LA PESCA EN BARÚ Experiencias de cooperación en el acceso, uso y administración del recurso común pesquero en un contexto de sobrexplotación. Desafíos para el diseño de una política pública. Trabajo de grado para la Maestría en Política Pública Laura Castillo Ardila Orientada por: Juan Camilo Cárdenas Universidad de los Andes Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo Maestría en Políticas Públicas 2016 1 Tabla de contenido Introducción 5 Metodología de investigación 9 La pesca artesanal. Aspectos culturales y económicos 12 Cooperación en el uso y administración de los recursos comunes pesqueros 22 Relación entre las asociaciones de pescadores y los actores presentes en su territorio 34 Reflexiones finales. Recomendaciones para el diseño de una política pública 43 2 La pesca en Barú Experiencias de cooperación en el uso y administración del recurso común pesquero en un contexto de sobrexplotación. Desafíos para el diseño de una política pública Este escrito analiza cómo durante los últimos quince años, la comunidad de pescadores afrodescendientes de Barú, situada en el Caribe Colombiano, ha construido estrategias colectivas para enfrentar problemas derivados de la extracción, el uso y la administración del recurso común pesquero. Para ello, la investigación se enfoca en las prácticas de pesca artesanal de la comunidad, la conformación de cinco asociaciones de pescadores y las relaciones que los pescadores artesanales de este pueblo han establecido con otros actores locales, lo anterior en un contexto de disminución y afectación negativa de los recursos marinos en las ultimas dos décadas. De forma especial, este trabajo da cuenta de los diálogos, demandas y conflictos por el gobierno del territorio entre los pescadores de Barú y el Estado local representado por el Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo - PNNCRS1. Este documento consta de cinco apartados además de la introducción. En primer lugar, se expondrá la metodología utilizada para desarrollar la investigación. Para esto, se explicará en qué consiste el método etnográfico y cómo se implementó a través de la realización de un trabajo de campo en Barú. En un segundo momento, se mencionan las prácticas o artes de pesca artesanal y las faenas de pesca de los baruleros, además se muestra la importancia cultural que esta actividad tiene para la comunidad. En esta sección, se describe la economía pesquera y el contexto local que favoreció el crecimiento de la extracción de recursos del mar. Así, se explica cómo algunos factores asociados al incremento en la demanda de productos pesqueros, a la falta de oportunidades laborales diversas, a la falta de agua para cultivar y criar animales, a la venta de tierras y a la ausencia de vías de acceso al pueblo contribuyeron al aumento de la explotación de recursos marinos por parte de los baruleros. Se muestra de qué manera las anteriores condiciones han generado que los pescadores de Barú experimenten grandes tensiones socio económicas en su cotidianidad. Por ultimo, se advierte que algunos factores asociados a la contaminación han generado afectaciones graves al ecosistema marino. 1 En adelante utilizaré esta sigla para referirme al Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo. 3 En tercer lugar, se expone cómo a través de procesos colectivos los pescadores de Barú crearon estrategias de cooperación para responder a los cambios en el ecosistema. Aquí, se describe el proceso de conformación de las cinco asociaciones de pescadores y la puesta en marcha de diferentes acuerdos para manejar los recursos del mar. Se muestran las reglas y las sanciones que tienen las asociaciones y se explica por qué los pescadores en múltiples ocasiones las incumplen, debido a las tensiones socio económicas que experimentan en la cotidianidad. En este apartado, se advierte que lo que resulta relevante de la formación y puesta en marcha de las asociaciones, es que los pescadores de Barú han reflexionado sobre el impacto negativo que algunas de sus prácticas de pesca causan a los recursos marinos y han privilegiado los acuerdos comunitarios para enfrentar la disminución, aunque estos no siempre son eficaces. Las asociaciones de pescadores reconfiguraron las alianzas y conflictos entre los pescadores de Barú y diferentes actores presentes en el contexto local a saber: junta directiva del Consejo Comunitario del pueblo- B20, comunidades de pescadores vecinas, megaproyectos y turistas de la región. El cuarto apartado muestra la articulación de los pescadores con cada uno de estos actores y presta especial atención a la relación con el PNNCRS. Este apartado evidencia que la relación entre los pescadores de Barú y el Estado local, representado por el Parque, se caracteriza por la tensión no resuelta entre los marcos de referencia de los dos actores. Es decir, las maneras distintas de comprender las prácticas tradicionales de pesca de los baruleros. Por un lado, los funcionarios del Parque argumentan que la pesca que se realiza en la jurisdicción del PNNCRS es ilegal pues atenta contra la sostenibilidad del ecosistema marino. Por otro lado, los pescadores advierten que las prácticas de pesca que ellos realizan al interior del Parque no pueden ser entendidas como ilegales pues las han realizado de manera tradicional y están asociadas a la economía y cultura del pueblo. Además, los baruleros señalan que el Estado no ha garantizado sus derechos y por el contrario ha sido una figura que cuestiona y problematiza una práctica social que puede contribuir al sostenimiento del ecosistema. En este sentido, se analizan los impactos sociales que resultaron de la incorporación de algunos bajos de pesca de los baruleros al área del PNNCRS. Se explica por qué después de la implementación de esta figura se exacerbaron los conflictos entre baruleros, comunidades de pescadores vecinas y Estado local. 4 En un quinto apartado y a manera de conclusión, se señala que en contextos como el barulero, lo que subyace al uso de los recursos comunes pesqueros son las diferentes formas en las que las comunidades y el Estado se apropian de un territorio, entienden la actividad pesquera y ejercen las autonomías locales. Se argumenta que en este tipo de contextos, los objetivos de una política que apunte a la sostenibilidad del ecosistema marino debe, por un lado, reconocer e incorporar las formas en las que los pescadores comprenden y administran el territorio. Por otro, analizar los impactos sociales causados por la implementación de figuras como el PNNCRS. Se advierte, que si las políticas públicas desconocen las formas de comprensión y administración y los impactos sociales, las acciones del Estado no obtendrán legitimidad pues no serán valoradas por la comunidad. La falta de legitimidad generará que las acciones estatales sean ineficaces y se generen externalidades negativas, es decir, mayores costos económicos, sociales y ambientales tanto para las comunidades, como para el ecosistema y la administración local. En este sentido, para formular una política pública que asegure la sostenibilidad del ecosistema marino y la conservación de las prácticas tradicionales de pesca de la comunidad, se recomienda que los objetivos estatales se articulen con las expectativas de los pescadores de Barú a través de las siguientes acciones concretas. Primero, que el PNNCRS no denomine la pesca que los baruleros realizan en el Parque como una actividad ilegal; sino por el contrario entienda la relevancia económica y cultural de dicha actividad para el pueblo. Segundo, que el PNNCRS incorporé a los planes de manejo del ecosistema las estrategias de cooperación que las asociaciones de pescadores han construido; esto, por medio de políticas de coomanejo en las que pescadores y funcionarios trabajen de manera conjunta para la protección del ecosistema, de la economía y cultura de Barú. Tercero, que las políticas de sostenibilidad del ecosistema marino, formuladas por PNNCRS, tengan en cuenta las tensiones socio económicas que hacen que los pescadores de Barú no puedan cumplir las normas establecidas en las asociaciones. Por ultimo, se recomienda que el Estado local, representado por la Alcaldía de Cartagena, contribuya a resolver dichas tensiones socio económicas. 5 Introducción Diferentes autores han señalado que durante los pasados veinte años, la costa barulera ha presentado una disminución del número de peces capturados por especie, es decir, han indicado que el stock y la biodiversidad marina han sido afectados negativamente (Guzmán, 2006; Viloria, et al, 2014). Los estudios advierten que las principales causas de esta afectación son la sobrexplotación del recurso por parte de la gente de Barú y la contaminación del ecosistema marino por diferentes agentes. Algunos autores que han complejizado el problema de la sobrexplotación argumentan que, si bien la población barulera que depende económicamente de la venta de recursos del mar en mercados locales ha aumentado considerablemente la extracción de estos recursos, lo ha hecho en el marco de un complejo contexto de desempleo y ausencia de oportunidades económicas diversas (Guzmán, 2006; Maldonado, et all, 2008). Además, los baruleros no son los únicos ejerciendo presión. El trabajo etnográfico que se realizó para esta investigación evidenció que desde hace unos diez años la costa de Barú se ha transformado en el espacio de trabajo de comunidades de pescadores cercanas, que tienen las mismas presiones económicas de los baruleros. De esta manera, pescadores de pueblos como Santa Ana, Ararca, Barbacoas, Caño del Oro entre otros, han generado una explotación mayor de los recursos marinos. Otros estudios revelaron que la presencia de hoteles, megaproyectos y residuos del Canal del Dique han contaminado los espacios costeros con metales y desechos que también han afectado negativamente la supervivencia de los peces (Olivero et al., 2008). Una ausencia importante en los estudios reseñados es que no describen si las comunidades que están sobreexplotando perciben la disminución y si la consideran un problema en términos sociales, económicos y ambientales. En consecuencia, no hay información que describa cómo los pescadores lidian con el contexto de disminución del recurso pesquero. Por tanto, es difícil saber cuáles son las estrategias individuales y colectivas que los pescadores de Barú han puesto en marcha para enfrentar la disminución, especialmente aquellas enfocadas en tratar el problema de la sobrexplotación. Esta investigación contribuye a llenar esos vacíos. El trabajo de campo que se realizó, mostró que desde hace unos quince años los pescadores de Barú han identificado el problema de disminución y entienden que sus prácticas de pesca pueden favorecer la sobrexplotación, por tanto afectan negativamente los recursos. 6 Este escrito describe las estrategias de los pescadores baruleros frente a la disminución y la sobrexplotación. Concretamente, examina la conformación de cinco asociaciones de pescadores en el periodo comprendido entre los años 2000 y 2015. Las asociaciones tienen como uno de sus objetivos afrontar el deterioro del ecosistema marino, por esto han establecido un conjunto de normas y sanciones para enfrentarlo. Por ejemplo, esta prohibido pescar individuos ovados, deben proteger las prácticas de pesca artesanal en lugar de privilegiar el uso de tacos de pólvora y no deben capturar especies por debajo de la talla media de madurez sexual. Las asociaciones también han servido cómo herramientas para interactuar con actores locales como la junta directiva del Consejo Comunitario de Barú - B20, el PNNCRS, puertos industriales ubicados en la región, entre otros. Por tanto, el argumento central de este documento es que los pescadores de Barú son conscientes de los problemas de disminución y sobrexplotación, de ahí que hayan puesto en marcha estrategias colectivas para administrar el recurso común. Estas estrategias no han sido siempre eficaces; por un lado, los pescadores con frecuencia incumplen las normas, por lo que detener la sobrexplotación ha sido un proceso problemático, en parte, porque hay un contexto socioeconómico muy restringido para la comunidad. Por otro lado, el trabajo de las asociaciones de pescadores ha sido intermitente; además, está limitado, puesto que no pueden influir en la acción de otros pescadores y de megaproyectos que intervienen en las zonas de pesca de los baruleros. La investigación se realizó junto a la comunidad de pescadores afrodescendientes que vive en el pueblo de Barú, ubicado al sur de la ciudad de Cartagena en el departamento de Bolívar. Desde el año 1977, algunas de las zonas de pesca en las que tradicionalmente ha extraído recursos esta comunidad hacen parte del PNNCRS. Para el año 2005, la población del pueblo ascendía a los 3.000 habitantes, de los cuales 200 eran pescadores y alrededor de 100 se dedicaban a actividades relacionadas con el uso de recursos marinos (DANE, 2005). Los pescadores de Barú han obtenido los recursos pesqueros a través de prácticas de pesca artesanal desde la fundación del pueblo que tuvo lugar alrededor del año 1821 (Durán, 2007). En la actualidad, la gente de Barú ha articulado las prácticas de pesca artesanal que han usado desde comienzos del siglo XIX con nuevas herramientas para conseguir los recursos marinos. Es decir, coexisten los métodos manuales de extracción con implementos de pesca que han adquirido recientemente en mercados de Cartagena. 