se
obtienen respuestas correctas. El profano confunde así con una burla lo que en realidad es un grave
trastorno del curso del pensamiento. En estos casos lo que resulta más llamativo es que estas
respuestas de lado se evacúan rápidamente, con naturalidad y espontaneidad.
Contenidos delirantes del pensamiento esquizofrénico: Ante todo recordaremos lo expuesto
acerca de la diferenciación entre las percepciones delirantes primarias de los esquizofrénicos, sin
causa que las justifique, y aquellas otras representaciones delirantes que son secundarias a estados
de ánimo que justifican una falsa interpretación. En el primer caso se trata de una equivocación
sensorial o sea una pseudopercepción; en el segundo caso la percepción es correcta, y el error es
de interpretación.
En cualquiera de los dos casos las concepciones delirantes nunca llegan a tener gran vigor debido
a la pobreza afectiva que caracteriza a estos enfermos.
Estos contenidos delirantes presentan los siguientes caracteres: a) Delirio desorganizado, sin
ninguna sistematización, b) Delirio fragmentario, inconexo, incoherente la mayor parte de las veces,
c) Delirio absurdo, carente de toda lógica, d) Delirio generalmente de mecanismo interpretativo, a
veces alucinatorio e intuitivo, e) Delirio de evolución crónica pero cambiante, nunca el mismo y que,
por otra parte, se va debilitando a través del tiempo, apagándose hasta desmembrarse y
desaparecer. Para que un delirio pueda mantenerse se requiere un buen caudal afectivo que lo
anime, lo que no ocurre en los esquizofrénicos, en los que, dada su pobre afectividad, el delirio no
pasa de ser un síntoma más de ese grave proceso que destruye la personalidad.
Pensamiento esquizofrénico: El pensamiento esquizofrénico encarado como problema de
conjunto debe resumir todos los síntomas que hemos considerado separadamente. El polimorfismo
sintomático explica la gran heterogeneidad que muestra en su curso y en su forma. A veces es
absurdo, ilógico, a menudo torpe y perseverante, otras veces fluido, o fácil y hasta con brillos; pero
siempre intrincado, complejo, y de difícil comprensión en lo íntimo de su estructura.
Este pensamiento de tan difícil interpretación, revela siempre toda su complejidad en cualquiera
de sus formas de expresión. 1º) En el lenguaje oral, con su torpeza, sus interceptaciones,
estereotipias y giros rebuscados. 2º) En el lenguaje mímico, unas veces totalmente inexpresivo y
otras reflejando temor, perplejidad, angustia, intranquilidad. 3º) En el lenguaje escrito, que traduce
también todas las perturbaciones propias de la expresión verbal y muchas veces más fáciles de
apreciar que en esta última. En efecto, algunas interceptaciones no percibidas en el lenguaje oral y
solo apreciadas subjetivamente, se hacen patentes en el lenguaje escrito. 4º) En las manifestaciones
artísticas; cuando existen en el enfermo disposiciones naturales, especialmente en lo que atañe al
dibujo y a la pintura, es muy interesante observar a través de ellos los trastornos del pensamiento
reflejados con bastante fidelidad.
Los trabajos dependen de la capacidad de cada uno y del grado de deterioro que afecta a la
personalidad. De tal manera, nos será dado observar dibujos simples, de líneas y contornos groseros
y de tipo infantil, que traducen la regresión de la personalidad y la puerilidad del pensamiento. A
partir de éstos y en continua progresión, pasando por figuras de tendencia cubista de caracteres
rígidos, por otras que denotan extravagancias y algunas no exentas de amaneramiento, hallamos
infinidad de formas de expresión por el dibujo.
En cuanto a la pintura, es dado observar cuadros pintados por esquizofrénicos que constituyen
una revelación desde el punto de vista médico, por lo que muestran en relación con el pensamiento
de sus autores. Los caracteres más comunes de la pintura esquizofrénica son los siguientes:
perfección de las figuras y de cada uno de los motivos que integran el cuadro; perfección del colorido
generalmente de tonos suaves y adecuados a cada uno de los elementos del conjunto; a la
corrección de todos los elementos por separado se agrega casi siempre una gran prolijidad. La
observación de conjunto, por el contrario, nos deja perplejos pues resulta imposible la comprensión
lógica de la pintura.
En condiciones normales una pintura debe expresar fielmente la intención y la finalidad del
pensamiento del autor, tanto en lo objetivo como en lo subjetivo, y llegar a impresionar
estéticamente al observador. La pintura del esquizofrénico, por el contrario, confunde y sume en la
incomprensión pues, si bien sus motivos son perfectos en su ejecución aislada no concuerdan entre
sí, reina una total desarmonía de conjunto agravada por planos y ángulos caprichosos y totalmente
absurdos.
Nuestra interpretación médico-psiquiátrica de la pintura esquizofrénica nos lleva a la siguiente
conclusión: En primer plano se manifiesta la disgregación del pensamiento del autor; por eso la
rotulamos pintura patológica. Esa disgregación del pensamiento trasladada a la tela hace
incomprensible la pintura, que dada la pobreza de la idea directriz manifestada en la obra, no es
posible captar la finalidad perseguida por su ejecutor. La idea directriz puede estar representada en
una figura central, o más o menos excéntrica, de tamaño más grande que las restantes que
componen el cuadro. A estas últimas las consideramos secundarias, por su menor tamaño, por sus
caracteres menos salientes y por su ubicación en planos y perspectivas menos destacados. Algunas
de ellas coinciden en forma parcial con la figura principal; otras se muestran en completo
desacuerdo. Las formas secundarias no representan otra cosa que las constelaciones asociativas; y
si bien son correctas en su ejecución, debido a sus disposiciones caprichosas y la falta de
coincidencia con la figura principal, provocan una total desarmonía de conjunto. Esto constituye una
manifestación cabal de la disgregación del pensamiento.
En resumen, desde cualquier punto que consideramos al pensamiento esquizofrénico siempre
se muestra la disgregación como el trastorno de mayor resonancia y predominio entre el cúmulo de
los elementos patológicos que el mismo presenta a considerar. A esta perturbación se debe la
incongruencia, la falta de lógica, lo absurdo, lo desorganizado, dislocado y zigzagueante, inconcluso
e indefinido del pensamiento esquizofrénico, que se convierte en incomprensible, así como en
extraño y exótico.
7º) Memoria: Llama poderosamente la atención que el proceso esquizofrénico deja
relativamente indemne a la memoria. Advertimos que la expresión relativamente indemne, se
emplea en comparación con la magnitud de las alteraciones que se producen en otras funciones
psíquicas a causa de esta enfermedad. La memoria es una de las funciones que acusa menos daño,
lo que no significa que elude las consecuencias de la alteración general que el proceso impone.
Siempre, en mayor o menor grado, se observan trastornos de la memoria que denotan las
características de la enfermedad.
Las fallas pueden existir tanto en el orden cuantitativo como en el cualitativo.
Considerando el aspecto cuantitativo, es de frecuente observación que el enfermo evoque con
facilidad todo lo adquirido con anterioridad a la iniciación del mal. El déficit mnemónico, como
reflejo del déficit general de la psique, lo hayamos identificado con la memoria de fijación. La
insuficiente fijación es consecuencia inmediata de la pobreza de la atención, lo que nos lleva a
afirmar que las fallas de la memoria son sólo relativas.
