NUEVO PROCESO PENAL ANÁLISIS La tutela de derechos en el Código Procesal Penal de 2004: objeto de protección y sujetos legitimados El autor cuestiona el tratamiento dado a la tutela de derechos en la Casación N° 136-2013-Tacna. A su juicio, los derechos que pueden ampararse en la vía de tutela no son solo los previstos en el artículo 71.2 del CPP de 2004, sino todos aquellos respecto de los cuales no se ha establecido un mecanismo específico para su protección. Asimismo, estima que puede ser promovida también a favor del agraviado, el actor civil y el tercero civil, como medio específico para la protección de derechos en la investigación penal. MARCO NORMATIVO • Código Procesal Penal de 2004: arts. 29, 71 y 323. I. Introducción El presente trabajo tiene como objeto de estudio el tratamiento que la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia dio a la institución jurídico-procesal de tutela de derechos en la sentencia del 11 de junio de 2014 (Casación N° 136-2013-Tacna)1. Esta decisión tiene como antecedente el procedimiento de tutela de derechos promovido por los representantes de la Empresa * 1 Autocraft Perú S.R.L, para que se disponga la devolución de los bienes incautados tras haberse desaprobado la medida de incautación que recaía sobre ellos. En primera instancia, la tutela de derechos fue desestimada y, en segunda, fue acogida por la Sala Penal de Apelaciones de Tacna, que dispuso la devolución de los bienes incautados. Esta última decisión judicial fue objeto de casación por la parte agraviada, la Sunat. La Corte Suprema declaró fundado el recurso de casación y, confirmando la decisión de primera instancia, declaró improcedente la solicitud de tutela de derechos, bajo el argumento de que el derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales no es objeto de Abogado. Comisionado de la Adjuntía en Asuntos Constitucionales de la Defensoría del Pueblo. La sentencia recaída en la Casación N° 136-2013-Tacna fue publicada en diario oficial El Peruano el 24 de setiembre de 2014. 255 Tema relevante Alex RUEDA BORRERO* GACETA PENAL Nº 69 • MARZO 2015 protección a través de la tutela de derechos, es decir, no está considerado dentro del “listado cerrado” previsto en el artículo 71 del Código Procesal Penal. Al respecto, consideramos importante analizar desde la perspectiva de la argumentación jurídica, la plausibilidad de las razones utilizadas por la Corte Suprema, que conllevaron –vía interpretación restrictiva del referido artículo 71– a circunscribir los derechos objeto de protección a través de la tutela de derechos, y a establecer que solo puede ser promovida por y a favor del imputado. No es menos relevante recordar que esta decisión constituye “doctrina jurisprudencial vinculante”. En ese sentido, se planteará una propuesta de reconstrucción de la argumentación utilizada por la Sala Suprema a partir de una interpretación correctiva de carácter extensivo, teniendo en cuenta todo el “material jurídico” derivado de la regla de reconocimiento (elemento de autoridad) y los principios subyacentes que guían la actividad interpretativa (elemento valorativo)2. Esperamos que esta contribución también cumpla el propósito de ofrecer buenas razones para repensar –conjuntamente con los operadores del Derecho– la institución de la tutela de derechos, a fin de que se erija en un mecanismo de garantía efectiva de los derechos fundamentales de los sujetos procesales en la investigación penal. II. Decisión de la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia y las razones que la sustentan La sentencia recaída en la Casación N° 136-2013-Tacna contiene –como “doctrina 2 jurisprudencial vinculante”– dos consideraciones importantes en torno al contenido y alcances de la institución jurídico-procesal de tutela de derechos, siguiendo para tal fin la línea interpretativa ya trazada por la propia Corte Suprema de Justicia en los Acuerdos Plenarios N° 04-2010/CJ-116 y N° 02-2012/ CJ-116. A este respecto, la disposición que fue objeto de interpretación es el artículo 71 del CPP, que a la letra dice: “Artículo 71.- Derechos del imputado 1. El imputado puede hacer valer por sí mismo, o a través de su abogado defensor, los derechos que la Constitución y las Leyes le conceden, desde el inicio de las primeras diligencias de investigación hasta la culminación del proceso. 