7 Este estudio da cuenta de la relación entre los seres humanos y el medio ambiente, su desarrollo implicó la realización de un trabajo etnográfico que incorporó las perspectivas antropológica y económica. Los hallazgos contribuyen a la recomendación de una política pública que aporte a garantizar la pesca como uno de los modos de vida de la comunidad barulera, asegurando la sostenibilidad del ecosistema marino. Para lograr lo anterior, se usó el concepto de recurso común que sirve para denominar los bienes a los que ciertos grupos humanos pueden acceder de manera abierta e ilimitada, sobre los que resulta difícil excluir de su uso a otros individuos y que además son rivales entre sí, es decir, si se consume una unidad de este bien, la misma deja estar disponible para los demás (Ostrom, 1997). Se acudió al argumento de la cooperación humana desarrollado por Ostrom, para explicar cómo una comunidad que tiene acceso a un recurso común puede crear acuerdos, sanciones e instituciones de autogestión que impidan el agotamiento del mismo (Ostrom, 2000). Además, se usó la idea de eficacia simbólica (Levi Strauss, 1987) para explicar de qué manera las políticas públicas que se dirigen a una comunidad pueden tener el efecto deseado en tanto sean valoradas, aceptadas e incorporen los marcos de referencia de los individuos a quienes se dirigen. Por ultimo, se retomó la noción de legitimidad social desarrollada por Serge (2015), para explicar por qué cualquier acción estatal que quiera llevarse a cavo en un territorio debe comprender lo que los grupos sociales piensan de su entorno y las formas en las que las iniciativas del Estado pueden impactar su cotidianidad (Serge, 2015). Esta investigación sirve como herramienta para analizar cómo una comunidad de pescadores afrodescendientes en el Caribe colombiano intenta construir formas de gobernanza colectiva sobre un territorio. Permite entender por qué esta gobernanza está sujeta a la relación con el Estado local, y en múltiples ocasiones fracasa por las condiciones económicas y sociales que vive la comunidad. En este sentido, deja ver por qué el manejo de los recursos comunes por parte de un grupo humano no puede ser entendido a través del estudio de sus decisiones individuales, si no por el contrario debe ser analizado teniendo en cuenta las dinámicas del contexto local. Este escrito es una ventana para entender por qué los modos de apropiación territorial de los pescadores no se limitan a la tierra, sino trascienden al mar. La investigación expone los desafíos de integrar en los procesos de formulación e implementación de políticas públicas, a las comunidades cuyos modos de vida están ligados a los territorios que el Estado busca intervenir. El escrito se propone como referente para entender dos aspectos, primero, que es necesario conocer de primera mano las experiencias que las comunidades han tenido frente a los 8 impactos sociales de una acción estatal. Segundo, que conocer estas experiencias y traducirlas en recomendaciones de política pública implica un ejercicio de ciudadanía. Metodología de investigación Para realizar esta investigación se acudió a la etnografía como una herramienta de diseño, análisis y evaluación de política pública que permite indagar por las relaciones, concepciones y prácticas socio económicas que surgen de la implementación de acciones estatales (Serge, 2015). La etnografía es un método de investigación social que plantea interpretaciones a partir de la observación directa de un fenómeno social (Jimeno, 2012). Este método, implica relaciones de acercamiento y proximidad con los sujetos junto a quienes se realiza la investigación; además propicia el contacto directo, la observación, el diálogo, la reflexión y la diferenciación entre el discurso y la práctica (Jimeno, 2012; Serge, 2015). Es decir, ayuda a contrastar los modos de pensar, sentir y obrar de las personas involucradas en la investigación (Guber, 2011). La importancia de la etnografía para el estudio de las políticas públicas radica en que esta prevé y observa los efectos de las acciones del Estado como procesos complejos que impactan la cotidianidad de las personas, y no como acciones fijas que siempre obtienen los resultados planeados por los técnicos de política pública (Shore, 2010; Serge, 2015). La aproximación etnográfica permite cuestionarse por los incentivos, las razones y los puntos de vista que subyacen a las actuaciones de los individuos, las comunidades y el Estado. En este sentido, el etnógrafo se pregunta por lo que es socialmente significativo para los grupos humanos y trabaja de manera conjunta con estos para que el conocimiento se produzca con las personas y no sobre ellas (Serge, 2015). Además de esto, la etnografía posibilita rastrear los cambios y consensos sociales y económicos que las sociedades establecen frente a un aspecto determinado y que se evidencian en la formulación y puesta en marcha de acciones estatales. Al mismo tiempo, facilita entender las dinámicas sociales dentro de las cuales operan las políticas, y observa a las últimas como contenedoras de ciertos principios y juicios organizativos que estructuran una sociedad (Ramírez, 2010; Shore, 2010). En suma, el método etnográfico permite que el formulador y analista de política pública se aleje de la idea de observar al Estado como un ente totalmente opuesto y separado de la sociedad y de ver a las políticas y programas 9 como elementos lineales, exclusivos e inmóviles del Estado. Por el contrario, promueve que el planificador de acciones estatales perciba a varios Estados y los entienda como espacios cambiantes e inconstantes, conformados a partir de prácticas cotidianas, de encuentros y de representaciones en donde participan e intervienen diferentes actores (Gupta & Sharma 2006). Esta investigación desarrolló el método etnográfico a través de un trabajo de campo que tuvo lugar en el pueblo de Barú, durante los meses de noviembre y diciembre del año 2015. En este tiempo, se realizó una inmersión intensiva en la cotidianidad de los pescadores. Es decir, se observaron de manera sistemática sus actividades. Para esto, se participó en varias faenas de pesca en las que los pescadores usaron el buceo a pulmón y la línea de mano como métodos artesanales de extracción. Se acompañó a los pescadores a vender los productos marinos en los mercados locales ubicados en el centro urbano de Barú y en la Isla de Cholón. Además, se asistió a varias reuniones de las asociaciones de pescadores. Se elaboraron 50 entrevistas a personas del pueblo, estas incluyeron a cada uno de los representantes legales de las cuatro asociaciones de pescadores, y a cuarenta pescadores (diez de cada asociación). En total, se entrevistaron a 44 pescadores, todos eran hombres afrodescendientes entre los 24 y 75 años de edad y habían dedicado más de diez años de su vida a la extracción manual de recursos marinos en Barú. También, se realizaron seis entrevistas a los líderes de la junta del Consejo Comunitario de Barú “B20”, que incluyeron a tres mujeres y a tres hombres. Todas las entrevistas fueron semiestructuradas y se desarrollaron a través de conversaciones a profundidad. El trabajo de campo estuvo acompañado de diálogos informales que tenían lugar diariamente con los habitantes del pueblo, de esta manera se conoció el punto de vista de pescadores que no pertenecían a ninguna asociación, de varias de las esposas de los pescadores y de otras personas del pueblo con quienes se compartió la cotidianidad. Para realizar el análisis de las entrevistas se construyeron cinco categorías o nodos centrales que permitieron clasificar los relatos de las entrevistas, los testimonios y las percepciones consignadas en el diario de campo. Estas categorías permitieron caracterizar e identificar patrones o excepciones en: las formas en las que los pescadores de manera tradicional han obtenido los recursos y la relación que han construido con el ecosistema marino; los factores que han causado la sobrexplotación y el agotamiento del recurso y describen la económica pesquera del pueblo; la organización política y social de Barú; los 10 impactos sociales que la figura del PNNCRS ha generado en la vida de los pescadores. Por ultimo las categorías facilitaron agrupar algunas recomendaciones para la formulación de política pública propuestas por la comunidad. Las categorías fueron las siguientes: 1) Artes de pesca y relación con el ecosistema. 2) Sobrexplotación, factores que la impulsan y actores que afectan negativamente los recursos marinos. 3) Asociaciones de pescadores (acuerdos y sanciones), alianzas y tensiones con otros actores presentes en el territorio. 4) Relación con el Estado local, representado por el Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo. 5) Alternativas de política pública. Para clasificar las entrevistas en las anteriores categorías se utilizó el programa Nvivo, este permitió ordenar la información e identificar patrones y relaciones en los relatos. La siguiente grafica muestra del total de relatos y entrevistas cual fue la categoría que más se encontró, Además del trabajo de campo, para el desarrollo de esta investigación se realizó una revisión sistemática de fuentes bibliográficas que permitió enriquecer el estudio en dos sentidos. Primero, se 11 identificaron los conceptos teóricos más adecuados para explicar las prácticas de pesca artesanal, los acuerdos de cooperación y los impactos sociales asociados a la implementación de acciones estatales. Segundo, se pudo contrastar la información recolectada en campo con la teoría y los conceptos identificado en la revisión. Es importante mencionar, que utilizar el método etnográfico en la investigación implicó un complejo proceso de negociación con las asociaciones de pescadores y con la junta directiva del Consejo Comunitario de Barú. Después de algunas semanas con la población y de acordar que el documento final de esta investigación serviría para apoyar la re construcción de la historia de la comunidad, los habitantes del pueblo, en especial los pescadores, participaron de manera activa en la investigación. La pesca artesanal, aspectos culturales y económicos. Este apartado menciona cuáles son las prácticas artesanales de pesca que los pescadores de Barú han utilizado de manera tradicional. Pone en evidencia la importancia cultural que dichas prácticas tienen para la comunidad. Además, caracteriza la economía pesquera del pueblo y muestra que factores han incidido en la sobrexplotación y disminución de los recursos del mar en las costas baruleras. Así, señala las razones por las que los baruleros han incrementado la extracción del recurso y evidencia la presencia de comunidades de pescadores vecinas en los bajos de pesca de los baruleros. También se explica por qué algunos residuos provenientes del Canal del Dique y de megaproyectos ubicados en la zona han afectado negativamente el ecosistema. Una faena de pesca es la actividad en la que los pescadores obtienen los recursos marinos a través de artes o prácticas de extracción. Para realizar una faena, el pescador debe identificar a qué lugar o bajo de pesca quiere ir, cuáles especies desea capturar y con qué factores o herramientas cuenta para obtener los recursos pesqueros. El proceso de identificación de los bajos, de las especies y de las herramientas está sujeto a un profundo conocimiento del ecosistema marino y a la capacidad adaptativa que el ser humano ha tenido en el mismo. El conocimiento tiene como base las experiencias cotidianas vividas en los contextos locales de extracción de recursos. La adaptación responde a la creación de 12 estrategias culturales que le han permitido a los pescadores adentrarse en dichos ecosistemas, y utilizar los recursos que encuentran en este (Arocha, 1999; Castillo, 2008). Poder extraer, usar y administrar los recursos pesqueros implican procesos de observación de las fases lunares, del crecimiento y migración de las especies, el cálculo del número de veces que se ha pescado en un bajo para no sobreexplotarlo, de los tipos de agua, del relieve marino, de las mareas altas y bajas y de la construcción de mapas mentales que guíen la embarcación (Acheson 1981; Arocha, 1999; Maldonado, 2015). En Barú la pesca artesanal se ha caracterizado por la obtención de recursos marinos a través de métodos manuales de extracción. Los pescadores de este pueblo señalaron que la implementación de estos métodos, también conocidos como artes de pesca, implica que el pescador articule: conocimiento del ecosistema, agilidad y paciencia2. En la actualidad, los pescadores afrodescendientes de Barú usan principalmente dos artes de pesca. La primera, se conoce como buceo a pulmón. Este tipo de buceo depende de la capacidad pulmonar del pescador para permanecer debajo del agua, del conocimiento de las rocas submarinas en las que viven ciertas especies y de la destreza con la que el pescador pueda agarrar al animal. Con este arte de pesca, los pescadores usan diferentes herramientas como el arpón, gancho, aletas para los pies, una cuerda para amarrar el bote al cuerpo del pescador y una careta o snorkel3. La profundidad a la que el buzo se sumerge varía entre los cinco y 14 metros. Los pescadores utilizan esta práctica para extraer especies como langostas, cangrejos y pulpos. En barú, las faenas de pesca con el arte de buceo a pulmón pueden realizarse de manera individual o en parejas de pescadores. La segunda práctica de pesca artesanal que se utiliza en Barú es la pesca con línea de mano, esta puede ser implementada de cuatro maneras diferentes dependiendo de la especie que se quiera pescar. De manera general, está técnica consiste en utilizar una cuerda de nailon a la que se sujetan varios anzuelos que se lanzan al mar para que diferentes especies los muerdan y puedan ser subidas hasta el bote por el pescador. 2 3 Entrevista realizada a Darwin Medrano durante una faena de pesca con el arte de línea de mano. Entrevista realizada a Yesmin Ballestas durante una faena de pesca realizada con el arte de buceo a pulmón. 