Prueba de que la falla de la memoria radica en la deficiente captación y fijación y es que, en
determinadas circunstancias, cuando el enfermo vuelca su atención voluntaria hacia el mundo
exterior, registra y conserva un conjunto de hechos acaecidos en ese momento, y nos sorprende
con su evocación ulterior cuando creíamos que todo registro era negativo. Luego, la función
mnemónica permanece invulnerable en sus capacidades de evocar y de conservar, mientras que
adolece del déficit de la fijación; o sea que las alteraciones cuantitativas de la memoria alcanzan a
los hechos recientes, a los que corresponden al período de la vida en que se inicia la enfermedad y
cuando se insinúa la falta de interés del enfermo por lo que acontece fuera de su mundo. Surge aquí
la objeción de que ni aún la capacidad de fijación puede considerarse en merma; objeción que se
robustece al comprobar que el enfermo fija todo el acontecer de su mundo autista,
preferentemente lo que se relaciona con sus perturbaciones cenestésicas en las que la atención se
concentra fácilmente. Todas las vivencias extrañas y desagradables son fijadas y conservadas por el
sujeto, que puede evocarlas y ponerlas en conocimiento del médico cuando relata las
manifestaciones subjetivas por él experimentadas. Estas revelaciones pueden ser hechas tanto en
pleno episodio patológico como en los períodos de remisión y recuperación.
Comprobamos pues que, en la esquizofrenia, la memoria retiene su capacidad de fijar, conservar
y evocar; pero recordamos que la fijación sólo es posible allí donde la atención se muestra activa.
En conclusión; el déficit de la fijación es real en cuanto se refiere al mundo externo, que pasa
inadvertido para el enfermo absorto en el despertar de su nuevo mundo, cuyas vivencias lo
reclaman, lo alejan y lo aíslan de todo lo vivido por las personas normales.
Consideraremos a continuación las perturbaciones acusadas por la memoria en el orden
cualitativo para lo que debemos ocuparnos de las manifestaciones mórbidas de la memoria de
reconocimiento, causantes de esas alteraciones cualitativas.
En los esquizofrénicos son numerosas las paramnesias; hallamos en ellos ilusiones y
alucinaciones de la memoria, así como los fenómenos de lo ya visto y de lo nunca visto.
Gran parte de estas alteraciones son debidas al trastorno que, por falla de la atención, padece la
fijación. Por otra parte, los graves trastornos del pensamiento y de la personalidad, más el agregado
de alteración cenestopática con sus múltiples y extrañas vivencias explican suficientemente la
confusión reinante en la mente de estos enfermos durante algunos pasajes de su mal. Esta confusión
se hace más evidente durante los estados de excitación que suelen padecer con cierta frecuencia.
En ese tumultuoso trajinar psíquico es despertado el automatismo de los centros perceptivos que
son los reservórios mnemónicos de la sensopercepción, dando lugar a las paramnesias y con
preferencia a las alucinaciones y al fenómeno de lo ya visto.
Sin embargo, se debe tener presente que junto a todas las alteraciones de reconocimiento
mnemónico también se realizan identificaciones correctas y fieles de hechos vividos antes y durante
el transcurso de la enfermedad.
Resumiendo: Durante el período de estado del proceso esquizofrénico la memoria es una de las
funciones más respetadas, a pesar de las alteraciones que hemos localizado a nivel de la fijación y
el reconocimiento. Pero, en ambos casos, no se trata en realidad de una incapacidad de la función
normal, pues se ha comprobado que la fijación es posible cuantas veces la atención se concentra
sobre un objetivo determinado; sólo aparenta disminuida con relación al mundo externo pero está
activa junto a la atención requerida por la vida interior. Otro tanto ocurre con el reconocimiento
que por momentos es correcto, mientras que las paramnesias obedecen a causas ajenas a la
memoria misma. Luego la memoria no presenta alteraciones primitivas en la esquizofrenia. Aquellas
que observamos a través de un examen superficial son siempre secundarias a las alteraciones
psíquicas de orden general que el proceso determina.
8º) Afectividad: Con referencia de la afectividad es casi unánime d concepto de que la
enfermedad provoca una marcada hipotimia. Al primer examen éste es el síntoma de mayor
notoriedad pero, a través de repetidas indagaciones se comprueba que la indiferencia afectiva es
más aparente que real, por lo menos, en tanto el período de estado no sea muy avanzado. La verdad
es que, detrás de dicha indiferencia se ocultan otros trastornos tanto o más graves que ella misma,
siendo suplantada con frecuencia por crisis emocionales de diversa índole.
Los trastornos afectivos de los esquizofrénicos son la consecuencia lógica del proceso que hiere
de muerte a la integridad de la personalidad precedida siempre por el disloque del funcionalismo
psíquico. Esa desarmonía acarrea la alteración afectiva que, semejante a los restantes trastornos de
funciones, siembra el desconcierto en el examinador que pretende desentrañar la polimorfa e
intrincada sintomatología de esta enfermedad.
Somos de opinión que, en todas las manifestaciones esquizofrénicas, prevalece la modificación
experimentada por la personalidad, lo que explica la mayor parte de los síntomas que el proceso
determina. Así, la indiferencia afectiva tiene su expresión más auténtica en el autismo. Según el
concepto de Bleuler, creador del término, autismo significa: el aislamiento voluntario del enfermo
en un mundo nuevo creado por él, después de romper las ligaduras que lo unen y relacionan con el
mundo externo.
La creación del mundo autista es una prueba de que la afectividad no se encuentra
cuantitativamente en merma, desde el momento que su formación obedece a una imperiosa
necesidad del enfermo que busca en él la explicación de cuanto le está ocurriendo. En efecto, roto
el equilibrio psíquico se desencuentra a sí mismo; ya no se aviene con el ambiente debido a las
nuevas vivencias que se desatan en forma desordenada y tumultuosa y, como consecuencia, surgen
vivos estados emocionales complejos que crean sentimientos de extrañeza y perplejidad. Es tal la
magnitud de estas relaciones afectivas que, muy a menudo, la perplejidad conduce a la angustia y a
la ansiedad. Por lo tanto no debe restársele cuantía a las reacciones afectivas de estos enfermos en
ellos la afectividad, lo mismo que el resto de las funciones psíquicas, muestran un gran desequilibrio.
El campo emocional es agitado por todo lo vivido en el mundo interior, quedando en un plano muy
secundario todo aquello que pueda estimular la afectividad desde el mundo externo. Luego, sin que
se produzca una disminución, tiene lugar una franca inversión de los valores afectivos.
La separación cada vez más pronunciada del mundo normal, a la vez que aumenta la introversión,
trae un mayor interés del enfermo por todo lo que ocurre en su mundo interior, de cuya
interpretación surgirá la situación de equilibrio que necesita. Simultáneamente se hace bien
marcada la indiferencia por todo lo procedente del exterior.
