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Constitución española de 1978

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Constitución española de 1978
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constitucionalismo español.
Constitución española de 1978
Facsímil de la Constitución encargado al calígrafo Luis Moreno por las Cortes en
1979.1
Tipo de
Constitución
texto
Idioma
Castellano, catalán, gallego y vasco2
Función
Constitución nacional para reemplazar a las Leyes
Fundamentales del Reino
Autor(es)
Padres de la Constitución
Creación
31 de octubre de 19783
Ratificación
6 de diciembre de 1978
Signatario(s) Juan Carlos I
Ubicación
Congreso de los Diputados
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La Constitución española de 1978 es la norma suprema del ordenamiento
jurídico español, a la que están sujetos todos los poderes
públicos y ciudadanos de España4 desde su entrada en vigor el 29 de diciembre
de 1978.5
Aprobada las Cortes Generales en sesiones plenarias del Congreso de los
Diputados y del Senado celebradas el 31 de octubre de 1978, la Constitución fue
ratificada en referéndum el 6 de diciembre, siendo sancionada y promulgada por el
rey Juan Carlos I el 27 de diciembre y publicada en el Boletín Oficial del Estado el
29 de diciembre del mismo año.
La promulgación de la Constitución implicó la culminación de la llamada transición
a la democracia, que tuvo lugar como consecuencia de la muerte, el 20 de
noviembre de 1975, del anterior jefe de Estado, el dictador Francisco Franco,
precipitando una serie de acontecimientos políticos e históricos que transformaron
el anterior régimen dictatorial en un «Estado social y democrático de derecho que
propugna como valores superiores del ordenamiento jurídico la libertad, la justicia,
la igualdad y el pluralismo político», tal y como proclama el artículo primero de la
Constitución.6 En él también se afianza el principio de «soberanía nacional», que
«reside en el pueblo español»,7 y se establece «la Monarquía parlamentaria»
como forma de gobierno.8 Deroga, además, en la Disposición Derogatoria,
las Leyes Fundamentales del Reino aprobadas en 1938 y modificadas en múltiples
ocasiones, la última de ellas en 1977 precisamente para abrir paso a la
democracia.
«La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española,
patria común e indivisible de todos los españoles y reconoce el derecho a la
autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran» (artículo 2).
Establece una organización territorial basada «en municipios, en provincias y en
las Comunidades Autónomas que se constituyan»,9 rigiendo «la solidaridad entre
todas ellas».1011 Tras el proceso de formación del Estado de las Autonomías, las
comunidades autónomas gozan de una autonomía de naturaleza política que
configura a España como un Estado autonómico.n. 1 Las entidades locales, como
los municipios y las provincias, gozan de una autonomía de naturaleza
administrativa, y sus instituciones actúan en conformidad con criterios de
oportunidad dentro del marco legal fijado por el Estado y las comunidades
autónomas.13
El rey es el jefe de Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera
el funcionamiento regular de las instituciones, asume la más alta representación
del Estado español en las relaciones internacionales, especialmente con las
naciones de su comunidad histórica, y ejerce las funciones que le atribuyen
expresamente la Constitución y las leyes.14 Sus actos tienen una naturaleza
reglada, cuya validez depende del refrendo de la autoridad competente que, según
el caso, es el presidente del Gobierno, el presidente del Congreso de los
Diputados, o un ministro.15
En el texto constitucional se establece la separación de funciones (no debe
confundirse con la separación de poderes, idea fundamental del pensamiento
liberal).16 En la base, la soberanía nacional permite la elección, por sufragio
universal (varones y mujeres, mayores de 18 años),17 de los representantes del
pueblo soberano en las Cortes Generales, configuradas a modo de
un bicameralismo asimétrico, integrado por el Congreso de los Diputados y
el Senado. Ambas cámaras comparten el poder legislativo, si bien existe una
preponderancia del Congreso de los Diputados, que además es el responsable
exclusivo de la investidura del presidente del Gobierno y de su eventual cese
por moción de censura o cuestión de confianza. No obstante, tanto el Congreso
como el Senado ejercen una tarea de control político sobre el Gobierno mediante
las preguntas e interpelaciones parlamentarias.
El Gobierno, cuyo presidente es investido por el Congreso de los Diputados, dirige
el poder ejecutivo, incluyendo la administración pública. Los miembros del
Gobierno son designados por el presidente y, junto a él, componen el Consejo de
Ministros, órgano colegiado que ocupa la cúspide del poder ejecutivo. El Gobierno
responde solidariamente de su actuación política ante el Congreso de los
Diputados,18 que, dado el caso, puede destituirlo en bloque mediante una moción
de censura.
El poder judicial recae en los jueces y tribunales de justicia, y el Consejo General
del Poder Judicial es su máximo órgano de gobierno. El Tribunal
Constitucional controla que las leyes y las actuaciones de la administración pública
se ajusten a la norma suprema.
Índice
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1Historia
o 1.1Constitucionalismo histórico
o 1.2Transición
2Estructura
o 2.1Preámbulo
o 2.2Parte dogmática
o 2.3Parte orgánica
3Características
4Título preliminar
o 4.1Estado de derecho
o 4.2Estado social
o 4.3Estado democrático
o 4.4Monarquía parlamentaria
o 4.5Estado de las autonomías
o 4.6Fuerzas Armadas
5Título I: Derechos y Deberes Fundamentales
o 5.1Capítulo I: Españoles y extranjeros
o 5.2Capítulo II: Derechos y libertades
o 5.3Capítulo III: De los principios rectores de la política social y económica
o 5.4Capítulo IV: Garantías de las libertades y derechos fundamentales
6Título II: Corona
o 6.1Funciones
o 6.2Sucesión
o 6.3Regencia
o 6.4Tutela
7Título III: Cortes Generales
o 7.1Congreso de los Diputados
o 7.2Senado
8Título IV: Gobierno y Administración
o 8.1Funciones
o 8.2Composición
▪ 8.2.1Presidente del Gobierno
▪ 8.2.2Vicepresidentes
▪ 8.2.3Ministros
o 8.3Formación y cese
▪ 8.3.1Investidura
▪ 8.3.2Cese
8.4Administración Pública
▪ 8.4.1Actividad
▪ 8.4.2Principios
9Título V: Relaciones entre el Gobierno y las Cortes Generales
o 9.1Control parlamentario
o 9.2Responsabilidad política
o 9.3Disolución de las Cortes
o 9.4Estados
10Título VI: Poder Judicial
o 10.1Principios
▪ 10.1.1Independencia judicial
▪ 10.1.2Exclusividad jurisdiccional
▪ 10.1.3Unidad jurisdiccional
▪ 10.1.4Plenitud jurisdiccional
▪ 10.1.5Principios procesales
▪ 10.1.6Responsabilidad judicial
o 10.2Jueces y magistrados
o 10.3Consejo General del Poder Judicial
o 10.4Ministerio Fiscal
11Título VII: Economía y Hacienda
12Título VIII: Organización territorial
o 12.1Comunidades autónomas
o 12.2Entidades locales
▪ 12.2.1Municipio
▪ 12.2.2Provincia
13Título IX: Tribunal Constitucional
o 13.1Composición
o 13.2Atribuciones
14Título X: Reforma constitucional
o 14.1Procedimiento ordinario
o 14.2Procedimiento agravado
15Reformas
o 15.1Reforma de 1992
o 15.2Reforma de 2011
16Véase también
17Notas
18Referencias
o 18.1Abreviaturas
19Bibliografía
20Enlaces externos
o
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Historia[editar]
Artículo principal:
Historia del constitucionalismo español
Escena del Congreso de los Diputados a mediados del siglo XIX, por Eugenio Lucas Velázquez.
La historia constitucional de España se desarrolló durante todo el siglo XIX y
principios del XX, y se caracteriza por una habitual inestabilidad de los numerosos
textos constitucionales, que suelen tener un carácter partidista y de ruptura,
contando con escaso apoyo e indiferencia entre el pueblo. Todo ello provoca que
las constituciones tuvieran, por regla general, una escasa duración, sucediéndose
un gran número de textos a lo largo de cortos períodos.
Constitucionalismo histórico[editar]
El primer texto al que conviene hacer referencia es el Estatuto de
Bayona de 1808, carta otorgada que dada su escasa aplicación y su contexto
histórico, ha tenido poca influencia en la historia del constitucionalismo español.
Más allá de este antecedente, la doctrina suele fijar el comienzo del
constitucionalismo español en la Constitución de 1812, que con un carácter liberal
y popular surge como respuesta a la invasión napoleónica. Se trataba de un texto
extenso y rígido, que reconocía la soberanía nacional y planteaba una división de
poderes en la que el legislativo recaía sobre un parlamento unicameral elegido por
sufragio universal indirecto de cuarto grado. La Corona, por su parte, gozaba de
amplias facultades ejecutivas y un poder de veto temporal sobre las decisiones del
legislativo. Fue aplicada entre 1812 y 1814; posteriormente, entre 1820 y 1823,
durante el llamado Trienio Liberal; y finalmente, durante un breve lapso temporal
en 1836.
El siguiente texto se encuentra recogido en el Estatuto Real de 1834, carta
otorgada cuya redacción fue dirigida por Francisco Martínez de la Rosa, siendo
aprobada bajo la Regencia de María Cristina. De carácter conservador, tenía por
objetivo principal la regulación de la Corona. Como principales novedades,
introdujo el bicameralismo (Estamento de Próceres y de Procuradores) y la
elección directa.
Tras el motín de La Granja de San Ildefonso y un breve periodo de vigencia de la
Constitución de Cádiz, se promulga la Constitución de 1837. El nuevo texto, de
carácter liberal, suponía una revisión de la Constitución de Cádiz en la que de
nuevo se consagraban los principios de soberanía nacional y división de poderes.
No obstante, se conservaba el veto absoluto del rey, la elección directa y el
bicameralismo parlamentario del Estatuto Real, esta vez bajo los nombres de
Congreso de los Diputados y Senado. En el primer caso, los diputados serían
elegidos por sufragio censitario directo, renovándose un cuarto de la Cámara cada
trienio. En el segundo caso, los senadores resultaban elegidos mediante un
sistema mixto por el que se designaban ternas mediante sufragio directo,
escogiendo finalmente el rey a uno de los tres candidatos a senador.
Tras la escasa aplicación práctica y observancia de la Constitución de 1837 por
parte de los poderes públicos, y alcanzada la mayoría de edad de Isabel II, se
decidió su reforma, dando lugar a la Constitución de 1845, de carácter
conservador. La nueva redacción configuraba una soberanía compartida entre el
rey y las Cortes. Se conservaba la división de poderes, con un legislativo
bicameral en el que el Congreso se renovaba en pleno cada cinco años mediante
sufragio censitario directo, mientras que el Senado se constituía mediante la
elección regia de entre españoles de altísima renta y que estuviesen
comprendidos entre una serie de altos cargos eclesiásticos, militares y civiles, o
bien entre la alta nobleza. Se trata de un periodo inestable en el que la
Constitución es frecuentemente reformada, llegando a haber un proyecto de nueva
Constitución que no llegó a entrar en vigor, la llamada Constitución non nata de
1856.
Tras la Revolución de 1868, la Constitución de 1869 instauró como rey a Amadeo
I y configuró una monarquía parlamentaria que supondría un auténtico hito
democrático en la historia del constitucionalismo español. Tanto el Congreso como
el Senado resultaban electos por sufragio universal masculino y directo, aunque
para ser senador se requería la pertenencia a una determinada categoría
compuesta por altos cargos civiles, militares y eclesiásticos. Por otro lado, la
Constitución configuró una amplísima tabla de Derechos Fundamentales, tales
como el derecho de reunión, de asociación o la libertad de culto.
La ingobernabilidad del país provocó la abdicación de Amadeo I, y la proclamación
de la Primera República Española. Su Proyecto de Constitución Federal de
1873 planteaba un Estado democrático, cuyo legislativo recayera en un
bicameralismo puro. Siguiendo el modelo federalista, junto a la Constitución
Federal estarían las constituciones de los diferentes estados que se asentaban
sobre el territorio, y que contarían con la mayor parte de las competencias,
reservándose el estado federal materias como la defensa nacional y la política
exterior. El proyecto de Constitución no llegó a entrar en vigor a causa del golpe
de Estado del general Pavía en 1874.
Tras la Restauración de la monarquía, se promulgó la Constitución de 1876, cuyos
principales impulsores serían Antonio Cánovas del Castillo y Manuel Alonso
Martínez. Estableciendo al rey como eje vertebrador del Estado, le eran atribuidos
el poder ejecutivo y un poder legislativo compartido con las Cortes. Se trataba de
una monarquía constitucional en la que dependía de la voluntad regia la mayor o
menor intervención en la vida política. La ambigüedad constitucional, junto con su
carácter flexible (podía ser reformada por el procedimiento legislativo ordinario)
hizo que tuviera una larguísima vigencia.