13 La pesca artesanal que implica el buceo a pulmón y la línea de mano son las más usadas por los pescadores de Barú, sin embargo, existen otras técnicas para extraer recursos como las nasas y las redes de pesca y arrastre. La nasa que es una especie de jaula en la que ponen como carnada un pedazo de carne de res4, se pone en el fondo del mar para que animales como la langosta entren y queden atrapados. Durante el trabajo de campo, se observó que algunos pescadores utilizan la atarraya, esta es una red de entre 3 y 7 metros en forma circular que sirve para capturar sardinas o peces más grandes. Otro método que usan los pescadores de Barú para obtener carnadas es el boliche pequeño. Este es una red de aproximadamente 2 metros que se extiende sobre el mar, tiene en cada costado un palo de madera que permiten que el pescador arrastre la red y capture las sardinas5. Por último, aunque en menor medida, hay pocos baruleros que aún utilizan la pólvora para extraer recursos pesqueros. El uso de la pólvora es ilegal y ha generado graves afectaciones al ecosistema marino. Tanto las redes de arrastre como la pólvora son métodos nocivos pues lesionan o matan individuos muy jóvenes, y puede dejar heridos algunos animales que no necesariamente serán capturados por el pescador. Las artes de pesca anteriormente descritas fueron utilizadas por los baruleros desde la fundación del pueblo que tuvo lugar a principios del siglo XIX. Con el paso del tiempo, estas artes han ido cambiando debido a que los pescadores han comprado nuevos elementos de pesca en los mercados de Cartagena, han realizado intercambio de materiales de pesca con turistas que visitan la región y han hecho solicitudes a fundaciones y empresas que están en su territorio para adquirir nuevos implementos (Durán, 2007; Márquez, 2005). Por ejemplo, ahora se utilizan caretas más modernas para bucear, se construyen boliches de fibras más resistentes y en algunas ocasiones se va a pescar con motores fuera de borda y en lanchas con motores más potentes. Lo anterior ha aumentado la posibilidad de pescar en bajos más lejanos. La articulación de los métodos tradicionales de extracción con nuevas herramientas de pesca implica que el conocimiento que tienen los pescadores no es estático, sino por el contrario se articula con transformaciones sociales y económicas del contexto local (Márquez, 2005; Maldonado, 2015). Los pescadores de Barú han desarrollado estas artes de pesca de manera habitual en los siguiente bajos o zonas de pesca: Punta Iguana, Punta Pájaros, Playeta, Punta Piedra, Periquito, Pelao, Poza del Tito, Riscales, Isabelito, Aparecido, Boquerón, Nuevo, Intermedio de fuera, Los cantos, Intermedio de 4 5 Entrevista realizada a Edel Díaz. Entrevista realizada a Darwin Medrano. 14 tierra, El bote, Las palmas, Cuatro y tres, Casimba, Cebolleta, El medio, Largo y Tortugas. Algunas de estas áreas de pesca rodean la costa del pueblo de Barú. Otras se encuentran hacia el occidente rodeando la Isla Grande y la Isla del Rosario. La mayoría de los bajos de pesca se encuentran dentro de la jurisdicción del PNNCRS (Anexo, 1. Mapa bajos de pesca de los pescadores de Barú). En los relatos que se recogieron durante el trabajo de campo, los pescadores señalaron que las zonas de pesca que están incluidas dentro del PNNCRS hacen parte del territorio de Barú, (Anexo, 2. Mapa PNNCRS), “Nosotros decimos que son nuestros bajos de pesca porque siempre, es decir, diariamente hemos pescado en esas zonas, tu sabes que el mar es libre y que cualquiera puede pescar allí. Pero por eso te digo, es que son nuestros bajos de pesca porque siempre desde que se fundó Barú éramos nosotros los que pescábamos en esos lugares, éramos nosotros los que íbamos a coger los pescados allá...Ahora es que la situación ha cambiado, viene gente de otros lugares y pues con las restricciones de Parques eso fue peor… porque yo te pregunto a ti ¿Cómo lo van a sacar a uno de un lugar donde uno siempre ha estado? donde los abuelos lo llevaron y le enseñaron a uno a trabajar... esos lugares son parte de nuestro territorio” Luis Alfonso Guerrero. Pescador de Barú. Este tipo de relato supone una forma particular de apropiación del territorio por parte de la comunidad de pescadores de Barú. En este, se evidencia que los pescadores del pueblo tienen modos de apropiación territorial que no se limitan a la tierra, sino que por el contrario incorporan al mar. Los pescadores de Barú piensan el territorio como una espacio que integra las zonas terrestres y las zonas marinas, como un lugar que se construye a través de la experiencia y la cotidianidad. En Barú, el aprovechamiento de los recursos marinos implicó la creación de procesos económicos y culturales que fueron más allá de la relación causal de quién extrae y utiliza un recurso. Desde la fundación del pueblo, la pesca se asoció con una actividad de gran valor en la que los pescadores suplían las necesidades alimenticias de la comunidad. Los riesgos que implicaba adentrarse al mar, conocer el ecosistema marino y garantizar el consumo de proteínas a la población han generado que los baruleros reconozcan y admiren a los pescadores. Además, gran parte de la cultura del pueblo, como su gastronomía, la educación y las historias locales tienen presente la figura de los pescadores (Durán, 2007; Maldonado, 2015). Uno de los pescadores relato lo siguiente: 15 “Aquí tenemos una cultura de pescadores porque todo tiene que ver con el mar, si tu vas al colegio allá se le enseña a los niños la importancia de los pescadores, en las casas se sabe que la liga6 que te estas comiendo es producto del esfuerzo del pescador. Las señoras cocinan lo que uno pesca, pero ellas tienen recetas especiales de aquí de Barú, en las tradiciones y en las historias siempre te vana hablar de la vida de los pescadores, aquí hay un orgullo de ser pescador” Reyes, pescador de Barú. Hasta comienzos del siglo XX los recursos marinos se utilizaron como bienes de autoconsumo en la comunidad, pero con el paso del tiempo se empezaron a realizar intercambios con comunidades vecinas (Durán, 2007). En la actualidad, los productos pesqueros son uno de los ejes de la económicos del pueblo. De total de la población barulera, que para el momento de la investigación se estimaba en un poco más de 3.000 habitantes, alrededor de 200 personas se dedican a la pesca. Estas 200 personas pescan entre 3 y 6 veces a la semana dependiendo de su vinculación a otro tipo de trabajos y de la llegada de turistas a la región. Se estima que la población cuenta con 820 hogares que directa o indirectamente tiene vínculos con la extracción de recursos marinos7. Si bien, en un familia puede que no haya un pescador, si puede haber alguien que le compre el producto y sirva de intermediario para comercializarlo, o alguien que compre los productos marinos para cocinarlos y venderlos en playas cercanas. Varias personas usan recursos pesqueros que extraen los pescadores para realizar artesanías como collares, elementos decorativos, entre otros. Tanto la venta de alimentos preparados como la elaboración de artesanías son dos fuentes de ingresos significativas para el pueblo pues emplean alrededor de 100 personas en los meses de julio, diciembre y marzo, que corresponden a las temporadas donde hay mayor número de turistas8. Algunos pescadores de Barú comercializan sus productos en diferentes mercados locales como en “Basurto” ubicado en la zona sur de Cartagena, o en hoteles o fincas de descanso cercanas al pueblo. Pero por lo general, después de llegar de una faena de pesca, los pesadores venden el producto a las compraventas ubicadas en el núcleo urbano de Barú. En la cabecera municipal hay alrededor de seis compraventas de pescado, que almacenan los productos en congeladores para luego venderlos a los habitantes de la comunidad, a varios turistas que llegan al pueblo o a algunos hoteles que realizan pedidos. Los pescadores también entregan los productos a los acaparadores, que son personas que sirven de intermediarios entre el pescador y el comprador final, este ultimo puede ser un turista, un trabajador Termino que utilizan los pescadores para designar parte del producto pesquero que destinan para el hogar. Informe de la Unidad Administrativa del Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo, en línea 2016. Esta información fue verificada por uno de los líderes de la junta de Consejo Comunitario B20. 8 Entrevista realizada a Bonifacio Pacheco, artesano de Barú y entrevista realizada a Ingrid Medrano, cocinera y vendedora de alimentos en la Playa de Cholón. 6 7 16 de un hotel o de una finca cercana. Además de esto, los pescadores venden lo que capturan directamente o a través de intermediarios, en las playas de Cholón y Playa Blanca. También, es importante mencionar, que para la década de 1960 el turismo tuvo un incremento significativo en estas dos playas. Esto, generó el crecimiento en la demanda de los productos marinos en especial de la langosta, el pulpo y el caracol (Durán, 2007). Si bien, antes del incremento de turistas los pescadores ya capturaban estas especies, a partir de este momento los habitantes de Barú tuvieron más incentivos para extraer diversos recursos del mar. Las ganancias que los pescadores obtienen por comercializar los productos capturados en las faenas son utilizadas para suplir las necesidades básicas de sus hogares como salud y educación, además se usan para comprar más insumos que serán empleados durante las jornadas en el mar (Maldonado, 2015). Aunque los pescadores comercializan gran parte de los productos marinos que capturan, otro porcentaje es destinado al autoconsumo en el hogar. Este porcentaje está determinado por la utilidad que representa el consumo de peces a la familia, por el ingreso monetario que recibe el pescador por la venta de los peces y por los ingresos que recibe el hogar por otras actividades distintas a la pesca.9 Es decir, la decisiones de capturar recursos marinos, de comercializarlos o dejarlos para el hogar están sujetas a que el pescador reciba ingresos iguales o mayores a los que recibiría por la venta del pescado, en otras actividades económicas. Durante una faena de pesca, uno de los pescadores más jóvenes de Barú señalaba que de los 10 peces que había capturado, iba a destinar 3 para el consumo del hogar, estos tres peces eran los más pequeños y con menor valor comercial, “Por ejemplo si yo hoy capturo, no se… digamos que salgo a mi faena de pesca y capturo 10 pescados, de esos 10 dejo 3 o 4 para la liga, se los doy a Nena y ella los frita o los hace… bueno como ella los sabe hacer… los otros siete restantes los vendo, pero por lo general aquí en Barú los pescadores dejan una parte de lo que pescan para la familia.” Darwin Medrano, pescador de Barú. Los pescadores de Barú señalan que los precios de los productos del mar están sujetos a la temporada del año en la que los comercializan. Por ejemplo, en temporada baja un kilo de Pargo puede costar $12.000, un kilo de Jurel puede costar $5.000, un kilo de Barracuda puede costar $6.000. En las temporadas altas, con más presencia de turismo el precio por kilo de cada especie puede duplicarse. Sin Entendiendo las decisiones de producción y consumo de los hogares de pescadores en Barú. Investigación realizada por el grupo de estudios GEMAR y por el instituto INVEMAR, 2015. 9 17 embargo, la cantidad de peces que un pescador captura en cada faena no es contante, lo que implica que los ingresos recibidos por esta actividad varían dependiendo de cuántos peces pudo capturar el pescador en cada faena, de si el pescador tiene lancha a remo o a motor, de si el clima facilitó la faena y de quién es el comprador final de su producto. Debido a esto, durante las entrevistas se observó que los pescadores que menos ingresos obtenían, ganaban $280.000 al mes y los que más obtenían ganaban 1.500.000 mensual. De los cuarenta y cuatro pescadores entrevistados, 31 obtienen menos de $600.000 pesos al mes, y los 13 restantes obtienen más de $ 600.000. Es importante mencionar, que en Barú, los pescadores articulan la pesca con otras actividades laborales. Por ejemplo, trabajan como guías turísticos para mostrar los corales del mar, los manglares y algunos peces llamativos cuando hay mayor presencia de turismo. Otros trabajan como albañiles, obreros o vigilantes en Cartagena, cuidadores de fincas, cocineros, mototaxistas y muy pocos se dedican a la agricultura. Sin embargo, estas actividades no son fáciles de realizar, por un lado, los baruleros que están empleados como obreros y vigilantes en Cartagena tiene grandes dificultades para transportarse debido a que las vías de acceso para llegar a la ciudad están en pésimo estado. Además, la falta de oportunidades educativas en los niveles de primaria, bachillerato y profesional genera que los pescadores de Barú no pueden acceder a empleos con remuneraciones altas. Por otro lado, aunque las actividades relacionadas con el turismo permiten que los pescadores obtengan ingresos importantes, estas están sujetas a las temporadas en las que llegan más turistas a la zona. La gente de Barú también se dedico a la agricultura desde que la comunidad se asentó en el territorio, y articularon esta actividad con las prácticas pesqueras. Hubo numerosos cultivos de coco, patilla, frijol, maíz, papaya y níspero, sin embargo la constante compra de terrenos por parte de extranjeros generó que los baruleros no tuvieran tierras en donde cultivar (Durán, 2007). Además la mayoría de pobladores señalaron que desde hace varios años las lluvias han sido escasas en la región, esto sumado a la falta de acueducto en el pueblo son factores que impiden el cultivo y la tenencia de animales. Lo anterior es uno de los factores que genera que gran parte de la actividad económica del pueblo se centre en la extracción de recursos marinos10. 