La inversión de los valores afectivos se pone de relieve por la pérdida paulatina de los
sentimientos más nobles y elevados de la personalidad tales como el amor, la amistad y los
sentimientos éticos; por el contrario vemos .conservados los estados afectivos primarios, o sean
aquellos que más se aproximan a la vida instintiva. Por esta razón se observa queel esquizofrénico,
en su aislamiento, se va alejando de los compañeros y amigos y más adelante de los familiares y
hasta de los padres. Llama la atención que aquellos que constituyen los puntales de sus afectos son
los primeros en caer en su indiferencia, que a menudo se convierte en desprecio y odio. La aparición
de estos nuevos sentimientos confirma que las reacciones emocionales subsisten, pero que
aparecen invertidos sus valores.
Los sentimientos adversos hacia las personas más allegadas tienen una explicación lógica. La
generalidad de las veces los familiares más íntimos, desconociendo la causa que motiva la actitud
del enfermo, lo reconvienen y lo censuran. Éste, sorprendido y bruscamente arrancado de su
autismo, vuelve a su mundo cuya realidad ya no existe para él; molesto e irritado contesta con
desgano, se aleja y reacciona afectivamente con sentimientos primarios de temor, desconfianza y
odio. Como desconoce y extraña cuanto trasciende la órbita de su mundo de introversión se refugia
en él, con lo que el autismo se convierte en un mecanismo de autodefensa. La persistencia de las
reacciones emocionales primarias de carácter instintivo se explican también como un medio de
defensa para la integridad de su "yo", que siente amenazado por peligros procedentes del mundo
exterior.
La afectividad pues no es anulada en cuanto a sus reacciones cuantitativas, sólo existe un
desequilibrio por la ruptura de las relaciones armónicas entre los mundos externo e interno.
Tampoco podemos considerar el autismo como un estado de apaciguamiento de la afectividad
con rarificación de las vivencias, como algunos suponen. Por el contrario pensamos que en esas
condiciones la afectividad se mantiene viva, sobre todo durante el comienzo del período de estado
cuando las reacciones emocionales son intensas y alimentadas por las extrañas vivencias nacidas de
los cambios que se operan. A medida que el enfermo se aleja del mundo real pierde las adquisiciones
hechas en el campo de la ética creando, en su autismo, un nuevo mundo de valores, con lo que se
aparta y ve con indiferencia todo aquello que, en los normales, es capaz de despertar afectos. Pero
insistimos en que esa merma de las emociones para lo ambiental no significa la abolición de la
afectividad. El autismo mismo, en que ella se refugia, debe ser considerado como una reacción
afectiva, que originada en estados emocionales complejos provoca un verdadero sentimiento
autista. En efecto, pensamos que el autismo, considerado por Bleuler uno de los síntomas capitales
para el diagnóstico de esquizofrenia, se halla directamente emparentado con las perturbaciones de
la esfera afectiva, contra la opinión de quienes lo consideran una perturbación ideativa y de los que
lo hacen depender de la voluntad.
Si nos detenemos por un momento a considerar lo que ocurre normalmente en la personalidad
esquizoide, observaremos que la tendencia a la introversión no es más que un primer paso hacia el
autismo, cuyo tránsito se efectúa cuando estas personalidades caen en el terreno psicótico. La
tendencia a la introversión en un sujeto mentalmente sano se debe a una predisposición
constitucional, a una inclinación natural de la personalidad. Decir inclinación natural equivale a
radicar el origen de la introversión en el núcleo afectivo de la personalidad que, por su especial
manera de ser, propende o muestra una marcada tendencia a efectuar una intensa vida interior. De
allí su afición a la lectura, a la reflexión y a todas las actividades del espíritu que se mantienen al
margen de la vida de relación. Por lo tanto, si por natural inclinación se retrae en la contemplación
de su vida interior, debe causarle satisfacción, debe experimentar un sentimiento placentero. Tan
cierto es esto que cuando a tal persona se la obliga a mantener su actividad fuera del círculo de sus
inclinaciones se hacen evidentes su desagrado y su sentimiento desplacen tero.
Cuando en condiciones patológicas pasa a la psicosis esquizofrénica el sentimiento de
introversión, exacerbado en grado extremo por los trastornos de la personalidad, llega hasta el
autismo. Ésta es la razón por la que sostenemos que existe un sentimiento autista, resultante de la
exageración del "sentimiento de introversión". Luego, el autismo es un síntoma genuinamente
afectivo en cuya constitución nada tienen que ver la ideación ni la voluntad, hállese ésta última en
más o en menos.
Corresponde señalar además que, con el andar del tiempo y la progresión del período de estado
hacia la etapa final de la enfermedad se produce una real hipotimia. Paulatinamente los
esquizofrénicos se sumen en el más profundo desinterés por todo llegando, en un determinado
momento, hasta la desaparición de las reacciones emocionales correspondientes a la vida interior.
El problema de la afectividad en la esquizofrenia presenta otras alteraciones a considerar.
Es frecuente que estos enfermos ostenten un determinado estado de ánimo, de gran estabilidad,
provocado por el panorama vivencial de su mundo interior. Esto no tendría nada de particular,
desde el momento que es exactamente lo que ocurre en las personas normales y aún en otros
enfermos mentales, pero la particularidad es la escasa repercusión emocional que se observa dentro
de su tono afectivo o humor estable. Es lo que se conoce corrientemente bajo la denominación de
rigidez afectiva. El trastorno se debe, como siempre en estos casos, al escaso interés por las cosas
del mundo exterior que a veces no llega a producir ninguna repercusión provocando la indiferencia
afectiva. Éste es el signo de mayor evidencia y el primero que se observa cuando se estudia a los
esquizofrénicos.
Debemos insistir en que esa aparente disminución de las reacciones emocionales se relaciona
únicamente con lo que atañe al mundo exterior; no sucede lo mismo con respecto al mundo interior.
En este último se refugia la afectividad que no muere, mostrando además otras alteraciones como
las neotimias en las que se manifiesta la persistencia de su capacidad reactiva.
Otros enfermos presentan estados afectivos cambiantes que denotan una gran labilidad sin que
exista una causa desencadenante que los justifique. Por eso, durante el transcurso del examen de
un enfermo lo vemos a veces pasar sin razón del estado de excitación al de calma y depresión, de la
alegría a la pesadumbre. Esto acontece de la manera más brusca e inesperada, dejando perplejo al
observador que queda bajo la impresión de teatralidad, simulación y burla Los trastornos afectivos
que se observan en la esquizofrenia desde el punto de vista cualitativo comprenden las más variadas
y extrañas formas de sentimientos; reciben la denominación genérica de paratimias. La realidad de
su existencia constituye una prueba más de que la afectividad no muere hasta que no se llegue a las
etapas finales.
A continuación estudiaremos las paratimias más frecuentes:
a) Ambivalencia afectiva: Ya hemos tenido oportunidad de hablar de ambivalencia cuando
estudiamos los trastornos del pensamiento. Es que la ambivalencia constituye otro de los síntomas
cardinales de la enfermedad que con el autismo y la disgregación del pensamiento forma según
Bleuler la tríada sintomática característica de esta afección.