Tras el inestable final de la Constitución de 1876 (Dictadura de Primo de
Rivera, dictablanda de Berenguer), se proclamó la Segunda República Española,
cuya Constitución de 1931 establecía una división de poderes en la que el
legislativo recaía sobre un Parlamento unicameral elegido por sufragio universal
directo, y que gozaba de un calendario fijo de sesiones, permitiendo la
convocatoria extraordinaria y la suspensión limitada de sus sesiones por parte del
presidente de la República. Por otra parte, el ejecutivo se encargaba al Presidente
de la República que era elegido por las Cortes y por unos compromisarios
elegidos por sufragio universal en número igual al de diputados. El poder
legislativo tenía su cúspide en el Tribunal Supremo, creándose también un
Tribunal de Garantías Constitucionales que resolviera la eventual
inconstitucionalidad de las leyes, los recursos de amparo y los conflictos de
competencia legislativa. La organización territorial se dividía en municipios y
provincias, pudiendo constituirse regiones autónomas, llegando a constituirse
en Cataluña y País Vasco. Finalmente, hay que destacar la completa tabla de
Derechos Fundamentales que dicha Constitución contenía, y que se asemeja en
gran medida a la de la actual Constitución de 1978.
Tras la guerra civil española y la instauración del régimen franquista en 1939, el
Estado se constituyó en una dictadura de carácter personalista y centralista que
vació de poder a las Cortes, suprimió los Derechos Fundamentales y los partidos
políticos, e incluso careció de Constitución, sustituida por las denominadas Leyes
Fundamentales del Reino que configuraban la llamada Democracia orgánica, muy
alejada en forma y fondo de las democracias liberales.
Transición[editar]
Artículos principales:
Transición Española y Reforma política de Adolfo Suárez.
La distribución de votos y escaños de la legislatura constituyente, perfiló un mapa político sin mayoría
absoluta de gobierno y donde las opciones más radicales no tuvieron el éxito pretendido, y esta
circunstancia colaboró en beneficio del acuerdo constitucional.
La muerte del dictador y general Francisco Franco, el 20 de noviembre de 1975,
marcó el inicio del proceso de la Transición Española hacia la democracia
representativa. Dos días después de la muerte de Franco, Juan Carlos I fue
proclamado rey de España, quien había sido designado por el dictador, en virtud
de lo estipulado en la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado de 1947. El 14 de
mayo de 1977, Juan Carlos I se convirtió en heredero legítimo de los derechos
dinásticos de Alfonso XIII, traspasados por la renuncia de su padre don Juan. Este
reconocimiento está constatado en la Constitución, al reconocer a Juan Carlos I
como depositario de la «dinastía histórica».n. 220
En julio de 1976 se produjo el cese del presidente Carlos Arias Navarro tras
rechazar las Cortes su Plan para la reforma política. La posterior formación de un
Gobierno presidido por Adolfo Suárez González, designado por el rey según la
legislación vigente, fue la que consiguió abrir el periodo constituyente.
El Gobierno de Suárez envió a las Cortes el proyecto de ley para la Reforma
Política en octubre de 1976, que fue aprobado y, posteriormente, sometido
a referéndum siguiendo los requisitos exigidos por las Leyes
Fundamentales (señaladamente la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado).
La Ley para la Reforma Política, que era formalmente una ley fundamental,
suponía una notable alteración del ordenamiento vigente: reconocía los derechos
fundamentales de la persona como inviolables (artículo 1), confería la potestad
legislativa en exclusiva a la representación popular (artículo 2) y preveía un
sistema electoral inspirado en principios democráticos y de representación
proporcional.
Posteriormente, el Real Decreto Ley 20/1977, de 18 de marzo, reguló el
procedimiento para la elección de las Cortes, recogiendo el sistema D'Hondt y la
financiación estatal de los partidos políticos. En abril del mismo año se legalizó
el Partido Comunista de España. Todo ello permitió celebrar las elecciones
generales de 1977, las primeras elecciones libres en España desde febrero
de 1936.
Una de las tareas prioritarias de las Cortes fue la redacción de una constitución.
La Ley para la Reforma Política ofrecía la posibilidad de que la iniciativa de la
reforma constitucional correspondiera al Gobierno o al Congreso de los Diputados,
y se eligió esta última opción. El 1 de agosto de 1977, la Comisión de Asuntos
Constitucionales y Libertades Públicas del Congreso de los Diputados nombró una
Ponencia de siete diputados encargada de elaborar un anteproyecto de
constitución: estas siete personas, conocidas como los «Padres de la
Constitución», fueron Gabriel Cisneros (UCD), José Pedro PérezLlorca (UCD), Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón (UCD), Miquel Roca i
Junyent (Pacte Democràtic per Catalunya), Manuel Fraga Iribarne (AP), Gregorio
Peces-Barba (PSOE) y Jordi Solé Tura (PSUC).21
Carteles de los partidos políticos realizados con motivo del Referéndum para la ratificación de la
Constitución española.
El anteproyecto se discutió en la Comisión y fue posteriormente debatido y
aprobado por el Congreso de los Diputados el 21 de julio de 1978.22 A
continuación, se procedió al examen del texto del Congreso por la Comisión
Constitucional del Senado y el Pleno del mismo órgano. La discrepancia entre el
texto aprobado por el Congreso y el aprobado por el Senado hizo necesaria la
intervención de una Comisión Mixta Congreso-Senado, que elaboró un texto
definitivo. Este fue votado y aprobado el 31 de octubre de 1978 en
el Congreso con 325 votos a favor (156 de UCD, 110 del Grupo Socialista (103
de PSOE-PSC, 4 de ex PSP y 3 de ex PDPC), 20 del PCE, 9 de AP, 8 del Grupo
Minoría Catalana (7 de PDPC y 1 de UDC), 1 de CAIC y 7 del Grupo Mixto (4 de
ex-UCD,4, 2 de ex-PSP y 1 de Centre Català), 14 abstenciones (7 de PNV, 2 de
AP, 1 del Grupo Minoría Catalana (1 de ERC), 2 de UCD y 2 del Grupo Mixto (1 de
ex-UCD y 1 de ERC)) y 6 votos en contra (5 de AP y 1 de EE); asimismo hubo 5
diputados ausentes (1 de UCD, 1 de PSOE, 1 de PNV y 1 del Grupo Mixto (1 exUCD)). En el Senado hubo 226 síes, 8 abstenciones, 5 noes y 14 ausencias.21
El Proyecto de Constitución, que fue sometido a referéndum, fue ratificado el día 6
de diciembre de 1978 por el 87,78 % de votantes que representaba el 58,97 % del
censo electoral,23 siendo así la única constitución de la historia de España que ha
sido refrendada y aprobada por el pueblo español mediante referéndum.24 La
Constitución fue sancionada el día 27 de diciembre por el rey y publicada en el
Boletín Oficial del Estado el 29 de
diciembre en castellano, balear, catalán, gallego, valenciano y vasco.25
Desde 1986 el 6 de diciembre se celebra el Día de la Constitución.26
Una vez aprobada la Constitución, las Cortes Constituyentes se disolvieron y se
celebraron las elecciones generales de 1979 con un resultado similar al obtenido
dos años atrás. Sin embargo, la inestabilidad del Estado y del partido gobernante
(UCD) terminaron provocando la dimisión de Adolfo Suárez en enero de 1981, que
fue sustituido por Leopoldo Calvo Sotelo. En la investidura del nuevo Presidente
del Gobierno, un grupo de guardias civiles, a cuyo mando se encontraba
el teniente coronel Antonio Tejero, dieron un intento fallido de golpe de Estado,
conocido como 23-F. La presidencia de Calvo Sotelo finalizó tras las elecciones
generales de 1982, que dieron una amplia victoria al PSOE.
Estructura[editar]
La Constitución Española de 1978 se compone de un preámbulo, 169 artículos
repartidos en un título preliminar y diez títulos numerados, cuatro disposiciones
adicionales, nueve transitorias, una derogatoria y una final. Siguiendo la tradición
francesa, su contenido puede estructurarse en una parte dogmática, con los
principios constitucionales y los derechos fundamentales, y una parte orgánica,
con la división de poderes y la organización política y territorial.
Preámbulo[editar]
Enrique Tierno Galván fue el encargado de elaborar el Preámbulo de la
Constitución Española de 1978 junto a Donato Fuejo Lago, Raúl Morodo
Leoncio, Pablo Lucas Verdú y Enrique Linde Paniagua cuya redacción se
caracteriza por su naturaleza utópica.27 El texto hace especial mención a los
valores democráticos, al respeto de los derechos humanos y a la consagración del
Estado de derecho, esbozando así los objetivos fundamentales de la Constitución.
Parte dogmática[editar]
La parte dogmática está constituida por los principios constitucionales, que
determinan la configuración política y territorial del Estado español y sus señas de
identidad, la enumeración y regulación de los derechos fundamentales y sus
garantías, y los principios rectores de la política social y económica. De esta
manera, la parte dogmática se compone de:
•
•
Título preliminar, (artículos 1 a 9)
Título I, «De los Derechos y Deberes Fundamentales» (artículos 10 a 55)
o Capítulo I, «De los españoles y los extranjeros» (artículos 11 a 13)
o Capítulo II, «Derechos y libertades» (artículos 14 a 38)
o Capítulo III, «Principios Rectores de la política social y económica»
(artículos 39 a 52)
o Capítulo IV, «Garantías de las Libertades y Derechos
Fundamentales» (artículos 53 y 54)
o Capítulo V, «De la suspensión de los Derechos y Libertades»
(artículo 55)
Parte orgánica[editar]
La parte orgánica diseña la estructura del Estado, regulando los órganos básicos
que ejercen los poderes estatales. El sistema español conserva el diseño tripartito
de división de poderes de Montesquieu, entre Poder ejecutivo, Poder
legislativo y Poder judicial. Los apartados correspondientes en la Constitución
Española son los siguientes:
•
•
•
•
Título II, «De la Corona» (artículos 56 a 65)
Título III, «De las Cortes Generales» (artículos 66 a 96)
Título IV, «Del Gobierno y de la Administración» (artículos 97 a 107)
Título V, «De las relaciones entre el Gobierno y las Cortes Generales»
(artículos 108 a 116)
•
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•
•
•
Título VI, «Del poder judicial» (artículos 117 a 127)
Título VII, «Economía y Hacienda» (artículos 128 a 136)
Título VIII, «De la organización territorial del Estado» (artículos 137 a 158)
Título IX, «Del Tribunal Constitucional» (artículos 159 a 165)
Título X, «De la reforma constitucional» (artículos 166 a 169).
La Constitución finaliza con 4 disposiciones adicionales, 9 disposiciones
transitorias, 1 disposición derogatoria y 1 disposición final.
Características[editar]
Monumento a la Constitución de 1978 de Madrid, ubicado en la plaza San Juan de la Cruz, entre las
calles de Vitrubio y paseo de la Castellana, en Madrid.
Se trata de una constitución escrita que se enmarca dentro de la tradición
del Derecho continental y en contraposición al sistema inglés,
cuya Constitución no está recogida en un texto concreto sino que deriva de un
conjunto heterogéneo de costumbres y textos, configurado a lo largo de su
prolongada historia constitucional.
Es una constitución rígida, por cuanto que contiene un procedimiento específico
para la reforma de sus preceptos. Por el contrario, las constituciones flexibles
serían aquellas que pueden ser modificadas por el legislador ordinario, caso del
sistema inglés. La rigidez queda manifestada en el título X, que señala el
procedimiento para la modificación constitucional,28 estableciendo además la
necesidad de un procedimiento agravado para alterar determinados preceptos
constitucionales.29 El texto queda así a salvo de modificaciones realizadas bajo el
procedimiento legislativo ordinario, y sin embargo, puede ser adaptado a las
nuevas realidades sociales sin necesidad de interrumpir la continuidad jurídica del
ordenamiento.
Por otro lado, se trata de una constitución derivada, puesto que atendiendo
al Derecho comparado, no incluye innovaciones radicales, sino que se asienta
sobre el constitucionalismo histórico español, y muy especialmente en las
constituciones europeas posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
La Constitución española de 1978 es la segunda más extensa de la historia del
constitucionalismo español, después de la Constitución española de 1876.
Contiene 169 artículos, además de nueve disposiciones transitorias, cuatro
adicionales, una derogatoria y una final.
Título preliminar[editar]
El título preliminar (artículos 1 a 9) establece los principios constitucionales que
constituyen la base fundamental de la Constitución, siendo el sustrato ideológicopolítico sobre el que se asienta. Además de fundamentar los propios preceptos
constitucionales, los principios constitucionales tienen un especial
valor hermenéutico e interpretativo. Dada su posición dentro de la Constitución, su
modificación resulta especialmente agravada y equiparable a una auténtica
mutación constitucional.