10 Entrevista realizada a Ivonne Gómez, líder de la junta del Consejo Comunitario B20. 18 Teniendo en cuenta el contexto descrito anteriormente, es importante señalar que además del incremento en la explotación de recursos por parte de los pescadores de Barú, existen otros dos factores que han generado cambios negativos en el ecosistema marino. Por un lado, varios estudios han encontrado que en esta región se presenta contaminación que proviene del Canal del Dique, de las plantas industriales y de puertos petroleros ubicados en la región (Olivero et al., 1997; Cogua et al., 2012). Esta contaminación se asocia a altas concentraciones de mercurio halladas tanto en peces como en habitantes de la zona, lo que generan graves daños a las especies marinas y a los seres humanos (Alonso et al., 2000; Olivero et al., 2008). Por ejemplo, en los peces afecta el crecimiento, el ciclo reproductivo, el desarrollo, y el estado hormonal, lo que genera que la tasa de regeneración de la especie se vea afectada negativamente. En los seres humanos, genera daños al sistema neurológico y en el desarrollo prenatal (Jedrychowski et al., 2007 citado en Garzón, 2015). Además de lo anterior, se ha encontrado que en la comunidad de Barú, la contaminación ha generado externalidades negativas que aumentan los costos implícitos de los pescadores, estos costos están relacionados con efectos negativos a la salud derivados de la exposición a contaminantes (Garzón, 2015). La siguiente tabla muestra los niveles de contaminación encontrados por varios investigadores desde el año 2000, hasta el año 2015. Vale la pena mencionar que la OMS ha señalado que para evitar problemas de salud el nivel máximo de contaminación debe ser de 0.1 µg/g. Parámetros Concentración de Mercurio (µg/g) Fuente de información Alonso et al. Olivero et al. Cogua et al. (2000) (2008) (2012) 1.88 1.52 0.18 Proyecto BASIC (2015) 0.15 Fuente: Datos tomados de (Alonso et al. (2000), Olivero et al. (2008), Cogua et al. (2012) y Proyecto BASIC (2015) citado en Garzón, 2015) Por otro lado, los baruleros señalan que desde hace unos diez años aproximadamente, sus bajos de pesca se han convertido en el espacio de trabajo de comunidades de pescadores vecinas como Ararca, Santa Ana, Bocachica, Caño del Loro y Barbacoas. Estas comunidades extraen recursos del mar por medio de métodos manuales muy similares a los que utiliza la gente de Barú. Sin embargo varios de los pescadores baruleros señalaron que los pescadores de comunidades vecinas privilegian la pesca con redes de arrastre. 19 Los efectos negativos que produce la extracción de recursos por parte de los pescadores de Barú y de las comunidades vecinas, están asociados a que la Talla Media de Captura por cada especie es menor a la Talla Media de Madurez Sexual de la misma. Es decir, los pescadores de Barú, Ararca, Barbacoas y Caño del Oro están capturando individuos que no se han reproducido ni una sola vez, lo que no permite que estos sean renovables. Durante el trabajo etnográfico, uno de los pescadores de Barú explica las consecuencias que produce la pesca por parte de comunidades vecinas, “Son muchas las comunidades que vienen, las que se encuentran en nuestros alrededores, ellas se concentran solamente en Barú. Estamos hablando de Boca cerrada, Santa Ana, Bocachica, Caño del Oro, Tierra Bomba, Cartagena, Barrio Chino, Ararca, Barbacoas, Pasacaballos...todas se vienen acá a pescar en nuestras zonas porque ellos allá cerca de sus pueblos ya no tiene peces. Entonces, los pescadores de acá de Barú, más los pescadores que llegan hacen que se capturen más peces y además son peces por debajo de la talla de madurez, y esas no se pueden capturar porque si no, no se garantiza que se reproduzca el recursos” Enrique Villamil, pescador de Barú. Las siguientes tablas muestran la relación entre las tallas mínimas de captura establecidas por la AUNAP11, las tallas medias de madurez de cada especie y la talla media de captura por cada comunidad. Además, enseñan qué porcentaje del total de las muestras tomadas para cada especie en cada comunidad, fue capturado por debajo de la talla media de madurez sexual. Se seleccionaron las especies Pargo, Barbudo y Jurel por ser especies que las cuatro comunidades capturan y porque de estas especies se tenían los datos más recientes. PARGO Lutjanus analis BARÚ ARARCA BARBACOAS CAÑO DEL ORO Talla Mínima de Captura Sugerida 34 cm 34 cm 34 cm 34 cm Talla Media de Madurez Sexual 26 cm 26 cm 26 cm 26 cm Talla Media de Captura 22 cm 18 cm 23,7 cm 32,4 cm Porcentaje de individuos capturados 61.1% por debajo de la talla media de madurez sexual. 90,4% 75% 60,3% Fuente: Proyecto Basic, Facultad Economía. Universidad de los Andes, 2015. LA AUNAP es la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca, encargada de establecer reglamentos para la captura de recursos pesqueros. 11 20 BARBUDO Sciades herzbergii BARÚ ARARCA BARBACOAS CAÑO DEL ORO Talla Mínima de Captura Sugerida 41 cm 41 cm 41 cm 41 cm Talla Media de Madurez Sexual 36 cm 36 cm 6 cm 36 cm Talla Media de Captura 33 cm 24,4 cm 20,9 cm 28,5 cm Porcentaje de individuos capturados por debajo de la talla media de madurez sexual. 100% 100% 100% 100% Fuente: Proyecto Basic, Facultad de Economía. Universidad de los Andes, 2015. JUREL Caranx hippos BARÚ ARARCA BARBACOAS CAÑO DEL ORO Talla Mínima de Captura Sugerida 40 cm 40 cm 40 cm 40 cm Talla Media de Madurez sexual 38 cm 38 cm 38 cm 38 cm Talla Media de Captura 26 cm 22 cm 23 cm 2,2 cm Porcentaje de individuos capturados por debajo de la talla media de madurez sexual. 97,2% 86% cm 93,7% cm 82% cm Fuente: Proyecto Basic, Facultad de Economía. Universidad de los Andes, 2015. La información presentada en las anteriores tablas muestra que además de Barú, otras tres comunidades capturan recursos pesqueros con tallas inferiores a la Talla Media de Madurez Sexual. Lo que evidencia que la sobrexplotación de recursos marinos en los bajos de pesca de los baruleros, está sujeta a la acción de diferentes comunidades de pescadores que han comenzado a extraer recursos en la zona de Barú. Vale la pena advertir que en las épocas de temporada alta, las personas de los mercados, hoteles y turistas que compran los productos a los pescadores, privilegian el pescado “platero” (pescados del tamaño de un plato), esto incentiva a los pescadores a que capturen individuos con tallas menores a las establecidas por la AUNAP. 21 Como se observó a lo largo de este primer capitulo, la pesca artesanal ha ocupado un papel relevante para la economía, historia y cultura de Barú. De ahí, que los pescadores afirmen que los bajos de pesca que fueron incorporados en el PNNCRS12 hacen parte de su territorio. Los baruleros entienden este territorio, como los espacios que habitan cotidianamente y en los que tradicionalmente han realizado las artes de extracción de recursos marinos. Además de esto, se evidencio que el incremento en la captura de recursos pesqueros ha estado sujeto a complejas relaciones locales en las que la por un lado, la demanda de estos productos se ha incrementó a partir de la década del sesenta; por otro, aunque los baruleros han articulado la extracción de recursos marinos con otras actividades económicas, no han tenido oportunidades para obtener ingresos importantes y constantes de actividades que no impliquen la sobrexplotación, o que no estén relacionadas con el uso de recursos del mar. También, se demostró que en contextos socio-económicos como el de Barú, los pescadores tienen incentivos para capturar varias especies por debajo de la talla media de madurez sexual, pues la venta de las mismas representa ingresos significativos para el mantenimiento del hogar, sobre todo en las temporadas altas. En otras épocas del año, los ingresos económicos de los baruleros por actividades pesqueras son menores a un salario mínimo mensual13, lo que evidencia las condiciones de pobreza en las que vive la comunidad (Guzmán, 2006). Sumado a esto, la acción de comunidades de pescadores vecinas, la presencia de elementos como el mercurio que proviene del Canal de Dique y residuos de industrias y puertos petroleros ubicados en la región, ha generado un deterioro del ecosistema marino. Entonces, los impactos negativos que se generan en los bajos de pesca baruleros, son producto de la acción de diferentes actores que están presentes en el contexto local. Cooperación en el uso y administración de los recursos comunes pesqueros. En Barú, los recursos comunes pesqueros son aquellos individuos marinos que habitan los bajos de pesca de los baruleros y a los que varias comunidades de pescadores del contexto local y algunos grupos de pesca industrial han podido acceder sin ninguna limitación. Estos recursos son rivales entre si, es decir, cuando un pescador captura algún individuo genera que este deje de estar disponible para otra 12 13 PNNCRS, Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo. El Salario Mínimo Mensual Vigente 2016 es de $ 689. 454 22 persona. Además, para los baruleros resulta difícil excluir del uso y extracción de los recursos marinos a otros grupos de pescadores. Durante el trabajo etnográfico, los pescadores de Barú señalaron que el incremento en la explotación de recursos por parte de grupos de pescadores vecinos, de compañías de pesca industrial y de la misma comunidad barulera han sido factores que desde hace dos décadas han generado la disminución del los recursos del mar. Uno de los pescadores más viejo del pueblo, que siempre ha pescado con línea de mano, cuenta en sus relatos los cambios que ha observado en la cantidad de peces que se captura en una faena de pesca, “Antes se pescaba mucho más. Yo recuerdo que cuando era jovencito uno capturaba de todo, pargo, barbudo, saltona, había mucha abundancia de peces. Uno dejaba sus pescados para la liga y lo otro lo vendía… pero había mucho pescado, de todo, pulpo también. Ahora, casi no hay, usted sale a una faena de pesca y puede que llegue con nada, o no con nada, pero sí con muy poco en comparación de antes… Como el mar es libre, cualquiera puede pescar, tu no le vas a decir a otro pescador que no pesque porque el mar es de todos, entonces ahora vienen más pescadores aquí a pescar. Ellos traen trasmallos y eso mata los pececitos chiquitos. Ahora hay menos que antes, mucho menos y más pequeñitos. Pero no es porque los pescadores de Barú quieran coger todos los peces para ellos, sino que ahora toda la gente de la península se viene para acá, y además de todo eso, los vikingos, esos barcos grandes que cuando venían a pescar acababan con todo…Ósea son varias cosas, los vecinos y nosotros mismos también hemos perjudicado el recursos, nosotros aquí en Barú también en algunos momentos hemos pescado mal” Placido Medrano pescador de Barú. Este relato adquiere relevancia en cuanto pone en evidencia el modo en el que los pescadores piensan los recursos del mar. Aunque los baruleros señalan que los bajos de pesca hacen parte de su territorio, advierten que no es fácil excluir de su uso a otros pescadores, y que la extracción de recursos por parte de diferentes grupos pesqueros ha sido uno de los factores que ha generado que los baruleros no capturen la misma cantidad de recursos que años atrás. El aprovechamiento de algunos recursos comunes que presentan características similares a los recursos pesqueros en Barú, ha sido explicado por varios autores como una experiencia que presenta un dilema entre la maximización del beneficio individual o la maximización del beneficio colectivo; este dilema de manera inevitable generará la sobrexplotación y el agotamiento de los recursos (Hardin, 1968; Olson 1992). Si cada uno de los pescadores decide extraer la mayor cantidad de individuos del mar, sin tener en cuenta la acción de los demás pescadores, los recursos marinos se agotarán y esto generará impactos negativos para todas las comunidades que extraen recursos de la zona. 23 Ahora bien, varios autores han propuesto que para administrar el aprovechamiento de recursos comunes sin que estos lleguen a su fin, es necesaria la intervención estatal o privada. Es decir, argumentan que la intervención de un actor externo es la manera más eficaz para garantizar la sostenibilidad de los recursos (Hardin, 1968; Olson 1992). Sin embargo, otros estudios han señalado que aunque el aprovechamiento de recursos de uso de común puede tener implícito el dilema entre los intereses individuales y los intereses colectivos, las acciones de las comunidades no siempre han generado el agotamiento del recurso. Por el contrario, muchos grupos humanos han desarrollado diversos mecanismos de autogestión como instituciones, acuerdos, alianzas y sanciones que les han permitido administrar los recursos sin que estos se agoten. Es decir, en contextos de uso y aprovechamiento de recursos de uso común los individuos han organizado acuerdos de cooperación y han actuado de manera conjunta para la sostenibilidad de los mismos (Ostrom, 2000; Ulloa, 2004; Castillo, 2008; Cárdenas, 2010). En Barú, por ejemplo, los pescadores se organizaron y crearon asociaciones de pescadores cuyos objetivos generales apuntaron a la administración de la extracción y el uso de los recursos del mar. Lo anterior, con el objetivo de garantizar la conservación de las especies y de las prácticas culturales de la comunidad. La formación y puesta en marcha de cada una de estas asociaciones implicó diferentes procesos individuales y colectivos que vale la pena analizar. PESBARÚ En el año 2001, un grupo de pescadores de Barú se reunió para discutir acerca de la disminución en el número de peces que estaban capturando en las faenas de