En una definición de carácter general condensaremos el concepto de esta paratimia: "la
ambivalencia consiste en la existencia simultánea de dos ideas, dos sentimientos o dos voliciones
completamente opuestos y antagónicos experimentados por el enfermo.
Es decir que los sentimientos opuestos son dispensados en un mismo momento a una misma
persona, cosa o situación espiritual; el enfermo puede experimentar a la vez amor y odio hacia un
familiar, o satisfacción y fastidio, alegría y pena, risa y llanto, en una determinada situación.
La ambivalencia es, como todas las manifestaciones de esta enfermedad, una resultante del
disloque psíquico que determina, en lo afectivo, una gran inestabilidad del humor que oscila entre
los sentimientos placenteros y displacenteros sin que llegue a prevalecer ninguno de los polos en
forma definitiva. Esta inseguridad afectiva suele repercutir sobre la conducta del enfermo, quien
impulsado por el odio puede llegar hasta el homicidio de seres queridos y, a renglón seguido, por
un sentimiento de "amor" hacia ellos llorar amargamente por lo ocurrido.
La ambivalencia es un exponente más de la discordancia psíquica que expresa la disgregación
que se insinúa en la mente del enfermo. Como ocurre en muchas alteraciones esquizofrénicas, nos
hallamos ante una manifestación afectiva de un trastorno de carácter global.
En condiciones normales, desde el núcleo profundo de la personalidad nacen las inclinaciones y
voliciones, del mismo modo que los mecanismos encargados de la elaboración del pensamiento
estimulan el flujo de las ideas. Estos procesos se realizan de una manera armónica y adecuada, de
acuerdo con las necesidades de la psique, en sus elaboraciones y en sus reacciones emocionales
relacionadas con los mundos externo e interno.
En la esquizofrenia, por el contrario, todos los elementos ideativos y afectivos surgen en forma
desordenada y tumultuosa. No existe ningún orden, no hay organización posible porque la
enfermedad ha destruido los mecanismos encargados de mantener la cohesión psíquica necesaria
para la función normal. Por esta razón, tanto las ideas como las emociones y los sentimientos
responden a los estímulos de una manera arbitraria, fuera de sus normas habituales, sin
discriminación, relacionándose en forma caprichosa propia de las manifestaciones de la
disgregación psíquica. b) Neotimias: Se conocen con el nombre de neotimias a los estados afectivos
completamente nuevos y extraños. La novedad de tales estados afectivos no está en la aparición
más o menos extemporánea de un sentimiento en la psique, está en lo raro y fuera de lo común de
los sentimientos y emociones que irrumpen en el escenario afectivo del enfermo.
Lo extraño de las neotimias se manifiesta subjetivamente al sentirse el enfermo acosado por sus
propios estados de ánimo pues tales sentimientos y emociones parten de las vivencias provocadas
por los trastornos de la personalidad, que la alteran y modifican en su estructuración íntima. Los
más frecuentes de estos extraños sentimientos son: sentimiento de cambio y de transformación, de
despersonalización, de muerte y reencarnación, de transformación del mundo circundante. Todos
traen aparejados estados emocionales complejos y turbulentos que evidencian la exaltación de las
fuentes instintivas, fuertemente estimuladas por la impresión de amenaza al yo. Así aparecen en
primer plano todas las reacciones derivadas de la emoción primaria de miedo: desesperación,
angustia, ansiedad, temores inciertos; desencadenado todo por la ruptura de los lazos entre los
mundos externo e interno, con la sensación de separación y alejamiento irremediable y definitivo.
De la misma manera aparecen también el resentimiento hacia la soledad y la necesidad de alejarse
que acentúan aún más la introversión y el autismo.
9º) Actividad: El estudio de los trastornos de la actividad durante el período de estado de la
esquizofrenia es de mucha importancia para la gran variedad de los mismos.
La mayor parte de los autores concuerdan en considerar la disminución de la actividad voluntaria
o hipobulia en primer término.
Nuevamente nos hallamos ante la disyuntiva que se nos presentó al tratar la afectividad. Según
nuestra manera de encarar el problema la hipobulia es más aparente que real; es bien evidente para
las relaciones con el mundo exterior pero se mantiene viva al requerimiento de la vida interior del
enfermo. Se trata por consiguiente, lo mismo que en el orden afectivo, de una inversión de valores.
Sabemos que, por la escisión psíquica que la enfermedad produce, el enfermo, entre
sorprendido, perplejo y temeroso, se refugia en su mundo interior. Como ya lo manifestamos, se
trata de un mecanismo normal de defensa anímica ante un hecho insólito que bruscamente
interfiere el transcurrir psíquico. Este refugio espiritual, que se hace efectivo por la introversión, es
el resultado de la necesidad de reflexión serena, mediante cuyo auxilio será posible reparar el
desequilibrio provocado por el impacto. Mecanismo de la vida interior normal, se exagera
extraordinariamente en la esquizofrenia por el disloque psíquico, que incapacita para hallar una
explicación lógica del episodio. En esa forma el enfermo cae en fantasías y falsas interpretaciones
que, en sucesión interminable, lo alejan y desconectan del ambiente, por lo que con frecuencia se
sumerge en un autismo más o menos absoluto.
Estos estados anormales determinan la disminución de la actividad voluntaria en su relación con
el ambiente. Pero, la voluntad se mantiene al servicio de la vida interior, constituyendo una prueba
de su vigor la existencia de las parabulias.
La expresión: la voluntad al servicio de la vida interior es la manifestación cabal de nuestra
manera de pensar. La voluntad es parte integrante del caudal de energía psíquica que cada uno
dispone para llenar los cometidos de la actividad general psicosomática. Dicha energía de tipo
indiferenciado, tiene un volumen determinado en cada persona. Cuando se manifiesta como
actividad voluntaria pasa al servicio del pensamiento y de las funciones psíquicas, que la condicionan
y canalizan en múltiples formas. Quiere decir que esa energía es incapaz de movilizarse en uno u
otro sentido, y que sólo a requerimiento del funcionalismo psíquico, pasa del estado potencial
estático al dinámico dirigido. Concretando: la voluntad no es otra cosa que una manifestación de la
energía psíquica, canalizada en determinado sentido por las funciones de la esfera intelectual, sin
cuya intervención permanecería como potencial estático indiferenciado.
Por lo tanto no es posible considerar a la voluntad como responsable del disloque psíquico,
puesto que ella no constituye una función rectora sino una parte de energía a disposición de la
esfera intelectual. Asimismo, consideramos a la voluntad supeditada a la afectividad en lo que
concierne a los sentimientos y a las pasiones, por cuanto se trata de estados afectivos
intelectualizados que intervienen en las elaboraciones psíquicas, originando ciertas formas de
pensamientos que condicionan la voluntad a favor de esa carga afectiva que los impregna.
No ocurre lo mismo con los estados emocionales primarios que no son intelectualizados y que,
estando fuera del contralor judicativo, determinan la producción de actos no voluntarios que caen
en la órbita de lo instintivo y automático. Constituyen un ejemplo la huida y la agresión, que
responden a las reacciones emocionales de miedo y cólera respectivamente.