Los dos primeros artículos de la Constitución española establecen los siguientes
principios constitucionales sobre los que se basa el resto de la Constitución:
Estado social y democrático de derecho, monarquía parlamentaria y Estado de las
autonomías.
Estado de derecho[editar]
Artículo principal:
Estado de derecho
Históricamente, el Estado de derecho suponía la sumisión del poder estatal a la
norma jurídica como garantía de la libertad individual de los particulares. La
Constitución recoge tal principio consagrando una división de poderes, en la que el
poder legislativo goza de legitimidad democrática directa, emanando leyes que
gozan de superioridad jerárquica sobre el resto de la producción normativa del
Estado. Asimismo, el poder judicial goza de independencia jerárquica frente a los
demás poderes, con la finalidad de asegurar su imparcialidad.
Para completar la concreción que la Constitución hace del Estado de derecho, es
necesario señalar el principio de legalidad administrativa, según el cual, la
actuación de la Administración pública se rige por el derecho, no habiendo lugar a
una actuación que no tenga cobertura normativa. Es la llamada vinculación
positiva de los poderes públicos, reflejada en el artículo 9.1 de la Constitución. A
ello hay que añadir la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos
contemplada en el artículo 9.3.
El principio de legalidad penal, tributario y procesal aparece también
explícitamente recogido en el ordenamiento jurídico. Basándose el Estado en
normas jurídicas, se perfilan también las características que habrán de tener éstas
en aras de una mayor seguridad jurídica. De esta manera, el artículo 9.3 proclama
el principio de publicidad de las normas, y el principio de irretroactividad de las
disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales.
Estado social[editar]
Artículo principal:
Estado social
La Constitución reconoce el Estado social en el preámbulo y en el artículo primero.
Su desarrollo se sitúa en el capítulo III del título I, y en el título VII. La
consagración del Estado social implica que los poderes públicos no solo permiten
la igualdad y la libertad, sino que han de intervenir activamente para promover
dichos valores y remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud.30 Si
el Estado de derecho implicaba un límite a los poderes públicos para garantizar
una esfera de igualdad y libertad al individuo, el Estado social reclama que los
poderes públicos desarrollen una actividad tendente a conseguir una igualdad
material y una efectiva libertad. De esta manera, la Constitución recoge una serie
de preceptos donde se busca una redistribución de la renta más justa31 y
equitativa.32
Junto a esa redistribución económica, la Constitución plantea un estado
intervencionista en la protección de determinados bienes como la vivienda, la
salud, el trabajo o el acceso a la cultura. Así, por ejemplo, el artículo 40.2
menciona la intervención para obtener unas condiciones laborales adecuadas,
mientras que el artículo 41 habla de la Seguridad Social y el artículo 43 del acceso
universal a la sanidad pública.
Estado democrático[editar]
Artículo principal:
Democracia
Monarquía parlamentaria[editar]
Artículo principal:
Monarquía parlamentaria
El artículo 1.3 de la Constitución señala que la forma política del Estado español
es la monarquía parlamentaria. Así pues, la forma de gobierno mencionada
implica que el rey es el jefe de Estado, pero no controla el poder ejecutivo, sino
que este está sometido al control parlamentario. La Constitución dedica su título II
a la Corona, incluyendo la regulación de sus funciones, la sucesión al trono, la
regencia, la tutela del rey menor y la figura del refrendo. Se configura así una
monarquía con un poder mayoritariamente simbólico y que no concede al rey una
capacidad efectiva de decisión.
Según Paul Preston, el rey Juan Carlos I tenía interés en que entre sus funciones
figurara la de poder convocar referéndums y la de proponer, tras las elecciones, al
candidato a presidente del Gobierno para someterse al debate de investidura en el
Congreso de los Diputados. Lo primero no lo consiguió, pero sí lo segundo
(artículo 99). Don Juan Carlos le dijo al periodista José Oneto en enero de 1978,
cuando la ponencia presentó el borrador del proyecto de Constitución: «Creo que
tal como van las cosas voy a tener menos poderes que el rey de Suecia, pero si
eso sirve para que todos los partidos políticos acepten la forma monárquica del
Estado, estoy dispuesto a aceptarlo». Y fue lo que sucedió. El ponente
comunista, Jordi Solé Tura, declaró que su no partido cuestionaba la monarquía
(el secretario general del PCE Santiago Carrillo había dicho: «mientras la
monarquía respete la Constitución y la soberanía popular, nosotros respetaremos
la monarquía»), y el socialista Gregorio Peces Barba mantuvo la enmienda de la
República, pero una vez derrotada no insistió en ella. Por otro lado, don Juan
Carlos consiguió que se mantuviera la tradicional preferencia de la línea masculina
sobre la femenina en la sucesión a la Corona y que se le considerara «legítimo
heredero de la dinastía histórica» (art. 57), lo cual, según Preston, «eliminó de un
plumazo los orígenes franquistas de la monarquía».33
Estado de las autonomías[editar]
Artículo principal:
Comunidad autónoma
La Constitución de 1978 reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las
distintas nacionalidades y regiones en su artículo 2, relacionando el principio con
la unidad de la nación española y la solidaridad entre las comunidades autónomas
que la compongan. Por otra parte, el principio de autonomía preside la
configuración territorial del Estado, que acorde al artículo 137, se organiza en
municipios, provincias y comunidades autónomas. Hay que distinguir, no obstante,
la autonomía local (municipios y provincias) con un carácter marcadamente
administrativo, y la autonomía de las nacionalidades y regiones (comunidades
autónomas) de mayor trascendencia político-administrativa.
Fuerzas Armadas[editar]
Véase también:
Militarismo en España
Cuando se estaba debatiendo el proyecto de la Constitución la Junta de Jefes de
Estado Mayor (JUJEM) presentó una serie de observaciones. La principal fue la
referencia que debía hacerse al papel de las Fuerzas Armadas, que según la
cúpula militar debía ser el mismo que le había asignado el artículo 37 de
la franquista Ley Orgánica del Estado. El ponente de UCD Miguel Herrero de
Miñón fue el encargado de que esta «observación» se incorporara al proyecto
constitucional.34 Sin embargo, los militares no consiguieron todo lo que pretendían
porque no se incluyó a las Fuerzas de Orden Público entre las Fuerzas Armadas,
estableciéndose por primera vez la distinción entre las mismas, aunque sí lograron
que el artículo referido a las Fuerzas Armadas pasara del Título IV, dedicado al
Gobierno y la Administración, al Título Preliminar, lo que «supuso una importante
concesión simbólica».35 Finalmente el artículo 8.1 quedó redactado así [al lado el
artículo de la legislación franquista referido al mismo tema]:
Ley Orgánica del Estado (1967)
Art. 37. Las Fuerzas Armadas de la Nación, constituidas por los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire y las
Fuerzas de Orden Público, garantizan la unidad e independencia de la Patria, la integridad de sus
territorios, la seguridad nacional y la defensa del orden institucional.
Constitución de 1978
Art. 8.1. Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire,
tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial
y el ordenamiento constitucional.
En cuanto al reconocimiento del rey como jefe supremo de las Fuerzas Armadas
—otra de las «observaciones» que presentaron los militares—, fue recogido en el
artículo 62.h que establecía que correspondía al Rey «el mando supremo de las
Fuerzas Armadas». Sin embargo, el artículo 97 convertía esta jefatura en
simbólica, aunque muchos militares no lo entendieron así como se puso de
manifiesto durante el fracasado golpe de Estado del «23-F», al establecer que «el
Gobierno dirige la política interior y exterior, la Administración civil y militar y la
defensa del Estado».36
Por otro lado, la presión militar no consiguió que se eliminara el término
«nacionalidades» del artículo 2 de la Constitución —dos de los militares
designados por el rey como senadores, el almirante Marcial Gamboa Sánchez-
Barcáiztegui y el general Luis Díez-Alegría, presentaron sendas enmiendas pero
no prosperaron—.34 Tampoco consiguió que se retirara de la Constitución la
abolición de la pena de muerte para delitos militares, salvo en caso de guerra,
pero sí logró diluir el reconocimiento del derecho a la objeción de conciencia (ya
que no se incluyó entre los derechos fundamentales y se estableció que se
regularía «con las debidas garantías», «pudiéndose imponer, en su caso, una
prestación social sustitutoria»). Y también consiguió evitar la abolición de los
tribunales de honor en el Ejército (el artículo 26 solo prohibía los «Tribunales de
Honor en el ámbito de la Administración civil y de las organizaciones
profesionales»).37
Título I: Derechos y Deberes Fundamentales[editar]
Artículo principal:
Título I de la Constitución española de 1978
El título I (artículos 10 a 55) establece los derechos y deberes fundamentales. La
Constitución de 1978 desarrolla la tabla de derechos fundamentales más amplia
del constitucionalismo histórico español. La doctrina coincide en que se trata de
una enumeración abierta, que permite la posible inclusión de nuevos derechos
fundamentales que sean inherentes a la dignidad de la persona mediante la
modificación constitucional, la interpretación jurisprudencial o la suscripción
de acuerdos y tratados internacionales, como aparece en el artículo 10.38
La naturaleza dualista de los derechos fundamentales ha sido reconocida por la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional.39 En su primera vertiente, son derechos
subjetivos en favor de las personas, que tienen por sujeto pasivo a los poderes
públicos. Por otro lado, también son valores que configuran el sistema político,
legitimándolo frente al ciudadano.
Capítulo I: Españoles y extranjeros[editar]
El capítulo I establece la titularidad de los derechos constitucionales. El artículo 11
establece que la nacionalidad española se adquiere, se conserva y se pierde de
acuerdo con lo establecido por la ley. Además prohíbe que ningún español de
origen sea privado de su nacionalidad. El artículo 12 fija la mayoría de edad en los
dieciocho años. El artículo 13 establece que los extranjeros gozarán en España de
las libertades públicas que garantiza el título I en los términos que establezcan los
tratados y la ley.
Respecto a la posición de las personas jurídicas, y su posible titularidad de
derechos fundamentales, hay que destacar que existe una reiterada jurisprudencia
constitucional que les atribuye el derecho de asociación,40 el derecho al honor,41 a
la tutela judicial efectiva,42 a la inviolabilidad del domicilio,43 y a la libertad de
expresión e información.44
Capítulo II: Derechos y libertades[editar]
El capítulo II comienza con el artículo 14 que establece el principio de igualdad
ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de
nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia
personal o social.
En la sección I del capítulo II (artículos 15 a 29) se enumeran derechos
fundamentales y libertades públicas. Se determinan derechos que se ejercen
individualmente: derecho a la vida (art. 15), a la libertad ideológica y religiosa (art.
16), a la libertad personal y la seguridad (art. 17), a la intimidad e inviolabilidad del
domicilio (art. 18), a elegir el lugar de residencia (art. 19), y la libertad de expresión
y divulgación (art. 20). También se determinan derechos ejercidos en común:
derecho de reunión (art. 21), de asociación (art. 22), participación (art. 23),
educación (art. 27), huelga (art. 28) y petición (art. 29). También se recogen las
libertades de enseñanza (art. 27) y sindicación (art. 28). Por otro lado, se recogen
los artículos dedicados a las garantías procesales: protección judicial de los
derechos (art. 24), el principio de legalidad penal (art. 25), trabajo remunerado
para los presos (art. 25) y prohibición de los tribunales de honor (art. 26).
En la sección II del capítulo II (artículos 30 a 38) se establecen derechos y
deberes de los ciudadanos. Son el servicio militar y la objeción de conciencia (art.
30), la Hacienda pública (art. 31), derecho al matrimonio y de divorcio y la igualdad
entre cónyuges (art. 32), el derecho a la propiedad privada (art. 33), a crear una
fundación (art. 34), el derecho y el deber de trabajar (art. 35), la creación de
colegios profesionales (art. 36), el marco regulador de las condiciones de trabajo a
través de convenios, y a presionar en los conflictos laborales (art. 37). Además, se
consagra la libertad de empresa y la economía de mercado, aunque puede llegar
a planificarse la economía (art. 38).
Capítulo III: De los principios rectores de la política social y
económica[editar]
El Capítulo III contiene los artículos 39-52. Ellos describen los fundamentos
del estado del bienestar, de acuerdo con el mandato constitucional por un estado
social (art 1). El incluye provisiones por una sistema público de pensiones, un
sistema de seguridad social, por salud pública y por derechos culturales.