pesca. Si bien, los baruleros venían observando desde una década atrás la reducción de los recursos marinos, fue únicamente hasta ese año que ellos decidieron conformar la primera asociación de pescadores, está se llamo “PESBARÚ”. Desde su inicio, la asociación integró alrededor de 180 pescadores con diferentes artes de pesca, que además de compartir la preocupación por la disminución del recurso pesquero, estaban interesados en establecer acuerdos para administrar las formas de extracción y uso de dichos recursos. El proceso de vinculación de los 180 pescadores, implicó que varios líderes de la comunidad se desplazaran casa por casa para comunicar la idea y convocar a la población. Una vez reunidos, los pescadores eligieron la junta directiva de la asociación y se construyeron los estatutos y las normas bajo las que actuarían todos los pescadores. Para el año 2002 aproximadamente, la asociación se conforma con personería jurídica y 24 acude a organizaciones como el SENA, el CEINER14, a académicos y activistas para fortalecer el conocimiento que tenían sobre la pesca y la organización social de comunidades afrodescendientes. De esta manera, los reglamentos de la asociación se fortalecieron y se empezaron a poner en práctica en la cotidianidad de los pescadores. La asociación apuntó al control sobre las prácticas de extracción de recursos marinos, por ejemplo se reafirmó la prohibición del uso de tacos de pólvora, se supervisaron las tallas de los peces que los pescadores vendían a la asociación, se explicaban los daños que generaba la pesca con trasmallo y la captura de especies hembras que estuvieran ovadas. Se aclararon algunos efectos generados por la contaminación que provenía del Canal del Dique, y se reflexionó sobre los impactos sociales que hoteles e industrias ocasionaron en la región. Además de esto, PESBARÚ implementó proyectos que aseguraron ingresos mensuales a los pescadores. A través de la realización de eventos, como rifas, fiestas entre otros, la asociación compró algunos refrigeradores que le permitieron auto comprar el producto para luego venderlo. Una vez llegaban de la faena de pesca, los pescadores entregaban los productos a la asociación y esta se encargaba de venderlos en el pueblo, a turistas o a algunos hoteles cercanos. La asociación también construyó un fondo de dinero que podía ser utilizado por los pescadores. Si en una faena de pesca, un pescador no capturaba o capturaba muy pocos recursos, o por ejemplo se enfermaba algún día y no salía a pescar, podía solicitar un préstamo al fondo de la asociación para comprar artículos de primera necesidad y cuando tuviera dinero pagar ese préstamo. PESBARÚ realizó varios proyectos que incrementaban el número de peces que un pescador capturaba en una faena. El más sobresaliente fue la construcción de siete “Pallaos” que fueron utilizados durante cuatro años. El “Pallao” es una técnica que consiste en ubicar una boya o señal en altamar para que los botes o lanchas la puedan ver. Además de la bolla, se instala un “sombrío” de madera que queda flotando y que atrae los peces pelágicos15. La bolla y el sombrío flotan sobre profundidades de 100 metros aproximadamente. La ventaja del sombrío radica en que a su estructura se van adhiriendo unas micro algas que sirven como un sistema de protección para los peces. Cuando se acumulan muchos peces, el pescador puede hacer unas capturas abundantes, entonces el esfuerzo en una faena de pesca se reduce pues siempre hay peces disponibles para capturar. Sin embargo, poder llegar hasta los Pallaos, le implicaba a los pescadores comprar bastante combustible para desplazarse hasta el sitio en dónde estaban ubicados, además varias especies de peces únicamente llegaban en unas épocas del año, lo que 14 15 Centro de Investigación, Educación y Recreación CEINER. Se denomina peces pelágicos a aquellos que especies que habitan en aguas medias cercanas a la superficie. 25 hacía que el Pallao solo fuera rentable en ese momento16. Durante 19 meses, el CEINER garantizó presupuesto y acompañamiento con investigadores para el desarrollo del proyecto. Después de este periodo, el CEINER no continuó financiando el proyecto y los pescadores no pudieron obtener dinero para mantener los pallaos y comprar combustible que les permitiera desplazarse hasta los mismos. Además, pescadores de comunidades vecinas como Bocachica, Caño del Oro entre otras, habían empezado a utilizar los pallaos para su beneficio. Para el año 2008, las condiciones socio económicas de los baruleros no les permitían vincularse a escenarios laborales estables que facilitaran destinar parte de sus ingresos a proyectos de la asociación. Esto, sumado al incrementó en el número de pescadores de comunidades vecinas que llegaban a la zona, a que el PNNCRS no reconocía las normas que los baruleros habían establecido para extraer y administrar recursos y además designaba la pesca como una actividad ilegal, fueron factores que no permitieron que los pescadores de PESBARÚ mantuvieran los acuerdos establecidos. A causa de esto, entre los pescadores de la asociación se produjeron varias crisis que no pudieron resolver. La suma de estos factores generó que hacia finales del año 2008 PESBARÚ se desintegrara. Casi dos años después de la desintegración de PESBARÚ, los pescadores del pueblo se organizaron nuevamente y establecieron formas de cooperación que respondían a cambios en el contexto local. Estos cambios estaban asociados a conflictos y divisiones entre los pescadores, a causa de las tensiones que habían surgido por la desintegración de la asociación; a las nuevas políticas del PNNCRS derivadas de la administración que se había posesionado en el año 2002; a la llegada de megaproyectos como Playa Blanca, Argos y Reficar en cercanías del pueblo; y al surgimiento de nuevas relaciones con la junta directiva del Consejo Comunitario del pueblo - B20. En este escenario, se crean cuatro asociaciones de pescadores que buscan por un lado, restablecer y proponer nuevos acuerdos para gobernar la extracción y el uso de recursos marinos; por otro, fortalecer las prácticas pesqueras como uno de los ejes económicos y culturales de la comunidad. La conformación de dichas asociaciones implicó varios procesos. Primero, la resolución de los conflictos entre los pescadores del pueblo. Segundo, la creación de nuevas alianzas entre grupos de pescadores. Tercero, la formulación de acciones y acuerdos concretos que promovían la conservación de los recursos, la realización de las prácticas La información sobre el Pallao se toma de la entrevista realizada a Gabriel Gómez, pescador de Barú y de un informe de Jaime Rojas, investigador de CEINER, sobre la investigación en acuicultura marina en Colombia. 16 26 tradicionales de pesca y la garantía de ingresos suficientes para satisfacer las necesidades básicas del contexto. Cuarto, el establecimiento de otras formas de negociación entre los pescadores, los líderes del Consejo Comunitario, el PNNCRS y las fundaciones y megaproyectos ubicados en la región. Las cuatro asociaciones que surgieron después de PESBARÚ han tenido diferencias notables en sus procesos organizativos, sin embargo, existen varios elementos que son comunes a todas. En este sentido, es importante conocer la conformación de las asociaciones, entender los aciertos y desaciertos en la cooperación y conocer por qué sus acuerdos no han sido eficaces en la cotidianidad. PESBARÚ17 En el año 2010, varios de los líderes de la antigua asociación PESPARBÚ realizaron una convocatoria casa por casa, para invitar a los pescadores del pueblo a varios encuentros en los que se debatió la importancia de asociarse nuevamente. La convocatoria implicó la negociación con varios pescadores que por la experiencia que habían tenido en la primera asociación, no querían volver a participar en ningún grupo. Sin embargo, a los encuentros asistieron alrededor de 40 personas que habían estado asociadas en PESBARÚ. Los líderes y demás pescadores reflexionaron acerca de los problemas que se habían presentado en la anterior asociación, de los beneficios del trabajo en grupo y estuvieron de acuerdo en que la manera más adecuada para responder a la disminución de recursos que estaban observando, era asociarse para establecer acuerdos que les permitieran fijar reglas sobre la extracción y el uso de los recursos marinos. Algunas de las ventajas que los pescadores señalaban del trabajo colectivo, eran la posibilidad de tener un fondo de ahorros en común, de auto comprar el producto, de supervisar las artes de pesca y de dialogar con otros actores. Para el año 2012, y después de un largo proceso de convocatoria y negociación, los pescadores deciden volver a asociarse utilizando la personería jurídica de PESBARÚ y los estatutos de dicha asociación. Este nuevo grupo de pescadores decide conservar el mismo nombre de la asociación como reconocimiento al trabajo que habían realizado varios años atrás. PESBARÚ integró alrededor de sesenta pescadores que utilizaban diferentes prácticas de pesca artesanal, ellos establecieron como objetivos principales de la asociación, la conservación de las prácticas tradicionales Utilizo la cursiva para referirme a la nueva asociación PESBARÚ. Así, se diferencia la primera asociación (PESBARÚ) y la segunda (PESBARÚ) 17 27 de pesca, la sostenibilidad del ecosistema marino y la seguridad de obtener ingresos que les permitieran suplir las necesidades básicas. Para cumplir estos objetivos mantuvieron las reglas de la primera asociación, por ejemplo se hizo énfasis en no utilizar artes de pesca nocivas para el ecosistema, como tacos de pólvora y boliches grandes; no capturar especies que fueran hembras y estuvieran ovadas; no capturar especies por debajo de la talla media de madurez sexual, no capturar especies en vía de extinción, y vender los productos capturados en la asociación. Además de esto, se estableció la supervisión estricta de los procesos administrativos y fiscales de la asociación. Por otro lado, se realizaron múltiples eventos para obtener recursos que les permitieron comprar dos refrigeradores y conformar un fondo para ayudar económicamente a los pescadores vinculados a PESBARÚ. El fondo se conformó con los ingresos que se han obtenido de la auto compra de los recursos pesqueros. Esta compra consiste en que los pescadores venden el producto a la asociación y esta se encargaba de venderlo en el pueblo o a compradores externos como hoteles o turistas. Con las ganancias de estas ventas se ha mantenido el fondo de ahorros comunal y se ha garantizado que los pescadores en todas las épocas del año reciban un ingreso por lo que capturan. Uno de los aspectos que diferencia a PESBARÚ de PESBARÚ, es que en la actualidad, la segunda asociación presta especial atención a los procesos administrativos y fiscales del grupo. Es decir, se hacen constantes supervisiones en las maneras como se invierte el presupuesto del grupo, y se hacen algunos acuerdos con compradores para obtener ingresos estables. Hoy en día, la asociación se ha articulado con entidades como el SENA, el CEINER y con algunas universidades para obtener capacitaciones en temas relacionados con la pesca, las sostenibilidad del medio ambiente, la organización comunitaria y la importancia del los grupos afrodescendientes para el país. Además, han realizado acuerdos con La Fundación Clinton, con el Hotel Bastión y con el proyecto Puerto Bahía para obtener lanchas, motores y otras herramientas de pesca. Estos acuerdos han sido útiles para los pescadores, pues el uso de lanchas con motor les permite desplazarse a lugares más lejanos sin incrementar el esfuerzo remando y capturar más peces en una faena. Sin embargo, los pescadores hacen énfasis al argumentar que estos actores han generado impactos negativos al ecosistema y a la comunidad. 28 La asociación cuenta únicamente con 4 lanchas con motor que son de uso comunal, los pescadores se turnan el uso de la mismas. Cada persona o grupo de pescadores tiene derecho a utilizar la lancha durante dos días seguidos, y por haber utilizado el bote debe destinar a la asociación una cuarta parte de los ingresos que obtenga en la faena. PESBARÚ cuenta con un reglamento interno en el que hay amonestaciones para quienes incurran en prácticas indebidas, por ejemplo: utilizar artes inadecuadas de pesca, capturar especies pequeñas, realizar agresiones verbales a otros compañeros, entre otras. Las sanciones van desde los llamados de atención, hasta la prohibición para utilizar las lanchas. Estas sanciones son impuestas dependiendo de la gravedad y de lo que decidan los pescadores en las reuniones. Los integrantes de la asociación tienen reuniones formales dos veces al mes. Sin embargo, en la cotidianidad tienen múltiples encuentros informales en los que se discuten problemas y avances de la asociación. Pescadores afrodescendientes de Tuntuneco En el año 2013 se conforma la asociación de Pescadores Afrodescendientes de Tuntuneco. Esta asociación agrupa alrededor de 35 pescadores que viven en el barrio de “Tuntuneco” en Barú. El proceso de conformación de la asociación se realizó a través de convocatorias al interior del barrio, casa por casa. Algunos de los líderes de esta asociación habían pertenecido a PESPABRÚ, sin embargo querían emprender una nueva organización con varios pescadores jóvenes. Los objetivos principales de esta asociación fueron el mantenimiento de las artes tradicionales de pesca, la sostenibilidad del ecosistema marino y la garantía de obtener ingresos que les permitieran suplir las necesidades básicas. Los pescadores afrodescendientes de tuntuneco manifestaron querer organizar una asociación distinta a PESBARÚ pues querían trabajar con las personas del barrio en el que vivían. Esto, porque conocían las problemáticas de sus vecinos de manera más cercana y la comunicación resultaba más fácil. Los acuerdos que esta asociación fijo en la extracción y uso de recursos marinos son muy similares a los de PESBARÚ, por ejemplo: está prohibido pescar con tacos de pólvora y usar boliches grandes en los que puedan afectarse peces pequeños; no pueden capturar especies hembras que estén ovadas; no deben capturar especies por debajo de la talla media de madurez sexual ni capturar especies en vía de extinción. Esta asociación aún no cuenta con un fondo de ahorros consolidado ni tampoco cuenta con refrigeradores para comprar los productos de los pescadores y venderlos. Sin embargo, en la actualidad están trabajando para poder crear un fondo, adquirir refrigeradores para almacenar el producto y 29 conseguir implementos de primeros auxilios pues los pescadores manifiestan que han ocurrido varios accidentes durante las faenas de pesca. La asociación cuenta con dos botes a motor que pueden ser utilizado por 2 o más personas durante 3 días. Si el pescador utiliza el bote a motor, debe entregar a la asociación una cuarta parte del dinero que obtenga en la faena de pesca. Durante los días en los que los pescadores no usan estos botes con motor, salen a pescar a remo en botes de fibra o de madera. Los integrantes de la asociación realizan encuentros formales una vez al mes aproximadamente. En estos encuentros se reflexiona sobre el número de capturas por especie, se analizan las problemáticas con el PNNCRS y se comparten algunas experiencias vividas durante las faenas de pesca. Al interior del grupo se establecieron unas sanciones específicas en los casos en los que los pescadores integrantes incumplan alguna normas. Por ejemplo, los pescadores deben pagar multas entre $5. 