2. Los jueces, los fiscales o la Policía Nacional deben hacer saber al imputado de manera inmediata y comprensible, que tiene derecho a: a) Conocer los cargos formulados en su contra y, en caso de detención, a que se le exprese la causa o motivo de dicha medida, entregándole la orden de detención girada en su contra, cuando corresponda; b) Designar a la persona o institución a la que debe comunicarse su detención y que dicha comunicación se haga en forma inmediata; c) Ser asistido desde los actos iniciales de investigación por un abogado defensor; d) Abstenerse de declarar; y, si acepta hacerlo, a que su abogado Cfr. ATIENZA, Manuel. “Hermenéutica y filosofía analítica en la interpretación del Derecho”. En: Interpretación jurídica y teoría del Derecho. Volumen 1, Palestra Editores, Lima, 2010, p. 88. 256 DERECHO PROCESAL PENAL NUEVO PROCESO PENAL defensor esté presente en su declaración y en todas las diligencias en que se requiere su presencia; e) Que no se emplee en su contra medios coactivos, intimidatorios o contrarios a su dignidad, ni a ser sometido a técnicas o métodos que induzcan o alteren su libre voluntad o a sufrir una restricción no autorizada ni permitida por Ley; y f) Ser examinado por un médico legista o en su defecto por otro profesional de la salud, cuando su estado de salud así lo requiera. 3. El cumplimiento de lo prescrito en los numerales anteriores debe constar en acta, ser firmado por el imputado y la autoridad correspondiente. Si el imputado se rehusa a firmar el acta se hará constar la abstención, y se consignará el motivo si lo expresare. Cuando la negativa se produce en las primeras diligencias de Investigación, previa intervención del fiscal se dejará constancia de tal hecho en el acta. 4. Cuando el imputado considere que durante las diligencias preliminares o en la investigación preparatoria no se ha dado cumplimiento a estas disposiciones, o que sus derechos no son respetados, o que es objeto de medidas limitativas de derechos indebidas o de requerimientos ilegales, puede acudir en vía de tutela al Juez de la Investigación Preparatoria para que subsane la omisión o dicte las medidas de corrección o de protección que correspondan. La solicitud del imputado se resolverá inmediatamente, previa constatación Comentario relevante del autor Haciendo una interpretación literal y restrictiva del artículo 71, la Sala Suprema establece que solo pueden ser objeto de tutela los derechos previstos en esta disposición normativa y que dicho mecanismo puede ser promovido únicamente por y a favor del imputado. de los hechos y realización de una audiencia con intervención de las partes”. A partir de ello, la Sala Suprema establece como primera consideración relevante que la tutela de derechos es una institución que protege solo al imputado. En efecto, afirma lo siguiente: “3.4. La tutela de derechos como institución procesal, tiene por finalidad protectora del imputado, quien en su calidad de parte acusada, se ve sometido al aparato estatal durante la investigación del delito a cargo de la Policía Nacional del Perú y el Ministerio Público, que por el especial papel que desempeñan en la lucha contra la criminalidad, en ciertos casos, incurren en excesos o negligencias, las cuales no pueden adjudicarse gratuitamente al procesado (…)”. En segundo lugar, los derechos que pueden ser objeto de protección a través del mecanismo de tutela son aquellos previstos en el referido artículo 71, no estando en dicho listado el derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales, tal como ha sido invocado en el caso concreto. De ello se puede dar cuenta en las siguientes citas: 257 GACETA PENAL Nº 69 • MARZO 2015 3.4. (…) Esta Corte Suprema a través de los Acuerdos Plenarios N° 04-2010/ CJ-116 y N° 02-2012/CJ-116 de las Salas Penales Permanente y Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República ha desarrollado la institución de la tutela de derechos, habiéndose establecido como derechos legitimados para ser recurridos en vía de tutela los [previstos] en el artículo 71 del Código Procesal Penal de 2004, constituyendo esta una lista cerrada de derechos. (…) 3.6. Siendo que con anterioridad ya se ha determinado qué derechos pueden ser objeto de tutela, el derecho de ejecución de las resoluciones judiciales (comprendido dentro de la tutela procesal efectiva) no ha sido considerado dentro de dicho listado cerrado (…) 3.7. (…) debiéndose reiterar que solo pueden ser objeto de tutela las afectaciones a los derechos comprendidos en el artículo 71 del Código Procesal Penal”. Solo respecto de esta consideración, la Sala Suprema agrega que los órganos jurisdiccionales, discrecionalmente, “no pueden incorporar nuevos supuestos de procedencia, al dejar abierta la posibilidad que se haga un uso abusivo, ilegítimo, se desnaturalice la figura de tutela y se permita al órgano jurisdiccional un control total, tanto de las actuaciones de la Policía Nacional como del Ministerio Público” (fundamento N° 3.6). Por lo tanto, haciendo una interpretación literal y restrictiva del referido artículo 71, la Sala Suprema establece que solo pueden ser objeto de tutela los derechos previstos en esta disposición normativa y que dicho mecanismo puede ser promovido únicamente por y a favor del imputado. 