Luego, la energía psíquica aplicada a la ejecución de los dos tipos de actos se distribuye
diferentemente; en los primeros, supeditada a la función psíquica que la dirige aparece bajo la forma
de voluntad; en los segundos se nos presenta bajo la forma automática y descontrolada que
involucra a lo instintivo y reflejo.
Los actos voluntarios en la esquizofrenia aparecen disminuidos en relación con la vida ambiental,
no porque la energía psíquica se halle realmente en merma sino porque la introversión hace que el
pensamiento condicione la voluntad hacia la vida interior. La vemos así reflejada en algunos actos
que responden a esa vida interior, como el mutismo voluntario, todas las formas de negativismos,
las extravagancias y otros actos que revelan trastornos cualitativos de la voluntad a la par que la
persistencia de la energía písquica. También son de observación frecuente en estos enfermos los
actos de carácter automático, que responden a estados emocionales en brusca transición
producidos por la inestabilidad psíquica que desencadena el proceso.
Ésta es una prueba más de la conservación del potencial energético de la psique. Únicamente
refleja pobreza para la actividad voluntaria en lo que se refiere a la vida de relación, lo que explica
la aparente hipobulia de estos enfermos.
Nos ocuparemos a continuación de las numerosas alteraciones cualitativas de la actividad
involuntaria que evidencian la mayor parte de ellas, el severo daño que acusa la psique.
a) Ecopraxia: La ecopraxia consiste en la imitación de los actos realizados por otras personas.
Es tan interesante como difícil la interpretación psicopatológica de este signo clínico. Algunos
autores, entre ellos Lange, consideran a la ecopraxia como una exageración de la obediencia
automática. Nosotros pensamos que los dos signos son diferentes. La obediencia automática u
obediencia pasiva es una disposición del enfermo para acatar con sumisión y pasivamente cuantas
órdenes se le imparten para la ejecución de diferentes actos, razón por la que algunos la llaman
sugestibilidad desde que a la menor sugerencia, se produce la ejecución del acto en forma casi
automática; pero se trata siempre de la obediencia a una orden. La ecopraxia en cambio, es una
simple imitación de los actos que el enfermo observa en otras personas, los que hallan eco en él y
son ejecutados sin que les sea impartida ninguna orden.
Otros autores piensan como Mira y López, para quien: "el síntoma puede ser la expresión de una
sugestibilidad patológica, de un aumento de los automatismos o de una intención (de juego o
aprendizaje)". La sugestibilidad patológica j el aumento de los automatismos entran, para ellos,
dentro de la obediencia automática, opinión que nosotros no compartimos. Pero la ecopraxia como
expresión de una intención de juego o de aprendizaje y sobre todo como expresión de intención de
aprendizaje nos resulta particularmente interesante. En efecto, la ecopraxia como manifestación de
la actividad voluntaria tiende posiblemente a satisfacer un deseo íntimo. El enfermo ante la
extrañeza que le produce el sentirse cambiado y diferente de las demás personas y de lo que fue
hasta ese momento, en su enfermizo trajinar psíquiso y por hallar una explicación que lo tranquilice,
trata de cerciorarse si es capaz de realizar los mismos actos que observa en otros.
Este mecanismo difiere de las ecopraxias que podemos hallar en otros enfermos: 1) En los
oligofrénicos que imitan los actos por simple curiosidad, porque no han superado la etapa imitativa
de la evolución psíquica. 2) En los casos de simulación de la locura, en los que la intención es fácil
de descubrir. 3) En los estados reactivos de algunos neuróticos, especialmente en los histéricos, en
los que prevalece la tendencia al impresionismo y a la teatralidad, requisitos necesarios para
mantener la atención de quienes los rodean y asisten.
En conclusión, la ecopraxia es una manifestación de la voluntad puesta al servicio de la psique y
en auxilio de una intención que brega por aportar un poco de luz en las tinieblas en que aquélla se
debate.
b) Manierismo: Trastorno de los actos voluntarios por el que aparecen carentes de
espontaneidad y soltura en los movimientos, o sea amanerados.
En cuanto al mecanismo psicológico del manierismo los diferentes autores coinciden en
relacionarlo con las impulsiones y las compulsiones. No dudamos que el esquizofrénico tiene
generalmente conciencia de que padece impulsos y de que fácilmente ejecuta actos descontrolados.
Por eso es posible que, durante el período de estado se entable una intensa lucha por inhibirlos,
determinando la aparición de estados compulsivos.
Sin embargo, consideramos que la compulsión impide la ejecución del acto impulsivo, mientras
que el manierismo consiste precisamente en la ejecución de un acto que se lleva a cabo de una
manera desusada, fuera de lo normal. La anormalidad de un acto viciado de manierismo se debe a
la ejecución de una serie de movimientos completamente innecesarios para el acto corriente y
normal. La consecuencia es la falta de naturalidad y el amaneramiento que configuran este signo
semiológico.
Creemos que el manierismo esquizofrénico se deriva de un mecanismo psicológico normal. En
efecto, la tendencia instintiva a la ejecución de un acto es controlada por la razón y el intelecto
cuando nos sentimos observados. Si la inhibición se produce cuando el acto ya se encuentra en
marcha realizamos voluntariamente una serie de movimientos o de actos agregados, que obedecen
al deseo de suavizar y amortiguar ocultando y disimulando el acto original ante el observador. Esta
manifestación se repite en todas las formas de la actividad voluntaria; actos, lenguaje y conducta.
En el esquizofrénico, durante el período de estado, consciente de los actos impulsivos que
frecuentemente lo acosan, se exagera y generaliza ese mecanismo compensador que los oculta y
disimula. Lo hallamos en numerosas manifestaciones de la actividad voluntaria, que se muestra
modificada en su forma pero no en esencia, desde que, a través del manierismo o disimulo
patológico, el acto original es siempre percibido. Si nos es permitida una expresión paradojal
diremos que: "el manierismo en el esquizofrénico es la consecuencia del ejercicio de un control
descontrolado de todos los actos", expresión que no hace más que traducir la terrible alteración
psíquica que impera en estos enfermos.
c) Extravagancias y estereotipias: Las extravagancias que se observan en los actos
esquizofrénicos no son otra cosa que una exageración del manierismo. El amaneramiento, a pesar
de existir una exagerada coincidencia de movimientos superfluos para la ejecución de los actos, no
escapa nunca al contralor judicativo. Por eso los actos y los movimientos amanerados son suaves,
afectados dando, en algunas ocasiones, la apariencia de femineidad al sujeto.
En las extravagancias existe una menor inhibición; los movimientos son bruscos, carentes de toda
gracia, soltura y flexibilidad; denotan rigidez y torpeza, determinando actitudes extrañas, groseras,
inadecuadas y ridículas las más de las veces.
Los actos extravagantes son, por lo tanto, la prolongación de los actos amanerados. El tránsito
de unos a otros se hace de una manera gradual; al perderse la afectación inicial por disminución del
contralor judicativo se insinúa cada vez más la exageración de los movimientos hasta dar lugar a las
estereotipias.
El acto estereotipado es el que se repite con inusitada frecuencia, de una manera persistente,
siempre igual a sí mismo y de carácter extravagante y antinatural.