000 y $10. 000 mil pesos si no asisten a la reuniones; si alguien utiliza el bote a motor por más de 3 días se hace un llamado de atención y se cobra una multa de $ 10.000; si el pescador utiliza el bote a motor y no entrega una cuarta parte del ingreso que obtiene en la faena de pesca es expulsado de la asociación. Buzos del Bosque Durante el año 2013, varios de los líderes que vivían en el barrio “El Bosque” de Barú, se reunieron para discutir la importancia de conformar una asociación en la que se agruparan los pescadores que utilizaban principalmente el buceo artesanal como práctica de extracción de recursos marinos. En estas discusiones se explicó por qué el trabajo en grupo permitía realizar proyectos y propuestas más sólidas para interactuar con las dos asociaciones de pescadores que ya estaban consolidadas, y con otros actores que estaban en el territorio. Además, se argumentó que la asociación permitiría supervisar qué especies se capturaban y garantizaría algunos beneficios en los ingresos económicos de los pescadores. Para finales de este año, se conformó legalmente la “Asociación de Buzos del Bosque”. En la actualidad, integra alrededor de 47 pescadores, la mayoría son buzos que viven en el barrio El Bosque. La asociación tiene como objetivos principales la sostenibilidad del ecosistema marino, la garantía en el uso de las prácticas tradicionales de buceo y el apoyo económico y material para los pescadores. Para esto, se establecieron normas en las tallas de captura de especies como la langosta, pulpo y cangrejo. Esta asociación cuenta con una lancha a motor y cuatro botes en fibra que los pescadores pueden utilizar durante 1 día, solicitando un turno con anterioridad. Cada vez que se utilice la lancha o los botes, los pescadores deben aportar una cuota (que no es fija) de los ingresos obtenidos en la faena de pesca. Si alguno de los pescadores captura una especie con una talla 30 menor a la sugerida, utiliza alguna embarcación por más tiempo del permitido y no aporta un ingreso por utilizar las embarcaciones, puede ser sancionado a través de multas económicas que se establecen en las reuniones de la asociación. PABARÚ A finales del año 2013, se creó la asociación de pescadores PABARÚ. Esta asociación cuenta con 22 pescadores y tiene como objetivos principales establecer diálogos con los megaproyectos presentes en la región, concientizar a los pescadores acerca de la importancia de dejar “descansar” los recursos marinos, y crear nuevos proyectos económicos que permitan la relación con el ecosistema marino pero sin deteriorar los recursos. Para esto, PABARÚ promueve actividades eco turísticas, la inserción laboral de los pescadores en otros espacios laborales como albañiles, constructores, vigilantes, electricistas etc. PABARÚ también tiene establecidas unas normas claras en los métodos de extracción de recursos. Está prohibido utilizar tacos de pólvora, capturar especies ovadas y capturar especies por debajo de la talla media de madurez sexual. Si alguno de los pescadores no cumple estas normas, puede ser sancionado con la expulsión de la asociación. En Barú, además de las asociaciones de pescadores existe la Cooperativa Eco turística Ciénaga Azul. Esta cooperativa nace en el año 2005 con el objetivo de administrar la demanda y la oferta de recursos marinos en la Isla de Cholón, que está ubicada cerca al pueblo de Barú. La cooperativa asocia a 50 personas (hombres y mujeres ) todos del pueblo de Barú. Desde sus inicios, esta asociación estableció unos acuerdos fijos para la administración de la compra y la venta de los recursos pesqueros. De todos los pescadores de Barú, únicamente los que pertenecen a la cooperativa pueden vender directamente en Cholón las especies que capturen. Lo demás pescadores que quieran vender sus productos en esta Isla tienen que venderlos a los intermediarios, es decir a integrantes de la cooperativa que sí están autorizados para realizar ventas de productos a los compradores finales (turistas). Por otro lado, cada integrante tiene asignado un cliente o un turista y no puede vender productos a un cliente de otro compañero. La asignación consiste en que el turista escoge con cuál pescador quiere negociar, teniendo en cuenta referencias de otros turistas, u observando los productos que están a la venta. La cooperativa se encarga de comprar productos como bebidas alcohólicas, gaseosas y jugos y los distribuye a los pescadores o a las mujeres que preparan los alimentos, lo que no alcancen a vender debe devolverse a la cooperativa al final del día. Además de lo anterior, la cooperativa tiene como norma no comprar 31 especies de tallas inferiores a las establecidas por la AUNAP. Sin embargo, aunque en varias ocasiones se realiza el monitoreo y supervisión de los recursos cuando los pescadores van a venderlos en Cholón, en múltiples momentos está no se cumple. Lo anterior, por varios motivos. Primero, muchos de los pescadores que venden el producto a los integrantes de la cooperativa en Cholón capturan tallas pequeñas, si la gente de Cholón no compra los productos se pueden generar conflictos con los pescadores y además no habría qué ofrecer la los compradores finales. Segundo, en épocas de temporada alta, los turistas demandan pescados “plateros” o individuos de talla pequeña, esto genera incentivos tanto en el pescador como en el integrante de la cooperativa para que las normas relacionadas con el tamaño de la especie no se cumplan. Tercero, durante las faenas, los pescadores no siempre pueden capturar individuos del tamaño sugerido por las autoridades ambientales, esto, sumado a las tensiones socio económicas que viven los baruleros permite que en Cholón se comercialicen tallas pequeñas. En este sentido, la cooperativa no ha establecido sanciones estrictas para quien incumpla la norma. La cooperativa tiene establecidas otras reglas, por ejemplo, que no hayan discusiones delante de los turistas, robos o venta de estupefacientes. Si alguno de los miembros de esta asociación no cumple alguno de estos acuerdos puede ser sancionado. Las sanciones corresponde a la gravedad de la falta, por ejemplo: discusiones delante de turistas, 3 días sin poder trabajar; agresiones con arma blanca, 15 días sin poder ir a trabajar; vendedores de drogas, 1 mes sin ir a trabajar; robar algún objeto a los turistas, 1 mes sin ir a trabajar y $40.000 de multa. Los integrantes de este grupo se reúnen formalmente una vez al mes para discutir problemáticas o para formular proyectos que quieran implementar. Aunque las cuatro asociaciones y la cooperativa tienen normas establecidas frente a la extracción y el uso de recursos pesqueros, no hay ninguna delimitación de territorios marinos entre ellas, es decir, todas comparten los mismos bajos de pesca. En la cotidianidad, este es uno de los factores que hace difícil la efectividad de las normas de cada asociación, pues mientras los miembros de un grupo cumplen una norma, los integrantes de otro la pueden incumplir. Sumado a esto, varias de las tensiones que se produjeron al interior de la primera asociación (PESBARÚ) se mantienen entre los pescadores. Esto ha generado que el cumplimiento de las normas sea aún más complicado, pues algunos de los lideres no dialogan entre ellos. Sin embargo, las cuatro asociaciones se reúnen en algunas ocasiones para discutir sobre los impactos que los megaproyectos generan en la zona, la relación con el PNNCRS y la articulación con la junta del Consejo Comunitario del pueblo. Además, en estas reuniones se analizan 32 los logros o los desaciertos de cada una de los grupos de pescadores, para que entre todos se orienten acerca de logros o desaciertos en el cumplimiento de las normas. Los procesos colectivos de organización y la articulación entre las cuatro asociaciones de pescadores y los trabajadores en la Isla de Cholón, evidencian tres aspectos. Primero, que los pescadores de Barú no privilegian la maximización del bienestar individual, sino por el contrario cooperan para garantizar el bienestar colectivo. Segundo, que pese a que durante los últimos quince años ellos han privilegiado el trabajo en grupo para administrar los recursos pesqueros y han establecido normas para el uso de los mismos, estas no siempre han sido eficaces pues están sujetas a las tensiones socioeconómicas que viven los pescadores. Tercero, que los acuerdos de cooperación tienen como base las experiencias que los pescadores han vivido en el territorio, y además muestran las formas en las que ellos piensan y se apropian de los espacios que habitan diariamente. Varios autores ha explicado estos procesos colectivos en términos de estrategias de cooperación humana (Ostrom, 2000; Cárdenas; 2010) Se refieren a los escenarios en los que un grupo de personas que tiene acceso a un recurso de uso común crea formas de organización y estrategias colectivas para no agotar este bien (Ostrom, 2000). Aunque en Barú hay algunos pescadores que no pertenecen a ninguna asociación, la mayoría de ellos valora el trabajo en grupo y argumentan que estas formas de colaboración son las que podrían garantizar que los recursos pesqueros no se agotaran. Los principales incentivos que los pescadores encuentran al crear estas instituciones de autogestión, es que les permiten continuar desarrollando sus prácticas artesanales de pesca, utilizar el conocimiento que tienen sobre su territorio, construir canales de comunicación más directos y sencillos con los integrantes de la asociación y valorar diferentes alternativas sobre una problemática determinada. En la misma vía, Ostrom sugiere que para que las reglas planteadas en los acuerdos de cooperación sean eficaces y se mantengan en el tiempo, las asociaciones deben cumplir varios principios que les permitirán explotar el recurso sin que este se deteriore. El principio de anidación es útil para entender la relación entre las asociaciones y la cooperativa en Barú. Si bien, cada uno de estos grupos tiene reglas establecidas de manera clara es necesario que coordinen sistemáticamente su actuación para que el cumplimiento de las reglas sea eficaz. La anidación no debe darse únicamente entre las asociantes de pescadores, sino además debe incluir las demás instituciones que se encargan de la apropiación y supervisión de los recursos de uso común. 