Capítulo IV: Garantías de las libertades y derechos
fundamentales[editar]
El capítulo IV establece una serie de garantías de los derechos fundamentales. El
artículo 53 establece la reserva de Ley, que supone que el desarrollo normativo de
determinadas materias no puede realizarse mediante reglamento. En el caso de
los derechos fundamentales, la Constitución establece la reserva de ley para todo
el capítulo II,45 incluyéndose también los principios rectores contenidos en el
capítulo III.46 Por otro lado, la Constitución también establece una reserva de ley
orgánica para los derechos fundamentales contenidos en la sección I del capítulo
II,47 que además no podrán ser regulados por decreto ley48 ni mediante delegación
legislativa.49
El artículo 54 establece la institución del Defensor del Pueblo, elegido por las
Cortes Generales, que se encarga de la defensa de los derechos fundamentales,
supervisando la actuación administrativa y dando cuenta a las Cortes. Es
competente para interponer recurso de amparo y recurso de
inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional.
Los derechos fundamentales contenidos en la sección I y en los artículos 14 y 30.2
serán tutelados por los tribunales ordinarios, siguiendo un procedimiento basado
en los principios de preferencia y sumariedad. Agotada la vía judicial ordinaria, se
legitima a los particulares para acceder al recurso de amparo ante el Tribunal
Constitucional.50
De igual manera, la jurisdicción constitucional puede tutelar las vulneraciones de
derechos fundamentales (no solo de la sección I) mediante el recurso de
inconstitucionalidad,51 que, no obstante, cuenta con graves restricciones en cuanto
a los órganos legitimados para interponerlo, estando exclusivamente a disposición
del presidente del Gobierno, del Defensor del Pueblo, de 50 diputados, de 50
senadores o del órgano legislativo o ejecutivo de una comunidad autónoma.52
Ciertas garantías de los derechos fundamentales tienen también el rango de
derecho fundamental. Así sucede con el procedimiento de habeas corpus para la
inmediata puesta a disposición judicial de un detenido53 o el derecho a la tutela
judicial efectiva54 y a un proceso con las debidas garantías (presunción de
inocencia, derecho a la defensa, juez predeterminado por la ley, etc.)55
Título II: Corona[editar]
Artículo principal:
Monarquía española
Escudo de armas del rey de España, según Real Decreto 527/2014.
El título II (artículos 56 a 65) regula la institución de la Corona. El artículo 56
establece que el Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia,
arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones y asume la más alta
representación del Estado Español en las relaciones internacionales.
Funciones[editar]
El artículo 62 establece las funciones constitucionales del rey:56
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Sancionar y promulgar las leyes.
Convocar y disolver las Cortes Generales, y convocar elecciones.
Convocar a referéndum.
Ser informado de las cuestiones de Estado y, dado el caso, presidir el Consejo
de Ministros.
Proponer y, en su caso, nombrar al presidente del Gobierno.
Nombrar y destituir a los miembros del Gobierno.
Expedir reales decretos, conceder empleos civiles y militares, así como
honores y distinciones.
Ejercer el derecho de gracia con arreglo a la ley, que no podrá conceder
indultos generales.
Ostentar el mando supremo de las Fuerzas Armadas.
Ostentar el Alto Patronazgo de las Reales Academias.
No obstante, el carácter de la Corona es eminentemente simbólico: todos los actos
del rey estarán siempre refrendados57 por el presidente del Gobierno, los ministros
competentes o el presidente del Congreso, según corresponda.58 El refrendo es un
requisito para la válida existencia del propio acto del rey, que de no haber sido
refrendado, sencillamente no existe. Además, la eventual responsabilidad por tales
actos recaerá en la persona que los refrende59 dado que la persona del rey es
inviolable y no está sujeta a responsabilidad.57 Solo existen dos actos del rey que
no requieren refrendo: la gestión de la Casa Real60 y el nombramiento en su
testamento de un tutor para el rey menor.61
Sucesión[editar]
Artículo principal:
Sucesión al trono de España
El artículo 57 regula la sucesión al trono de España. Este artículo designa a Juan
Carlos I de Borbón como el legítimo heredero de la dinastía histórica española y
establece las normas sucesorias. Se sigue el orden regular
de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las
posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo
grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de
menos.20 En el supuesto de que se extingan todas las líneas llamadas a suceder
al trono, las Cortes Generales son las encargadas de elegir sucesor.62 Además,
las personas que contraigan matrimonio contra la expresa prohibición del rey y las
Cortes Generales quedan excluidas de la sucesión a la Corona, así como sus
descendientes.63
La Constitución da prioridad al sexo sobre la edad en el acceso a la Corona, algo
que contradice el espíritu constitucional de no discriminación por razón de sexo
establecido en el artículo 14. La regulación actual tiene su origen en la
proclamación de Felipe de Borbón, de menor edad que sus dos hermanas, como
príncipe heredero. Tal proclamación se realizó en 1977, mientras se desarrollaba
el proceso constituyente, y se planteó como un hecho consumado que no
convenía alterarse en la redacción final de la Constitución.64
En marzo de 2005 el Gobierno de Zapatero consultó al Consejo de Estado sobre
una posible reforma de la Constitución que incluyera una revisión del orden
sucesorio al trono para que primase la edad sobre el sexo. El Consejo de Estado
se mostró partidario de dicha reforma, así como de la inclusión de un precepto que
señalara el uso indistinto del término rey o reina. Sin embargo, también destacó
que habría que seguir el procedimiento agravado de reforma constitucional del
artículo 168.65
Regencia[editar]
El artículo 59 regula la regencia para los casos en que el rey sea menor de edad o
resulte inhabilitado. Para poder ejercer la regencia es requisito ser mayor de edad
y español. Además, la regencia se ejerce por mandato constitucional y siempre en
nombre del rey. Ante la minoría de edad del rey, se nombra regente al padre o
madre del rey, y en su defecto, al mayor de edad más próximo a suceder en la
Corona.66 Por otro lado, ante el supuesto de que el rey se inhabilitare y tal
imposibilidad fuere reconocida por las Cortes Generales, el príncipe heredero
ostenta la regencia, siempre que sea mayor de edad. De lo contrario, se procede
de la misma manera que para la minoría de edad del rey, hasta que alcance la
mayoría de edad.67
En el caso de que no sea posible hallar una persona a quien corresponda la
regencia por los procedimientos mencionados, las Cortes Generales se encargan
de nombrar la regencia, que debe estar compuesta por una, tres o cinco
personas.68
Tutela[editar]
La minoría de edad del rey también implica la aparición de un tutor que actúe en
su nombre e interés, y cuya posición es incompatible con el desempeño de todo
cargo o representación política. El artículo 60 establece como tutor a la persona
que haya nombrado el difunto rey en su testamento, siempre que sea mayor de
edad y español de nacimiento. En su defecto, la tutela recae en el padre o la
madre del rey menor, siempre que permanezcan viudos. Si tampoco es posible,
las Cortes Generales son las encargadas de nombrar tutor. En todo caso, se
prohíbe la posibilidad de que una sola persona ostente el cargo de tutor y regente,
salvo que se trate del padre, la madre o un ascendiente directo del rey.69
Título III: Cortes Generales[editar]
Artículo principal:
Cortes Generales
Palacio de las Cortes, sede del Congreso de los Diputados
Palacio del Senado, sede del Senado
El título III (artículos 66 a 96) de la Constitución regula las Cortes Generales,
órgano constitucional que ejerce la representación del pueblo español y está
compuesto por el Congreso de los Diputados y el Senado.70 La preponderancia del
Congreso sobre el Senado configura un parlamentarismo bicameral atenuado.
La Constitución establece que cada cámara dispone de un reglamento,71 un
presidente y una mesa.72 También establece una Diputación Permanente por
cámara, que desempeñará ciertas funciones (convocatoria extraordinaria,
declaración de estados de alarma, excepción y sitio) en los periodos en que no se
halle convocada la cámara.73 Para las sesiones conjuntas, se reúnen en Cortes
Generales que preside el presidente del Congreso, y se rigen por un reglamento
común aprobado por mayoría absoluta de cada cámara.72
La potestad legislativa recae en las Cortes, así como la aprobación de
los Presupuestos Generales del Estado, el control de la actuación del Gobierno y
otras funciones, como el nombramiento de magistrados del Tribunal
Constitucional, el de vocales del Consejo General del Poder Judicial, el de
consejeros del Tribunal de Cuentas y el del defensor del Pueblo. También proveen
sucesor a la Corona, regente o tutor cuando se agota la línea de sucesión al trono.
El funcionamiento de las Cámaras se producirá en Pleno o por comisiones.74 El
Pleno se constituye por la reunión de todos los diputados. Las comisiones son
pequeñas unidades de trabajo cuyos miembros son designados por los grupos
parlamentarios en proporción a su presencia en la Cámara. Las comisiones
conocen de los proyectos y asuntos que les encomienda la Mesa de la Cámara,
delegando en ellas el Pleno para la aprobación de proyectos y proposiciones de
ley. Sin embargo, no podrán actuar en cuestiones relativas a la reforma
constitucional, las cuestiones internacionales, las Leyes orgánicas y de bases y los
Presupuestos Generales del Estado.75 Respecto a los tipos de comisión, hay que
distinguir entre comisiones permanentes y no permanentes; y legislativas y no
legislativas.
Congreso de los Diputados[editar]
Artículo principal:
Congreso de los Diputados
El artículo 68 de la Constitución regula la composición del Congreso de los
Diputados, que debe contar con entre 300 y 400 parlamentarios.76 Los diputados
son elegidos por sufragio universal, libre, igual, directo y secreto.76 Las
circunscripciones electorales son las provincias de España, además
de Ceuta y Melilla.77 A cada provincia le corresponde un mínimo de dos escaños y
uno para las ciudades autónomas. El resto de escaños se distribuye siguiendo
criterios poblacionales.77 La elección se verifica en cada circunscripción
atendiendo a criterios de representación proporcional.78
Senado[editar]
Artículo principal:
Senado de España
El artículo 69 de la Constitución regula la composición del Senado. Es la cámara
de representación territorial. Está compuesta de senadores elegidos por un
sistema mixto: 208 senadores elegidos por sufragio universal, libre, igual, directo y
secreto y un número variable de senadores designados por las asambleas
legislativas de las comunidades autónomas.
La elección de los senadores por sufragio difiere del utilizado para el Congreso de
los Diputados. Se trata de una votación en listas abiertas en las que se vota a los
candidatos que se prefiera, con un máximo del número de escaños asignados a la
circunscripción, menos uno. Esto último configura un sistema mayoritario corregido
que tiende a asegurar la representación del segundo partido más votado en la
provincia.
Las funciones que la Constitución reserva al Senado le sitúan en una posición de
subordinación frente al Congreso de los Diputados. De esta manera, España sigue
el modelo de "cámara de enfriamiento" que en el derecho comparado tiene por
ejemplos a Japón o Canadá.
Título IV: Gobierno y Administración[editar]
Artículo principal:
Gobierno de España
Palacio de la Moncloa, sede oficial de la Presidencia del Gobierno, y lugar de reunión habitual
del Consejo de Ministros.
El título IV (artículos 97 a 107) regula la figura del Gobierno, estableciendo
aspectos esenciales sobre sus funciones,79 su composición,80 su formación y
cese81 y la eventual responsabilidad criminal de los miembros que lo componen.82
Funciones[editar]
La Constitución atribuye al Gobierno una función política, una función ejecutiva y
una función normativa. Cada una de ellas representa una faceta del Gobierno, si
bien la estrecha interconexión que existe entre ellas dificulta su aparición aislada.
La función política incluye un amplio y variado conjunto de actos que comprende
desde el establecimiento de un programa político y unas directrices administrativas
de ámbito social y económico hasta la declaración de guerra y la dirección de las
Fuerzas Armadas. También hay que señalar los actos relativos a la política
exterior (negociación de tratados internacionales), la interposición de recurso de
inconstitucionalidad,83 la disolución de las Cortes,84 la convocatoria de referéndum
consultivo,85 o la intervención en la comunidad autónoma que incumpla sus
obligaciones.86
La función normativa se divide a su vez en dos categorías. En primer lugar, una
función legislativa compartida con las Cortes y supeditada a ellas, consistente en
la atribución de iniciativa legislativa (proyecto de ley),87 la producción de Decretos
legislativos previa delegación parlamentaria88 y la emisión de normas urgentes con
rango de ley, conocidas como decretos leyes, que habrán de ser posteriormente
convalidadas o derogadas por el Congreso de los Diputados.89 Por otro lado, la
segunda categoría de la función normativa hace referencia a la potestad
reglamentaria expresamente mencionada en el artículo 97, que permite la emisión
de normas con rango reglamentario en desarrollo de las leyes, bien con la forma
de real decreto (aprobada por el Consejo de Ministros), bien mediante orden
ministerial (aprobada por un solo ministro).
Finalmente, la función ejecutiva podría definirse como la función de concretar y
ejecutar las leyes, e incluye, entre otras, la dirección funcional y orgánica de
la Administración Pública, la resolución de recursos administrativos o el
nombramiento de cargos de confianza política. Doctrinalmente suele incluirse
dentro de la función ejecutiva la facultad del Gobierno para dictar reglamentos de
ejecución, si bien tal potestad puede también incluirse dentro de las facultades
normativas.