Las estereotipias pueden ser: a) de actitud, cuando el enfermo adopta una actitud determinada,
extraña, extravagante, que persiste en la misma forma insistentemente; b) cinética o motriz, cuando
se repiten los mismos movimientos.
Entre las estereotipias de actitud, el conocido signo del hocico es muy frecuente en estos
enfermos. Se trata de un gesto especial de los labios que recuerda a un hocico de animal.
d) Interceptación cinética: Consiste en la interrupción brusca de una acción o de un movimiento,
permaneciendo el enfermo en suspenso, en una actitud estática, tal como lo sorprende la
interceptación. Transcurrido un lapso variable, se reinicia la actividad, ya sea retomando y
terminando la acción suspendida por el trastorno, o bien., con mayor frecuencia, modificándose
totalmente la finalidad del acto inicial.
Ya nos hemos referido a la interceptación con motivo del estudio de las perturbaciones del
pensamiento. En realidad, esta manifestación cinética tiene su punto de partida en el mismo
trastorno del pensamiento, del que no constituye más que una objetivación motora puesto que la
actividad voluntaria es puesta en juego y dirigida por el pensamiento y las funciones psíquicas. El
funcionalismo mental canaliza una parte de la energía psíquica, encauzándola para la ejecución de
determinados actos que no son otra cosa que la expresión fiel del pensamiento. Prueba de esta
afirmación es la alteración cinética que nos ocupa pues, con su interrupción, está revelando la falta
de vigor de la idea directriz del pensamiento motivada por la obra destructiva de la esquizofrenia.
La interceptación cinética a la vez que traduce la indecisión reinante determina que el pensamiento
que se está objetivando en una manifestación motora sea bruscamente interrumpido y detenido en
su ejecución.
Es el caso de un enfermo que caminando hacia un punto determinado se detiene bruscamente
y permanece estático y perplejo, puesto que tiene conciencia de su trastorno; luego, impulsado
nuevamente por su pensamiento, reinicia la marcha que se hará en el mismo sentido cuando aquél
no fue totalmente anulado por la interceptación o, bien, en un sentido diferente cuando la
interceptación ha cambiado el curso del pensamiento.
Obedeciendo a este mecanismo patológico veremos a los esquizofrénicos detenerse
intempestivamente e interrumpir la ejecución de los más variados actos.
e) Negativismo: El negativismo consiste en una resistencia obstinada del enfermo ante cualquier
sugerencia para que cambie de actitud o efectúe cualquier movimiento.
Debe considerarse un negativismo pasivo cuando existe una oposición constante a la ejecución,
cualquiera sea la orden impartida. La actitud negativista, en estos casos, es terminante y bien
característica. El enfermo trata, por todos los medios de apartarse y de eludir teda sugerencia; es
suficiente que nos acerquemos para hablarle, lo que implica la posibilidad de una respuesta, para
que se aleje, se retraiga y rehuya todo contacto o proximidad.
Existe otra forma llamada negativismo activo, en cuyo caso el enfermo realiza actos o
movimientos distintos a los que se le han pedido u ordenado.
El negativismo, en cualquiera de sus formas, revela una profunda alteración de la actividad
voluntaria; pero, en ningún caso estamos autorizados para pensar que se trata de una debilitación
de la misma. Recordamos al respecto que, en algunos enfermos, el negativismo provoca intensas
reacciones que se oponen a la ejecución de la orden, exteriorizando una viva actitud de resistencia,
como sería, por ejemplo, la rigidez muscular. Es evidente que la voluntad desempeña en el
negativismo un importante papel, pero esto no es suficiente para responsabilizarla de la
perturbación. En realidad el trastorno es, originaria y fundamentalmente, una perturbación del
pensamiento y de la afectividad, con su equivalente en el orden voluntario como lo hemos descripto.
Pensamos que se trata de una reacción psíquica del enfermo que, desadaptado al ambiente,
extraña y huye del mismo por resultarle molesto cuanto de él provenga y haga referencia a su
persona. En apoyo de esta opinión es posible observar que toda actitud negativista refleja siempre
el desagrado del enfermo reforzado por la expresión fisonómica que ratifica la actitud. Llegamos así
a la conclusión de que la resistencia negativista tiene como causa un marcado sentimiento de
disgusto y fastidio.
f) Obediencia automática: La obediencia automática ha recibido también la denominación de
sugestibilidad, pero es, sobre todo, una obediencia pasiva.
Esta perturbación coloca al enfermo en una posición psíquica totalmente opuesta a la del
negativismo puesto que, en este caso, ejecuta de una manera automática y pasiva todos los actos y
movimientos que se le sugieran u ordenen.
En cuanto a su origen creemos que radica también en las alteraciones de la afectividad y del
pensamiento. Pero debemos tener en cuenta que, en oposición a lo que ocurre en el negativismo y
debido al profundo desinterés por cuanto le rodea en el ambiente, el enfermo se encuentra
impedido para engendrar ningún acto de resistencia y oposición a las sugerencias. Por el contrario,
es tan grande la pasividad que determina la indiferencia que la psique se torna extremadamente
permeable a toda sugerencia. En estas condiciones la energía psíquica no puede ser elaborada y
condicionada por el enfermo bajo la forma de actividad voluntaria, por cuanto el pobre calor
afectivo dispensado imposibilita generar el estímulo necesario, con lo que queda convertido en un
autómata librado a la voluntad de quien le ordene y dirija.
g) Flexibilidad aérea: Esta perturbación que se observa en los estados catatónicos, consiste en
una plasticidad especial de la musculatura estriada. Esa plasticidad procede de una blandura
particular de los músculos que da una extraordinaria flexibilidad a las distintas partes del cuerpo,
especialmente los miembros, dotados, por esta causa, de un exagerado tono postural. Resulta
entonces fácil la ejecución de movimientos pasivos, sólo se requiere vencer una suave resistencia
inicial semejante a la que ofrece la cera, de donde deriva la denominación con que se conoce este
síntoma.
Una vez superada esta primera resistencia se consigue, obrando suavemente, llevar los
miembros y la cabeza del enfermo a actitudes exageradas y extremas en las que persiste un tiempo
más o menos largo, al cabo del cual y por obra de la fatiga vuelven lentamente a retomar las
posiciones normales. Fierre Janet, quien reserva para esta perturbación la denominación de
catalepsia, sostiene que el enfermo retorna a la posición normal en cuanto deja de ser observado.