33 Los relatos que se obtuvieron durante el trabajo etnográfico, muestran la importancia que los pescadores le dan a la construcción colectiva de soluciones para enfrentar las problemáticas que viven en la actualidad, “...Piense lo siguiente, cada uno por su lado, no llegaríamos a ningún lugar. Hay personas que dicen que el pescador es egoísta por naturaleza y que daña los recursos, pero la verdad es que nosotros estamos organizados. Acá en Barú siempre hemos pensado que lo mejor es hacer trabajos en conjunto. Te voy a decir por qué, porque cuando el pescador trabaja en grupo logra hacer más cosas, hay más cabezas pensando, más alternativas, nos ayudamos nosotros y ayudamos a que no se nos agote el recurso. Entre todos construimos unos objetivos claros para la asociación…El problema es que las asociaciones no estamos tan articuladas, y además está Parques, otros pescadores, hay muchos actores acá que inciden…” Gabriel Gómez, pescador de Barú. La convivencia con la comunidad de Barú permitió entender que los acuerdos que establecen los grupos de pescadores, responden a largos procesos de ensayo y error en los ecosistemas de agua (Acheson, 1981; Arocha, 1999; Ostrom, 2000). Estos acuerdos se basan en la autonomía y conocimiento de su territorio, en sus valores y aspiraciones para que su entorno y su cultura material y simbólica no se deteriore (Batalla, 1995). En la práctica las normas y las sanciones de las asociaciones han sido dinámicas, y su cumplimiento ha estado sujeto a múltiples condiciones del contexto local. Así, los acuerdos de cooperación de estos grupos responden a las transformaciones sociales, económicas y ecológicas del contexto en el que se encuentran (Ostrom, 2000; Durán, 2007). Por ejemplo en los meses de marzo, julio y diciembre que corresponden a las temporadas en las que llega mayor número de turistas a la región, la demanda de productos del mar se incrementa y los pescadores tienen más incentivos para extraer mayor número de recursos y ser más flexibles en las tallas de captura de los mismos. Estos incentivos también están relacionados con la falta de oportunidades laborales por las que atraviesan los baruleros durante todo el año. Los pescadores de Barú argumentan que si pudieran articular los ingresos de la pesca, con otra actividad que les permitiera aprovechar el conocimiento que tienen del ecosistema marino y les garantizara unos ingresos fijos durante algunos meses del año, el cumplimiento de las normas sería más estricto. Relación entre las asociaciones de pescadores y los actores presentes en su territorio Como mencioné en el apartado anterior los acuerdos de cooperación de las asociaciones son flexibles pues están sujetos a diferentes factores del contexto local. Si bien, los pescadores tienen unos 34 objetivos claros en las asociaciones estos pueden re configurarse teniendo en cuenta los diferentes actores que están presentes en su territorio. En este sentido, es importante entender las alianzas, demandas, diálogos y conflictos entre los pescadores de Barú y la Junta Directiva del Consejo Comunitario - B20, los megaproyectos y fundaciones presentes en la zona, los turistas y compradores del producto y el estado local representado por el Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo. Si bien, existen más instituciones que representan al Estado local en Barú, el PNNCRS es la figura más representativa y la que toma más relevancia en las narrativas de los pescadores. Asociaciones de pescadores y junta directiva del Consejo Comunitario de BARÚ - B20 La relación entre las asociaciones de pescadores y la Junta Directiva del Consejo Comunitario de Barú - B2018 se caracteriza por constantes encuentros en los que los pescadores exponen su punto vista frente a problemáticas que afectan la actividad pesquera. Estos encuentros son espacios de diálogo y orientación en dónde las asociaciones y el B20 trabajan en conjunto para afrontar nuevas condiciones en los escenarios de pesca de los baruleros. Por ejemplo, se estructuran los reclamos y demandas hacia los megaproyecto como Puerto Bahía y El Cayao los cuales generan daños al ecosistema marino. Se analiza la relación entre los pescadores y fundaciones privadas presentes en la región. Se sugieren alternativas que garanticen la realización de las artes de pesca de los baruleros y al mismo tiempo que apunten a la sostenibilidad del ecosistema marino. Se reflexiona acerca del incremento de la presencia de pescadores vecinos en el territorio de los baruleros y sobre la sobreexplotación de los recursos pesqueros, además se expone cómo se han discutido estas problemáticas con los consejos comunitarios de los pueblos de la región. Se estudia la importancia de la titulación colectiva y cómo los modos de apropiación territorial no se limitan a la tierra, sino que incorporan el mar. Se cuestionan los pocos canales de discusión que se pueden construir con el PNNCRS y por último, se plantean formas de solucionar algunas tensiones que existen entre los pescadores y el B20. Cerca al pueblo de Barú se encuentran los megaproyectos de Puerto Bahía y El Cayao. El primero, es una terminal portuaria para el manejo de exportaciones e importaciones de hidrocarburos. El Cuando se conformó la junta directiva del Consejo Comunitario de Barú habían veinte integrantes por lo que se denominó B20. En la actualidad solo hay 17 integrantes, pero siguen utilizando la palabra B20. 18 35 segundo, es una concesión portuaria entre la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y la Sociedad Portuaria El Cayao, para la construcción y manejo de una planta de regasificación de gas natural. Tanto los pescadores, como los integrantes del B20 argumentan que estos dos megaproyectos han generado grandes impactos ambientales y sociales en el territorio de los baruleros, “Puerto Bahía y El Cayao son dos grandes megaproyectos que están llegando aquí, los dos han generado daños sociales y ambientales en nuestros sistemas de pesca y culturales, porque si afectan la pesca están afectando directamente la cultura del pueblo, por qué, porque la cultura son nuestras tradiciones... ” Edel Díaz, pescador de Barú. Algunos estudios de impacto ambiental, como el realizado por la Red Nacional de Veedurías, señalan que el Proyecto Puerto Callao afectaría varias hectáreas de manglares y generaría efectos negativos en el ecosistema marino y en los seres humanos, asociados a la contaminación que se produzca por las dinámicas propias de la empresa. Por esto, los pescadores han iniciado complejos procesos de demandas y reclamos frente a estos proyectos. En estos procesos, han acudido al derecho a la Consulta Previa e Informada para garantizar la participación de los baruleros y proteger su integridad cultural, social y económica. Los líderes del B20 han jugado un papel fundamental en la construcción de las demandas y diálogos con las empresas, pues han acompañado, asesorado y orientado a las asociaciones de pescadores. Aunque el acercamiento y la comunicación entre los baruleros y las empresas es lento y en muchas ocasiones la información no es clara, los megaproyectos han entregado una serie de compensaciones a los pescadores de barú, que si bien no mitigan los impactos ambientales y sociales, representan algunos beneficios económicos para los pescadores. El B20 cuenta con un comité de cultura y ambiente que ha trabajado junto a las asociaciones de pescadores para plantear alternativas que a la vez que garanticen la conservación de las prácticas tradicionales y artesanales de extracción de recursos pesqueros, apunten a la sostenibilidad del ecosistema marino. Uno de los líderes del B20 describe una de las estrategias planteadas, “Se le planteó al representante legal de buzos del bosque que podían armar proyectos que tuvieran un componente eco turístico, pero sin dejar la actividad de la pesca, porque la pesca hace parte de nuestra diversidad cultural. Por ejemplo, llevar a las personas a las raíces del manglar, que los buzos se articularan con Parques para que en el sector de Playeta, que es uno de los sectores donde más pescan los buzos del bosque porque lo conocen perfectamente, se delimitará un sector que fuera para zona de careteo. Entonces, cuándo hubiera turismo se iba a evitar pescar tanto porque se iba a llevar a los turistas a caretear…Es decir, mientras el buzo caretea y le muestra a los turistas dónde vive la langosta, mantiene su relación con el mar, 36 pero no agota el recurso. También, se propuso que hubiera un acuerdo de control con la entidad ambiental, porque de nada sirve que los pescadores de aquí estuvieran protegiendo un sector y por otro lado, otros pescadores estuvieran usando el producto” Wilner Gómez, grupo B20. En la agenda política del B20 la problemática de la sobrexplotación de recursos marinos ha tomado mayor relevancia en el último año. Por esto, algunos de sus integrantes han empezado a plantear discusiones sobre el estado actual de la pesca con las juntas de los consejos comunitarios de Ararca, Pasacaballos, Isla Grande e Islote. Las asociaciones de pescadores de Barú y el B20 piensan el problema de la sobrexplotación de recursos marinos como una dificultad colectiva que no solo tiene impactos para el pescador sino para el pueblo y para la región en general. En este sentido, pensar la sobrexplotación como un dilema colectivo sugiere acciones comunitarias de enfrentarla En casi todas las ocasiones que acompañe a los pescadores de Barú a una faena de pesca, puede observar a pescadores de comunidades vecinas extrayendo recursos pesqueros en los bajos de pesca de los baruleros. Si bien, los pescadores de Barú tienen claro que la presencia de estas comunidades en su territorio incrementa la explotación de recursos del mar, señalan que las relaciones de amistad y de afinidad les impiden generar cualquier tipo de conflicto con estos pescadores. Estos encuentros, más bien se desarrollan en marcos de solidaridad en los que los pescadores se desean buena suerte durante las faenas de pesca. Aunque en los encuentros entre las asociaciones de pescadores si se discute sobre la presencia de vecinos en los bajos de pesca de los baruleros, los pescadores de Barú son conscientes que esta es la fuente de ingresos de sus vecinos. En la actualidad, uno de los principales objetivos del B20 es obtener la titulación colectiva sobre el territorio de Barú. Varios de los líderes de las asociaciones de pescadores trabajan en este proyecto, pues aseguran que el territorio es un espacio que se construye por medio de la relación entre el ser humano y el ecosistema. En este sentido, una de las formas de construir territorio es a través de la realización de prácticas como la extracción, el uso y la administración de recursos pesqueros. Los vínculos entre las comunidades de pescadores y los espacios que habitan son el resultado de complejos sistemas simbólicos, culturales y biológicos en los que el pescador entiende al mar como parte fundamental de su territorio. Uno de los líderes de las asociaciones de pescadores expresó que: “Solamente la tierra no es territorio, es mucho más que el terreno, es adoptar los mangles, las ciénagas, el mar, donde hacemos nuestras prácticas y usos tradicionales, donde tenemos nuestras 37 experiencias de vida… y la pesca es una experiencia de vida para todos, no solo para los pescadores, sino para todos los baruleros. Todo eso de salir a pescar, identificar los bajos de pesca, salir en el bote desde los puertos, guiarse cuando uno va llegando, guiarse por los árboles, por la tierra, llegar con lo que uno coge en la faena y dejarlo aquí en Barú, todo eso es lo que yo llamo territorio…” Edel Díaz, pescador de Barú y líder del B20. Si bien, existen canales sólidos de articulación entre los integrantes del B20 y las asociaciones de pescadores, también se han presentan varias tensiones entre estos dos grupos. Las tensiones se enmarcan en discusiones por la autonomía entre uno y otro actor, por ejemplo, por quiénes y cómo deben administrar las compensaciones recibidas por el daño causado al ecosistema marino. Para mediar estas tensiones, tanto los pescadores como los integrantes del B20 realizan encuentros de negociación y evaluación para encontrar cuál es la mejor alternativa a la problemática en cuestión. Por ultimo en algunas de las discusiones entre las asociaciones de pescadores y el grupo B20, se ha reflexionado sobre los pocos espacios de diálogo que la administración del PNNCSB ha permitido con los pescadores de Barú. Aunque anteriormente hubo algunos acercamientos, en la actualidad el Parque no se ha articulado con el B20, ni con las asociaciones de pescadores para discutir aspectos relacionados con la extracción, uso y administración de recursos pesqueros. Relación entre las asociaciones de pescadores y el Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo. El Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo se establece en el Caribe colombiano en el año 1977 e incluye alrededor de 120.000 hectáreas. Este parque incorporó dentro de su jurisdicción gran parte de la región marina que los pescadores de Barú han utilizado por más de un siglo para extraer recursos pesqueros. Dentro de los objetivos de Parques Nacionales Naturales se destacan dos. El primero, garantizar la sostenibilidad de las especies y del ecosistema marino y terrestre; el segundo, proteger los usos y costumbres de los grupos humanos que hayan sido cobijados bajo su jurisdicción. Desde que la figura de PNN se establece sobre el área marina utilizada por los baruleros, conciliar estos dos objetivos ha sido una experiencia que los pescadores de este pueblo han vivido de manera confusa. Si bien, el PNNCRS que representa al estado en el contexto local ha establecido unas 38 zonas de veda en el mar que han contribuido a la protección de varias especies, el derecho de los pueblos afrodescendientes de realizar prácticas de pesca artesanal para su subsistencia no ha sido garantizado. Uno de los pescadores de Barú que durante años ha extraído recursos utilizando el arte de “línea de mano” señala qué piensa de la relación entre los baruleros y el PNNCRS, “Pues mira, la relación con parques tiene cosas buenas y cosas malas. Lo bueno y con lo que nosotros los pescadores de Barú si estamos de acuerdo, es que el gobierno… mejor dicho Parques ha hecho cosas buenas para proteger el ecosistema marino y eso está muy bien que nos ayuden a cuidar el ecosistema... Pero lo malo, y eso es lo más grave, es que a nosotros nadie nos dijo miren ustedes qué van a hacer cuándo no los dejemos pescar aquí… Pienso que lo que Parques a hecho es excluirnos y desplazarnos a nosotros de nuestro territorio ¿cómo se supone que yo, si siempre he sido pescador, voy a sobrevivir si ya no puedo pescar en los bajos de pesca a los que siempre fui a pescar?” Euclides Gómez, Pescador de Barú. Como se observa en el anterior relato, los pescadores de Barú tienen clara la importancia de que el Estado, a través de instituciones como PNN, implemente acciones para proteger el ecosistema marino. Sin embargo, en la actualidad el PNNCRS no ha garantizado mecanismos reales para la protección de las prácticas tradicionales de extracción de recursos pesqueros por parte de la comunidad de pescadores afrodescendientes de Barú. La falta de garantía de estos mecanismos causa afectaciones negativas a la identidad cultural y a la economía auto sostenible del