Composición[editar]
Artículo principal:
Consejo de Ministros de España
La Constitución utiliza indistintamente los términos "Gobierno" y "Consejo de
Ministros", de manera que podrían considerarse conceptos equivalentes. No
obstante, cierto sector doctrinal ha sostenido la distinción entre uno y otro,
basándose en la utilización simultánea de ambos términos en el artículo 116.2 de
la Constitución. Hay que destacar que tal posición no ha tenido eco en los
sucesivos textos legales, que se refieren a Gobierno y Consejo de Ministros como
una misma institución.
El Consejo de Ministros es un órgano colegiado que se compone del Presidente,
de los Vicepresidentes en su caso, de los Ministros y de los demás miembros que
establezca la Ley.90 Nótese que el precepto citado finaliza con la posibilidad de
incluir nuevos miembros mediante la ley, si bien esta posibilidad ha tenido un uso
restringido, pudiendo citar como mayores novedades la inclusión de una secretaría
del Consejo de Ministros encarnada en el Ministerio de la Presidencia o la
aparición de posibles ministros sin cartera.91
Presidente del Gobierno[editar]
Artículo principal:
Presidente del Gobierno de España
El presidente del Gobierno es el encargado de dirigir la acción del Gobierno y
coordinar las funciones de los miembros del mismo.92 La Constitución le asigna un
papel fundamental al atribuirle el nombramiento y cese de ministros,
vicepresidentes y demás miembros del Gobierno.93 La formación del Gobierno se
produce a través de la investidura presidencial,94 acto por el que el Congreso de
los Diputados deposita su confianza política en el presidente para que forme
Gobierno. Ese vínculo de confianza se da entre el Congreso y el presidente, no
entre el Congreso y el Gobierno, de manera que la eventual responsabilidad
política recae directamente sobre él mediante la moción de censura y la cuestión
de confianza.
Tal es la importancia del presidente dentro del Gobierno que su dimisión,
fallecimiento o retirada de confianza parlamentaria supone el cese automático del
Gobierno en su conjunto.95 En un sentido formal, su importancia se manifiesta
dentro del Consejo de Ministros, cuya presidencia se le atribuye,
correspondiéndole por lo tanto la convocatoria de sus sesiones, la fijación del
orden del día y la dirección de las deliberaciones que se produzcan en su seno. En
la práctica, la voluntad del presidente se impone sobre la del resto de miembros
que compongan el Consejo de Ministros.
La Constitución atribuye al presidente, de forma directa, un variado elenco de
funciones, entre las que cabe destacar el deber de informar al rey, el refrendo de
sus actos,15 la facultad de pedirle que presida el Consejo de Ministros,96 la
competencia para convocar referéndum consultivo,97 para someterse a la cuestión
de confianza ante el Congreso,98 e incluso estará habilitado para disolver las
Cortes Generales.99 Finalmente, la Constitución también le hace competente para
interponer recurso de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional.100
Vicepresidentes[editar]
La Constitución solo menciona la figura del vicepresidente en su artículo 98, donde
afirma que el Gobierno se compone, entre otros, de los vicepresidentes en su
caso. De tan escueta regulación se deriva el que pueda haber uno o varios
vicepresidentes, dándose la posibilidad de que incluso no haya ninguno. La Ley
del Gobierno concreta un poco más sus funciones, si bien mantiene un carácter
indeterminado que convierte a las vicepresidencias en figuras marcadamente
flexibles. Cabe señalar la función de sustitución ante la ausencia o enfermedad del
presidente101 y la genérica atribución de las materias que el presidente delegue en
ellos.102
Ministros[editar]
Artículo principal: Ministerio de España
Palacio de Santa Cruz, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación.
La Constitución evita ocuparse con detalle de la figura del ministro. Limitándose a
la regulación de sus elementos esenciales, establece su inclusión dentro del
órgano de Gobierno.90 Fuera de esta mención, se establece su nombramiento y
cese a voluntad del presidente del Gobierno,93 y se hace referencia a su figura de
manera esporádica a lo largo del texto constitucional, como es el caso de la
mención al refrendo ministerial de algunos actos del rey.15
Los ministros tienen una naturaleza doble. Por un lado, son miembros del Consejo
de Ministros y participan en sus deliberaciones y toma de decisiones. Por otro, son
la cabeza de un determinado departamento ministerial, y dentro de él, desempeña
las tareas de dirección, organización y supervisión; se erigen como representantes
del Estado en su ámbito sectorial; y responden de la actuación de su
departamento. La Ley Orgánica de Funcionamiento de la Administración General
del Estado enumera con amplio detalle las funciones de los ministros en sus
artículos 12 y 13.
Formación y cese[editar]
La Constitución recoge el principio de continuidad gubernativa, tendente a evitar
vacíos de poder entre el cese de un Gobierno y la formación del siguiente. De esta
forma, correlaciona ambos procesos, de manera que la causa necesaria para la
formación de un Gobierno se corresponde con el cese del anterior. En el periodo
intermedio entre formación y cese el Gobierno cesante continua en funciones
hasta la toma de posesión del nuevo Gobierno.103
El principio de continuidad se hace aún más intenso en la regulación de la moción
de censura, a la que la Constitución otorga el carácter de constructiva, exigiendo
la proposición de un candidato alternativo en el mismo procedimiento que
provocará el cese del presidente anterior.104
Investidura[editar]
El artículo 99 de la Constitución establece el procedimiento de investidura del
presidente del Gobierno de España. El rey se entrevista con los representantes de
los grupos políticos del Congreso de los Diputados y propone un candidato a la
presidencia del Gobierno a través del presidente del Congreso de los Diputados.
El candidato propuesto por el rey expone ante el Congreso de los Diputados el
programa político del Gobierno que pretenda formar. El Congreso de los
Diputados puede otorgar su confianza al candidato por mayoría absoluta de votos
afirmativos en primera votación o por mayoría simple 48 horas después. Si el
candidato obtiene la confianza, el rey lo nombra presidente del Gobierno. En caso
contrario, se tramitan sucesivas propuestas. Si transcurridos dos meses no se ha
investido al presidente del Gobierno, se disuelven las Cámaras y se convocan
elecciones.94
Cese[editar]
La Constitución recoge como causas del cese del Gobierno la celebración de
elecciones generales —al acabar el mandato de cuatro años o por disolución
anticipada—, la retirada de confianza del Congreso de los Diputados —mediante
aprobación de una moción de censura o rechazo de una cuestión de confianza—,
y la muerte o dimisión del presidente del Gobierno.95
El cese del Gobierno por resolución judicial firme contra el presidente no está
contemplado expresamente en la Constitución, si bien parte de la doctrina afirma
que se trata de un cese implícito. Podría tener la forma de incapacitación civil, que
supondría que el presidente ha perdido su capacidad de obrar; o bien por
responsabilidad criminal, en el supuesto de que la resolución le impidiera ejercer
las funciones presidenciales por establecer algún tipo de prisión provisional, o bien
una pena privativa de libertad o inhabilitadora para el desempeño de cargos
públicos.
Administración Pública[editar]
Artículo principal:
Administración Pública de España
El título IV también contempla una mención a los principios rectores de la
Administración Pública, abarcando así el conjunto del Poder Ejecutivo.
La Administración Pública se configura como el aparato de servicio y gestión
del interés general.105 Pese a que el texto constitucional menciona una única
Administración, ha de entenderse que como consecuencia del Estado de las
autonomías existe una pluralidad de Administraciones territoriales (general,
autonómicas y locales) de las que a su vez dependen multitud de
Administraciones instrumentales.106
La Constitución apenas detalla la organización de la Administración Pública, si
bien exige que sus órganos sean creados, regidos y coordinados de acuerdo con
la Ley.107 Por otra parte, la mención que el artículo 97 hace acerca de la dirección
que el Gobierno ejerce sobre la Administración civil debe entenderse restringida a
la Administración General del Estado. Cabe recordar que según el artículo 137, el
Estado se organiza territorialmente en municipios, provincias y comunidades
autónomas; e igualmente, todas estas entidades están dotadas de autonomía para
la gestión de sus respectivos intereses, es decir, cada una de ellas dirige su propia
Administración.
Actividad[editar]
El texto constitucional delega en el legislador ordinario el desarrollo de cuatro
aspectos capitales de la actividad administrativa:
•
•
•
•
Audiencia de los ciudadanos: bien a través de organizaciones, bien
individualmente, se prevé que los ciudadanos hayan de ser oídos durante la
elaboración de las normas administrativas que les afecten.108
Acceso ciudadano a archivos y registros: del mandato constitucional se
exceptúa la información que pueda suponer un riesgo para la seguridad y
defensa del Estado, afectar a la averiguación de un delito o atentar contra el
derecho a la intimidad.109
Procedimiento administrativo: se requiere la regulación de un procedimiento
para la producción de actos administrativos. También se programa, cuando
proceda según la ley, la audiencia de los interesados.110
Responsabilidad patrimonial: la lesión de bienes y derechos de los particulares
como consecuencia de la actividad administrativa supone el nacimiento de un
derecho de indemnización a favor de los perjudicados, en los términos que
señale la ley.111
Principios[editar]
Los principios constitucionales que rigen la actuación de la Administración Pública
sirven de base para el posterior desarrollo de los aspectos funcionales y
organizativos de las distintas administraciones. La Constitución contempla en el
artículo 103.1 el principio de objetividad, de eficacia, de jerarquía, de
descentralización, de desconcentración, de coordinación, y de sometimiento a la
ley y al derecho.105
El principio de objetividad se pone en relación con la imparcialidad de los
funcionarios públicos,112 y con la interdicción de la arbitrariedad administrativa.113
La Administración no podrá actuar o hacer distinción de trato entre los
administrados, sino de acuerdo a los fines justificados que deriven de la ley. De
esta última forma, el principio de objetividad puede ponerse en relación con el
principio de igualdad de trato contenido en el artículo 14.
Respecto al principio de eficacia, hay que señalar la voluntad constitucional de que
la actividad administrativa consiga los resultados perseguidos al servicio de los
intereses generales. En íntima relación con el principio de coordinación entre
administraciones, se manifiesta de modo paradigmático en la encomienda de
gestión y en la obligación, que recae en las diversas administraciones, de
prestarse mutuamente la información necesaria para el eficaz ejercicio de sus
competencias.114
Sobre el principio de jerarquía se puede discernir una doble vertiente, normativa y
administrativa. La jerarquía normativa supone una subordinación de las normas de
rango reglamentario a las normas con rango de ley, y en última instancia, a las
normas constitucionales.113 La jerarquía administrativa implica una organización
piramidal en la que dentro de una misma Administración
existen órganos jerárquicamente superiores, encargados de la dirección,
supervisión e inspección de los órganos jerárquicamente inferiores. Estos últimos
podrán recibir funciones delegadas de sus superiores, acudir a ellos por conflictos
de competencia con órganos jerárquicamente iguales, y eventualmente, responder
disciplinariamente ante ellos. El recurso de alzada contra actos de órganos
inferiores es resuelto por el órgano superior, y así mismo, el superior
podrá avocar para sí alguna competencia del órgano inferior.
El principio de descentralización institucional hace referencia a la cesión de
titularidad de competencias realizada entre una Administración y un ente con
personalidad jurídica propia creado por esa misma Administración. Este principio
supone la aparición de la llamada Administración instrumental, dirigida a satisfacer
con eficacia las prestaciones propias de un Estado intervencionista. La
descentralización no es una mera delegación o encomienda de gestión, habida
cuenta de que la Administración que se desprende de la titularidad no fiscaliza el
ejercicio que de la competencia haga el ente que la recibe.
El principio de desconcentración es una figura análoga a la descentralización, si
bien la transferencia de competencias se produce entre los órganos de una misma
administración, y no entre administraciones distintas. La desconcentración podrá
ser horizontal, es decir, entre órganos jerárquicamente iguales; o bien será
vertical, de manera que un órgano superior cede atribuciones propias en favor de
un órgano inferior.
El principio de coordinación se presenta en las relaciones entre los distintos
departamentos ministeriales; entre la Administración General y las
administraciones autonómicas; y entre las propias administraciones autonómicas,
que utilizan los convenios como instrumento de coordinación. En otro sentido, hay
que destacar que el principio de coordinación se opone al principio de jerarquía.
Donde exista relación jerárquica, se excluye la coordinación, y de similar forma, no
puede haber coordinación más que entre dos entes que se relacionan de igual a
igual.