Hay enfermos que, ya sea por exceso de sugestibilidad o por obediencia pasiva, ceden fácilmente
a las maniobras que el médico realiza y, en oportunidades, posiblemente después de repetidos
exámenes, adoptan esas actitudes a la menor insinuación. La manifestación ha sido denominada
por Wernicke: Pseudoflexibilidad cérea. Estos casos no pertenecen en realidad al trastorno que
estudiamos; para distinguirlos es necesario tener en cuenta algunos caracteres semiológicos: 1) La
flexibilidad cérea nunca muestra espontaneidad, debe vencerse la pequeña resistencia citada para
la movilización pasiva. En la pseudoflexibilidad, en cambio, tal resistencia no existe; el enfermo
muestra de inmediato buena disposición para la ejecución del movimiento que el examinador
desea, anticipándose muy a menudo a esos deseos. 2) Para establecer la diferencia se recurre a la
maniobra propuesta por Bleuler, hábil por cuanto disimula la intención del médico. Consiste en
tomar el pulso del enfermo mientras se le conversa levantándole como distraídamente la mano y
abandonándola en esa posición luego de unos instantes. En caso de flexibilidad cérea, la mano
quedará en la posición en que el médico la abandona; si, por el contrario, se trata de una
pseudoflexibilidad la mano vuelve con toda naturalidad a su posición normal. 3) En la
pseudoflexibilidad se produce siempre la participación de la voluntad respondiendo a una intención
del enfermo, intención que, por otra parte, se revela en la expresión del rostro que demuestra que
el sujeto no es ajeno a lo que acontece. En la flexibilidad cérea, en cambio, la no participación
voluntaria se evidencia a través de ese "dejar hacer pasivamente" después de la débil resistencia
inicial, muy distinto por cierto, del dejar hacer voluntario que observamos en el primer caso. Además
en la flexibilidad cérea se puede comprobar que la voluntad se mantiene ajena al fenómeno, porque
la expresión del rostro refleja in-certidumbre, perplejidad, desconcierto, eliminando en esa forma
toda sospecha de colaboración del enfermo en la prueba. 4) En la flexibilidad cérea el retorno a la
posición normal se logra al cabo de un tiempo y por obra de la fatiga. En la pseudoflexibilidad, en
cambio, acontece el fenómeno observado por Janet: el enfermo vuelve a la posición normal cuando
deja de ser observado, lo que denota que participa activamente en el examen médico volviendo
voluntariamente a la posición normal cuando lo juzga oportuno. 5) Finalmente, en la flexibilidad
cérea cuando el médico hace ejecutar el movimiento pasivo, percibe a pesar de la blandura
muscular, la sensación de que es necesario realizar un esfuerzo para vencer el tono muscular. Esta
sensación no se experimenta en la pseudoflexibilidad en la que la participación voluntaria anula el
tono por la adecuación de los músculos antagonistas.
Lo mismo que las demás alteraciones esquizofrénicas, la flexibilidad cérea obedece en realidad
a una alteración del pensamiento y al refugio de la personalidad en el autismo, como consecuencia
de la desconexión y el desinterés por la vida de relación y por cuanto acontece fuera de su mundo,
aun cuando dicho acontecer incida directamente sobre su personalidad física. El autismo y el
desinterés anulan toda manifestación voluntaria capaz de oponer resistencia a las maniobras por
las que se investiga la flexibilidad cérea.
h) Risas inmotivadas: Son las risas o sonrisas intempestivas de los esquizofrénicos que no parecen
tener justificación ni razón de ser. Efectivamente, se producen en circunstancias inoportunas, por
lo que algunos autores prefieren denominarlas risas inadecuadas, debida a su falta de adecuación
al momento. De esta manera no se descarta la posibilidad de que exista un motivo para tales risas
puesto que, al vivir el esquizofrénico su vida interior sin interés por lo ambiental, puede tener una
causa oculta, desconocida para el médico, que justifique esa manifestación.
i) Perturbaciones del lenguaje: Entre las alteraciones de la esfera activa, merecen especial
atención las perturbaciones del lenguaje.
De una manera general, estas alteraciones tienen su origen real en los trastornos del
pensamiento provocando, secundariamente, modificaciones sobre la actividad voluntaria.
Lo primero que llama la atención, salvo excepciones, es que los esquizofrénicos hablan en voz
baja, monótona y que contestan con monosílabos. Estas características son la expresión de la falta
de interés del enfermo por sostener la conversación, y denotan el disgusto que le causa tener que
prestar atención al interlocutor. Por carecer de calor afectivo el lenguaje se torna monótono, faltan
los tonos, inflexiones y modulaciones de la voz propias de las personas normales, que no sólo
expresan los estados de ánimo predominantes sino que llegan a constituir características
personales.
A través del lenguaje también es posible comprobar amaneramiento, infantilismo, o actitudes
declamatorias, como ocurre en las formas bebe-frénicas o de excitación.
Entre las alteraciones psicológicas más importantes que se pueden hallar en el lenguaje
esquizofrénico figuran:
a) Verbigeración: Es un trastorno que comienza siempre por la "estereotipia del lenguaje"; ésta
consiste en la repetición de palabras o frases, que se intercalan en la conversación en forma
incoherente, sin sentido y carente de lógica. Cuando la repetición de esas frases estereotipadas o
fragmentos de las mismas continúa durante un tiempo más o menos largo, el trastorno se denomina
verbigeración.
b) Jergafasia: También conocida por esquizofasia; constituye un grave trastorno del lenguaje
esquizofrénico, confuso, incoherente, exponente de la disociación asociativa y de la disgregación
del pensamiento En su génesis debemos tener en cuenta, además de la disociación asociativa, la
confluencia de los neologismos y otras alteraciones del lenguaje como la estereotipia y la
verbigeración; factores que determinan una sucesión interminable de palabras que no guardan
entre sí ninguna relación, como si irrumpieran en la conciencia en forma brusca, desordenada,
descontrolada y de manera automática. Recurriendo a una forma gráfica de expresión diremos que
todo ocurre como si el bagaje total del lenguaje personal fuera sometido a una intensa mezcla
dentro de un recipiente y luego volcado a la conciencia para su expresión verbal. Los alemanes, con
una expresión muy explícita, han llamado a este trastorno ensalada de palabras.
La jergafasia o esquizofasia puede ser un trastorno permanente, como ocurre en algunos
esquizofrénicos ya muy disgregados y dementizados, o transitorio, como sucede cuando los
enfermos se excitan o cuando exponen sus concepciones delirantes.
c) Neologismos: Los neologismos de los esquizofrénicos son vocablos creados por el enfermo; se
suponen provistos de un significado para él pero son la mayoría de las veces, totalmente absurdos
e incomprensibles para nuestro léxico normal. En algunas oportunidades los neologismos son
comprensibles, percibiéndose a través de ellos lo que el enfermo desea expresar.
Aclaramos que el vocablo neologismo no solamente debe entenderse como palabra
neoformada, sino también, como ciertas formas especiales de expresión verbal, y asimismo como
extravagantes construcciones gramaticales y deformaciones de las palabras por inadecuada
acentuación.
La causa de la formación de estos neologismos son múltiples y variadas. A menudo es una forma
de concretar el pensamiento mediante la conjunción de dos o más términos conocidos; otras veces
el neologismo tiene por objeto la expresión de pensamientos originados en las extrañas
percepciones captadas en el mundo creado por el enfermo, en el que el lenguaje adquiere también
una significación diferente. En menor escala, y siempre asociados a los mecanismos anteriores,
debemos considerar a la perseveración del lenguaje, a las estereotipias, a la necesidad de expresar
adecuadamente las ideas extravagantes, así como a la tendencia a la teatralidad que se observa en
algunos casos. Interesa recordar que, con mucha frecuencia, los neologismos esquizofrénicos
surgen de asociaciones incoherentes realizadas en cualquier momento, siendo éstos los que carecen
de toda significación.
d) Musitaciones: Es un signo de observación muy frecuente en los esquizofrénicos; el enfermo
habla en voz baja y murmura sordamente.
e) Monólogos: De menor frecuencia que el signo anterior. El enfermo habla en voz alta,
efectuando ademanes como si se dirigiera a un público imaginario.
f) Mutismo: Esta alteración del lenguaje tiene gran importancia, no sólo por sus características
psicológicas sino por la frecuencia con que se la observa en estos enfermos. Este silencio del
lenguaje oral aparece en cualquier momento de la evolución de la enfermedad, aparentemente de
la manera más arbitraria, en forma brusca, intempestiva, persistiendo por espacio de días, semanas,
meses o años, hasta que, también en forma repentina, el sujeto abandona su mutismo volviendo a
conversar de la manera más natural.