258 III. Propuesta de reconstrucción de los argumentos expuestos por la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia Este acápite tiene como propósito presentar una propuesta interpretativa que –considerando todas las circunstancias relevantes– reconstruya la argumentación utilizada por la Sala Suprema, a fin de determinar el verdadero contenido y alcance de la tutela de derechos como mecanismo de garantía de derechos en la investigación penal. Las líneas que siguen abordarán dos aspectos relevantes de la vía de tutela: i) los derechos que pueden ser objeto de protección a través de este mecanismo, y ii) a favor de quién se puede promover. 1. ¿Qué derechos son objeto de protección a través del mecanismo de tutela de derechos? La Sala Suprema sostiene que los derechos que pueden ser objeto de protección a través del mecanismo de tutela son aquellos previstos en el referido artículo 71. Sin embargo, una lectura adecuada de esta disposición normativa hubiese permitido derivar que no estamos ante un “listado cerrado” o númerus clausus de derechos que son objeto de protección a través de la tutela, sino todo lo contrario. Es decir, prima facie, podía pasarse con facilidad de la disposición normativa objeto de interpretación a los enunciados interpretativos. Sin embargo, este tránsito no fue fácil por lo siguiente motivos: a) Si bien se alude de manera general al artículo 71, después –sin dar mayores explicaciones– la Sala Suprema descarta la posibilidad de que el derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales pueda ser objeto de protección en vía de tutela. DERECHO PROCESAL PENAL NUEVO PROCESO PENAL b) En la medida que toma en cuenta los Acuerdos Plenarios N° 04-2010/CJ-116 y N° 02-2012/CJ-116, se entiende que para la Sala Suprema los únicos derechos que pueden ser objeto de protección con la tutela son aquellos contenidos en el numeral 2 del artículo 71. c) Las razones que justifican la opción de la Sala Suprema por una tesis interpretativa literal y restrictiva es por el “temor” a que “se haga un uso abusivo, ilegítimo, se desnaturalice la figura de tutela y se permita al órgano jurisdiccional un control total tanto de las actuaciones de la Policía Nacional como del Ministerio Público”. A este respecto, consideramos que la tutela de derechos es un mecanismo que permite cautelar y adoptar medidas de corrección frente a la vulneración de derechos en el curso de una investigación penal, salvo que el legislador haya previsto un mecanismo específico para la protección de determinado derecho fundamental. Esta opción interpretativa se sustenta en las siguientes razones. De la propia regla de reconocimiento se deriva que la vía de tutela es un mecanismo para la protección de los derechos de modo general, salvo que exista uno específico para la protección de determinado derecho. En efecto, el numeral 4 del artículo 71 establece que durante las diligencias preliminares o en la investigación preparatoria se “puede acudir en vía de tutela al [juez] para que subsane la omisión o dicte 3 las medidas de corrección o de protección que correspondan en los siguientes supuestos: i) no se haya dado cumplimiento a las disposiciones del artículo 71; ii) cuando los derechos del imputado no sean respetados; iii) cuando es objeto de medidas limitativas de derechos indebidas o de requerimientos ilegales. Es decir, la propia regla de reconocimiento supone con meridiana claridad una consideración amplia de derechos que pueden ser objeto de protección en vía de tutela, por ende, aquellos previstos en el numeral 2 del artículo 71 solo tendrían carácter enunciativo. Ello puede tener una explicación sencilla, pues existen otros derechos fundamentales del imputado que pueden verse vulnerados en la investigación penal y que no están vinculados necesariamente con el derecho de defensa. Este modo de entendimiento se ve reflejado cuando en vía de tutela se han admitido la protección de otros derechos que no están previstos en el numeral 2 del artículo 71. Así tenemos, por ejemplo, que en vía de tutela se puede solicitar la exclusión de material probatorio obtenido ilícitamente (Acuerdo Plenario N° 04-2010/CJ-116, fundamento N° 17)3 o para salvaguardar el principio-derecho de imputación necesaria en la disposición fiscal de formalización y continuación de la investigación preparatoria (Acuerdo Plenario N° 02-2012/CJ-116, Con independencia de que en el Acuerdo Plenario N° 04-2010/CJ-116 se haya indicado que procede en “casos en que esta sea la base de sucesivas medidas o diligencias, siempre que no exista vía propia para alcanzar este propósito y que tenga que ver con la afectación o vulneración de alguno de los derechos fundamentales del imputado reconocido en el artículo 71 NCPP (…)”, cabe preguntarse si esta es la condición para la procedencia, ¿realmente en algún supuesto concreto procederá o es trivial el reconocimiento de la posibilidad de acudir en vía de tutela? 