Finalmente, respecto al principio de sometimiento a la ley y al derecho, es el
reflejo administrativo del principio de vinculación contenido en el artículo 9.3. En el
caso de la Administración, se produce una vinculación positiva, de manera que
esta solo puede hacer lo que la ley le permita. Por el contrario, los ciudadanos
están sujetos a una vinculación negativa, pudiendo hacer todo lo que la ley no
prohíba. Por otra parte, este principio ha de ponerse en conexión con el de
objetividad, de manera que la Administración solo usará como parámetro de
actuación aquello que la norma disponga. Así, la discrecionalidad administrativa
está limitada por un núcleo reglado fijado normativamente, y sus actos no pueden
apartarse de los fines previstos sin incurrir en desviación de poder. La Jurisdicción
Contencioso-Administrativa se encarga de garantizar este principio.115
Título V: Relaciones entre el Gobierno y las Cortes
Generales[editar]
El título V (artículos 108 a 116) determina las relaciones entre el Gobierno y
las Cortes Generales. El sistema parlamentarista, consagrado como principio
constitucional,8 implica que el Gobierno ha de ser controlado por las Cortes
Generales. Ese control parlamentario se explica por el vínculo de confianza que
preside la relación entre ambos poderes, y puede adoptar dos formas: el control
parlamentario en sentido estricto o la responsabilidad política.
Control parlamentario[editar]
La Constitución habilita a las Cortes Generales a obtener información del
Gobierno, solicitar la comparecencia de uno de sus miembros, constituir
comisiones de investigación y formular preguntas e interpelaciones. No obstante,
ninguno de estos mecanismos puede vincular jurídicamente las decisiones del
Gobierno, algo que no impide un eventual condicionamiento por meros criterios de
oportunidad política.
Las Cortes Generales y sus comisiones pueden obtener información relativa al
Gobierno central o al Gobierno de una comunidad autónoma a través del
presidente de la cámara en cuestión.116 También pueden reclamar la presencia de
los miembros del Gobierno y, por su parte, los miembros del Gobierno pueden
asistir a las reuniones parlamentarias y hacerse oír en ellas.117
Respecto a las preguntas e interpelaciones parlamentarias al Gobierno, la
Constitución obliga a dedicarles un tiempo mínimo semanal que es regulado en los
reglamentos de las cámaras. También señala que las interpelaciones pueden dar
lugar a una moción en la que la cámara manifieste su posición al respecto.118 Los
reglamentos de las cámaras han regulado con profusión las preguntas e
interpelaciones, distinguiendo ambas figuras en función de su naturaleza. De esta
manera, las preguntas versan sobre hechos o temas concretos, y permiten un
debate muy ágil entre el parlamentario que pregunta y el miembro del Gobierno
que responde. Por su parte, las interpelaciones han de versar sobre temas de
política general, y permiten un debate más sosegado en el que pueden intervenir
representantes de los distintos grupos parlamentarios.119
Finalmente, el pleno de una cámara puede crear una comisión de investigación
para controlar cualquier asunto que afecte al interés público, incluyendo la
actuación del Gobierno. La investigación se compone de facultades análogas a las
mencionadas (obtención de información, control presencial y preguntas) y su
resultado no vincula ni afecta a las resoluciones judiciales, si bien, se puede
informar de las conclusiones al Ministerio Fiscal.120
Responsabilidad política[editar]
La existencia del vínculo de confianza parlamentaria hacia el Gobierno se traduce
en la responsabilidad política de este. El artículo 108 señala que esa
responsabilidad puede ser exigida exclusivamente por el Congreso de los
Diputados, y no por el Senado, en consonancia con el bicameralismo atenuado en
que se configura el Parlamento de España. La Constitución española regula dos
procedimientos en los que se exige esa responsabilidad política al Gobierno: la
cuestión de confianza y la moción de censura.
El artículo 112 establece la cuestión de confianza, que permite al Gobierno
solicitar la confianza del Congreso de los Diputados sobre su programa o sobre
una declaración de política general. La cuestión se presenta al Congreso por
iniciativa del presidente del Gobierno, previa deliberación en el Consejo de
Ministros. El otorgamiento de la confianza se produce por mayoría simple, y
supone la continuidad del Gobierno.98 Si el Congreso no otorga su confianza, se
produce el cese del Gobierno y la apertura del procedimiento de investidura del
artículo 99.121
El artículo 113 establece la moción de censura, que permite al Congreso de los
Diputados forzar la dimisión del Gobierno. La moción debe incluir un candidato
alternativo y debe ser presentada a iniciativa de una décima parte de los
diputados. Si la moción se aprueba por mayoría absoluta, se produce el cese del
presidente y los demás miembros del Gobierno. Al aprobarse la moción queda
otorgada la confianza al candidato alternativo, que es nombrado presidente por el
rey.122
Disolución de las Cortes[editar]
El presidente del Gobierno, previa deliberación del Consejo de Ministros, puede
proponer la disolución de las Cortes, que será decretada por el rey; si no está en
trámite una moción de censura y ha pasado más de un año desde la última
convocatoria de elecciones.
Estados[editar]
Artículo principal:
Estados de alarma, excepción y sitio en España
El artículo 116 regula los estados de alarma, excepción y sitio; que serán
regulados por leyes orgánicas.123
•
•
•
Estado de alarma: lo decreta el Consejo de Ministros, dando cuenta al
Congreso, por una duración de 15 días. El decreto determina el ámbito
territorial. Solo puede ser prorrogado con la autorización del Congreso.
Estado de excepción: es decretado por el Gobierno con la autorización del
Congreso (el Consejo de Ministros pone las condiciones, ámbito territorial...)
por 30 días prorrogables.
Estado de sitio: El Gobierno lo propone y la mayoría absoluta del Congreso lo
autoriza y determina su ámbito territorial, duración...
Título VI: Poder Judicial[editar]
Artículo principal:
Poder Judicial de España
Sede del Tribunal Supremo en la plaza de la Villa de París.
Sede del Tribunal Constitucional.
El título VI (artículos 117 a 127) regula el poder judicial. Busca consolidar un poder
judicial totalmente independiente y capaz de desarrollar adecuadamente la
potestad jurisdiccional. Con el mismo objetivo, la Constitución regula el estatuto de
jueces y magistrados, configurando además un órgano de gobierno judicial
encarnado por el Consejo General del Poder Judicial.124 También se recoge la
existencia de un Ministerio Fiscal, que promoverá la acción de la justicia en
defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público.125
El título constitucional comienza con el artículo 117, afirmando que la justicia
emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados
integrantes del poder judicial [...] sometidos únicamente al imperio de la Ley.126 Tal
precepto define la posición que ocupa el poder judicial dentro de la estructura
político-constitucional.
Principios[editar]
Independencia judicial[editar]
La Constitución dota de independencia al poder judicial.126 Los jueces y
magistrados serán inamovibles126 y no podrán ser separados, suspendidos,
trasladados ni jubilados sino por alguna de las causas y con las garantías
previstas en la Ley.127 Igualmente, los nombramientos, ascensos, inspección y
régimen disciplinario se dejarán en manos del Consejo General del Poder
Judicial,124 órgano de gobierno del poder judicial, independiente del resto de
poderes constitucionales.
La Constitución también trata de asegurar la imparcialidad judicial mediante un
régimen de incompatibilidades cuya regulación delega en el legislador; en todo
caso, se establece que los jueces y magistrados, mientras se hallen en activo, no
podrán desempeñar otros cargos públicos, ni pertenecer a partidos políticos o
sindicatos.128
Exclusividad jurisdiccional[editar]
La actividad jurisdiccional solo puede ser ejercida por los juzgados y tribunales
que la ley determina,129 prohibiendo jurisdicción alguna por parte del Gobierno y
de la Administración; e incluso del Parlamento, cuyas comisiones de investigación
no vinculan a los tribunales.130 No obstante, hay dos excepciones: en primer lugar,
el Tribunal Constitucional, que pese a desarrollar tareas jurisdiccionales, no se
encuadra dentro del poder judicial; y, por otro lado, la jurisdicción del Tribunal de
Justicia de las Comunidades Europeas, encargado de los conflictos derivados
del derecho comunitario europeo.
Además, la Constitución establece la dedicación exclusiva de los jueces y
tribunales a la actividad jurisdiccional y a las que expresamente les sean atribuidas
por Ley en garantía de cualquier derecho.129 Habría que destacar la vinculación de
este principio con el régimen de incompatibilidades y prohibiciones establecido en
la Constitución.128
Unidad jurisdiccional[editar]
La unidad territorial implica la jurisdicción del poder judicial sobre todo el país, sin
perjuicio de la organización territorial de sus distintos órganos, que podrán ser
competentes en un municipio, en un partido judicial, en una provincia, en una
comunidad autónoma e incluso en toda España. La prohibición de los tribunales
de excepción complementa el principio de unidad, y supone el acceso de todos los
ciudadanos, por igual, al juez natural previamente establecido por la ley, y a la
jurisdicción ordinaria de un único poder judicial. No obstante, la Constitución
contempla varias excepciones, compatibles con la unidad del poder judicial:
•
•
•
•
La jurisdicción militar actuará en el ámbito estrictamente castrense y en los
supuestos de estado de sitio.131
Los tribunales consuetudinarios y tradicionales, de naturaleza muy restringida,
constituye un supuesto de participación popular en la administración de
justicia.132
El Tribunal de Cuentas contará con una jurisdicción propia133 relativa a la
responsabilidad en que incurran los titulares de cargos que se ocupen del
manejo de caudales públicos.134 Ello sin perjuicio de la recurribilidad de sus
decisiones ante el Tribunal Supremo.
Los titulares de determinados cargos serán aforados y serán juzgados por el
Tribunal Supremo. Es el caso, entre otros, de los parlamentarios135 y de los
miembros del Gobierno.136
Plenitud jurisdiccional[editar]
La plenitud jurisdiccional tiene dos caras. Por un lado, supone que los jueces han
de resolver, en todo caso, los asuntos de que conozcan, y no podrán ampararse
en la oscuridad de la norma o sus lagunas para negar una resolución, pues
supondría negar el derecho fundamental a la tutela judicial efectiva.137 Por otra
parte, esa misma tutela judicial efectiva implica la obligación pública de cumplir y
hacer cumplir las resoluciones judiciales, y colaborar tanto en la resolución del
proceso como en su posterior ejecución.138
Principios procesales[editar]
El artículo 119 establece que la justicia será gratuita cuando así lo disponga la ley
y, en todo caso, para quienes acrediten insuficiencia de recursos para litigar.139 La
asistencia jurídica gratuita se convierte así en un derecho de tipo prestacional,
relacionado con el principio del Estado social de derecho, si bien su exacta
delimitación quedará en manos del legislador, atendiendo a los intereses públicos
y a las concretas disponibilidades presupuestarias.140
El artículo 120.1. establece que las actuaciones judiciales serán públicas. La
publicidad del proceso141 y de la sentencia142 está consagrada como Derecho
Fundamental en el artículo 24.2. Siendo parte fundamental del debido proceso, la
jurisprudencia constitucional ha señalado que tiene por misión, por un lado,
proteger a las partes de una justicia substraída al control público, y por otro,
mantener la confianza de la comunidad en los Tribunales, constituyendo en ambos
sentidos tal principio una de las bases del debido proceso y uno de los pilares del
Estado de derecho.143 Adicionalmente, el Tribunal Constitucional también ha
vinculado el principio de publicidad con el derecho a recibir libremente
información.144
El artículo 120.2 establece el principio de oralidad predominante, especialmente
en materia criminal.145 Con ello se pretende favorecer la obtención de información
por parte del juez mediante el contacto directo e inmediato con las partes. La ley
ha respetado la oralidad predominante en los procesos penales, aunque la ha
limitado en los procesos civiles, mercantiles o contencioso-administrativos, que
son predominantemente escritos.
El artículo 120.3 establece el principio de motivación de las resoluciones
judiciales,142 que busca evitar la arbitrariedad de los jueces y magistrados en el
desempeño de su actividad jurisdiccional. Estarán obligados, por lo tanto, a dictar
resoluciones razonadas y argumentadas conforme a derecho, debiendo
fundamentar jurídicamente toda decisión o fallo.
Responsabilidad judicial[editar]
A semejanza de la responsabilidad patrimonial administrativa, la Constitución
establece una responsabilidad directa del Estado, que deberá indemnizar los
daños causados por error judicial o a consecuencia del funcionamiento anormal de
la administración de justicia.146 Se trata de una responsabilidad patrimonial distinta
a la eventual responsabilidad disciplinaria, civil o criminal en que pudieran incurrir
los jueces y magistrados por el desempeño antijurídico de sus obligaciones. Por
otra parte, la jurisprudencia constitucional ha establecido que para que el daño sea
indemnizable, el particular tendrá que haber agotado todos los medios de defensa
procesal con los que hubiera podido contar.147
Jueces y magistrados[editar]
El artículo 117 establece que los jueces y magistrados son los encargados de
administrar la justicia. Los jueces y magistrados deben ser independientes,
inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley, y no
podrán ser separados, suspendidos, trasladados ni jubilados, sino por alguna de
las causas y con las garantías previstas en la ley.148
El artículo 126 establece que los jueces y magistrados así como los fiscales,
mientras se hallen en activo, no podrán desempeñar otros cargos públicos, ni
pertenecer a partidos políticos o sindicatos. La ley establecerá el régimen de
incompatibilidades de los miembros del poder judicial, que deberá asegurar la total
independencia de los mismos.149
Consejo General del Poder Judicial[editar]
Artículo principal:
Consejo General del Poder Judicial de España
Sede del Consejo General del Poder Judicial.
