La banda del reciclaje. Me llamo Roberto (Rober para los amigos), tengo 7 años, y vivo en un barrio de las afueras (de la “periferia” que diría mi seño, que habla muy bien). La ciudad no importa mucho, porque como dice mi padre, todos los barrios de las afueras son prácticamente iguales. Lo que os voy a contar ahora, pasó por culpa de D. Juan Luis, el profe de música, (¿o debo decir “gracias” a él?). Bueno, pues un día, estaba “el Notas” (que es como le llamamos cariñosamente), dándonos clase, que si do por aquí que si re por allá…Yo, la verdad, es que no le hago mucho caso, porque es justo, la hora antes del recreo, y estoy más preocupado de pensar en cómo voy a llegar a las porterías antes que nadie (si no llegas el primero, ya no hay nada que hacer), que del si bemol y esas cosas suyas…Entonces, sonó la campana (que es la única música que me interesa escuchar) y salí corriendo hacia las porterías, detrás corrían Fran, Felipe y María, y ¡sí! Llegamos los primeros. Cuando ya llevábamos un rato chutando, me di cuenta de que no estaba Jack, y aunque pregunté por él nadie sabía dónde estaba. Lo encontré ya de vuelta a la clase, y le pregunte si estaba enfermo o le dolía algo. - No-dijo él -. Estoy pensando cómo conseguir un Stradivarius. - Un ¿¿Stravi..qué??? - Un Stradivarius-dijo Cristina - ¿Es que no has oído al profe? Cristina no esperó la respuesta porque ya la sabía. - Un Stradivarius es un violín, es más, es el VIOLIN con MAYÚSCULAS- dijo Jack. No sé para qué quería Jack el violín ese, lo que sé es que esa semana no jugó con nosotros en el recreo, estaba obsesionado con tener uno, y yo lo echaba de menos, porque aunque era un poco patata jugando al futbol, nos reíamos mucho con él. - ¡Tengo que hacer algo!-pensé. En seguida, me vino mi padre a la cabeza, porque es un tío con muchos recursos (eso dice él de sí mismo), aunque haya gente que se empeñe en decir que somos una familia con pocos recursos (yo pienso que lo dicen porque no conocen a mi padre). Cuando llegué a casa conté a mi padre la historia del dichoso violín, y él me contestó que el único Stradivarius que conocía era la tienda dónde mi madre compraba su ropa, pero que dudaba que allí vendieran violines ni nada parecido. - Empezamos mal-pensé yo. - Dame tiempo y veremos cómo lo solucionamos- dijo mi padre al ver mi cara de “aquí no hay nada que hacer”. Después de media hora (que me pareció una eternidad), me miró y dijo: - ¿Por qué no hacemos nosotros el dichoso violín? - De mal en peor- volví a pensar. Y entonces mi padre interrumpió mis pensamientos. - Busca cajas de cartón, y de lo demás ya me encargo yo- ordenó mi padre. Me costó lo del cartón, pero lo encontré, aluciné buscándolo, porque no podéis ni imaginar la de cosas que tira la gente al contenedor azul de mi barrio. Volví a casa y allí estaba mi padre, con hilos, chinchetas, tijeras y…!una percha! Nos pusimos manos a la obra, y en una hora (o un poco más) teníamos un violín en nuestras manos. Os preguntaréis que para qué la percha, pues la usamos para hacer el arco. - Pues ya está, aquí está el violín para Jack. Se acabaron tus problemas. La verdad es que nos había quedado genial. Era la caña…Aunque le faltaba algo…Entonces lo supe, fui corriendo a la cocina, busqué una de las bolsas de mi madre y recorté de una de ellas la palabra Stradivarius, se la pegué al violín y grité: - ¡Ahora sí!, ahora ya está terminado. Teníais que haber visto la cara de Jack cuando se lo di al día siguiente en el cole. Sólo le había visto esa cara de felicidad cuando los reyes le trajeron la bici. Corrió a enseñárselo al “notas”, que debió alucinar también, porque ese día en clase, me hizo ponerme en pie delante de la clase, y no era para regañarme, sino para felicitarme. Entonces nos preguntó: - ¿queréis formar una orquesta? - SIIIIIII!!!!!- gritamos todos a la vez. Era la primera vez que todos nos poníamos de acuerdo en algo. Y durante las semanas siguientes cada uno construyó su propio instrumento, todos menos Jack, que ya tenía el suyo. Hemos hecho tambores con latas de galletas, trompetas con embudos y mangueras, maracas, y hasta una batería con las latas gigantes de melocotones del comedor del cole. Mañana, en el patio del cole, vamos a dar nuestro primer concierto. Nos llamamos “La banda del reciclaje”. ¿Queréis venir? Estáis todos invitados.