259 GACETA PENAL Nº 69 • MARZO 2015 fundamento N° 11)4. Ambos Acuerdos Plenarios, incluso, constituyen “doctrina legal” que debe ser invocada por los jueces de todas las instancias judiciales. A mayor abundamiento, en el caso Choque Rayme, el Tribunal Constitucional planteó la posibilidad de que en vía de tutela se solicite el levantamiento de la incautación que recaía sobre documentos privados. En efecto, sostuvo lo siguiente: “En ese sentido, los recurrentes, antes de interponer el amparo, ciertamente debieron solicitar al juez de la investigación preparatoria que levantara la incautación de sus documentos privados, sea porque se decidió no formalizar la denuncia penal correspondiente y, pese a ello, se les denegó la devolución de los bienes incautados, sea por la variación de los presupuestos para la incautación; o, en todo caso, por vía de la audiencia de tutela de derechos, a fin de que se subsane la omisión o se dicten las medidas de corrección o de protección que correspondan, conforme se prevé en los artículos 71.4, 222, 319 o 323.2 del Código Procesal Penal (…)5. Se debe dejar sentado que la admisión de la posibilidad de acudir en vía de tutela para la protección de estos derechos se deriva y sustenta en la propia regla de reconocimiento, la cual no ha previsto un “listado cerrado” o númerus clausus de derechos que son objeto 4 5 6 de protección a través del mecanismo de tutela. Este modo de entendimiento, permite también dotar de sentido –tal como ha sido reconocido por los referidos acuerdos plenarios y por la resolución suprema materia de análisis– al carácter residual de la tutela de derechos, pues esta solo procederá cuando el legislador no haya previsto un mecanismo específico para la protección de determinado derecho fundamental6. A modo de ejemplo, en el Código Procesal Penal tenemos los siguientes mecanismos específicos: § Resolución confirmatoria de la incautación de bienes (artículos 218.2 y 316.2). § Reexamen judicial de las intervenciones de las comunicaciones telefónicas o análogas (artículos 204.2 y 231.3). § Reexamen judicial de interceptación e incautación fiscal (artículos 204.2 y 228.2). § En incautación de documentos (artículo 225.5). § Control de plazos en las diligencias preliminares (artículo 334.2). § Control de plazos en la investigación preparatoria (artículo 343.2). § Inadmisión de diligencias sumariales solicitadas por la defensa (artículo 337.5). Con independencia de que en el Acuerdo Plenario N° 2-2012/CJ-116 se haya indicado que procede “muy excepcionalmente, ante la desestimación del fiscal o ante la reiterada falta de respuesta por aquel –que se erige en requisito de admisibilidad–, y siempre frente a una omisión fáctica patente o ante un detalle de hechos con entidad para ser calificados, de modo palmario, de inaceptables por genéricos, vagos o gaseosos, o porque no se precisó el aporte presuntamente delictivo del imputado, cabría acudir a la acción jurisdiccional de tutela penal”. Cabe preguntarse, si esta es la condición para la procedencia, ¿realmente en algún supuesto concreto procederá o es trivial el reconocimiento de la posibilidad de acudir en vía de tutela? Cfr. STC Exp. N° 01786-2013-PA/TC, fundamento 4. Véase el Acuerdo Plenario N° 04-2010/CJ-116, fundamentos 13 al 15. 260 DERECHO PROCESAL PENAL NUEVO PROCESO PENAL Por lo tanto, teniendo en cuenta estas razones justificativas, los derechos que pueden ser objeto de protección en vía de tutela no son solo aquellos previstos taxativamente en el numeral 2 del artículo 71 del Código Procesal Penal, sino todos aquellos respecto de los cuales el legislador no ha previsto un mecanismo específico para su protección. 