El artículo 122 establece el Consejo General del Poder Judicial como órgano de
gobierno del poder judicial. Entre sus funciones están los nombramientos,
ascensos, inspección y régimen disciplinario. El Consejo General del Poder
Judicial está integrado por el presidente del Tribunal Supremo, que lo preside, y
por veinte miembros nombrados por un período de cinco años. Doce de ellos
proceden de la carrera judicial, elegidos según establezca una ley orgánica, y los
ocho restantes son juristas de reconocido prestigio con más de 15 años de
experiencia profesional, cuatro de los cuales son nombrados por el Congreso, y
los otros cuatro por el Senado.150 La Ley Orgánica del Poder Judicial establece
que los 12 miembros de la carrera judicial también son nombrados por las Cortes
Generales.151 El Consejo General del Poder Judicial elige al Presidente
del Tribunal Supremo.152
Ministerio Fiscal[editar]
Artículo principal:
Ministerio Fiscal de España
El artículo 124 establece el Ministerio Fiscal como un órgano que tiene por
misión promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad, de los
derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la Ley, de oficio o a
petición de los interesados, así como velar por la independencia de los Tribunales
y procurar ante éstos la satisfacción del interés social.153 La Constitución establece
que el Ministerio Fiscal se guiará por los principios de unidad de actuación,
dependencia jerárquica, imparcialidad y sujeción a la legalidad.154 De ellos, el
único que no comparten con jueces y magistrados es el de dependencia
jerárquica: el Ministerio Fiscal se organiza jerárquicamente, y su actuación
depende en última instancia del fiscal general del Estado, que es elegido por el
Gobierno.155 Por ello, la jurisprudencia constitucional ha negado al Ministerio
Fiscal tanto su carácter de órgano administrativo, como su naturaleza
auténticamente judicial.156
Título VII: Economía y Hacienda[editar]
El título VII (artículos 128 a 136) trata de la organización y distribución de la
riqueza nacional. El artículo 128 establece que toda la riqueza nacional, sea cual
fuere su titularidad, está subordinada al interés general.157
El artículo 134 establece que el Gobierno debe elaborar anualmente
los Presupuestos Generales del Estado y las Cortes Generales deben aprobarlos.
Si los presupuestos no son aprobados antes del ejercicio correspondiente, quedan
automáticamente prorrogados los del año anterior. Una vez aprobados los
presupuestos, el Gobierno puede presentar proyectos de ley para aumentar o
disminuir el gasto público del mismo año. Además, toda proposición o enmienda
que supongo un aumento de los gastos o disminución de los ingresos requiere la
conformidad del Gobierno para su tramitación.158
Título VIII: Organización territorial[editar]
Artículo principal:
Organización territorial de España
El título VIII (artículos 137 a 158) está dedicado a la organización territorial del
Estado. Establece que el Estado se organiza territorialmente en municipios,
provincias y comunidades autónomas. Estas entidades tienen autonomía para la
gestión de sus intereses.159
Históricamente, la Constitución de 1978 rompe la tradición centralista iniciada en
1700 por Felipe V, como intento de solución al problema regional y a las
reivindicaciones de los grupos nacionalistas vasco, gallego y catalán, sin olvidar
las minorías nacionalistas aragonesa, canaria, andaluza y valenciana.
Comunidades autónomas[editar]
Artículo principal:
Comunidad autónoma
División territorial, según comunidades autónomas.
El artículo segundo de la Constitución reconoce el derecho a la autonomía de las
regiones y nacionalidades que componen la nación española.160 El capítulo III del
título VIII establece el procedimiento de creación y el modo de funcionamiento de
las comunidades autónomas. Cada comunidad autónoma cuenta con un Gobierno
autonómico, una Asamblea autonómica y un Estatuto de Autonomía que establece
la denominación, el territorio, el modelo organizativo y las competencias que la
comunidad asume.161
La Constitución determina los procedimientos para la creación de las comunidades
autónomas a partir de las provincias españolas. Hay dos formas acceder a la
autonomía: la vía lenta, establecida en el artículo 143, y la vía rápida, establecida
en el artículo 151. La vía rápida permite obtener un mayor nivel de autogobierno
desde el principio pero tiene unos requisitos más exigentes que la vía lenta. Las
comunidades que se forman mediante la vía lenta no disponen de todas las
competencias al momento de constituirse y deben esperar cinco años para poder
recibir el resto de competencias que no son exclusivas del Estado. Entre 1979 y
1983 se constituyeron las diecisiete comunidades autónomas. En orden de
accesión a la autonomía, las comunidades autónomas son: País
Vasco, Cataluña, Galicia, Andalucía, Asturias, Cantabria, La
Rioja, Murcia, Comunidad Valenciana, Aragón, Castilla-La
Mancha, Canarias, Navarra, Extremadura, Baleares, Comunidad de
Madrid y Castilla y León. Además, la disposición transitoria cuarta establece un
mecanismo para la posible incorporación de Navarra al País Vasco.
El artículo 155 dota al Estado de un mecanismo coactivo para obligar a las
comunidades autónomas al cumplimiento de las obligaciones impuestas por la
Constitución española de 1978 u otras leyes, o que atenten gravemente contra el
interés general de España.162
Las relaciones entre el Estado General y las comunidades autónomas no están
regidas por un principio de jerarquía, sino de cooperación. La Constitución no
agota la distribución competencial, que fue posteriormente perfilada por leyes
marco y de transferencia y por los Estatutos de autonomía. No obstante, en el
artículo 149.1 establece un núcleo de distribución de competencias que habrá de
ser respetado por el legislador. No se trata de un núcleo homogéneo, sino que
contiene tanto las competencias exclusivas del Estado, como las materias en las
que se produce una intervención conjunta del Estado junto con las comunidades
autónomas.
Debido al principio de unidad jurisdiccional, el poder judicial es único en todo el
territorio nacional, de manera que las comunidades autónomas no gozarán de
órganos con facultades jurisdiccionales. No obstante, es preciso señalar que
existen ciertos puntos de relación entre la administración de justicia y las
comunidades autónomas. En ese sentido, la jurisprudencia constitucional ha
permitido que las autonomías provean de recursos materiales, personales y
económicos a la administración de justicia en su territorio, siempre que se limiten
al ámbito administrativo sin potestades jurisdiccionales. El Tribunal Superior de
Justicia será el órgano jurisdiccional máximo en el territorio de la comunidad
autónoma.
Entidades locales[editar]
El capítulo II del título VIII sienta las bases para la regulación de la Administración
local y establece que las entidades locales podrán disponer de tributos propios,
además de participar de los tributos estatales y autonómicos.163 Las previsiones
constitucionales respecto a las entidades locales fueron posteriormente
desarrolladas por la Ley 7/1985, de 2 de abril, reguladora de las bases del régimen
local.
La Constitución reconoce como entidades locales a los municipios y las provincias,
además de las islas en Canarias y Baleares.164 No obstante, deja abierta la
posibilidad de crear agrupaciones de municipios distintos de la provincia.165 La
configuración posterior del régimen local ha creado la figura de la mancomunidad,
el área metropolitana y la comarca.
Municipio[editar]
Artículo principal:
Municipio de España
El artículo 140 establece la autonomía de los municipios como entidades locales,
que gozan de personalidad jurídica plena. Los ayuntamientos, compuestos del
alcalde y los concejales, se encargan del gobierno y administración de los
municipios. Los concejales son elegidos por los vecinos del municipio mediante
sufragio universal, igual, libre, directo y secreto. Los alcaldes a su vez pueden ser
elegidos por los concejales o directamente por los vecinos, según el modelo de
organización municipal, que la Constitución no concreta cómo debe ser.166
En España hay un total de 8131 municipios. La autonomía local ha sido objeto de
numerosa jurisprudencia por parte del Tribunal Constitucional, que ha tratado de
perfilar un ámbito competencial propio y compatible con el poder del Estado
General y la comunidad autónoma en que se sitúa.
Provincia[editar]
Artículo principal:
Provincia de España
Las 52 provincias de España
El artículo 141 configura a la provincia como una entidad local con personalidad
jurídica propia determinada por la agrupación de municipios cuya modificación
exige ley orgánica. Además la provincia también cumple la función de división
territorial para el cumplimiento de las actividades del Estado,167 así como la tarea
de servir como circunscripción electoral.77 El Gobierno y administración de las
provincias lo realizan las diputaciones provinciales u otras corporaciones de
carácter representativo.
La Ley de Bases de Régimen Local desarrolla las previsiones constitucionales
señalando que la diputación provincial constará de Pleno, Junta de Gobierno,
presidente y vicepresidentes.168 Igualmente, señala como funciones básicas de la
provincia el asegurar la prestación adecuada de los servicios municipales, así
como coordinar las actuaciones de los distintos municipios, entre sí, y con las
comunidades autónomas o el Estado General.169
Título IX: Tribunal Constitucional[editar]
Artículo principal:
Tribunal Constitucional de España
Sede del Tribunal Constitucional.
El título IX (artículos 159 a 165) está dedicado a la regulación del Tribunal
Constitucional. Este tribunal específico e independiente tiene competencia para
anular normas con rango de Ley, resolver cuestiones competenciales entre los
Poderes constituidos, y servir de garante último de los Derechos Fundamentales
de la sección I frente a los poderes públicos.
El Tribunal Constitucional extiende su jurisdicción sobre todo el territorio
español,170 y sus declaraciones de inconstitucionalidad de Leyes y normas con
rango de Ley tienen eficacia derogatoria erga omnes.171 Asimismo, la Constitución
confía al legislador orgánico la regulación del funcionamiento del Tribunal
Constitucional, el estatuto de sus miembros, el procedimiento ante el mismo y las
condiciones para el ejercicio de las acciones.172
De esta manera, la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional define al órgano
como el intérprete supremo de la Constitución, señalando su independencia frente
a los demás órganos constitucionales y estableciendo su sumisión, exclusiva y
excluyente, a la Constitución y a la mencionada Ley Orgánica.173
Composición[editar]
El artículo 159.1 establece que el Tribunal Constitucional se compone de doce
magistrados nombrados por el rey y elegidos así: cuatro por el Congreso de los
Diputados por mayoría de tres quintos, cuatro por el Senado por mayoría de tres
quintos, dos por el Gobierno y dos por el Consejo General del Poder Judicial. Los
miembros del Tribunal Constitucional son nombrados de entre jueces,
magistrados, profesores de universidad, funcionarios públicos y abogados, todos
ellos juristas de reconocida competencia con más de quince años de experiencia
profesional.174 Cuatro de sus miembros se renuevan cada tres años, siendo su
mandato total de 9 años.175
El artículo 159.4 señala que la condición de magistrado del Tribunal Constitucional
es incompatible con todo mandato representativo; con los cargos políticos o
administrativos; con el desempeño de funciones directivas en un partido político o
en un sindicato y con el empleo al servicio de los mismos; con el ejercicio de las
carreras judicial y fiscal; y con cualquier actividad profesional o mercantil.176
La figura del presidente del Tribunal Constitucional recibe una escueta regulación
por parte de la Constitución, señalando que será elegido de entre sus miembros
por el Pleno del Tribunal, y en tal sentido, nombrado por el rey por un periodo de
tres años.177 Esta previsión constitucional es desarrollada por la Ley Orgánica del
Tribunal Constitucional, que junto al presidente incluye la figura del vicepresidente.
Esta ley establece para ambos una votación secreta, que requiere de mayoría
absoluta en una primera vuelta. De no ser posible, la segunda votación requiere
mayoría simple. Ante un eventual empate, se celebra nueva votación, que en caso
de empatar nuevamente, supone la prevalencia del miembro más antiguo. Como
cláusula de cierre, a igual antigüedad en el órgano, es nombrado el miembro de
mayor edad.178
Atribuciones[editar]
La Constitución incluye un numerus apertus de atribuciones al Tribunal
Constitucional, de manera que tan solo recoge un núcleo de competencias que
posteriormente pueden ser ampliadas por ley orgánica,179 como de hecho sucede.
