ELEFANTE BERNARDO NARRADOR: Había una vez un elefante de nombre Bernardo que nunca pensaba en los demás. Un día, Mientras jugaba, el elefante Bernardo tiró una piedra y ésta acabó hiriendo al burro cándido. ELEFANTE: qué lindo es divertirse tirando piedras. Jajajajaja BURRO: auch!!! Eso dolio (rebusnando y llorando) NARRADOR: Mientras cándido lloraba, los niños le curaron la herida en su oreja. Pero Bernardo, escondido, solo se reía del burro. Al día siguiente Bernardo, bajó al río a beber y vio unos ciervos. Para hacerles Una broma, tomo mucha agua con la trompa y SAS se la lanzó. ELEFANTE: que deliciosa agua tenía mucha sed. Ahora estoy lleno de agua y es momento de hacer una broma a esos ciervos y los mojare jajajaja NARRADOR: Uno de los cervatillos, Gilberto, perdió el equilibrio y cayó al río. Empapado, comenzó a estornudar. CIERVO: O NO!!! Por qué hiciste eso elefante. Auxilio!!! Achis achis achis! NARRADOR: Y ¿sabes que hizo Bernardo? reír y reír sin parar. Al día siguiente, Bernardo, andando por el campo, tropezó con una planta llena de espinas. Las espinas se clavaron por las patas y no alcanzaba a quitárselas. Llorando, Bernardo pidió ayuda al ciervo Gilberto que pasaba por allí. ELEFANTE: Gilberto, ¿Me podrías ayudar a quitar estás espinas? El ciervo, enojado, le miro y le dijo: CIERVO: No puedo. Tú me lánzate al agua y casi me ahogo. NARRADOR: Entonces, Bernardo, pidió ayuda al burro cándido. Y este le dijo: BURRO: No puedo. Te has burlado de mi cuando yo tenía una herida en la oreja. NARRADOR: Solo y sin ayuda, Bernardo comenzó a llorar, hasta que un mono sabio que pasaba por allí, le dijo: MONO: Ya vez, Bernardo, cómo te reías y burlabas de los demás, ahora nadie te quiere ayudar. Yo te ayudaré si cumples estás dos promesas. ELEFANTE: ¿Cuáles? ¡La cumpliré! Y el mono le contó: MONO: no lastimarás más a los demás, y si alguien necesita ayuda, le ayudarás. Bernardo prometió cumplirlas. El mono le libero de las espinas y a partir de entonces, el elefante Bernardo aprendió a no reírse de los demás.