2. ¿A favor de qué sujetos se puede promover la tutela de derechos? El texto del numeral 4 del artículo 71 del Código Procesal Penal parece indicar –prima facie– que la tutela de derechos únicamente puede ser promovida por y a favor del imputado: “Cuando el imputado considere que durante las diligencias preliminares o en la investigación preparatoria no se ha dado cumplimiento a estas disposiciones, o que sus derechos no son respetados, o que es objeto de medidas limitativas de derechos indebidas o de requerimientos ilegales, puede acudir en vía de tutela al juez de la investigación preparatoria para que subsane la omisión o dicte las medidas de corrección o de protección que correspondan. La solicitud del imputado se resolverá inmediatamente, previa constatación de los hechos y realización de una audiencia con intervención de las partes” (el resaltado es nuestro). Es más, la referida disposición normativa está ubicada en un Título dedicado exclusivamente a este sujeto procesal, denominado “El imputado y el abogado defensor”. A nuestro juicio, la vía de tutela puede ser promovida también a favor de otros sujetos 7 procesales (agraviado, actor civil y tercero civil), como mecanismo específico para la protección de derechos en la investigación penal. Las razones que sirven de sustento a esta opción interpretativa son las siguientes: La primera, está relacionada con la especial función que cumple el juez de la investigación preparatoria en el modelo acusatorio, el cual –como un tercero imparcial– controla los actos de investigación y garantiza los derechos no solo del imputado. Por este motivo, al juez de la investigación preparatoria se le denomina juez de garantías. Así, teniendo en cuenta el tema que nos ocupa, al referido juez le compete “ejercer los actos de control que estipula el Código”, conforme al numeral 5 del artículo 29 del Código Procesal Penal. Específicamente, el numeral 2 del artículo 323 establece: “El juez de la investigación preparatoria, enunciativamente, está facultado para: a) autorizar la constitución de las partes; b) pronunciarse sobre las medidas limitativas de derechos que requieran orden judicial y –cuando corresponda– las medidas de protección; c) resolver excepciones, cuestiones previas y prejudiciales; d) realizar los actos de prueba anticipada; y, e) controlar el cumplimiento del plazo en las condiciones fijadas en este código” (el resaltado es nuestro). Como bien indica Del Río Labarthe, el juez de garantías cumple “una función de control, que no busca definir o determinar la labor del fiscal, sino más bien cautelar que dicho rol se ejerza respetando los derechos fundamentales del imputado y las garantías que asisten a la víctima”7. DEL RÍO LABARTHE, Gonzalo. La etapa intermedia en el nuevo proceso penal acusatorio. Ara Editores, Lima, 2010, p. 48. 261 GACETA PENAL Nº 69 • MARZO 2015 Comentario relevante del autor La vía de tutela no debería ser un mecanismo que garantice solo los derechos del imputado, sino también los de los demás sujetos procesales (agraviado, actor civil y tercero civil), siempre y cuando no exista un mecanismo específico para la protección de sus derechos. ellos también garantizan una adecuada protección de los derechos y libertades reconocidos por la Constitución (…)9. La posibilidad de ampliar el mecanismo de tutela de derechos a otros sujetos procesales distintos al imputado, también tiene sustento en el principio de igualdad procesal, mediante el cual “las partes intervendrán en el proceso con iguales posibilidades de ejercer las facultades y derechos”, incluso, el juez tiene el deber de “allanar todos los obstáculos que impida o dificulten su vigencia”10. Las disposiciones normativas anotadas no hacen otra cosa que concretar en el marco de una investigación penal, el deber constitucional que tiene todo juez de respetar la Ley Fundamental y, sobre todo, garantizar los derechos fundamentales de las personas8. Es más –en palabras del Tribunal Constitucional– constituyen el primer nivel de protección en los procesos judiciales ordinarios. Aquí es pertinente citar el siguiente criterio del referido Tribunal: En el mismo sentido, César Landa señala que “el nuevo Código (…) también ha incorporado el principio de igualdad procesal, el cual se deriva del derecho fundamental (artículo 2.2 de la Constitución), y consiste en que las partes en el proceso penal –que es el caso que ahora nos ocupa– se encuentren en condiciones paritarias y dispongan de los mismos instrumentos para hacer valer sus pretensiones en el proceso (igualdad de armas)”11. “El primer nivel de protección de los derechos fundamentales les corresponde a los jueces del Poder Judicial a través de los procesos judiciales ordinarios. Conforme al artículo 138 de la Constitución, los jueces administran justicia con arreglo a la Constitución y las leyes, puesto que Esta opción interpretativa, incluso, permite dotar de sentido a las reglas de reconocimiento de derechos de los demás sujetos procesales, habilitándose un mecanismo específico y eficaz de protección en caso que estos resulten vulnerados con ocasión de la investigación penal12. 