De esta manera, el texto constitucional consagra el recurso de
inconstitucionalidad,51 el recurso de amparo,180 el conflicto de
competencia autonómico,181 las impugnaciones de resoluciones o disposiciones
autonómicas83 y la cuestión de inconstitucionalidad.182
Por su parte, la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional incluye los conflictos de
competencia entre órganos constitucionales; conflictos en defensa de la
autonomía local; la declaración de constitucionalidad previa de los tratados
internacionales; y la verificación de los nombramientos de magistrados del propio
Tribunal Constitucional.183 Igualmente se permite al Pleno del Tribunal dictar
reglamentos para regular su propia organización, funcionamiento y régimen de
personal o servicios.184
El artículo 162 precisa la legitimación necesaria para la interposición de los
recursos. Para el recurso de inconstitucionalidad estarán legitimados el Presidente
del Gobierno, el Defensor del Pueblo, cincuenta Diputados, cincuenta Senadores,
los órganos colegiados ejecutivos de las comunidades autónomas y, en su caso,
las Asambleas de las mismas. Para el recurso de amparo estará legitimada
toda persona natural o jurídica que invoque un interés legítimo, así como el
Defensor del Pueblo y el Ministerio Fiscal.52 Para el resto de procedimientos, la
Constitución confía su regulación al desarrollo por ley orgánica.185 Finalmente, el
artículo 163 regula la cuestión de inconstitucionalidad estableciendo una
legitimación implícita a favor de los órganos del poder judicial.
Título X: Reforma constitucional[editar]
Artículo principal:
Reforma de la Constitución española
El título X (artículos 166 a 169) establece los procedimientos para la reforma de la
Constitución española. La iniciativa de reforma constitucional corresponde al
Gobierno, al Congreso de los Diputados y al Senado. Además, las Asambleas
autonómicas tienen atribuida una iniciativa indirecta: pueden remitir su propuesta a
la Mesa del Congreso de los Diputados o solicitar al Gobierno que adopte la
propuesta.186 En todo caso, la remisión del artículo 166 no incluye la iniciativa
popular, de manera que esta ha de entenderse excluida en lo relativo a la reforma
constitucional.187
La Constitución española permite la reforma de todo su contenido, al contrario que
otros ejemplos del constitucionalismo comparado, que dotan a parte de su
contenido de un carácter intangible. No obstante, existen determinados capítulos
de la Constitución que se consideran especialmente importantes para la estructura
constitucional, y por ello, se les dota de una rigidez especial, cuyo procedimiento
de reforma es tan restrictivo como la aprobación de una nueva Constitución.
Procedimiento ordinario[editar]
El procedimiento ordinario de reforma constitucional exige la aprobación de la
iniciativa de reforma por una mayoría de tres quintos, tanto en el Congreso como
en el Senado. De haber desacuerdo entre ambas cámaras, una comisión mixta
trata de presentar un texto consensuado que de nuevo se someterá a votación.188
Si el texto de la Comisión no obtiene el apoyo de los tres quintos del Senado y del
Congreso de los Diputados, existe la posibilidad de conseguir su aprobación
mediante la mayoría absoluta del Senado y la mayoría de dos tercios del
Congreso de los Diputados.189 Finalmente, una décima parte de los diputados o de
los senadores puede solicitar que el texto aprobado por las Cortes sea sometido a
referéndum vinculante.190
Procedimiento agravado[editar]
La Constitución considera de especial trascendencia la reforma del título
preliminar, del título II —relativo a la Corona—, o de la sección I del capítulo II del
título I —que establece los derechos fundamentales y libertades públicas—. Por
ello, contiene una cláusula intangible en virtud de la cual su modificación exige la
utilización de un procedimiento agravado de reforma, cuya aprobación requiere
mayoría de dos tercios en ambas Cámaras, y supone su inmediata disolución.188
Tras las consiguientes elecciones generales, las nuevas Cortes han de volver a
aprobar la reforma por una nueva mayoría de dos tercios.189La reforma es
finalmente aprobada si obtiene su ratificación mediante referéndum.190
Reformas[editar]
Reforma de 1992[editar]
Artículo principal:
Reforma constitucional española de 1992
En 1992 se realizó la primera reforma a la constitución española de 1978.191 El 7
de julio de 1992 los grupos parlamentarios, en el Congreso, del PSOE, Partido
Popular, Convergència i Unió, de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya,
del CDS, PNV y Grupo Mixto, presentaron conjuntamente una proposición de
reforma que consistió en añadir, en el artículo 13.2, la expresión "y pasivo" referida
al ejercicio del derecho de sufragio de los extranjeros en elecciones municipales,
para adaptar la Constitución al Tratado de Maastricht que obliga que se permita a
los extranjeros comunitarios presentarse a las elecciones municipales. Al no
afectar a los artículos arriba mencionados no se disolvieron las Cortes, y al no
solicitar referéndum el 10 % de diputados o senadores, este no se llegó a celebrar.
Reforma de 2011[editar]
Artículo principal:
Reforma constitucional española de 2011
La reforma de 2011 gira en torno a la modificación del artículo 135 de la
Constitución, estableciendo en el texto el concepto de "estabilidad
presupuestaria", constatándose un techo máximo de déficit estructural para las
comunidades autónomas y el Estado, y dando "prioridad absoluta" al pago de la
deuda pública en los presupuestos. Dicho déficit quedará delimitado por una ley
orgánica, que en ningún caso podrá contravenir el techo fijado por la Unión
Europea. La reforma obliga a las entidades locales a obtener equilibrio
presupuestario a partir del año 2020. Asimismo se establece que el montante del
conjunto de la deuda pública no podrá superar el 60 % del PIB.192
La propuesta de reforma fue realizada por procedimiento de urgencia y lectura
única, el 23 de agosto de 2011 por el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez
Zapatero.193 La reforma contó con el apoyo de los dos partidos mayoritarios,
el PP y PSOE y también con UPN. Puesto que estos tres partidos tenían
conjuntamente más del 90 % de diputados y senadores y, al tratarse de una
reforma por proceso ordinario, no fue necesario un referéndum que tampoco fue
solicitado por un 10 % de los representantes de una de ambas cámaras dentro del
plazo previsto que concluyó el 26 de septiembre de 2011. Sin embargo el resto de
partidos representados en la cámara se mostraron descontentos ante dicha
reforma en la que, según ellos, no se les había llamado a la negociación lo que les
llevó a acusar a ambos partidos de «romper el proceso constituyente».194
Véase también[editar]
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Portal:Derecho. Contenido relacionado con Derecho.
Historia del constitucionalismo español
Transición Española
Padres de la Constitución
Referéndum para la ratificación de la Constitución española
Derechos fundamentales en la Constitución española
Reforma de la Constitución española
Día de la Constitución (España)
Notas[editar]
1. ↑ En ausencia de una caracterización constitucional de la configuración del Estado, se
le designa por la doctrina con fórmulas tales como "Estado plural" (Tierno Galván),
"Estado autonómico" (Sánchez Agesta),"Estado regional" (Peces Barba), "Estado de
las Autonomías" (Clavero Arévalo), "Estado federal unitario" (Ariño), "Estado unitario
regional" (Fernández Rodríguez), "Estado semifederal, semirregional o
semicentralizado" (Muñoz Machado), "Estado federo-regional" (G.Trujillo), "Estado
autonómico con matices federalistas" (Entrena Cuesta), "Estado unitario con espíritu
federalista" (Simón Tobalina), "Estado integral" (Herrero y Rodríguez de Miñón). En
resumen, nos encontramos ante un modelo de Estado constitucionalmente innominado
al que el Tribunal Constitucional denomina "Estado de las Autonomías", sin pretender
con ello atribuirle una calificación jurídica precisa.12
2. ↑ Por otro, es una decidida reafirmación de la legitimidad dinástica del actual rey, más
que frente a viejos pleitos dinásticos -hoy en día ya no planteados- en cuanto a la
persona de Juan Carlos, quien, como consecuencia de la renuncia a los derechos
sucesorios efectuada por su padre, Juan de Borbón, en 1977, se convirtió en la
Monarquía re-instaurada en 1978 en el legítimo Rey de España, continuador de la
dinastía histórica.19
Referencias[editar]
1. ↑ ««Está prácticamente como el primer día»». La Razón. 6 de diciembre de 2013.
2. ↑ Boletín Oficial del Estado de 29 de diciembre de 1978
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4. ↑ Artículo 9.1 de la Constitución española: Los ciudadanos y los poderes públicos están
sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico.
5. ↑ Disposición Final CE
6. ↑ Art. 1.1 CE
7. ↑ Art.1.2 CE
8. ↑ Saltar a:a b Art. 1.3 CE
9. ↑ Art. 137 CE
10. ↑ Art. 2 CE
11. ↑ Art. 138.1 CE
12. ↑ Castelao, Julio (diciembre de 2003). «Sinopsis artículo 137». congreso.es.
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Poderes del Estado. El clásico principio de separación de estos Poderes, implícito en
los Títulos III, IV y VI de la Constitución de 1978... »
17. ↑ Art. 12 CE
18. ↑ Art. 108 CE
19. ↑ Abellán Matesanz, Isabel María (diciembre de 2003). «Sinopsis artículo
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20. ↑ Saltar a:a b Art. 57.1 CE
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28. ↑ Art. 167 CE
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pp. 178-180. ISBN 978-84-670-6131-4. «En la votación final sobre el texto de la
Constitución, que se celebró el 31 de octubre, el almirante Gamboa votó en contra,
mientras que Díez-Alegría se abstuvo. »
35. ↑ Powell, 2002, p. 257.
36. ↑ Powell, 2002, p. 257. "Aunque esta aparente ambigüedad sería aprovechada por los
sectores más reticentes al cambio para cuestionar la supremacía del poder civil,
también hizo posible que muchos militares trasladaran gradualmente su lealtad y
obediencia al nuevo sistema democrático gracias a la figura del monarca"
37. ↑ Powell, 2002, p. 257-258.
38. ↑ Art. 10 CE
39. ↑ STC 25/1981
40. ↑ STC 218/1988
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42. ↑ STC 53/1983
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45. ↑ Art. 53.1 CE
46. ↑ Art. 53.3 CE
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50. ↑ CE, art. 53.2.
51. ↑ Saltar a:a b Art. 161.1.a CE
52. ↑ Saltar a:a b Art. 162.1 CE
53. ↑ Art. 17.4 CE,
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72. ↑ Saltar a:a b Art. 72.2 CE
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80. ↑ Art. 98 CE
81. ↑ Art. 99, 100 y 101 CE
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83. ↑ Saltar a:a b Art. 161.2 CE
84. ↑ Art. 115 CE
85. ↑ Art. 92.2 CE
86. ↑ Art. 155 CE
87. ↑ Art. 87.1 CE
88. ↑ Art. 82 CE
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90. ↑ Saltar a:a b Art. 98.1 CE
91. ↑ Art. 4.2 LG
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93. ↑ Saltar a:a b Art. 100 CE
94. ↑ Saltar a:a b Art. 99 CE
95. ↑ Saltar a:a b Art. 101.1 CE
96. ↑ Art. 62 g) CE
97. ↑ Art. 92 CE
98. ↑ Saltar a:a b Art. 112 CE
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↑ Art. 13 LG
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↑ Saltar a:a b CE, art. 120.3.
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Abreviaturas[editar]
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CE: Constitución Española de 1978.
STC: Sentencia del Tribunal Constitucional.
LG: Ley 50/1997, de 27 de noviembre, del Gobierno.
RC: Resolución de 24 de febrero de 1982 por la que se ordena la publicación
en el "Boletín Oficial del Estado" del nuevo Reglamento del Congreso de los
Diputados, de 10 de febrero de 1982.
RS: Reglamento del Senado, texto refundido aprobado por la Mesa del
Senado, oída la Junta de Portavoces, en su Reunión del día 3 de mayo de
1994.
LRJAP: Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común.
LOTCu: Ley Orgánica 2/1982, de 12 de mayo, del Tribunal de Cuentas.
LOPJ: Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial.
LOTC: Ley Orgánica 2/1979, de 3 de octubre, del Tribunal Constitucional.
LBRL: Ley 7/1985, de 2 de abril, Reguladora de las Bases del Régimen Local.
LOR: Ley Orgánica 2/1980, de 18 de enero, sobre Regulación de las Distintas
Modalidades de Referéndum.
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septiembre de 2011.
Enlaces externos[editar]
•
•
•
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Constitución
española de 1978.
Wikisource contiene el texto completo de la Constitución española de
1978.
Wikisource contiene el texto del debate parlamentario sobre la enmienda
que pretendía introducir en la Constitución el derecho de secesión.
•
Portal temático «Constitución española» (Congreso de los Diputados)
•
•
•
•
La Constitución española para niños.
25 Aniversario de la Constitución
La aprobación de la Constitución contada por La Vanguardia en 1978
Constitución Española en lectura fácil, adaptada a lectura fácil.
Predecesor:
1931
•
•
Constituciones españolas
1978
Proyectos Wikimedia
Datos: Q847664
•
Multimedia: Spanish Constitution of 1978 / Q847664
•
Textos: Constitución española de 1978
Sucesor:
-
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