Es ésta una manifestación más de la discordancia de la mente, y una prueba evidente de. que la
voluntad no padece el déficit que a menudo se le quiere asignar. Efectivamente, aun cuando el
enfermo puede hablar, puesto que no padece ninguna alteración orgánica que se lo impida, será
completamente negativo todo esfuerzo o insinuación para lograr vencer su silencio. El enfermo no
habla porque no quiere hacerlo. Además observamos una forma del mutismo que se ha llamado
"electivo", el que únicamente se hace evidente en presencia de algunas personas mientras que, con
otras, el enfermo emplea su lenguaje oral. Tenemos así pruebas de que no sólo persiste la actividad
voluntaria sino que existen corrientes afectivas que determinan la actitud del paciente.
Nosotros no compartimos la opinión de quienes sostienen que el enfermo no habla "porque no
tiene nada que decir". Esto solamente es aceptable tratándose de las propias elucubraciones,
cuando se halla absorto en su mundo sin conexión con el mundo real. Pero la situación no es la
misma frente a una persona que le habla y requiere una contestación; en este caso el enfermo no
quiere hablar, su silencio es voluntario puesto que comprende exactamente lo que se le dice.
A nuestro juicio el mutismo no es otra cosa que una forma más de exteriorización del
negativismo. En efecto, observando a un esquizofrénico en mutismo veremos que se opone
sistemáticamente a toda sugerencia por parte del interlocutor. En tal caso debemos admitir la
intervención de la afectividad y de la voluntad, pero siempre al servicio del pensamiento en su curso
desordenado y discontinuo, que desambienta al enfermo haciéndolo reaccionar en forma
desacostumbrada ante los estímulos del mundo real.
109 Perturbaciones somáticas: El estudio de las perturbaciones somáticas es un aspecto de la
esquizofrenia generalmente poco tenido en cuenta, perturbaciones que, si bien en algunos casos,
son de escasa trascendencia en no pocas oportunidades son bien notorias y numerosas.
Corresponde dejar constancia que algunos autores confieren particular importancia a estas
alteraciones físicas, sobre todo desde el punto de vista etiopatogénico y aún con miras a una
terapéutica racional.
Las principales alteraciones se reúnen en dos grupos, las neurovegetativas y las neurológicas.
ALTERACIONES NEUROVEGETATIVAS :
a) Aparato circulatorio: Es frecuente una ligera bradicardia e hipotensión. Lo más visible son los
trastornos vasomotores, como la cianosis e hipotermia de las extremidades. Interesa señalar la
relativa frecuencia con que se observan edemas, o mejor dicho, pseudoedemas de las extremidades,
en relación con los estados demenciales y estuporosos de la afección. No se produce el signo del
godet, lo que establece el distingo con los edemas comunes. Generalmente se observa en el dorso
de los pies y a veces de las manos. No se relaciona con fenómenos de estasis circulatorios, en cambio
parecen depender directamente del estado mental que presenta el enfermo; tan es así que el
trastorno desaparece con sólo pasar el enfermo del estado estuporoso al de excitación.
b) Aparatos glandulares: Entre los trastornos glandulares dignos de mencionar figuran:
amenorreas, a veces rebeldes; en ocasiones sialorrea; hiperhidrosis, acompañada de olor particular
que exhalan estos enfermos. Con bastante frecuencia seborrea, bien evidente en la piel de la cara.
c) Aparato digestivo: Suele observarse anorexia; también constipación, alternando con despeños
diarreicos. No es rara la insuficiencia hepática.
d) Alteraciones metabólicas: Se manifiestan con alternativas en el aumento y disminución del
peso corporal.
e) Aparato respiratorio: Puede padecer alteraciones de carácter general que determinan una
insuficiencia o disminución de la función. La respiración es incompleta y muy superficial, con
imperfecta hematosis y las consecuencias consiguientes.
ALTERACIONES NEUROLÓGICAS:
En general los reflejos tendinosos y cutáneos se mantienen normales. Sin embargo pueden
producirse modificaciones en los estados catatónicos de la esquizofrenia, observándose gran viveza
en los reflejos tendinosos, muy especialmente del rotuliano.
También se observan temblores y sacudidas musculares de la cara, con preferencia a nivel del
orbicular de los párpados.
Finalmente son interesantes las modificaciones que sufren los reflejos pupilares. Lo primero que
llama la atención es una relativa fijeza pupilar, con ausencia de reacción a los estímulos dolorosos.
En general todas las reacciones pupilares se efectúan lentamente; los reflejos a la luz y a la
acomodación son perezosos.
Periodo terminal
La transición entre el período de estado y el terminal se hace de una manera lenta y progresiva.
La etapa final está caracterizada por la acentuación paulatina de una particular debilitación psíquica,
hasta culminar en lo que se ha llamado: demencia esquizofrenia. Esta denominación debe aceptarse
con ciertas reservas, desde el momento que siempre es posible diferenciarla de las restantes formas
de demencias por la idiosincrasia de sus caracteres. En efecto, si bien no se puede negar que la
psique se entorpece cada vez más, tampoco se puede ignorar que existen altos y bajos notables
respecto a la brillantez de la psique en este período. Ésta es la razón por la que ya hemos expresado
que el término demencia resulta inapropiado para la esquizofrenia, prefiriendo el de "defecto
esquizofrénico" creado por Berze.
Una vez más se refirma el acierto de Chaslin cuando llamó a esta enfermedad: locura
discordante, puesto que tal discordancia se evidencia aún en la sintomatología de la etapa final.
Es indudable que, desde el punto de vista general y global, la capacidad intelectual está
disminuida, pero a poco que nos detengamos a observar comprobamos que, más que déficit
intelectual, se acentúa la incapacidad para la elaboración del pensamiento lógico, que se torna cada
vez más absurdo e incomprensible. Esto significa que la perturbación no tiene su origen en el déficit
más o menos grave de las funciones psíquicas, las que dan muestras de una relativa integridad aún
en períodos avanzados de la evolución. La falla reside en los mecanismos funcionales más elevados,
de mayor sutileza y complejidad, que intervienen en última instancia en las elaboraciones psíquicas.
Ésta es posiblemente la razón por la cual, en la llamada demencia esquizofrénica, no se encuentran
las lesiones anatopatológicas indispensables para poder afirmar una verdadera demencia, en
cambio inclina la opinión a favor del de
Descargar