8 9 10 11 12 Artículo 44: “Son deberes primordiales del Estado: defender la soberanía nacional; garantizar la plena vigencia de los derechos humanos; proteger a la población de las amenazas contra su seguridad; y promover el bienestar general que se fundamenta en la justicia y en el desarrollo integral y equilibrado de la Nación” (el resaltado es nuestro). Artículo 138: “La potestad de administrar justicia emana del pueblo y se ejerce por el Poder Judicial a través de sus órganos jerárquicos con arreglo a la Constitución y a las leyes (…)”. Cfr. STC EXP. N° 03597-2013-PA/TC, fundamento 6. Numeral 3 del artículo I del Título Preliminar del Código Procesal Penal. LANDA ARROYO, César. Bases constitucionales del nuevo Código Procesal Penal peruano. Disponible en: <http://www.incipp.org.pe/media/uploads/documentos/basesconstitucionales.pdf> [consultado el 28/01/2015]. Reglas de reconocimiento de derechos en el Código Procesal Penal: agraviado (artículos IX.3 y 95), actor civil (artículo 104) y tercero civil (artículo 113.1). 262 DERECHO PROCESAL PENAL NUEVO PROCESO PENAL No debemos olvidar que la disposición normativa materia de análisis es una que reconoce un mecanismo específico de protección de derechos. Por ello, de acuerdo con el numeral 3 del artículo VII del Título Preliminar, está habilitado realizar una interpretación extensiva y sistemática como la que proponemos, toda vez que es una norma que favorece el ejercicio de los derechos fundamentales. Para finalizar, consideramos importante reproducir el criterio expuesto por el Tribunal Constitucional en el caso Gómez Achocalla, que abona en la opción interpretativa propuesta. En efecto, teniendo en cuenta que, en el contexto del caso, el agraviado había presentado una solicitud de tutela de derechos, el Tribunal sostuvo: “Que en el presente caso, el pronunciamiento judicial del rechazo liminar de la demanda resulta impertinente, toda vez que, a diferencia de lo considerado por las instancias judiciales, este Tribunal considera que el presente caso no se trata de una pretensión de mera legalidad –consistente en la correcta interpretación legal del Código Procesal Penal–, sino que se trataría de una interpretación restringida de dicho Código, atentatoria del derecho a la igualdad de armas entre las partes, que le impediría al actor acudir al órgano jurisdiccional en caso de que el Ministerio Público atente contra sus derechos en el marco de la investigación preparatoria que describe (…)”13 (el resaltado es nuestro). Por ello, teniendo en cuenta estas razones justificativas, consideramos que la vía de tutela 13 no debería ser un mecanismo que garantice solo los derechos del imputado, sino también de los demás sujetos procesales (agraviado, actor civil y tercero civil), siempre y cuando no exista un mecanismo específico para la protección del derecho de que se trate. IV. A manera de conclusión La decisión de la Corte Suprema (Casación N° 136-2013-Tacna) incumple con el deber constitucional de motivar adecuadamente las resoluciones judiciales (numeral 5 del artículo 139), porque no ha considerado todo el material jurídico –razones justificativas– necesario que le permita interpretar debidamente la fuente autoritativa que reconoce la tutela de derechos. Frente a ello, este trabajo ha tenido como propósito ofrecer razones justificativas para establecer lo siguiente: § La vía de tutela prevista en el numeral 2 del artículo 71 del Código Procesal Penal se erige –de manera general– en un mecanismo de garantía y protección de derechos en la investigación penal, salvo que el legislador haya previsto un mecanismo específico para la protección de algún derecho en particular. Ello se sustenta en la interpretación sistemática de la propia regla de reconocimiento y en su relación con el resto de material jurídico relevante, así como en la necesidad de protección de otros derechos del imputado, que no están vinculados necesariamente con el derecho de defensa, y en el carácter residual de la tutela de derechos. Cfr. STC Exp. N° 03631-2011-PA/TC, fundamento 5. 263 GACETA PENAL Nº 69 • MARZO 2015 § La vía de tutela no debería ser un mecanismo que garantice solo los derechos del imputado, sino también los de los demás sujetos procesales (agraviado, actor civil y tercero civil), siempre y cuando no exista un mecanismo específico para la protección del derecho de que se trate. 264 Ello se sustenta en el deber especial de todo juez de garantizar los derechos fundamentales en el marco de un proceso judicial ordinario, en el principio-derecho de igualdad procesal, y en la necesidad de una efectiva protección de los derechos de los demás sujetos procesales.