pueblo. En varias de las conversaciones con los pescadores de Barú se evidencian los efectos que han tenido las acciones de conservación del ecosistema marino desarrolladas por el PNNCRS, en la cotidianidad de los pescadores: “Básicamente lo que sucede con Parques es lo siguiente, claro si tú prohíbes pescar una especie, la que sea, no se, langosta, pez loro, cualquiera, esa especie lógicamente se va a reproducir más… pero la idea es que al tiempo que se conserva la especie, también se conserve la cultura del pescador y nuestra cultura es la pesca con las artes que utilizamos aquí en el pueblo…Entonces si el gobierno le prohíbe pescar al pescador qué vamos a comer, de dónde vamos a sacar ingresos...Cuando tu le prohíbes pescar al pescador afectas su cultura y afectas sus ingresos, de qué vamos a vivir entonces... qué otras oportunidades laborales hay aquí, si ni siquiera tenemos una carretera para llegar a la ciudad…Aquí ha habido muchos problemas cuando los pescadores salen a pescar, los funcionarios de Parques les han decomisado herramientas, y hay mal trato por parte de ellos” Euclides Gómez, pescador de Barú Este relato evidencia que las políticas estatales que se implementan a través del PNNCRS implicaron el surgimiento de tensiones y conflictos entre los pescadores y los funcionarios del parque. Estos conflictos se caracterizaron por varios aspectos, por ejemplo se desconocieron las prácticas tradicionales y el uso de los bajos de pesca por parte de la gente de barú, y se privilegió un conocimiento experto que no validó ni incorporó el saber que los pescadores tienen sobre el ecosistema marino, 39 “Lo que más le molesta a uno como pescador es que nos sacarán de los lugares donde por tradición hemos pescado, y que además crean que uno no sabe cómo debe cuidar el mar y las especies que habitan el ecosistema. Claro, aquí también nos hemos equivocado porque no siempre se ha pescado de la mejor manera, pero acá en Barú se ha reflexionado mucho sobre ese tema y quién más sino el pescador que vive en el mar para saber como cuidar y conservar el ecosistema, pero parques cree que el único conocimiento que vale es el de ellos” Yesmin Ballestas, pescador de Barú. Por otro lado, el trabajo etnográfico evidencio que existe una ausencia en documentos estatales que aborden el tema de los procesos de conformación y agencia de las asociaciones de pescadores en Barú. Otro hallazgo importante, es que pese a que la figura del PNNCRS se implementa desde la década de setenta, solo hasta el año 2001 se generan programas de acercamiento e interacción con la comunidad barulera. Además de lo anterior, tanto del Estado Nacional como Parques han desarrollado leyes, acuerdos y programas de vigilancia, control y prohibición de las practicas de pesca de las comunidades de pescadores que utilizan los bajos de pesca ubicados en la jurisdicción del PNNCRS. De esta manera, en diferentes ocasiones los funcionarios del Parque le han decomisado a los pescadores implementos de pesca y recursos marinos19. Algunos autores explican que figuras estatales como los PNN han generado impactos sociales que producen conflictos en los territorios en los que operan (Ulloa, 2004; Durán, 2007; Serge, 2015) Esto, debido a que se privilegian programas con conocimientos técnicos y científicos que poco se adaptan a la realidad local y que no incorporan el saber de las comunidades. Duran sugiere que mientras las políticas de los parques se enfocan en mantener los ecosistemas como lugares in situ, de preservar especies y recursos y de sancionar cualquier actividad económica que se dé allí, ignoran que las Articulo 13 de la Ley 2 de 1959. Decreto ley 2811 de 1974 y Decreto reglamentario 622 de 1977. Articulo 332 del Código de los Recursos Naturales Renovables y de Protección al medio Ambiente. Inciso 3 del artículo 7 de la Ley 13 de 1990. Decreto Ley 3572 de 2011 19 40 comunidades que habitan estos espacios han realizado actividades tradicionales de extracción de recursos marinos durante décadas (Durán, 2007). Las sanciones a las actividades económicas de las que nos habla Durán tienen graves efectos en la forma en la que los pescadores perciben las acciones del Estado local. Si bien, los pescadores de Barú están de acuerdo con prohibir la captura de especies de tallas inferiores a las establecidas por la AUNAP, no comparten la idea de que sus prácticas tradicionales de pesca sean entendidas como acciones ilegales. El relato de uno de los pescadores muestra la forma en la que los baruleros creen el Estado entiende la pesca artesanal que ellos realizan en las áreas incorporadas en la región de PNNCRS, “Lo que los pescadores no podemos entender es cómo de un momento a otro, que nosotros pescáramos se convirtiera en algo ilegal, prohibido por parques... ¿si me hago entender? Esta bien que ellos pusieran normas para no perjudicar el ecosistema, pero no pueden decirte que una actividad que tu haz realizado durante toda la vida es ilegal ¿cómo va a ser ilegal algo que tú has practicado siempre en tu territorio de tu territorio?... eso yo no lo concibo. Sobre todo cuando en Barú los pescadores también tenemos asociaciones que buscan cuidar el ecosistema” Luis Alfonso Guerrero, pescador de Barú. El anterior relato evidencia como el PNNCRS es un nuevo marco de referencia para los pescadores, en tanto política estatal que problematiza y prohíbe las prácticas de pesca artesanal de la comunidad de Barú en los bajos de pesca que fueron incluidos dentro de su jurisdicción. Esta política cuestiona y entra en tensión con los marcos de referencia de los pescadores, quienes entienden la pesca artesanal como un actividad legal y vital para sus relaciones económicas y sociales. La tensión entre los dos marcos de referencia produce una disputa acerca de quiénes y cómo se deben administrar los recursos marinos. Esta disputa ha generado resultados contradictorios en la gobernanza del territorio que se evidencian en dos aspectos. Por un lado, la política estatal de protección de especies no ha sido del todo eficaz, pues tanto baruleros como pescadores de comunidades vecinas siguen extrayendo recursos con tallas inferiores. Por el otro, la presencia de el PNNCRS a afectado las prácticas culturales y económicas de la comunidad de Barú. Varios autores advierten que los PNN impulsan un orden social sobre el territorio y las personas que lo ocupan, pues estos espacios son considerados como ambientes caóticos que necesitan la administración y regulación del estado para el mantenimiento del recurso natural, “Es que yo siempre lo he dicho parques no es claro, no trae nada bueno, no se sabe si quiere ayudarnos o no… Ellos están anulando que aquí hay pescadores que tienen iniciativas de administrar y 41 cuidar los recursos, entre más nos desconozcan más conflicto va a haber…” Pescador No 3, pescador de Barú Como muestra este relato las políticas desarrolladas por el PNNCRS generaron conflictos al no tener en cuenta que en Barú existen cuatro asociaciones de pescadores que trabajan en la administración de los recursos marinos, y se enfocan en la sostenibilidad del ecosistema y la garantía de las prácticas de pesca de la comunidad. En contextos como el barulero, varios autores señalan que las formas de gobierno como el manejo comunitario ofrecen ventajas comparativas para administrar recursos comunes que el Estado o el mercado no podrían superar (Cárdenas, 2010). Esto, por los altos costos de transacción que se generan en la información asimétrica acerca de las acciones de los miembros de la comunidad y en la creación y el sostenimiento de figuras o instituciones que administren los recursos de uso común (Ostrom, 2000; Cárdenas, 2010; Duran, 2007). Sin embargo, Ostrom advierte que para que las normas de las organizaciones comunitarias sean eficaces deben tener un reconocimiento mínimo por parte de gobiernos locales y nacionales. “Lo que creo que sería muy útil es que parques incorporará o permitiera que las asociaciones de pescadores de Barú organizaran lo relacionado a nuestros bajos de pesca, porque el problema es que nadie cree en parques entonces así es difícil cualquier acción de conservación. Uno respeta aquí al representante legal, a los que conoce…Podría ser que parques impulsará a las asociaciones, nuestras normas, lo que hemos construido o que se trabajará en conjunto” Pescador No 4, de Barú Los testimonio recogidos en este documento, dejan ver la importancia de incorporar a las políticas públicas los acuerdos y normas presentes en la comunidad. El concepto de eficacia simbólica resulta útil para señalar que la validez de las acciones estatales, de instituciones, normas, sanciones y estrategias de cooperación, depende de las experiencias de los individuos en cada contexto y del valor y aceptación que estas acciones tienen con relación al sistema en el que se desarrollan (Durkheim, 1986; Lévi Strauss, 1987; Ostrom 2000; Cárdenas, 2010). De ahí, que la efectividad de las acciones estatales esté sujeta a que los formuladores de política conozcan los valores de las personas, las rutinas diarias, las enemistades, los pactos y alianzas de los pescadores de Barú. De lo contrario, esta comunidad observará las acciones del Estado como estrategias lejanas, que desconocen el contexto local y que no validan sus formas de organización política y social. 42 Reflexiones finales. Recomendaciones para el diseño de una política pública. Esta investigación explicó cómo una comunidad de pescadores afrodescendientes del Caribe colombiano construyó acuerdos colectivos, para enfrentar los problemas derivados del uso de los recursos comunes pesqueros. Demostró que los pescadores acuden a acuerdos de cooperación, como la conformación de las asociaciones, la cooperativa y el establecimiento de normas y sanciones para administrar los recursos marinos, trabajar por la sostenibilidad del ecosistema y mantener las prácticas culturales del pueblo. Este escrito advirtió que en múltiples ocasiones estos acuerdos no han sido eficaces, pues su cumplimiento no depende únicamente de la acción de los pescadores, sino de las tensiones socio económicas que ellos en su cotidianidad, de la articulación entre el Estado Local, compradores de recursos marinos, otras comunidades de pescadores, proyectos industriales ubicados en la región y derechos de propiedad de uno u otro actor. El cumplimiento de las normas, también depende de los diálogos y conflictos entre los pescadores de Barú y el B20. De la misma manera, la investigación hizo énfasis en que la figura del PNNCRS ha generado disputas entre el Estado local y la comunidad de Barú, en torno a quiénes y cómo se debería gobernar el territorio. En este sentido, el Estado local debe proponer políticas que se ajusten a la realidad del contexto e incorporen las formas culturales, de gobierno y administración de las comunidades que han habitado el territorio. A lo largo de este documento, se evidenció cómo la etnografía es una herramienta útil para el análisis y formulación de políticas públicas; que además, permite la acción conjunta entre el investigador y las comunidades. De ahí, que la etnografía al servicio de la política pública refleje un ejercicio de ciudadanía, pues implica deberes y responsabilidades con los sujetos investigados. Esta investigación establece las siguientes recomendaciones para la formulación de una política pública que garantice la sostenibilidad del ecosistema marino, y proteja las prácticas culturales y económicas asociadas a la pesca artesanal de Barú. Primero, que el Estado local representado por el PNNCRS desarrolle políticas de coomanejo. Es decir, arreglos institucionales en los que los derechos y deberes sobre los recursos sean compartidos por las autoridades ambientales y las comunidades. Esto es, que las cuatro asociaciones de pescadores, la cooperativa y el B20 sean actores decisivos en las acciones que se desarrollan cotidianamente para administrar los recursos pesqueros. En este sentido, se deben articular procesos ecológicos, procesos comunitarios y procesos estatales. 43 Segundo, que el PNNCRS propicie encuentros entre las asociaciones de pescadores de Barú, la junta directiva del Consejo Comunitario de Barú – B20, y los pescadores y juntas directivas de comunidades vecinas que hacen uso de los bajos de pesca en dónde los baruleros han pescado tradicionalmente. Tercero, que el PNNCRS, la AUNAP, el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible y las asociaciones de pescadores de Barú realicen estrategias de control y monitoreo a los consumidores y compradores de recursos marinos. Cuarto, que el PNNCRS y el Estado local apoye los proyectos de eco turismo que la comunidad de Barú se ha propuesto realizar. Estos proyectos pueden ser desarrollados a través de actividades como careteo, caminatas para enseñar el paisaje, venta de artesanías, visitas a zonas marinas, entre otras. Por ultimo, que en estos proyectos de coomanejo, el Estado Local realice un acompañamiento en el que se le explique a los turistas que la comunidad de Barú que administra los ecosistemas marinos, tiene formas de organización social y política propias que no pueden desconocerse. Agradecimientos Este trabajo se llevó a cabo con la ayuda de una subvención del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC), Ottawa, Canadá, como parte del proyecto Basic Sea Interaction with Communities in the coastal zone of Cartagena, Colombia (BASIC Cartagena). Referentes Bibliográficos Acheson, J. (1981). Anthropology of fishing. Departamento de antropología, Universidad de Maine. Maine. Arocha, J. (1999). “Ananse en estéreos y mares”. En Ombligados de Ananse. Hilos ancestrales y modernos en el pacífico colombiano. 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